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Infierno

La palabra infierno viene del latín inférnum o ínferus (por debajo de, lugar inferior, subterráneo), y está en
relación con las palabra Seol (hebreo) y hades (del griego). Según muchas religiones, es el lugar donde
después de la muerte son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente al Gehena del
judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, al Helheim según la mitología nórdica y al Inframundo de otras
religiones.

En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimerías del hombre. El Catecismo de la Iglesia
católica afirma su existencia y su eternidad como lugar adonde «las almas de los que mueren en estado de
pecado mortal descienden [...] inmediatamente después de la muerte» para sufrir las penas o "fuego
eterno".1 ​Recientemente, el papa Francisco y algunos teólogos no lo consideran un lugar sino un estado de
sufrimiento.2 ​ En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser
neutros (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielo cristiano).

Índice
Descripción
Religiones abrahámicas
En la Biblia
En el cristianismo
Uso del término «infierno»
En el catolicismo
En el protestantismo
En otras divisiones cristianas
Testigos de Jehová
La Iglesia de Jesucristo Santos de los
Últimos Días
Ilustración medieval del infierno, en el
Millerismo adventista
manuscrito Hortus deliciarum (1180) por
En el judaísmo Herrada de Landsberg.
En el islam
Religiones orientales y del este asiático
Hinduismo y budismo
Gehena
Politeísmo
Antiguo Egipto
Libros sagrados
Antigua Grecia
Inframundo griego
Mitología nórdica
Mitología mexica
Arte, literatura, mitología y folclore
Zoroastrismo
Mitraísmo
La divina comedia, de Dante Alighieri
Véase también
Bibliografía
Referencias
Enlaces externos

Ángeles caídos en el infierno, obra de


Descripción John Martin (1841).

Algunas creencias del infierno ofrecen detalles gráficos y


siniestros (por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los
seis reinos del samsara)3 ​. Las religiones con una historia
divina lineal a menudo conciben el Infierno como infinito
(por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las
religiones con una historia cíclica suelen mostrar el
Infierno como un período intermediario entre la
reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos
de la mitología china). El castigo en el infierno
habitualmente corresponde a los pecados cometidos en
vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas
condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como
ejemplo el Mito de Er de Platón o el infierno descrito en
el
poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri),
En este fresco de 1727 de David Selinitsiotis,
mientras que otras veces el castigo es general, con
los demonios torturan a una prostituta (H
pecadores siendo relegados a una o más cámaras del
Porni) que vivía en la lujuria, mientras que el
Infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según
avaro (O philargyros) es asfixiado por una
Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque
serpiente (Iglesia Jean Baptiste de Kastoriá,
privados del Cielo, sufrían menos en el Infierno que los Grecia).
adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de
todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor
importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.4 5​ ​

El infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados.
Muchos son gobernados por un rey de la muerte:

Nergal (dios sumerio-babilonio, señor de los muertos)


Iama (dios benigno en el hinduismo)
Satanás (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).

Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una
tortura en un lago de fuego literalmente bajo la tierra. También hay grupos evangélicos quienes afirman que
los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las
personas malvadas sufran después de la muerte.

Religiones abrahámicas
La expresión «religiones abrahámicas» hace referencia a
aquellas religiones cuya fe es monoteísta y que reconoce una
tradición espiritual cuyas raíces se remontan a Abraham. El
término es usado principalmente para referirse colectivamente
al cristianismo, judaísmo e islam.

En la Biblia

Antiguo Testamento - Biblia hebrea


Valle de Hinom (Gehena).

Sheol:6 ​Génesis 37:35, 42:38, 44:29, 44:31, etc.


Hinom:7 ​Jeremías 19:6, Josué 15:8, etc.

Nuevo Testamento

Hades:8 ​Evangelio de Mateo 11:23 16:18. Evangelio de Lucas 10:15. 16:23. Hechos de los
Apóstoles. 2:27,31. 1 Corintios 15:55. Apocalipsis 1:18, 6:8, 20:13,14
Gehenna:9 ​ Evangelio de Mateo 5:22,29, 30, 10:28, 18:09, 23:15,33. Evangelio de Marcos
9:43,45,47, Lucas 12:05, Epístola de Santiago 3:6.

La palabra «infierno» se halla en muchas traducciones de la Biblia. En algunos casos es traducida por
‘sepulcro’ o ‘el lugar de los muertos’ y en otras se deja sin traducir, como en el caso de la palabra hebrea
she'ol que equivale a la griega hai′des, es decir receptáculo de las almas, (y no- tumba de toda la
humanidad [gr. koinós táphos tès anthròpótètas ]). También está en este caso la palabra griega ge′en•na que
hace referencia al lago de fuego y azufre literal y no a una supuesta destrucción eterna.

Las iglesias cristianas fundamentalistas argumentan que si se hubiese querido dar a entender que el She’ol
es una simple “sepultura común de la humanidad”, se hubiese utilizado sin vacilar en la Septuaginta y en el
N. T. términos precisos como κοινός τάφος της ανθρωπότητας ([gr. koinós táfos tès anthròpótètas],
sepultura común de la humanidad) o Αντί της καθολικής πτώματα ([gr. antí tès katholikès ptómata],
lugar universal de cadáveres) o κοινή υποδοχή των ανθρώπινων σωμάτων ([gr. koinè ypodoxè ton
anthròpinòn sòmátòn], receptáculo común de cuerpos humanos) y no uno que diera a entender que la vida
no termina en la tumba, sino que se llega a un Hadēs, término griego asociado al lugar de la psychē (el
alma), no del cuerpo inerte. 10 ​

Dicho de otro modo:

She'ol [gr. Hadēs] “receptáculo de las almas”


Kever [gr. Mnēmeion] “receptáculo de los cadáveres/cuerpos”, “sepulcro”, “sepultura”,
“abismo”, “profundo”, “huesa”, “fosa” y “hoyo

El Infierno (heb. Gehinnom; gr. Gehenna) se percibe contrario a la bendición de los que heredan el Reino
de Dios (Nueva Jerusalén):

Venid, benditos... (Mateo 25:34 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+2


5%3A34&version=DHH)): "Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo."

