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De bruces en la arena

Nesfran Antonio González Suárez


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De bruces en la arena

Nesfran Antonio González Suárez

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DE BRUCES EN LA ARENA
© De los textos, Nesfran Antonio González Suárez
© Edición personal
Foto de portada de Quang Nguyen Vinh en Pexels

Ciudad de Panamá, diciembre de 2021


Correo: ngonzalez0613@hotmail.com

La confabulación y otras minificciones, de Nesfran Antonio González Suárez,


se distribuye bajo una Licencia Creative Commons AtribuciónNoComercial-
SinDerivadas 4.0 Internacional.
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DE BRUCES PARA SEGUIR ANDANDO
**Alberto Hernández**

Cada paso designa una palabra. Cada paso dado se integra en un poema. En la razón de ser la
voz que designa el destino, ese ambular de frontera en frontera. Y cada paso es un segmento de
existencia, de memoria conquistada, porque la pérdida aún forma parte del recuerdo.

La poesía augura la destreza de ser hablante de su incansable camino. Ella, la poesía, la que anda
con el poeta trashumante, es la misma de quien ha sido sordo a sus encuentros. Son tantos los
viajes forzados, son tantos sus designios. En tal sentido, el poema se convierte en pavimento, en
ciudad soñada, en calle ajena, en paisaje borroso, en edificio alarmado, en desquiciamiento o
mesura.

El poeta de este libro es un viajero que no quería dejar los pasos de su ciudad. Como los muchos
que se han separado de sus avenidas, casas en ruinas o basureros anímicos. El poeta de este libro
ha sabido cantar y contar los dilemas del Otro, ese que lo acompaña en las miradas, en los olores,
en los ruidos lejanos de su tierra natal.

El título “De bruces en la arena” pronostica una caída o el reposo. Pero también podría significar
una especie de arrojo contra el suelo para orarle al viento, para asignarle un diagnóstico a la
incomprensión, a lo que no puede decirse. O debe, porque el mundo ha dejado de ser redondo
y ahora es plano desde la perspectiva de los pasos, desde la caminata misma, desde el espejismo
pegado al macadam, desde la sombra que dejan los pasos, esos pasos, las huellas que jamás
podrán olvidarse.

Nesfran Antonio González sabe de eso. Es un protagonista. Y es su poesía la que habla desde
la experiencia, desde las pérdidas, que son ganancias porque ha aprendido a tener una nueva
mirada, un nuevo aliento, un nuevo oído. Crece en la medida que viaja, que se desplaza por otros
paisajes, aturdido a veces por la nostalgia, pero con la alegría de la poesía, con la puesta en marcha
del espíritu para no perder el balance y caer de bruces sin explicación. Desde esa posición, al de
mirar de frente, ha escrito este bello libro, esta instancia que no será la última, que es el comienzo
de una existencia llena de palabras, voces, conjugaciones y climas novedosos.

Entonces, seguirán sus pasos, seguirá andando con sus versos, con sus poemas en prosa o sus
relámpagos interiores.

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Desde la alquimia de su aventura, desde la sintaxis de su pasión poética, van estas palabras, que
innecesarias, son, sin embargo, una celebración.

Maracay/ Venezuela, diciembre del 2021.

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Nada es suficiente

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Globos de exilio

En los libros empolvados prevalecen chismes, como que la vida es un paraguas y el mar una
línea de nubes aglomeradas, huidizas, deslizantes, un tanto cínicas y por momentos diáfanas.

Se rinde culto a los pergaminos que describen aquellos paseos por el parque Kennedy de Lima
hasta el Larco Mar que nos regala la vista del inmenso Pacífico, todos unidos en los bordes de
Alfa Centauro y en la intimidad de una incacola y de unos juanes en el mercado de Gamarra.

Son páginas fijas en la adherencia, en lo surreal, propias de colmenas violáceas, pasillos de piedra
caliza

de acentos prófugos en avisos publicitarios, señalizaciones y textos piratas

de cerraduras lesionadas por recibir llaves equivocadas y copias defectuosas

de imaginar que la Torre F&F de Ciudad de Panamá acepta la invitación del Canal para violentar
una esclusa y sentir la ebriedad de los dos océanos, uno activo y el otro pasivo.

Sólo las manos presumidas recorren las montañas de la cordillera de la costa y se mecen en la
autopista regional del centro a la altura de Guacara.

Son hombros, tobillos, rodillas, caderas, muslos, nalgas y pubis los que reemplazan las cumbres
mientras la vista se pierde desde el segundo piso de un autobús viajero.

La indiferencia está contemplada en el libro gordo del exilio.

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Soplos de silencio

Pesado, como presa antediluviana, se desploma el cuerpo agotado en la habitación sombría, sólo
un destello rojo le hace entender que no está ciego

Una decisión, de arrebato puede ser una decisión, la que nos obligue a emprender el camino del
exilio. La indolencia puede esconderse en una caja de Pandora con una balanza depositada en el
fondo

Silente, la mirada se pierde al recordar los fracasos, los abismos no demarcados, los suspiros
entrecortados

Inverosímil y poco creíble el discurso basado en el odio, el rencor. La epifanía de los mejores
momentos irrumpe como elixir, como señuelo al final del arcoíris

Lentamente se acepta el cadalso, se reconoce la superioridad, la elasticidad de los tejidos, la


angustia, el alma en vilo

Árboles derribados, los ingenieros forestales se cruzan de brazos. Voces ahogadas, los poetas se
hacen la vista gorda

Náufragos y con un semblante que afronta el tiempo perdido

Inquilinos de su propia casa, muchos toman sus maletas, otros resisten los embates del desalojo,
por momentos no reconocen las paredes y el techo se les viene encima

Mientras el tiempo acordona los pesares, nada puede evitar que una miríada de altos quilates
pueda sentirse

Emigrante, extraditable, eludible, evaporado, errante, enajenado.

