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Bilbao 10 de marzo del 2005

Comentario realizado en el marco de la presentación del libro: “Reinventar el vínculo


educativo: Aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis”
Hebe Tizio (coord. y co-autora) . Editorial Gedisa, Barcelona. 1ª Edición 2003.
Por Beatriz Tomey. (Docente)

Os quiero traer algo desde mi propia experiencia, que creo que es la mejor manera de acercarse a
éste libro, desde la experiencia y la práctica de cada uno.

Hace más de 20 años que empecé a trabajar de maestra en la entonces “educación preescolar”.
Empecé con pocos conocimientos y mucha voluntad e ilusión.

Con el tiempo me fui dando cuenta, que había dos cuestiones que me preocupaban especialmente:
Por qué un niño no aprende y, lo más duro, que ya desde el preescolar se podía intuir quienes iban
a ser los llamados “fracasos escolares”, salvo que alguna contingencia cambiara el rumbo.

Algo fallaba en una escuela que era incapaz de acercar a estos niños a los aprendizajes.

Empecé a buscar soluciones en las metodologías, estrategias, motivaciones...

Era un momento de movimientos en renovación pedagógica.

Así, me fui acercando a diferentes corrientes tratando de buscar alguna pista: Piaget, la escuela
psicomotricista. Eran momentos vivos en la escuela, nos reuníamos, hablábamos, intercambiábamos
experiencias... Pero a pesar de todo siempre había en cada clase 4 ó 5 alumnos que no iban, incluso
a veces algunos tenían serias dificultades, a los que nos resultaba difícil dar una respuesta. Quizá
por esto me acerqué a la llamada educación especial.

Poco después y a través de una compañera de trabajo me fui acercando al psicoanálisis. Al


principio, he de reconocerlo, me intrigó; pero poco a poco empecé a construir mi marco de
intervención.

Psicoanálisis y pedagogía son dos discursos diferentes, pero es precisamente a partir de esa
diferencia donde se pueden establecer conexiones, como bien nos cuenta el libro. Sin embargo, no
debemos confundirnos, en el aula los maestros somos maestros no psicólogos ni psicoanalistas.

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¿Qué es lo que me gusta de este libro? Precisamente que lo que me provoca son preguntas,
preguntas sobre mi propia práctica. No da recetas, no las hay. Me ha hecho reflexionar, por suerte al
hacerlo con un grupo de compañeras, el intercambio y enriquecimiento está siendo mayor.

Nos encontramos en un momento de crisis social, de valores, ideales, donde lo que impera es:

- Lo inmediato. El acto-efecto.

- Los números, la eficacia, lo evaluable, lo rentable.

- Los protocolos que nos “protegen”.

- El maestro ha perdido su autoridad, aparece la llamada violencia

escolar.

- Los padres no saben qué hacer con sus hijos...

En fin, una situación que todos conocemos.

Mi pregunta es: ¿Cómo orientarnos en este contexto? El libro me ha ofrecido algunas pistas, que
quizás luego podamos comentar:

& El niño/a llega a la escuela, no como una tabla rasa, sino con unos previos de los cuales tenemos
que partir. Nos dirigimos a toda una clase, pero nos escuchan de uno en uno.

& Se trataría de despertar el interés del alumno por la cultura, esto es algo que debe causarse; hacer
algo para que el niño consienta a nuestra oferta educativa. Esto es difícil de sostener si el maestro
esta constantemente bajo sospecha.

& El libro define el acto educativo como “aquello que produce una transformación en el sujeto
gracias a una transmisión lograda a través del vínculo educativo”.

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& El vínculo educativo es del orden de lo particular, se establece con cada sujeto, y hay que hacerlo
revivir constantemente.

& El acto educativo, reinventar el vínculo con el alumno es responsabilidad del maestro, tenemos
que creer en lo que hacemos. Para causar el interés en el alumno, nosotros mismos hemos de estar
interesados, que exista una ilusión por enseñar, y estar advertidos de que hay un límite: No todo es
educable.

O nos sumamos a la norma, lo evaluable, el protocolo, o hacemos una apuesta de coraje y de la


crisis actual de la educación tomamos lo positivo: Apostar por algo nuevo, asumir el riesgo de
inventar, abrir un lugar para el sujeto, recuperar el deseo por enseñar, aumentar el intercambio con
otros profesionales... Reinventar el vínculo educativo es posible si hay un deseo en juego.

Para ir terminando, me gustaría comentaros lo expresado por una compañera con relación al libro,
decía: “ Yo por el título, no me habría acercado al libro, pensaba que estaba lejos de mí porque yo
me siento fuera del psicoanális. Sin embargo, me ha gustado porque me ha ayudado a reflexionar y
en muchas ocasiones me ha reafirmado en mi práctica de trabajo diario. Me ha hecho recordar cosas
básicas sobre la educación que tenía olvidadas por la práctica diaria y la rutina.

El libro no es fácil hay que releer capítulo a capítulo, pasa como cuando ves una película por
segunda vez, aprecias y valoras detalles y matices que la primera vez se pierden en la globalidad.

Es fundamental comentarlo y leerlo con otros compañeros, se sacan muchas ideas entre líneas, el
intercambio es muy enriquecedor...”

Finalmente invitaros a que os acerquéis al libro, lo visitéis, podáis rescribirlo con vuestras
preguntas. No os dejéis llevar por los prejuicios... Siempre hay tiempo para dejar un libro que no
nos gusta. Muchas gracias.

