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Marco Legal Internacional

Objetivo de la Unidad: Conocer el marco legal de la Violencia Intrafamiliar, Contra la


Mujer y los Delitos Sexuales, basado en la normativa internacional y nacional.

Contenido de la Unidad: 1. Marco Jurídico Internacional. Convenciones y tratados para


erradicar y sancionar la Violencia Contra las Mujeres: a) Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer. b) Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. c) El Estatuto de
Roma. d) La Convención de los Derechos del Niño. Instrumentos Internacionales y
Regionales para combatir la Violencia Contra las Mujeres

Marco Jurídico Internacional: convenciones y tratados

En las últimas décadas, principalmente, a partir de los años Principales convenios


70, en materia de Derecho Internacional de los Derechos
1. BELEN DO PARA.
Humanos de las mujeres, de los niños y las niñas, de los Convención Interamericana para
pueblos originarios, los/las discapacitados/as y aún más Prevenir, Sancionar y Erradicar la
recientemente a los/as adultos/as mayores, hemos visto Violencia Contra la Mujer (OEA,
1994)
adelantos muy sustanciales, tanto en el reconocimiento de 2.- CEDAW. Convención sobre
nuevos derechos, como en la aprobación de tratados que la Eliminación de todas las
consagran dichos derechos, y los mecanismos de protección Formas de Discriminación contra
la Mujer (ONU, 1979).
de los mismos. 3.- Convención de los Derechos
del Niño: (ONU 1989).
En este período, los derechos humanos de las mujeres y de
los niños y niñas, fueron reconociéndose paulatinamente, como parte de un proceso de
especificación creciente de derechos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (Naciones Unidas, 1948), utiliza


repetidamente las expresiones “toda persona”, “todo ser humano” o “todo individuo”, al
referirse a cada uno de los derechos que integra. los Pactos Internacionales de Derechos
Civiles y Políticos y de Derechos Sociales, Económicos y Culturales (Naciones Unidas,
1966), también utilizan la misma fórmula, al igual que otros instrumentos universales o
regionales del derecho internacional de los derechos humanos, todos hacen mención a los
derechos de “toda persona sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, opinión
política o de cualquier otra índole; , no obstante, existen determinados grupos de la
sociedad, que por sus necesidades específicas, no les es suficiente la protección general
que se brinda a todos los seres humanos (hombres y mujeres), para proteger a ciertos
grupos, que requieren amparos diferentes, específicos a sus características y necesidades,
esta situación generó la necesidad de establecer instrumentos y mecanismos especiales,
para asegurar la vigencia de sus derechos humanos. En esa categoría se encuentran las
mujeres, quienes además de estar sometidas, al peligro de ser afectada en el goce de sus
derechos humanos, por parte del Estado, lo estaba también, a un poder originado en las
características de una sociedad patriarcal, también los niños, niñas y adolescentes,
sometidos/as al poder de los adultos/as, no solamente en sus relaciones con el estado, sino
en el hogar, en la escuela y la sociedad.
El proceso de descripción de derechos, es el resultado, de la lucha de muchos años, de los
mencionados grupos, por el reconocimiento de sus derechos y en el caso de las mujeres
latinoamericanas, los esfuerzos más importantes, han sido la aprobación de la Convención
para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (ONU, 1979) y
la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la
Mujer (OEA, 1994).

En un nivel distinto, también han sido muy importantes, algunos documentos no


vinculantes, aprobados en conferencias mundiales; en particular, la Conferencia Mundial
de Derechos Humanos (Viena, 1993), en la cual se aprobó la Declaración de Viena, que
reconoce por primera vez que los derechos de las mujeres son derechos humanos y que la
violencia contra éstas es una transgresión a dichos derechos; en cuanto a los niños y niñas,
tenemos la Convención y la Declaración de los Derechos del Niño y de la Niña, La
Convención, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de
noviembre de 1989.

En cuanto a la Violencia Contra la Mujer, y como lo reflejan las alejadas fechas de las
citadas convenciones, el proceso de reconocimiento de ésta, como una violación a los
derechos de las mujeres, ha sido mucho más lento; ha debido enfrentar las resistencias a la
comprensión de este problema, en lo concerniente a la responsabilidad de los Estados, en
una mirada que sólo alcanzaba a ver una leve o dudosa culpabilidad de los agresores
directos, y no todo aquello que los Estados hacen o dejan de hacer para poner fin a esta
violencia y para proteger a las víctimas.