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Un adiós y un vallenato

Mi presencia fue fugaz en esos espacios

destinados a las despedidas

donde los aviones engullen a las personas

para luego vomitarlas en otro sitio,

desde el aeropuerto Simón Bolívar de Caracas hasta El Dorado de Bogotá, al Jorge Chávez de
Lima, al Tocumen de Ciudad de Panamá, al Reina Beatriz de Aruba,

la luz me debilitaba, era una sombra casi anónima.

Mi deleite estaba en el terminal terrestre de Maracay,

allí donde salen los autobuses para occidente

la opacidad, los gritos ensordecedores

las sillas deterioradas, el ruido de los motores

el olor del diésel, el nudo en la garganta.

Me abrazo con la sombra de mi mamá

un acto que se repite, se reinicia, se alimenta

con la ilusión de mantenerlo vivo en el tiempo.

Dios contempla a lo lejos

un universo que se expande

en la cápsula de un laboratorio secreto.

Ojalá llegue a cumplir cien años

y pueda seguir pidiéndole la bendición.

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Enero 2002

Amo la atmósfera que eras

de atenciones saludos cortesía,

imaginando la transición de los recuerdos

sobre tres cauchos de camión y una piedra lisa,

los cuales servían de lavadero

y el agua jabonosa que nutría la tierra árida.

(todas las inquisiciones, invasiones y epidemias del mundo

propiciaron esto: Que evoque los ganchitos que sostenían tu cabello)

Amo la armonía que irrumpía

el viento el rocío el verdor

en el parque Las Ballenas mientras contemplábamos los astros.

Sobre ese agujero por el que pasa una caravana de camellos

se cuelan fragancias disímiles

y sobran las razones del tiempo

un segundo equivale a una vida, una civilización de otra especie

y nuestros momentos, aunque eternos

se comparan a un pestañeo, lejos, serenamente lejos.

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Maracay 69

El poeta, más que un divo, una celebridad

no hace peticiones imposibles,

un catre donde dormir y lo que bien puedan darle de comer,

un pasaje de ida y vuelta en un autobús sin aire acondicionado

el cariño y el aprecio mientras dure su estancia,

y una vez en tarima rodeado de al menos diez espectadores

desnudará su alma, su soledad única, íntima,

la que le importa sólo a él, sus poemas inéditos doblados en ocho

y una edición sencilla con la portada cubierta de arrugas.

Sus versos, con ritmo y cadencia, podados y mil veces corregidos

vagarán por su niñez, por los momentos de pasión de sus padres,

por las veces que fue descubierto mientras fijaba sus fantasías

en otros puertos, otras amantes,

de lo duras que pueden resultar las tareas más sencillas,

especulaciones sobre las luces que interceptan caminos en el tiempo,

angustias, placeres, dioses mitológicos.

El poeta se limita a leer,

hacer de su público de poetas una multitud que lo ovaciona.

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Receta ancestral

1.- Sucede que de nada sirve acelerar

cuando la luz roja permite que los caracoles te alcancen.

A.- Las guayabas ya licuadas con las moras

esperan la llegada de la espinaca, el pimentón,

el cristalino de ojo de res y los huevos de codorniz.

2.- Puerta adentro la casa se torna diferente,

en época de lluvia las babosas penetran silenciosas.

B.-No es fácil describir el sabor del aguardiente

mezclado con paico, ajo y cebolla morada al sereno por nueve días en ayunas.

3.- Una tarde, suficiente para ser memorable,

nos dimos a la tarea de engullir dos kilos de ostras.

C.- El tres en uno con zumo de zanahoria, naranja y remolacha

se complementa con pepino y un toque de jengibre.

Amable y amargo entre el salitre y el almíbar

las voces se descuelgan

y se hacen biyectivas.

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Aladdin Superstar

Las miradas se clavan en el techo, techo transformado en un enorme espejo, espejo que devuelve
las miradas reflexivas y expectantes, expectantes ante un juego de preguntas y respuestas,
respuestas que él ofrece luego de una breve pausa, pausa necesaria mientras se recargan las
baterías, baterías para una nueva faena, faena de dos:

̶ El universo y el perro callejero se diferencian en que el primero nace de una singularidad que
origina el Big Bang y el segundo se gesta de la pluralidad de un gang bang.

̶ La fe desaparece por temporadas, la fe en las creencias religiosas, la fe en la poesía, la fe en los


antialérgicos, la fe en el futuro, la fe en los equipos de fútbol, la fe en la fe.

̶ Pues sí, la vida es cruel, la historia misma es cruel, pero a esa carga inusitada de maldad le
debemos nuestra existencia, lo que hoy somos, el curso de tantos acontecimientos juntos nos
tiene aquí, uno al lado del otro.

De puertas hacia afuera yace un cien pies formando un círculo perfecto. Una cola de cigarrillo y
un empaque de Durex como una dualidad sempiterna. Un trozo de periódico amarillento
atrapado entre los jazmines recién podados. Leo aparece resaltado en un horóscopo ya olvidado.
Un duende que disfruta de las almas clandestinas. Y sobre ellos, un sol ardiente, imán del frío,
jaula de pájaros.

