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Eilistraee

1. Los Eren
En las nieblas del tiempo de Ys, el mundo que los sabios de Horoe conocen como “las Tierras
Feéricas”, sus primeros habitantes fueron una raza de seres imbuidos de magia y luz conocidos
como los “Eren”. De ellos descienden tanto Elfos como Eladrin y Drow. Los Eren vivieron durante
cientos de años en paz y armonía, explorando su vasto y fabuloso mundo, catalogando las criaturas y
lugares que encontraban y dando nombre a todo aquello que descubrían. Fundaron ciudades,
comenzaron a estudiar la magia como disciplina y viajaron eventualmente hacia otros mundos,
como Horoe, donde se establecerían como colonia los antepasados de los que llegarían a ser los Elfos.
Por aquel entonces había ascendido hacia el máximo sitial de responsabilidad en la sociedad Eren
aquél que era conocido como Iskander, el patriarca de los Eladrin. Estudioso de lo Arcano, hábil
político y un incansable guerrero en la guerra contra las razas menores hostiles que intentaban
poner freno a las ansias expansionistas de los Eren o que simplemente resistían su influencia
civilizadora. Iskander manejó los destinos de los Eren por varias generaciones, supervisado por un
consejo de habilidosos magos, y bajo su atenta vigilancia las artes y la magia florecieron, a la vez que
el Imperio Eren se esparcía por el mundo.
Los Eren no adoraban a ningún dios y no tenían una religión organizada, ya que eran prácticamente
inmortales y la existencia del alma y sus implicaciones teológicas no les preocupaban. Por lo mismo,
predicaban una moral de corte pragmático poco interesada por los conceptos de “culpa” y
“redención”.
Fue Iskander el que descubrió el Abismo Infinito por primera vez, y el que invitó a la desgracia que
terminaría por cebarse en su pueblo. Enfrentados inicialmente por los demonios, los Eren los
rechazaron y hasta detuvieron las primeras incursiones de estos terribles seres en Ys, que hasta el
momento había permanecido virgen de su toque corruptor. Pero el daño estaba hecho. Con la
astucia que da una eternidad de mentiras, manipulación y vileza, la llamada Madre de los
Demonios, Noche Pálida, comenzó a usar sus poderes para intentar buscar alguien receptivo entre
los Eren, alguien sediento de poder y descontento, que pudiera ser corrompido para sus fines y
abriese la puerta para que Ys descendiera en el caos y la destrucción. Y finalmente lo encontró en
Aurashnee, general de los ejércitos de Iskander.

