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“El estado-nación fue erosionado en dos sentidos, desde arriba y desde abajo. Por una
parte perdió poder y atributos al transferirlos a diversas entidades supranacionales, y
también los perdió, absolutamente, en la medida en que la desintegración de grandes
estados e imperios produjo una multiplicidad de pequeños estados, demasiado débiles
para defenderse en una era de anarquía internacional. Desde el siglo XVIII hasta la
segunda mitad del siglo XX, el estado-nación había extendido su alcance, sus poderes y
funciones casi ininterrumpidamente.”(Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX)
Autor: Robert Nozick. Anarquía, Estado y utopía. Fondo de cultura económica, Bs.As. 1991.
Proudhon nos ha proporcionado una descripción de los inconvenientes internos del Estado: ‘ Ser
gobernado es ser observado, inspeccionado, espiado, dirigido, jurídicamente conducido,
numerado, regulado, enrolado, endoctrinado, predicado, controlado, vigilado, ponderado,
evaluado, censurado, ordenado, por criaturas que no tienen el derecho, la sabiduría ni la virtud
para hacerlo. Ser gobernado significa estar en toda operación, en toda transacción, anotado,
registrado, contabilizado, tasado, timbrado, medido, numerado, valorado, licenciado, autorizado,
amonestado, advertido, prohibido, reformado, corregido, castigado. Con el pretexto de la utilidad
pública y en nombre del interés general se es puesto bajo contribución, se es reclutado,
despojado, explotado, monopolizado, oprimido, exprimido, mofado, robado; entonces, ante la
más leve resistencia, a la primera palabra de queja, se es reprimido, multado, difamado,
masacrado, casado, abusado, aporreado, desarmado, atado, traumado, hecho prisionero,
juzgado, condenado, fusilado, deportado, sacrificado, vendido, y para coronar todo esto, burlado,
ridiculizado, afrentado, ultrajado, deshonrado. Éste es el gobierno; ésta es su justicia; ésta es su
moral.’Tales sentimientos de ser mutuamente perjudicado pueden surgir, incluso en el caso de los
más claros de los derechos...” (Páginas 23 y 24)
“El Estado es la organización del poder político de una comunidad nacional, mediante
instituciones objetivas que declaran el Derecho y lo sostienen, conservando el orden por medio
de una dirección política y un cuadro administrativo diferenciado.
Su estructura tiene como elementos esenciales el poder, el ordenamiento jurídico, la población
y el territorio. La soberanía como cualidad del poder y el imperio de la ley como cualidad del
ordenamiento jurídico, proporcionan significación y sentido a la estructura.”
(Carlos Fayt)
“(El Estado)...una asociación de tipo institucional, que en el interior de un territorio ha tratado
con éxito de monopolizar la coacción física legítima como instrumento de dominio, y reúne a
dicho objeto los medios materiales de explotación en manos de sus directores pero habiendo
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expropiado para ello a todos los funcionarios de clase autónomos, que anteriormente
dependían de aquellos por derecho propio, y colocándose a sí mismo, en el lugar de ellos, en la
cima suprema.”
(Max Weber)
Seis autores, seis párrafos. Un concepto unificador: El Estado. Nótese que ninguno utiliza
la palabra educación.
Guía de trabajo, posterior al tratamiento de los textos:
1) A criterio personal, seleccione tres de los fragmentos y comente de modo argumentativo
con qué se asocia la figura del Estado. (Ejemplos: con el poder; o con la justicia; o con el
control).
2) Identifique aspectos que tienen continuidad o semejanza en los fragmentos referidos al
Estado. Quizás esos aspectos no aparecen escritos o presentes de manera explícita, por lo
cual usted puede presentar alguno que esté invisible, por decirlo así. O está en un
fragmento y sirve para descubrirlo en otros. (Ejemplos: ciudadanos; violencia; estructura).
3) Ninguno refiere a un Estado en particular, si bien algunos hacen referencias a períodos
históricos o a tipos de gobierno (déspota de la antigüedad, príncipe). ¿Qué argumentos o
pruebas tienen para presentar estas definiciones, estos juicios de valor, estas críticas o
ciertas apologías – si las hubiese – del Estado? Trate de construir algunas, mínimo dos en
términos hipotéticos. (Ejemplos: Libros de Historia; Constituciones; Entrevistas;
comparando todo lo anterior y haciendo una síntesis).
