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LOS JOVENES REVOLUCIONARIOS

Jorge Luis Medina Montes

Director
Arneyo Saldarriaga Fernández

SEMINARIO CONCILIAR MARIA INMACULADA


GARZON - HUILA
OCTUBRE, 2018
LOS JÓVENES REVOLUCIONARIOS
En una ciudad cuyo nombre no recuerdo, se cuenta la historia de cuatro jóvenes
revolucionarios que sacaron a su ciudad de la tiranía de su presidente. Sus nombres eran
Miguel, Agustín, Carlos y Nicolás, quienes tuvieron la valentía de oponerse al régimen
autoritarito de su presidente Enrique al que ellos apodaron “El Paraco”.
Los cuatro jóvenes provenían de familias pobres que no tenían con que subsistir. Cierto día
en una intervención que estaba ofreciendo el presidente Enrique, en una plaza de la ciudad,
dijo algunas palabras que llegaron a los corazones de los jóvenes como saetas disparadas
por un arco, tanto así que desde ese mismo día decidieron formar su bloque de revolución.
El presidente dijo lo siguiente:
- Este país debe alabarme por ser su presidente, yo tengo el poder total de ustedes y por lo
tanto puedo hacer lo que me venga en gana con cada uno de ustedes, quien se oponga a mi
régimen será ajusticiado.
Los jóvenes no podían creer lo que acaban de oír, como la persona que se había mostrado
tan amable en campaña se hubiese vuelto en aquel ser que desconocían en aquel momento.
Agustín fue el primero en hablar:
- Debemos acabar con la tiranía del presidente Enrique, ¡debemos armar una revolución!
Carlos comentó:
- Lo que dice Agustín es cierto, ese hombre se está comportando como un paraco, de esos
que existieron hace años. Miguel y Nicolás que eran un poco callados, pero aun así
asintieron con la cabeza.
Después de aquella intervención del presidente Enrique, decidieron apodarlo “El Paraco”.
Hubo una serie de seguidillas acometidas por el presidente a las personas de la ciudad. En
las calles solo se oían los lamentos de personas que habían perdido seres queridos que se
habían opuesto al régimen de “El Paraco”. Cuando los jóvenes veían la situación de su país
por las noticias se llenaban de odio y rencor.
Un día Miguel llego a la casa de Carlos con muchos jóvenes que buscaban una solución
para su ciudad. Todos los jóvenes comentaban sus situaciones y las cosas por las que
habían tenido que pasar, por lo que todos llegaron a la conclusión de armar una revolución
y dar un golpe de estado. Decidieron llamar a el grupo de más de cien jóvenes con el
nombre de “El R 3”.
El presidente se enteró rápidamente de la formación de tal grupo por lo que se pronunció al
respecto diciendo:
- ¿Osan formar una revolución contra todo mi poderío? No me hagan reír, ¡NUNCA! Van a
lograr derrocar mi poder.
Lo que el presidente no sabía era que los jóvenes tenían un plan muy estructurado y en el
cual se tenía la probabilidad de ganar de un noventa por ciento, quienes lideraban aquel
plan eran los cuatro jóvenes, en compañía de los demás decidieron concretar el plan una
noche, sin violencia, pero con audacia. El presidente no tenía ni idea de lo que se le
avecinaba.
Se reunieron todos en la casa de Carlos, para partir hacia la misión que tenían con su
ciudad. Irían siendo personas oprimidas, pero volverían siendo personas libres.
Aquella noche victoriosa, los jóvenes entraron en la casa del presidente, muchos de ellos se
encargaron de los hombres de la seguridad del presidente. La misión más importante la
tenían los cuatro jóvenes Miguel, Agustín, Carlos y Nicolás. Eran ellos quienes debían
apresar al presidente y derrocarlo definitivamente del poder. La casa parecía un laberinto
pues no conseguían encontrar la habitación del presidente. Cuando la encontraron, los
jóvenes suspiraron de alivio y esperaron un momento antes de entrar. Un momento antes de
entrar los cuatro jóvenes gritaron al unísono:
- ¡Presidente!¡Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden!
Entraron en la habitación y apresaron al presidente, quien dijo:
- Esto es lo que merezco por la ambición de poder, lamento haberlos hecho sufrir a ustedes
y a la ciudad.
Esa noche se informó a través de las noticias que aquella noche había ocurrido un golpe de
estado. Las personas no lo podían creer, al fin serian libres y no volverían a lamentarse.
Todo el país festejo ese día, el día en que cuatro jóvenes valerosos habían decidido darle
una nueva vida a su país. El país decidió que aquellos jóvenes los gobernaran hasta el fin de
sus días.
FIN

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