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En opinión de Benejam (1993: 342), “Ciencias Sociales son todas las que estudian
las actividades del ser humano en sociedad tanto en el pasado como en el presente, y
las relaciones e interacciones con el medio y el territorio donde se han desarrollado o
desarrollan en la actualidad”. Desde esta consideración, las Ciencias Sociales se
presentan como un conjunto de disciplinas que comparten, a nivel genérico, un mismo
objeto de estudio y una metodología de análisis semejante, pero que se diferencian, a
nivel específico, por el marco teórico y conceptual característico de cada una, de
donde cabe concluir que el área de Ciencias Sociales adolece de una fundamentación
epistemológica global (Asklepios Cronos, 1991). Desde este punto de vista, las
Ciencias Sociales representan un conjunto de tradiciones intelectuales que se fueron
configurando y especializando académicamente, en relación con formas de
pensamiento general o filosófico, en contacto con otros campos de conocimiento
específicos y con el propio devenir de las sociedades.

Características propias y diferentes de la


Sociología en relación a otras Ciencias.
Las ciencias a las que en este apartado nos vamos a referir, son
próximas a la sociología debido a que son ciencias sociales y se ocupan del
estudio de la vida social y el comportamiento humano.
La sociología tiene la tarea de investigar científicamente la conducta
social y sus resultados, y es compartida esta tarea con la antropología cultural,
la ciencia del derecho, la economía, la psicología y la historia.
Desde su aparición la sociología se enfrentó con una multiplicidad de
conocimientos preexistentes sobre el hombre, algunos científicos y otros no, de
allí que podemos preguntarnos: ¿cuál es el lugar que ocupa? ¿Es superior,
inferior, puede ser absorbida por las otras, es una disciplina en la que confluyen
las demás? Nada de esto, la sociología no pretende ser la ciencia global de la
sociedad, y menos la ciencia de la ciencia como quiso su fundador, Augusto
Comte, tampoco es dependiente de las otras ciencias sociales o totalmente
independientes.

La sociología tiene una perspectiva propia y complementaria de


las otras. El objeto es el mismo que las otras ciencias sociales (la vida social)
pero tiene un distinto método y objetivo. Para Sorokin (1973) si en una clase de
fenómenos por ejemplo los sociales hay N subclases (por ejemplo, fenómenos
políticos, económicos, religiosos, jurídicos, demográficos, entre otros), debe
haber N + 1 disciplinas para estudiarlas: N para estudiar cada una de las
subclases, y una más para estudiar lo que es común a todas ellas, y la correlación entre las
subclases. Esto es sin duda correcto, y se observa en lo
que hacen usualmente los sociólogos: relacionar fenómenos de distinto tipo,
dentro de la vida social por ejemplo pobreza y delincuencia (trabajo propio de la
sociología jurídica). En la práctica la sociología también ha abarcado los campos
de estudio social no ocupados por otras ciencias (por ejemplo, las relaciones
matrimoniales y el parentesco). De este modo la sociología consta de un núcleo
central de conocimientos, que responde a esos aspectos comunes a todos los
hechos sociales, y una periferia constituida por estudios diversificados de
distintos campos sociales.
Sociología y filosofía social
A partir del antiguo proceso por el cual la filosofía se erigió en el
pensamiento rector del mundo occidental, las diversas ciencias fueron
separándose de ella. Las últimas en hacerlo fueron las ciencias sociales y entre
ellas la sociología. Durante gran parte de la historia intelectual de occidente la
filosofía resumió el conocimiento utilizable por el estudioso del hombre y de su
sociedad, pero en general la información social se vio conducida por los objetivos
y métodos propios de ese conocimiento filosófico.
La filosofía social se había preocupado por el cultivo de las actitudes
frente al mundo y el hombre más que por la recopilación de hechos y su
verificación.
Aristóteles es considerado un precursor de la sociología ya que trata
de conocer lo social “tal cual es”, por el contrario, Platón es un claro formulador
de la filosofía social ya que trata de conocer lo social como “debe ser”.
Aquí tenemos una primera diferencia entre filosofía social y sociología
ya que la primera es normativa, es decir, se refiere al como debe ser (reglas
que permiten hacer funcionar una sociedad, sobre la base de juicios de valor
previamente establecidos) y la sociología apunta a lo que es confrontándolo.
Otra diferencia entre la filosofía social y la sociología es que la primera
no tiene en cuenta la descripción, explicación y predicción de la actividad social.
Es relativa porque no puede llegar a establecer principios ciertos, absolutos y
universales, como lo hace la filosofía.
Como síntesis podemos decir que la sociología es un conocimiento científico y la
filosofía social no, pero su separación no es tajante y el trabajo sociológico
muestra una vinculación

La sociología trata de
conocer lo social tal cual es,
mientras que la filosofía
como debería ser.

Con un ejemplo actual veremos las dos miradas. Hoy en la sociedad una
preocupación es la seguridad por la cantidad de delitos: desde la filosofía el problema se ve desde
los valores por ejemplo el valor justicia, el valor de la vida
humana, que se ven menospreciados con la realización de los delitos. Por su
parte desde la sociología el mismo fenómeno tiene una mirada distinta ya que
se trata de describir, explicar y predecir sus consecuencias. Entonces la filosofía
mira desde el deber ser y la sociología desde el ser o sea lo que se presenta en
la realidad objetiva.

Sociología e historia

El punto de contacto entre la sociología y la historia parte del objetivo


de ambas: comprender la conducta de los hombres en interdependencia, tarea
para lo cual el papel de los estudios históricos es fundamental. La progresiva
exactitud y precisión en la investigación de los hechos sociales ha sido una
aportación decisiva a la ciencia social realizada por la historiografía, que es una
rama de la historia.
En Comte y en todos los autores enciclopédicos y en buena parte de
los teóricos sociales del siglo XX y XXI se observa una sociología fundada
directamente en la historia de los pueblos, países e instituciones que estudian.
El primer punto de reunión entre ambas disciplinas señala que el
sociólogo debe conocer necesariamente la historia para interpretar los datos
actuales. ¿Cómo analizar la magnitud actual de las migraciones internacionales
e internas sin conocer la historia de cada comunidad, la expulsora y la receptora
de los inmigrantes? También el estudio actual de un conjunto de hechos sociales
carece de suficiente fundamento si el que lo realiza ignora la historia de esas
relaciones.
Por lo tanto, el sociólogo no puede sentirse desterrado de los campos
de la historia: encuentra allí sus materiales, herramientas, vocabulario,
problemas e incertidumbres. En la actualidad según Bottomore la historiografía
y la sociología utilizan el mismo marco de referencia básico.
La diferencia radica en que el historiador suele partir del examen de
una serie particular de hechos, mientras que el sociólogo se basa
normalmente en una generalización y propone probarla mediante el
examen de un cierto número de series similares de hechos. Pero cuando
más se profundiza en la posible distinción, más resulta que ambas disciplinas no
pueden ser separadas radicalmente. Se trabaja con el mismo material: el hombre
en sociedad.

Sociología y antropología cultural

La antropología cultural genéricamente conocida o denominada


“estudio de la cultura” tiene orígenes diferentes a la sociología, pero aun así
resulta difícil separarlas. La primera está fundada en la antropología física y enla biología y la
segunda en la filosofía social y la historia.
La antropología se concentró en el estudio de las sociedades
llamadas primitivas, mientras que la sociología estudiaba las sociedades
modernas.
Al principio el antropólogo estudiaba las sociedades pequeñas y con
características primitivas, iletradas y mágicas, suponían que eran inmutables y
carentes de historia. Las observaron cómo conjuntos en funcionamiento y
trataron de determinar qué respuesta daban a cada problema (por ejemplo,
como manejaban las relaciones matrimoniales, la vida económica, etc.), el
investigador no compartía los valores del pueblo observado, ni los problemas
con él. De este modo pretendía ser objetivo frente a la total ignorancia de sus
instituciones. Se produjeron largas críticas por este método.
En los últimos sesenta años las sociedades aisladas han cambiado por
efecto de las dos últimas guerras mundiales, los medios de comunicación, la
penetración ideológica, y la tecnología. Los movimientos sociales y políticos
plantean hoy al antropólogo social los mismos problemas que al sociólogo en el
estudio de su propia sociedad, o en las sociedades de una misma civilización.
En suma, el objeto de estudio está constituido actualmente por sociedades en
proceso de crecimiento económico y cambio social, con graves conflictos étnicos
y problemas suscitados por la relación con los antiguos centros coloniales y con
las potencias centrales. El análisis es común al antropólogo y al sociólogo.
Ambos especialistas trabajan en los mismos problemas en América Latina, Asia
y África.
Además, en la medida que han desaparecido las sociedades aisladas,
dominio inicial del antropólogo, los privilegios del sociólogo para el estudio de
las sociedades modernas han sido discutidas.
Algunos autores señalan sin embargo que, a pesar de la correlación
evidente, la preocupación de los antropólogos sigue siendo básicamente la
cultura de los grupos sociales, tema que existe como significativo, pero no
excluyente entre los sociólogos.
Ahora bien, el antropólogo estudia al hombre en relación al medio,
el sociólogo la conducta del hombre con otros hombres, por supuesto que
no se descarta el medio en el cual el hombre se inserta pero es sólo un aspecto
complementario, por ejemplo en la sociología de las organizaciones estudiamos
las organizaciones empresarias ubicándolas en el entorno en el cual se
desarrollan, pero el aspecto central es la estructura de autoridad (status,
relaciones), de comunicaciones (tipos ascendentes, descendentes, horizontales,
formales, informales).

Sociología y psicología
Han existido posiciones extremas que han dicho que sólo existía la
psicología, por ejemplo Mills (1959) decía “que los seres humanos que viven en
sociedad no tienen otras propiedades que las derivadas de la naturaleza del
hombre individual, y pueden reducirse a esas leyes”, o que sólo existía la
sociología, por ejemplo Durkheim (1895) quien sostuvo que “los hechos sociales
estudiados por la sociología son externos a la mente del hombre individual y
ejercen una acción coactiva sobre esta, por lo que la explicación de los mismos
solo puede encontrarse en otros hechos sociales, pero no en datos psicológicos”.
Hoy no existen posiciones tan rígidas pues una separación tajante
entre psicología y sociología sólo puede fundarse en una separación entre
individuo y sociedad de modo desordenado, lo que no es posible.
La psicología y la sociología se acercaron cuando Max Weber
construyó su sociología comprensiva sobre la base de la acción social,
entendiendo por esta la que, teniendo sentido para el actor, se dirige a la acción
del otro.
También el concepto de otro al que se refiere Georges Mead aportó el
acercamiento, al fundar la personalidad social en datos tomados del medio
cultural.
Para que este acercamiento fuera posible también la psicología debió
considerar a los fenómenos psicológicos derivados de características sociales.
Se aceptó luego que la conciencia colectiva existía al lado de la conciencia
individual.
La evolución permitió crear una disciplina intermedia, la psicología
social, que puede definirse como “la parte de la psicología general interesada en
estudiar la relación del organismo individual con el grupo social al que pertenece,
o aquella que trata los aspectos psicológicos de la vida social” (Mead, 1953). El
psicólogo social es aquel que trata de explicar la conducta y las motivaciones de
los seres humanos en distintos tipos de sociedades. Se trata de relacionar la
conducta externa y la vida interior de un individuo con la de otros, de describir
tipos de personas que generalmente se encuentran en diferentes tipos de
sociedades y explicarlas buscando las interrelaciones con el medio social.
En firmeza toda psicología puede considerarse social, porque los
fenómenos psíquicos se producen en un contexto social que los afecta.
Ahora bien, son distintos los datos que toma el psicólogo en sus
observaciones, si un niño va al psicólogo por problemas de aprendizaje, se va a
preguntar por su entorno social, pero para solucionar el problema individual,
distinta es la mirada del sociólogo que analiza directamente no problemas
individuales sino grupales, por ejemplo porque baja el rendimiento estudiantil,
porque aumenta la delincuencia, porque hay más pobres, todo desde la mirada del conjunto, no
puntualmente de un individuo.

