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GUIA DE TRABAJO

1-INTRODUCCIÓN
Nuestro acercamiento al estudio de esta temática está relacionado con un interés profundo por
el pueblo egipcio y su historia. En una mirada general estudiaremos la estructura de la
sociedad egipcia, y particularmente centraremos nuestro campo de investigación en los
escribas.

2-FUNDAMENTACIÓN
Para acercarnos a la realidad de los escribas basamos nuestro estudio en el análisis de “La
sátira de los oficios”, también llamada Instrucciones de Dua-Jeti, es una obra literaria de tipo
didáctico del Antiguo Egipto, datada circa 2400 a. C. Pertenece al género Sebayt, y está escrita
por el escriba Dua-Jeti para su hijo Pepi. CORREGIR

Sebayt (transcripción: sb.yt)1 es un género literario desarrollado en el Antiguo Egipto. La


palabra significa literalmente enseñanzas o instrucciones y se refiere a las enseñanzas éticas y
cívicas que se centraban en la «forma de vivir la verdad». 2 Estos textos no mantienen una
forma literaria fija, les une la finalidad: la instrucción.3

3-FUENTE
Describe un cierto número de profesiones con una luz exageradamente negativa, resaltando
las ventajas de la del escriba:
Es la mejor de las profesiones.
No hay nada igual en todo el país.
¡Dedicaos en cuerpo y alma a los libros!
¡No hay nada mejor que los libros!
Mirad, no existe profesión sin jefe.
Excepto la de escriba. Él es el jefe.
Se considera generalmente como una sátira. El texto ha sobrevivido en su totalidad en el papiro
Sallier II escrito durante la dinastía XIX, que se encuentra en el Museo Británico. También se
guardan allí otros fragmentos, así como en el Louvre, la biblioteca Morgan Library y otras
instituciones. Era uno de los textos más frecuentemente copiados por los estudiantes durante
las dinastías XIX y XX.
Nos presenta un interesante panorama de varias actividades artesanales o manuales que
tienen una función importante en la economía egipcia EL campesino, el albañil, el herrero, etc.
Aunque este documento es el más popular de todos, la literatura egipcia ofrece bastantes
ejemplos de exaltaciones al oficio del escriba que llegan a constituir casi un género propio.
Sponian un ejercicio didáctico y de mentalización en las escuelas y una manifestación
esplendida del papel del escriba en la sociedad egipcia. El texto se inscibe dentro de la
creación literaria propagandística surgida durante el apogeo del Imperio Medio para apoyar la
gran Reforma administrativa y del gobierno del país que puso en marcha la XII Dinastia que
requería el fortalecimiento de una clase funcional (o sea de formación de escribas) como
soporte de la gestión del país y su articulación con el centro del poder que constituía el
soberano.

4-Ubicación geográfica
El territorio que ocupaba Egipto antiguo estaba constituido por una estrecha y larga franja
correspondiente al valle del río Nilo, en el noreste de África. Este río nace en los lagos Victoria
y Alberto y desemboca en forma de delta en el mar Mediterráneo. Tan solo 60 kilómetros de
ancho y 1200 kilómetros de largo constituían este valle de tierras fértiles rodeado en gran parte
por el desierto del Sáhara.
El Antiguo Egipto fue una civilización que surgió al agruparse los asentamientos situados en las
riberas del cauce medio y bajo del río Nilo. Tuvo tres épocas de esplendor en los periodos
denominados por los historiadores: Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo.
Alcanzaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta la isla Elefantina (la actual Asuán, junto a la
primera catarata del Nilo, en el sur), llegando a tener influencia desde el Éufrates hasta Gebel
Barkal, en la cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su territorio también
abarcó, en distintos periodos, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península
del Sinaí y un gran territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, fue
dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte, respectivamente.
Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el África
nororiental y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo.
El Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia, ya que éste permitía el
aprovechamiento de los recursos y ofrecía una significativa ventaja sobre otros oponentes:
el légamo fértil depositado a lo largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales
significó para los egipcios el practicar una forma de agricultura menos laboriosa que en otras
zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo y recursos al desarrollo cultural,
tecnológico y artístico. 
La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de
una literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos
naturales y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación de la fértil cuenca del Nilo y la
explotación minera del valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de
proyectos colectivos como las grandes obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de
África del este y central y con las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío militar
capaz de derrotar a cualquier enemigo, y que mantuvieron una hegemonía imperial y la
dominación territorial de civilizaciones vecinas en diversos períodos. La motivación y la
organización de estas actividades estaba encomendada a una burocracia de élite sociopolítica
y económica, los escribas, bajo el control del Faraón, un personaje semidivino, perteneciente a
una sucesión de dinastías, que garantizaba la cooperación y la unidad del pueblo egipcio en el
contexto de un elaborado sistema de creencias religiosas.

