Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alberdi y La Doctrina Liberal Del Capitalismo
Alberdi y La Doctrina Liberal Del Capitalismo
semestre de 1993
Jonathan C. Brown *
¿No es ya tiempo de que la historia de Sud América deje de
consistir en la historia de sus guerras y
de sus guerreros, como ha sucedido hasta aquí?1
Hacia mediados del siglo XIX, se hizo evidente que América Latina no estaba
a la altura del potencial y de las esperanzas del movimiento independentista.
Pocas ex-colonias ibéricas participaban de la paz y prosperidad de la era post-
napoleónica en el mundo occidental. Por el contrario, muchas estaban envuel-
tas en sangrientas luchas para lograr el control del poder político local y
nacional, dilapidando recursos y sometiendo a la sociedad a un estado constante
de agitación. Las excepciones más notables eran la América del Norte inglesa
y el Brasil portugués.
Las provincias argentinas, una laxa confederación de entidades políticas
que originalmente constituyeron el corazón del Virreynato del Río de la Plata,
eran un buen ejemplo de la ambigüedad de la independencia. El comercio
exterior y los ingresos de aduana habían permitido el ascenso sostenido del
puerto de Buenos Aires entre 1810 y 1850. El comerciode productos primarios
fomentó el desarrollo de la industria procesadora de productos de la ganadería
en Buenos Aires y algunas provincias ribereñas. Los saladeros2 producían
carnes y cueros salados, grasa, sebo, y polvode cuernos y huesos para la expor-
tación. La explotación ganadera en grandes estancias había reemplazado a la
cacería de ganado salvaje corno base de la producción rural, y los terratenien-
tes y trabajadores criollos empujaban la frontera cada vez más adentro del
territorio indígena. Sin embargo, los liberales no podían estar satisfechos,
especialmente con los resultados políticos y sociales de los primeros cuarenta
años de independencia argentina.
Acosados por la agitación civil, los dirigentes argentinos oscilaban entre
políticas proclives a la administración centralizada y aquellas sustentadas por
las provincias del interior que preferían una federación descentralizada. Las
guerras civiles entre facciones culminaron en separatismo. Paraguay, el Alto
Perú y la Banda Oriental qu.edaron fuera de la República Argentina. El caos
social y la rebelión de abajo aparecieron bajo la forma de gauchos vagabundos
que formaban la tropa alistada por los distintos caudillos en disputa. Las
depredaciones de estas montoneras' rara vez podían distinguirse de las reali-
zadas por las numerosas bandas de delincuentes que agobiaban a ganaderos y
comerciantes. La dictadura de Juan Manuel de Rosas terminó con la inestabi-
lidad, pero su control efectivo no se extendió más allá de los límites de la
provincia de Buenos Aires, aunque sí su influencia. Para algunos, el orden de
Rosas era una indeseable reencarnación de las restricciones y el autoritarismo
hispánicos. Más aún, Rosas incentivó a las clases más bajas a que intimidaran
a aquellos porteños: encumbrados que pudieran cuestionar su poder. Mientras
.tanto, Europa Occidental y los Estados Unidos gozaban de una era de creci-
miento comercial y material sin precedentes desde la revolución industrial, que
no fue desconocida en América del Sur.
Debido a sus viajes por el exterior, los intelectuales latinoamericanos
exiliados .durante la era de Rosas sufrieron profundamente esta frustración.
Las inestables naciones latinas de América perdían posiciones en relación a
una próspera y culta civilización de Europa occidental a la cual se suponía que
pertenecían. La mayoría de estos pensadores" liberales establecían una cone-
xión entre la revolución industrial en Gran Bretaña y los Estados Unidos y la
estabilidad política de esas naciones, comosi de algún modoambos atributos se
reforzaran mutuamente. Losintelectuales latinoamericanos consideraban que
América Latina nunca podría entrar al mundo moderno si continuaba domina-
da por caudillos" tradicionales comoRosas, José Gaspar Rodríguez de Francia
en el Paraguay, y muchos otros en las provincias. Uno de estos pensadores
exiliados fue Juan Bautista Alberdi, miembro prominente de la Generación de
1837. Alberdi decía que sus largos períodos de exilio y servicio en el exterior lo
ayudaban verdaderamente a comprender los problemas de la Argentina con
mayor claridad. Admitía que su autobiografía muy bien podría llamarse La
vida de un ausente, que no ha salido de su pats,'
Alberdi, que vivió entre 1810 y 1884, interpretó los problemas sudamerica-
nos desde una perspectiva económica. Este rasgo lo diferenció claramente del
resto de los escritores de su generación. Ya había pasado la "era heroica" de la
gloria militar en la que hombres corno' San Martín y Bolívar forjaron la
8. Juan B. Alberdi, "Estudios Económicos", en Escritos Póstumos (Buenos Aires, 1895), pp. 50,
92.
