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Derecho Comercial II- FCE

APUNTES DE CLASE Nº 11 y 12- CONCURSOS Y QUIEBRAS- LEY 24.522

Liquidación y Distribución del acervo falencial. Liquidación- Apertura de la fase liquidatoria.


Oportunidad- Realización del activo: formas; prioridades. Compensación de crédito por cooperativa de
trabajo- Enajenación de la empresa: plazo; tasación; licitación; adjudicación; enajenación por fracaso de la
primera licitación: situación de los acreedores con privilegio especial. Actuación de la cooperativa de
trabajo. Reglas legales. Venta separada. Venta singular-Concurso especial de bienes gravados; ejecución
separada y subrogación; ejecución por remate no judicial; compensación del precio; ofertas bajo sobre
(finalidad, régimen legal)-Venta directa: fundamento, excepcionalidad; aprobación judicial. Bienes
invendibles: destino, resolución judicial: apelación- Venta de títulos y valores cotizables; créditos; modos
de realización-Plazo de las enajenaciones. Ampliación. Sanciones por incumplimiento. Las preferencias y
los Privilegios concursales: Preferencias y privilegios –Concepto- Distingo- régimen legal- Principios que
regulan el sistema de los privilegios en materia concursal. Extensión y prelación -Gastos de Conservación
y de Justicia: Concepto-caracterización del régimen- Casos legales- Orden de prioridad en el cobro;
fundamento- Régimen de los privilegios especiales: fundamento y disciplina legal. Limitación.
Concurrencia de acreedores sobre un mismo bien- Régimen de los privilegios generales: fundamento y
disciplina legal-Acreedores comunes o quirografarios: caracterización; prorrateo. Régimen legal de los
acreedores subordinado. Orden de Pago.
Informe final y distribución. Informe final: plazo de presentación por el síndico; contenido; caracteres.
Proyecto de distribución: relación con las verificaciones. Reservas: gastos; acreedores sujetos a condición
y pendientes de resolución-Publicidad- Observaciones al informe: legitimados; plazo; observaciones
admisibles, facultad del juez; resolución; recurribilidad- Regulación de honorarios. Pago de los dividendos
concursales: oportunidad; formas de pago; caducidad de derechos; plazo, destino. Verificaciones tardías-
Distribuciones complementarias del proceso. Conclusión y/o Clausura del Concurso Preventivo-
Desistimiento del pedido de concurso -requisitos; mayorías. Inadmisibilidad de nueva presentación. -
Nueva presentación en concurso preventivo: fundamentos, disposiciones legales; período de inhibición-
Conclusión del proceso concursal y del estado concursal- Medidas-Honorarios- Desistimiento del pedido
de quiebra - Supuestos y efectos.- Clausura y Conclusión de la quiebra- Clausura por distribución final
insuficiente y por falta de activo suficiente - presunción de fraude; consecuencias- Conclusión de la
quiebra: Avenimiento: concepto; presupuestos; aprobación judicial; efectos; Instrumentación- Pago total:
distintos supuestos, concepto. Régimen legal: requisitos, efectos. Remanente - Inexistencia de acreedores
- Otros supuestos de conclusión. Análisis- Régimen de los honorarios en la quiebra- Regulación de
honorarios en la quiebra liquidada - Continuación de la actividad empresarial - Otros supuestos de
conclusión

LIQUIDACIÓN Y DITRIBUCIÓN DEL ACERVO FALENCIAL.-


En la clase de hoy, vamos a llegar al objetivo central de la quiebra: la liquidación
y distribución de los bienes del fallido.

Como ya hemos dicho el objetivo principal del proceso falencial (y la principal


diferencia con el concurso preventivo) es la venta de todos los bienes del deudor y la
distribución de lo producido entre los acreedores para saldar sus créditos.

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Apertura fase liquidatoria.- Oportunidad.-

En forma inmediata a la declaración de la quiebra, una vez que se ha descartado


la conversión en concurso preventivo (art. 90) o del recurso de reposición (art. 94), el
síndico debe proceder a la venta de los bienes del fallido. De hecho la liquidación de
los bienes se ordena en la misma sentencia de quiebra (art. 88 inc. 9).

Formas de realización del activo.-

El art. 204 establece como principio básico, que la realización de los bienes debe
cumplirse de la manera más conveniente al concurso, dándole preferencia a la
enajenación de la empresa como unidad (inc. a); y en segundo término a la venta en
conjunto de todos los bienes que integran el establecimiento. Si se ha decidido la
continuación de la explotación de la empresa, será entonces posible la venta de la
empresa en funcionamiento, como unidad.

Si no es posible efectuar la venta en ninguna de estas formas, se procederá a la


venta individual de cada uno de los bienes o en grupos de estos. Si existen
fundamentos razonables y resulta más conveniente puede venderse mediante una
combinación de estas formas.

Enajenación de la empresa.-

El art. 205 de la LCQ establece la forma en que se realizará la venta de la


empresa. El juez al determinar la venta decide si recurre a la subasta pública o somete
la enajenación al procedimiento regulado detalladamente en los incs. 3 y ss. del art.
205.

En cualquier caso, el enajenador (art. 88 inc. 9 y 261 LCQ) debe tasar todos los
bienes que compongan la empresa fallida, individualizándose los valores de los bienes
que pudieran enajenarse separadamente. De dicha tasación se corre vista a la
cooperativa de trabajo, en caso que se hubiera formado, y al síndico para que emita su
opinión al respecto y luego el juez decide fijando el monto de venta del bien que no
puede ser inferior al precio de la tasación.

Compensación de créditos por la cooperativa de trabajo

Conforme la modificación introducida por la ley 26684 que incorpora el art. 203
bis, la cooperativa de trabajo podrá realizar ofertas de compra y pedir que se le
adjudique la empresa al valor de la tasación presentada por el martillero.

En tal supuesto, los trabajadores podrán hacer valer al momento de la


enajenación la compensación con los créditos que le asisten como trabajadores de la
fallida. Es decir que podrán compensar del valor a pagar con los créditos a su favor en
virtud de la relación laboral y de conformidad a los artículos 241, inciso 2) y 246, inciso
1) de la ley concursal.

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El monto de las indemnizaciones que podrán compensar los trabajadores será
calculado de conformidad con el artículo 245 de la ley 20.744 (indemnización por
despido), los estatutos especiales, convenios colectivos o contratos individuales, según
el que resultare más favorable a los trabajadores.

A tal efecto, podrán utilizarse total o parcialmente los créditos laborales de los
que resulten titulares trabajadores que voluntariamente los cedan a la cooperativa. La
cesión se materializará en audiencia a celebrarse ante el juez de la quiebra con
intervención de la asociación sindical legitimada.

El plazo del pago del precio por parte de la cooperativa de trabajo podrá
estipularse al momento de efectuarse la venta.

Procedimientos para la venta:

El Juez puede establecer que la venta se haga por algunos de estos procedimientos:

Subasta pública

El enajenador procederá a la tasación del bien, el juez fija la base de subasta


(monto mínimo a partir de cual se puede aceptar ofertas).

Se fija fecha para llevar a delante la subasta, estableciendo día, hora y lugar
donde se llevara a cabo la misma. La subasta se da a conocer mediante publicación
de edictos.

La venta se realiza al mejor postor y el pago debe ser al contado y depositado


por el adquiriente en pública subasta dentro de los 20 días hábiles subsiguientes a la
aprobación de la subasta.

La venta se realiza a viva voz, es decir que todos los presentes en el acto de
subasta tienen conocimiento de las ofertas que efectúan sus competidores.

Sin subasta pública. Licitación

Previsto detalladamente en el art. 205 inc. 4 de la LCQ.

Las ofertas se presentan en sobre cerrado, conforme el pliego de condiciones


que oportunamente elabora el sindico, el martillero y el juez.

Una vez redactado el pliego, se publican edictos por dos (2) días en el diario de
publicaciones legales y en otro de circulación en la jurisdicción del Juzgado. El Edicto
va informar los datos de los bienes que se venden y las condiciones de venta que se
establecen en el pliego, así como también la fecha hasta la cual se recibirán las ofertas
en sobre cerrado y el día en que se procederá a su apertura.

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Los interesados deberán formular sus ofertas en sobre cerrado hasta el día
indicado como fecha límite.

En la fecha indicada el juez procederá a la apertura de los sobres en presencia


del síndico, los oferentes y acreedores que concurrieran.

Solo cabe agregar que la adjudicación debe tener lugar entre las propuestas
oportunamente presentadas, no pudiendo ser mejoradas en el curso de la audiencia de
apertura de ofertas, salvo en caso de empate. El Juez debe aceptar la oferta de mayor
precio.

La resolución que aprueba la adjudicación debe ser notificada, momento en que


comienza a correr un plazo de veinte días para depositar el precio, pasado el cual, el
adjudicatario pierde su derecho y la garantía de mantenimiento de la oferta. En cuyo
caso el juez debe adjudicar a la segunda mejor oferta, siempre que supere la base.

Fracasada la primera licitación, se deberá convocar a una nueva pero esta vez
sin base conforme lo establece el l inc. 9 art. 205.

Venta singular de bienes

Como ya hemos dicho, si no puede venderse la empresa en marcha o como


unidad, se procederá a la venta de los bienes en forma singular.

Para ello debe en principio recurrir al procedimiento de subasta pública que ya


analizamos (art. 208), lo que no descarta que el Juez disponga la venta por licitación si
la considera más conveniente.

Venta de bienes gravados.-

El art. 206 establece una especie de protección para aquellos acreedores que
tiene un gravamen sobre los bienes del fallido, es decir que han garantizado su deuda
con algún bien o tiene un privilegio especial sobre alguno de estos. En tal supuesto, la
ley establece que: la realización del bien afectado con un gravamen, traslada éste al
precio obtenido, creando de esta manera una subrogación real conforme la pauta que
fija el art. 245 de la LCQ.

También resulta de aquel principio que, respondiendo el bien al privilegio hasta


el importe de su valor, el precio a recibir por el titular del privilegio no puede ser inferior
al mismo, por lo tanto al momento de fijarse el precio de venta del bien se debe tener
un cuenta los créditos con privilegios que pesan sobre él y fijar un precio de venta que
sea suficiente para afrontar el pago de los mismos.

En el dispositivo legal se hace referencia a la planilla especial que debe


completar el síndico haciendo constar los créditos con privilegio especial que recaen
sobre cada bien. Sin embargo, fracasada la venta con la base resguardatoria de esos
créditos, la norma procede a regular un complejo procedimiento que deberá llevar a

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cabo el síndico, para dirimir los porcentajes de participación de los créditos privilegiados
en relación al precio obtenido.