En la actualidad, en la normativa internacional, se reconocen distintas categorías de


derechos vulnerados con la Violencia Contra las Mujeres, derechos consagrados en
diferentes tratados y convenciones, ratificados por la gran mayoría de los países de la
región1 las más importantes son:

a) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia


Contra las Mujeres (OEA, 1994) BELEN DO PARA, ratificada por la República
Dominicana el 10 de enero de 1996.

Esta Convención, ha sido ratificada por casi todos los Estados de la Región 2, con excepción
de Canadá, Cuba, Estados Unidos y Jamaica. En ésta los Estados gratificantes, asumieron
obligaciones que este texto consagra en sus artículos 7 y 8, y que hacen referencia a
acciones de hacer y no hacer, en los planos de la prevención, sanción (legislación y acceso
a la justicia), atención integral (detección, intervención en crisis, protección y derivación a
las instancias correspondientes) e información y registro de los casos.

1
En la página http://www.unhchr.ch/spanish/html/intlinst_sp.htm se encuentran todas la convenciones y tratados de derechos humanos
con sus respectivos listados de ratificación por cada país.

2
Ha sido ratificada por Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas (Commonwealth), Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,
Perú, República Dominicana, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, St. Kits y Neváis, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y
Venezuela. Las fechas de ratificación se pueden ver en la página http://www.oas.org/juridico/spanish/firmas/a-61.html
El artículo 7° consagra las obligaciones de carácter inmediato y el 8° las progresivas.
Dentro de las primeras encontramos:

a. Actuar con la debida diligencia, para prevenir, investigar y sancionar la Violencia


Contra las Mujeres.
b. Incluir en su legislación interna, normas penales, civiles y administrativas, así como
de otra naturaleza, que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la
Violencia Contra la Mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que
sean del caso.
c. Adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar,
intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer, de cualquier
forma que atente contra su integridad o perjudique su propiedad.
d. Tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medios de tipo legislativo, para
modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas
o consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia de la Violencia
Contra la Mujer.
e. Establecer procedimientos, legales justos y eficaces, para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos.
f. Establecer, los mecanismos judiciales y administrativos necesarios, para asegurar
que la mujer víctima de violencia, tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación
del daño u otros medios de compensación justos y eficaces. Adoptar las
disposiciones legislativas o de otra índole, que sean necesarias para hacer efectiva
esta Convención.

Conforme al artículo 11 de la Convención, los Estados Partes y la Comisión Interamericana


de Mujeres (CIM), pueden requerir opiniones consultivas, sobre la interpretación de esta
Convención a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Dentro de los mecanismos de protección, el más importante es el que señala el artículo 12,
que consagra las denuncias ciudadanas; señala este artículo: “Cualquier persona, grupo de
personas o entidad no gubernamental legalmente reconocida en uno o más Estados
miembros de la Organización, pueden presentar a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos peticiones que contengan denuncias o quejas de violación del artículo 7 de la
presente Convención, por un Estado Parte y la Comisión las considerará de acuerdo con las
normas y requisitos de procedimiento para la presentación y consideración de peticiones
estipuladas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Estatuto y el
Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”

De manera, que, cualquier persona, que estima que el Estado no está respetando o
garantizando el artículo 7 de esta Convención, puede presentar una denuncia a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cumpliendo con el procedimiento
establecido para esto, en el Reglamento de dicha Comisión.
b) Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer, CEDAW. (ONU, 1979). Ratificada por la República Dominicana el 2 de
septiembre de 1982.

Esta convención, fue ratificada, por todos los países de América Latina y el Caribe (la
región que más rápido la ratificó). Es una convención innovadora, porque abordó un tema
que en aquel momento, no era un tema de la agenda pública. En la Convención se
consideran los derechos de las mujeres en la familia en su totalidad -derechos que no eran
mencionados en la época en que se elaboró la Convención- incluyendo los derechos
sexuales y reproductivos.

La Convención obliga al Estado, a condenar la discriminación contra la mujer, en todas sus


formas, y sobre todo, a eliminarla y sancionarla, aunque ésta sea practicada por personas,
organizaciones o empresas privadas.

La Convención, va más allá del concepto de discriminación utilizado en muchas


disposiciones y normas legales, nacionales e internacionales; si bien, dichas disposiciones
y normas prohíben la discriminación por razones de sexo, y protegen al hombre y la mujer
de tratos basados en distinciones arbitrarias, injustas o injustificables, la Convención se
centra en la discriminación contra la mujer, insistiendo en que la mujer, ha sido y sigue
siendo objeto de diversas formas de discriminación por el hecho de ser mujer.

