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Terapia de conducta[editar]

La terapia de conducta (o terapia conductual) incluye una variedad de procedimientos terapéuticos


derivados de los principios del condicionamiento clásico y operante. Fue desarrollada durante los
años 1950s por Joseph Wolpe, Hans Eysenck y otros autores.
Las técnicas incluyen el moldeamiento (reforzar progresivamente conductas del paciente que se
van acercando a la conducta deseada), la desensibilización sistemática (construir junto al paciente
una jerarquía de estímulos ansiógenos e ir exponiéndole progresivamente a los estímulos, partiendo
desde los menos hasta los más ansiógenos), la inhibición recíproca (producir una conducta
incompatible para extinguir otra conducta) y muchas otras.
Existen estudios que indican que la terapia de conducta ha demostrado ser útil para tratar varios
problemas como la depresión, adicciones, trastornos de personalidad y trastornos de ansiedad.

El método de relajación progresiva Jakobson en uno de los más utilizados gracias a


sus múltiples beneficios. La vida actual es cada vez más estresante. Por eso, cada día
más personas buscan métodos de relajación que les ayuden a lidiar de forma efectiva
con el estrés.
El estrés no solo afecta a nuestro estado de ánimo. Nuestro descanso puede verse
perjudicado, agravando aún más el problema. Una mente poco descansada tiene una
menor capacidad de resolver los pequeños problemas diarios. De esta forma, el nivel
de estrés aumenta, lo que provocará que durmamos peor, alimentando de nuevo ese
estrés. Por eso es muy importante encontrar formas de librarnos de esa sensación y
descansar adecuadamente.

Beneficios de las técnicas de relajación


Los beneficios de las técnicas de relajación en el cuerpo y la mente son muchos. El
objetivo principal siempre es aumentar el control de las situaciones estresantes y
mantener un estado general relajado y de bienestar. Si conseguimos llegar a ese
estado, los episodios de ansiedad serán mucho más esporádicos o incluso
inexistentes.
Un buen entrenamiento de las técnicas de relajación también nos va a permitir alejar de
nuestra mente esos pensamientos perturbadores que nos causan estrés.

La relajación progresiva Jakobson


La técnica de relajación progresiva Jakobson fue creada en 1929 y aún hoy sigue
siendo una de las más utilizadas. Básicamente consiste en tensar y relajar distintos
grupos musculares. Esta técnica se basa en que los pensamientos y comportamientos
asociados al estrés provocan tensiones musculares. Cuando estamos tensos, nuestra
percepción del estrés y la sensación de ansiedad aumenta. Al relajar la musculatura,
conseguiremos controlar esas sensaciones.
Para obtener unos buenos resultados, la técnica debería practicarse durante al menos
siete semanas. En este tiempo, la persona tendrá que aprender a tensar y relajar
dieciséis grupos musculares de todo el cuerpo.
La etapa de tensión se realiza para que el practicante aprenda a identificar las
sensaciones asociadas al estrés o ansiedad. De esta forma, cuando perciba esas
sensaciones en su cuerpo, sabrá que tiene que relajarse. Al final de la etapa de
aprendizaje y entrenamiento, el usuario será capaz de relajar su musculatura en
cualquier momento sin necesidad de tensarla previamente.

Fases de la relajación progresiva Jakobson


Generalmente durante el aprendizaje de esta técnica se siguen las siguientes fases:

1. Dos primeras semanas: Práctica diaria de tensar y relajar los 16 grupos


musculares.
2. Tercera semana: El tiempo para relajarse se acorta.
3. Cuarta semana: Se aprende a relajar sin tensión previa.
4. Quinta y sexta semanas: Se aprende a estar relajado mientras se realizan otras
actividades.
5. Séptima semana: Se practica la relajación rápida muchas veces al día en
situaciones no estresantes.
6. A partir de aquí, hay que aplicar la técnica a situaciones que causan estrés o
ansiedad, comenzando por las menos estresantes. Cuando se controla una
situación, se pasa a la siguiente.