Concurso Especial

El concurso especial es un procedimiento distinto, que tramita por un expediente


por separado, via incidente, sumamente abreviado, para acreedores hipotecario o
prendarios (con garantía real), permitiéndoles que insten la ejecución individual de los
bienes. Es decir que el acreedor prendario o hipotecario deberá verificar su crédito y
privilegio –inexcusablemente- por vía del proceso de verificación de crédito previsto por
el art. 200; sin perjuicio de ello, si con anterioridad había iniciado la ejecución individual
del bien, puede continuarla ante el juez de la quiebra; y si no había iniciado aún la
ejecución, puede requerir la venta del bien mediante la formación de un incidente de
concurso especial también ante el juzgado de la quiebra.

Al respecto es dable recordar que en lo referido al monto de los créditos con


garantía hipotecaria o prendaria, forman parte de éste los intereses que no se
suspenden por la quiebra del deudor, debiendo computarse los mismos hasta la fecha
en que el pago se haga efectivo y hasta el límite del valor del bien prendado o
hipotecado.

Ejecutado el bien, el producido es distribuido por el síndico quedando afectado


los fondos al pago de los créditos que se garantizaban con dicho bien, previo pago de
los gastos y de acreedores preferentes si los hubiera, teniendo en cuenta los privilegios.

Compensación

La compensación se produce cuando dos personas son acreedores y deudores


recíprocos. Si esto ocurre las deudas se pueden compensar extinguiendo la obligación
por el monto de la que sea menor. Un acreedor del fallido, no puede adquirir un bien y
pretender compensar su crédito. La ley no lo permite, salvo en el caso de los
acreedores que tienen una garantía real sobre el bien que adquiere (art. 211). Pero en
tal caso deberá dar fianza para el supuesto de que exista un acreedor con mejor
derecho sobre ese bien y que no haya podido ejercer la compensación.

Ofertas bajo sobre. -

El juez puede admitir que quien esté interesado en la compra de los bienes de
la empresa que se realizará por subasta, presenten ofertas en sobre cerrado en el
Juzgado. Dichos sobres deben llegar a la mano del Martillero encargado de realizar la
subasta con dos días de anticipación, para que este pueda abrir los sobres en el

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momento de realizar la subasta y tener en cuenta las ofertas contenidas en estos (art
212).

Venta Directa. -

La ley prevé en el art. 213 la posibilidad de que el juez disponga la venta directa
de un bien a determinada persona, sin someterse a alguno de los procedimientos de
venta explicados.

Esta forma de venta resulta excepcional y puede ocurrir cuando han fracasado
las otras formas de venta, cuando los bienes son de escaso valor, o cuando por su
naturaleza solo puede interesar a una/s persona determinada. De esta decisión se
corre traslado al síndico para que opine al respecto y a la cooperativa de trabajo en el
caso que se haya decidido la continuación de la explotación, luego de realizada la
venta requiere aprobación judicial.

Es importante destacar que esta forma de venta es de aplicación sumamente


restrictiva porque podría generar sospecha respecto de la “claridad” de la venta ya que
no se ofrece en forma pública y se vende directamente a una persona.

Bienes Invendibles.-

Si hay bienes que por algún motivo no pudieron ser vendidos o su venta es
infructuosa por su escaso valor, el juez previa vista al síndico y al deudor, puede
disponer la entrega de dichos bienes a una institución de bien público (art. 214).

Créditos a favor del fallido.-

El activo del fallido no solo puede estar formado por bienes (que se realizarán
conforme venimos viendo), sino que también puede contener créditos a cobrar por el
fallido. Decretada la quiebra el fallido pierde legitimación para cobrar o exigir el cobro
de estos créditos y queda en cabeza del síndico tal función. El síndico deberá iniciar o
continuar las acciones judiciales o extrajudiciales correspondientes para cobrar los
créditos del fallido porque estos también se incorporarán a la masa a distribuir entre los
acreedores. La ley autoriza en el art. 216 de la LCQ que el síndico encargue a un banco
oficial o privado de primera línea la cobranza de dicho crédito o proceder a la venta del
crédito en subasta o en forma directa.

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PLAZOS Y SANCIONES

La ley determina, en el art. 217 de la Lcq, que todas las enajenaciones deben
ser efectuadas en un plazo máximo de 4 meses contados a partir de la fecha en que
se produce el decreto de quiebra o que la misma haya quedado firme. Dicho plazo
podría fundadamente ser ampliado por el Juez.

En el caso de no cumplir con los plazos establecidos como así también los
plazos previstos en todos los procesas de venta explicados, podrían dar lugar a la
aplicación de sanciones e incluso la remoción del síndico o el martillero designado para
la enajenación.

LAS PREFERENCIA Y PRIVILEGIOS CONCURSALES.-


Si bien en principio dijimos que todos los acreedores concurren al Concurso
Preventivo en una situación de igualdad, se consideró compatible la inclusión de
cierto tipo de acreencias a las que se les dá, por distintas razones, un tratamiento
especial. Así el Derecho reconoce “calidades de créditos” que jerarquizan la
satisfacción de los mismos.

La palabra privilegio proviene del latín y se define como “El derecho dado por la
ley a un acreedor para ser pagado con preferencia a otro, se llama en este Código
privilegio”
El momento para reclamar el privilegio de que puede gozar un créditos es al
presentar el pedido de verificación de créditos, si no se reclama en ese momento se
considera que se ha renunciado al mismo, es por ello que algo tocamos de este tema
al momento de ver la Verificación de Créditos.

El fundamento de los privilegios varía según el caso. En algunos existe un interés


público: privilegios para las costas y costos del juicio o para los impuestos. En otros
casos por razones de humanidad: gastos de la enfermedad del fallido y los gastos para
la subsistencia del fallido y de su familia; en otros equidad o amparo: como los
trabajadores, etc.

El privilegio otorgado al crédito fijará la posición del acreedor con relación a otros
acreedores en el momento del cobro.

Hay acreedores con Privilegio y acreedores sin privilegios que denominaremos


quirografarios.

Caracteres.

Los privilegios tienen las siguientes características:

1) Emergen de la ley. Sólo pueden resultar de una disposición legal. No


pueden crearlos las partes.

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2) Son accesorios de los créditos. Corren la suerte del principal y pueden cederse si
se cede el crédito.

3) Son indivisibles. De modo tal que toda la cosa y cada parte de ella está afectada
a la satisfacción del crédito privilegiado y cada parte del mismo.

4) Son de interpretación restrictiva. Toda vez que configuran una alteración del
principio de igualdad de los acreedores.

Clases de Privilegio.

Existen dos clases de privilegio:

ESPECIAL: Se relacionan con determinados bienes, con un bien sobre el cual se va a


ejercer el privilegio, que denominamos “bien asiento del privilegio”, de modo que del
resultado de su venta se cobran en primer término los acreedores que tienen este
privilegio.

Se encuentran enumerados en el art. 241 de la LCQ donde se determina que


acreedores tienen privilegio especial y sobre qué bien recaé ese privilegio.

Al respecto concurren dos teorías:

1.-La primer teoría sostiene que el privilegio recae


sobre el bien con cuyo producido ha de ser
satisfecha la prioridad de cobro del acreedor
2.-La otra teoría sostiene que el privilegio recae
privilegiado
sobre las sumas de dinero respecto de las cuales
se va a ejercer

La doctrina se inclina por esta segunda teoría, ya que desde el nacimiento del crédito
el acreedor tiene derecho a cobrarse con preferencia sobre el valor del bien, pero el
deudor no le transmite ningún derecho sobre la misma.

Veamos cada caso:

Art. 241 Inc. 1

1) Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación


de una cosa sobre ésta, mientras exista en poder del
concursado por cuya cuenta se hicieron los gastos.

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Es lo que se denomina privilegio del constructor, y debe cumplir con dos requisitos:
que el bien se haya beneficiado con la prestación, lo que justifica este privilegio, ya que
el bien ha recibido un beneficio que no debería favorecer a otro acreedor hasta tanto
no se haya satisfecho la deuda por este hecho, y que el bien permanezca en poder del
deudor, ya que de no ser así desaparecería el asiento del privilegio.
Se entiende por mejora o conservación no solo a los materiales de construcción, sino
a los servicios de protección externa, suministro de riego, expensas etc.

Art. 241 Inc. 2

2) Los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por seis


meses y los provenientes de indemnizaciones por accidentes de
trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de
desempleo, gozan de privilegio sobre las mercaderías, materias
primas y maquinarias que siendo de propiedad del concursado se
encuentren en el establecimiento donde hayan prestado sus
servicios

El privilegio es el de las TRES M (maquinarias, materias primas y mercaderías), y


no sobre la totalidad de los bienes de uso. En cuanto al lapso de 6 meses indicados
por el legislador, no se refiere a los últimos 6 meses, con lo cual el Dr. Hurtado y Rivera
sostienen que se pueden verificar 6 meses de remuneraciones, aunque no sean los
últimos.

Art. 241 inc. 3

3) Los impuestos y tasas que se aplican a determinados bienes,


sobre éstos.

Es en el caso de rodados, el impuesto a los automotores, impuesto de emergencia


sobre los automotores.
En el caso de inmuebles, el inmobiliario, tasas municipales, agua y cloacas, impuesto
de emergencia sobre inmuebles, ABL.
En el caso de Bienes de Cambio: impuestos internos a determinados productos.

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En cuanto a la fecha, para verificar se tomarán los vencidos e impagos a la fecha de la
presentación en concurso o auto de quiebra, y las posteriores deben ser abonadas por
el deudor

4) Los créditos garantizados con hipoteca, prenda, warrant y los


correspondientes a debentures y obligaciones negociables con
garantía especial o flotante

El crédito hipotecario es verificable en el concurso y la quiebra con privilegio especial,


y en ambos casos se aplican las disposiciones del art. 19 y 129 con respecto a los
intereses. Así la extensión del privilegio del crédito hipotecario alcanza al capital y
también a las costas y gastos e intereses anteriores compensatorios y punitorios por
dos años (son quirografarios los que exceden ese plazo para atrás, y compensatorios
posteriores al decreto de quiebra)
Prenda comercial: Contrato de prenda comercial es aquel en virtud del cual el deudor
o un tercero a su nombre entrega al acreedor una cosa mueble, en garantía de una
operación comercial.
Pueden darse en prenda:
• Bienes muebles
• Mercaderías
• Títulos de la deuda publica
• Acciones de compañías o empresas
• Cualquier titulo de crédito negociable en el comercio,

La característica de la Prenda Comercial es que el privilegio se extiende solo al


capital.
• Prenda con Registro: Está reglamentada en la Ley 12.962, y se usa
especialmente en rodados y maquinarias. En su art. 3 garantiza al acreedor con
privilegio especial, el capital de la obligación, intereses y gastos en los
términos del contrato.

