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TRASTORNOS SEXUALES
Parafilias, Disfunciones y Crisis de identidad sexual

POR:

LUZZANA BELEN GODOY


LETICIA BEATRIZ MACHUCA

PROMOCIÓN DE LA SALUD MENTAL – PSICOLOGIA UNE


2018
INTRODUCCION
El comportamiento sexual es una de las áreas de la conducta humana en la que
es más difícil establecer el límite entre lo normal y lo patológico. Una clasificación
de los principales trastornos sexuales nos puede dar una idea sobre cómo se
organiza esta vertiente de nuestro comportamiento. Por ello, vamos a hablar un
poco de cada trastorno de la conducta sexual para lograr entenderlo mejor.
Los trastornos sexuales se han dividido en tres grandes grupos como son
las parafilias, las disfunciones sexuales y los trastornos de identidad sexual. Esta
forma de clasificarlos nos ofrece un esquema básico sobre los tipos de los
trastornos sexuales y psicosexuales.
En este trabajo, vamos a repasar cada uno de estos grandes grupos para
comprender mejor la naturaleza de cada trastorno sexual, así como sus
manifestaciones más comunes.

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TRASTORNOS SEXUALES
En principio es importante diferenciar TRES tipos o grupos de trastornos sexuales:

1. Parafilias
El DSM-IV adopta el término parafilias (no desviaciones sexuales) y las define
como un grupo de trastornos cuya sintomatología esencial es la presencia de
necesidades y fantasías sexuales intensas y recurrentes, de impulsos o
comportamientos sexuales que generalmente suponen: 1) objetos no humanos, 2)
sufrimiento o humillación propia o del compañero o 3) niños o personas que no
consienten y que se presentan durante un período de al menos 6 meses. 

Hay que tener muy en cuenta que las imágenes o fantasías parafílicas pueden ser
estímulo de excitación sexual para una persona sin ello llegar a ser una parafilia.
Por ejemplo, la ropa interior femenina suele ser excitante para muchos hombres.
Será parafilia sólo cuando el individuo actúe sobre ellas o cuando le afecten en
exceso.

Las personas que lo padecen tienden a ocultarlo. Las parafilias se dan con mucha
mayor frecuencia en los hombres que en las mujeres. Sólo el masoquismo se da
en un elevado número de mujeres, pero incluso en este caso la relación es de 20
a 1. Hay varias hipótesis para explicar la preponderancia masculina.
En primer lugar se alude a que el hombre tiene un mayor impulso sexual, lo que
facilita que fije la atención en una gama más amplia de objetos sexuales.
Una segunda explicación gira en torno al mayor componente agresivo de los
varones que puede explicar la adopción de conductas violentas ligadas al sexo, p.
ej la violación. Estudios han tratado de establecer correlaciones entre los niveles
de testosterona y conductas sexuales agresivas con resultados poco
concluyentes.
Por último, se habla de una mayor indefinición de la identidad sexual masculina y
de menor capacidad de discriminación sexual en el hombre, que puede llevar a la
exploración de estímulos sexuales diversos.
En relación con la edad de inicio, las desviaciones sexuales suele aparecer en la
adolescencia. En un 50% aparece antes de los 18 años.

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Varias de ellas son las siguientes:
1.1. Exhibicionismo
Es una conducta caracterizada por la obtención de un alto nivel de excitación
sexual a través de la exposición de los genitales a una persona normalmente
desconocida, en un lugar público y sin que exista intento de una actividad sexual
posterior. Ocurre casi exclusivamente en hombres. La conducta más típica es
mostrar el pene en erección a una o más mujeres, con frecuencia adolescentes.
Con frecuencia se asocia el inicio de estas conductas, con alguna experiencia de
excitación sexual que se sigue a un episodio de exposición accidental (alguien le
ve mientras se está vistiendo y tiene una erección). Algunos autores señalan que
aunque la adquisición de estas conductas se establece bajo la influencia de un
impulso sexual, en la edad adulta pierden su carácter sexual y adquieren un matiz
compulsivo.
1.2. Voyeurismo
Se caracteriza por la excitación de una persona al contemplar personas desnudas
o realizando algún tipo de actividad sexual, el riesgo de ser descubierto actúa
como un potenciador de la excitación.
Comienza en la adolescencia pudiendo ser pasajero o crónico.
Suelen ser tímidos y con cierta dificultad para iniciar o mantener relaciones de
pareja.
Recientemente se ha reportado una práctica en algunas ciudades que consiste en
personas que frecuentan lugares donde las parejas van a tener relaciones. Esta
práctica derivada del voyeurismo ha recibido el nombre de Dogging o cancaneo.
1.3. Froteurismo
Consiste en la excitación erótica a través del rozamiento del órgano genital con el
cuerpo de otra persona sin su consentimiento.
Estas actividades se suelen realizar en lugares públicos como puede ser el metro,
discotecas o el autobús.
El froteurismo va acompañado de masturbación ante el recuerdo. Afecta a
hombres de entre 15-20 años.
La aparición de esta conducta se asocia a la observación en otras personas y su
posterior imitación. Respecto a las tasas de prevalencia existen muy pocos datos
sobre este trastorno.

