CAPITULO III

LOUIS PASTEUR
¡LOS MICROBIOS SON UNA AMENAZA!

Luis Pasteur impulsado por un miedo en su infancia al ver a un perro rabioso la intriga de
saber porque tenía rabia el perro y porqué morían las personas al ser mordido por el
animal, pero tanto a sus procesos también pudo ver una forma para en la cual la carne no
se contaminara por los bichos que se encontraban en el aire ya que por medio de tubos
calentados no podían pasar pero al destapar uno y hacer que llegase el aire del exterior los
bichos hacían que la carne se empezara a descomponerse pero no solo eso, si no que fue
el primero en ver el ácido tartárico y los cristales que contenía que por cierto eran cuatro
tipos de ácidos diferentes.

Pasteur siguió trabajando con los cristales, se metió en callejones sin salida, hizo
experimentos disparatados e increíbles, de lo que se le ocurren solo a un chiflado, pero
con los que solo un genio sabe obtener éxito. En la fermentación él encontró unos bichitos
que no ayudaban a producir bien el alcohol.

Al ver la vida de Robert Koch se basa mucho en lo que es la medicina y ve una

enfermedad, el carbunco que mataba tanto a animales como personas, él observo en
algunas ovejas como otros científicos pero a él no le importaba el criterio de los demás, él
quería verificar por su cuenta.
El sueño de Koch era ser explorador, médico militar o por lo menos medico naval para
tener la oportunidad de conocer países exóticos o lejanos. Después de recibirse hizo su
internado en un manicomio de Hamburgo, donde cuidando a los locos, difícilmente podían
llegar a sus oídos los grandes descubrimientos de Pasteur y de sus microbios.

Él pude ver y percatarse de ciertos filamentos que se encontraban en la sangre de un

cordero muerto y pensó que podía ser la sangre en coagulación pero también tomo
muestras de otros corderos y no veía a estos filamentos, hizo varias pruebas e incluso
después de cierto tiempo vio que si era un virus que al infectar a una rata con eso al día
siguiente moriría, puesto que así lo hizo varias veces y así fue. Él descubrió como estos
organismos tan pequeños podían matar a seres tan grandes.

Con el paso de los tiempos y su ansiedad e intriga por saber más de las bacterias y de
estos seres, invento para los seres más exigentes un medio, el cual sea la gelatina de
suero sanguíneo y fue allí donde con paciencia tuvo su cultivo de tuberculosis.
Entre 1978 y 1880 hizo grandes progresos en bacteriología, siguiéndoles la pista a los
extraños seres microscópicos que infectaban las heridas de los hombres y de los animales.
Con diferentes sustancias colorantes aprendió a teñir a los microbios, logrando destacar
hasta al más pequeño de estos. Descubrió también los cultivos puros en la superficie del
corte de la media patata cocida.

Koch se decidió a encontrar el virus de la tuberculosis, lo único que sabía acerca de ella
era que quizá fuera causada por alguna especie de microbio y estudiando los
experimentos de Cohnheim se dedicó a inocular la tuberculosis en animales.

Bueno volvamos con Pasteur, sus teorías y supuestas formas de curar a algunos bovinos
por la inmunidad que pudiesen generar en sus estudios hallazgos y todo lo que llego a
hacer; descubre la vacuna que libraba de la cólera a las gallinas.

Más tarde realizo otras pruebas y pruebas hasta que un día un famoso, el 2 de julio de
1881 se exhibieron a las ovejas vacunas por Pasteur mientras que las no vacunadas
agonizaban e incluso ya estaban muriendo, se mostró como alguien muy importante y
aceptable e incluso intriga de la rabia empezó a examinarla con muchos riesgos ya que
una mordida de un perro rabioso era mortal y él tenía que sacar muestras de este animal,
muchos tenían duda de porqué Pasteur quería estudiar la rabia habiendo tantas
enfermedades pero él estaba enloquecido por decirlo de tal modo. Pasteur y sus
ayudantes empezaron a trabajar en una cura para la rabia y con los disparates de Pasteur
tenían que seguir, él había encontrado algo que si el animal tuvo rabia y se compuso no
vuelve a recaer su trabajo. Finalmente dieron con una manera de atenuar el feroz virus de
la rabia, poniendo a secar en un matraz esterilizado, durante catorce días.