Warrants es el instrumento que acredita el depósito de los frutos y productos agrícolas,


ganaderos, forestales etc. en silos, depósitos, cámaras etc., que puede ser negociado
como cualquier título de crédito, garantizando el crédito que nace del título con la
mercadería que se encuentra depositada. Está reglamentado en el Decreto/ ley 9643,
y su art. 18 establece que el privilegio alcanza al importe de la deuda, sus intereses y
gastos calculados.
Debentures con garantía especial: Título de crédito emitido con la finalidad de
obtener recursos, que afectan a su pago determinados bienes susceptibles de ser

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hipotecados, garantía que debe instrumentarse con una escritura pública, con lo cual
le corresponden los mismos criterios que a los créditos hipotecarios.
Debentures con garantía flotante: afecta a su pago todos los derechos, bienes
muebles e inmuebles presentes y futuros de la persona que lo emite. Hurtado sostiene
que tiene la característica de una prenda comercial, con lo cual el privilegio se extiende
solamente al capital.
Obligaciones negociables con garantía especial o flotante: son títulos valores
emitidos por entidades financieras, sociedades por acciones, cooperativas o
asociaciones civiles, con el objeto de captar fondos de inversionistas para financiar sus
actividades, regulados por la ley 23576, y le corresponden las mismas consideraciones
que para los warrants.

Art. 241 Inc. 5

5) Lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida a


la fecha de la sentencia de quiebra.

El derecho de retención es una facultad que corresponde a quien retiene una cosa
ajena, hasta que le paguen lo que le adeuden por dicha cosa, que se aplica
exclusivamente en la quiebra, debiendo el acreedor verificar su crédito y el síndico
expedirse sobre el mismo.

Art. 241 Inc. 6

6) Los créditos indicados en la ley 20094 y en el código


Aeronáutico

El art. 471 de la ley 20094 se refiere al crédito naval, y dice que los privilegios del cap.
IV serán preferidos a cualquier otro privilegio especial o general.
El art. 476 enumeran los privilegios que recaen sobre el buque:

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a) Los gastos de justicia hechos en interés común de los acreedores para la
conservación del buque, o para proceder a su venta y a la distribución de su
precio;
b) Los créditos del capitán y demás individuos de la tripulación, derivados del
contrato de ajuste, de las leyes laborales y de los convenios colectivos de
trabajo;
c) Los derechos, impuestos, contribuciones y tasas retributivas de servicios,
derivados del ejercicio de la navegación o de la explotación comercial del
buque;
d) Los créditos por muerte o lesiones corporales que ocurran en tierra, a bordo o
en el agua, en relación directa con la explotación del buque;
e) Los créditos por hechos ilícitos contra el propietario, el armador o el buque, no
susceptibles de fundarse en una relación contractual, por daños a las cosas que
se encuentren en tierra, a bordo o en el agua, en relación directa con la
explotación del buque;
f) Los créditos por asistencia y salvamento, remoción de restos náufragos y
contribuciones en averías gruesas.

Los créditos enumerados en primer lugar tienen preferencia respecto del crédito
hipotecario sobre el buque.
Son privilegiados en segundo lugar, aún por el crédito hipotecario:
a) Los créditos por averías a las cosas cargadas y equipajes;
b) Los créditos que tengan su origen en contratos de locación o fletamento de un
buque o en un contrato de transporte;
c) Los créditos por suministros de productos o de materiales a un buque, para su
explotación o conservación;
d) Los créditos por construcción, reparación o equipamiento del buque o por gastos
de dique;
e) Los créditos por desembolso del capitán, y los efectuados por los cargadores,
fletadores o agentes por cuenta del buque o de su propietario;
f) El crédito por el precio de la última adquisición del buque y los intereses debidos
desde los últimos dos (2) años.
g) En el privilegio enunciado precedentemente se incluye el capital y los intereses
por un año.
h) En lo que respecta a la extensión del privilegio, la hipoteca sobre buque o buque
en construcción se extiende al capital y a los intereses de la obligación principal
debidos por dos años.
i) Crédito Aeronáutico: Tendrán privilegio sobre la aeronave los créditos por
gastos causídicos que beneficien al acreedor hipotecario, de modo que el
privilegio cubre el capital y los gastos causídicos.

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GENERAL: El privilegio recae sobre la totalidad de los bienes del fallido pero una vez
pagados los créditos con privilegio especial, previstos en el art. 246 de la LCQ.

1) En el 246 inc.1 se hace referencia a los créditos laborales que no


pudieron ser cubiertos con el 241.inc.2, y se agregan las
vacaciones, SAC, y cualquier otro crédito derivado de la relación
laboral, por ejemplo las indemnizaciones de la ley de empleo 24013,
indemnización por clientela para viajantes de comercio,
indemnización especial por preaviso a periodistas. La extensión del
privilegio alcanza al capital, los intereses por dos años a contar
desde la mora y las costas judiciales.

Rivera sostiene que hay algunas pautas jurisprudenciales que limitan las mismas a los
honorarios del abogado del dependiente aunque proporcionales a la parte privilegiada
y quirografaria de este. Se deben incluir los honorarios de los peritos y excluir los de
los letrados del deudor en los juicios laborales.
Entran dentro de este inciso la indemnización por ejercer funciones sindicales que debe
adicionarse a la indemnización por despido, porque la extensión de los privilegios debe
interpretarse restrictivamente.

2) El capital por prestaciones adeudadas a organismos de los


sistemas nacional, provincial o municipal de seguridad social,
de subsidios familiares y fondos de desempleo

La extensión del privilegio alcanza solamente al capital. Se consideran incluidos en este


inciso:
✓ SIJP
✓ Subsidios familiares.
✓ INSSJP
✓ FONAVI
✓ FNE

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3) Si el concursado es persona física, los gastos funerarios
según el uso, gastos de enfermedad de los últimos seis
meses de vida, alojamiento, alimentación y vestimenta.

Acá la doctrina es contrapuesta, ya que Fernández Madrid sostiene que se refiere a


los gastos funerarios del deudor y no de su familia, y deben ser anteriores a la
presentación o auto de quiebra, Rivera dice que son exclusivamente los de sepelio del
deudor, y siempre que sean posteriores a la quiebra.
Un “Uso” razonable sería:
✓ Servicio de velatorio
✓ Ceremonia religiosa
✓ Traslado de restos
✓ Ataúd o urna
✓ Avisos o participaciones
✓ Derecho de inhumación
✓ Entierro propiamente dicho
✓ Lápida, cruz u otros símbolos
✓ Gastos de cremación.

Con respecto a los gastos de enfermedad de los últimos 6 meses de vida, también la
doctrina es contrapuesta, ya que hay quienes sostienen que presupone la muerte del
deudor, y otros sostienen que si vive, los gastos de enfermedad de los últimos 6 meses
gozan del privilegio.
Deberían ser verificables honorarios médicos, sanatorios, estudios,
medicamentos, descartables etc.
En cuanto a los gastos de alojamiento, alimentación y vivienda, el privilegio alcanza
solamente al capital, por los seis meses anteriores a la presentación en concurso, y
abarca también a la familia del fallido.
No hay una doctrina firme con respecto a los conceptos que abarca, y en última
instancia serán merituados por el juez

4) El capital por impuestos y tasas adeudados al fisco


nacional, provincial o municipal

Se incluyen dentro de este privilegio:


✓ Impuestos nacionales a cargo de la AFIP.
✓ Otros impuestos nacionales.
✓ Impuesto a la salud pública.
✓ Impuesto de sellos

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✓ Impuesto a los juegos de azar
✓ Tasas municipales por anuncios en la vía pública.
✓ Tasas municipales por Seguridad e Higiene
✓ Otras tasas por servicios municipales.

5) El capital por facturas de crédito aceptadas por hasta


20.000 pesos, derecho que puede ejercitar el librador
de las mismas

ORDEN DE PRELACIÓN Y COBRO DE LOS CREDITOS.-

Los privilegios tienen un orden de prelación en la ley concursal que determina en


instancia se efectúa el cobro de dichos créditos.

El siguiente esquema establece el orden de prelación de los créditos es decir en que


orden son pagados los mismos.

Suponga el observador que el siguiente rectángulo representa el activo producido por


la liquidación:

Las flechas indican la remisión de los saldos impagos a otra categoría o estatus
crediticio

Como se observa del esquema, producida la venta de los bienes:


Gastos Art. 244
1) En primer lugar deben reservarse el monto correspondiente a los gastos del art.
244, estos son los gastos por los servicios y las prestaciones que el proceso de

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realización generó, los cuales se pagarán con el producido de los bienes sobre los que
aquellos recayeron. Tal es el caso de los gastos de subasta del bien, honorarios del
martillero, las expensas, el ABL que se devengo con posterioridad al auto de quiebra
etc.
Créditos con privilegio especial
2) Luego con lo obtenido de cada bien se pagarán los créditos con privilegio
especial, si los hubiera. Es decir que del producido de cada bien del fallido sobre el
cual recaiga un privilegio especial, se deducirá el crédito privilegiado.
Dichos privilegio se pagan en el orden de los incisos, es decir que si sobre un mismo
bien recaen varios privilegios, se pagarán en el orden que lo determinan los incisos (art.
243).
Si sobre un mismo bien recaen varios créditos con privilegio especial y todos
corresponden al mismo inciso, y el monto obtenido por la venta del bien no es suficiente
para saldar todos los créditos se liquidan a prorrata (conforme el porcentaje del crédito
que representa en relación al total de la masa crediticia).
A estas pautas de prelación se suman otras dos pautas específicas previstas en el art.
243:
1) La que establece la prioridad del privilegio especial según el tiempo, en caso de
concurrir un acreedor que se encuentre ejerciendo el derecho de retención. El
crédito de quien ejercía el derecho de retención prevalece sobre los créditos con
privilegio especial si la retención empezó a ejercerse antes de nacer los créditos
privilegiados.
2) La que establece que eL rango de los acreedores con privilegio enunciados en
los incs. 4 (créditos garantizados) y 6 (créditos del código aeronáutico y de
navegación), no se determina por el orden de dichos incisos, sino que la ley
remite a sus respectivos ordenamientos para establecer la prelación frente a los
demás acreedores con privilegio especial. Por ejemplo, en el inciso 4
encontramos a los acreedores garantizados con hipoteca, por lo tanto, la
determinación de su rango se hará aplicando las disposiciones del código civil.
Cuando dos o más acreedores hipotecarios concurren en relación a un mismo
bien, el orden de preferencia se determinará por el grado. En principio, este
grado se establece teniendo en cuenta la fecha de inscripción del gravamen.
Efectuado el pago de los gastos correspondientes a la realización de cada bien y
abonados los créditos con privilegio especial, de existir un saldo sobrante de dinero, el
mismo pasará a integrar la Masa General.
Gastos del Art. 240
3) Luego se abonan los otros gastos del concurso, previstos en el art. 240. Son
éstos los denominados como “gastos de conservación y justicia” o llamados
"acreedores del concurso", quienes sin gozar de un "privilegio" en sentido estricto,
poseen "una preferencia de carácter especialísimo que lo sitúa por encima de todo
privilegio, con tal que hayan sido útiles frente a los acreedores a quienes se oponen".
Son todos aquellos que provienen de la continuación de la actividad, de la continuación
de ciertos contratos, de las relaciones laborales, así como de las nuevas relaciones
jurídicas establecidas por el síndico. Se generan a partir de la formación del concurso

16
y por esas erogaciones derivadas del procedimiento mismo. El obligado frente a ellas
no puede ser el fallido, puesto que no pudo contraer válidamente deudas por hallarse
sujeto a las reglas del desapoderamiento, sino que la deudora de tales gastos es la
comunidad de los acreedores concurrentes, que se vieron beneficiados por la
realización de tales gastos en su interés, y por tanto tienen que solventarse con el
patrimonio del fallido, o sea, con los bienes (masa activa) de la quiebra. Constituyen
una acreencia no privilegiada, atendible de modo independiente y previo a los créditos
de quienes se han visto beneficiados por sus servicios y prestaciones. Tampoco
requieren ser verificados, ni justificar su derecho que se entiende perfectamente
conocido por los controles del proceso. Al igual que en el caso anterior, de no alcanzar
se distribuye a prorrata.

