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Clelia Falletti John Schranz

Giovanni Mirabella Horacio Czertok


Sergio Paradiso Luciano Mariti
Jean-Marie Pradier *DEULHOH6R¿D(coordinación)

DIÁLOGOS ENTRE
TEATRO Y NEUROCIENCIAS
Colección Teoría y Práctica
Número: 7

Diálogos entre Teatro y Neurociencias

primera edición: diciembre 2010

Diseño de la colección
Artezblai
Maquetación
Gerardo Gujuli

© de los textos: Clelia Falletti, Giovanni Mirabella, Sergio Paradiso,


Jean-Marie Pradier, John J. Schranz, Horacio Czertok,
Luciano Mariti, Gabriele Sofia

© de esta edición: Artezblai

Edita

Artezblai SL
Aretxaga 8, bajo
48003 - BILBAO
editorial@artezblai.com
www.artezblai.com

Imprime
Itzel

Depósito legal
BI-3386-2010

ISBN
978-84-938661-1-2
Expresiones de la cara, emociones
y actividad cerebral.
Contribución de la tecnología fMRI
al estudio del actor y del espectador

Sergio Paradiso1
Gabriele Sofia2

1.- Profesor asociado – Universidad de Iowa


2.- Doctorado en co-tutela por la Sapienza Universitá di Roma y
la Université Paris 8 Vincennes-Saint Denis

Profesor asociado del departamento de psiquiatría de la Universidad de Iowa


(Estados Unidos) ha llevado adelante numerosas investigaciones basadas en los
mecanismos neurales que subyacen a la emoción y en su relación con las psi-
copatologías. Sus metodologías de investigación hacen un extenso uso de las
más modernas tecnologías de observación y cartografía de la actividad cerebral
como es la fMRI (Resonancia magnética funcional) y la PET (Tomografía de emi-
sión de positrones).

Gabriele Sofia: Página 159


Diálogos entre Teatro y Neurociencias 51

Introducción

Es verdad que entre las disciplinas del espectáculo y las dis-


FLSOLQDV QHXURFLHQWtÀFDV H[LVWHQ FODUDV GLIHUHQFLDV 3HUR WDP-
ELpQHVYHUGDGTXHHVDVGLIHUHQFLDVWLHQHQPiVTXHYHUFRQODV
metodologías de trabajo que con el objeto de estudio en sí. En
UHDOLGDGHOFDPSRGHLQYHVWLJDFLyQGHORVQHXURFLHQWtÀFRV\GH
los psicólogos no está tan alejado del de los estudiosos del tea-
tro. De hecho, existen campos enteros en la investigación neu-
URFLHQWtÀFDTXHVHFHQWUDQHQORVPHFDQLVPRVTXHSHUPLWHQDO
cerebro gestionar las emociones y los estímulos que son social-
mente relevantes. Son los mismos mecanismos que se trabajan,
que se entrenan y se dilatan en el trabajo cotidiano del actor y
que representan el terreno de indagación de los estudiosos del
espectáculo. Bajo esta óptica, las diferencias metodológicas en-
WUHODVGRVGLVFLSOLQDVSXHGHQFRQYHUWLUVHHQWHUUHQRIpUWLOSDUD
la nutrición de cada una de ellas.
'H LJXDO IRUPD VH SXHGHQ REVHUYDU WDPELpQ FLHUWRV QH[RV
metodológicos, aparentemente banales, que podrían servir de
puente entre las dos disciplinas. Si se toman, por ejemplo en
consideración, los estudios más recientes, se hace evidente
cómo el evento performativo se analiza cada vez con más fre-
FXHQFLDHQWpUPLQRVGH©HVWLPXODFLyQªHQWUHDFWRU\HVSHFWDGRU
'HLJXDOIRUPDODWDUHDGHOQHXURFLHQWtÀFRFRQVLVWHHQHVWLPX-
lar “ingeniosamente” al sujeto que se presta a ser examinado
PHGLDQWH PHWRGRORJtDV QHXURFLHQWtÀFDV GH IRUPD TXH VH RE-
tienen cambios cerebrales que pueden medirse mediante los
LQVWUXPHQWRVTXHHVWDFLHQFLDSRVHH3HURWDPELpQHVSRVLEOH
encontrar semejanzas en la naturaleza de estas estimulaciones:
cualquier artista sabe bien lo importante que es jugar siempre
con cierto cociente de “ambigüedad” en la obra de arte, para
TXHpVWDVHDFDSD]GHFUHDUXQDVHQVDFLyQGHPLVWHULRLPSUHYL-
VLELOLGDG\VRUSUHVDHQODDXGLHQFLD7DPELpQHOQHXURFLHQWtÀFR
52 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

