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NARRATIVA LITERARIA

Jorge A. Ruíz Fernández 5GV

14 minutos

Esa noche tampoco había podido leer mi cuento nocturno como lo hacía de costumbre,
Asimov debería esperar, porque, en medio de la cena le había despertado de nuevo el deseo
inconmensurable de hacerme suya, tan apasionado y “amoroso” como siempre. Ese deseo
que hubiese estado presente desde que me conoció. Esa noche, sería nuevamente (entre
sollozos) su mujer como solía decir.

Nada lo frenó, ni siquiera cuando le pedí que parase, que despertaría a mi madre dormida
en el cuarto contiguo.

Yo estaba fuera de mi misma, mi alma se había transportado a otro lugar (no sé, uno
mejor), él siguió durante 14 largos y sudorosos minutos, 12 de los cuales permanecí
inmóvil, solo recibiéndolo dentro, esperando que mamá no lo descubriera y conteniendo las
ganas de gritar que me nacían en el vientre.

Hoy en al fin leer ficción más tranquila, después de todo papá murió hace 2 años.

Teresa

Teresa siempre fue la chica más linda de toda la preparatoria, aunque intenté resistirme a
sus encantos, la verdad es que siempre fui el más locamente enamorado.

Pero, con mucho esmero, atención, sudor y cariño, pude convencerla después de largos 5
meses de que saliera conmigo “al menos una oportunidad, si no te la pasas bien puedes
olvidarlo”, le dije ilusionado.
Para no hacértelo más largo, ella quedó encantada con la sorpresa que le preparé, incluso
soltó un gritito de alegría cuando la llevé a su propia casa, dónde le di a probar una
deliciosa cena.

Después de comer, me extraño un poco que fuese tan… natural el curso que tomaron las
cosas, de un momento a otro ya estaba encima de su pequeña cama individual, haciendo
crujir la madera a la par que sus muslos me abrazaban, todo iba de maravilla, era algo
mágico… hasta que sus gritos de socorro alertaron a todos.

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