Algunos de los elementos comprendidos en este artículo son:


a) Los honorarios del síndico, los del abogado y del procurador del deudor en su
concurso preventivo o petición de quiebra, los del abogado y procurador del acreedor
que solicitó la quiebra, los de los funcionarios designados para la vigilancia del
cumplimiento del acuerdo preventivo y sus letrados, y también los de los
administradores.
b) Los créditos originados con motivo de la continuación de la explotación de la
empresa del fallido.
c) Los créditos surgidos en virtud de contratos con prestaciones recíprocas
pendientes del art. 20, 143 y 154, cuando se decida la continuación de la prestación.
d) Los créditos por costas judiciales impuestas por la actuación del síndico.
e) Los daños y perjuicios ocasionados por bienes o empleados del concurso.

f) Los alquileres devengados después de la declaración de quiebra, cuando se


siga utilizando el bien locado, inclusive en la continuación de la explotación de la
empresa.
g) Las remuneraciones del personal de sindicatura, propuestos por el síndico y
autorizados por el juez.
h) Los daños y perjuicios ocasionados por empleados del síndico o deudor.
i) Los gastos incurridos en transcripciones, anotaciones, publicaciones etc,
efectuados para proteger el patrimonio del concurso.

j) Los gastos para la conservación y custodia del activo.

k) los gastos incurridos con motivo de la celebración de contratos que realice el


síndico para obtener frutos sobre los bienes desapoderados.
l) Créditos provenientes de la aceptación de herencia con cargo.
m) Tasa de justicia del concurso.

Créditos con privilegio general


4) Se abonan los créditos laborales con privilegio general correspondientes a
salarios, sueldos o remuneraciones, incluso los saldos impagos de los créditos que
también tenían privilegio especial.

17
5) Abonados los créditos hasta aquí expuesto, la ley prevé que los créditos con
privilegio general solo pueden afectar el 50% del saldo restante, afectando el otro
50% al pago de los créditos quirografarios (art. 247). Si no resulta suficiente para
abonar el total de los créditos con privilegio general, por lo no cobrado participan a
prorrata con los acreedores quirografarios.
Si los fondos no son suficiente para abonar los créditos con privilegio general,
la distribución se hace a prorrata.
Quirografarios
6) Con el 50% restante se paga a los acreedores quirografarios. Si no alcanza se
distribuye a prorrata.
Otros créditos
7) Si pagados todos los créditos aún existe saldo, se pagan los créditos
subordinados al cobro de los otros (art. 250). El art. 250 recepta expresamente la
validez de los convenios de subordinación crediticia, otorgándole plena validez y
oponibilidad a terceros. En la opinión de Barbieri, un crédito es subordinado cuando
acreedor y deudor han pactado que los derechos emergentes de la relación jurídica
que los une se ejercerán en función de la suerte que corran otras deudas del fallido,
presente o futuras (ejemplo: se comenzarán a pagar los créditos prendarios una vez
abonado todo créditos bancarios).
8) Si aún después queda saldo se pagan los intereses que se habían suspendido
al decretarse la quiebra.
9) Y si aún después queda un saldo (casi imposible) se pagan los créditos del
extranjero si los hubiere o se devuelve el saldo al fallido.

INFORME FINAL Y PROYECTO DE DISTRIBUCIÓN


El art. 218 de la LCQ, prevé el último informe que debe presentar el síndico una
vez que finalizaron las ventas de los bienes.

Sin perjuicio de que la frase inicial del art. 218 se refiere a la última enajenación,
no es necesario esperar la enajenación de todos los bienes ni el cobro de todos los
créditos para la presentación del informe final. Es decir que aún cuando no se hubieran
vendido todos los bienes o cobrados todos los créditos, pueden existir bienes
invendibles o de difícil realización, créditos no cobrados o pendientes de resolución
judicial y que sean cobrados o vendidos con posterioridad. En tales circunstancias el
síndico puede realizar un informe final y luego, si se produce otra venta o el cobro de
otro crédito, realizará otro informe final al respecto.

Este informe, que debe incluir el proyecto de distribución con arreglo a la


verificación y graduación de los créditos, tiene por objeto fijar las bases sobre las
cuales ha de ser cumplida la distribución y mostrar la actividad desarrollada por la
sindicatura en la labor de liquidación de los bienes, por lo que debe ser lo más completo
y detallado posible para facilitar el control de los acreedores, del deudor y del juez.
Además debe contener una rendición de cuentas de las operaciones efectuadas

18
con respaldo documental y el resultado de la realización de los bienes, detallándolo
individualmente.

Una vez presentado, el juez de oficio procede a regular los honorarios de


acuerdo con los arts. 265 a 272, los que son apelables, pues sólo después de que
quedare firme el informe final se podrá ejecutar el proyecto de distribución que incluirá
aquellos honorarios.

2.-1 Proyecto de distribución.-

En forma conjunta con el informe final, el síndico presentará un proyecto de


distribución. En el mismo el síndico procede a determinar cómo se distribuye entre los
acreedores lo obtenido por la venta de los bienes del fallido, es decir que determinará
cuánto cobra en definitiva cada acreedor verificado o declarado admisible.

Para elaborar el proyecto de distribución el síndico tendrá especialmente en


cuenta el orden de prelación de los créditos y los privilegios que ostente cada acreedor,
conforme se establece en los arts.239 a 250 LCQ y ya fuera analizado al momento de
estudiar la verificación de créditos.

Al distribuir el producido, se debe tener en cuenta:

1) La deducción para el pago de los créditos por gastos concursales. El sindico


deberá deducir del monto a distribuir los gastos que se hubieran generado por
el desarrollo del proceso falencial.
2) La reserva para el pago de los créditos pendientes de condición o resolución.
Si existen créditos pendientes de resolución, ya sea por se verificaciones
tardías o incidentes de revisión que tienen resolución final pendiente aún, el
síndico debe efectuar una estimación de cuanto corresponderá percibir a esos
créditos si fueran reconocidos y generar una reserva de fondos, previa a la
distribución, para afrontar el pago de los mismos una vez que tengan
resolución firme.
3) El crédito verificado con privilegio especial no muta a quirografario por la
teórica insuficiencia de la cosa asiento del privilegio, sino que realizado ese
bien e insuficiente su producido para el pago del crédito, el saldo insoluto
resulta ser quirografario, si la ley no prevé una posición mejor (v.g., créditos
laborales y fiscales)

Reservas.
El art. 220 prevé que al efectuar el proyecto de distribución, además el síndico debe
formular una serie de reservas con el objetivo de no excluir a los créditos que aún se
hallan pendientes, ya sea porque son créditos sujetos a una condición suspensiva o
porque se encuentran pendientes de resolución (por ejemplo por ser un incidente de
verificación tardía o de revisión)

19
Publicidad.- Observaciones al informe.-

Posteriormente debe publicarse edictos por dos días haciendo saber que el síndico ha
presentado el informe final, el proyecto de distribución y la regulación de honorarios.

El fallido y los acreedores admisibles o verificados podrán formular observaciones al


informe final y proyectos de distribución dentro de los 10 días siguientes fundado en la
existencia de algún error, omisión o falsedades del informe.

De las observaciones se dará traslado al síndico para que las conteste y luego el juez
resolverá si las mismas son procedentes o no.

La normativa prevé la posibilidad de fijar una audiencia con los que han deducido
observación (fallido y/o acreedores) y el síndico, a los fines de fundar las objeciones
aportando la prueba pertinente y facilitar a través de la inmediatez la resolución.

La publicación puede ser sustituida por notificación personal o por cédula de los
acreedores, si por su número o por escasa importancia de bienes sea aconsejable
realizar economía de gastos. La exclusión de la notificación del fallido radicaría en que
la representación del mismo es investida por la sindicatura.

Regulación de honorarios.-

Presentado el informe final, el Juez procede a regular los honorarios de los


profesionales intervinientes en el proceso concursal conforme las pautas fijadas en la
ley.

Pago del dividendo concursal.


Aprobado por el juez el estado de distribución, cada acreedor queda investido de la
facultad de exigir el porcentual adjudicado. Las modalidades pueden consistir en:

a) mediante giro judicial: El Juez emite una especie de cheque que el acreedor retira
del Juzgado y cobra en el banco donde se encuentren depositados los fondos
producidos por las liquidaciones efectuadas por el síndico, en una cuenta a nombre
del Juzgado y como perteneciente al expediente de la quiebra;

b) directamente a través del banco: mediando orden del juez quien remite
directamente al banco una planilla donde conste la cuenta a la que se imputarán las
extracciones, importes y beneficiarios (en su caso precisando personería y
facultades); Cada beneficiario se presenta directamente al banco donde se le abona
el dividendo concursal según consta en la planilla remitida por el Juez.

c) mediante transferencia a cuentas bancarias que indiquen los acreedores, quienes


tomarán a su cargo los gastos correspondientes.

La caducidad del dividendo concursal se produce transcurrido un año desde la fecha


de aprobación del proyecto de distribución (art. 224) En consecuencia el acreedor debe
solicitar se haga efectivo el pago de su dividendo dentro del año ya que es una carga

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que impone la ley, bajo pena de caducidad. La pérdida del derecho se produce ipso
jure y declarada de oficio sin necesidad de notificación alguna, debiéndose ordenar la
transferencia de los fondos afectados a la autoridad administrativa para que esta los
destine al fomento de la educación común.

Requisitos; mayorías. Inadmisibilidad de


nueva presentación. - Nueva presentación en concurso preventivo: fundamentos,
disposiciones legales; período de inhibición

El desistimiento del pedido de Concurso Preventivo puede ser voluntario (por


decisión del peticionante – Art. 31) o como sanción.

