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214 Unidad 7 La éti

ca Y los valores

Los valo
Los valoresres
sonson
objcrea .
1 1

rJ ti ciones humanas, Y sólo existen si se realizan en el hombre.


es suprahumana e vos, _pero su objetividad es humana y social, la objetividad no
' no trasciende el ámbito del hombre como ser histórico-social.17
ffl
Ten·1a 2 Sobre la crisis de valores
Uno
se de losa probl
refiere la e~as.fund amentales de la axiología o teoría de los valores es el que
~ización de los v~lores: ¿en qué forma el hombre puede realizar los
Val
qu ores. que
dº .su socied ad reqwere?,
- ¿con qué medios
. cuenta para ello? ... Es importante
evale1m tvtduo, además de conocer o intuir lo valioso, lo ponga en práctica. Cuando
1osd. ores
. elevados no · se realºizan o se postergan, cuando no existe
. una conciencia de
1ª igrudad humana, surge lo que se llama una "crisis de valores~
Lª. cns1S
· · d. e valores es algo q~e se da en la sociedad de nuestro tiempo. Hoy
se ªstste a una cri_sis de valores. Vivimos una época, como dice Samuel Ramos,
de grandes convulsiones morales que alcanzan todos los órdenes de la existencia
humana Y que en el campo del espíritu ha·determinado una confusión de ideas y
valores. · .

La civilización se rige por los va!~res material~s y parecen no interesarle los valores
humanos. Su tipo representativo es la sociedad burguesa. Tras- un esfuerzo secular,
la inteligencia llegó a crear una admirable técnica sin precedente en la historia. Y
ha sido tan desproporcionado el crecimiento y tan maravillosos los resultados que
bien pronto su creador l~s ei~vó, de medios qu~ eran, a la categoría de fines.Todas
las actividades de la vida y la .cult~ra han sufrido a causa de este equívoco.'ª
Figura 7. 15 Los valores son creacio-
nes del hombre histórico y social. - Así, los profund<;>s cambios q~e la sociedad actual ha sufrido traen consigo una
crisis de valores humanos. Según Erich Fromm,•asistimos a un proceso de cuan-
tificación y abstractificadlm. ·Estos fenó(Ill;!nos entrañan una despersonalización
y una deshumanizaci~n. "Ac~alm~nte, cuando sólo el 20% de ·'nuestra población
labora por sí misma, el resto.trabaja para algún otro, y la vida del hombre depende
de alguien que le paga ~tsal_ario o sueld..R~ Per<>tmejor diríamos 'algo' y no alguien,
porque el trabajador, es contrata4o y ;e mpleado por una institución cuyos directores
19
son partes impersonales de la empresa~
En virtud de esta ab.stractificaciói:i, se spslayan o se borran las relaciones con la
concreción y singúiaridad de las cosas y de las personas. Por ejemplo; cuando ha-
blamos d~ un "puen~e de.tres,.millones de pesos~ no nos referimos nra su ·utilidad
ni a su belleza, es decir a sus cualidade~ _c oncretas, sino que se h~bla de :él como
una mercancía cú}'a Utilida~ es el valor•en cambio, expresado en una cantidad de
dinero. .
De esta manera, en el mundo contemporáneo, las cosas se estiman como mercan-
clas. Incluso, nos advierte Erich Frpmm, la abstractificación también se manifiesta ·•
en los fenómenos que no ·~ !\ mercancfas o cosas que se venden en er mercado,
por ejemplo: un terréinoto. Respecto a esto, los periódicos publicarán encabezados
que hablarán de una "catástrofe de un millón de dólares: enfatizando el elemento

l7 Cfr. Adolfo Sánchez VáZquez. op. cit.


