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M. N.

FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

SINOPSIS:

Como presidente del Sin City Outlaw Motorcycle Club, follo tan duro como
conduzco mi moto y rara vez me acuesto solo.

Las mujeres son promiscuas y la violencia es intensa.

Me destaco en ambas.

Las personas me respetan o me temen. No soy arrogante. Es la verdad.

Yo era un rey, imperaba sobre Las Vegas sin complicaciones, hasta que una dulce
sheriff hizo que todo se viniera abajo.

Cuando la vi, me convertí en un Neanderthal, deseando nada más que estar entre
esas piernas.

Supongo que ahí fue donde me equivoqué, porque mi realidad se fue a la mierda
muy rápidamente.

Un beso la indujo a cruzar esa línea azul.

Una noche en su cama me convirtió en un traidor.

Y ahora... los dos estamos jodidos.

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Dedico este libro no solo a mis lectores, a quienes amo absolutamente, sino a
cualquiera que alguna vez haya sido etiquetado como el "malo". Nadie conoce tu
historia, nadie conoce el camino que has recorrido para llegar a donde estás. Así que
qué, ¿no confías fácilmente? Quizás con un poco de esfuerzo, ellos verían lo que
realmente se esconde debajo del caparazón roto que has tenido que cargar como un
peso muerto durante tanto tiempo. Juzgar es el remedio para aceptarse a sí mismos,
cegándolos a un futuro lleno de infinitas conexiones con algunas de las mejores
personas que alguna vez conocerán.

Yo digo, a la mierda con ellos y come donas espolvoreadas con granas


multicolores.

Porque las granas multicolores son para los ganadores.

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PRÓLOGO

ZEEK

Golpeo la tapa de la botella de cerveza contra la barra, haciéndola salir


disparada hacia arriba.

Es mi tercera y todavía me siento furioso. Tal vez debería fumar un poco de


hierba, o encontrar una puta del club para sacarme las frustraciones. O tal vez fumar
un poco de hierba mientras me saco las frustraciones.

Doblo mis nudillos doloridos y los miro; hay sangre seca salpicada en mi piel.
Aunque no estoy seguro de quién es la sangre. Podría ser mía, podría ser de Sal. Lo
pensará dos veces antes de ponerse impertinente conmigo otra vez. Le dije que
estábamos cambiando de compradores, y él decidió en ese mismísimo momento
cultivar un par de pelotas. Nosotros hemos utilizado su producto durante los últimos
siete años, pero cuando decidió desaparecer durante más de un mes, llegó el
momento de cambiar. Tuve algunos compradores cabreados cuando no había podido
proveerlos.

—Hombre, ¿oíste eso? —La puerta del club se abrió de un portazo. Mirando por
encima de mi hombro, Félix entra con los ojos abiertos de par en par. Es mi primo y
recibió su apodo porque cuando mata, es tan silencioso como una pantera. Toda su
persona me recuerda a un felino. Es un imbécil, solo quiere la atención de una perra
en sus términos, y folla como si fuera a pasar de moda. Todos me llaman Zeek. Mi
verdadero nombre es Zevin, pero de niño, mi hermano menor no podía decirlo, por
lo que balbuceaba Zeek. Todos comenzaron a llamarme así, y nunca me opuse. Tiene
ese puto sentimiento de Brady Bunch1. Una perfecta familia blanca, con tres niños,
una mascota y una minivan en el camino de entrada a su casa. Ya sabes, lo
común. No hay mucho de eso en mi vida, pero Zeek se me quedó atascado. Eso es

1 Brady Brunch: es una familia tan irrealmente perfecta que es repugnante.

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casi tan raro como que yo conserve esa mierda—. Nos delataron, hombre. Ellos
tomaron uno de nuestros contenedores. Por suerte, era uno que acabábamos de
vaciar.

Niego con la cabeza.

—Este es el tercer maldito miembro que es delatado esta semana. —Golpeando la


botella contra el mostrador, me paso las manos por el pelo, cabreado. ¿Qué pasó con
la lealtad, la hermandad? Los pensamientos de traición proliferan, mis manos duelen
queriendo estrangular a alguien en represalia.

—Tu viejo siendo encerrado nos puso en la mira a todos.

Arqueo una ceja, mi corazón se acelera con su comentario. A mi padre lo


arrestaron transportando drogas, y fue como un efecto dominó. Cada vez que me
doy vuelta, están arrestando a otro miembro. Es solo cuestión de tiempo antes de que
todo este puto club se venga abajo.

Dentro de poco, todos los demás comenzarán a pensar lo que yo estoy


pensando, que mi padre habló con la policía y rompió una regla MUY importante. El
simple hecho de pensarlo hace que mi sangre bombee con urgencia, que quiera ser
violento. Quiero creer que mi padre nunca cometería semejante acto de debilidad,
que soy una mierda por siquiera pensarlo. Sin embargo, es lo único que tiene
sentido. Él es un puto soplón y debe pagar el precio por sus indiscreciones.

Después de todo, ese es el precio que pagas cuando te ganas la vida como un
Outlaw(delincuente). Nosotros hacemos las leyes, somos los jueces, y dictamos
sentencia.

—Eres el vicepresidente, Zeek, tienes que resolver esta mierda. No puedo ir a


prisión, me matarán. Mírame. —Él extiende las manos a cada lado para mostrarse. Es
grande, muy musculoso; me recuerda a un hijo de puta con el aspecto de Tarzán—.
Probablemente sea el más grande hijo de puta allí dentro, así que todos querrán
derrotarme.

—Tal vez para follarte por el culo. Durante todo el tiempo que estés en lo alto del
ranking de la prisión, creo que la tienes clara.

Él frunce el ceño, claramente no viéndolo así.

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Mi teléfono suena, captando mi atención. Es Rachel. Nos hemos estado viendo


desde la escuela secundaria. Ella es cara, una Barbie. Comenzamos a distanciarnos
hace unos años, pero como ninguno de nosotros realmente tiene un lugar adonde ir,
nos encargamos el uno del otro. Odia el club y quiere que lo deje, cree que sería un
gran dentista o perfecto detrás de un escritorio o alguna mierda por el estilo Ella
claramente no me conoce, pero la soporto porque ocasionalmente me deja follarla por
el culo. No puedes perderte follar a la puta Barbie por el culo.

—¿Qué?—espetó por el teléfono.

—Es la una de la mañana, Zevin. ¿Cuándo vuelves a casa?

Inhalo profundamente.

—Mierda cuando llegue a casa.

—Típico. Esto se está volviendo tedioso. No te veo nunca. Ya casi nunca vuelves
por aquí. —Su tono de voz realmente está empezando a cabrearme—. ¿Por qué no
puedes llevarme de vacaciones o algo así?

—¿En serio, Rachel? No puedo hacer esa mierda ahora mismo. Si eres tan infeliz,
¿por qué coño todavía estás por aquí?

—Has cambiado tanto. ¡Uno de estos días, Zevin, te vas a quedar solo y no
tendrás a nadie a quien culpar excepto a ti!

La comunicación se acaba y golpeo el teléfono sobre la barra, rompiendo la


pantalla. No tengo tiempo para esta mierda en este momento. Cada vez que ando por
aquí, ella se cabrea conmigo y con el club. Ella se pregunta por qué pierdo el tiempo.
Tal vez es porque ella está tratando constantemente de cambiarme.

—Todavía no lo entiende, ¿verdad? —Félix agarra mi cerveza, tomando un trago.

Con el ceño fruncido, miro en su dirección.

—Voy a estrangular a esa perra uno de estos días.

—Zeek. Necesito un momento—interrumpe una voz familiar que ambos


conocemos demasiado bien.

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Mirando hacia la entrada del club, encuentro a mi tío. Está vestido con un traje
caro y una corbata roja. Su cabello negro descansa sobre sus hombros, su piel italiana
oscura e impecable. Es el hermano de mi padre, y tiene un casino al otro lado de la
calle. Mi tío siempre ha sido un hombre poderoso. Es listo. Vengativo. Incluso
manipulador. Se mudó a Las Vegas poco después de que mi padre fundara el MC. El
tío Frank fue un hombre de suerte. Hizo una apuesta, y ganó. Simple como eso.
Todos los que querían ser alguien lo observaban y apostaban a todo en lo que él
apostaba. Antes que alguien lo supiese, la mafia italiana comenzó a seguir a mi tío,
observando la banca que estaba creando. Pensé que iban a matarlo, especialmente
cuando estuvo a punto de ganar un millón en uno de sus casinos. Pero hicieron algo
que ninguno de nosotros esperaba: se pusieron al tío Frank en el bolsillo. Mi tío
recibió un casino para administrar en el corazón de Las Vegas, y una pandilla de
hombres despiadados para su seguridad. Es intocable. El tío Frank no debe ser
molestado.

Mi tío es el tipo de hombre que crees que es tu mejor amigo, pero no lo es.
Cuando tú la cagues, él te hablará razonablemente, te asegurará que todo está bien y
tú seguirás pensando que es así. Entonces Cross te encuentra. Lo llaman Cross
porque cuando te cruces con él, te crucificará.

Cross es la mano derecha de mi tío. Si no está a su lado, es porque está haciendo


un trabajo para él. Cross es un demente; vive para matar, y se vuelve más y más
creativo con cada uno. Todos estamos a su merced, y el demente no tiene
compasión. Quiero decir, estoy jodido, e incluso podría ser tildado de demente hasta
cierto punto. ¿Pero Cross? Él es el auténtico.

Cruzamos caminando la calle, entramos en el casino y nos dirigimos a su oficina


que se encuentra en el último piso. Es hotel y casino. Tan pronto como entras, la
planta principal está atestada con los mejores juegos y máquinas tragamonedas,
rodeados de algunos de los mejores restaurantes. Tomando el ascensor privado que
usa el tío Frank, eludimos todo el caos.

Él se sienta en su sillón alto detrás del escritorio. Cross se sienta en el borde del
caro escritorio de caoba y limpia una pistola. El cabello corto y peinado hacia atrás de
Cross brilla contra las luces. Con el cuello, los brazos y las manos fuertemente
tatuados, se parece a un gángster italiano.

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—Por favor, siéntate. —El tío Frank hace un gesto hacia una silla de cuero que
está frente a su escritorio.

—Me quedaré de pie.

—Ok, quédate parado. —El tío Frank toma un cigarro, recortando el extremo—.
Tenemos un problema—afirma, el tono de la voz es de aburrimiento.

—¿Nosotros?

—Sí. Tus hombres son soplones, y eso es un problema. Sin embargo, entre los
soplones, hay un rey. Un rey soplón que puede aniquilar al resto de tu manada y
pasar a otra, antes de hacer exactamente lo mismo. ¿Sabes quién es ese rey de los
soplones en el Sin City Outlaws?

No respondo, porque siento que es una pregunta retórica.

—Tu padre. —Levanta la vista de su cigarro, sus cejas están fruncidas. Cross pule
la 45, sin siquiera notarme. Mi boca se separa para articular unas palabras, pero me
detengo brevemente. Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que el nombre
de mi padre fuera sugerido como la razón detrás de este caos.

—No lo sabemos—mascullo, frotándome las manos, tratando de darle a mi padre


el beneficio de la duda.

Él se mofa.

—¿En serio? Al club le han retenido dos contenedores como evidencia, le han
desenterrado un cadáver y arrestado a cinco miembros. Nada de esto comenzó hasta
que tu padre fue arrestado, y casualmente, tu padre lo sabía todo. Ni siquiera yo
sabía del cadáver. Mira, sé que el club tiene la mayor parte de la policía local en sus
bolsillos, pero no tomará mucho tiempo y algo terminará en las manos equivocadas.
Y cuando eso suceda, todo se vendrá abajo. ¿No puedes sentirlos asediando?
¿Quieres ir a prisión?

Mi cabeza late con la información, y me siento en la silla. Mi padre es un maldito


soplón...

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—Sin mencionar que tu padre se negó a vernos. Eso solo puede significar que
está ocultando algo.

—Ellos no lo dejan ver a nadie. —Traté de verlo, de averiguar qué diablos está
pasando, pero me informaron que le fueron negadas las visitas o llamadas telefónicas
en este momento. El sudor se desliza por mi espalda, mi frustración con la situación
me hace sentir incómodo.

—Chico tonto. Tenemos nuestros métodos, y él se negó a vernos. Solo un hombre


que tiene algo que ocultar se escondería.

Sentándome hacia adelante, apoyo los codos sobre mis rodillas y me froto la nuca
con la palma sudorosa. Toda esta situación está jodida. Mientras mi madre predicaba
versículos de la Biblia, mi padre predicaba las reglas de un Outlaw. Él me enseñó a
ocultar y destruir la prueba de un crimen cuando solo tenía diez años. Me dio mi
primer arma de fuego a los doce y me mostró cómo matar a alguien con una sola bala
a la edad de trece años. Al crecer, me inculcó religiosamente las reglas del club en mi
cerebro. Regla uno: los soplones nunca sobreviven, a menos que quisieras suicidarte.
Era un Outlaw auténtico. Nunca pensé en él como un soplón, y la sola idea ahora...
me revuelve el estómago.

—Solo te estoy cuidando, Zevin. Tu madre no lo hará, no después de que ella y


Lip os dejaron plantados a tu padre y a ti.

Mi cabeza se levanta bruscamente; ésta es la primera vez que escucho esto.

—Oh, sí. —Su rostro destella simpatía—. Tu padre le pidió a tu madre que diera
la cara por él. Que lo ayudara de alguna manera. Se negó, así que ella y tu hermano
se están mudando a California mientras hablamos.

Aprieto los dientes. Lip siempre ha sido el orgullo y la alegría de mi madre, y


yo... yo fui el error. La vez que mi padre no se retiró lo suficientemente rápido y se
reprodujo un pedazo del diablo. Levantando mis hombros, dejo escapar un profundo
suspiro.

—A la mierda los dos—gruño.

—Yo estoy aquí sin embargo. —Mirando hacia arriba, le sostengo la mirada. Él
está aquí, y es lo único que me queda y no tiene ninguna mierda conmigo. La única

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familia que quedó a mi lado y eligió la lealtad y la sangre por encima de la


santurronería.

—¿Y ahora qué? ¿Qué hago?

El tío Frank sonríe.

—Eres el presidente ahora. Tengo fe en que tomarás la decisión correcta. —La


forma en que lo dice, el filo en sus palabras, hace que el sudor de mi piel se congele.

—Soy el vicepresidente—corrijo.

—No, si tomas la decisión correcta, Zeek. —Inclina la cabeza hacia un lado, el


tono de su voz se mezcla con una sugerencia de venganza. Ahí es cuando caigo en la
cuenta, él quiere que mate a mi padre.

—¿Quieres que lo mate?—me cercioro. Cuando las palabras salen de mi boca,


casi me sorprenden. Casi. Pero mi padre me enseñó de primera mano lo que hacemos
a esos que hablan con los policías. Esto es el entrenamiento asumiendo el control de
mis sentimientos. El entrenamiento que matará a mi padre, mi maestro.

Él deja el cigarro, y Cross carga el arma, el chasquido del mecanismo hace eco a
través de la gran habitación.

—Es él o nosotros. Él nos destruirá a todos si tú no lo haces.

Un gruñido gutural irrumpe en mi garganta, y mis puños se aprietan.

—¿Por qué yo? ¿Por qué no haces que tu perro lo haga? —Señalo a Cross.

El tío Frank se pone de pie, desabotonando lentamente su chaqueta.

—Lo siento, Zeek, pero siendo tan cercano a tu padre, necesito saber dónde están
tus lealtades. Tienes que ser tú. Mi casino está demasiado relacionado con el club
para que yo lo limpie y créeme que todo volverá a la normalidad. Los patrones se
han enterado de esto y quieren que se tomen medidas inmediatamente. —Los
patrones. Se refiere a los italianos para los que trabaja. La Mafia.

Cierro los ojos y mis sienes palpitan por la adrenalina, mi cabeza corre con
pensamientos de sentimientos y entrenamiento. Sé que debería matar a mi padre sin

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pensarlo dos veces, pero el niño pequeño en mí admiró al hombre y eso está
nublando mi mejor juicio.

—Sé que es algo difícil de procesar. Nadie dijo que ser presidente sería fácil, pero
debes ser capaz de elegir entre aquellos que son soplones e indignos, y aquellos que
son lo mejor para ti. —Apoya la mano en mi hombro, dándole un suave apretón—.
Piensa en tus hombres. Piensa en la grandeza que puedes poseer después que ese
martillo esté en tus manos, Zeek.

Negando con la cabeza, me muerdo la mejilla.

—No quiero un martillo así. Ser presidente siempre ha estado en mi futuro, y


esperaba el día, pero esto, matar a mi padre y asumir el control... no es lo que quería.
Quería ganármelo.

—Haciendo esto, no creo que, de ninguna otra manera te puedas ganar más ese
martillo, Zeek. Estás demostrando que el club es tu prioridad y que el amor, la
familia, la sangre, nada de eso es una distracción para lo que realmente importa.

—¿Lo cuál es? —Frunzo el ceño en duda.

Sus labios se separan lentamente, una sonrisa malvada cruza su rostro.

—Poder. Para manejar un MC, debes tener poder. Cuando tengas eso, todo lo
que alguna vez quisiste caerá en tu regazo, Zeek. Mujeres. Dinero. Respeto. Es lo que
cada MC intenta lograr, pero la mayoría falla miserablemente porque ellos permiten
que las pequeñas cosas de la vida los aparten de esa luz. —Suspira, mirando hacia el
techo pensando—. Los Outlaws necesitan un animal que los guíe, y ese animal eres
tú.

Mi cabeza zumba por la tensión que se apodera de mis hombros, hasta el punto
que me siento como un peso muerto.

—Necesito tiempo para procesar esto.

Las mejillas del tío Frank se ponen rojas, su mano me atenaza el hombro.

—Claro, sí, por supuesto. —Él sonríe, pero la sonrisa es amarga. Se aleja, su
mano que parece como que nunca se las hubiese ensuciado, porque no lo hizo, envía

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a otros a encargarse de su mugre, permanece en mi hombro un segundo más de lo


que me gusta—. Sin embargo no me tomaría demasiado tiempo. Uno podría tener la
idea equivocada de dónde se encuentra tu lealtad.

—¿Qué se supone que eso significa? —Respingo hacia atrás. Parece que me está
amenazando, lo cual es un error. Puede que no sea presidente, pero segurísimo que
no aceptaré nada menos que respeto. Estoy más que de acuerdo con meterle un
balazo a mi tío por faltarme el respeto.

Él sonríe, mordiendo el cigarro con sus dientes blancos.

—Significa que cuanto más tiempo te tomes para decidir, más mierda podría
salir mal. Las personas podrían... ¿desaparecer? —La forma en que lo dice, suena
como una pregunta en lugar de una afirmación.

Me está amenazando.

Mi pecho se tensa, y le señalo con fuerza.

—No me amenaces. —Mi voz está tan llena de veneno que podría matar—. No
soy uno de los sórdidos trabajadores de tu casino.

Una sonrisa astuta cruza su rostro antes de volver a hablar.

—Estás autorizado a salir. —El tío Frank se da vuelta y Cross se para con un
arma en la mano y me guía fuera de la oficina.

***

—Esto es una mierda, Félix. Él me enseñó todo lo que sé.

—Odio decirlo, pero el tío Frank tiene razón—susurra Félix, armándose un


porro. No hay nadie aquí, solo nosotros en la barra principal del club muy temprano
en la mañana, pero aun así, viendo que tenemos miembros desleales, quién sabe lo
que alguien podría hacer con la información que estamos debatiendo.

—Sé que tiene razón, pero mi padre era un Deluca. Él mata a los soplones. —
Golpeo mi puño sobre la mesa, haciendo que Félix tenga que empezar de nuevo a
armar su porro—. Al menos pensaba que lo hacía—mascullo.

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—¿De qué otro modo explicas que todo se venga abajo tan rápidamente?

—No sé.

—Justamente. No hay otra manera. Trató de hacer que tu madre asumiera la


culpa, ella no aceptó así que ahora está haciendo tratos.

Me recuesto en el asiento, haciendo rebotar el pie con ansiedad.

—¿Quieres un poco? —Félix da una pitada profunda, gesticulando hacia mí.

Tomo el cigarro de hierba y le doy una fuerte pitada, esperando que el aroma
terroso deshaga mi ataque de furia.

—¿Sabes que el tío Frank me amenazó?, me dijo que si no me decidía


rápidamente, las cosas y las personas desaparecerían.

—¿En serio?

—Sí. —Sonrío de manera sardónica—. Mierda, debería ponerle una bala en la


cabeza. —Mi dedo se retuerce, ansiando estar detrás de un gatillo.

—Hombre, es mejor que tengas cuidado cuando dices esta mierda. Alguien te
podría oír. —Félix sabe lo peligroso que es mi tío.

Frotándome los nudillos en los jeans, limpio la sangre de antes y suelto un


bufido. Respeto a mi tío, pero no le tengo miedo.

—Hombre, no sé. Odio decirlo, pero todo tiene sentido para mí. Si fuera yo, lo
haría —continúa Félix.

—¿No crees que el tío Frank está intentando apoderarse del club? —No puedo
evitar pensarlo.

Félix se rasca la frente, sus ojos se entrecierran con el pensamiento.

—No lo sé. Es decir, sé que se metieron en una feroz pelea sobre el tema hace
varios meses atrás. ¿Lo recuerdas?

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—Recuerdo que el tío Frank quería usar el MC como esbirros. Creo que Frank se
había metido en alguna mierda con sus patrones, o estaba intentando poner en
marcha algún proyecto... mierda, no lo recuerdo.

—Sí, solo oí pedazos de eso, también. Tu papá era bueno para mantener esa
mierda en secreto. Creo que Frank estaba tratando de independizarse de los
patrones, crear su propia pandilla para aventajarlos o alguna mierda por el estilo. —
Él se encoge de hombros.

—Sí, no estoy seguro.

—Pero debes saber, cuando tienes familia, siempre hay drama. No significa que
Frank esté tratando de apoderarse del club. Quiero decir, si estuviera, ¿por qué no
simplemente dispararte y apoderarse de él?

Mi cabeza late, mis nudillos duelen de apretarlos tanto.

—Creo que está tan preocupado como todos nosotros, de que una de estas
noches seamos sacados de nuestras camas por la policía y detenidos. Él es familia,
entonces, ¿por qué trataría de joderte? —continúa.

Me levanto, necesitando moverme. La adrenalina y la ira corren por mis


extremidades, y el hecho de que esté sentado aquí sin liberar me tiene a punto de
entrar en combustión.

—Este club es una broma. ¡Deluca, ja! —Un hombre borracho entra
tambaleándose al club. Un simpatizante común y corriente, alguien que seguía a mi
padre como un perrito perdido.

Marchando hacia él con pasos furiosos, lo agarro de la camiseta y lo acercó de un


tirón a poca distancia de mi cara.

—¿Qué dijiste?—suelto a través de los dientes apretados.

—Me oíste. Este club se va a ir a la mierda sin tu padre, hijo—pronuncia mal,


escupiendo en mi cara.

No lo dejo pasar y estrello mi puño en su cara hasta que la fuerza de mi golpe lo


libera de mi agarre.

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Cae al suelo y me pongo a horcajadas sobre él. Agarrando su camiseta


desgarrada, lo golpeo con el puño en la cara una y otra vez. La piel de mis nudillos se
rompe y se agrieta dolorosamente, pero no me detengo.

—¡Grrrr! —El hombre levanta el brazo izquierdo y algo afilado me corta la parte
inferior de la cara. Es una botella de cerveza rota, que impacta contra mi mandíbula y
me corta el mentón.

Me levanto y paso el dedo sobre mi barbilla. La sangre fluye del corte.

Mis ojos se dilatan con furia.

—Eres un maldito hombre muerto.

Él parpadea rápidamente, y lo golpeo con la bota en la cara.

—¡Zeek! —Félix me agarra de los brazos, pero antes de que logre alejarme, le doy
un pisotón en la cara.

—¡Mierda, hermano, contrólate! —Félix me empuja y me limpio la barbilla, con


la atención puesta en el hombre ensangrentado e inconsciente que está en el suelo.

—Jesús, hombre. —Félix se da vuelta, entrelazando sus dedos detrás de la cabeza


mientras mira al hombre.

Me vuelvo, tratando de calmarme, cuando veo mi reflejo en el espejo. Mi cabello


oscuro está completamente despeinado, mi barba necesita un afeitado, y mi pecho
está jadeando de la rabia. Me parezco a mi padre.

Golpeo el espejo que recubre la pared posterior de la barra. Se rompe en un


millón de pequeños pedazos, aterrizando a mis pies, algunos se pegan a mis nudillos
manchados de sangre.

—¿Te sientes mejor?—me pregunta Félix con calma.

—Tal vez debería llamar a Phillip. —Usando el dorso de la mano, limpio el corte.
Está sangrando y escuece como una perra.

—¿A quién?

—Mi hermano, Lip.

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Félix pone cara de asco.

—Sí, buena suerte.

Mi hermano y yo, no estamos de acuerdo en muchas cosas. Él es el orgullo y la


alegría de mi madre dado que odia a nuestro padre y a mí, como nuestra madre. Mi
madre finge que soy igual a Lip. Sin embargo yo sé bien; siento su odio cuando ella
me mira. Cuando mi padre intentó que Lip se uniera al club, él se negó y mi madre lo
respaldó. Ahí es donde Lip y yo no estamos de acuerdo. Sé que nacimos para estar en
este club, pero Lip, nos mira con asco.

Girándome en mi asiento, marcó su número. Suena cuatro veces antes de pasar al


correo de voz. Ignoró mi llamada. Como siempre.

—Déjame adivinar, ¿no respondió?—pregunta Félix, su voz gruesa por el humo.


He intentado llamarlo desde que papá fue encerrado, y no ha contestado ni una vez.

—No importa. Esto es asunto del club, no de Lip. Me ocuparé.

—¿Qué vas a hacer?

Inspirando, me paro.

—Voy a mostrarle a este puto club lo que le hacemos a los soplones.

***

Entro en la vieja oficina de papá y me siento detrás de su escritorio. Un escritorio


que será mío. No sé cómo voy a llegar a mi padre dentro de la cárcel. Mis ojos
recorren su escritorio, aterrizando en los pagos. Personas que tenemos en nuestro
bolsillo. Personas y organizaciones que tenemos agarradas de las pelotas para hacer
nuestro trabajo sucio. El tío Frank tiene algunos, pero el MC tiene más.

—¿Cómo diablos voy a llegar a él?—mascullo, deslizando mis manos hacia


adelante y hacia atrás por mi pelo. Mi padre es inteligente; estará protegido.

—¡Félix!—grito.

Se dirige a la oficina, con los ojos completamente inyectados en sangre.

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—¿Todavía estás en contacto con ese tipo, el que tiene cada puta droga, planta y
medicamento que puedas imaginar?

Félix gira su cabeza ligeramente, mirándome como si hubiera enloquecido.

—Intento mantenerme lejos de ese tipo, es raro. ¿Por qué? ¿Qué estás buscando?

—Mi padre probablemente estará protegido en prisión, así que no voy a poder
contratar a alguien para que lo mate. Él estará esperando eso.

—Sí, lo hará.

—Estaba pensando en conseguir algo que lo eliminara sin que él lo espere. —Me
siento en mi silla, y mis ojos se animan cuando me viene a la mente—. Ricin.

—Amigo. —La cara de Félix se pone seria—. Esa es una droga bastante letal. No
sé si él tendrá esa mierda. Pero debo darte crédito por pensar como un jodido
psicópata. De todos modos, le enviaré un mensaje de texto y lo averiguaré.

Sonrío burlonamente.

—Rociaré la colilla de un cigarrillo con ella, y haré que un policía corrupto le


entregue un paquete de cigarrillos. —Asiento con la cabeza junto con mis palabras.
Todo el plan encastra fácilmente—. Será mi marca en Las Vegas. Mi primer asesinato
como presidente. —La adrenalina hace que mi corazón lata a un ritmo veloz mientras
lo pienso.

—Lo tiene, por un precio—informa Félix, alejándome de mi planificación mental.

Quitando la mirada de mis manos, lo miro.

—Lo que él diga.

***

Una hora atrás, Félix había recogido el Ricin por mí, ya rociado en un cigarrillo.
Lo coloqué en un paquete nuevo, y ahora estoy esperando que uno de nuestros
hombres pagados se reúna conmigo. Puedes ver el sol asomando por el horizonte,
amenazándonos con su calor y gloria por venir.

Maldito soplón, todavía no puedo creer esta mierda.

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El coche de un sheriff se detiene, el polvo del desierto se levanta en una nube de


humo detrás de él.

—Zeek—saluda el hombre y sale del auto. Él se arregla la camisa y me mira


entrecerrando los ojos—. Estoy sorprendido de verte. Normalmente solo trato con tu
padre.

—Sí, bueno, mi padre está encerrado—respondo con aspereza.

—¿Ahora estás a cargo? —Lo dice soltando un largo suspiro, como si estuviera
cansado de nosotros.

Levantando mi cabeza con confianza, le brindo una radiante sonrisa.

—Nunca te desharás de nosotros. Policías corruptos de tu clase. Uno muere, otro


ocupa su lugar.

Su rostro se agría, sus manos tironean de la cintura de sus pantalones como si


pareciera fuera de lugar en el desierto.

—¿Qué puedo hacer por ti, Zeek?

—Quiero entrar a ver a mi padre.

—No puedo hacer eso. Tienen su culo separado de todos los demás en espera del
juicio. —Él niega con la cabeza con severidad.

—¿Puedes darle algo por mí? —Deslizo la mano en el bolsillo, mis dedos rozan el
paquete de Marlboro Ligths.

—Depende de lo que sea... —Me mira con recelo.

Sacando el paquete, lo miro fijamente. Así de simple. Le doy este paquete a esta
basura, mi padre estará muerto y yo seré presidente.

El olor fresco del tabaco flota hasta mí y me recuerda a mi padre. Al soplón de mi


padre. Gruño, la punzada de él traicionando no solo al club, sino a mí, es dolorosa.
Arrojo el paquete al sheriff y levanto los hombros.

—¿Cigarrillos? ¿Quieres que le dé esto? —Él los palmea, mirándome como si


hubiera perdido la cabeza.

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—Sip. —Espero que empiecen las preguntas sobre por qué le pedí que viniera
hasta aquí para darle un paquete de cigarrillos.

Él asiente y guarda el paquete en su bolsillo.

—Puedo hacer eso.

Suspiro, aliviado de no tener que inventarle una mentira sobre por qué tiene que
entregarlos.

—Quiero que mi padre me llame un par de horas después de que se los hayas
entregado.

—No puedo...

—Puedes, y lo harás. Consíguele un teléfono, y haz que me llame. No puedes


hacerme entrar a verlo, así que quiero una maldita llamada telefónica.

Suspira pesadamente.

—Veré que puedo hacer.

—Bien. —Pasando mi pierna sobre la moto, la enciendo y me voy.

***

En el viaje de regreso a mi casa, un millón de cosas pasan por mi cabeza.


Desearía poder elegir una para concentrarme, pero no tiene sentido.

Al llegar a mi casa de mierda, encuentro la puerta de entrada abierta, pero la


puerta mosquitera cerrada. Salgo de mi estupor e inmediatamente me concentro. La
puerta de entrada abierta es inusual, ya que Rachel es una hembra paranoica. Ella
siempre tiene todo cerrado como Fort Knox.

Con la mierda en la que pongo mis dedos, es inteligente de su parte.

Al entrar, la lámpara está tumbada. La recojo y la vuelvo a poner en la esquinera,


pero nada más parece estar fuera de lugar.

19
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Rachel?—grito por toda la casa. Miro en nuestro dormitorio, baño, cocina, en


todas partes. Ella no está aquí. Su bolso y su ropa se han ido y su coche ha
desaparecido.

Frunzo el ceño, mirando alrededor de la habitación. Sé que le dije que se fuera,


pero ella no tiene dinero ni familia. ¿A dónde diablos iría?

Las palabras de Cross y de mi tío se encienden en mi cabeza.

Significa que cuanto más tiempo te tomes para decidir, más mierda podría salir mal. Las
personas podrían... ¿desaparecer?

Salgo corriendo, me monto en mi moto y vuelvo al casino. Es mejor que no la


haya tocado. Juro por Dios que lo mataré. Puede que no le tuviera demasiado cariño
a Rachel, pero ella estaba bajo mi protección, mi propiedad. Corro todo el camino
hasta el casino, zigzagueando entre los autos estacionados y los semáforos en rojo, mi
corazón palpitando con ira y adrenalina todo el tiempo. Me abro paso a través de la
seguridad, golpeando a un puto imbécil en la nariz y finalmente logro llegar a la
oficina de mi tío.

Me detengo justo afuera de las puertas de Frank, mi pecho se levanta y cae


rápidamente mientras trato de recuperar el aliento. Agarrando mi arma de la cintura,
abro de un empujón las puertas.

—¿Dónde está?—gruño, mi cabeza baja y clavo los ojos en los de Frank.

—¿Quién?—pregunta casualmente.

—Tú sabes quién.

Mi tío extiende ambas manos, mirando alrededor de la habitación.

—Estoy confundido, Zeek. ¿A quién estás buscando?

—Rachel se ha ido. —Lentamente bajo el arma, su rostro y el tono de su voz no


me dan ningún indicio de que él sepa dónde está.

Él inclina su cabeza hacia un lado.

—¿Y crees que tuve algo que ver con eso?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Me amenazaste que si no tomaba una decisión lo suficientemente rápida...

Frunce el ceño.

—Me entristece que pienses que iría en contra de nuestro trato.

De pie, con un cigarro en la boca, se dirige hacia mí y mi mano aprieta el arma


con más fuerza.

—Eres el presidente ahora, Zeek. No hay tiempo para emociones en esto, son una
distracción. Juntos, nos volveremos ricos, ¡y tomaremos Las Vegas DE LAS
PELOTAS! —Su voz se pone áspera, su mano sube como si verdaderamente
estuviera agarrando un par de pelotas mientras habla.

—Necesito saber que puedo confiar en ti. Necesito eso para convertir a este club
en el mejor que pueda.

Sonríe de oreja a oreja, asintiendo con entusiasmo.

—¿Confiar?

—Sí.

Se acerca a mi lado y se pasa ambas manos por el cabello.

—Tu padre era muy confiable, ¿verdad? —Mi padre predicó y predicó acerca de
cómo si no confías en el hombre que está a tu lado, no deberías confíes en ti mismo.

—Está bien, Zeek. Tienes mi confianza—masculla y sus hombros se tensan.

Colocando mi arma en la cintura, exhalo lentamente.

—Entonces, ¿no tuviste nada que ver con Rachel?

Soltando el humo del cigarro, me mira de reojo.

—Nop.

Mirándolo a los ojos, no puedo darme cuenta si dice la verdad o no.

—Pondré a mis chicos sobre eso, a ver si pueden rastrearla. —Y si descubro que
él tocó algo que me pertenecía... es hombre muerto.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Suena como un plan. Ahora, si esto se acabó. —El da una calada al cigarro,
caminando hacia mí—. Es tu turno de reinar sobre Las Vegas, Zeek. Vete ya,
muéstrales que la Parca aún vive. —Me da una bofetada firme en la mejilla y se
vuelve hacia su escritorio.

Al salir, mi teléfono suena desde un número desconocido.

Le sonrío al teléfono, sabiendo que es mi padre.

—¿Hola?

Tos y jadeos suenan en el receptor. Se está muriendo mientras hablamos.

—¿Cómo te sientes, padre? Suenas como que te cuesta respirar. ¿Tal vez un poco
mareado? ¿Posiblemente tienes temblores? —Me río entre dientes en el teléfono.
Llegar a escuchar su último aliento, sabiendo que él es el que está tratando de acabar
con la única familia que tengo siendo un traidor... es jodidamente grandioso.

—¿Qué... hiciste...? —Jadea en el teléfono.

—Lo que necesitaba hacer. Eres un maldito soplón, y esto es lo que sucede
cuando traicionas a tu hermandad. Esto es lo que me enseñaste, me entrenaste para
hacer cuando alguien se convierte en un traidor—gruño—. Prefiero estar de pie
culpable que de rodillas suplicando inocencia.

—No… —Un ataque de tos y gemidos interrumpe su respuesta—. ¡Guardias! —


Intenta pedir auxilio. Suena doloroso y dichoso todo al mismo tiempo.

—¡Cállate, Deluca!—responde un guardia.

—Ayuda—gargariza en el teléfono.

Se escucha un golpe, como si mi padre hubiese caído al suelo, y la comunicación


se corta.

Acabo de matar a mi padre. Mi pecho arde. Arde tan intensamente que siento
que mis costillas se constriñen al punto que me encojo de dolor. Si no me conociera
mejor, diría que mi corazón se rompió. Que está sangrando debido a cualquier
emoción o decencia humana que podría haber estado dormida.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Soy oficialmente un monstruo.

Un animal.

Uno que mi padre crió.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 01

JILLIAN

Seis años después

Echando un vistazo por la ventanilla de la patrulla, suspiro fuertemente. Me


siento inquieta. Mi reflejo en el cristal me devuelve la mirada y noto que se me ha
salido un pelo del moño. Es una norma mantener el cabello recogido lo más apretado
posible, así que abro la visera y saco la cinta de mi pelo para volverlo a peinar. Mi
cabello rubio sucio cae sobre mis hombros, enmarcando mi cara en forma de corazón.
Mis ojos marrones claros me devuelven la mirada y mis irises tienen destellos de
negro. Parecen apagados; quieren esa adrenalina, ese corazón latiendo a mil que los
hace dilatarse. Recojo mi cabello en un moño apretado, reacomodo la visera y miro
por el parabrisas delantero. Las luces de Las Vegas comienzan a iluminar a medida
que el sol se desvanece en el horizonte. Mirando el reloj en el tablero, veo que son las
9:15 PM; muy pronto, las cosas comenzarán a ponerse más peligrosas, lo que
agradezco. Estoy lista para algo de acción. Parece que cuanto más tarde, más le gusta
a la gente meterse en problemas. Me encantan las cosas que hacen que mi corazón se
acelere y que mi adrenalina aumente hasta el punto de que me sienta mareada. Hace
que éste sea el trabajo perfecto.

Los sonidos de estática de la radio llaman mi atención.

—5paul69.

Agarrando el walkie, respondo:

—5paul69, copio.

—5paul69, mujer joven está parando a los peatones al costado de Koval Lane,
parte superior rosa, cabello rubio.

—5paul69, copiado, en camino.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Devuelvo el walkie a su aparato receptor y acelero. Ya casi he cubierto mi cuota


de horas de entrenamiento en campo, pero por alguna razón el teniente Oaks quería
ir en la patrulla conmigo hoy. El teniente Oaks es también mi padrastro. Después de
terminar mis sesenta turnos de entrenamiento en campo, puedo tomar el control, y
conducir sola. No puedo esperar; ha sido un momento por el que he luchado toda mi
vida.

—Entonces, ¿por qué estás yendo en la patrulla conmigo hoy? ¿No debería Joey
estar entrenándome? —Joey es el oficial de entrenamiento en campo de nuestro
departamento. Es realmente relajado y con él se puede hablar fácil.

Los dedos del teniente Oaks tamborilean contra sus rodillas, y su pecho se eleva
con su pensamiento. Su cabello negro y fino está peinado hacia atrás, con algunas
canas en la parte delantera. Incluso para estar en sus cincuenta años, todavía está en
forma.

—En primer lugar, oficial Adams, él debe ser llamado por su cargo. Es oficial
Hills, no Joey.

Frunzo el ceño con frustración, pero asiento con la cabeza de todos modos.

—Sí, señor.

Sabía muy bien que no debía ser tan impertinente adelante de él. Por aquí, un
oficial usa su rango con orgullo, ya que es todo lo que tenemos. Demonios, desde que
pude hablar correctamente, me ordenaron llamarlo por su rango. Era incómodo
cuando era una niña al tener que presentárselo a mis amigos, pero aparte de eso,
nunca le di mucha importancia. Él ha sido mi padrastro desde que tenía cinco años y
me enseñó a vivir según las reglas de la policía. No recuerdo mucho de mi madre
antes de conocer a mi padrastro, pero después de casarse, me presentaron a una
familia completamente nueva: el departamento del Sheriff del condado de Clark. Ser
uno de ellos, y llevar puesta una placa de policía… es todo lo que siempre he
querido. Demonios, incluso perdí mi virginidad en la parte trasera de una patrulla.

Él se pasa el pulgar y el índice por la barbilla, las yemas de sus dedos rozan
contra la barba incipiente.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Para responder a tu pregunta, viajo con todos los ayudantes del sheriff cuando
ya casi terminan el entrenamiento en campo, quiero asegurarme de que estén listos,
ya que soy responsable de todos ustedes.

—Claro, por supuesto. —Asiento lamentando haber preguntado.

Sus dedos carnosos palmean mi brazo con ternura.

—Pero eso es solo el teniente en mí hablando. El padre en mí, bueno, estoy


nervioso de que vas a estar por tu cuenta.

Sonrío, el sentimiento de amor paternal es casi demasiado. Sé que le importa,


pero todo lo que me interesa es salir y demostrar mi valía.

—Incluso después de todos estos años, las personas todavía me sorprenden. —


Niega con la cabeza, los ojos muy abiertos mientras clava la mirada en el parabrisas
delantero. Sigo su mirada y encuentro a una mujer con aletas en los pies, como de la
clase con las que nadas, y una camiseta rosa que es tres tallas más grande colgando
de un hombro, exponiendo uno de sus pechos y su estómago. Sus pantalones lucen
como que intentó cortarlos en shorts, pero están cortados justo encima de la rodilla,
lo que los hace un poco largos. Su cabello rubio parece estar sucio y enredado, y sus
piernas están arañadas y magulladas. Ella se ve dura.

El teniente Oaks enciende las luces y la mujer salta de donde está parada. Gira
lentamente, su huesuda mano protegiéndose los ojos mientras nuestras luces se
posan en ella sin piedad.

Me desabrocho el cinturón de seguridad y salgo rápidamente, el mecanismo


suena cuando cierro el auto detrás de nosotros. Es una de las reglas más importantes:
siempre cerrar tu automóvil cuando lo dejes. Un par de años atrás, un oficial olvidó
esta regla y se lo robaron. No es algo que quieras en tu legajo.

—¿Cuál parece ser el problema? —grita el teniente Oaks, con una mano en su
pistolera.

—¿Qué? Yo... digo. No estoy haciendo nada malo. —Agita sus manos
erráticamente, poniéndome nerviosa. Parece tener un subidón de alguna sustancia, y
este tipo de personas pueden ser la más peligrosa. Son impredecibles, y a menudo no
son conscientes de sus acciones hasta que han bajado de la cima.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Señora, ¿puede por favor poner los brazos a los costados y explicarnos por qué
está al costado de la carretera haciéndole señas a los automóviles? —le pregunto
poniendo un tono de autoridad en la voz. Eso me llevó meses de práctica.

Sus ojos embotados se dirigen hacia mí, y ella se burla.

—¿Con quién mierda crees que estás hablando, perra? —Apoya una mano en la
cadera, y su otra teta asoma de repente de su camiseta. Al acercármele, siento un olor
rancio que me hace contener la respiración.

—¿Tiene una identificación con usted?—pregunto, ignorando su insulto. Eso


viene con el trabajo, y me han llamado cosas mucho peores que 'perra'. La mayoría
de los insultos degradantes tienen algo que ver con un cerdo de alguna manera.

—¡No tengo que decirte una mierda! —Se da vuelta para alejarse, y le agarro la
muñeca para detenerla.

—¡Déjame ir! —Ella trata de soltarse, y tengo que sujetarla con más fuerza. Ella se
da vuelta, y su postura es a la defensiva—. ¡Conozco mis derechos, no puedes
arrestarme!—grita, el olor ácido que emana de ella me dan ganas de vomitar.

—No la estoy arrestando, la estoy reteniendo hasta que aclaremos esto. —La
empujo hacia el auto y le separo los pies para revisarla.

—No tengo drogas—me informa.

—No dije nada sobre drogas. —Se queda quieta por primera vez desde que
bajamos del automóvil. La mitad del tiempo, ni siquiera tienes que hacer preguntas a
los sospechosos; ellos solo se delatan—. ¿Hay algo sobre usted que debería saber?

—¡No!—responde rápidamente. Meto la mano en el bolsillo de mi pantalón y


saco unos guantes de látex, protegiéndome. Claramente es una drogadicta, y no
quiero arriesgarme a encontrar una aguja o una herida abierta mientras la reviso.

Le palpo la parte superior y a lo largo de los costados, pero no siento nada.

—Oh, cariño, por qué no bajas un poco y llevas esto al siguiente nivel. —Ella se
echa a reír.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Doy un paso atrás y bajo la mirada... a sus aletas, y veo algo que brilla contra las
luces de la calle. Bajando para ver mejor, encuentro una pequeña bolsa y la saco de la
aleta. Es metanfetamina. Nos enseñaron sobre drogas en la academia, y la
metanfetamina es difícil de confundir.

La arrojo sobre el capot del automóvil justo enfrente de ella, y su espalda se


levanta con un fuerte suspiro.

—Eso no es mío. —Ellos siempre dicen eso. Te sorprendería saber cuántas


personas dicen que las drogas que encontramos en ellas o la evidencia de un crimen
no son suyas. En algún momento dado, simplemente se vuelve ridículo.

—Estaba en su aleta—le digo.

—Estas no son mis aletas. —Ella comienza a reír, y el teniente Oaks comienza a
reírse ahogadamente.

Leo a la mujer sus derechos procesales y la meto en la parte trasera del


patrullero. Todo el tiempo, me maldice a mí y a mi existencia.

—5paul69, verificando el estado—preguntan por radio, comprobando para


asegurarse de que hayamos controlado la situación y no necesitamos ayuda.

—5paul69, sin inconvenientes—le informo, aclarando que tengo todo bajo


control. Si no lo hago, enviarían refuerzos muy rápidamente. Habría policías,
sheriffs, seguridad, lo que se te ocurra, apareciendo en un instante. Es bueno saber
que todos trabajamos juntos y nos apoyamos mutuamente.

—Copiado.

—¡Déjame salir de aquí, perra!—grita la mujer desde la parte trasera, dando


pisotones en el suelo con sus aletas. Exhalo un gran aliento y me abrocho el cinturón
de seguridad. Encontrar personas de manera fortuita que están drogados y alteran el
orden público sucede varias veces por noche. Entre la policía de la ciudad y nosotros,
todavía no podemos seguir el ritmo.

—¿Sabes cómo podrías haber manejado esto mejor?

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Serie Sin City Outlaws 1

Giro la cabeza hacia el teniente Oaks y frunzo el ceño. No estoy seguro de si solo
es un imbécil, o si sabe que soy capaz de algo mejor.

—Tú, perra. Eres una perra, de una perra, ¡que era una perra! —grita la mujer
desde atrás, de manera incoherente, saltando sobre su cuerpo huesudo.

Levanto las cejas.

—¿No debería haber sido una perra, nacida de una perra?

Él me mira con ceño, sin ver mi humor. Giro la cabeza rápidamente para
esconder mi sonrisa y poner el auto en movimiento.

—¿5paul69?

Entrar en la ciudad fue una mala idea; siempre nos envían a asistir llamadas
dentro de los límites de la ciudad. Los sheriffs se ocupan del condado y la policía
controla la ciudad. Podemos atender llamadas dentro de la ciudad, podemos trabajar
en ambos lugares si queremos, pero la policía trabaja estrictamente en la ciudad.

—5paul69, copio.

—Un testigo llamó, dijo que un grupo de moteros se estaban golpeando en el The
Gold Bana Casino. Creemos que son los Sin City Outlaws, ténganlo en cuenta. —Me
corre un frío por la espalda al escuchar el nombre del más infame MC en el área.
Ellos son uno por ciento2, lo que significa que no obedecen la ley.

Ellos creen que son la ley.

2Uno por ciento, en inglés one-percenters. Se rumoreó que la AMA (Asociación Moteros Americanos)
defendió la reputación de ésta y sus miembros, con un presunto comunicado de prensa que afirmaba
que "el problema fue causado por el uno por ciento descarriado que empaña la imagen pública de
motos y moteros" y continúa diciendo que el noventa y nueve por ciento de los moteros son
ciudadanos respetuosos de la ley, y el "uno por ciento" no son más que "delincuentes". Esto se publicó
después de los desmanes ocurridos durante los tres días que duró la Gypsy Tour del 4 de julio de
1947, que se celebró en Hollister, California.
Sin embargo, en 2005, la AMA negó el crédito por el término, diciendo que no había ningún registro
de nada oficial o declaración publicada de su parte que utilizara originalmente la referencia al "uno
por ciento".
No importa de dónde se originó realmente, el término se hizo popular y surgieron nuevas pandillas
de moteros fuera de la ley (OMG, por sus siglas en inglés) que adoptaron el concepto de ser referidos
como uno por ciento.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Hubo un curso completo sobre ellos cuando estaba en la academia. Matan a los
de nuestra clase sin remordimiento y allanan el camino a la anarquía. Cada miembro
del club tiene un expediente que necesita su propio gabinete de archivo. Violación,
asesinato, robo, posesión. Sabía que me encontraría cara a cara con ellos un día
cuando acepté este trabajo, simplemente no me di cuenta de cuán rápido.

—5paul69, en camino.

—Maldita sea—sisea el teniente Oaks.

—¿Qué?

Él gira la cabeza, su cara está tensa.

—Ellos son problemas con mayúsculas.

Giro el volante y tomo por la calle principal. El Gold Bana es el casino más
nuevo, acaba de tener una gran inauguración hace dos semanas. Conociendo a los
Sin City Outlaws, es probable que les estén haciendo saber quién maneja esta ciudad
y qué casino funciona en esa calle. Los Outlaws son una comunidad muy unida, con
miembros de la familia ocupando los cargos más importantes. Zevin Deluca es el
presidente del club de moteros, pero su tío, Frank Deluca, administra el casino al
final de la calle. Tú no puedes errarle; es el casino más grande en comparación con
los otros casinos u hoteles. El edificio está hecho de un material espejado y tiene luces
rojas que irradian de los vidrios, iluminando su estructura con el amenazante color
del sexo y el pecado.

Miro hacia atrás a la mujer que recogimos, notando que ha estado callada, y la
encuentro a punto de desmayarse, roncando, la baba goteando de su barbilla.

—Elegante—murmuro, volviendo a girar en mi asiento.

—No necesito advertirte sobre los Sin City Outlaws, ¿o sí?

Suelto un resoplido.

—No, aprendí todo lo que necesito saber sobre ellos. Son lo que ellos pregonan
ser, Outlaws, delincuentes.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Exactamente, pero mantente alejada de ellos, Jillian. Deja que la policía de la


ciudad se encargue de ellos. Conozco al presidente del club, y es peligroso. —Dirige
la mirada hacia mí, y se forman pequeñas arrugas entre sus cejas.

—Entendido—respondo, pero realmente no entiendo. ¿Qué se supone que debo


hacer cuando reciba una llamada similar a ésta y esté sola, ignorarla? He estado en
muchas jornadas de trabajo las últimas semanas, y cada vez que alguien llamaba por
un incidente con los Sin City Outlaws, era ignorada. Parece que todos por aquí le
temen a los Outlaws, y me molesta. Nosotros somos la ley, reinamos sobre Las
Vegas, pero mis compañeros oficiales ceden el paso en el camino de caos total que los
Outlaws han pavimentado. Me hace preguntarme qué demonios han hecho para
ganarse tal temor y respeto.

Nos detenemos junto a la acera, y motos de todas las formas, tamaños y colores
se alinean a la orilla de la calle. Ilegal.

Salimos rápidamente del automóvil, siguiendo el protocolo y retirando las llaves


del encendido antes de cerrar con llave las puertas. No llego muy lejos antes de
escuchar gritos. Casi soy derribada por peatones que escapan del casino, con el
pánico grabado en la cara. Pongo la mano en mi arma, lista para desenfundarla.
Fuimos entrenados para responder con calma, pero en consecuencia. Aunque estaría
mintiendo si dijera que mi corazón no estaba latiendo con un toque de pánico.

—¡Departamento del Sheriff de Las Vegas!—anuncia el teniente Oaks. La


multitud se aquieta y la gente comienza a moverse, al anillo oval de peatones se
separa por la mitad. Un motero de la pandilla con cabello rojo rizado emerge, su piel
bronceada y cubierta de tatuajes trepando por sus brazos y clavícula. Él lleva puesto
un chaleco de cuero, el chaleco de cuero sin mangas que los Sin City Outlaws llevan
puesto con orgullo, anunciando su rango en el MC. Este miembro es Machete, el
capitán de carretera. Él los guía en carreras y viajes. Lo sé porque estudié todas sus
fotografías de las fichas, memorizando el rostro de cada uno de ellos. Sus labios
tienen una sonrisa tensa, su cabeza baja mientras nos fulmina con la mirada al
teniente Oaks y a mí.

Detrás de él, casi pegado, está Zeek, el presidente, catalogado como el de máximo
rango y el más peligroso del club. Primero ve a mi padrastro y se detiene en seco, la

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suela de sus botas raspan contra el concreto. Su pecho asciende cuando inspira, su
mano se desliza a través de su pelo oscuro, que se ha movido de lugar.

—Teniente Oaks—gruñe Zeek, y mi corazón se congela. Sus palabras son


pronunciadas con tal filo que rasgan mi chaleco antibalas—. ¿Cómo podría saber que
la excelente policía de Las Vegas mostraría su puta cara esta noche? Metiendo sus
cochinas narices donde claramente no pertenecen. —Él levanta un dedo—. Tch, tch,
tch—masculla mientras su dedo se mueve de un lado a otro.

Él es más corpulento de lo que muestra la foto policial; sus brazos son


musculosos, haciendo que su camiseta blanca, salpicada de sangre, se estire. Sus
hombros son anchos, mostrando lo fácil que sería maltratar a cualquiera que se cruce
con él. Sus nudillos están abiertos, clara evidencia de que estuvo en una riña
recientemente. Él se ve como un animal.

La intensa mirada de Zeek pasa lentamente del teniente Oaks a mí. Sus ojos son
sombríos y furiosos, y los dedos de mis pies se curvan dentro de las botas por la
forma en que se iluminan de repente cuando aterrizan sobre mí. Sus ojos marrones
sostienen los míos, irises ominosos que capturan las palabras que estaba a punto de
decir. Él es obviamente peligroso, haciendo que cualquiera se encoja de miedo. Pero
mirándolo con atención, mirando más allá de la cicatriz en su barbilla y los
antecedentes penales en su expediente que podrían asustar a Jack el Destripador, es
realmente atractivo. Trago saliva, tratando de recuperar la compostura mientras él
me atraviesa con la mirada.

—Teniente Oaks, no me informó que teníamos una niñita presente. —¿Una


niñita? Miro a mi alrededor, buscando una niña entre la multitud. Él se ríe, y
entonces caigo en la cuenta... está hablando de mí. Mi momento de lujuria desaparece
con la irritación. ¿Con quién cree que está hablando?

—Ella es nueva, Zeek, ¿por qué no haces que esto sea fácil para los dos esta
noche?

Los labios de Zeek se curvan en una sonrisa amenazante, sus dientes blancos
brillan con las luces del casino.

—¿Dónde está la diversión en eso? —Él inclina la cabeza hacia un lado y me


guiña un ojo. Mi estómago se aprieta en reacción y mis pulmones me queman

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mientras contengo la respiración, rezando para que desvíe la mirada antes de que me
desmaye.

—Recibí una llamada diciendo que todos estaban peleándose, así que ¿por qué
no me dices con quién fue la riña?

Los ojos de Zeek se despegan de los míos y miran a los del teniente Oaks, y
finalmente respiro. El hombre es intenso en muchos niveles.

—No sé de lo que estás hablando—responde Zeek, su tono despreocupado


mientras flexiona la mano y sus nudillos sangran. Frunzo el ceño con irritación por
su respuesta; claramente sabe de lo que estamos hablando, y sugerir lo contrario es
un insulto.

—Hay sangre en su camiseta, señor—le digo lacónicamente. Inmediatamente me


arrepiento de mis palabras porque me mira y su intensa mirada hace que mi corazón
palpite.

—¿Tienes un testigo... Novata? —Mis ojos se abren ampliamente, y mis labios se


separan. La irreverencia que él tiene es irreal y me está poniendo más que furiosa.
Está claro que tengo mal genio, algo en lo que mi instructor me dijo que tendría que
trabajar si planeo hacerme un hueco en cualquier departamento. Lo he hecho bien
manteniéndolo controlado... hasta ahora.

Mi ira me impulsa a actuar antes de que mi cerebro pueda registrar siquiera qué
demonios estoy haciendo. Comienzo a sacar mis esposas. Tengo lo suficiente para
arrestarlo, aunque más no sea por esta noche.

—¡Jillian, no! —El teniente Oaks da un paso adelante, tratando de detenerme,


pero lo esquivo, haciendo que su mano no me alcance por unos centímetros.

Mientras más me acerco, el miedo corre por mis piernas y mi estómago tiembla.
De pie a escasos centímetros de él, claramente noto que subestimé su tamaño. Ahora
que estoy más cerca, Zeek se eleva casi ocho centímetros sobre mí. Todo lo que me
han contado sobre él destella en mi mente, haciendo que mi confianza sucumba ante
mis miedos. Mi respiración se vuelve más superficial y mis manos comienzan a
sudar.

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Serie Sin City Outlaws 1

Hago rodar los hombros, tratando de controlarme y cierro la brecha entre


nosotros, aferrando el frío metal de las esposas.

Su pandilla se pone tensa cuando me acerco a su presidente, y las llamaradas de


pánico en mi pecho son como un incendio descontrolado.

Zeek levanta una mano y yo me detengo.

¿Por qué me detuve?

Él mira por encima del hombro y niega con la cabeza. Su equipo se relaja, dando
un paso atrás. Entonces es cuando me doy cuenta de que no me está levantando la
mano: está ordenando detenerse a sus muchachos. Los hombres de Zeek iban a
lastimarme no bien pusiera un dedo sobre su presidente. Parpadeo rápidamente
cuando de repente me doy cuenta de que a este club no le importa que yo sea policía.
Me matarían delante de todos, y por quienes son, nadie le diría a nadie lo que vieron.

—¿Vas a arrestarme, Novata?—pregunta Zeek, su voz tiene un acento italiano, el


olor a madera en él me hace sentir incómoda. Me aclaro la garganta, elevo la barbilla
y cuadro los hombros, tratando de reunir esa bravuconería profundamente dentro de
mí. Él entrecierra los ojos, sus pestañas son gruesas y hermosas, y mi resolución
instantáneamente comienza a desvanecerse. La forma en que me mira me hace
perder de vista quién soy y quién es él.

—Usted está... um—tartamudeo.

—Oh, ¿ahora vas a volverte blanda conmigo? —Él baja la cabeza y yo me tenso,
mis dedos están estrangulando las esposas—. Porque sin duda alguna no estoy
blando en este momento, Novata. —Mis ojos se abren en estado de shock ante su
obsceno comentario, sorprendentemente mi cuerpo reacciona con un estallido de
calor entre mis muslos.

—No hay testigos, oficial Adams—dice el teniente Oaks detrás de mí. Me aclaro
la garganta, tratando de controlar mis caóticas emociones y alejarme de Zeek. Mis
mejillas se sonrojan, mostrando mi vergüenza.

—Lo siento, señor, pero no puedo… —Pierdo la pista de a dónde diablos iba con
esa frase cuando levanto la mirada y veo sus ojos, el izquierdo tiene un iris más gris
que marrón. Son fríos y sombríos, pero hay belleza en ellos. Siento que muchas

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personas realmente no ven al hombre delante de mí. El miedo los asusta y los hace
mirar hacia otro lado antes de que realmente puedan ver lo que se esconde detrás de
esos ojos amenazantes.