Una lectura conjunta de los artículos del 1 al 5 y 24, que constituyen el marco interpretativo
general de todos los artículos sustantivos de la Convención, indica, que hay tres
obligaciones que son fundamentales en la labor de los Estados Partes, de eliminar la
discriminación contra la mujer; estas obligaciones deben cumplirse en forma integrada y
trascienden la simple obligación jurídica formal, de la igualdad de trato entre la mujer y el
hombre, estas son:

a. Tienen la obligación de garantizar, que no haya discriminación directa ni indirecta


contra las mujeres en las leyes, y que en los ámbitos público y en el privado la
mujer esté protegida, contra la discriminación que puedan cometer las autoridades
públicas, los jueces/as, las organizaciones, las empresas o los particulares, por
tribunales competentes, por la existencia de sanciones y otras formas de reparación.
b. Tienen la obligación de mejorar la situación de facto de las mujeres, adoptando
políticas y programas concretos y eficaces.
c. Están obligados a hacer frente a las relaciones prevalecientes entre los géneros y a la
persistencia de estereotipos basados en el género, que afectan a las mujeres, no sólo
a través de actos individuales, sino también, porque se reflejan en las leyes y las
estructuras e instituciones jurídicas y sociales.

La Convención, contiene dos normas aplicables al tema de la violencia doméstica: una de


carácter más general y otra más específica.

El artículo 3º obliga a los Estados a tomar “en todas las esferas y en particular en las esferas
política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter
legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de
garantizarle el ejercicio y goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales, en
igualdad de condiciones con el hombre”. Esta norma consagra la obligación de los Estados
de garantizar el goce de los derechos, que pueden considerarse de carácter genérico y que
se encuentran en otras convenciones internacionales, estableciéndose, además, como la
segunda obligación de los Estados en materia de derechos humanos, luego de su obligación
de respeto de los mismos.

De manera que los Estados gratificantes, están obligados a garantizar el ejercicio y goce de
los derechos humanos relacionados con la Violencia Contra las Mujeres, como son: el
derecho a una vida sin violencia, a la vida, a la integridad física y psíquica, etc., en igualdad
de condiciones para hombres y mujeres.

Por otra parte, el artículo 5º en su letra a, obliga a los Estados a tomar medidas apropiadas,
para “modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra
índole, que estén basados, en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los
sexos o en funciones estereotipadas de hombre y mujeres”.

Si consideramos, que la Violencia Contra las Mujeres, es una práctica que se basa en la
creencia de la superioridad y control de los hombres, los Estados gratificantes, están
obligados a tomar medidas, para modificar este patrón sociocultural de conducta.

En ciertas circunstancias, será necesario, que haya un trato no idéntico de mujeres y


hombres, para equilibrar esas diferencias. El logro del objetivo de la igualdad sustantiva
también exige una estrategia eficaz encaminada a corregir la representación insuficiente de
la mujer y una redistribución de los recursos y el poder entre el hombre y la mujer.

Además de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación


contra la mujer, otros instrumentos internacionales de derechos humanos y documentos de
política aprobados en el sistema de las Naciones Unidas, incluyen disposiciones sobre
medidas especiales de carácter temporal, para apoyar el logro de la igualdad. Dichas
medidas se describen usando términos diferentes y también difieren el significado y la
interpretación que se les dé, su finalidad es, la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, incluida, la eliminación de las causas y consecuencias de la
desigualdad sustantiva o de facto. Por lo tanto, la aplicación de medidas especiales de
carácter temporal de conformidad con la Convención es un medio de hacer realidad la
igualdad sustantiva o de facto de la mujer y no una excepción a las normas de no
discriminación e igualdad.

Esta Convención, ha sido ratificada por casi todos los países de la región, y un número muy
importante del mundo; en América constituyen excepciones: Estados Unidos, Paraguay y
Puerto Rico.

Significado y alcance de las medidas especiales de carácter temporal en la Convención


sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. CEDAW.

La Convención establece, que “La adopción por los Estados Partes de medidas especiales
de carácter temporal, encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la
mujer, no se considerará discriminación, en la forma definida en la presente Convención,
pero de ningún modo entrañará, como consecuencia, el mantenimiento de normas
desiguales o separadas; estas medidas cesarán cuando se hayan alcanzado los objetivos de
igualdad de oportunidad y trato”

Estas “medidas especiales”, son de carácter temporal, y tienen como finalidad, apresurar la
mejora de la situación de la mujer, para lograr su igualdad sustantiva o de facto con el
hombre, realizar los cambios estructurales, sociales y culturales necesarios, para corregir las
formas y consecuencias pasadas y presentes de la discriminación contra las mujeres, así
como compensarlas, y la participación en condiciones de igualdad de la mujer en el ámbito
político, económico, social, cultural y civil, o en cualquier otro ámbito.