5-Épocas

Imperio Medio (c. 2050 - 1800 a. C.)


Se considera que se inicia con la reunificación de Egipto bajo Mentuhotep II. Es un periodo de
gran prosperidad económica y expansión exterior, con faraones pragmáticos y emprendedores.
Este periodo lo conforma el final de la dinastía XI y la XII.
Se realizaron ambiciosos proyectos de irrigación en el El Fayum, para regular las grandes
inundaciones del Nilo, desviándolo hacia el lago Moeris (El Fayum). También se potenciaron
las relaciones comerciales con las regiones circundantes: africanas, asiáticas y mediterráneas.
Las representaciones artísticas se humanizaron, y se impuso el culto al diosAmón. A mediados
de 1800 a. C., los dirigentes hicsos vencieron a los faraones egipcios; lo que comenzó como
una migración paulatina de libios y cananeos hacia el delta del Nilo, se transformó con el
tiempo en conquista militar de casi todo el territorio egipcio, originando la caída del Imperio
Medio. Los hicsos vencieron porque poseían mejores armas, y supieron utilizar el factor
sorpresa.
Segundo Periodo Intermedio (c. 1800 - 1550 a. C.)
Durante gran parte de este periodo dominaron Egipto los gobernantes hicsos, jefes de pueblos
nómadas de la periferia, especialmente libios y asiáticos, que se establecieron en el delta, y
tuvieron como capital la ciudad de Avaris. Finalmente, los dirigentes egipcios de Tebas
declararon la independencia, siendo denominados la dinastía XVII. Proclamaron la "salvación
de Egipto" y dirigieron una "guerra de liberación" contra los hicsos. Fueron las dinastías XIII a
XVII, parcialmente coetáneas.

Imperio Nuevo (c. 1550 - 1070 a. C.)


Es un periodo de gran expansión exterior, tanto en Asia —donde llegan al Éufrates— como
en Kush (Nubia). La dinastía XVIII comenzó con una serie de faraones guerreros,
desde Amosis I hasta Tutmosis III yTutmosis IV. Bajo Amenofis III se detuvo la expansión y se
inició un período de paz interna y externa.
Después de un período de debilidad monárquica, llegaron al poder las castas militares,
la dinastía XIX, oRamésida, que, fundamentalmente bajo Sethy I y Ramsés II, se mostró
enérgica contra los expansionistas reyes Hititas.
Durante los reinados de Merenptah, sucesor de Ramsés II, y Ramsés III, de la dinastía XX,
Egipto tuvo que enfrentarse a las invasiones de los Pueblos del Mar, originarios de diversas
áreas del Mediterráneo oriental (Egeo, Anatolia), y de los libios.
Los faraones del Imperio Nuevo se inició una campaña de construcción a gran escala para
promover el dios Amón, cuyo creciente culto se basaba en Karnak. También construyeron
monumentos para glorificar a sus propios logros, tanto reales como imaginarios. El faraón
Hatshepsut utilizado tal hipérbole y la grandeza durante su reinado de casi veinte y dos años.
Su reinado fue muy exitosa, marcada por y largo período de paz y la creación de riqueza,
expediciones comerciales a Punt, la restauración de las redes de comercio exterior, grandes
proyectos de construcción, incluyendo un elegante templo funerario que rivalizaba con la
arquitectura griega de mil años más tarde, un par de obeliscos colosal, y una capilla en Karnak.
A pesar de sus logros, el heredero al sobrino-hijastro deHatshepsut, Tutmosis III, Amenhotep II,
trató de borrar su legado hacia el final del reinado de su padre y de toda su, haciendo alarde de
muchos de sus logros como la suya. Él también intentó cambiar muchas tradiciones
establecidas que se habían desarrollado a lo largo de los siglos, algunos sugieren que fue un
intento inútil de evitar que otras mujeres de convertirse en faraón y frenar su influencia en el
reino.
Alrededor de 1350 aC, la estabilidad del Imperio parecía amenazado, aún más
cuando Amenhotep IVascendió al trono e instituyó una serie de reformas radicales, que
tuvieron resultado caótico. Cambiando su nombre por el de Ajenatón, promocionó la hasta
entonces oscura deidad solar Atóncomo la deidad suprema, iniciando una reforma religiosa
tendente al monoteísmo. En parte, el monoteísmo de Ajenatón fue un producto abortado del
absolutismo real; los viejos dioses habían desaparecido, pero el rey mantenía —para su propio
beneficio político— su papel tradicional como mediador entre los hombres y los deseos del
nuevo dios. El faraón suprimió el culto a la mayoría de las demás deidades y atacó el poder del
templo que había sido dominado por los sacerdotes de Amón en Tebas, a quienes veía como
corruptos. Al mover el capital a la nueva ciudad de Akhet-Atón (actual Amarna), Akhenatón hizo
oídos sordos a los acontecimientos en el Cercano Oriente (donde los hititas, Mitanni y los
asirios se disputaban el control) y se concentró únicamente en la nueva religión. La nueva
filosofía religiosa conllevó un nuevo estilo artístico, que resaltaba la humanidad del rey por
encima de la monumentalidad.
Después de su muerte, el culto de Atón fue abandonada rápidamente, los sacerdotes de Amón
pronto recuperaron el poder y devolvieron la capital a Tebas. Bajo su influencia los faraones
posteriores —Tutankhamon, Ay y Horemheb— intentaron borrar toda mención de la herejía
de Akenatón, ahora conocido como el Período de Amarna.
Alrededor de 1279 AC ascendió al trono Ramsés II, también conocido como el Grande. El suyo
sería el reinado más largo de la historia egipcia; llegaría construir más templos, construir más
estatuas y obeliscos, y engendrar más hijos que cualquier otro faraón de la historia. Audaz líder
militar, Ramsés II condujo su ejército contra los hititas en la Batalla de Kadesh (en la actual
Siria); después de llegar a un punto muerto, finalmente aceptó un tratado de paz con el reimo
hitita. Es el tratado de paz más antiguo registrado, en torno a 1258 antes de Cristo. Egipto se
retiró de la mayor parte de sus posesiones asiáticas después de esto, dejando a los hititas a
competir sin éxito con el creciente poder de un resurgimiento de Asiria y los recién llegados
frigios.
La riqueza de Egipto, sin embargo, se había convertido en un objetivo tentador para la invasión;
en particular, para los libios bereberes del oeste y losPueblos de Mar, que formaban parte de la
poderosa confederación de piratas griegos del mar Egeo. Inicialmente, el ejército fue capaz de
repeler las invasiones, pero Egipto terminó por perder el control de sus territorios en el sur de
Siria y Palestina, que en gran parte cayeron en poder de los asirios y los hititas. El impacto de
las amenazas externas se vio agravada por problemas internos como la corrupción, el robo de
las tumbas reales y los disturbios civiles. Después de recuperar su poder, los sumos
sacerdotes del templo de Amón en Tebas habían acumulado vastas extensiones de tierra y de
riqueza, debilitando al estado. El país terminó dividido, dando inicio al Tercer Periodo
Intermedio.