11 cfr. SamW!I Ramos, Hada un nuevo humanismo, M~ico, FCE, 1962.
" cfr. Erich 'i=romm, Pslcoandlisls de la sociedad contempordnea, México, FCE.
Tema I ::»0 1:u-= 1• .. . '• • -

l"t ti os como son el sufrí-


cuantitativo abstracto y no los aspectos concretos o cua l a v
miento humano, etcétera. . í ofundas que se
Para Erich Fromm, el proceso de abstractifidcación \1e~~ r~~;i~~rde todo cuadro
remontan a los orígenes mismos de la era mo erna, a a iso
concreto de referencia en el proceso de la vida.
Las magnitudes con que tratamos son cifras y abstracciones; r~basan con mucho
los límites que permitiría alcanzar cualquier tipo de experiencia concreta. No
ha quedado ningún cuadro de referencia que sea manejable, observable, que
se adapte a las dimensiones humanas. Mientras nuestros ojos y nuestros ofdos
reciben impresiones sólo en proporciones humanamente manejables, nuestro
concepto del mundo ha perdido precisamente esa cualiaad, ya no corresponde a
nuestras dimensiones humanas.20

Ligado al proceso de abstractificación (que hemos explicado brevemente) es_tá


-como expresión de la crisis moral de nuestro tiempo- el fenómeno de la ena¡e-
nación ya estudiado por Carlos Marx y otros autores. "Entendemos por enajena-
ción -dice Erich Fromm- un modo de experiencia en que la persona se siente a sí
misma como un extraño. Podría decirse que ha sido enajenado de sí mismo~ 21
La enajenación, tal como la encontramos en una sociedad moderna, es casi total,
pues impregna las relaciones del hombre con su trabajo, con las cosas que consu-
me, con el Estado, con sus semejantes y consigo mismo.
Por ejemplo, el consumismo es uno de los fenómenos típicos de nuestro tiempo.
Hay, como observa Erich Fromm, una pasión por el dinero, un afán por consumir
donde se le da preferencia al tener sobre el ser. Adquirimos las cosas con el puro
afán de poseerlas. Las adquirimos para tenerlas. Al consumir las cosas perdemos
contacto con las cosas reales. Por ejemplo, con una botella o bote de cerveza b~be-
mos la imagen de la bella y sensual rubia del anuncio. De esta manera "consumir es
esencialmente satisfacer fantasías artificialmente estimuladas, una creación de la
fantasía ajena a nuestro ser real y concreto~ 22
Por otra parte, esta crisis de la cultura occidental ha planteado en los
filósofos de la liberación posturas radicales. Franz Fanon, por ejemplo,
enarbola la consigna de crear un hombre nuevo capaz de sliperar las ta-
ras, vicios y actitudes colonialistas de los hombres del Viejo Continente:

Si queremos transformar a África en una nueva Europa, a América en


una nueva Europa, confiemos entonces a los europeos los destinos
de nuestros países. Sabrán hacerlo mejor que los mejor dotados de
nosotros. Pero si queremos que la humanidad avance con audacia, si
queremos elevarla a un nivel distinto del que le ha impuesto Europa,
entonces hay que inventar, hay que descubrir.
...
[ ]
Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compañeros,
hay que cambiar de piel, desarrollar: un pensamiento núevo, tratar de
crear un hombre nuevo. 23

20 ldem.
21
/dem.
22 ldem.
23
Figura 7.16 En la sociedad contemporánea las cv-
Cfr. Franz Fanon, Los condenados de la Tierra, prólogo de Jean-Paul Sartre, México, FCE sas y los seres se tienden a valorar como "l'T'€1'as
(Popular/Tiempo Presente), 1986. mercanclas•.
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ca Y los valores

Así, la crisis de valores plantea el problema de promover cambios, alternativas ,~


~ara un mejor desarrollo moral, verdaderamente humano, de los hombres Y mu-. r
Jeres.
La ética, al reflexionar sobre estos problemas, nos lleva a cobrar conciencia Y a ·
pugnar por un mundo mejor.
\

Valores universales
1~
ll J
/ Pese a los cambios históricos que sufre la moral, se perciben valores que podemos
concebir como "universales~ Los lle.maremos universales porque "abarcan el con-
junto de fenómenos que poseen una significación positiva para el desarrollo pro-
gresivo de la comunidad planetaria en general".2''
Lo que cambia en estos valores universales son los diversos contenidos que his-

'""'
-~ ,o@<'

E tóricamente se les ha venido dando, por ejemplo, la justicia entre los griegos, en-
tre los romanos o entre los antiguos mexicanos. Por ello se dice que "en el plano

