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Apertura fase liquidatoria.- Oportunidad.-
El art. 204 establece como principio básico, que la realización de los bienes debe
cumplirse de la manera más conveniente al concurso, dándole preferencia a la
enajenación de la empresa como unidad (inc. a); y en segundo término a la venta en
conjunto de todos los bienes que integran el establecimiento. Si se ha decidido la
continuación de la explotación de la empresa, será entonces posible la venta de la
empresa en funcionamiento, como unidad.
Enajenación de la empresa.-
En cualquier caso, el enajenador (art. 88 inc. 9 y 261 LCQ) debe tasar todos los
bienes que compongan la empresa fallida, individualizándose los valores de los bienes
que pudieran enajenarse separadamente. De dicha tasación se corre vista a la
cooperativa de trabajo, en caso que se hubiera formado, y al síndico para que emita su
opinión al respecto y luego el juez decide fijando el monto de venta del bien que no
puede ser inferior al precio de la tasación.
Conforme la modificación introducida por la ley 26684 que incorpora el art. 203
bis, la cooperativa de trabajo podrá realizar ofertas de compra y pedir que se le
adjudique la empresa al valor de la tasación presentada por el martillero.
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El monto de las indemnizaciones que podrán compensar los trabajadores será
calculado de conformidad con el artículo 245 de la ley 20.744 (indemnización por
despido), los estatutos especiales, convenios colectivos o contratos individuales, según
el que resultare más favorable a los trabajadores.
A tal efecto, podrán utilizarse total o parcialmente los créditos laborales de los
que resulten titulares trabajadores que voluntariamente los cedan a la cooperativa. La
cesión se materializará en audiencia a celebrarse ante el juez de la quiebra con
intervención de la asociación sindical legitimada.
El plazo del pago del precio por parte de la cooperativa de trabajo podrá
estipularse al momento de efectuarse la venta.
El Juez puede establecer que la venta se haga por algunos de estos procedimientos:
Subasta pública
Se fija fecha para llevar a delante la subasta, estableciendo día, hora y lugar
donde se llevara a cabo la misma. La subasta se da a conocer mediante publicación
de edictos.
La venta se realiza a viva voz, es decir que todos los presentes en el acto de
subasta tienen conocimiento de las ofertas que efectúan sus competidores.
Una vez redactado el pliego, se publican edictos por dos (2) días en el diario de
publicaciones legales y en otro de circulación en la jurisdicción del Juzgado. El Edicto
va informar los datos de los bienes que se venden y las condiciones de venta que se
establecen en el pliego, así como también la fecha hasta la cual se recibirán las ofertas
en sobre cerrado y el día en que se procederá a su apertura.
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Los interesados deberán formular sus ofertas en sobre cerrado hasta el día
indicado como fecha límite.
Solo cabe agregar que la adjudicación debe tener lugar entre las propuestas
oportunamente presentadas, no pudiendo ser mejoradas en el curso de la audiencia de
apertura de ofertas, salvo en caso de empate. El Juez debe aceptar la oferta de mayor
precio.
Fracasada la primera licitación, se deberá convocar a una nueva pero esta vez
sin base conforme lo establece el l inc. 9 art. 205.
El art. 206 establece una especie de protección para aquellos acreedores que
tiene un gravamen sobre los bienes del fallido, es decir que han garantizado su deuda
con algún bien o tiene un privilegio especial sobre alguno de estos. En tal supuesto, la
ley establece que: la realización del bien afectado con un gravamen, traslada éste al
precio obtenido, creando de esta manera una subrogación real conforme la pauta que
fija el art. 245 de la LCQ.
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cabo el síndico, para dirimir los porcentajes de participación de los créditos privilegiados
en relación al precio obtenido.
Concurso Especial
Compensación
El juez puede admitir que quien esté interesado en la compra de los bienes de
la empresa que se realizará por subasta, presenten ofertas en sobre cerrado en el
Juzgado. Dichos sobres deben llegar a la mano del Martillero encargado de realizar la
subasta con dos días de anticipación, para que este pueda abrir los sobres en el
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momento de realizar la subasta y tener en cuenta las ofertas contenidas en estos (art
212).
Venta Directa. -
La ley prevé en el art. 213 la posibilidad de que el juez disponga la venta directa
de un bien a determinada persona, sin someterse a alguno de los procedimientos de
venta explicados.
Esta forma de venta resulta excepcional y puede ocurrir cuando han fracasado
las otras formas de venta, cuando los bienes son de escaso valor, o cuando por su
naturaleza solo puede interesar a una/s persona determinada. De esta decisión se
corre traslado al síndico para que opine al respecto y a la cooperativa de trabajo en el
caso que se haya decidido la continuación de la explotación, luego de realizada la
venta requiere aprobación judicial.
Bienes Invendibles.-
Si hay bienes que por algún motivo no pudieron ser vendidos o su venta es
infructuosa por su escaso valor, el juez previa vista al síndico y al deudor, puede
disponer la entrega de dichos bienes a una institución de bien público (art. 214).