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1.4. Fetichismo
El fetichista se excita sexualmente observando y/o manipulando objetos
inanimados, normalmente ropa interior femenina, calzado, prendas de vestir
diversas, pañales o una parte del cuerpo en particular… Frecuentemente se
masturban mientras sostienen, tocan o huelen el fetiche. Cuando la conducta del
sujeto se limita a ponerse ropa del sexo contrario, no debe ser diagnosticada
según el DSM-III-R del fetichismo, sino de fetichismo transvestista.
Respecto a su etiología, se alude a procesos de condicionamiento en el
aprendizaje de esta conducta. Quizás el procedimiento más común es la
incorporación del objeto fetiche a través de la imaginación a una situación de
masturbación, por lo que la aparición de un orgasmo posterior fortalecerá la
asociación de ese objeto con la sensación de placer.
1.5. Paidofilia
Se refiere a la presencia de fantasías y conductas que implican la actividad sexual
entre un adulto y un niño. El DSM-IV incluye otro criterio diagnóstico que hace
referencia a la edad del niño y del adulto, indicando que es necesario que el sujeto
tenga al menos 16 años y que sea al menos 5 años mayor que el niño.
Las conductas sexuales van desde el mero exhibicionismo o masturbación delante
del niño hasta los besos, caricias, contactos oro-genitales y en algunos casos la
penetración anal o vaginal. Normalmente no implica violencia física. El adulto
suele ganarse el afecto y la simpatía del niño a través de premios, juegos… Suele
ser una persona cercana o conocida. 
Se sabe poco acerca de la etiología, aunque hay varias hipótesis. Unas hacen
referencia al aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, a las experiencias
de abuso sexual durante la infancia, a la presencia de sentimientos de inferioridad
y de baja autoestima. La asociación posterior con la masturbación facilita el
mantenimiento de la conducta. Así mismo, las situaciones de elevado estrés
psicosocial pueden funcionar también como desencadenantes y mantenedores de
la conducta. Otros hablan de un proceso de condicionamiento que no se extinguió
con experiencias posteriores más gratificantes.
1.6. Sadismo
Es la necesidad de infligir daño a otra persona para excitarse sexualmente.
Implica impulsos sexuales y comportamientos que implican actos reales con o sin
el consentimiento de la víctima.
La persona que ejerce el sadismo puede violar o no a la víctima, incluso
masturbarse o penetrarla con objetos.

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1.7. Masoquismo
El masoquismo implica la necesidad de ser humillado, atacado o maltratado para
obtener placer sexual. Es una de las parafilias más claramente dañinas, ya que
limita la libertad de las personas.
El sadomasoquismo, como trastorno y categoría clínica, no debe ser confundido
con la idea de sadomasoquismo relacionada con cierto tipo de juegos sexuales
basados en el mutuo acuerdo y que no limitan la capacidad de la persona para
encontrar placer sexual en otras tendencias. 
1.8 Fetichismo transvestista
La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades
sexuales recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis
meses de duración, que implican vestirse con ropas del sexo contrario.
La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra
marcadamente perturbada ellas.
Generalmente guarda una importante colección de ropa para transvestirse cuando
está sólo, luego se masturba imaginando que otros hombres se sienten atraídos
por él como si fuera una mujer.