2. LaTraición de Aurashnee

Aurashnee había sido la mejor entre los mejores guerreros de su generación. Excelente en combate,
era también una maga terriblemente poderosa que representaba a la perfección el ideal Eren (luego
mantenido por los Eladrin) del combatiente definitivo que aúna poderío físico y arcano blandido con
precisión. Ascendió entre sus pares hasta hallarse capitaneando uno de los ejércitos que
alternativamente mantenían la paz en las fronteras o eran la punta de lanza de incursiones para
ganar territorio. Aurashnee sentía, sin embargo, que sus talentos estaban siendo desperdiciados, y
que su situación no era más que un reflejo de lo que ella veía como el estancamiento de los Eren como
raza en general. ¿Para qué guerrear contra gnomos salvajes o micónidos por unos cuantos acres de
tierra cuando imperios enteros y riquezas incalculables se hallaban al su alcance? Utilizando la
magia que tan bien blandían, podrían sojuzgar a cualquiera que se les opusiese. Sus sugerencias,
hechas cada vez en tono más apremiante, fueron desoídas por Iskander y el consejo, y su frustración
fue en aumento. Sintiendo que también se la ignoraba en parte por ser mujer (siendo que en el
consejo sólo había otra Eren entre sus ocho miembros), su exasperación se trocó en un odio amargo
que comenzó a extenderse hacia los otros miembros de su raza, a quien comenzó a considerar débiles
y complacientes.
Fue entonces cuando Noche Pálida la contactó, primero en sueños, y luego manifestándose ante
ella, prometiendo poder sin límites, las glorias de la conquista y una oportunidad de poner a todos los
hombres en su lugar… especialmente a Iskander, el arrogante. Al principio Aurashnee resistió e
intentó cortar todo vínculo mágico entre la Madre de Demonios y ella, pero en lugar de dar aviso a
los magos de los Círculos Arcanos que tal vez podrían haberle ayudado a enfrentarse al asalto
mental al que estaba siendo sometida, guardó silencio sobre su situación. Su resistencia duró poco,
sin embargo. Aurashnee comenzó a escuchar y luego a creer a Noche Pálida, que sabía
perfectamente qué decir para convencerle. El prospecto de corromper a un ser tan poderoso y de una
raza que hasta el momento los había resistido era sumamente prometedor.
Aurashnee finalmente sucumbió a la seducción de Noche Pálida, que le prometió que sería laReina
indiscutida sobre los débiles Eren y que los llevaría hacia una nueva era de conquista aplastando a
todas las demás razas. Pero para que el trato fuera cerrado, era necesario un sacrificio de sangre… y
cuanta más, mejor. Aurashnee, con su corazón y su mente completamente corrompidos, trazó un
plan para el cual utilizó a los dos mil Eren bajo su mando, llevándolos a una emboscada en la que un
grupo deFomorianos sirvió como cebo.Tejiendo magias terribles que ningún otro Eren había usado
hasta ese momento, Aurashnee desencadenó una tormenta elemental que acabó con la vida de los
gigantes y de todo su ejército, encapsulando toda su energía vital en un orbe pulsante de rojo carmesí.
Siguiendo las instrucciones de Noche Pálida, Aurashnee absorbió ese poder… y fue destruida en el
acto por la terrible intensidad del hechizo. Noche Pálida la había engañado, por supuesto, dado que
lo único que el hechizo haría sería abrir un portal permanente entre el Abismo e Ys, que no podría
ser cerrado sino con otro sacrificio semejante. Hordas demoníacas al mando de Yeenoghu y
Baphomet y que estaban esperando el momento cruzaron el umbral y atacaron Ys, sembrando la
muerte y la destrucción a su paso.

3. Lolth, laReina Araña

Pero para sorpresa de todos, y especialmente de Noche Pálida, Aurashnee no había muerto. De los
restos despedazados de sus congéneres, animada por su sed de venganza y muerte y gracias al poder
del orbe carmesí, surgió la figura de una Eren dueña de una belleza terrible e inquietante, de piel de
ébano y blancos cabellos, que parecía un negativo de lo que la pálida Aurashnee había sido. Se hizo
llamar Lolth, y de inmediato dominó a los demonios que encontró a su alrededor. Era terrible en
batalla, utilizando dos espadas largas en un torbellino de muerte y miembros cercenados, y su magia
terrorífica podía derretir los huesos de sus enemigos o doblegar su voluntad para que le sirviesen.
No le costó mucho formar un ejército y avanzar contra los otros demonios, en una gran batalla que
duró tres días completos y donde terminó por enfrentarse a Yeenoghu en persona, ya que Baphomet
había retrocedido y regresado al Abismo ante la sorpresiva interrupción. El combate entre ambos
fue terrible y sacudió Ys hasta sus cimientos, pero finalmente Lolth obligó al Señor de los Gnolls a
huir. Herida pero triunfante, marchó hacia las puertas de la capital del Imperio Eren e hizo una
oferta: Aquellos Eren que se sintiesen desplazados e incomprendidos, fuera de lugar en aquella
rígida sociedad, podrían venir con ella. Fundarían un reino nuevo de oportunidad donde cada uno
sería valorado por su mérito y no existiría la autoridad asfixiante, pero sobre todo, se combatiría
para darle a los Eren el lugar que se merecían entre las razas más temidas y conquistadoras. Varios
miles de Eren se le unieron, y tras desencadenar una tormenta de fuego sobre la ciudad, se marchó
rumbo a las cavernas que comunicaban con las Profundidades inexploradas.
Antes de llegar allí,sin embargo, Iskander al mando de su guardia de élite le cortó el paso.
Echándole en cara su traición, le exigió que se rindiese y se sometiese al Consejo para ser juzgada.
Lolth sólo soltó una carcajada y ordenó a sus súbditos, tanto demonios como Eren, que atacasen a la
guardia. Fue aquella la primera vez que la sangre sería vertida entre miembros de la misma raza…
la primera de muchas. El reducido grupo de guerreros y magos se batió con valor pero fueron
diezmados, y finalmente Lolth quedó frente a frente con Iskander. Aún explorando los límites de sus
nuevos poderes y su forma de tanar’ri, tomó la forma de una araña monstruosa y así combatió con el
líder Eren, a quien terminó paralizando con sus venenos para luego envolverlo en su tela y
llevárselo. Iskander nunca más fue visto, y los Eren que siguieron a Lolth desaparecieron en las
profundidades. Cuando regresaron ya eran Drow, los “elfos oscuros”.
Noche Pálida rió largamente en su guarida del Abismo. Las cosas habían salido mejor aún de lo
esperado… una nueva fuerza impredecible había hecho aparición en el Abismo… y el conflicto es la
primera fuerza que nutre a los demonios. Lolth haría que las cosas fueran muy interesantes.