El activo del fallido no solo puede estar formado por bienes (que se realizarán
conforme venimos viendo), sino que también puede contener créditos a cobrar por el
fallido. Decretada la quiebra el fallido pierde legitimación para cobrar o exigir el cobro
de estos créditos y queda en cabeza del síndico tal función. El síndico deberá iniciar o
continuar las acciones judiciales o extrajudiciales correspondientes para cobrar los
créditos del fallido porque estos también se incorporarán a la masa a distribuir entre los
acreedores. La ley autoriza en el art. 216 de la LCQ que el síndico encargue a un banco
oficial o privado de primera línea la cobranza de dicho crédito o proceder a la venta del
crédito en subasta o en forma directa.
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PLAZOS Y SANCIONES
La ley determina, en el art. 217 de la Lcq, que todas las enajenaciones deben
ser efectuadas en un plazo máximo de 4 meses contados a partir de la fecha en que
se produce el decreto de quiebra o que la misma haya quedado firme. Dicho plazo
podría fundadamente ser ampliado por el Juez.
En el caso de no cumplir con los plazos establecidos como así también los
plazos previstos en todos los procesas de venta explicados, podrían dar lugar a la
aplicación de sanciones e incluso la remoción del síndico o el martillero designado para
la enajenación.
La palabra privilegio proviene del latín y se define como “El derecho dado por la
ley a un acreedor para ser pagado con preferencia a otro, se llama en este Código
privilegio”
El momento para reclamar el privilegio de que puede gozar un créditos es al
presentar el pedido de verificación de créditos, si no se reclama en ese momento se
considera que se ha renunciado al mismo, es por ello que algo tocamos de este tema
al momento de ver la Verificación de Créditos.
El privilegio otorgado al crédito fijará la posición del acreedor con relación a otros
acreedores en el momento del cobro.
Caracteres.
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2) Son accesorios de los créditos. Corren la suerte del principal y pueden cederse si
se cede el crédito.
3) Son indivisibles. De modo tal que toda la cosa y cada parte de ella está afectada
a la satisfacción del crédito privilegiado y cada parte del mismo.
4) Son de interpretación restrictiva. Toda vez que configuran una alteración del
principio de igualdad de los acreedores.
Clases de Privilegio.
La doctrina se inclina por esta segunda teoría, ya que desde el nacimiento del crédito
el acreedor tiene derecho a cobrarse con preferencia sobre el valor del bien, pero el
deudor no le transmite ningún derecho sobre la misma.
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Es lo que se denomina privilegio del constructor, y debe cumplir con dos requisitos:
que el bien se haya beneficiado con la prestación, lo que justifica este privilegio, ya que
el bien ha recibido un beneficio que no debería favorecer a otro acreedor hasta tanto
no se haya satisfecho la deuda por este hecho, y que el bien permanezca en poder del
deudor, ya que de no ser así desaparecería el asiento del privilegio.
Se entiende por mejora o conservación no solo a los materiales de construcción, sino
a los servicios de protección externa, suministro de riego, expensas etc.
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En cuanto a la fecha, para verificar se tomarán los vencidos e impagos a la fecha de la
presentación en concurso o auto de quiebra, y las posteriores deben ser abonadas por
el deudor
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hipotecados, garantía que debe instrumentarse con una escritura pública, con lo cual
le corresponden los mismos criterios que a los créditos hipotecarios.
Debentures con garantía flotante: afecta a su pago todos los derechos, bienes
muebles e inmuebles presentes y futuros de la persona que lo emite. Hurtado sostiene
que tiene la característica de una prenda comercial, con lo cual el privilegio se extiende
solamente al capital.
Obligaciones negociables con garantía especial o flotante: son títulos valores
emitidos por entidades financieras, sociedades por acciones, cooperativas o
asociaciones civiles, con el objeto de captar fondos de inversionistas para financiar sus
actividades, regulados por la ley 23576, y le corresponden las mismas consideraciones
que para los warrants.
El derecho de retención es una facultad que corresponde a quien retiene una cosa
ajena, hasta que le paguen lo que le adeuden por dicha cosa, que se aplica
exclusivamente en la quiebra, debiendo el acreedor verificar su crédito y el síndico
expedirse sobre el mismo.
El art. 471 de la ley 20094 se refiere al crédito naval, y dice que los privilegios del cap.
IV serán preferidos a cualquier otro privilegio especial o general.
El art. 476 enumeran los privilegios que recaen sobre el buque:
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a) Los gastos de justicia hechos en interés común de los acreedores para la
conservación del buque, o para proceder a su venta y a la distribución de su
precio;
b) Los créditos del capitán y demás individuos de la tripulación, derivados del
contrato de ajuste, de las leyes laborales y de los convenios colectivos de
trabajo;
c) Los derechos, impuestos, contribuciones y tasas retributivas de servicios,
derivados del ejercicio de la navegación o de la explotación comercial del
buque;
d) Los créditos por muerte o lesiones corporales que ocurran en tierra, a bordo o
en el agua, en relación directa con la explotación del buque;
e) Los créditos por hechos ilícitos contra el propietario, el armador o el buque, no
susceptibles de fundarse en una relación contractual, por daños a las cosas que
se encuentren en tierra, a bordo o en el agua, en relación directa con la
explotación del buque;
f) Los créditos por asistencia y salvamento, remoción de restos náufragos y
contribuciones en averías gruesas.
