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ACTIVIDADES DE LA SEGUNDA SEMANA

El Texto
Actividades para subir a la plataforma.

I Lee cuidadosamente el siguiente texto, y realiza las actividades que se


piden al final de la misma.

Las 8 cosas que la gente exitosa tiene en común (como decir


no a todo)
AUTORA : MART JIMÉNEZ SERRANO

Las personas exitosas, sean del ámbito profesional que sean, comparten una
serie de características que les distingue sobre el resto de sus compañeros

Como afirma el propio autor, Eric Barker ha publicado numerosos artículos


acerca de las estrategias que sigue la gente de éxito. Ha escrito sobre artistas,
científicos, hombres de negocios, líderes…

En un artículo publicado recientemente en The Week echa la vista atrás,


analiza dichos artículos y extrae una serie de conclusiones acerca de las
características comunes de la gente que tiene éxito, sean del ámbito
profesional que sean. Estos son los puntos que Barker considera más
importantes.

1. Estar ocupado

En el libro Daily Rituals: How Artists Work se examinan los hábitos de trabajo
de diferentes escritores, artistas y científicos, y se llega a la conclusión de que
todos tienen un ritmo incesante de trabajo. Así, se afirma en el libro: “De un
modo u otro, todos los grandes hombres acaban pareciéndose. Nunca dejan de
trabajar. Nunca pierden un minuto”.

Lo mismo sucede con los hombres de negocios. En el libro Managing with


Power: Politics and Influence in Organizations se cita un estudio realizado por
John Kotter en el que se observó que los principales jefes de la industria
trabajaban unas diez horas al día.

La capacidad de trabajo –para la que se requiere fuerza y energía– resulta ser


fundamental en las personas de éxito.

2. Saber decir que no

El empresario e influyente hombre de negocios estadounidense Warren Buffett


lo tenía muy claro: “La diferencia entre la gente exitosa y la gente muy exitosa
es que la gente muy exitosa dice que ‘no’ a prácticamente todo”.

En su libro Creativity el autor Csikszentmihalyi hace notar el gran número de


personas que declinaron la oferta de aparecer en el libro. ¿Por qué? Estaban
muy ocupados con sus propios proyectos como para participar en otro.

El éxito requiere concentración, y la concentración supone decir que no a


muchas distracciones.

3. Conocerse a uno mismo

Debemos ignorar nuestras debilidades y potenciar nuestras virtudes. Así lo dice


Pete Drucker en su ensayo Managing Oneself: “Identifica las oportunidades de
mejora y no gastes el tiempo cultivando áreas en las que tienes poca
competencia. Concéntrate en tus fortalezas”.

4. Cultivar los contactos

Nadie llega a la cabeza solo, y tener una buena red de contactos y amigos es
fundamental para triunfar. Haz que la gente esté a gusto a tu alrededor, sé un
ser sociable, invita a cenar, quédate con los nombres, haz amigos. Si eres
amable y simpático con los demás, estos terminarán por devolverte el buen
gesto.

5. Generar la buena suerte

Según estudió Richard Wiseman en Luck Factor, hay ciertas personalidades


que atraen a la suerte porque se comportan de un modo que maximiza la
posibilidad de verse frente a buenas oportunidades. Siendo más extrovertido,
abierto a nuevas ideas, optimistas e instintivos, la gente afortunada genera sus
propias posibilidades de triunfar.

6. Tener determinación

La creatividad y la inteligencia son muy importantes, pero la perseverancia y el


convencimiento en lo que uno hace son, si cabe, más fundamentales. Así se
explica en el libro Creating Minds: An Anatomy of Creativity Seen Through the
Lives of Freud, Einstein, Picasso, Stravinsky, Eliot, Graham, and Ghandi:
“cuando ellos [las personas de éxito] fracasan, no pierden el tiempo
lamentándose, culpándose o, en caso extremo, tirando la toalla. En lugar de
eso, contemplan el fracaso como una experiencia didáctica de la que extraen
lecciones para futuros proyectos”.