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Días desatendidos

Aproveché el sueño y decidí por los gatos

preferible ante conejos, picures y rabipelados.

Mi elección contrastaba con el acontecer fuera de control

de rechazos inusitados y emboscadas en zonas calientes.

Los veinte gatos

se estremecían en mi estómago

encerrados en un costal de fique

encerrados en un grupo de whatsapp,

aislados en el desespero de querer adormecerse

y mitigar el hambre con un hígado encebollado.

El sueño anida en la burla

al querer asumir el papel

de un personaje de Murakami.

La calle muestra otro paisaje, el de las multitudes

agolpadas en puertas de supermercados

atentas a un extraño poder de convocatoria.

Una selfie en Stonehenge desentona,

al igual que distraerse en un concierto dirigido por John Williams.

Las miradas de oprobio son tendencia en twitter

el ahogo voluble se confunde con una angina de pecho

con la ilusión de los fuegos artificiales en la madrugada


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que anuncien el giro de timón, el fin de una era gris

el fin de los años de vacas flacas y espigas marchitas

el fin del invierno para muchas cigarras

el fin de los gatos renuentes a abandonar mi estómago

y la actualización de una nueva página.

Son los tiempos que vivimos

en que nos vestimos con trajes de mercurio

todo mientras la muerte sigue con paso lento

al carro que se va a quedar sin combustible.

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Entre el viaje y la moda

Sucede que el buen sembrador

huyó de la tierra más fértil.

En esta ocasión lanzó la semilla por otros parajes

que le brindasen más sombra.

La simiente dibujó una trayectoria

y fue creando otros hogares

dispuestos a dar lo mejor de sí

en cualquier parte menos en la parcela

que les correspondía por ley natural.

Las maletas se confunden atestadas

y de pasar una de ellas por el infrarrojo

se podrá observar un libro sobre Dido y la fundación de Cartago

el cd debut de Dido No Angel

y un dildo de tamaño descomunal para noches

en que se extraña el origen, la matriz que algunos llaman país.

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Junio de 2016

Estos son días de medianía

de creer que acaricio el ecuador de la vida

de servir de eslabón entre los trilobites, dinosaurios y chimpancés

y futuras especies con tres ojos y cuatro pulgares.

Son días donde los recuerdos de mi padre

convergen en una serie de puntos dispersos

que luego dibujan triángulos con líneas azules y verdes.

Ahora soy él en la víspera de la celebración

y mis dos hijos las imágenes de la infancia

en lo más alto de San Antonio.

Estos son días donde paso a creer que las circunstancias

fueron las encargadas de afilar las espuelas

y las arenas en las que me tuve que batir son muy distintitas

a las tuyas.

Ahora voy con dos ejemplares

bajo los brazos.

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Homenaje a los caídos

En un principio se activó la conciencia

despertaron los recuerdos,

la melancolía, la nostalgia, el arraigo y la desazón.

El camino trazó una recta hasta el infinito

no sin tropezar con un fusil perforando el ano

una bala desplazándose por un cráneo hermoso

y una nevera que sirve de tumba para anhelos de cambio.

Esos pétalos caídos formaron una alfombra

para la lágrima que en una billonésima de segundo

representó la consagración del espíritu

hasta alcanzar el paradero: el infinito

los ojos, el Sahara, el Pacífico, la Vía Láctea, el Universo, Dios.

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Ponle agua fresca en un jarrón

Flor de un día

flor dueña del mundo

flor dispuesta a ser tocada

flor de pétalos suaves

flor florecida

flor única

flor silvestre

flor cuidada

flor carnívora

flor tomada por abejas púberes

flor ancestral

flor narcótica

flor entre todas las flores

flor de arrebatos

flor inagotable

flor efímera

flor de luz

flor de sombra

flor de aroma floral

flor distraída

flor conservada por ojos insaciables


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flor rítmica

flor honrada en la transparencia

flor de pétalos abiertos

flor desparramada sobre una cama de pétalos

flor ligera

flor rebelde

flor adorada con flores

flor delicada

flor escalonada

flor de pistilos rosados

flor con encajes

flor bañada de rocío

flor de tallo esmaltado

flor catalizadora de todos los desahogos

flor rupestre

flor urbana

flor de hojas cómplices

flor misteriosa

flor angelical

flor demoníaca

flor de uno y de dos

flor de ninguno y de todos.


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Rapsodia fugaz

̶ Uy pito, si lo quemó la losca échese meados, eso le alivia el ardor, ayer me levanté la falda y
oriné a Elías después que lo picaron las avispas, había un panal en la cerca de caña brava.

̶ Le quería regalar unas guayabas y las maduritas estaban minadas de loscas, el dolor es
nielhijuemadre.

̶ Así es que me gustan, que hagan esos sacrificios por mí.

̶ Ahora mita, prepare su chorrito, quiero verla completica.

Un río amarillo desemboca en una grieta

pero no alcanza a cubrir todo el callejón

poblado de peracos y lagartijas pendencieras.

El orín es vapor

la saliva es vapor

la enjuagadura del tabaco también es vapor

pasión de objetos inanimados

las metras las cometas los trompos y las escopetas de palo.

̶ Valió la pena el sacrificio.

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Júpiter

Por las calles transitan los inmortales.

Llevan expuestas sus voces recientes

prolongando sus días con el cerrar estrepitoso de las puertas

y el imaginario de un sueño cósmico.