Son varias las referencias e imágenes existentes en la Biblia de las que muchos deducen que se trata de un
lugar de sufrimiento:
Apartaos de mí, malditos (Mateo 25:41 (https://ww
w.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+25%
3A41&version=DHH)): "Entonces dirá también a los
de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el Diablo y sus ángeles."

Un lugar de tormentos (Lucas 16:23 (https://www.b


iblegateway.com/passage/?search=Lucas+16%3A2
3&version=DHH)): "en el Hades alzó sus ojos,
estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a
Lázaro en su seno...".
Un horno de fuego (Mateo 13:42 (https://www.bible
gateway.com/passage/?search=Mateo+13%3A42&v Escena del infierno. Óleo (s. XX). Autoría
ersion=DHH)): "y los echarán en el horno de fuego; desconocida. En (E)mancipa-Ment
allí será el lloro y el crujir de dientes." (Cullera, Valencia)
Un lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:10 (http
s://www.biblegateway.com/passage/?search=Apoca
lipsis+20%3A10&version=DHH)): "Y el Diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de
fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche
por los siglos de los siglos."
Un lago de fuego (Apocalipsis 20:15 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Ap
ocalipsis+20%3A15&version=DHH)): "El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue
lanzado al lago de fuego".

"Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, él


también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su cólera.
Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos Ángeles y del Cordero; y el
humo de su tormento se elevará por los siglos de los siglos. Y no habrá reposo, ni de día
ni de noche". (Apocalipsis 14:9-11 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocal
ipsis+14%3A9-11&version=DHH))

"El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los que
sirven de tropiezo y a los que hacen el mal." (Mateo 13:41 (https://www.biblegateway.com/p
assage/?search=Mateo+13%3A41&version=DHH))

"Así será el fin del mundo: vendrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
para arrojarlos en el horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes." (Mateo 13:49-
50 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+13%3A49-50&version=DHH))

"Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo
ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano
no muere y el fuego nunca se apaga". (Marcos 9:47-48 (https://www.biblegateway.com/pa
ssage/?search=Marcos+9%3A47-48&version=DHH))

En el cristianismo

Uso del término «infierno»

La palabra «infierno» que emplean la traducción católica de Félix Torres Amat, la versión de Cipriano de
Valera (actualizada en 1909) y otras para traducir el término hebreo she'ól y el griego hái•dēs. Torres Amat
traduce she'ól como (a veces con añadidos en bastardillas): ‘infierno(s)’ 42 veces; ‘sepulcro’ 17 veces;
‘muerte’ 2 veces, y ‘sepultura’, ‘mortuorias’, ‘profundo’, ‘a punto de morir’ y ‘abismo’ 1 vez cada una. En
la Versión Valera de 1909, she’ól se traduce ‘infierno’ 11 veces, ‘sepulcro’ 30 veces, ‘sepultura’ 13 veces,
‘abismo’ 3 veces, ‘profundo’ 4 veces, ‘huesa’ 2 veces, ‘fosa’ 2
veces y ‘hoyo’ 1 vez. Esta misma versión siempre traduce hái•dēs
por ‘infierno(s)’, traducción que siguen las versiones
Nácar-
Colunga (excepto en Hechos 2:27, 31),
Torres Amat y Felipe
Scío de San Miguel.

No obstante, otras versiones actuales son más uniformes en la


traducción. Por ejemplo, la Versión Valera (revisión de 1960)
translitera la palabra original como ‘sheol’ 65 veces y emplea
‘profundo’ 1 vez, mientras que utiliza ‘Hades’ siempre que
aparece en el Nuevo Testamento. Otro tanto ocurre con la palabra
griega gué•en•na, que —aunque algunos la vierten por ‘infierno’
(8 veces en la Versión Valera de 1909)— se suele transliterar en la
mayoría de las traducciones españolas.

Visión del Infierno por San Agustín, La


Ha causado mucha confusión y desconcierto el que los
primeros traductores de la Biblia tradujesen ciudad de Dios (413-426).
sistemáticamente el Sheol hebreo y el Hades y el Gehena
griegos por la palabra «infierno». La simple
transliteración de esas palabras en ediciones revisadas de la
Biblia no ha bastado para paliar de modo importante esta
confusión y malentendido.
Encyclopedia Americana (1956, volumen 14, pág. 81)

La palabra latina «infernus» (inferum, inferi), las griegas «Hades» y «Gehena», y la hebrea
«Sheol» corresponden a la palabra «Infierno». (...) Además de Gehenna y Hades, encontramos
en el Nuevo Testamento muchos otros nombres para el sufrimiento de los condenados. Es
llamado el “Infierno Menor” (Vulg. Tartarus) (II Pedro, ii,4), “Abismo” (Lucas, viii, 31 y
otros), “lugar de los tormentos” (Lucas, xvi, 28), “alberca de fuego” (Apoc., xix, 20 y otros),
“estufa de fuego” (Mateo, xiii, 42, 50), “fuego inextinguible” (Mateo iii, 12 y otros), “fuego
eterno” (Mateo, xviii, 8; xxv, 41; Judas, 7), “oscuridad exterior” (Mateo vii,12; xxii, 13;
xxv,30), “niebla” o “tormenta de oscuridad” (2Pedro, ii, 17; Judas 13). El estado de los
condenados es llamado “destrucción” (apoleia, Filip, iii, 19 y otros), “perdición” (olethros, I
Tim., vi, 9), “destrucción eterna” (olethros aionios, II Tes., i, 9), “corrupción” (phthora, Gal.,
vi, 8), “muerte” (Rom., vi, 21), “segunda muerte” (Apoc., ii, 11 y otros).
Enciclopedia Católica (1913)