4. Eilistraee
No se sabe a ciencia cierta cómo sucedió, pero Lolth descendió a las profundidades de Ys y
construyó la primera ciudad de los Drow, Chara Amar. Sojuzgó a los más débiles habitantes de la
oscuridad subterránea como esclavos, entrenó ejércitos y gracias a sus terribles artes de hechicería
invocó más demonios del Abismo para que le sirviesen; cruzando incluso los portales por los que
estos concurrían y desapareciendo durante meses en expediciones que la llevaban a atravesar
varios de sus infinitos niveles y a trabar contacto con los más poderosos de sus gobernantes.
Algunos la ignoraron, otros intentaron matarla o esclavizarla y unos pocos (como Noche Pálida,
con quien por fin se encontró) le prestaron su apoyo por razones imposibles de discernir. Mientras
tanto, sus subalternos hacían crecer la sombra de los Drow en las profundidades.
Lolth tuvo dos hijos y gemelos, la bella Eilistraee y el taciturno Vhaeraun. Los sabios Eladrin
discuten hasta el día de hoy quién fue su progenitor y las principales teorías son las que le adscriben
la paternidad a alguno de los múltiples Amos del Abismo (Como Grazz’t o incluso Abaddon)… o la
decididamente menos popular que sostiene que se trata de Iskander mismo. Ciertamente la historia
de Eilistraee nos llevaría a pensar que al menos parte de su herencia no provenía de la más abyecta
maldad.
Eilistraee creció junto a su hermano en los fríos y lujosos aposentos del Palacio de Obsidiana en
Chara Amar, y desde pequeña demostró una gran afinidad por la danza y la música, cultivadas por
los Drow en direcciones diferentes a las de sus antepasados Eren. Muy hábil para el combate con
espada larga, la arquería y la magia de Ilusiones, Eilistraee fue muy diferente a su hermano
Vhaerarun, quien prefería esconderse para escuchar conversaciones ajenas y parecía ser uno con
las sombras. Su madre Lolth apenas les prestó atención mientras fueron niños, dignándose a
dirigirle ocasionalmente la palabra cuando regresaba de sus expediciones al Abismo -y cada vez
que lo hacía, era más irreconocible en su creciente transformación en la que sería conocida como la
DemoníacaReina del Abismo- así que ambos crecieron sin casi influencia de ese terrible ser que les
había dado la vida y luego abandonado.
La muchacha creció en estatura, belleza y habilidades hasta ser considerada la oscura flor de su
raza. Pero ya fuese por la herencia de Iskander (si es que realmente era su padre) o por alguna
curiosa predisposición de su carácter, no compartía la afición de sus congéneres por los venenos y el
estudio de la traición como un arte; estaba poco interesada en extender la influencia del creciente
imperio Drow al resto de la Profundidades y erajusta y bondadosa. Dueña de una gran creatividad,
componía canciones que no tenían que ver con el sojuzgamiento de todas las demás razas, además de
poemas y hasta pequeños objetos de plata de excelente artesanía.
Sin embargo, cuando cumplieron la mayoría de edad, Lolth regresó y anunció que había
conquistado una de las capas del Abismo junto con su ejército, y que viviría entonces allí con
carácter permanente. Sus hijos vendrían con ella y comenzarían su entrenamiento para servirle
como generales en su maquinaria de guerra si eran lo suficientemente dignos. Para Eilistraee fue
como si la hubieran condenado a un destino peor que la muerte; en secreto y a espaldas de todo el
mundo exceptuando a su hermano -que se enteraba de todo a través de su red de espías e
informantes- la joven se había atrevido a abandonar las profundidades de Ys, recorriendo los
alrededores las cuevas y los bosques circundantes en las noches de luna llena. Aquellos habitantes
de la superficie que la habían visto algunas vez, danzando y cantando ajena al resto del mundo, con
su piel de ébano y sus cabellos de plata, rara vez lo olvidaban en el resto de su vida, y así la leyenda de
la “Diosa Danzante” o la “Dama de la Luna” comenzó a esparcirse por Ys. Aborreciendo todo
aquello que su madre representaba, se rebeló con un grupo de seguidores y abandonaron Chara
Amar, debiendo luchar contra demonios y sacerdotisas de Lolth para lograr su cometido.