La historia de los inmortales es la de todos

los que transitan por el tiempo antes de la despedida,

inundados por la nostalgia de lo no vivido

y el pesar del desenfreno mínimo.

Unas estrellas pertenecen a la noche

el fuero interno es una partícula

otras se conminan al sol

y los inmortales que lo escogen

como su morada eterna

vacilan en llamarlas lunas,

todo esto tras la infinidad de recuerdos

como de miedos que brillan en el sedimento del albergue

aquí y allá, donde reposan las jornadas breves en el planeta azul.

Reencarnan, resucitan, responden a un llamado

justo cuando la llanura se nos hace metálica.

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Oficio de reyes y difuntos

Los eslabones doblan las franjas y las convierten en ángulos.

Como fósiles, nos acomodamos en el espacio que nos corresponde.

Resignados, los ojos, buscan los astros.

El pensamiento fusila los atardeceres.

El poema llega y se queda.

La vida juega a que llega y se va.

A medida que crece la noche

Maracay se sumerge en el aroma del café hirviente

guardado en los termos que circulan por sus venas.

22
Entre Santa Cruz y Palo Negro

Sucede que por momentos

la desesperanza crece como pira en patio abandonado,

un suspiro de alivio es reemplazado por un ahogo,

y una canción de navidad es medida en hexámetros.

La arruga se corre

el polvo se esconde bajo la alfombra

se coloca una olla donde cae la gotera.

Los ojos se asoman por las pendientes donde deambulan los forasteros

y se contempla el silencio, las luces del Universo

se acercan al aquí y al ahora

se alejan de las promesas de eternidad

sobre todo bajo la lluvia, majestuosa en toda su humedad.

¿Te puedo preguntar qué piensas allá abajo?

¿Si nos llegamos a encontrar nuevamente me darías un abrazo?

23
Después de la diáspora

Un nuevo camino se abre paso

se comprime el aire

se eleva la temperatura

hasta sucumbir a la explosión.

Luego sobreviene el naufragio

y la llegada a tierras bajas

donde predomina un lenguaje

sostenido por engranajes y discos.

Los rostros familiares

simulan ser impostores

aun cuando el aire les pertenece.

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Constantinopla

Estoy en un punto donde sospecho que lo ignoro todo

hasta el recuerdo en que la máquina fumigadora recorrió el barrio

y en medio de la gran nube nos golpeábamos como locos.

Una veleta en medio de un torbellino

pareciera tener más sentido de orientación

que mis pasos dados cada vez que me alejo del centro

en el sitio donde se aprecia la planicie.

Comprendo que es inútil quejarse

para no retar al dios de lo inevitable.

El domingo recibo un llamado más

para reunirnos en los Campos Cataláunicos

y allí, con otras cincuenta y cinco mil almas

formaremos un rebaño de ángeles expulsados del paraíso.

Los recuerdos se quedan en los escombros

de un país sin dueño.

25
Más allá del puente

Las almas se tambalean al borde de la periferia

como piezas de ludo cuando el perdedor no se resigna y arruina el juego.

Se multiplican las anotaciones dejadas en las paredes

arte rupestre, números de teléfono, penes en caricatura,

huellas oscuras de los que alguna vez se fueron

convertidos ahora en zamuros, intransigentes y orgullosos.

Sus pasos quedan desprovistos de profundidad

son un insulto a la gravedad, al devenir de lo inconmensurable,

las multitudes del Maestro Edito López lo saben y lo transmiten

pasan a ser nada como la estela de un avión que atraviesa la nocturnidad

y lo que deja a su paso son dos luces titilantes, semejantes a dos grandes estrellas.

A veces la humillación y la afrenta no son suficientes

y las palabras se quedan en el limbo ante el desastre que hace rato dejó de ser inminente.

Las consignas quedaron estáticas, fijas en la pantalla de un monitor, de un celular

y un jadeo interminable busca ser reemplazado en las proximidades del oído

todo esto mientras se acerca el orgasmo, posiblemente el último.

Las almas reúnen lo poco que les queda, lo apilan con un mínimo de optimismo

y piensan en Dios, cósmico y atómico, sin principio ni fin, alfa y omega,

aquel que perdurará más allá de las supernovas y los agujeros negros

aquel que es energía pura, energía que expande el universo.

Obtienen a cambio serenidad

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no permiten que sus razonamientos caigan en el falso lodo de las suposiciones,

la contrariedad es recibida con un gesto de oprobio y se considera herejía

y con tan afortunado botín

prosiguen

más allá de un puente frágil, de los caminos hostiles,

del corazón que permea sus latidos y los convida a abrirse al sol de las lejanías

de las patrias olvidadas, de los platos sin migas.

Nabucodonosor no los lleva cautivos, los deja huir,

es el dueño y señor de las siete plagas y muchos quieren salvarse.

¿Es posible trasladar su pensamiento

más allá de catorce mil millones de años luz

donde pernoctan los cuásares más lejanos?

Una vez más se convencen de la parodia en la que están inmersos.

Moscas azules cubren sus rostros.

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Veintisiete

Ella se aferra a un mástil desecho en medio del naufragio

y yo intento nadar buscando una orilla en la inmensidad

pero retorno a su lado y me dejo caer agotado.

Me alejo de la bóveda celeste

de las gaviotas que dibujan círculos alrededor del sol

y de la brisa fresca que disfruta el roce con las olas.