está interesado en la percepción de los estímulos ambiguos y


en cómo las respuestas a estos estímulos se asocian a determi-
nados cambios que se producen en las dinámicas cerebrales.
3DUD HO QHXURFLHQWtÀFR OD DPELJHGDG HV XQ LQVWUXPHQWR GH
investigación insustituible.
Convencidos de la reciprocidad del intercambio interdiscipli-
nario, en esta breve intervención mostraremos una visión global
GHODVPHWRGRORJtDVXWLOL]DGDVSRUORVQHXURFLHQWtÀFRV\ORVSVL-
cólogos cognitivos para indagar en los mecanismos psicofísicos
del ser humano que perciben estímulos de naturaleza emotiva.
Además, un experimento reciente realizado por el Psychiatric
Iowa Neuroimaging Consortium (PINC) nos dará un ejemplo so-
EUHODVSRVLEOHVDSRUWDFLRQHVTXHODVWHFQRORJtDVQHXURFLHQWtÀ-
cas pueden realizar al estudio del evento performativo que tiene
implicaciones, tanto para el actor, como para el espectador.

Revolución Neuroimagen

5HFLHQWHPHQWHVHKDSURGXFLGRXQDDXWpQWLFD\YHUGDGHUDUH-
YROXFLyQHQHOFDPSRQHXURFLHQWtÀFRJUDFLDVDOJUXSRGHQHX-
URÀVLyORJRVGHOD8QLYHUVLGDGGH3DUPDJXLDGRVSRU5L]]RODWWL
y a su descubrimiento de las neuronas espejo. Pero, en reali-
GDG HO JUXSR GH SVLFRDQDOLVWDV GH &KLFDJR TXH GLULJtD +HLQ]
Kohut ya había hablado de “oscilaciones” psíquicas (y corpó-
UHDV TXHSXHGHQGDUVHHQHOiPELWRGHXQDVHVLyQWHUDSpXWLFD
entre psicoterapeuta y paciente. Kohut hablaba justamente de
la existencia de correspondencias “a espejo” entre la postura
asumida por el psicoterapeuta y la postura del paciente. Según
Daniel Stern, estudioso de la conciencia y de la inteligencia
social en la edad evolutiva, ya no se tiene (o mejor dicho ya no
GHEHUtD WHQHUVH  XQD YLVLyQ GH OD SVLFRORJtD HQ WpUPLQRV leib-
QL]LDQRV, que preveía una psicología aislada de la mente. Esta
sostiene que todos nosotros estamos inmersos en una matriz
LQWHUVXEMHWLYDFX\DVEDVHVQHXURÀVLROyJLFDVSXHGHQGLVWLQJXLU-
se individualmente, entre ellas, las neuronas espejo. Existen
descubrimientos recientes que empiezan a hacer plausible la
hipótesis de una consciencia colectiva que no está alejada del
concepto del arquetipo jungiano.
Diálogos entre Teatro y Neurociencias 53