6-CLASES SOCIALES
La sociedad egipcia
“En el Antiguo Egipto la sociedad estaba profundamente dividida. Había una gran distancia
entre el primer piso de la pirámide social y el último. En la cúspide se encontraba una minoría,
los personajes de la más alta categoría, regidores del Estado y de los puestos más importantes
de la administración, vinculados a familias emparentadas o no con la realeza. Inmediatamente
debajo, nos encontramos con otro grupo, más numeroso, integrado por los cargos directores de
las distintas secciones administrativas centrales y locales, a lo que hay que añadir el
sacerdocio.
A continuación, hay que nombrar a los funcionarios de los centros de poder, templos y palacios,
entre los cuales se encontraban la mayoría de los escribas, mientras que una minoría de éstos
podría incluirse, como se explicará más adelante, en las categorías superiores. Al mismo nivel
se encontraban los artesanos de las “ciudades de los trabajadores”, adscritas a las necrópolis
reales de las diversas épocas.
Siguiendo un orden descendente en cuanto a peso social y capacidad económica, destacamos
a los artesanos de las comunidades de aldea. El resto de la población, la verdadera mayoría de
la sociedad del Antiguo Egipto, era la masa campesina. Por este motivo, apenas se tiene
información de ella, con lo que los conocimientos que tenemos relativos a cómo vivían hay que
interpretarlos a partir de testimonios de aquellos de los cuales dependían. Al ser un grupo tan
grande, podemos encontrar desde el personal campesino adscrito a la tierra en las diversas
aldeas, dispersas por los dominios administrativos o religiosos, a los esclavos propiamente
dichos, no muy numerosos, adscritos a individuos o instituciones determinadas, pasando por la
existencia de los simples campesinos, los ikhutiu, y de siervos de distinta procedencia que
proliferaban en todos los centros de gestión y en las casas de los grandes personajes.
Un aspecto de gran relevancia a la hora de tratar la sociedad egipcia, es la cuestión de la
movilidad. Como hemos visto, había un abismo entre los status más bajos y los más altos, pero
¿era posible ascender en la pirámide social? Barry J. Kemp, centrándose sobre todo en el
Imperio Nuevo, defiende que esto sí era posible:
“Puede que tuvieras un origen humilde y llegases a ser el hombre más poderoso sobre la tierra
después del rey, pero sólo porque éste reconocía tus méritos, uno de los cuales era serle fiel.
No descubriremos a hombres que hubiesen triunfado por sus habilidades en el comercio o la
manufactura, ni a mercaderes o prestamistas, como tampoco a los constructores de las tumbas
de los demás”.
Por lo tanto, sí habría movilidad entre la sociedad egipcia, aunque la lógica nos hace ver que
para conseguirlo habría que poseer un nivel adquisitivo mínimo, con lo que aquellos que no
llegaran a él tendrían muchas dificultades para poder mejorar sus condiciones de vida.
6-ESCRITURA