Originariamente, la voz designaba lo que queda situado «más abajo» o «inferior» al


espectador. Así pues, la palabra «Infierno» originalmente no comunicó ninguna idea de calor
o tormento, sino simplemente la de un lugar «más abajo» o «inferior», de modo que su
significado era muy similar al del she’ól hebreo. Es interesante que incluso en la actualidad
esta palabra significa, según la misma enciclopedia, ‘lugar subterráneo en que sienta la rueda y
artificio con que se mueve la máquina de la tahona’.
Enciclopedia Larousse (1981, vol. 5, pág. 5201)

La teología cristiana ha discutido la noción de «Infierno» a lo largo de su historia. En un tiempo no hubo


duda de que se trataba del lugar en el que se castiga eternamente a los pecadores, en el que los tormentos no
podían ser conmutados.

En el siglo III, Orígenes sostuvo la hipótesis que lleva por nombre Apocatástasis o Restauración, que
implicaba la idea de que, al final de los tiempos y luego de sufrir diversas penalidades, todos los
condenados al Infierno -incluyendo a Satanás y a los restantes ángeles caídos- serían liberados. Esta idea
fue condenada como herejía por la Iglesia. En contraste, Agustín de Hipona y Tomás de Aquino creían que
la gran mayoría de las personas se condenaría al Infierno. De hecho, Agustín se refería a los réprobos como
la massa damnata o multitud de condenados. El teólogo luterano
Karl Barth y su colega católico Hans Urs von Balthasar sostuvieron
que existe una razonable esperanza de que todas las personas serán
salvadas, por el tremendo acto de amor que realizó Cristo en la
cruz. En la actualidad, el pastor evangélico Rob Bell sostiene que el
Infierno está vacío. C. S. Lewis sostenía que el Infierno semeja la
celda de una prisión, en donde la puerta del calabozo se cierra
desde dentro, no desde fuera, siendo la intención del condenado el
no querer vivir la eternidad con Dios.11 ​
Tormentos a los condenados en el
El exorcista católico José Antonio Fortea hace notar que es el Infierno. Fresco italiano del siglo
mismo Cristo quien refiere con más insistencia la existencia del XIV.
Infierno y que muchos serán los condenados. Aunque cree que el
número de condenados será pequeño en comparación con el de
todos los seres humanos nacidos desde la Creación, para los condenados -ya sean cien, mil, diez mil o más-
el castigo será eterno. También sostiene que la gran mayoría de los sacerdotes en la Iglesia Católica trata de
restarle importancia al Infierno y a la condenación eterna por no asustar a sus feligreses.12 ​

En el catolicismo

La Enciclopedia católica de principios del siglo XX (una de las obras más vastas del catolicismo) señala
que «el dogma católico no rechaza el suponer que Dios pueda, a veces, por vía de excepción, liberar un
alma del Infierno». Sin embargo, la misma Enciclopedia dice que «los teólogos son unánimes en enseñar
que tales excepciones nunca ocurrieron y nunca ocurrirán». Acerca del uso del término «fuego» que «no
hay suficientes razones para considerar el término "fuego" como una mera metáfora».13 ​ Sin embargo, el
28 de julio de 1999 en la catequesis que impartió ante 8000 fieles en la Ciudad del Vaticano, el papa Juan
Pablo II dijo:

Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el Infierno deben ser rectamente
interpretadas. Ellas indican la completa frustración y vacuidad de una vida sin Dios. El
Infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y
definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría.14 ​
Juan Pablo II

Aunque, para algunos, estas palabras de Juan Pablo II provocaron polémica, no se niega la existencia del
Infierno, pero se le da un sentido espiritual, antes que concreto y material. Algunos fieles y teólogos, como
Hans Küng, han rechazado la existencia del Infierno por considerarla incompatible con el amor del Dios
omnipotente.15 ​

Sin embargo hay consenso en creer que no es Dios quien «envía» al hombre al Purgatorio o al Infierno,
sino que es el hombre mismo (por las actitudes y obras que vivió en su tiempo de existencia terrena), quien
decide libremente su destino final;16 ​si ha creído en Jesús y vivido piadosamente el Cielo le esperará, si ha
cometido pecados no confesados y necesita purificación para acceder al Cielo, ella misma pedirá un tiempo
en el Purgatorio para purificarse y entrar a la gloriosa presencia de Dios, limpia; y si ha vivido en enemistad
con Dios, con los demás y consigo misma, ella misma pedirá el destino que le corresponde como fruto de
sus acciones y creencias.

El escritor católico contemporáneo José María Cabodevilla trata el tema —de por sí complejo— en unos
pocos renglones:

Dios no condena a nadie: «Si alguno oye mis palabras y no las


guarda, yo no lo condenaré» (Juan 12,47). No hace falta
ninguna sentencia, ningún juicio. «El que no cree ya está
juzgado» (Juan 3,18). ¿Qué necesidad hay de imaginar un
Cristo juez? El Cristo de la Capilla Sixtina es un juez en plena
actividad, ejecutor él mismo de la sentencia, iracundo, violento.
No me convence. La interpretación de Fra Angélico me parece
mucho más verosímil (y también más terrible) que la de Miguel
Ángel. Pintó un juez que es lo menos parecido a un juez: el
Hijo del Dios con la túnica abierta y mostrando mansamente sus
llagas. No hace nada, no dice nada. Los pecadores apartan la
vista de él y marchan sobre sus propios pasos [...].