El deudor puede desistir de su petición hasta la primera publicación de edictos,


sin requerir conformidad con sus acreedores. Puede desistir, igualmente, hasta el día
indicado para el comienzo del período de exclusividad previsto en la ley si, con su
petición, agrega constancia de la conformidad de la mayoría de los acreedores
quirografarios que representen el setenta y cinco por ciento del capital quirografario.

También son aplicables los efectos del desistimiento, en este caso como
sanción, ante la falta la ratificación ordenada por los arts. 6°, 7° y 8°. Estos textos
disponen que la omisión de la decisión de continuar el trámite, o la falta de ratificación
judicial o de los restantes herederos, producen de pleno derecho “la cesación del
procedimiento”, con los efectos del desistimiento de la petición.

También actúa como sanción en los casos de incumplimiento de lo dispuesto por el


Juez en su sentencia de apertura del Concurso: presentación de los libros, depositar el
monto estipulado para los gastos de correspondencia y publicar edictos (art. 14, Incs.
5 y 8 y art. 27 y 28).

Al desistirse del concurso, los acreedores recuperan su status anterior, ergo la


posibilidad de accionar individualmente.
Desistida la presentación en concurso preventivo, no podrá admitirse una nueva
petición de concurso preventivo judicial formulada dentro del año posterior a la primera
presentación, si hubiere pedidos de quiebra pendientes. Dicho plazo comienza a correr
desde que se tiene por desistido del proceso o desde su rechazo.

La finalidad de esta regla es la no desnaturalización del proceso por parte de algunos


deudores inescrupulosos que efectuaban sucesivas presentaciones que desistían
antes de la publicación de edictos suspendiendo el trámite de los pedidos de quiebra
iniciados por los acreedores.

21
Conclusión del proceso concursal y del estado concursal. - Medidas.

La ley prevé dos momentos, el de la finalización del concurso y con posterioridad, el de


la declaración el cumplimiento del mismo.

No bien el juez dicta el auto homologatorio del acuerdo, que debe incluir las medidas
que tomará para garantizar los distintos aspectos que atañen a la ejecución de lo
acordado, bastará que se cumplimenten esos aspectos instrumentales y las garantías
prometidas para que el juez, en una nueva resolución, declare que ha “finalizado el
concurso” (art. 59LCQ).

Debemos separar al instituto o estado concursal del procedimiento concursal, teniendo


en claro que lo que termina es el procedimiento, por lo que en el Art. 59 donde dice “...
el juez debe declarar finalizado el concurso...”, debe leerse “...el juez debe declarar
finalizado el procedimiento concursal”.

Después de la homologación del/los acuerdo/s, el concurso queda como en suspenso,


“inactivo”, hasta que se den las circunstancias lo desparalicen, es decir, se solicite la
nulidad del/los acuerdo/s o se denuncie su incumplimiento, en ambos casos el concurso
se transformará en quiebra. También “despertará” cuando el deudor satisfaga las
prestaciones establecidas y, conforme con el sexto párrafo del Art. 59, el juez retome
las actuaciones para dictar la resolución que dé por cumplido y extinguido el proceso,
ahora sí, definitivamente.

De la decisión judicial de finalización del procedimiento concursal –señalada en primer


párrafo del Art. 59- deben publicarse edictos con la finalidad de que los eventuales
oponentes manifiesten su disconformidad, que, estimamos, sólo puede darse sobre la
constitución de garantías u otros aspectos del acuerdo homologado que no se
implementen satisfactoriamente (Vg. ciertas transferencias de bienes o emisión de
títulos valores).

Efectos.

Con la finalización del procedimiento, entra en vigor el control de cumplimiento del


acuerdo a cargo del comité definitivo de control, dado que el síndico cesa en todas sus
funciones, salvo el caso de los pequeños concursos donde no se constituyen los
comités de control.

Cabe apuntar que el síndico no queda totalmente desvinculado, pues en caso de


denunciarse el incumplimiento y declararse la consecuente quiebra, este mismo síndico
será llamado a reiniciar sus funciones (Art. 64, in fine).

El deudor retoma la plena aptitud administradora de sus bienes aunque subsiste, salvo
que en el acuerdo se haya pactado lo contrario, la inhibición general de bienes.

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De acuerdo con la redacción del artículo en análisis (que hace cesar las restricciones
impuestas por los arts. 15 y 16), si fuera dispuesto el levantamiento de la inhibición
general de bienes, también quedarían sin efecto las prohibiciones genéricas como la
realización de actos a título gratuito, si no son expresamente vedados por el texto
del/los acuerdo/s.

Cumplido totalmente el acuerdo, el deudor está en condiciones de requerir al juez una


resolución que dé por concluido definitivamente el concurso, previa vista a los
controladores.

Dictada la resolución, cesan las restricciones convencionales y legales, que pesaban


sobre el concursado.

A partir del momento que se produce la declaración judicial de cumplimiento del


acuerdo preventivo, comienza del plazo de inhibición concursal, ya que durante todo
un año posterior a dicha resolución será inviable para el deudor peticionar un nuevo
concurso o, en caso de declarársele la quiebra, no podrá ejercer el derecho de
conversión en concurso preventivo que concede el Art. 90 de la LCQ

Honorarios

En cuanto a la regulación de honorarios en el concurso preventivo, conforme ya


analizamos, el art. 265 la ley establece la forma en que el Juez interviniente en el
proceso determinará los honorarios que percibirá cada profesional.

Dicha resolución es dictada por el Juez, a pedido de parte interesada, al momento de


finalizar el proceso, ya sea concurso preventivo o quiebra. Asimismo la ley establece
los porcentajes que deberá tener como parámetro el Juez, en cada oportunidad
dependiendo de la forma de finalización del proceso.

En el caso del concurso, el juez regula los honorarios: … 1) Al homologar el acuerdo


preventivo: los honorarios totales de los funcionarios y de los letrados del síndico y del
concursado, se calculan entre el 1% y el 4% del activo estimado, determinando cuanto
le corresponde a cada uno en base a la extensión y calidad de los trabajos realizados.

En el caso que el activo estimado sea superior a los cien millones de pesos, los
honorarios no podrán exceder el 1% del activo. Nunca podrán ser inferiores al 4% del
pasivo verificado ni a 2 sueldos de los Secretarios del Juzgado en la jurisdicción donde
tramita el proceso.

DESESTIMIENTO DEL PEDIDO DE QUIEBRA.- Supuestos.- Efectos

Con respecto al desistimiento de deudor (art. 87), la norma permite que el fallido -a
quien se le ha declarado la quiebra por propio pedido- pueda arrepentirse acreditando
antes de la primera publicación de edictos, que en tan breve lapso ha desaparecido
totalmente su estado de cesación de pagos. Respecto del desistimiento voluntario, la

23
publicidad edictal, hace presumir de pleno derecho el conocimiento erga omnes de la
resolución que declara la quiebra, razón por la cual no se admite un desistimiento
posterior.

En cuanto a la quiebra solicitada por un acreedor, el art. 87 preve que solicitada la


quiebra del deudor el acreedor puede desistir de la misma mientras no se haya hecho
efectiva la citación prevista en el art. 84.

Asimismo, el acreedor ha de diligenciar el oficio ante el Registro de Juicios Universales,


es decir debe impulsar la declaración de quiebra. La inactividad, frente a esta carga, se
considera desistimiento del pedido.

Concepto y casos.

La clausura constituye una medida provisional que puede cambiar en el futuro si varían
las condiciones fácticas ponderadas al decretársela. Se ha dicho en tal sentido que la
clausura no hace que la quiebra termine, sino que sólo acaezca la suspensión de los
trámites de manera transitoria.-

Dos circunstancias autorizan al tribunal para disponer la clausura de la actividad del


concurso, desobligándose de vigilarlo e instarlo oficiosamente, y relevando al síndico
del urgimiento continuado de su función.

Por falta de Activo: La clausura procede, en este caso, cuando no hay bienes por
realizar.

Por distribución Final: Cuando liquidados todos aquellos bienes que fueron objeto del
desapoderamiento, no han sido pagados íntegramente los créditos de los acreedores.

En ambos casos el juez dispone la clausura del procedimiento, que puede reabrirse
cuando aparezcan bienes del fallido susceptibles de desapoderamiento. El motivo
fundamental radica en que el órgano jurisdiccional (juez-juzgado) no puede quedar
indefinidamente latente, sin objetivo a cumplir con relación a los acreedores; tampoco
puede quedar paralizada su actividad frente al deudor que no ha cumplido con la
conducta jurídica debida; ni menos aún permanecer impasible frente a circunstancias
sobrevinientes modificatorias de las situaciones planteadas.

CLAUSURA DEL PROCESO DE QUIEBRA CAUSALES DE DECRETO


Por distribución final (Arts. 230, 231)
Por falta de activo (Arts. 232, 233)
Siempre es necesaria la finalización de la etapa de insinuación de acreedores.
Cuando algunos bienes hayan sido incautados, corresponderá cursar el trámite de

24
realización y distribución, por lo que la clausura sobrevendrá una vez aprobado el
proyecto de distribución que informe sobre la inexistencia de bienes a liquidar. Por
su parte, la frustración de toda incautación, habilita al tribunal para clausurar la
actuación concursal tras el sólo agotamiento de la etapa verificatoria. La resolución
puede ser dictada de oficio o a pedido del síndico o del fallido, y reunidos los
presupuestos, el juez está obligado a decretarla, sino debe disponer actividades de
impulso procesal.

Decretada la clausura del procedimiento, los efectos sustanciales del auto de


quiebra subsisten, quedando interrumpida la actividad procesal. Es por ello que
frente a la presencia de factores que superen el motivo determinante de la
interrupción del procedimiento, éste continúa sin necesidad de ser decretada nueva
quiebra.

Por su parte, los acreedores no recobran el ejercicio de las acciones individuales y


estas se encuentran suspendidas como consecuencia del estado de quiebra
subsistente, dado que el actual ordenamiento señala categóricamente que la
clausura “no impide que se produzcan todos los efectos de la quiebra”, entre los que
se encuentran el que “...todos los acreedores quedan sometidos a las disposiciones
de esta ley y solo pueden ejercitar sus derechos sobre los bienes desapoderados...”,
es decir que no obstante decretarse la clausura se dispone que los efectos de la
quiebra subsisten.

Los efectos falenciales subsistentes desaparecerán si el juez dispone la conclusión


conforme lo faculta el art. 231 in fine, norma que de otro modo devendría superflua.

Frente a la falta de bienes, atendiendo la inexistencia de finalidad práctica de cumplir


el objetivo procesal liquidatorio y distributivo del proceso concursal de quiebra, el
órgano jurisdiccional debe disponer el cierre del procedimiento. Los requisitos para que
proceda la clausura del procedimiento por falta de activo son los siguientes:

que se haya realizado la verificación de


los créditos;

que se haya dado vista al fallido (bajo


pena de nulidad);

Inexistencia de un mínimo de activo


falencial para satisfacer, al menos los
gastos y honorarios;

25
la agregación de un informe final de la
sindicatura y

la realización del activo.