(OHTXLSR GH 3DUPD WXYR HO PpULWRGHKDEHUWHQLGRHQJUDQ


consideración la revolución tecnológica que culmina con las
metodologías de la QHXURLPDJHQ. Estas son fundamentales
SDUD YHULÀFDU GH PDQHUD PiV R PHQRV GLUHFWD  OD SUHVHQFLD
GHXQVLVWHPDGHQHXURQDVHVSHMRWDPELpQHQORVVHUHVKX-
PDQRV 6RQ MXVWDPHQWH HVWDV QXHYDV WpFQLFDV ODV TXH HVWiQ
haciendo posible la colaboración entre las disciplinas cientí-
ÀFDV\ODVGLVFLSOLQDVÀORVyÀFRKXPDQLVWDVFRODERUDFLyQTXH
es cada vez más frecuente, además de necesaria. Si bien hoy
esta colaboración es algo que damos por hecho, en el pasado
ODVWpFQLFDVHUDQGHFLGLGDPHQWHPiVFRPSOHMDV
(Q ORV DxRV VHWHQWD XQ PpGLFR QHXUyORJR R QHXURFLUXMDQR
TXHGHVHDUDREWHQHUXQDLPDJHQ WDPELpQDXQTXHIXHUDDOJR
imprecisa) capaz de detectar masas extrañas en el cráneo,
tenía que inyectar aire en el sistema de cisternas encefálicas
DQWHVGHKDFHUUDGLRJUDItDVFRPXQHV(VWDWpFQLFDGHUHVROX-
ción limitada lleva el nombre de SQHXPRHQFHIDORJUDItDEntre
los posibles efectos colaterales estaban los fuertes dolores de
cabeza. Y fue en los años setenta y ochenta cuando empe-
zaron a aparecer, primero las tomografías axiales compute-
UL]DGDV \ GHVSXpV ODV UHVRQDQFLDV PDJQpWLFDV GHO HQFpIDOR
(cuyas bases físicas se conocían ya al inicio del siglo XX). La
DSRUWDFLyQGHFLVLYDGHODUHVRQDQFLDPDJQpWLFDIXHFRQVHJXLU
una buena resolución de las imágenes estáticas del cerebro.
$XQTXHODYHUGDGHUD\DXWpQWLFDUHYROXFLyQOOHJyFXDQGRVH
pasó de las imágenes estáticas del cerebro a otras imáge-
nes que recogían cambios que eran más bien de función que
GH HVWUXFWXUD /DV GRV WpFQLFDV PiV XWLOL]DGDV HQ HVWH VHQ-
tido fueron la WRPRJUDItD SRU HPLVLyQ GH SRVLWURQHV (o PET,
SRU VXV VLJODV HQ LQJOpV 3RVLWURQ (PLVVLRQ 7RPRJUDSK\  \
la UHVRQDQFLDPDJQpWLFDIXQFLRQDO R I05, HQ LQJOpV functio-
QDO 0DJQHWLF 5HVRQDQFH ,PDJLQJ  *UDFLDV D HVWDV WpFQLFDV VH
SXGR YHULÀFDU TXH HQ FRQGLFLRQHV GH DFWLYLGDG HVSRQWiQHD
HOFHUHEURPXHVWUDXQDDFWLYLGDGÀVLROyJLFDGH´EDVHµ OODPD-
GDWpFQLFDPHQWH baseline o más recientementeGHIDXOWPRGH).
+R\ HQ GtD ODV WpFQLFDV GH QHXURLPDJHQ VH KDQ YXHOWR WDQ
precisas que permiten realizar mediciones seriales, así como
YHULÀFDU D QLYHO QHXURÀVLROyJLFR \ QHXURDQDWyPLFR  OD HYR-
lución del cerebro durante el desarrollo o en relación con el
envejecimiento.
54 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

Características de la señal fMRI

(O IXQFLRQDPLHQWR GH ODV WpFQLFDV GH QHXURLPDJHQ HV FRP-


plejo y una explicación exhaustiva de los mecanismos que
permiten la detección de la neuroimagen escapa al objetivo
de esta ponencia. Sin embargo, sí puede resultar útil explicar
algunos principios que pueden servir a la hora de interpretar
los resultados de los estudios de neuroimagen. Ante todo,
FRQYLHQH WHQHU HQ FXHQWD TXH FRQ ODV WpFQLFDV GH OD QHXUR-
imagen no se mide directamente la actividad neuronal, sino
TXHVHPLGHOD´VHxDOµTXHVHJHQHUDDWUDYpVGHORVFDPELRV
TXH VH GDQ HQ HO ÁXMR KHPiWLFR FHUHEUDO R SRU OD XWLOL]DFLyQ
de oxígeno y de glucosa (por quedarnos en el ámbito de las
WpFQLFDV PiV XWLOL]DGDV  3RU HMHPSOR HQ OR TXH UHVSHFWD D
la PET, lo que se mide es el metabolismo de la glucosa o
HO ÁXMR FHUHEUDO &RQ OD UHVRQDQFLD PDJQpWLFD IXQFLRQDO VLQ
embargo, lo que se mide habitualmente es la señal denomi-
nada BOLD (%ORRGR[\JHQDWLRQOHYHOGHSHQGHQW), es decir, una
señal que depende de la oxigenación relativa de la sangre.
Mientras que con la PET es necesario introducir un elemento
radioactivo para generar la señal, en el caso de la resonancia
PDJQpWLFD IXQFLRQDO OD VHxDO VH JHQHUD HQ EDVH D ORV FDP-
ELRV GHO HVWDGR HOHFWURPDJQpWLFR GH OD KHPRJORELQD R[LJHQD-
GDTXHVHYHULÀFDQFXDQGRVHDFWLYDXQiUHDGHWHUPLQDGDGHO
cerebro.