Durante años, la inscripción conocida más antigua era la Paleta de Narmer, encontrada durante
excavaciones en Hieracómpolis (nombre actual, Kom el-Ahmar) en 1890, datada en el
3150 a. C. Hallazgos arqueológicos recientes revelan que los símbolos grabados en la
cerámica de Gerzeh, del año 3250 a. C., se asemejan al jeroglífico tradicional. En 1998 un
equipo arqueológico alemán bajo el mando de Günter Dreyer, que excavaba la tumba U-j en
la necrópolis de Umm el-Qaab de Abidos, que perteneció a un rey del predinástico, recuperó
trescientos rótulos de arcilla inscritos con jeroglíficos y fechados en el período deNaqada III-a,
en el siglo XXXIII a. C.11
Según investigaciones, la escritura egipcia apareció hacia el 3000 a. C. con la unificación del
Reino del Alto y Bajo Egipto y el advenimiento del Estado. Durante largo tiempo sólo estuvo
compuesta por unos mil signos, los jeroglíficos, que representaban personas, animales,
plantas, objetos estilizados etc. Su número no llegó a alcanzar varios miles hasta el periodo
tardío.12
Los egiptólogos definen al sistema egipcio como jeroglífico, y se considera como la escritura
más antigua del mundo. La denominación proviene del griego "hieros" (sagrado) y "glypho"
(esculpir, grabar). Era en parte silábica, en parte ideográfica. La hierática fue una forma cursiva
de los jeroglíficos y comenzó a utilizarse durante la primera dinastía (c. 2925-2775 a. C.). El
término demótico, en el contexto egipcio, se refiere a la escritura y a la lengua que evolucionó
durante el periodo tardío, es decir desde la 25.ª dinastía Nubia, hasta que fue desplazada en la
corte por el Koiné griego en las últimas centurias a. C. Después de la conquista por Amr ibn al-
As en el año 640, el idioma egipcio perduró en la lengua copta durante la Edad Media.
Alrededor del 2700 a. C., se comenzaron a usar pictogramas para representar sonidos
consonantes. Sobre el 2000 a. C., se usaban 26 para representar los 24 sonidos consonantes
principales. El más antiguo alfabeto conocido (c. 1800 a. C.) es un sistema abyad derivado de
esos signos unilíteros, igual que otros jeroglíficos egipcios.
La escritura jeroglífica finalmente cayó en desuso como escritura de los cortesanos alrededor
del siglo IV a. C, bajo los ptolomeos, sustituida por el griego, aunque perduró en los templos
del Alto Egipto, custodiados por el clero egipcio. Cleopatra VII fue la única gobernante
ptolemaica que dominó el idioma egipcio antiguo. Las tentativas de los europeos para
descifrarla comenzaron en el siglo XV, aunque hubo tentativas anteriores por parte de eruditos
árabes.

La Sátira de los oficios, también llamada Instrucciones de Dua-Jeti, es una obra literaria de


tipo didáctico del Antiguo Egipto,1 datada circa 2400 a. C.2 Pertenece al género Sebayt, y está
escrita por el escriba Dua-Jeti para su hijo Pepi. Se piensa que el autor puede haberse guiado
por las Instrucciones de Amenemhat.3

LA SÁTIRA DE LOS OFCICIOS(DINASTÍA XII)

Comienzo de la instrucción que el hombre de Silé llamado Dwa-Jeti hizo para su hijo Pepy,
mientras navegaba en dirección del sur hacia la Residencia, a fin de ponerlo en la escuela de
escritura entre los hijos de los dignatarios, la escuela más famosa de la Residencia.

   Le habló así:

    He visto a los que reciben golpes. ¡Tú debes dedicarte a la escritura! He observado a los que
han conducido al trabajo forzado. Mira: nada sobrepasa a la escritura: ¡es un barco sobre el
agua!