Sociología y economía
El desarrollo de la economía posee mayor antigüedad que el de la
sociología. En un comienzo las variables económicas y no económicas se
hallaban estrechamente vinculadas como en la obra de Adams Smith.
Posteriormente la economía se desarrolló a expensas de rechazar de su
análisis los factores no económicos.
En el tratamiento tradicional de la ciencia, la economía trata de
estudiar el modo de como las personas deciden, con o sin uso de dinero, el
empleo de recursos escasos para producir diversos bienes y servicios y
distribuirlos para su consumo. La economía ha utilizado una serie de
presupuestos que permitieron dar al estudio las respuestas exclusivamente
económicas, como el de suponer que los gustos de los consumidores se
mantienen estables para determinar el nivel de producción relacionándolo con
otras variables económicas.
Limitado así su campo el economista puede por simplificaciones,
crear soluciones teóricas a los problemas económicos, pero a costa de
rechazar el mundo no económico. El desarrollo de la sociología influyó en este
cuadro, aunque es evidente la abundancia de estudios y trabajos económicos
que desechan de los factores sociales, por ejemplo, los que determinan la
necesidad de aumentar la presión tributaria para lograr el equilibrio financiero
estatal, sin prestar alteración de la estructura social que generan, a la
funcionalidad de la economía informal, o al arraigo cultural de la evasión
impositiva, que condiciona la aplicación de las leyes fiscales.
No obstante, ello, la sociología económica ha resultado un anclaje
realista de muchas especulaciones de la doctrina económica. La
dependencia entre variables económicas y no económicas es clara, ya que
la economía es parte de la vida social, y las normas que la rigen forman parte de
la cultura.
Pueden, evidentemente, analizarse sólo las variables económicas
aisladamente (economistas puros) o estudiar la interacción entre los aspectos
económicos y no económicos (formación sociológica). Entre los aportes
históricos de la sociología a la economía podemos señalar la “ley del consumo
ostentoso” presentada por Veblen en 1966, según la cual los objetos caros no
se consumen por ser mejores sino por ser costosos, también están las relaciones
entre protestantismo analizadas por Max Weber (1969), que busca la influencia
entre la ética protestante y el desarrollo del capitalismo.
Por último, hay otras relaciones como por ejemplo entre Sociología y
Ciencia política y Sociología y Ciencia del Derecho, que pueden buscarse en la bibliografía
recomendada. Estas relaciones no se incluyen en este apartado,
dado que las relaciones a las que nos vamos a referir van a ser las tratadas
puntualmente.

Sociologías especiales

Una sociología se torna especial por el mayor desarrollo de sus


elaboraciones teóricas y por el mayor cuerpo de sus hallazgos o investigaciones
empíricas. Se trata de un fenómeno de especialización que se da a medida que
la ciencia evoluciona, de modo tal que el cuerpo total de conocimientos resulta
tan amplio que debe dividirse, entre los que la cultivan por una necesidad
operativa. No existe orden en la creación de las sociologías especiales pues se
han ido dando a partir de la sociología general o de otras ya especializadas.
La sociología de la familia aparece como un desprendimiento de la
sociología general, lo mismo la sociología de las organizaciones, la sociología
laboral, la sociología política, la sociología de la educación.
Otras surgieron de especializaciones como por ejemplo la sociología

del desarrollo
que es parte de la sociología económica.
El cuadro de especialización es móvil, por lo tanto, podrían agregarse
a la lista de especializaciones otras como por ejemplo la sociología del poder,
que va tomando autonomía a partir del cuerpo de conocimientos existentes.
Si la meta de las ciencias sociales es la explicación de los fenómenos
sociales, actualmente cada una de ellas explica una parte o la totalidad desde
una perspectiva propia y diversas a las de las otras.
Mientras tanto queda vigente la propuesta de Mannheim (1961) que
dice “todas las perspectivas científicas confluyen para el estudio del mismo
objeto: si cada una acepta a la otra, o si el investigador logra reunirlas a todas,
se habrá logrado no solo el mejor conocimiento de ese objetivo, sino la
superación de un problema crucial: la valoratividad implícita en cada una de las
perspectivas parciales”.
En síntesis: lo referido a las relaciones entre la sociología y las restantes
disciplinas que se ocupan del hombre como ser cultural, debería bastar para
demostrar que, si bien la sociología no se concibe ya como una ciencia universal,
su contribución para muchas de las restantes ciencias es significativa. Hay una
tendencia general hacia la interdependencia y se abrió paso a la acumulación de
conocimientos y a la reciprocidad, y ello contribuyó y contribuye al mejor nivel
que presenta el trabajo sociológico desde hace décadas y que permitió su
aceptación creciente por las ciencias ya reconocidas

La CONEXIÓN SOCIOLOGIA-FILOSOFIA es antigua. Durkheim La consideró que


su sociología proponía una solución científica a los principales problemas
suscitados por Kant y Auguste Comte. Weber construyó algunos de sus análisis
basándose en las ideas trazadas desde Kant hasta Nietzsche. En muchos as
pectos Simmel es neokantiano, pero considera seriamente a Marx a pesar de
rechazar el marxismo. Después de la Primera Guerra Mundial y hasta los años
sesenta, la conexión parecía haber desaparecido. Las grandes figuras
sociológicas de la épo ca no mencionan los nombres filosóficos más importantes.
Par sons cita y construye basándose en Durkheim, Weber, Pareto y Alfred
Marshall, pero nunca menciona a Kant, Hegel o Marx. Luego, en los sesenta y
posteriormente, los grandes nombres fi losóficos reaparecieron en las ciencias
sociales. Michel Fou cault se presenta a sí mismo como un fiel nietzscheano al
tiem po que inspirado por muchos sociólogos. Sorprendentemente, el nombre de
Heidegger aparece frecuentemente en los escritos sociológicos contemporáneos.
La fenomenología, el nombre de un movimiento filosófico iniciado en Alemania en
torno a la Primera Guerra Mundial, se convierte en una etiqueta de un movimiento
desarrollado en los años sesenta en California.

Sigue sin escribirse una historia de la conexión entre la filosofía y la sociología.


Este sería un tema interesante en la historia de las ideas.

Mi tesis no habría sorprendido a John Stuart Mill o Karl Marx, Emile Durkheim o
Max Weber. John Maynard Key nes o Fernand Braudel, Paul Lazarsfeld o James
Coleman, y menos aún a Ernest Gellner. También es poco probable que
sorprenda a Raymond Boudon, Robert K. Merton, Albert O. Hirschman, Arthur
Stinchcombe, Charles Tilly. Marvin Ha tris, Nathan Keyfitz, Irving Louis Horowitz,
Amartya Sen o Bruce Trigger. Sin embargo, la tesis tiene que ser refinada y
ejemplificada repetidas veces, porque es ajena tanto a la co rriente principal de la
sociología como a las filosofías domi nantes. En efecto, a los estudiantes de
sociología no se les enseña filosofía y los filósofos rara vez estudian ciencias so
ciales. Estoy afilando el hacha porque el deterioro de su filo es solo comparable a
su importancia. Y también me siento con fuerzas para hacerlo pues he realizado
algo de sociolo gía.

En resumen, la filosofía es relevante para la sociología. Corrección: solo algunas


filosofías lo son, a saber, las que afrontan las problemáticas filosóficas que surgen
en la in vestigación social. Otras, como la filosofia lingüística, son estériles juegos
académicos. Incluso otras, como el decons truccionismo, impiden la investigación
e incluso el debate racional. Una filosofía de la ciencia fecunda desenterrará
presuposiciones críticas, analizará conceptos esenciales, re finará estrategias de
investigación eficaces, elaborará sinte sis coherentes y realistas e incluso
identificará y ayudará a debatir nuevos problemas importantes. Hará inquietantes
preguntas y sugerirá respuestas alentadoras aunque no defi nitivas. En resumen,
ofrecerá crítica constructiva e intuición profunda.

Considérese, por ejemplo, el denominado deorema de Thomas, que en realidad es


un postulado. Afirma que las personas reaccionan al modo en que perciben los
hechos más que a los hechos mismos. Dicho de otro modo, las ac ciones sociales
implican procesos mentales, y las relaciones sociales pasan por las cabezas de
las personas. Esta tesis es cierta porque las personas, a diferencia de las estrellas
y las

PREBACIO

bacterias, actuan basándose en su información, creencias e intereses. Pero se


plantea la pregunta filosófica de si esta te sis apoya el idealismo o por el contrario
es consistente con el realismo. A primera vista, el teorema contradice la tesis de
Durkheim según la cual los hechos sociales son tan reales como los hechos
físicos y, en su lugar, parece respaldar la pretensión constructivista-relativista
según la cual todo lo social es un producto de la mente del observador (o del teo
rico). ¿Cómo pueden los hechos sociales ser al mismo tiem po reales y el
resultado de acciones dirigidas al menos par cialmente por experiencias
subjetivas?

En mi opinión, el modo de averiguar cuál es la interpre tación correcta del


teorema» es observar, o por lo menos imaginar, el modo en que el observador
cientifico medio se comportará para someterla a prueba. Presumiblemente, tra tará
como reales a sus sujetos, les preguntará qué piensan sobre un determinado
hecho social, contrastará sus respues tas con los propios hechos, comprobará si
sus sujetos se comportan de acuerdo con sus creencias y procurará no po ner
palabras en sus bocas. Además, presumiblemente el in vestigador crea en la
posibilidad de dar una explicación ob jetivamente verdadera de las creencias y el
comportamiento de sus sujetos. En resamen, se comporta como un científico
realista y no como un constructivista-relativista ni como un teórico de la elección
racional, ninguno de los cuales se preocupa por las contrastaciones empíricas.