5. El culto de Eilistraee

La “Dama de la Luna” se estableció en un remoto sector del complejo de cavernas, cerca de salidas
que comunicaban con un macizo de jungla en la zona tropical de Ys. Los Drow ya estaban
condenados a sufrir si exponían al sol, por lo que no podían abandonar sin más el hogar en tinieblas
que los había cobijado todo ese tiempo. Eilistraee y un puñado de elfos oscuros que le eran fieles
crearon una pequeña utopía de paz y creatividad, intentando reparar algo del daño causado por
Lolth y sus huestes. Sin embargo, la reputación que se habían labrado los Drow como
conquistadores sanguinarios e implacables hizo muy difícil que pudiesen relacionarse con alguien
en términos que no fuesen hostiles. No obstante, una tribu de Gripplis residentes en la selva acabó
por congraciarse con los exilados Drow, y juntos construyeron una convivencia simbiótica: los
batracios arborícolas enseñaban a los elfos oscuros los secretos del bosque y la supervivencia en la
superficie y estos a cambio otorgaban protección y entrenamiento mágico a aquellos.
Eilistraee seguía vagando por Ys en las noches de luna y su leyenda creció. Se corrió la voz de que
la Diosa descansaba en un bosque determinado cuando no estaba danzando por los cielos, y así
grupos de seres que deseaban conocerla, recibir su bendición o unirse a su culto comenzaron a
buscarla y algunos, hasta a encontrarla. Eilistraee no quería ser adorada de una manera impersonal
y distante como su madre, sino que desde su sencillez estableció una serie de pautas y consejos de
vida para aquellos que estuvieran interesados:

1. La individualidad ha de ser apreciada y protegida. Todos los seres pensantes tienen sus propias
ideas y formas de vivir y ninguna es intrínsecamente mejor que otra;

2. Cada uno forja su camino y tiene el derecho y el deber de expresarse; la expresión creativa es uno
de los dones más preciados;

3. La belleza es un valor supremo, pero no se trata sólo de la belleza superficial sino de aquella que
va por dentro;

4. La libertad de la que goza cada ser es sagrada, y se debe luchar para mantenerla y defenderla;
nadie tiene derecho a obligar a nadie a nada contra su voluntad…

Aunque Eilistraee aceptaba que la siguieran seres de todas las razas inteligentes de Ys, su mensaje
de esperanza y bondad estaba dirigido principalmente a los Drow, sometidos como estaban por la
tiranía vil e insidiosa de Lolth. Pasaron los años y poco a poco algunos de sus agentes lograron
regresar a las ciudades de los elfos oscuros, sobre todo Szythlu y Chara Amar, y fundar pequeños
templos ocultos. Estos “infiltrados” corrían peligro mortal y en caso de ser encontrados, eran
torturados sin piedad por los los Colmillos Venenosos, la “policía secreta” del culto de la Reina
Araña. Fue así como Lolth finalmente se enteró de lo que había sido de su hija y su ira fue terrible.
¿Cómo era posible que aquella impertinente se atreviera a desafiarla de esa manera? ¡Nada menos
que a ella, la Matriarca absoluta de la raza Drow! Hasta el momento había preferido ignorarla y
borrarla de sus designios mayores, pero comenzaba a entender que debía hacer algo o su estúpido
mensaje de comprensión e “independencia” echaría raíces entre los elementos más oprimidos de la
sociedad Drow. Debía solucionar este problema de raíz.