Tambien existen las Parafilias no especificadas, en ellas se incluyen


otros trastornos de la sexualidad como la Necrofilia o la Coprofilia.
-La Escatología telefónica:
Se puede definir como la afición enfermiza o patológica por las llamadas de
teléfono obscenas a través de las cuales la persona logra la excitación sexual.
Durante la llamada telefónica el sujeto se masturba.
-Necrofilia:
Las personas que presentan necrofilia se excitan ante los cadáveres, las fantasías
con éstos o el hecho de poseer objetos de la persona que ya no está, con los que
pueden realizar juegos de tipo íntimo
-Parcialismo:
La atención centrada exclusivamente en una parte del cuerpo para lograr la
excitación sexual se denomina Parcialismo.
A la persona le excita una parte del cuerpo solamente. Por ejemplo, nalgas,
manos, pies, labios, senos, brazos, etc. Cualquier parte del cuerpo puede ser el
objeto del parcialismo.

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-La Zoofilia:
También llamada Bestialismo, se puede definir como la realización de actos
sexuales con animales en lugar de con personas.
-La Coprofilia:
Es un trastorno sexual en el cual la persona experimenta placer sexual al defecar
sobre su pareja. También se considera Coprofilia cuando un sujeto obtiene placer
sexual cuando alguien defeca sobre él.
-La Clismafilia:
Es un tipo de Parafilia no especificada que consiste en que la persona
experimenta un amor o afición excesiva y enfermiza a las lavativas o enemas.
-La Urofilia:
También conocida como "Lluvia Dorada", es una parafilia en la cual la persona
asocia la excitación sexual con la orina. El simple hecho de oler, escuchar, ver o
sentirla en su cuerpo le hace producir un orgasmo.

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Respecto a las causas biológicas, no hay evidencia empírica que avale la
presencia de una causa de tipo biológico.
Una de las hipótesis hace referencia a la presencia de niveles anormales de
andrógenos, dado que pueden contribuir a una excitación sexual inapropiada. Los
trabajos realizados aportan resultados contradictorios.
Otra hipótesis sugiere la presencia de una alteración en el lóbulo temporal. Sin
embargo, tampoco permiten confirmar estos hallazgos.
En cuanto a las causas psicológicas hacen referencia a la importancia de los
procesos de aprendizaje. La hipótesis de condicionamiento clásico es defendida
por la mayor parte de los investigadores. El aprendizaje se puede producir por la
asociación accidental de un estímulo atípico con una sensación de excitación
sexual. Esta asociación se refuerza por la repetición buscada de dichas
situaciones por parte de sujeto y la inclusión de fantasías relacionadas con dicho
estímulo durante la masturbación. Pero que un porcentaje significativo de sujetos
normales informe de activación ante fantasías de actividades sexuales desviadas
pero que no las realicen entra en contradicción con este modelo.
También se ha enfatizado el papel que juega la imitación de modelos. Existe
relación entre el ambiente familiar en el que se ha desarrollado el sujeto durante la
infancia y la aparición sobre todo de ofensas sexuales y conductas de violencia.
Gran parte de los ofensores sexuales han tenido una pobre socialización en la
infancia y han presenciado repetidamente escenas de violencia en el hogar. Esto
facilita el uso de la agresión como forma de interacción e impide el acceso durante
la adolescencia a unas apropiadas relaciones sociales.
Desde otras perspectivas se ha subrayado la importancia de las actitudes y
cogniciones acerca del sexo, que se van aprendiendo e internalizando a lo largo
de todo el proceso de desarrollo. Finalmente, se ha aludido a que las desviaciones
reflejan un déficit de habilidades de comunicación social y heterosexual.