El teniente Oaks se para detrás de mí y me susurra al oído:

—Déjalo. La situación es estable, así que tenemos que ponernos en camino. Deja
que los policías de la ciudad se ocupen de él.

Me lo saco de encima y le echo un vistazo a Zeek, que sonríe arrogantemente. Él


sabe que es intocable y comete crímenes con impunidad.

—Puede que quieras escucharlo, Novata. Te estás metiendo en camisa de once


varas, niñita. —Aprieto los dientes por su insulto y me acerco a él. Nuestros pechos
están separados por escasos centímetros, el olor a cuero y colonia llena mis
pulmones. Por alguna razón, él se mete debajo de mi piel, cada insulto, cada sonrisa,
haciendo que quiera sacar mi Taser y golpearlo donde le duela.

—Puede que tengas dominada a toda esta ciudad, Zevin Deluca, pero a mí no.
Haré, cueste lo que cueste, un esfuerzo extraordinario para abatirte—lo amenazo. Él
sonríe y mi mandíbula se tensa, mi mano roza contra mi Taser.

—Me gustaría ver eso, en serio. —Un gruñido brota de mi garganta ante sus
palabras—. Soy la ley en esta ciudad, perra.

Mi boca se abre, y cada maldita palabrota que puedo pensar está en la punta de
mi lengua. Mis manos se cierran en puños de pura ira.

—Zeek, vete de aquí, ¿de acuerdo?—interviene el teniente Oaks, su mano


agarrando mi hombro con fuerza, calmándome.

—Creo que eso es probablemente lo mejor. Vete a casa—le ordeno, no necesito


que papi venga a rescatarme. Puedo manejar esto. Lo estoy manejando.

—Entendido, Novata. —Él levanta las manos y mi cuerpo se pone rígido, mi ira
huye hacia el terror. Toca con su pulgar mi placa de identificación y sus labios leen
silenciosamente mi nombre—. Vamos a montar, muchachos—masculla, sus ojos
nunca dejan los míos. Mi brazo es repentinamente tironeado, sacándome de la
competencia de miradas. No puedo decidir si quiero golpearlo con mi bastón en las

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Serie Sin City Outlaws 1

tripas o mirarlo con temor. Es tan peligroso, bello pero peligroso. Es irritante por
decir lo menos.

—5paul55, verificando el estado.

—5paul55, estable—responde el teniente Oaks.

—5paul55, 2155.— La radio siempre usa la hora militar, lo que a veces puede ser
una distracción dado que la mayoría del público no la usa.

Me aparto y vuelvo al coche dando pisotones, pero antes de entrar, miro por
encima del techo y me concentro en la mirada de Zeek. Todos han reanudado el
caminar de un lado para otro, pero lo encuentro fácilmente en el caos de la multitud.
Sonríe como el Diablo y se marcha.

Si este altercado me enseñó algo, es que no soy tan ruda como pensé que era
porque Zeek Deluca, me ha hecho cagar de miedo.

—¡Tú perra! —La mujer que arrestamos antes grita desde la parte trasera del
automóvil. Debió haberse despertado durante el episodio con los Outlaws.

—¿Qué fue eso?—me pregunta el teniente Oaks, su tono enojado cuando entro.

—Todos actúan muy comedidamente a su alrededor, permitiéndoles salirse con


la suya con todo. Su tono era el equivocado, y su respeto era deficiente. Él está a
punto de aprender una lección, porque no toleraré nada de eso—le respondo con mi
voz llena de promesas.

—Haces eso y te puedes dar por muerta. ¡Vas a la escena, te aseguras de que todo
está estable y te largas, Jillian! ¡Te largas! No podemos derrotarlos, y los que lo han
intentado han sido asesinados. E incluso si consigues derribar a uno, el club vengará
a su hermano y vendrán por ti. Solo... solo escúchame en esto, y no intentes hacerte la
heroína, maldita sea. —Mis ojos se clavan en los suyos, abiertos de par en par con
sorpresa debido a su lenguaje. Él casi nunca dice palabrotas, especialmente a mí.

—En serio, escúchelo—se mete en la conversación de repente la mujer desde la


parte trasera—. Esos hombres son una raza aterradora.

—¡Cállate y échate hacia atrás!—grito, sin importarme escuchar su opinión.

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Serie Sin City Outlaws 1

Entendido, son peligrosos. Pero si Zeek hubiera querido lastimarme, lo habría


hecho.

Entonces, ¿por qué no lo hizo?

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 02

ZEEK

Mirando el coche del sheriff alejarse, me froto la nuca. Esa pequeña perra tiene
una boca, faltándome el respeto de la manera en que lo hizo. Sin embargo, mi polla lo
encuentra sexy como el infierno. Ella me recuerda a un gatito mojado, tan peleadora
como puede ser.

—¿Qué diablos fue eso? —Inspiro profundamente y miro por encima de mi


hombro a Félix. Él es mi vicepresidente, y un dolor en el culo—. ¿Vas a contestarme,
o solo te quedarás allí con una mirada de perdidamente enamorado en tus ojos? —
Mechones de cabello caen de su masculino moño cuando desliza las manos a lo largo
de los lados de su barba.

—Simplemente me sorprendió que esa perra no pareciera asustada, o incluso


preocupada por con quién diablos estaba hablando—le digo. Todos nos tienen
miedo. Cada cerdo que usa una placa se mantiene fuera de nuestro camino, porque la
mayoría de ellos están comprados por nosotros.

—Deberías haberla puesto en su lugar, porque esa mujer volverá. Presta atención
a mis palabras, hermano.

Inclino mi cabeza hacia atrás y respiro profundamente, el olor a sangre de mi


camiseta llena mis pulmones. Me encanta el olor de la violencia. La expresión de
terror en la cara de alguien después de darse cuenta de que enojaron al hijo de puta
equivocado. La forma en que el carmesí pinta la imagen perfecta de la vida en mis
nudillos. Es un subidón.

—Vas a dejar que yo trate con ella, ¿entendido? —Bajando la cabeza, lo miro
furiosamente, esperando que responda.

Él se frota la barbilla y asiente.

—Tú eres el jefe.

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Serie Sin City Outlaws 1

Una brisa de perfume barato flota hacía mí y un brazo se desliza a lo largo de mi


abdomen.

—Cariño, deberías haberle dado un puñetazo en la cara a esa puta—dice Dolly


embobada, mirándome como si yo fuera su puto rey. Los chicos la llaman Dolly
porque luce como una muñeca, voluminosos cabellos negros, mejillas sonrosadas y
gruesas pestañas. La llamo Dolly porque eso es lo que es para mí, una muñeca con la
que follo cuando quiero jugar, y cuando termino, echo su culo a un lado—. Ahora te
ves débil. Permitiste que un cerdo te hable así…

La agarro por el pelo, tirando bruscamente su cabeza hacia atrás. Estoy harto de
su boca. ¿Cree que es lo suficientemente importante como para decirme lo que
debería haber hecho porque la he follado unas cuantas veces? Está olvidándose qué
lugar ocupa en los Sin City Outlaws, el último, con el resto de las putas con las que
follo de vez en cuando. Nunca encontré a Rachel. Así que seguí adelante con mi vida,
como espero que ella hiciera con la suya. Solo que esta vez, no cometeré el mismo
error de apegarme a una mujer que no puede quedarse. No tengo tiempo para una
chica de todos modos, tengo un club para dirigir.

El brazo de Dolly deja mi cintura, tratando de agarrar mi mano que se enreda en


su cabello, sus ridículos tacones hace que se tropiece y pierda el equilibrio.

—¿Por qué no te preocupas por ti misma y recuerdas con quién puta estás
hablando?—le digo furioso al oído.

La aparto, y se cae sobre una de las otras chicas, joder si puedo recordar quién.
Estos muchachos siempre traen nuevos coños al club. A veces pienso que es como
una hermandad de mujeres con todas las perras borrachas que tengo delante de la
cara.

—Hemos entregado el mensaje que el tío Frank quería, ¡regresemos al club!—


grito, dirigiéndome hacia mi moto.

El tío Frank quería que diéramos una cálida bienvenida al nuevo casino. Que le
hagamos saber que si su negocio comienza a interferir con su casino, estaríamos de
vuelta, y el propietario tendrá más que una fractura en la nariz y las costillas. Las
órdenes de mierda de Frank me ponen de los nervios. Su casino y mi MC no son lo
mismo, pero él parece olvidar eso... o no le importa un carajo, no estoy seguro.

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Serie Sin City Outlaws 1

La única razón por la que sigo con esto es porque la mierda parece desaparecer o
dejar de funcionar cuando no lo hago.

Subiendo a mi moto, Dolly intenta deslizarse detrás de mí. Aprieto los dientes y
niego con la cabeza. No dejo que ninguna mujer monte como mi perra, porque no
tengo una.

—No, monta con algún otro.

Se baja la falda azul de jean, con su camiseta negra mostrando el ombligo.

—¿Por qué tienes que ser tan imbécil?

Entrecerrando los ojos, chasqueo los dedos, apuntando hacia cualquier lugar,
excepto donde diablos yo estoy. No soy un imbécil; así es como soy. No es una
sorpresa que no quiero tener su culo en la parte posterior de mi moto, así que ¿por
qué diablos trataría de sacar esa mierda?

—Si sabes lo que es bueno para ti, vas a salir de mi vista en este mismísimo
momento.

Ella frunce el ceño mientras pone los ojos en blanco, alejándose.

***

Conducimos hacia la parte trasera del casino, estacionamos nuestras motos y nos
dirigimos a la casa club. La sede se encuentra justo detrás del casino de mi tío, con
una pequeña calle que los separa. Eso mantiene alejados los ojos curiosos de los
turistas.

Está hecha de estuco marrón y tiene tres plantas.

Big Mike monta guardia mientras me acerco a la puerta roja, con nuestro logo
pintado. Mike es grande y gordo y lleva un traje blanco; una de sus manos está
metida en una bolsa de papas fritas, como de costumbre. Lo contraté hace un año;
vigila el lugar en caso de que algún turista se tropiece accidentalmente con el club.
Tuvimos un par de tipos regresando aquí pensando que sería un callejón perfecto
para mear, solo para entrar y tomar fotos. Las cámaras fotográficas quedaron hechas

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Serie Sin City Outlaws 1

añicos. Las manos fueron quebradas. Lo último que necesito es que alguien tome
fotos de lo que sucede detrás de estas puertas.

—Zeek—saluda, y yo asiento con la cabeza en respuesta.

—Mike.

Abriendo de un empujón la gastada puerta de madera, mis botas caen como


plomo contra el suelo de baldosas. Las luces están bajas y la música es
estruendosa. Algunos de los simpatizantes habituales están sentados alrededor del
bar, con perras al azar sentadas sobre sus regazos. La barra es lo primero que ves
cuando entras, está armada en el extremo opuesto de la entrada. Los taburetes de
madera ocupan la parte delantera y trabajando detrás de la barra hay dos lindas
perras que recogimos. Una es una cosita rubia que llamamos Tinker porque se parece
a Tinker Bell. La otra es una chica de aspecto punk con cabello negro corto y
piercings en toda su cara; la llamamos Emo. Tinker comenzó a merodear hace un par
de meses y luego algo parecido a que se mudó a trabajar aquí. Pero Emo era una
prostituta que los muchachos constantemente tenían aquí. Una noche, estaba sentada
en el bar comiendo comida de la cocina, y le dije que metiera su culo detrás de la
barra y colaborara. Ella ha estado haciendo eso desde entonces.

Cuando te adentras en el club, hay una mesa de billar a la izquierda y algunos


sofás de cuero rojo a la derecha. Detrás de los sofás hay un pasillo para los
muchachos cuando tienen compañía. Tengo una habitación en la parte posterior
para cuando estoy con alguna mujer, o demasiado borracho para conducir hasta
casa. Las dos cosas suceden a menudo.

Éste es un lugar donde los hombres pueden ser hombres, un refugio de sus
damas y la pesada carga de la vida misma.

Las reglas son simples.

No toques la propiedad de otro hombre. Eso aplica para mujeres, armas, drogas
y motos.

No asesines a otro motero, a menos que haya sido votado por el club. Sin
importar si él pertenece a nuestra sección o no.

No hables de la mierda que crees haber visto.

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Serie Sin City Outlaws 1

No hables con los agentes de la ley de cualquier clase. Te detuvieron al borde de


la carretera, te marchas cagando de allí con la menor cantidad de palabras posible.

No delates a nadie.

—Zeek, ¿quieres una cerveza, cariño?—pregunta Tinker, destapando una antes


de que responda.

Deslizándome sobre un taburete, le guiñó un ojo, tomando la cerveza.

—Gracias, nena.

Mis ojos hacen una barrida sobre los muchachos que entraron conmigo. El humo
de los cigarrillos queda atrapado, suspendido en el ambiente y formando una niebla
espesa, cuando todos comienzan a encenderlos.

—¿Estás bien, Prez?—pregunta Machete, sentado en el taburete junto a


mí. Machete es un miembro que encontré hace unos años. Estaba en una ferretería
buscando alguna mierda para arreglar una puerta que arranqué en un ataque de
furia, cuando me encontré con su culo de leñador caminando de un lado a otro
delante de los machetes. Después de verlo ir y venir por séptima vez, finalmente le
pregunté qué coño estaba haciendo. No perdió tiempo en decirme que estaba a punto
de despedazar a un abogado que había tenido una aventura amorosa con su novia de
la escuela secundaria.

El corazón del hombre estaba roto.

Nunca he estado enamorado. Estuve cerca una vez, y esa pérdida me dolió como
una perra. Así que lo invité al club para tomar unas copas y para que tuviera un coño
fácil .También hice que me ayudara con la puerta que rompí, y ha sido alguien con
quien contar desde entonces.

De vez en cuando se mete en alguna mierda, porque se pone demasiado duro


con las perras. Cuanto más gritan, más le gusta. Para ser sincero, creo que él elimina
su congoja follando mujeres fortuitas.

—¿Cómo te está funcionando ese teléfono celular?—pregunta Mac, apuntando


con su mentón. Mac es nuestro técnico, y la semana pasada después que vio mi

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Serie Sin City Outlaws 1

teléfono de la Edad de Piedra, pensé que iba a tener un derrame cerebral. Me hizo
comprar uno nuevo.

Él no se parece al típico fanático de las computadoras con su cabello tipo


Hollywood. Su pelo es corto en los lados y solo un poco más largo en la parte
superior. Rubio sucio, engominado por completo. Él se destaca en este lugar con su
culo de apariencia arrogante. Pero ahí es donde la gente lo subestima. Se parece a un
chico que está aquí para cortar tus arbustos o limpiar tu piscina. Lo siguiente que
sabes es que está asesinando a quien sea que nos jodió, y luego preparándose un
sándwich en su cocina.

Lo sé porque él me hizo uno a mí también.

—No sé, no he jugueteado con él. —Me encojo de hombros.

Negando con la cabeza, se aleja, con una pequeña morena colgando de su


costado. Ella tiene un escaso vestido verde azulado, tacones de color púrpura y
tatuajes en las piernas y los brazos. Típica chica del club. Las chicas que dan vuelta
por aquí son de dos tipos. Unas, son dulces zorras. Ropa escasa, cabello perfecto,
tetas perfectas, y creen que su mierda no apesta. También tienen un coño que puede
caber en una lata de refresco con facilidad, lo he visto hacer.

Luego está la segunda opción, zorras agresivas. Están tatuadas, perforadas y


ocasionalmente llevan cuero de algún tipo. Son un dolor en el culo, y follan briosa y
frecuentemente con varios.

Mis ojos atrapan a Dolly y la banda de putas entrando al club. Repleta de putas
dulces y zorras agresivas. Los tacones de Dolly golpean contra los baldosones
mientras se abre camino hacia mí.

—¿Quién te dio la bebida? —Sus ojos se deslizan desde mi cerveza hacia


mí. Tomando un largo sorbo, la miro fijamente, sabiendo que está celosa. Sus ojos
están cubiertos de maquillaje, y su perfume es tan fuerte que molesta. Esa novata no
tenía maquillaje, o al menos no así, y su olor era sutil y atractivo, a diferencia del de
Dolly. Bajo la botella y niego con la cabeza, curioso del por qué mi mente se desvió
hacia la oficial de policía mojigata mientras Dolly está parada a mis pies vestida para
tener acceso fácil. Bueno, ella parecía una mojigata de todos modos. La forma en que

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sus mejillas se pusieron rojas cuando le hablé sucio, y la forma en que desvió la
mirada cuando la miré directamente a los ojos.

—¿Tinker te la consiguió?—continúa, pero yo la ignoro. Su voz me está


irritando. Parece ser un patrón en ella. No es malo mirarla, pero cuando abre la boca,
suena como uñas sobre una pizarra.

—Te gusta tanto hacer trabajar esa boca, ¿por qué no la aprovecho? —Apoyo la
botella de cerveza vacía en el mostrador. Sus ojos se iluminan, como si no le hubiera
dado mi polla ayer. Algo está mal con esta perra; está tratando de abrirse paso hasta
la cima follando, o simplemente no tiene ningún respeto por sí misma. O tal vez es
una adicta al sexo, lo cual está bien para mí.

Ella se estira queriendo alcanzar mi mano, pero yo me alejo. No me refiero a


eso; follar y manejar el club, eso es lo que estoy haciendo, lo que estoy programado
para hacer. No tengo sentimientos, y no los merezco, no después de la mierda que he
hecho.

Caminando por el pasillo, la música se tranquiliza. Al abrir una puerta en el otro


extremo del pasillo, hay una cama tamaño Queen con un cabecero negro, una
cómoda a juego y una silla negra en el rincón.

—Zeek, ¿por qué nunca me llevas a tu casa?—se queja, siguiéndome a la


habitación—. Sé que tu tío te consiente con las mejores comodidades que el hotel
tiene para ofrecerte, y aun así me follas en este basurero. —Mi tío me ofreció un ático
en el último piso con vista a Las Vegas. Lo rechacé. Estoy seguro de que es mejor que
el agujero en el que me quedo, en el otro lado de la ciudad, pero lo último que
necesito es deberle algo.

No he llevado a nadie a mi casa, y no pienso hacerlo.

—Tú y esa boca otra vez. Te pondría una mordaza, pero ¿cómo me chuparías la
polla? —Inclino mi cabeza hacia un lado.

Los ojos de Dolly se abren ampliamente.

Rascándome la barba en mi barbilla, mis ojos recorren sus piernas que caen
ágilmente en unos tacones rojos. Dolly es muy atractiva, pero se esfuerza para verse
tan bien como se ve.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Independientemente de lo que les digas a tus amigos, tú y yo no somos una


pareja. Nosotros follamos, eso es todo. —Muevo mi dedo entre nosotros, mi tono es
serio. Aparentemente, necesito recordarle dónde estamos parados. Se cruza de
brazos y mira por la ventana que da al callejón.

—Si no puedes con esto, sal y envía a Tinker. —Me dejo caer en la cama,
esperando por su reacción. Si se va, en realidad podría tener un poco más de respeto
por ella, pero sé que no lo hará. Está desesperada, en fase cinco de perro rastrero.
Puedo pedirle que haga cualquier cosa y lo hará, y eso es un hecho. Casi siento
lástima por ella.

—No, eso está bien para mí. —Parpadea rápidamente mientras asiente. Ven, sin
pleitos.

Camina pavoneándose hacia mí, sus manos se apoyan en mis rodillas mientras se
deja caer al suelo.

Descansando los brazos detrás de mi cabeza, la tiro hacia atrás y cierro los
ojos. Sus manos bajan por mis jeans en busca de mi polla, sus dedos la rodean como
una prensa mientras los desliza lentamente hacia arriba y hacia abajo.

—Consigue un condón—mascullo con los ojos aún cerrados. El cajón de la


cómoda se abre y se cierra, y escucho el sonido del papel metálico rasgándose antes
de que el delgado látex sofoque mi polla. Dolly es una puta, y no confío en una gota
de sus fluidos cerca mío sin una protección. Ella actúa como si fuera fiel, pero oigo
que los chicos hablan de ella, de la forma en la que puede chupar una polla como
ninguna otra chica en el club. No obstante, no espero que sea exclusiva, porque
seguro como el infierno yo no lo soy. Ella es simplemente conveniente.

Bajando la cabeza, mis ojos se abren lentamente, su cara me mira con las mejillas
encendidas. Rozo la manzana de su mejilla con el pulgar antes de deslizar mi mano a
la parte posterior de su cabeza, empujando su boca hacia mi polla bruscamente. Ella
abre y se traga la punta, la succión me hace silbar con satisfacción. Sus dientes raspan
mi polla y ésta se estremece por el agudo pinchazo. Mis dedos se clavan en su cuero
cabelludo.

—Despacio, maldita sea.

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Ella sube y baja, se atraganta y sube y baja la cabeza un poco más. Con cada
empuje de mis caderas, mi polla pulsa con la urgencia de correrse. Metiendo la mano
por debajo, agarro su teta y mi pulgar pellizca su pezón. Ella gime y la vibración en
mi verga finalmente hace que me corra. Levanto mis caderas con fuerza,
persiguiendo lo último de mi liberación, y ella se atraganta.

Me suelta, con ojos llorosos.

—Juro por Dios—dice tosiendo—, que tu pene se vuelve cada vez más grande.

Sonrío burlonamente, quitándome el condón y atándole un nudo en el extremo


antes de meterlo en mi bolsillo. No confío en las perras de por aquí, y lo último que
necesito es que alguien hurgue en la basura y luego intente reclamar que está
embarazada de mi hijo.

Mientras levanto mis jeans, Dolly se toca el cabello, tratando de componerse.

—Sabes, quizás no te des cuenta, Zeek, pero tú y yo somos una pareja en el juego
del diablo. —En respuesta, le sonrío irónicamente—. Piénsalo. Mataste a tu padre,
intentaste matar a tu hermano. Yo maté a mis dos padres. Estamos solos, y nadie
confía en nosotros. —Se da vuelta, aplicando lápiz labial a su boca hinchada.

Mi pecho respira fuego mientras ella habla como si me conociera.

—Sal de aquí. —Señalo la puerta, mis fosas nasales ardiendo.

—Solo digo que puedes intentar y saltar entre chica y chica, pero tú y yo…

—Sal. Malditamente. ¡FUERA! —Grito y mis bíceps se contraen con ira. Sus ojos
se entrecierran mientras abre la puerta de un tirón, dando un portazo detrás de ella.

Debo dejar de follar con estas perras vulgares.

Estoy sentado en la cama, tratando de calmarme, me paso las manos por el pelo
con rapidez. Yo maté a mi padre, sí. Con los años, la idea se ha vuelto inquietante.
No me gusta hablar de eso.

Pasaron los años, y sentí como si mi tío comenzara a asumir lentamente el control
de mi club. Necesitaba una familia en la que pudiera confiar, alguien en quien
pudiera confiar, alguien que me recordara que era un ser humano y no el jodido

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animal que mi tío y mi padre me criaron para ser. Así que traté de meter a mi
hermano Lip en los Sin City Outlaws. Él me odiaba, pero vendría de frente. Podría
confiar en él.

Se negó.

Cuando se fue de aquí, se metió con otro MC y estaba feliz allí. Me dijo que mi
club era salvaje y que desconocía el significado de hermandad. Pude haber
reaccionado con rudeza. Las balas salieron volando, y terminé matando a uno de sus
miembros. Él me faltó el respeto a mí y a mis colores.

A cambio, mi hermano Lip enloqueció y me disparó al punto de que casi me


muero. Si no fuera porque Félix y Machete me sacaron de allí, habría muerto. Sé
dónde estoy ahora con Lip, a casi dos metros bajo tierra. A la mierda con él.

Si lo vuelvo a ver, voy a vaciarle el cargador encima.

Si mi altercado con mi hermano me enseñó algo, resultó tan claro como el día que
soy un pecador, y que familia, confianza y amor son algo que nunca seré capaz, ni
mereceré, tener. Soy un asesino.

Me paro, inspirando profundamente.

—Eres un Outlaw. A la mierda con ellos.

JILLIAN
Deslizándose en una cabina de The Big Blue, agarro un menú. Es un pequeño
restaurante de mala muerte al que la policía local se dirige después de sus turnos
para relajarse. La iluminación es tenue, las mesas son altas con banquetas altas y la
comida es decente. He estado viniendo desde que comencé en la academia, y mi
mejor amiga Alessandra se reúne conmigo aquí después de nuestros turnos. Conocí a
Alessandra en la academia. Después de la graduación, ella decidió ir al departamento
de policía local, y yo al del condado.

—Hola, Jillian—dice bufando Alessandra mientras se desliza en el asiento frente


a mí.

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—Hola—murmuro, meditando detenidamente entre un batido o una


hamburguesa.

—¿Fue tu noche tan loca como la mía? —Mis ojos se deslizan sobre el menú,
decidiendo si debería revelar mi encontronazo con los Sin City Outlaws. Me
pregunto si ella ya se los habrá encontrado.

Ella mira el menú, su cabello castaño recogido en una cola de caballo apretada,
sus ojos marrones a juego moviéndose de un lado a otro sobre el menú, sus labios
están fruncidos con sus pensamientos.

—Yo, um, me encontré con los Sin City Outlaws—le informo, tratando de usar
un tono casual.

Sus ojos se abren de par en par y se clavan en los míos al instante.

—Cállate—susurra, bajando el menú.

—¿No habrás tenido un altercado con ellos? —Inclino mi cabeza hacia un lado, y
también bajo el menú.

Ella niega con la cabeza, frunciendo el ceño.

—De ninguna manera. Me aconsejaron dejar que los oficiales superiores


manejaran sus llamadas, o que solicitara a un teniente en la escena.

—Eh—respondo, mordiéndome la mejilla.

—¿Cómo lucen ellos?

Hago una morisqueta con los labios.

—Peligrosos. El presidente era… —Hago una pausa buscando la palabra


correcta—, intenso.

—¿Caliente? ¿Era caliente? He visto sus fotos policiales, y se ve... —Se abanica—.
Digamos que no lo echaría de mi cama. —Mis mejillas se ruborizaron con su
desfachatez.

—Um, sí, él estaba bien—respondo, mi voz débil—. Quiero decir, es atractivo de


esa manera peligrosa y arrogante. No tenía miedo de mí, eso seguro, y la forma en

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que me miraba... —Imágenes de sus ojos oscuros clavados en mí destellaron en mi


mente—. Era... diferente.

—Guau, tal vez debería detener a uno.

Saliendo de mi aturdimiento, niego con la cabeza.

—No, no lo hagas. Cuando me recuperé de mi estúpida fase de lujuria, de hecho


intenté hacer mi trabajo y arrestarlo y su pandilla estaba lista para liquidarme,
Alessandra.

—¿Qué va a ser, señoras? —pregunta Margie, la mesera. Ella es baja, tiene


sobrepeso y rojizos cabellos crespos. Su voz se agrieta cuando habla, como si fumara
tres paquetes de cigarrillos al día.

—Tomaré un batido—respondo.

—Hamburguesas y papas fritas—responde Alessandra.

—Entendido. —Margie sonríe silenciosamente antes de marcharse.

—¿Estás libre mañana?

—No, aunque es el último día de entrenamiento de campo. —Sonrío, lista para


tomar las riendas.

—Eso es genial. Con suerte, no te quedarás atrapada con un compañero drogón


como yo. —Ella pone los ojos en blanco.

—Espero que no, pero si lo hago, espero atrapar a Chewie. —Chewie estaba en la
academia con nosotras. Lo llamamos así porque cuando acertaba con el Taser en
clase, caía al suelo y sonaba como Chewbacca.

—¡Mañana por la noche, estamos celebrando! —Alessandra casi salta en su


asiento de la excitación.

—¿Celebrar cómo?—pregunto cautelosamente. Alessandra y yo crecimos de


maneras diferentes. Ella es más... abierta con sus pensamientos y su lenguaje corporal
que yo. Es divertida y vivaz, y a menudo olvida que es un oficial de policía; por eso,
los demás la miran con otros ojos. Por lo que me contó, era salvaje y siempre estaba

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metida en problemas durante su adolescencia, mientras que yo estaba en mi


habitación, estudiando para los exámenes. Su padre era un oficial de policía y murió
en el cumplimiento del deber cuando ella tenía dieciocho años. Alessandra dijo que
cuando su padre murió, quiso unirse a la fuerza policial, hacer las calles más seguras
en su memoria. Todo el mundo conoce a Alessandra por quién era su padre, lo que
creo que la podría haber ayudado a conseguir el trabajo.

—Oh, el primo de mi madrastra Bunky dijo que había una fiesta en la casa de un
amigo. Dijo que iba a ser muy divertida y me invitó.

Torciendo mi boca, levanto una ceja.

—¿Bunky? —Suena que él es una fuente confiable, si vamos en su nombre.

Alessandra suelta una risita.

—Sí, bueno, él no es de lo más brillante. Y no estoy segura de si ese es su


verdadero nombre o su apodo por algún motivo. Sin embargo, no es más que un
pueblerino inofensivo.

—No sé, Alessandra, realmente no voy a fiestas. —Frunzo la nariz y niego con la
cabeza. Intento conversar con los demás, pero me pongo nerviosa y, a menudo, me
mantengo en un rincón de la habitación, deseando en silencio nunca haber dejado las
comodidades de mi hogar. Sentada en mi casa viendo la televisión o yendo al
gimnasio, ahí es donde me gusta pasar el tiempo cuando no trabajo. Ahora que lo
pienso, debo haber estado en tres fiestas en toda mi vida. No fui invitada a ellas a lo
largo de los años. Tener un familiar en la policía te saca de la lista de invitados muy
rápido.

—Oh, vamos, no pongas palos en la rueda. El hecho de que seas un oficial de


policía no significa que hayas vendido tu alma y nunca puedas hacer nada divertido.
—Inhalando un profundo aliento, mi boca se abre para objetar—. Quién sabe, tal vez
encontremos algunos tipos calientes para llevarnos a casa. —Una risa fuerte se
escapa de mi boca inesperadamente, deteniendo mi tren de pensamiento en el plan
'Escapa de Alessandra'. Ella siempre recurre al plan 'vamos a encontrarte un
hombre'. Estoy soltera, gran cosa. Tengo toda una cama para mí y no tengo que
preocuparme de que nadie se coma mis palomitas de maíz o se beba mi vino. Puedo
lanzar mi sujetador con una honda a través de la habitación y dejar mi cepillo de

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dientes junto al lavabo sin molestar a nadie o que resulte grosero. Suena como una
relación perfecta de una persona para mí.

—Jillian no necesita un hombre. Me tiene a mí. —Pongo los ojos en blanco, miro
por encima del hombro, y encuentro al oficial Orlando Needon. Él es alto, con el
cabello corto y negro y una contextura mediana. La mayoría de las chicas se vuelven
locas por él; lo he visto en nuestro departamento. No sería tan malo si no creyera que
las mujeres deberían caer a sus pies y adorarlo, y si las reglas de nuestro
departamento no establecieran que no se pueden involucrar dos oficiales. Él parece
pensar que las reglas no se aplican a nosotros, sin embargo, porque siempre me está
tirando los tejos.

—Um, la última vez que revisé, ustedes dos no pueden estar involucrados. No es
que Jillian siquiera quiera—escupe Alessandra, poniendo los ojos en blanco.

Orlando se sienta en una silla junto a mí sin ser invitado, y su mirada se clava en
un costado de mi cabeza.

—¿Eso es cierto, Jill? —Odio cuando me llama así.

—Las reglas son las reglas. —Me encojo de hombros. La verdad es que,
probablemente, no sería malo, y romper las reglas sería una descarga de adrenalina,
pero simplemente no estoy interesada. Hay algo acerca de él que me molesta.

—Ah, me olvido de lo inocente y respetuosa de la ley que es nuestra novata


teniente. —Saca un mechón de cabello de detrás de mi oreja y lo deja caer contra mi
mejilla. Sus dedos permanecen mucho tiempo contra el lóbulo de mi oreja. Él me está
hablando, y actuando como si yo fuera esa niña en la escuela cuyos padres no la
dejarán ir a la fiesta con los niños malos. Tengo veintitrés años, y estoy harta de que
me traten así. Todo el mundo siempre está asumiendo que soy una santurrona. Tener
a mi padrastro como mi jefe no ayuda tampoco. Inhalo profundamente y me giro en
mi asiento.

—Oye, Orlando—le digo dulcemente, llamando su atención—. ¡Vete a la


mierda!—le ladro, mi cara está en modo perra. Su sonrisa afectada se convierte en
una mueca de disgusto.

—¡Oooh! —Alessandra se ríe.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Hamburguesa, papas fritas y batido. —Margie coloca nuestra comida sobre la


mesa, sonando aburrida—. ¿Vas a ordenar algo? —Ella clava los ojos en Orlando.

—Él se está yendo—hablo por él.

—Así es como va a ser, ¿eh? —Las cejas de Orlando se fruncen con ira.

Ignorándolo, agarro mi batido, sorbiendo la bondad de la vainilla.

—Lo que sea. Te doy una semana en este departamento—respira, golpeando la


parte superior de la mesa antes de levantarse.

Alzando la vista de mi batido, encuentro a Alessandra mirándome con ojos


orgullosos, una sonrisa levantando la comisura de su boca.

—¿Qué?

—Tú. Te conozco desde hace meses y nunca te había oído… ser una perra. —Ella
comienza a reír, haciendo que me ría con ella.

—No sé, él solo... —Me detengo, tratando de descubrir la razón por la que actué
de la manera en que lo hice—. Probablemente no debería haber sido cruel, pero
simplemente no entiende que no quiero follar con él.

—Creo que ahora lo entiende. —Ella asiente con la cabeza, mirando por encima
de mi hombro. Sigo su mirada y lo veo susurrando al oído de otra oficial, Sandra
Collings.

—Bien por ella—susurro, volviendo a mi bebida.

—Sabes, no todos los hombres son como el oficial Polla Veloz.

Casi se me sale el batido por la nariz.

A veces odio que ella conozca esa historia. El oficial Polla Veloz era un oficial en
el departamento del sheriff cuando yo estaba en la universidad. Lo había visto por
un tiempo y mi padre incluso lo había invitado a cenar una vez a la casa. Él era
realmente guapo y constantemente estaba mirándome fijamente. Tenía el cabello
oscuro cortado corto, una mandíbula afilada y gruesos bíceps. Coqueteamos a la
pasada. Una noche, después de una larga jornada de estudios en la universidad, mi

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

transporte se fue temprano y mi celular se apagó. Empecé a caminar a casa bajo la


lluvia cuando el oficial Polla Veloz estaba haciendo su recorrido habitual, me
encontró y me recogió. Era una persona de mucha labia, y yo era una chica de
dieciocho años famélica y lista para perder su sello de virginidad. Terminé en la
parte trasera de su patrulla y... fue terrible. Él me folló al estilo perrito, sip, mi
primera vez, y el único contacto que tuvimos fue el de sus caderas chocando contra
mi trasero. Fue rápido, dolió, y cuando él terminó, me sentí humillada. No estaba
segura de qué se trataba toda esa alharaca sobre el sexo, porque por mi parte no tenía
prisa por volver a hacerlo. Creo que él fue transferido a un nuevo departamento o
algo así, porque no lo volví a ver.

—En serio, no sabes lo que te estás perdiendo. —Ella toma un gran bocado de su
hamburguesa y yo niego con la cabeza—. El sexo puede ser genial, especialmente
cuando consigues un hombre con una de esas pollas que son tan grandes, que se ven
tamaño jurásico.

Mis ojos se salen de las órbitas, y me atraganto con mi cremoso batido.

—¿De dónde sacas estas cosas? —Me río, golpeando mi pecho para hacer que me
baje el batido. La señalo—. Tienes algunos serios problemas.

Ella se encoge de hombros dulcemente y toma otro bocado de su hamburguesa.

—No me estoy perdiendo nada. Estoy bien con mi vida sexual. Además... —Miro
por encima del hombro a Orlando, que está agarrando el trasero de la otra oficial—.
Tengo la fuerte sensación de que es solo otro oficial Polla Veloz.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 03

JILLIAN

Un “¡Oficial Adams!” es gritado desde una de las oficinas que están al final del
pasillo, haciendo que todos en la sala de la patrulla giren sus cabezas. Me dirijo a la
oficina del teniente Oaks y lo encuentro poniendo mala cara sobre algunos papeles.

—¿Sí, señor?

—Parece que has completado tus horas de entrenamiento de campo. —Deja los
papeles y frunce el ceño.

—Pensé que tenía un turno más.

—Aparentemente no. Acabo de revisar tus horas y estás lista. —Sus ojos se
deslizan desde su escritorio hacia mí—. ¿Crees que estás lista? —Su tono suena como
si no estuviera convencido, y yo ni siquiera he respondido. Es el padre en él; puedo
decir que está preocupado por mi seguridad por todas esas arrugas en zigzag que se
extienden sobre su frente.

—Sí, señor, lo estoy. —Asiento con firmeza.

—Quiero que Chewie conduzca contigo. —Baja la mirada a su escritorio


rápidamente.

—¿Por qué? —Mi boca se abre. Él no puede hablar en serio.

—Chewie acaba de terminar sus horas también, y estoy un poco nervioso de que
salga solo. Solo por unos días.

Está mintiendo; él quiere que tenga un compañero porque tiene miedo de que
esté allí afuera sola por mi cuenta. No cree que esté preparada. Exhalando
lentamente, aprieto mis manos frente a mí. Realmente no quería un maldito
compañero, pero si eso me pone en marcha, lo que sea.

—¿Algo más, señor?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Eso será todo.

Maldiciendo en voz baja, salgo por la parte trasera del edificio. Quiero decir, si
tuviera que tener un compañero, me alegra que sea Chewie, pero la sola idea de tener
uno es lo que me enoja.

—¡Espera! —Mirando por encima de mi hombro, veo a Chewie, también


conocido como oficial Silver. Es de contextura mediana, y su cabello parece
alborotado.

—Si quieres ir conmigo, mejor espabila—le aconsejo, girando alrededor de mi


patrulla.

—¿Vas a conducir?—me pregunta. Su tono es de incredulidad, sus ojos verdes se


están entrecerrando.

—Sí, voy a conducir—respondo, abriendo de un tirón la puerta del automóvil.

Al deslizarme en la patrulla, miro el MDT, el terminal de datos móviles. Es una


computadora en nuestro automóvil que transmite mensajes desde la central, y puedo
ver el historial de los antecedentes policiales de una persona. También puedo tener
mensajes en tiempo real con otros oficiales en servicio. Hace de todo, es un
salvavidas.

—Parece que hay una alarma sonando. Vamos a manejar un buen rato si
circunvalamos la autopista. Deberíamos ir por ella, lograremos llegar más rápido.

—Hagámoslo—dice Chewie con voz áspera, abrochándose el cinturón de


seguridad.

—5paul69, tomaremos la alarma en Prairie Drive.

—5paul69, copiado.

Poniendo el auto en reversa, salimos de la estación y nos dirigimos hacia la


carretera principal.

—Entonces, ¿siempre quisiste ser un sheriff?—me pregunta Chewie.

Me río un poco.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sí. ¿Y tú?

—No, nunca supe realmente lo que quería ser. Rebotaba de un trabajo a otro,
buscando el correcto.

—¿Crees que éste es el indicado?

Inclina la cabeza hacia un lado y mira por la ventanilla.

—No sé, pero tengo un arma y eso es definitivamente mejor que cualquier cosa
que haya hecho antes. —Se ríe.

Más adelante en el camino, el tráfico se detiene para dejar cruzar a los peatones.

—¿Estás segura de que ésta es la vía más rápida?

—Oh, sí. Ir por la circunvalación nos hubiera agregado una hora.

—Maldición—susurra él.

Tamborileando los dedos en el volante, miro por arriba los negocios cercanos.
Diviso el Sin Casino, y nada menos que el propio Zeek está parado afuera con
algunos de sus hombres. Se ríe de uno de sus muchachos, su rostro emana una
mirada juvenil que dudo muchos vieran bajo sus tatuajes y su cuero. Sus ojos
atrapan los míos, su sonrisa se convierte en una silenciosa sonrisa de satisfacción
mientras entrecierra los ojos. Mi estómago cae y mis manos aferran el volante. Él baja
la cabeza, y su mirada se aparta de la mía, pero no por mucho tiempo. Como si no
pudiera evitar volver a mirar, sus ojos encuentran los míos otra vez y tengo la
impresión de que mi corazón deja de latir.

—¡Vamos! —Negando con la cabeza, presiono el acelerador un poco demasiado


fuerte, haciendo que los neumáticos chirreen cuando salimos hacia adelante.

—¡Jesús!—maldice Chewie, agarrando el tablero con sus manos.

—Lo siento—susurro, sintiendo mis mejillas calientes.

—Los Sin City Outlaws—susurra Chewie.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿Con quién estás hablando?—parloteo.


Después de que él no me responde, lo miro y lo veo sonriendo de oreja a oreja.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Qué?

—Por favor, te vi. Demonios, todos te vieron. —Se ríe entre dientes, negando con
la cabeza.

—No sé de lo que estás hablando. —Inhalo bruscamente, tratando de controlar


mi acelerado corazón.

—Sí, está bien, tonteemos un rato—dice entre dientes—. Sabes que son
criminales, ¿verdad? ¿Animales que derraman sangre?

Lo ignoro, mirando el GPS.

—Parece que estamos a unos quince minutos de distancia.

Se acomoda en su asiento y deja el tema, y mis dedos finalmente aprietan menos


el volante.

Al acercarme al lugar, veo una gran casa de tres pisos con columnas blancas en el
frente.

—5paul69, por favor condúzcame a Prairie Drive.

—Afirmativo.

Salgo del automóvil y saco el arma. Caminando hacia el frente de la casa, miro la
puerta y las ventanas y no veo nada.

—Vamos a la parte de atrás—susurro. Chewie asiente y comenzamos a avanzar


en esa dirección. Suena un fuerte golpe desde el interior de la casa y agarro con
fuerza el arma.

—¡Oh, joder, alguien está ahí dentro! —susurra fuerte Chewie.

—¡Shh!

Poniéndome en posición, lentamente me abro paso para rodear la esquina y


encuentro la puerta trasera reventada, como si alguien la hubiera pateado.

Tomando una rápida respiración, giro y encuentro a alguien completamente


vestido de negro, con un pasamontañas negro y un bate en la mano.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¡Departamento del Sheriff, tírate al suelo!—le grito, apuntando mi arma. El


sujeto lentamente levanta los brazos, de espaldas a Chewie y a mí. Dando un paso
adelante, Chewie saca las esposas, pero el individuo se da vuelta rápidamente,
golpeando el bate contra sus entrañas. Gruñendo fuertemente, cae al suelo mientras
el sujeto sube volando por las escaleras.

—5paul69, envíen refuerzos. ¡Oficial caído! —reporto desde la radio portátil


ubicada en mi hombro.

Saltando sobre Chewie, corro escaleras arriba. Justo cuando llego al último
escalón, el hombre gruñe y el bate se mueve hacia mí. Rápidamente lo esquivo y
agarro el extremo del bate, golpeando el otro extremo contra su pecho. Él cae de
espaldas y lo abordo, sujetando sus muñecas.

Trata de alejarse de mí, así que le pongo la rodilla en la espalda.

—¡Deja de resistirte!—le ordeno.

—¡Ay, tengo dolor en la espalda!—grita. Finalmente, agarrando una de sus


muñecas, saco las esposas de mi cinturón y lo esposo.

—Oh, bueno, lo tienes—resopla Chewie, finalmente subiendo los últimos


peldaños.

—¿Cómo demonios pasaste la academia?—le pregunto, sin aliento.

—¿En serio? ¡El hombre tenía un bate! —grita, señalando hacia el arma.

Negando con la cabeza, alcanzo mi radio.

—5paul69, situación estable.

Segundos después, las sirenas retumban por el camino de entrada mientras


arrastro al hombre por las escaleras y salgo por la puerta.

Arrojando al tipo contra el capó de mi auto, comienzo a cachearlo.

—¡Joder, tu auto está caliente!—grita, tratando de alejarse del capó.

—¿Tienes más armas?—pregunto, encontrando su billetera.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No. —Él niega con la cabeza.

—Harold Whitney. Edad treinta y cuatro, un metro ochenta y cinco—Leo de


corrido en su licencia de conducir.

Chewie toma la identificación y agarra a Harold, leyéndole sus derechos.

La adrenalina corre a través de mí y me siento como que estoy volando, como si


pudiera hacer cualquier cosa. Acabo de derribar a un criminal. ¡Yo!

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 04

JILLIAN

—Oh, Dios mío, me veo estúpida—susurro, poniéndome los vaqueros.


Alessandra se ve genial con un pequeño vestido negro y tacones rojos. Demonios, a
ella le queda bien cualquier cosa. Yo, por otro lado, no puedo usar nada. Seguro, se
ve muy bien en el maniquí, pero tan pronto lo llevo a casa, nunca se ve bien.

—¿Eso? ¿Vas a ponerte eso? —Alessandra arruga la nariz ante mis jeans y mi
camiseta ajustada sin mangas.

—¿Qué está mal con eso? —Mirando mi atuendo, siento que está bien.

Alessandra coloca su dedo sobre la barbilla y levanta una ceja.

—Tengo una idea. —Ella sale corriendo de mi habitación, y yo me quito la parte


de arriba. No sé qué ponerme, y me estoy exasperando.

—Tal vez ésta fue una mala idea. En verdad ya no quiero ir—me quejo—. ¿No
podemos quedarnos aquí y pedir una pizza?

Alessandra vuelve a mi habitación, con unas tijeras en la mano.

Dejándose caer, comienza a destrozar mis jeans en las rodillas y los muslos.

—¡Qué diablos, Alessandra!

—Ahí, eso se ve más sexy. —Se levanta y sonríe—. Ah, y ponte esto. —Ella saca
una camiseta negra de su bolso y me la lanza.

—¿Por qué tienes camisetas en tu bolso? —La miro torpemente.

—Imaginé que tu guardarropa consistía en uniformes, ropa de salón y nada


subido de tono. Así que vine con algo de refuerzo, por si acaso.

Mirando por encima del hombro a mi guardarropa, suspiro, porque casi está en
lo cierto.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No tengo que vestirme como una puta para conseguir un tipo. Además, si te
vistes así, ¿a qué tipo de hombre estás atrayendo de todos modos?

—Solo... solo ponte la maldita cosa—resopla Alessandra.

Poniéndomela por la cabeza, me giro y me miro en el espejo. Se cae de mi


hombro derecho, dejándolo al descubierto, y abraza mi hombro izquierdo sin
apretarlo. La parte inferior se ajusta en mi cintura, y la parte posterior es bien baja,
mostrando la mayor parte de mi espalda.

—Oh, guau—le susurro, no estoy segura de la parte superior o de mis jeans—.


No sé, no se parece a mí.

—Te ves sexy. Solo ponte unos tacones y tal vez no te veas como si estuvieras a
punto de rociar gas pimienta a alguien. —Ella agarra la cinta que sujeta mi pelo en
un moño apretado y la arranca, mi pelo cae por mi espalda al instante.

—Estoy a punto de rociarte con gas pimienta—resoplo, tratando de apartar sus


acosadoras manos de mí.

—Guau, no creo que alguna vez haya visto tu cabello suelto. —Ella juega con mi
pelo, los extremos se rizan justo por encima de mi pecho.

—Te odio—mascullo, mirándome en el espejo. Diablos, ni siquiera me reconozco.


Me he vestido antes, pero éste es un nivel completamente diferente.

—Me lo agradecerás más tarde. —Ella sonríe.

—¿Tienes tacones?

Poniendo los ojos en blanco, me dirijo a mi guardarropa.

—Sí, tengo tacones, no soy tan mala.

Riendo, se inclina hacia el espejo, pasándose los dedos debajo de los ojos para
retirar el delineador de ojos extra.

—Vamos antes de que todo el alcohol se haya terminado. —Ella chasquea los
labios y sale de la habitación.

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Serie Sin City Outlaws 1

Paso una vez más frente al espejo y giro, mirando mi espalda desnuda. Puedo
ver los hoyuelos allí. Seh, no puedo hacer esto. Agarro la parte inferior de la camiseta
y me la saco por la cabeza. Rápidamente, me lanzo a mi armario y saco la linda y
conservadora camisa de franela que compré la semana pasada. Me la pongo y deslizo
los pies en unos tacones rojos mientras salgo de la habitación.

Agarro la pequeña cartera que contiene mi identificación y tomo mi arma.


Mierda, no hay forma de que entre bien.

—¡Vamos!—grita Alessandra.

—¿Es tu bolso lo suficientemente grande como para que quepa mi arma?

—¡En serio, Jillian! —Su voz suena irritada y destila una insinuante noción de
que estoy siendo ridícula. Indecisa, dejo mi arma a un lado y salgo apurada de mi
habitación.

—Tomemos un taxi—me grita Alessandra por encima del hombro, caminando


hacia la acera.

—¿Por qué? Podemos llevar mi Jeep—le ofrezco, cerrando la puerta.

—No tengo planes de que alguna de nosotras esté sobria esta noche, Jillian. —
Discutiría con ella, pero una bebida suena bastante bien. He trabajado tan duramente
para llegar al departamento que ya no creo que sepa cómo respirar.

Un taxi se detiene, y Alessandra mira por encima del hombro antes de reaccionar
con retraso.

—¿Te quitaste la camiseta?

Me encojo de hombros.

—No era yo.

Se ríe y se sube al automóvil.

—Está bien. En cualquier caso, pareces más relajada con tu camisa del Granjero
Joe.

Frunzo el ceño y tironeo de la camisa.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Esta no es una camisa de granjero. La conseguí en el centro comercial—me


defiendo, subiendo en la parte trasera del taxi con ella.

ZEEK
Después de algunas apuestas livianas, me dirijo al club. Apesto como jugador; no
debo haber obtenido el gen de mi tío, eso seguro. Paso junto a un par de chicas
semidesnudas intentando llevar a uno de sus amigos borrachos al ascensor. Se
detienen y sonríen de oreja a oreja cuando paso. Les brindo una sonrisilla, asintiendo
con la cabeza mientras continúo hacia la parte trasera del casino. Entrando en el club,
me detengo en el bar y veo a Tinker inclinada, metiendo botellas en el tacho de hielo.
Ella tiene unos pantalones muy cortos, los globos de sus nalgas asoman hacia mí, y
un top rojo que muestra los costados de sus pequeñas tetas.

—Tú inclinándote así, lo veo como una abierta invitación para que te folle por
detrás—le sugiero, agarrando las redondeces de su culo bruscamente.

Ella no responde, lo cual es extraño; generalmente está más que dispuesta a jugar
un poco bruscamente. Girándose, me mira con ojos llorosos.

Su labio inferior está abierto y magullado, y tiene un oscuro círculo en el centro


de la mejilla.

—Maldición, ¿qué te pasó?

Rodando sus labios uno sobre el otro, ella gira la cabeza.

—No creo que debamos jugar más—masculla, mirando para otro lado.

Me pongo derecho, la confusión y la ira se elevan en mi pecho.

—¿Quién te lastimó? ¡Dímelo ahora mismo! —exijo, mis palabras son agudas.
Incluso si ella no es un miembro con parche, y es solo una puta del club que atiende
el bar, es nuestra. No dejaré que nadie más ponga sus manos sobre lo que es nuestro.

Su cara se vuelve bruscamente hacia mí ante el tono de mi voz.

—Porque tu puta novia dejó muy claro lo que me pasaría si lo hacía— dice
irritada ella.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mis ojos se abren de par en par y me cuelga la mandíbula.

—¿Quién mierda? ¿Qué novia?

Ella se burla, negando con la cabeza.

—Chico tonto, no lo sabes. Lo quieras ver o no, esa pequeña puta de Dolly está
reclamando tu culo. Apuesto a que si me acerco lo suficiente a ti, puedo oler el orín
con el que te está marcando.

—Hola, hermano—dice Félix, entrando desde la sala del club en donde


celebramos misa. Mis ojos nunca dejan los de Tinker, mis fosas nasales llamean.

—¡Dolly no es mi perra, y tú lo sabes!—monto en cólera, señalándola.

Su valentía se desvanece rápidamente, y sus ojos se llenan de lágrimas.

—Maldición, ¿Dolly te hizo eso?—pregunta Félix, apoyando ambas manos en la


barra.

Tinker se da vuelta rápidamente y toma dos cervezas, colocándolas bruscamente


entre nosotros.

—Aquí—masculla. Yo agarro la cerveza y le levanto una ceja.

—Es mejor que cuides ese tono, pequeña—la reprendo, teniendo suficiente de
esto.

Ella traga saliva y mira hacia otro lado.

—Hombre, esa perra Dolly es una psicópata. —Félix se ríe. Me giro donde estoy
parado y lo miro levantando una ceja. Hoy tiene el pelo lacio y está usando una
camiseta sin mangas.

—Seh, a mí me lo vas a decir. ¿Los chicos están esperando en el Templo?—


pregunto, cambiando el puto tema. El Templo es donde los hombres con parches de
los Sin City Outlaws se reúnen, discutiendo sobre entregas, dinero, travesías… todo.

—Sí, están ahí. No he tenido noticias del tío Frank desde hace un tiempo —
afirma, tomando un sorbo de su cerveza.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Eso es bueno. La única vez que aparece es cuando alguna mierda sale mal.

Félix y yo entramos, y los hombres lentamente detienen su ocioso cotorreo.

—Hermanos—anuncio perezosamente, encontrando mi silla a la cabecera de la


mesa. Es de mármol gris, con los lados borrados en cuero. Tachuelas de cromo están
incrustadas en el cuero aquí y allá. Amo esta mesa; es una que mi padre nos
consiguió antes de que nos cayera la mierda encima. Antes de que yo cuestionase su
lealtad al club, y del comienzo de la pudrición de mi condenada alma.

Tomando mi lugar, miro alrededor de la habitación y veo todos los ojos en mí.
Las palas del ventilador de techo giran lentamente desde arriba de la mesa, las
paredes están llenan de recuerdos de los miembros que nos precedieron.

Agarrando el martillo, lo golpeo.

—¿Qué hay de nuevo, niños? —Sonrío, reclinándome en mi silla.

Esto es, la maldita vida.

Cada uno de estos hombres parchados se tiraría al suelo y moriría por mí, y yo lo
haría por ellos. A menudo siento que no tengo familiares aquí, que los de mi sangre
no son más que unos traidores, a excepción de Félix. ¿Pero este club? Si no lo tuviera,
con la lealtad de mis hombres, sería un hombre muerto. Mis defectos y mi ansia de
violencia, serían mi muerte. Demasiadas veces uno de estos hombres me salvó. Un
rival acercándose por mi espalda sin que yo lo sepa, o un club de inescrupulosos
tratando de eliminarme para reclamar a Las Vegas como propia. Mis hombres
estaban allí, sacándome de la línea de fuego cuando yo fui quien juró ponerme en
ella.

—Conseguí esa reunión para más tarde—dice Félix encogiéndose de hombros.

—Recuérdamelo. —Cierro los ojos, tratando de recordar.

—Los chicos Gentry están desguazando autos, camiones, botes, todo eso.
Quieren que los ayudemos a moverlos, nos dan el cuarenta por ciento de las
ganancias.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Oye, consigues el auto correcto, le sacas las entrañas y eso podría venderse
muy caro—agrega Machete.

Asiento con la cabeza, frotándome las mejillas. Necesito afeitarme.

—¿Qué tan bien conocemos a los chicos Gentry, a todo esto?—pregunto,


tomando un sorbo de mi cerveza.

Félix tuerce los labios y asiente a medias.

—Hemos hecho algunos tratos sencillos con ellos con algo de marihuana. Lo
llevaron bien, nos hicieron ganar algo de efectivo. Aparte de eso, no tengo mucho
para agregar.

— ¿Todos a favor? —pregunto, mirando alrededor de la mesa.

—Afirmativo—es dicho por todos.

—Mierda, ¿podría ir y comprobar que no nos perjudica?—agrega Mac al final de


la mesa y todos asienten con la cabeza.

—Siguiente orden del día.

—Las cuotas están todas pagadas, excepto la de Félix. —Bones, nuestro Tesorero,
señala a Félix. Bones es un hijo de puta alto y corpulento. Tiene tatuado en el brazo
izquierdo todos los huesos de su brazo como una radiografía. Es calvo y fornido; se
parece a “Stone Cold” Steve Austin 3para mí. Bones es bueno con el dinero, siempre
mirando los gastos del club y donde la mierda sería más rentable.

Levantando mi cerveza, me detengo justo antes de que la botella toque mis labios
y sonrío.

—Mejor dejas de follar putas en Blackwell Estate y pagas tus deudas, hermano.
—Blackwell Estate es un servicio de acompañantes que una familia regenta en los
límites de la ciudad. Tienen algunos de los coños más calientes, pero también el
precio es caliente.

3
“Stone Cold" Steve Austin. Es considerado uno de los mejores luchadores de la
historia de la WWE. Fue seis veces campeón mundial de lucha.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Félix se ríe y se recuesta en su silla.

—Oigan, ellas aman a Félix y lo que él tiene para ofrecer. —Se agarra la
entrepierna, actuando como si fuera tan grande como el maldito James Deen4.

—He visto esa cosa. Las chicas están más emocionadas por el tamaño de tu
billetera, hermano, —bromeo, tomando un trago de cerveza.

—La que aparentemente está desprovista. —Machete se ríe.

—Basta de hablar sobre la polla de Félix. —Lo señalé—. Quédate con algún coño
por aquí. Es gratis y paga tus cuotas. —Félix sonríe con una sonrisa cómplice, porque
todos sabemos que eso no va a suceder. Negando con la cabeza, me vuelvo para
mirar a Bones—. ¿Qué pasa con los demás, está todo pagado? — Tenemos
compradores, esos que están en nuestros bolsillos, y ahora que mi tío se ha
entrometido en mi negocio, tenemos pequeños negocios que extorsionar en lo que
llamamos un canje por 'protección'.

Bones abre una libreta y la repasa.

—Sí, creo que estamos bien.

—Hay que reabastecer las municiones en la armería porque nos estábamos


quedando bastante escasos—dice Gats. Dirijo mi mirada hacia él. Su cabello castaño
es un desastre hoy, y hay bolsas debajo de sus ojos. No ha sido él mismo las últimas
dos semanas, pero no hablará con nadie sobre eso. Félix cree que es gay, pero Gats
siempre tiene una chica en su habitación en las fiestas. Creo que Félix solo está
celoso. Tal vez es por eso que está en un bajón, él hace lo que su hembra quiere que
haga.

—Bien, haré un pedido. —Asiento con la cabeza hacia Gats—. Supongo que los
veré más tarde esta noche en lo de los Gentry.

—Se supone que es una fiesta. Dijeron que tendrían culos y hierba. —Félix
sonríe.

4
Es un actor y director de películas tripe X.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sí, porque eso es lo que necesitas a tu disposición. —Golpeo ruidosamente el


martillo y me levanto, los hombres me imitan.

JILLIAN
Después de viajar durante quince minutos, el taxi se detiene al final de un
camino de entrada; esta es la única casa que he visto en kilómetros. Hay un montón
de autos estacionados enfrente, un par de motos, camionetas e incluso un carrito de
golf. Mi boca se curva en una pequeña sonrisa, el carrito de golf está tan fuera de
lugar que no puedo evitar sonreírme.

—Quédese con el cambio. —Alessandra le da algo de dinero al taxista y yo salgo


del auto.

—¿Estás segura de que esto está bien?—le pregunto, enderezando mi parte


superior.

—¿Te relajarás ya? —resopla ella. Trago con fuerza, mis nervios están de punta—
. Vamos a conseguirte un trago para que te relajes. —Ella toma mi mano y me mira—
Tal vez consigamos dos, parece que estás a punto de desmayarte.