Los créditos enumerados en primer lugar tienen preferencia respecto del crédito
hipotecario sobre el buque.
Son privilegiados en segundo lugar, aún por el crédito hipotecario:
a) Los créditos por averías a las cosas cargadas y equipajes;
b) Los créditos que tengan su origen en contratos de locación o fletamento de un
buque o en un contrato de transporte;
c) Los créditos por suministros de productos o de materiales a un buque, para su
explotación o conservación;
d) Los créditos por construcción, reparación o equipamiento del buque o por gastos
de dique;
e) Los créditos por desembolso del capitán, y los efectuados por los cargadores,
fletadores o agentes por cuenta del buque o de su propietario;
f) El crédito por el precio de la última adquisición del buque y los intereses debidos
desde los últimos dos (2) años.
g) En el privilegio enunciado precedentemente se incluye el capital y los intereses
por un año.
h) En lo que respecta a la extensión del privilegio, la hipoteca sobre buque o buque
en construcción se extiende al capital y a los intereses de la obligación principal
debidos por dos años.
i) Crédito Aeronáutico: Tendrán privilegio sobre la aeronave los créditos por
gastos causídicos que beneficien al acreedor hipotecario, de modo que el
privilegio cubre el capital y los gastos causídicos.
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GENERAL: El privilegio recae sobre la totalidad de los bienes del fallido pero una vez
pagados los créditos con privilegio especial, previstos en el art. 246 de la LCQ.
Rivera sostiene que hay algunas pautas jurisprudenciales que limitan las mismas a los
honorarios del abogado del dependiente aunque proporcionales a la parte privilegiada
y quirografaria de este. Se deben incluir los honorarios de los peritos y excluir los de
los letrados del deudor en los juicios laborales.
Entran dentro de este inciso la indemnización por ejercer funciones sindicales que debe
adicionarse a la indemnización por despido, porque la extensión de los privilegios debe
interpretarse restrictivamente.
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3) Si el concursado es persona física, los gastos funerarios
según el uso, gastos de enfermedad de los últimos seis
meses de vida, alojamiento, alimentación y vestimenta.
Con respecto a los gastos de enfermedad de los últimos 6 meses de vida, también la
doctrina es contrapuesta, ya que hay quienes sostienen que presupone la muerte del
deudor, y otros sostienen que si vive, los gastos de enfermedad de los últimos 6 meses
gozan del privilegio.
Deberían ser verificables honorarios médicos, sanatorios, estudios,
medicamentos, descartables etc.
En cuanto a los gastos de alojamiento, alimentación y vivienda, el privilegio alcanza
solamente al capital, por los seis meses anteriores a la presentación en concurso, y
abarca también a la familia del fallido.
No hay una doctrina firme con respecto a los conceptos que abarca, y en última
instancia serán merituados por el juez
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✓ Impuesto a los juegos de azar
✓ Tasas municipales por anuncios en la vía pública.
✓ Tasas municipales por Seguridad e Higiene
✓ Otras tasas por servicios municipales.
Las flechas indican la remisión de los saldos impagos a otra categoría o estatus
crediticio
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realización generó, los cuales se pagarán con el producido de los bienes sobre los que
aquellos recayeron. Tal es el caso de los gastos de subasta del bien, honorarios del
martillero, las expensas, el ABL que se devengo con posterioridad al auto de quiebra
etc.
Créditos con privilegio especial
2) Luego con lo obtenido de cada bien se pagarán los créditos con privilegio
especial, si los hubiera. Es decir que del producido de cada bien del fallido sobre el
cual recaiga un privilegio especial, se deducirá el crédito privilegiado.
Dichos privilegio se pagan en el orden de los incisos, es decir que si sobre un mismo
bien recaen varios privilegios, se pagarán en el orden que lo determinan los incisos (art.
243).
Si sobre un mismo bien recaen varios créditos con privilegio especial y todos
corresponden al mismo inciso, y el monto obtenido por la venta del bien no es suficiente
para saldar todos los créditos se liquidan a prorrata (conforme el porcentaje del crédito
que representa en relación al total de la masa crediticia).
A estas pautas de prelación se suman otras dos pautas específicas previstas en el art.
243:
1) La que establece la prioridad del privilegio especial según el tiempo, en caso de
concurrir un acreedor que se encuentre ejerciendo el derecho de retención. El
crédito de quien ejercía el derecho de retención prevalece sobre los créditos con
privilegio especial si la retención empezó a ejercerse antes de nacer los créditos
privilegiados.
2) La que establece que eL rango de los acreedores con privilegio enunciados en
los incs. 4 (créditos garantizados) y 6 (créditos del código aeronáutico y de
navegación), no se determina por el orden de dichos incisos, sino que la ley
remite a sus respectivos ordenamientos para establecer la prelación frente a los
demás acreedores con privilegio especial. Por ejemplo, en el inciso 4
encontramos a los acreedores garantizados con hipoteca, por lo tanto, la
determinación de su rango se hará aplicando las disposiciones del código civil.