6. La época del conflicto


Lolth planeó la destrucción de su hija, por supuesto, pero también de sus seguidores y especialmente
de su credo. No bastaba a la cruelReina Araña que Eilistraee y los que habían cometido la traición
de creer en ella fueran borrados de la faz de los Mundos, sino que también su memoria debía
desaparecer, como si nunca hubiera existido. A tal fin, la Demoníaca Reina del Abismo (como le
gustaba llamarse a sí misma a Lolth) envió espías que se infiltraran en la pacífica comunidad. Se
dice que Vhaerarun la auxilió a hacerlo; no porque le deseara el mal a su hermana (con quien había
perdido todo contacto) sino porque temía la ira de su madre.
Sin embargo, Eilistraee no estaba tan distraída como aparentaba y había estado esperando que
Lolth actuase. Detectó a la mayor parte de los espías, a quien ofrecía unirse a ellos a cambio de
protección contra la inevitable venganza de su ama. A los que no aceptaban, Eilistraee enviaba a
una prisión mágica en otro plano, sintiéndose incapaz de matarlos a sangre fría pero consciente del
peligro que representaba dejarlos en libertad. Varios se unieron a ella e incluso algunos se
atrevieron a desempeñarse como agentes dobles. Esta situación se mantuvo por casi cincuenta años,
durante los cuales los Eladrin lanzaron una furiosa ofensiva contra las Profundidades, intentando
borrar de un plumazo lo que ellos consideraban la vergüenza de su raza, los Drow. No lo lograron,
pero mantuvieron ocupada a Lolth y al grueso de sus fuerzas por un tiempo precioso que Eilistraee
utilizó para planear los pasos a seguir. Sabía que el enfrentamiento sería inevitable y podía predecir
cómo terminaría, pero no entregaría su vida sin intentar darle una oportunidad a los Drow y al resto
de las razas de florecer en armonía.
Fue en esta época que la Dama de la Luna intentó una campaña agresiva para hacer llegar su
mensaje a las ciudades bajo el control de su madre, su mensaje de tolerancia y paz; de unión con el
mundo de la superficie; de rescate de la individualidad y la creatividad; de la expresión personal y
grupal. Los resultados fueron notables y muchos Drow, abierta o secretamente, comenzaron a
pensar que Eilistraee sería la llave que permitiría un cambio en las durísimas y opresivas
condiciones de la sociedad Drow.
Paralelamente, sin embargo, Eilistraee se preparó para lo peor. Organizó un grupo de élite entre sus
mejores hechiceros/guerreros y utilizando su increíble dominio de la magia creativa, forjó la “Hoja
del Creciente”, una espada de luz lunar sólida, capaz de cortar cualquier armadura y penetrar
cualquier encantamiento… y de dar muerte incluso a un ser como Lolth.