Los realistas sostienen que los hechos sociales son obje tivos -incluso cuando
consistan en invenciones sociales pero también reconocen que los hechos pueden
percibirse de modos diferentes por individuos diferentes. Sostienen tam bién que
todas las ideas se construyen en lugar de encontrar las ya elaboradas: son
constructivistas psicológicos y episte mológicos, aunque no son constructivistas
ontológicos. En resumen, no tiene por qué haber ninguna contradicción entre el
teorema de Thomas y el realismo de Durkheim. Pero el primero si contradice la
tesis holista de Durkheim según la cual los hechos sociales acontecen por encima
de los actores.
Conceptos generales

Los filósofos, como los matemáticos, se especializan en ideas generales. En


concreto, tratan de conceptos hipergene rales, como los de cosa y propiedad,
sistema y componente, espacio y tiempo, cambio y estabilidad, causalidad y casua
lidad, significado y verdad, datos e hipótesis, confirmación y refutación, valor y
norma. Todos estos conceptos filosófi cos y muchos más aparecen en la
sociología. Por consi guiente, su clarificación debiera ser de interés y valor para
los sociólogos, tanto más cuanto que se trata de conceptos tan complicados como
centrales.

Tómese, por ejemplo, el concepto de estructura social. Aunque es central para la


sociología y, de hecho, para todas las ciencias sociales, pocos sociólogos-quizá
ninguno lo han definido en términos claros. En este punto es donde pueden
ayudar los filósofos. Pueden comenzar por advertir que «estructura social» es solo
una especificación de «estructura», por lo que es conveniente comenzar por
aclarar esta última. 

Que es la ciencia

La ciencia como actividad (como investigación) pertenece a la vida social; en


cuanto se la aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la
invención y manu factura de bienes materiales y culturales, la cien cia se convierte
en tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos aparece como la más deslumbrante
y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien
por sí mismo, esto es, como un sistema de ideas establecidas provi sionalmente
(conocimiento científico), y como una actividad productora de nuevas ideas
(investigación científica). Tratemos de caracterizar el cono cimiento y la
investigación científicos tal como se los conoce en la actualidad.

*Los enunciados fácticos confirmados se lla man usualmente "datos empíricos": se


obtienen con ayuda de teorías (por esquemáticas que sean) y son a su vez la
materia prima de la elaboración teórica. Una subclase de datos empíricos es de
tipo cuantitativo; los datos numéricos y métricos se disponen a menudo en tablas,
las más impor tantes de las cuales son las tablas de constantes (tales como las de
los puntos de fusión de las dife rentes sustancias). Pero la recolección de datos y
su ulterior disposición en tablas no es la finalidad principal de la investigación: la
información de esta clase debe incorporarse a teorías si ha de con vertirse en una
herramienta para la inteligencia y la aplicación. ¿De qué sirve conocer el peso
especí fico del hierro si carecemos de fórmulas mediante las cuales podemos
relacionarlo con otras cantida des?

 Analítico, porque la ciencia descompone (pero también compone)


los objetos de estudio.
*En cambio, la investigación científica no se limita a los hechos observados: los
científicos exprimen la realidad a fin de ir más allá de las apariencias; rechazan el
grueso de los hechos percibidos, por ser un mon tón de accidentes; seleccionan
los que consideran que son relevantes; controlan hechos y, en lo posible, los
reproducen. Incluso producen cosas nue vas, desde instrumentos hasta partículas
elementales; obtienen nuevos compuestos químicos, nue vas variedades
vegetales y animales y, al menos en principio, crean nuevas pautas de conducta
individual y social.

*Más aún, los científicos usualmente no acep tan nuevos hechos a menos que
puedan certificar de alguna manera su autenticidad; y esto se hace, no tanto
contrastándolos con otros hechos, cuanto mostrando que son compatibles con lo
que se sabe. Los científicos descartan las imposturas y los tru cos mágicos porque
no encuadran en hipótesis muy generales y fidedignas, que han sido puestas a
prueba en incontables ocasiones. Vale decir, los científicos no consideran su
propia experiencia in dividual como un tribunal inapelable; se fundan, en cambio,
en la experiencia colectiva y en la teo ría.

14) La ciencia es abierta: no reconoce barre ras a priori que limiten el


conocimiento. Si un conocimiento fáctico no es refutable en principio, entonces no
pertenece a la ciencia sino a algún otro campo. Las nociones acerca de nuestro
medio natural o social, o acerca del yo, no son finales: están todas en movimiento,
todas son falibles. Siempre es concebible que pueda surgir una nueva situación
(nuevas informaciones o nuevos trabajos teóricos) en que nuestras ideas, por
firmemente establecidas que parezcan, resulten inadecuadas en algún sentido. La
ciencia carece de axiomas evidentes; incluso los principios más generales y
seguros son postulados que pueden ser corregidos o reemplazados. A
consecuencia del carácter hipotético de los enunciados de leyes y de la naturaleza
perfectible de los datos empíricos, la ciencia no es un sistema dogmático y cerrado
sino controvertido y abierto. O, más bien, la ciencia es abierta como sistema
porque es falible y por consiguiente capaz de progresar. En cambio, puede
argüirse que la ciencia es metodológicamente cerrada, no en el sentido de que las
reglas del método científico sean finales, sino en el sentido de que es
autocorrectiva: el requisito de la verificabilidad de las hipótesis científicas basta
para asegurar el progreso científico. Tan pronto como ha sido establecida una
teoría científica, corre el peligro de ser refutada o, al menos, de que se
circunscriba su dominio. Un sistema cerrado de conocimiento fáctico, que excluya
toda ulterior investigación, puede llamarse sabiduría pero es en rigor un detritus de
la ciencia. El sabio moderno, a diferencia del antiguo, no es tan to un acumulador
de conocimientos como un generador de problemas. Por consiguiente, prefiere los
últimos números de las revistas especializadas a los manuales, aun cuando estos
últimos sean de pósitos de verdad más vastos y fidedignos que aquéllas. El
investigador moderno ama la verdad pero no se interesa por las teorías
irrefutables. Una teoría puede haber permanecido intocada no tanto por su alto
contenido de verdad cuanto porque nadie la ha usado. No se necesita emprender
una investigación empírica para probar la tautología de que ni siquiera los
científicos están casados con solteronas.

Los modernos sistemas de conocimiento cien tífico son como organismos en


crecimiento: mientras están vivos cambian sin pausa. Ésta es una de las razones
por las cuales la ciencia es ética mente valiosa: porque nos recuerda que la
corrección de errores es tan valiosa como el no cometer los, y que probar cosas
nuevas e inciertas es preferible a rendir culto a las viejas y garantidas. La ciencia,
como los organismos, cambia a la vez internamente y debido a sus contactos con
sus vecinos; esto es, resolviendo sus problemas específicos y siendo útil en otros
campos.

 Abierto, en cuanto no es dogmático ni irrefutable o absoluto. El


conocimiento científico no es definitivo, sino cambiante,
dinámico, susceptible de perfeccionamiento.
 Útil, pues la civilización actual es científico-tecnológica. Los
conocimientos científicos son útiles en todos los ámbitos del
desenvolvimiento humano; la tecnología moderna es esen-
cialmente ciencia aplicada a los diferentes requerimientos
individuales y sociales. En resumen – concluye el profesor
Bunge- la ciencia es valiosa como herramienta para domar la
naturaleza y remodelar la sociedad; es valiosa en sí misma, como
la clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es eficaz en el
enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente”.

15) La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión


de herramientas para el bien y para el mal. El conocimiento ordinario se ocupa
usualmente de lograr resulta dos capaces de ser aplicados en forma inmediata;
con ello no es suficientemente verdadero, con lo cual no puede ser
suficientemente eficaz. Cuando se dispone de un conocimiento adecuado de las
cosas es posible manipularlas con éxito. La utilidad de la ciencia es una
consecuencia de su objetividad: sin proponerse necesariamente alcanzar
resultados aplicables, la investigación los provee a la corta o a la larga. La
sociedad moderna paga la investigación porque ha aprendido que la investigación
rinde. Por este motivo, es redundante exhortar a los científicos a que produzcan
conocimientos aplicables: no pueden dejar de hacerlo. Es cosa de los técnicos
emplear el conocimiento cien tífico con fines prácticos, y los políticos y empresa
rios son los responsables de que la ciencia y la tecnología se empleen en
beneficio de la humanidad. Los científicos pueden a lo sumo, aconsejar acerca de
cómo puede hacerse uso racional, eficaz y bueno de la ciencia.
La técnica precientífica era primordialmente una colección de recetas pragmáticas
no entendidas, muchas de las cuales desempeñaban la función de ritos mágicos.
La técnica moderna es, en medida creciente aunque no exclusivamente-, ciencia
aplicada. La ingeniería es física y química aplicadas, la medicina es biología
aplicada, la psiquiatría es psicología y neurología aplicadas; y debiera llegar el día
en que la política se convierta en sociología y economía aplica das.9. La ciencia:
técnica y arte

La investigación científica es legal, pero sus leyes las reglas del método científico-
no son pocas, ni simples, ni infalibles, ni bien conocidas; son, por el contrario,
numerosas, complejas, más o menos eficaces, y en parte desconocidas. El arte de
formular preguntas y de probar respuestas -esto es, el método científico- es
cualquier cosa menos un conjunto de recetas; y menos técnica todavía es la teoría
del método científico. La moraleja es inmediata: desconfiese de toda descripción
de la vía de la ciencia -y en primer lugar de la presente, pero no se descuide
ninguna. La investigación es una empresa multilateral que re quiere el más intenso
ejercicio de cada una de las facultades psíquicas, y que exige un concurso de
circunstancias sociales favorables; por este motivo, todo testimonio personal,
perteneciente a cualquier período, y por parcial que sea, puede echar alguna luz
sobre algún aspecto de la investigación.

A menudo se sostiene que la medicina y otras ciencias aplicadas son artes antes
que ciencias, en el sentido de que no pueden ser reducidas a la simple aplicación
de un conjunto de reglas que pueden formularse todas explícitamente y que
pueden elegirse sin que medie el juicio personal. Sin embargo, en este sentido la
física y la matemática también son artes: ¿quién conoce recetas hechas y seguras
para encontrar leyes de la naturaleza o para adivinar teoremas? Si "arte" significa
una feliz conjunción de experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para
realizar inferencias de tipo no analítico, entonces no sólo son artes la medicina, la
pesquisa criminal, la estrategia militar, la política y la publicidad, sino también toda
otra disciplina. Por consiguiente, no se trata de si un campo dado de la actividad
humana es un arte, sino de si, además, es científico.

La ciencia es ciertamente comunicable; si un cuerpo de conocimiento no es


comunicable, entonces por definición no es científico. Pero esto se refiere a los
resultados de la investigación antes que a las maneras en que éstos se obtienen;
la comunicabilidad no implica que el método científico y las técnicas de las
diversas ciencias especiales puedan aprenderse en los libros: los procedimientos
de la investigación se dominan investigando, y los metacientíficos debieran por
ello practicarlos antes de emprender su análisis. No se sabe de obra maestra
alguna de la ciencia que haya sido engendrada por la aplicación consciente y
escrupulosa de las reglas conocidas del método científico; la investigación
científica es practicada en gran parte como un arte no tanto porque carezca de
reglas cuanto porque algunas de ellas se dan por sabidas, y no tanto porque
requiera una intuición innata cuanto porque exige una gran variedad de
disposiciones intelectuales. Como toda otra experiencia, la investigación puede ser
comprendida por otros pero no es íntegramente transferible; hay que pagar por
ella el precio de un gran número de errores, y por cierto que al contado. Por con
siguiente, los escritos sobre el método científico pueden iluminar el camino de la
ciencia, pero no pueden exhibir toda su riqueza y, sobre todo, no son un sustituto
de la investigación misma, del mismo modo que ninguna biblioteca sobre botánica
puede reemplazar la contemplación de la naturaleza, aunque hace posible que la
contemplación sea más provechosa.