9. Juan B. Alberdi, "Estudios ...", p. 50. Ver también Juan B. Alberdi, El crimen de la guerra
(Buenos Aires, 1895), pp. 226·228.
10. Juan B. Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización polüica de la República
Argentina (Buenos Aires, 1914), p. 90.
11. Juan B. Alberdi, Bases ..., p. 230. Para más información sobre las ideas políticas de Alberdi,
.- ver Héctor Ciapuscio, El pensamiento r1l.osó{ico-poUtico de Alberdi (Buenos Aires, 1985);
Natalio R. Botana, La tradicién republicana: Alberdi, Sarmiento y las ideas políticas de su
tiempo (Buenos Aires, 1984).
12. El análisis de los trabajos de Alberdi durante su período romántico, particularmente su
pensamiento jurídico, se puede encontrar en Raúl A. Orgaz, Alberdi y el historicismo
(Córdoba, 1937). Orgaz sugiere que Leminier y Jouffroy entre los franceses, y Herder y Kant
entre los alemanes influenciaron a Alberdi. Para mayor información acerca de la influencia
europea sobre las doctrinas económicas posteriores de Albcrdi, ver Bernardo Canal-Feijóo,
64 Jonathan. C. Broum
Alberdi y la proyeecion. sistemática del espíritu de Mayo (Buenos Aires, 1961). Canal-Feijóo
hace referencia al impacto que tuvieron sobre Alberdi los trabajos de Pellegrino Rossi y
Michel Chevallier. Sin perjuicio de ello, he notado que si bien Alberdi cita en sus escritos
económicos a Smith, Say y Mills, no menciona a Rossi o Chevallier. Ver también Natalio R.
Botana, La tradicián...• pp. 238·240; Juan ~ablo Oliver, El verdadero Alberdi: génesis del
liberalismo econ6mico argentino (Buenos Aires, 1987).
13. Juan B. Alberdi, Sistema econ6mico y renttstico de la Contedemcion Argentina según su
Constitución de 1853 (Buenos Aires, 1954), p. 2.
Alberdi y la doctrina del capitalismo liberal 65
mente. ''Todos hablan de las grandes aptitudes productoras del suelo: nadie
habla de las aptitudes productoras de la sociedad de Sudamérica... ".23
Como los argentinos no estaban preparados para producir riquezas, las
aptitudes productivas debían venir de Europa, que ya era el origen de la cultura,
la ciencia, la legislación, la religi6n, el lenguaje y la población de la Argentina.
Ahora, debía asegurar la prosperidad futura del país. 24
Alberdi esperaba de Europa una inmigraci6n de trabajadores acostumbra-
dos a la frugalidad y al ahorro con hábitos de trabajo inteligentes que, además,
les enseñarían sus costumbres industriosas a los trabajadores argentinos.
Alberdi escribía:
"Cada europeo que viene a nuestras playas nos trae más civilizaciones en
sus hábitos, que luego comunica a nuestros habitantes, que muchos libros
de filosofía. Se comprende malla perfección que no se ve, toca ni palpa. Un
hombre laborioso es el catecismo más edificante.".!5
. 43. Ver Juan B. Alberdi, ~Examen del gobierno que establece la Constitución Argentina" en
Organización política , pp. 717·736.
44. Juan B. Alberdi, Beses , pp. 87-88.
45. Juan B. Alberdí, La oida ...• pp. 216·217.
46. Juan B. Alberdi, Base«.... pp. 84·85.
72 Jonathan. C. Broum
Conclusiones
En una visión retrospectiva, es dificil no asignar un cierto sentido profético
a Alberdi y a su generación de liberales. Percibió, por ejemplo, la importancia
del comercio exterior para la expansión económica argentina, y anticipó la
ampliación de los ferrocarriles a través de la pampa hasta las provincias del
interior. Sus conceptos acerca de la iniciativa privada y laaceptaci6n del capital
extranjero continuaron en los primeros planos de la vida política y económica
argentina hasta la década de 1930. El gobierno intervino ocasionalmente en los
asuntos económicos, especialmente en tiempos de caída de precios mundiales
de los productos argentinos. El desarrollo económico en la Argentina se basó
fundamentalmente en la acción privada de los ganaderos, empresarios, e