EL BAILE ROJO – HISTORIA SOBRE EL GENOCIDIO CONTRA LA UNIÓN PATRIÓTICA

Reflexión

Nombre: Carlos Arturo Fuelagan Ortega

Código: 221160010
Grupo: Estudios políticos – Grupo 2

El exterminio de los militantes del partido político Unión Patriótica es un caso muy particular
en el contexto internacional, pues se trató de un asesinato selectivo de personas por parte de
las fuerzas militares del Estado Colombiano, policía y ejercito. La Unión Patriótica o UP, surge
como un mecanismo de inserción a la civilidad y vida política para las FARC quienes habían
establecido diálogos de paz con el Gobierno de turno en ese entonces, diálogo al cual se
unieron otros movimientos sociales y políticos de la época quienes veían ingenuamente una
oportunidad de hacer valer su opinión. La traición por parte del estado y su irrespeto histórico
hacia los procesos de paz lo ha convertido desde los inicios de la guerra civil colombiana hasta
el tiempo presente en el mayor enemigo de la paz.

En las elecciones de 1986 fueron elegidos con voto popular 14 parlamentarios de la UP, los
cuales fueron asesinados días después de ser elegidos. Es en ese momento donde la UP como
partido hace una denuncia nacional, e internacional evidenciando la existencia de un plan que
buscaría terminar con la vida de sus integrantes, el cual fue llamado “Baile Rojo”. Este
asesinato selectivo venia comandado desde las fuerzas militares del Estado. Por su prontedad
en ejecución y despliegue de recursos, fue evidente que los asesinatos fueron planeados y
estudiados, ademas para reforzar esa hipótesis, durante el proceso de exterminio, no hubo
pronunciaciones por parte del estado ni de la iglesia católica.

El ejercito asesino y desapareció a candidatos Presidenciales, Alcaldes y sus familias, lo que

genero un pánico colectivo. Las herramientas de la oposición eran la palabra, la razón, la
justicia, el discurso, algo insuficiente para defenderse de la barbarie a la que fueron sometidos
por el estado colombiano. Teniendo en cuenta estos acontecimientos y su contexto, no es de
extrañar la conclusión de algunos de sus integrantes de tomar las armas como única vía de
lucha contra el estado, pues estaba más que demostrado que no existían garantías para una
lucha social libre por la democracia.

En la actualidad el panorama se conserva, pues en gran parte el fracaso de los acuerdos de

paz con la actuales FARC, se debe a que el estado continua con ese irrespeto hacia lo pactado,
invierte más en robustecer las fuerzas armadas que en buscar una transición de los ex
militantes de dicha guerrilla hacia una vida digna. Ademas todo aquello que aconteció con la
UP se ve replicado en la actualidad, pues el asesinado y desaparición de lideres sociales,
ambientalistas, ex guerrilleros continua y nuevamente se ha estado como ejecutor intelectual
de estos actos de violencia en todo el territorio nacional.
Pese a todas las denuncias, fallos de la justicia nacional e internacional el gobierno siempre ha
encontrado la forma de seguir controlando a las poblaciones y explotar sus recursos por
medio de la violencia, el miedo y el dinero generado de actividades ilícitas. Las alianzas de
narcotraficantes y políticos han sido cosa de todos los gobiernos pasados, de la misma manera
se han conformado grupos armados ilegales como los paramilitares o las águilas negras
quienes han masacrado, desplazado y despojado de sus tierras a las poblaciones más
vulnerables del territorio, todo esto con el conocimiento, vigilancia e incluso colaboración con
policía y ejercito. Son estas las alianzas que se deben destruir para que se pueda generar el
país un estado ideal de cosas que permitan tener garantías para que se pueda desarrollar una
lucha por la democracia de forma libre, respetuosa y que no cobre más vidas de ciudadanos
colombianos, tal como soñaban aquellos hombres y mujeres valientes que perecieron bajo el
señalamiento del estado.