- Objetividad, puesto que la ciencia se basa en los hechos reales y


concretos, no cabe en la ciencia subjetividad o fantasía.
- Racionalidad, porque la ciencia está formada por conceptos, juicios,
razonamientos; se expresa en principios, leyes y teorías. La ciencia es la
mejor expresión de la razón.

el ideal de la objetividad-a saber, la construcción de imágenes de la realidad que


sean verdaderas e impersonales- no puede realizarse más que rebasando los
estrechos límites de la vida cotidiana y de la experiencia privada, abandonando el
punto de vista antropocéntrico, formulando la hipótesis de la existencia de objetos
fisicos más allá de nuestras pobres y caóticas impresiones, y contrastando tales
supuestos por medio de la experiencia intersubjetiva (transpersonal) planeada e
interpretada con la ayuda de teorías. El sentido común no puede conseguir más
que una objetividad limitada porque está demasiado estrechamente vinculado a la
percepción y a la acción, y cuando las rebasa lo hace a menudo en la forma del
mito: sólo la ciencia inventa teorías que, aunque no se limitan a condensar
nuestras experiencias, pueden contrastarse con ésta para ser veri ficadas o
falsadas.

un aspecto de la objetividad que tienen en común el buen sentido y la ciencia es el


naturalismo, o sea, la negativa a admitir entidades no naturales (por ejemplo, un
pensa miento desencarnado) y fuentes o modos de conocimiento no naturales (por
ejemplo, la intuición metafisica). Pero el sentido común, reticente como es ante lo
inobservable, ha tenido a veces un efecto paralizador de la imaginación científica.
La ciencia, por su parte no teme a las entidades inobservables que supone
hipotéticamente, siempre que el con junto hipotético pueda mantenerse bajo su
control: la ciencia, en efecto, tiene medios muy peculiares (pero nada esotéricos ni
infalibles) para someter a contraste o prueba dichos supuestos.

XX Las ciencias formales demuestran o prueban; las ciencias fácticas verifican


(confirman o disconfirman) hipótesis que en su mayoría son provisio nales. La
demostración es completa y final; la ve rificación es incompleta y por ello
temporaria. La naturaleza misma del método científico impide la confirmación final
de las hipótesis fácticas. En efecto, los científicos no sólo procuran acumular
elementos de prueba de sus suposiciones multipli cando el número de casos en
que ellas se cumplen; también tratan de obtener casos desfavorables a sus
hipótesis, fundándose en el principio lógico de que una sola conclusión que no
concuerde con los hechos tiene más peso que mil confirmaciones. Por ello,
mientras las teorías formales pueden ser lle vadas a un estado de perfección (o
estancamiento), los sistemas teóricos relativos a los hechos son esencialmente
defectuosos; cumplen, pues, la con dición necesaria para ser perfectibles. En
conse cuencia, si el estudio de las ciencias formales pue de vigorizar el hábito del
rigor, el estudio de las ciencias fácticas puede inducirnos a considerar el mundo
como inagotable, y al hombre como una empresa inconclusa e interminable.

Las diferencias de método, tipo de enunciados y referentes, que separan las


ciencias fácticas de las formales, impiden que se las examine conjun tamente más
allá de cierto punto. Por ser una fic ción seria, rigurosa y a menudo útil, pero
ficción al cabo, la ciencia formal requiere un tratamientoespecial. En lo que sigue
nos concentraremos en la ciencia fáctica. Daremos un vistazo a las caracte
rísticas peculiares de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad en su estado
actual, con la espe ranza de que la ciencia futura enriquezca sus cua lidades o, al
menos, de que las civilizaciones por venir hagan mejor uso del conocimiento
científico.

El conocimiento científico se basa en conocimientos y experiencias


anteriores, pero no los acepta a priori, ni porque provienen de alguna
autoridad humana por notable que esta sea. Para que un hecho sea
considerado como verdad científica debe ser verificado y comprobado
mediante el método científico. Afirma Bunge:
 
“El conocimiento científico es conocimiento racional, sistemático,
exacto, verificable, pero no infalible.  Es un producto de la actividad
humana en la comunidad social y comunidad científica. Por medio de la
investigación científica el hombre ha alcanzado una reconstrucción
conceptual del mundo, que es cada vez más amplia, profunda y
exacta”.
 
Cualidades del conocimiento científico: objetividad, racionalidad y
sistematicidad.
 
- Sistematicidad, por cuanto la ciencia no es un cuerpo anárquico, o
desorganizado de conocimientos; por el contrario, la ciencia está
integrada por un conjunto orgánico, integrado, sistematizado de
conocimientos.
 
Según Mario Bunge, el conocimiento científico “es fáctico,
trascendente, analítico, especializado, claro y preciso, comunicable,
verificable, metódico, sistemático, general, legal, explicativo,
predictivo, abierto y útil”.
 
 Estos atributos se explican a continuación:
 

 Fáctico, porque parte de hechos reales y objetivos.

El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respeta hasta cierto
punto y siempre vuelve a ellos. La ciencia intenta describir los hechos tales como
son, independientemente de su valor emocional o comercial: la ciencia no poetiza
los hechos ni los vende, si bien sus haza ñas son una fuente de poesía y de
negocios. En todos los campos, la ciencia comienza establecien do los hechos:
esto requiere curiosidad imperso nal, desconfianza por la opinión prevaleciente y
sensibilidad a la novedad.

No siempre es posible, ni siquiera deseable, respetar enteramente los hechos


cuando se los analiza, y no hay ciencia sin análisis, aun cuando el análisis no sea
sino un medio para la recons trucción final de los todos. El físico atómico per turba
el átomo al que desea espiar; el biólogo modifica y puede incluso matar al ser vivo
que anali za; el antropólogo empeñado en el estudio de cam po de una comunidad
provoca en ella ciertas modi ficaciones. Ninguno de ellos aprehende su objeto tal
como es, sino tal como queda modificado por sus propias operaciones; sin
embargo, en todos los casos tales cambios son objetivos, y se presume que
pueden entenderse en términos de leyes: no son conjurados arbitrariamente por el
experimen tador. Más aún, en todos los casos el investigador intenta describir las
características y el monto de la perturbación que produce en el acto del experi
mento; procura, en suma, estimar la desviación o "error" producido por su
intervención activa. Por que los científicos actúan haciendo tácitamente la sup

osición de que el mundo existiría aun en su ausencia, aunque, desde luego, no


exactamente de la misma manera

 Trascendente, porque partiendo de los hechos llega más allá de


ellos, los modifica y transforma para convertirlos en otros nuevos.

El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta hechos, produce


nuevos hechos y los explica. El sentido común parte de los hechos y se atiene
a ellos: a menudo se limita al hecho ais lado, sin ir muy lejos en el trabajo de
correlacio narlo con otros o de explicarlo.
Hay más: el conocimiento científico racionali za la experiencia en lugar de limitarse
a describir la; la ciencia da cuenta de los hechos, no inventa riándolos sino
explicándolos *por medio de hipotesis (en particular, enunciados de leyes) y
sistemas de hipótesis (teorías). Los científicos con jeturan lo que hay tras los
hechos observados, y de continuo inventan conceptos (tales como los de átomo,
campo, masa, energía, adaptación, integra ción, selección, clase social o
tendencia histórica) que carecen de correlato empírico, esto es, que no
corresponden a perceptos, aun cuando presumible mente se refieren a cosas,
cualidades o relaciones existentes objetivamente. No percibimos los cam pos
eléctricos o las clases sociales: conjeturamossu existencia a partir de hechos
experimentables, y tales conceptos son significativos tan sólo en ciertos contextos
teóricos.

Este trascender la experiencia inmediata, este salto del nivel observacional al


teórico, le per mite a la ciencia mirar con desconfianza los enun ciados sugeridos
por meras coincidencias; le per mite predecir la existencia real de cosas y
procesos ocultos a primera vista, pero que instru mentos (materiales o
conceptuales) más potentes pueden descubrir.* Las discrepancias entre las pre
visiones teóricas y los hallazgos empíricos figuran entre los estímulos más fuertes
para edificar teo rías nuevas y diseñar nuevos experimentos. No son los hechos
por sí mismos sino su elaboración teórica y la comparación de las consecuencias
de las teorías con los datos observacionales, la principial fuente del
descubrimiento de nuevos hechos.

 Parte del todo, para llegar a los elementos que lo constituyen en


última instancia; por cierto la ciencia tampoco puede ignorar la
síntesis.
 Especializado, como consecuencia de la cualidad anterior, y del
desarrollo de las ciencias, estas se dividen y especializan cada vez
en nuevas y numerosas disciplinas científicas. (La Biología, una de
las ciencias naturales más dinámicas y progresistas, ha creado en
los años recientes la biología celular, la biología molecular, la
genética, la evolución, la biogeografía, la biofísica, y otras).
 Claro y preciso, ya que la ciencia se expresa mediante un lenguaje
propio, estricto y mediante símbolos, a la vez registra fenómenos
con precisión cada vez mayor.
 Comunicable, dado que no es patrimonio privado, sino que se
ofrece a toda persona que tenga interés y capacidad para enten-
der la ciencia.
 Verificable, a través de la observación y experimentación.
 Metódico, porque no recurre al azar ni a la casualidad; el
conocimiento científico es producto de la investigación
planificada.
 Sistemático, ya que contiene un cuerpo coherente, lógicamente
integrado.
 General, puesto que integra los hechos y casos particulares en
conceptos y principios generales.
 Legal, porque busca establecer leyes de la naturaleza y la cultura
y las aplica.
 Explicativo, por cuanto la ciencia pretende explicar el mayor
número de hechos en término de leyes y principios.
 Predictivo, por cuanto todo conocimiento científico explica un
hecho o fenómeno no solo en el presente, sino en el pasado y en
el futuro, siempre que se presenten similares condiciones.

Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias de la
naturaleza y de la sociedad son la racionalidad y la objetividad. Por conocimiento
racional se entiende:

a) que está constituido por conceptos, juicios y raciocinios, y no por sensaciones,


imágenes, pau tas de conducta, etc. Sin duda, el científico perci be, forma
imágenes (p. ej., modelos visualizables) y hace operaciones; pero tanto el punto
de partida como el punto final de su trabajo son ideas;

b) que esas ideas pueden combinarse de acuerdo con algún conjunto de reglas
lógicas, con el fin de producir nuevas ideas (inferencia deduc tiva). Éstas no son
enteramente nuevas desde un punto de vista estrictamente lógico, puesto que es
tán implicadas por las premisas de la deducción; pero son gnoseológicamente
nuevas en la medida en que expresan conocimientos de los que no se tenía
conciencia antes de efectuarse la deducción;

c) que esas ideas no se amontonan caótica mente o, simplemente, en forma


cronológica, sinoque se organizan en sistemas de ideas, esto es, en conjuntos
ordenados de proposiciones (teorías).