/RV PpWRGRV GH QHXURLPDJHQ ofrecen la posibilidad de me-


dir de manera simultánea el funcionamiento de áreas que
están distantes entre sí. Esta posibilidad ofrece diferencias
VXVWDQFLDOHVFRQRWURPpWRGRGHLQGDJDFLyQQHXURSVLFROyJLFD
que permite trazar las inferencias que se producen en los
mecanismos cerebrales del pensamiento, el denominado Pp-
WRGR GH OHVLyQ (O PpWRGR GH OHVLyQ FRQVLVWH HQ HVWXGLDU D
sujetos que han sufrido, repentinamente, una lesión cere-
bral, (por ejemplo, un accidente cardiovascular). Se les so-
PHWHHQWRQFHVDH[DPHQPHGLDQWHWHVWVQHXURSVLFRPpWULFRV
$TXHOODV IXQFLRQHV TXH VH REVHUYD VRQ GHÀFLWDULDV VH DGV-
criben entonces al área cerebral que ha sufrido la lesión. Los
estudios de lesión ofrecen la posibilidad de generar hipótesis
acerca de las funciones de un área determinada del cerebro
Diálogos entre Teatro y Neurociencias 55

que se ha visto afectada por un daño cerebral, pero todavía


QR SHUPLWHQ REVHUYDU TXp KDFHQ VLPXOWiQHDPHQWH DTXHOODV
áreas del cerebro distantes entre sí que funcionan al unísono
FRQODOHVLyQGDxDGD5HVSHFWRDORVPpWRGRVHOHFWURÀVLROyJL-
cos de investigación –tales como la HOHFWURHQFHIDORJUDItD y la
PDJQHWRHQFHIDORJUDItD² OD UHVRQDQFLD PDJQpWLFD IXQFLRQDO \
la PET permiten examinar las regiones más profundas, es de-
FLUSURIXQGL]DUHQODViUHDVTXHUHVXOWDQVHUGHJUDQLQWHUpV
para un psiquiatra, porque es en la profundidad del cerebro
donde reside el sistema límbico, el sistema que tiene que ver
con las emociones.

Como ya se ha mencionado anteriormente, la señal que se mide


FRQODI05,VHOODPD%ORRGR[\JHQDWLRQOHYHOGHSHQGHQW VLJQDO y
HVWiHVWUHFKDPHQWHOLJDGDDOÁXMRKHPiWLFRFHUHEUDO(VGHFLUTXH
en este caso, no se mide directamente la actividad de las neuro-
nas, sino un fenómeno que sucede antes de esta actividad. Esta
actividad puede darnos información muy útil acerca del funciona-
miento cerebral. La señal se obtiene de forma que resulta prácti-
camente inocua para los sujetos sometidos a los experimentos. De
KHFKRVHSXHGHHIHFWXDUXQFDOHQGDULRGHGHWHFFLRQHVTXHSUHYpQ
LQFOXVR VHVLRQHV GLDULDV GH H[SHULPHQWDFLyQ I05, en el mismo
VXMHWR3RUHMHPSORVLTXLVLpUDPRVHVWXGLDUFyPRSXHGHPRGLÀ-
carse el cerebro de un pianista a lo largo de las semanas en que se
produce el aprendizaje de una pieza de Brahms, resultaría posible
gracias al modesto impacto cerebral TXHWLHQHQHVWRVPpWRGRV\
a que el riesgo cerebral que conllevan es prácticamente nulo. En
HOSDVDGRH[LVWtDQRWUDVWpFQLFDVGHQHXURLPDJHQFRPROD3(7
que no permitían realizar un número elevado de experimentos en
el mismo sujeto, por causa de la exposición al material radioactivo
utilizado al que se sometía al individuo.
/DVPHGLFLRQHVI05,VHSURGXFHQJUDFLDVDODVFDSDFLGDGHVSD-
UDPDJQpWLFDVGHODGHR[LKHPRJORELQD (es decir, hemoglobina que
transporta menos oxigeno). Cuando las neuronas se activan debi-
GRDXQHVWtPXORGHWHUPLQDGR \DVHDpVWHH[WHUQRRLQWHUQR QHFH-
VLWDQPiVVDQJUH(VWRFRPSRUWDXQDXPHQWRGHOÁXMRKHPiWLFR
cerebral que acaba por diluir la concentración de deoxihemoglo-
ELQD(OUHVXOWDGRHVTXHHOFDPSRPDJQpWLFRTXHURGHDDOiUHD
del cerebro que se activa para realizar su función, se altera. Esos
FDPELRV TXH VH GDQ HQ HO FDPSR PDJQpWLFR VH UHJLVWUDQ FRPR
56 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