    Lee, pues, al final del libro de Kemyet, esta afirmación: «EI escriba, sea cual fuere su oficio
en la Residencia, no carecerá de nada». El cumple los deseos de otro que hasta entonces
nunca se había marchado satisfecho. Yo no veo otra profesión que pueda compararse con ésa
y verificar esta máxima. Voy a hacerte amar los libros más que a tu madre y a desplegar ante ti
su excelencia. Es la mayor de las profesiones. Nada en la tierra es comparable con ella.
Apenas el escriba empieza a ser experto, ya se le saluda, aunque sea aún niño, y lo envían a
ejecutar una tarea; ¡no volverá ya a ponerse un delantal (de artesano)!

    Nunca vi a un picapedrero hacer una carrera (importante), ni a un orfebre encargado de una
misión; pero he visto a un calderero a la puerta de su horno. Sus dedos se parecían a las
garras del cocodrilo y olía peor que el pescado podrido.
    El carpintero que lleva la hazada está más cansado que un jornalero del campo. Su campo
es su madera; su hoz es el hacha. Su trabajo no conoce tregua y tiene que cansarse más allá
de sus fuerzas; al caer la noche, todavía tiene que encender (...)

    El joyero horada cuentas para el collar con toda clase de piedras duras; y cuando ha
acabado de incrustar el ojo de los amuletos, le fallan las fuerzas, está agotado. Se sienta hasta
la llegada del sol, con calambres en las rodillas y en la (...)

    El barbero sigue rapando hasta el anochecer; pero tiene que levantarse muy pronto y gritar,
con la bacía en la mano, yendo de calle en calle en busca de quién afeitar. Utiliza los brazos
para llenar el vientre, como la abeja que no come más que según lo que trabaja.

    El cortador de cañas baja por el río hasta el delta para ir él mismo a buscar flechas. Trabaja
por encima de sus fuerzas, picado por los mosquitos y mordido por las pulgas de la arena. Y
entonces tiene fiebre.

    El alfarero está cubierto de tierra, aunque todavía vive entre los vivos. Revuelve el campo
como un puerco para (poder) cocer sus cacharros. Sus vestidos están sucios de barro; su
turbante no es más que un andrajo. El aire que sale de su horno ardiente le penetra por la
nariz. Pisa la arcilla con sus pies, haciendo él mismo (oficio) de pilón. Ensucia el vestíbulo de
las casas con la tierra que aplasta.

    También te describiré al albañil. Sus riñones le hacen daño, porque tiene que quedarse
fuera, al viento y sin vestidos, con una cuerda por cinturón y un trapo en las nalgas. Tensos de
cansancio, sus brazos pierden toda su fuerza. Endureciendo boñigas con la argamasa, se
come el pan con sus dedos (sucios), pues sólo se lava una vez al día.

    ¡Qué vida tan dura la del carpintero que cepilla las vigas! Para el techo de una habitación de
diez codos por seis, se pasa un mes hasta haber puesto las vigas, extendido la techumbre y
terminado todo el trabajo. Pero (durante ese tiempo) nadie proporciona en su casa el alimento
necesario a sus hijos.

    El hortelano tiene que llevar el yugo; sus dos hombros se doblan bajo el corvejón y lleva en
la nuca una callosidad que se infecta. Se pasa la mañana regando legumbres, la tarde regando
pepinos, y el mediodía el palmeral. A veces se derrumba y muere en la tarea 1, más que en
cualquier otro oficio.

    El aldeano grita más que los grajos; su voz es más fuerte que la de los cuervos. Sus dedos
están llagados por la (tierra) que apesta. Cuando lo llevan para contratarlo en la tierra del Delta,
está hecho un pingajo. Sufre, una vez llegado a la isla, pues la enfermedad es su salario y la
tarea allí se triplica. Si vuelve del pantano, llega a su casa totalmente agotado, pues el trabajo
ha arruinado su salud.

    El tejedor en el interior de su taller es más desgraciado que una mujer (en dolores de parto);
las rodillas apretadas contra el vientre, no puede ni respirar. Si pierde un solo día sin tejer, lo
castigan con cincuenta latigazos. Y tiene que dar alimento al portero para que éste le permita
venir a la luz del día.
    Más desgraciado aún, el fabricante de flechas que tiene que ir al desierto. Tiene que pagar
por su burra más de lo que le proporciona su trabajo y abonar al campesino que le indica el
camino. Cuando vuelve a casa, el camino lo ha destrozado.

    El caravanero se va al extranjero, después de haber traspasado sus bienes a sus hijos, por
miedo a los leones y a los asiáticos. Sólo se encuentra bien cuando vuelve a Egipto, pues
(durante su viaje) su casa es sólo una lona, en vez de un techo de tejas, y sin vestíbulo para
tomar el aire.

    El embalsamador tiene los dedos que apestan con el olor de los cadáveres y los ojos
irritados por el denso humo. No puede deshacerse de su suciedad, aun cuando pase un día
entero en un charco de cañas, y sus vestidos le causan hedor.