Que el conocimiento científico de la realidad es objetivo, significa:

a) que concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir, que busca alcanzar
la verdad fáctica;

b) que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio


peculiar con los hechos (observación y experimento), intercam bio que es
controlable y hasta cierto punto repro ducible.

Ambos rasgos de la ciencia fáctica, la raciona lidad y la objetividad, están


íntimamente solda dos. Así, por ejemplo, lo que usualmente se verifi ca por medio
del experimento es alguna consecuencia-extraída por vía deductiva de al guna
hipótesis; otro ejemplo: el cálculo no sólo si gue a la observación sino que siempre
es indispen sable para planearla y registrarla. La racionalidad y objetividad del
conocimiento cientí fico pueden analizarse en un cúmulo de caracte rísticas a las
que pasaremos revista en lo que si gue.

3. Inventario de las principales características de la ciencia fácticas


.
*La ciencia es analítica: la investigación. científica aborda problemas
circunscriptos, uno a uno, y trata de descomponerlo todo en elementos (no
necesariamente últimos o siquiera reales). La investigación científica no se plantea
cuestiones tales como "¿Cómo es el universo en su conjunto?", o "¿Cómo es
posible el conocimiento?" Trata, en cambio, de entender toda situación total en
térmi nos de sus componentes; intenta descubrir los elementos que componen
cada totalidad, y las inter conexiones que explican su integración.

Los problemas de la ciencia son parciales y así son también, por consiguiente, sus
soluciones; pero, más aún: al comienzo los problemas son estrechos o es preciso
estrecharlos. Pero, a medida que la investigación avanza, su alcance se amplía.
Los resultados de la ciencia son generales, tanto en el sentido de que se refieren a
clases de objetos. (p. ej.: lluvia), como en el de que están o tienden a ser
incorporados en síntesis conceptuales llama das teorías. El análisis, tanto de los
problemas como de las cosas, no es tanto un objetivo como una herramienta para
construir síntesis teóricas. La ciencia auténtica no es atomista ni totalista, sino
sistémica.

La investigación comienza descomponiendo sus objetos a fin de descubrir el


"mecanismo" in terno responsable de los fenómenos observados. Pero el
desmontaje del "mecanismo" no se detiene cuando se ha investigado la naturaleza
de sus partes; el próximo paso es el examen de la inter dependencia de las partes,
y la etapa final es la tentativa de reconstruir el todo en términos de sus partes
interconectadas. El análisis no acarrea el descuido de la totalidad; lejos de disolver
la integración, el análisis es la única manera conocida de descubrir cómo
emergen, subsisten y se desintegran los todos. La ciencia no ignora la síntesis; lo
que sí rechaza es la pretensión irracionalista de que las síntesis pueden ser
aprehendidas por una intuición especial, sin previo análisis.

4) La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque


analítico de los problemas es la especialización. No obstante la unidad del método
científico, su aplicación depen de, en gran medida, del asunto; esto explica
lamultiplicidad de técnicas y la relativa indepen dencia de los diversos sectores de
la ciencia.

Sin embargo, es menester no exagerar la di versidad de las ciencias al punto de


borrar su uni dad metodológica. El viejo dualismo materia/espí ritu había sugerido
la división de las ciencias en naturwissenschaften, o ciencias de la naturaleza, y
Geisteswissenschaften, o ciencias del espíritu. Pero estos géneros difieren en
cuanto al asunto, a las técnicas y al grado de desarrollo, no así en lo que respecta
al objetivo, método y alcance. Ade más, la división en cuestión es inválida porque
hay ciencias híbridas, es decir, socionaturales, ta les como la psicología, la
antropología, la lingüísti ca y la demografia.

El dualismo razón/experiencia había sugeri do, a su vez, la división de las ciencias


fácticas en racionales y empíricas, que tampoco es adecuada porque todas son a
la vez racionales y empíricas. Menos sostenible aún es la dicotomía ciencias de
ductivas/ciencias inductivas, ya que toda empresa científica-sin excluir el dominio
de las ciencias formales es tan inductiva como deductiva, sin hablar de otros tipos
de inferencia, por ejemplo la analógica.

La especialización no ha impedido la forma ción de campos interdisciplinarios,


tales como la biofísica, la bioquímica, la psicofisiología, la psico logía social, la
teoría de la información, la ciberné tica o la investigación operacional. Con todo, la
especialización tiende a estrechar la visión del científico individual. Un único
remedio ha resultado eficaz contra la unilateralidad profesional, y es una dosis de
filosofía.

5) El conocimiento científico es claro y preciso: sus problemas son distintos, sus


resultados son claros. El conocimiento ordinario, en cambio, usualmente es vago e
inexacto; en la vida diaria nos preocupamos poco por dar definiciones precisas,
descripciones exactas o mediciones afinadas: si éstas nos preocuparan
demasiado, no lograríamos marchar al paso de la vida. La ciencia torna preciso lo
que el sentido común conoce de manera nebulosa; pero, desde luego, la ciencia
es mucho más que sentido común organizado: aunque pro viene del sentido
común, la ciencia constituye una rebelión contra su vaguedad y superficialidad. El
conocimiento científico procura la precisión; nunca está enteramente libre de
vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud; nunca está del to do
libre de error, pero posee una técnica única para encontrar errores y para sacar
provecho de ellos. La claridad y la precisión en ciencia se obtie nen de las
siguientes maneras:

a) los problemas se formulan de manera cla ra; lo primero, y a menudo lo más


difícil, es distin guir cuáles son los problemas; ni hay artillería analítica o
experimental que pueda ser eficaz si no se ubica adecuadamente al enemigo;

b) la ciencia parte de nociones que parecen claras al no iniciado; y las complica,


purifica y eventualmente las rechaza; la transformación pro gresiva de las
nociones corrientes se efectúa inclu yéndolas en esquemas teóricos. Así, por
ejemplo,"distancia" adquiere un sentido preciso al ser in cluida en la geometría
métrica y en la física;

c) la ciencia define la mayoría de sus conceptos: algunos de ellos se definen en


términos de conceptos no definidos o primitivos; otros, de ma nera implícita, esto
es, por la función que desem peñan en un sistema teórico (definición contex tual).

Las definiciones son convencionales, pero no se las elige caprichosamente: deben


ser convenientes y fértiles. (¿De qué vale, por ejemplo, poner un nombre especial
a las muchachas pecosas que estu dian ingeniería y pesan más de 50 kg?) Una
vez que se ha elegido una definición, el discurso restante debe guardarle fidelidad
si se quiere evitar in consecuencias;

d) la ciencia crea lenguajes artificiales inventando símbolos (palabras, signos


matemáticos, símbolos químicos, etc.); a estos signos se les atribuye significados
determinados por medio de re glas de designación (tal como "en el presente con
texto H designa el elemento de peso atómico unitario"). Los símbolos básicos
serán tan simples como sea posible, pero podrán combinarse confor me a reglas
determinadas para formar configuraciones tan complejas como sea necesario (las
leyes de combinación de los signos que intervienen en la producción de
expresiones complejas se llaman re glas de formación);

e) la ciencia procura siempre medir y regis trar los fenómenos. Los números y las
formas geométricas son de gran importancia en el regis tro, la descripción y la
inteligencia de los sucesos y procesos. En lo posible, tales datos debieran dis
ponerse en tablas o resumirse en fórmulas mate máticas. Sin embargo, la
formulación matemática, deseable como es, no es una condición indispensa ble
para que el conocimiento sea científico; lo que caracteriza el conocimiento
científico es la exactitud en un sentido general antes que la exactitud numérica o
métrica, la que es inútil si media la vaguedad conceptual o la inadecuación a la
reali dad. Más aún, la investigación científica emplea, en medida creciente,
capítulos no numéricos y no. métricos de la matemática, tales como la topolo gía,
la teoría de los grupos o el álgebra de las clases, que no son ciencias del número
y de la figura, sino de la relación.

6) El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expresable, no es


privado sino público. El lenguaje científico comunica informa ción a quienquiera
haya sido adiestrado para en tenderlo. Hay, ciertamente, sentimientos oscuros y
nociones difusas, incluso en el desarrollo de la ciencia (aunque no en la
presentación final del trabajo científico); pero es preciso aclararlos antes de poder
estimar su adecuación. Lo que es inefa ble puede ser propio de la poesía o de la
música, no de la ciencia, cuyo lenguaje es informativo y no expresivo o imperativo.
La inefabilidad misma es, en cambio, tema de investigación científica, sea
psicológica o lingüística.

La comunicabilidad es posible gracias a la precisión; y es a su vez una condición


necesaria para la verificación de los datos empíricos y de lashipótesis científicas.
Aun cuando, por motivos co merciales o políticos, se mantengan en secreto du
rante un tiempo algunos trozos del saber, deben ser comunicables en principio
para que puedan ser considerados científicos. La comunicación de los resultados
y de las técnicas de la ciencia no sólo perfecciona la educación general sino que
multiplica las posibilidades de su confirmación o refutación. La verificación
independiente ofrece las máximas garantías técnicas y morales, y aho ra es
posible, en muchos campos, en escala inter nacional. Por esto, los científicos
consideran el se creto en materia científica como enemigo del progreso de la
ciencia; la política del secreto cien tífico es, en efecto, el más eficaz originador del
estancamiento en la cultura, en la tecnología y en la economía, así como una
fuente de corrupción moral.

7) El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la


experiencia. A fin de explicar un conjunto de fenómenos, el científico inventa
conjeturas fundadas de alguna manera en el saber adquirido. Sus suposiciones
pueden ser cautas o audaces, simples o complejas; en todo caso, deben ser
puestas a prueba. El test de las hipótesis fácticas es empírico, esto es,
observacional o experimental. El haberse dado cuenta de esta verdad hoy tan
trillada es la contribución inmortal de la ciencia helenística. En este sentido, las
ideas científicas (incluidos los enunciados de leyes) no son superiores a las
herramientas o a los vestidos: si fracasan en la práctica, fracasan por
entero.suposiciones en cuestión corresponden a los hechos observados o a los
valores medidos.

La verificabilidad hace a la esencia del cono cimiento científico; si así no fuera, no


podría decirse que los científicos procuran alcanzar conocimiento objetivo.

