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La hiperestesia sexual

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juan carlos romi

I.Introducción
La hiperestesia sexual denominada así por Richard Von Kraff Ebing (1840-1902) en su
incunable libro “Las Psicopatías sexuales” (1886) como la perturbación sexual
caracterizada por un “vigor anormal de las sensaciones y representaciones sexuales”.

Posteriormente relacionadas éstas juntas con la hipoestesia sexual para formar parte de
las disestesias sexuales por la médica austriaca Helene Stourzh-Anderle (1890-1966).

En la actualidad la hiperestesia sexual se diagnostica sexológicamente como un estado


de hipersexualidad (hipergenitalidad y/o hipererotismo).

II. concepto de hipersexualidad


El concepto de hipersexualidad sustituye los antiguos conceptos de ninfomanía (furor
uterino) y de satiriasis.

La ninfomanía (como veremos) se observará un trastorno psicológico exclusivo femenino


caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo.

En los varones el trastorno era llamado satiriasis ya quien la padecía se le denominaba


sátiro o satiríaco (no confundir con satírico).

Actualmente, los términos ninfomanía y satiriasis no aparecen como trastornos


específicos en el Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM IV
TR), aunque sí siguen apareciendo en la Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIE-10).

El umbral para lo que constituye la hipersexualidad está sujeto al debate, y los críticos se
preguntan si puede existir un nivel a partir del cual se hace el diagnóstico.

El deseo sexual varía significativamente en los humanos; lo que para una persona se
consideraría deseo sexual normal podría entenderlo otra persona como excesivo e
incluso para otra como bajo.

Podemos decir que, en general, la hipersexualidad es el aumento arrepentido de la


frecuencia de la libido y/o de la actividad sexual.

Aunque la hipersexualidad puede presentarse debido a algunos problemas médicos o al


consumo de algunos medicamentos, en la mayoría de los casos la causa es
desconocida.

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Algunas afecciones de la salud tales como el trastorno bipolar pueden dar lugar a la
hipersexualidad y el consumo de alcohol y de algunas sustancias adictivas puede afectar
el comportamiento sexual en algunas personas.

Se han usado varios modelos teóricos para explicar o para tratar la hipersexualidad. El
más común, en particular en los medios de comunicación, es el enfoque que presenta a
la hipersexualidad como una adicción, pero los sexólogos no han llegado aún a un
consenso. Hay alternativas como, por ejemplo, la de un comportamiento compulsivo o la
de un comportamiento impulsivo.

La hipersexualidad se caracteriza por una frecuente estimulación visual que hace que el
individuo exacerbe su sexualidad natural hasta la adicción.

Esto provoca que se autoestimule genitalmente y una vez alcance el orgasmo, esto no
puede resultar una satisfacción emocional (o sexual) por lo que el individuo inicia una
escalada de aumento de la frecuencia coital en búsqueda de mayores grados de placer.

La hipersexualidad se manifiesta en individuos que fueron reprimidos sexualmente en su


infancia o en su adolescencia; y en los de mayor edad, el sentimiento de perder el vigor
sexual (especialmente en varones) y desear mantener la libido consumiendo pornografía.

En ocasiones, la hipersexualidad va acompañada de sentimientos de malestar y de


culpa. Se piensa que esta insatisfacción es la que alienta la elevada frecuencia de
estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y psiquiátricos adicionales.

Otra manera en que se manifiesta la hipersexualidad es cuando ocurre la ruptura con la


pareja en que la relación ha sido predominantemente sexual, el o la afectada (a) o
abandonada (a) busca a la pareja inconscientemente en otras parejas sexuales y de este
modo se produce la adicción al sexo.

Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos sociales y


hasta judiciales. Su deseo sexual les obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos,
comprar artículos pornográficos, buscar páginas sexuales en Internet, realizar con
frecuencia llamadas a líneas eróticas, buscar el contacto sexual mediante citas a ciegas,
entregarse al sexo ocasional con desconocidos, sexo con animales (zoofilia ), etc., y
hacen que su vida gire en torno al sexo.

El consenso entre quienes consideran la hipersexualidad un trastorno es que el umbral


se alcanza cuando el comportamiento causa incomodidad o impide el funcionamiento
social.

La hipersexualidad también se manifiesta en individuos sanos, y se presenta por cortos


períodos en que la testosterona o el estradiol presentan máximos niveles.

La hipersexualidad puede expresarse también, como ya dijimos, en quienes presentan


trastornos bipolares durante periodos de manía. Los bipolares pueden presentar
continuamente enormes oscilaciones en la libido, según su estado de ánimo. Algunas

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veces esta necesidad psicológica de actividad sexual es mucho más alta de lo que ellos
constituyen como normal, ya veces está muy por debajo de ello.

La hipersexualidad es una de las dependencias menos conocidas y visibles, puesto que


las personas que la padecen suelen mantenerla oculta y disimularla, sobre todo con las
personas conocidas (con quienes se muestran incluso como tímidos). Se estima que
hasta el 6 por ciento de la población lo padecen, y que sólo el 2 por ciento de las
personas afectadas son mujeres.

La hipersexualidad se considera clínicamente significativa cuando el deseo sexual es


manifiestamente alto, incontrolable, asociado a masturbación compulsiva o consumo de
pornografía, seguida de insatisfacción lo que alienta la elevada frecuencia de
estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y neurológicos adicionales.

Dijimos que el DSM IV TR no contempla la hipersexualidad dentro de su categoría


diagnóstica, pero en la V (nueva edición pendiente) se ha propuesto que conste en la
categoría de los trastornos obsesivos-compulsivos.

Pero en la clasificación CIE-10, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sí consta


la hipersexualidad como un impulso sexual excesivo, tanto en varones como en mujeres.
Lo considerando como un problema en sí mismo, generalmente durante el final de la
adolescencia o en el comienzo de la edad adulta.

Así se observa tanto en los varones como las mujeres los pueden quejarse
ocasionalmente de un impulso sexual excesivo (F52.7) lo que configura un problema en
sí mismo, generalmente durante el final de la adolescencia o en el comienzo de la edad
adulta.
Cuando el impulso sexual excesivo es secundario a un trastorno del humor (afectivo)
(F30-F39) o cuando aparece en los estadios iniciales de la demencia (F00-F03) debe
codificarse aquí.

Se refiere habitualmente a las dificultades para realizar el coito debido a una dificultad
física superior, aunque la causa pueda ser psíquica.

De manera tal que, la hiperestesia sexual se caracteriza por el aumento o exacerbación


marcada del hedonismo (hiperhedonia) o incremento de la capacidad de experimentar
las sensaciones voluptuosas o goce sexual específico verdadero (hipergenitalidad) o
espurio (hipererotismo).

Continuación...
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