Cuando dos o más acreedores hipotecarios concurren en relación a un mismo
bien, el orden de preferencia se determinará por el grado. En principio, este
grado se establece teniendo en cuenta la fecha de inscripción del gravamen.
Efectuado el pago de los gastos correspondientes a la realización de cada bien y
abonados los créditos con privilegio especial, de existir un saldo sobrante de dinero, el
mismo pasará a integrar la Masa General.
Gastos del Art. 240
3) Luego se abonan los otros gastos del concurso, previstos en el art. 240. Son
éstos los denominados como “gastos de conservación y justicia” o llamados
"acreedores del concurso", quienes sin gozar de un "privilegio" en sentido estricto,
poseen "una preferencia de carácter especialísimo que lo sitúa por encima de todo
privilegio, con tal que hayan sido útiles frente a los acreedores a quienes se oponen".
Son todos aquellos que provienen de la continuación de la actividad, de la continuación
de ciertos contratos, de las relaciones laborales, así como de las nuevas relaciones
jurídicas establecidas por el síndico. Se generan a partir de la formación del concurso
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y por esas erogaciones derivadas del procedimiento mismo. El obligado frente a ellas
no puede ser el fallido, puesto que no pudo contraer válidamente deudas por hallarse
sujeto a las reglas del desapoderamiento, sino que la deudora de tales gastos es la
comunidad de los acreedores concurrentes, que se vieron beneficiados por la
realización de tales gastos en su interés, y por tanto tienen que solventarse con el
patrimonio del fallido, o sea, con los bienes (masa activa) de la quiebra. Constituyen
una acreencia no privilegiada, atendible de modo independiente y previo a los créditos
de quienes se han visto beneficiados por sus servicios y prestaciones. Tampoco
requieren ser verificados, ni justificar su derecho que se entiende perfectamente
conocido por los controles del proceso. Al igual que en el caso anterior, de no alcanzar
se distribuye a prorrata.
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5) Abonados los créditos hasta aquí expuesto, la ley prevé que los créditos con
privilegio general solo pueden afectar el 50% del saldo restante, afectando el otro
50% al pago de los créditos quirografarios (art. 247). Si no resulta suficiente para
abonar el total de los créditos con privilegio general, por lo no cobrado participan a
prorrata con los acreedores quirografarios.
Si los fondos no son suficiente para abonar los créditos con privilegio general,
la distribución se hace a prorrata.
Quirografarios
6) Con el 50% restante se paga a los acreedores quirografarios. Si no alcanza se
distribuye a prorrata.
Otros créditos
7) Si pagados todos los créditos aún existe saldo, se pagan los créditos
subordinados al cobro de los otros (art. 250). El art. 250 recepta expresamente la
validez de los convenios de subordinación crediticia, otorgándole plena validez y
oponibilidad a terceros. En la opinión de Barbieri, un crédito es subordinado cuando
acreedor y deudor han pactado que los derechos emergentes de la relación jurídica
que los une se ejercerán en función de la suerte que corran otras deudas del fallido,
presente o futuras (ejemplo: se comenzarán a pagar los créditos prendarios una vez
abonado todo créditos bancarios).
8) Si aún después queda saldo se pagan los intereses que se habían suspendido
al decretarse la quiebra.
9) Y si aún después queda un saldo (casi imposible) se pagan los créditos del
extranjero si los hubiere o se devuelve el saldo al fallido.
Sin perjuicio de que la frase inicial del art. 218 se refiere a la última enajenación,
no es necesario esperar la enajenación de todos los bienes ni el cobro de todos los
créditos para la presentación del informe final. Es decir que aún cuando no se hubieran
vendido todos los bienes o cobrados todos los créditos, pueden existir bienes
invendibles o de difícil realización, créditos no cobrados o pendientes de resolución
judicial y que sean cobrados o vendidos con posterioridad. En tales circunstancias el
síndico puede realizar un informe final y luego, si se produce otra venta o el cobro de
otro crédito, realizará otro informe final al respecto.
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con respaldo documental y el resultado de la realización de los bienes, detallándolo
individualmente.
Reservas.
El art. 220 prevé que al efectuar el proyecto de distribución, además el síndico debe
formular una serie de reservas con el objetivo de no excluir a los créditos que aún se
hallan pendientes, ya sea porque son créditos sujetos a una condición suspensiva o
porque se encuentran pendientes de resolución (por ejemplo por ser un incidente de
verificación tardía o de revisión)
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Publicidad.- Observaciones al informe.-
Posteriormente debe publicarse edictos por dos días haciendo saber que el síndico ha
presentado el informe final, el proyecto de distribución y la regulación de honorarios.
De las observaciones se dará traslado al síndico para que las conteste y luego el juez
resolverá si las mismas son procedentes o no.
La normativa prevé la posibilidad de fijar una audiencia con los que han deducido
observación (fallido y/o acreedores) y el síndico, a los fines de fundar las objeciones
aportando la prueba pertinente y facilitar a través de la inmediatez la resolución.