La clausura del proceso de quiebra no implica la conclusión de la quiebra, pues son


dos institutos diferentes. Por ésta última cesan todos los efectos de la quiebra,
mientras que la clausura es una medida estrictamente provisoria sin que se extinga la
quiebra ni sus efectos. No obstante ello, si prima facie, surge la insuficiencia de activo
o su inexistencia, no es necesario aguardar hasta la distribución para tomar las medidas
del caso, si en autos no hay fondos para seguir adelante con el procedimiento. Esta
modalidad de clausura es disponible una vez concluida la etapa ordinaria de
verificación, con el decreto judicial relativo a la inclusión de los acreedores en el pasivo.
El hecho de que se haya realizado totalmente el activo no excluye que puedan existir
bienes invendibles o créditos incobrables conforme con los arts. 214 y 216, lo cual no
obsta para que proceda la clausura porque dado el carácter de los mismos, éstos
carecen de significación económica para la masa. Pero si existieren bienes “pendientes
de demanda judicial”, como por ejemplo acciones de ineficacia, revocatoria concursal,
pauliana o de simulación, en virtud de las cuales se persigue la incorporación de activos
a la masa como ya hemos dicho, la clausura no podría dictarse. La circunstancia de
carecerse de activo para sufragar los gastos del proceso debe resultar en forma
indubitable.

Pese a que normalmente es el síndico quien peticiona la clausura ante la imposibilidad


material de sustentar el procedimiento, el juez, como director del proceso puede
adoptarla oficiosamente sin sustanciación. Por su parte, el requerimiento proveniente
del síndico será sustanciado con el fallido. Poca es la posibilidad de controversia que
deja la ley, pues el efecto de clausura procedimental que sigue a la insuficiencia de
activo es legal, y por ende incontrovertible. Sin embargo, se suele discrepar sobre la
suficiencia atribuida al activo incautado para cubrir los costos, las estimaciones del
síndico o del tribunal. La resolución que dispone la clausura es apelable ya que pese a
lo provisorio de la medida, que puede quedar sin efecto ante la aparición de nuevos
bienes susceptibles de liquidación, la norma así lo habilita, sin embargo y sin perjuicio
de la remisión de las actuaciones a sede penal, entendemos que la apelabilidad,
fundada en el posible gravamen, dejó de tener sustento al derogarse la calificación de
la conducta del deudor como consecuencia de la clausura por falta de activo.

La presunción de comportamiento fraudulento ante la inexistencia de bienes ha


traído no pocos problemas jurisdiccionales en el pasado. Así entendemos que el criterio
de la norma debe ser afinado con el texto de la norma penal y la remisión de las
actuaciones concursales ha de proceder –como en cualquier otro caso- cuando el

26
magistrado advirtiese la comisión de un delito de acuerdo con el Código Penal y no,
con ajuste a la ley de Concursos y Quiebras, pues es aquél el cuerpo normativo que
establece las conductas punibles.

El artículo 176 del Código Penal determina como conductas delictivas la simulación de
deudas (inc. 1°), la no-justificación de la existencia o desprendimiento de bienes sujetos
al desapoderamiento (inc 2°) y la concesión de ventajas a algún/os acreedor/es en
violación a la “pars conditio creditorum”. Asimismo, será punible la destrucción,
inutilización, daño, ocultamiento o desaparición de bienes sujetos al desapodera-
miento, o la disminución de su valor para frustrar la satisfacción de los créditos (Art.
179). Y, en general, la connivencia entre el deudor y algún/os acreedor/es para
establecer ventajas especiales en detrimento de los demás interesados.
La ausencia de activo presumida como indicio de comportamiento fraudulento puede -
desde luego- desvirtuarse con la demostración de que no hubo voluntad del deudor
dirigida a obtener el resultado dañoso, sino a infortunios casuales, pero no compete
hacerse ante el juez penal (salvo que se hayan configurado, prima facie, los extremos
de los tipos penales expuestos) y no procediendo, actualmente, la calificación de
conducta, el magistrado concursal se ha de limitar a disponer la clausura.
Pero la ley algo quiere decir cuando expresa de modo tan categórico que la clausura
del procedimiento por falta de activo importa presunción de fraude, agregando que el
juez comercial debe comunicarlo a la justicia en lo penal para la instrucción del sumario
pertinente. Creemos que el legislador quiso expresar -en el art. 233- que el juez
comercial -a la luz de los principios que rigen el derecho penal- no puede dejar de
sospechar la posible comisión de delito por parte del deudor fallido y por tal se torna
indefectible la obligación de denunciar. En definitiva, quiere que este tipo especial de
estado falencial pase siempre por el análisis de un juez en lo penal, sin que ello implique
condicionamiento alguno para este en cuanto a la apreciación de la prueba y
calificación legal de los hechos. En definitiva, es una presunción de fraude al solo efecto
de fundar una denuncia para el juez en lo comercial sin ningún mandato específico para
el juez penal. Y en ese sentido, pareciera ser iuris et de iure, sin admitir excepción en
contra por prudente que parezca.

Si bien denomina la ley al primer supuesto de clausura de procedimiento, “clausura por


distribución final”, debe advertirse que la denominación es equívoca, ya que no se
compadece con las reales circunstancias que la originan; ello es así por cuanto la
distribución final del activo, no es la causa sustancial que determina la clausura sino
sólo un presupuesto procesal. Entendemos que en el supuesto que estamos tratando,
la clausura del procedimiento no se produce por que se haya practicado la distribución
final, sino porque se ha dado la insuficiencia del activo para satisfacer la totalidad de
los créditos verificados (aunque sí lo fueron los gastos del proceso) como presupuesto
de hecho o sustancial para que ella proceda.

27
Esta causal de clausura requiere que se haya agotado la liquidación de los bienes
desapoderados, y que se haya practicado la distribución del producido (art. 221),
resultando de ello una cobertura parcial del pasivo concursal y la imposibilidad
ostensible de seguir los procedimientos por aparente ausencia de otro activo que el
realizado antes.

Con relación a las acciones de ineficacia, revocatoria concursal, pauliana o de


simulación (Arts. 118, 119 y 120), el trámite de las mismas obsta a la clausura,
del mismo modo que su iniciación estando clausurado el procedimiento determina su
reapertura, en razón de que con ellas se tiende a las incorporaciones de bienes al
activo. De todos modos aún cuando se entendiera que el proceso concursal puede
clausurarse encontrándose algunas de esas acciones en trámite, tal clausura no impide
el progreso de dichas acciones, con lo que desde este punto de vista se aprecia
también que los efectos suspensivos del procedimiento no son absolutos.

Con relación a los incidentes de verificación tardía de créditos, la ley establece que
“los acreedores no presentados sólo pueden requerir la verificación de sus créditos
cuando denuncien la existencia de nuevos bienes”. Resulta indudable que quien
pretenda iniciar una verificación tardía, pendiente la clausura deberá cumplir con la
carga indicada de denunciar nuevos bienes, dado que carecería de utilidad e interés
jurídico -promover la verificación de un crédito para participar en su cobro- cuando el
procedimiento se ha clausurado precisamente por inexistencia de fondos distribuibles.
Pero creemos que tal carga no es aplicable a los incidentes ya en trámite cuando se
decreta la clausura, pues la exigencia de denuncia de nuevos bienes está impuesta a
los acreedores “no presentados” al concurso.

Las acciones individuales éstas siguen suspendidas como consecuencia del


estado de quiebra subsistente.

La clausura del procedimiento de la quiebra por distribución final es siempre provisoria,


pues subiste mientras se cumpla esa condición: realización total del activo conocido.
Pero si con posterioridad a la resolución judicial que dispone la cesación de la actividad
procesal, se conoce la existencia de bienes susceptibles de desapoderamiento, el
procedimiento se reabre, cesa la paralización y la actividad concursal recomienza
nuevamente.

Es indiferente que esos bienes hayan pasado inadvertidos, pertenecido al fallido antes
de su declaración de quiebra, o que se trate de bienes adquiridos con posterioridad a
ella y a la incautación cuyo objeto anterior fuera agotado, porque el deudor sigue
desapoderado como consecuencia de la subsistencia del estado de quiebra. No esta
explicitado el límite mínimo del valor de los nuevos bienes cuyo descubrimiento reabre
el procedimiento. De acuerdo con lo establecido para la clausura por falta de activo,

28
ellos deben tener entidad suficiente para hacer útil la nueva actividad, dejando un
dividendo que supere el costo de la actividad desplegada para asignarlo.

La reapertura del procedimiento no significa la apertura de una nueva quiebra, sino la


continuación de la clausurada, por lo que subsiste el síndico, importando la prosecución
del concurso a partir del estado al cual hubiera arribado antes de la clausura.

Si transcurren dos años desde la clausura del procedimiento sin que se reabra, el juez
puede disponer la conclusión del concurso, de oficio o a instancia del síndico o fallido.
Puede negarse solo invocando razonable posibilidad de ingreso de nuevos bienes. Si
para el momento de la conclusión los efectos personales del concurso hubieran cesado
por rehabilitación del fallido individual, con aquella terminará todo efecto de la sentencia
de quiebra. El plazo que se menciona se interrumpe si ha habido reapertura del
procedimiento, por lo que debería decretarse una nueva clausura y a partir de allí
volvería a contarse otro plazo de dos años.

CONCLUSIÓN DEL PROCESO DE QUIEBRA.-

La conclusión de la quiebra importa que ella termina, es decir que el sujeto deja de
estar en quiebra, levantándose la inhibición a la que estaba sujeto y quedando sin
efecto el desapoderamiento.-

CONCLUSIÓN DEL PROCESO DE CAUSALES DE DECRETO


QUIEBRA.-

Avenimiento (Arts. 225, 226, 227)

Pago total y carta de pago (Arts. 228,


229)

La base del avenimiento es/son el/los contrato/s, estipulado/s entre el fallido y todos
los acreedores, singularmente considerados, que componen la masa pasiva por el que
se modifican las relaciones obligatorias preexistentes, en modo de hacer cesar el
estado de quiebra y el procedimiento consiguiente.

Por aquel/los contrato/s, el/los acreedor/es se “avienen" a concluir con la quiebra y sus
efectos. No importa que el avenimiento se haya celebrado en un sólo acto y con iguales
condiciones para todos los acreedores. Aunque formalmente único, será en sustancia
un conjunto de contratos, cuyas partes contratantes serán el fallido y cada uno de los
acreedores adherentes.