—Alessandra, ¿no crees que esto es un conflicto de intereses o algo así? Mira este
lugar, nada bueno puede resultar para nosotras estar aquí. Somos agentes del orden
público —le recuerdo. Ella se da vuelta, sus dedos se abalanzan a mi cabello y mi
cara, intentando acicalarme.

—Sí, somos agentes del orden público, pero no nos unimos al convento. No
somos monjas Y puedo decir que, como somos agentes de la ley, como tan
amablemente lo expones, deberíamos vivir nuestras vidas al máximo porque nunca
sabes cuándo se terminará todo.

Sus palabras me llegan al alma. Su padre murió inesperadamente en el trabajo,


por lo que ella había visto una vida truncada antes. Si muriera mañana, no habría
mucho que decir sobre mi vida.

Ella era una chica dulce. Era una niña tan buena, no era su momento. Vivía para el
departamento de policía, morir en servicio fue la mejor manera en la que pudo haberse ido.

No es de la manera en que quiero que me recuerden.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Ella resopla después de que mi pelo se niega a asentarse sobre mis ojos. Creo que
pensó que me vería sexy, y probablemente sí se vería en ella, pero yo luzco como que
empecé con un golpe en la cabeza.

Subiendo por los peldaños, puedo escuchar la casa cimbrando por la música, hay
grupos de personas de pie cerca de la puerta de entrada y al lado de la casa. Aparto
mi vista de ellos, y miro el lugar. Es una casa de dos pisos, la mayor parte compuesta
de ventanas del suelo al techo. Las palmeras están plantadas alrededor de las
esquinas de la casa. Es un lugar agradable, pero por lo que parece, no lo será por la
mañana.

La puerta de entrada está abierta, así que entramos directamente. El lugar está
lleno; no puedo ver a dónde voy. El olor del humo es fuerte y el perfume y la colonia
permanecen en el aire.

—¡Alessandra!—grito, tratando de llamarle la atención, pensándome mejor toda


esta idea. Ella no me mira; en lugar de eso, me agarra la mano con más fuerza y me
hace atravesar la multitud.

Pasamos por unas escaleras que conducen al segundo piso, donde un hombre
yace boca arriba y dos chicas desnudas le frotan sus tetas por el pecho, una lo está
besando con fuerza. Dos hombres sostienen sus teléfonos tomando fotos y grabando.

Mi corazón se acelera mientras observo más de mi entorno: mucho sexo y


alcohol, probablemente drogas. Levanto la mirada y veo a un tipo de pie contra una
pared, una mujer está arrodillada, con otra debajo de ella. ¡Dios mío, ese tipo está
recibiendo una mamada de una chica a la que otra mujer le está comiendo el coño!
Esto no es como cualquier fiesta en la que he estado antes.

—¡Aquí, bebe esto! —Alessandra me da un chupito, tiene una sonrisa en el


rostro.

—¡Alessandra, no deberíamos estar aquí! —Niego con la cabeza y miro el líquido


ámbar. He tomado tragos antes; saben a mierda, pero te hacen sentir como una diosa.
Cuando bebo cosas fuertes, vómito palabras sin filtro, digo lo que siento y lo que me
viene a la mente, y por eso trato de no hacerlo muy seguido.

—¿Estás bien? —Me aprieta el hombro, y mis ojos se dirigen a los de ella.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sí, estoy bien. —Mi voz está tensa, mostrando que estoy todo menos eso.

—¡Oye! No estamos haciendo nada malo. Estamos fuera de nuestro horario y nos
estamos divirtiendo en una reunión.

Me río; esto no es una reunión casual. Las personas como nosotras no van a
fiestas como éstas.

—Entonces qué, ¿se supone que debemos pasar por alto todo lo ilegal?

Su rostro se frunce con lástima e irritación.

—Jillian, no puedes andar tratando de salvar la ciudad cada vez que tienes la
oportunidad. Nunca te divertirás de esa manera. ¿No quieres divertirte un poco?

Giro el vaso en mi mano, el líquido susurra. Siempre me han etiquetado como


una ciudadana aburrida y respetuosa de las reglas. Quiero romper las reglas, quiero
vivir al límite hasta cierto punto. Cada vez que lo hago, sin embargo, la culpa me
trepa por la espalda diciéndome que sé hacerlo mejor que eso. Mi padre estaría
furioso, mi trabajo podría desaparecer, y ¿qué pensarían las personas de mí? Tengo
este miedo apremiante que acribilla mi mitad inferior, haciéndome evitar el lado
salvaje y permanecer donde esté segura... y anestesiada. La única vez que siento es
cuando estoy en el trabajo. La adrenalina corre a través de mí, el azul manchando mis
venas con rectitud. Pero sería una mentirosa si dijera que nunca me he preguntado
qué se siente ser el malo.

—Lo hago, yo solo... —Hago una pausa, no estoy segura de lo que me refrena al
punto en que no vivo, que no puedo vivir.

—Estás asustada. —Mis ojos saltan del vaso a los ojos de Alessandra—. Tienes
miedo, lo entiendo. Nunca has estado fuera de la caja. Eres como ese cachorro que ha
estado atado a una correa toda su vida, y cuando finalmente eres liberada, estás
aterrorizada, queriendo recuperar la correa.

Frunzo el ceño, que ella me compare con un perro con correa no es muy
atractivo, pero es exacto.

—Eres un poco perra.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—No quise decir que eres un perro. Solo quiero decir que tus padres te han
deformado a esta persona que... —Se encoge de hombros, bajándose el trago—. Que
no tiene ninguna diversión.

Trago con dificultad y sus palabras golpean mi pecho. Duele, porque tiene razón.

—Quedémonos por un par de canciones, luego nos iremos.

Miro a mi alrededor, todos bailan y se divierten. Tal vez estoy pensando


demasiado. Puedo hacerlo durante algunas canciones, algunos tragos.

—¡Venga! Bebe, baila y socializa. Suéltate y deja de preocuparte por la cantidad


de crímenes que está cometiendo cada uno. —Se ríe y me hace reír porque ya he
contado quince faltas al código.

Agarrando el chupito, lo tomo de un trago. El fuego me quema la garganta,


calentando mi estómago.

—¡Maldición!—grito, abanicando mi boca como si eso fuera a llevarse el fuego.

Alessandra suelta una risita y me da una botella de Sprite.

—Probablemente deberías seguirlo con esto, ayuda con el licor barato.

Agarrando la Sprite, tomo un trago enorme.

—¡Aquí, toma otro! —Ella me da otro chupito de la mesa. Una chica grande y
corpulenta con el cabello grueso y rizado llena los vasitos, su cabeza se balancea al
ritmo de la música.

—¿Estás segura? —Tomo el vaso, mi cara marcada por la inquietud. Pensarías


que a estas horas ellos tendrían un trago que no tenga sabor a combustible.

—¡Sí, lo necesitas!

Levanto el vaso hacia mi boca, me pellizco la nariz y me lo bajo. Agarrando la


Sprite, no puedo conseguir que el líquido con sabor a limón baje lo suficientemente
rápido para perseguir la quemadura.

—Maldita sea, no sabe nada mejor la segunda vez—gimo, lamiendo mis labios.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Deberíamos conseguir más? —Ella menea las cejas, y hago esa cosa agitada
con mis manos diciéndole no más. No bebo bebidas fuertes con frecuencia, así que sé
que soy un peso ligero y no quiero ponerme demasiado borracha.

—Si tomo un trago más, vomitaré.

Here de Alessa Cara comienza a sonar desde los altavoces en la pared, y un grupo
de chicas borrachas comienzan a gritar de emoción mientras corren hacia la sala de
estar principal. Una mujer alta y oscura con pantalones cortos negros comienza a
bailar sobre la mesa del centro. Ahí es cuando noto que estás desnuda en la parte de
arriba, sus pezones oscuros están perforados y a la vista para que todos los vean.

—Oh, guau—murmuro, con los ojos muy abiertos.

—Lo sé, no puedo dejar de mirar ese par de tetas—murmura Alessandra a mi


lado. He vivido en Las Vegas toda mi vida, pero nunca he visto tantas tetas juntas,
como en los últimos quince minutos.

—Voy a, eh...

—¿Necesitas otro trago?—pregunta Alessandra, dándome otro chupito, sus ojos


nunca dejan a la chica en topless bailando como si nadie estuviera mirando.

—Sí. —Lo agarro y me lo bebo de un trago. Los músculos de mi cuello se tensan


y mis ojos se cierran con fuerza mientras la bebida quema un reguero de excitación
en mi garganta.

—Me siento demasiado vestida. —Me río entre dientes.

Alessandra se ríe.

—Sigue bebiendo y eso podría cambiar.

Mis ojos se abren ampliamente ante su declaración.

—¿Qué?

Pero ella simplemente me ignora, y encuentra humor en mi reacción.

Nos alejamos de la cocina y nos dirigimos a la sala de estar. Alessandra comienza


a bambolear las caderas con la música, ganando ritmo. Mirando a mi alrededor, mis

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Serie Sin City Outlaws 1

inseguridades bajan corriendo por mi espina dorsal. No bailo en público, nunca lo


hice. Solo bailo en casa, en la ducha o frente al espejo en la parte posterior de mi
puerta.

—Diviértete. Solo diviértete—me susurro a mí misma. Bajo la mirada a la


alfombra manchada, las colillas de cigarrillos han perforado agujeros en ella. Cierro
los ojos. Suelto una lenta respiración y mi cuerpo comienza a relajarse gradualmente
por las bebidas. Comienzo a mover la cabeza con la música, mis manos suben y bajan
por mis costados. Mis rodillas se doblan y antes de darme cuenta... estoy bailando.
Bailando como bailo en casa frente al espejo. No pienso en que alguien me está
observando, o si me veo como una tonta. Mierda, simplemente no me importa, por
primera vez, bueno, por siempre. Mi cuerpo se balancea con el ritmo, mi tensión ha
desaparecido con la melodía.

—¡Voy a buscar otra bebida!—grita Alessandra. Enredo mis manos en mi pelo y


me pierdo con el sexy sonido del bajo mientras la observo desaparecer entre la
multitud.

The Hills de The Weekend comienza y hago la mímica de las palabras, mis
rodillas se doblan y mi culo se menea al ritmo de la canción. Mi cabeza cae hacia
atrás, y esa sensación de que nadie me estaba mirando se ha ido instantáneamente,
porque mis ojos se traban con los de Zeek desde el balcón que cubre las escaleras. Sus
ojos se entornan y devoran todos mis movimientos.

—Bebidas. ¡Tengo las bebidas!—exclama Alessandra, acercándose a mí. Mis ojos


nunca dejan los de Zeek. Él está recostado sobre el balcón, mirándome con avidez,
con el cuerpo encorvado y los brazos colgando sobre la barandilla. Mueve la cerveza
que cuelga de las puntas de sus dedos y la lleva a su boca, sus ojos nunca dejan los
míos.

—Mierda—mascullo, haciendo rodar los labios entre mis dientes nerviosamente.


Después del modo en que lo puse en su lugar la otra noche, me pregunto si tratará de
ponerme en el mío. Eso y el hecho de que no traje mi arma. ¡Maldición!

—¿Qué? ¿Qué estás mirando? —Alessandra sigue la dirección de mi vista—. ¿Es


eso?

—Sí, lo es—digo entre dientes.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Interesante. —Finalmente aparto mis ojos de los suyos y encuentro a


Alessandra sonriendo de oreja a oreja, con dos vasos en las manos.

—¿Sabías que estarían aquí?—apremio a Alessandra con una mirada asesina.

—No, Bunky nunca dijo que los Outlaws estarían aquí. Solo dijo que era una
fiesta. —Ella se encoge de hombros, pasándome otro trago.

Mi corazón se acelera, mi mano agarra el vaso frío. Vuelvo a levantar la mirada,


Zeek se ha ido.

—¡Hola!—suena una voz masculina desconocida. Mis ojos se disparan hacia


Alessandra, encontrando a un tipo que la agarra de las caderas. Él tiene el cabello
recogido y se ve fornido. Ella se da vuelta y me sonríe con los ojos brillantes, como si
acabara de ganar la lotería o algo así. Él no es mal parecido, supongo. Doy una
sonrisa y me bajo el trago. Lo levanto hacia ella como felicitándola y me alejo,
dándole espacio para que hagan lo suyo.

Empujo y me abro paso entre la multitud, atravesando la cocina para encontrar


una puerta corrediza de vidrio y un patio revestido de piedra. Podría usar un poco
de aire fresco. Al salir, una hoguera se encuentra a unos pasos de la casa con un
montón de tipos de pie a su alrededor. Me adentro en el patio, noto que los tipos son
Sin City Outlaws y otros hombres que lucen como chicos rurales. Incluso uno está
usando un sombrero de vaquero.

Al ver una silla de jardín, me siento y pongo el trago sobre la mesa. Un montón
de botellas de cerveza vacías y ceniceros ya la ensucian.

—No pareces ser de por aquí. —Salto donde estoy sentada, agarrándome el
pecho.

Sentada en el otro extremo de la mesa, una chica emerge de las sombras. Tiene
cabello largo y oscuro y un rostro redondo y perfecto.

—Hola, yo soy la of… —Me detengo, no queriendo alertar a la multitud que soy
una oficial de policía—. Soy Jillian. —La chica frunce los labios y me mira
recelosamente. La he ofendido, o ella tiene puesta su mejor cara de perra.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Te ves conocida. —Sus ojos recorren mi cuerpo de arriba a abajo, inhalo
temblorosamente, nerviosa de que me descubra.

—¡Vete a la mierda! —El grito viene desde el área cercana a la hoguera, y la chica
con la que estaba hablando se para rápidamente, su cuerpo está tenso y tiene cara de
pánico.

Me paro también, y por mi cuerpo está corriendo una descarga de adrenalina.

Ella arroja su silla hacia atrás y corre hacia el fuego. Un escalofrío corre por mi
columna vertebral, la energía en el aire da un repentino vuelco. Camino algunos
pasos hacia la acción, pero me detengo en seco. Uno de los vaqueros acaba de sacar
un arma y se escucha una fuerte estampida. Ante mis ojos, los Outlaws y los
vaqueros comienzan a dispararse. Por puro instinto, agarro mi cadera, y no
encuentro un arma. ¡Mierda! Estúpida cartera.

—¡Zeek!—grita la chica, con las manos en el pelo. Me escondo detrás de una silla,
sin estar segura de si debería intervenir o salir corriendo.

Un par de Outlaws empujan a Zeek detrás de ellos, protegiéndolo. La multitud


dentro comienza a gritar, atrapando mi atención. Alessandra. Me doy vuelta y la
encuentro corriendo hacia la puerta principal, con el tipo con el que estaba bailando
hacía unos momentos.

Otro tiro es disparado, atrapando mi atención.

—¡Zeek! —grita la chica de nuevo, su voz es de puro pánico. Él mira hacia ella,
pero sus ojos atrapan los míos. Se mete la pistola en la cintura y comienza a correr
hacia nosotras, pasando junto a la chica que lo agarra por la camiseta frenéticamente.

—¡¿Pero qué mierda, Zeek?!—grita cuando él claramente la ignora y se dirige


hacia mí. ¡Oh, mierda! El miedo me golpea y empiezo a correr hacia el interior de la
casa, encontrando la puerta de vidrio repentinamente cerrada. Alguien desde el
interior la cerró y la trabó.

Unas manos agarran mis caderas mientras cierro las mías en puños. Gritando,
me doy la vuelta y lanzo un puñetazo, pero erro y mi mundo es puesto cabeza abajo.
Empujándome hacia arriba sobre una espalda fuerte cubierta con un chaleco de cuero

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Serie Sin City Outlaws 1

donde se lee 'Sin City Outlaws', miro por encima de mi hombro y encuentro a Zeek
llevándome.

—¡Bájame!—le grito, golpeando con fuerza mis puños en su espalda. Él ni


siquiera gruñe con el impacto.

—¡Hijo de puta, detente, no voy a hacerte daño!—me grita, deteniendo mis


golpes. Mi boca y mis ojos se abren confundidos. ¿Él me está salvando?—. ¡Pero
sigues jodidamente tratando de lastimarme y eso podría cambiar!—continúa, tirando
de la puerta, tratando de entrar a la casa.

—La puerta está cerrada—le informo.

Se da vuelta, corriendo por el patio hacia el lateral de la casa, y divisando a la


chica, que parece muy enfadada. Sus manos están en sus caderas, la boca abierta por
la incredulidad.

—¡Maldición corre, Dolly!—le espeta Zeek. Sus ojos aterrizan sobre mí, su cara
de perra en todo su esplendor, antes de comenzar a correr.

Corriendo más allá de la casa, logramos llegar a los vehículos.

—¡Ya puedes bajarme!—le digo con desprecio. Necesito encontrar a Alessandra,


necesito informar esto por teléfono.

Él no me escucha, solo aprieta su agarre sobre mí.

—¡Zevin Deluca, exijo que me bajes ahora mismo!—le grito, con mi voz cargada
de autoridad. Él se ríe y me da una palmada en el culo. Mis ojos se abren
ampliamente. Quiero estar enojada, pero una corriente de placer se agita entre mis
piernas mientras la adrenalina corre por mi espina dorsal.

Él corre hacia una camioneta negra y abre la puerta del pasajero. Sin embargo no
me deja entrar, no, me arroja sobre el asiento. Mi cuerpo comienza a sentirse más
ligero, el alcohol está comenzando a hacer efecto.

—¡No trates de escapar! —Él me señala, su voz está mezclada con tanta furia que
solo asiento.

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Serie Sin City Outlaws 1

Él vuelve corriendo hacia la casa, sacando su arma de la cintura. Debería salir,


correr tan rápido como pueda. Mirando por el parabrisas delantero, veo a Alessandra
subirse a un automóvil. Abro la puerta, me paro sobre el suelo del vehículo y me
empujo por encima del marco de la puerta.

—¡Alessandra!—grito, casi perdiendo el equilibrio antes de agarrarme de la


puerta para no caerme. Su cabeza gira en mi dirección, y su rostro se inunda de
alivio.

El tipo tira bruscamente de su mano y ella lo mira, la lujuria está claramente


escrita en su rostro. Ella levanta su dedo hacia él, como si le estuviera diciendo que
espere un momento, y corre hacia mí.

—¿Qué estás haciendo? Ven con nosotros. —Sus ojos registran la camioneta con
cautela. Voy a bajar y unas botas caen pesadamente detrás mío, capturando mi
atención.

—Dije que no te escaparas. —Zeek agarra la puerta, su tono de voz enojado.

—Está bien, la llevaré a casa—afirma Alessandra, pegándose una falsa sonrisa.

—Yo me encargo. —Zeek la mira con esa mirada que podría hacer a una gárgola
encogerse de miedo. Los ojos de Alessandra encuentran los míos, y el hombre con el
que estaba la llama a los gritos.

—¿Estarás bien?—pregunta más que afirma y el hombre detrás de ella acelera al


máximo el motor. Miro a Zeek, no estoy segura de si estaré bien.

—Ella estará bien. Solo la llevo a su casa. —Las palabras salen duras y no muy
tranquilizadoras. Quiero bajar y correr, pero la expresión de su rostro dice que no
llegaré lejos.

Alessandra asiente y corre hacia su amigo. Mi cuerpo se pone rígido, el miedo


me golpea ahora que sé que ella se ha ido.

—¿Cómo sé que no vas a lastimarme?—le pregunto a Zeek mientras veo a


Alessandra subir al vehículo y alejarse. Él quita mi mano de la puerta, guiándome
dentro.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No lo sabes, pero no veo otra opción para ti en este momento, ¿verdad? —Me
muerdo el labio inferior mientras pienso—. Entra—me exige. Miro por encima de la
cabina de la camioneta, sin estar convencida de que debería meterme con él. Suena
otro disparo mientras pienso cual será mi próximo movimiento.

—¡Entra, maldita sea! —Me empuja dentro de la camioneta y cierra la puerta.

Rodea la camioneta por detrás y se sube del lado del conductor. Mis manos
tiemblan cuando agarran la puerta y tiran.

—¿Qué fue eso? ¿Por qué se estaban agarrando a tiros? —pregunto, sabiendo que
estoy haciendo preguntas que él no me responderá. Él solo arranca la camioneta y
sale a toda velocidad de allí. Vamos dando tumbos y saltando por el terreno
escabroso. Finalmente cuando llegamos al pavimento, el camino se nivela.

—¿Porque estabas allí? ¿Por qué? —Su tono es furioso, casi amenazante. Sus
brazos se contraen mientras gira el volante, su cuerpo parece enorme en el pequeño
asiento. Estaba asustada antes, pero ahora, estoy aterrorizada.

—No fue idea mía, te lo aseguro—le respondo secamente, mirando por la


ventana.

—¿Qué? —Apartando la vista de la ventanilla, me giro para mirarlo. Quita los


ojos del camino, encontrando mi mirada, y mi corazón se salta un latido. Su mirada
es muy intensa y seria, pero seductora. La odio.

—Mi amiga Alessandra quería salir. Su primo Bunky le dijo que iba a ser
divertido —le informo. Todo esto suena estúpido ahora que lo digo en voz alta.

Él se ríe, el sonido sexy y áspero.

—Bunky—masculla, negando con la cabeza. El nombre que sale de su lengua lo


hace sonar como que Bunky es un gilipollas. El alcohol me golpea con toda su fuerza,
y mi cuerpo se siente caliente hasta el punto que pequeñas gotas de sudor se forman
en mi pecho. Intento bajar la ventanilla, pero no puedo ver en la oscuridad.

—¿Cuánto has bebido?

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Serie Sin City Outlaws 1

Me río, no estoy segura de cómo responder a eso. He bebido unos cuantos, pero a
cualquier otra persona las pequeñas cantidades que tomé, no le harían mucho más
que darle un ataque de hipo.

—Eso lo responde. ¿Es la primera vez que bebes, o sucedió algo terriblemente
malo y necesitabas ahogar tus preocupaciones? ¿Cómo que se les agotó tu spray de
gas pimienta favorito? —pregunta de manera impertinente.

La ira hierve en mi pecho, y tengo la repentina necesidad de golpearlo de nuevo.

Cerrando los puños, mascullo:

—Que te jodan.

Su cabeza se sacude bruscamente hacia mí, y frena de golpe. Mi valentía se


desvanece rápidamente y mis manos se agarran al tablero para no estrellarme contra
él.

—¿Qué me jodan?—dice. Él se desliza hacia mí y sujeta la parte posterior de mi


cabello, mis ojos casi se entornan de placer mientras el miedo me hace perder el
aliento. Podría intentar y luchar contra él, como me han entrenado. Pero debido a
que he bebido algunas copas de más , es más que probable que me ponga en ridículo.

Su respiración es áspera contra mis labios mientras me observa. Sus labios llenos
se separan en una sonrisa torcida y su aliento huele a menta y whisky.

—Novata, no digas mierda que no puedes sostener. Si estuvieras en mi cama,


sacudiría ese mundo color azul por el que vives, créelo.

Trago saliva y aprieto los muslos para sofocar la inusual humedad en mis bragas.
Mi deseo por él se convierte en una llama, trayendo un calor que me temo que nadie
podrá apagar. Por primera vez en años, estoy caliente y quiero más. Tomando una
respiración entrecortada, trato de controlarme.

—Yo… —Me detengo, mis palabras salen en un tono erótico.

Su cara se pone seria, sus ojos aterrizan en mi boca.

—Me deseas—susurra y sus ojos encuentran los míos otra vez. Mi estómago se
hunde.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No—me defiendo, mis palabras entrecortadas.

—¿No?

—¡No!—repito, saliendo con más coraje del que realmente tengo.

Su agarre en mi pelo se tensa, y mis pezones se endurecen dolorosamente contra


mi camisa. Su otra mano descansa sobre la parte baja de mi espalda, y mi cuerpo
vibra con el latido de mi corazón. ¿Esto es por el alcohol, o estoy realmente así de
afectada por él? Él deja caer sus labios en mi cuello y tengo que abrir la boca para
permitir que salga mi áspera respiración. Mi mano izquierda se aferra al lado de la
puerta, la otra está agarrando su fuerte espalda. El contacto empeora todo.

—Eres una maldita mentirosa—susurra contra mi cuello. Me muerdo el labio


para no contestar.

Me suelta el pelo y casi me caigo al suelo del vehículo.

Recostándome en el asiento, me abrocho el cinturón de seguridad y evito el


contacto visual durante el resto del viaje.

Él se detiene afuera de mi casa, y el miedo me destroza el cerebro cuando me doy


cuenta de que nunca le dije dónde vivo.

—¿Cómo supiste dónde vivo? —Lo miro con los ojos muy abiertos.

Él sonríe abiertamente, su cabello cae sobre sus ojos.

—Sé dónde viven todos mis enemigos. Recuerda eso cuando quieras regresar
corriendo a tu departamento y desembuchar sobre lo que crees haber visto esta
noche —me amenaza, antes de salir de la camioneta. Ese miedo que él es tan hábil en
meterme regresa con toda su fuerza.

Pero si yo fuese una amenaza, ¿Por qué no me mató o me dejó a los lobos? ¿Por
qué corrió hacia mí, dejando a su amiga en peligro? Las preguntas me carcomen la
mente.

Abro la puerta y casi me caigo de bruces desde lo alto de la camioneta. Zeek me


atrapa antes de que me caiga y me ayuda a descender. Sus manos son tan grandes en
mi pequeño cuerpo que, si quisiera, podría fácilmente lastimarme.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Por qué me salvaste a mí y no a esa otra chica?—pregunto, mirando sus ojos


oscuros. Ojos que parecen embrujados, intimidantes, pero que me atraen hacia las
profundidades de la tentación. Su nuez de Adán sube y baja, sus ojos buscan los míos
mientras tensa la mandíbula.

—¿Qué chica? —Él se hace el tonto.

—La chica que parecía conocerte tan bien. ¿Dolly, creo? —digo, mi habilidad
para meter la pata es mucho peor cuando estoy borracha.

Metiendo mi cabello detrás de mi oreja, su dedo índice y pulgar recorren


perezosamente mi barbilla, sus callosos dedos dejando un rastro ardiente de
tentación.

—Haces una puta tonelada de preguntas, ¿lo sabías?

Me río, pero su cara no muestra ningún humor. Conozco esa mirada, es la que
ves en las películas justo antes de que la pareja se bese. Inhalando rápidamente,
tratando de controlarme, mis pulmones se llenan con su olor a cuero y colonia.
Nunca pensé que alguien pudiera oler tan bien. Me imagino que el mejor hombre
vivo no podría oler tan bien como Zeek en este momento. Presionando mi mano
contra su pecho, cierro los ojos, tratando de encontrar las palabras de fuerza para
alejarme.

Su mano se levanta, y las palabras de rechazo se alojan en mi garganta cuando su


mano suavemente agarra mi nuca.

Lentamente comienza a bajar sus labios hacia los míos, deteniéndose en seco.

—Dime que no. —Su voz es gutural. Mis ojos se mueven de aquí para allá entre
sus iris marrones.

—¿Por qué?

Él traga saliva, pero no responde. No quiero decirle que no. ¿Qué pasa si le digo
que sí? ¿Por qué quiere que le diga que no? La cadena de pensamientos se desliza por
mi mente brevemente.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Sí. —Mi corazón late en mi pecho con tanta fuerza debido a la adrenalina que
un rudo aliento escapa de mis labios.

Sus cejas se fruncen como si le doliera.

—Eres una tonta.

Sus labios devoran los míos, su lengua engatusa a mi boca para que la deje entrar
como el mismísimo diablo, deslizándose contra la mía de una manera que no me
puedo negar. Esto esta tan mal, es tan equivocado, pero se siente tan bien. Gruñe en
mi boca, yo inhalo bruscamente, tomando su aliento de peligro y pecado, y llenando
mi mundo de inocencia y justicia, con algo oscuro y malvado. Mis ojos se abren y lo
observo; sus cejas están fruncidas con rabia, su respiración es áspera.

Su sabor me pone sobria, pero el mundo que era borroso no se vuelve más claro;
en todo caso, todo se vuelve mucho más confuso. Su otra mano descansa sobre mi
cadera, mi respiración es errática por el contacto. Mis ojos se traban con los de él, y la
mano en mi cadera se desliza lentamente debajo de mi camiseta. Sus dedos pasan
rozando mi estómago, mi cuerpo tiembla en reacción. Abro la boca para objetar, pero
él reprime mis palabras buceando con su lengua en mi boca, su gran mano aprovecha
la oportunidad, y agarra mi teta izquierda. Mi pezón se endurece dolorosamente, mi
cuerpo se calienta entre las piernas de una manera que nunca he experimentado. Mis
ojos se cierran, envolviéndome en un mundo de ficción, sus labios se sienten
perfectos contra los míos, sus manos están subiendo por mi camisa haciéndome
anhelar más. Estoy completamente perdida. Completamente borracha de lujuria. Tan
conflictuada que quiero desaparecer en el aire seco de Las Vegas, libre de
juzgamiento y reglas.

Él trae consigo un plato de adrenalina que mi cuerpo devora, y se siente atraído


como con ningún otro. Es una adicción; una probada y estás atrapada. El juicio y la
realidad salen por la ventana, mi único objetivo es encontrar ese subidón que acelera
el corazón y detiene el mundo.

Un automóvil que pasa toca el claxon y salgo de mi ciega lujuria, de la tentación


y entro en la realidad.

¡¿Qué estoy haciendo?!

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Pongo mis manos contra su duro pecho y lo aparto, nuestros labios intentan
permanecer unidos a pesar de la separación de nuestros cuerpos.

Finalmente retrocede, su lengua se desliza contra su labio inferior como si no


pudiese obtener lo suficiente, sus ojos están vidriosos.

—Esto fue un error—susurro, haciendo rodar mis labios uno sobre el otro. ¿Qué
demonios acabo de hacer?

Deslizo mis manos en mi cabello. Él es vil. Un asesino. Un Outlaw despiadado.


Sin embargo, lo encuentro increíblemente atractivo e interesante. Eso más que me
enfurece y me irrita.

—Creo que es hora de que las niñitas regresen a casa, Novata. No perteneces a
mi mundo—dice con voz ronca. Sus palabras me enfurecen más que nunca, me
ofenden más allá de la comprensión.

—¡Vete a la mierda, Zeek! ¡Soy un oficial de policía, y tú! —lo señalo, las palabras
comienzan a difumarse—. Eres un delincuente, uno con el que todos por aquí
parecen conducirse con extremo cuidado a tu alrededor...

—Todos excepto tú—interrumpe él—. ¿Por qué no me tienes miedo?—susurra,


con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos brillantes mirando hacia mí. Su
pregunta está llena de tantas emociones, y no estoy segura de cómo responder.

La verdad es que le temo a Zeek. Le temo por muchas razones.

—¿Quién dice que no lo hago? Eres un tipo malo, Zeek—mascullo. Los


ciudadanos y las fuerzas del orden público están condicionados para temerle a él, a
lo que él representa.

Avanza hacia mí deslizando las manos en los bolsillos de sus jeans.

—Podría ser un buen tipo—susurra, mirándome como si tratara de decirme algo.


Su cabello cae sobre su rostro, sus ojos me miran desde abajo. Es tan guapo, tan
rudamente guapo y fuerte. Si yo lo sigo, sus pasos me llevarán a la oscuridad, un
lado del mundo que seguramente me dejaría cicatrices, drenando cualquier
esperanza de que exista el amor.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Niego con la cabeza, frunciendo el ceño.

—Tu expediente sugeriría lo contrario, Zeek.

Él se ríe entre dientes y baja la mirada, como si mis palabras le doliesen. Porque
lo marqué como un criminal sin realmente conocerlo, y eso dolió. La bilis sube por mi
garganta al pensarlo, mi pecho duele porque mis palabras fueran tan crueles.

—Sí, bueno, nadie dijo que ser un buen tipo fuera divertido. Hago lo que hago,
soy quien soy. —Me burlo ante la respuesta, poniendo los ojos en blanco—. Ya sabes,
Novata, no todas las fuerzas del orden son llamados buenos muchachos. —Respingo,
no estoy segura de lo que me quiere decir con eso—. Nosotros llamamos a los tipos
como tú putos cerdos por una razón. Sois codiciosos, sucios y poco confiables.

—Solo déjame en paz—susurro, mi cabeza está girando. Me doy vuelta y subo


corriendo los escalones hacia mi puerta, necesitando escapar de él.

—A la mierda con esto. —Suena como si fuera una pérdida de tiempo y eso me
lastima. Su postura derrotada ahora es arrogante, ha vuelto a ser el delincuente que
me entrenaron para conocer.

Desbloqueo la puerta y la cierro de un golpe detrás de mí. Mi pecho sube y baja,


y las lágrimas caen por mis ojos.

¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué lo estoy haciendo? Sé que está mal. Trabajé tan
duro para llegar a donde estoy, y lo estoy tirando por la ventana coqueteando con el
lado oscuro. Yo soy la luz, soy la que hace la paz, sin embargo, me mojo con la idea
de explorar el mundo tóxico de un Outlaw, de un delincuente.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 05

JILLIAN

¡Pip! ¡Pip! ¡Pip! ¡Pip!

Gimiendo

La cabeza latiendo.

El cuerpo adolorido.

Me doy la vuelta y golpeo con el puño la alarma hasta que se apaga.

El sol brilla, dejando un sendero de calor en mi rostro, haciendo que me


estremezca y me aparte.

Jinx maúlla, subiéndose de un salto a mi cama. Lo conseguí cuando me mudé a


mi casa. Es un gatito persa negro. Lo llamé Jinx por el gato de mi película favorita de
Halloween, me encanta Halloween.

Él maúlla de nuevo, queriendo el desayuno. Bueno, mirando el reloj, el almuerzo.

—Está bien, está bien—respondo, apartando las mantas.

Mi casa es pequeña, pero es perfecta para nosotros dos. Mi habitación es simple,


con tonos de morado y gris. Mi cama matrimonial está hecha de madera de granero
reciclada, con una cómoda a juego. Al otro lado de la habitación está el cuarto de
baño, decorado a mano en tonos de azul.

Al salir de mi habitación, paso por mi estudio, que es solo un pequeño espacio


que se forma al otro lado de la sala de estar, antes de encontrarte con la puerta de
entrada y la sala de estar propiamente dicha. Levanto el correo que el cartero empujó
por debajo de la puerta antes de dirigirme a la cocina para conseguir la comida de
Jinx.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Facturas, y más facturas—mascullo, dirigiéndome a la cocina. Mi cocina es


pequeña, los electrodomésticos no son de primera calidad y la encimera de granito
gris está astillada en algunos lugares. El suelo de madera está desgastado en algunos
sitios, mostrando el deterioro causado por el uso de los propietarios anteriores.
Muchas personas mirarían con desdén este lugar, pero a mí me encanta. Muestra
carácter, cuenta una historia.

—Ahí—gimo, vertiendo croquetas en un tazón. Agarro una caja de cereal (de


hecho, conseguir un bol y la leche es demasiado trabajo) y regreso a mi habitación.
Sentada en la cama, meto la mano en la caja de cereal y, como un rayo, los recuerdos
de la noche anterior me golpean. Al sacar la mano de la caja, me froto el labio inferior
con la yema del pulgar. Él me besó. Me habían besado dos veces en toda mi vida
antes de anoche. Una vez en el campo de deportes cuando era más joven, fue un
desafío. La otra, Mike Maddox en la noche del baile de graduación, fue dulce y
sencillo. Pensé que era perfecto hasta que Zeek me besó anoche, y entonces me di
cuenta de cómo se sentía realmente un beso. Era mojado y caliente… sexual. Casi
fiero. Todo mi cuerpo respondió de una manera que no pude entender. Me sentía en
llamas, pero no quería que la quemadura se calmara. Podía sentir ese beso en la
punta de los dedos de las manos, de los pies. Me dolía el pecho y mis labios
suplicaban por más. Fue emocionante. ¿Pero por qué me besó? ¿Pensaba que tendría
sexo con él? ¿Pensaba que no denunciaría lo que vi si me cortejaba? ¿Se siente atraído
por mí?

Negando con la cabeza, agarro un poco de cereal y me lo meto en la boca. La idea


de que Zevin Deluca se sienta atraído por un sheriff es ridícula. La idea de que pueda
sentirme atraído por él es absurda. Es un delincuente, egoísta y considerado más allá
de la salvación. Eso es lo que me enseñaron, lo que fui programada a creer por los
mejores instructores. Demonios, no tienes que estar en la policía para ver lo que son
los Sin City Outlaws, que Zeek no es del tipo que puedes llevar a casa de tus padres, o
confiarle a tu gatito, por el amor de Dios.

Hago rodar los hombros, tratando de sacar los pensamientos de la noche pasada
y todo lo de Zeek de mi mente. Debería darme una ducha, tal vez masturbarme.
Podría ayudar a mis acelerados pensamientos.

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Serie Sin City Outlaws 1

Sí, claro, como si eso me fuera a ayudar con la frustración sexual dándome
cuerda como una cajita musical.

Intenté tener un orgasmo durante años, ganas de experimentar la adicción al


sexo, pero eso me deja enojada y frustrada y es cuando me doy por vencida. He leído
que muchas mujeres pasan por la vida y no tienen orgasmos, que es perfectamente
normal que nunca experimenten uno... Rezo porque esté haciendo algo mal, porque
el teniente Polla Veloz estuviera haciendo algo mal y yo no sea una de esas mujeres
que nunca tendrán un orgasmo.

Mi teléfono celular suena, vibrando como loco en mi mesita de noche. Miro el


identificador de llamadas, es Alessandra. Frunzo el ceño y acepto la llamada.

—¡Has contestado!—dice alegremente.

—Suenas sorprendida—le respondo, masticando ruidosamente un poco de


cereal.

—Bueno, después de todo lo que pasó anoche, pensé que estarías terriblemente
enojada. No tenía idea de que eso pasaría, Jillian.

—Yo tenía una idea bastante buena de que eso sucedería. —Me rio sin
entusiasmo.

—Lo siento mucho. Estoy tan enojada con Bunky por eso, realmente nos puso en
una mala posición. ¿Al menos te divertiste algo?

Tan confusa como me siento esta mañana, e incluso con el ligero golpeteo en mi
cabeza, anoche me divertí. Se sintió bien ver cómo vive el otro lado, reír y escapar. A
su modo, fue emocionante.

—Lo hice, sí— sonrío al pensarlo.

—Eso es todo lo que importa entonces—responde, el tono de su voz indica que


está sonriendo a lo grande.

—¿Con quién te fuiste anoche?

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Serie Sin City Outlaws 1

—Oh, él no es nadie. Solo estaba bailando con él, pero cuando todos comenzaron
a enloquecer, me dijo que lo siguiera, que me sacaría de allí. Te busqué y te vi
escapando con Zeek, así que escapé también.

Inhalo profundamente, mi ira se calma. Escuchar que no se levantó y se marchó


sin pensar en mí es un alivio.

—De todos modos, quería llamar esta mañana para asegurarme de que llegaste
bien a casa, que no estuviste cautiva en la cama de Zeek o algo así.

Mis ojos se abren ampliamente con sus palabras, pero no puedo decidir si es un
pensamiento aterrador o uno atractivo.

—Sí, llegué bien a casa.

—¿Sí? ¿Zeek te dejó? ¿Cómo fue eso? —parlotea ella sin parar. Quiero contarle lo
que sucedió, preguntarle qué significa, pero decido no hacerlo. Yo estaba bebiendo,
Zeek estaba bebiendo, no fue más que lujuria de borrachos.

—Sí, él me dejó, y luego se fue. Estoy segura de que simplemente no quería un


sheriff muerto donde su club fue visto por última vez—me burlo, pero el
pensamiento pudo haber sido la verdad detrás de él salvándome. Tiene mucho más
sentido que el chico malo dejándose atraer por la chica buena.

—Mmm—responde Alessandra, incrédula.

—¿Qué?

—Nada. Tengo que irme, trabajo esta noche. ¿Estás trabajando?

— No, hoy estoy libre.

—¡Que lo disfrutes!—canturrea antes de colgar.

Caigo sobre mis almohadas, Zeek y su prominente mandíbula, delineada desde


una nuca perfecta, vienen a mi mente una vez más.

Bajando de la cama, camino hasta mi escritorio y activo mi computadora. Escribo


'Sin City Outlaws' y la foto de Zeek es lo primero que aparece. Solo con ver su rostro,
mi corazón late más rápido. Su cabello esta caído sobre sus ojos, una sonrisa villana

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Serie Sin City Outlaws 1

acomodada en el rostro. Esos ojos de peligro y tentación me están devolviendo la


mirada.

Dios, él es tan malo, pero le queda tan bien.

ZEEK
—¡Zeek! ¡Zeek! —Mi brazo es empujado y me despierto. Mirando de reojo,
encuentro a una rubia desnuda sentada en la cama.

—¿Qué?—grazno, sentándome. Agarrando la sábana, la coloco sobre mi polla,


tratando de refrescar mi memoria de quién demonios es ella. Recuerdo haber dejado
a la novata, ese jodido beso, la forma en que su teta cayó en mi mano como si
estuviera hecha para mí, todo me pasa por la cabeza. Estaba jodidamente caliente
como el infierno y enojado como una bestia con las pelotas azules.

Frunzo el ceño y mis labios se presionan en una línea recta. Esa perra estúpida.
Ella piensa que me conoce basándose en la mierda que le dijeron y la entrenaron para
saber en su trabajo, pero si realmente supiera algo de mí, nunca me hubiera besado.

Me duele la cabeza, mi boca está seca.

Volví al club y bebí demasiado, pero no lo suficiente, porque le juré a Dios que
todavía podía olerla en mí. Así que agarré a la perra más cercana y la traje aquí,
demostrándome a mí mismo que soy un cretino.

Un animal sin emociones.

—Oye, tengo que irme pronto. Tenía curiosidad de si quieres... —Ella bate sus
pestañas, sus ojos están rozando mi torso. Su rostro se ve como que alguien dejó
lápices de colores al sol, con su maquillaje corriendo por él. Hombre, debo haber
estado como una cuba para traer a ésta aquí.

—No—suelto, pellizcándome el puente de la nariz.

—¿No?—pregunta con incredulidad—. Pero tuvimos relaciones sexuales por


última vez…

—No, follamos. Gran diferencia.

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Serie Sin City Outlaws 1

Su cara se frunce, su boca se abre como si acabara de desmontar su honor.

—Discúlpame, ¡pero te has corrido en mi cara! Mira mi…

—Mira... —Me detengo, su nombre no me viene a la mente. ¿Me dijo su


nombre?—. Lo que sea que pasó anoche, no significaba nada. —Debería dejar esta
mierda impresa en tarjetas de visita o algo así y repartirlas después de cada follada.
Me ahorraría muchas molestias.

Negando con la cabeza, mira hacia la puerta.

—Bien. Lo entiendo. Ya estoy acostumbrada a esta rutina. De todos modos, puse


mi nombre y mi número en tu teléfono. —Sus ojos se dirigen a la cómoda, mi
teléfono está apoyado en un costado. Frunzo las cejas. ¿De veras?

—Perdiste el tiempo.

Inclinándose, toma un vestido rosa y lo desliza sobre su cabeza. Parece un


camisón.

—Ya veremos. —Sonríe burlonamente, agarrando unos tacones rosas del suelo
antes de irse.

Entrelazando mis manos en mi cabello, vuelvo a recostarme.

—¡Qué mierda!—grito, mi mente volando en mil direcciones. Le digo a cada


chica que me llevo a la cama que no espere nada a la mañana siguiente, y se van a la
cama conmigo, pensando ¿qué? ¿Que son las que van a componerme?

Algo dulce flota en el aire desde mi muñeca, algo desconocido.

La huelo, la novata.

Su aroma permanece en mi piel.

Me está molestando.

Poniéndome jodidamente furioso, incluso.

Pensé que beber y follar borraría de mi mente el olor, la sensación de la piel


suave de la novata, la sedosidad de su cabello entre mis dedos. No fue así. Así que

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Serie Sin City Outlaws 1

me sincero recuperando la sobriedad, culpándome de la borrachera y de desear lo


que no puedo tener, lo que no debería tener... pero todavía la deseo. Yo
malditamente deseo a la ayudante del sheriff. Estoy perdiendo la puta cabeza.

Desde el día que la vi, ha estado en mi mente, y no puedo jodidamente librarme


de ella. Desde su tono valiente hasta su franca postura débil. La forma en que me
miró y de repente sentí que me patearon las pelotas. Fui criado para ser un asesino;
no tengo tiempo para lidiar con perras.

Todavía la huelo en mí, saboreo su inocencia en mi boca. Olía a limpio, como a


ropa recién lavada.

Ducha. Necesito darme una ducha. Una fría.

Quitándome las mantas de encima, salgo pitando al baño contiguo, abro la ducha
fría y entro. El agua se siente como hojitas de afeitar clavándose en mi espalda, pero
mi polla está tan dura como lo estaba anoche. Agarrando el champú más cercano, me
echo un montón en la palma de la mano y me enjabono con la esperanza de lavarla
de mi piel y de mi mente.

Ella es una sheriff, estúpido retardado, una que quiere ponerte tras las rejas. Ella
es una de ellos, y te pisotearía en un abrir y cerrar de ojos. Al final, solo quiero
follarla, mi polla está cansada de los mismos viejos coños por aquí. Quiere un
desafío. Tiene que ser eso.

Después de masturbarme en el agua fría y con el pensamiento de la oficial Jillian


Adams aun alojado en mi cabeza, me rindo y salgo.

Envuelvo una toalla alrededor de mi cintura y abro un cajón buscando ropas


limpias. Las cuentas del rosario se mueven en la parte posterior del cajón mientras
revuelvo por una camiseta. Agarrando las cuentas, las dejo deslizarse entre mis
dedos. Mi madre me las dio cuando era un niño.

—Zevin, úsalas cuando sientas que no tienes a nadie más a quien acudir, que
estás acorralado sin respuestas. Reza, hijo, agarra estas cuentas, aferra esta cruz y
suplica por perdón, por respuestas. Porque lo que sea que estés pensando, no
importa qué demonio tu padre haya implantado en ti, muchacho, seguramente te
guiará a las llamas del infierno.

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Serie Sin City Outlaws 1

Suena un golpe en la puerta, y cierro el cajón junto con los recuerdos de mi


madre.

—Oye, hermano—saluda Félix, entrando.

—¿Sip? —Levanto mi barbilla.

—¿Estás bien? —Levanta una ceja dubitativamente.

—Sí, ¿por qué?

—Volviste anoche, y estabas empecinado con algo. No podría decir si estabas


enojado o feliz, pero estabas fuera de tus malditos cabales.

Me encojo de hombros, sin recordar realmente mucho.

—Simplemente cansado de perder el tiempo con tratos de mierda. ¿Los chicos


Gentry se enojaron porque rechazamos su oferta? ¡Eso fue una mierda, y no ha
terminado! —le señalo, evitando lo que realmente me molesta. Si le dijera que mi
cabeza está dando vueltas sobre cierta oficial de policía, tendría mis pelotas cortadas
y mi posición como presidente de nuestro club cuestionada por completo. Eso solo
debería ser suficiente para mantenerme alejado de un coño prohibido.

—Sí, eso fue un desastre. Ellos saben hacerlo mejor. ¿Cómo diablos vamos a
ganar dinero con algunas camionetas de granja? Ellos necesitan ponerse las pilas o
algo así. —Félix se ríe. Pensaba hacer negocios con estos chicos, que tenían algunos
autos de alta gama que estaban desguazando, pero no. Tenían camionetas Ford de
los años ochenta, que estaban arruinadas.

—Ellos necesitan hacer algo. Eso fue lamentable. —Dejo caer la toalla y levanto
mi ropa del suelo, oliéndola para ver su limpieza. Ellos lo harán.

—Amigo, ¿no puedes esperar a cambiarte hasta que salga de aquí? He visto tu
polla más de lo que he visto la mía, lo juro.

Me pongo el bóxer y me encojo de hombros.

—Eso es porque la mía es tan grande que eclipsa la tuya.

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—Sí, está bien. —Se ríe entre dientes—. Está bien, solo chequeándote, hermano.
Estoy por ahí si me necesitas, lo sabes, ¿verdad?

Le echo una mirada incómoda.

—¿Estas siendo blando conmigo?

—¿Qué? No, estoy bastante seguro de que puedes preguntarle a esa perra a la
que estabas follando anoche si soy blando, hermano. —Me guiña un ojo.

—Creo que tenemos que visitar a los Gentry, mostrarles qué mierda pasa cuando
disparas contra algunos de los Outlaws—sugiero, mis manos duelen por derramar un
poco de sangre, mi pecho late aceleradamente con la idea de violencia. Suspiro
aliviado, finalmente una sensación familiar sale a la superficie. Violencia, tal vez eso
es lo que me tiene tan retorcido. Necesito derramar algo de sangre, vengarme. El
subidón que obtengo de eso, se ha convertido en una adicción. Una que puedo
satisfacer fácilmente.

—Me parece una gran idea. ¿Mañana? —Una sonrisa amenazadora cruza su
rostro, mientras una gran sonrisa cruel pasa por el mío.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 06

JILLIAN

Unos días más tarde

Saliendo del vestuario en el trabajo, me encuentro con el oficial Needon y


algunos otros. Todos dejan de reír y me miran.

—Oh, todos dejen lo que están haciendo. No querríais cometer un delito delante
de nuestra oficial más nueva—se burla Orlando. Todos se ríen, y una de las chicas
que pensé que era amiga suelta una risita más fuerte.

—¿Qué demonios?—digo con desprecio.

—Oh, nada, Novata. Solo dejamos que nuestros compañeros tenientes sepan que
nuestra más nueva niñita en la brigada está empeñada en no infringir ninguna regla.
—Señala al oficial Greg repentinamente—. Será mejor que recojas ese pañuelo de
papel, gusano, o la oficial Adams tendrá tu cabeza.

Echando la cabeza hacia atrás ligeramente, frunzo los labios y lo miro fieramente.

—Eres tan cretino. —Todos dejan de reír, y Orlando me mira con expresión seria.

Pasando junto a él, los miro fieramente a todos.

—Oh, vamos, Adams, sabes que no tienes que ser una perra solo porque te
rechacé. Sabes más que nadie que las reglas son las reglas.

Me detengo en seco y miro por encima del hombro. No es así como se desarrolló
eso y él lo sabe. Todos parecen mirar hacia otro lado, sin querer presenciar lo que
está por suceder.

Quiero golpearlo. Quiero maltratar su culo.

—Claro—mascullo, mi ira está fluyendo a través de mí como un reguero de


pólvora.

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Serie Sin City Outlaws 1

Novatada. Quién sabía que el jodido departamento del sheriff la haría.

Subo a mi patrullero, mi respiración es dura y violenta, mis manos duelen por


lastimar algo o a alguien. Estoy tan harta de que me llamen niñita, y se burlen por
hacer mi trabajo.

***

El sol está caliente y las llamadas han llegado a montones. Al menos ya no tengo
pareja.

—5Paul69, recibimos una llamada sobre un disturbio. La persona que llamó dijo
que escuchó gritos, posibles disparos.

—5Paul69, copio eso. Envíame la dirección.

— 5Paul69, afirmativo.

Echando un vistazo a mi MDT, miro la dirección y mis ojos se abren de par en


par. Es el lugar donde fue la fiesta la otra noche. ¡Mierda!

Encendiendo las luces, giro mi patrulla y vuelo en esa dirección.

—5Paul69, ¿tiene alguna otra información?

—La persona que llamó dijo que vio a un par de moteros, pero no estaba segura
de si estaban pasando o abandonando el lugar. —Mierda. ¡Mierda!

—5Paul69, copiado.

Enciendo la sirena, tratando de que el tráfico se despeje. El tráfico está tan


congestionado que mi auto está prácticamente yendo a paso de tortuga. Una vez que
estoy fuera de los límites de la ciudad, piso el acelerador, alcanzado más de
doscientos quince kilómetros por hora tratando de llegar al lugar. Sin embargo, no sé
qué voy a hacer cuando llegue allí. ¿Qué pasa si Zeek está allí? Niego con la cabeza y
levanto los hombros. Si él está allí, y es un sospechoso, lo arrestaré.

La casa está a la vista, un par de viejas camionetas están estacionadas en el


camino de entrada. Entro a máxima velocidad en el patio y freno bruscamente.

—5Paul69, estoy en la llamada del disturbio, si quiere avanzaré.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Afirmativo.

Salgo y aseguro mi auto, sacando el arma, antes de dirigirme hacia la puerta de


entrada. Echo un vistazo en la cabina de la camioneta, reviso para asegurarme de que
no haya nadie cerca. Nunca sé si alguien se está escondiendo, y tengo que estar
preparada. Me aproximo a la puerta de entrada, que apenas está colgando de las
bisagras. ¡Mierda!

Golpeo la puerta con mi bota, y lentamente se abre. Tomando una respiración


profunda, giro alrededor del marco de la puerta, con el arma apuntada.

—¡Departamento del sheriff!

Está tranquilo, y no veo a nadie. Avanzando un poco más, miro alrededor de la


casa, pero no encuentro a nadie.

—Bueno, mierda—mascullo, mis pies se inmovilizan. Notando que mi posición


no es estable, miro hacia abajo y veo que la carpeta está rota, como si alguien la
hubiera cortado recientemente. Pequeños hilos y deshilachados de la carpeta están en
todas partes.

Agachándome, lo inspecciono, pensando en lo que podría haber estado allí.


¿Sucedió en la fiesta y la sacaron? ¿O los Sin City Outlaws regresaron por venganza, y
esto son ellos eliminando evidencia?

—5Paul69, la situación es estable—informo.

—5Paul69, afirmativo.

Motos, la mujer dijo que vio algunas motos. Salgo corriendo de la casa, vuelvo a
la patrulla y conduzco en dirección opuesta a la que llegué.

Mi corazón está acelerado, y mis manos agarran el volante con fuerza. Conduzco
por el mismo camino durante diez minutos, comienzo a llamarla derrota cuando veo
un par de motos a la distancia.

—¡Me cago en Dios!!!!!—mascullo, las mariposas nadando en mi estómago.

—¿Debería hacer esto?—murmuro para mí misma. Una parte de mí quiere


volverse hacia el otro lado y decir que no vio nada, y eso me molesta. ¿Por qué una

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Serie Sin City Outlaws 1

parte de mi alma querría hacer eso? Aunque, ahondando profundamente, sé por qué.
Es porque no importa cómo intente jugar a esto, Zeek me tiene.

—Eres un sheriff. ¡Espabílate! —Me regaño duramente. Zeek es el enemigo, y ya


he traicionado a mi departamento deseándolo ardientemente. Necesito hacer esto,
incluso si es para demostrarme que no soy una traidora. Para recordarme que Zeek
es un proscripto.

Enciendo las luces y acelero, decidida a dejar de lado mi suposición y


demostrarle a todo el departamento que no soy una niña pequeña. Una novata que
no está capacitada para hacer su trabajo. No, no más delitos menores para mí; si
puedo acabar con un Outlaw con éxito, todos en el departamento dejarán de mirarme
como la niñita de Papá. Las luces de freno de las motos brillan y ellos se estacionan a
la orilla de la carretera.

—5Paul69, haciendo una parada de tránsito—informo, saliendo del automóvil.

Los hombres en las motos apagan los motores y dejan caer sus apoyos. Con la
mano en mi arma, los paso a todos, dirigiéndome directamente al culpable.

—Zeek—lo saludo. Su moto es de color negro metalizado, con látigos de cuero


colgando del manillar. Los llaman látigos GetBack. Por lo general, están trenzados
con colores del club y se utilizan en caso de emergencia. Es decir, si están en un
aprieto y no tienen nada más que usar como arma, usan el látigo de cuero. Nerviosa,
carraspeo, quito mi atención de los látigos y la vuelvo hacia Zeek.

Él se quita el casco, su cabello se mueve en su rostro mientras sus ojos lentamente


encuentran los míos. Mi coraje y valentía huyen, mis labios ansían saborearlo
nuevamente. Se ve como una bestia sentado a horcajadas en su moto.

—Novata. —Sonríe. Mis ojos recorren su cuerpo por voluntad propia. Sus
vaqueros están rotos, agarrando sus musculosas piernas. Su fuerte torso y sus brazos
abultados están hermosamente tatuados—. ¿Qué puedo hacer por ti?—me pregunta,
y mis ojos se posan en su cara. Una cara que se define con fuerza, su fuerte barbilla
con una barba incipiente.

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—Um... eh...—me trabo, mi tren de pensamiento y mi misión desaparecen. Los


hombres detrás de mí comienzan a reír, eso me enoja, recordándome que todos en el
departamento se ríen de mí.

—¿De dónde vienes?— le digo bruscamente.

Sus cejas se fruncen con mi tono, y su mandíbula late.

—¿Por qué?

—¿Visitaste a los Gentry? —Voy derecho al grano.

Sus labios forjan una sonrisa, una que es sexy y malvada.

—Sí, pero nadie estaba en casa. Entonces, nos fuimos. —Se encoge de hombros, y
una mancha de sangre en su cuello atrapa mi atención. Se ve fresca.

—Recibí una llamada sobre un disturbio allí, ¿sabes algo de eso?—continúo,


tratando calar sus mentiras.

Sale de su moto, y mi corazón se desploma. Él se eleva sobre mí, haciéndome


sombra, bloqueando el sol caliente. Eso le calza, realmente. Zeek es la oscuridad,
alguien que oculta la luz, ensombreciendo la tierra de Las Vegas. Él irradia frío y
fuerza, atemorizando a todos sobre los que reina.

—Por favor, vuelve a sentarte, Zeek—comienzo, mi voz quebrándose.

—Creo que sé de qué se trata todo esto. —Él inclina la cabeza hacia un lado con
arrogancia.

—¿De qué se trata? —Mi tono de autoridad se va, la curiosidad reina por encima
de todo.

Él se inclina hacia mí y mi cuerpo se pone rígido, mi mano agarra el arma.

—Si querías otro beso, no tenías que venir a obligarme a detenerme a la orilla de
la carretera, bebé. —Mis mejillas se sonrojaron cuando sus labios rozan mi oreja. Mis
ojos se dirigen a sus hombres, la expresión de sus rostros no revela que puedan oírlo.

Mi respiración comienza a atascarse, mis párpados se vuelven pesados por la


forma en que me afecta.

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Apartándome de lo que sea que es esto, me adelanto y tomo su mano, alejando


su cuerpo de mí, sorprendiendo a todos, incluyéndome a mí.

—Estás bajo arresto—le informo.

Él se ríe entre dientes mientras agarro la otra mano y la tiro detrás de su espalda.
Los músculos de su espalda se abultan, mostrándome su complexión y cuán
insuficientemente calificada estoy para derrotar a un hombre así.

—¡Qué diablos, Prez! —Uno de sus hombres, Félix, creo que es, se baja de su
moto, el resto de los hombres lo siguen.

—Retírese, señor—le ordeno.

—¡Vete a la mierda!—me espeta, moviéndose hacia mí con urgencia.

—¡Retrocede, Félix!—ordena Zeek, su orden asombrándome. No tenía que


decirle a sus hombres que retrocedieran, y para ser honesta, no lo esperaba. Yo sabía
lo que estaba pidiendo cuando los hice detenerse a la orilla de la carretera, sabía que
sería una pelea.

Félix se detiene y sus hombres también lo hacen.

—¡Prez, de ninguna manera en el infierno dejo que esta perra te ingrese! —Niega
con la cabeza, sus manos están cerradas en puños. Trago duramente, pensando en
qué diablos estoy haciendo. Una estupidez, eso es lo que estoy haciendo. Estoy
ejercitando mi estupidez porque estaba enojada con mis compañeros oficiales, y
ahora me van a matar.