cambios de radiofrecuencia.
(QORTXHVHUHÀHUHDODUHVROXFLyQWHPSRUDOHVQHFHVDULRRE-
VHUYDUTXHORVOtPLWHVWHPSRUDOHVGHODI05,VHGHEHQDODGLV-
crepancia temporal existente entre la acción neuronal que se
SURGXFHHQWpUPLQRVGHPLOLVHJXQGRV\HOFDPELRGHOÁXMRKH-
PiWLFR TXH VH SURGXFH HQ WpUPLQRV GH VHJXQGRV ,PDJLQHPRV
TXH VH DFWLYD XQD UHJLyQ GHWHUPLQDGD GHO FHUHEUR (O ÁXMR KH-
mático que nosotros medimos comienza a aumentar aproxima-
GDPHQWHRVHJXQGRVGHVSXpVGHODHVWLPXODFLyQSUHVHQWD
XQSLFRDORVVHJXQGRV\GHVSXpVFDH(VWHHVHOOtPLWHGH
tiempo con el que deben trabajar los investigadores que usan
HVWD WpFQLFD 6H WUDWD DGHPiV GH XQD VHxDO PX\ SHTXHxD
(aproximadamente el 3% de la actividad base) que debe detec-
tarse y sobresalir frente a una gran cantidad de ruido de fondo.
Así que, para evitar que la señal sea sobrepasada por eso que
WpFQLFDPHQWH OODPDPRV ´UXLGRµ \ SRGHU DVt HVWXGLDUOD FLHQWt-
ÀFDPHQWH  HV QHFHVDULR UHSHWLU ORV HVWtPXORV \ SRU WDQWR ODV
actividades cerebrales evocadas) un elevado número de veces.
Cada vez que el estímulo se repite, el cerebro, es, por decirlo de
DOJXQDPDQHUD´IRWRJUDÀDGRµHQDTXHOGHWHUPLQDGRPRPHQWR
El resultado es similar a obtener una especie de película sobre
la actividad cerebral. De hecho, presentamos una serie de foto-
gramas por unidad de tiempo durante un periodo que abarca
desde los dos a los diez-quince minutos (que en nuestra jerga
se llama run).1
El tipo de estímulos a los que se somete a los sujetos HVWXGLD-
dos puede ser extremadamente diverso, dependiendo de la in-
YHVWLJDFLyQTXHVHGHVHHUHDOL]DU+DFLDODPLWDGGHORVDxRVQR-
YHQWDFXDQGRHVWRVPpWRGRVDSHQDVVHHVWDEDQGHVDUUROODQGR
era posible conocer y leer todos los artículos sobre neuroimagen
TXHVHSXEOLFDEDQ+R\HQGtDODSUROLIHUDFLyQGHLQYHVWLJDGR-
res y de experimentos (y, por tanto, de publicaciones) hace que
sea prácticamente imposible para una sola persona leer todos
ORV DUWtFXORV UHODWLYRV D ORV H[SHULPHQWRV FRQ OD I05, que se
publican. Se ha pasado, probablemente, de veinte artículos al
año que se publicaban entonces, a haber cientos, si no miles al
año, con temas que tocan todos los ámbitos del funcionamiento
cerebral (memoria, intención, emoción, actividad motora, etc.).

(1) El tiempo de exposición (run) puede variar desde los cinco minutos a más.
Diálogos entre Teatro y Neurociencias 57

Por no hablar, además, de la inmensa mole que conforman los


artículos relativos al campo de las patologías.