    Muy desgraciado es el curtidor que transporta sus varas de curtir. Sus almacenes están
llenos de pellejos y todo lo que muerde le sabe a cuero.

    El lavandero hace la colada a la orilla del agua, muy cerca de los cocodrilos. «Padre -le dicen
su hijo y su hija-, me voy lejos del agua corriente, a buscar un oficio más interesante, cualquiera
que sea, pero más destacado». Su comida está mezclada de suciedad; ~no tiene ni un solo
miembro limpio! Tiene que lavar la ropa de la mujer impura. Llora, pasando el día batiendo en
la losa (de lavar). Le gritan: «¡Lejía sucia! ¡Ven pronto, que esto se derrama!».

    Al pajarero nada le va bien cuando acecha a los habitantes del cielo. Cuando pasa algo
volando por encima de el, dice: «Si tuviera ahora mis redes...». Pero el dios no le da esa
oportunidad, ya que sólo siente odio por lo que ha hecho.

    Quiero hablarte también del pescador, que es el que tiene un oficio más desgraciado, ya que
ha de trabajar con la orilla infestada de cocodrilos. Cuando cuenta (su pesca), se queja y no
puede decir (como) excusa: «Había allí un cocodrilo», ya que ha sido su miedo el que lo ha
cegado. Cuando llega al río, dice: «¡A dios va!».

    Mira, además no hay oficio sin patrono, excepto el del escriba, ¡pues él es el amo!

    Si sabes escribir, esto será mejor para ti que todos los oficios que te he presentado. Mira, el
funcionario es un dependiente, lo mismo que el administrado. El arrendatario no puede decirle
al propietario: «¡No te quedes vigilándome!».

    Lo que he hecho (al emprender) este viaje desde el sur hasta la Residencia, lo he hecho por
amor a ti. (Hasta) un solo día en la escuela es ventajoso para ti, ya que el trabajo que allí se
hace dura toda la eternidad, como las montañas. Busca con agrado el trabajo de la escuela,
mientras que los trabajadores que te he dado a conocer tienen que desvivirse y obligan a obrar
rápidos a los recalcitrantes.

    Voy a decirte otra cosa para enseñarte lo que has de saber en ese sitio en que tendrás que
luchar. No te acerques a un lugar donde disputan. Si alguno te dirige algún reproche y no sabes
cómo resistir a su cólera en presencia de oyentes, responde con precaución.

    Si marchas detrás de los oficiales, permanece a distancia del último. Si entras cuando el
dueño de casa está en ella y delante de ti sus manos se tienden a otro, siéntate con la mano en
la boca. No pidas nada en su presencia, sino haz lo que diga. Guárdate de acercarte a la mesa.
    Permanece serio, no te despojes de tu dignidad. No digas tus secretos, pues el que oculta
sus pensamientos íntimos ése se hace un escudo. No pronuncies palabras sin pensar cuando
te sientes con un hombre irritado.

    Cuando vuelvas de la escuela después del anuncio de la pausa del mediodía, entra en el
patio y discute de la última parte de tu libro de lectura.

    Cuando un funcionario te envíe como mensajero, di lo que él dijo. No cortes ni añadas nada.
El que abandona un cofre (¿de libros?), su nombre no durará. Al que es sabio en todos sus
caminos, nada se le ocultará y no será rechazado para ninguno de sus puestos.

    No digas nada falso sobre tu madre: es una abominación para los funcionarios.

    El retoño que hace cosas útiles, su condición es igual a la de ayer.

    No tengas demasiada indulgencia con un hombre indisciplinado, pues luego hablarían mal
de ti.

    Cuando hayas comido tres bocados de pan y echado dos tragos de cerveza, si tu cuerpo no
queda satisfecho, dómalo. Si otro se atraca, no te juntes con él. ¡Guárdate de acercarte a su
mesa!

    Mira, es conveniente que, una vez despedida la gente, oigas (sólo) las palabras de los
dignatarios. Tienes que adoptar las formas de los hijos de los nobles y seguir sus huellas.

    Se estima a un escriba que se muestra comprensivo, ya que la comprensión transforma a


una persona apasionada.

    Permanece en pie cuando te dirigen palabras de bienvenida. Que tus pies no se apresuren
cuando caminas. No te acerques como hombre lleno de confianza.

    Trata con un hombre más eminente que tú; pero que tu amigo sea de tu generación.

    Mira, te he puesto en el camino del dios. La Renenet [diosa protectora] de un escriba está
sobre su hombro desde el día de su nacimiento. Cuando se hace hombre cabal, llega a la sala
de la corte de justicia.