4) ¿Qué podría decirse de la educación en este sentido? Genere posibilidades al menos en
tres de los fragmentos (Pueden ser en los mismos de la consigna 1 o de otros, opere
libremente). Ejemplos de esto: Educación como herramienta de formación de las
conciencias; manipuladora; educación que libere a los individuos del poder del Estado,
tratando de balancear su abrumadora presencia).
5) En todos los casos, se puede utilizar otra fuente bibliográfica. Indispensable citarlas como
referencia. Recuerden que los fraudes y plagios puede detectarse con bastante certeza.
No entreguen su alma al diablo, sobre todo porque parece que a él no le interesa mucho.
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La educación, lo educativo, al principio afirmamos, opera vinculando los conceptos
citados ut- supra. Trataremos de no utilizar un concepto “pedagógico estricto” de
educación, no interesa aquí, trabajar en este sentido o en el tipo de enfoque psicológico
o didáctico.
Y sobre la escuela dice: “ ... es un tipo de organización histórica donde suele acontecer
este tipo de prácticas sociales. Pero no necesariamente el único lugar...”
Y agrega: “La escuela reproduce, divide y polariza, así como es lugar de resistencia y
cambio.”
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alimentación. Y el Estado se consolida en un doble carácter: abstracto y material. Lo
abstracto se expresa en los símbolos, valores y sentimientos de pertenencia; lo segundo
en los aspectos económicos y productivos.
Como sea, el Estado se constituye como nacional en la medida que consolida un sistema
de dominación, muchas veces por encima de diferencias de clases, de intereses de
sectores y de influencias de diversos actores e instituciones.
Vale como ejemplo el período de la Organización Nacional (Ver LCI) en la cual los caudillos
provinciales, las clases privilegiadas del interior, los militares, la iglesia católica, más una
masa heterogénea de gauchos, indios, mulatos y negros, fueron quedando bajo el
aparato estatal, en algunos casos por la razón y en otros casos por la fuerza.
Al ser Europa y los Estados Unidos el modelo de progreso y modernización a seguir,
además de las instituciones que se toman (Alberdi está fuertemente influenciado por las
ideas liberales y de hecho, el Preámbulo de la CN tiene una similitud con el de los Estados
Unidos, a excepción que en nuestra versión se habla de “representantes del pueblo y de
la Nación”; en cambio ellos dicen “Nosotros el pueblo”) se toma también el modo de
producción como ícono: el capitalismo.
Tanto Oszlak como Juan C. Tedesco – por señalar algunos autores – coinciden en que a la
constitución del Estado Nación le resulta fundamental elaborar una agenda de cuestiones
a enfrentar; y para realizar esto hay que tener poder o dicho de otra manera: quienes
tienen el poder político, económico e ideológico definen cuáles son los problemas.
Vamos a otros ejemplos de la época:
Bartolomé Mitre, durante su gestión presidencial, crea por el Decreto N° 5.447/1863 el
Colegio Nacional, sobre la base de antiguas instituciones educativas coloniales que tenían
a su cargo lo que llamaríamos ahora la escuela secundaria. Su representación de la
educación apuntaba a formar una élite, una minoría ilustrada que sea como “la levadura”
o elemento activo que pueda gobernar la inmensa masa de bárbaros (recuerden que la
fórmula “civilización o barbarie” es de Sarmiento pero es compartida con personalidades
como la de Mitre). Y a su criterio, así como la educación primaria tenía que estar a cargo
de las provincias (por el artículo 5° de la CN), la educación secundaria y la universitaria
tenían que estar a cargo de la Nación. Claro está que tal Colegio Nacional era para los
varones; y decimos “claro” porque estaba naturalizada la condición de la mujer como
inferior al varón, también en el plano intelectual. Mitre lo crea sobre la base del Real
Colegio de San Carlos, de una vieja institución encargada a los jesuitas, que tuvo varios
avatares, llegó incluso a cerrarse por un tiempo, luego Rosas se los vuelve a dar a los
jesuitas, con el nombre de Colegio de San Ignacio. Estas cuestiones no son meras
anécdotas, reflejan como señalamos la influencia de las cuestiones políticas en esta
institución educativa. Y que cumplió una función política, como señala Juan C. Tedesco.