Zeek me mira por encima del hombro, sus ojos están tratando de decirme algo,
pero por mi vida no puedo darme cuenta. Es sensual, casi la suavidad en estado
natural. Él se da vuelta, mirando hacia abajo.

—Saldré antes de la cena—masculla.

—Poco probable—digo. Agarrando su antebrazo, lo llevo hacia mi patrullero.

—Estás muerta, perra—dice entre dientes uno de los hombres. Zeek se tensa bajo
mi palma cuando sus hombres me amenazan, su mandíbula se aprieta. ¿Está enojado
porque lo estoy arrestando, o porque sus hombres me están insultando?

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—¡Lleva mi moto a la estación y déjala ahí!—le grita a uno de sus compinches.

Le leo sus derechos y lo pongo en la parte trasera del patrullero.

—5Paul69, uno bajo custodia.

—5paul69, afirmativo.

Subiendo a mi auto, su olor me asalta. El cuero y la colonia mezclados con los


gases de escape hacen que mi corazón lata rápido, tengo un flashback de mi cara en
éxtasis mientras me besa hasta dejarme sin aliento.

Respirando de manera constante, salgo de la orilla de la carretera. Cuando paso


al lado de las motos, uno de sus hombres se agarra la entrepierna y me muestra el
dedo.

—¿Por qué me arrestas?—se queja desde atrás—. No tienes nada contra mí. —
Tiene razón; no tengo nada No tengo pruebas reales de que estuviera en la residencia
de la llamada por disturbios. Lo estoy llevando por una mancha de sangre en el
cuello. Mierda, debería haber sacado mi kit de prueba y tomado una muestra como
evidencia, o revisado su moto. Está bien; en la estación pueden tomar una muestra de
la salpicadura de sangre como evidencia cuando lleguemos allí.

—Estabas en una posición llamativa y no cooperativo. Sin mencionar que tienes


sangre en ti —divago.

—¿Sabes lo que creo que es?

—Realmente no me importa—le digo, pero tengo curiosidad.

—Tú me deseas. —Lo dice tan suavemente que apenas lo escucho. Echando una
mirada por el espejo, él está mirando hacia abajo, su cara es ilegible, su tono serio.

—No te jactes—le respondo secamente, tratando de mantenerme fuerte. He visto


a las chicas que están asociadas con su club; él es un jugador y me está diciendo lo
que quiero escuchar.

Gruñe, y una sonrisa cruza su rostro.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Me estás diciendo que no te gustó que te besara la otra noche? ¿Que mi mano
en tu camisa no encendió un fuego en esas pequeñas bragas tuyas? —Su tono es
arrogante. Mi cuerpo responde, mis pezones se endurecen, anhelando tener su toque
áspero una vez más. Maldita sea, ¿por qué no puede callarse?

—Estaba borracha—me defiendo, mirando por el parabrisas.

El auto se silencia y estoy agradecida; su confrontación me hizo sentir incómoda.

—¿Oye, Novata?

—¿Mmm? —Miro en el espejo retrovisor para ver su cara. Tiene la boca abierta,
la comisura de un labio curvada ligeramente mientras mira hacia abajo.

—¿Cuán adolorida crees que estarás después de que termine de follarte? —Sus
ojos se deslizan hacia arriba, inmovilizándome. Sus palabras me conmocionan pero
atraen la atención de mi cuerpo por completo. Mis mejillas se sonrojan, mi corazón
late con tanta fuerza que parece que corrí más de un kilómetro.

Una bocina suena, llamando mi atención. Miro hacia delante y piso el freno
bruscamente, casi golpeando por detrás a otro vehículo. Arriesgándome a echarle un
vistazo, miro el espejo retrovisor. Él todavía me está mirando; sabe que me afecta.
Esos ojos marrones oscuros me inmovilizan con una cantidad abrumadora de
necesidad sexual. Tragando fuerte, miro hacia otro lado. Inspirando de manera
irregular, en un intento de calmar mis nervios destrozados, intento enfocarme en la
carretera durante el resto del viaje.

Al llegar a la estación, lo escolto al escritorio de procesamiento. Los ojos de Kelly


se abren.

—Jillian, ¿qué estás haciendo?—susurra en voz alta.

—Capturando a un Outlaw, ¿cómo se ve? —Le digo, mi voz está cargada de


orgullo. Nadie ha abatido a un Outlaw desde que el padre de Zeek fue atrapado
trasladando drogas, y eso fue hace años. Sin embargo, se dice que el padre de Zeek
murió antes de ser llevado a juicio. La pandilla rival dentro de la cárcel lo atrapó
primero.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Eres estúpida?—susurra, sus ojos se mueven rápidamente de Zeek a mí. Me


agarra del brazo, apartándome a un lado—. ¿No oíste lo que le pasó al último oficial
que intentó arrestar a Zeek? —Me encojo de hombros, sin estar segura de lo que está
hablando, y de cómo no me enteré—. Sus hombres lo golpearon hasta el punto de
que estuvo en el hospital. Dicen que nunca volvió a hablar, pero no estoy seguro de
si fue por miedo o porque literalmente no puede. —Mira por encima del hombro.
Siguiendo su línea de visión, veo al oficial Miller. Está en una silla de ruedas y ha
estado haciendo trabajo de escritorio desde que tengo memoria.

Kelly me da una penosa mirada y se aleja. Mirando por encima del otro hombro,
Zeek está sentado en una silla de plástico azul, sus ojos nunca dejan los míos. ¿Por
qué no me lastimó? ¿Por qué ordenó a sus hombres que se alejaran? ¿Por qué sigue
salvándome?

—¡Oficial Adams, a mi oficina!—grita el teniente Oaks, haciendo que Kelly y yo


saltemos. Ella me mira con simpatía.

Lo miro fieramente antes de dirigirme a su oficina.

—Por el amor de Dios—masculla en voz baja, claramente enojado—. Siéntate,


estaré allí en un momento. —Señala una silla y da un portazo.

¿Qué diablos?

Minutos después, entra con el rostro furioso.

—¿Qué te dije? Debes mantenerte alejada de ellos. Asegúrate de que la situación


sea estable y vete. ¡Podrías haber sido asesinada!—grita, regañándome como a una
niña. Estoy segura de que todos pueden escucharlo regañándome como un padre.

—Estaba haciendo mi trabajo. No entiendo por qué los Sin City Outlaws deben
ser tratados de manera diferente al resto de los criminales.

Él se ríe en tono de burla y luego se sienta detrás de su escritorio.

—No es necesario que lo entiendas. Necesitas seguir el rango, y como tu


comandante, te di una orden. Si no puedes obedecerla, tu trabajo aquí finalizará. —
Su voz es severa. Mis ojos se abren ampliamente al mismo tiempo que mi boca se
abre con incredulidad.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Papá, no puedes estar…

—Oh, lo estoy. Estoy haciendo esto por tu protección, Jillian. No juegues con
fuego que no puedes manejar. Y puedo asegurarte que, jugando con los Sin City
Outlaws... conseguirás más que quemarte. Serás cenizas.

Mis fosas nasales arden con humillación e ira, mi orgullo y autoestima se estrujan
en la boca de mi estómago.

—Sí, señor—barboteo, mirando hacia abajo.

—Eso será todo.

ZEEK
Al salir, encuentro mi moto con Félix apoyado en ella.

—Eso fue más rápido de lo que pensé que sería—se burla, levantándose.

—Sabes que no me retendrán. Demasiado asustados de las repercusiones.

—Ok, bien, ¿por qué no me dices por qué dejaste que esa maldita perra te
arrestara en primer lugar? —Mis ojos se clavan en los suyos, el tono de su voz me
enfurece—. La última vez que alguien intentó arrestarte, los muchachos y yo
manejamos esa mierda. Ninguno de nuestros hombres ha sido arrestado desde
aquella vez, ¿entonces por qué la dejaste hacerlo? ¿Qué, te estás volviendo blando,
queriendo follártela?

Me giro lentamente, bajo mi cabeza y lo miro con una mirada que habla de
mucha violencia.

—La última vez que revisé, era el presidente. Yo soy el único que hace los
malditos reclamos. —Señalo mi pecho enojado. —La última vez que lo revisé, a quién
quería follar era mi maldito asunto, pero puedo asegurarte que no estoy tirándome a
una ayudante del sheriff, Félix. —Alzando una ceja hacia él, doy un paso atrás,
esperando a que me responda. Si él no me responde correctamente, voy a echarlo a
patadas aquí mismo.

Traga saliva, asintiendo y mirando hacia la distancia.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Solo quiero asegurarme de que todo esté bien, hermano. Los últimos días,
realmente no has sido el mismo. —Él me mira, entrecerrando los ojos con el sol.

—Estoy bien. Ella es solo una novata que no ha recibido el memo sobre quién
diablos somos, es todo. —Balanceo mi pierna sobre la moto, declarando que la
conversación está terminada.

—Eso es todo lo que necesito saber. —Félix sonríe y luego se gira para subir a su
camioneta.

Soltando un resoplido de ira, me siento en mi moto por un momento,


reproduciendo todo el asunto. La salvé de nuevo... Mi atracción por ella se está
volviendo evidente. Intenté esconderlo, intenté sacarla de mi cabeza, pero nada
funciona. Todo en lo que puedo pensar es en hacer que su determinación se
tambalee, así puedo entrar y reclamarla. Escuchar los sonidos que saldrán de su boca
cuando hunda mi polla en ella. Ver si cierra los ojos, o si tira hacia atrás la cabeza
cuando la lleve al orgasmo.

Ella no es como las chicas que rondan el club. Ella se viste sexy, pero no como
una puta. Es segura, pero vulnerable. Todas las chicas que he conocido son
engreídas. Más que nada, ella está empeñada en hacerme daño, en lugar de
complacerme. Siendo honesto... deseo lo que no puedo tener.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 07

JILLIAN

Me dirijo a mi coche patrulla y entro. Me arden los ojos de las ganas de llorar y
me duele el estómago. Pensé que estaba haciendo lo correcto, cumpliendo con mi
trabajo. Puse de lado mi lujuria y seguí adelante con lo que me enseñaron mientras
crecía. Apartar a los chicos malos, no dejarlos entrar en tu cabeza, defender a la
comunidad. Pero ahora, me lo estoy cuestionando todo. Poniendo el auto en reversa,
salgo apresuradamente y conduzco. Quizás debería cazar. Cazar siempre me quita
las cosas de la cabeza. 'Cazar' es un término que usamos cuando buscamos a los que
infringen la ley justo delante de nuestras narices. Observamos matrículas
aleatoriamente, esperando que alguien gire en un carril sin señal de giro, o que esté
actuando de forma sospechosa. La mitad de esas pequeñas infracciones han llevado a
algunas de las investigaciones más excitantes, y de las mayores redadas.

Bajando por la carretera, veo una moto y a un miembro de los Sin City Outlaw
devolviéndome la mirada. Los largos látigos de cuero que cuelgan del manubrio me
dicen que es Zeek.

¡¿ELLOS LO LIBERARON?!

Me pongo detrás de él y enciendo las luces. Él mira por el espejo retrovisor y se


detiene a la orilla. Cuando me detengo, salgo antes de que mi automóvil a duras
penas esté estacionado.

—¡Tú!— lo señalo, la ira brota de mí. La humillación, la furia y la confusión


nublan mi mente.

—Te dije que estaría fuera. —Se encoge de hombros, colocando la moto en su
soporte antes de bajarse.

—¡Eres un cabrón!—le grito. Lo agarro de la camiseta y lo empujo con fuerza,


todo el miedo de lo que podría hacerme desaparecido.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Sus ojos se abren ampliamente y su mandíbula se aprieta cuando trastabilla hacia


atrás.

—Será mejor que tengas cuidado, pequeña—me advierte y sus palabras me


enfurecen todavía más. La voz de menosprecio me lleva al límite.

—¿O qué? ¿Me matarás y me enterrarás con el resto de tus víctimas? —Lo
empujo de nuevo, y él retrocede.

Su pecho se infla mientras me mira y sus fosas nasales se ensanchan.

Aprieto el puño y suelto un suspiro de frustración. Me estoy deshaciendo.

—Eres tan... —gruño y me vuelvo para marcharme, mis emociones siempre


sacan lo mejor de mí.

—Oye, espera un momento. —Me agarra del brazo y me doy media vuelta
furiosa. Mi momento de tratar de ser mejor persona y marcharme se ha ido.

—¡No me toques!

Agarrando su camiseta con ambas manos, lo empujo con fuerza. Sin soltarlo, lo
tiro encima del capó de mi auto.

—¡Te odio! ¡Eres un idiota! —Mi respiración se acelera y mi cara se pone roja—.
Yo…

—¡Dilo! ¡Dime que me deseas!—grita en mi cara, las venas están sobresaliendo


de su frente.

—No. —La palabra sale extrañamente tranquila, mis dientes apretados con
fuerza.

—Eres una mentirosa. ¿Por qué más estarías tan molesta? ¿Porque no puedes
meterme en prisión? Tal vez. Pero creo que estás molesta porque me deseas y no
puedes tenerme. Admítelo.

—No es cierto. —Mis cejas se elevan a niveles ridículos, mi cabeza se sacude


como la de esos muñecos cabezones—. Te odio, y…

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Serie Sin City Outlaws 1

—Me deseas—susurra él—. Quieres mi boca sobre todas tus partes y mi polla
dentro tuyo.

—¡Maldito seas!—grito de frustración—. ¡Sí, te deseo! ¿Contento? ¿MEJORA EN


ALGO ESTA SITUACIÓN? ¿Es más fácil para ti saber, con certeza, que te deseo? —
Mi enojo me tiene tan nerviosa que finalmente cedo ante la comprensión de que lo
deseo, derramando mis emociones reprimidas. Sí, lo deseo y no puedo tenerlo. Eso
me enfurece. No puedo ponerlo tras las rejas, y no puedo tenerlo en mi cama.

Sus manos se aferran a las mías y, antes de darme cuenta, nos da vuelta, él
encima mío sobre el capó de mi automóvil al costado de la carretera.

—¿Crees que pedí esto? ¿Crees que es más sencillo para mí? ¿Crees que no he
pensado en tu dulce boca desde aquella noche? ¡Porque lo hago, y pensar en ti,
jodidamente puede hacer que me maten!—me grita tan fuerte que me suenan los
oídos, su nariz casi tocando la mía. Su cara está roja, los vasos sanguíneos marcados
en su frente una vez más—. Aquella noche te dije que me dijeras que no, que te
marcharas. Pero no lo hiciste. Fuiste una tonta.

Un grito se atasca en mi garganta, lleno de pura rabia, y mis manos se apoderan


de su rostro, quiero besarlo y arañarlo todo al mismo tiempo. Escucharlo decir que
me desea igual de mal que yo, me tiene al borde de ceder a mi excitación, y al diablo
con las consecuencias.

Su cabeza baja pero se detiene a centímetros de la mía, su mente luchando contra


sus propios demonios.

—Y ahora, ambos estamos jodidos. —Él estrella sus labios contra los míos y yo
suspiro dentro de él, mi boca finalmente recibe lo que ha estado rogando desde
aquella noche.

Lo rodeo con mi pierna, acercándolo más, y su mano se desliza por mi muslo,


enganchándose debajo de mi pierna. El rastro de su palma hace que arquee el cuerpo
hacia él. Estoy en llamas, mis pulmones piden aire a gritos, pero no puedo alejarme.

—¿Por qué me salvaste? ¿Por qué me estás protegiendo? —Jadeo contra sus
labios.

—Porque necesitas protección—profesa.

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Serie Sin City Outlaws 1

Agarrándome de la camiseta, nos hago rodar, aterrizando en la carretera con una


fuerte caída. Nuestra nueva posición nos oculta de los autos que pasan por la
autopista. Sus brazos están contraídos, uno lo sostiene arriba y está cubierto de tierra
con pedazos rotos de concreto de nuestra caída.

—No quiero escuchar esa mierda. ¡Dime por qué!

Agarrando las solapas de la camisa de mi uniforme, me tira a centímetros de su


cara.

—Porque puedes confiar en mí, maldita sea—se enfurece él—. Te deseo y por eso
siento la necesidad de protegerte al mismo tiempo. —Sus ojos se llenan de pánico,
como si no hubiera pensado antes de hablar. Mi boca se abre, un pequeño graznido
escapa de mis labios.

No puedo hacer esto nunca más. No puedo luchar contra este juego del bien y el
mal. Quiero sentirlo debajo de mis manos, tener su toque áspero en mi piel.

Cerrando la brecha, él presiona su boca contra la mía con tanta fuerza que mis
labios se magullan. Sus ojos están cerrados, su confianza en mí fuera de lugar.
¿Puede confiar en mí? ¿Debería confiar en él?

—Además, la atracción que tenemos el uno por el otro está fuera de nuestro
control, Jillian. Actuar de otra manera sería solo una pérdida de tiempo. —La forma
en que dice mi nombre debería ser pecado. La forma en que mi nombre rueda de su
lengua con semejante filo, pero se desliza a través de sus labios como la seda. La
reacción que mi cuerpo tiene hacia esto es insoportable. Ahora que lo pienso, ¿cómo
sabe mi nombre?

—¿Cómo sabes mi nombre de pila?—susurro como si nada, demostrando a las


claras lo afectada que estoy por él.

Él sonríe burlonamente, su pelo cae sobre su cara.

—¿Importa? —Mordiendo mi labio inferior niego con la cabeza, mis ojos recorren
su cara sin vergüenza.

—Uno de los oficiales lo dijo. —Sonríe mostrando sus dientes, una sonrisa que es
francamente sexy, y el sol brilla en esos ojos oscuros.

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Serie Sin City Outlaws 1

Intenté mirar para otro lado, traté de ignorar la humedad en mis bragas cuando
estoy cerca de él... pero al final, siempre está ahí. Lujuria. Deseo. Innumerables
pensamientos y recreaciones de cómo se apoderó furiosamente de mi boca.

Mis cejas se fruncen con determinación y le devuelvo el beso, mi lengua se


zambulle en su boca, lamiéndolo y saboreándolo hasta recordar. Tiro de su camiseta;
ansío quitársela desesperadamente y sentir su pecho.

Él saca mi camisa de mis pantalones, y mi estómago tiembla. Se detiene cuando


se da cuenta de que tengo un chaleco antibalas. De repente siento que me estoy
asfixiando y quiero sacarme la maldita cosa. Quiero sentir su toque; el deseo me tiene
frenética, jadeando como una loca.

Sus dedos se arrastran debajo de mi cinturón, rozando cada vez más bajo. Antes
de que pueda siquiera procesar lo que él está haciendo, sus manos me bajan los
pantalones y mi estómago cae, mi cuerpo se pone tenso. Mis bragas están
instantáneamente húmedas con mi excitación, y mis pezones se yerguen con
anticipación.

Sus grandes dedos se arrastran lentamente a lo largo del elástico de mis bragas y
luego se deslizan hacia abajo a un ritmo agonizantemente lento. Su boca está abierta,
sus ojos estudian mi rostro. Los nervios se acumulan en mi estómago, el sudor perla
mi pecho cuando su dedo pasa rozando mi clítoris. Un suave gimoteo escapa de mi
boca. Sus ojos se abren ampliamente en reacción, su lengua recorre su labio inferior.

Las ásperas yemas de sus dedos se deslizan entre mis labios, extendiendo mi
humedad alrededor. La sensación de él tocándome está más allá de las palabras.
Todo lo que sé es que deseo más. No creo que jamás haya estado tan lista para ir más
allá con un hombre en toda mi vida.

Inclinándose, me besa con fuerza, su lengua se encuentra con la mía en una


danza de adictivo caos. Le muerdo el labio inferior y luego lo beso, no queriendo que
se aparte. Un dedo presiona contra mi abertura y el calor se acumula de repente,
haciendo que mi cuerpo se ponga tenso. Agarro sus fuertes hombros, y no puedo
evitar abarcarlos, queriendo sentirlo a todo él. Se ve macizo, se siente duro contra mis
palmas, y quiero desesperadamente ver si es verdad.

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Serie Sin City Outlaws 1

Lentamente presiona dentro de mi sexo, su gran dedo índice me estira, y el


placer se intensifica hasta un punto que nunca había sentido antes. Mi mandíbula se
relaja y mis mejillas se sonrojaron. He pasado años intentando masturbarme hasta el
orgasmo, solo para terminar frustrada e insatisfecha. Sin embargo, aquí estoy a un
lado de la carretera, a punto de estallar en cualquier instante bajo las yemas de los
dedos de Zeek.

—Estás mojada como el infierno—susurra. Sus palabras, la suavidad en ellas me


hacen cerrar los ojos, las estrellas estallan detrás de ellos. Conteniendo la respiración,
mi cuerpo cobra vida, cada terminación nerviosa se dispara con cosquilleos y placer.
No puedo contener todo; gimo con un pequeño grito, mi cuerpo se consume debajo
de él mientras ardo con sus dedos.

Muerde mi labio inferior con dureza, tirando de él con sus dientes mientras
lentamente saca su húmedo dedo. Al abrir los ojos, lo encuentro metiéndose los
dedos en la boca, saboreándome.

Se pone de pie y yo lo sigo, mi pelo está lleno de suciedad y mi uniforme


desaliñado.

Colocando ambas manos en mi patrullero, jadeo por aire. La comprensión se


dispara: acabo de tener mi primer orgasmo. De repente, la culpa por la impulsividad
con la que reaccioné me destruye el cerebro. Nunca antes me han follado con los
dedos, y me corrí por primera vez, todo gracias a un notorio delincuente al costado
de una carretera.

—Yo… —Hago una pausa, no estoy segura de qué decirle. Me gustó, pero no
debería haberlo hecho. Quiero más, pero sé que está prohibido. No solo para mí, sino
también para él.

—¡Nos vemos por ahí, Novata!—me grita. Mis ojos se disparan del capó de mi
vehículo hacia él, encontrándolo subiéndose a su moto y partiendo.
***

Finalmente en casa, me quito el sostén y suspiro con fuerza. ¿Crees que usar un
sujetador todo el día es malo?, intenta tener un chaleco antibalas encima de eso. Me
cambio las bragas, porque, bueno, Zeek las arruinó, y me pongo mis pantalones de
chándal capris grises y una camiseta sin mangas color melocotón. Me lavo la cara

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Serie Sin City Outlaws 1

retirándome el maquillaje y me suelto el pelo. Necesito una ducha, su olor


permanece en mi piel, y una parte de mí quiere olerlo.

Trato de no pensar demasiado en esa idea.

Me acurruco en el sofá, enciendo el televisor, y Jinx camina silenciosamente por


el suelo antes de saltar a mi regazo.

—Oye, amigo, ¿me extrañaste? —Le rasco debajo de la barbilla donde tiene un
pequeño parche de gris, y comienza a ronronear. Un trueno retumba y las luces
titilan. Tanto Jinx como yo miramos al techo. No es frecuente que tengamos
tormentas aquí y las amo. Espero que se quede.

Mi teléfono comienza a sonar como loco en la mesa auxiliar, atrapando mi


atención. Al abrirlo, encuentro dos mensajes perdidos de Alessandra.

Lo siento mucho. – A

No tuve alternativa. – A

Frunciendo el ceño, le contesto.

¿De qué estás hablando? – J

Zeek. Me arrinconó afuera del restaurante The Big Blue y me pidió tu número.
Al principio dije que no, pero luego hizo esa cosa intensa con las cejas, así que... se
lo di. Te llamará pronto. – A

¿¡¡Qué mierda!!? – J

Mi corazón late con fuerza contra mi pecho. Ya es suficientemente malo que sepa
dónde vivo, pero ahora, ¿tiene mi número de teléfono? Si me envía un mensaje, no
hay forma de que pueda ignorarlo por mucho tiempo.

Lo sé, soy la peor mejor amiga de todas. Ah, también me amenazó que si le
decía a alguien, me encontraría. ¡Es caliente! – A

Suspiro, pellizcando el puente de mi nariz.

Un msj de un número desconocido suena. Mis ojos se abren ampliamente,


sabiendo que es él.

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Serie Sin City Outlaws 1

Necesitamos hablar. Estoy llegando. No es una petición. – Desconocido

Me estremezco. No, esa no es una buena idea en absoluto. ¿Qué podría tener que
decirme? Apuesto a que quiere terminar lo que comenzamos más temprano, o al
menos hablar sobre eso. ¿Lo lamenta?

No, no puedes pasar por aquí. ¿De qué necesitas hablar? – J

Es por eso que quiero pasar. Yo no hago la cosa del teléfono. – Z

Sonrío burlonamente. No creo que a ningún hombre le guste hablar por teléfono.

Prefiero encontrarte en algún lado. – J

Lo de nosotros solo va a terminar de una sola manera, eso es seguro. Nuestros


cuerpos parecen tener mente propia cuando están cerca uno del otro. Un hechizo de
lujuria que ninguno de los dos puede explicar ni romper.

Sí, esa es una idea brillante. Encontrémonos donde todo el mundo pueda
vernos juntos. – Z

Está siendo sarcástico. Qué cabrón. Tiene razón, sin embargo. Estar juntos en
público no es una buena idea. Alguien podría vernos y podría perder mi trabajo.
Quién sabe lo que sus hombres le harían a él. Todo esto es simplemente ridículo.

No. No hay nada que decir. – J

Un golpe fuerte suena en la puerta. Me congelo. El pánico está corriendo por mi


organismo como el Nilo. Me aproximo y miro por la mirilla. Los intensos ojos
marrones de Zeek me devuelven la mirada.

—Abre la puerta. —Su voz es baja y ronca.

Mirando hacia abajo, mi ropa cómoda me devuelve la mirada. Estoy vestida así
nomás. Mierda. Jinx ronronea, frotándose contra mis piernas.

—¿Qué hago?—le susurro. ¿Por qué estoy hablando con mi gato? Jinx maúlla y
regresa al sofá, despatarrándose. Claramente no se ve afectado porque un hombre
caliente, que resulta ser un notorio delincuente esté tocando a nuestra puerta. El

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Serie Sin City Outlaws 1

hecho de que no puedo contener mi atracción por él ni pensar racionalmente con él a


mi alrededor, claramente no le preocupa a mi gato.

—¡Abre, Jillian! —La voz de Zeek retumba desde el otro lado de la puerta. Mis
ojos se disparan hacia la puerta, ninguno de los latidos de mi corazón disminuyen. Al
no tener otra opción, la desbloqueo.

Primero me golpea su olor. Ese aroma a cuero, gas del escape y colonia picante.
Es peligroso y embriagador. Lo inhalo con una respiración profunda antes de abrirle
la puerta aún más. Lleva una chaqueta de cuero con una vieja camiseta blanca de
Levi debajo y unos vaqueros azules oscuro colgando precariamente de sus caderas.
Él se ríe entre dientes. Al darme cuenta de que lo estoy mirando sin vergüenza,
levanto mi mirada de su cuerpo increíblemente tonificado a su rostro. Sonríe de
manera cómplice y me entrega una caja rectangular.

—¿Qué es esto?

—¿Puedo entrar? —Él ignora mi pregunta, frotándose la nuca con nerviosismo.


Quitando mi mirada de la caja, sus ojos oscuros se encuentran con los míos y mi
estómago hace esa cosa de volteretas.

—Um, sí. Lo siento. —Me aparto, dejándolo entrar. Antes de cerrar la puerta,
miro con atención afuera, asegurándome de que nadie lo vea, y noto que su moto no
está estacionada en el frente.

—¿Dónde estacionaste? —Cierro la puerta y me vuelvo, encontrándolo dando


vueltas alrededor de mi casa mirando con curiosidad. Se ve tan grande en mi casa, su
gran cuerpo ocupa mucho espacio.

—A la vuelta de la esquina. —Él no me mira cuando responde, sus ojos lo


registran todo. Está hecho un desastre aquí; una caja de cereal está apoyada en la
mesita de café, y mi sostén cuelga de la parte posterior del sofá.

—Bien—respondo, sin estar realmente segura de qué más decir. Puedo imaginar
a la señora Bennett mirando por la ventana con horror a la moto estacionada frente a
su casa. Ella me recuerda a la anciana de la película Lake Placid (Mandíbulas). Parece
inocente, pero algo me dice que si la cabreas rápidamente alimentaría a los caimanes
contigo.

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Serie Sin City Outlaws 1

Apoyo la caja que Zeek me dio, levanto la esquina para echar un vistazo y
encuentro un montón de donas surtidas. Espolvoreadas, glaseadas, con cobertura, la
que quieras.

—¿De verdad? ¿Me trajiste donas? —Arqueo una ceja, dejando caer la tapa.

Él se da vuelta, una sonrisa traviesa instalada a su rostro.

—¿No les gustan las donas a todos los policías?—se burla. Pongo mis ojos en
blanco, colocando la mano sobre mi cadera.

—Eso es tan estereotípico—resoplo.

—Oh, ¿en serio?—responde, agarrando la caja de la mesa, con una sonrisa de


suficiencia en el rostro.

—Entonces me desharé de ellas.

—¡No, espera! —Casi me tropiezo con mis pies tratando de agarrar la caja de
donas. Él las sujeta por encima mío y sonríe tan ampliamente que creo ver dos
hoyuelos. Realmente él está haciendo uso de una notoria maniobra de matón
manteniéndolas justo por encima de mi alcance. ¿Por qué me siento atraída por él
otra vez?

—Pensé que no te gustaban—se burla.

—Me gustan. Mucho, de hecho. —Cruzo los brazos, con las mejillas sonrojadas.
Mi padre solía llevarme siempre a la panadería local para conseguir donas los fines
de semana. Yo comería las que quisiera, generalmente cualquier cosa con granas
multicolores, y dejaríamos el resto en el departamento. Qué puedo decir, acepta tus
estereotipos.

—Entonces es cierto. A los policías les encantan las donas—afirma con


arrogancia y vuelve a apoyar la caja.

—Quiero decir, no sé si a todos los policías les gustan las donas, pero si un tipo
aparece en mi puerta con ellas... no lo rechazaría. —Me río, abriendo la tapa. Agarro
una con espolvoreado de arco iris y lo pegajoso se adhiere a mi dedo. Lo lamo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Mmm. Tendré que recordar eso. —Su voz suena baja y sexual. Me detengo en
la mitad del lametazo, mis ojos se mueven hacia él. Mierda, si tengo alguna
esperanza de mantener esto “apto para toda la familia”, será mejor que deje de
lamerme lentamente el dedo como una imbécil y de hacer comentarios sugestivos.

Aclarándome la garganta, dejo la dona y me limpio las manos con mis


pantalones de chándal.

—Me gusta lo que estás usando. —Zeek gesticula con sus dedos arriba y abajo de
mi cuerpo, deteniéndose en mi pecho. Lo que me recuerda que no llevo un sujetador.
Mirando hacia abajo, mis pezones están tan duros como pueden estar, y se pegan a
mi camiseta. Mis pechos literalmente duelen por ser agarrados nuevamente por él.
Rápidamente me cruzo de brazos para cubrirlos y muevo los pies. Juro que las tetas
tienen una mente propia. Son como un adolescente cachondo de diecisiete años que
desafía cualquier cosa que les digas.

—No te preocupes. No te voy a morder, Novata. —Da un paso alrededor de la


mesa, recorriendo con la mirada las fotos de Jinx y mías, y mis decoraciones
country—. A menos que quieras que lo haga. —Sus ojos se disparan hacia los míos, y
mis pezones se ponen más duros—. Algo me dice que quieres que te muerda.

—Yo... um... —Está sucediendo de nuevo. Me está haciendo perder la línea de


mis pensamientos. Mi bravata fracasa, mis partes femeninas quieren hacerse cargo de
la conversación. La culpabilidad pesa sobre mis hombros, cuando soy consciente que
deseo que Zeek me toque. Quiero su toque áspero y sus ojos duros únicamente sobre
mí. ¿QUÉ ESTÁ MAL CONMIGO?

Examina las estanterías de los libros a cada lado de mi televisor, tocando cosas al
azar.

—¿Te gusta leer?

Resoplo.

—¿No le gusta a todo el mundo?

Me mira por encima del hombro con una gran sonrisa mostrando los dientes.

—Veo que te gustan las cosas eróticas.

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Serie Sin City Outlaws 1

Esa es mi señal para que mis mejillas se pongan rojas.

—Yo... um... quiero decir, es romance. —Es una mierda. Porno, en resumen.

—Este está fuera de lugar. —Saca un libro del estante, y respiro profundamente.
Mi colección de libros es sagrada; no permito que nadie la toque. Él se da vuelta, y
me relajo sabiendo que no es un libro que aprecio. Solo tengo libros que amo en mi
estantería, esos que puedo volver a leer una y otra vez y no aburrirme.

—Tatuajes y piercings. ¿Qué necesitas saber? —Lee el título en voz alta.

Acercándome a él, se lo arrebato de las manos.

—Sí, hubo un tiempo en el que pensé en hacerme un tatuaje o un piercing—le


digo, volviendo a colocar el libro en su lugar.

—¿Lo hiciste? —Sus ojos se deslizan arriba y abajo de mi cuerpo de manera


implacable.

—No. El departamento frunce el ceño sobre eso. —Más bien mi padre frunció el
ceño sobre eso.

Él se burla.

—Fruncen el ceño ante una gran cantidad de mierda. —Se desploma en mi sofá,
su cuerpo se mueve lo justo para que todavía pueda mirarme. Sus ojos aterrizan en
mi pecho otra vez, y mis pezones se endurecen hasta el punto en que creo que
saldrán de mis pechos y lo follarán.

Mierda, no donde quería que mi mente fuera.

Cruzo los brazos sobre el pecho, la temperatura de mi cuerpo está aumentando


rápidamente.

—Tómatelo con calma, Novata. No tengo ninguna expectativa esta noche. Ya he


cruzado la línea con lo que hicimos hoy, no pretendo convertirme en un hipócrita y
un traidor en un solo día. Solo quiero hablar, y cuando haya dicho lo que tengo que
decir, puedes decirme que me largue. —Me pica la curiosidad. Si él no está aquí para
terminar lo que comenzamos más temprano, ¿qué podría tener que decir que sea tan
importante? Estoy un poco aliviada y triste porque no quiere embelesarme.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Está bien—murmuro, mis manos aún cruzadas en frente de mi pecho.

Dando un paso alrededor de la mesita de café, trato de sentarme en el otro


extremo del sofá, pero Zeek es tan grande que casi termino junto a él. El calor de su
cuerpo irradia de él en oleadas, su olor está envenenando mi razón y realidad.
Independientemente de por qué está aquí, esta habitación está llena de tensión
sexual.

Jinx maúlla, entrando corriendo a la habitación, y Zeek instantáneamente se


tensa.

—¡¿Qué diablos es eso ?!

Jinx salta sobre mi regazo, girando en círculo antes de caer de costado.

—Éste es Jinx, mi gato.

Zeek palmea su rostro, su mano se detiene en su barbilla mientras mira a Jinx


como si fuera una poderosa pantera lista para atacar en cualquier momento.

—¿No puedes decirme que le tienes miedo a los gatos?—Casi me destornillo de


la risa.

—No, no le tengo miedo a los gatos. Yo solo... no los veo mucho, así que me
sobresaltó. —Se encoge de hombros, su cuerpo relajándose un poco.

Se necesita todo lo que tengo para no levantar a Jinx y sostenerlo en la cara de


Zeek, preguntándole si quiere acariciarlo.

—¿De qué querías hablar? —Cambio de tema, colocando a Jinx en el suelo.

Zeek mira detrás de él, observando a Jinx salir corriendo a otra habitación. Sí, le
tiene miedo a los gatos. He oído que mucha gente les tiene miedo, nunca antes había
conocido a alguien, y estoy seguro de que nunca hubiera pensado que sería un
motero.

—De mucho, realmente. —Su voz suena tensa. Se desliza hasta el borde de su
asiento y apoya los codos en las rodillas, con la cabeza colgando entre las manos.

Los nervios golpean en mi pecho otra vez.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Como qué?

—No lo sé. Del hecho que sé que tontear contigo me conseguirá una etiqueta
colgando del dedo gordo de mi pie, y sin embargo, todavía me encuentro pensando
en la forma en que sabes. En la forma en que tu cuerpo se sentiría envuelto alrededor
del mío. —Él niega con la cabeza, como si oírlo en voz alta fuera absurdo—. ¿Qué
demonios estoy pensando?—murmura. Ambas manos tiran de su cabello con
frustración.

Sus palabras hacen que mi ritmo cardíaco se acelere. Su confesión de que piensa
en mí, de que puedo relacionarme con la constante obsesión de él, nada en mi mente.
Él levanta la mirada y su rostro muestra tanta emoción.

Abro la boca para hablar, pero vuelvo la cabeza antes de que algo irreversible
resbale de ésta.

—Si alguien nos hubiera visto hoy, no solo podría hacer que me mataran a mí,
sino a ti también. —Las palabras salen serenas, a diferencia del resto de él.

Mis ojos se abren ampliamente y mi corazón tiembla.

—¿Por qué a mí? Quiero decir, podría perder mi trabajo, pero no me matarían.

Gruñe.

—¿Sabes algo sobre vivir como un Outlaw? Si estoy jodiendo a un oficial, mis
hombres pensarán que tú y yo hablamos sobre mierda. Eso los pondría en riesgo, por
lo que eliminarían a los involucrados. —Mi cabeza todavía está atrapada en jodiendo
a un oficial… a mí.

—Dime que entiendes lo que te estoy diciendo. —Su voz suena aguda, sus ojos
perforan los míos.

Parpadeo rápidamente, tratando de aclarar los pensamientos sexuales. Lo que él


me dice no es nada nuevo; sé que estar juntos es una estupidez para todos los
involucrados. No se supone que suceda. Un delincuente y un policía juntos... no
sucede. Sin embargo, aquí estamos, desafiando la forma en que funciona el mundo.

Él agarra mi nuca bruscamente, las aletas de su nariz están llameando.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No puedes decir ni una puta palabra sobre nosotros a nadie. ¿Lo entiendes?

Trago saliva y asiento con la cabeza lentamente.

—¿Qué hay con Alessandra?—susurro, temo asumir el control de mi atracción.

Soltando mi cuello, deja caer la mano y se relaja. Bueno, una postura relajante
para él, de todos modos.

—Me aseguré de que conociera las consecuencias si abría su boca a alguien. —


Eso me enoja, pero por extraño que parezca, también me consuela.

Los dedos me raspan la mejilla con ternura antes de descansar bajo mi barbilla y
empujar mi cabeza hacia arriba. Su control sobre mí es fuerte, dominante, pero al
mismo tiempo tierno .

—Creo que eres sexy como el infierno, y no quiero que ni un centímetro de tu


piel quede sin ser tocada. —Sus palabras salen fuertes y guturales. Mis ojos se
entornan y mi respiración se acelera peligrosamente—. Quiero sentir cada centímetro
de tu cuerpo, probar cada parte de ti y paladear el sabor de tu inocencia. —Su mano
se desliza hacia la parte posterior de mi cabeza, enredándose en mi pelo—. Necesito
que te des cuenta a lo que me estoy arriesgando por explorar esta jodida obsesión
que tengo por ti, Jillian—susurra, frunce el ceño con determinación. Mi cuerpo está
tan vivo, mi boca hecha agua por saborearlo una vez más. Sus dedos dentro de mí
hoy, el orgasmo que me provocó... reviví al costado de esa carretera, y no creo que
pueda alejarme de él tan fácilmente.

Antes de que pueda procesar lo que estoy haciendo, me coloco en su regazo,


sentándome a horcajadas sobre sus piernas. Mi sangre corre tan fuerte con mi
impulsividad que me siento mareada. Mi corazón late con tanta intensidad que
puedo sentirlo en mis sienes.

Me agarra suavemente de los costados de la cara, y mis manos descansan sobre


las suyas mientras sus labios toman los míos con avidez. Su lengua se hunde en mi
boca, y cuando nuestras lenguas se encuentran, él gime de satisfacción. Una
protuberancia está creciendo contra mi sexo sensible, y yo me refriego contra él con
el consenso de mi propio cuerpo. Cerrando los ojos, sus labios dejan los míos y se

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Serie Sin City Outlaws 1

deslizan por mi mandíbula, chupándome y besándome. Sus labios fabrican magia


contra los míos, devorando mi propia existencia.

Su áspero cuello deja una deliciosa quemadura en mi piel, tira de la parte


posterior de mi pelo, haciendo que mi cabeza caiga hacia atrás. Sus labios rozan mi
clavícula, su lengua lame mi garganta. Él gime como si estuviera físicamente
dolorido, y un gemido estrangulado vibra en mi pecho.

Sus dedos se hunden en mis caderas, y de repente se aparta de mí. Mis ojos se
abren lentamente, todo está borroso.

Su cara está tensa, su mandíbula tiene un tic nervioso. La realidad me golpea


como una bala en el pecho, el arrepentimiento quema mis pulmones como si
estuviera bajo el agua.

De repente agarra mis piernas, alzándome y alejándome de él.

De pie, se pasa las manos por el pelo.

—Creo que deberías irte. —Las palabras que salen de mi boca son tan quedas
que no estoy segura de si las escuchó. Aprieto mi camiseta, tratando de ocultar mis
pezones erectos. Mi cabeza repite el pensamiento de que soy una traidora una y otra
vez. Cierro con fuerza los ojos, deseando que los pensamientos se vayan.

—Está bien—murmura, sus palabras tensas y guturales. Líneas de incertidumbre


se extienden por su frente—. Creo que probablemente es lo mejor.

Mis ojos caen sobre el gran bulto en sus vaqueros. Guau, es realmente grande.
¡Enorme! Mis muslos se aprietan con fuerza en señal de protesta, pero mi sexo
palpita con sus propios pensamientos sucios.

Un silencio incómodo llena la habitación mientras tratamos de no mirarnos. El


contacto visual nos vuelve débiles, irracionales.

—Nos estamos viendo, Novata. —Se acerca a la puerta, ve que está lloviendo
bastante fuerte, pero aún así se va. Mi corazón cae, y mi cuerpo se queja con
frustración y necesidad insatisfecha.

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Serie Sin City Outlaws 1

¡Mis ojos aterrizan en las donas; no puedo creer que él las haya traído. Agarro la
que tenía antes, cuando siento un fuerte golpe en la puerta, sobresaltándome. Al
abrirla, Zeek está encorvado, las manos apoyadas a cada lado de la puerta con la
lluvia cayendo con fuerza de su chaqueta de cuero. Él está empapado.

—Sé que dije que me iría, y que no tenía ninguna expectativa. —Levanta la vista
de debajo de sus pestañas mojadas—. Pero estaba jodidamente mintiendo. —Él entra
por mi puerta y me levanta, su cuerpo mojado empapa mi ropa. Su boca choca contra
la mía en una furia carnal, la dona en mi mano cae al suelo. Agarro su cara, gimiendo
en su boca. Patea la puerta cerrándola detrás de él y Jinx maúlla ruidosamente y
corre velozmente hacia la cocina.

—Tengo que tenerte ahora—murmura Zeek en mi boca.

¿Esa pizca de cordura que intentaba mantener, tratando de hacer lo que era
inteligente y racional?

Ida.

Lo que se encuentra fuera de estas paredes, no está allí. La culpa, las reglas y el
sentido común. Todo dejado en la puerta de entrada. Somos Zeek y yo perdidos en
este momento. Un encuentro fugaz que nos dejará a ambos con arrepentimiento,
pero la satisfacción más buscada saciada.

Agarrando la parte inferior de mi camiseta, me la paso por la cabeza, mis


pezones duros como piedras, listos para ser maltratados. Como si Zeek pudiera leer
mi mente, su boca, cálida y húmeda, cubre mi pezón izquierdo y lo chupa con fuerza.
Un chispazo recorre mi cuerpo, creando una oleada de placer en mi mitad inferior
que es casi insoportable. Mis dedos se aferran a su cabello mojado; es suave y grueso,
lo que me da ganas de tirar más de él. Así que lo hago.

—¿Dormitorio?—pregunta, la palabra apenas audible por nuestros besos. Señalo


dónde está, y él sale hacia allí como un loco.

—Bien, porque voy a necesitar una cama. Planeo extenderte, y no parar hasta que
estés demasiado débil para gemir mi nombre. —Un sonido irreconocible escapa de
mi boca; solo escucharlo hablarme sucio me tiene casi lista para deshacerme.

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Serie Sin City Outlaws 1

Rebotamos contra las paredes, derribando mi título universitario y decoraciones


aquí y allá antes de que finalmente encuentre mi habitación. Él me lanza hacia atrás
en mi cama y ávidamente comienza a quitarse la chaqueta, la mandíbula apretada,
los ojos mirándome con hambre.

Su camiseta está empapada, pegada a su pecho, delineando sus pectorales y


abdominales. Sus vaqueros están completamente mojados, haciendo que cuelguen
aún más abajo, dejando al descubierto esa forma de V que solo ves en las revistas.

—Jillian. —Mi nombre sale ronco de sus labios, y mis ojos se dirigen a los suyos.
Su cabeza baja, su cabello mojado colgando en su cara. Esos ojos brillan como los de
un animal atrapado por los faros delanteros de un vehículo. Es casi aterrador, pero
seductor—. Sigues mirándome así y esto va a pasar rápido. —No quiero que pase
rápido.

—Lo siento—susurro, parpadeando rápidamente.

Él sonríe, frotando su mano arriba y abajo de su estómago tonificado por debajo


de su camiseta.

—¿Me deseas?

Trago, mirándolo atentamente. Se ve peligroso, sexy, prohibido. Agarrando su


camiseta, la lleva sobre su cabeza y mis ojos aterrizan en sus abdominales como tabla
de lavar y los amenazantes tatuajes. Santa Madre de Dios. Él es la definición de un
chico malo.

Avanza gateando sobre la cama, sus ojos nunca dejan los míos.

—Respóndeme. ¿Tú. Me. Deseas? —Cada palabra sale lenta y fuerte, atada con
una promesa erótica. Extendiendo la mano, sujeta la parte posterior de mi cuello
mientras se sienta sobre los talones, su fuerte agarre me pone de rodillas—. Necesito
oír que me deseas, que deseas mi polla. —Él tira mi cabeza hacia adelante, mis labios
casi están tocando los suyos. Me inclino más hacia él, tratando de acercar mi boca a la
suya, pero él se aleja. Su boca está entreabierta en un gesto engreído, sus ojos
sonrientes.

No besarlo, no tocarlo, es angustiosamente doloroso.

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Serie Sin City Outlaws 1

Mi cuerpo comienza a sudar, sensible al tacto.

—No hasta que lo digas—contesta—. Quiero saber que me deseas tanto como yo
te deseo. Que compartimos un riesgo común.

Mordiéndome el labio inferior, un millón de respuestas cruzan por mi mente.


Pero me siento borracha, perdida por la lujuria y la pasión, y las palabras resbalan de
mi boca antes de que pueda filtrarlas.

—Te deseo tan jodidamente mal que duele—lloriqueo, mi cuerpo destruido por
la abstinencia. Mi voz se ahoga y mi respiración pierde el control. Solo necesito
tocarlo, sentir su calor contra mi cuerpo.

—Mujer tonta. —Las palabras salen tan entrecortadas que no estoy segura de
escucharlas bien.

Como encendiendo un fósforo, él cae sobre mí, nuestros cuerpos atrayéndose el


uno del otro como una fuerza magnética. Los relámpagos y truenos rugen mientras
cedemos a lo que deseamos. La culpa y las dudas sobre lo que el mundo nos dijo que
sintiéramos, que pensáramos, idas. No nos importan. No me importan.

Sus palmas rodean mis tetas, y un suspiro me recorre el pecho. Su boca atrapa
mis gritos, divulgando mi sed de más contacto. Apoyo mis manos sobre su duro
pecho; está perlado con sudor al tacto. La calidez de su piel contra la mía me da
ganas de omitir todo esta cosa del juego previo y solo tenerlo dentro de mí. Nunca
me he sentido así, tan fuera de control. El flechazo que tuve con el oficial Polla Veloz
no es nada comparado con esto.

Esto es una obsesión.

Esto es una pasión ciega.

Esto es una adicción.

Es crudo, auténtico, y al final, va a destruirme.

Mis manos encuentran sus vaqueros húmedos, mis dedos buscan a tientas el
botón y la cremallera. Su mano deja mi teta hinchada, agarrando la parte de atrás de

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Serie Sin City Outlaws 1

mi cabeza, su agarre reclamándome como suya, controlándome en todas las formas


que él desea.

Finalmente, desabrochando los pantalones, los empujo más allá de sus caderas y
agarro sus firmes nalgas con ambas manos. El acto es tan descarado y extraño para
mí, pero gratificante. Son suaves y musculosas, mi fuerte agarre lo hace gemir.
Lentamente aparta su boca de la mía y muerde mi mandíbula.

—Acuéstate—dice con voz áspera, su tono revelando lo afectado que está. Mis
ojos se abren perezosamente y lo encuentro mirándome fijamente, sus propios ojos
entornados por el deseo—. Haz lo que te digo, bebé. —Como no quiero rendirme tan
fácilmente, hago lo que él dice de todos modos y me vuelvo a acostar en la cama.

Recostándome veo que sus pantalones vaqueros están bajados sobre sus nalgas,
mostrando levemente el parche de vello púbico que sobresale por la parte delantera
de estos, la punta de su polla apenas visible.

Él retrocede en la cama, con la cabeza baja; me está mirando con pasión y anhelo.
Bajándose los pantalones aún más, su polla aparece completamente erecta. Mis ojos
se abren ampliamente y no puedo evitar sentarme. Era más que grande cuando
estaba dura y atrapada debajo de sus jeans. Pero ahora... es realmente grande.
Colosal. Monstruosa. La circunferencia hace que mi cuerpo se ponga tenso al pensar
que va estar dentro mío.

Él empuña su polla, su propia mano apenas capaz de rodearla. Se la acaricia,


observando mi reacción. He oído hablar de hombres que son catalogados como
estrellas del porno, ¿pero realmente tener uno parado en mi habitación? Es casi tan
aterrador como tentador.

Él da un paso adelante y mis ojos asustados se disparan de su pene a sus ojos. Se


arrodilla en la cama, pateando sus botas y luego sus jeans.

—¿Estás bien?—susurra, levantando la comisura de su boca. Asiento un poco


demasiado rápido y trago—. ¿Estás segura? Podemos detenernos. —Me quita un
mechón errante de la cara. ¿Quién es este hombre? ¿Dónde está el hombre malvado
que la sociedad considera irredimible? Es como si fuera una persona diferente
cuando está a mi alrededor, de ningún modo el hombre que me enseñaron a
despreciar.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Estoy segura.

—Ese fue tu punto de escape. No hay vuelta atrás ahora. No me detendré, no


podré. —Él niega con la cabeza, y sonrío. Ahí está mi chico malo

Se sienta a horcajadas sobre mí, la cabeza de su polla presionando en mi muslo.


Mi boca se abre y mi respiración vuelve a acelerarse. Su mano se desliza bajo la
cintura de mis pantalones de chándal, y cierro los ojos.

—Abre los ojos—murmura. Ellos se abren automáticamente, encontrando que


me está mirando. Dedos diestros se deslizan bajo el material de mis bragas, y mis
piernas se ensanchan para permitirle ir más allá. Su boca se abre cuando las yemas de
sus dedos índice y medio se deslizan sobre mi clítoris y rozan mi humedad. Mi
cuerpo se estremece de placer, mis ojos se ponen en blanco.

Suavemente, presiona un dedo en mi coño y un gemido vibra a través de mi


pecho. El placer se eleva por mis piernas, descansando justo en la punta de su dedo
mientras lo empuja lentamente hacia adentro y hacia afuera. Mis manos vuelan a mis
costados, mis uñas cavan en las sábanas por resistencia. Mi cuerpo palpita con el
deseo de caer en éxtasis. Justo cuando creo que no puedo más, retira el dedo.
Jadeando, levanto la cabeza, irritada. Lo encuentro saliendo de la cama.

—Todavía no. —Desliza su dedo en su boca y mira alrededor de mi habitación


de manera casual—. ¿Eres virgen?—pregunta con indiferencia.

—¿Qué? —La pregunta me toma por sorpresa.

—¿Eres virgen?—repite. Sentándome, cierro las piernas.

—¿Importa?—rebato.

Él me mira ferozmente antes de que una sonrisa destelle en su rostro.

—Sí, mierda importa. Estás apretada como el infierno, y la forma en que tu


cuerpo responde a cada uno de mis toques, es... —Niega con la cabeza. Por la forma
en que lo dice, me suena sexy, pero como lo entiendo, me resulta inexperto. Algo que
dudo sea muy sexy.

—No, no soy virgen.

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Serie Sin City Outlaws 1

Me mira confundido, así que le explico.

—Tuve sexo una vez, con un tipo que era… —Alza una mano, su mandíbula se
contrae y cierra los ojos como si mis palabras lo angustiaran.

—No necesito los detalles. De lo contrario, nunca llegaremos a lo que realmente


deseamos, porque estaré fuera matando a un bastardo. —No puedo evitar la sonrisa
que instantáneamente se acomoda en mi rostro, una risa desbordando de la comisura
de mis labios.

Sonríe, pasándose la mano por el pelo.

—¿Qué es gracioso?

Me encojo de hombros.

—Él era un poco idiota.

Él da un paso adelante, sus manos en puños a los lados de mi pantalón de


chándal y las bragas.

—¿Alguien le rompió el corazón a mi pobre novata? —Él los baja por mis
piernas, revelando el pedacito que estaba cubierto. Sus ojos recorren mi cuerpo
implacablemente. Mi vello púbico contrasta contra mi piel; debería haberme afeitado
o depilado... algo.

—Qué me den—susurra y sus palabras me golpean duro. Mi apariencia rústica


parece encenderlo, lo cual es confuso. Soy muy diferente de las chicas que he visto en
su club. Todo lo que pensé que sabía sobre él parece estar equivocado. Inclinando mi
cabeza hacia un lado, mi pelo cae sobre mi cara.

—No eres lo que esperaba, Zeek. —Las palabras escapan de mi boca antes de que
pueda detenerlas.

Se arrastra hacia la cama, sus puños soportando su peso.

—¿Que esperabas? ¿Un asesino a sangre fría? ¿Alguien que no cree en el perdón?
¿Un animal incapaz de misericordia? ¿Alguien a quien le gusta follar duro y dejar su
marca?

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Serie Sin City Outlaws 1

Encogiéndome de hombros, mis ojos no dejan de mirar los suyos, le digo:

—En realidad, sí.

Él se mofa, baja la mirada brevemente antes de golpearme con sus hermosos ojos
oscuros.

—Soy todo eso, bebé, pero también soy un hombre que no puede refrenar sus
emociones, que tiene deseos que son irracionales. Y tú, golpeas las teclas de cada una
de esas fallas.

Sonrío ante la idea de que él piense que es un ser humano imperfecto.


Extendiendo la mano, mis uñas arañan debajo de su barbilla, las patillas rozan contra
las yemas de mis dedos.

—Estás roto, pero eres humano. El mundo pinta tu imagen en permanente


desastre y miedo, pero no lo creo. —Se detiene, su pecho sube y baja rápidamente—.
Veo algo más en tu lienzo de caos. —Segundos más tarde, él se estrella contra mí, su
boca sobre la mía. Mi rodilla se dobla mientras su mano callosa sube suavemente por
ésta, apoyándose en mi cadera. Su rodilla separa mis piernas, sus dientes raspan mi
labio inferior. La punta de su polla se desliza a través de mi humedad y yo me quedo
sin aliento repentinamente, las mariposas llenan mi estómago. Va a ser doloroso,
como la última vez. Pero con él, valdrá la pena.

Levantándose de la cama, se lanza al suelo, sacando su billetera de los


vaqueros. Saca una tira de condones, arrancando uno con los dientes. Se enfunda y se
coloca entre mis piernas nuevamente. Mis manos tiran de su espalda, queriendo que
su cuerpo fluya con el mío.

Agachando la cabeza, chupa mi pezón en su boca, y mi cuerpo se arquea en


contacto con el de él. Su boca húmeda y cálida sobre mi pezón provoca una oleada de
placer que me recorre las extremidades.

—Me encantan tus tetas—masculla, sentándose—. Y tu culo. —Da una cruel


palmada a un lado de mi culo, la quemadura corre a lo largo de mi piel. El sonido
hace eco en la habitación, pero extrañamente no duele tanto como pensé que haría.

Empuñando su polla, se baja. Inhalo bruscamente, preparándome.

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Serie Sin City Outlaws 1

Coloca su pene en mi abertura y me tenso cerrando los ojos.

—Relájate—susurra contra mis labios—. Se sentirá tan malditamente bien, lo


prometo. —Mi respiración es esporádica, mi cuerpo está temblando. Estoy tratando
de relajarme, pero simplemente no puedo.

—Iré lento—murmura, su boca rozando la mía. Mis ojos se abren y se fijan en los
suyos mientras empuja la punta de su polla dentro mío, y mis manos vuelan hacia su
espalda. Inhalo con fuerza, mi boca se abre ampliamente mientras empuja
lentamente dentro de mí, centímetro a centímetro. Me quema pero, al mismo tiempo
se siente tan bien. Su grosor me estira, la longitud golpea tan profundo como es
posible. Mis uñas se clavan en la parte posterior de sus brazos cuando se entierra
hasta la empuñadura. Me siento llena, el dolor se reduce convirtiéndose en placer.

—Jesucristo—gruñe, sus palabras suenan como si estuviera sufriendo. Él se


detiene, y mi corazón late erráticamente.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Oh, Dios mío, ¿se rompió el condón?

Su respiración se vuelve dura, su frente surcada de tensión.

—No creo que duraré mucho—confiesa—. Tu coño está tan apretado que me está
estrangulando la polla. —Se retira, y mi espalda se arquea mientras mis ojos se
ponen en blanco. Su polla golpea algo justo allí y yo jadeo por aire.

—Dije que iría lento, pero mentí. No hay forma de que pueda ir lento cuando se
siente tan jodidamente bueno.

Ante eso, gruñe, acelerando el ritmo. Los músculos de su espalda se contraen y


mueven bajo mis dedos mientras me folla.

Mis manos recorren el músculo como cemento que forma su espalda, hasta que
llego a sus nalgas. Son tan firmes, se tensan con cada empuje de sus caderas.

Una marea de familiar calidez envuelve mi cuerpo, y doblo los dedos de mis
pies. Mi cuerpo se afloja y me pierdo en el ritmo que nuestros cuerpos están creando
juntos. Mis caderas comienzan a encontrarse con las suyas, montando la ola de
euforia.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Mierda, Jillian—gime, nuestros cuerpos sincronizados entre sí. Manos


codiciosas agarran mi pecho y mi nalga izquierda, y sus embestidas se vuelven más
poderosas.

Gimo en respuesta, mis palabras escapan incoherentes y sin ningún sentido. Él se


estrella contra mí más fuerte y una chispa se enciende. Yo gimo fuertemente, y quiero
decir fuertemente. Choco mi boca contra su hombro, tratando de sofocar los
embarazosos sonidos que salen de ésta mientras mi cuerpo cae en éxtasis,
sucumbiendo a todo lo que Zeek está ofreciendo. Estrellas estallan detrás de mis
párpados, y mi cuerpo se tensa por el intenso orgasmo que recorre cada una de mis
extremidades.

Zeek gime, su rostro cae en la curva de mi cuello cuando se corre segundos


después.

Nuestros cuerpos sudados aún, la respiración jadeante y fuerte llenando la


habitación.

—Mierda—afirma Zeek, la palabra entrecortada. Asiento con la cabeza, mi


cuerpo se siente como papilla. Lentamente, sale de mí, mi cuerpo se siente vacío y
frío por su partida. La piel de gallina corre por mi columna vertebral a pesar del
sudor que gotea de mi piel. Él rueda hacia un lado, su mano aparta el cabello de su
frente empapada de sudor. Me giro sobre mi pecho, descansando mi cabeza en
ambos brazos, y lo miro. Él está mirando hacia el techo, tratando de recuperar el
aliento.