En el fondo está grabada la soberbia disfrazada de días inacabables

el amor que se lee con subtítulos

y la rutina de encender las hornillas y buscar refugio en la nevera.

28
Aka Allghoi Khorhoi

La crueldad mora bajo la tierra

como un gusano de proporciones descabelladas,

muta, se transforma, se perfecciona,

se alimenta preferiblemente de naciones

que agonizan en sus horas más tristes.

Allí se revuelca con todo el placer

y como acto de misericordia

permite un momento de lucidez

para refrescar el principio básico

de que somos un mero recuerdo

una foto instantánea

apilada en medio de una multitud quejumbrosa.

Los latidos están contados

al igual que cada inhalación de aire enrarecido

y los besos adheridos a la conciencia

antes del desfallecimiento.

29
Voraces

Los genocidas

duermen tranquilos

sonríen frente a las cámaras

gozan del oasis.

Los genocidas

respiran otro aire

lanzan dados y dardos

se creen afortunados

ungidos, sagradamente elegidos

para enviar al reino de la muerte

a un sinnúmero de inocentes

con el poder de un asentimiento.

La fiesta macabra promete no detenerse

y los genocidas están dispuestos

a bailar otra pieza,

las necesarias

hasta que sólo queden los guijarros

como únicos testigos.

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Una fracción insignificante

Contemplo en las líneas explayadas

a mi avatar desde su refugio

en un exilio sin consuelo

en una rutina que se da por hecho.

Nada impide que el tedio sea una coraza ante el instante veloz

y dejar todo en manos de un supuesto en que la Tierra es un paraje inhóspito

donde no queda ni la más mínima señal que alguna vez haya existido vida.

Sigo anclado en el celaje de un desdoblamiento débil

como si fuese un gusano que atraviesa una gran autopista.

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Líneas onduladas

Intento releer los cuentos apilados en la biblioteca de mi escuela.

Llevo la secuencia de las aventuras de El Fantasma en la prensa del domingo.

El libro gordo de Petete es la mejor colección jamás creada.

Qué dificultad esperar el siguiente número de Kalimán.

Lo nutritivo que fue ese diccionario que nunca devolví y llegaba hasta la F.

¿Cómo volver a Un capitán de quince años, El desertor, Crimen y castigo, Robin Hood

y Doña Bárbara con esos ojos que devoraban cada aliento escondido entre líneas?

¿En cuál bodeguita de barrio consigo media libra de capacidad de asombro para verterla sobre

cada verso de Mi padre el inmigrante?

¿Cómo hacer de todo este show de Benny Hill un meme divertido?

Es tan fácil como borrar de un plumazo

la nostalgia que cortaba cada atardecer

de esos años en que me sentía parte de la tierra que estaba pisando.

32
Alejandra

El autobús atraviesa la ciudad a un ritmo

que provoca el sueño en sus pasajeros,

descanso que no es interrumpido

por el que habla sobre el fin de los tiempos

o el que vende dulces para aliviar su dependencia por las drogas.

Mientras contemplo unos árboles centenarios en una de las paradas

donde se bajan unos cuantos y suben muchos,

llama mi atención unas jovencitas que conversan

dos filas atrás

y debaten sobre Anne Sexton, Miyó Vestrini,

María Mercedes Carranza, Violeta Parra, Sylvia Plath

y mantienen una controversia sobre un determinado libro.

Mi intriga crece porque están dejando un nombre muy importante

fuera de ese selecto listado,

y cuando volteo para pedirles que incluyeran a Alejandra

me miran con ojos de sorpresa,

y comienzan a hablar entre ellas

en una lengua incomprensible.

Quedo como Cancerbero esperando ansioso a Indiana Jones

sin contar con la gran roca que le persigue a pocos metros.

33
El poemario

Un poemario es un premio a la suficiencia

y colma las ansias de un ave que espera las migajas.

No es aviso del próximo libro

ni respeta una secuencia con estilo novelesco.

Las opiniones no se dividen sobre un tema en cuestión.

El autor se confecciona un traje invisible.

Un poemario se presenta

para alegría de pocos,

se deposita en el fondo del silencio

donde no hay más expectativa

que las pretensiones de los más débiles.

34
Apuntes para un logro

Recibo de rodillas

ese rostro marcado por la felicidad

más allá de lo que yo,

un muñeco vudú forrado de alfileres,

siente con la cercanía del fuego.

Me recreo en la imposibilidad

de verla hacer muecas imposibles

en los límites del éxtasis

congelados en los segundos

que anteceden a la destrucción de Sodoma.

Soy la figura impasible

de aquel que solicita permiso

para una equivocación más.

35
Nubes forjadas

El ave con las patas quebradas

se postra ante el buitre

que lo ve de reojo.

En sus plumas anidan las moscas

y las larvas que adelantan el trabajo.

Un fotógrafo capta cada instante

y el sopor del calor es nieve derretida

y pies ampollados

y mujeres exhalando en la hipotermia

y otras en el sótano, abusadas en su soledad.

Al final las cenizas se arrimarán al fuego

con la firme esperanza de un resurgir,

ánimas devolviéndose por un camino que genera ansiedad,

la lluvia se compromete en refrescar cada paso.

El viento sopla y el árbol libera su polen

y las horas cumplen el cometido

de agruparse en largas cadenas de filamentos.

Dios mío

¿Qué será de ti cuando no estemos?