7. La Sangre Plateada
La invasión de los Eladrin terminó en fracaso al fin y Lolth finalmente pudo dedicarse a pensar en
qué hacer con su hija, que durante su distracción se había adueñado de los corazones y las mentes de
demasiados de sus esclavos Drow. Comenzó entonces una feroz cacería de brujas a cargo de las
Sacerdotisas de Lolth, los Colmillos Venenosos y los Inquisidores, que sometieron a feroces torturas
y salvaje muerte a todos aquellos sospechados de mostrar simpatías a Eilistraee y de dudar de su
devoción hacia su Reina. Miles de Drow perecieron entre atroces sufrimientos y muchos de ellos
habían sido sólo blanco de habladurías, denuncias maliciosas o simples sospechas. La energía vital
de estos desdichados fue utilizada por Lolth para abrir otro portal al Abismo e invocar cientos de
demonios, al frente de los cuales se colocó la propiaReina Araña.
Una terrible noche de verano, el ejército de Lolth atacó sin previo aviso las posiciones exteriores de
los seguidores de la Diosa Danzante en la jungla; tomando por sorpresa a los defensores. Una
masacre sin precedentes fue lo que siguió, y los demonios y Drow fieles a laReina Araña avanzaron
sobre los distintos asentamientos sin piedad. Eilistraee se desplazó con sus guerreros místicos hacia
la batalla lo más rápido que pudo y entonces el verdadero combate comenzó. Duró tres días
completos, en los cuales no salió el sol y una noche con una luna inmensa que parecía ir tiñéndose de
sangre poco a poco iluminaba los terribles acontecimientos.
La selva completa fue arrasada y no sobrevivió más que un puñado de fieles de Eilistraee,
principalmente Drow, que pudieron huir de los demonios desatados y de la magia de las
Sacerdotisas. Muchos fueron tomados prisioneros y perecieron luego en los pozos de tortura de los
dominios abisales de Lolth. Las canciones de los bardos de Ys hablaron desde entonces de esa
terrible batalla, la “sangre plateada” y la noche en la que Eilistraee se enfrentó a su madre.
El combate entre las dos fue terrorífico. Por toda su dulzura y bondad, la Dama de la Luna era una
combatiente insuperable. Su dominio de las artes mágicas de la ilusión y el misticismo, además del
terrible “fuego lunar”, su manejo de la espada… todo ello convertía la posibilidad de que lograra
derrotar a Lolth en algo muy real. Intercambiaron golpes, lanzaron hechizos y devastaron el área a
su alrededor con el despliegue de energías mágicas… Eilistraee logró herir a Lolth en más de una
ocasión, haciéndola sangrar profusamente, y la Reina Araña también había alcanzado a su hija
infinidad de veces, inoculándole el mortal veneno que llevaba consigo desde su transformación en
Tanar’ri. Todo ello ocurría en silencio, sin que ninguna intercambiara palabra: era evidente para
ambas que el tiempo de las palabras, si alguna vez había existido, había pasado hacía mucho.
Finalmente, sin embargo, Eilistraee sintió que sus fuerzas flaqueaban. Aunque herida, Lolth
seguía en pie y se dispuso a ejecutar a su hija con un poderoso hechizo. Como un último acto,
Eilistraee saltó hacia ella, absorbiendo el impacto plenamente, pero logró alcanzar a Lolth en pleno
pecho con la Hoja del Creciente. La Diosa Danzante cayó al suelo, inerte, y Lolth quedó de rodillas
intentando quitarse el arma que había quedado incrustada en medio de su pecho, atravesando su
armadura como si no estuviese allí. Lo logró con mucho esfuerzo y al hacerlo, un chorro de sangre
plateada, muy distinta a su pestilente sangre demoníaca, manó de la herida y salpicó a su hija, que
aunque había dejado de respirar, abrió los ojos de inmediato. Poniéndose de pie como en un trance,
tomó de nuevo la espada y al tiempo que Lolth tomaba la forma de una monstruosa araña como la
que había sometido a Iskander, ambas se lanzaron la una contra la otra en un último movimiento.

No se sabe a ciencia cierta qué pasó entonces. Eilistraee fue dada por muerta por los seguidores de
Lolth, considerando la campaña de exterminio como un éxito. Lolth desapareció por un largo tiempo
y desde entonces se dice que las heridas que su hija le profirió no sanan nunca, impidiéndole
abandonar el Abismo por periodos extensos… para dicha de todas las criaturas vivientes. Los Drow
se organizaron como una teocracia fundamentalista y autoritaria bajo el mando de las sacerdotisas
y continuaron guerreando contra los Eladrin y las demás razas, habiéndose apoderado de la mayor
parte de las zonas conocidas de las Profundidades. La Hoja del Creciente, si sobrevivió al combate,
se perdió y nunca más fue vista... aunque su leyenda sigue viva y a lo largo de los siglos más de una
vez se ha corrido la voz de que armas parecidas han aparecido brevemente en manos de héroes o
villanos para luego desaparecer nuevamente.

El culto de Eilistraee, a pesar de lo que puedan sostener las sacerdotisas y los inquisidores Drow,
sobrevive en células dispersas a lo largo y a lo ancho de los planos, pero ha sido erradicado de las
propias ciudades Drow, donde adorar a cualquier ser o avocación que no sea Lolth es penado con la
tortura y la muerte. El mensaje de tolerancia, paz y expresiva creatividad de la Dama de la Luna
posee una cualidad imperecedera y la historia de su sacrificio es cantada aún por los bardos
Eladrin. Se dice que no hay una iglesia o culto organizado, pero que pequeños grupos de Drow
exilados, viviendo una temerosa y secreta existencia lo más lejos posible de las Profundidades
(incluso si eso los expone a la agresiva luz solar para la que no están preparados) todavía cultivan la
reverencia a Eilistraee y que incluso, uno de esos grupos se hallaría en algún lugar de Horoe…

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