«Él quiere que todos los hombres se salven» (1Timoteo


2,4). «No quiere que nadie perezca» (2Pedro 3,9).
Salvación y reprobación no están en el mismo plano, no
son acciones correlativas. Aquí quiebra aquella Representación de Fra Angélico,
correspondencia o proporción entre el Cielo y el Infierno. por Luca Signorelli. Fra Angélico
El Cielo es un don divino, pero el Infierno no es una imaginó a Cristo como un juez
venganza divina. No son verdades del mismo rango ni con la túnica abierta y mostrando
pertenecen al mismo nivel. No hay simetría entre una mansamente sus llagas.
cosa y otra. No hay un doble ofrecimiento de salvación y
condenación, como si se tratara de dos destinos parejos.
Dios sólo ofrece la salvación, y el hombre puede
aceptarla o rechazarla.
Los réprobos se apartaron de Dios
por su propia voluntad, y seguirán eternamente apartados
de Él por su propia obstinación. La persistencia de este
rechazo es la que explicaría en última instancia la
eternidad del Infierno. Si se dice que la gravedad del
castigo responde a la gravedad de la ofensa, hay que
decir que su duración responde a la duración de la
misma. El castigo no cesará nunca porque tampoco va a
cesar el pecado. También aquí la explicación parece muy
forzada, elaborada artificialmente por esa manía
apologética de justificar o excusar a Dios. Sin embargo,
si aceptamos la posibilidad de una opción libre y absoluta
contra Dios, debemos reconocer que el Infierno se limita
a confirmar esa opción. Lo que llamaríamos alejamiento
irreversible de Dios respecto del pecador se debe
únicamente a que éste así lo quiso cuando dio carácter
absoluto y, por tanto, irrevocable a su ruptura con Dios.
En definitiva, aunque parezca extraño, aunque parezca
escandaloso, habrá que decir que el pecador continúa en
el Infierno porque quiere. La puerta del Infierno está
cerrada para siempre, pero está cerrada por dentro.

Esta eterna aversión hacia Dios, eternamente renovada, no deja


de ser contradictoria. Por propia voluntad el réprobo se apartó
de Él, pero ha quedado herido por la visión de su rostro para
toda la eternidad. Herido y fascinado. Ni siquiera allí lo terrible
anula lo fascinante. Para que el condenado pueda sufrir por la
ausencia de Dios es menester que la valore: hace falta que se
sienta atraído por Dios a la vez que rechazado. En
correspondencia, él debe experimentar, junto a esa irresistible
atracción, un aborrecimiento sólo comparable a ella. Y esta
contradicción lo traspasa, lo desgarra. En la medida en que tal
atracción pudiera entenderse como una patética forma de amor
involuntario, la respuesta divina no sería un gesto de cólera,
sino algo peor, un rehusarse desdeñoso: «No os conozco».16 ​
José María Cabodevilla

Como señala el padre José Antonio Fortea, el Infierno no es un lugar sino un estado. Solo al momento del
Juicio final, con la resurrección de los muertos, tanto el Cielo como el Infierno se convertirán en un lugar en
donde los resucitados condenados pagarán con tormentos físicos y espirituales, así como las personas
salvadas resucitarán físicamente para disfrutar eternamente de la Gloria de Dios.17 18​ ​

En el protestantismo

En el protestantismo el Infierno es presentado como un lugar de castigo y separación eterna de la presencia


y gloria de Dios.19 ​ La concepción antropológica de la teología protestante presenta a todos los hombres
condenados desde su nacimiento (por el pecado original) a sufrir esta separación eterna y por tanto
necesitados absolutamente de la misericordia de Dios para poder restablecer la relación con Dios, es decir,
ser salvados mientras viven en este mundo. La adquisición de esta salvación es entendida como un regalo
de Dios a aquellos hombres que se arrepienten de sus pecados y creen de corazón.20 21
​ ​

Igual que la mayoría de iglesias cristianas el protestantismo tradicionalmente viene creyendo igualmente:

Que tras la muerte, el alma de quienes se han salvado va al Cielo y la de los que no al
Infierno (aunque con la peculiaridad de que el protestantismo niega el Purgatorio).22 ​
Que tras la resurrección de la carne, alma y cuerpo volverán a juntarse tanto para quienes
están en los Cielos como para quienes están en los Infiernos.22 ​
Que el castigo del Infierno es eterno y consciente.
Que quienes no han sido redimidos van al Infierno y se condenan eternamente sin que se
espere ningún rescate por ellos.
Que Dios no condena al hombre sino que tal cosa es consecuencia justa de su pecado.23 ​

En otras divisiones cristianas

Testigos de Jehová

El infierno (o sheol) es la sepultura colectiva, un lugar simbólico donde no existe ninguna actividad.
El
infierno de fuego como lugar de tormento no forma parte de las doctrinas de los Testigos de Jehová,
quienes afirman que tal creencia sería una difamación de Dios al contradecir el hecho de que Jehová es un
Dios de amor (1 Juan 4:8). Afirman que la idea del infierno de fuego como lugar de tormento es
precristiana y que procede de la mitología de Mesopotamia. Los Testigos de Jehová creen que el infierno es
el sepulcro común de la humanidad.24 ​Señalan que en la revisión de 1909 de la traducción de la Biblia por
Reina-Valera el término griego hái·dēs (Hades) se traduce como «infierno» o «infiernos» las diez veces que
aparece en las Escrituras griegas cristianas.24 ​ También indican que el término hebreo sche’óhl (Sheol)
aparece sesenta y cinco veces en las Escrituras hebreas, y que en la revisión antes citada se traduce como
«infierno», «sepulcro», «sepultura», «abismo», «fosa», «hoyo».24 ​ Creen que se trata de un lugar
simbólico y no de un lugar literal de castigo y tormento.