La publicación puede ser sustituida por notificación personal o por cédula de los
acreedores, si por su número o por escasa importancia de bienes sea aconsejable
realizar economía de gastos. La exclusión de la notificación del fallido radicaría en que
la representación del mismo es investida por la sindicatura.
Regulación de honorarios.-
a) mediante giro judicial: El Juez emite una especie de cheque que el acreedor retira
del Juzgado y cobra en el banco donde se encuentren depositados los fondos
producidos por las liquidaciones efectuadas por el síndico, en una cuenta a nombre
del Juzgado y como perteneciente al expediente de la quiebra;
b) directamente a través del banco: mediando orden del juez quien remite
directamente al banco una planilla donde conste la cuenta a la que se imputarán las
extracciones, importes y beneficiarios (en su caso precisando personería y
facultades); Cada beneficiario se presenta directamente al banco donde se le abona
el dividendo concursal según consta en la planilla remitida por el Juez.
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que impone la ley, bajo pena de caducidad. La pérdida del derecho se produce ipso
jure y declarada de oficio sin necesidad de notificación alguna, debiéndose ordenar la
transferencia de los fondos afectados a la autoridad administrativa para que esta los
destine al fomento de la educación común.
También son aplicables los efectos del desistimiento, en este caso como
sanción, ante la falta la ratificación ordenada por los arts. 6°, 7° y 8°. Estos textos
disponen que la omisión de la decisión de continuar el trámite, o la falta de ratificación
judicial o de los restantes herederos, producen de pleno derecho “la cesación del
procedimiento”, con los efectos del desistimiento de la petición.
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Conclusión del proceso concursal y del estado concursal. - Medidas.
No bien el juez dicta el auto homologatorio del acuerdo, que debe incluir las medidas
que tomará para garantizar los distintos aspectos que atañen a la ejecución de lo
acordado, bastará que se cumplimenten esos aspectos instrumentales y las garantías
prometidas para que el juez, en una nueva resolución, declare que ha “finalizado el
concurso” (art. 59LCQ).
Efectos.
El deudor retoma la plena aptitud administradora de sus bienes aunque subsiste, salvo
que en el acuerdo se haya pactado lo contrario, la inhibición general de bienes.
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De acuerdo con la redacción del artículo en análisis (que hace cesar las restricciones
impuestas por los arts. 15 y 16), si fuera dispuesto el levantamiento de la inhibición
general de bienes, también quedarían sin efecto las prohibiciones genéricas como la
realización de actos a título gratuito, si no son expresamente vedados por el texto
del/los acuerdo/s.
Honorarios
En el caso que el activo estimado sea superior a los cien millones de pesos, los
honorarios no podrán exceder el 1% del activo. Nunca podrán ser inferiores al 4% del
pasivo verificado ni a 2 sueldos de los Secretarios del Juzgado en la jurisdicción donde
tramita el proceso.
Con respecto al desistimiento de deudor (art. 87), la norma permite que el fallido -a
quien se le ha declarado la quiebra por propio pedido- pueda arrepentirse acreditando
antes de la primera publicación de edictos, que en tan breve lapso ha desaparecido
totalmente su estado de cesación de pagos. Respecto del desistimiento voluntario, la
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publicidad edictal, hace presumir de pleno derecho el conocimiento erga omnes de la
resolución que declara la quiebra, razón por la cual no se admite un desistimiento
posterior.
Concepto y casos.
La clausura constituye una medida provisional que puede cambiar en el futuro si varían
las condiciones fácticas ponderadas al decretársela. Se ha dicho en tal sentido que la
clausura no hace que la quiebra termine, sino que sólo acaezca la suspensión de los
trámites de manera transitoria.-
Por falta de Activo: La clausura procede, en este caso, cuando no hay bienes por
realizar.
Por distribución Final: Cuando liquidados todos aquellos bienes que fueron objeto del
desapoderamiento, no han sido pagados íntegramente los créditos de los acreedores.
En ambos casos el juez dispone la clausura del procedimiento, que puede reabrirse
cuando aparezcan bienes del fallido susceptibles de desapoderamiento. El motivo
fundamental radica en que el órgano jurisdiccional (juez-juzgado) no puede quedar
indefinidamente latente, sin objetivo a cumplir con relación a los acreedores; tampoco
puede quedar paralizada su actividad frente al deudor que no ha cumplido con la
conducta jurídica debida; ni menos aún permanecer impasible frente a circunstancias
sobrevinientes modificatorias de las situaciones planteadas.
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realización y distribución, por lo que la clausura sobrevendrá una vez aprobado el
proyecto de distribución que informe sobre la inexistencia de bienes a liquidar. Por
su parte, la frustración de toda incautación, habilita al tribunal para clausurar la
actuación concursal tras el sólo agotamiento de la etapa verificatoria. La resolución
puede ser dictada de oficio o a pedido del síndico o del fallido, y reunidos los
presupuestos, el juez está obligado a decretarla, sino debe disponer actividades de
impulso procesal.
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la agregación de un informe final de la
sindicatura y
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magistrado advirtiese la comisión de un delito de acuerdo con el Código Penal y no,
con ajuste a la ley de Concursos y Quiebras, pues es aquél el cuerpo normativo que
establece las conductas punibles.