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Ternura

La luz se cuela por pequeños espacios en la zona boscosa

mientras se expande en la orilla de la playa,

lo intangible adquiere forma

cuando la ternura se hace minúscula y no hay forma de hallar ese sitio

que condense sensaciones únicas:

un leve castañeo de dientes

y las caricias de los pétalos sobre la piel recién descubierta.

Una fragancia extraña se mezcla

con el vapor que anuncia el fin del invierno.

37
Ajeno

Es en el paraíso prestado

donde conservo los certificados de silencio

y el amor de los gendarmes calienta las paredes.

Es como si intentara adelantarme al hecho que está por consumarse

a la palabra que está a punto de ser pronunciada

a los presagios de la aniquilación de la raza humana.

En el exilio la brisa no pierde sus atributos

la nostalgia del crepúsculo es un calco de otras ya acontecidas

la quebrada desconoce la existencia de la noche

el pecado se sumerge en el fondo del pozo.

38
Ylenia Carrisi

La hoja cae del árbol

se desprende del tallo sin previo aviso

como el hijo que abandona su casa.

Elude espacios interestelares

con un vaivén aprendido.

El plan es reunirse

con las otras depositadas en el suelo

y ser una sola materia

con rutinas desapercibidas.

Pero nada escapa de las cámaras de los teléfonos celulares

sólo la mueca del que habla consigo mismo.

39
La travesía

Al traspasar la línea invisible de la frontera da el primer el paso

Canela La Transparente recibe la compasión de los árboles

camina sin parar dejando atrás parte de su vida.

Ella, tan blanca como la porcelana,

es en la claridad donde se percibe lo negro de sus ojos

sólo hasta que el sol comience a tostar su piel.

En su vientre lleva un fruto que la acompañará

durante un trayecto inclemente.

Alguien la espera a cientos de kilómetros.

Para llegar se blinda con la morfina del torturado

y la oración piadosa de su madre que recorre la Tierra

y se transforma en un susurro.

Una arruga perfora su ceño.

Las llagas en los pies no paran de sangrar.

Una iguana se atraviesa en su camino.

40
Casco Antiguo

Las reliquias se enseñorean como la larva que reacciona ante la vida

y las viejas casas aun guardan las palabras de los que partieron hace siglos.

Un avezado puede revivir los sueños escondidos entre tantos postigos

mientras alguien que dice llamarse Don Quijote de la Mancha

recita poemas de un amor no correspondido en un bar bohemio.

Dulcinea del Toboso es la responsable de esos versos.

Su atuendo extraño y sus palabras enrevesadas son prueba de la veracidad de su dolor.

La Tierra se permite trastocar las líneas fugaces de algunos desdichados

imperceptibles, como las risas que decoran las paredes de los zaguanes.

Don Quijote recibe como penitencia leer mil y un poemas

no sólo para salvar su escaso pellejo sino para regresar al pasado

del cual nunca tuvo que haber salido.

41
Como un meteorito

En un momento se perdió el todo,

la capacidad de ser buenos anfitriones

y el bostezo que hace eco desde una flor que se eleva.

El bolero no cesa en las emisoras de radio.

El olor a cantina recorre las piezas del rancho.

El tiempo comenzó a ser real y no presente

en cada fisura donde se inmiscuyen las ratas de laboratorio.

Las masas siguen transitando el umbral de lo desconocido

atentos a la señal lapidaria:

Un ángel vuelve a caer del cielo

como un meteorito

y sin pedir explicaciones

se declara triunfador mientras transcurre su reinado.

42
Senryus en tiempos de pandemia

43
por los aviones

se conoce el trazado

de la pandemia

todas las noches

las sirenas profanan

nuestro silencio

por un momento

seremos el consuelo

de muchos presos

el virus muta

la humanidad transita

a sus adentros

antes del alba

vemos tras la ventana

calles fantasmas

44
en el encierro

me pierdo con los días

¿o con los meses?

luna menguante

el ulular del viento

frena los gritos

evito al máximo

entre cuatro paredes

malos presagios

la ciudad duerme

miles de autos inmóviles

la quietud reina

puertas adentro

cientos de manicomios

lo suponemos

45
La ambición de volver

46
Cuando los arroyos crecen

Los poemas fluyen

Cuando los arroyos se vacían

Apilamos piedras.

Gary Sneyder

Una luz brinda el espacio para reivindicarme

y buscar tras el camino fragmentos de memoria.

Es la ambición de volver

tras la conjura de lo que puede ser poesía.

Es la ambición de volver

a un país que tiene sus puertas cerradas.

47
La tierra es el único planeta

que prefiere los hombres a los ángeles.

Eugenio Montejo

Desde lo alto

las gotas de lluvia caen como pequeños escupitajos.

Ante la ausencia de brisa

parecen balines

atraídos por la gravedad.

Frente a la vista de cualquiera, una reemplaza a la otra

en un ritmo incesante.

Más allá están los zamuros

congregados en su corriente de aire cálida

con movimientos circulares

sobre un torbellino.

Abajo otras especies reciben agua a cántaros

en un tiempo que se creía que el hombre

iba de conquistador por el universo.

48
A María Isabel y Ana Amelia González

Se fue noviembre

con la nostalgia de los que ya no están y se extrañan

y el reconocimiento de la pérdida

cuyo dolor es atemporal.

Los recuerdos se agrupan tras una puerta

y se te vienen encima.

Noviembre deja marcas

que bullen tras el pánico

de una pandemia.

Ver el cielo azul despejado de nubes

es un consuelo de nuestra escasa eternidad.