8) La investigación científica es metódica: no es errática sino planeada. Los


investigadores no tantean en la oscuridad: saben lo que buscan y cómo
encontrarlo. El planeamiento de la investi gación no excluye el azar; sólo que, al
hacer un lugar a los acontecimientos imprevistos, es posible aprovechar la
interferencia del azar y la novedad inesperada. Más aún, a veces el investigador
produce el azar deliberadamente. Por ejemplo, para asegurar la uniformidad de
una muestra, y para impedir una preferencia inconsciente en la elección de sus
miembros, a menudo se emplea la técnica de la casualización, en que la decisión
acerca de los individuos que han de formar parte de ciertos grupos se deja librada
a una moneda o a algún otro dispositivo. De esta manera, el investigador pone el
azar al servicio del orden; en lo cual no hay paradoja, porque el acaso opera al
nivel de los individuos, al par que el orden opera en el grupo como totalidad.

Todo trabajo de investigación se funda sobre el conocimiento anterior, y en


particular sobre las conjeturas mejor confirmadas. (Uno de los muchos problemas
de la metodología es, precisamente, averiguar cuáles son los criterios para decidir
si una hipótesis dada puede considerarse razonable-La ciencia fáctica emplea el
método experi mental concebido en un sentido amplio. Este mé todo consiste en el
test empírico de conclusiones particulares extraídas de hipótesis generales (ta les
como "Los gases se dilatan cuando se los ca lienta" o "Los hombres se rebelan
cuando se los oprime"). Este tipo de verificación requiere la ma nipulación, la
observación y el registro de fenóme nos; requiere también el control de las
variables o factores pertinentes; siempre que sea posible de biera incluir la
producción artificial deliberada de los fenómenos en cuestión, y en todos los casos
exige el análisis de los datos obtenidos en el curso de los procedimientos
empíricos. Los datos aisla- dos y crudos son inútiles y no son dignos de con
fianza; es preciso elaborarlos, organizarlos y con frontarlos con las conclusiones
teóricas.mente confirmada, esto es, si el peso que le acuer dan los fundamentos
inductivos y de otro orden basta para conservarla). Más aún, la investigación
procede conforme a reglas y técnicas que han re sultado eficaces en el pasado,
pero que son perfec cionadas continuamente, no sólo a la luz de nuevas
experiencias, sino también de resultas del examen matemático y filosófico. Una de
las reglas de pro cedimiento de la ciencia fáctica es la siguiente: las variables
pertinentes (o que se sospecha que son sensibles) debieran variarse una por vez.

La ciencia fáctica emplea el método experi mental concebido en un sentido amplio.


Este mé todo consiste en el test empírico de conclusiones particulares extraídas
de hipótesis generales (ta les como "Los gases se dilatan cuando se los ca lienta"
o "Los hombres se rebelan cuando se los oprime"). Este tipo de verificación
requiere la ma nipulación, la observación y el registro de fenóme nos; requiere
también el control de las variables o factores pertinentes; siempre que sea posible
de biera incluir la producción artificial deliberada de los fenómenos en cuestión, y
en todos los casos exige el análisis de los datos obtenidos en el curso de los
procedimientos empíricos. Los datos aisla- dos y crudos son inútiles y no son
dignos de con fianza; es preciso elaborarlos, organizarlos y con frontarlos con las
conclusiones teóricas.

El método científico no provee recetas infali bles para encontrar la verdad: sólo
contiene un conjunto de prescripciones falibles (y perfectibles) para el
planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus
resultados, y para el planteo mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en
que la ciencia explora lo des conocido. Subordinadas a las reglas generales del
método científico, y al mismo tiempo en apoyo de ellas, encontramos las diversas
técnicas que se emplean en las ciencias especiales: las técnicas para pesar, para
observar por el microscopio, para analizar compuestos químicos, para dibujar gráfi
cos que resumen datos empíricos, para reunir in formaciones acerca de
costumbres, etc. La ciencia es, pues, esclava de sus propios métodos y técni cas
mientras éstos tienen éxito; pero es libre de multiplicar y de modificar en todo
momento sus reglas, en aras de una mayor racionalidad y obje tividad.

9) El conocimiento científico es sistemático: una ciencia no es un agregado de


informaciones inconexas, sino un sistema de ideas conectadas lógicamente entre
sí. Todo sistema de ideas, caracterizado por cierto conjunto básico (pero refutable)
de hipótesis peculiares, y que procura adecuarse a una clase de hechos, es una
teoría. Todo capítulo de una ciencia especial contiene teorías o sistemas de ideas
que están relacionadas lógicamente entre sí, esto es, que están ordenadas
mediante la relación "implica". (Ejemplo: "Si aumenta la desocupación aumenta el
delito".) Esta conexión entre las ideas puede calificarse de orgánica, en el sentido
de que la sustitución de cualquiera de las hipótesis básicas produce un cambio
radical en la teoría o grupo de teorías. El fundamento de una teoría dada no es un
conjunto de hechos, sino, más bien, un conjunto de principios o hipótesis de cierto
grado de generalidad (y, por consiguiente, de cierta fertilidad lógica). Las
conclusiones (o teoremas) pueden extraer se de los principios, sea en la forma
natural o con ayuda de técnicas especiales que involucran operaciones
matemáticas.
El carácter matemático del conocimiento científico-esto es, el hecho de que es
fundado, ordenado y coherente- es lo que lo hace racional. La racionalidad permite
que el progreso científico se efectúe no sólo por la acumulación gradual de
resultados, sino también por revoluciones. Las revoluciones científicas no son
descubrimientos de nuevos hechos aislados, ni son perfeccionamientos en la
exactitud de las observaciones, sino que con sisten en la sustitución de hipótesis
de gran alcan ce (principios) por nuevos axiomas, y en el reem plazo de teorías
enteras por otros sistemas teóricos. Sin embargo, semejantes revoluciones son a
menudo provocadas por el descubrimiento de nuevos hechos de los que no dan
cuenta las teorías anteriores, aunque a veces se encuentran en el proceso de
comprobación de dichas teorías; y las nuevas teorías se tornan verificables en
muchos casos, merced a la invención de nuevas técnicas de medición de mayor
precisión.

10) El conocimiento científico es general: ubi ca los hechos singulares pautas


generales, los enunciados particulares en esquemas amplios. El científico se
ocupa del hecho singular en la medida en que éste es miembro de una clase o
caso de una ley; más aún, presupone que todo hecho es clasificable y legal. No es
que la ciencia ignore la cosa individual o el hecho irrepetible; lo que igno ra es el
hecho aislado. Por esto la ciencia no se sirve de los datos empíricos que siempre
son singulares como tales; éstos son mudos mien tras no se los manipula y
convierte en piezas de sistemas teóricos.

En efecto, uno de los principios ontológicos que subyacen a la investigación


científica es que la variedad y aun la unicidad en algunos respectos son
compatibles con la uniformidad y la generali dad en otros respectos. Al químico no
le interesa ésta o aquella hoguera, sino el proceso de la com bustión en general;
trata de descubrir lo que com parten todos los singulares. El científico intenta
exponer los universales que se esconden en el seno de los propios singulares; es
decir, no considera los universales ante rem ni post rem sino in re, en la cosa, y no
antes o después de ella. Los escolásti cos medievales clasificarían al científico
moderno como realista inmanentista porque, al descartar los detalles, al procurar
descubrir los rasgos co munes a individuos que son únicos en otros res pectos, al
buscar las variables pertinentes (en par ticular las cualidades esenciales) y las
relaciones constantes entre ellas (las leyes), el científico in tenta exponer la
naturaleza esencial de las cosas naturales y humanas.

El lenguaje científico no contiene solamente términos que designan hechos


singulares y experiencias individuales, sino también términos gene rales que se
refieren a clases de hechos. La gene ralidad del lenguaje de la ciencia no tiene,
sin em bargo, el propósito de alejar a la ciencia de la realidad concreta: por el
contrario, la generaliza ción es el único medio que se conoce para aden trarse en
lo concreto, para apresar la esencia de las cosas (sus cualidades y leyes
esenciales). Con esto, el científico evita en cierta medida las confu siones y los
engaños provocados por el flujo des lumbrador de los fenómenos. Tampoco se
asfixia la utilidad en la generalidad: por el contrario, los esquemas generales de la
ciencia encuadran una cantidad ilimitada de casos específicos, proveen leyes de
amplio alcance que incluyen y corrigen todas las recetas válidas del sentido
común y de la técnica precientífica.

11) El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la


sociedad) y las apli ca. El conocimiento científico inserta los hechos sin gulares en
pautas generales llamadas "leyes natu rales" o "leyes sociales". Tras el desorden
y la fluidez de las apariencias, la ciencia fáctica descubre las pautas regulares de
la estructura y del proceso del ser y del devenir. En la medida en que la ciencia es
legal, es esencialista: intenta llegar a la raíz de las cosas. Encuentra la esencia en
variables perti nentes y en las relaciones invariantes entre ellas.

Hay leyes de hechos y leyes mediante las cua les se pueden explicar otras leyes.
El principio de Arquímedes pertenece a la primera clase; pero a su vez puede
deducirse de los principios generalesde la mecánica; por consiguiente, ha dejado
de ser un principio independiente, y ahora es un teorema deducible de hipótesis
de nivel más elevado. Las leyes de la física proveen la base de las leyes de las
combinaciones químicas; las leyes de la fisiolo gía explican ciertos fenómenos
psíquicos; y las le yes de la psicología y de la sociología pertenecen a los
fundamentos de la economía. Es decir, los enunciados de las leyes se organizan
en una es tructura de niveles.

Ciertamente, los enunciados de las leyes son transitorios; pero ¿son inmutables
las leyes mis mas? Si se consideran las leyes como las pautas mismas del ser y
del devenir, entonces debieran cambiar junto con las cosas mismas; por lo menos,
debe admitirse que, al emerger nuevos niveles, sus cualidades peculiares se
relacionan entre sí mediante nuevas leyes. Por ejemplo, las leyes de la economía
han emergido en el curso de la histo ria sobre la base de otras leyes (biológicas y
psico lógicas) y, más aún, algunas de ellas cambian con el tipo de organización
social.

Por supuesto, no todos los hechos singulares conocidos han sido ya convertidos
en casos particulares de leyes generales; en particular, los suce sos y procesos de
los niveles superiores han sido legalizados sólo en pequeña medida. Pero esto se
debe en parte al antiguo prejuicio de que lo huma no no es legal, así como a la
antigua creencia pitagórica de que solamente las relaciones numéricas merecen
llamarse "leyes científicas". Debiera em plearse el stock íntegro de las
herramientas conceptuales en la búsqueda de las leyes de la mente y de la
cultura; más aún, acaso el stock de que se dispone es insuficiente y sea preciso
inventar herramientas radicalmente nuevas para tratar los fenómenos mentales y
culturales, tal como el naci miento de la mecánica moderna hubiera sido im posible
sin la invención expresa del cálculo infini tesimal.

Pero el ulterior avance en el progreso de la legalización de los fenómenos no


físicos requiere, por sobre todo, una nueva actitud frente al con cepto mismo de
ley científica. En primer lugar, es preciso comprender que hay muchos tipos de
leyes (aun dentro de una misma ciencia), ninguno de los cuales es
necesariamente mejor que los tipos res tantes. En segundo lugar, debiera tornarse
un lu gar común entre los científicos de la cultura el que las leyes no se
encuentran por mera observación y el simple registro, sino poniendo a prueba
hipótesis: los enunciados de leyes no son, en efecto, sino hipótesis confirmadas. Y
¿cómo habríamos de em prender la confección de hipótesis científicas si no
presumiéramos que todo hecho singular es legal?