La Iglesia de Jesucristo Santos de los Últimos Días


La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días predica que el Infierno es un lugar preparado
desde la fundación del mundo y en el hay almas que no encuentran descanso y están en estado de miseria y
lamentación, conscientes de su estado caído y ruina espiritual. Es una especie de cárcel de "espíritus
inmundos". No debe esto confundirse con la "cárcel espiritual", lugar que es visitado y ministrado por
ángeles que preparan a aquellas almas que tienen opción de regresar a la presencia del Padre Celestial.

Millerismo adventista

Según la Iglesia Adventista del Séptimo Día y la Iglesia de Dios (Séptimo Día), el Infierno no existe como
un lugar físico en el que los perdidos sufren por la eternidad. Tal interpretación se basa en la secuencia de
acontecimientos proféticos relatados en el capítulo 20 del libro de Apocalipsis, los que describen de qué
manera el Infierno será el modo que se utilizará para infligir una decisiva y final derrota al mal (la segunda
muerte), describiéndolo como un fuego del cielo y un lago de fuego, al cual serán echados Satanás y sus
seguidores. Para esta denominación los muertos permanecen en un estado inconsciente hasta la segunda
venida de Cristo, momento en el cual serán resucitados.25 ​

En el judaísmo

El judaísmo, al menos inicialmente, creía en sheol, que se describe como una existencia sombría a la cual
todos eran enviados tras la muerte. El Sheol pudo haber sido poco más que una metáfora poética de la
muerte, de la ausencia de vida, y no se refiere a una vida después de la muerte. En el Antiguo Testamento
no se amenaza a los pecadores con ninguna vida de sufrimiento después de la muerte.

Pero en (Ezequiel 32:17-22 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Ezequiel+32%3A17-22&ver


sion=DHH)) la escatología judía distinguió después entre un lugar especial para los justos y otro para los
condenados o réprobos. Desde el siglo II el Sheol equivale, para los rabbanitas, al Gehena. También se
conoce como Sheol-Abbadón, por este ángel del abismo que representa el mundo de ultratumba (Job 28:22
(https://www.biblegateway.com/passage/?search=Job+28%3A22&version=DHH)) y se traduce como
'perdición'. La religión judía negaba cualquier vida después de la muerte.
También la Biblia en el libro de
Números 16:30 habla de Coré y sus seguidores quienes fueron enviados vivos al Sheol cuando se rebelaron
contra Moisés y Aarón.
Posteriormente empezó a introducirse la idea de resurrección. Había en el judaísmo
dos corrientes: los fariseos creían en la resurrección y los saduceos la negaban. Pero la resurrección se
entendía en una forma terrenal: se resucitaría para volver a llevar una vida terrenal. Solo resucitarían los
buenos. El castigo de los pecadores era la 'muerte eterna', que no era el Infierno ni ningún sufrimiento de
ultratumba, sino la ausencia de resurrección.

La posición judía mayoritaria actual es que el Infierno es un lugar de purificación para el malvado,26 ​ en el
que la mayoría de los castigados permanece hasta un año, aunque algunos están eternamente.27 ​

En el islam

El islam prevé el Juicio Final para todos los creyentes, como el cristianismo, y las referencias al fuego del
Infierno abundan en el Corán, donde se le menciona setenta y siete veces,5 ​ así como en los hadices y en
los discursos escatológicos islámicos posteriores. Durante la vida, los ángeles escribanos, uno a cada lado
(el de la derecha anota las buenas acciones, mientras el de la izquierda anota las malas) anotan las acciones
de los hombres, y éstos serán juzgados de acuerdo con esos libros. El puente Sirat, delgado como un
cabello, debe ser atravesado por los que se dirigen al Paraíso, y aquel que caiga irá a parar a las llamas del
Infierno o Yahannam.
Si bien el nombre propio para el infierno es Yahannam, en el Corán se le describe más comúnmente como
"el Fuego" (nar), en oposición a "el Jardín" (janna), el paraíso islámico para los bendecidos. El Corán
describe al Yahannam como una morada o refugio infernal con siete puertas (en contrapartida a los siete
cielos) esperando a los no creyentes, hipócritas y otros tipos de pecadores (Corán 4ː140; 15ː43-44). Será la
morada ardiente de los jinns (genios) y satanes, así como humanos (Corán, 11:119; 19:68), incluyendo
politeístas y "gente del libro" (98ː6). De hecho, de acuerdo con un verso, todos irán a Yahannam pero Dios
salvará a los piadosos y abandonará a los malhechores (19ː72). Los politeístas y sus ídolos se convertirán
en combustible para su fuego (21ː98). Una barrera (hijab) lo separa del paraíso y los habitantes de los dos
lugares pueden conversar uno con otro a través de ella (7ː40-53). A diferencia de las perspectivas
cristianas, Satanás (Iblís) no gobierna el infierno, sino que es encerrado allí como castigo al final de los
tiempos.5 ​ Varias colecciones acreditadas de hadices, como las de al-Bujari, Muslim o Ibn Hanbal
expanden sobre estos discursos coránicos,5 ​detallando sus horroríficos rasgos y sus habitantes. Los hadices
lo describen como un pozo de fuego setenta veces más caliente que el fuego de la tierra, vigilado por el
ángel Malik, al cual caen los condenados que no logran cruzar el delgado puente (al-sirat). También
enumeran a los tipos de pecadores que son allí castigados, entre quienes inlcuyen a los Yahannamitas,
musulmanes que han cometido graves transgresiones, pero que eventualmente ganarán entrada al paraíso.5 ​