Nos quedamos tendidos en silencio, nuestros cuerpos y mentes agotados. Mis


ojos se cierran, y mi respiración finalmente se nivela. Nunca antes de hoy había
tenido un orgasmo. Lo intenté varias veces, pero Zeek me dio dos en un día. Creo
que él despertó a una princesa ardientemente ansiosa por el sexo en mí... porque
quiero más.
***

—Despiértate, Jillian. —El aliento cálido acompaña el susurro contra mi nuca, el


peso presionando en la parte posterior de mis pantorrillas. Mis ojos se abren
perezosamente, y encuentro a Zeek sentado en cuclillas, su polla erecta y lista para
más. La habitación está oscura, pero aún hay suficiente luz como para distinguir a

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Serie Sin City Outlaws 1

Zeek. Mi cuerpo responde al instante; mis pezones se endurecen y mi sexo se recubre


de humedad. Sintiéndome un poco más cómoda con mi cuerpo alrededor de Zeek y
medio dormida, me levanto con mis manos, presionando mi culo hacia él.

—Esa es mi chica—gime, palmeando los montículos de mis nalgas. Él se inclina y


agarra los condones del suelo. Después de ponerse uno, coloca una mano en la parte
baja de mi espalda y la otra en la base de su pene. Se acomoda entre mis labios
húmedos, el dolor de antes olvidado de inmediato, mi sexo está palpitando por
tenerlo de nuevo. Las mariposas pululan en mi vientre anticipadamente.
Presionándose, empuja hacia adelante sin prisas. Su ritmo es más duro que antes,
pero perfecto. Agarro las sábanas mientras él casi se retira por completo antes de
volver a entrar en mí. Jadeo mientras mi cuerpo se bambolea de un lado a otro. El
cabecero de la cama choca contra la pared, las patas chirrean contra el suelo de
madera. Él me está follando con maestría, mi cuerpo ya está zumbando de placer. Su
pecho se cierne sobre mí, su mano agarra firmemente mi teta. Suelto un siseo y
empiezo a encontrar sus embestidas. Gruñe en mi oído, sus dientes raspando a lo
largo del pabellón de mi oreja. Parece que le gusta cuando mi cuerpo se sincroniza
con el suyo.

Sus manos abandonan mi pecho y sujetan bruscamente mi pelo. Lentamente, gira


la cabeza y su boca captura la mía, confiscando el aliento de mis pulmones. Me lame
la lengua, y sus labios chupan y toman todo lo que tengo para ofrecer. Sé sin lugar a
dudas que él está marcando mi alma. Mi cuerpo le responde de una manera que no
puedo comprender. Mi mente, una vez hecha para creer que él era el malo, ya no está
tan segura. Las personas con sentido común temen a los Outlaws. Cierran sus
puertas por la noche, y revisan una habitación antes de entrar. ¿Yo? Me llevo uno a la
cama, voluntariamente. Y lo haría una y otra vez si eso significa que lo veré desnudo
todos los días.

Su cuerpo se estremece, un rugido sale de sus labios y llena mi boca. Oír su


orgasmo, sentir su corazón latiendo aceleradamente contra mi espalda, arroja mi
cuerpo por el precipicio. Cerrando con fuerza los ojos, grito de placer, mi cuerpo se
levanta contra el de él hasta que mis brazos se agotan, haciendo que caigamos en el
colchón. Zeek entra en mí una vez más, no queriendo que termine.

Respira agitado en mi pelo, su pecho duro y pegajoso contra mi espalda.

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Serie Sin City Outlaws 1

—No puedo tener suficiente de ti, Jillian. Te he follado dos veces y mi polla
todavía es insaciable.

Me río a medias, mi corazón se acelera en mi pecho antes de caer en un sueño


profundo una vez más.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 08

ZEEK

Un cosquilleo en mi pie hace que me despierte sobresaltado.

—Miau.

Me enderezo y el infernal gato está sentado al pie de la cama mirándome con sus
ojos de diablo. Se está lamiendo los bigotes, moviendo la cola de un lado a otro. Mi
madre nos dijo a Lip y a mí mientras crecíamos que los gatos negros son mala suerte,
que traen energía negativa. Asi que, decir que crecí sintiéndome un poco... nervioso a
su alrededor es exacto.

Lo pateo, él gira y salta de la cama.

—Maldito gato.

Giro mi cabeza para ver si desperté a Jillian; ella está profundamente dormida,
acostada sobre su pecho. Su cabello está desordenado de la manera más sexy posible,
y su boca está abierta.

Me quedé a pasar la noche. Nunca he pasado la noche en la casa de una chica.


¿Qué diablos?

Cerrando los ojos, imágenes de su actuación pasan por mi mente. Llevarla al


éxtasis fue erótico, los pequeños jadeos y los gemidos incontrolables me pusieron de
rodillas. Ella no se parece a ninguna chica con la que he estado, y me asusta
muchísimo. Si el club se enterara de ella, seguro la matarían, y luego a mí.

Es egoísta de mi parte estar aquí, pero ella está interesada... y yo soy codicioso. Si
tuviera bolas, me iría y no volvería nunca más. Salvando los pequeños pedazos de su
corazón que todavía no tomé de rehén.

—Mmm. Hola ahí—gime, su voz está amortiguada por el sueño.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Hola. —Me recuesto, tirando de la sábana para cubrir mi polla, que se está
poniendo dura con solo escuchar su voz.

Esto es incómodo. ¿Qué hacen las personas en cuanto se despiertan después de


haber follado toda la noche? Con las conejitas del club, por lo general, solo me
levanto y me voy o las echo a patadas. Mis instintos me están diciendo que me vaya
ahora mismo.

—¿Tienes hambre o algo así?—susurra, su pelo cayendo en su cara. Comida. Eso


habría sido lo correcto, prepararle el desayuno y llevárselo a la cama o alguna mierda
de ese tipo. Me palpita la cabeza; estoy tan fuera de mi liga aquí. Ooh, donas. Traje
donas anoche.

Salgo de la cama, me sujeto la polla y las pelotas con una mano y entro en la otra
habitación, agarrando la caja de donas. Regresando, paso al gato vudú comiéndose
una que ha debido haberse caído al suelo.

—Tengo el desayuno cubierto. —Sonrío, colocando la caja al final de la cama.


Cuando las compré, quise ser un listillo. No había tenido en cuenta la idea de que a
ella realmente le gustaran las donas, o que me ayudarían a salvar la incomodidad de
despertarme a la mañana siguiente después de una noche llena de folladas.

Al incorporarse, sus tetas aparecen a la vista. Mi polla se tensa contra mi palma al


instante. Sentado sobre la cama, amontono las sábanas en mi interminable erección.
Esta mierda es dolorosa.

Ella abre la caja y agarra una espolvoreada.

—A ti, eh, te gustan las espolvoreadas, ¿no?

Sus mejillas se sonrojan y se chupa la cobertura de uno de sus dedos. Mierda. La


forma en que lo hace, tiene a mi polla celosa.

—Sí, las espolvoreadas son lo mío. —Ella sonríe.

—¿Por qué es eso?

—No sé. Las espolvoreadas son para los ganadores, supongo. —Se ríe—.
Además, ¿a quién no le gustan las granas?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Puedo imaginarme algunas granas en sus tetas. Y a mí lamiéndolas.

Joder, eso no está ayudando a mi erección.

Asiento con la cabeza, agarrando una glaseada.

—¿Siempre quisiste ser sheriff?

Da un gran mordisco y asiente como si fuera pan comido.

—¿Siempre quisiste estar en un MC?

Me detengo a medio masticar, el cambio en la conversación me hace sentir


incómodo. Ella me gusta, pero tengo que andar con mucho cuidado por lo mucho
que sabe sobre el club. Ella conoce mucho de mi expediente, pero lo que no sabe la
puede repugnar. Lo que ella no sabe, es lo que va a destruir su inocente alma. Es por
eso que yo, ya no tengo una.

—Quiero decir, sé que viene de familia, pero ¿alguna vez quisiste hacer algo
más? —Mis hombros se tensan, la idea de decirle a las fuerzas del orden público
cualquier cosa, a excepción de “Vete a la Mierda”, está martillando en mi cabeza.

Todo lo que hice en las últimas doce horas repentinamente está pesando en mi
mente. Sabía lo que estaba haciendo, pero seguí follando a Jillian como si estuviera
eliminado la traición y la culpa de ambos follando. La traición y la culpa nos
pertenecen a ambos.

—No realmente, no. —Trago saliva, mi cuerpo entero tensándose. Las perras
saben bien que no es conveniente preguntarme una mierda. Me siento incómodo,
enojado porque Jillian está preguntando.

—Mmm. Interesante.

—Mira, no podemos hablar del MC, o de mi vida alrededor del club. —Se lo
escupo directamente, su rostro instantáneamente se enfoca en el mío con granas
pegadas en sus labios. Estoy siendo un idiota, lo sé, pero así es como debe ser.

—Um, sí está bien—masculla, dejando la dona.

Mi teléfono suena, salvándome de la incomodidad que causé.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Inclinándome, lo saco del bolsillo de mi pantalón y respondo.

—¿Sip?

—Hermano, ¿dónde estás?

Miro a Jillian.

—Fuera, ¿por qué? ¿Qué pasa?

—El tío estaba buscándote. Creo que se enteró que un policía te arrestó ayer.

—Mierda—siseo—. Está bien, estaré allí en poco tiempo.

—Hasta pronto.

Dejo mi teléfono, tomo mi ropa y empiezo a ponérmela nuevamente.

—Tengo que irme—le informo.

Ella mueve la sábana para cubrir su cuerpo. Esta mañana se convirtió


rápidamente en algo incómodo.

Poniéndome la camiseta por la cabeza, agarro mi chaleco.

—Te veré… um… por ahí. —Mi voz suena insegura. Si soy inteligente, no
volveré. Si tuviera un buen corazón, nunca más le enviaría ningún mensaje de texto.

Ella lanza su pelo sobre el hombro y me clava con esos ojos marrones.

—Sí, ok. Seguro. —Ella sonríe.

Mierda, no sonrías, no me lo merezco.

Quiero decir algo más, pero lo mejor que puedo hacer es salir corriendo de aquí
antes de empeorar las cosas.

—Hasta pronto, Novata.

JILLIAN

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mi cuerpo está dolorido, mis muslos gritan por el uso excesivo. Realmente
espero no tener que perseguir a nadie esta noche, porque no creo que pueda correr al
buzón del correo y mucho menos saltar vallas.

Anoche fue tan asombroso, casi demasiado bueno para ser verdad. Cuando
desperté esta mañana, creo que fue demasiado bueno para ser verdad. Zeek parecía
fuera de lugar, como si no supiera cómo salir de allí lo suficientemente rápido. ¿Lo
dejé entrar con demasiada facilidad? ¿Estaba haciéndolo solo por el placer de la
cacería? Debería habérselo puesto más difícil.

Dejo que mi cabeza cuelgue entre mis manos, maldiciéndome por ser tan débil.

ZEEK
Al entrar en el club, veo a un grupo de chicos sentados alrededor del bar,
algunos con zumo de naranja y huevos, y otros ya sumergidos en el alcohol. Mi tía
Carola está colocando platos de comida caliente frente a los muchachos. Su cabello
largo y oscuro está recogido en una de esas cosas de moda. Ella es curvilínea, y no
tiene miedo de decirte las cosas como son. Muchos de los muchachos la llaman, la
mamá de la casa, porque nos cuida a todos. Es la hermana de mi padre y tiene una
hija llamada Nicoletta, que es muy bonita y tiene a los hombres de rodillas por ella.
Ella es mi familia, así que por supuesto los puse a todos en verdaderos aprietos.

—Ah, mi sobrino favorito decidió honrarnos con su presencia hoy, ¿sí?—


aguijona ella, su acento italiano es denso. Tengo un ligero acento, o eso me han dicho,
pero es solo porque estoy cerca; es difícil no tenerlo—. Te ves como una mierda.
¿Dónde has estado?

Sonrío burlonamente, sentándome en el bar.

—¿Dónde está Tinker?—pregunto. Podría necesitar un polvo ocasional. Necesito


recordarme a dónde pertenezco. Tal vez entonces pueda sacar mi cabeza de mi culo y
dejar de joder a una sheriff. Mi polla se pone flácida de solo pensar en follar a Tinker
después de la noche que tuve con Jillian. Froto las palmas sobre mi cara. ¿Qué carajo
está mal conmigo?

—¿Cómo se supone que lo sepa? Ella estuvo aquí más temprano. —Ella pone la
mano en su cadera—. ¿De dónde sacó ella ese ojo negro?

136
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Tengo una cucharada llena de huevo y la ira reemplaza mi hambre.

—Voy a resolverlo.

—Mmm. Estoy segura de que lo harás, cariño. —Ella palmea mi brazo y se aleja.

Félix se sienta a mi lado, la tía Carola le da un plato.

—¿Dónde está el tío Frank?

—No sé, no lo he visto desde que te llamé.

Bueno, si él no está aquí, no debe estar tan preocupado de que me arrestasen. Sin
duda alguna no lo estoy buscando.

—Voy a cambiarme—le digo, empujando mi plato hacia adelante.

—¿Terminaste, cariñito?

—Sí, estuvo genial. Gracias, tía Carola.

—Necesitas más. No comes lo suficiente. —Ella agarra mi plato y se voltea hacia


la cocina.

—Tía Carola, como mucho. Estoy lleno. —Me río. Ella siempre me está cuidando,
diciéndome que necesito comer más, ir más a la iglesia.

Ella me ignora, entrando en la cocina.

Me dirijo al pasillo, sabiendo que tengo una camiseta limpia en una de las
habitaciones. Eso me ahorra todo un viaje hasta mi casa.

Al entrar en mi habitación, tomo una camiseta negra de los Sin City Outlaws de
la percha y me quito el chaleco.

—Ahí estás.

Mirando por encima de mi hombro, Dolly está de pie en la puerta, vistiendo algo
propio de una puta como siempre y arrastrando el dedo a lo largo del marco de la
puerta.

—¿Qué?—le respondo secamente.

137
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Usualmente eres uno de los primeros aquí en la mañana. ¿Dónde estabas?

Resoplo.

—Como si fuera tu maldito asunto. —Pasándome la camiseta por la cabeza, me


giro y la miro fieramente—. ¿Por qué pusiste tus manos en Tinker?

Sus labios se cierran, tratando de esconder una sonrisa de lagarta. Eso me


enfurece; ella tomando el control sobre algo a lo que no tiene un maldito derecho, me
hace ver todo rojo.

Dando un paso adelante, la agarro del brazo, tirando de ella hacia adelante para
llamar su atención.

—Si le pones las manos encima a otro miembro de este club, estarás fuera,
expulsada. ¿Lo entiendes?

Liberando de un tirón su brazo de mi agarre, frunce el ceño, sus ojos se vuelven


brillantes.

—Bueno, no somos nosotros los que tomamos el camino moral.

Su mirada se dirige a mi hombro y su boca se abre.

—¿Es eso un maldito chupón? —Sus ojos se abren ampliamente y sus fosas
nasales lanzan fuego. Mirando hacia abajo, veo un pequeño círculo púrpura. La
imagen de Jillian corriéndose tan fuerte, tan frenética por el placer que mi polla le
estaba dando, que trató de ocultarlo poniendo su boca sobre mi hombro.

—Tienes que estar malditamente bromeando conmigo—susurra Dolly. Ella trató


de besarme antes, trató de lamer y chupar mi piel, y yo giré toda la atención hacia
donde más la necesitaba, mi polla. Le dije que no estaba tratando de conseguir ese
reconocimiento físico o emocional con nadie. No dudé ni siquiera un segundo con
Jillian.

—Entiéndelo bien, Dolly. Nosotros follamos No somos amantes, no somos una


mierda. Sigo teniendo que decirte esto, y créeme… me estoy hartando rápidamente.

Paso las manos por mi cabello y mis ojos se posaron amenazadoramente en ella.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Nosotros, mierda, no tenemos ningún derecho sobre nada. Te disculparás con


Tinker o te irás a la mierda. —Señalo la puerta y las lágrimas caen de los ojos de
Dolly.

—Eres un maldito cretino.

—Eso es lo que oigo. —La esquivo y me dirijo por el pasillo.

Ella me sigue, gritando a todo pulmón:

—¡Eres un cretino! ¿Qué te hice, eh? ¡He hecho todo lo que me pediste y más! —
Todos los chicos paran su charla, y la tía Carola pone los ojos en blanco.

Teniendo suficiente del drama, me detengo y me vuelvo hacia la perra.

—Ese es justo el motivo, Dolly, eres demasiado fácil. Necesito a alguien que dé
un poco más de lucha, una jodido igual. Nos divertimos. Te dije antes de que te
arrastrases en mi cama que estábamos follando y eso era todo. Lo retorciste en tu
cabeza, que tú podrías... no sé, arreglarme, hacerme cambiar de opinión. ¡Eso es cosa
tuya! —rujo, señalándola con ira.

Dolly se mofa, cruzando los brazos.

—Volverás a mí. Ya verás.

Señalo mi cabeza, transmitiendo lo jodida que está esta chica.

—Increíble.

—De acuerdo, Dolly, ya vámonos. Creo que has causado suficiente escena en el
día de hoy—interviene Mac, envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Dolly
antes de acompañarla hacia el pasillo.

—¿En qué clase de dulce estás metiendo la polla, hermano? Parece ser que todas
las perras quieren probarlo. —Bones se ríe entre dientes.

—Siempre atrajiste a las locas—agrega la tía Carola, sacudiendo la cabeza.

—Ella encontrará otro colchón para calentar, estoy seguro—afirmo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Creo que esa chica tiene una adicción al sexo y suficientes inseguridades como
para llenar la cavernosa vagina que tiene—espeta la tía Carola, negando con la
cabeza. Félix casi escupe su jugo de naranja por la nariz de reírse tan fuerte.

—¿Qué demonios, ma? —Bones se ríe entre dientes, empujando su plato de


huevos hacia adelante con cara asqueada.

—No sé de dónde ella saca toda esta mierda. —Niego con la cabeza con una ceja
levantada.

JILLIAN
El día ha sido largo, pero afortunadamente sin incidentes. Si me muevo
correctamente, puedo sentir el dolor entre mis muslos que fue causado por Zeek. Es a
la vez, un recordatorio asombroso y uno que trae culpa. Es agridulce. Cuando estoy
con él, es como si nada fuera de las paredes que nos confinan importara. Él no es el
chico malo, y yo no soy la chica buena. Solo somos nosotros, totalmente perdidos el
uno en el otro. Pero tan pronto como salgo de esa caja de seguridad, la realidad me
golpea y la culpa acribilla mi mente.

Transitando por la vieja carretera, pongo reversa y aparco en mi lugar. Vengo


aquí a menudo cuando cazo. Nadie puede ver mi auto rodeado por los ocasionales
arbustos y rocas, lo que me facilita capturar a los que exceden la velocidad.

Apagando las luces, me recuesto y suspiro pesadamente. Hombre, ha sido un día


lento. Miro el reloj, una hora más antes de salir del trabajo. Una moto pasa y golpea
sus frenos. Levanto una ceja, curiosa de por qué el motero se ha detenido. Me
incorporo en el asiento, la moto gira ilegalmente, dirigiéndose hacia mi patrullero.

—Mierda—susurro. La moto se detiene en mi rincón, y ahí es cuando veo la


insignia en la chaqueta de cuero, Sin City Outlaws, Zeek.

Se quita el casco y apaga el motor, sonriendo burlonamente.

—Así que eres tú la que se detiene en este pequeño lugar siempre.

—¿Quieres decirme cómo sabes que estoy aquí?

Él se ríe.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Perdón por decírtelo, pero todos saben que un coche patrulla se estaciona aquí
por la noche. —Creo que mi creencia en Papá Noel ha sido arruinada. Sin duda
pensaba que nadie sabía que estaba aquí aparcada.

Colocando el casco en la moto, deja caer el soporte y se baja.

—¿Qué estás haciendo?—murmuro.

Ignorándome, se acerca al otro lado del automóvil y entra.

—¡¿Qué estás haciendo ?!—casi grito.

—Sentándome. —Comienza a jugar con los diales y botones en el tablero.

—Sabes... —Se mueve en su asiento, mirando hacia atrás—. Nunca antes he


estado adelante.

No puedo contener la risa.

—¿Cuántas veces has sido arrestado?

Él tuerce la boca como si estuviera tratando de concentrarse.

—Mierda, no sé. Perdí la cuenta.

—Bueno, para responder a tu pregunta, ha sido una noche lenta. A mitad de la


semana suele ser así.

Se relaja en el asiento, con la cabeza apoyada en el reposacabezas.

—Si fuera inteligente, Jillian, no estaría aquí. En realidad, si fuera inteligente,


nunca te habría tocado. —Sus palabras me aguijonean, la verdad en ellas se siente
como una espada de doble filo.

—¿Por qué es eso? —Me encojo de hombros, sus palabras me enojan.

—Porque te voy a lastimar.

—No lo sabes.

Se ríe entre dientes, como si acabara de decir la cosa más estúpida del mundo.

—Eres una chica inteligente, no seas tonta.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mi boca se abre, tengo palabras de furia listas para derramar.

—Pero de igual manera, soy listo para desenvolverme en las calles y todavía no
soy lo suficientemente fuerte como para alejarme. Puedo salvarte de muchas cosas,
Jillian, pero no puedo salvarte de mí.

No sé cómo sentirme o cómo responder a eso.

El silencio llena el auto. Ojalá fuera lo suficientemente fuerte como para alejarme
también. Pero no lo soy.

—Guau, realmente es una noche lenta.

Asiento con la cabeza.

—Sí, te lo dije.

—¿Quieres que suba a mi moto y pase rápido, así te doy algo para perseguir?

—¡Ja! Y cuando te atrape, ¿qué? ¿Te arresto solo para que puedan liberarte de
nuevo?

Se da vuelta y comienza a juguetear con las hilachas de sus jeans rotos.

—Nah, eso no sucederá. —Levanta la vista, con un brillo juguetón en los ojos—.
Porque no me atraparás.

—Bah... eh...—tartamudeo—. Apuesto a que puedo, soy bastante buena


conduciendo.

Estalla en carcajadas y tiene pequeños hoyuelos formándose en las comisuras de


su boca.

—Una chica que lleva un arma, puede conducir un automóvil como si lo hubiera
robado, y folla como una leona...—masculla para sí mismo—. Debería entregar mis
bolas ahora.

—Folla como una leona, ¿eh? —Mis mejillas se sonrojan hasta el punto en que
tengo que mirar hacia otro lado.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Eres tan obstinada, pero tan vulnerable e inocente al mismo tiempo. —Al
quitar los ojos de la carretera, me arriesgo a mirarlo y lo encuentro mirándome con
ojos hambrientos.

—No soy tan inocente—insisto. Quiero decir, me acosté con el enemigo.

—Comparado con el lugar de donde vengo, eres un jodido ángel, Jillian.

Inclinándose, él mete su mano en mi nuca, acercando mi boca a la suya. Me


resisto por un breve segundo antes de ceder. Su boca es suave y caliente. Acaricio su
lengua con la mía, saboreándolo mientras inhalo sus alientos irregulares. La forma en
que nuestras bocas se sienten juntas, es una adicción que supera cualquier
culpabilidad que intente surgir.

Él rompe el beso y pasa los labios por mi mandíbula. Mi cabeza se reclina, mis
ojos luchando por permanecer abiertos con la lujuria laqueándolos hasta el punto
que apenas puedo ver.

—5Paul69.

Zeek se inmoviliza.

—Mierda—respiro con fuerza.

—¿Qué es eso?

—Eso soy yo. —Zeek retrocede así puedo agarrar la radio.

—5Paul69—respondo, las palabras salen tensas y entrecortadas.

—Tenemos un oficial que está buscando respaldo. Todas las otras unidades están
actualmente fuera de servicio.

Mirando a Zeek, está tirando de sus vaqueros, acomodando su ostensible


erección. Odio dejarlo, pero no tengo más remedio. Probablemente sea mejor si nos
separamos de todos modos; alguien podría vernos aquí.

—5Paul69. En camino.

—5Paul69, copiado.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Tengo que tomar eso—le informo a Zeek.

—¿69? ¿Tienes un 69 en tu identificación? —Se ríe, recostándose en el asiento.


Usando ambas manos, él se peina su cabello hacia atrás y los músculos de sus bíceps
se contraen.

—Sí, ¿y?

—¿Sabes lo que es el 69?

Frunzo las cejas.

—Sí, sé lo que es el 69, y no pude elegir mi número... me lo entregaron.

Él entrecierra los ojos, rozando los labios uno contra el otro como si tratara de no
decir lo que está pensando.

—Dilo, ¿qué? —Me río.

—¿Alguna vez hiciste un 69? —Mi respiración se atora en mi garganta.

—Mmm, no. No lo hice—respondo dócilmente.

Él asiente, mirando por el parabrisas. Su mandíbula está tensa, y su rostro


ilegible.

—Está bien, te veré más tarde, Novata. —Golpea ligeramente el tablero y sale.
***

Mirando el MDT, parece que el oficial de policía que necesita ayuda es


Alessandra, así que enciendo mis luces y vuelo hacia ella para recuperar el tiempo
perdido.

Mientras conduzco por la calle principal, encuentro a una multitud rodeando


una parte de la acera y de la calle y luces centellando. Esa debe ser ella. Me estaciono,
salgo, pongo mi mano en el arma y me dirijo hacia ella.

—¡Señor, salga de la fuente!—grita Alessandra.

—Oye, ¿qué es lo que tienes?

Ella se gira hacia mí, su cara está llena de pura irritación.

144
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Esto. —Hace señas hacia un hombre vestido con un traje de flamenco, uno
revelador, sentado en la fuente del Flamingo.

—¿Por qué no lo sacaste?

—Lo intenté, pero se puso violento.

—¿Dónde está tu compañero?

—A la mierda si lo sé. ¡Fue al baño y aparentemente se cayó dentro! —Ella


mueve sus manos como una mujer loca.

Miro por encima de mi hombro y la multitud está grabando con sus teléfonos
celulares.

—Señor, no puede estar allí. ¡Ésta es su última advertencia para que salga de la
fuente! —le grito.

—Déjalo en paz, él no está lastimando a nadie—grita uno de los civiles de la


multitud.

Frunzo el ceño, sé que esto no va a terminar bien. Odio cuando los civiles se
involucran.

—Estoy por rociarle el culo con gas pimienta—masculla Alessandra en voz baja.

El hombre se da vuelta, agitando sus... alas, y la mitad de su culo y sus pelotas


quedan al descubierto. Pelotas viejas y arrugadas.

“Ooh”, “Puaj” y “Voy a vomitar”, se escuchan decir entre la multitud.

Oh, ahora todos quieren que hagamos nuestro trabajo.

—Por favor, no me haga entrar allí. —Alessandra traga, su rostro pálido.

—Ve por la izquierda, iré por la derecha. —Me río.

Al entrar en el agua, mis zapatos se empapan instantáneamente. El hombre se da


cuenta de que nos estamos acercando a él y trata de huir. Le agarro un brazo cuando
Alessandra le agarra el otro.

145
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—No, necesito ser libre. Soy rosado y soy ágil. ¡Soy un FLAMENCO!—grita el
hombre.

Oh, Dios mío.

Batallamos para sacarlo de la fuente, y él comienza a tratar de alejarse de


nosotras. La cara de un loco se está convirtiendo rápidamente en una de furia.

Alessandra pierde el agarre y el hombre lanza un golpe, asestándome en el labio.


La adrenalina aguijona mi movilidad; el dolor en mi labio se ha ido, lo pateo detrás
de sus piernas, dejando caer su culo al suelo. Empujo mi rodilla en su espalda, y
Alessandra saca las esposas.

—¡Conozco mis derechos!—grita—. ¡No puedes hacer esto!

—¡Deje de resistirse o le dispararé con la pistola eléctrica!—le advierto. Él se


queda inmóvil ante eso.

Finalmente lo esposamos y le leemos sus derechos cuando lo pongo de pie.

—Pinkie (Rosadito) ya no tiene ganas de caminar. —El tipo hace pucheros como
un niño y sus piernas ceden. Él cae al suelo inesperadamente y yo caigo con él, mis
rodillas muerden el hormigón.

—¿En serio? —Me quejo, volviendo a ponerme de pie.

—Agarraré sus pies, tú agarra sus brazos—dice resoplando Alessandra.

Luchando, dejando caer su cabeza en el suelo dos veces, logramos meterlo en la


parte trasera de su patrullero.

—Señor, ¿ha bebido algo esta noche o ha tomado alguna sustancia?—pregunta


Alessandra antes de cerrar la puerta.

Él sonríe a lo grande, pero no responde. Sacando la linterna del bolsillo, le


ilumino los ojos. Él los entrecierra, pero sus pupilas están dilatadas.

—Está drogado con algo—agrego—. Deberíamos revisarlo en busca de drogas.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Oh, sí, déjame mirar debajo de su ala izquierda—se burla Alessandra.


Quitando sus ojos de él para dirigirlos a mí, su actitud se calma y la preocupación
cruza su rostro.

—Jillian, estás sangrando. —Señala mi rostro. Me llevo los dedos a la boca, hay
mucha sangre.

—Mierda.

—Necesitamos asistencia médica—reporta Alessandra.

—¡Oye! ¿Qué pasó? —Otro oficial de policía corre hacia nosotros.

—¿Qué mierda, hombre? —Alessandra lo aparta de un empujón en el pecho, y él


me mira con los ojos muy abiertos.

Señalo la parte trasera del auto.

—Tuvimos que lidiar para sacar eso de la fuente.

—¡No más de Chipotle para la cena, Harrison! —Alessandra lo señala, su rostro


serio.

***

Sentada en la parte posterior de la ambulancia, un EMT limpia mi labio partido.

—Creo que probablemente deberías recibir puntos—sugiere la joven.

—No, no tendría sentido. Los sacarían en un día.

—Si insistes, pero al menos déjame poner una mariposa. —Asiento, y ella se sube
a la parte trasera de la ambulancia. Mis ojos recorren el camino, aterrizando en Sin
Casino.

Hay un grupo de chicas sentadas afuera, algunas fumando, las otras solo siendo
ruidosas y odiosas. Me pregunto si el club tendrá una de sus famosas fiestas. La chica
de la otra noche me llama la atención: Dolly. Lleva puesto un revelador vestido lleno
de brillos y el pelo suelto. Parece una puta, pero una puta bonita.

147
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Serie Sin City Outlaws 1

Me tenso cuando Zeek dobla la esquina, y Dolly se pone a su lado. Sus manos
están sobre él. Él la agarra por el pelo, su otra mano deslizándose por su costado
antes de agarrar su culo. Girando, la inmoviliza contra la pared del casino frente a
todo el mundo. Mi boca se llena de un sabor amargo, y me doy cuenta de que me
estoy mordiendo la mejilla.

La mujer me pega la mariposa en el labio, pero todo lo que puedo ver es rojo. Los
celos manchan mis pensamientos. La estupidez llena mi pecho. Supongo que pensé
que Zeek estando conmigo, quería decir que no iba a andar haciendo pendejadas;
eso, obviamente, fue muy muy tonto de mi parte. Él es un jugador, las mujeres están
a su disposición... y yo solo me convertí en una. Debería haber establecido límites,
dejar en claro que era yo y solo yo. Ahora, no estoy segura de poder besarlo y no ver
a esa callejera sobre él.

—Oye, ¿te diriges al restaurante?—pregunta Alessandra, caminando hacia mí—.


¿Estás bien?—dice, pero yo solo miro fijamente a Dolly y Zeek.

Las manos de Dolly se agarran a su espalda, su pierna se envuelve alrededor de


su cintura, y tengo que alejarme, mi pecho se llena de humillación. ¿Por qué pensé
que no volvería a las putas de su club? Arriesgando una mirada, miro hacia atrás.

Zeek se da vuelta y envuelve su brazo alrededor de una chica con cabello rubio
corto, y Dolly rápidamente se mueve para reclamar su otro lado. Baja la cabeza,
susurrando algo en la oreja de la mujer rubia, una de sus manos ahuecando su culo.

—Qué puta—masculla Alessandra.

—La que tiene el pelo negro, está muy enamorada de él—le digo, mi voz tiene un
tono desconocido, uno de ira, dolor y lujuria. Tan enojada como estoy por verlo con
otras mujeres, de alguna manera me excita. Saber que él es tan deseado, y que estaba
conmigo hacía no tanto... me hace algo. Me pregunto si su piel huele a mí cuando
está con esas fulanas. Espero que sí. Espero que me huelan y les duela tanto como me
duele a mí en este momento.

Arriesgué mucho al estar con él. Pensé que después de compartir un riesgo
común, él tendría un poco más de respeto por mí.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Sabes, nos quedan dos minutos de nuestro turno. Podemos arrestarla—dice


Alessandra.

—Sí, ¿por qué? —Me bajo de la parte trasera de la ambulancia.

—Por ser una puta—se burla, como si claramente me faltara la imagen.

—Solo déjalo. —Trago saliva, mi cerebro grita, ¡Él te advirtió que te lastimaría!

La multitud se desarma cuando la ambulancia se marcha, dejándonos a mí, a


Alessandra y Harrison de pie junto a la acera.

No puedo desviar mi mirada de Zeek y su grupo. Los ojos de Dolly atrapan los
míos, y ella nos muestra el dedo. Alejándose de Zeek, se para con las piernas bien
abiertas y nos muestra el dedo de ambas manos. Sin embargo, no parece
reconocerme. Ella no es muy lista.

—Oh, eso tiene clase—resopla Alessandra.

—Fui tan estúpida. —Mi labio se curva, mis manos se cierran en puños.

—¿Podemos arrestarla ahora, por favor?

Sacando mi teléfono, tomo una foto de Zeek y su grupo de fulanas.

—No, no vale la pena el papeleo.

149
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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 09

JILLIAN

Miro la tira en forma de mariposa en mi labio y frunzo el ceño. No puedo creer


que haya permitido que esto me sucediera. Me siento distraída, fuera de mi juego
últimamente. Subiendo la mano a mi labio, tiro de la mariposa haciendo una mueca
de dolor. No creí que fuera necesario, pero aparentemente estoy equivocada, porque
la sangre está empezando a gotear de ahí.

—Mierda.

Limpiándola, arrojo la bolita de algodón a la basura y apago las luces. Me meto


en la cama y llamo a Jinx.

—Los hombres apestan, amigo. Eres el único hombre que necesito. —Ronronea y
lo acerco más. Justo cuando cierro los ojos, el sonido familiar de una moto llega del
exterior. Mis ojos se abren y me congelo. Momentos después, suena un golpe en la
puerta y cierro los ojos con fuerza, deseando que se vaya.

Puedo escuchar sus botas arrastrarse en el porche. Quizás se está yendo.

Un puño aporrea la puerta.

—Jillian, abre. —Mierda, debe haber visto mi patrulla en el garaje.

Segundos después, mi teléfono repica en la mesita de noche.

Me incorporo y lo agarro.

Ignorando el texto que acaba de enviar, le envío una foto suya y de su séquito de
putas.

—¡Nunca dije que era exclusivo, Jillian!—grita. Yo no respondo. ¡Qué cretino!

Mi teléfono suena.

150
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

No tengo relaciones, pensé que lo sabías. Sabías con quién te estabas


metiendo en la cama Jillian, no seas ingenua. – Z

—Grr, fui tan estúpida—me susurro a mí misma, mis dedos se clavan en el


teléfono celular.

Vete. No hay manera de que lo podamos hacer funcionar de todos modos.


Es mejor que lo acabemos ahora, antes de que se salga de control. – J

Arrojo el teléfono sobre la cama, me levanto y tiro de las raíces de mi cabello.

No puedo creer que haya sido tan estúpida para pensar que Zeek solo me
desearía a mí. Los hombres como él, no desean a una sola mujer. Se aburren
rápidamente con una; necesitan sentirse codiciados por todas.

Un puño golpea la puerta, sobresaltándome.

—¡Maldita sea, abre la jodida puerta! —Un perro al otro lado del camino
comienza a ladrar por el alboroto.

¿Él está enojado? ¡JA! ¿Qué motivos tiene para estar enojado?

Apartando las cortinas, abro la ventana y me asomo. Sus ojos se clavan en mi


pecho, mi camiseta se sube por mi estómago, antes de levantarse lentamente hasta mi
cara.

—¿Qué te pasó?

Haciendo caso omiso de su pregunta, me arriesgo, soltando toda la humillación y


dolor que siento.

—Necesito un hombre que esté satisfecho con lo que tengo para ofrecerle, no con
lo que cada mujer que pasa a su lado tiene para ofrecer. —Intenta hablar, pero lo
corto—. No soy una de esas chicas que está esperando tu atención, que siente que es
su día de suerte porque Zevin jodido Deluca la eligió para calentarle la cama.

—Joder solo déjame entrar para que podamos hablar. —Su tono es enojado y
duro. Él siempre está enojado o amenazante. A una parte de mí solía gustarle eso,
pero ahora lo encuentro arrogante.

151
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sabes, tenemos un dicho en el que trabajo. Los ciudadanos son las ovejas, los
delincuentes son los lobos, y las fuerzas del orden somos los perros pastores. —
Niego con la cabeza—. Me acerqué demasiado al lobo y me mordió.

Cierro de un golpe la ventana, poniéndole fin a la conversación. Me doy vuelta,


trepo a la cama y me acurruco.

—¡Ábrela! —Él golpea la puerta de mi casa, mi corazón está aferrado a que él


podría atravesarla en cualquier momento.

Todo se aplaca por un minuto antes de que él golpee la puerta una última vez,
sus botas pisan fuerte por el porche cuando se marcha.
***

Pasan dos días y no escucho nada de Zeek. Me duele, pero no como piensas que
dolería. El hecho de que fuera tan ingenua para pensar que Zeek no follaría por ahí,
me persigue. El hecho de que sus tiernas palabras y la forma en que nuestros cuerpos
se comunicaron en la cama me hicieron olvidar con quién estaba tratando realmente.

Me detengo en el camino de entrada al final de un largo turno y veo a Zeek


sentado en mi porche delantero. Estoy sorprendida.

Abriendo la puerta del garaje, rápidamente entro y hago clic en el botón para
cerrarla, esperando que se cierre antes de que él tenga la oportunidad de levantarse y
entrar.

No tengo tanta suerte.

La puerta de mi coche es abierta de un tirón y mi brazo es agarrado bruscamente.

—¿Qué diablos?

Él me empuja contra el auto, su rostro está justo contra el mío.

—Traté de ser amable. Intenté hacerlo a tu manera.

—¿Amable? ¿Tú llamas manosear a un grupo de mujeres justo antes de venir a


verme, amable? —Me río en su cara.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿No lo entiendes? Jodidamente vine aquí, Jillian. No me acosté con esas


mujeres. Esto... —Se aleja, pasándose las manos por el cabello como si estuviera
molesto. Las hebras oscuras se deslizan entre sus dedos como seda. Me encanta
cuando hace eso.

—Está jodido. Lo que sea que estemos haciendo está jodido. Somos unos
estúpidos, y la forma en que me haces sentir es... —Niega con la cabeza.

—No quiero escucharlo—espeto. Cerrando de un golpe la puerta del auto, me


dirijo al interior. Intento cerrar la puerta y echar llave, pero él la abre de un empujón,
su rostro tenso por la irritación.

—Vas a dejarme hablar.

—No, no lo haré. —No necesito escuchar tus mentiras. Fui estúpida una vez, no
volveré a serlo nuevamente.

Me dirijo a mi habitación para cambiarme y él me sigue.

—Deja de alejarte de mí. —Se está enojando más. Bien, lo quiero enojado. Quiero
lastimarlo.

Gruñe, y antes de que pueda volverme para mirarlo, me elevan en el aire y me


tiran a la cama.

—¿Qué quieres escuchar? ¿Qué te hará callarte la boca y abrir tus lindas orejitas?

Me siento derecha, alejándolo de mí.

—Sí, quería follar con esas mujeres. Quería follarlas a las dos al mismo tiempo, y
luego venir y follarte.

Mordiéndome el labio, le doy una bofetada en la cara. Su cabeza se azota hacia


un lado, sus ojos están cerrados.

—Maldición lárgate—estoy respirando pesadamente.

Empujándolo fuera de mi camino, trato de levantarme de la cama pero me


detengo en seco, su mano está agarrando mi brazo.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Él me lanza de nuevo a la cama, me agarra por el tobillo y lo tira hacia el poste de


la cama.

Estirando la mano hacia adelante, toma las esposas de mi cinturón de servicio y


me esposa el tobillo a la cama.

La incredulidad inunda mi rostro. Tiro de las esposas y me pellizcan la carne.

Rápidamente, abro el morral por mis llaves, pero él las agarra antes de que yo lo
haga.

—¡Suéltame, Zeek!

—Traté de ser amable, pero tuviste que empujarme. —Se arrastra sobre la cama y
me recuesta sobre el colchón, con un puño a cada lado mío.

—Crees que lo tienes todo resuelto. Que tú y yo estando juntos es grandioso y


como algún jodido cuento de hadas con final feliz. Bueno, despierta del puto sueño,
princesa. Tú y yo somos jodidamente estúpidos por siquiera hablar el uno con el
otro, mucho más por follar. Ahora estás en mi maldita cabeza, lo que lo empeora aún
más.

No respondo, solo miro la pared.

—Nada de esto tiene sentido. Estoy enloqueciendo tratando de descubrir por qué
me siento tan atraído por ti. Por qué tú, de todas las mujeres con las que he estado,
me tienes agarrado por las pelotas.

Me agarra la barbilla y me obliga a mirarlo.

—Me gustan las mujeres. Ese tipo de control me hace sentir... —Se detiene, sus
ojos ahondan profundamente en los míos—. Pero cuando estuve contigo la otra
noche, desbloqueaste algo que no pensé que fuera capaz, y me hiciste cagar de
miedo.

—¿Y qué fue eso? —Respiro fuertemente, mis fosas nasales se abren
ampliamente con cada áspera respiración.

—Sentimientos. Me sentí vivo. Me sentí humano.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Se levanta de la cama y se frota la nuca.

—Te alejas de mí otra vez y la tendrás mucho peor que un pellizco, Novata—me
amenaza antes de salir de la habitación.

—Libérame de estas esposas, Zeek.

Él no responde. La puerta de entrada se cierra, y momentos más tarde, escucho


una moto yéndose.

Ese cretino me esposó a mi cama, con mis propias esposas, y me dejó.


***

La puerta de entrada a mi casa se abre y me despierta. Mi vejiga protesta y mi


estómago gruñe. Dándome la vuelta sobre el estómago, miro el reloj despertador. Me
han tenido esposada a esta maldita cama durante diez horas.

La puerta se cierra, sobresaltándome.

—¿Zeek?

—¿Jillian? —Es Alessandra. Oh, Dios, no. Caigo de espaldas en la cama, rezando
para que se abra y me trague entera.

—Oye, no has devuelto mis mensajes en todo el día, y te perdiste nuestra sesión
de gimnasia esta mañana. ¿Estás bien? —Sus ojos recorren mi cuerpo, encontrando
las esposas.

—Mmm. —Señala y sus ojos se abren ampliamente.

—No preguntes. —Niego con la cabeza.

—¿Lo hizo Zeek?

Sentándome derecha, la miro con los ojos entrecerrados.

—Supongo que ustedes dos no se besaron y reconciliaron. —Inclina la cabeza


hacia un lado, con una sonrisilla en el rostro. Aprieto las manos, quiero arrancarle los
pelos.

155
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Puedes simplemente encontrar algunas llaves y quitarme estas malditas


cosas?

Se da vuelta y comienza a mirar alrededor del tocador.

—¿Le dijiste lo que viste? O quiero decir, ¿qué pasó? —Ella se lanza a la sala de
estar.

—Sí, y estaba enojadísimo.

—¿Por qué estaba enojadísimo?

—No sé, probablemente porque soy la única mujer en el planeta que no está
contenta con las pequeñas migajas que me da—respondo sarcásticamente.

—Las encontré. —Ella regresa corriendo a la habitación, sosteniendo en alto las


llaves—. Él las puso sobre el escritorio.

—Solo quítame estas cosas, tengo que orinar desesperadamente.

Ella rápidamente se ocupa de las esposas, y tan pronto como me suelta el tobillo
me levanto de la cama... e inmediatamente me caigo de culo, porque mi pie está
profundamente dormido.

—¡Ese imbécil!—grito con furia, mis puños están tan apretados que mis uñas se
clavan contra las palmas.

—Suena como seductor. —Alessandra se ríe, sentada en la cama.

—Más como repelente.

—Menos mal que vine. Después de que no tuve noticias tuyas, me preocupé.

Levantándome del suelo, cojeo hacia el baño.

—Huele a un hombre aquí dentro—dice Alessandra, entrando al baño.


Apoyando la cadera contra el marco de la puerta, me mira—. Algo picante; colonia,
tal vez. —Entonces su cara se pone seria, sus ojos se abren de par en par—. Oh, Dios
mío, ¿te acostaste con él?

No le respondo; en cambio, me higienizo y me sonrojo.

156
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¡Oh, Dios mío, lo hiciste! —La empujo y me lavo las manos—. ¿Fue un Polla
Veloz? ¿La tiene grande?

Mi pecho punza de celos. No quiero compartir lo grande que la tiene, incluso si


quiero arrancarle los ojos en este momento. Odio que me haga esto. Lo odio y lo
deseo. Él me convierte en una loca. Necesito una habitación con paredes acolchadas y
terapia de electroshock para el tipo de cosas que siento por este hombre.

—No me iré hasta que me des algo. —Ella bloquea la puerta en actitud infantil.
Deteniéndome, tiro mi cabeza hacia atrás y gimo con irritación.

—Estoy comenzando a reconsiderar tu rol de mejor amiga en este momento.

—Mentirosa. Ahora, dime, ¿era grande?

—Es decir, sí. Es... ya sabes. —Intento ser evasiva, pero no está funcionando.

—Oh, caray. Está dotado, ¿no? —Ella se ríe, y yo la aparto de un empujón


pasando a su lado. Me dirijo a la sala de estar y me tiro sobre el sofá.

—¿Qué tan grande era? ¿Estamos hablando del tamaño de una banana o de un
pepino? —Se sienta a mi lado y yo la miro embarazosamente. ¿De dónde saca toda
esta mierda? Ella es implacable, por no mencionar frustrante.

Me agarra por los hombros y me sacude.

—¡Dame algo, mujer!

—¡Oh Dios mío! Sí, es grande. Apenas podía caminar al día siguiente—cedo ante
ella finalmente, mis nervios están desechos por completo. Ella patalea en el aire
histéricamente, y no puedo evitar reírme de su reacción. Pensarías que ella acaba de
tener sexo o algo así.

—Una Polla-Saurus-Rex. —Niega con la cabeza—. Eres una zorra afortunada.

—¿Una qué?

—¡Ya sabes, tan grande como un T-Rex, pero es una polla!

No puedo contenerme, estallando en una risa entrecortada.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Tuviste sexo con él, por lo tanto debe gustarte. Señorita “Renuncio a todos los
hombres”.

Realmente a veces la odio.

—Sí, y fue estúpido de mi parte. Es como una fruta prohibida, se siente mal estar
en la misma habitación, y mucho más estar juntos de esta manera.

—Oh, está mal, pero es un buen mal.

—¿Cómo?—respondo dramáticamente.

—Está bien porque... —Hace una pausa, su demora no me hace sentir mejor—.
Porque él es caliente, obviamente está metido contigo, y yo te conozco. Claramente,
ves algo respetable que nadie más ve. Si él es lo que te hace feliz, cágate en lo que
piensen los demás.

—No sé cómo me siento. Cuando él está cerca, me olvido de pensar, y mi cuerpo


reacciona por cuenta propia. Pero después de lo de anoche, siento como si me
hubieran hecho la tortura del submarino y no pudo respirar—divago—. Antes de
Zeek, estaba bien no tener mariposas. Estaba bien no tener sexo. Claro, no era lo
ideal, pero no dolía. Saber que Zeek era el malo y yo la buena era algo que podía
aceptar, pero ahora... soy un desastre. Ya no sé qué pensar.

—Guau. —Levantando la mirada por debajo de mis pestañas, Alessandra me


está mirando como si me hubiera perdido. Quizás lo hice.

—Simplemente no veo cómo vamos a poder funcionar alguna vez. Yo soy la


cochina policía y él es el despiadado criminal.

—Mmm. —Alessandra hace ese sonido cuando no está de acuerdo, pero no


quiere expresarlo. O cuando no tiene nada que decir, lo cual es raro.

—Además, le gusta tener docenas de hermosas mujeres en sus brazos, y no estoy


de acuerdo con eso. Por no hablar de que es terco, arrogante y controlador—resoplo.
Solo pensar en él tomando por asalto mi casa y esposándome a la cama me enfurece
más a cada momento.

—Entonces, ¿qué te dijo antes de que te esposara a la cama?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

La miró y frunzo el ceño.

—No lo sé. Algo sobre que la forma en que se siente atraído por mí lo asusta.
Que solía gustarle estar con muchas mujeres, pero después de mí las cosas no
parecen ser tan simples. Dijo que lo hice sentirse vivo.

—Guau. —Su voz sale asombrada. Genial, hasta ella está cayendo de cabeza
enamorada de él.

—¡No te pongas de su lado! —La señalo. Ella levanta las manos en señal de
rendición.

—Quiero decir, él no tiene un suministro escaso de mujeres, Jillian. No es como si


tú no fueras reemplazable. Entonces él viene aquí, ¿y te obliga a escucharlo? Eso tiene
que significar algo.

—Tal vez—mascullo, mirándome las manos.

—Ustedes entraron en esto sin ningún límite. Yo diría ahora que las pautas se
están estableciendo, ve por ello. ¡Oh! —Levanta su mano—. Pero haz que sude por
eso. No lo perdones de inmediato. Nadie recuerda a los que se rinden fácilmente,
sino a aquellos que te hacen sudar por ello.

—En este momento, quiero matarlo.

—¿Estás trabajando esta noche?—pregunta, cambiando el tema sin esfuerzo.

—Sip. ¿Tú?

—Sí. —Ella pone los ojos en blanco—. Me tengo que ir. ¿Detalles cuando
vayamos al descanso si aparece otra vez?

—Quizás. —Le sonrío burlonamente.

—Mejor que lo hagas. En primer lugar, fue yo siendo amenazada en la oscuridad


por él lo que comenzó todo esto, ¿recuerdas? Al menos puedes darme los detalles
sucios.

Sacudiendo la cabeza, me río. Casi me olvido de que la amenazó.

—¡Adiós! —Se ríe, saliendo por la puerta.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

ZEEK
Sentado en el sofá del club, miro alrededor y observo a todos mientras
comienzan a planear la fiesta.

Realmente no estoy de humor para esta mierda.

Sacando mi teléfono, miro para ver si Jillian ha respondido a alguno de los veinte
mensajes de textos que le he enviado, lo cual no ha hecho. Comenzó como un
mensaje, pero luego tuve más para decir, así que fueron dos. Luego me enojé cuando
ella no respondió y envié un tercer texto de mierda, que fue seguido por uno más
agradable. Antes de darme cuenta, había veinte malditos mensajes de texto. No estoy
orgulloso. De hecho, estoy a punto de preguntarle a Siri5 dónde están mis pelotas.

Nunca antes me había sentido así. Ese pensamiento sigue dando vueltas en mi
cabeza, y me está volviendo loco. He estado con docenas de mujeres, pero nunca
sentí la necesidad de más de un polvo, las empujaba por la puerta antes de que
pudieran corregirme sobre cuál era su nombre correcto. Candy, Sasha, Lizzy, son
todas iguales. La única razón por la que recuerdo a Dolly es porque está loca y no se
irá. Excepto Jillian, ella está atorada. Tal vez sea porque no es una chica, sino una
mujer. Tal vez sea porque es la única con un coeficiente intelectual más alto que su
edad. De cualquier manera, cuando no estoy cerca de Jillian, todo en lo que puedo
pensar es en ella... y, por supuesto, en su cuerpo. ¿Pero esta mierda suya de no
responder a mis mensajes de texto? Me enloquece peor de lo que las palabras pueden
explicar. Estoy furioso... y caliente.

—¿Necesitas un trago?—pregunta Machete.

Incorporándome en mi asiento, exhalo lentamente. Podría beber. Necesitaría


mucho para deshacerme de esta mierda que está dando vueltas en mi cabeza, pero es
un comienzo.

—Deberías tomarte un trago o follar. Algo, hermano, porque estás enojado en


cualquier día normal, pero los dos últimos días has estado jodidamente loco. —Mira

5
En el iPhone, iPad y iPod touch, Siri te permite enviar mensajes, hacer llamadas,
añadir recordatorios y mucho más, usando la voz.

160
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

hacia el tablero de dardos. Me cabreé y lo rompí y ayer cayeron la mitad de los


paneles de yeso.

—Estoy bien—digo entre dientes. Sin embargo, no lo estoy. Estoy muy lejos de
estar jodidamente bien. Una sheriff me hizo perder la cabeza. Una mujer me puso de
rodillas. Una belleza rubia me hace cambiar todas las facetas que me hacen ser yo.

Traté de dejarla tranquila después de esa primera noche, pero simplemente no


estaba en las cartas. No puede. Se lo advertí, le dije que no cediera y me besara. Le
dije que me dijera que no, porque sabía que una vez que la tuviera no la iba a dejar ir.

La conmoción en la entrada me llama la atención. Un par de candidatos, además


de Bones y Cross, están hablando en un círculo. Maldito Cross. Lleva pantalones de
vestir y una camisa abotonada color café, su cabello castaño peinado hacia atrás y
brillante. Es más bajo que cualquiera de mis hombres, pero tiene músculos.

—¿De qué diablos va eso?— Señalando hacia los muchachos, levanto una ceja de
manera preocupante.

—No estoy seguro, hermano. —Me pongo de pie, acercándome a ellos pisando
fuerte, y Cross deja de hablar de inmediato.

—Zevin, qué bueno que hayas podido levantarte y venir. —Su tono es
condescendiente, y ni siquiera me está mirando.

—¿De qué se trata esto?

—¿Esto? —El tío Frank entra por la puerta. Es unos centímetros más bajo que yo,
su cabello oscuro roza sus hombros. Lleva un costoso traje negro con una corbata
rosada.

Se frota la cara bien afeitada e inclina la cabeza hacia un lado, torciendo la boca
mientras examina a mis hombres.

—Me informaron que tenemos una cochina policía desubicada en el


departamento de nuestro sheriff. —Sus ojos finalmente se encuentran con los míos, y
mi corazón se acelera con pánico.

—¿Qué quieres decir? —Trago saliva, tratando de controlar mi mierda.

161
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Fuiste arrestado? —Su tono me urge a responder.

—Sí, pero fue manejado.

—Al parecer necesitamos recordarles con quién están tratando. Les pagamos,
¿verdad?

Suspiro, pasando mis manos por mi barbilla.

—Jesucristo, sí, se les ha pagado. —El Departamento del Sheriff de Las Vegas
está sucio; les pagamos por mantenerlos fuera de nuestro negocio. Cuando uno nos
arresta, el trato se cancela y la guerra comienza.

—Me dijeron lo contrario.

—Sí, bueno, tu “ lo contrario” es pura basura.

Machete, Félix y Mac están detrás de mí. Tres hombres en quienes confío en este
club con todo lo que soy.

—Así que, ¿cuál es tu plan entonces? ¿Qué estás insinuando?—pregunta Félix.

—Reuní a algunos hombres, y vamos a encargarnos de esa perra que parece estar
desubicada. Algo me dice que saltará a nuestro bolsillo bastante rápido.

Mi sangre está hirviendo, avanzo ante su mención de Jillian.

—Estos son mis hombres, en caso de que lo hayas olvidado. ¡Primero tienes que
manejar esta mierda conmigo!

—Tranquilo, hermano—susurra Félix detrás de mí, intentando calmarme.

—¿Sí? —Frank inclina la cabeza hacia un lado, entrecerrando los ojos.

—A la mierda eso. —Cross desliza su lengua viscosa a lo largo de sus dientes de


abajo, sus ojos están dilatados por el deseo de mutilarme.

—¿Estás protegiendo a esa perra?

Creo que toda la sangre drena de mi cara con esa única pregunta.

Doy un paso atrás, reculando con incredulidad.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Entras en mi club, tomas a mis hombres sin preguntarme, diciendo “a la


mierda las reglas”, luego te das la vuelta y ¿sugieres que estoy protegiendo a una
jodida policía? —Giro la cabeza, echando chispas por los ojos—. Será mejor que elijas
tus próximas malditas palabras muy cuidadosamente. —Sacando mi pistola de la
cintura, cargo una bala en la recámara, mis bolas azules y la ira anulan mi raciocinio.
Puedo sentir las venas en mi cara y cuello sobresaliendo con la energía reprimida.

—Ya veo. —Baja la cabeza y su pecho se levanta con un suspiro—. Bueno, estoy
tomando algunos de los de rangos más bajo, y Bones. Un oficial me informó que esta
chica está trabajando esta noche y dónde estará durante su turno. Los muchachos ya
se dirigen hacia allí mientras hablamos. —Mirando por encima del hombro, noto que
los candidatos y Bones se han ido.

Mis puños se aprietan, mi pecho casi estalla con la urgencia de abrirme paso
violentamente a través de la puerta y correr hacia Jillian.

—Entendido. —Es todo lo que puedo decir, y apenas puedo soltar esas palabras.

Cross sonríe maliciosamente, luego se da vuelta y se va.

—Amigo, qué mierda…

—Dame tus llaves. —Tiendo mi mano hacia Félix.

—¿Para qué?

—Dame. Tus. Malditas. Llaves. —Muerdo cada palabra, mi mirada clavada en él.
Podría llevar mi moto, pero uno de los candidatos está haciéndole un cambio de
aceite.

—Sí, de acuerdo. —Saca sus llaves y las deja caer en mi palma.

Me abro paso para salir del club, Félix y Machete me siguen de cerca.

—¿Por qué no me dices qué demonios está pasando?—grita Félix.

—¡No irás solo, hermano!—agrega Machete.

Abriendo la puerta de la cabina, los señalo a ambos.

—Quédense acá. Volveré.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

JILLIAN
Dirigiéndome a mi lugar habitual de cacería, el teléfono comienza a vibrar como
loco en mi portavasos. Recogiéndolo veo que es Zeek. Mi dedo se mueve sobre el
botón de Aceptar. ¿Debería? Negando con la cabeza, lo dejo a un costado. No, él
tiene que trabajar más duro para mostrarme que no soy solo un trasero más. Tan
pronto como mi teléfono deja de vibrar, vuelve a comenzar de nuevo.

—Jesús, el hombre es implacable. —Las motos rugen detrás de mío, claramente


yendo a demasiada velocidad. Se tiran hacia un costado, permitiendo que una
camioneta blanca pase entre ellas. Parece una Cummins levantada. Es una camioneta
grande y está yendo a alta velocidad también.

Juro que si esta es la forma de Zeek para obligarme a hablar con él, perseguirme
mientras estoy de servicio, le dispararé. Mi corazón se agita porque él hiciera algo
así, pero siendo realista, esto nos afectaría a los dos y a lo que estamos haciendo.
Dudo que sea él.

Una moto rueda a mi lado, claramente un Sin City Outlaw. Mirando detrás de él,
levanta el pulgar hacia arriba.

¿Pero qué diablos?

De repente, mi automóvil es empujado hacia adelante, el volante tratando de


zafarse de mí.

¡Mierda!

Echando un vistazo por el espejo retrovisor, los brillantes faros delanteros me


ciegan cuando la camioneta se estrella contra mi patrulla nuevamente.