12) La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y


las leyes en términos de principios. Los científicos no se con forman con
descripciones detalladas; además de indagar cómo son las cosas, procuran
responder a porqués: por qué ocurren los hechos como ocurren y no de otra
manera. La ciencia deduce proposiciones relativas a hechos singulares a partir de
leyes generales, y deduce las leyes a partir de enunciados nomológicos aun más
generales (principios). Por ejemplo, las leyes de Kepler explicaban una colección
de hechos observados del movimiento planetario; y Newton explicó esas leyes
deduciéndolas de principios generales, explicación que permitió a otros
astrónomos dar cuenta de las irregularidades de las órbitas de los planetas, que
eran desconocidas para Kepler.

Solía creerse que explicar es señalar la causa, pero en la actualidad se reconoce


que la explicación causal no es sino un tipo de explicación cien tífica. La
explicación científica se efectúa siempre en términos de leyes, y las leyes
causales no son sino una subclase de las leyes científicas. Hay di versos tipos de
leyes científicas y, por consiguiente, hay una variedad de tipos de explicaciones
científicas: morfológicas, cinemáticas, dinámicas, de composición, de
conservación, de asociación, etcétera.

La historia de la ciencia enseña que las explicaciones científicas se corrigen o


descartan sin cesar. ¿Significa esto que son todas falsas? En la ciencia fáctica, la
verdad y el error no son del todo ajenos entre sí: hay verdades parciales y errores
parciales; hay aproximaciones buenas y otras malas. La ciencia no obra como
Penélope, sino que emplea la tela tejida ayer. Las explicaciones científicas no son
finales pero son perfectibles.

13) El conocimiento científico es predictivo: trasciende la masa de los hechos de


experiencia, imaginando cómo puede haber sido el pasado y cómo podrá ser el
futuro. La predicción es, en primer lugar, una manera eficaz de poner a prueba las
hipótesis; pero también es la clave del control o aun de la modificación del curso
de los acontecimientos. La predicción científica, en contraste con la profecía, se
funda sobre leyes y sobre informaciones específicas fidedignas, relativas al estado
de cosas actual o pasado. No es del tipo "Ocurrirá e", sino más bien de este otro:
"Ocurrirá e (de la clase E) siempre que suceda c (de la clase C), pues todo hecho
de clase C es acompañado o seguido de un hecho de clase E".

La predicción científica se caracteriza por su perfectibilidad antes que por su


certeza. Más aún, las predicciones que se hacen con la ayuda de re glas
empíricas son a veces más exactas que las predicciones penosamente elaboradas
con herramientas científicas (leyes, informaciones específicas y deducciones); tal
es el caso, con frecuencia, de los pronósticos meteorológicos, de la prognosis
médica y de la profecía política. Pero, en tanto que la profecía no es perfectible y
no puede usarse para poner a prueba hipótesis, la predicción es perfectible y, si
falla, nos obliga a corregir nuestras suposiciones, alcanzando así una inteligencia
más profunda. Por esto la profecía exitosa no es un aporte al conocimiento teórico,
en tanto que la predicción científica fallida puede contribuir a él.

Puesto que la predicción científica depende de leyes y de ítems de información


específica, puede fracasar por inexactitud de los enunciados de las leyes o por
imprecisión de la información disponible. (También puede fallar, por supuesto,
debido a errores cometidos en el proceso de inferencia lógica o matemática que
conduce de las premisas [le yes e informaciones] a la conclusión [enunciado
predictivo]). Una fuente importante de fallas en la predicción es el conjunto de
suposiciones acerca de la naturaleza del objeto (sistema físico, organismo vivo,
grupo social, etc.) cuyo comportamiento ha de predecirse. Por ejemplo, puede
ocurrir que creamos que el sistema en cuestión está suficientemente aislado de
las perturbaciones exteriores, cuando en rigor éstas cuentan a la larga; dado que
la aislación es una condición necesaria de la descripción del sistema con ayuda de
un puñado de enunciados de leyes, no debiera sorprender que sea tan difícil
predecir el comportamiento de sistemas abiertos tales como el océano, la
atmósfera, el ser vivo o la economía.

Puesto que la predicción científica se funda en leyes científicas, hay tantas clases
de predicciones como clases de enunciados nomológicos. Algunas leyes nos
permiten predecir resultados individuales, aunque no sin error si la predicción se
refiere al valor de una cantidad. Otras leyes, inca paces de decirnos nada acerca
del comportamiento de los individuos (átomos, personas, etc.) son en cambio la
base para la predicción de algunas tendencias globales y propiedades colectivas
de colecciones numerosas de elementos similares: son las leyes estadísticas. Las
leyes sociales son de este tipo; por esto es casi imposible la predicción de los
sucesos individuales en el campo de la historia, pudiendo preverse solamente el
curso general de los acontecimientos.

1.1. CONOCIMIENTO: ORDINARIO Y CIENTÍFICO

Una investigación científica arranca con la percepción de que el acervo de


conocimiento disponible es insuficiente para manejar determinados problemas. No
empieza con un borrón y cuenta nueva, porque la investigación se ocupa de
problemas, y no es posible formular una pregunta -por no hablar ya de darle
respuesta fuera de algún cuerpo de conocimiento: sólo quienes ven pueden darse
cuenta de que falta algo.

Parte del conocimiento previo de que arranca toda investigación es conocimiento


ordinario, esto es, conocimiento no especializado, y parte de él es conocimiento
cientifico, o sea, se ha obtenido mediante el método de la ciencia y puede volver a
someterse a prueba, enriquecerse y, llegado el caso, superarse mediante el
mismo método. A medida que progresa, la investigación corrige o hasta rechaza
porciones del acervo del conocimiento ordinario. Así se enriquece este último con
los resultados de la ciencia: parte de! sentido común de hoy dia es resultado de la
investigación científica de ayer. La ciencia, en resolución, crece a partir del
conocimiento común y le rebasa con su crecimiento: de hecho, la investigación
cientifica empieza en el lugar mismo en que la experiencia y el conocimiento
ordinarios dejan de resolver problemas o hasta de plantearlos.

La ciencia no es una mera prolongación ni un simple afinamiento del conocimiento


ordinario, en el sentido en que el microscopio, por ejemplo, amplia el ámbito de la
visión. La ciencia es un conocimiento de naturaleza especial: trata primariamente,
aunque no exclusivamente, de acaecimientos inobservables e insospechados por
el lego no educado; tales son, por ejemplo, la evolución de las estrellas y la
duplicación de los cromo somas: la ciencia inventa y arriesga conjeturas que van
más allá del conocimiento común, tales como las leyes de la mecánica cuántica o
las de los reflejos condicionados; y somete esos supuestos a contrastación con la
experiencia con ayuda de técnicas especiales, como la espectroscopia o el control
del jugo gástrico, técnicas que, a su vez, requieren teorías especiales.

Consiguientemente, el sentido común no puede ser juez autorizado de la ciencia, y


el intento de estimar las ideas y los procedimientos científicos a la luz del
conocimiento común u ordinario exclusivamente es descabellado: la ciencia
elabora sus propios cánones de validez y, en muchos temas, se encuentra muy
lejos del conocimiento común, el cual va convirtiéndose progresivamente en
ciencia fósil. Imaginémonos a la mujer de un fisico rechazando una nueva teoría
de su marido sobre las partículas elementales porque esa teoria no es intuitiva, o a
un biólogo que se aferrara a la hipótesis de la naturaleza hereditaria de los
caracteres adquiridos simplemente porque esa hipótesis coincide con la
experiencia común por lo que hace a la evolución cultural. Parece estar clara la
conclusión que deben inferir de todo eso los filósofos: no intentemos reducir la
ciencia a conocimiento común, sino aprendamos algo de ciencia antes de filosofar
sobre ella.

La discontinuidad radical entre la ciencia y el conocimiento común en numerosos


respectos y, particularmente por lo que hace al método, no debe, de todos modos,
hacer nos ignorar su continuidad en otros respectos, por lo menos si se limita el
concepto de conocimiento común a las opiniones sostenidas por lo que se suele
llamar sano sentido común o, en otras lenguas, buen sentido. Efectivamente, tanto
el sano sentido común cuanto la ciencia, aspiran a ser racionales y objetivos: son
críticos y aspiran a coherencia (racionalidad), e intentan adaptarse a los hechos en
vez de permitirse especulaciones sin con trol (objetividad).

Pero el ideal de racionalidad, a saber, la sistematización coherente de enunciados


fundados y contrastables, se consigue mediante teorías, y éstas son el núcleo de
la ciencia, más que del conocimiento común, acumulación de piezas de
información laxamente vinculadas
Una consecuencia de la vigilancia crítica y de la recusación naturalista de los
modos de conocimientos esotéricos es el falibilismo, o sea, el reconocimiento de
que nuestro conocimiento del mundo es provisional e incierto-lo cual no excluye el
progreso científico, sino que más bien lo exige. Los enunciados cientificos, igual
que los de la experiencia común, son opiniones, pero opiniones ilustradas
(fundadas y contrastables) en vez de dicta arbitrarios o charlas insusceptibles de
contrastación o prueba. Lo único que puede probarse hasta quedar más allá de
toda duda razonable son o bien teoremas de la lógica y la matemática, o bien
enunciados fácticos triviales (particulares y de observación) como "este volumen
es pesado".

Los enunciados referentes a la experiencia inmediata no son esencialmente


incorregibles, pero rara vez resultan dignos de duda: aunque son también
conjeturas, en la práctica los manejamos como si fueran certezas. Precisamente
por esa razón son cientificamente irrelevantes: si puede manejarlos de un modo
suficiente el sentido común, ¿por qué apelar a la ciencia? Ésta es la razón por la
cual no existe una ciencia de la mecanografia ni de la conducción de automóviles.
En cambio, los enunciados que se refieren a algo más que la experiencia
inmediata son dudosos y, por tanto, vale la pena someterlos varias veces a
contrastación y darles un fundamento. Pero en la ciencia la duda es mucho más
creadora que paralizadora: la duda estimula la investigación, la búsqueda de ideas
que den razón de los hechos de un modo cada vez más adecuado. Así se produce
un abanico de opiniones científicas de desigual peso: unas de ellas están mejor
fundadas y más detalladamente contrastadas que otras. Por eso el escéptico tiene
razón cuando duda de cualquier cosa en particular, y yerra cuando duda de todo
en la misma medida.

