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Gabriele Sofia

Del por qué la neurociencia


aprende del teatro
S i tuviésemos necesidad de definir la esencia del teatro,
ésta sería la relación entre actor y espectador. Cualquier
forma de teatro que nos aventuremos a imaginar, perdería su
la percepción de una acción y su propia ejecución, coinciden.
Esto confirma también que cada uno de nuestros procesos per-
ceptivos tiene una característica esencialmente motora y pone
significado en el momento en el que dejara de contar con la pre- definitivamente en entredicho el modelo cognitivo “clásico”
sencia de, al menos, un espectador. Como consecuencia de esto según el cual, los pensamientos y la psique poseen una relación
y, a lo largo de la historia, quien hace teatro siempre se ha en- unilateral y jerárquica respecto a la dimensión muscular y cor-
contrado ejercitando, refinando, mejorando la propia capacidad poral (considerada un “slave system”, sistema esclavo).
de establecer y mantener esta relación con el espectador. Sin embargo, todo esto ya lo habían intuido ampliamente los
Con este objetivo, el actor ha construido una serie de conoci- grandes reformadores del teatro del siglo XX. La biomecánica de
mientos implícitos, pragmáticos e incorporados que son capa- Meyerhold, las acciones físicas de Stanislavski, la euritmia de Dal-
ces de hacer que la relación teatral sea diferente de cualquier croze, los estudios de Laban, (por citar sólo algunos nombres),
otro tipo de relación cotidiana existente entre seres humanos. son ejemplos de cómo el trabajo que el actor realiza sobre su
Ficción, verdad, empatía, aprendizaje, imitación; todos son propio cuerpo en acción, se identificó como una vía necesaria
temas sobre los que los actores de cada cultura han construido para emocionar, mover y conmover, ya fuera a sí mismo, como,
siempre, de modo implícito o explícito, sistemas de conocimiento obviamente, al espectador.
que pueden transmitirse de maestro a alumno. Y es ese mismo espectador el que hoy en día y gracias a la
Y son justamente estos temas los que, hoy en día, se encuen- neurociencia, puede ser estudiado y considerado bajo una nueva
tran en la base de un gran número de investigaciones neuro- luz. Lo quiera o no, el espectador es movido, tocado, estimulado
científicas. De hecho, el descubrimiento de la ubicación de las por el actor, cuyas acciones resuenan en su sistema motor. Y es
neuronas espejo ha obligado a los científicos a realizar una com- justamente esta resonancia de las acciones la que permite, no
paración sistemática de esos temas, que forman parte de la cul- sólo al espectador, sino a cualquier ser humano que observa una
tura milenaria de aquel que hace teatro. Y es que no es acción, comprender dicha acción.
casualidad, que el propio Peter Brook haya dicho que, hoy en De hecho, las investigaciones sobre las neuronas espejo han
día, los neurocientíficos están empezando a entender lo que el demostrado que el observador que se encuentra frente a una
teatro ha sabido desde siempre. acción realizada por otra persona, no sólo comprende qué es lo
que esa persona está haciendo, sino también por qué lo está ha-
PERO, ¿QUÉ SON LAS NEURONAS ESPEJO? ciendo. Y es que se ha descubierto también que el sistema es-
pejo no se activa ante cualquier acción, sino únicamente ante
Las neuronas espejo son unos grupos específicos de neuronas aquellas acciones motivadas que poseen un objetivo preciso, es
que se activan, tanto cuando un individuo realiza una acción, decir, una intención.
como cuando un individuo ve esa misma acción realizada por
otra persona. En otras palabras, el hecho de observar una ac- ESPACIO DE ACCIÓN COMPARTIDO
ción provoca de forma inmediata la activación del mismo “pro-
grama motor” neuronal en el observador, “programa motor” que De hecho, las neuronas espejo de la persona que realiza la
estará activo durante la ejecución de la acción: cuando obser- acción, activan en ella un “programa motor” en el que la ejecu-