    Mira, no hay escriba a quien le falten el alimento y las provisiones de la Casa real - ¡vida,
prosperidad, salud! -. Es Meskenet [diosa del nacimiento y del destino], protectora del escriba,
la que lo presenta ante el colegio de los magistrados.

    Venera a tu padre y a tu madre, que te pusieron en el camino de los vivientes. Recuerda bien
todo esto, que he puesto ante tus ojos y ante los de los hijos de tus (...)

La figura del escriba tuvo un gran papel en la sociedad del Antiguo Egipto. A lo largo del
artículo se describirá su formación, los materiales que utilizaba para su trabajo, y su
importancia en distintos ámbitos (administración, religión y literatura).
7- EL ESCRIBA Y SU FORMACIÓN

Su formación
A día de hoy, se cree que quien se dedicaba al oficio de escriba era por vocación, si bien era
tradición que el hijo continuara el trabajo del padre10. Su instrucción consistía en poco más que
el mero aprendizaje, es decir, se le explicaban los trucos del oficio y las técnicas artesanales; el
resto era la adquisición de habilidad y la práctica.
Era en las escuelas de escribas donde éstos recibían los conocimientos necesarios, aunque
Williams11 indica que en Reino Antiguo la enseñanza se realizaba en las casas de los propios
estudiantes; aunque el autor no explica en qué se basa para aportar tal afirmación, podemos
suponer que en este período de la historia del Antiguo Egipto aún no habría una organización
tan eficaz que permitiera la creación de escuelas cuya única finalidad sería la de inculcar
conocimientos a los jóvenes escribas. Además, unas líneas más abajo, Williams señala que la
primera referencia a una “escuela” la tenemos en una inscripción de la tumba de un nomarca
de Siut de tiempos de la dinastía X12. Por tanto, en épocas posteriores al Reino Antiguo se
constata la existencia de escuelas; ahora bien, no debemos entender esta institución como la
actual, con un edificio utilizado sólo para la enseñanza, sino que los edificios en los que
usualmente se realizaba esta práctica eran los templos y los palacios. Es de nuevo Williams13
quien nos ofrece algunos ejemplos: en el templo de Mut se impartieron clases, como se ve por
una inscripción en una estatua de Bekenkhons, Profeta de Amón; en otro caso, en el texto de
una estatua de un oficial de la dinastía XVIII llamado Men-kheperrcnsonbe, se comenta que fue
educado en un palacio. Se supone que para los cargos más importantes del Estado, existieron
centros educativos propios, en los que se aceptaba a los candidatos para instruirlos en las
prácticas y los procedimientos de cada oficio.
De todas las carreras que podía escoger un joven egipcio, la más ventajosa evidentemente era
la de escriba, ya que suponía tener abiertas prácticamente todas las puertas de la burocracia
estatal. Y es que hay que tener en cuenta que eran pocas las tareas relevantes del Estado que
podían llevarse a cabo sin dominar la lectoescritura.
En cuanto a la edad a la que esta formación comenzaba, nos podemos basar en el texto La
instrucción de Ani14, en el cual se da a entender que la escolarización se producía cuando el
niño aún era pequeño, se podría decir que en párvulos. Ahora bien, es probable que los
alumnos fueran ya adolescentes cuando se les sometía a los rigores de una formación
intensiva y a la intimidación de unos profesores tiránicos15. De hecho, Roccati16 defiende que,
dada la dificultad del sistema de escritura, es poco probable que el aprendizaje de un escriba
pudiera iniciarse en edad precoz, sería necesaria cierta madurez. Desde nuestro punto de
vista, lo más lógico es que siendo niños, se les enseñaran los conocimientos más básicos para,
una vez adolescentes, adquirieran los verdaderos conocimientos de la escritura.
Sobre el tipo de enseñanza que había en las escuelas, realmente no sabemos demasiado,
aunque por el estudio de diversos textos se desprende que habría varios ejercicios.
Comenzando por lo básico, tenemos la gramática, la ortografía y las matemáticas18. A estas se
añadirían otras necesarias por el carácter figurativo de la escritura egipcia, al menos en su
componente monumental, esto es, el dibujo y la pintura19. Y seguramente hubo otra materia a
aprender, aunque la lógica nos hace pensar que sería muy minoritaria: el conocimiento de
lenguas extranjeras. Resulta obvio que en el Antiguo Egipto, cuyas fronteras lindaban con
muchos pueblos de diversos troncos lingüísticos, existía gente especializada en la
comunicación con los mismos, destacando sobre todo las regiones de Nubia y el Próximo
Oriente Asiático. La única referencia al respecto en los documentos que hemos usado la
encontramos en el artículo de Williams, quien señala lo siguiente:
“No tenemos información relativa a la instrucción de idiomas extranjeros. Sin embargo, el