29
En el avenimiento, la intervención judicial tiene por objeto comprobar si todos los
acreedores verificados han prestado su conformidad. La necesidad de haberse
concluido la etapa de la verificación de créditos se justifica en razón de
que solo después de dicho proceso los acreedores se convierten en
concurrentes (con derecho al dividendo) y además asegura que han podido
comparecer todos los interesados en ampararse en el sistema de distribución.

Además de este recaudo, debe tenerse en cuenta la oportunidad del acto, la conclusión
de la quiebra por avenimiento debe concretarse antes de la última
enajenación de bienes y dicho fundamento reside en que, transformados los
bienes en su equivalente dinerario el producido queda afectado a la distribución a
prorrata en acatamiento estricto del principio de la pars conditio creditorum, factor que
es irrelevante en el avenimiento.

Asimismo a diferencia de los acuerdos, tanto preventivos como resolutorios en los que
la voluntad de la mayoría decide con efecto vinculante para los acreedores minoritarios,
el avenimiento requiere el consentimiento de todos y cada uno de los
acreedores. Consecuencia de ser esa unanimidad de voluntades el recaudo
esencial del avenimiento, es que su ausencia podría ocasionar la invalidez de la
conclusión de la falencia dispuesta con fundamento en la apariencia errónea de haber
existido esta causal. El acreedor verificado está legitimado para impugnar la extinción
del procedimiento colectivo, atento la objetiva ausencia de voluntad aquiescente de su
parte.

Los acreedores legitimados para dar su avenimiento con la conclusión de la quiebra


del deudor son aquellos cuyo crédito ha sido declarado verificado (Art. 255 LC), tanto
los quirografarios como los privilegiados, lo cual incluye a los titulares de créditos con
garantías reales.

Quintana Ferreyra y Alberti entienden que el asentimiento puede ser dado bajo la
condición resolutoria (no suspensiva, pues mediante esta no existiría positivamente
voluntad aquiescente) de ser reunidos todos los demás hasta cierta fecha, y pasado el
tiempo sin acaecer el hecho constituido en condición (la obtención de los demás
asentimientos) se extinguirá el asentimiento emitido de ese modo. Además agregan
que el solo asentimiento dado irrestrictamente puede ser revocado, salvo impedimento
resultante de convenio sustancial o causal que prevea otra cosa; y que esta revocación
por el autor puede ser formulada antes o después de la presentación del asentimiento
en el expediente judicial, mas no luego de la reunión de la totalidad de ellos en la causa,
porque esta circunstancia precluye sobre la situación concursal cuya retrogradación
por voluntad individual no está prevista en derecho como posible. Tal tesis se sustenta
en la consideración de que el consentimiento dado a la conclusión de la quiebra
constituye un acto individual y de expresión unilateral del acreedor, aún así esa
declaración de voluntad es recepticia y esta destinada a producir efectos en el ámbito
de actuación de otros sujetos de derecho (el fallido), por lo que recibida por el

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destinatario no puede ser dejada sin efecto por una nueva actuación unilateral de quien
la emitió, salvo existencia de un vicio de la voluntad o de los actos jurídicos.

Por su parte, en los contratos de base del avenimiento, las partes pueden estipular
libremente lo que más convenga a sus intereses, ya sea una espera, una quita o ambas
a la vez, o una ventaja cualquiera. En cuanto a la forma, puede resultar de instrumento
público o privado (con firma auténtica) y llevarse a cabo por escrito. Basta que el
avenimiento sea aceptado por unanimidad de los acreedores cuyos créditos fueron
declarados admisibles, para que el juez deba declarar la conclusión de la quiebra.

El avenimiento debe realizarse con todos y cada uno de los acreedores


concurrentes, pero el principio no puede ser aplicado literalmente pues la mecánica
del proceso podría resultar lesiva al mismo. Si hay acreedores verificados ausentes, y
por ende el fallido se encuentra impedido de realizar acuerdos con los mismos, la
fijación del depósito es inexorable, pues el derecho de éstos es cierto y está amparado
por la cosa juzgada (Art. 37 LC). Esta hipótesis, deriva del incumplimiento del acreedor
de la carga de constituir domicilio, de la falsedad del mismo o de su cambio sin informar
al síndico, por lo que el deudor que tiente el avenimiento habrá de justificar la frustración
de la localización del acreedor ensayada efectivamente con aquella base. Satisfecha
esta carga, si subsistiese la imposibilidad de hallar al acreedor, el fallido podrá depositar
el importe del crédito, que según ha sido resuelto por los tribunales, debe comprender
el capital y los intereses.

Si en cambio se tratase de créditos pendientes de resolución judicial (trámite de


verificación tardía, revisión), cuya posterior admisión al pasivo sirviese de sostén a la
prosecución del proceso de quiebra, el juez puede valorar la verosimilitud del derecho
invocado por quien pretende incorporarse a la masa pasiva del concurso.

La ley, al expresar que el juez puede requerir el depósito, otorga al juez una facultad
condicionada a la razonabilidad y verosimilitud de la pretensión creditoria, lo que resulta
regulado por los principios de las medidas cautelares. En tales casos, el depósito de
los montos pretendidos quedará condicionado a la resolución definitiva de verificación,
y la constitución de las garantías suficientes allanará el camino hacia la conclusión de
la quiebra. Es que –en este estadio- puede que resultare antieconómico que el depósito
fuere en dinero y el juez puede autorizar su sustitución por la constitución de una
garantía, con tal de que sea expedita y fácilmente liquidable (pólizas de caución, fianzas
de entidades bancarias o financieras). El requerimiento legal de depósito, y no de pago,
es adecuado a la situación; pues el deudor se resistirá a solicitar su asentimiento en el
supuesto de haberse opuesto a la admisión tempestiva del crédito, o de no allanarse
ante la presentación morosa; por lo que habrá que cubrir la suma establecida por el
magistrado como adecuada para satisfacerlos. La suerte ulterior del depósito
dependerá del resultado de la insinuación en trámite.

Otro supuesto lo constituye aquél en el que es el acreedor que se resiste a avenir,


negándose aún a recibir el pago de su acreencia. Esta situación no configura el

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supuesto de hecho de la norma en cuestión, dado que el verificado puede ser hallado
y su crédito es cierto. Mas fue admitida pretorianamente una extensión de ese supuesto
para esta situación, declarándose que la dación en pago mediante ingreso en cuenta
judicial del crédito de quienes negaron abusivamente su acuerdo deja sin sustento la
oposición de estos acreedores renuentes a avenir.

En el caso de proceder -técnicamente- el avenimiento, el juez pronunciará un


sobreseimiento que tendrá las características del instituto que los procesalistas llaman
decisión homologatoria, pues no pone fin a una controversia sino que -en lo sustancial-
comprueba la existencia de los requisitos exigidos sin que el juez pueda negarse a
concluir la quiebra si esos requisitos han sido cumplidos, aún cuando considere que el
avenimiento afecta al interés general o la protección del crédito, puesto que es extraño
a la actividad judicial homologatoria apreciar el mérito o el acierto de lo sometido a esa
decisión, cuyo carácter prevalecientemente formal se destaca.

Respecto de la suma que puede requerir el juez (art.226), la razón de ser del dispositivo
legal radica en dos circunstancias:

No ser requerido el consentimiento de los funcionarios del


concurso para que el avenimiento prospere;
La obligación del fallido de pagar las costas del proceso,
lo cual supone al menos los honorarios de todos los
funcionarios, la tasa de justicia y los créditos por gastos de
conservación y justicia del art. 240 LCQ pues no es
requerida la conformidad de sus titulares para la
procedencia del avenimiento.

Por lo demás, un criterio generalizado en la doctrina es que una vez hecha la


presentación judicial del avenimiento ya no son admisibles las peticiones de
verificación. Pero ello condicionado a que el avenimiento sea finalmente homologado
por el juez. De otro modo, el requerimiento extintivo podría ser indefinidamente
postergado por la aparición de nuevas y tardías insinuaciones al pasivo. Aunque como
ya se expresó, tal efecto impeditivo queda sujeto a que la presentación tenga favorable
acogida, la mera petición no debiera ser entendida como impeditiva de la deducción de
nuevas insinuaciones tardías. La solución propuesta permitiría la radicación de pedidos
de verificación hasta la homologación del avenimiento, que de producirse no afectarán
la validez, y mantendrán la utilidad como etapas iniciales de un proceso individual al
cual mutara la petición verificatoria.

Concluida la quiebra, el “reapoderamiento” del ex fallido es pleno. A partir de la


resolución que da por extinta la falencia, el deudor dispone de su patrimonio como
sujeto in bonis (solvente). Tiene lugar el levantamiento de la inhibición general
decretada en el auto de quiebra, procede, en consecuencia la restitución de lo
incautado, subsistiendo hasta su efectiva concreción la responsabilidad de los

32
funcionarios depositarios y administradores de estos. Al cesar el fuero de atracción,
recupera el avenido su legitimación procesal y en consecuencia las cuestiones
patrimoniales pendientes en el concurso concluso pueden ser dirimidas bajo las pautas
del litigio bilateral, en el cual además desaparecerán las limitaciones recursivas
impuestas por el inc. 3 del art. 298. Sin embargo, la quiebra no es nula y, por lo tanto,
perdurarán los efectos de todos los actos llevados a cabo por el síndico o el liquidador.

Con la extinción de la quiebra, el avenimiento da por extinguidas las obligaciones


verificadas en el proceso falencial, lo cual puede tener fundamento en distintos medios
extintivos, ajenos al proceso falencial y que no interesan al procedimiento. No obstante
ser aquellas obligaciones la causa del nuevo convenio que pactan los acreedores
(individualmente) y el deudor, si no fueran cumplidas no darían legitimación para
reabrir la vieja quiebra; podrían en todo caso, sustentar la solicitud de un nuevo
proceso.

La expresión abstracta y unilateral del asentimiento con la conclusión de la quiebra


proveniente de cada acreedor presume la existencia de acuerdos subyacentes. Pero
ellos:

no podrán ser valorados, son ajenos a la incumbencia de la jurisdicción del juez


concursal, constreñida a lo colectivo.
la ley concursal prescinde de la causalidad del asentimiento; al prescribir que el
efecto de la concurrencia de la totalidad de estos y de los otros elementos,
configurativa del avenimiento conclusivo de la quiebra, no puede ser enervada
ulteriormente para restablecer ese estado concursal. Los actos vinculados con
el asentimiento son materia extraconcursal.
constituyen actos sujetos a un hecho condicionante de carácter suspensivo,
acaecido el cual, aquellos logran su eficacia.
no son nulos aunque los celebre el fallido desapoderado, pero permanecerán
inexigibles mientras no se produzca la concurrencia de todos los asentimientos
necesarios, siendo en su caso el beneficiario quien deba perseguir
individualmente el débito prometido.