El artículo 176 del Código Penal determina como conductas delictivas la simulación de
deudas (inc. 1°), la no-justificación de la existencia o desprendimiento de bienes sujetos
al desapoderamiento (inc 2°) y la concesión de ventajas a algún/os acreedor/es en
violación a la “pars conditio creditorum”. Asimismo, será punible la destrucción,
inutilización, daño, ocultamiento o desaparición de bienes sujetos al desapodera-
miento, o la disminución de su valor para frustrar la satisfacción de los créditos (Art.
179). Y, en general, la connivencia entre el deudor y algún/os acreedor/es para
establecer ventajas especiales en detrimento de los demás interesados.
La ausencia de activo presumida como indicio de comportamiento fraudulento puede -
desde luego- desvirtuarse con la demostración de que no hubo voluntad del deudor
dirigida a obtener el resultado dañoso, sino a infortunios casuales, pero no compete
hacerse ante el juez penal (salvo que se hayan configurado, prima facie, los extremos
de los tipos penales expuestos) y no procediendo, actualmente, la calificación de
conducta, el magistrado concursal se ha de limitar a disponer la clausura.
Pero la ley algo quiere decir cuando expresa de modo tan categórico que la clausura
del procedimiento por falta de activo importa presunción de fraude, agregando que el
juez comercial debe comunicarlo a la justicia en lo penal para la instrucción del sumario
pertinente. Creemos que el legislador quiso expresar -en el art. 233- que el juez
comercial -a la luz de los principios que rigen el derecho penal- no puede dejar de
sospechar la posible comisión de delito por parte del deudor fallido y por tal se torna
indefectible la obligación de denunciar. En definitiva, quiere que este tipo especial de
estado falencial pase siempre por el análisis de un juez en lo penal, sin que ello implique
condicionamiento alguno para este en cuanto a la apreciación de la prueba y
calificación legal de los hechos. En definitiva, es una presunción de fraude al solo efecto
de fundar una denuncia para el juez en lo comercial sin ningún mandato específico para
el juez penal. Y en ese sentido, pareciera ser iuris et de iure, sin admitir excepción en
contra por prudente que parezca.
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Esta causal de clausura requiere que se haya agotado la liquidación de los bienes
desapoderados, y que se haya practicado la distribución del producido (art. 221),
resultando de ello una cobertura parcial del pasivo concursal y la imposibilidad
ostensible de seguir los procedimientos por aparente ausencia de otro activo que el
realizado antes.
Con relación a los incidentes de verificación tardía de créditos, la ley establece que
“los acreedores no presentados sólo pueden requerir la verificación de sus créditos
cuando denuncien la existencia de nuevos bienes”. Resulta indudable que quien
pretenda iniciar una verificación tardía, pendiente la clausura deberá cumplir con la
carga indicada de denunciar nuevos bienes, dado que carecería de utilidad e interés
jurídico -promover la verificación de un crédito para participar en su cobro- cuando el
procedimiento se ha clausurado precisamente por inexistencia de fondos distribuibles.
Pero creemos que tal carga no es aplicable a los incidentes ya en trámite cuando se
decreta la clausura, pues la exigencia de denuncia de nuevos bienes está impuesta a
los acreedores “no presentados” al concurso.
Es indiferente que esos bienes hayan pasado inadvertidos, pertenecido al fallido antes
de su declaración de quiebra, o que se trate de bienes adquiridos con posterioridad a
ella y a la incautación cuyo objeto anterior fuera agotado, porque el deudor sigue
desapoderado como consecuencia de la subsistencia del estado de quiebra. No esta
explicitado el límite mínimo del valor de los nuevos bienes cuyo descubrimiento reabre
el procedimiento. De acuerdo con lo establecido para la clausura por falta de activo,
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ellos deben tener entidad suficiente para hacer útil la nueva actividad, dejando un
dividendo que supere el costo de la actividad desplegada para asignarlo.
Si transcurren dos años desde la clausura del procedimiento sin que se reabra, el juez
puede disponer la conclusión del concurso, de oficio o a instancia del síndico o fallido.
Puede negarse solo invocando razonable posibilidad de ingreso de nuevos bienes. Si
para el momento de la conclusión los efectos personales del concurso hubieran cesado
por rehabilitación del fallido individual, con aquella terminará todo efecto de la sentencia
de quiebra. El plazo que se menciona se interrumpe si ha habido reapertura del
procedimiento, por lo que debería decretarse una nueva clausura y a partir de allí
volvería a contarse otro plazo de dos años.
La conclusión de la quiebra importa que ella termina, es decir que el sujeto deja de
estar en quiebra, levantándose la inhibición a la que estaba sujeto y quedando sin
efecto el desapoderamiento.-
La base del avenimiento es/son el/los contrato/s, estipulado/s entre el fallido y todos
los acreedores, singularmente considerados, que componen la masa pasiva por el que
se modifican las relaciones obligatorias preexistentes, en modo de hacer cesar el
estado de quiebra y el procedimiento consiguiente.