En textos y comentarios escatológicos posteriores, particularmente del siglo X (p. ej., los escritos por al-
Tabari),5 ​ se afirma que el Yahannam consiste en siete niveles jerárquicos, siendo el más alto para
musulmanes y los más bajos para judíos, cristianos, zorastristas, politeístas e hipócritas. Estos comentaristas
también adornaron estas descripciones con detalles geográficos, como montañas, valles, ríos y mares
ardientes, así como casas, prisiones, puentes, pozos y hornos, así como con escorpiones y serpientes
atormentando a sus habitantes.5 ​ Una de estas descripciones muy detallada es la que aparece en Las mil y
una noches. En la Noche 493, este libro habla de un edificio de siete pisos, separados uno de otro por «una
distancia de mil años». El primero es el único que se describe. Está destinado a los que murieron sin
arrepentirse de sus pecados y en él hay montañas de fuego, con ciudades de fuego, las que a su vez
contienen castillos de fuego, los cuales tienen casas de fuego, y éstas tienen lechos de fuego en los que se
practican las torturas, todo en número de setenta mil.

En los tiempos actuales, el Yahannam continúa siendo un tema popular en los sermones. Imágenes
aterradoras del infierno se invocan para guiar a los creyentes descarriados de vuelta al camino de los justos.
Es descrito bien como un lugar de castigo corporal o de sufrimiento psicológico.5 ​

Religiones orientales y del este asiático


«Religiones del sur de Asia» se refiere a las religiones surgidas en Oriente (el oriente de Europa), como
son: hinduismo, budismo, jainismo y sijismo.
«Religiones del este asiático» (religiones del Extremo
Oriente, religiones chinas o religiones taoístas), forman un subconjunto en las religiones orientales, como
son: taoísmo, sintoísmo, confucianismo.

Hinduismo y budismo

La descripción que hace Voltaire no es exacta en lo que se refiere a las filosofías orientales. El hinduismo y
el budismo creen en el Infierno, aunque sólo como escenario transitorio en el ciclo de reencarnaciones. El
hinduismo cree en 21 infiernos en los que se pueden reencarnar los que han cometido faltas mortales. El
Bhagavad Guitá (incluido en el poema épico sánscrito Majábharata, dice: «El Infierno tiene tres puertas: la
lujuria, la cólera y la avaricia». Y en él caen «los hombres de naturaleza demoníaca» hasta ser aniquilados.
El budismo reelaboró la doctrina hinduista y su ortodoxia prevé esferas infernales en las que pueden
reencarnar los mortales agobiados por un mal karma (deudas
vitales, elecciones incorrectas...): la esfera de los espíritus torturados
por el hambre y la de los demonios en lucha. El Reino de los
Narakas es el Infierno budista.3 ​

Budismo

Véase también: Buda Gautama

Hinduismo
Reino de los Narakas, nombre dado
Véase también: Kali Yuga a uno de los seis reinos del samsara
de mayor sufrimiento de toda la
cosmología budista.
Gehena

La puerta del sudoeste de Jerusalén, abierta hacia el valle, vino ser conocida
como «valle del hijo de Hinom» (Jer 7:31,19:2-6 (https://www.biblegateway.c
om/passage/?search=Jer+7%3A31%2C19%3A2-6&version=DHH)); el libro
de Jeremías habla de los residentes que adoraban a Moloch (Jer 32:35 (https://
www.biblegateway.com/passage/?search=Jer+32%3A35&version=DHH)),
presagiando la destrucción de Jerusalén. En épocas antiguas, en el Tofet según
el Antiguo Testamento, los cananeos sacrificaban a niños al dios Moloch,
quemándolos vivos; una práctica que fue proscrita por el rey Josías (2Reyes
23:10 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=2Reyes+23%3A10&v
ersion=DHH)). Cuando la práctica desapareció, se convirtió en el vertedero e
incinerador de la basura de Jerusalén.

Luego pasó a ser considerado el Infierno o Purgatorio judío, así como el


Infierno cristiano.

Politeísmo Representación de
Moloch.
Doctrina religiosa cuyos seguidores creen en la existencia de múltiples dioses
o divinidades organizadas en una jerarquía o panteón.

Antiguo Egipto

Voltaire en su Diccionario filosófico, anota que egipcios y griegos enterraban a sus muertos y creían
simplemente que sus almas quedaban con ellos en un lugar sombrío. «Los indios, mucho más antiguos, que
habían inventado el ingenioso dogma de la metempsicosis (reencarnación), jamás creyeron que las almas
estuvieran en el subterráneo», señala Voltaire. Y agrega: «Los japoneses, los coreanos, los chinos, los
pueblos de la vasta Tartaria oriental y occidental, ignoraron la filosofía del subterráneo».

Libros sagrados
Artículo principal Descripción
Duat el inframundo de la mitología egipcia, el lugar donde se celebraba el juicio de
Duat Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular, sorteando malignos seres y
otros peligros.
Describe el camino a seguir por el difunto y el Libro de los Muertos enseña toda clase
Libro del Amduat de sortilegios para llevar a buen fin el viaje al otro mundo. Una versión completa se
encuentra en el cenotafio de Seti I, y otra en la tumba de Ramsés VI (KV9).
Se le llama así porque en él Duat (Más Allá) está dividido en cavernas. El difunto
atraviesa en su recorrido una serie de cuevas, y se relatan los premios que puede
Libro de las Cavernas
recibir, así como los castigos que se padecen: tiene la mejor descripción del Infierno
que nos han legado los egipcios.
Texto que narra el viaje del espíritu de un difunto en el otro mundo, y está relacionado
con la marcha del Sol, aunque transcurre durante las horas nocturnas, en la Duat. El
espíritu requiere pasar una serie de «puertas» en diferentes etapas del viaje. Cada
Libro de las Puertas
puerta se asocia a una diosa diferente, y requiere que el difunto reconozca el carácter
específico de cada deidad. El texto da a entender que algunas personas pasarán
incólumes, mientras que otras sufrirán tormento en un lago de fuego.
Texto funerario compuesto por un conjunto de fórmulas mágicas o sortilegios, que
Libro de los Muertos ayudaban al difunto, en su estancia en la Duat (inframundo), a superar el juicio de
Osiris, y viajar al Aaru.

