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Texto sobre el video “Antropologías del mundo” (Eduardo Restrepo) y la lectura “La producción

de la antropología en el sur: Características, perspectivas, interrogantes” (Esteban Krotz)

Tanto el video como la lectura muestra una discusión en torno el carácter disciplinario de la
antropología, cada uno con énfasis distintos pero que tienen una gran conexión que más adelante
se expondrá, antes de esto, es necesario hacer un mapeo de las ideas princípiales de cada uno:

La cátedra del profesor Restrepo se cuestiona el carácter singular de la antropología, incluso, afirma
que no hay existencia de un solo origen de la disciplina pues la diversidad entregada por los países,
y al interior de cada uno, cobra vida misma en cada contexto, por lo cual, reducir la antropología a
una definición tan fría como la ciencia del hombre dividida en cuatro ramas sólo logra hacer
referencia a una articulación específica pero no define la identidad disciplinaria en todas partes, sin
embargo, no se trata sólo de variaciones espaciales, también están vigentes variaciones con índole
temporal. En este punto, se evidencia que al entenderla en plural el ser de la antropología es
heterogéneo, contradictorio y múltiple en relación de un lugar y tiempo determinado, es decir,
descubrimos antropologías contextualmente situadas e institucionalmente concretas pues deben
“pensarse en ciertos términos”, y a su vez, entender que las narrativas de ellas mismas están
sumidas en una relación dialéctica con las narrativas del entorno inmediato por lo cual es necesario
revisar la relación tensa entre la definición y la praxis antropológica para nuevamente descubrir que
la antropología situada y concreta es heterogénea pues en ella misma contiene una serie de
implícitos de lo que es o no es, en la cual, la necesidad de una doxa es evidente. Se deduce que la
unión de instituciones, sentidos comunes, narrativas y subjetividades dan surgimiento a un
establecimiento antropológico donde claramente se proyecta que es ilógico pensar que hay sólo un
valor metodológico interdisciplinario y se pode concluir que la antropología no tiene una esencia,
un objeto o un método único y no podría entendérsela como algo particular.

En la lectura “El surgimiento de las antropologías del sur”, Esteban Krotz, nos presenta el nacimiento
y establecimiento de la antropología como ciencia humana, y a la par, una reseña histórica que
permite reconocer la relación conflictiva entre Norte-Sur. Cabe aclarar que no sólo se entiende
geográficamente hablando, sino, en términos de pensarnos desde un lugar donde la relación
desigual ante las alteridades, genera procesos de civilización y homogenización, queriendo suprimir
lo heterogéneo y lo diverso de las culturas que ante el canon del progreso eurocéntrico son
inferiores, sin embargo, a causa de las propias contradicciones del modelo civilizatorio se da origen
a nuevas alteridades. Esta oposición metafórica entre Norte-Sur, en un principio se tradujo en
Civilización-Salvajismo, pero llevándola a la actualidad podemos ilustrarla a través de Desarrollo-
Subdesarrollo, entre otras. Pese a esta oposición, donde parece tener más validez el Norte,
analizando la relación de una forma no tan superflua se encuentra que el Sur no muestra un
retroceso, sino una fuerza que se contrapone a la presión transformadora del Norte y que la mayoría
de logros del Norte se deben a la explotación ejercida en el Sur. Ahora bien, teniendo clara la
relación entre Norte-Sur, el autor nos presenta que la Antropología hasta cierto punto acogió y
transformó aquella relación, pues hasta el momento el único paradigma antropológico es el
evolucionismo decimonónico, además de que su establecimiento se vio trastocado por la expansión
planetaria de una sola civilización y por el intento de homogenización del conocimiento. Pero hay
algo específico a lo que se enfrenta la antropología y es que históricamente el sitio más estudiado
ha sido el Sur, pero al llegar al Sur, la antropología cobró vida propia ya que el “objeto de estudio”
no era ajeno al entorno, ni a ella misma, dando origen a las antropologías del sur. Es aquí donde se
evidencia la oposición entre Norte-Sur, pues ante la naciente, el norte la entendió como un proceso
de difusión desde el seno de su civilización, es decir, como un reflejo, un subdesarrollo o un eco de
la antropología establecida en el Norte. Aun así, negar la existencia de las antropologías del sur es
imposible pues el estar inmersa en el mismo espacio determinado para el estudio genera cuatro
puntos críticos, algunos como ventajas y otros como retos a asumir:

El primero de ellos es el tener a los “estudios y estudiados” en el mismo país, generando facilidad y
accesibilidad, pero también, que ambas partes se ven afectados directamente por las condiciones
sociales, económicas o políticas que dicten el espacio, influenciando directamente la investigación.
Otro punto a tener en cuenta es la conceptualización de ciencia y ciencia social pues la
minusvaloración de la ciencia producida en el mismo país y la falta de sistemas efectivos para las
investigaciones afectarán directamente el resultado de esta. Por otro lado, tenemos las alteridades
diferentes, claramente, la fuerza homogeneizadora y el sentimiento paternalismo de la antropología
del Norte influye en este punto, pues querrá suprimir todas estas variaciones bajo premisas tales de
que no se trata de una antropología sino de una sociología, sin embargo, cada contexto concreto
entrega elementos diferentes a cada investigación antropológica, aquí, ya se advierte que es
imposible hablar de una sola antropología del sur, es múltiple, heterogénea. Y, por último, la
búsqueda de los antecedentes propios, ya que se disminuye el valor de sus antecedes dificultando
el reconocimiento de la misma como tradición con perfil propio, aunque, también abre grandes
posibilidades para su investigación, ardua tarea la que le espera a los antropólogos del sur pero que
abriría el camino para la comprensión de la disciplina realmente planetaria y no unilateral, pues
lleva al reconocimiento real de la diversidad desde el seno mismo de ella.

Según mi punto de vista, la clase del profesor Restrepo es una introducción, que no sólo facilitó la
comprensión del texto de Krotz, sino que nos aproxima a sentar el debate institucionalmente
hablando sobre la validez de las antropologías del sur, pues concluye que es necesario desmarcar la
antropología de algo particular y trasladarla al campo real, donde la relación investigador-objeto de
estudio no es una de extrañeza, es recíproca. Con esta conclusión se me hace evidente el
surgimiento de las antropologías del sur, pues como ambos autores dan a entender, la llegada de la
antropología tradicional, al sur, siendo de los lugares más estudiados por esta disciplina, cobró vida
misma pues sus alteridades no eran ajenas, por ende, esto se refleja en los productos de las
investigaciones antropológicas, alejándonos de ser un simple eco de la antropología naciente del
norte. Aunque en la catedra del profesor no se habla directamente de la relación de oposición entre
Norte-Sur, sí explica la relación de oposición entre el ser-deber ser de la antropología, en este punto,
encuentro relación con el silenciamiento de las antropologías del sur a raíz de la minusvaloración de
la ya mencionada relación del Norte-Sur en el campo académico de la disciplina antropológica pues,
el en Norte la idea de suprimir heterogeneidades no resultó ajena a su antropología que pretendía
ser un único modelo a seguir y por esto, la antropología en sí misma posee contradicciones entre su
definición y su práctica que se logran evidenciar más fácilmente en el sur y que abren la puerta a un
nuevo campo para la aplicación de esta misma. Para terminar, quiero agregar que después de
escuchar al profesor Restrepo y de leer el texto de Krotz, centrándome en las antropologías del sur,
me parece pertinente dejar este interrogante planteado: ¿La validez de las antropologías del sur
debe ser necesariamente dada por la antropología del norte? o en otros términos, ¿Esta validez
debe ser en términos académicos y/o institucionales ó puede darse en su misma practica?

Por: Daniela Narváez Fernández Código: 221104007

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