El experimento

3DUDHQWHQGHUPHMRUFyPRODWHFQRORJtDI05,SXHGHVHU~WLOD
ORV HVWXGLRV \D VHDQ FLHQWtÀFRV R KXPDQtVWLFRV SRGHPRV LQ-
tentar tomar como ejemplo un experimento realizado reciente-
mente en la Universidad de Iowa que ofrece algunos puntos de
partida interesantes para los estudiosos del espectáculo y del
arte en general. Se trata de un experimento realizado mediante
UHVRQDQFLDPDJQpWLFDIXQFLRQDOTXHKDPHGLGRODDFWLYLGDGGHO
cerebro en respuesta a determinadas expresiones faciales de
intensidad diversa. Se sometió a examen a sujetos jóvenes, a
quienes se les mostró imágenes que reproducían expresiones
faciales de intensidad variable. Los estímulos se referían a dos
tipos de expresiones: felicidad y miedo. Como estímulos se uti-
lizaron imágenes de actores en las que se apreciaban, bien ex-
presiones faciales extremadamente fuertes, bien imágenes con
emociones reducidas (es decir, imágenes emotivas fuertes mez-
cladas en el ordenador con expresiones faciales de esos mis-
mos actores que posaban con expresiones faciales neutras). De
esta forma, se obtuvieron gradaciones menos intensas de las
expresiones de miedo y felicidad (y, por ello, más ecológicamen-
te similares a la vida de todos los días). Una característica im-
portante de este tipo de estímulos “soft” es aquella de generar
cierta ambigüedad en la expresión. Ambigüedad que se utiliza
para profundizar en el estudio de las respuestas del cerebro
a esta condición bastante común. Este estudio es un estudio
llamado ZLWKLQVXEMHFW en el que el análisis estadístico toma en
consideración que cada sujeto es el FRQWURO de sí mismo y que
las diferencias que se deducen se deben a los estados mentales
de los sujetos que responden a estímulos diferentes. La hipó-
WHVLV TXH JXLy HVWH HVWXGLR DÀUPDED TXH XQ iUHD FRQFUHWD GHO
cerebro (la corteza prefrontal medial) está activa durante las
condiciones ambiguas.
La corteza prefrontal medial es una zona que contiene, entre
otras cosas, el giro cingulado y se encuentra situada en la par-
58 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

te central y anterior del cerebro. Esta es una zona relacionada


con toda una serie de sistemas neuronales que controlan las
emociones. Las funciones de la corteza prefrontal medial son
diversas2, pero una de sus principales características es la de
HVWDULQYROXFUDGDHQODVDFWLYLGDGHVUHÁH[LYDVHLQWURVSHFWLYDV
6RQ HVWDV DFWLYLGDGHV TXH VH KDQ GHÀQLGR FRPR PHQWDOL]LQJ,
ODV TXH WLHQHQ TXH YHU FRQ HO SHQVDPLHQWR DXWRELRJUiÀFR \ OD
SODQLÀFDFLyQ\UHVROXFLyQGHFRQÁLFWRV&XDQGRVHVRPHWHSRU
ejemplo, a un sujeto a un estímulo de naturaleza ambigua (y
SRU WDQWR FRQÁLFWLYD  VH SXHGH UHYHODU XQD DFWLYLGDG QRWDEOH
HQHVWHiUHD$OJXQRVHVWXGLRVRVGH+DUYDUGKDQH[DPLQDGRD
sujetos con lesiones en la corteza prefrontal medial, a los que
han sometido a estímulos muy similares a aquellos utilizados
en nuestro experimento. Los resultados pusieron en evidencia
que aquellos que tenían dichas lesiones presentaban una re-
GXFFLyQ HQ OD FDSDFLGDG HVSHFtÀFD GH DSUHFLDU OD HPRFLyQ GH
tristeza del otro, cuando eran comparados con sujetos que pre-
sentaban lesiones en la parte frontal dorsolateral. Tal reducción
VHDVRFLDEDGHPDQHUDHVWDGtVWLFDPHQWHVLJQLÀFDWLYDFRQODLQ-
capacidad de apreciar la emoción tristeza en ellos mismos.
La corteza frontal media es, por tanto, una zona de convergen-
cia privilegiada, donde la percepción de los estímulos emotivos
externos y la percepción de las emociones que provienen del
interior se encuentran y se intercambian información3. El expe-
ULPHQWRWHQtDSRUREMHWLYRYHULÀFDUVXFRPSRUWDPLHQWRGXUDQWH
la percepción de estímulos ambiguos. Los sujetos analizados
IXHURQ MyYHQHV GH HQWUH  D  DxRV FRQ XQD FDSDFLGDG LQ-
telectiva normal. En las siguientes fotografías se muestra un
ejemplo de los estímulos que se presentaron.

 (VLPSRUWDQWHVXEUD\DUFRPRUHVXOWDLPSRVLEOHDLVODUFXDOTXLHUIXQFLyQGHOFHUHEURDXQD~QL-
ca función. Últimamente se están empezando a describir las áreas del cerebro desde un punto
GHYLVWDPXOWLIXQFLRQDO&DGDiUHDVHHVSHFLDOL]DVHJ~QODViUHDVTXHVHDFWLYDQVLPXOWiQHD-
mente con ella en un momento determinado. Como ya hemos visto, un aspecto fundamental
de la metodología fMRI es que consigue detectar la red de áreas funcionales que se activan al
unísono en respuesta de un estímulo.
(3) Tanto esta zona, como la del cíngulo, tienen para nosotros gran importancia, también porque
contienen las denominadas spindle neurons, que se encuentran exclusivamente en el hombre
y en ciertos simios. John Allman piensa que estas neuronas tienen que ver con la capacidad
de tomar decisiones importantes en el ámbito del comportamiento pro-social. Puede consi-
GHUDUVHXQDFRQÀUPDFLyQGHHVWRODDXVHQFLDGHHVWDVQHXURQDVYHULÀFDGDHQORVSDFLHQWHV
autistas.
Diálogos entre Teatro y Neurociencias 59