vamos una acción, la estamos rehaciendo en nuestro interior. ción de una acción determinada conlleva una intención determi-
Quizás inhibamos la extensión espacial y temporal de esa acción, nada. Y es ese mismo “programa motor” el que se activa en el
pero en nosotros ya ha tenido lugar una activación muscular que cerebro de la persona que observa la acción, también en el caso
ha cambiado nuestro equilibrio interno y que nos ha enviado una de que la acción observada no haya aún concluido. En resumen,
información preciosísima acerca de lo que está sucediendo frente aquel que observa activa los “programas motores” que él mismo
a nuestros ojos. ha ido consolidando a lo largo de su propia experiencia cotidiana
El sistema de las neuronas espejo fue localizado primero en los con el objetivo de poder prever y anticipar, de forma absoluta-
monos y después en los seres humanos, a comienzos de los años mente inmediata, el objetivo de la acción, y por tanto, la intención
noventa, por Giacomo Rizzolatti y su equipo de la Universidad de de quien tiene delante.
Parma (Italia). Esto crea un tipo de “espacio de acción compartido”, (este es
Uno de los aspectos más interesantes de este descubrimiento el término que utiliza el propio Rizzolati), donde cada acción es
es el hecho de que finalmente se ha localizado un sistema donde comprendida de inmediato sin que para ello sea necesario rea-
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lizar una “operación cognitiva” explícita y deliberada. la “resonancia” entre sistemas motores que las neuronas espejo
Bajo esta perspectiva, el hecho teatral representa un ejemplo hacen posible, estamos en condiciones de entender cómo, efec-
refinadísimo de un “espacio de acción compartido”. Si tomamos tivamente, el actor en escena “toca”, (como si de un instrumento
nota del hecho de que el actor fundamenta precisamente su vir- se tratara), su propio cuerpo y el del espectador. Y esta melodía
tuosismo en la capacidad de jugar con las previsiones del es- produce una cantidad infinita de emociones que el espectador
pectador, en la capacidad de sorprenderlo, de guiar su atención, de teatro puede experimentar.
de crear y dilatar esperas, nos damos cuenta de hasta qué punto El actor es, a la vez, el artista y la obra de arte, es arpa y mú-
puede este trabajo continuo del actor ser para los neurocientífi- sico. Y para ser eficaz debe ser capaz de mover consigo (de con-
cos un lugar excepcional de estudio de las potencialidades hu- mover) al espectador. Pero, recordamos, que el espectador no se
manas. mueve con cualquier acción, porque el sistema espejo se activa
El psicofisiólogo italiano Vezio Ruggieri, de la Sapienza Uni- solamente con aquellas acciones que tienen un objetivo y una
versità di Roma ha descrito el cuerpo humano como “un gran acción precisas. El actor debe, por tanto, ser capaz de conquis-
arpa que posee cuerdas de diverso espesor y largura”: estas tar en la escena intenciones y objetivos reales. Debe afrontar la
cuerdas, (que serían los músculos), al tensarse y relajarse en paradoja de ser real en la ficción.
una manera precisa, pueden alumbrar una cantidad infinita de Y es sobre esta paradoja sobre la que siempre ha descansado
melodías; de igual modo, los diferentes grados de tensión de el poso de las experiencias y culturas teatrales que, hoy en día,
nuestros músculos dan vida a una cantidad infinita de emociones resultan ser extremadamente preciosas para aquellos que, como
y sensaciones. De acuerdo con los estudios más recientes de los neurocientíficos, tienen por objeto de investigación al ser hu-
psicofisiología, las emociones son justamente el resultado de mano y su capacidad de relacionarse.
“coreografías” concretas de tensión y distensión que adoptan
los músculos de nuestro propio cuerpo.
Si cotejamos esta imagen del cuerpo humano con aquella de Traducción de Juana Lor

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