Por aquel/los contrato/s, el/los acreedor/es se “avienen" a concluir con la quiebra y sus
efectos. No importa que el avenimiento se haya celebrado en un sólo acto y con iguales
condiciones para todos los acreedores. Aunque formalmente único, será en sustancia
un conjunto de contratos, cuyas partes contratantes serán el fallido y cada uno de los
acreedores adherentes.
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En el avenimiento, la intervención judicial tiene por objeto comprobar si todos los
acreedores verificados han prestado su conformidad. La necesidad de haberse
concluido la etapa de la verificación de créditos se justifica en razón de
que solo después de dicho proceso los acreedores se convierten en
concurrentes (con derecho al dividendo) y además asegura que han podido
comparecer todos los interesados en ampararse en el sistema de distribución.
Además de este recaudo, debe tenerse en cuenta la oportunidad del acto, la conclusión
de la quiebra por avenimiento debe concretarse antes de la última
enajenación de bienes y dicho fundamento reside en que, transformados los
bienes en su equivalente dinerario el producido queda afectado a la distribución a
prorrata en acatamiento estricto del principio de la pars conditio creditorum, factor que
es irrelevante en el avenimiento.
Asimismo a diferencia de los acuerdos, tanto preventivos como resolutorios en los que
la voluntad de la mayoría decide con efecto vinculante para los acreedores minoritarios,
el avenimiento requiere el consentimiento de todos y cada uno de los
acreedores. Consecuencia de ser esa unanimidad de voluntades el recaudo
esencial del avenimiento, es que su ausencia podría ocasionar la invalidez de la
conclusión de la falencia dispuesta con fundamento en la apariencia errónea de haber
existido esta causal. El acreedor verificado está legitimado para impugnar la extinción
del procedimiento colectivo, atento la objetiva ausencia de voluntad aquiescente de su
parte.
Quintana Ferreyra y Alberti entienden que el asentimiento puede ser dado bajo la
condición resolutoria (no suspensiva, pues mediante esta no existiría positivamente
voluntad aquiescente) de ser reunidos todos los demás hasta cierta fecha, y pasado el
tiempo sin acaecer el hecho constituido en condición (la obtención de los demás
asentimientos) se extinguirá el asentimiento emitido de ese modo. Además agregan
que el solo asentimiento dado irrestrictamente puede ser revocado, salvo impedimento
resultante de convenio sustancial o causal que prevea otra cosa; y que esta revocación
por el autor puede ser formulada antes o después de la presentación del asentimiento
en el expediente judicial, mas no luego de la reunión de la totalidad de ellos en la causa,
porque esta circunstancia precluye sobre la situación concursal cuya retrogradación
por voluntad individual no está prevista en derecho como posible. Tal tesis se sustenta
en la consideración de que el consentimiento dado a la conclusión de la quiebra
constituye un acto individual y de expresión unilateral del acreedor, aún así esa
declaración de voluntad es recepticia y esta destinada a producir efectos en el ámbito
de actuación de otros sujetos de derecho (el fallido), por lo que recibida por el
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destinatario no puede ser dejada sin efecto por una nueva actuación unilateral de quien
la emitió, salvo existencia de un vicio de la voluntad o de los actos jurídicos.
Por su parte, en los contratos de base del avenimiento, las partes pueden estipular
libremente lo que más convenga a sus intereses, ya sea una espera, una quita o ambas
a la vez, o una ventaja cualquiera. En cuanto a la forma, puede resultar de instrumento
público o privado (con firma auténtica) y llevarse a cabo por escrito. Basta que el
avenimiento sea aceptado por unanimidad de los acreedores cuyos créditos fueron
declarados admisibles, para que el juez deba declarar la conclusión de la quiebra.
La ley, al expresar que el juez puede requerir el depósito, otorga al juez una facultad
condicionada a la razonabilidad y verosimilitud de la pretensión creditoria, lo que resulta
regulado por los principios de las medidas cautelares. En tales casos, el depósito de
los montos pretendidos quedará condicionado a la resolución definitiva de verificación,
y la constitución de las garantías suficientes allanará el camino hacia la conclusión de
la quiebra. Es que –en este estadio- puede que resultare antieconómico que el depósito
fuere en dinero y el juez puede autorizar su sustitución por la constitución de una
garantía, con tal de que sea expedita y fácilmente liquidable (pólizas de caución, fianzas
de entidades bancarias o financieras). El requerimiento legal de depósito, y no de pago,
es adecuado a la situación; pues el deudor se resistirá a solicitar su asentimiento en el
supuesto de haberse opuesto a la admisión tempestiva del crédito, o de no allanarse
ante la presentación morosa; por lo que habrá que cubrir la suma establecida por el
magistrado como adecuada para satisfacerlos. La suerte ulterior del depósito
dependerá del resultado de la insinuación en trámite.
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supuesto de hecho de la norma en cuestión, dado que el verificado puede ser hallado
y su crédito es cierto. Mas fue admitida pretorianamente una extensión de ese supuesto
para esta situación, declarándose que la dación en pago mediante ingreso en cuenta
judicial del crédito de quienes negaron abusivamente su acuerdo deja sin sustento la
oposición de estos acreedores renuentes a avenir.