Domingo F. Sarmiento efectúa en el año 1869 el Primer Censo Nacional de Población
(Entre Ríos estaba 3° y Santa fe 7°) arrojando una tasa de analfabetismo de 77, 4 %. Es
decir, menos de 3 argentinos cada 10 sabían leer y escribir. Y entonces Sarmiento encara
una escalada de obras destinadas a “atacar” el analfabetismo y algo logra: En el Segundo
Censo Nacional realizado en 1895, la tasa de analfabetos disminuyó al 53% y no dejó de
bajar (El último Censo Nacional de 2010 arrojó un 1, 92 % de analfabetismo). Si revisan el
texto de Adriana Puiggrós verán además todo lo demás que realizó en términos de la
cultura, la educación, la agricultura, la ciencia y la técnica, más el generar leyes vinculadas
al fomento y subvención de la educación y de su obligatoriedad. Inclusive la creación de la
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Escuela Normal de Paraná en 1871 significa también una forma de incorporar a la mujer a
la ciudadanía activa.
Juan Carlos Tedesco señala en el capítulo I que, posteriormente a Caseros y a la jura de la
CN en 1853, un tema de fondo constituía lo medular del proyecto político: la
modernización del país que estaba naciendo como nación y el papel central de la
educación en la formación del ciudadano. Hasta ahí estaban casi todos de acuerdo;
donde diferían era en lo referido a la educación formal, a lo que llamamos sistema
Educativo (SE) como instrumento de cambio. Esta relación entre educación y cambio
social fue tema de debate, porque Sarmiento y Alberdi discrepaban sobre la cuestión, si
era el medio más eficaz para lograr los cambios considerados imprescindibles. Alberdi
consideraba el SE como un instrumento más, que también enseñaban otras instancias, la
industria, el trabajo en general, que se aprendía haciendo, por decirlo así, ; y Sarmiento
lo veía como el factor prioritario. Y el “padre del aula, Sarmiento inmortal” logra
desarrollar mejor sus argumentos, hablando de capacidades que la Educación Pública
puede desarrollar, dándole contenidos útiles, racionales y acorde al desarrollo científico,
por una parte y por el otro, atendiendo a los graves problemas suscitados, que la
educación generaba un bien político, por decirlo así, imprescindible: la estabilidad
política. El Estado era visto como el único con la capacidad para organizar el SE nuevo.
Tanto Alberdi como Sarmiento hicieron pero también pensaron, debatieron, discutieron
con otros y tuvieron rivales con los cuales confrontaron; y como San Martín, murieron
fuera del país.
Otros ejemplos que podemos tomar de este período y en relación a la agenda definida
por los representantes del gobierno federal que pretendía dar ORDEN para que haya
PROGRESO fueron los acontecimientos violentos y los asesinatos de la época. En LCI
citamos el fusilamiento del gobernador de San Juan, Antonino Aberastain en 1861,
unitario y rebelde respecto al gobierno nacional, por decisión del jefe federal Francisco
Clavero, contradiciendo de manera flagrante lo que señala la CN en el artículo 18
“Quedan abolidas para siempre la pena de muerte por causas políticas…”
Una verdadera guerra civil y enfrentamientos entre los partidos políticos de la época,
fundamentalmente liberales y autonomistas que llegará hasta fines del siglo XIX.
Bien afirma Oszlak que “El ámbito de competencia y acción del Estado puede observarse
entonces como una arena de negociación y conflicto, donde se dirimen cuestiones que
integran la agenda de problemas socialmente vigentes. De esta forma el origen,
expansión, diferenciación y especialización de las instituciones estatales resultarían de
intentos por resolver la creciente cantidad de cuestiones que va planteando el
contradictorio desarrollo de la sociedad.” (Página 5).
Y agrega que los intereses ‘civiles’ y ‘comunes’ son transformados en temas de política de
Estado (entre ellos los económicos, productivos, culturales) y llevan a la apropiación de
los recursos y a la congruente lógica de dominio.
El Estado Nación entonces resulta el nuevo propietario de recursos, el lugar donde se
dirimen los conflictos y el que logra legitimidad, además de la legalidad. La legalidad es
lo sujeto a derecho, son las normas jurídicas de carácter coactivo. La legitimidad es
fundamentalmente el otro lado de la legalidad, es el reconocimiento por parte de los
ciudadanos de las políticas estatales. El poder logra la obediencia, el consenso o el
reconocimiento sin necesidad de usar la coacción. Recuérdese en esto la importancia de
la Propaganda, que señalamos en la Clase 1.