49
no tiene ninguna prisa,

deletrea algunas palabras para abrirme en dos

para hacerlas llegar hasta el fondo

Isabel Bono

En el espacio y el momento asignados

elegimos el trato amateur

con manos cualificadas.

Es la burbuja de cristal

que se traslada desde un espacio interestelar

hasta una senda de pétalos.

Con la prolongación del gozo

es necesaria la aprobación.

Ser profesionales nos cubre de incertidumbre.

50
¿Quién presagiaba diásporas, cruentas escrituras, tierras

de castigo?

Rafael Cadenas

La abuela del mercado de San Felipe

nos dice que en nuestra tierra estamos pasando páramo.

Yo le digo que es cierto en todo el sentido de la palabra

se llama Berlín y no está en Alemania

se encuentra entre Cúcuta y Bucaramanga.

Se ignora cuantos caminantes

han sido vistos congelados por las aceras.

51
sobrevivir a la lengua materna

a su crueldad

dulce asesina en sus arrullos

Harry Almela

Nikolai Gumilov escribía proyectado en sus otros lectores

aunque de vez en cuando

pensaba en Anna y en sus ojos abisales.

Descubrirlo a cierta edad vale tanto como naufragar

en la letra de una canción que nadie tarareó.

Si este es su futuro

el que viene será otra continuación.

52
el vil egoísmo

que otra vez triunfó

Juan José Landaeta

Los niños que cruzan las trochas

con la fatiga y el vértigo de sus mayores

piden

piden con fervor ahogado

regresar a la patria de sus abuelos.

El lugar de la súplica

lo podemos precisar

justo donde años atrás

se dio un concierto multitudinario.

53
Dos asteroides marcan doble seis

mientras la dama se refugia aterida de frío

en lo más alto de la torre.

El universo es un tablero de aproximaciones.

En el margen un cuerpo suda copiosamente

antes de conciliar el sueño.

54
Y el amor era una hostia

gritada de milagro.

María Calcaño

Una voz líquida pasa de una homilía trepidante

a un cuerpo que recibe la hostia

en el punto donde descansa el aguador

y los planetas alejados de sus estrellas.

Un abrazo tímido es recordado

como un gesto de nobles emancipaciones

en el altar usado para adorar los monolitos.

55
Él le puso nombres

soñó sus seres

inventó una casa, una genealogía

Hanni Ossott

Jaime vive cerca del río,

explora lo que está a su alcance

pero el mal humor

es su estado natural

por ser el último doctor

el último hombre

el último desdichado

sobre la Tierra.

Todos se fueron

y lo abandonaron.

56
Me responde que ve lo mismo

parece una mancha

pero es un Velociraptor.

Ambos asentimos

está ahí

en la puerta del baño

como una estampa

de la mano poderosa.

57
Tienes prisa

mucha prisa

Le dice un leño al fuego.

Ko Un

Veo un apamate florecido

a mediados de enero.

El árbol sin nada que perder

improvisa un atuendo

antes de la fecha establecida

en tiempos en que la certeza

es un bien escaso.

58
Tiene el tiempo justo para salir

toma un baño relámpago

se aplica una cantidad generosa de champú Drene

se enjabona con su Moncler de siempre

el Gibbs Fluor rebosa el cepillo de dientes

se aplica Pino Silvestre en sitios

donde sus pulsaciones se descontrolan

y al atravesar el umbral de la casa

retrocede y busca una mascarilla

para un futuro muy, muy lejano.

59
Cuando no quieres saber nada de las comodidades que brinda tu hogar

huyes y como Liu Kang haces demostraciones de poder

en las calles solitarias cuando se ha impuesto el toque de queda.

Después de estos acontecimientos

la Tierra se prepara para recibir la ola migratoria

de aves consteladas

que viajan entre mundos perdidos

cosechando cementerios de elefantes.

60
Ahora,

me voy acercando hasta mi encuentro.

Marco Ramírez Murzi

San Antonio es Ítaca

lugar donde el viento

acumula ráfagas y noches centelleantes,

es la tierra que vibra con la lluvia

y con la sirena de los bomberos al mediodía.

Cuando di el primer paso para abandonarla

comencé a proyectar una espiral

que de a poco se expande

iluminado desde la periferia

formando un nuevo centro.

Volver a Ítaca es una quimera.

61
nunca sé a quién darle

mi voracidad triste de animal despierto

Enza García

Cuando el mundo se debate en guerras silenciosas

y el porno es una industria con cadenas de producción y chimeneas boyantes

y Los Simpsons son el Oráculo de Delfos

me limito a estudiar a las ballenas jorobadas

las mariposas monarcas y los zamuros cabeza roja

en el arte de emigrar

sin cargos de conciencia.

62
Tal vez en unos años

seamos agua negra

bajo la tierra

y hagamos crecer todavía

algunos árboles.

Lara Segade

Así como el frío entra en tus sueños

y te lleva al baño más cercano

el miedo se desplaza por tus manos

con cada aplicación de gel alcoholado.

Lo invisible es un tormento

cuando la suerte está echada

y escuchas el vals del minuto de Chopin

como música de fondo.

63
Lo más alto de estar enamorados

es flotar tibios sobre la cama,

y traspasar el cielorraso

después de hacer el amor.

Mónica Alicia Spesso

Después del orgasmo

nos espera un conteo de pasos en silencio.

Nos juntamos con palabras

en amaneceres de luz intensa, regidos por el letargo.

