Está en la página 1de 4

¿De qué manera el estudio del desarrollo físico en la adolescencia mejora la práctica

docente?

El presente ensayo tiene como tema primordial los cambios físicos en la adolescencia y de

cómo influyen en las mejoras de la práctica docente. La adolescencia, puede definirse como

la transición del desarrollo entre la niñez y la adultez que implica importantes cambios

físicos, cognoscitivos y psicosociales.

Las características de esta adolescencia estrechamente se relacionan con la pubertad, en

este importante cambio físico, la persona alcanza la madurez sexual y la capacidad para

reproducirse.

Para analizar las mejoras en la práctica docente, es necesario conocer cada uno de los

cambios a los cuales se enfrentan los jóvenes en la etapa adolescente, en el ámbito físico,

social y psicológico.

Los cambios súbitos y rápidos a nivel físico que experimentan los adolescentes, los lleva a

ser acomplejados. son sensibles y están preocupados por sus cambios corporales. Pueden

hacer comparaciones angustiosas respecto a ellos mismos y sus compañeros. Los cambios

físicos quizá no ocurran en un plazo regular y sin problemas. Por lo tanto, los adolescentes

podrían pasar por etapas de incomodidad, tanto en su apariencia como en su coordinación

física. Las niñas pueden estar ansiosas si no están listas para el comienzo de los periodos

menstruales. Los niños pueden preocuparse si no saben acerca de las emisiones nocturnas.
Durante la adolescencia, es normal que los jóvenes empiecen a separarse de sus padres y a

crear su propia identidad. En algunos casos, esto puede ocurrir sin problemas de los padres

y otros miembros de la familia. Sin embargo, esto puede provocar conflicto en algunas

familias a medida que los padres tratan de mantener el control. Su grupo de amigos puede

convertirse en un refugio seguro. Esto le permite al adolescente probar nuevas ideas.

El docente juega un papel de orientador en constante aprendizaje. Cada uno de los

educandos sufre los cambios de la adolescencia de distinta manera, por lo tanto, el educador

se abrirá a todas las posibilidades y acompañará al estudiante en ese complejo proceso por

medio de la educación. Independientemente de los enfoques presentados en las asignaturas

que pretenden ser enseñadas, el interés en sí es fortalecer la formación que se tiene con la

reflexión y el análisis para conocer la realidad de los grupos adolescentes.

Los adolescentes son una fuente de creatividad, de iniciativa, de dinamismo y de

renovación social. Si cuentan con la educación adecuada, podrán contribuir al desarrollo

económico y al progreso de la sociedad. Por el contrario, si los adolescentes sienten que la

enseñanza que reciben es distante y sin sentido, si conciben a la escuela sólo como un

espacio social de encuentro con los amigos, la práctica del docente quedará en duda.

Nos dice José M. Esteve en su documento "la aventura de ser maestro" que la enseñanza es

ambivalente, que hay de dos sopas; "puedes aburrirte soberanamente y vivir cada clase con

profunda ansiedad, pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos y

vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos", nos dice también

que "el objetivo es ser maestro de humanidad y no tener el retrato de profesor ideal." 
Para concluir, los adolescentes no solo lucen diferentes a los niños más pequeños, sino que

también piensan y hablan de manera distinta, entran en lo que Piaget denominó el nivel más

alto del desarrollo cognoscitivo, las operaciones formales, cuando perfeccionan la

capacidad de pensamiento abstracto y forman hipótesis. Cuando un docente tiene pleno

conocimiento de los cambios que experimenta un estudiante en la adolescencia, se permite

tener un contacto favorable con el joven, tendrá muchos puntos para poder guiarlo,

mejorará sus experiencias , podrá aprender de ellos, de sus situaciones ante esta transición

entre la niñez y la adultez, se nutrirá de nuevas ideas para todos sus educandos y se

permitirá, ser un gran maestro.

Referencias bibliográficas

Delval, J. (1996). El desarrollo humano. Madrid: Siglo XXI.

Papalia, D y Wendkos, S. (2010). Desarrollo humano, México.

También podría gustarte