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Por último, se identifican tres rasgos que se desarrollan en este proceso de formación del
Estado argentino: uno es la relación entre una “cuestión social”, problema, situación o
necesidad y la respuesta estatal creando una institución para cubrirla. Tanto en seguridad
social como en atender a cuestiones financieras y demás. Y es importante tal punto, pues
muestra cómo el Estado no quiere que se escape nada, por decirlo de una manera
grosera. Otro rasgo es la capacidad del Estado de tomar iniciativas sobre nuevos ámbitos
de trabajo, producción de bienes y de servicios. Es decir, así cómo reacciona ante lo que
aparece, también emprende sobre lo que no existe todavía y que le puede mostrar su
capacidad. Y tercero, el “carácter conflictivo” y contradictorio que muchas veces presenta
su intervención, su iniciativa o su cada vez más complejo aparato burocrático. De la
burocracia podríamos hablar varias clases y lo que por ahora podemos decir es que
resulta ser una de las características fuertes de los estados modernos, la “jaula de hierro”
la llaman algunos.
Al final formulamos algunos interrogantes:
¿Y la educación, la escuela, los profesores, los contenidos, los alumnos? Intentemos
ubicarlo por acá, porque para muchos, excepto cuando hicimos referencias específicas,
parecieran no compadecerse con este desarrollo teórico e histórico del Estado Nación.
Respondemos: Eso muestra la eficacia simbólica del aparato estatal. Permanece invisible
cuando hablamos de educación o de la escuela. Pero está ahí.
Otra pregunta interesante es la de reflexionar sobre lo que ha quedado de ese período de
formación del Estado Nación. Claro está, uno es la estatidad y sus diferentes capacidades.
Más quizás algunas están devaluadas, comportan cierta in – capacidad. Lo que muestra
que todo Estado es hijo de su tiempo, que no puede sobrevolar el tiempo y el espacio. En
esos tiempos no llegábamos a 2 millones de habitantes, teníamos dos universidades, el
secundario era casi un lujo y recién se modelaba el proyecto económico agro –
exportador, determinante para la economía y la sociedad argentina hasta el primer tercio
del siglo XX.
Otro aspecto que ha cambiado en relación al Estado Nación y que perdura es lo
internacional y su influencia. Desde la Sociedad de Naciones hasta la ONU, pasando por
otras organizaciones incluidas las financieras y económicas, la misma globalización han
contribuido a pensar el Estado de otra manera. La tremenda división de países marcados
por su poder o por su pobreza. Seguramente conocen el Coeficiente de Gini, formulado
por el italiano Corrado Gini (1884 – 1965) quien mide la desigualdad en los ingresos y
complementa el Índice de Atkinson respecto a la distribución de la Renta. Esos datos
interpelan a lo que llamamos Estado Nación, a cada uno, sea un país pobre y más si es
rico. Pareciera que la visión de la educación como instrumento de cambio, modernización
y progreso ha quedado en el museo de las buenas intenciones y en un pasado sepultado.
Y en relación a lo anterior, cuando señalamos que durante la Presidencia de Sarmiento se
hace el Primer Censo Nacional de Población, mostramos algo que resulta básico para
cualquier política, inclusive la educativa: las estadísticas. En una nota del diario La Nación,
del año 2017 se reseña la falta de datos certeros en temas muy sensibles, como lo son la
pobreza, la violencia de género, la deserción escolar y demás. Desde las Ciencias Políticas
y las Ciencias Sociales se definen diversos modelos o tipos de Estado, dominando la
escena conceptual: El Estado Absoluto. El Estado Liberal. El Estado Social o de Bienestar.
El neoliberal. El Burocrático – Autoritario. Clasificaciones y tipificaciones. Veremos si lo
que vivimos cotidianamente sirve para confrontar con esos tipos y esquemas.
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Bibliografía. Observaciones: De los materiales presentados, excepto el de Oszlak y lo de Di
Tella, lo demás servirá para casi el resto del cursado; están todos los contenidos posibles
de trabajar, por lo cual conviene tenerlo siempre a mano para una lectura analítica y
coherente con la línea de tiempo de LCI y de los EJES a trabajar. Por si no se entendió: NO
hay que leer todo para la clase 2.
- Bobbio, N. Diccionario de Política.
- Di Tella, T. Diccionario de ciencias sociales y políticas.
- Oszlak, O. La formación del estado argentino.
- Tedesco, J. C. (1993). Educación y Sociedad en la Argentina (1880 – 1945). Capítulo I.
Ediciones Solar. Buenos Aires.
- Puiggrós, A. Qué pasó en la educación argentina. (Desde la página 18. La organización del
sistema educativo nacional).
- LACASAINVITA. Apunte de la cátedra.