Respecto de la suma que puede requerir el juez (art.226), la razón de ser del dispositivo
legal radica en dos circunstancias:
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funcionarios depositarios y administradores de estos. Al cesar el fuero de atracción,
recupera el avenido su legitimación procesal y en consecuencia las cuestiones
patrimoniales pendientes en el concurso concluso pueden ser dirimidas bajo las pautas
del litigio bilateral, en el cual además desaparecerán las limitaciones recursivas
impuestas por el inc. 3 del art. 298. Sin embargo, la quiebra no es nula y, por lo tanto,
perdurarán los efectos de todos los actos llevados a cabo por el síndico o el liquidador.
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La ley contempla dos posibilidades distintas:
el pago por medio de la liquidación de los bienes del fallido y el pago íntegro
a los acreedores,
y que los acreedores se den por pagados -por un tercero, recordemos que el
deudor está desapoderado-, y otorguen en consecuencias cartas de pago
Para el primer supuesto, el texto supone que la decisión judicial de conclusión sigue a
la distribución definitiva. No obstante, cualquier distribución que evidencie la cobertura
de los créditos constituirá antecedente idóneo para emitirla. La consumación del pago
concursal puede ser comprobada al final del procedimiento de realización y distribución
(oportunidad procesal de la norma), pero puede igualmente producirse ante una parcial
realización del activo, pues nada justificaría proseguir las enajenaciones para entregar
el producido al deudor. Se requiere solamente la comprobación de tal efecto a través
de un estado de distribución, cuya necesidad fue explicada diciéndose no ser
concebible una declaración jurisdiccional de certeza sobre la suficiencia de los fondos
como actividad procesal autónoma, sino como resultado de la aprobación del reparto a
los acreedores.
La conclusión por pago total no implica necesariamente que se hayan cubierto los
accesorios de las deudas, por lo que se podría sostener que es pertinente proseguir el
procedimiento a los fines de posibilitar ulteriores incautaciones para atender estos
saldos accesorios, entendemos que ello no corresponde, porque la norma supedita el
pago de los intereses a la existencia de remanente.
Con relación a los acreedores tardíos, hay que diferenciar los que han deducido
incidente, que actuarán sobre la reserva que habrá de establecerse en el proyecto de
distribución, de los que no se han insinuado en el pasivo. Estos últimos, pueden
presentarse, a los fines de ser tenidos en cuenta en la distribución (reservas), hasta la
presentación del proyecto, pues, es ese el momento donde se fijan las relaciones entre
el producido de las realizaciones y el pasivo falencial.
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El objetivo legal es que sean satisfechos los créditos de los acreedores, las costas y
costos del proceso y si restaren bienes, se pagasen los intereses compensatorios que
se suspendieron con la declaración de la quiebra o por el pedido de concurso (si se
tratase de una quiebra indirecta).
Por su parte, el art. 229 LCQ, regula dos supuestos que comparten una nota
conceptual similar: la inexistencia de pasivo exigible, derive esta de haber sido
satisfecho o de no haberse constituido en el concurso.
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a la quiebra. De todas maneras, no podemos dejar de ver que la misma ley ha
contemplado un modo de composición privada en el art. 229, llamándolo “pago total” y
permitiendo al deudor fallido “pagar” o extinguir el pasivo verificado mediante la
obtención de “cartas de pago”, incluso por medios no dinerarios, por lo que en una
interpretación apegada al espíritu y economía de la norma, se ha considerado posible
que el dinero -a esos fines- lo proporcione un tercero (aún el mismo fallido, a pesar del
desapoderamiento que lo presume sin disposición de bienes) y que se efectúe
mediante depósito judicial.
No hay interés en mantener una quiebra si la mitad de los acreedores dice que ya no
lo es y la otra mitad dice que está de acuerdo en que se concluya la quiebra. Con buen
criterio, se ha terminado por flexibilizar las soluciones, admitiendo estas conclusiones
llamadas mixtas. La aceptación de estas modalidades persigue evitar que algún
acreedor extorsione al deudor apresurado por su liberación, exigiendo pagos
extraordinarios. Por el otro lado, puede abusarse el deudor, so pretexto de no localizar
al verificado a fin de depositar para este lo menos posible. El tribunal para evitar
maniobra, debe citar al acreedor calificado como remiso a satisfacerse, en el domicilio
que debió establecer en la oportunidad de presentar la solicitud de verificación.
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Como se ha manifestado, es el fallido quien debe afrontar los gastos y costas
concursales, pero se han suscitado discrepancias sobre la imposición de esta
erogación en el supuesto de conclusión concursal derivada de la inexistencia de
créditos verificados. Así, se ha dicho que el costo de un concurso abierto
inconducentemente por ausencia de acreedores, aún del peticionante de la declaración
de quiebra, debiera pesar sobre quien provocó la actividad jurisdiccional sin utilidad;
con lo cual la imposición de costas constituiría una suerte de sanción civil ex lege del
abuso.
EFECTOS
Honorarios.
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a) Cuando concluya la quiebra por pago total se aplica el caso 2)
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