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PEDAGOGÍA DE LA ÉTICA
Conferencia inaugural de
la Maestría en Bioética
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, 30 de julio de 2015
Juny Montoya Vargas1
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Juny Montoya Vargas, Directora, Centro de Ética Aplicada, Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia.
Correo electrónico: jmontoya@uniandes.edu.co
que esto último lo comparto plenamen- las universidades en relación con esa op-
te, también pienso que quienes suscriben ción de vida. En eso estamos de acuerdo.
completamente esta visión parten de una Yo no puedo garantizar que mis estudian-
comprensión reduccionista tanto del con- tes van a preferir una vida ética frente a
cepto de enseñanza como del concepto otras opciones que se les presenten como
mismo de la ética. Mi visión es más cer- más atractivas. Pero en las universidades
cana a entender la ética a partir de la ex- enseñamos a ejercer las profesiones con
periencia cotidiana, representada por los criterios de excelencia aunque sabemos
sentimientos morales y en ningún caso que muchos prefieren optar por caminos
tiene la pretensión de formular juicios ab- más rentables. ¿Por qué la búsqueda de
solutos sobre lo bueno aunque sí le re- la excelencia como personas sería menos
conoce un lugar a la razón a la hora de enseñable que la búsqueda de la excelen-
examinar críticamente la justificación de cia profesional? Los estudiantes pueden
los sentimientos morales (Hoyos, 1996). reconocer una vida ética como una op-
ción de vida posible e incluso deseable,
Para algunos más que argumentan en si los confrontamos con sus opciones, si
contra de que la ética pueda enseñarse, les presentamos las alternativas y lo que
la ética parecería ser una forma de ser, cada una de ellas implica. La ética es una
casi como un rasgo de la personalidad opción individual pero presentarla como
que poco se puede transformar a lo largo una opción válida y deseable es una ta-
de la vida. Ser ético sería algo así como rea posible y necesaria, diría yo, para las
ser simpático u obstinado. Por más que instituciones educativas. Esta reflexión
nos esforcemos en moderar nuestra per- forma parte esencial de lo que llamamos
sonalidad, algunos nacimos destinados a una formación integral.
ser menos simpáticos o más obstinados
que otros. Pero la ética no es un rasgo de Otra versión de que la ética no puede en-
la personalidad sino del carácter y sobre señarse asume que los valores se aprenden
esto volveré más adelante. en la casa. Aquí el argumento no es que la
ética no se aprenda sino que se aprende
Algunos más parten de que la ética, aun- demasiado pronto, en el ámbito del hogar
que no es innata, sí es algo íntimo y per- y de la socialización temprana. Las institu-
sonal, algo que pertenece al fuero interno ciones educativas y, en particular, la uni-
del individuo. Las instituciones educativas, versidad, llegan tarde a la tarea de educar
aunque pueden ejercer alguna influencia a los individuos éticamente. Aquí ética se
sobre los comportamientos, no pueden, entiende como sinónimo de valores. Los
en estricto sentido, enseñar a sus estu-
8 valores se inculcan en el seno de la familia.
diantes a ser éticos. Si una vida ética es el Uno no va al colegio ni mucho menos a la
resultado de una decisión vital, poco po- universidad a aprender a ser íntegro, a no
demos hacer los profesores y menos aún decir mentiras, a no robarse las cosas o las
nadie dudaría en nuestro contexto que a de vivir una vida ética y de actuar coti-
los profesionales les vendría bien cono- dianamente conforme a unos criterios y a
cer mejor los deberes y responsabilidades unos principios éticos (Singer, 1995). En
de su profesión y adherir a un código de ese sentido, no podemos negar que las
conducta como parte de su formación instituciones educativas juegan un papel
profesional. En otras palabras, los cursos importante en el desarrollo de los hábi-
de deontología profesional tienen un pa- tos de los individuos. La escuela enseña
pel en el currículo de la formación profe- hábitos de disciplina, responsabilidad,
sional aunque ese papel sea limitado en constancia, tolerancia al fracaso, solida-
cuanto formación ética. ridad, compañerismo y puede, de la mis-
ma manera, educar a los individuos en
Cuando este asunto se pone más intere- los hábitos de tomar decisiones éticas, de
sante, sin embargo, es cuando pensamos tener en cuenta a los demás a la hora de
en la posibilidad de trascender el ámbito actuar, de considerar los intereses de to-
de la deliberación teórica, aunque sea dos los afectados por nuestras decisiones,
deliberación sobre la práctica, como ya de minimizar nuestra huella ecológica, de
se ha dicho y nos aventuramos en el ám- ser más responsables con el planeta, con
bito de intentar formar los hábitos o dis- el resto de la humanidad, con los seres
posiciones necesarios para vivir una vida vivientes, en fin, si la escuela puede en-
ética. ¿Es eso acaso posible? ¿Es desea- señar y a menudo parecería dedicarse a
ble? ¿Cómo se hace? ¿Cómo sabemos enseñar hábitos como la obediencia ¿no
que lo estamos logrando? parece posible y seguro más urgente e
importante la tarea de enseñar el hábito
La ética según una vertiente importante de tomar decisiones de manera respon-
de la filosofía tiene que ver con el culti- sable?
vo del carácter. Aquí aludo al concepto
aristotélico de carácter. El cual se presen- En este mismo sentido, varios autores
ta no como algo dado de una vez para contemporáneos han criticado el exce-
siempre sino como el resultado de nues- sivo énfasis de la educación ética en los
tros hábitos. Nuestras acciones y nuestras aspectos de deliberación y toma de deci-
acciones reiteradas van constituyendo siones. Parecería que la ética se pone en
nuestro carácter. No somos justos porque juego solo cuando tomamos decisiones
hayamos nacido justos. Somos justos si del tipo “matar o dejar morir” y otras igual
realizamos actos justos, si nos acostum- de dramáticas. Pero ¿qué pasa en el día
bramos a actuar de manera justa, si he- a día? ¿Es el ámbito de lo cotidiano un
10 mos hecho de la justicia el criterio con espacio propicio para la ética? Si bien es
el cual tomamos decisiones en el día a cierto que en el día a día no nos hacemos
día. En ese mismo sentido, ser ético sería preguntas así de dramáticas, también es
el resultado de haber tomado la decisión cierto que permanentemente estamos ac-