 QHXWUR QHXWURHPRFLyQ HPRFLyQ

A la izquierda se muestran rostros con expresiones neutras,


mientras que a la derecha los rostros muestran el máximo de
la expresividad emotiva. La imagen central es la combinación
de las dos fotos, obtenida por ordenador. La elección de los
estímulos requirió un trabajo preventivo: antes del experimen-
WRVHUHDOL]yXQHVWXGLRHQVXMHWRVQRUPDOHV TXHGHVSXpVQR
estuvieron incluidos en el experimento), que fueron sometidos
a estos estímulos con varias gradaciones. Los estímulos se-
leccionados fueron aquellos que permitieron dar respuestas
correctas al 75% de los sujetos. Por consiguiente, los estímu-
los se seleccionaron, no en base a la opinión del investigador,
sino en base al porcentaje de respuestas correctas obtenidas
por los estímulos.
A los sujetos se les presentaba una imagen durante 4 segun-
dos, intercalada por un estímulo neutro en intervalos de tiempo
variables, necesarios para obtener la señal (MLWWHULQJ). Los resul-
60 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

tados fueron sorprendentes. Comparando las respuestas que se


dieron a las expresiones intermedias con aquellas relativas a las
expresiones neutras, se observó una actividad muy elevada a ni-
vel de la corteza prefrontal medial y del cíngulo dorsal. Ésta venía
acompañada de una actividad bilateral de la tQVXODDQWHULRU. La
ínsula es una estructura muy similar al cíngulo en muchos as-
pectos, porque es una región cerebral que modula la comunica-
ción entre el ambiente interno (intracorpóreo) y el ambiente ex-
terno (el ambiente). La ínsula regula, por ejemplo, las respuestas
cardiovasculares, el latido cardiaco y tiene que ver con la sen-
sación del gusto. Pero lo que resulta maravilloso es que cuan-
GRVHOHVPRVWUDEDDORVVXMHWRVODH[SUHVLyQLQWDFWD  VH
SURGXFtDXQDLQYHUVLyQGHOFXDGURQHXURÀVLROyJLFR6HYHULÀFDED
una fuerte reducción de la actividad, tanto de la corteza prefron-
tal medial, como de la ínsula anterior bilateral. La observación de
las respuestas ante otras emociones recalcó este fenómeno.
De esto se puede deducir que la respuesta a los estados emoti-
vos que están a plena intensidad y que son, por lo tanto, menos
ambiguos, desactivan las áreas que se emplean en la percep-
ción de uno mismo, en el “dialogo interior” y en la resolución
GHFRQÁLFWRV\SUREOHPDV6HDSUHFLyXQJLURVLPLODUHQORTXH
VHUHÀHUHDORVUHVXOWDGRVGXUDQWHODIDVHGHOH[SHULPHQWRHQ
la que, en el lugar de la expresión de miedo, se utilizó la expre-
sión de felicidad. Mientras que el giro de la actividad neural
durante las fases intermedias de la expresión de felicidad fue
similar al obtenido con la expresión de miedo, las respuestas
ante la expresión de plena felicidad no incluían una desactiva-
ción de la corteza prefrontal medial y del cíngulo dorsal4. Esto
nos puede llevar a la hipótesis de que la estimulación ligada al
miedo tiene un efecto de desactivación en la corteza prefrontal
medial que es más fuerte en relación a la estimulación ligada a
la felicidad.