Grito mientras mi cuerpo es empujado contra el cinturón de seguridad con


fuerza.

La camioneta me golpea de nuevo, haciendo que pierda el control del volante y


me deslice de lado. Trato de alcanzar la radio para llamar por refuerzos, y las luces
blancas se dirigen hacia mi puerta. Pensando rápido, me cubro la cara y me preparo
para el impacto. La camioneta se estrella contra el lado de mi patrulla, volteándola
como una lata.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mi cabeza golpea contra el techo del automóvil una y otra vez mientras el
vehículo da tumbos. Las ventanillas se rompen y mi cuerpo se siente como si lo
aplastaran contra el suelo con cada voltereta.

Finalmente, el auto se detiene, todo está al revés.

Mi respiración es dura y me duele el pecho. Toso, el polvo del desierto me llena


la boca. Mi muñeca y tobillo gritan de dolor.

Una moto se detiene en mi ventanilla y una bota da un paso justo frente a mi


cara. Cierro los ojos, las lágrimas caen rápidamente. El terror está destrozando mi
cuerpo porque podría morir aquí esta noche.

—Que esto sea una advertencia. No jodas con los Sin City Outlaws.

La moto y la camioneta dan un giro ilegal en U. Se están yendo. Un sollozo se


escapa de mi boca, mis emociones y sentimientos están en todas partes. Busco mi
radio, pero no puedo alcanzarla. Agarro la que está sobre mi hombro en su lugar.

—5Paul69. Radio abierta. Enviar refuerzos.

—A todas las unidades, a todas las unidades. 5Paul69 necesita ayuda. Llamando
a todas las unidades.

Unos faros brillan desde la dirección opuesta hacia donde los Sin City Outlaws se
marcharon.

Los frenos chirrían cuando un automóvil se detiene. Intento tirar de mi cinturón


de seguridad, pero está trabado y no me deja salir.

—¡Jillian!

Dejo de luchar por eso.

Suena como Zeek. ¿Está aquí para lastimarme también? Sin embargo, suena
aterrorizado. Mis pensamientos corren de prisa, mi corazón se detiene porque no
estoy segura sobre qué debo hacer.

Unas botas derrapan como cuando alguien se desliza hacia la base en el béisbol,
y Zeek está de repente en mi cara.

165
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Estás bien? ¿Estás herida? —Las lágrimas brotan de mis ojos. Trago saliva,
tratando de juntar mi mierda.

—Estoy atascada. Mi cinturón de seguridad está atascado—grazno.

Sacando un gigantesco cuchillo de su bota, me corta el cinturón de seguridad, y


me caigo del asiento.

Las sirenas suenan a lo lejos, la trémula luz roja y azul.

—Necesitas irte. Ellos te reconocerán.

— A la mierda eso. No te voy a dejar.

—Debes hacerlo. Tienes que irte. Nadie va a creer que te detuviste a un lado de la
carretera para ayudarme.

Su rostro se contorsiona de dolor. Sus carnosos labios están formando una línea
dura, las arrugas deforman su frente. Él salta y corre. Lentamente, me arrastro por la
ventanilla rota, pero mi cuerpo grita en agonía.

—Espera, déjame ayudarte. —Mi cabeza se levanta bruscamente, sorprendida de


que Zeek no huyera cuando tuvo la oportunidad. Él tiene puesta una gorra de
béisbol negra y una sudadera con capucha blanca en vez de su chaleco de cuero. En
realidad parece un civil normal. Agarrando mi mano, me ayuda a salir de los restos.

Mis piernas están débiles y me caigo sobre él. Sus grandes brazos como de oso
me atrapan y me acercan. Levantando la cabeza, miro desde debajo de mis pestañas
mojadas.

—Los mataré así sea lo último que haga, Jillian—promete Zeek, su voz se
entrecorta por la ira, como si sintiera el dolor que estoy experimentando en este
mismo momento. Más lágrimas caen; mis mejillas se sienten irritadas por todo el
llanto, los ojos hinchados. Mis brazos lo aprietan más fuerte, el calor de su cuerpo me
reconforta.

—Pero no le puedes contar a nadie quién lo hizo. —Levanta mi barbilla,


asegurándome de tener 100% de contacto visual.

—¿Qué? ¿Por qué?

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Serie Sin City Outlaws 1

Parpadea, como que mi pregunta lo hubiera aturdido.

—Porque mi club te matará.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 10

ZEEK

Sentado sobre la puerta de carga y descarga de la camioneta, miro a cada oficial


y ayudante del sheriff evaluar la escena. Finalmente, aparece una ambulancia para
llevar a Jillian al hospital.

—Señor, quiero agradecerle por ayudar a nuestra oficial esta noche.

Asiento y me paro rápidamente.

—Sí, por supuesto.

Él me la mano y un firme apretón. Sonrío burlonamente, mi pecho se siente


adulado y una mierda. Nunca he hecho una buena acción antes, y ser alabado se
siente extraño.

—¿Vio algo antes de detenerse? ¿Algún coche o algo? —Saco la cabeza de


tierralandia. No puedo decirles quién lo hizo. Si lo hago, ellos pensarán que Jillian les
dijo sus nombres y volverán para terminar el trabajo.

—Estoy seguro que no. —Frunzo el ceño, negando con la cabeza.

—De acuerdo. Bien, de nuevo, gracias por la ayuda. El teniente le da las gracias.

Me da una palmada en el brazo y comienza a alejarse.

—¿Ella va a estar bien?

Él camina para atrás mientras me explica:

—La llevan al hospital ahora. Creo que está golpeada, probablemente asustada,
pero nada demasiado grave.

Las puertas de la ambulancia se cierran. Esa es mi señal. Subiendo a mi


camioneta, sigo a la ambulancia. No voy a perderla de vista.
***

168
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

En el hospital, tengo que sentarme en la sala de espera porque no soy de la


familia. Además no quiero que nadie se dé cuenta de que la estoy esperando, así que
no entro por la fuerza en su habitación tampoco.

Frente a mí se sienta Alessandra. Cada vez que la miro, ella rápidamente mira
hacia otro lado. Hasta el momento, es la única que se dio cuenta que soy yo.
Inhalando fuertemente, miro hacia abajo y me froto las manos con ansiedad.

El reloj sobre la cafetera se escucha fuerte, mi pie golpea el piso de linóleo con
impaciencia. ¿Hay algo mal? ¿Ella estará peor de lo que pensaba?

Poniéndome de pie, retuerzo mi nuca sudada.

—¡Joder! —Mi voz retumba furiosamente.

Alessandra salta en su asiento.

Las puertas se abren y un doctor y Jillian salen. Ella tiene un nuevo vendaje en el
labio, y su tobillo está en una de esas botas. Quiero dar un paso atrás y esperar hasta
que el doctor se vaya, pero no puedo. El solo esperar aquí me está matando,
literalmente.

—¿Está todo bien? —Me acerco a ellos, mi frente está sudando.

Ella se da vuelta, me sonríe, y mi pecho se contrae.

—Sí, ella está bien. Un poco golpeada, y estará dolorida por unos días. Sin
embargo, un baño de burbujas y esos relajantes musculares ayudarán con eso. —El
médico señala el papel en la mano de Jillian.

—Gracias de nuevo, doctor Mathews.

Él asiente y regresa a la sala de emergencias.

El silencio llena el aire. Intento leer su lenguaje corporal, su actitud, para ver si
todavía está enojada conmigo por esposarla a la cama y dejarla, o porque mi club fue
tras ella, pero no puedo descifrarlo.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Oye, ¿estás bien? Vine apenas lo supe. Tu padre está haciendo estallar mi
teléfono. —Alessandra se pone delante de mí y eso me enfurece. Estoy tomando todo
lo que no tengo para no levantarla y apartarla.

Jillian desvía su mirada de mí hacia Alessandra.

—Si estoy bien. Solo quiero irme a casa.

—¿Quieres que te lleve?

—Yo la llevaré—me entrometo, no preguntando, sino afirmando. Los ojos de


Alessandra arden intensamente mientras le da a Jillian una mirada vacilante.

—¿Estás segura? —Lo intenta una vez más, pero antes de que las palabras salgan
de su boca, Jillian asiente con la cabeza.

—Estaré bien—le asegura Jillian. Alessandra me lanza una mirada de muerte y se


la devuelvo.

—Te llamaré más tarde, Jill. —Sus ojos nunca dejan los míos mientras se aleja.
Por fin.

Se produce un silencio incómodo.

No estoy seguro de qué decir o hacer. ¿Menciono la pelea o la dejo ir y me


concentro en ella?

Ella me mira, sus ojos están un poco brillantes, y me doy cuenta de que no está
molesta conmigo, sino dolorida. Yo traje ese dolor, y realmente me importa. De
hecho, me angustia saber que lo hice.

—Lo siento—suelto en una exhalación, la disculpa me toma desprevenido. Su


tristeza se atenúa, y no puedo contenerlo más; la agarro por sus brazos, acercándola.

—Cometí un error. Lo sé. Pero cuando se trata de ti, soy un maldito loco.

—Lo siento, también—susurra.

—No necesitas disculparte por nada, Jillian—murmuro contra su cabello.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Tengo que hacerlo. Yo era una chica loca de celos, y me desquicié asumiendo
que porque te acostaste conmigo, estábamos juntos. Tú podrías decir que también
soy una especie de novata en esto.

Sonrío. Su inocencia y la forma en que le tiembla el labio inferior van a ser mi


muerte.

—En tu defensa, todas las chicas están locas. —Su cuerpo se rompe con la risa y
lágrimas se deslizan por su rostro.

Apoyando mi pulgar en su mejilla, limpio la humedad con la yema. Deslizando


el dedo hacia abajo, lo froto sobre su labio inferior. Su boca se abre y sus ojos llorosos
me miran con hambre.

Quiero probar su tristeza, sentirla contra mi piel. La tristeza no es algo que


sienta; fue eliminada de mi corazón cuando fui nombrado presidente del club.

Al besar sus labios, la frialdad de sus lágrimas presiona contra la mía. Lamo su
labio inferior, la sal y algo agrio llenan mi boca. Frío, húmedo, salado y agrio. Suena
deprimente.

—Te llevaré a casa—murmuro contra sus labios húmedos.

—Bueno.

—Me quedo, y eso no es tema de discusión. —No estoy seguro de lo que mi tío
está sacando de la manga, al parecer no sé nada de eso, y no voy a arriesgarme a que
vuelvan a buscarla. Si eso significa que me vean aquí, entonces que así sea. Estoy
empezando a pensar que mi hermano Lip tenía razón cuando me dijo que mi club
estaba corrompido y se negó a formar parte de él. En un club, debería haber orden,
respeto, lealtad y, sobre todo, hermandad. Pero de los veinte miembros que tenemos,
solo confío en tres.

Eso no es una hermandad.


***

Ayudo a Jillian a subir a la gran camioneta, y nos alejamos.

—¿Tienes una prescripción para comprar las píldoras?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sí, pero no tomo medicamentos. No los necesito. —Arqueo una ceja,


sorprendido. Todos los que conozco estarían vendiendo esas malditas cosas o
inhalándolas. Tan sorprendido como estoy, creo que ella debería tomarlas. He estado
antes en un accidente, y su cuerpo va a terminar tan tenso que no podrá respirar.

—Voy a comprarlas, por las dudas.

Ingreso a una farmacia y dejo la prescripción en el mostrador. Baño de burbujas.


El doctor dijo algo sobre que ella tomara un baño para ayudarla.

Cuando encuentro el pasillo de productos de baño, estoy estupefacto. Tienen


cada puta fragancia de burbujas: cupcake, lavanda, galletas y crema. Agarro uno de
cupcake, las granas llaman mi atención. La idea de burbujas en las tetas de Jillian
hace que un gruñido gutural retumbe en mis labios. Granas y burbujas en Jillian es
una idea mucho mejor. Mi polla salta por atención. De pie, en el pasillo de las
burbujas en una farmacia, mirando botellas de jabón y haciendo gala de un tipi indio
con mi polla, no es mi mejor momento.

—¿Puedo ayudarte? —Mi cabeza se mueve bruscamente hacia la derecha y


encuentro a una pequeña dependienta rubia mirándome con esa mirada soñadora.

—Sí. No sé cuál comprar. —Dejo la de cupcake.

Ella lentamente arrastra su lengua a lo largo de sus labios rosados y brillantes.

—Te ves fuera de lugar aquí. —Suelta una risita.

—Estoy seguro que sí. —Sonrío. Soy casi tan alto como la maldita pantalla.

Ella desliza su dedo seductoramente a lo largo de las botellas.

—¿Esto es para ti, o para alguien más?

—¿Importa?

Ella se encoge de hombros y me mira de reojo.

—Bueno, si solo quieres un poco más de lubricante para ti, te sugeriría un líquido
más espeso. Pero si es para una amiga, como una novia—su tono se vuelve seco, su
rostro impersonal—, entonces lo que sea. Lleva Mr. Bubble (Señor Burbujas).

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Serie Sin City Outlaws 1

La palabra “novia” saca el aire de mis pulmones. Inspirando profundamente, me


paso la palma de la mano por la cara.

—Es para una chica que es amiga. Una con la que me gusta tener pijamadas.
Quiero decir, una con la que me gustaría... —Niego con la cabeza, porque mis
palabras no tienen ningún maldito sentido.

Ella pone los ojos en blanco, agarra el Mr. Bubble y me lo da.

—Este. —Tomo la botella de su mano, notando que no se ve tan llamativa como


las demás.

—¿En serio, éste?—pregunto, mirando los que tienen las etiquetas llenas de
adornos en el exhibidor.

—Da la mayor cantidad de burbujas. Los otros huelen bien, sin embargo. Tal vez
podrías mezclarlos. —Se da vuelta y regresa al mostrador.

—A la mierda. —Agarro el de cupcake y uno que dice “granas de azúcar”


además del Mr. Bubble.

JILLIAN
Zeek sale, llevando una bolsa de cosas. ¿Qué demonios compró?

Arroja la bolsa en el asiento trasero y se marcha del estacionamiento. Me duele la


pierna, siento el cuello duro y me duelen las costillas. Ese accidente realmente hizo lo
suyo en mí. El doctor me medicó, pero no soy de las que toman medicamentos a
menos que sea absolutamente necesario. Ojalá que el dolor no empeore, o
definitivamente tendré que hacerlo.

El viaje a mi casa es tranquilo, me da tiempo para pensar, lo cual me estresa más.

Cuando finalmente llegamos, Zeek entra, cierra mi puerta y la traba. Él actúa


paranoico, y eso me tiene al borde.

—¿Estamos a salvo? —Al principio, no estaba segura de que él volviera a casa


conmigo, pero me siento más segura sabiendo que él está aquí.

Sus ojos se entrecierran.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—No estoy seguro.

Me cruzo de brazos y ladeo la cadera.

—¿Cómo no puedes estar seguro, Zeek? Eres el maldito presidente. ¿Por qué tu
club me atacó? ¿No es eso algo que tú sabrías…, demonios, incluso ordenarías?

Deja caer la bolsa en el suelo, sus ojos brillan con ira. Descruzando los brazos,
trago con fuerza.

—Puedo asegurarte, Jillian, que yo no ordené que te atropellaran. —Él agarra mi


nuca y acerca mi cara a la suya—. Pensarías que yo sabría lo que está sucediendo en
mi club, pero no lo sé. —Esa última parte lo hiere; lo puedo decir por la forma en que
su rostro se suaviza.

—¿Saben de nosotros?

Soltando mi cabeza, él sacude la suya.

—No estoy seguro.

—Si lo supieran, ¿nos matarían a ti y a mí, a los dos?

Su pecho se levanta.

—No hablemos más de eso. —Él acaba de levantar esa pared, la pared de no
hablar sobre el club, o la mierda que sucede dentro de él.

Mi teléfono suena en mi bolsillo. Lo saco y veo que es mi padre.

—¿Hola?

—¡Jillian! ¿Estás bien? He estado tratando de llamarte.

—Sí, solo un poco golpeada. El auto está destrozado. —Eso irá a mi expediente.

—Jesús. —Suena estresado—. ¿No hay pistas sobre quién lo hizo?

Miro a Zeek, sus ojos son serios.

—No, todo sucedió muy rápidamente.

174
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Serie Sin City Outlaws 1

—Revisaremos tu cámara, veremos si podemos averiguar algo. ¿Necesitas que


vaya? Tu mamá hizo una cazuela. —El pánico se eleva en mi pecho. Si él viene aquí,
verá a Zeek.

—No, estoy bien. El doctor me dio algunos medicamentos, así que solo voy a
tomar algunos y me iré a la cama.

—Está bien. Estoy seguro de que estás cansada. ¿Por qué no te tomas unos días
de descanso y te llamaré mañana para ver si necesitas algo?

— Sí, eso suena genial. —Mis ojos se vuelven hacia Zeek, quien me está
observando, poniéndome nerviosa.

—Te amo, Jilly Bean.

Sonrío, mis ojos pinchan con lágrimas por mentirle.

—También te amo.

—¿Todo está bien?—pregunta Zeek tan pronto como me quito el teléfono de la


oreja.

Recobrándome de mi fiesta de autocompasión, arrojo el teléfono celular en el


sofá.

—Sí, solo mi papá comprobándome.

La pareja al otro lado de la calle comienza a gritar, atrapando mi atención.


Tirando hacia atrás la cortina, los veo en el césped señalándose con el dedo y
gritando. Hacen esto una vez por semana, antes de casi follar en el patio delantero.
Arreglando la cortina, me dirijo hacia la radio y la enciendo, un comercial sobre pizza
está sonando.

Zeek toma la bolsa que trajo y se dirige a mi baño.

—¿Qué hay en la bolsa? —Lo sigo detrás.

Una por una, saca tres botellas de burbujas.

—No estaba seguro de cuál te gustaría.

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Serie Sin City Outlaws 1

Sonrío, levantando la que está más cerca de mí.

—Me conseguiste uno que huele a granas. —El hecho de que él recuerde que me
encantan las granas me golpea de todas las formas posibles. Al abrir la tapa, inhalo el
jabón que huele a caramelo.

Él me sonríe con esa sonrisa grande, de oreja a oreja y abre el grifo.

Es una elección difícil entre Mr. Bubble y granas. Me muerdo el labio, tratando
de decidirme.

—¿Qué tal si usamos granas esta noche, y Mr. Bubble mañana? —Le entrego las
granas de azúcar, y él vierte la mierda dentro. El vapor y las burbujas flotan en el
aire.

De pie, se quita la sudadera, y luego la camiseta. Sus abdominales bañados de


oro casi me ciegan con su perfección.

—¿Qué estás haciendo? —Mis ojos están pegados a su pecho.

—Me estoy bañando contigo. —Lo dice como si fuera obvio.

—No sé si es una buena idea. —Ver esas chicas con él, todavía me duele un poco.

Aferrando bruscamente ambos lados de mi rostro, obliga a mis ojos a centrarse


en los suyos.

—Jillian, no estaba pensando. No sabía que estábamos haciendo toda la cosa de


monogamia. Parecía una trampa destinada al fracaso. Nunca he sido exclusivo antes,
así que no lo pensé dos veces.

—¿Y ahora?

Sus cejas se fruncen, su mandíbula se contrae con su pensamiento.

—Y ahora, seré un hombre de una sola mujer, porque aunque no quiera serlo,
has convertido a mi polla en una especie de amigo de una única chica. Parece que
solo le gustas tú. Está agonizando. —La forma en que dice esa última parte, sale
como si estuviera literalmente muy dolorido y no puedo evitar sonreír.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Bien, acepto eso. Pero si tan siquiera miras a otra mujer, te meteré mi garrote
por el culo. —La amenaza que sale de mi boca me toma por sorpresa, los celos y el
dolor brotando de un lugar desconocido.

Se da vuelta, su cuerpo es más musculoso y mucho más grande que el mío. Sus
ojos están llameando con algo sexual, sus fosas nasales dilatadas.

—Tus amenazas me ponen muy caliente. —Su mano agarra mi pelo, sus labios
rozan seductoramente los míos—. No necesito advertirte acerca de joderme. ¿Si un
hombre mira en tu dirección más tiempo del que me gusta? —Él sonríe como el
diablo—. Tendrá un agujero de bala en el cráneo.

Mis fosas nasales arden, pero no estoy segura si es de miedo o lujuria. Sus celos
transforman mi cuerpo en mantequilla.

—Ahora, entremos en el maldito baño. —Se pasa la mano por el cabello y


comienza a quitarse los zapatos.

Nunca he tomado un baño de burbujas con otra persona. Al mirar mi bañera, no


estoy seguro de cómo cabremos los dos.

Saca una pistola nueve milímetros de su pretina y la coloca en el cesto de la ropa.


Sus ojos se encuentran con los míos a sabiendas. Apuesto a que no está registrada.
Cualquier otro día, lo fastidiaría muchísimo, me sentiría culpable y lo empujaría por
la puerta horrorizada. Pero esta noche, agradezco a los dioses que esté armado, y
estoy descubriendo que es muy excitante que él tenga un arma.

La hebilla de su cinturón tintinea cuando lo suelta, y se quita los vaqueros y los


bóxers al mismo tiempo, su polla salta libre con fuerza. Como si hubiera estado dura
durante horas y finalmente está libre.

—Mis ojos están aquí, cariño—me dice con arrogancia. Girando rápidamente, me
saco la camiseta blanca sin mangas, y Zeek agarra la correa de mi sujetador. Una vez
desabrochado, mis pechos caen libremente, y un suspiro se escapa de mis labios.

—¿Eso se siente bien?—susurra contra mi nuca. Sus manos se deslizan alrededor


y toman mis pechos, masajeándolos. Mis rodillas se debilitan y mis ojos se cierran. Se
siente tan bien.

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—Mmm.

Deslizando sus manos hacia abajo, me desabrocha los pantalones, bajándolos


antes de arrodillarse.

Sus grandes palmas agarran mis nalgas.

—Tienes el culo perfecto. —Si sigue admirándome así, no hay forma de que
vayamos a la bañera.

Él engancha un dedo a cada lado de mis bragas y lentamente las desliza por mis
muslos. Un gemido erótico sube por mi garganta.

El velcro suena cuando suelta la bota que el doctor me colocó.

—¿Tu pierna está bien?

—Duele, lo sé. Las radiografías no fueron concluyentes, así que se supone que
debo usar esto más por precaución que por cualquier otra cosa. —Cuidadosamente,
él me la quita, junto con mis pantalones y mis bragas. El cuidado y la ternura de sus
movimientos es algo extraño; por lo general es tan rudo y brusco.

Besando la parte posterior de mi pantorrilla, sus manos acarician cada centímetro


de mis piernas, muslos y culo.

—Lo haré sentirse mejor.

Me volteo, queriendo que lo haga sentirse mejor ahora mismo. De pie, besa mis
labios febrilmente. Rodeándolo con mis brazos, gimo en su boca. Extrañaba su sabor;
no puedo explicarlo, pero es caliente, sensual con un toque de menta.

—Tranquila. Necesitas tomar un baño caliente primero, porque tu cuerpo se


pondrá tenso y no podremos hacer nada. —Sus manos descansan en mis brazos, su
frente contra la mía.

—Está bien—le susurro.

Él entra a la bañera y se acomoda. Zeek, un cabrón con tatuajes, sentado en una


bañera de burbujas que huelen a caramelo. Es caliente como la mierda.

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Serie Sin City Outlaws 1

Entro y me siento entre sus piernas. El agua está caliente, como verdaderamente
muy caliente. Mi piel se vuelve de un rojo oscuro al instante, pero mi cuerpo se relaja
igual de rápido.

Zeek mete unos cuantos cabellos perdidos de mi cola de caballo en la banda,


luego tira agua por mis hombros y mi cuello. Gimo en respuesta, se siente tan bien.

Recostada sobre su pecho, siento que los latidos de su corazón golpean contra mi
espalda. Si hace una semana, alguien me hubiera dicho que es aquí donde estaría, los
habría admitido en un hospital psiquiátrico.

—Zeek, ¿qué somos nosotros?—susurro. Su pecho sube y baja lentamente—.


¿Somos una pareja, solo nos estamos divirtiendo?

—¿Qué es lo que quieres? —Al sentarme derecha, el agua se derrama por el


borde.

—Al principio, solo me estaba divirtiendo, el riesgo de ser atrapado era


emocionante. ¿Pero ahora?

Me encojo de hombros, mi corazón me dice que quiero más. Observo desde


debajo de mis pestañas mojadas, sabiendo que puede romper mi corazón en los
próximos cuatro segundos.

—Quiero más.

Él acaricia mi mejilla.

—No sé cómo darte más. Las vidas que vivimos, tengo la impresión de que
tendríamos que escondernos todo el tiempo. Mereces mucho más que eso. —Su
mano cae, y también su rostro.

—¿Por qué dices eso? ¿Por qué crees que merezco algo mejor? —Paso mi mano
húmeda por su cabello. Zeek con cabello mojado y burbujas es toda una imagen.

—No soy el hombre para ti. ¿Ahí afuera? —Señala con la cabeza hacia la
puerta—. Soy exactamente lo que mi expediente dice que soy. Hay una razón por la
cual la academia tiene un curso exclusivamente sobre mí y mis hombres. —Se
detiene, sabiendo que está por decir cosas que no debería.

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Paso el pulgar por su labio inferior, mis ojos se clavaron en los suyos.

—Dime, Zeek. Puedes confiar en mí.

—Yo mato gente, Jillian. Amo la violencia, me alimento de ella. Me criaron para
derramar sangre y bañarme en ella. Tú y yo somos tan opuestos. No soy bueno para
ti. Pero nada de eso parece importar, porque sigo volviendo a ti. —Me retira el
cabello de la nuca, la barba en su barbilla roza mi oreja—. No creo que alguna vez
pueda dejarte ir. —Las palabras salen entrelazadas con una promesa espeluznante.
Una que tú escucharías a un acosador diciendo a su presa.

Él continúa, sus palabras apenas por encima de un susurro.

—Decir que estoy obsesionado contigo es una subestimación. —La mayoría de


las chicas normales huirían, pero eso me atrapa. Quizás estoy más jodida de lo que
pensaba.

Paso mi mano por su pecho. Sumergiéndola debajo de la capa de burbujas, rozo


la punta de su polla. Sus ojos se dirigen a los míos.

—Creo que estoy ágil ahora.

Sentándose derecho, sujeta con sus palmas cada una de mis nalgas y se levanta,
llevándome con él. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura mientras él sale de
la bañera, las burbujas explotan y borbotean a nuestro alrededor.

Aplastando mi boca en la suya, mis manos a cada lado de su rostro, lo beso con
fuerza.

—¿No deberíamos secarnos? —Digo entre besos.

—Oliendo a granas y cubierta de burbujas eres un sueño húmedo, bebé. No te


voy a secar.

Entrando en mi habitación, lentamente me coloca en la cama, el edredón


absorbiendo los restos del agua. Sus palmas se adhieren a mis costados, mi piel aún
roja del baño caliente.

Él deja una estela de besos en mi mandíbula, y mis párpados aletean con pasión.
Agarrando mi pierna, la alza sobre su cadera y me estremezco de dolor.

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—Zeek—gimoteo. Él se inmoviliza, sus ojos en mí—. Creo que vamos a tener que
ir despacio.

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CAPÍTULO 11

ZEEK

Mi corazón martilla contra mi pecho, el miedo me golpea con fuerza.


¿Despacio? No lo hago despacio. Lento implica tener emociones, y no estoy seguro
de ser capaz de tenerlas. No estoy seguro de que nosotros debamos expresarlas.
Lento es hacer el amor.

Ella está tendida en la cama, las burbujas se esparcen por su vientre y pecho. Su
piel es de un rojo sexy, y esos ojos, me están mirando como nadie me había mirado
antes. No como si fuera su maldito rey, sino como un amante.

—¿Estás segura?—le pregunto. La radio en la sala de estar comienza a tocar


Wrong Side of Heaven (El Lado Equivocado del Cielo) de Five Finger Death Punch.

—Sí, quiero ir despacio. Lo necesito. No solo porque estoy dolorida, sino porque
quiero que esto dure. —Sus palabras son un impacto directo en mi pecho. Si ella
sigue diciendo mierda así, voy a volverme loco. Sin embargo, no puedo decirle que
no. No sé si soy capaz de hacer el amor, pero por ella... lo intentaré.

Bajándome, con una de mis manos enredada en su cabello, agarro su cadera. Mis
dedos aprietan con fuerza, mi necesidad de tenerla ahora es demasiado grande. Un
grito vibrante sale de su pecho, y suavizo mi agarre.

Mis ojos se dirigen a los de ella.

—Está bien—susurra ella, acariciando mi cabello.

Bajando la cabeza, chupo un pezón en mi boca. Su cuerpo se retuerce debajo del


mío, su respiración se acelera. Mi polla se contrae. Está harta de este tormento de
mierda y lista para estrellarse contra su dulce coño ahora mismo.

Arrastrando mi nariz por su vientre, le muerdo el ombligo; pequeños gemidos


escapan de sus labios, excitándome más. Levanta sus rodillas, sus manos encuentran
mi pelo otra vez. Usando mis manos, le separo las piernas y le miro el coño. Es tan

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rosado, tan inocente y apretado. Mi polla derrama una gota de semen, lista para la
acción.

Le lamo el clítoris y ella suelta un gemido entrecortado. Sus muslos me aprietan


la cabeza, y ella se estremece.

—Relájate, bebé—susurro contra su piel sensible. Lo mordisqueo suavemente,


luego lo chupo en mi boca, y ella grita. Cada sonido que sale de su boca, cada
estremecimiento de su cuerpo, me desquicia como a un salvaje. Soltando su clítoris,
hundo mi lengua en su coño, su humedad llena mi boca. Ella es dulce, con un toque
de almizcle.

—Zeek, yo... —Hace una pausa, su coño late contra mi lengua. Alzando mi
cabeza, la dejo al borde de un orgasmo.

—No todavía, bebé. Si permito que te corras en mi lengua, mi polla se enojará


conmigo. —Ella se ríe, y sus piernas se relajan.

—¿Tu Polla-Saurus-Rex estaría celosa?

—¿Mi qué? —Sonrío antes de volver a ponerme encima de ella, con cuidado de
no tocar sus heridas.

Sus mejillas se sonrojan.

—Nada.

La beso con fuerza, dándole a probar su sabor. Ella no se queja; de hecho, me


devuelve el beso con avidez, su lengua entra y sale de mi boca lentamente,
saboreando.

Mi verga apenas roza su coño húmedo, mis pantorrillas se crispan por el deseo
de impulsarse hacia adelante. Sus pies se enganchan alrededor de mis piernas y su
cuerpo se arquea contra el mío.

Empujando la punta de mi polla en su humedad, me hundo lenta y tan


profundamente como es posible. Necesito toda la fuerza de mi cuerpo para tomarme
mi tiempo, para ir despacio.

—Oh, Dios mío, sí—gime en voz baja, mi polla la está llenando.

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Manteniéndome con los puños presionados contra el colchón, levanto mi cabeza


y cierro los ojos mientras su ceñido coño aprieta mi polla como una prensa.

—Esto es lo que necesitaba. A ti—gimo. Nunca antes había sentido algo así. Solo
su dulce coño agarrando mi polla es una sensación en sí misma. Mis ojos se abren
bruscamente cuando de repente me doy cuenta de que no estoy usando un condón.

—Mierda, no tengo condón. —Sus ojos se abren desganadamente—. Están en mis


pantalones.

Ella niega con la cabeza.

—No, no te detengas. —Sus palabras salen entrecortadas, llenas de lujuria.

Lentamente, saco mi polla, la sensación de ella tan jodidamente buena que me


empujo hacia adelante en lugar de retirarme.

—Debería ir a buscar uno—digo respirando pesadamente.

—S-sí—jadea ella y sus caderas encuentran mis embestidas.

—¡Maldita sea!—gruño, cayendo en el hueco de su cuello. Cuando ella hace eso,


sincronizar nuestros cuerpos de esa manera, me deshace. Ya no puedo ir
despacio. Estoy perdiendo el control.

Ruedo con ella, asegurándome de no apretarla y la coloco encima. Cuando ella se


hace cargo, es como si yo nunca hubiese tenido sexo antes.

Sus ojos se abren ampliamente, como si no estuviera segura de cómo tomar el


control. Sus pechos cuelgan ligeramente, su cuerpo todavía está mojado y con un
ligero tono rosado del baño caliente.

Agarrando sus caderas, la muevo de un lado a otro, y sus uñas atraviesan mis
pectorales.

—Es tan bueno—murmura.

Tomando el control, ella me folla lentamente, pequeños gemidos y ruidosas


respiraciones escapan de sus labios entreabiertos. Presiono mis palmas sobre su
espalda y ella se baja, entonces beso su pezón antes de chuparlo en mi boca. Estoy

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obsesionado con sus tetas. Y su boca. Y su culo. Simplemente estoy obsesionado. No


puedo tener suficiente de ella. Su cabeza cuelga hacia atrás, su boca se abre con
satisfacción mientras lavo su pequeño perfecto pezón. Podría vivir en sus tetas y
nunca quejarme. Agarrándolas con mis dos manos, beso el montículo de un pecho
antes de chuparlo con fuerza, reclamándola, marcándola como mía con un chupetón.

—¡Sí!—gime ella y aumenta rápidamente la velocidad. Sus rodillas se clavan en


el colchón, sus uñas rasguñan con fuerza mi pecho. Pero me encanta, me alimento
viéndola correrse por mi polla. La presión sube por mi eje, y me voy a correr
duramente.

Gruñendo, agarro sus caderas, tomando el control. La levanto y bajo


rápidamente, necesitando un ritmo más rápido. Justo cuando mi semen está a punto
de derramarse, me salgo, rociando perlas blancas a lo largo de su abdomen.

Tomándome con la guardia baja, su boca se desliza sobre la punta y la chupa con
fuerza. Su cabello cae alrededor de ella y de mi polla como una cortina. Mi orgasmo
se intensifica, mis pelotas se aprietan duramente. Es literalmente doloroso.

Mis piernas se tensan, mis dedos se curvan mientras mi mandíbula se aprieta


hasta que no me queda nada por soltar. Levantando la cabeza, ella se pasa el dorso
de la mano por la boca, su cabello está por todos lados de la manera más sexy
posible. Mi pecho jadea por aire, mis pulmones se sienten como si acabara de correr
una jodida maratón.

Ella sonríe, apoyando sus palmas en mi pecho.

—Nunca he hecho eso antes—. ¿Cómo eso puede ser posible? ¿Cómo ella puede
ser posible?

Querido Dios, esta chica va a ser mi fin. Porque moriré antes de dejarla alejarse
de mí. Incendiaré toda esta puta ciudad antes de dejar que otro hombre esté dentro
de ella.

JILLIAN
Huelo tocino. Me desperezo, mi cuerpo duele por el choque, pero está
sorprendentemente dolorido en otras áreas, también.

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Serie Sin City Outlaws 1

Incorporándome en la cama, me limpio los ojos, las costras me raspan la piel.


Toco mi cabello; es un nido de ratas. Sosteniendo la sábana sobre mi pecho, me
deslizo hasta el final del colchón y busco mi ropa. Están dispersas por todas partes, y
también lo están las de Zeek.

—¿Hambrienta? —Levanto la mirada, Zeek tiene una espátula en una mano y


una sartén que chisporrotea en la otra. Está desnudo y empalmado.

—Um... —No tengo palabras.

Él me hace un gesto con la barbilla por encima del hombro.

—Ven. —Luego se aleja, sus finas y cinceladas nalgas y su espalda tatuada están
perfectamente a la vista.

Tragando saliva, me paro, probando mi pie sin la bota. Está dolorido, pero no
voy a volver a ponerme esa maldita cosa.

Abro un cajón del tocador y examino mis bragas. No tengo nada sexy. Tengo
lindas, tengo llenas de volantes, pero nada muy sexy. Agarro un par de bragas rosas
que tienen encaje blanco a lo largo del dobladillo. Creo que tengo un sujetador a
juego aquí en alguna parte. Escarbando hasta el fondo, lo encuentro y empiezo a
ponérmelos. Necesito recordar ir a Victoria's Secret.

Me pongo una camiseta sin mangas roja y unos pantalones de chándal grises y
agarro una cinta para el pelo del tocador antes de salir.

—Huele genial. ¿Qué estás cocinando? —Está de espaldas a mí, y no puedo


evitar devorar sus tatuajes. Hay nombres en cursiva, y un ángel oscuro entre ellos. Se
da vuelta y frunce el ceño, sus ojos recorren mi figura de arriba abajo. Mi corazón se
hunde, y me miro a mí misma.

—Me siento poco vestido—afirma él.

Me río.

—Eso es porque estás desnudo.

—Creo que tienes que quitarte algo para emparejarlo—sugiere con una sonrisa
maliciosa.

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Serie Sin City Outlaws 1

Dando un paso hacia mí, sus manos me bajan los pantalones hasta los tobillos y
luego empuña la camiseta antes de rasgarla al estilo del Increíble Hulk.

Mi boca se abre en estado de shock. Es posible que necesite nuevas bragas ahora.

—Eso está mejor. Me gusta el encaje. —Da un golpecito al encaje sobre el


montículo de mi pecho y mi pezón salta por atención.

Me quito los pantalones y los restos de la camiseta.

—¿Por qué no tienes la bota puesta? —Él mira mi pie con los ojos entrecerrados.

Me encojo de hombros.

—No la necesito. Me curaré más rápido sin eso.

— Deberías usarla. El doctor te la dio por una razón—me instruye él.

—Solo es por precaución. Estoy bien.

Niega con la cabeza, mirándome con los ojos entrecerrados por encima del
hombro. Él es arrogante, incluso mandón a veces, pero el hecho de que le importa es
de algún modo encantador.

Sentándose en la mesa, pone un plato frente a mí. Huevos con queso y tomates se
ubican a un lado, tocino y pan tostado en el otro.

—Gracias—digo nerviosamente. Nunca antes había tenido un hombre que me


preparara el desayuno, incluido mi padre.

—De nada.

Tomo un bocado de tocino, y él sonríe burlonamente.

—¿Qué?

—Estás comiendo tocino. Eso no te convierte en una caníbal, ¿verdad?

Tardo un segundo antes de darme cuenta de su comentario sarcástico.

—Ja, ja, muy gracioso. —Me meto todo en la boca y pongo los ojos en blanco. Él
se ríe, satisfecho de sí mismo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Sabes, puedo insultarte sobre ser un cerdo, pero los moteros solían ser
llamados cerdos.

—¿En serio? —Unas migas son escupidas de mis labios, y mis mejillas se
sonrojan.

Él se ríe, apoyando un vaso de jugo de naranja.

—Sí, mi papá me contó todo tipo de historias. Antes de que los clubes fueran
moneda corriente, la gente tenía sus propias ideas de aquellos que usaban cuero y
montaban Harleys. Eran escoria, de bajos ingresos. Todos ellos eran delincuentes y
violadores. Mi padre dijo que un día su abuelo tuvo una pinchadura de un
neumático a un lado de la autopista y nadie se detuvo para ver si estaba bien.

—Oh, guau.

—La verdadera historia. Una noche después de dejar el bar uno de sus amigos
tomó su moto y cayó rodando por una colina de San Fran.

Sentado frente a mí, toma un gran trago de mi vaso, sus ojos nunca dejan los
míos.

—¿Los Sin City Outlaws han estado en tu familia desde siempre?

Él se encoge de hombros, hurgando en su comida.

—Sí. Mi padre y mi tío emigraron de Italia después de la guerra, y prosperaron


con esfuerzo. Mi tío comenzó el casino, y mi padre... bueno, tomó una ruta diferente.

—El club—digo.

—Exactamente. Pero no tengo que decirte que ambos son igual de vengativos.

—No, no tienes. Los expedientes del club y del casino sugieren muchas cosas.
Tienen muchos presuntos delitos, pero... nunca hay pruebas sólidas para probarlo.

Levanta las cejas, su mandíbula se contrae mientras mastica.

—Sí, entonces supongo que estamos haciendo algo bien.

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Serie Sin City Outlaws 1

Frunzo el ceño, porque no estoy de acuerdo con eso. Supongo que ahí es donde
no estaremos de acuerdo en las cosas. Negando con mi cabeza, le doy un mordisco a
mis huevos.

—¡Guau, estos están realmente buenos!

Sonríe, orgulloso de sí mismo.

—Me preocupaba que no me saliesen. No fui de los que crecieron estando en la


cocina. Ese fue Lip. No estaba seguro de si recordaba cómo hacerlos.

—¿Supongo que no cocinas a menudo?

Se ríe entre dientes.

—No, mi tía Carola cocina, o yo compro para llevar. Resulta más fácil, no hay
desorden.

Él no cocina, pero cocinó para mí. Sin embargo, probablemente no debería leer
demasiado en eso.

Una sonrisa ridícula se extiende por mi rostro antes de que pueda detenerla.

—¿Qué? —Saco mi mirada del plato, Zeek me mira perplejo.

Me encojo de hombros, mis mejillas se calientan.

—Es solo que cocinaste para mí.

Hace una pausa. Mira su comida y sus ojos lentamente se elevan hacia la mía.

—Sí, supongo que lo hice. —Sus palabras salen como si ni siquiera lo hubiese
pensado.

—¿Tu hermano Lip acaba de salir de la cárcel? —Cambio de tema, pero por la
mirada en su rostro fue el tema equivocado. Aprieto los dientes. Yo y mi bocaza.

—Sí—masculla. Seh, él no quiere hablar de eso. Soy un idiota. Zeek y Lipson son
parientes, pero esa relación es tan distante como dicen sus expedientes. Me pregunto
si algo salió mal entre ellos.

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Serie Sin City Outlaws 1

Terminamos el desayuno, nos miramos furtivamente el uno al otro. Lavo mi


plato, y él lava el suyo... todavía desnudo.

Dándome vuelta donde estoy parada, apoyo mis manos en la encimera detrás de
mí.

—Entonces, ¿tienes que irte a hacer cosas del club?

Se frota la nuca, mirando al suelo. Su reacción me hace pensar que se está yendo,
que, de hecho, tiene cosas del club que hacer.

—No, me quedaré aquí.

No puedo detener la expresión de sorpresa en mi cara.

—¿Qué?

Su cabello cae en su cara, sus ojos se asoman entre los mechones.

—Preguntaría si eso está bien, pero me temo que no tienes mucho que decir al
respecto. No esta vez. —Avanza, su semi-erección, él ha estado así todo el tiempo,
convirtiéndose rápidamente en una erección completa.

—¿Tengo que estar siempre de acuerdo?

Su gran mano se agarra a mi cintura, arrastra el pulgar haciendo círculos sobre la


piel justo encima de mis bragas.

—No. Comenzaremos viendo películas, y te relajarás. Voy a intentar ver una


película sin llevarte a la cama. Pero no haré promesas.

Me río suavemente. Su barba incipiente raspa la delicada piel de mi cuello, sus


labios lujuriosos besan mi garganta.

—¿Te ríes así con algo tan lindo como esto? —Sus dedos chasquean la banda
elástica de mis bragas contra mi piel—. No saldremos de la cocina.

—No tienes remedio. —Sonrío y me coloco el pelo detrás de la oreja.

—Ve a buscar algunas películas. Voy a ponerme mis bóxers para que dejes de
seducirme con tus ojos.

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El me da un azote en una nalga y pasa a mi lado.

Suena un golpe en la puerta principal, y ambos nos congelamos.

—¿Esperas a alguien?

Me encojo de hombros.

—No.

La puerta de entrada se abre, y mis ojos se abren como platos.

Mi mamá.

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CAPÍTULO 12

JILLIAN

—¡Jilly Bean!—grita mi madre, entrando en la casa. Se da vuelta y cierra la


puerta con el hombro, las manos ocupadas llevando una cacerola de vidrio. Toda la
sangre en mi rostro se drena, y mis labios se separan.

Zeek está parado a unos pasos de ella, y yo estoy justo detrás de él en la entrada
de la cocina. Miro a mi alrededor buscando algo para darle a Zeek para que cubra su
paquete.

—Tu padre me contó acerca de tu... ¡OH, DIOS MIO!—grita, dejando caer la
cacerola al suelo.

Demasiado tarde.

Zeek, que todavía está agarrándose, levanta una mano y la saluda. ¡Él está
jodidamente saludándola!

—Hola.

Mi madre se da vuelta, mirando hacia la puerta de entrada.

—Oh, no me di cuenta de que tenías compañía, cariño.

Dispárenme ahora mismo.

Ella lleva pantalones de color caqui con una camisa blanca y un suéter azul sobre
los hombros. Se mantiene acomodando las mangas del jersey nerviosamente, su cara
no puede estar más roja.

Zeek se agacha, levantando la tapa de la cacerola de vidrio. Una croqueta de


papa con queso derretido cae del costado, aterrizando en el suelo. Maldita sea,
realmente me gustaba esa receta.

Jinx maúlla con entusiasmo, brincando sobre la comida derramada.

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Serie Sin City Outlaws 1

Zeek sostiene el plato sobre su polla, el queso derretido y la croqueta que se han
pegado a la tapa le dan cierta cobertura.

—Hola. Soy Caroline, la madre de Jillian. Solo quería dejarle una cacerola, no
estaba segura que tan bien que se estaba desenvolviendo Jillian. —Mi madre hace un
pequeño ademán, su espalda todavía frente a nosotros.

—Um, sí. El doctor me dio algunos medicamentos, y he estado tomando baños


de inmersión calientes para ayudar con la tensión. —Zeek se gira con una sonrisa
grande y arrogante en su rostro, y me guiña un ojo. Su expresión engreída
comunicando que él ayudó en mi recuperación.

—Mmhhm. Bien, cariño. Volveré más tarde. —Abre la puerta y sale.

—¡Solo... llama primero!—grito.

—Fue un placer conocerte, eh... —Mi madre está tratando con todas sus fuerzas
de evitar mirar hacia nosotros, es casi gracioso.

—Encantado de conocerte también— responde Zeek, su voz suave como la seda.

La puerta se cierra de golpe y caigo contra el marco, avergonzada.

—Ella parece agradable. —Él se encoge de hombros.


***

Sentado en el suelo, Zeek revisa mis DVD. A él claramente no le cae en gracia mi


selección de películas.

—Ésta es la tercera vez que las revisas. —Suelto una risita. Todas las películas
que poseo son romances clásicos, o películas de chicas. La expresión de asco en su
rostro es bastante divertida.

—Necesito alguna con algo de acción.

—Podemos alquilar una película.

—No, salir en público es demasiado arriesgado.

—No, quiero decir que tengo Vudu.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Qué demonios es eso?

—En serio, ¿Nunca has oído hablar de eso?

—A menos que sea al poder mágico que tu coño tiene sobre mí a lo que nos
estamos refiriendo, entonces no. Nunca he oído hablar de 'Vudú'.

—No ese tipo de Vudú. Tiene muchas películas que puedes ver a solicitud.

—No suelo ver películas. Demonios, no recuerdo la última vez que tuve un día
libre —responde rápidamente, como si estuviera pensando en voz alta—. ¿Qué es lo
que tiene?

Enciendo el televisor y selecciono Vudu.

—Podemos ver Southpaw. Se trata de boxeo.

—Nunca escuché hablar de ella, pero suena como mi tipo de película.

La alquilo.

Veinte minutos después, estoy llorando. No me refiero a esos lindos y pequeños


moqueos, tampoco a lágrimas escondidas. No, estoy sollozando a toda regla.

Zeek está tenso. Puedo decir que no tiene ni idea qué hacer. Torpemente, me
rodea con su brazo y me acerca a él. Al final de la película, estoy prácticamente en su
regazo, nuestros cuerpos enredados juntos. Su mano está acunando mi teta, su nariz
contra mi cuello. Realmente no puedes decir dónde comienza él y dónde termino yo.
Es cálido y el lugar más cómodo del mundo.

Después de que la película finalmente termina, me sueno la nariz y trato de


arreglar mi fea cara de llanto. A regañadientes, me libero de su abrazo, mi cuerpo se
enfría al instante.

—Oh, Dios mío, eso fue tan triste. —Apoyo mi cabeza en su pecho, y literalmente
puedo escuchar cómo se aceleran los latidos de su corazón. Todo el tiempo durante
la película, pude sentirlo ponerse ansioso. Él sentado y viendo una película, no creo
que lo haya hecho alguna vez. Hacer algo tan normal y tranquilo... lo está matando.

Me siento derecha y comienzo a frotar la base de mis palmas bajo mis ojos.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Grr, odio ese tipo de películas.

Él estira los brazos y bosteza.

—Fue...

—Quiero decir, si fuera esa mujer, lo atormentaría. Estaría tan furiosa por dejar
que todo se fuera a la mierda—interrumpo.

Él frunce el ceño.

—No creo que haya dejado que todo se fuera a la mierda.

—¿Qué quieres decir?

—Él estaba locamente enamorado. Tenía su corazón roto. No puedes reemplazar


ese tipo de amor, obviamente. Él estaba atrapado en el tiempo. No podía retroceder y
no podía avanzar. Tenía que aprender a vivir de nuevo. Hacer que el tiempo vuelva a
su normalidad. —Sus ojos brillan con algo desconocido antes de fruncir el ceño.
Como si no tuviera la intención de abrirme su corazón. ¿Cómo puede decir cosas así
y no haber estado enamorado de alguien?

—¿Alguna vez has estado enamorado? —Se desenreda de mí y exhala, la


irritación y la ansiedad emanan de él en oleadas.

—¿Por qué seguimos volviendo a mí y a mi vida? Pensé que había dicho que
estaba prohibido. —Su tono tiene un dejo de irritación, lo que me toma por sorpresa.

—Supongo que porque siento que no te conozco. —Sé lo que dice su expediente,
pero no sé nada más allá de eso—. Quiero saber qué te hace ser como eres. Por qué
estás tan taciturno e irritado todo el tiempo. —Me encojo de hombros.

Nos sentamos en silencio, mis ojos lo evitan. Él me gusta, en serio. Pero necesito
más de lo que me está dando. Quiero saber qué hace Zevin Deluca. Por qué está tan
enojado todo el tiempo, y qué lo hace feliz.

—Es mejor que no lo sepas. Es más seguro.

— Sabes, si la confianza es el gran problema, puedo asegurarte que no voy a


repetir nada. No serviría de nada de todos modos. Estoy acostándome contigo, lo que

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Serie Sin City Outlaws 1

es un conflicto de intereses. Es inadmisible en los tribunales. Además, todos te temen,


por lo que harían la vista gorda.

Se pasa las manos por el cabello, el sudor brota en su frente.

—Ese no es el motivo... simplemente no puedo—murmura.

Enojada, me pongo de pie. Estoy celosa de que esas perras del club sepan más de
él que yo. Estoy furiosa porque a pesar de que está aquí conmigo, siento que
realmente no está aquí.

—Entonces, ¿puedes tener sexo conmigo, ser ese cabrón controlador que eres,
pero no puedes decirme nada sobre ti? No es justo.

—Solo voy a irme. —Se para, y siento que mi cara se pone roja.

¿Lo dice en serio? ¿Solo se va a ir?

—¿Qué? ¿Por qué?

— ¡Porque no puedo hacer esto! —grita, pequeñas venas sobresalen de repente


en su frente. La ira me precipita hacia adelante, devorando mis sentidos.

—Bien. ¡Vete! —Avanzo de manera amenazante hacia él, empujándolo en el


pecho. Incluso con todas mis fuerzas, mi empujón solo lo hace dar un paso hacia
atrás.

—Será mejor que tengas cuidado. —Levanta una incisiva ceja hacia mí.

—¿O qué? —Lo empujo de nuevo—. ¿Me esposarás otra vez? ¿Me mataras? —Sé
que estoy confiando demasiado en mi suerte, pero no me importa. Estoy muy
enojada. Lo odio y lo deseo. Él me saca de quicio, y eso, sobre todo eso, me vuelve
loca.

—Bien—dice apretando los dientes. Girando, entra a mi habitación y comienza a


vestirse.

—No podemos hacer lo normal. Míranos, ni siquiera podemos sentarnos a mirar


una película juntos. Algo que las parejas hacen todo el tiempo. —Una mitad risa,
mitad chillido resbala de mis labios mientras me froto el flequillo con frustración.

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Serie Sin City Outlaws 1

Ignorándome, me rodea, toma su chaleco y se va.

ZEEK
Conduzco por la ciudad, el aire fresco es justo lo que necesito. Mi mente está
corriendo velozmente, mis emociones como un tablero de ajedrez que ha sido
volcado. Estoy en cualquier parte. No siento que pueda jugar a la casita; no fui criado
para hacer eso.

Quedarme sentado allí mirando la película, casi me destrozó. Me puse ansioso,


necesitaba follar o matar. Hacer algo.

Entonces, cuando ella comenzó a hacerme preguntas, pasando por encima de ese
último límite, pude sentir que las paredes se cerraban.

Tal vez sea porque, aunque Jillian me importa, ella todavía es policía, y hablarle
sobre mí o el club pasa por encima de esa línea que está marcada como una cicatriz
en mi alma.

Es una regla que por romperla, asesiné a mi propia sangre. No solo he roto las
reglas hasta aquí, literalmente he arrojado el puto reglamento por la ventana.

Sin embargo, pasar por encima de esta última, tomará bastante tiempo. De lo
contrario, matar a mi propio padre habría sido en vano. Convertirme en lo que soy
hoy habría sido en vano.

Pero lo peor de todo es que si alguien me atrapa con ella, la torturarán.

Ella será otra que me importa y que quemé, y será culpa mía. No estoy seguro de
poder lastimar a otra persona que me importa.

Necesito andar con cuidado, al menos hasta que sepa cómo separar mi club de
mi tío. Una vez que haga eso, mataré a ese hijo de puta. No será lento. No será
humano. Será animal.

Conduzco hacia el club, necesitando aclarar mi mente. No importa en qué clase


de humor me encuentre, el club ha actuado como un refugio. Es un santuario, toma
mis pensamientos y mi ira, y los coloca donde más se los necesita.

Dominar. Asesinar. Follar.

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Cuando entro, las luces están tenues, la música alta. Está abarrotado de cuerpos.

Cuando atravieso la puerta, la gente comienza a apartarse de mi camino, algunos


asintiendo con la cabeza, algunos sonriendo.

—¡Zeek! —Una chica borracha que no reconozco se tropieza conmigo,


derramando su cerveza sobre mis botas. Mis labios se curvan con disgusto, y la
aparto de un empujón.

—¡¡Aquí está él!! —Volteando la cabeza, encuentro a Machete sentado en el sofá,


con una cerveza en la mano.

Caminando hacia él, empuja a una chica borracha del cojín. Ella aterriza en el
suelo sucio con un golpe, desmayada. Paso por encima de ella y me siento a su lado.

—¡Oye, Tinker! ¡Tráenos una cerveza!—grita por encima de la música.

Torn to Pieces (Desgarrado en pedazos) de Pop Evil suena en los altavoces, y mi


mente inmediatamente vuelve a pensar a Jillian.

Tratar de ser un hombre con sentimientos me está haciendo pedazos. Quiero


alejarme de ella, quiero decirle que la voy a follar como follo a cualquier otra mujer...
pero no puedo. Ella es un sueño en mi pesadilla. El camino de luz que he estado
buscando de manera silenciosa, pero que nunca conocí... hasta ella.

—¡Oh, vamos!—grita Tinker, con las manos extendidas. En una inspección más
cercana, un tipo está vomitando sobre la barra.

No me siento relajado. Me siento más tenso que antes, en realidad.

—¡Perra!—grita una joven, abofeteando la cara de otra. Segundos después,


estalla una pelea de gatas.

Negando con la cabeza, me siento hacia adelante, apoyando los codos sobre mis
rodillas.

Ahora que lo pienso, este club no se ha sentido así por mucho tiempo.

Este lugar solía ser mi hogar.

Se siente frío y vacío ahora.

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Serie Sin City Outlaws 1

No funciona.

Éste ya no es mi club.

Éste es del tío Frank.

—¿Estás bien, hombre?—me pregunta Machete, dándome un codazo en el brazo.


Lo ignoro.

Tinker me da una cerveza. La agarro en trance y la coloco sobre la mesita de café.

Mis ojos lentamente barren el lugar, atrapando a un par de tipos usando parches
de candidatos con los colores de nuestro club. No los reconozco.

—¿Quién es ese? —Hago un gesto con la cabeza hacia ellos.

—Oh, seh. Frank los parchó esta mañana.

Mi cabeza se mueve bruscamente en dirección a Machete.

—¿Qué dijiste?

—Seh, los parchó esta mañana. Intentamos llamarte, Félix tuvo un enorme
ataque de rabia, y Cross lo golpeó con una pistola. Fue un maldito desastre, hombre.
—Una chica con chaparreras de cuero y sin bragas se desliza sobre su regazo.

—Hola, cariño. —Él sonríe, pasándole la mano por el culo.

Mi bestia interior camina de un lado a otro dentro de mi pecho, esperando ser


liberada mientras observo a los impostores. Pasando por sobre la mesita de café, me
acerco a los hombres que nunca había visto antes y empuño la parte de atrás de sus
chalecos de cuero.

¡La bestia está fuera de su maldita jaula!

Empujando a uno de cara al suelo, presiono con fuerza mi bota en su nuca y


desgarro el chaleco. Girándome para agarrar al otro tipo, Machete ya está sobre él.
Presiona fuertemente la cara del tipo contra la pared y le arranca el parche.

Libero mi pie de la espalda del primer idiota, y él se para. Saco mi arma de la


cintura y mi dedo roza el gatillo. Las lágrimas corren por su rostro, su labio inferior

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está temblando. Es joven, quizás dieciocho. Claramente no es apto para este tipo de
vida.

—Yo... yo... —Él se traba con sus palabras.

—No permito que cualquiera entre a mi club. —Se enjuaga las lágrimas y mira
para otro lado—. ¿Qué mierda? ¿Estás llorando? —Él sacude rápidamente la cabeza,
negándolo.

—Sal cagando de mi club. Si vienes aquí de nuevo, te mataré. ¿Me entiendes?

—Frank…

—Frank no dirige este club, yo lo hago. ¡Usar colores o parches que no te haya
dado el presidente del club, o que no hayan sido votados favorablemente por dicho
club, hará que te maten!

—Conste en acta—se burla Machete.

—¡Que te den, hombre, no estás a cargo de esta mierda! —El que Machete
sostenía escupe mis pies. Al mirar mi bota, curvo mi labio. Me faltó el respeto, en mi
propio club, vistiendo mis colores.

Ambos salen corriendo del club, casi apartándose a empujones uno al otro para
llegar a la salida lo suficientemente rápido.

Empuñando la parte de arriba del balancín del candidato en mi mano, la ira hace
atronar la sangre en mis oídos. Mi tío me ha utilizado desde el primer día, su
campaña para hacerse cargo del club está en plena ejecución... y yo permití que eso
pasara.

Antes yo era un niño, no veía a mi tío como la mierda que era.

Ya no más.

—Machete, consigue a ese pandillero bocón.

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CAPÍTULO 13

JILLIAN

Yendo de un lado para otro en mi sala de estar, el arrepentimiento comienza a


aparecer en mi pecho. ¿Por qué lo eché? Es como si no fuera feliz a menos que
pudiera hacer una verificación de antecedentes y un interrogatorio completo.

Mis maneras son el motivo por el que estuve sola durante tanto tiempo. Soy
agresiva, vamos demasiado fuerte. Normalmente no me importa; sin embargo, Zeek
es diferente. No quiero que se vaya porque no puedo superar mis problemas de
control.

Levantando mi teléfono, llamo a su celular. Va al correo de voz.

Corriendo a mi habitación, me pongo unos jeans rotos y una sudadera con


capucha. Agarro las llaves, me subo a mi Jeep y conduzco hacia Sin Casino.