\
I
conceptual pocos discutirán que la justicia, la fraternidad, la bondad o la belleza

r son valores").25 Pero debemos tener en cuenta que los valores universales no con-
forman un sistema absoluto e inmutable, sino que se caracterizan por ser históricos
Y por ende cambiantes, que se encuentran concretando siempre su contenido en
el momento histórico que vive la humanidad. Lo importante, como señala Juliana
González, es que los valores son fuerzas cohesivas que prestan universalidad a la
existencia-humana. 26 Los valores del presente son, en gran medida, los valores del
Figura 7. 17 Fray Bartolomé de Las

r Casas, defensor de los derechos in- pasado, de la herencia humanística de nuestra comunidad histórica: los valores
dígenas. que se han ido realizando y recreando en el tiempo: los valores de siempre: la paz,
la racionalidad, el amor, la justicia, la bondad, la libertad, la tolerancia, etc. Estos
valores no son cancelables. La verdadera mutación o cambio ha de darse más bien
en el sujeto del valor.27
Ahora hagamos un breve asomo a algunos de estos valores que consideramos
universales, haciendo la aclaración de que su enumeración no obedece a un criterio

e jerárquico.

La justicia
Q Uno de los valores tenazmente perseguidos por la humanidad ha sido la justicia.
Antes de que Platón propusiera su utopía de un Estado ideal basado en la justicia,
los an,~wos poetas y estadistas griegos ~e preocupaban por obtenerla. "Tirteo, el
D espartano; desde su punto de vista conservador, había cifrado el qrden perfecto en
la tradición de Esparta. Salón, remontándose por encima de esta concepción, deri-
28
vaba la polis (ciudad) de los eternos postulados de la razón moral".
r La justicia constituye el principio normativo fundamental de la vida comunitaria,
contribuye a dirimir los conflictos originados al fragor de la convivencia humana.
El valor de la justicia, en su contenido humanista, se vincula con el de la dignidad

24 José R. Fabelo Corso, Los valores y sus desafíos actuales, uAP; México, 2001, p. 95.
25 ldem. .
7. 1e La justicia constituye el 2111 Juliana González. Elethos, destino del hombre, México, uNAM/Fa, 1997, p. 71.
¡»,ijiP~ fundamental de 27 ldem.
lit~ 21 w. Jaeger, Paideia, los ideales de la cultura griega, México, FCE, , 967, p. 593.
._
.... ~---
M::-..·~---·
.: . . ........
Tema 3 valores universales J
. l ersonas deban ser tratadas del
humana, que debe ser inviolable. Extge que as p reli .osas sexuales, de raza, 1
mismo modo, sin reparar en di~ere~~ias eclo~óm~ca~~liza~o co:no una mujer que
de educación, etc. Por ello a la JUsticla se e a Slm
equilibrando dos balanzas tiene los ojos v~ndados. . . io· "a cada cual lo
Existe lo que se llama justicia distributiva, basada en el prmclp . d l e-
1
mismo O a cada cual según su valor como ser humano en.general; ~ ca a s
29
,
gun su capacl a'd d y rendl'ml'ento·
• a cada cual según sus necesidades
• d . Se dlstmgue
d · l
también la justicia conmutativa, que se refiere al intercambio e cosas es1gua es 1
(compra, renta, etc.). "Se considera justo el intercambio cuando las cosas permuta-
das son de igual valor~ 30

.
• Distributiva. Consiste en el reparto de las cargas y los beneficios entre los
m
ciudadanos de acuerdo con sus méritos y capacidades. '
• Conmutativa. Regula las relaciones interpersonales establecidas por contrato,
relaciones de compraventa, daño y perjuicio.
• Legal. Tiene como fundamento las leyes justas y adecuadas al ordenamiento
jurídico (Estado de derecho).

La paz
Otro valor universal firmemente anhelado entre los individuo~ y los pueblos es la
paz. Doctrinas, filosofías que se pronuncian contra la violencia han conc;:ebido la
paz como un valor fundamental. Por ejemplo, Gandhi, quien hizo del pa_cifismo
un movimiento práctico para resolver los conflictos raciales y p9,líticos de la India.
Según este líder de la paz, la guerra será imposible si la ge~te s~ niega luchar, es
necesario enfrentar la violencia con la no violencia. La humanidad -sostenía ,
Gan-
dhi- tiene que salir ~e la xiolencia sólo a través de la_90 violen.da. El odio puede
ser vencido únicamente por el amor. El contraodio sólo incrementa la su~rficie y
la profundidad del odio.31 . .