Por lo tanto, no debe considerarse, que esas medidas son necesarias para siempre, aun
cuando el sentido del término “temporal” pueda, de hecho, dar lugar a la aplicación de
dichas medidas durante un período largo. La duración de una medida especial de carácter
temporal se debe determinar teniendo en cuenta el resultado funcional que tiene, a los fines
de la solución de un problema concreto y no estableciendo un plazo determinado. Las
medidas especiales de carácter temporal deben suspenderse cuando los resultados deseados
se hayan alcanzado y se hayan mantenido durante un período de tiempo.
Las medidas especiales a que hace
referencia la Convención, tienen
carácter temporal, son una estrategia
para los Estados para lograr la
igualdad entre hombres y mujeres,
cesará cuando se hayan alcanzado los
objetivos de igualdad de oportunidad
y trato.

Estas medidas, no son una excepción a la regla de no Discriminación, sino parte de una
estrategia necesaria de los Estados Partes, para lograr la igualdad sustantiva o de facto de la
mujer y el hombre, en el goce de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

Si bien, la aplicación de medidas especiales de carácter temporal, a menudo repara las


consecuencias de la discriminación sufrida por las mujeres en el pasado, los Estados Partes
tienen la obligación, en virtud de la Convención, de mejorar la situación de las mujeres,
para transformarla en una situación de igualdad sustantiva o de facto con el hombre,
independientemente, de que haya o no, pruebas de que ha habido discriminación en el
pasado. El Comité considera que los Estados Partes, que adoptan y aplican dichas medidas
en virtud de la Convención, no discriminan contra el hombre.

Generalmente se utilizan diferentes términos para hacer referencia a las “medidas


especiales de carácter temporal” como son: “acción afirmativa”, “acción positiva”,
“medidas positivas”, “discriminación en sentido inverso” y “discriminación positiva”. Estos
términos surgen de debates y prácticas diversas en diferentes contextos nacionales; no
obstante, el significado real del término “especiales” en la formulación del párrafo 1 del
artículo 4 es que las medidas están destinadas a alcanzar un objetivo específico.
El término “medidas” abarca una amplia serie de instrumentos, políticas y prácticas de
índole legislativa, ejecutiva, administrativa y reglamentaria, como pueden ser los
programas de divulgación o apoyo; la asignación o reasignación de recursos; el trato
preferencial; la determinación de metas en materia de contratación y promoción; los
objetivos cuantitativos relacionados con plazos determinados y los sistemas de cuotas. La
elección de una “medida” en particular dependerá del contexto en que se aplique el párrafo
1 del artículo 4 y del objetivo concreto que se trate de lograr.

c) El Estatuto de Roma, ratificado por la República Dominicana el 12 de mayo del 2005.

Proporciona, el mayor reconocimiento legal, hasta la fecha, de la violencia por razón del
género como delito, con arreglo al derecho penal internacional. En la letra g) del apartado 1
del artículo 7, el Estatuto de Roma clasifica como crímenes de lesa humanidad: “La
violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada
o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable”, cometidos “como
parte de un ataque, generalizado o sistemático, contra una población civil”. Los mismos
delitos se clasifican en el punto xxii de la letra b, del apartado 2 del artículo 8, como
violaciones graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos armados y, por tanto,
clasificables como crímenes de guerra.

Con arreglo al principio de complementariedad, establecido por el Estatuto, los Estados


Partes, tienen la responsabilidad primordial, de llevar ante la justicia, los actos de
genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.

El preámbulo del Estatuto de Roma, recuerda, que “es deber de todo Estado ejercer su
jurisdicción penal, contra los responsables de crímenes internacionales”. Por tanto, se ha
defendido que es “esencial, que todos los Estados Partes, así como otros Estados, reformen
su derecho interno o promulguen legislación nueva, en la que se definan los delitos de
acuerdo con el derecho internacional”

d) La Convención de los Derechos del Niño. Adop tada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), es un tratado internacional de las
Naciones Unidas, por el que los Estados firmantes, reconocen los derechos de los niños y
niñas. Está compuesta por 54 artículos que consagran el derecho a la protección de la
sociedad y el gobierno, el derecho de los niños, niñas y a desarrollarse en medios seguros y
a participar activamente en la sociedad.