Antigua Grecia

Averno era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos


como romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania. Se creía
que era la entrada al inframundo, a los Infiernos. Según el escritor
griego Diodoro de Sicilia, el Averno sería un lago oscuro e
inmenso.

Los griegos creyeron que las almas de los muertos permanecían en


el Hades, al que se llegaba después de atravesar la laguna Estigia.
Allí no sufrían otro tormento que el de su exilio y separación de sus
seres queridos. Algunos podían mostrarse arrepentidos de sus "Visita al Infierno" de artista
faltas, como lo imagina Homero, en su poema Odisea que hace mexicano Mauricio García Vega.
descender a su héroe al Hades. Odiseo habla allí con sus camaradas
muertos en la guerra de Troya y con su propia madre.

El Hades de los griegos está regido por el dios del mismo nombre, hijo del titán Crono. Aunque puede ser
cruel, Hades no es maligno. Los romanos le adoptaron como Plutón, y además de otorgarle el reino de los
muertos, le dieron la custodia de los metales preciosos bajo la tierra. Los griegos poblaron el Hades de otros
seres mitológicos, como las Furias y las Moiras. Las primeras habitaban bajo la tierra pero solían atormentar
a los malos en vida. Eran mujeres con cabellera de serpientes, llamadas también Erinias. En cuanto a las
Moiras (llamadas en Roma Parcas), su tarea era hilar el hilo de la vida de cada mortal y cortarlo en el
momento justo. Hades estaba acompañado también por Cerbero, perro de tres cabezas, y por Caronte, el
barquero que conducía las almas hacia el mundo subterráneo.

Inframundo griego

Entre los reinos que formaban el Inframundo griego se incluyen:

El gran foso del Tártaro consistía en una gran prisión fortificada rodeada por un río de fuego
llamado Flegetonte. En un principio sirvió exclusivamente como prisión de los antiguos
titanes como Cronos, el padre de Hades y de Zeus pero luego pasó a ser el calabozo de las
almas condenadas, entre las que se encontraban Ticio, Tántalo y Sísifo.
El territorio de los muertos, gobernado por el dios Hades, que también suele recibir el
nombre de hogar o dominio de Hades (domos Aidaou), Hades, Érebo, los prados asfódelos,
Estigia y Aqueronte.
Las Islas de los Bienaventurados o Islas Elíseas gobernadas por Hades.28 ​ Allí, residían
tras su muerte, los grandes héroes míticos, como por ejemplo Aquiles, Diomedes y Peleo.
Los Campos Elíseos, gobernados por Radamantis, eran la morada de los muertos virtuosos
y los iniciados en los misterios antiguos. Sus habitantes tenían la posibilidad de regresar al
mundo de los vivos, aunque no muchos lo hacían.

Los cinco ríos del Hades eran: Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete
(olvido) y Estigia (odio), que limita con los mundos superiores e inferiores.

Mitología nórdica
Véase también: Niflheim
Véase también: Muspelheim

En la antigua mitología nórdica, existía un mundo tenebroso para las almas de aquellos a los que no se les
concedía entrar en el Valhalla. Solo los mejores guerreros eran llevados a esa casa techada con escudos de
oro. Los que no iban allí, eran entregados a Hela, diosa del mundo subterráneo y habitante del llamado
Helheim (literalmente, morada de Hela). En el poema de la Edda mayor llamado La profecía de la vidente
se dice que en el reino de Hel el lobo destroza los cadáveres de los asesinos, los perjuros y los que
sedujeron mujeres de otros. Es la única alusión a tormentos en esa compleja mitología.[cita requerida]

Mitología mexica

Contrariamente a lo que ocurre con el conocimiento que poseemos sobre las concepciones del inframundo
de otras culturas, la información que existe sobre los destinos post mortem de los pueblos mesoamericanos,
incluidos los grupos nahuas y entre ellos el pueblo mexica, deviene de fuentes coloniales y de las
interpretaciones que de ellas se ha hecho. Por tanto el sesgo cultural que ésta manifiestan es un factor
importante a considerar.

Según diversos estudiosos del tema, los grupos nahuas creían que los muertos podían ir a diversos parajes
al morir: el Tonatiuhichan29 ​ para los guerreros que morían en el campo de batalla y las mujeres que
fallecían en labor de parto. El Tlalocán,30 ​ a donde iban los difuntos cuyas muertes estaban relacionas con
el agua, ya sea muerte por ahogamiento, rayos o enfermedades como la hidropesía, lepra, la gota y el
herpes. Los bebés iban al Chichihualcauhco31 ​ donde un árbol maravilloso los amamantaba. Y el
Mictlán32 ​al que llegaban los muertos comunes sin importar su rango social, siendo el paraje más popular.

Debido al proceso evangelizatorio del siglo XVI en toda América, específicamente en lo que actualmente
es México se equiparó al Mictlán con el Infierno judeocristiano, para así facilitar la comprensión de este
último a los indígenas. Sin embargo esta equiparación es poco acertada. Si bien ambos destinos se conciben
como lugares ubicados en las entrañas de la tierra, la característica más representativas del Infierno, el
castigo sufriente causado por el pecado, es inexistente en el Mictlán.