Para el cristianismo la muerte de Cristo ha posibilitado la paz como reconcilia-


ción entre Dios y el hombre.32 Según Kant en su obra La P.az perpetua, la paz se
"garantiza mediante el derecho público, por la legalidad y la morálidad, es decir, me-
diante los principios de legalidad e igualdad ante la let Vemos pµ~s que los valores
universales conllevan otros valores igualmente significativos y de g~an alcance.
.
No quiero pronunciar juicios so~re el mundo y sus fechorías. Puesto que yo soy .
imperfecto y necesito la tolerancii yla bondad de los demás, también he de tolerar
los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita
ponerles remedio.

Gandhi

29
Hoffe Otfred (ed.), Diccionario de ética, Barcelona, Critica, 1994, pp. 17+75.
30
ldem. ··
31
Gandhi, Reflexiones sobre el amor incondidonal, Argentina, Longseller, 2001.
3l Otfrled, op. c/t
218 Unidad 7 le
6tlcay1os"-'or-.

La tolerancia
Se entiende or lera . .
sonas. Este ~I to ncua el respeto a las formas de pensar o actuar de otru per-
or es indispensable para la convivencia humana y, sin embargo, a
menudo es soslayado para dar ple a la incomprensión, el au-
toritarismo, el fanatismo y la represión. En su aspecto huma-
n(stlco la tolttancla se basa en reconocer a los demú como
personas libl'e$ e lguaks, y con derecho a expresar sus opi-
niones y convicciones, as( como actuar de acuerdo con ellas,
siempre y cuando no impidan el ejercicio del mismo derecho
hacia los demés.
La tnleranda es un valor básico para los reg{menes democnt-
ticos cuyos principios reclaman el respeto a la diversidad de pen-
samientos, cosmovisiones y programas polftlcos. Sin embargo,
este valor fundamental para la sociedad moderna •no excluye la
critica, la protesta y la polémica con otras concepciones de vida.
En oposición a un enfrentamiento directo, abre un espado de
Fi,ura 7. 19 La tolera . libertad en el que pueden expresarse objetivamente (respetuo-
menes democraticos. naa es un valor fundamental en los regf- samente) los conflictos y discutirse racionalmente las opiniones
enfrentadas':33

Límites de la tolerancia
El valor de la tolerancia plantea este problema: ¿debemos ser siempre tolerantes?,
¿acaso la tolerancia tiene límites? ·En su Tratado sobre la tolerancia, Voltaire, filó-
sofo ilustrado del siglo xvm, dice que los lfmites que debe tener la tolerancia son
aquellos delitos que turben a la sociedad, así como el fana~o que es fuente de
intolerancia. Esto, según el pensador francés, no lo podemos permitir. ·
De acuerdo con el filósofo Mauricio Beuchot. si la tolerancia se ejerce sobre co-
sas que son reprochables (o incluso completamente malas) y que pueden lesionar
al ser humano, es necesario que haya un límite más allá del cual ya no sean cosas
tolerables. No se puede tolerar lo que •vaya en contra de ciertos derechos funda-
mentales; •allí se termina la tolerancia y aquello que se vuelve intolerable, debe ser
reprimido. Por ejemplo, no se puede tolerar el uso libre1de drogas que perjudican la
salud física o mental de las personas~"

La libertad
El que desee persuadirse pronto de que la libertad no puede vM, de~
distinto de como ha vivido y ha de vtvtr slerr,g,e en'la historia, con \fldá peligrosa
y combatiente, piense por un Instante en un mundo de libertad sin contrastes. sin
amenazas y sin oprestónes; x
-.seguidas, a~l'Jlrá horroñzad<>t de esa Idea, como
de la imagen, peor que·la
"!uert~ hastfo Infinito. ·,
Benedetto Croce

JJ /dem,. p. 282.
,. MIUrtdo Beuchot, - a ~ y dlleml ele la tolerancll: nodón hlstónca y ftloSt,ftd, en ""8nas
mora1ff en Ju sod,dadcontlmpo,dnea, t. 2. Torres Asodack,s, 19'17, pp.14-?5-

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