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“ Custodiar como San José ”

HORA SANTA CON EL PAPA


FRATERNIDAD DE CRISTO SACERDOTE
Y SANTA MARÍA REINA

E XPOSICIÓN DE RODILLAS
El sacerdote revestido expone el Santísimo Sacramento como de costumbre.

M ONICIÓN INICIAL
Entre las oraciones para prepararse a la Santa Misa, se recoge una en honor a
san José, cuya antífona dice lo siguiente: Oh José Bendito, a ti se te concedió no sólo
ver y escuchar a Dios a quien muchos reyes anhelaron ver y no vieron, anhelaron
escuchar y no escucharon; sino que además pudiste llevarle en tus brazos,
abrazarlo, vestirlo, guardarlo y defenderlo.
Junto con la Virgen Santísima, San José fue la criatura que recibió mejor a Jesús,
por su fe, por su esperanza, por su caridad. Él es un modelo único que debemos
imitar en nuestro trato con Jesús en la Eucaristía.
Contemplemos la Sagrada Hostia y hagamos un acto de imaginación: ¿Con qué
delicadeza, con qué afectos, con qué amor, con qué suavidad trataría San José a
Jesús? Recordemos esas mismas cosas que recibimos de nuestros padres. ¿Cómo
lo besaba, cómo lo cuidaba, como le enseñaba, cómo le hablaba, cuál era su
preocupación por él…? ¿Qué atención ponía san José a los que su Hijo le decía?
BREVE SILENCIO
En esta noche, venimos delante de Jesús Sacramentado, y queremos revivir en
nosotros esa misma pureza, humildad y devoción, ese mismo espíritu y fervor con
el que San José recibió a Jesús. Con la oración del Ángel de Fátima hagamos un
acto de fe, de adoración, esperanza y caridad; y reparemos tanto desamor:
MI DIOS, YO CREO, ADORO, ESPERO Y OS AMO.
OS PIDO PERDÓN POR LOS QUE NO CREEN, NO ADORAN,
NO ESPERAN Y NO OS AMAN.
BREVE SILENCIO
SÚPLICA A JESÚS SACRAMENTADO
POR INTERCESIÓN DE SAN JOSÉ
Señor Jesús, te adoro en el Santísimo Sacramento del Altar. Tú das a los que
eliges un corazón humilde para hacer tu voluntad. Te pedimos por intercesión
de san José, que abramos nuestro corazón para que nos inunde tú amor que
elimina toda soberbia y prepotencia, para poder así cumplir mejor tu voluntad.
R/. JESÚS, HIJO DE JOSÉ, COMPADÉCETE DE NOSOTROS.
Señor Jesús te adoro en la Sagrada Hostia. Tú experimentaste el amor de tus
padres. Por la intercesión de la Virgen María y de San José, te pedimos, que
cuides y protejas a los matrimonios, también que consueles y pongas remedio
en aquellos donde hay división y separación, que infundas un espíritu de
entrega total y fidelidad a lo que están en su noviazgo, y a nosotros danos un
corazón enamorado que busque entregarse a ti cada día con más intensidad.
R/. JESÚS, HIJO DE JOSÉ, COMPADÉCETE DE NOSOTROS.
Señor Jesús te adoro a ti que estás presente en la Eucaristía. Tú quisiste vivir en
una familia. Te pedimos por intercesión de tu padre en la tierra, que elimines en
nuestras familias toda semilla de duda y de falta de confianza; que reine en ellas
la unidad; que acerques los que se han alejado; que tengas misericordia de
todos los que han muerto.
R/. JESÚS, HIJO DE JOSÉ, COMPADÉCETE DE NOSOTROS.
Señor Jesús, te adoro y creo en ti. Tú fuiste protegido y custodiado con un amor
predilecto por tu padre san José: Él en medio de la dificultad supo caminar con
un corazón lleno de esperanza. Te pedimos que su ejemplo nos invite a ser
responsables los unos de los otros y nos anime y aliente en las dudas y el temor,
en medio de los sufrimientos y contrariedades.
R/. JESÚS, HIJO DE JOSÉ, COMPADÉCETE DE NOSOTROS.
Señor Jesús, te adoro en el Sacramento de tu Amor. Tú inscribiste la ley del
trabajo humano en el corazón del hombre y tú mismo te dignaste llamar “Hijo
del Carpintero”. Te pedimos por medio de san José que te sustentó con el
trabajo de sus manos, por todos los trabajadores del mundo para que valoren y
amen su trabajo, lo ofrezcan como sacrificio agradable, sean diligentes y
empleen los talentos entregados. Te pedimos también por las personas que
sufren las consecuencias del desempleo para que no les falte tu aliento; también
por los jubilados, que dieron gran parte de sus vidas trabajando, para que
reciban el agradecimiento y la justa recompensa; por todos nosotros, para que
llenos de tu amor, continuemos trabajando en la construcción de tu Reino.
BREVE SILENCIO Y SENTADOS