La CDN, reconoce a los niños y niñas como sujetos de derecho, pero convierte a los adultos
y adultas, en sujetos de responsabilidades.

Es el tratado internacional que reúne al mayor número de estados participantes; ha sido


ratificada por todos los estados del mundo, con excepción de Somalia y Estados Unidos.

Esta convención está desarrollada o complementada por los siguientes protocolos:


a. Protocolo facultativo, de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la
venta de niños y la niña, la prostitución infantil y la utilización de niños y niñas en
la pornografía; Resolución A/RES/54/263 del 25 de mayo de 2000, entrada en vigor
el 18 de enero de 2002.
b. Protocolo facultativo, de la Convención sobre los Derechos del Niño, relativo a la
participación de niños y niñas en los conflictos armados; Resolución A/RES/54/263
del 25 de mayo de 2000, entrada en vigor el 12 de febrero de 2002.

Esta convención, reconoce en el plano del derecho internacional, que los niños y niñas,
como todas las personas, “gozan de los derechos consagrados para los seres humanos, y que
es deber de los estados, promover y garantizar su efectiva protección igualitaria”, a la vez,
que “se reconoce la existencia de protecciones jurídicas y derechos específicos de ciertos
grupos de personas”, entre los que se cuentan los niños, niñas y adolescentes. En otras
palabras, no se trata de derechos diferentes para los niños y niñas con relación a las otras
personas, sino del establecimiento de una protección complementaria (un plus de
protección), para este grupo de la población, en el ámbito de sus relaciones con el estado, la
sociedad y la familia.

La Convención, representa un punto de inflexión, en el proceso cultural, social e ideológico


de ampliación de la esfera de protección de la dignidad humana y constituye la base sobre
la cual los estados partes, deberán planificar sus políticas sociales, adecuar su ordenamiento
jurídico y prácticas institucionales en materia de niñez y adolescencia, a partir de
mecanismos, que habiliten la más amplia participación social.

El denominador común, de todas estas acciones, es el reconocimiento de la calidad de


sujeto de derecho de los niños y niñas, vinculando íntimamente el concepto de ciudadanía
democrática, al goce efectivo de todos y cada uno de sus derechos humanos; se pasa así de
las viejas y aún resistentes doctrinas tutelares, a una concepción edificada, sobre la base de
la protección integral de los derechos de los niños y las niñas, como personas y miembros
de una familia y de una comunidad. Esta situación jurídica, implica la existencia de
derechos y responsabilidades de los niños y niñas, adaptados a la etapa de su desarrollo
físico y emocional.

La Convención sobre los Derechos del Niño, incorpora principios rectores, que cumplen la
función de interpretación del tratado, de orientación para el diseño de políticas sociales y
para la verificación de la forma en que en cada estado respeta cada uno de los derechos;
estos son los principios de no discriminación (artículo 2), interés superior del niño y la niña
(artículo 3) supervivencia y desarrollo (artículo 6) y participación (artículo 12).

El mayor énfasis, en la doctrina surgida con la aprobación de la Convención, se ha


centrado, sin dudas, en la reformulación del principio del interés superior de niño, pues,
antes de la entrada en vigencia de la Convención, dentro del sistema tutelar, esa expresión
aludía a lo que los adultos (padres, jueces, maestros, etc.), entendían por tal, esto es: “lo
que a los adultos, les parecía bueno para los niños y niñas”.

A partir de la doctrina de la protección integral (sustentada en la misma Convención), por


interés superior del niño y de la niña, no puede entenderse otra cosa, que la efectividad de
todos y cada uno de sus derechos humanos; en otros términos, todas la decisiones que en la
familia, la sociedad o el estado afecten a un niño o niña, tendrán que tener en cuenta,
objetiva e indefectiblemente, la vigencia efectiva de la integralidad de tales derechos.