Relajación progresiva Jakobson paso a paso


Siéntate en una silla, con la espalda recta y las manos sobre las piernas en una
posición relajada. Los dos pies apoyados en el suelo.

1. Inhala profundamente llevando el aire a tu abdomen. Al exhalar, deja que tu


cuerpo empiece a relajarse.
2. Cierra los puños. Aprieta los antebrazos, los biceps y los pectorales. Mantén ese
tensión durante 7 segundos y afloja. Nota cómo brazos y pecho se relajan.
3. Arruga la frente y mantenla así durante 7 segundos. A la vez rota la cabeza
hacia un lado y luego hacia el otro. Afloja y siente la relajación en la zona.
4. Arruga la cara. Frunce el entrecejo, los ojos, los labios, aprieta la mandíbula y
encorva los hombros. Mantén la posición 7 segundos y afloja, centrándote en las
sensaciones que la relajación te produce.
5. Inspira profundamente y arquea la espalda suavemente. Mantén la postura 7
segundos y relaja.
6. Inhala profundamente y saca el abdomen, dejando que se hinche todo lo
posible, mantén la posición 7 segundos y suelta. Fíjate bien en lo que notas en
abdomen y espalda al relajar.
7. Flexiona los pies y los dedos de los pies. Tensa los muslos, las pantorrillas y los
glúteos. Mantén la tensión durante 7 segundos y afloja.
8. Para terminar, estira los pies como una bailarina, a la vez que tensas muslo,
glúteos y pantorrillas de nuevo. Pasados 7 segundos suelta y siente la
relajación.

Rutina para irse a dormir y mejorar tu descanso


1. Tener una rutina 1hora y media antes de ir a la cama
2. Apagar toda la iluminación artificial, para bajar la dosis de excitación que
recibimos de ella, y para que se produzca la meletonina;
3. Cenar ligeramente
4. Ir al baño antes de ir a dormir
5. Mantener la habitación fresca entre 17 y 20
6. Ejercicios de respiración o yoga, vaciamos nuestra mente de las preocupaciones
7. Organizar todo para el día siguiente antes de ir a dormir
8. Respirar por la nariz

En edades tempranas los niños expresan su frustración de diferentes maneras, entre ellas está la
ira o la agresividad, que puede ser de manera verbal o mediante actos como pegar. Una
herramienta muy efectiva para ayudarles con el control de la ira, la agresividad y la frustración es
la relajación a través de la respiración profunda.

La ira conlleva un estado de alerta excesivamente alto, por lo que son necesarios estímulos relajantes que les
permitan regular su estado de alerta y volver a la calma. Esta estimulación relajante la podemos obtener a
través de la respiración profunda, la cual tiene multitud de beneficios como son reducir el estrés y la ansiedad.
Además, nos ayuda a focalizarnos hacia la información relevante inhibiendo los estímulos distractores.

No obstante, no siempre respiramos de forma correcta ni aprovechamos toda nuestra capacidad pulmonar. A
veces respiramos muy rápido, tomamos poco aire en cada inhalación y lo hacemos de manera arrítmica. Por
ello es muy importante enseñar a los niños a realizar la respiración profunda mediante juegos, como son
hinchar un globo grande, soplar un molinillo, realizar pompas, o soplar una vela.  Sin embargo no parece tarea
sencilla convencer a un niño de hacer ejercicios de respiración en plena explosión de ira.
Afortunadamente existe una técnica entre los ejercicios de respiración para niños realmente efectiva, conocida
como “Lazy 8 Breathing” diseñada para ayudar a la autorregulación emocional.
Es una técnica muy sencilla.
Se trata de colocar el dedo índice en la parte central del dibujo, concretamente en la estrella, que es el punto de
partida, y recorrer la parte de la izquierda del 8 mientras respiras, volver a parar en el punto de inicio, y expirar
en la parte de la derecha. Continuar respirando alrededor del 8 hasta tener el cuerpo y la mente en calma.   A
continuación os dejo un enlace donde se puede observar su funcionamiento:

https://www.youtube.com/watch?v=dPGwCJ8hhvk
Además de ser una técnica muy cómoda para el control de la ira, ya que podemos tenerla siempre a mano en
un folio o en un formato más reducido, funciona porque permite al niño distraerse del\ enfado enfocándose en
una actividad completamente diferente que implica mucha concentración y precisión para realizar el recorrido
del dedo sobre la figura de manera correcta, lo que requiere de una buena coordinación óculo manual.
Lógicamente para poder realizar esta técnica de control de la ira es necesario tener la figura impresa en un
papel, por lo que os dejamos un DESCARGABLE. Asimismo hay que adaptarse a las características de cada
niño.

La economía de fichas es una técnica psicológica de modificación de conducta que resulta de gran


utilidad cuando se trabaja con niños. Basada en los principios de condicionamiento operante, la
técnica consiste en establecer un sistema en el que el niño gane puntos o fichas por comportarse de
una determinada manera. Estas fichas pueden canjearse más tarde por un premio mayor, pactado de
antemano. Así, se puede acordar con el niño que si consigue un determinado número de fichas o

puntos podrá acceder a un juguete, juego, actividad, etc. que desee.


Entre sus ventajas, la economía de fichas se puede aplicar tanto en un tratamiento individualizado
como en un grupo de niños, siempre que éste sea homogéneo y las conductas objetivo sean las
mismas. Asimismo, permite el establecimiento de comportamientos a medio y a largo plazo que, de
estar bien planteados, finalmente se adquirirán como rutinas. Paralelamente, la administración de
puntos supone un refuerzo positivo inmediato a la conducta meta y permite a su vez acceder a un
reforzador mayor a largo plazo. Ello va a favorecer la motivación del niño y su colaboración en el
cumplimiento del programa. Y, por último, esta técnica se puede llevar a cabo en distintos contextos
(familiar, escolar), en función de cuáles sean los objetivos.
A la hora de diseñar una economía de fichas, hay que tomar una serie de decisiones:

 Establecer los objetivos (conductas meta), atendiendo al niño con el que se esté


trabajando, los problemas de comportamiento que presente y las conductas que se
deseen instaurar o reforzar. Hay que seleccionar pocas conductas y definirlas de manera
concreta, clara y precisa.
 Elegir el tipo de fichas (pegatinas, estrellas, caritas sonrientes, etc.) que se vayan a
utilizar.
 Decidir qué reforzadores de apoyo (premios) se van a conceder y por cuántas fichas se
van a canjear. Esto puede hacerse con la colaboración del propio niño y/ o de sus padres.
 Seleccionar quién va a ser la persona que supervise el adecuado funcionamiento de la
economía de fichas y se encargue de administrar los puntos y los reforzadores.
 Escoger el aspecto que tendrá el soporte del programa, atendiendo al contexto en el que
éste se vaya a utilizar, los recursos del terapeuta, la disponibilidad de la persona que lo
vaya a supervisar y, sobre todo, los intereses del niño.
La adecuada implantación de una economía de fichas obedece a varias normas. En primer lugar, se ha
mencionado que se trata de una técnica psicológica y, por lo tanto, es un psicólogo formado en
modificación de conducta quien debe diseñarla. En segundo lugar, es necesario establecer una línea
base a fin de obtener datos cuantitativos que avalen la eficacia del programa. La línea base consiste
en un registro de la frecuencia y/o la intensidad con la que el niño lleva a cabo los comportamientos
objetivo en ausencia de intervención. Los datos de la línea base son fundamentales para compararlos
con el comportamiento del niño durante y tras la implantación del programa. En tercer lugar, se debe
diseñar de manera exhaustiva y atendiendo a todas las variables que puedan interceder en el
adecuado funcionamiento del programa. En este sentido, el profesional debe prever la aparición de
posibles dificultades en forma de:

 Confusión, especialmente al principio de la instauración del programa.