Arte, literatura, mitología y folclore


Zoroastrismo

Dentro del contenido religioso zoroastrismo, Zoroastro o Zaratustra


describió con gran detalle la llegada del juicio final para los impíos,
incluida la aniquilación, purgación en metal fundido, y el castigo
eterno, con el último enfrentamiento entre Ahura Mazda (el Bien) y
Angra Mainyu (el Mal). Sin embargo, la representación del Infierno
se describe en el Libro de Arda Viraf.33 ​
El faravahar, uno de los símbolos
más conocidos del zoroastrismo.
Mitraísmo

El mitraísmo (o los misterios de Mitra) es una religión mistérica difundida en el Imperio romano entre los
siglos I y IV d. C. en que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra, que tuvo especial implantación
entre los soldados romanos.

El culto al dios Mitra mantenía la creencia de que el fin del mundo vendría acompañado de una gran batalla
entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Los seguidores de los dogmas de los sacerdotes de Mitra
podrían aliarse en esta contienda del lado de los espíritus de la luz, con lo que se salvarían; los no
seguidores, irían al Infierno junto con Ahriman (espíritu maligno adversario del dios persa Mitra) y los
ángeles caídos.

Relato mítico, iconografía, interpretaciones.

Según el relato que ha podido reconstruirse a partir de


las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios
escritos, el dios Mitra nació cerca de un manantial
sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra
generatrix; Mitra es llamado de petra natus). Esto
enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de
Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento
llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue
adorado por pastores poco después de su nacimiento.
Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo,
cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese
árbol confeccionó su ropa. Escultura de Mitra matando al toro
(actualmente exhibida en el Museo
Encontró al toro primordial cuando pastaba en las
Británico).
montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero,
en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin
embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro
lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró
entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando
muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros
se denomina tránsitus.

Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó de que debía realizar
el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna
vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre, del resto del toro nacerían todos los
demás seres.

La divina comedia, de Dante Alighieri


Dante describe el Infierno en forma de embudo incrustado en
Ilustraciones por Giovanni di Paolo
el centro de la tierra34 ​ y está dividido en nueve círculos y en
cada uno de ellos los condenados son sometidos a distintas
penas, según la gravedad de los pecados.

Dante Alighieri muestra en el Canto XXXII que el lugar más


terrible del Infierno no es un horno de llamas, sino un lago de
hielo.
Representación del Canto XXXII.
Virgilio, el más célebre de los poetas latinos, conduce a Dante
Alighieri, a través del Infierno, donde las almas pecadoras del
mundo son atormentadas sin cesar. El más profundo y terrible
lugar de torturas del Infierno no es un horno de llamas, sino un
lago de hielo, donde todos los traidores, deben permanecer
congelados por toda la eternidad.

Oh, seres más desafortunados que cualesquiera otros Representación del Canto XXXIV.
miserables.
Canto XXXII

Canto XXXIV Dante, queda sorprendido por la presencia de Lucifer, al ver que su cabeza tiene tres
rostros, uno por delante, y los otros dos se unen a este por medio de los hombros y se juntan por detrás en
lo alto de la coronilla. Judas Iscariote aparece con su cabeza metida dentro de la boca de Lucifer y agita
fuertemente las piernas fuera de ella. De las otras dos fauces salen las extremidades de Marco Junio Bruto y
Cayo Casio Longino, que provocaron la muerte a Julio César.

El Infierno de Dante muestra rasgos de la mitología griega, al mostrar los ríos de Aqueronte, Estigia,
Flegetonte y Cocito, además de diversos personajes de esa misma mitología (Flegias, Caronte, Centauros,
Cerbero, etc.) así como históricos (Octavio Augusto, Cleopatra VII, etc.).

Véase también
Problema del infierno
Abadón
Gehena
Hades
Hela
Inframundo
Juicio Final
Purgatorio
Reino de los Narakas
Sheol
Tártaro
Los nueve círculos del Infierno
Azrael

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por el hombre en esta vida. Fundamentales de los
La misma dimensión de Adventistas del Séptimo
infelicidad que conlleva Día». Manual de la Iglesia
esta oscura condición (4a. edición). Florida
puede intuirse, en cierto (Buenos Aires): Asociación
modo, a la luz de algunas Casa Editora
experiencias nuestras Sudamericana. 2001.
terribles, que convierten la pp.  17 y 18. ISBN  950-573-
vida, como se suele decir, 834-X. «La paga del pecado
en "un Infierno"». es la muerte. Pero Dios, el
único que es inmortal, Torah, Teshuvah 3:5-6), but
otorgará vida eterna a sus most sinners are punished
redimidos. Hasta ese día, there for only (up to) a year
la muerte constituye un (Mishnah Eduyos 2:9;
estado de inconsciencia Talmud Shabbos 33a).»
para todos los que han 28. Según Píndaro, quien
fallecido. Cuando Cristo describió estas islas en
que es nuestra vida, los detalle en sus Odas
justos resucitados y los olímpicas. Sin embargo,
justos vivos serán otros autores difieren al
glorificados, todos juntos respecto.
serán arrebatados para
29. SAHAGÚN, Bernardino
salir al encuentro de su
de, Historia General de las
Señor. La segunda
cosas de la Nueva
resurrección de los impíos España, Libro II, México,
ocurrirá mil años después.
Porrúa, 1977, Pág. 69 y
(Rom. 6:23; 1 Tim.
181
6:15,16;Ecl. 9:5, 6; Sal.
146:3, 4; Juan 11:11-14; 30. SAHAGÚN, Bernardino
Col. 3:4; 1 Cor. 15:51-54; 1 de, Historia general de las
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«Hell is a place of fire embudo dibujado por
where sinners are Sandro Botticelli» (https://c
punished after they die. ommons.wikimedia.org/wik
Certain classes of people i/File:Botticelli_ChartOfDa
who deny religion receive ntesHell.jpg).
eternal punishment there
(Maimonides, Mishneh

Enlaces externos
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Infierno.
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