Dicho brevemente: las opiniones científicas son racionales y objetivas como las
del sano sentido común: pero mucho más que ellas. ¿Y qué es entonces -si algo
hay-lo que da a la ciencia su superioridad sobre el conocimiento común? No,
ciertamente, la sustancia o tema, puesto que un mismo objeto puede ser
considerado de modo no científico, o hasta anticientifico, y según el espíritu de la
ciencia. La hipnosis, por ejemplo, puede estudiarse de un modo acientífico, como
ocurre cuando se describen casos sin la ayuda de la teoria ni del experimento.
También puede considerarse como un hecho super-normal o hasta sobrenatural,
que no implica ni a los órganos de los sentidos ni al sistema nervioso, o sea, como
resultado de una acción directa de mente a mente. Por último, puc de plantearse
el estudio de la hipnosis cientificamente, esto es, construyendo conjeturas acerca
del mecanismo fisiológico subyacente al comportamiento hipnótico y controlan do
o contrastando dichas hipótesis en el laboratorio. En principio, pues, el objeto o
tema no es lo que distingue a la ciencia de la no-ciencia, aunque algunos
problemas determina dos-por ejemplo, el de la estructura de la materia-dificilmente
puedan formularse fuera de un contexto científico.

Si la "sustancia" (objeto) no puede ser lo distintivo de toda ciencia, entonces tienen


que serlo la "forma" (el procedimiento) y el objetivo: la peculiaridad de la ciencia
tiene

que consistir en el modo como opera para alcanzar algún objetivo determinado, o
sea, en

el método cientifico y en la finalidad para la cual se aplica dicho método.


(Prevención:

'imétodo cientifico' no debe construirse como nombre de un conjunto de


instrucciones

mecánicas e infalibles que capacitaran al científico para prescindir de la


imaginación; no

debe interpretarse tampoco como una técnica especial para el manejo de


problemas de

cierto tipo). El enfoque cientifico, pues, está constituido por el método científico y
por el

objetivo de la ciencia. Echemos un vistazo al enfoque científico, pero no sin aplicar


antes nuestras capacidades a alguno de los siguientes problemas.

1.4. LAS RAMAS DE LA CIENCIA

Diferenciando entre el método general de la ciencia y los métodos especiales de


las ciencias particulares hemos aprendido lo siguiente: primero, que el método
científico es un modo de tratar problemas intelectuales, no cosas, ni instrumentos,
ni hombres; consecuentemente, puede utilizarse en todos los campos del
conocimiento. Segundo, que la naturaleza del objeto en estudio dicta los posibles
métodos especiales del tema o campo de investigación correspondiente: el objeto
(sistema de problemas) y la técnica van de la mano. La diversidad de las ciencias
está de manifiesto en cuanto que atendemos a sus objetos y sus técnicas; y se
disipa en cuanto que se llega al método general que subyace a aquellas técnicas.

La diferencia primera y más notable entre las varias ciencias es la que se presenta
entre ciencias formales y ciencias fácticas, o sea, entre las que estudian ideas y
las que estu dian hechos. La lógica y la matemática son ciencias formales: no se
refieren a nada que se encuentre en la realidad, y, por tanto, no pueden utilizar
nuestros contactos con la realidad para convalidar sus fórmulas. La fisica y la
psicología se encuentran en cambio entre las ciencias fácticas: se refieren a
hechos que se supone ocurren en el mundo, y, consiguientemente, tienen que
apelar a la experiencia para contrastar sus fórmulas.

Así, la fórmula "x es azul", o, para abreviar, "4(x), es verdadera de ciertas cosas, o
sea se convierte en una determinada proposición verdadera si se da como valor a
la variable x el nombre de algo que efectivamente sea azul, como el Mar Egeo; y
es falsa de muchas otras cosas, o sea, se convierte en una proposición falsa para
la mayoría de otros valores asignables a la variable de objeto x. Por otro lado, "x
es azul y x no es azul", o "A(x) & -A(x)", para abreviar, es falsa para todo valor de
x, es decir, en toda circunstancia. Por tanto, su negación, "No ocurre que x es azul
y x no es azul", es verdadera, y su verdad es independiente de los hechos; en
particular, no depende de la experiencia (la región fáctica de la que participa el
hombre). Dicho brevemente: "4(x)" es el esqueleto o forma de una idea făctica (si
mantenemos la interpretación del predicado "4" como pre dicado que designa la
propiedad de ser azul). Por otro lado, "[4(x) & -4(x)]" (léase: "No ocurre que x es dy
x no es 4") es la estructura de una idea formal, una verdad lógica en este caso: su
valor veritativo no depende de los valores particulares que pueda tomar x; aún
más: es independiente de la interpretación que podamos dar al signo 'A'.

La lógica se interesa, entre otras cosas, por la estructura de las ideas factuales y
formales; pero mientras que en el primer caso la lógica es insuficiente para hallar
valores veritativos, en el último caso la lógica y/o la matemática se bastan para
convalidar o in validar cualquier idea de este tipo puro. En resolución: la ciencia
formal es autosuficiente por lo que hace al contenido y al método de prueba,
mientras que la ciencia făctica depende del hecho por lo que hace al contenido o
significación, y del hecho experiencial para la convalidación. Esto explica por qué
puede conseguirse verdad formal completa, mientras que la verdad fáctica resulta
tan huidiza.

Puede decirse que el tema propio de la ciencia formal es la forma de las ideas.
Otra caracterización equivalente de la ciencia formal consiste en decir que se
refiere a las fórmulas analíticas, esto es, a fórmulas que pueden convalidarse por
medio del mero análisis racional. Considérese, por ejemplo, el enunciado según el
cual, si A y B son conjuntos, entonces, si / está incluido propiamente en B. B no
está incluido en 4. La verdad de este enunciado no depende del tipo de conjunto
considerado, ni se establece mediante el estudio de conjuntos de objetos reales: la
fórmula pertenece a la teoría de conjuntos abstractos (no descritos): es puramente
formal y, consiguientemente, universal, esto es, aplicable siempre que se trate de
conjuntos, tipos, especies, ya sean de números o de plantas. Hay diversos
géneros de fórmulas analiticas. Para nuestro actual interés las más importantes
son las que resultan verdaderas (o falsas) en virtud de su forma lógica, y las que
son verdaderas (o falsas) a causa de las significaciones de los simbolos presentes
en ellas. El primer conjunto-el de la analiticidad sintáctica- puede ejemplificarse
por: "Six, y, z son números, entonces, six-y, x+z=y+z". El segundo-analiticidad
semántica-puede ejemplificarse por la frase "Fórmulas sintéticas son todas y sólo
las fórmulas que no son analiticas". La ciencia formal no contiene más que
fórmulas analíticas, mientras que la ciencia factual contiene, además de esas,
formulas sintéticas, o sea, fórmulas que no pueden ser convalidadas sólo por la
nuda razón.

La clara dicotomia entre ciencia formal y ciencia fáctica no debe ocultarnos el


hecho de que el conocimiento conceptual de cualquier género (a diferencia de los
hábitos, las habilidades y otros tipos de conocimiento no-conceptual) consiste en
ideas: la lógica es un conjunto de ideas igual que lo es la fisica teórica. Todas las
ideas, por concreta que sea su referencia, tienen alguna forma determinada. Así,
la forma de "x es azul" es la misma que la de "x es primo", o sea, un esquema
sujeto-predicado: "P(x)". Análogamente, "x es más amable que y" y "x es mayor
que y" contienen un predicado binario o diádico: ambas son esquemas de la forma
"L(x, y)", o, más precisamente, "x>y". Además, toda fórmula dada, cualquiera que
sea su contenido, puede transformarse en una fórmula lógicamente equivalente:
así, el simple enunciado p puede convertirse, sin ganar ni perder nada, en --p
(doble negación), en p & ty en pv-r, si 'f' es una tautologia cualquiera (una iden
tidad lógica). La forma lógica de una proposición es independiente de su
contenido. Así, por ejemplo, una variable proposicional p puede interpretarse en
una infinidad de mane ras. Y una identidad lógica, o tautología, tal como-(p e-p),
carece de contenido, ya que vale en todas las circunstancias. Por consiguiente, la
lógica nada puede decir acerca del mundo: carece de compromiso ontológico. En
cambio, nada razonable puede decirse acerca del mundo a menos que se respete
la lógica. Esto es así no sólo porque la lógica regula el razonamiento, sino también
porque el contenido depende de la forma. En efecto, lejos de ser arbitraria, la
interpretación de una fórmula está constreñida por su estructura. Por ejemplo, 'x
<y' puede interpretarse como 'x está debajo de y', pero no como ¹x está abajo, ni
como 'x yace entre y y z'. En resumen, la lógica marcha por su cuenta, pero
provee andamios prefabricados para construir cualquier idea acerca de cualquier
cosa. Lo mismo vale para la matemática. Como toda fórmula tiene una u otra
forma lógica -y a veces no es nada más que una forma lógica- podemos
esperamos que en todo el cuerpo de la ciencia aparecerán fibras de ciencia
formal, aunque no resulten al principio muy visibles. La rigidez que en un momento
dado pueda tener el cuerpo del conocimiento se debe a las estructuras lógicas y
matemáticas incorporadas a él, más que a los hechos que estudie o a la evidencia
por cuyo medio se estimen sus pretensiones de verdad. Pues, en definitiva, el
conocimiento científico de los hechos es siempre parcial, indirecto, incierto y
corregible, mientras que las formas están hechas por nosotros mismos, y
podemos congelarlas. Dicho brevemente: toda la dura resistencia que se
encuentre en la ciencia arraiga en su estructura formal: los datos y las hipótesis
son maleables, es decir, corregibles.

De esto no se sigue que los hechos objetivos sean blandos y deformables,


alterables a voluntad: para bien o para mal, la mayoría de los hechos no son
cambiables a gusto. Lo que se sigue es que la ciencia factual presupone y
contiene ciertas teorías formales que no somete a discusión ni puede someter a
duda, porque los hechos son irrelevantes res pecto de las ideas puras. (Pero
tampoco se sigue de esta situación que las teorías formales sean incorregibles: se
perfeccionan constantemente en sus propios contextos forma les-pero no como
resultado de algún esfuerzo por intentar que concuerden mejor con los hechos-;
por tanto, no con los mismos métodos especiales de la ciencia factual.) En reso
lución: lógicamente-aunque no psicológicamente- la ciencia fáctica presupone la
ciencia formal. (Trataremos esto más despacio en las secciones 5.9 y 15.6.)
Dentro de la ciencia formal pueden intentarse varias ordenaciones; pero como
nuestro tema es la ciencia factual, no nos interesaremos por esta cuestión.
Respecto de la ciencia factual adoptaremos la ordenación expuesta en el siguiente
diagrama. El diagrama parece metodológicamente consistente, en el sentido de
que sugiere las disciplinas presupuestas por cualquier ciencia. Pero son posibles
otras ordenaciones, y los trazados de limites entre disciplinas contiguas son
siempre algo nebulosos y de escasa utilidad. Además, seria in sensato insistir
mucho en el problema de la clasificación de las ciencias, que en otro tiempo fue
pasatiempo favorito de los filósofos y hoy no pasa de ser pejiguera para la
administración de la actividad científica y para los bibliotecarios. Nos espera otro
tema más interesante: el objetivo de la investigación.

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