Como ha sostenido recientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “[…] la


expresión interés superior del niño, consagrada en el artículo 3 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, implica que el desarrollo de éste y el pleno ejercicio de sus derechos
deben ser considerados, como criterios rectores para la elaboración de normas y la
aplicación de éstas en todos los órdenes relativos a la vida del niño”; por lo tanto, esta
concepción, viene a hacer un aporte sustantivo, para la construcción de una cultura de
derechos, desde que el interés superior del niño y de la niña, ya no es el concepto subjetivo
e impreciso, sometido a la discrecionalidad de los adultos, sino un indicador preciso de la
forma como se garantiza el goce efectivo de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES Y REGIONALES PARA COMBATIR LA


VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Recomendación N° 19 del Comité de Expertas de la Convención sobre la Eliminación de todas
las formas de Discriminación en contra de la Mujer (1992).
En la cual se establece, que la violencia dirigida a la mujer, por ser mujer, debe ser incluida, en la
noción de discriminación contra la mujer.
Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Declaración y Plataforma de Acción de Viena),
1993.
Reconoce, que la violencia basada en el género, es “...incompatible con la dignidad y valor del ser
humano, y debe ser eliminada... a través de medidas legales y de la acción nacional y la cooperación
internacional, en los campos de desarrollo económico y social, educativo, de salud y maternidad
segura y el apoyo social”. Esta también reconoce la importancia de eliminar la Violencia Contra la
Mujer”, “en la vida pública y privada” y urge a los estados a combatirla en conformidad con la
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, (Asamblea General de la
ONU, 1993).
En ella, se establece que la Violencia Contra la Mujer “...constituye una violación de los derechos
humanos y libertades fundamentales de las mujeres y obstaculiza o anula el disfrute de tales derechos
y libertades fundamentales, por parte de estas.
Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (Programa de Acción de El Cairo),
1994.
Reconoce, que la eliminación de todas las formas de Violencia Contra la Mujer, conjuntamente con el
avance de la igualdad de género, y el empoderamiento de la mujer, incluyendo la capacidad de
controlar las decisiones, en torno a su sexualidad y reproducción, constituyen piezas claves de los
programas de población y desarrollo. Asimismo, exhorta a los países, a adoptar medidas exhaustivas
para la eliminación de todas las formas de Violencia Contra las Mujeres, adolescentes y niñas.
Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (Declaración y Plataforma para la Acción de Beijing),
1995.
Identifica, la Violencia Contra la Mujer, como un obstáculo, para el logro de los objetivos de igualdad,
desarrollo y paz, y como un acto que viola y obstaculiza el disfrute de los derechos humanos y
libertades de las mujeres. La Violencia Contra la Mujer ha sido incluida, como una de las doce “áreas
críticas” hacia las cuales debe estar dirigida la acción de los gobiernos, la comunidad internacional y la
sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado, con el fin de lograr la
igualdad de género y el avance de la mujer.
Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
Discriminación en contra de la Mujer, 1999.
Que crea un mecanismo, que permite la presentación de denuncias, tanto individuales como
colectivas, ante el Comité de Expertas de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
Discriminación en contra de la Mujer. Otorga al Comité, la facultad de llevar a cabo, investigaciones
sobre violaciones sistemáticas o graves de los derechos humanos de las mujeres, en conformidad con
la Convención. Actualmente 71 Estados son parte del Protocolo.
Nuevas medidas e iniciativas para la aplicación de la Declaración y la Plataforma para la Acción
de Beijing adoptada por el Vigésimo Tercer período extraordinario de sesiones de la Asamblea
General de la ONU. 10 de junio de 2000. (Beijing + 5).
Esta realizó un balance de los cinco primeros años de aplicación de la Plataforma para la Acción de
Beijing, amplió los actos considerados como Violencia Contra la Mujer, para incluir las situaciones
específicas de las mujeres en situaciones de conflictos armados, tales como: el asesinato, la violación
sistemática, la esclavitud sexual y el embarazo forzado. Identifica la Violencia Contra la Mujer, los
crímenes de honor, la pornografía infantil, la esterilización forzada, los abortos forzados, el uso
coercitivo de anticonceptivos, el infanticidio femenino, la elección prenatal del sexo del bebé, los
crímenes de motivación racial, los raptos y la venta de niñas, los ataques con ácido y los matrimonios
a edad temprana.
Este resumen fue elaborado por el Grupo Parlamentario Interamericano sobre Población y Desarrollo (GPI) con la colaboración
de UNIFEM en 2009.

De manera, que los instrumentos internacionales anteriormente expuestos y los derechos en


ellos consagrados, conforman un marco jurídico de derechos humanos muy importante para
el abordaje de la violencia contra las mujeres y de los niños, niñas y adolescentes, puesto
que hoy en día, la casi totalidad de los países, ha suscrito uno o varios y, por tanto, ya no
estamos sólo en el plano de la voluntad política de los gobiernos de turno, estamos también
frente a obligaciones exigibles internacionalmente.

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