Una moto se cruza delante de mí y dobla hacia un callejón oscuro cerca de la


entrada de servicio del casino. Mordiéndome la mejilla, sigo a la moto. Él me lleva a
las sombras del casino, donde una docena de motos están estacionadas. Aquí debe
ser donde reside el club.

Observo al tipo aparcar en el garaje detrás del casino y dirigirse dentro de un


edificio.

Mi espalda comienza a sudar, mis manos están agarrando con fuerza el volante.
Sé que estar aquí es más que peligroso. No debería estar aquí. Es suicida si me
reconocen. Oh Dios, mírenme. Parece como que fue hace semanas que me estaba
meando encima por solo estar yendo a una fiesta que era potencialmente ilegal.

Ahora, estoy a punto de entrar en un notorio club de moteros. Poniéndome


voluntariamente en peligro y aceptando que no puedo hacer nada al respecto si me
atrapan. Zeek me está cambiando, y ni siquiera me di cuenta.

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Solo necesito entrar, encontrar a Zeek y arreglar las cosas. Entonces, puedo salir
de allí. Si lo pierdo, será mi culpa. Las cosas que siento por él, es posible que nunca
vuelvan. Seré esa vieja solterona con sus gatos.

Me estremezco ante la idea.

Al salir de mi Jeep, la música del club suena en la noche de Las Vegas. Un


hombre grande con traje hace guardia en la puerta, pero me da la espalda hablando
con alguna chica.

Tomando respiraciones superficiales, me deslizo furtivamente por la puerta pero


apenas puedo ver frente a mí, está muy lleno.

Bajando la cabeza, obligo a mis pies a avanzar. Miro por debajo de mis pestañas
de vez en cuando, tratando de no hacer contacto visual. Es un lugar de sexo y
pecado, y estoy descollando como una mosca en la leche con mis jeans y mi sudadera
azul con capucha.

Arriesgándome a echar una mirada, una chica con parches adhesivos de calavera
en los pezones y chaparreras de cuero está colgando de un hombre pegada a la
pared. Pasando a su lado, ella me ofrece un porro, soplando el humo directamente en
mi cara.

—Mmm. Me gustaría esa—gruñe el hombre, agarrándose a su trasero.


Rápidamente, miro hacia abajo y acelero mi paso.

¿En qué diablos estaba pensando al venir aquí? Mi corazón late tan rápido que
puedo tener un ataque al corazón.

Finalmente al entrar en la parte principal, aparece un bar, la rubia de la otra


noche está arrojando bebidas a personas al azar. Los celos me llenan de ira, y quiero
golpear su rostro contra el mostrador lleno de botellas de cerveza.

Es como un bar, pero todos se conocen. Y es solo un montón de moteros.

Un círculo se forma en el área principal, la gente grita y anima. Mis cejas se


arquean con curiosidad. Midiendo solo un metro sesenta y un centímetro, me abro
paso con dificultad a través del círculo hasta que estoy frente de donde está la acción
principal.

202
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Mi corazón tiembla, y no puedo respirar. Hay un tipo arrodillado, con la cara


sangrando profusamente. Está mirando aturdido, como si apenas estuviera
consciente. Siguiendo su línea de visión, siento que todo se pone borroso en las
márgenes de mi visión.

Los sonidos hacen eco y se vuelven poco claros.

Zeek está rebotando sobre sus talones, una mirada de locura está grabada en su
rostro. Su cabello se pega a su frente sudorosa, su cabeza gacha. Sus ojos oscuros son
agudos y están perforando al hombre frente a él. Su chaleco y su camiseta idos,
mostrando sus abdominales cincelados y una sangrienta huella de mano untada en
su pecho.

—¡Maldición acábalo!—grita alguien desde atrás. Machete le da un porro a Zeek.


Sosteniéndolo entre sus labios, Zeek forma una bola con su puño derecho que brilla
por las nudilleras de metal, embadurnadas y salpicadas con sangre.

Un sonido gutural sale de mi boca y, como si Zeek pudiera oírlo por encima de
todo el caos, sus ojos se encontraron con los míos. Los ojos duros y penetrantes
parpadean con vulnerabilidad mientras sostienen los míos. Se ve como un monstruo,
una bestia salvaje lista para atacar a su presa.

Éste es el hombre del que me estoy enamorando.

Quitando el porro de sus labios, sopla una bocanada de humo en el aire.

Se retira el cabello de los ojos, su pecho se levanta rápidamente mientras me


inmoviliza con una mirada que nunca olvidaré. Entonces golpea con el puño el
costado de la cabeza del tipo.

Dándome vuelta rápidamente, aparto a empujones a la multitud que está


gritando a favor de Zeek, y corro.

Cuando finalmente llego a la puerta, el aire fresco golpea mis pulmones como
una tormenta. Mientras me estoy tomando un momento para calmarme y recuperar
el aliento, mi brazo es súbitamente agarrado.

—Pensé que eras tú. —Siguiendo la mano en mi brazo, encuentro a esa chica
Dolly. Está vestida de cuero y encaje, con aspecto de puta cara.

203
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Serie Sin City Outlaws 1

—Me estaba yendo.

—¿Qué pasa, cariño, conseguiste una confirmación de los hechos?

Liberando bruscamente mi brazo de su mano, me dirijo hacia el Jeep.

—¡No perteneces aquí!—grita, siguiéndome—. No eres de los nuestros.

La ignoro y sigo caminando. Claramente no pertenezco aquí; eso es obvio


Escucharla decirlo no lo hace más, o menos, cierto.

—¡Te estoy hablando, perra! —De repente, dos manos aterrizan en mi espalda y
me empujan hacia adelante. Apenas me toma desprevenida antes de plantarme, y
darme vuelta rápidamente.

—No me toques—digo furiosa.

—¿O qué? —Ella me empuja de nuevo—. Rondas a Zeek otra vez y voy a hacer
mucho más que empujarte. —Solo escuchar su nombre salir de su boca me
enloquece.

Cierro mi mano en un puño, golpeándola en la cara. Cuando mis nudillos hacen


contacto con su boca, se escucha un fuerte crujido y ella vuela hacia atrás.
Instantáneamente la sangre sale a chorros de su boca. Nunca estuve en una de pelea
de gatas; ésta es mi primera y termina bastante rápido.

—¡Me rompiste el diente!—grita—. ¡Vayan por ella ! ¡Miren lo que hizo! —Su
labio está partido como el infierno y a su incisivo le falta un pedazo.

Al levantar la vista para ver con quién está hablando, me doy cuenta de que en
algún momento de nuestro altercado se formó un pequeño círculo a nuestro
alrededor.

—Eres una pequeña chica bonita con malas pulgas, ¿verdad? —Un hombre con
una larga trenza y los dientes amarillos me sonríe, bloqueando mi camino. Tiene una
gran barriga y su chaleco está ribeteado en piel de serpiente de cascabel.

—Muévete—le ordeno. Zeek me afecta, ni siquiera recordé agarrar mi arma. Él


me distrae de mi sentido común.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿O qué? ¿Me darás un puñetazo en la boca? —Su mano se levanta, agarrando
mi cuello; el miedo por mi vida me golpea.

—Hueles... —Respira profundamente, su nariz contra mi cuello—. Fresco.

Cerrando los ojos, trato de no llorar.

—Creo que podría llevarte de vuelta a casa y jugar contigo. Y cuando termine,
dejaré que las moscas te ataquen.

Le araño la mano, las lágrimas se escapan de mis ojos por propia iniciativa. ¿Por
qué vine aquí? ¿En qué demonios estaba pensando?

Tengo miedo, y el deseo de gritar por Zeek es tan abrumador que abro la boca
para poner manos a la obra. Las manos del fortachón son arrancadas repentinamente
de mi garganta, y me arrojan hacia atrás.

Mi sudadera con capucha se rasga en los codos mientras raspo a lo largo del
concreto como un plato de papel en el viento. Me duele tan malditamente mal, las
heridas del accidente me dejan sin aliento.

Levanto la vista para descubrir qué sucedió, pero no puedo ver nada. El círculo
se ha cerrado alrededor de él y alguien más.

Aprovechando la oportunidad, me apresuro a ponerme de pie y corro hacia el


Jeep lo más rápido que puedo. Un sollozo angustiado resbala de mi boca cuando
entro. Poniendo en marcha el Jeep, puedo ver por encima de la multitud. Zeek tiene
una pistola apuntando hacia el hombre, y está mirándome. Esos ojos no tienen vida,
son fríos y transmiten todo lo que él no puede decir.

Él está haciendo esto por mí.

Me está protegiendo.

Nadie me toca.

Cerrando mis ojos, pongo el Jeep en movimiento.

Me aventuro a echarle una mirada antes de alejarme, sus ojos se clavan en mi


alma y suena un disparo.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

El cráneo del hombre estalla en un millón de pedacitos de hueso, cerebro y


sangre.

ZEEK
Aquí que yo temía que si le decía a Jillian algo sobre el hombre que realmente
soy, ella se alejara de mí.

Temía cruzar la línea y decirle cualquier cosa, de hecho.

No hay escapatoria ahora; ella acaba de tener un asiento de primera fila para ver
el lobo que soy.

Estaciono en mi lugar habitual y doy vuelta la esquina trotando hacia la casa de


Jillian. Ni siquiera llamo, solo abro la puerta de prisa. Está caminando de un lado a
otro por la sala de estar, con esa misma linda sudadera con capucha puesta. Sus ojos
llenos de lágrimas encuentran los míos, y su labio inferior tiembla.

—¿Por qué mataste a ese tipo?

Mi pecho se contrae, y la realidad me golpea como un puñetazo en la cara,


quiero que Jillian McAdams sea mía. Quiero reclamarla y protegerla sin lugar a
dudas. Cuando ese simpatizante puso sus manos sobre ella, todo salió a la luz muy
rápido. Todo lo que vi fue rojo. Todo lo que quería era terminar con su existencia, y
lo hice.

Si ella es mía, está a salvo. Porque mataré a cualquiera que ponga un dedo sobre
ella. Independientemente de si saben que ella es mía o no... Yo lo sé.

Una de las reglas del club es que no te metas con la propiedad de otro hombre.
Lo admito, me preocupaba que si me veía por quien soy realmente, huyera
aterrorizada. Pero los esqueletos en mi armario no serán un problema porque la
poseeré. Una vez que ella sea mía, no podrá librarse de mí.

Dando un portazo detrás de mí, no puedo alcanzarla lo suficientemente rápido.


Agarrando los costados de sus mejillas, la beso con fuerza, mis labios absorben sus
lágrimas. El dolor que irradia su cuerpo penetra en el mío como una droga.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Por qué lo mataste?—llora, esas lágrimas me dan ganas de saborearlas de


nuevo.

—Porque él te tocó. Araré un campo de cadáveres antes de permitir que algún


hijo de puta en este mundo te ponga un dedo encima. Lo hice por ti. —Meto un
cabello suelto detrás de su oreja.

Ella empuja contra mi pecho, tratando de alejarse de mí. Agarrándola de las


muñecas la detengo.

—No tienes derecho, Zeek. No puedes andar matando gente porque no puedes
controlarlos, porque te hacen enojar. —Su rostro se frunce con un arranque de ira
mientras me mira. Es lindo como la mierda.

—Ahí es donde te equivocas. —La miro—. Si esas personas están en mi club,


entonces están a mi merced.

Cierra los ojos, como si ya no soportara escuchar. Su cuerpo está temblando.

—No permitiré que nadie te ponga las manos encima. No tienes que estar de
acuerdo, pero es lo que es. Hice lo que hice para demostrarte que hablo en serio
acerca de lo nuestro, que nadie se interpondrá en mi camino de tenerte y protegerte.

Su cuerpo se relaja con eso, pero no por mucho.

—No puedo creer que lo hayas matado—susurra, todavía en estado de shock. No


es tan sorprendente. En mi mundo, matar a otro hombre que puso sus manos sobre
tu dama es una forma de decirle a tu mujer que la amas.

Acababa de decir a Jillian que la amaba, aunque ella no se diera cuenta.

Ese pensamiento me seca la boca. La palabra amor... Sé que lo siento por ella,
pero cuando lo dices en voz alta, la mierda cambia.

—¿Por qué fuiste allí, bebé?—pregunto, mi pulgar haciendo círculos en su


mejilla. Cuando ella estuvo en esa fiesta hace un tiempo, estaba fuera de lugar; La
había estado observando todo el tiempo. Nunca hubiera esperado que apareciera
voluntariamente en mi club.

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Serie Sin City Outlaws 1

Ella trata de mirar hacia otro lado, pero la aprieto más fuerte, sin darle
escapatoria.

—Necesito saber por qué harías algo tan estúpido.

—No quise echarte. —Sus tristes ojos marrones miran a los míos—. No sabía que
yo... —Ella se calla.

—Éste soy yo. Ésta es mi vida, Jillian. Alguien toca lo que es mío y lo pagan con
una bala. No te voy a hablar sobre el club ni sobre mí, ese soy yo, no tú. Me criaron
para mantener esa mierda encerrada, por lo que me tomará un tiempo adaptarme a
eso.

Sus manos se levantan, descansando sobre mi chaleco de cuero.

—Lo entiendo. También me tomará algo de tiempo adaptarme.

Jugando con su pelo, froto mis dedos en su cuero cabelludo.

—¿Por qué estabas golpeando a ese hombre en el club? Ni siquiera parecías el


mismo hombre, Zeek.

Mordiendo mi labio inferior, supero el deseo de eludir su pregunta.

—Porque mi tío está tratando de hacerse cargo de mi club. Necesitaba darme a


entender. —Digo las palabras apresuradamente, como si, si no me diera prisa y las
escupiera, puede que nunca las dijera.

Ella asiente, sin saber realmente de qué demonios estoy hablando. Quitando mis
manos de su rostro, las envuelvo alrededor de ella y la atraigo hacia mí. Asustado de
que si la suelto, ella podría llegar a la conclusión del jodido hombre que realmente
soy. La expresión de su rostro cuando estaba en mi club, no quiero volver a verla
nunca más. Ella no estaba asustada, estaba aterrorizada.

—No tengas miedo de mí. Nunca te lastimaré—susurro, apoyando la barbilla


sobre su cabeza.

Ella tarda un momento en responder, y con cada segundo que pasa, pienso en
cómo me negaré a dejarla alejarse de mí.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Estás loco, y tengo miedo de ti a veces, pero no te temo. ¿Eso me convierte en


una loca?

—Sí. —Si ella fuera inteligente, habría escapado muy, muy lejos. Si supiera
cuánto la necesito y la deseo, tendría mucho miedo.

Puede que no la lastime intencionalmente, pero no tengo dudas de que la


lastimaré. Mírenme, mírenla. Se merece un hombre que tenga un trabajo con un
seguro, que pueda llevarla de vacaciones y tocarla con una suavidad que yo no
puedo.

Pero no dejare que sepa eso. No le dejaré saber que un hombre de ahí afuera es
más capaz de cuidarla que yo, porque meteré a ese hijo de puta a dos metros bajo
tierra antes de que eso suceda.

—Quiero entender por qué eres como eres, no solo para poder comprenderte
más, sino para comprender qué es lo que me atrae de ti. —Sus brazos suben y me
frotan la espalda—. Desde el día en que te conocí, supe que había más en ti de lo que
todos admitían.

Es posible que no pueda darle lo que se merece, pero puedo tratar de darle lo que
ella quiere: respuestas.

—Una. Tienes una pregunta—murmuro en su cabello.

Ella se tira hacia atrás, sus pestañas están pegoteadas por la humedad.

—Tres.

Inclino mi cabeza hacia un lado, desconcertado. Ella está tratando de apurarme.


Es por eso que la deseo, es por eso que no puedo irme. Cualquier otra perra ni
siquiera me hubiera echado cuando no cedí a sus deseos. Simplemente aceptarían
que no puedo darles nada y se inclinarían sobre el sofá para una follada.

—Dos—me comprometo.

Se muerde el labio inferior, sus ojos hinchados miran hacia la distancia. Ella está
pensando en qué preguntar. Mierda. Estoy en problemas.

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Serie Sin City Outlaws 1

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CAPÍTULO 14

JILLIAN

Tengo dos preguntas.

Dos.

Quiero saber por qué está tan angustiado y asustado de tener normalidad en su
vida. Quiero saber quién lo quebró y esa respuesta parece girar en torno a su familia
y a su club.

—¿Por qué es espinoso el tema de tu familia?

Tomando una profunda respiración, levanta los hombros.

—Lastimé a mi familia. —Sus penetrantes iris marrones encuentran los míos,


brillando con la oscuridad del dolor—. Maté a mi padre.

—¿Qué? —Mi estómago se cae, y también mi boca.

Él se sienta en el sofá, retorciéndose las manos.

—Cuando mi padre fue encerrado, fue como un efecto dominó. Muchos de


nuestros hombres cayeron, la mitad de ellos delataron al club para llegar a acuerdos
sobre su sentencia. Mi tío me dijo que mi padre estaba a punto de llegar a un
acuerdo, y no solo haría caer al club sino a mí también. Tenía sentido, diablos, todos
lo estaban pensando. Me ordenó deshacerme de mi padre, y demostrar que no era un
delator, mostrarles mi lealtad.

Me mira, con los ojos brillantes.

—Entonces, lo maté.

Trago saliva, un poco espantada por lo que acaba de decirme. Quiero presionarlo
y preguntarle sobre su hermano, pero después de esto no puedo.

—Di algo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Por qué estás tan triste por eso? Sabías lo que estabas haciendo, podrías haber
dicho que no.

—En ese momento, pensé que mi tío tenía razón. Pero a lo largo de los años, la
manipulación que mi tío ha llevado a cabo sobre mis hombres y el club, las mentiras
en las que lo atrapé... ya no estoy tan seguro de eso.

Sus omóplatos se tensan y sus bíceps se contraen. Está enojado y claramente


molesto. Me hace querer ayudarlo, quitarle el dolor.

—Vi los expedientes de tu tío y del club. Para mí, pareciera que tu tío está
tratando de convertir a tu club en una especie de pandilla, en algún tipo de mafia
italiana. La gente no lo admitirá, pero se insinúa que tu tío ya está extorsionando a
pequeñas empresas a cambio de protección, y que está usando a tus hombres. —Los
ojos de Zeek se abren ampliamente, diciéndome que ya lo sabía o al menos lo
sospechaba.

Apartando su mirada de la mía, se retuerce las manos una vez más.

—Traté de que mi hermano Lip entrara, tener a alguien en quien confiar.


Crecimos odiándonos el uno al otro, pero pensé que tal vez podríamos dejar esa
mierda de lado. Estaba equivocado. Él me arrojó mi club en la cara, y me dio la
espalda. Lo jodí, y me metí en una guerra con él. Casi nos matamos el uno al otro.

—¡Guau! —Negué con la cabeza, sin saber qué decir sobre su hermano. Puedo
ver el dolor y el abandono en sus ojos. Claro, él es rudo por afuera y va hacia la
mierda por el camino equivocado, pero es como ese bravucón al que no puedes
ayudar pero puedes sentir pena por él. Sabes que lo tuvo difícil, y está actuando de la
mejor manera que sabe. Coloco la palma de mi mano en su mejilla cariñosamente, la
barba incipiente se siente abrasiva contra mi piel suave.

Apartando su rostro de mis manos, respira profundamente.

—Ya no quiero hablar de esto. —Mira hacia abajo, con la cabeza colgando.
Inhalo, tratando de pensar en mi próxima pregunta mientras me siento a su lado. Él
dice que es terrible en las relaciones, pero ¿alguna vez ha amado a una mujer? Se lo
pregunté una vez, y nunca me respondió. La idea me pone celosa.

—¿Alguna vez has estado enamorado?

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Serie Sin City Outlaws 1

—No. —Él no levanta la cabeza, ni siquiera me mira.

—¿No?

—Tuve una relación seria, pero terminó antes de que llegara a ese punto. No es
que yo piense que alguna vez habría llegado. Ella era una perra. —Él levanta la
cabeza, sus ojos finalmente se encuentran con los míos. Ellos tienen una sensación de
dolor.

—¿Qué pasó?

Él sonríe burlonamente.

—Esas son tres preguntas. Mi turno.

Mi corazón se hunde. No sabía que él conseguía hacer preguntas, también.

—Cuéntame de tus padres. —¡Oh, Dios!—. ¿Eran geniales? ¿Leías libros con ellos
en Nochebuena? ¿Erais esa familia perfecta que ves en la televisión?

Metiendo los pies debajo mío, dejo escapar un suspiro.

—Realmente no. Mi padre siempre estaba trabajando, y mi madre siempre estaba


fuera intentando ayudar a los menos afortunados. Me quedaba en casa y miraba
películas navideñas. Cada día era bastante similar a eso. Mi padre trabaja para el
departamento del sheriff, pero se está jubilando. Mi madre es una de esas mujeres
que ejerce sus derechos cada vez que puede. Ella siempre está protestando, o algo así.
Fueron buenos padres, pero muy protectores. A veces, siento que viví una vida tan
protegida, que en realidad nunca viví hasta que te conocí.

La comisura de su boca se curva en una sonrisa de superioridad, y su gran palma


me aprieta el muslo cariñosamente.

—De acuerdo, tienes una pregunta más.

Su rostro se pone serio, sus cejas se fruncen mientras piensa.

—Sé mía. —Su rostro se levanta, esos duros ojos oscuros.

Mi sonrisa se desvanece, mi corazón late con fuerza. ¿De él? Como una dama,
una mujer, o como sea que las llamen en el club?

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Tuya cómo? ¿Cómo tu novia? ¿Dama? ¿Esposa? —Mi voz es frenética, y estoy
divagando.

Él entrecierra los ojos.

—Simplemente mía.

—¿No crees que esto es demasiado rápido? —Comienzo a tratar de contar cuánto
tiempo hemos estado juntos. ¿Han sido días? ¿Semanas?

Se da vuelta, agarrando mi cintura y levantándome para sentarme a horcajadas


sobre él.

—He vivido rápido toda mi vida, Novata. Esto es todo menos rápido. Te preparé
el desayuno esta mañana, y no le cocino el desayuno a nadie.

Se me escapa una risita.

—¿Eso era tu cortejo? —Asiente con la cabeza y una amplia sonrisa cruza su
rostro—. Me lo suponía.

Mis manos rozan la barba incipiente en su mejilla, la cicatriz en su barbilla brilla


a contraluz.

—¿Qué te pasó aquí?

Él inclina su cabeza hacia un lado.

—Estoy bastante seguro de que tus preguntas han terminado.

Frunzo el ceño.

—Podría adivinar.

—Podrías.

—Mmm. ¿Dormiste con la madre de otro miembro? —Sus ojos se entrecierran,


indicando que no lo hizo.

—¿Hiciste... trampa en un juego de billar y te apuñalaron en el mentón con el


taco? —Se ríe, así que sé que no es eso. En este momento, realmente estoy tirando
cosas del aire.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Bien, estás haciendo que la verdadera razón detrás de la cicatriz parezca


pequeña. Me cortaron en una pelea.

—¿En serio no podías decirme eso?

Sus manos se deslizan hacia arriba y hacia abajo por mis costados.

—Creo que les diré a todos que me empalaron con un taco. Suena rudo, ¿verdad?

Su mirada recorre mi pecho hambrienta, sus dedos tocan cada centímetro de piel
desnuda en mis caderas y vientre. Un calor familiar se acumula en mis extremidades
y mi cuerpo se despierta con su toque áspero.

—Conseguiste una tercera pregunta, así que tengo una.

Frunzo el ceño, curiosa por lo que quiere saber.

—Está bien...

—Dijiste que estabas con otro tipo. —Mi cara palidece, mis palmas se empapan
de sudor—. ¿Lo amabas? —Trago, realmente repensando todo este asunto de
preguntar.

—De ningún modo. De hecho, era un imbécil. Me llevó a la parte trasera de su


patrullero, y fue cualquier cosa menos un caballero.

— ¿Hizo que te corras? —Mis ojos se clavan bruscamente en los suyos con
sorpresa. Sus cejas están fruncidas y su mandíbula apretada—. La forma en que
reaccionas cuando te corres por mis dedos, es como si nunca hubieras tenido un
orgasmo. Tu cuerpo está tan fuera de control, tan natural.

Mis mejillas se sonrojan.

—Eres el único con el que he tenido un orgasmo. Cualquier orgasmo en absoluto,


en verdad.

—Entonces, ¿la primera vez que te corriste fue con mis dedos al costado de la
carretera? —Sonríe, el recuerdo brilla en sus ojos.

—Sí—respondo tímidamente.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Necesito estar dentro de ti ahora. —Él agarra mis muslos, poniéndose de pie
conmigo en sus brazos.

—Dicen que la mejor parte de pelear es el sexo de reconciliación—le digo, mis


palabras salen entrecortadas—. Deberíamos pelear más a menudo.

Me aprieta las nalgas mientras un gruñido retumba en su pecho.

—No tengo dudas de que lo haremos.

Zeek me besa a lo largo de la mandíbula, agarrando mis muslos bruscamente.


Tropezamos contra una pared y sobre una esquinera. Se saca la camiseta por la
cabeza, revelando su cuerpo cincelado. No puedo evitar acariciarlo, tan suave y duro
al mismo tiempo. Cada músculo está perfectamente delineado y adornado con gotas
de sudor.

Él me levanta otra vez, dando solo un par de pasos antes de que nos estrelle
contra la silla de la computadora, y yo caiga sobre el escritorio.

Zeek aparta de una patada la silla del camino y coloca ambas manos a cada uno
de mis lados. Sus ojos están entornados, los labios entreabiertos.

Sus ojos se desprenden de los míos, aterrizando en algo al lado de mi cadera.


Siguiendo su línea de visión, encuentro mi cinturón de servicio.

Él lo agarra, sacando ambos pares de esposas.

—¡Oh, no, no lo harás! —Mi voz se eleva y mi corazón se acelera.

Él sonríe abiertamente y unos hoyuelos infantiles aparecen.

Él me gira, agarrando mi muñeca.

—Recuéstate—me ordena.

—No estoy segura acerca de esto—le digo, mi corazón late con fuerza. La última
vez que dejé que me esposara, se fue.

Se muerde el labio inferior.

—Confía en mí

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Serie Sin City Outlaws 1

Tragando saliva, inspiro profundamente y me recuesto sobre el escritorio, mi


espalda al ras de la superficie. No sé por qué confío en él, pero lo hago. Tal vez sea la
forma en la que me mira, como si fuera a quemar esta ciudad hasta los cimientos
antes de permitir que alguien me mire más tiempo de lo que a él le gustaría.

—Buena chica—susurra, desabotonando sus jeans. Él esposa una muñeca a una


pata de la mesa, mi brazo arqueándose sobre el lado. Caminando hacia el otro lado,
hace lo mismo con la otra mano.

Pasando su mano por mi vientre y caderas, suelta un silbido entre los dientes.

—Jesucristo, eres hermosa. —Su voz sale grave y tensa mientras me quita
forcejeando los pantalones de las piernas.

Intento levantar la cabeza para mirarlo, para ver su espléndido cuerpo


bronceado, pero las restricciones me impiden levantarme totalmente.

Usando su rodilla, se sube sobre el escritorio y engancha los dedos por los lados
de mis bragas, sacándolas lentamente. La tela me hace cosquillas en las piernas
mientras se deslizan hacia abajo. Mi respiración se acelera, la anticipación está
matándome.

Al subir sobre mí, presiona su mano derecha junto a mi cabeza, su rostro a tres
centímetros del mío. Dios, él es tan peligrosamente sexy. Exageradamente bello.

Sus ojos se entrecierran, su rostro está serio.

—Eres mía, Jillian. No hay vuelta atrás. Tuviste la oportunidad de decirme que
no, pero esa oportunidad ya no existe. —Trago saliva mientras su dedo se desliza a lo
largo de mi clítoris, mi cuerpo se sacude en respuesta.

—¿Lo entiendes? ¿Entiendes que eres mía ahora? —Sus palabras son muy serias,
su tono no pregunta, sino que informa.

Mis ojos se encuentran con los de color marrón oscuro, que están serios y en
estado primitivo, diciéndome que nunca me libraré de él.

Las cosas que siento por este hombre son peligrosas en muchos niveles, más
aterradoras que cualquier cosa que pueda comprender.

217
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Pero más allá de todo, quiero ser suya.

Quiero ser su obsesión.

Es peligroso y jodidamente sexy, y lo quiero todo para mí sola.

—Entiendo. Solo prométeme que nunca me lastimarás. Que si te aburres de mí,


me dejarás ir con un poco de respeto—le digo, mis palabras salen entrecortadas.

Sus cejas se fruncen.

—No vas a ir a ninguna parte. —Inclinándose, me besa con tanta fuerza que
siento que mis labios pueden magullarse. Es entonces cuando sé, sin lugar a dudas,
que no me alejaré de esto sin estar completamente rota. Pero prefiero correr el riesgo,
antes que no estar aquí ahora con él. Sentir su cuerpo duro sobre el mío, ver sus ojos
encenderse cuando me mira, y el toque áspero de sus manos sobre mi piel.

Apartándose, me da mordisquitos en la mandíbula, en el cuello y la clavícula.


Levanto una mano para agarrar su espalda pero las esposas hincan el diente en mi
muñeca, recordándome mis ataduras.

Él se arrastra a lo largo de mi sostén y por mi vientre, mordisqueando mi


ombligo. Una brisa fresca sopla contra mi clítoris, y aprieto los ojos, el placer es
demasiado intenso.

Una cálida lengua limpia mi humedad y un pequeño gemido escapa de mis


labios. La barba incipiente en sus mejillas roza mis muslos, causando que la piel se
queme. Continúa lamiendo, chupando, y mordisqueando mi clítoris y mi coño, mi
cuerpo se retuerce y se tensa mientras se enrolla en una bola de placer y escozores.

Los dedos de mis pies se curvan a lo largo del borde del escritorio, y un suave
grito queda atrapado en mi garganta.

Zeek se aleja, mi cuerpo se enfría al instante.

—¿Por qué te detuviste?—jadeo.

Inclinándose, sus manos liberan mi esposa izquierda antes de hacer lo mismo a la


derecha.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Necesito estar dentro de ti. —Su voz sale trémula—. Cama—jadea. Cuando me
levanta del escritorio, veo todos mis papeles, lámparas y esposas en el suelo.

—Sí. Cama—coincido, empuñando su cabello oscuro entre mis dedos.

—Cuando termine contigo, cuando sienta que estoy realmente satisfecho, ese
apretado coñito tuyo va a estar arruinado. Voy a destrozarlo, porque no creo que
alguna vez me cansaré de follarte, y planeo hacerlo tanto como me sea posible.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 15

ZEEK

No puedo dormir. Solo sigo mirando a Jillian. La forma en que la sábana se


enreda alrededor de su piel suave, la forma en que sus labios se separan mientras
está dormida. Ella es alguien que seguramente no merezco. Levanté una barrera hace
mucho tiempo, encerrando cualquier cosa que pudiera debilitarme dentro de una
jaula. Cualquier cosa humana, debería decir: sentimientos, afecto, esperanza. Yo era
un animal; lo único en lo que me concentré fue en follar, comer y matar. Era más
seguro así. Pero Jillian, ella se abrió paso entre los barrotes de mi jaula,
domesticándome en alguien que tiene compasión, en alguien humano. Me hizo
sentir. No me gusta; no es natural.

Cuando estoy lejos de ella, estoy pensando en la próxima vez que voy a estar
cerca de ella de nuevo. Cuando estoy con ella, no puedo tener suficiente de ella.
Quiero todo lo que tiene para ofrecerme. Quiero su cuerpo, su alma. Su amor. Quiero
cada aliento que respira, cada gemido que sale de sus labios por obra mía.

Acercándola a mí, vuelvo a colocar la manta sobre los dos. Ella es terrible
acaparándolas, pero me gusta.

—Te amo, Jillian—susurro en su pelo.

La mataré antes de permitirle que me deje.

***

El silbido de Kill Bill me despierta de mi sueño. Entrecierro los ojos en contra de


la luz del sol y el teléfono suena de nuevo.

Maldiciendo, me bajo de la cama y me dirijo a la sala de estar, localizando mis


jeans en el suelo.

220
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Tres llamadas perdidas y tres mensajes de texto. Todos de Félix. Mierda, me


olvidé de hablar con él ayer. Será mejor que vaya al club; desde que he estado fuera,
mi tío lo ha convertido en su jardín de infantes personal.

Me visto y regreso al dormitorio. Jillian está desnuda, enredada en la sábana, su


bola de pelo negro durmiendo arriba de la almohada.

Mi teléfono suena de nuevo, otro mensaje de texto de Félix. ¿Qué mierda?

Abro el primer texto.

¿Dónde estás, hombre? No he tenido noticias tuyas...

He llamado y llamado. No respondes, ¡estoy haciendo que Mac rastree tu puto


celular!

Te perdiste la misa.

Abro el último texto y encuentro una imagen de la casa de Jillian. Mis ojos se
abren de par en par y mi corazón se acelera. ¡Él está aquí!

Pasando mis manos por mi cabello, salgo de la casa y encuentro a Félix en su


moto justo al frente.

Bajo los escalones.

—¿Le dijiste a Mac que rastreara mi teléfono celular?—me enfurezco.

—Hombre, no haces tanto como mear sin que yo lo sepa. ¡Te habías ido, no sabía
si algún club te había hecho desaparecer, si Frank te había atrapado, o qué! —Señala
a la casa—. ¿Quién está ahí?

Me encojo de hombros.

—Una chica.

—Mmm. ¿Dónde está tu moto? —Él inclina la cabeza hacia un lado.

Frotándome la frente, trato de pensar en una razón que explique por qué aparco
a la vuelta de la esquina... pero no tengo una.

221
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Ignorándolo, camino hacia mi moto. Escucho botas cayendo pesadamente contra


el suelo, miro por encima del hombro, y encuentro a Félix siguiéndome.

—¿Y por qué te estacionarías a la vuelta de la esquina? ¿Estás escondiendo algo?

Me detengo, la ira está corriendo por mis venas.

—Creo que será mejor que regreses al club y mantengas tu nariz en tu mierda—
ladro.

Él asiente, mirando hacia la distancia. Se da la vuelta y camina hacia el garaje de


Jillian, se asoma, y sé en el acto que el juego se terminó.

—¡Qué. Mierda! —Él salta hacia atrás, sus manos en su cabello.

—No es lo que piensas.

Se burla.

—¿Te estás follando esto?

Me froto la nuca.

—Lo intenté, hombre. Traté como el infierno de mantenerme alejado...


simplemente no pude. —Niego con la cabeza.

—Tú realmente lo dices en serio. ¿Te das cuenta de lo que has hecho?

No digo nada, porque todo lo que él tiene para decir ya ha pasado por mi mente
un millón de veces.

—Te matarán. —Me empuja con fuerza y yo trago, tratando de mantener la


calma.

—¡Te matarán!—repite, empujándome de nuevo. Teniendo suficiente, le


devuelvo el empujón con tanta fuerza que se cae de culo. Pero no por mucho; él se
pone rápidamente de pie y me enfrenta.

—Tenemos historia, Félix, y te amo como a un hermano. Pero no lo tomes como


una debilidad.

—Ellos. Te. Matarán—susurra con los ojos brillantes.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Lo sé. —Empujo las palabras entre mis dientes apretados.

—Ellos también la matarán. —Señala a la casa, sus ojos nunca dejan los míos.

No respondo, porque eso nunca sucederá. No lo permitiré, mis ojos lo transmiten


claramente.

—Eres un traidor hijo de puta. —Niega con la cabeza y retrocede—. No solo te


pones en contra del club, sino que te pones en contra mío. —Maldice por lo bajo y
comienza a regresar a su moto, la culpa me desgarra.

—No es así, Félix.

Se detiene en seco y gira.

—Si verdaderamente te preocupas por ella... lo terminarás.

Solo las palabras provocan pánico en mi pecho. Mirando hacia abajo, niego con la
cabeza.

—Yo-yo no puedo.

El silencio cae, entonces lo miro. Su rostro está rojo, sus fosas nasales flamean y
sus puños están apretados.

—¡Vete a la mierda!—grita, retomando su camino hacia su moto.

Sé que debería dejar a Jillian. Sé que rompí mi juramento a la hermandad. Pero


no puedo marcharme, y ahora los dos estamos jodidos.

***

Al entrar al club, el hedor a perfume barato, olor corporal y cerveza me saludan.

—¡Zeek! —Dolly estira los brazos con excitación. Ella corre hacia mí, pero
extiendo mi mano, deteniéndola. Su boca está hinchada, su diente torcido como la
mierda. Jillian hizo un desastre de su cara. Sonrío silenciosamente, orgulloso de que
mi mujer pueda cuidarse sola.

—Te ves como la mierda. —Sonrío burlonamente—. Te lo merecías.

Se detiene, parpadeando confundida.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¡Oye, Zeek! —Tinker sonríe de oreja a oreja. La ignoro.

—Los muchachos están esperando—me informa Félix, asomando la cabeza por


las puertas de la iglesia. Pasando junto a Dolly, me dirijo a la capilla.

—Lo siento, muchachos. Me quedé dormido. —Evito mirar a Félix, porque estoy
seguro de que me está mirando como una perra miraría a una amiga después de que
ésta se follara a su ex novio.

Golpeo el martillo.

—Primera orden del día.

—Los chicos Gentry se están ocupando de... —Asiento, sabiendo exactamente


cómo se vino abajo. Bones trajo la camioneta, Mac y yo disparamos a dos de los
hombres, Félix usó su navaja, y Machete usó su machete en uno. La limpieza fue
rápida, y nos fuimos. Entonces, ¿por qué está mencionando esto?

—Pero... —Machete tuerce los labios—. Parece ser que nos faltó uno.

—¿Qué mierda significa eso? Explícate.

—Quiero decir, teníamos cuatro cuerpos en la parte trasera de la camioneta.


Bones fue a deshacerse de ellos y solo había tres.

—¡Encuéntralo!—grito. Tener un Gentry perdido puede ser peligroso, no solo


para el club, sino también para cualquier miembro de la familia. Son palurdos, sin un
código, sin una estructura. No sé mucho sobre ellos, pero sé lo suficiente como para
entender que ningún infierno es demasiado bajo para estos cabrones.

—¡Lo hemos intentado!—grita Félix—. Si contestaras tu teléfono, verías que un


montón de mierda ha estado cayendo por aquí. ¿Sabes que tu tío parchó a dos tipos
de los que nunca habíamos oído hablar?

—Lo sé, me encargué de ello.

—Oh, ¿te encargaste de ello?

Lanzando una mirada a Félix, inhalo lentamente, mi mirada le dice que se calme
antes de que diga algo que nos meta a todos dentro de la mierda. No sé en quién

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Serie Sin City Outlaws 1

podemos confiar de los que están en esta mesa, así que mi tío es una conversación
que tendremos más tarde.

—Entonces, ¿qué hacemos con el Gentry desaparecido?—pregunta Machete,


sacando el tema de mi tío de la mesa.

Sentándome hacia adelante, me froto la frente. ¿A dónde se fue el pequeño hijo


de puta?

—¿Los llamaste? —Eso quiere decir que tenemos que utilizar a nuestros policías
y sheriffs corruptos para encontrar al imbécil.

Félix inhala rápidamente.

—No estaba seguro si querías que siguiéramos por ese camino.

—Hazlo.

—Comprendido, hermano.

—¿Algo más?

—Sí, el tío Frank te anda buscando.

—Entendido. —Golpeo el martillo, dándole permiso para salir a los muchachos.

Sin embargo, Frank será el gran problema. Necesito descubrir cómo alejarlo de
mi club. Al hacer eso, podría llegar a tener mis manos un poco ensangrentadas.

De todos modos, esto se termina ahora.

JILLIAN
Al despertarme esta mañana, Zeek se ha ido. Mi cuerpo todavía está entumecido
en algunos lugares, así que nuevamente me salto de ir a trabajar hoy, a pesar de que
es todo lo que quiero hacer. Tal vez ir al gimnasio ayudará a estirar la tensión.

Empaco el bolso de gimnasia y me voy a entrenar.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Me pongo mis ajustados pantalones elastizados negros y una camiseta sin


mangas rosada. Atando mi cabello en una cola de caballo, meto el bolso en un
casillero y orino antes de ir a la cinta.

—Oh, Dios mío, anoche me llevó a ese nuevo restaurante italiano. Fue taaaaan
bueno. Y sé que gastó un montón de dólares, porque el champán que ordenó costaba
más de cien dólares —suena una voz desde el vestuario.

—Él suena tan auténtico. Y es tan atractivo. ¿Crees que alguien en el


departamento sabe que estás saliendo? —suena otra voz.

—No lo creo. De ser así, entonces nos ocuparemos de eso.

—Ustedes chicas son tan lindas. —Pongo los ojos en blanco y salgo del casillero.

Ambas chicas se dan la vuelta, sus caras están rojas. Conozco a una de ellas, es la
oficial Sara Collins. Ella estaba coqueteando con el oficial Needon en el restaurante
The Big Blue.

—Atrapada. — La otra chica sonríe, claramente amando el drama.

Sara junta los labios, apoyando sus manos en el lavabo detrás de ella.

—Déjame adivinar, ¿vas a ir corriendo a papi y decírselo?

Sonrío burlonamente.

—No. Ustedes dos no son lo suficientemente inteligentes como para mantener la


boca cerrada, por lo que se delataran lo suficientemente rápido. —Me burlo, yendo
hacia la puerta.

—Estás celosa.

Deteniéndome, la miro por encima del hombro.

—¿De qué, exactamente?

—De que tengo a alguien que se enorgullece de estar a mi lado. Alguien que no
se avergüenza de salir conmigo. Demonios, ¿has tenido un hombre lo
suficientemente valiente como para trepar entre esas piernas tuyas? —Ella se ríe, y la
otra chica suelta una risita.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—El hecho de que no tengo mi nombre y número grabado en el tercer casillero


diciendo que voy por ambos caminos no significa que no tenga una buena follada,
Sara. —Levantando las cejas, asiento con la cabeza hacia el casillero que acababa de
dejar. Su sonrisa se desvanece, mirando el casillero con pánico.

Riendo, salgo del vestuario justo a tiempo para escuchar a Sara gritar de horror.

Perra.

***

Trotando en la cinta de correr, pienso en lo que dijo Sara. Quiero correr, la ira
exige ser liberada, pero no estoy segura si mi pie está listo para eso. Por alguna
razón, sus palabras me están golpeando más fuerte de lo que esperaba. Zeek no es el
tipo de hombre de salir en una cita. Yo sé eso. El hecho de que estemos en cualquier
lugar en público es más que estúpido, pero por alguna razón... quiero saber que
arriesgarse a que nos atrapen vale la pena para él. Que valgo el riesgo.

Mi teléfono suena.

¿Quieres almorzar en nuestro lugar? - A

Nos encontramos allí. - J

Me dirijo al restaurante y encuentro a Alessandra en el reservado, con el


uniforme puesto y el cabello bien apretado, como de costumbre.

Sus ojos se elevan hacia los míos, y sonríe mientras me siento en el reservado
contiguo.

—¿Acabas de entrenar?

—Sí. Estoy tratando de aliviar este dolor y ponerme en forma —digo exhalando.

—Psh. Tómatelo con calma, no te estás perdiendo nada.

—Oh, ¿sí? ¿Día lento?

—No, solo la misma mierda vieja. Un tipo se caga en uno de los casinos, y
adivina quién tiene que sacarlo de allí. —Se señala a sí misma—. Luego hubo un
accidente en la calle principal, donde dos hombres se pelearon. Conseguí echarle gas

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Serie Sin City Outlaws 1

pimienta a uno, así que no estuvo mal. —Ella sonríe burlonamente—. Entonces
tuvimos que buscar a un cabrón durante todo el día, pero no lo encontramos. Aparte
de eso, sí, ha sido lento.

—¿Para quién era la orden judicial?

—Jacob Gentry. Cabello castaño, ojos verdes. Un metro noventa y dos


centímetros. Tiene un tatuaje de un cuervo en el dorso de su mano derecha.

Sonrío burlonamente.

—Guau, ¿te acordaste de todo eso? —Gentry. Me suena familiar, pero no sabría
decir concretamente.

—Solo nos preguntan si hay alguna novedad a cada puta hora—continúa


Alessandra, interrumpiendo mi pensamiento.

—Debe haber hecho algo bastante malo. —Me encojo de hombros.

—Dos hamburguesas, dos batidos. —Margie deja los platos descuidadamente y


se aleja.

—Pedí para nosotras, ya que tengo que volver a trabajar pronto.

—No hay problema. —Le doy un bocado a mi hamburguesa y suspiro.

—¿Vas a darme algunos detalles sobre ti y el hombre que no nombraré?

Sonrío burlonamente, sabiendo exactamente de lo que está hablando.

—Estamos bien.

Su cara se relaja, su mano se sacude con la hamburguesa.

—En serio, ¿eso es todo lo que consigo?

Riendo ante su reacción, dejo mi hamburguesa.

—Conoció a mi madre.

—¡¿Qué ?!

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Serie Sin City Outlaws 1

—Ella entró y nos vio desnudos. Ni siquiera preguntó su nombre, simplemente


salió corriendo con la cara roja.

Alessandra escupe todo el batido en su plato, con los ojos muy abiertos.

No puedo evitar soltar una carcajada y darle una servilleta.

—No sé qué decir sobre eso. —Se ríe—. Tu padre, él no ha...

—No, él no sabe nada. No estoy segura de que alguna vez le diga. —Frunzo el
ceño, me duele el corazón porque le estoy ocultando algo. Me alivia que Zeek no ha
presionado por información sobre mi padre.

—Probablemente es la opción más segura. Puedo decirte en este momento que


no lo aprobará.

Alessandra mira su reloj.

—Mierda, tengo que irme.

De pie, arroja algunos billetes y luego me señala.

—La próxima vez, quiero más detalles.

—Sí, ya veremos.

ZEEK
Regresó a la casa de Jillian y encuentro que su Jeep no está. Arqueo una ceja,
curioso por saber dónde demonios se fue, ya que se supone que debe estar
descansando.

Sacando el teléfono, la llamo, pero ella no responde.

—¿Qué diablos? —Corro a su casa y trato de abrir la puerta, pero está cerrada.
Algo que normalmente no siento me sube por la espalda, miedo. ¿Qué si Frank se
enteró de ella? ¿Qué si la tiene?

Saco el teléfono, listo para llamarla cuando su Jeep se detiene en el camino de


entrada.

229
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Serie Sin City Outlaws 1

Ella salta, con un bolso de gimnasio sobre el hombro.

—¿Dónde diablos estabas? —Mi voz sale áspera, mi corazón aún está latiendo
salvajemente.

Ella se detiene en seco, su cara desconcertada.

—Eh, en el gimnasio.

—¿Por qué? Se supone que debes estar descansando, ¡no en un maldito gimnasio!
—grito.

La mano que sostiene su bolso cae de su hombro mientras pone los ojos en
blanco.

—No necesito otro padre, Zeek. Odio estar atrapada en mi casa, así que fui a
correr al gimnasio.

Ella se acerca a mí y abre la puerta.

Arrojando su bolso en el rincón, se dirige a la cocina. Su actitud me está


molestando. La tomo del brazo, girándola para que me mire.

—Tienes que tomarlo con calma, Jillian. Te vas a lastimar más volviendo a
ponerte en actividad antes de estar lista. Si piensas que me voy a quedar sentado
mientras actúas como una idiota y te haces daño, te equivocas.

Ella me arranca el brazo, frunciendo el ceño.

—No puedes decirme qué hacer, Zeek.

Mis dientes se aprietan por el tono de su voz. Encontré lindo que ella me dijera
que no antes, pero eso ahora me molesta.

Me río, palmeando su mandíbula suavemente antes de empuñar su cabello,


tirando bruscamente de él.

—Ahí es donde estás equivocada. Yo te digo qué hacer, porque eres mía y me
preocupo por ti. Pero lo más importante es que tú me deseas, y eso te coloca en una
posición perdedora.

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Serie Sin City Outlaws 1

Acerco su cara, mis labios junto a su oreja.

—Si me desafías, haré de tu vida un infierno viviente—susurro.

Ella retrocede, sus ojos buscan los míos.

—Comenzando por no darte lo que tu cuerpo anhela ardientemente. —Le doy un


mordisco en el lóbulo de la oreja—. A mí.

Ella pone los ojos en blanco, como si estuviera siendo ridículo.

—Me gustaría verte durar un día. Creo que vas a ceder antes de que yo lo haga
—se burla ella, actuando como si pudiera vivir sin mi polla dentro de ella por un día.

—Oh, ¿quieres llamar a lo mío una fanfarronada, cariño? —Pensar que ella no
me desea, me enoja muchísimo.

Una mano empuña su cabello, y jalo su cuerpo hacia el mío. Sus ojos se entornan
al instante, sus pezones se endurecen contra mi pecho. La afecto severamente, pero lo
que ella no sabe es que ella me hace perder la razón también. Mis dedos juegan en la
cintura de sus pantalones elastizados, que se ajustan a su cuerpo como un guante.
Mis ojos nunca abandonan los de ella, como si fuera un juego de quién puede
quedarse mirando por más tiempo. Es sensual, crudo y un afrodisíaco que tiene mis
pelotas doloridas.

Agónicamente lento, dejo caer mi mano dentro de sus pantalones y encuentro


sus lindas braguitas de colegiala.

Su pecho se eleva con una profunda inspiración cuando las yemas de mis dedos
rozan la humedad que empapa la tela. Las aparto lentamente, mi dedo índice roza su
humedad. Un suave suspiro escapa tembloroso de su boca, y necesito toda la fuerza
que tengo para no meter mis dedos de golpe dentro de ella, convirtiendo ese suspiro
en un grito lleno de placer.

—Sí. Creo que el único que dice tonterías aquí soy yo.

Sus ojos se cierran con fuerza, su boca toma la forma de una perfecta 'o'.

—Mantienes tu culo aquí, ¿entendido? No más mala disposición. Ya hemos


superado eso, bebé.

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Serie Sin City Outlaws 1

Ella no responde; mis dedos se detienen en reacción.

—Sí, está bien—gime, su cuerpo tratando de refregarse contra mis dedos.

—Bien—susurro.

Agarrándola por las caderas, la doblo sobre el sofá.

—Nunca actúes como si fueras demasiado buena para mi polla, Jillian. —Para ser
honesto, no creo que ella pueda soportarlo. ¿Atormentarla hasta que grite?, sí. ¿Pero
decirle rotundamente que no? Eso me lastimaría más que cualquier otra cosa.

—Agárrate—le advierto.

Sus dedos se clavan en los cojines, sus ojos llenos de lujuria me miran por encima
del hombro.

—Esto será rápido, bebé. Todo en lo que he pensado desde que me fui hoy fue en
volver aquí y hundir mi polla tan profundamente en ti como sea posible. Quiero
sentir cada centímetro de ti, por dentro y por fuera. —Me quito el pelo de los ojos,
queriendo ver su cara—. Voy a follarte como si te odiara. —Las palabras salen bajas y
roncas, mis dedos se clavan en sus caderas con fuerza. En el fondo, un pequeño
pedazo de mí la odia. Estaba bien con la manera en que mi vida era antes. Estaba
existiendo, sin saber lo que me estaba perdiendo. Sin embargo, ahora que lo sé,
nunca regresaré a ese mundo en el que solo estaba sobreviviendo, no viviendo. No
sin ella.

Ella echa la cabeza hacia atrás y aprieta los dientes con anticipación. Le bajo los
pantalones hasta los tobillos y acaricio sus nalgas redondas. Son tan firmes y suaves.
Le doy a una, un pequeño azote, y el impacto provoca una onda.

Apretando los dientes, un gruñido nasal me recorre. Ella tiene un culo perfecto, y
mi polla desea ferozmente entrar en él.

Froto su piel suave, mis dedos rozan su culo y ella gime. Mis ojos se abren
ampliamente ante su reacción. No pensé que ella fuera el tipo de mujer de jugar con
su culo.

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Serie Sin City Outlaws 1

Le doy otro azote, pero en la otra nalga. Sus dedos aprietan el sofá, un suave
suspiro recorre todo su cuerpo.

Masajeo la creciente huella de la mano en su piel de porcelana. Dejando que mi


mano se desplace un poco más abajo, hundo mi dedo entre sus piernas, lo remojo en
su humedad y la extiendo por la raja de su culo.

Sus piernas se separan aún más y su boca se abre mientras pone los ojos en
blanco. Mi polla pulsa con excitación; creo que mi pequeña y sucia policía quiere que
mi polla se entierre profundamente dentro de su pequeño y apretado culo.

—¿Te gusta esto, bebé? —Asiente y pone su cara en el cojín del sofá. Quiero
atravesar su puerta trasera, pero sé que la desgarraré si lo hago. Tengo que tomarlo
con calma, acostumbrarla a ello. Eso tomará toda la templanza que poseo.

Saco mi polla de mis pantalones, empujando mis jeans a mis botas.

La empuño, froto la cabeza contra su agujero.

—No me atormentes, por favor—suplica.

—Me gusta cuando suplicas. Hazlo de nuevo—pido con voz gutural.

—Porr favor, hazlo ya—gimotea, sus ojos entornados.

Cuando meto la punta de mi polla en su humedad, su cabeza cae hacia atrás, y su


cuerpo se tensa. Jesucristo, ella está estrecha como el infierno. Cada vez que la follo,
su coño sofoca mi polla hasta la sumisión.

La sensación de su cálido coño apretado alrededor de mi verga hace que mis


pelotas se aprieten con satisfacción.

—¿Eres una pequeña niña malcriada, Jillian? —Mi voz es ronca mientras miro
hacia abajo a mi polla presionando entre sus labios rosados. Ella no responde, así que
vuelvo a azotar su culo.

—Sí, soy una mocosa—gime ella—. Simplemente no te detengas. —Ella arquea


su culo hacia mí, y mis dos manos vuelan a su cintura, clavando mis dedos en ella.
Su pequeño cuerpo encaja perfectamente entre mis caderas; está tan apretado y

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Serie Sin City Outlaws 1

tonificado, no puedo evitar pasar mi mano por su espalda. Levanto su camiseta y


acaricio su piel suave, mis dientes rechinan de satisfacción.

Meto el resto de mi pene dentro de ella y me agarro a cada lado del sofá,
confinándola. Su dulce coño me empapa la polla, su cabello huele a mierda floral.

Me estrello dentro de ella, una y otra vez, el sofá chirria contra el suelo mientras
lo movemos hacia adelante y hacia atrás.

—Oh, Dios mío—gime ella con su cabeza recostada en mi hombro. Sacando una
mano del sofá, libero sus tetas de la camiseta, necesito verlas rebotar mientras me
estrello en ella implacablemente.

—¿Más duro?—pregunto, queriendo soltarme más.

—¡Sí!—gime, la palabra haciendo que mi verga zumbe con la necesidad de


correrse.

Tomando impulso, empujo dentro de ella más fuerte, y ella gime lastimeramente.

Aprieto su cabello, tirándola hacia atrás contra mi pecho.

—No dejaré que te alejes de mí, Jillian.

—Oh, Dios mío, sí—gime, su cuerpo se enrosca mientras sus piernas se


ensanchan.

Sabiendo que ella está allí, la empujo sobre el sofá y me chupo el dedo,
mojándolo. Deslizo mi mano por su espalda, presionando mi pulgar contra la
entrada de su culo. Su cuerpo se tensa con la intrusión, pero no me pide que pare.

Dios mío, deseo tanto meter mi polla allí. Le hundo los dedos en la cadera y
cierro los ojos con fuerza. El deseo de follar su culo me enloquece.

Lentamente meto mi pulgar, y ella se corre. Duro. Lentamente, bombeo mi


pulgar dentro y fuera de su estrechez.

Su cuerpo se tensa y se relaja, luego vuelve a tensarse. Su coño estrangula mi


polla, su culo late contra mi pulgar.

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Serie Sin City Outlaws 1

Mis bolas se aprietan como una prensa antes de liberar tanta presión que un
gemido gutural desgarra mi pecho. Mi cabeza cae hacia atrás, y un rugido se
derrama de mi garganta.

Me resisto a retirarme, deseando llenarla con mi semen. Pero lo logro en el


último segundo y rocío pequeñas perlas sobre su trasero.

Saco mi pulgar de su culo y retrocedo, sin aliento, mi cuerpo cubierto de sudor.


¿Verla inclinada sobre el sofá, con mi semen untado en su perfecto culo pequeño y
diferentes tonalidades de la huella de mi mano estropeando su piel perfecta? Es una
jodida visión, una para una maldita tarjeta de Hallmark, si me preguntas.

—Metiste tu dedo en mi culo—jadea, colgando sobre el sofá.

—Te gustó—mascullo, pasando el pulgar por la gota de semen que amenaza con
derramarse desde mi polla. Sonriendo burlonamente, miro hacia arriba y la veo
mirándome. Sus ojos brillan con vergüenza y satisfacción.

—Está bien, Jillian. Nada de que avergonzarse. Pensé que era malditamente
caliente ver que te corrías salvajemente.

Sus mejillas se sonrojaron, su mirada cae al suelo.

—Me gustó. Se sentía, no sé... perverso.

La comisura de mi boca se levanta en una sonrisa de satisfacción. Viendo a mi


buena chica volviéndose mala, estoy listo para follarla de nuevo. El mal se ve tan
bien en ella.

—La próxima vez, mi pene estará tomando ese culo en forma de cereza.

JILLIAN
Salgo de la ducha, limpio el espejo y me miro. Mi pelo está mojado y rizado, los
pequeños hematomas alrededor de mi pecho debido al accidente comienzan a
tornarse de un feo amarillo, pero mi labio está casi curado.

Tengo a alguien que se enorgullece de estar a mi lado. Alguien que no se avergüenza de


salir conmigo. Las palabras de Sara pasan velozmente por mi cabeza, haciéndome
fruncir el ceño en el espejo.

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Serie Sin City Outlaws 1

Es realmente estúpido, la maliciosa mierda que ella me tiró. Sin embargo, esa
frase parece pegarse a mí, molestándome. ¿Zeek y yo tendremos que escondernos
siempre? ¿Él y yo solo recurriremos a quedarnos en mi casa para las citas?

La puerta del baño se abre, Zeek entra y se dirige al inodoro. Él me mira antes de
detenerse.

—¿Qué te pasa?

Miro hacia el lavabo. Ni siquiera dije nada y él aun así notó que algo andaba mal.

—¿Por qué me pasaría algo? Estoy bien.

Ensancha su postura y se cruza de brazos.

—Puede que solo te haya conocido hace poco tiempo, pero en ese tiempo, he
aprendido a saber cuándo estás mintiendo. —Él agarra mi barbilla suavemente,
forzándome a volverme y mirarlo—. Y estás mintiendo.

Tragando con dificultad, libero la barbilla de su agarre.

—Es estúpido. —Niego con la cabeza.

—No lo es si te está molestando. —Apoya su codo en la puerta de la ducha y me


mira.

—Hoy me topé con una compañera de trabajo. Ella es una perra, y tiene el
coeficiente intelectual de una Barbie, pero... —Levanto mi mano y pongo los ojos en
blanco—. Está viendo a otro oficial de nuestro departamento, y tuvieron una cita,
sabiendo que podrían ser atrapados. Ella podría haber dicho algo acerca de que no
les importaba si los atrapaban, que ellos...

—Quieres que te lleve a una cita—me interrumpe Zeek, bajando el brazo,


haciendo que su pecho se tense.

Inhalando un gran aliento, vuelvo la mirada al lavabo.

—Es estúpido. Sé que no podemos.

— Es estúpido.

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Serie Sin City Outlaws 1

Me arriesgo a echarle un vistazo, pero no puedo leerlo.