 Escasez de plantilla (falta de disponibilidad del adulto para hacer las labores de
supervisión).
 Intentos del niño para conseguir fichas que no ha ganado o para acceder a premios para
los que no tiene suficientes fichas.
 Que el niño juegue con las fichas o las emplee como distracción de manera indebida.
 Fracasos a la hora de comprar los reforzadores de apoyo (premios).

Éstas y otras complicaciones se pueden evitar casi siempre con una planificación cuidadosa de la
economía de fichas desde el principio.
Ejemplo de una economía de fichas en el contexto familiar.  El diseño se ha llevado a cabo atendiendo a las
características individuales del niño: edad, diagnóstico, intereses y objetivos. En este caso, Javier (nombre
ficticio) tiene 12 años y está diagnosticado de síndrome de Asperger. Muestra escasa motivación por el
estudio y habitualmente no lleva a cabo las tareas escolares, lo que está repercutiendo negativamente en
sus resultados académicos. Entre sus intereses, se encuentran las películas de Star Wars. El objetivo del
programa consiste en instaurar una rutina de estudio en casa.

Modelado
Es una técnica terapéutica en la cual el individuo aprende comportamientos
nuevos observando e imitando el comportamiento de otras personas,
denominados "modelos". El modelado es muy útil en aquellos casos en los que
la conducta que el individuo requiere aprender no se encuentra en su
repertorio de habilidades. Esta técnica es de uso extendido en la práctica
clínica, tanto para eliminar miedos como para aprender nuevas formas de
comportarse.

Ejemplos
Fobias en niños

Un niño que tiene fobia a los perros puede dejar de sentir miedo si observa a
otros niños jugar con perros.
Aprendizaje de habilidades específicas

Un paciente que desea aprender a utilizar determinado instrumental a fin de


mejorar su rendimiento laboral, efectuará un aprendizaje más rápido y
consistente de la habilidad, si observa e imita a un compañero que la realiza.

Mejoras en la comunicación

El paciente puede comunicarse mejor si observa como otra persona o el


terapeuta mismo se comunica con los demás. La imitación de algunas
conductas específicas del modelo observado, por ejemplo, la mirada y los
gestos, puede mejorar la performance del paciente en situaciones
interpersonales.

La utilización del reforzamiento y no reforzamiento para


controlar la conducta fue denominada en un principio
«modificación de conducta». La modificación de conducta se
refiere, sin embargo, a cualquier tipo de tratamiento conductual.
Por tanto, los terapeutas de conducta también utilizan el término
«manejo de contingencias» para referirse a la utilización de
contingencias de reforzamiento y de no reforzamiento para
incrementar la frecuencia o instaurar conductas apropiadas y para
eliminar o reducir respuestas inadecuadas.

Vamos a examinar los procedimientos necesarios para una


aplicación eficaz del reforzamiento y el no reforzamiento de
la modificación de la conducta operante.

Hay tres fases principales en la aplicación eficaz de manejo de


contingencias:
1. Fase inicial o de evaluación: Consiste en medir la frecuencia
con que se producen las conductas, tanto apropiadas como
inapropiadas, y determinar las condiciones bajo las que se
producen estas conductas operantes. En esta fase de evaluación se
identifica también el reforzamiento que mantiene la conducta
inapropiada y los reforzadores potenciales que se utilizarán para
las conductas adecuadas.

En esta fase el terapeuta debe definir la conducta problema y


determinar cuáles son las condiciones en las que se produce.
Como técnicas de recogida de información se suele utilizar la
entrevista con el cliente y con sus familiares, aunque el terapeuta
no sólo se basa en estos datos, por lo que utilizará también la
observación directa para establecer de forma precisa el nivel de
línea base de las conductas objeto de la terapia. Estas
observaciones las pueden realizar el personal de la institución,
personas próximas al cliente o el propio cliente. Con
independencia de quien realice la observación es preciso
entrenamiento para realizar una observación fiable y obtener por
tanto un registro correcto de los datos.