En cuanto a los derechos de los acreedores que no se presentaron pidiendo la


verificación de sus créditos, ni intervinieron en el avenimiento, no se perjudican ni
benefician con éste, porque sus créditos permanecen inalterados, como si la quiebra
no hubiera existido. Sin embargo entendemos de aplicación a la especie la norma del
Art. 56, 3° parágrafo, en cuanto que la acción por los créditos llamados al proceso (de
causa o título anterior a su declaración) prescribe a los dos años de dictada la sentencia
de quiebra. Ello así, pues no entendemos un tratamiento diferente entre créditos que
pueden haber sido convocados al concurso precedente, haber prescripto en él y
renacido en la falencia; o que excluidos aquellos se aplique una regla distinta para los
que, por haber nacido durante la etapa postconcursal, fueran llamados a la quiebra
(declarada por incumplimiento, por ejemplo).

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La ley contempla dos posibilidades distintas:

el pago por medio de la liquidación de los bienes del fallido y el pago íntegro
a los acreedores,

y que los acreedores se den por pagados -por un tercero, recordemos que el
deudor está desapoderado-, y otorguen en consecuencias cartas de pago

Para el primer supuesto, el texto supone que la decisión judicial de conclusión sigue a
la distribución definitiva. No obstante, cualquier distribución que evidencie la cobertura
de los créditos constituirá antecedente idóneo para emitirla. La consumación del pago
concursal puede ser comprobada al final del procedimiento de realización y distribución
(oportunidad procesal de la norma), pero puede igualmente producirse ante una parcial
realización del activo, pues nada justificaría proseguir las enajenaciones para entregar
el producido al deudor. Se requiere solamente la comprobación de tal efecto a través
de un estado de distribución, cuya necesidad fue explicada diciéndose no ser
concebible una declaración jurisdiccional de certeza sobre la suficiencia de los fondos
como actividad procesal autónoma, sino como resultado de la aprobación del reparto a
los acreedores.

El pago por medio de la realización de los bienes en la quiebra, se tendrá por


efectuado cuando se cubra con su producto los créditos de: los acreedores
verificados; los créditos cuyos créditos estén pendientes de resolución por el
juez del concurso y los costos y costas del concurso, dado que el fallido está
legitimado para instar la práctica de una distribución parcial, cuando apreciara
que los bienes realizados permitan satisfacer el pago total, para urgir la
conclusión de su estado de quiebra.

La conclusión por pago total no implica necesariamente que se hayan cubierto los
accesorios de las deudas, por lo que se podría sostener que es pertinente proseguir el
procedimiento a los fines de posibilitar ulteriores incautaciones para atender estos
saldos accesorios, entendemos que ello no corresponde, porque la norma supedita el
pago de los intereses a la existencia de remanente.

Con relación a los acreedores tardíos, hay que diferenciar los que han deducido
incidente, que actuarán sobre la reserva que habrá de establecerse en el proyecto de
distribución, de los que no se han insinuado en el pasivo. Estos últimos, pueden
presentarse, a los fines de ser tenidos en cuenta en la distribución (reservas), hasta la
presentación del proyecto, pues, es ese el momento donde se fijan las relaciones entre
el producido de las realizaciones y el pasivo falencial.

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El objetivo legal es que sean satisfechos los créditos de los acreedores, las costas y
costos del proceso y si restaren bienes, se pagasen los intereses compensatorios que
se suspendieron con la declaración de la quiebra o por el pedido de concurso (si se
tratase de una quiebra indirecta).

Cabe excusar de la acción de tales acreedores y la restitución al ex fallido los montos


asignados en el proyecto aprobado que no hubiesen sido retirados por los acreedores,
ni tampoco será afectado el activo incorporado al concurso en virtud de reglas sobre
inoponibilidad de los derechos de los terceros sobre tales valores, quienes podrán
invocar derechos propios respecto del objeto por restituir.

Finalmente, si quedara un saldo a liquidar, procedería dar por concluido el proceso de


quiebra en razón de no existir fundamento para proseguir con su realización. Ese saldo
estará sometido a las acciones individuales de los acreedores posteriores a la quiebra
y aun a las consecuencias de un nuevo concurso (Art. 104 LCQ). Vale aquí recordar
que tal saldo puede ser objeto de embargo si existiese pedido en tal sentido por parte
de acreedores pagaderos en el extranjero o un proceso falencial decretado en el
exterior (Art. 4° LCQ).

Por su parte, el art. 229 LCQ, regula dos supuestos que comparten una nota
conceptual similar: la inexistencia de pasivo exigible, derive esta de haber sido
satisfecho o de no haberse constituido en el concurso.

La carta de pago es simplemente un instrumento escrito, proveniente del


acreedor (o de su mandatario) de satisfacción o de cancelación de la acreencia
verificada en la quiebra, que manifieste esto último aunque no declare cómo fue
provocada esta consecuencia. La extinción –en esta variante- se instrumenta con
la presentación en el expediente de las cartas de pago de la totalidad de los
acreedores, autenticadas por escribano o ratificadas por los acreedores ante el
secretario del juzgado.

La falta de la cancelación de cualquiera de los créditos, o el cuestionamiento de uno de


ellos, impedirá la aplicación de esta norma, salvo que de resultas de la liquidación de
los bienes del activo falencial se cuente con depósitos suficientes para el pago directo
del importe del crédito litigioso o por el que no se ha obtenido la correspondiente carta
de pago. Los créditos pendientes de resolución deben quedar comprendidos en la
reserva que debe hacerse en el estado de distribución final, impuesta por el art. 220
inc. 2 de la LCQ. Por lo tanto, para que proceda la conclusión de la quiebra es necesario
que los fondos obtenidos alcancen para cubrir esa reserva hecha en la distribución
aprobada, o se provea de la garantía suficiente y fácilmente liquidable a los fines de su
eventual satisfacción.

Decidir si los modos de conclusión previstos en la norma son o no taxativos, es una


cuestión que depende de si adoptamos una postura ius publicista o ius privatista frente

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a la quiebra. De todas maneras, no podemos dejar de ver que la misma ley ha
contemplado un modo de composición privada en el art. 229, llamándolo “pago total” y
permitiendo al deudor fallido “pagar” o extinguir el pasivo verificado mediante la
obtención de “cartas de pago”, incluso por medios no dinerarios, por lo que en una
interpretación apegada al espíritu y economía de la norma, se ha considerado posible
que el dinero -a esos fines- lo proporcione un tercero (aún el mismo fallido, a pesar del
desapoderamiento que lo presume sin disposición de bienes) y que se efectúe
mediante depósito judicial.

La conclusión de la quiebra puede darse además por una convergencia de


causas.

No hay interés en mantener una quiebra si la mitad de los acreedores dice que ya no
lo es y la otra mitad dice que está de acuerdo en que se concluya la quiebra. Con buen
criterio, se ha terminado por flexibilizar las soluciones, admitiendo estas conclusiones
llamadas mixtas. La aceptación de estas modalidades persigue evitar que algún
acreedor extorsione al deudor apresurado por su liberación, exigiendo pagos
extraordinarios. Por el otro lado, puede abusarse el deudor, so pretexto de no localizar
al verificado a fin de depositar para este lo menos posible. El tribunal para evitar
maniobra, debe citar al acreedor calificado como remiso a satisfacerse, en el domicilio
que debió establecer en la oportunidad de presentar la solicitud de verificación.

Otra variante la constituye la ausencia de acreedores verificados o por


verificar. En el caso, la conclusión se condiciona al pago de la totalidad de los
gastos causídicos.

Ante esta eventualidad debe declarase la conclusión de la quiebra, asimilable a la que


procede en el caso de pago total. Entendemos que la falta de insinuación en el pasivo
falencial, se refiere a que ningún acreedor ha hecho manifestación positiva en el
expediente de la quiebra, tanto como si habiéndolo hecho fueran desestimadas la
totalidad de las pretensiones, y tal rechazo fuese definitivo y estuviese firme.

La comprobación de la ausencia de acreedores en el momento indicado en la norma,


podría ser considerada como una configuración definitiva de la situación de conclusión,
no admitiendo, en consecuencia ninguna presentación ulterior. Sin embargo, la
existencia de verificaciones en trámite, sea revisión o instada tardíamente, tornan
improcedente la conclusión por esta causal, pues se debe partir de la precedencia de
las insinuaciones tardías respecto del pedido de conclusión, en tanto hubieran sido
anteriores a este; pero se debe aceptar, inversamente, que la verificación instada luego
de ser pedida la conclusión no es computable para juzgar respecto de la solicitud.

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Como se ha manifestado, es el fallido quien debe afrontar los gastos y costas
concursales, pero se han suscitado discrepancias sobre la imposición de esta
erogación en el supuesto de conclusión concursal derivada de la inexistencia de
créditos verificados. Así, se ha dicho que el costo de un concurso abierto
inconducentemente por ausencia de acreedores, aún del peticionante de la declaración
de quiebra, debiera pesar sobre quien provocó la actividad jurisdiccional sin utilidad;
con lo cual la imposición de costas constituiría una suerte de sanción civil ex lege del
abuso.

EFECTOS

Clausura del Proceso de quiebra Continúan los efectos del decreto de


quiebra.

Conclusión del Proceso de quiebra Cesan los efectos del decreto de


quiebra.

Honorarios.

En cuanto a la regulación de honorarios en la quiebra, conforme ya analizamos, el art.


265 la ley establece la forma en que el Juez interviniente en el proceso determinará los
honorarios que percibirá cada profesional.

Dicha resolución es dictada por el Juez, a pedido de parte interesada, al momento de


finalizar el proceso. Asimismo la ley establece los porcentajes que deberá tener como
parámetro el Juez, en cada oportunidad dependiendo de la forma de finalización del
proceso.

En el caso de la quiebra, el juez regula los honorarios:

2) Al proceder al cierre del procedimiento por avenimiento: Al finalizar la realización de


bienes en la oportunidad del Artículo 218; o al aprobar alguna distribución aunque no
sea definitiva o sea complementaria por el monto que corresponda a lo liquidado en
ella: En estos casos la regulación se efectuará sobre el activo realizado, como mínimo
el 4% o 3 sueldos del Secretario del Juzgado y como máximo 12 % del activo realizado.

3) Al concluir por cualquier causa el procedimiento del concurso preventivo o de la


quiebra: En este supuesto las regulaciones se calculan:

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a) Cuando concluya la quiebra por pago total se aplica el caso 2)

b) Cuando se clausure el procedimiento por falta de activo, o se concluya la quiebra


por no existir acreedores verificados, se regulan los honorarios de los funcionarios y
profesionales teniendo en consideración la labor realizada.

La regulación de honorarios efectuada por el juez es apelable por el interesado, sea el


titular por considerarla reducida u otra parte por considerar la regulación excesiva. En
dicho supuesto, el expediente es remitido a la Segunda Instancia, Cámara de
Apelaciones correspondiente al fuero, quien analizará las apelaciones formuladas y
decidirá en consecuencia

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