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2. Disfunciones sexuales

Las disfunciones sexuales son trastornos en los que, problemas fisiológicos o


psicológicos dificultan la participación a la satisfacción en las actividades sexuales.
Existe una disfunción sexual cuando alguna de las respuestas implicadas en el
ciclo de respuesta sexual no se producen o se producen parcialmente.
Las causas pueden ser físicas, psicológicas o ambas. Dentro de esto tenemos
varias:
2.1. Trastornos del deseo sexual:
Las disfunciones sexuales son trastornos en los que, problemas fisiológicos o
psicológicos dificultan la participación a la satisfacción en las actividades sexuales.
Existe una disfunción sexual cuando alguna de las respuestas implicadas en el
ciclo de respuesta sexual no se producen o se producen parcialmente.
Las causas pueden ser físicas, psicológicas o ambas.
El DSM-IV-TR recoge, con algunas modificaciones, las fases en la respuesta
sexual diferenciando 4 grupos de trastornos:
1) Del deseo sexual
-Del deseo sexual inhibido: Caracterizado por un déficit en las fantasías sexuales y
en la falta de deseo sexual. Esta apatía no solo incluye desinterés por el sexo
también por toda conducta sexual como la masturbación. Suele ser mucho más
frecuente en mujeres.
-Trastorno por aversión al coito: La persona evita todo contacto genital. Este
problema se cataloga a veces como fobia al sexo, ya que, al igual que en las
fobias, en este trastorno se producen intensas reacciones corporales (aumento de
la tasa cardiaca, sudoración, aumento de la tensión muscular) sólo con imaginar
alguna actividad sexual.
2) De la excitación sexual
El grupo de trastornos de la excitación sexual abarca el trastorno de la excitación
sexual en la mujer y el trastorno de la erección en el hombre.
-El trastorno de la excitación en la mujer es el fallo total o parcial en obtener o
mantener la respuesta de tumefacción y lubricación hasta la terminación de la
actividad sexual, o como la carencia de una sensación subjetiva de excitación
sexual y de placer durante la actividad sexual.

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-El trastorno de la erección en el hombre o impotencia es el fallo total o parcial en
obtener o mantener la erección hasta el final o la falta de sensación subjetiva de
placer durante la actividad sexual.

2) Del orgasmo
Incluyen la disfunción orgásmica masculina y femenina y la eyaculación precoz. La
disfunción orgásmica femenina o masculina o anorgasmia es la ausencia o retraso
en el orgasmo tras una fase de excitación normal, durante una actividad sexual
adecuada en cuanto a estimulación, intensidad y duración.
-En los casos en los que la mujer es incapaz de alcanzar el orgasmo durante el
coito si falta la estimulación manual del clítoris, no se hace el diagnóstico de
disfunción a menos que la respuesta se deba a algún tipo de inhibición
psicológica.
La anorgasmia es mucho más frecuente en las mujeres. La excitación y el
orgasmo no van siempre unidos.
-La eyaculación precoz es el trastorno sexual más frecuente en los hombres
(30%). Es la eyaculación ante una estimulación mínima o antes, durante o
inmediatamente después de la penetración y antes de que la persona lo desee.
Tiene efectos muy negativos sobre la actividad sexual y la relación.

3) Trastornos sexuales por dolor


Abarca la dispaurenia o dolor genital en hombres y mujeres y el vaginismo. En la
mayor parte de los casos, la dispareunia masculina hace referencia a dolor en la
eyaculación, en el pene, los testículos o en los órganos internos. Con frecuencia
se debe a infecciones en la uretra, en la próstata, vesículas seminales o en la
vejiga.
La dispareunia femenina es más frecuente que en los hombres, afecta a un 12%
de las mujeres adultas. Con frecuencia está asociada a problemas de vaginismo,
no estando muchas veces claro cuál es la causa y cuál el efecto. El dolor puede
implicar sensaciones de ardor, quemadura, contracción o dolor cortante en la parte
interna o externa de la vagina, en la región pélvica o en el abdomen. 
Hay variaciones en cuanto a la frecuencia del coito doloroso: puede presentarse
en todos los intentos del coite, en algunas ocasiones, en determinadas posturas…
Para ser considerado un trastorno, ha de presentarse de forma crónica
("persistente o recurrente" según el DSM-III-R).