—No podemos aparecer exactamente en un teatro, porque tú y yo no saldremos


de allí inadvertidos.

Mi pecho comienza a doler.

—Pero puedo sacarte a pasear, podemos ir a algún lado. —Su cuerpo parece
tenso, sus palabras son tan confiadas. Es como si quisiera sacarme a pasear, pero está
muy nervioso por eso.

—Sin embargo, nos podrían atrapar.

—Podrían. Pero si estás pensando que no estoy dispuesto a arriesgarme, que esa
perra se te metió en la cabeza y te hizo pensar que no vales la pena el riesgo...
entonces estás equivocada, y necesito demostrártelo.

Agarrándome por los codos, él pasa sus ásperas manos arriba y abajo por mis
brazos.

—Vístete.

Besa mi frente y sale.

Mi corazón se acelera, mi cuerpo se empapa de sudor.

—¿A dónde vamos?

—Ya verás. Asegúrate de llevar zapatillas y jeans. Oh, y agarra esa sudadera con
capucha que te pusiste la otra noche también —grita.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 16

JILLIAN

Al salir, Zeek agarra mi mano firmemente.

—Por aquí—susurra, mirando a su alrededor. Está caminando rápido, y tengo


que dar dos pasos por uno de él para mantener el ritmo. Estoy nerviosa. ¿Qué
ocurriría si alguien nos ve juntos?

Él me lleva a la vuelta de la casa donde su moto aparece a la vista.

Mis ojos se abren y mis pies avanzan más lentos. No puedo montar esa cosa.

—Um, Zeek, podemos llevar mi Jeep.

Mirando por encima del hombro, sonríe.

Él agarra el casco del manillar, sosteniéndolo con ambas manos.

—¿Has montado alguna vez?

—No.

Sonríe.

—Eso creí.

—No puedo montar esa cosa. —Señalo la máquina, mis palabras quedan
atrapadas en mi garganta.

—Puedes y lo harás. Te encantará. —Me coloca el casco en la cabeza y lo ata


apretadamente.

Lanzando su pierna sobre el asiento, la enciende. El motor truena a la vida, el


tubo de escape fuerte y sexy al mismo tiempo.

238
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mirando el pequeño asiento donde se supone debo sentarme, me pongo aún más
nerviosa. Podría caerme fácilmente.

Mirando por encima del hombro, me observa... esperando.

—Vive un poco, Novata—me provoca, y no puedo evitar sonreír.

Aquí vamos.

Torpemente, lanzo mi pierna sobre el asiento y me siento.

Sosteniéndolo por las caderas, me acerco a él y coloco los pies en las clavijas
traseras.

Él agarra mis manos y las trae a su alrededor, haciéndome abrazarlo.

—¿Estás lista?—pregunta por encima del hombro.

Asiento, y mi corazón se acelera de miedo.

—Agárrate.

—¿A dónde vamos?—grito.

Él me ignora o no me oye porque sale a la calle.

Cierro los ojos con fuerza y aprieto los muslos con temor de caerme o golpearme.

La moto vibra debajo mío, haciendo que la piel debajo de mis muslos pique
extrañamente. El calor que sale del tubo de escape forma remolinos alrededor de mis
tobillos, y alejo los pies lo más posible.

Es una máquina increíble. Muy robusta. Muy potente. Muy peligrosa.

Una mano cálida agarra una mía, nuestros dedos se entrelazan. Cuando abro los
ojos, me da un apretón. Las luces se vuelven borrosas después que toma un carril de
acceso.

¿¡Oh, Dios mío, estamos entrando en una autopista sin peaje !?

Quiero cerrar los ojos, pero ahora estoy demasiado asustada para siquiera hacer
eso.

239
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Rebasamos otros vehículos volando, zigzagueando alrededor de un automóvil,


luego de un camión. Las luces bailan a nuestro alrededor, el aire es cálido y seco. No
he muerto hasta ahora, eso es una ventaja.

Diez minutos después, salimos de la autopista hacia una calle lateral. Ya no estoy
exprimiendo a Zeek hasta la muerte y en verdad estoy empezando a disfrutar del
paseo.

Es liberador. El viaje despejó mi mente, y me relajó realmente.

Él se dirige hacia un camino de tierra, un grupo de cactus y rocas por delante. El


polvo y la arenilla forman una nube detrás de nosotros, y tengo que entrecerrar los
ojos para mantenerlo fuera de mis ojos.

Disminuyendo la velocidad, se detiene y deja caer el soporte.

La luna brilla intensamente; puedo ver todas las estrellas aquí.

Él apaga la moto y mira por encima del hombro. Entendiendo la señal, me bajo
de la misma manera que me subí, torpemente.

Cuando él se baja, me ayuda a quitarme el casco.

—¿Dónde estamos?—pregunto, mirando a mi alrededor. Un gran lagarto corre


rápidamente a través del desierto.

—Las películas. —Él sonríe.

Frunzo el ceño, sin comprender. No veo nada en kilómetros.

Él toma mi mano y me lleva hasta las rocas. Se agarra a una, y levanta el pie.

—¿Estamos escalando? —Me río.

—Vamos, Novata, seguramente tuviste que escalar durante tu entrenamiento—se


burla.

Negando con la cabeza, me agarro a las rocas y comienzo a escalar. Casi


tomándolo como un desafío, trato de alcanzar la cumbre primero.

Aunque es mucho más corpulento, él lo logra fácilmente antes que yo.

240
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Casi arriba, se inclina y agarra mi mano, tirándome más allá de las últimas rocas.

Quitándome el polvo de las manos, miro el desierto desde lo alto.

—Por aquí—susurra en mi oído, poniéndose encima de mi hombro. Me giro y


ahí es cuando lo veo. A lo lejos hay una cartelera grande y blanca, están proyectando
una película. Una película de autocine.

La risa se me escapa, mis manos tapan mi boca.

—Puede que no sea público, pero…

—Es perfecto. —Sonrío. Creo que me gusta más esto. Solo nosotros, y no tenemos
que preocuparnos por ser descubiertos.

Se sienta en una gran roca y palmea su regazo. Me acerco y me acomodo entre


sus piernas.

—Félix y yo solíamos venir aquí todo el tiempo cuando éramos más jóvenes. No
podíamos permitirnos el lujo de ir al cine.

Frunzo el ceño. Apuesto a que Félix y él trajeron a todas las chicas aquí.

—Tú eres la primera chica aquí, sin embargo. —Girándome en mi lugar, lo miro.
Él lo dice en serio. Soy la primera chica que ha traído aquí.

—Me encanta. Lo único que nos falta son palomitas de maíz. —Me río.

—Mmm. Es posible que tenga algo. —Se aparta de mí y yo hago un puchero, mi


cuerpo está cayendo al instante varios grados.

Baja un par de rocas antes de bajar de un salto las restantes. Escucho sus pasos,
pero no puedo verlo.

Me muerdo el labio, esperando a que regrese.

—No es mucho, pero tengo esto—jadea, trepando por las rocas nuevamente.

Se sienta detrás de mí y estira el brazo. Girando su puño, lo abre, revelando


algunos Hershey Kisses6.

6 Es un chocolate muy famoso y riquísimo con forma de boquita besando.

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Serie Sin City Outlaws 1

Me río y tomo uno.

—¿Por qué tienes estos?

Desenvolviendo uno, responde:

—En la carretera, no podemos detenernos muy seguido. Entonces, cuando tienes


hambre, tienes que recurrir a lo que puedes meter en tus alforjas que no se eche a
perder.

Asiento con la cabeza entendiendo.

—A mí me gustan los palitos de carne seca. A veces, puede ponerse demasiado


frenético, y no podemos cenar en el trabajo.

Volvemos la mirada a la película, y una pareja está teniendo relaciones sexuales.


Un hombre con una motosierra se encuentra parado justo afuera de su ventana. La
pareja está muy metida en eso, ni siquiera lo ven.

Es caliente. De una manera extraña y loca.

Miro por encima del hombro a Zeek, y como si leyera mi mente, baja los labios y
me besa, duro y exigente. Su lengua empuja a través de mis labios y me roba el
Hershey Kiss disolviéndose en mi lengua. Imito el baile con la mía, masajeando la
misma golosina. Lo lame una vez más antes de besarme y luego tironear mi labio
inferior con sus dientes.

—¡Disculpe! —Me pongo rígida, y Zeek mira por encima de su hombro—. No


puede estar aquí. Esto es propiedad privada.

Entonces escucho una estática familiar que viene de una radio. Es de la policía.

—¿Tú, eh, tienes a alguien allí contigo?—pregunta la voz desde el suelo.

Zeek no responde; tiene la cara tensa y la mandíbula contraída. Está enfadado.

—Ahora, puedo ser razonable, pero es mejor que usted y su amiga se hayan ido
para cuando termine de hacer mi ronda. —Al escuchar más la voz, suena como
Chewie. Girando la cabeza, levanto mi capucha para ocultar mi cara.

—Mejor nos vamos—mascullo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Qué? A la mierda con él. No volverá.

Niego con la cabeza, mirando por encima de la roca para ver si el coche se ha ido.

—No puedo arriesgarme. No podemos. Si somos arrestados, la gente hará


preguntas.

Zeek se queja.

—No me encerrarán.

Frunzo el ceño.

—Tal vez no a ti, pero él me desea.

Se pasa la mano por el pelo.

—Eso sería estúpido de su parte.

—¿Y por qué?

—Porque le rompería sus malditos brazos por tocarte.

Agarrándome por el codo, me mira con tanta intensidad que me hace contener el
aliento.

—Algo que debes entender es que podrías haber pensado que estaba loco antes,
pero ahora que estás en mi vida, estoy diez veces peor. Tú me avisas, y que me
condenen si dejo que alguien te falte el respeto.

Mira hacia abajo por un segundo, luego me mira a través de ojos entornados.

—Eres la primera luz en mi vida después de vivir una vida entera en la


oscuridad.

Sus palabras son tan poderosas, pero al mismo tiempo, tan tristes.

—Sí, bueno, nunca supe lo sola que estaba hasta que te conocí. Viví tan a salvo
durante tanto tiempo que nunca supe que no estaba viviendo. Derribaste mi muro de
seguridad, me hiciste sangrar amor y curiosidad.

Sus labios se curvan en las comisuras, y me agarra la mano.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Vámonos.

Él me ayuda a bajar las rocas y luego me pone el casco.

El viaje de regreso a mi casa es mucho más agradable sabiendo que no me voy a


caer. De hecho, me entristece cuando se detiene en la esquina. No quiero que
termine.

Entrando, se dirige hacia el baño.

—Haré algunas palomitas de maíz—anuncio, Jinx me sigue cuando ve hacia


dónde me dirijo.

—Tráelas a la cama. Desnuda.

Escalofríos suben por mi espalda, y la excitación hace que me duelan los senos.

—Mucho ojo, Jinx. —Lo alejo con mi pie mientras agarro un cuenco del armario.

—No grites, o te cortaré la jodida garganta—me susurra una voz ronca en el oído
antes de que una mano se cierre alrededor de mi boca.

Algo frío y filoso presiona contra mi garganta.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 17

JILLIAN

Presa del pánico, mis dedos se ponen rígidos y el cuenco se desliza de mis
manos y se estrella en el suelo.

Jinx sisea y sale corriendo de la habitación.

Mi corazón late en mi pecho en cámara lenta, el mero acto de respirar es


doloroso.

—¿Jillian?—pregunta Zeek , preocupado.

—No respondas. —El acero frío presiona mi yugular y cada vez que trago me
punza. Cierro los ojos, una lágrima se desliza de mi ojo izquierdo. Me levanto de
puntillas para evitar que el filo toque mi piel, pero no está funcionando bien por la
forma en que el hombre respira tan duramente. Cada jadeo hace que la fría cuchilla
presione mi piel.

El hombre comienza a arrastrarse hacia atrás, dirigiéndose hacia mi puerta


trasera.

—Por favor, no—lloriqueo.

Aprieta el cuchillo y mi cuello se llena de dolor, lo que me hace arrepentirme de


mi decisión de hablar.

—Cierra la puta boca—gruñe.

—¿Bebé? —Zeek entra a la cocina, y el alivio inunda mis extremidades, un


sollozo incontrolable abandona mi boca.

En un movimiento rápido, Zeek saca un arma de su espalda, apuntando al


tipo. El hombre detrás de mí apunta repentinamente una nueve milímetros hacia
Zeek, un tatuaje de un cuervo o algo parecido en el dorso de su mano.

Mis ojos se abren de par en par. Ese tatuaje.

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Serie Sin City Outlaws 1

Jacob Gentry. Cabello castaño, ojos verdes. Un metro noventa y dos centímetros. Tiene
un tatuaje de un cuervo en el dorso de su mano derecha. La descripción de Alessandra del
tipo con la orden de arresto inunda mi memoria. Él es el hombre que ella andaba
buscando hoy.

—Estás muerto—dice Zeek con voz ronca y los ojos oscuros, esa mirada animal
apoderándose de todo su cuerpo—. Fuiste estúpido al intentar matarme, pero ahora,
te estás suicidando al tocar a mi chica.

—Creo que ya trataste de matarme una vez—se burla el hombre, dando un paso
al frente de la puerta trasera.

—Estás equivocado. Yo no puse esa bala en tu pecho, porque yo no fallo. Pero


voy a disfrutar de ser el que arranque ese último aliento patético de tus pulmones.

El hombre se ríe y echa la cabeza hacia atrás.

Suena un disparo, y Jacob cae al suelo detrás de mí. Salto hacia adelante, cayendo
en los brazos de Zeek, las lágrimas brotan de mis ojos. Me zumban los oídos y me
lata la cabeza. Mi visión es muy borrosa, aprieto los ojos para detenerlo.

Zeek me sujeta de las mejillas y me revisa por todos lados. Mis labios tiemblan,
mis manos están temblorosas cuando intento agarrarme de él. Sus labios se mueven,
dicen algo, pero no puedo entenderlo.

—Jillian, ¿estás bien? —El sonido finalmente llena mis oídos, y asiento
frenéticamente, aferrándome a él como a un salvavidas. Ésta fue mi primera
experiencia cercana a la muerte. Dicen que tienes muchas cuando eres sheriff, algo a
lo que accedí ansiosamente cuando me alisté, pero ahora no estoy tan ansiosa.

Bajando su mano, él frota mi cuello.

—Estás sangrando. —Su cara se pone dura, sus cejas lentamente se fruncen. Sus
ojos se vuelven tenebrosos con esa mirada que tiene cuando es imparable. Muy
parecido al Hulk, pero en vez de volverse verde, Zeek se vuelve oscuro. Sus ojos
imitan su tren de pensamiento, no hay ninguno. Su único objetivo es liberar su furia
y derramar sangre.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Mirando por encima de mi hombro, me rodea y marcha enojado hacia el cuerpo


en el suelo. Apunta con su arma al tipo, disparando otra bala en su cráneo. Salto y
miro hacia otro lado, mi corazón reanuda su ritmo de pánico.

—Siento, que esto pasara, Jillian—masculla. Alzando mis manos en puños bajo
mi barbilla en un acto de seguridad, vuelvo la mirada a él. Sus ojos están enfocados
en Gentry, deseando que el tipo resucite así puede volver a matarlo.

—No obstante, estoy seguro de que estás acostumbrada a este tipo de cosas. —
Respira profundamente y empuja la pistola en la parte trasera de sus jeans.

—No-no, no lo estoy—tartamudeo y mis ojos caen sobre la cabeza reventada por


el suelo de mi cocina—. Te preparan para este tipo de cosas, sí, pero me congelé
cuando me agarró. Debería haber luchado. Yo nunca…

Manos frías me agarran a ambos lados de la cabeza, la cara preocupada de Zeek


entra en mi línea de visión.

—Respira. Estoy aquí, Jillian. Siempre estoy aquí, y nunca dejaré que alguien te
lastime. Nunca. Reaccionaste perfectamente. Si hubieras tratado de luchar contra él,
te hubiera matado. Entonces estaría muerto, porque lo habría vuelto del revés, junto
con cualquiera que apareciera a la vista. Mi culpabilidad nunca se aliviaría si te
perdiera por ser quien soy.

Me lamo una lágrima apoyada en mi labio y solo asiento, sin estar segura de qué
decir o hacer. Mis emociones corren desenfrenadas hasta el punto en que puedo
sentir que me estoy cerrando, tratando de recuperar el control.

Sabía que siendo sheriff vería una vida tomada justo en frente de mí.
Simplemente nunca esperé que eso sucediera en mi hogar, o por la mano de alguien
que me importa.

Mi cocina acaba de convertirse en una escena del crimen.

ZEEK
—Ese es el tipo que Alessandra dijo que estaban buscando hoy—dice Jillian, de
espaldas a mí.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

No pudimos encontrar al hijo de puta, así que recurrí a mis recursos: los policías
sucios en mi bolsillo. Aprieto los puños, deseando haber podido quitarle la vida a
este hijo de puta mucho más despacio.

—Tengo que llamar por esto, explicar lo que sucedió. Fue auto…

— No!—exclamo.

Ella se da vuelta bruscamente, su cara pálida.

—¿Qué quieres decir con 'no'?

—Exactamente lo que jodidamente dije, no.

—¿Por qué?

—Porque si llamas por esto, van a preguntarse dónde están el resto de sus
hermanos. Entonces voy a tener que esconderme... lo que significa que no puedo
estar contigo. Eso no está sucediendo.

—¿Dónde están el resto de sus hermano, Zeek? —Su voz es baja, casi como si
tuviera miedo de preguntarme.

—Están muertos. ¿Ese tiroteo en el que estabas? Sí, bueno, tomé represalias.

—Ese día cuando te detuve... —Sus ojos brillan con reconocimiento—. Pero no
había cuerpos. —Niega con la cabeza, como si no quisiera creer que está acostándose
con un asesino.

—Trabajo rápido—respondo.

Frotándose la frente, mira a Jacob.

—Entonces, ¿qué? ¿Vas a llevarlo y trocearlo en mi bañera ahora? —La sangre


gotea de su cuello, y mi rostro se pone serio.

—Voy a tener que hacer venir a mis muchachos. Traer un doctor para que mire
tu cuello.

Ella se tambalea.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Dando un gran paso, la agarro por el codo para estabilizarla. Ella no está bien;
está en shock.

—Siéntate en el sofá.

No pelea conmigo, solo se sienta, con la mano en la cabeza.

Sacando el teléfono, le envío un mensaje a Félix.

Te necesito. Trae a Machete y Mac. Sabes dónde encontrarme. - Z

Veinte minutos después, suena un golpe en la puerta.

La abro, porque Jillian todavía está sentada en el sofá completamente aturdida.

—¿Por qué coño estamos aquí?—escupe Félix. Su cabello está mojado y recogido
en una coleta, y está mirándome con ira en sus ojos.

—¿De quién es este lugar?—pregunta Machete, poniéndose el chaleco.

—No quieres saber—responde Mac, sacudiendo la cabeza.

—Encontré a nuestro Gentry perdido. —Abro la puerta más ampliamente,


dejándolos entrar.

Los chicos entran, haciendo que la sala de estar parezca pequeña.

Jillian mira sobre su hombro, y sus ojos se abren ampliamente.

—¿Quién es la chica? —Machete proyecta el mentón hacia Jillian.

—Jillian, estos son Machete, Mac y Félix.

—Ella es policía. —Félix la mira con odio y la ira aporrea mis sienes. No me gusta
la forma en que la está mirando.

—Lo siento, ¡¿qué?!—grita Machete, su cabeza girando bruscamente en mi


dirección.

—En realidad, soy una sheriff—corrige Jillian.

Machete, Mac y Félix me miran.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Por aquí. —Ignorando sus miradas, me dirijo a la cocina.

—Quédate—señalo a Jillian.

Hay sangre por todo el suelo, y tengo que alejar a patadas a Jinx.

—¿Qué diablos está haciendo él aquí? —Mac patea el cuerpo.

—No lo sé.

Machete se pone en cuclillas, examinando a Jacob. Extendiendo la mano, la mete


en uno de los bolsillos de Jacob. Machete siempre está tomando mierda de los
muertos. Debería haberlo llamado Pick, ya que él siempre está robando bolsillos.

—Bonito encendedor. —Abre un Zippo antes de cerrarlo y metérselo en el


bolsillo.

—¿Tiene un teléfono?—pregunta Mac.

Machete saca un teléfono plegable negro.

—Sip. —Abriéndolo, lo revisa.

—¿Cómo lo sacamos de aquí? —Me pellizco el puente de la nariz. Estamos en un


vecindario muy concurrido; esto va a ser difícil.

—Llamó a Frank—dice Mac, y tanto Félix como yo lo miramos.

—¿Cuándo?

—Hace unos treinta minutos.

—Eso fue justo antes de que regresáramos.

—¿Regresáramos? ¿Qué estás haciendo afuera con ella? ¿Eres jodidamente


estúpido? —Félix se pone de pie.

—¿Por qué incluso estás con ella?—pregunta Machete—. ¿Te das cuenta de qué
mierda estás haciendo? ¿Qué pasará si esto se escapa?

Entrecerrando mis ojos, exhalo.

—Seh. Lo sé. Es complicado.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Seh, no, mierda—se burla Mac.

—Está mojando la polla—dice sarcásticamente Félix.

—Vete a la mierda, Félix. —Su insinuación de que ella es solo otra perra que
utilizo para follar me tiene al borde de matarlo. Familia o no.

—Maldito traidor. —Machete mira hacia abajo, frotándose las mejillas.

Avanzando, aprieto los dientes y lo miro a la cara.

—Vete a la mierda, también, Machete. Soy tu presidente Se supone que debes


estar aquí para respaldarme, no para hacer preguntas de mierda. —Levantando la
vista, Machete echa la cabeza hacia atrás y respira profundamente.

—Espero que ella valga todo lo que estás por recibir, hermano.

Los ojos de Mac se abren de par en par mientras mira el teléfono de Jacob.

—Oh, mierda, hombre...

—¿Qué

Él me lanza el teléfono. Al abrirlo, hay docenas de fotos de Jillian y mías.


Algunas de nosotros follando en la sala de estar, algunos de nosotros durmiendo en
su cama. El tipo nos ha estado acechando.

—¿Por qué él tomaría fotos tuyas?—se burla Mac.

—Porque pensó que si traía el hecho de que estaba durmiendo con una sheriff,
Frank lo protegería. —Félix me lanza una mirada que dice mucho.

—¿Sabes lo que estás haciendo, hermano?—pregunta Mac.

—Le pregunté lo mismo. Esta estúpida mierda solo necesitó un corto tiempo para
averiguar que estás follando con el enemigo. ¿Cuánto tiempo crees que va a durar
este concierto antes de que esta mierda estalle?

—No tenemos tiempo para esto, no ahora. ¿Cómo sacamos este cuerpo de aquí?

—No lo sé. Tenemos que moverlo sin que nadie lo note. —Mac mira por encima
del cuerpo.

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Serie Sin City Outlaws 1

Machete se frota las manos como un malvado villano.

—Vamos a necesitar lejía, vinagre, un hacha y un montón de bolsas de lona.

—Félix, llama al doctor—le indico.

—¿Por qué? —Él me mira.

—El cuello de Jillian está cortado. Quiero que lo revise.

— ¿No crees que hay suficientes personas involucradas en esta mierda? ¿Es su
coño...?

Sin pensarlo dos veces, le doy un puñetazo en la cara y su cabeza se ladea hacia
un lado.

Machete me agarra de los brazos, alejándome.

—Vete a la mierda. —Lo aparto y señalo a Félix—. Eres mi hermano, y te amo,


pero, ¡no hablas de mi propiedad de esa manera!—rujo, mi cara a centímetros de la
suya.

Lentamente, gira la cabeza hacia mí y escupe sangre en el suelo.

—¿Tu qué? ¡¿Has perdido tu puta mente?! —responde gritando.

—Guau, realmente te gusta esta perra, ¿verdad? —Machete se ve asombrado.

Cierro los ojos, mis dedos se doblaron y lo fulmino con la mirada.

—Solo vamos a limpiar esta mierda.

JILLIAN
Sentada en mi sofá con Jinx en mi regazo, veo a Machete irse.

—Llama al doctor ahora—ordena Zeek a Félix.

—Estoy bien. —Me pongo de pie, colocando mis manos en el pequeño bolsillo de
mi sudadera con capucha.

—Ves, ella está bien. —Félix me señala, mirando a Zeek en la cocina.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Ella no está bien. —Mac niega con la cabeza, mirando mi cuello.

Zeek sale de la cocina, sus ojos disparan dagas en mi dirección.

—Tienes sangre chorreando sobre tu camiseta, Jillian. No estás bien.

—Puedo ir al hospital entonces. —Gesticulo hacia la puerta. Salir de aquí no


suena como una mala idea ahora mismo.

—Mira, ella puede ir al hospital. —Félix levanta las cejas.

—Ella no puede ir al hospital, Félix. —Mac pone los ojos en blanco.

—Sabes que el hospital hace preguntas. Joder, llámalo, Félix. —La voz de Zeek es
tensa, en el límite de hostil.

Félix suspira y saca un teléfono del bolsillo. Puedo decir que a Félix no le gusto.
La forma en que me fulmina con la mirada, su labio se encrespa cada vez que Zeek
está cerca mío. Bueno, el sentimiento es mutuo, amigo.

Zeek toma un pañuelo de papel del estante y da ligeros toques en mi cuello. El


dolor se dispara en mi mandíbula y siseo.

—El doctor Stein está en camino.

Tomando el pañuelo de él, asiento y me vuelvo a sentar en el sofá.

Félix y Zeek regresan a la cocina, pero Mac se sienta a mi lado. Mirándolo por el
rabillo del ojo, él tiene esa bonita apariencia de niño. Parece estar fuera de lugar con
Zeek y el resto de sus hermanos. Mac luce como que debería estar en la portada de
una revista de ropa o algo así.

—Puedo ver por qué le gustas.

—¿Perdón? —Giro mi cabeza, mirándolo de frente.

—Eres caliente. Tienes esa cosa angelical en ti. Mientras estoy contigo, solo
quiero tomar ese halo y prenderle fuego.

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Serie Sin City Outlaws 1

Tragando con fuerza, tiro de mi camiseta nerviosamente. ¿Cómo diablos llegué a


esta instancia, donde un grupo de criminales sedientos de sangre están en mi casa y
hay un cuerpo en mi cocina?

—Mac, ¿estás haciendo insinuaciones amorosas a mi chica? —Rápidamente,


ambos miramos detrás de nosotros.

—Nah. Simplemente estaba siendo agradable. —Su voz suena espeluznante,


entrelazada con un toque de psicópata. Ahora veo cómo encaja en los Sin City
Outlaws.

—Trae tu culo aquí, y aléjate de ella.

Mac me mira, la sonrisa que pensé que era genuina ahora es espeluznante.

—Tengo que seguir órdenes.

Pasan los minutos, quince tal vez, pero no estoy segura, antes de que Machete
entre en mi casa, tarareando. Mis ojos se abren de par en par cuando veo un gran
machete sobre su hombro, y miro a Zeek.

—¡Zeek, estaba bromeando acerca de tú troceándolo en mi bañera!

—Oh, ¿quieres que lo hagamos en la bañera? Si lo mantenemos en la cocina, es


más fácil de limpiar. De esa manera, no tendremos que borrar la evidencia en ambas
habitaciones—explica Machete coloquialmente. Mis ojos se abren ampliamente y los
deslizo hacia Zeek. ¿Qué. Mierda?

El miedo asola mi cuerpo al punto en que mis manos comienzan a temblar.

—Éste, éste es el hombre del que todos hablan. El despiadado y sanguinario


criminal. El que todos temen, pero yo... parecía tenerte calado y ver lo bueno que hay
en ti—susurro, mis dedos apretando mi sudadera con capucha.

—Adelante, muchachos. —Zeek da un paso alrededor del sofá y me agarra de los


hombros.

—Ahí es donde la jodiste, Jillian. Todos los lobos tienen mordidas. No te ciegues
por mi bondad. No soy un chico del coro, y nunca lo seré.

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Serie Sin City Outlaws 1

Agarrando mi barbilla bruscamente, la besa.

—Ahora, tengo un desastre que limpiar.

Sentada en el sofá, acaricio a Jinx, preguntándome qué demonios estoy


pensando.

Mi mente se desvía hacia lo que está sucediendo en mi cocina.

Debería correr.

Debería desmayarme aterrorizada.

Debería estar indignada con Zeek.

Pero no lo hago, y no lo haré. Porque lo amo, y el amor es ciego. Mi corazón late


salvajemente, el resto de mi cuerpo se calienta tanto como mis mejillas cuando me
doy cuenta de que en silencio dije que amaba a Zeek. Alzando mi mano, froto mi
pecho, subiendo y bajando rápidamente a medida que mi respiración se vuelve
difícil. Amo a Zeek, un asesino, un animal despiadado. Uno que está justo en la otra
habitación cortando en pedazos un cuerpo, cubierto de pies a cabeza con la sangre de
otra persona. Ese es el hombre del que me enamoré.

—Aquí, podrías querer esto. —Al levantar la vista, Machete coloca una copa de
vino en mi mesita de café. Su cabello es tan rojo, su incipiente barba a juego.

Se sienta a mi lado, tomándome por sorpresa.

—¿Supongo que este tipo de cosas son nuevas para ti?

Aceptando el vaso, tomo un sorbo grande, tragando mis sentimientos y


pensamientos. Amor, conmoción, miedo.

Cuando miro por encima del borde del vaso, Machete tiene los ojos clavados en
mí, esperando una respuesta.

—Podrías decir eso. Estoy acostumbrada a los cadáveres, ¿pero a los muertos en
mi cocina? Esa es una nueva.

—Él es rudo en los bordes, pero debe sentir algo profundo por ti. Porque de lo
contrario no estaría aquí contigo.

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Serie Sin City Outlaws 1

Tomo otro sorbo, no estoy segura de qué decir.

—Él me salvó. Me dio un hogar cuando no tenía uno. Bueno, tuve uno. Tenía
suegros de ese coño infiel. Sin embargo, ellos no contaban. No vi lo que me estaba
perdiendo hasta que Zeek me encontró. —Me da una palmadita en la espalda, y yo
me congelo—. No le hagas daño. —Sus palabras salen ásperas, sus ojos se
entrecierran con la oscura promesa de que, si lo jodo, lo pagaré. Mis pulmones dejan
de funcionar.

—De todos modos... —Mira el televisor, asintiendo con la cabeza hacia él—.
Podría querer encender eso. —Su tono ha vuelto a ser agradable e informal.

No me muevo.

Lo observo mientras enciende mi televisor y se dirige hacia la cocina.

—Buena conversación.

Durante los siguientes treinta minutos, puedo escuchar sonidos que nunca me
sacaré de la cabeza. Sonidos que solo había escuchado en películas de miedo, que
parecían muy precisas, hasta ahora.

La forma en que una cuchilla corta el hueso. Es algo que me perseguirá para
siempre.

Me bajo la copa de vino y rápidamente le pido a Zeek otra.

—Aquí, toma la botella. —La coloca sobre la mesa, su mano metida en un guante
de látex ajustado, con sangre manchada desde las yemas de los dedos hasta el codo.

Asiento, y no miro más.

Los hombres retiran bolsas de lona de la cocina. Momentos, más tarde el olor a
lejía es fuerte.

¿Yo? Estoy en camino de emborracharme, mi cordura salida por la jodida


ventana.

—El doctor está aquí—anuncia Machete, regresando a mi casa con un cigarrillo


colgando de su boca. Normalmente, le diría que no se puede fumar aquí, pero

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Serie Sin City Outlaws 1

teniendo en cuenta las cosas que han sucedido en las últimas horas... fumar es la
menor de mis preocupaciones.

—Doctor Stein—saluda Zeek—. Necesito que le mires el cuello, por favor.

—Por supuesto, sí, por supuesto, Zeek.

Un hombre con cabello castaño corto se sienta en mi mesita de café.

—Veamos lo que tenemos aquí. —Pone un maletín de doctor blanco en el suelo.


Me toquetea la barbilla con manos frías como el hielo. Empujando mi barbilla hacia
arriba, examina el corte.

—Es un corte bastante bueno, pero no necesitará puntos de sutura. Usaremos


una mariposa y se cerrará muy bien.

Lo limpia, me pica como una perra, su lengua deslizándose de un lado a otro


sobre su labio inferior mientras trabaja. Entonces coloca la mariposa sobre el corte y
la cierra. Es muy incómodo, por decir lo menos.

—Si no deja de sangrar, por favor llámame. Es posible que tengamos que darle
algunos puntos de sutura. ¿Necesitarás algún analgésico? —Él saca un cuadernillo.

—Eso no será necesario.

—¿Lo necesita?—interrumpe Zeek, parado detrás del sofá.

—Bueno, podría ser incómodo en el próximo día más o menos. Intentaría algún
analgésico, pero si ella piensa que está bien, entonces que así sea. Si no funciona,
sabes dónde encontrarme. —El doctor Stein asiente con la cabeza a Zeek, luego cierra
el maletín y se para.

—Gracias por venir. —Zeek le da muchísimo dinero en efectivo, y mi boca se


abre—. Necesito que haya total discreción cuando se trata de esta visita a domicilio.
—Zeek no pregunta, su tono de voz lo exige.

—Sí, por supuesto —El doctor Stein toma el dinero en efectivo y sale.

Cerrando la puerta, Zeek exhala un aliento cansado.

—¿Dónde están los hombres?

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Serie Sin City Outlaws 1

—Limpiaron y se fueron. —Eh, ni siquiera los escuché salir—. ¿Estás bien? —


Tragando con dificultad, asiento lentamente y luego niego con la cabeza, las lágrimas
caían de mis ojos como una cascada.

—Estoy enojada. —Mis palabras me toman por sorpresa.

—¿Enojada?

Asiento, mi corazón revoloteando en mi pecho como un pájaro atrapado.

—Enojada porque después de ver lo que vi en las últimas horas, debería odiarte,
estar asustada o mortificada. —Se me acerca y tengo que mirar hacia arriba—. Pero
no lo estoy, ni siquiera un poco. Yo-yo...—tartamudeo y luego me detengo, asustada
de las palabras que están por salir de mi boca. Horrorizada, las palabras me golpean
muy duro, y son verdad.

—¡Estoy jodidamente loca!—lloro—. Apenas nos conocemos, pero te amo. —Me


encojo de hombros, las lágrimas se derraman por mis labios.

Él agarra mi mano, levantándome mientras continúo.

—Fui criada y entrenada para vivir según la ley. Sin embargo, las cosas de las
que fui parte... —Hago una pausa, limpiándome la cara y buscando las palabras
adecuadas—. No tengo miedo de lo que acaba de pasar. Tengo miedo porque lo que
acaba de suceder no me afecta como debería hacerlo.

—No te das cuenta de los actos salvajes de los que eres capaz hasta que te
arrinconan. Entonces tienes que ampliar tu perspectiva sobre lo que está bien y lo
que está mal para encontrar tu lugar.

Nuevas lágrimas fluyen de mis ojos, sus palabras tienen tanto significado y
verdad detrás de ellas.

—Lo que parece ser un caos para la niña pequeña es normal para el lobo.

Esta vez me seca las lágrimas, con sus ojos fijos en ellas. Es casi como si le gustara
cuando lloro.

—Yo también te amo—susurra, sus labios rozan los míos, su lengua saborea mis
lágrimas.

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Serie Sin City Outlaws 1

—¿Qué? —Sus palabras me toman por sorpresa.

—Me escuchaste. —Se mordisquea el labio inferior—. Puede que no sea ese chico
del que todas las chicas esperan enamorarse. Soy rudo, oscuro y violento. Pero te
amo, y eso es todo lo que importa. —Me agarra la cara y me hace mirarlo a los ojos—.
No hago nada suave, y estoy seguro de que no te amaré suavemente. Te amaré duro
y despiadadamente.

Asintiendo con la cabeza, trago duro. Él dice que no ama suavemente, pero todo
mi cuerpo se derrite por él. Ojalá él y yo pudiéramos escapar, y ser nosotros.

—Deseo que nunca hubiéramos regresado de nuestra cita. Solo quiero perderme
en el desierto, con Hershey Kisses. —Cierro los ojos, el alcohol me hace decir mierda
que no tiene sentido.

—Me queda uno. —Lo desenvuelve y lo desliza por mi labio inferior, las manos
que estaban cubiertas de sangre momentos antes, ahora están limpias.

Entreabriendo los labios, tomo el chocolate. Antes de que pueda cerrar mi boca
alrededor de él, Zeek estrella la suya contra la mía con fuerza. Como si estuviera
hambriento, la violencia de la noche excitándolo, mis lágrimas volviéndolo inestable.

Cierro los ojos y lo asimilo todo. El olor de él. La sensación de sus manos en mi
cabello. El sabor del chocolate y de Zeek llenando mi boca. Esto, esto es mi escape de
mis pensamientos acelerados. Esto es mi remedio para mi caótica vida. Esto... es por
qué el amor es ciego.

—Ahora, vayamos a follar —susurra en mi boca.

Mis ojos se abren, y lo miro como si hubiera perdido la cabeza.

—Matar a un tipo y follar a mi chica en una cama. No puedo pensar en una mejor
manera de terminar una cita.

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Serie Sin City Outlaws 1

CAPÍTULO 18

JILLIAN

—Tengo que ir al club. Quédate en casa hoy. —Todavía medio dormida, bostezo
y asiento antes de volver a dormirme.

***

Cuando me despierto esta mañana, Zeek se ha ido. Me pica el cuello y eso me


irrita. El olor a lejía aún persiste, pero no es tan fuerte. Apartando las mantas a
patadas, me dirijo a la cocina, mirando dónde pasó todo. Ni siquiera puedes decir
que hubo un cuerpo aquí. Que un charco de sangre se estaba coagulando justo al
lado de mi refrigerador. Imágenes de manos manchadas de sangre y Zeek
follándome se mueven torpemente en mi visión.

Aprieto los ojos, deseando que todo desaparezca.

Necesito trabajar.

Necesito salir de aquí.

Me visto y me pongo en camino.

Entrando al departamento, encuentro la oficina de mi padre.

Comienzo a sudar, temerosa de que pueda ver las cosas ilícitas de las que he sido
parte en los últimos días.

—Oficial Adams, ¿qué estás haciendo?

—Necesito trabajar. No puedo quedarme en casa, señor—respondo formalmente.


Sin embargo, no le digo exactamente por qué.

—No, dije que te tomaras la semana libre. Lo dije en serio.

—Estoy mejor. Necesito regresar a lo que mejor hago.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Alza la cabeza, sus hombros ascienden con una profunda respiración.

—Lo entiendo, la inquietud. Te voy a decir una cosa. Puedes trabajar, pero voy a
ir contigo hoy. Quiero asegurarme de que eres completamente capaz de cumplir con
tus obligaciones. Si veo lo contrario, volveremos aquí y te tomarás la semana libre.
¿Entendido?

—Sí, señor. —Quiero poner los ojos en blanco, pero no lo hago. Algo es algo.

—Bueno. Estoy conduciendo.

***

A medida que pasa el día, recibimos un llamado de intento de suicidio, un robo y


una disputa doméstica. Tuve que usar mi Taser en la disputa doméstica, así que eso
fue lo más destacado de mi día. Un loco se estaba poniendo rudo con su esposa, y
cuando interferimos atacó a un compañero, un oficial. Reaccioné en consecuencia.

—¿Estás lista para cenar?—pregunta el teniente Oaks.

—Sí, podría comer.

Mi teléfono suena, llamando mi atención mientras salimos del auto en un


Chipotle.

¿Estás bien? - Z

Ignoro su texto, porque sé que él no me quiere en el trabajo. No porque sea un


idiota controlador, que lo es, sino porque está preocupado por mí.

—Está bien, viejo. Si comemos aquí, dejas la salsa picante. —Exhibo una sonrisa.

Cuando el teniente Oaks no responde, lo miro y lo encuentro mirando el teléfono


con el ceño fruncido.

—¿Papá? —Su cabeza se alza bruscamente hacia mí.

—Si suena bien. Comamos.

Inclino la cabeza hacia un lado, preocupada. Él parece estar lejos.

—¿Estás bien?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Sí, estoy bien. —Él enmascara una sonrisa, pero puedo decir que es falsa—.
Después de esto, volvemos al departamento.

—¿Por qué? —Lo he hecho increíble hoy; no hay razón por la que no pueda
trabajar.

—¡Porque yo lo digo!—me grita, y palidezco en respuesta. ¿Qué diablos?—.


Mira, solo necesito lograr terminar algún papeleo. Después de esto, nos volvemos.

— Bien—respondo con los labios apretados. Esto es una mierda.

—¿Qué le pasó a tu cuello?—pregunta con indiferencia.

Tocando el corte, mis mejillas se enrojecen.

—Jinx me rasguñó.

ZEEK
Después de tomar una ducha en el club, y luego de vestirme con mi última
muda de ropa limpia, agarro las llaves para regresar a mi casa. Necesito más ropa, tal
vez conseguir algo para comer.

Antes de que pueda salir de mi habitación, la puerta se abre de golpe y Félix


entra volando.

—¡El tío Frank lo sabe!

—¿Sabe qué? —Podría existir una docena de cosas que él descubriera. Resguardo
mucha mierda de él.

—Uno de los candidatos dijo que ordenó a sus hombres que mataran a un oficial.
¿Quién más podría ser?

—¡Qué! —Toda la sangre en mi cuerpo cae a mis pies.

—Ese hijo de puta de Gentry debe haberle enviado esas fotos o haberlo llamado.
Algo.

Me froto la nuca, el sudor se acumula rápidamente en mi frente.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Joder.

—¡Él va a matarla, luego a ti!

—No lo hará, Cross lo hará. ¿Dónde está Cross? —Si está con el tío, entonces sé
que Jillian está a salvo.

—Um, con tu tío la última vez que lo vi.

—Voy a hacerle una visita. Ver cuánto sabe.

—Eso sería estúpido. ¡Necesitas huir, Zevin!

—A la mierda con eso, yo no huyo. —Golpeo mi puño contra mi pecho. Si


alguien está huyendo, es Frank—. Este es mi club, no el suyo, y estoy a punto de
recuperarlo.

Él se burla.

—No solías huir, antes de romper tu hermandad, quieres decir. No huyes ahora
y te estás suicidando.

—Si huyo, matarán a Jillian.

—Oh, Jesucristo. ¿A quién le importa?

—¡A mí me importa! —Lo miro a la cara, mi pecho jadea por la ira. Entiendo que
él no comprenda lo mío con Jillian, mierda, ni yo lo comprendo. Pero será mejor que
cuide su puto tono cuando se trata de ella, y lo haga malditamente rápido.

Mirando hacia abajo veo mi rosario en un cajón abierto. Dando un paso


alrededor de Félix, lo agarro. Si alguna vez necesitaba respuestas, necesitaba de un
poder superior, es ahora. Si el tío sabe de mí y de ella, ambos necesitaremos un
milagro para sobrevivir.

Colocándolo alrededor de mi cuello, las cuentas se sienten frías y extrañas contra


mi piel, pero calman mi acelerado corazón.

—¿Amas a esta perra?—me pregunta Félix con incredulidad.

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Serie Sin City Outlaws 1

Esa palabra 'amor' parece simple en comparación con lo que siento por Jillian. Mi
amor se ha convertido en una obsesión.

—Creo que sí—respondo honestamente.

—¿Quién diablos eres tú? —Niega con la cabeza y su rostro se retuerce con
repugnancia.

—Ya no lo sé.

***

Me dirijo al piso más alto donde está el tío Frank, Félix me sigue de cerca,
susurrando lo estúpido que soy todo el tiempo.

Al entrar en su oficina, está parado detrás de su escritorio, un cigarro gordo en


una mano y un rifle en la otra.

—Mi sobrino favorito. ¡Te he estado buscando!—canturrea en voz alta.

Su cabello oscuro está peinado hacia atrás hasta el punto en que brilla contra las
luces. Su cara está bien afeitada, su traje oscuro tiene aspecto caro.

—Le dije a tu gato Félix que tu tío estaba buscándote—se burla Cross mirando a
Félix.

—Seh, he estado ocupado. —No puedo darme cuenta si saben algo sobre Jillian o
no.

—Éste está cargado. —El tío arroja un rifle en mi dirección. Atrapándolo, lo giro
en mis manos.

—¿Para qué es esto?

—Tenemos un sheriff que se ha rebelado. Ya no acepta nuestro dinero y se está


convirtiendo en un problema.

No he oído nada de eso. Bones dijo que les pagaron a todos sin ningún
contratiempo.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¿Qué quieres decir? ¿Cuál de nuestros hombres?—pregunto suspicazmente.


No confío en el tío Frank, en absoluto. No después de la forma en que la mierda se
develó aquí recientemente.

—Uno mío. No lo conoces. —Deja su puro, soplando una bocanada de humo.

—Este cierto sheriff me ha estado sacando de quicio desde hace un tiempo. Él es


una lección, mi niño, una lección que debe ser enseñada esta noche.

Niego con la cabeza, devolviéndole el rifle. No quiero tener nada que ver con sus
tratos, y tampoco lo quiero en el club. Éste es tan buen momento como cualquier otro
para dejar eso en claro.

—No, no lo creo. Y ahora que estoy aquí, necesito decirte algo. Tu casino y mi
club son dos cosas muy diferentes, y tenemos que separar nuestros negocios ahora.

Félix se tensa detrás de mí. No lo miro, pero puedo sentirlo.

El tío mira hacia abajo, negándose a tomar el rifle.

—¿Es eso lo correcto? —Tomando su cigarro, le da una gran calada—. Sabía que
este día llegaría, el día en que pensarías que eres lo suficientemente hombre como
para tomar el control. Te digo algo, me dejas usar a tus hombres una vez más y es un
trato. Necesito que esto se haga esta noche, y no tengo suficientes hombres para
hacerlo.

—No lo sé—respondo, palmeando el rifle. Un rifle que matará a las fuerzas del
orden público, incluso si llevan un chaleco antibalas.

—Si es un no, entonces te aseguro que no iré a ningún lado. —Sus palabras salen
amenazantes. Alzando mi mirada del arma hacia él, mis dedos agarran el gatillo.
Podría terminar esto ahora mismo. Podría dispararle.

—Te diré qué. Si quieres ser un maldito mocoso consentido, tú y tu


vicepresidente pueden irse, y me aseguraré de que lo recuerdes—nos amenaza Cross,
apuntando su arma hacia nosotros. No podría matar a mi tío aquí mismo si quisiera;
Cross me liquidaría.

—¡Decide ahora!—ruge el tío.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Recuerdo la última vez que vacilé ante un trabajo. Si no acepto esto, Cross
encontrará a mi hermano o a mi madre y los lastimará. Tal vez incluso a Jillian. No
hay tiempo para pensar las cosas en mi mundo; tienes que ser capaz de pensar bajo
presión y tomar el toro por los cuernos.

—Amigo—susurra Félix detrás mío—. Solo acepta el maldito trato.

—¿Quién es el oficial?—pregunto exhalando. Es un hombre, así que sé que no es


Jillian.

—No es un oficial... es un teniente.

JILLIAN
Volviendo al departamento, mi padrastro parece desconectado. Está realmente
rígido, y su frente suda mucho.

Revisa su teléfono y mira por encima del hombro.

Ahora, estoy preocupada.

—¿Qué está pasando?

—¿Qué? —Su cabeza se alza bruscamente hacia mí, veo confusión en su rostro.

—Dije, ¿qué está pasando?

—Nada, simplemente no me siento bien.

—5Paul55.

—¡Mierda!—maldice, agarrando la radio pegada a su hombro.

—5Paul55.

—5Paul55, recibí una llamada sobre un disturbio en Old Highway Seven (Vieja
Autopista Siete). Marcador de kilómetro 204.

Mi papá muerde su labio inferior, su mano se frota la barbilla.

—Papá, ¿vas a tomar eso o qué? —Intento sacarlo de cualquier trance en el que se
encuentre.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Él inhala y cierra los ojos.

—5paul55, copiado. En camino.

Rápidamente, gira el volante y nos lleva a la carretera secundaria alejándose de


la ciudad.

—Es teniente Oaks, oficial—me instruye.

Sonrío burlonamente. Aquí está el hombre intimidador que conozco.

Observo los marcadores de los kilómetros, uno por uno hasta llegar al 204. Al
darme cuenta de que no hay nadie aquí, digo:

—Ah. Supongo que quienquiera que fuese, ya se ha ido.

—Supongo que sí—masculla el teniente Oaks, deteniendo el auto.

—Usa el reflector, mira hacia el desierto.

—No. Lo que sea que haya estado aquí, ya se fue. Ahora, vayamos al
departamento antes de que entren más llamadas.

Antes de que ponga el auto en reversa, unos focos delanteros emiten una luz
intensa desde otro lado del camino, brillando directamente en mi parabrisas.

Alzando el brazo para protegerme los ojos, trato de mirar más allá de la luz pero
no puedo ver nada.

Las luces se encienden también al costado del auto de mi padre y él maldice.

—¿Oyes eso?—pregunto nerviosamente. Él se inmoviliza, tratando de escuchar


lo que yo escucho.

El sonido de un trueno, o una secuencia de estruendos a lo lejos.

—Jillian, necesito que te quedes en este coche. ¿Lo entiendes?

Los latidos de mi corazón retumban en mi pecho, el miedo corre por mi espalda.

—¿Por qué?

267
M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

El sonido se hace más fuerte, y un montón de pequeñas luces brillan en nuestra


dirección desde la carretera. Hay un montón de motos dirigiéndose hacia nosotros.

—Solo haz lo que te pido.

—¡No voy a quedarme en el coche!—grito.

Él se da vuelta y palmea mi mejilla.

—Jilly Bean, quiero que sepas que te amo. Sé que no lo digo mucho, pero lo hago.
Cuando ingresaste a nuestro departamento, esperaba un borrón y cuenta nueva en el
personal. Quiero que me prometas que mantendrás esa fiereza que arde tan
brillantemente dentro de ti.

Mis ojos se llenan de lágrimas, mi miedo aumenta hasta el punto en que puedo
hiperventilar.

—¿Por qué? ¿Qué va a pasar? —Mi boca tiembla, las lágrimas brotan de mis ojos.

—¡Prométemelo! —Su tono está al borde de la súplica. Todo lo que puedo hacer
es asentir con la cabeza.

El movimiento atrapa mis ojos. Mirando por el parabrisas, hay un hombre con un
traje de aspecto caro y otro hombre un poco más bajo de pie junto a él. Pero lo que
atrapa mi atención es el resto de los tipos que están a su lado con chalecos de cuero.

El hombre del traje extiende el brazo, su mano con un movimiento de “ven


aquí”.

—¡Si sales de este auto, te matarán!—le grito a mi padre.

—Si no salgo, vendrán a buscarme, y te encontrarán. —Me palmea la cabeza y


sale del auto.

Quiero gritar, quiero salir del auto, pero estoy congelada en el asiento.

Mi padrastro camina alrededor del auto, su mano en el arma.

Están hablando pero no puedo escucharlos, así que bajo la ventanilla un poco.

—Frank, ¿cuál parece ser el problema?

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

Frank chasquea los dedos, y Félix y Zeek salen de la multitud. Mis ojos se abren
ampliamente, mis manos se agarran al tablero sin piedad. Zeek tiene esa mirada, la
de un monstruo, sus ojos están brillando como los de un animal salvaje encandilado
por los faros delanteros. Su cuerpo está inflamado de ira, sus ojos vacíos y sin
emoción.

Antes de que mi padre tenga tiempo de reaccionar, Zeek le clava el puño en el


estómago.

No puedo evitar el grito que se escapa de mi boca. Agarro la manija de la puerta


para salir, pero recuerdo que mi padre me hizo prometer que me quedaría aquí.

No puedo ayudarlo.

Somos nosotros dos, y al menos una docena de ellos.

Agarrando el walkie, pido refuerzos.

—5paul69, abriendo todas las líneas. Oficial caído. ¡Envíen refuerzos a Old
Highway Seven, kilómetro 204! —Casi grito las palabras ya que estoy exaltada.

La radio emite un sonido extraño antes de que el operador repita mi llamada.


Viendo que estamos tan lejos, les tomará mucho tiempo llegar hasta aquí.

Zeek y Félix dan un paso atrás, y Frank da un paso adelante, el tipo pequeño y
bajo detrás de él, que no sé quién es lo sigue de cerca.

—Lamento haber llegado a esto, teniente Oaks, pero me temo que sea una lección
que debe enseñarse.

Mi padre está de rodillas en la vieja carretera rota, con la cabeza colgando.

Félix se adelanta y agarra el cabello de mi padre, tirando de su rostro para que


mire a Frank.

—¿Qué lección? ¡Teníamos un trato, Frank! —grita mi padre.

¿Un trato? ¿Qué trato? Mi mente corre tratando de resolverlo, pero todo está
sucediendo tan rápido que no puedo seguir el ritmo.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Me temo que eso quedó en el pasado cuando se cruzaron las líneas—informa
Frank.

—¡Vete a la mierda! —Yo me estremezco por el coraje de mi padre.

Frank sonríe diabólicamente y se da la vuelta, de cara a Zeek.

—La lección saldrá a la luz muy pronto. Estoy seguro de ello. —Zeek frunce el
ceño confundido, al igual que Félix—. Terminen el trabajo.

El tipo más bajo da a Zeek y Félix un rifle. Todo a mi alrededor se pone borroso,
mis oídos zumban.

Mi mano agarra la manija de la puerta.

Ellos apuntan a mi padre.

Yo grito.

Se escucha un fuerte estallido, un segundo rápidamente después, y grito tan


fuerte que no puedo oír nada más. Abro la puerta de un puntapié y me caigo del
auto, tratando de llegar a mi papá más rápido de lo que mi cuerpo puede mantener
el ritmo.

—¡No! —Estoy sollozando.

Los ojos de Zeek se clavan en los míos, y el arma de Félix se alza en mi dirección.

Derrapo al costado de mi padre y encuentro pequeñas heridas de bala en todos


lados, su respiración apenas audible mientras lucha por respirar.

La sangre empapa mi uniforme, manchando mis manos.

—¡Papá, despierta!—lloro, meciéndolo.

Las sirenas suenan a lo lejos, sacándome bruscamente de mi estado de sordera.

—Yo-yo no sabía—tartamudea Zeek. Lentamente, aparto la mirada de mi padre


hacia Zeek. Deja caer el rifle, sus manos en su cabello mientras sus ojos miran a los
míos con puro pánico.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—Te dije que todo saldría a la luz. —Frank se ríe entre dientes de Zeek antes de
caminar frente a una hilera de hombres, todos con chalecos de cuero.

—¡Matad a la chica también!—ordena Frank—. Vas a aprender, Zeek, que yo soy


tu dueño. Si tengo que apartar a otra mujer de ti para que lo aprendas, entonces que
así sea.

—¡Corre! —susurra Félix con dureza, su voz es tan baja que apenas lo
comprendo.

Zeek se inclina, levantándome en sus brazos rápidamente.

—¡Suéltame, él me necesita!—lloro, tratando de agarrar a mi padre, mis manos


rasguñan a Zeek mientras me levanta del cuerpo sin vida de mi padre—. ¡Por favor,
bájame! —le ruego.

Mis dedos se clavan en la garganta de Zeek en un esfuerzo por soltarme, y le


arranco la gargantilla de alrededor del cuello en el proceso. Las cuentas vuelan por
todas partes, rebotando en el pavimento mientras él me trata toscamente para que
me someta. Zeek cierra los ojos como si sintiera dolor, antes de abrirlos con una
mirada ilegible cruzando su rostro y correr hacia la patrulla. Los disparos suenan, y
me tenso mientras las balas vuelan alrededor de nosotros.

Rápidamente, abre la puerta del lado del conductor y entra.

—¡Maldición! —Zeek se cae en el asiento, sujetándose el brazo mientras yo gateo


al asiento del copiloto. La sangre aparece en un pequeño círculo en su camiseta,
creciendo rápidamente.

Pone el auto en reversa, hace un giro completo antes de escapar a toda velocidad.

—Mierda, esto quema. —Zeek golpea su puño contra el volante.

—¡Detén el coche! ¡Déjame salir!—grito, necesitando que dé la vuelta. La


adrenalina corre por mi cuerpo hasta el punto en que me siento mareada.

Él me mira, sus ojos oscuros y ominosos.

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M. N. FORGY – REINADO
Serie Sin City Outlaws 1

—¡DETEN EL COCHE!—grito histéricamente y mi labio inferior está


temblando—. Tenemos que regresar.— Mis palabras están saliendo roncas por todos
mis gritos.

Sus ojos brillan con una mirada ilegible. Eso me hiere. Me duele el corazón.

Él acaba de matar a mi padre.

Él acaba de matar lo nuestro.

—Te odio. No quiero saber nada de ti. Me prometiste que nunca me lastimarías.
—La última de mis palabras sale en un susurro.

—Eres mía, Jillian. Te lo dije. —Mira la carretera por un segundo, luego a mí—.
Si te dejo salir, morirás. Si me detengo, muero. Estamos atrapados juntos. No puedes
escapar de mí.

—¿Escapar?—grazno, sus palabras me asustan.

La estática de la radio nos rodea antes de que salga una voz.

—A todas las unidades, a todas las unidades. Por favor, informen sobre el
vehículo robado del sheriff. La oficial Jillian Adams y Zevin Deluca están armados y
son peligrosos. Quedan notificados.

—¿Cómo es eso posible?— Niego con la cabeza, la salinidad de mis lágrimas se


desliza entre mis labios. Deberían estar viniendo a rescatarme, no saliendo a
perseguirme.

—Porque todo tu departamento está sucio. Mi tío está buscando tu sangre, a toda
costa y usará todos los recursos que pueda.

Niego con la cabeza, me rehúso a creerlo. Me rehúso a creer, que todo lo que
crecí queriendo ser, está corrupto. Me niego a creer que mi padre esté muerto, o que
él formaba parte de todo eso. Pero, sobre todo, me niego a seguir amando a Zeek.

—Tu padre estaba sucio—habla Zeek finalmente—. Los policías, los sheriffs, las
patrullas de caminos. En el noventa por ciento de los casos, si están trabajando para
la policía en Las Vegas, están trabajando para nosotros.

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Serie Sin City Outlaws 1

—Eso es pura mierda—le gruño, con los dientes apretados.

—¿Lo es? Entonces, ¿por qué hay una APB (orden general de búsqueda y
captura) para tu arresto, Jillian? ¿Por qué mi club es intocable?

Sus palabras punzan. Mis heridas son demasiado frescas para escuchar todo esto.
Mi padre era un buen hombre, me enseñó todo lo que sé. No puede ser cierto.

Ahí es cuando noto que mi mano agarra algo. Abriendo mi palma, encuentro una
cruz de metal. Debe haber sido una parte del collar que llevaba Zeek. Cerrando la
mano, un sollozo destruye mi cuerpo, las últimas palabras de mi padre vienen a mi
mente.

“Jilly Bean, quiero que sepas que te amo. Sé que no lo digo mucho, pero lo hago.
Cuando ingresaste a nuestro departamento, esperaba un borrón y cuenta nueva en el
personal. Quiero que me prometas que mantendrás esa fiereza que arde tan
brillantemente dentro de ti”.

Las palabras no tenían sentido entonces, pero ahora lo tienen. Mi cuerpo y mi


mente se cubren de un entumecimiento confortable mientras las palabras decantan.

Mi padre estaba sucio.

Me acurruco en el asiento, la sensación de cualquier emoción sombría.

Zeek tenía razón.

Nunca me escaparé.

Él me posee.

Sin él, moriré.

—¿A dónde vamos?—susurro, con los ojos hinchados de tanto llorar. El vacío de
mi padre que ya no está vivo, me está carcomiendo las entrañas.

—A lo de mi hermano. A lo de los The Devil's Dust.

CONTINUARÁ

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