7. Cometer maravillosos errores

Los errores son esenciales, si sabemos aprender de ellos. De hecho, Winston


Churchill definía el éxito como “la habilidad para ir de fracaso en fracaso sin
perder el entusiasmo”.

La gente que a la primera de cambio pierde las ganas o que se deja


amedrentar por aquello que no le sale bien enseguida deja de ser perseverante
y se ve abocada al fracaso.

8. Elige uno o varios mentores

Nadie aprende a desenvolverse en el ámbito en que quiere triunfar por su


cuenta y riesgo. Según Barker, puede ser difícil aprender de los libros y, para
colmo, internet ha hecho difícil separar la realidad de la ficción. Por eso es
fundamental un maestro Yoda que nos dé algunas claves, consejos y trucos
que nos ayuden en nuestro camino. Cuando alguien, desde el inicio, nos
enseña a hacer las cosas bien, sin darnos tiempo a tener hábitos viciados o
manías perniciosas, nos enseña una lección impagable.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-06-08/las-8-
cosas-que-la-gente-exitosa-tiene-en-comun-como-decir-no-a-todo_140978/

Actividades.

1.- ¿Cuál es el propósito o intención comunicativa del autor de este texto?


2.- Explica a qué se refiere la expresión “La creatividad y la inteligencia son muy
importantes, pero la perseverancia y el convencimiento en lo que uno hace son, si
cabe, más fundamentales”, que aparece en la sexta cosa. (Con tus propias palabras)

3.- Determina cuál de los párrafos ha sido desarrollado casi exclusivamente por
objeción. Ilustra tu respuesta.

II. Lee y analiza el siguiente texto y luego realiza una paráfrasis.

Breve historia del baño diario y la higiene personal


Por: REDACCIÓN ALMOMENTO.NETFecha: marzo 16, 2015En: Salud6 Comments

Por: HECTOR SILVESTRE HIJO http://almomento.net/breve-historia-del-bano-diario-y-


la-higiene-personal/82801

En el mundo civilizado de hoy el baño diario es visto como algo muy común,
normal y hasta en cierto modo indispensable. La higiene personal es el
concepto fundamental a la hora de hablar de aseo, limpieza y cuidado de
nuestro cuerpo. Pero todo esto no siempre fue así.

Los antiguos egipcios y hebreos ignoraban la existencia del jabón. En su lugar


usaba una arcilla espumosa para higienizar el cuerpo.

Tanto en Egipto, como en Grecia y en Roma el baño adquirió implicaciones de


carácter religioso, de poder y riqueza. Los faraones, reyes y emperadores
usaban desde leche de cabra hasta los más finos aceites y cremas para el
cuidado de la piel.

Sin embargo algunos griegos detestaban el baño ya que, según ellos, el aseo
personal era símbolo de debilidad y flaqueza. A pesar de ello los helenos
rindieron honor a la diosa Higía, protectora de la salud y la limpieza, y de cuyo
nombre deriva la palabra “higiene”.

En la antigua Roma la cultura del baño alcanzó gran significación. Los


emperadores romanos llegaron a construir baños públicos, llamados las termas
romanas, donde podían juntarse entre 2,500 y 3,000 personas por día. Estas
asombrosas instalaciones disponían de agua fría y caliente, masajistas y
cremas perfumadas.

Las cosas empezaron a cambiar a partir de la Edad Media. Con la expansión


de las grandes pandemias y enfermedades se pensó que el agua era el
transportador por excelencia de las infecciones. Los muy concurridos baños
públicos empezaron a desaparecer.

A partir de aquí surge el baño “en seco”, que consistía en pasarse un paño
seco por las partes más expuestas del cuerpo, cara, brazos, etc.