Pongamos un ejemplo de entrenamiento en la observación:

Unos padres acuden al terapeuta con quejas sobre la conducta de


su hijo, el cual tiene frecuente rabietas que pese a sus intentos,
no consiguen eliminar. El terapeuta instruye a los padres para que
elaboren un registro en el que se indique el número y la duración
de las rabietas que se producen cada día de la semana así como sus
reacciones ante ellas. La observación de los padres proporciona un
registro relativamente fiable de la frecuencia y de la intensidad de
la conducta problema, además del reforzamiento que mantiene la
conducta problema. Por tanto, es fundamental en esta fase que se
registren los acontecimientos que siguen a la conducta objeto de la
terapia, y también cuándo y dónde se produce la conducta. Los
acontecimientos que siguen indicarán cuál es el reforzamiento que
mantiene la conducta y el cuándo y dónde mostrarán el alcance de
la conducta problema, así como las condiciones estimulares que
desencadenan su aparición.

En esta fase también se eligen los reforzadores que se utilizarán.


Los terapeutas comportamentales han desarrollado varias técnicas
para identificar los reforzadores que utilizarán posteriormente. Un
ejemplo de una de ellas es el Mediation-Reinforcer Incomplete
Blank (MRB), inventario de reforzadores elaborado por Tharp y
Wetzel, que revela qué cosas son reforzantes para el paciente
mediante la respuesta a la frase «haré cualquier cosa por
conseguir….».

2. Fase de contrato de contingencias: En esta fase se determina la


respuesta operante deseada y la relación precisa entre la respuesta
y el reforzamiento. Además se decide el programa de
reforzamiento que se utilizará para establecer la respuesta
deseada.
Si se precisa utilizar la técnica de moldeamiento, se especificará en
el contrato los cambios a introducir en las contingencias en las
diferentes fases del tratamiento. Es posible que en el pasado se
haya reforzado una respuesta operante inapropiada, en cuyo caso
se especificará que no se reforzará más esa respuesta.

Ante la cuestión de quién administrará el reforzamiento nos


encontramos con las siguientes opciones:

· Reforzamiento aplicado por otros diferentes al propio cliente: En


la aplicación tradicional del tratamiento de manejo de
contingencias, son personas distintas al paciente las encargadas de
suministrar el reforzamiento contingentemente sobre la
ocurrencia de una conducta operante adecuada. Para ello, durante
la fase de contrato, se entrena a las personas que administrarán el
reforzamiento para identificar y reforzar la conducta adecuada.

· Reforzamiento aplicado por el propio cliente o


autorreforzamiento: Este método fue utilizado con éxito por
Bandura y Perloff, demostrando que esta técnica era tan eficaz
como el procedimiento típico.

3. Fase de ejecución: Ayllon y Azrin probaron, empíricamente, la


hipótesis de Skinner, que sugería que el reforzamiento podía
emplearse sistemáticamente para modificar la conducta en sus
estudios realizados a principios de los años sesenta, en el Anna
Hospital de Illinois con psicóticas, utilizando un programa de
manejo de contingencias con dichas pacientes. La técnica utilizada
fue la de la «economía de fichas», que hemos visto anteriormente,
técnica que consiste en utilizar como reforzadores secundarios
fichas canjeables por reforzadores primarios deseados si
conseguían realizar una serie de respuestas operantes
imprescindibles para comportarse adecuadamente fuera del
hospital. Las conductas que se reforzaban eran de dos tipos:
Conductas de autocuidado, como asearse, y conductas de trabajo
del estilo de fregar los platos, hacer las camas, etc.

Los resultados de los trabajos de estos dos autores mostraron que


las conductas apropiadas mejoraban significativamente como
resultado del programa de reforzamiento utilizado.

Para terminar debemos mencionar que el manejo de contingencias


se ha utilizado con éxito en muy diferentes situaciones: Depresión,
ansiedad, incremento de conductas adecuadas, con psicóticos… El
programa de economía de fichas en concreto se ha utilizado
exitosamente también con delincuentes.

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