ectura del santo Evangelio según san Lucas


2, 41-51a
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la
fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años,
subieron como de costumbre y, acabada la fiesta, María y José
regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran
cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y
después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como
no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el templo en medio de los doctores de la
Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían
estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo:
- “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo
te buscábamos angustiados”.
Jesús les respondió:
-“¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los
asuntos de mi Padre?”.
Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a
Nazaret y vivía sujeto a ellos..
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.

P UNTOS PARA LA MEDITACIÓN. S.S. Francisco, 19 de marzo de 2014


(Dependiendo de las personas que participen en la Hora Santa, se hará un enfoque de la
paternidad como la responsabilidad que tenemos los unos de los otros)
Dedicamos esta catequesis a San José, que se merece toda nuestra gratitud
y devoción por cómo ha sabido custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús.
Ser custodio es la característica de José, su gran misión, ser custodio.
Miremos a José como el modelo de educador, que custodia y acompaña a
Jesús en su camino de crecimiento "en sabiduría, edad y gracia", como dice el
Evangelio. Él no era el padre de Jesús. El padre de Jesús era Dios, pero él
hacía las veces de papá de Jesús. Hacía de padre de Jesús para ayudarle a
crecer. ¿Y cómo le ha ayudado a crecer? En sabiduría, edad y gracia.
Empecemos por la edad, que es la dimensión más natural, el
crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se ha encargado
de Jesús, en primer lugar, desde este punto de vista, es decir, que lo ha
"criado", preocupándose de que no le faltara lo necesario para un
desarrollo saludable. No olvidemos que la custodia atenta de la vida del
Niño también ha implicado la huida a Egipto, la dura experiencia de vivir
como refugiados -José ha sido un
refugiado, con María y Jesús- para
escapar de la amenaza de Herodes.
Luego, una vez de vuelta a la patria y
establecidos en Nazaret, hay un
largo período de la vida oculta de
Jesús en el seno de su familia. En
aquellos años, José enseñó a Jesús
también su trabajo. Jesús ha
aprendido a ser carpintero con su
padre José. Así, José ha criado a
Jesús.
Pasemos a la segunda dimensión de
la educación, la de la "sabiduría".
José ha sido para Jesús ejemplo y
maestro de esta sabiduría, que se
nutre de la Palabra de Dios.
Podemos pensar en cómo José ha
educado al pequeño Jesús a escuchar las Sagradas Escrituras, sobre
todo, acompañándole el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José le
acompañaba, para que Jesús escuchase la Palabra de Dios en la
sinagoga.
Y, por último, la dimensión de la "gracia". Dice siempre san Lucas,
refiriéndose a Jesús: "La gracia de Dios estaba sobre él". Aquí,
ciertamente, la parte reservada a san José es más limitada con respecto
a los ámbitos de la edad y la sabiduría. Pero sería un grave error pensar
que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a sus
hijos a crecer en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría,
crecer en gracia. Este es el trabajo que ha hecho José con Jesús:
hacerle crecer en estas tres dimensiones. Ayudarle a crecer.

B
ENDCIÓN Y RESERVA

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