Son contenidas en los primeros compases

para luego salir a raudales

confundidas con la espesura de los besos.

Luego son días de total indiferencia

ante lo bello y extraño

el tiempo en contra alimenta la creatividad

y el anhelo de ver la mejor saga de aventuras eróticas.

64
Arriba, los

errantes

permanecen

inaudibles.

Paul Celan

El ambiente se hace espeso

cuando anécdotas ya olvidadas

perduran en la mente de otros.

Es preciso volver a escuchar música

de las emisoras de radio

para disfrutar de su improvisación

y seguir socavando recuerdos.

Mientras una patrulla de ángeles

reciclan los desperdicios

de una masa con malos hábitos.

65
Y todos se van

y vas quedando distraído en el deyavú

que produce cada adiós

Ana María Ramírez

Hubo un tiempo en que una llovizna momentánea

era suficiente

para derretir ídolos de barro.

Confié en ellos

y en sus teorías para liberar

un país secuestrado.

No puedo contener en mis manos

tanta frustración.

Juego a la memoria en blanco

desde otra latitud.

66
El Mulo de La Fundación está en el Kremlin.

El Gran Hermano aún respira en el cuello de los nuevos errantes.

Anakin, quien gobernó por catorce años,

fue seducido por Dart Sidious desde la Isla de la Muerte.

Un juego de mesa puede condensar tantas analogías

material de estudio para nuestros hijos

que deseen recuperar

lo que una vez se nos arrebató.

67
Las nuestras, mi amigo,

son obras pequeñas.

Escritas en la intimidad

y como con vergüenza.

Estela Figueroa

Esa tarde quise revivir la experiencia

de ver cuatro motorizados en movimiento

dentro de una jaula esférica,

ese acto temerario justificaba el show

pero los tigres se escaparon de sus jaulas

y cundió el pánico en derredor

postergando mi deseo de ser niño nuevamente

con la boca abierta de puro asombro.

68
Los cuerpos reclaman aquello

que no se les ha dado,

basta una mirada filtrada

y el recuerdo cálido

de lo que pudo ser

para confirmar las sospechas

guardadas en un mundo gélido

perdido en el mapa.

69
Las cigarras dejan un espacio de su resonar

para la tradición oral.

En su vibración transmiten historias

de antiguos incendios que arrasaron todo,

de sagas con la especie que caminaban en dos patas

y que más las han conmovido.

Algún día seremos recordados

en una frecuencia que aturde a los que aún viven.

70
Antes de ser hombre, vocal, palabra,

lejanía,

el átomo tarareaba una canción de cuna

y el universo se quedaba dormido.

Rubén Darío Carrero

Los versos se acomodan

de forma ordenada y lineal

para ser leídos y auscultados.

La piel ansía un extraño contacto

con un calor que no es de este mundo,

tan lívido, corpóreo, orgánico.

¿Y el amanecer? entra por la ventana

con el ruido de los motores que inundan las calles.

71
A la distancia pude ver

cómo

se me había amontonado la vida.

Ana Paula Piretro

Los versos se marchan del que partió

y de los que no han nacido.

Por momentos se guarecen

en una plática inusual de novios que acaban de besarse.

Los versos se elevan hasta la atmósfera

para acompañar a la Tierra

en su discurso sereno

con los astros que responden con el reflejo de su luz tenue.

72
Huimos de un país

que no respeta a los vivos

y mucho menos a los muertos.

Los tuyos fueron desalojados

llevados a otro sitio

con el consentimiento

del que abusa de la memoria de otros,

de sus recuerdos

y su dolor resignado.

73
Ámame con el fuego de una reconciliación.

Así, sin más, como si no tuvieses nada que perder

y que sea tal la ansiedad que me obligues

a buscarte cada vez que atraviese la puerta.

Disfruta ese personaje y muéstrame todo

un ritmo impredecible, besos plenos de alegoría,

que no se escape ni un ápice de la piel

de este bicho raro, polilla del amanecer.

Podemos pasar a creer que bajo la lluvia

el mar es un extenso manto de perlas de un instante

antes de fundirse en la inmensidad.

74
Sobre el autor

San Antonio del Táchira, 13 de junio de 1980. Ha publicado los poemarios Entre
huellas y grietas (2004), Profecías para Urbano (2008), Los inquilinos, poesía
reunida 1997-2010 (2011), y Aquí todo es silencio (2013); los libros de
narrativa Blanca Amada y otros relatos (2010), El lado oscuro de tu
almohada (2011), El hallazgo de Teseo (2015) y La confabulación y otras
minificciones (2021) así como la antología de ciencia ficción venezolana Kafka en
la luna (2014). Artículos suyos han aparecido en el suplemento
cultural Contenido del diario El Periodiquito (Maracay, Aragua) y en el portal
literario Letralia, Tierra de Letras. Ganador del primer lugar, mención poesía joven,
en la Bienal Ciudad de la Juventud (La Victoria, Aragua, 2001); el segundo lugar en
el I Concurso Internacional de Nanoliteratura (Proyecto Expresiones, 2010), el
segundo lugar en el II Concurso “Por una Venezuela literaria”, mención poesía
(NSB Grupo Editorial, 2012), y mención honorífica en el I Concurso de Poesía
Joven dedicado a Rafael Cadenas en 2016.

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Este libro se terminó de editar en Ciudad de Panamá en el mes de diciembre del año

2021.

Año 1 de la pandemia y 4 del exilio.

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