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3. Trastornos de la identidad sexual
El DSM-IV recoge 3 categorías diagnósticas dentro del grupo de los trastornos de
la identidad sexual.
Todas se caracterizan por la aparición de malestar intenso acerca del propio sexo,
estableciéndose diferenciaciones en función del momento de aparición del
trastorno y de la presencia o no de transexualismo:
1. Trastorno de la identidad sexual en la niñez. Se manifiesta antes de la
pubertad y se caracteriza por un profundo malestar en relación con el sexo
anatómico y el deseo de pertenecer al sexo opuesto.
2. Trastorno de la identidad sexual en adolescentes o adultos. El sentimiento
de inadecuación respecto al propio sexo va acompañado de una
preocupación persistente por deshacerse de los caracteres sexuales
propios. Suele implicar cambios persistentes o recurrentes de ropa para
adoptar el papel de las personas del otro sexo.
3. Trastorno de la identidad sexual no especificado. Incluye los casos que no
reúnen los criterios para el diagnóstico de un trastorno de la identidad
sexual específico.
Para aquellos trastornos que se dan en la edad adulta el DSM-IV incluye una
especificación de la orientación sexual del individuo. Para evitar herir
susceptibilidades se aconseja especificar la orientación sexual del individuo con un
trastorno de la identidad, atendiendo al género de la persona por la que se sienten
atraídos (DSM-IV).

Hay conjeturas con escaso apoyo experimental. La mayoría de ellas se centran en


el transexualismo y hacen referencia a aspectos orgánicos: la existencia de una
diferenciación hipotalámica prenatal, niveles plasmáticos disminuidos de
testosterona en hombres transexuales y aumentados en las mujeres, tumores
cerebrales, alteraciones cromosómicas.
Los modelos psicológicos se basan en la aplicación de las teorías del aprendizaje:
el problema surge a causa del reforzamiento de conductas propias del otro sexo
por parte de los padres durante su infancia. Otros explican el transexualismo como
un mecanismo que la persona utiliza para poder relacionarse con personas de su
mismo sexo sin tener que aceptar la condición de homosexual (más frecuente en
mujeres transexuales). En el caso de los trastornos de identidad de género en la
infancia cabe señalar la indiferencia o incluso favorecimiento de la conducta del
sexo contrario por parte de los padres.

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¿Qué debe saber el PSICOLOGO para abordar las disfunciones
sexuales?
Los profesionales necesitan estar motivados e interiorizar la sexualidad como una
dimensión positiva y fundamental del ser humano, y la educación sexual como el
recurso necesario para los pacientes.
Para abordar las disfunciones sexuales, es útil el asesoramiento individualizado.
Consiste en ofrecer al paciente información y recomendaciones sobre el trastorno,
que se adapten a sus características y necesidades, tomando en consideración los
aspectos psicosexuales y sus relaciones interpersonales.
Es un proceso dinámico que se adapta y se reevalúa según se vaya desarrollando
la visita.
¿Qué se necesita saber y hacer para ofrecer asesoramiento sexual?

1. Saber preguntar y favorecer que se pregunte. Ser proactivo: preguntar y saber


escuchar. Se puede empezar con preguntas abiertas que generalicen situaciones,
utilicen estadísticas o expliquen rutinas habituales del terapeuta a la hora de
realizar su labor asistencial.

2. Disponer de información objetiva y científica sobre sexualidad.


Se debe proporcionar la siguiente información:
-Información objetiva y adecuada al lenguaje de la paciente.
-Explicación del problema.
-Anatomía y fisiología de la respuesta sexual.
-Mensajes positivos y de bienestar, de reconocimiento del derecho al placer y
activación de circuitos de recompensa.
3. Poseer habilidades terapéuticas sencillas para poder orientar y, en algunos
casos, resolver problemas sexuales y de relaciones de pareja.

En el asesoramiento hay que ofrecer orientaciones prácticas adaptadas a cada


caso en particular:
-Técnicas para incrementar la conciencia corporal (ejercicios de Kegel, pensar en
sexo de manera positiva, fantasías sexuales...).
-Potenciación sensorial en pareja, habilidades eróticas (masajes sensoriales y
eróticos, sexualidad lúdica).

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-Aumentar el tiempo de interacción de ocio: caminar juntos, cenar un día al mes...
4. Derivación a un Psiquiatra tratamiento farmacológico si se considera necesario.