(4) Otro dato extremadamente interesante está ligado a la activación de la ínsula de Reil durante
la exposición a emociones de intensidad leve o ambiguas. La ínsula de Reil es una parte crucial
HQORTXHUHÀHUHDORULJHQGHODV´HPRFLRQHVVRFLDOHVµ HORUJXOORODKXPLOODFLyQHOGLVJXVWR
la avaricia, el sentimiento de culpa, etc.). También está involucrada en las intuiciones morales,
HQODHPSDWtDHQODFDSDFLGDGGHUHVSRQGHUDODP~VLFDHQODVVLWXDFLRQHVGHDPELJHGDG
Es interesante, entre otros, el estudio de Lazar que demuestra cómo la experiencia meditativa
puede aumentar el espesor de la ínsula. Esto es un ejemplo extraordinario de cómo una cosa
TXHQRUPDOPHQWHVHFRQVLGHUDQRPRGLÀFDEOHFRPRHVHOFDVRGHOHVSHVRUGHODFRUWH]D
aumenta, en cambio, en aquellos que practican la meditación.
Diálogos entre Teatro y Neurociencias 61

Hacia la relación actor-espectador

Aunque, parcialmente, las sorprendentes conclusiones de este


experimento consiguen decirnos mucho sobre la relación en-
tre actor y espectador. El actor sabe bien que su capacidad de
DWUDFFLyQKDFLDHOHVSHFWDGRUVHGHEHWDPELpQDFXiQWRFRQVLJD
dilatar su expectativa y su curiosidad. Un actor que exhiba so-
lamente expresiones claras y fácilmente “legibles”, difícilmente
representará una fuerza atractiva para el espectador. Por po-
QHUXQHMHPSOREDQDOVLYLpVHPRVXQDSHOtFXODSROLFtDFDGRQGH
en el momento del interrogatorio el culpable mostrase desde el
principio y durante toda la película una expresión de maldad, la
película perdería todo su atractivo. El experimento descrito con
anterioridad nos muestra, de hecho, cómo en nuestro cerebro
existen algunas zonas adscritas a las actividades introspectivas
y a la resolución de problemas que se activan en presencia de
algunas expresiones ambiguas y que, en cambio, se desactivan
FXDQGRODH[SUHVLyQHVWiDO\HVSRUORWDQWR´OHJLEOHµ
En otras palabras, las expresiones del actor que contienen un
cociente más alto de ambigüedad (y que son, por lo tanto, me-
nos “fuertes”) están asociadas a una actividad relativamente
superior de las regiones cerebrales del espectador que están
adscritas a la intención, aunque no sea plenamente consciente,
GHUHVROXFLyQGHFRQÁLFWRVRVHDDODFRUWH]DSUHIURQWDOPHGLDO
y a la ínsula (que probablemente actúan al unísono). Meyerhold
VRVWHQtDTXHHOWHDWURVHIXQGDMXVWDPHQWHHQ©ODVH[SHFWDWL-
YDVGHODDFFLyQª

No es tanto la actuación lo que nos interesa, sino la pre-actuación, en tanto


que la expectativa suscita en el espectador una tensión mayor que aquella
que puede provocarle algo que ya ha recibido o pre-digerido. El teatro no se
funda en eso. El teatro quiere zambullirse en las expectativas de la acción5.

Ahora sabemos que, en estas expectativas de la acción, el cere-


bro (aunque sería mejor llamarlo el cuerpo-mente) del especta-
dor está inmerso en una actividad introspectiva y de resolución

(5) VSEVOLD MEJERCHOL’D, Écrits sur le théâtre, Tome 2, 1917-1930, Traduction, préface et notes
de Béatrice Picon-Vallin, Paris, L´Age de l´Homme, 2009 (Nouvelle Edition Revue e Augue-
mentée), p. 197.
62 Sergio Paradiso y Gabriele Sofia

de problemas. Esta actividad, a su vez, disminuye hasta casi


desaparecer cuando la expresión del actor está completa (o ya
recibida, como diría Meyerhold). Esto puede deberse, probable-
mente, a que, ante un grado menor de ambigüedad, el espectador
QRVHHQFXHQWUDHQXQDVLWXDFLyQGHUHVROXFLyQGHFRQÁLFWRV
+HDTXtXQSULPHUSHURVLJQLÀFDWLYRHMHPSORGHFyPRXQH[-
SHULPHQWRFRQI05,FRQVLJXHHQULTXHFHUFRQXQQXHYRSXQWRGH
vista las importantes trayectorias de investigación sobre el actor.
Pero, en realidad, esta es sólo una pequeña parte de la posible
colaboración real que podría existir entre estas dos materias. A
la hora de escoger a los actores para sus propios experimentos,
XQQHXURFLHQWtÀFRSRGUtDSRUHMHPSORUHFXUULUDODH[SHULHQFLD
que pudiera brindarle un estudioso del teatro. ¿Podría volver
esta colaboración aún más preciso el propio experimento? ¿Po-
dríamos decir, quizás, que la aportación de un humanista podría
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