lenguaje de la diplomacia internacional era el acadio, lo que se puede ver por los archivos
estatales desenterrados en Tell el-Amarna. Por lo tanto los escribas, con la habilidad de leer,
escribir y comprender la grafía cuneiforme fueron esenciales. […]
La alfabetización
En el mundo de la simbología egipcia, la escritura tuvo un papel preponderante. Como
manifiesta Elisa Castel, “convertía en inmutable lo escrito. La descripción (en templos y
tumbas) de rituales, epítetos y cultos concretos aseguraban la pervivencia eterna de dichos
ritos y cultos, por el mero hecho de haber sido escritos”. Ahora, es necesario un inciso sobre
los tres tipos de escritura que había, la jeroglífica, el hierático y el demótico. Mientras que las
dos últimas grafías se utilizaron mayoritariamente para asuntos laicos, sin apenas contenido
simbólico por tanto, eran los jeroglíficos los que, como escritura sagrada, tenían un sentido
mágico, a veces críptico. Hasta tal punto llegaba este hecho que algunos signos se
consideraban peligrosos y se “censuraban”: el equivalente a nuestra consonante “f”,
representada por una víbora, se dividía en dos, para así evitar que pudiera causar algún mal, o
bien se sustituía por otro signo menos peligroso.
Por lo tanto, es indudable que el poder de la palabra escrita fue enorme, y por ello su utilización
en Egipto estuvo vinculada estrechamente a la élite. El aspecto de la perpetuidad de la
escritura también tenía su contraposición: para borrar de la memoria a determinados
personajes que, en un momento concreto, no se quiere recordar bastaba con omitir su nombre
en los textos, o bien destruir de forma deliberada sus signos. Este hecho no se producía sólo a
la hora de nombrar a los faraones, sino también en la proclamación del triunfo en una guerra, o
del éxito de la actividad política de un rey o nomarca6.
Conviene señalar, en relación con lo que acabamos de explicar, que la escritura realmente no
nació con este fin, como atestiguan los textos más antiguos que conservamos de las Dinastías I
y II, que consistían en simples actos de anotación en las jarras, vasijas y cajas, para indicar su
contenido. Con el tiempo, el carácter perpetuador iría convirtiéndose en un elemento más
importante, a la vez que la élite egipcia iba tomando conciencia del poder de la palabra escrita
a la hora de reafirmar su status social, en detrimento de las capas populares7.
Es seguro que la tasa de alfabetización era bastante alta en, al menos, el Reino Medio. Prueba
de ello es la cantidad de papiros que circulaban a lo largo del país del Nilo, con información
relativa tanto a los asuntos familiares como de trabajo; entre esta comunicación epistolar,
podemos destacar la de Hekanajte8. No obstante, no podemos pasar por alto la postura de
Alessandro Roccati al respecto:
“No se puede medir estadísticamente la proporción del conocimiento de la escritura respecto a
la masa de la población analfabeta, porque los escribas vivían por lo general concentrados en
los palacios o en los centros administrativos dependientes de las residencias reales, o bien en
los templos, donde el número de personas capacitadas para la escritura era probablemente
muy alto. Por el contrario, en la generalidad del país la gran mayoría de la población era
completamente analfabeta”9.
Ante las opiniones de T. G. H. James y de Alessandro Roccati parece más lógico decantarse
por la última, ya que, al fin y al cabo, la masa campesina no tenía medios suficientes como para
permitirse el aprendizaje de la palabra escrita, algo que se explica más detalladamente más
adelante.

Breve reseña histórica


Egipto es un banda estrecha de tierra fértil surcada por el Nilo, en el extremo este del desierto
del Sahara. Al sur limitaba, a la altura del Dyebel Sisila, con una plataforma de arenisca, la
Nubia histórica, al este, con una cadena moantañosa de rocas metámorficas primarias, el
desierto Arabigo actual.
Con regularidad se produce año tras año, el fenómeno de la inundación, provocado por la
crecida del río Nilo Azul. La llegada de la inundación a Egipto coincidía con la salida de la
estrella Sotis-Sirio- d eahi que algunos habitantes del país relacionaban ambos fenómenos. El
Nilo es una rpio naveable ,es la principal vía de comunicación aún en la actualidad. El valle del
Nilo está flanqueado por dos desiertos el Líbico al oeste y el Arabigo al este. El desierto libico,
mas bien llano se caracteriza por la presencia de oasis., el mas importante es el Fayum.
Historicamente, Egipto se divide en ds países: el Alto Egipto, qu ecorresponde al Valle del Nilo
propiamente dicho , y que abarca desde la primera catarata en Asúan, al sur, hasta la región
deMenfis, al norte;y el Bajo Egipto, que corresponde al Delta e incluye Menfis en su extremidad
meridional. No obstante

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