A esto se le sumo la actitud de la Iglesia hacia el baño, ya que los más


connotados líderes religiosos consideraban el aseo como “un lujo innecesario y
pecaminoso”.

Con el fortalecimiento del cristianismo, el baño fue abandonado casi por


completo en toda Europa.

Paradójicamente el Renacimiento no le puso interés al cuidado del cuerpo e


higiene personal.

En 1492, como resultado del primero de tres viajes de Cristóbal Colón, se


produjo un choque de civilizaciones que cambiaría el transcurso de la
humanidad. Cuando Colón y sus subalternos llegaron al “Nuevo Mundo” una de
las primeras cosas que observaron en los nativos era su amor por la naturaleza
y por el baño diario en las zonas donde había agua. Era asombroso para los
españoles observar como los indígenas disfrutaban el baño en las caudalosas
y refrescantes aguas de los ríos todas las veces que les fuera posible durante
el día.

A pesar de que eran vistos como inferiores, Hernán Cortés no pudo disimular
su asombro por la higiene en el recién “descubierto” Continente.

Diego de Landa, misionero español, observó que en el sur de México “los


indoamericanos se bañaban mucho y que eran amigos de buenos olores y que
por eso usaban ramilletes de flores y yerbas olorosas…”
Landa también contempló, con notorio asombro, que “los indoamericanos se
lavan las manos y la boca después de comer”. Costumbre casi inexistente en el
Viejo Continente.

Cuando los informes llegaron a España la Reina Isabel dictó la siguiente orden:
“No deberán bañarse con tanta frecuencia como hasta aquí lo han hecho
porque, según nuestros informes, les causa mucho daño”.

Vespucio registró sobre las nativas lo siguiente: “No tienen nada defectuoso en
sus cuerpos, hermosos y limpios…”

A pesar de todo la pobre y escasa higiene europea fue motivo de preocupación


para muy contados pensadores de la época, entre ellos el filosofo y político
francés Michael de Montaigne, cuando, entre otras cosas, escribió: “Estimo que
es saludable bañarse, y creo que algunos defectos de nuestra salud se deben
por haber perdido la costumbre, generalmente observada en el pasado, de
lavarse el cuerpo todos los días”.

Entre los siglos XI y XII los árabes llevaron a España, y luego a Italia: el
PERFUME. Que, aunque inventado miles de años antes, había desaparecido
de Europa a partir de la expansión del cristianismo a raíz de la caída del
imperio romano.

La llegada del perfume a Europa fue todo un éxito comercial. A medida que
disminuía el interés por el baño aumentaba la demanda del “nuevo” líquido
aromático para disimular los malos olores del cuerpo. Mientras más fuerte y
potente el perfume, mejor!

Luis XIV de Francia se bañaba únicamente por recomendaciones de su doctor.


En esos tiempos las damas más entusiastas del aseo se bañaban, como
mucho, dos veces por año. “El hombre debía oler a aguardiente, sudor y
tabaco” era un refrán popular de la época.

Durante el siglo XVI los médicos creían que al agua, y muy en especial el agua
tibia, debilitaba los órganos y dejaba el cuerpo humano expuesto a las
enfermedades más contagiosas.
Los franceses consideraban el baño una actividad poco saludable. El Palacio
de Versalles, construido entre 1661 y 1692 bajo las órdenes de Luis XIV, uno
de los complejos arquitectónicos más impresionantes de Europa, no tenía un
solo baño.

Al final los europeos se llevaron aparte de la gran parte del oro Americano, la
higiene y el baño diario.

Nota: De manera individual, debes realizar las actividades de


autoevaluación que aparecen en el libro de texto, en la página 238.
Es un ejercicio de selección múltiple. No tienes que subirlas a la
plataforma.

De igual manera, vuelvo a recomendarte que es importante que


leas y reflexiones sobre los consejos que da Cassany para
escribir frases eficientes. Esto no lo vas a subir en la plataforma.

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