5. Visita de seguimiento: a los 2 o 3 meses, recomendar una visita con la pareja.

6. Disponer de una red de profesionales para la derivación, en caso necesario

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CONCLUSION
La investigación, permite llegar a las siguientes conclusiones:
Es bien sabido que los trastornos sexuales afectan a un gran número de personas
de ambos sexos.
El trastorno sexual más frecuente en las mujeres, es el deseo sexual inhibido. Es
probable que estas mujeres tengan la incapacidad de enfocar su atención en la
relación sexual, desviándola hacia pensamientos negativos que interfieren cuando
se presenta la oportunidad de tener relaciones sexuales.
La disfunción orgásmica. Puede ser que la falta de concentración y la incapacidad
de enfocar la atención pudiera dificultar el logro del orgasmo.
De esta manera podrían distraerse, de forma tal que activan los mecanismos
naturales de inhibición fisiológica que suprimen el deseo sexual.
En el hombre el trastorno sexual más frecuente es la disfunción eréctil. Es
probable que el componente de ansiedad en los varones pudiera interferir con el
mecanismo de erección en pacientes jóvenes.
En pacientes de mayor edad, pues podría haber una combinación de factores
psicológicos y fisiológicos.
La eyaculación precoz. Es probable que el componente de impulsividad presente
en estos pacientes pueda ser una variable que contribuya a la disfunción.

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23 parafilias extrañas

A continuación te muestro una recopilación de aquellas parafilias menos conocidas, las cuales
pueden llamarte la atención.

Acrofilia: Se trata del hecho de sentir atracción por las alturas o por personas altas.

Actirastia: Este tipo de parafilia conlleva una excitación sexual que es causada por la exposición a
los rayos del sol o gracias a sentir el calor de dicha exposición.

Aerofilia: Basada en el placer producido por todas aquellas cosas que están relacionadas con volar.

Alvinolagnia: En este caso el placer sexual solo puede obtenerse con la zona del estómago de la
pareja.

Androidismo: Excitación provocada por muñecos o robots con aspecto humano.

Andromanía: Hipersexualidad masculina o deseo desaforado por la práctica del sexo. Se trata de la
versión masculina de la ninfomanía. Condición compulsiva en un hombre de tener relaciones con
diferentes personas, de manera promiscua y sin estar enamorado. No equivale a gigoló (quien
recibe una paga)

Antolagnia: Este tipo de parafilia está relacionada con el placer que se obtiene al oler flores.

Autonepiofilia: Se basa en obtener placer y sentirse excitado con el hecho de utilizar pañales y ser
tratado como un bebé.

Bondage: Esta práctica sexual es de índole sadomasoquista y cuando se practica uno de los
participantes permanece atado.

Consuerofilia: En este tipo de parafilia, la excitación sexual se produce al coserse zonas de la piel
con aguja e hilo.

Coulrofilia: Deseo sexual y excitación producida al ver payasos.

Dacryfilia o dacrilagnia: Se trata de hallar placer y excitación cuando se observan lágrimas en los
ojos de la propia pareja.

Dendrofilia o Dentrofilia: En este caso la excitación se produce al frotarse la persona contra los
árboles o vegetales en general.

Dorafilia: Sentir atracción y placer por visualizar, así como realizar actos con la piel humana o
animal, sintéticas o de cualquier otro tipo. Se aplica también a la excitación sexual que
proveniente del tocar el pelo.

Electrofilia o electrocutofilia: Este tipo de parafilia se relaciona con la electricidad. Las personas
con esta parafilia sienten atracción por la electricidad y las descargas eléctricas.

Elefilia: Basada en la obtención de placer mediante el tacto o la visualización de determinados


tejidos.

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Formicofilia: Esta parafilia está relacionada con insectos o animales pequeños. La exictación se
produce al sentir como dichos animales reptan por la piel.

Harpaxofilia: En este caso la excitación se produce cuando la persona es asaltada o sufre un robo
con violencia.

Hipnofilia: El placer en esta parafilia se consigue cuando la persona contempla a otras personas
mientras duermen.

Octofilia: Esta curiosa parafilia está basada en aquellas personas a las que les excita el número 8.

Psicrofilia: Se considera Psicrofilia cuando la persona se excita con el frío o al ver personas que
sienten frío.

Undinismo: Esta parafilia se desarrolla en la playa, ya que el placer se obtiene gracias al vaivén que
produce el mar sobre el cuerpo.

Vampirismo: Su nombre puede darte una pista, y es que esta parafilia conlleva excitación y placer
que se produce por la extracción de la sangre.

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