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Bilbao 10 de marzo del 2005
Comentario realizado en el marco de la presentación del libro: “Reinventar el vínculo
educativo: Aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis”
Hebe Tizio (coord. y co-autora) . Editorial Gedisa, Barcelona. 1ª Edición 2003.
Por María Verdejo (Psicoaanalista)

Buenas tardes a todos.


En primer lugar quiero agradecer su presencia aquí, esta tarde, presencia sin la cual este encuentro
no sería posible. Un encuentro que convoca a leer un libro.
¿Qué podría yo hacer para que Vds. consintieran al menos en acercarse a él, darse el permiso de
ojearlo, de tomarlo entre sus manos cuando lo vean en el estante de una librería, o, quizás, pedírselo
prestado a una colega…?
Me gustaría transmitirles lo mucho que a mí me está aportando su lectura, una lectura advertida y
orientada.
Hoy no es fácil encontrarse con libros advertidores. Tenemos libros solucionarios, al estilo de los
dos paradigma que comanda el discurso hipermoderno de nuestra época, el paradigma problema-
solución y, por otra, el paradigma de la evaluación.
El libro ofrece muchos temas sobre los cuales podría haber llamado su atención; pero, como hay
que elegir y ser breves, he escogido centrar este comentario sobre uno de los puntos nucleares que
lo atraviesan. Pero no ha sido ésta una elección azarosa, sino que obedece al efecto que produjo
sobre nosotras mismas su lectura;
“Lo que la educación tiene de antidestino “–Pág. 61-
Este tema hizo que nos detuviéramos y nos preguntáramos sobre nuestra práctica cotidiana,
transformándose en un punto nodal para la misma.
Porque este no es un libro de teoría, aunque también.
Entre las muchas razones por las que acepté estar aquí hoy y enfrentarme al miedo que me producen
estas situaciones, está una de las particularidades que se encuentra en el libro; la conversación que
se mantiene entre la teoría y la práctica; pero al modo de que es la práctica misma la que pone a
prueba los conceptos, a través de las consecuencias de las intervenciones sobre el sujeto mismo. Es
pues un texto orientado desde la ética.
“Lo que la educación tiene de antidestino”
Que se nos hiciera comprensible nos condujo a situar el par significante educación-antidestino al
lado de las respuestas que íbamos encontrando en el texto mismo:
 “se trata de dar un lugar distinto del que el sujeto nos convoca”,

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 “…si el niño espera que se le responda como está habituado, y no lo encuentra, esto
puede producir una modificación…”,
 “…introducir otra lógica que permita poner un freno a las modalidades de respuestas
esperadas por el sujeto. Si no se puede introducir esta ruptura, el sujeto convocará al
educador para reafirmar su propia dificultad, y se contribuirá a la cronificación de sus
problemas”.
 etc.…
Entre las respuestas encontramos un denominador común “el sujeto convoca al educador para que
responda de una manera determinada” y el libro nos advierte de ello e incluso de nuestra
responsabilidad para la cronificación del malestar de un sujeto.
Pero no se asusten, porque estar advertidos y orientados de la buena manera, como he escuchado
tantas veces decir a Anna Aromí, no es sin consecuencias, tanto para el sujeto –de la educación-
como para el educador –agente de la educación-.
Lo van a poder escuchar muy bien desde la práctica misma ya que, al modo que se hace presente en
el libro mismo, he tomado una de las viñetas que aparecen en él para poner a prueba esta
orientación advertida, fragmento que corresponde al capítulo 4 del libro, titulado “Trabajo
educativo con adolescentes”, página 77:
“A. es derivada a nuestro centro procedente de una institución religiosa en la que consideraban
haber agotado las posibilidades de trabajo con ella. Sus expresiones en forma de conductas
antisociales (fugas, robos, transgresiones de las normas…) iban en aumento…
Meses antes de ingresar en nuestro centro A. se había fugado yendo en busca de su madre,
reclamándole la posibilidad de volver al domicilio familiar en el que ella vivía con sus cuatro hijos
que nunca habían estado en situación de tutela administrativa. La respuesta de la madre fue
expulsarla y llevarla a la policía para que la devolvieran al centro. Del mismo modo que a la edad
de cinco años fue entregada al cura del pueblo porque ella misma manifestó haber agotado todas
sus fuerzas para con ella. A. se entrega a una escalada de transgresiones, haciéndose expulsar y
rechazar….”
Detengámonos sobre dos frases:
1.- sus expresiones en forma de conductas antisociales
iban en aumento
2.- haciéndose expulsar y rechazar.

La conducta de A. se lee, se hace con ella un ejercicio de lectura comprensiva, lectura que localiza
al sujeto (historia), sin excluirla, como podemos escuchar en otros discursos que evaluarían dicha

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conducta como un problema a extinguir centrando sus estrategias de intervención en el paradigma
problema-solución.
Aquí radica una clara diferencia y un punto de encuentro entre la pedagogía y el psicoanálisis,
ambos trabajan con sujetos, y, si se le excluye los efectos retornan de la peor manera. Hoy tenemos
claros ejemplos.
Lo que impide que A. funcione con normalidad no es una incapacidad, ni un trastorno, sino su
posición de repetición de lo que había pasado en su historia. Es decir, la conducta es tomada como
una forma de expresión del malestar de un sujeto”, como algo que la compete en lo más íntimo de
su ser, tanto desde la vertiente que la identifica, como desde la vertiente pulsional.
Pero, si es un malestar podríamos preguntarnos por qué lo repite sin cesar. Freud nos legó una
advertencia fundamental:
“El mal existe. No solamente en el macro mundo de lo social, sino también en el micro mundo de la
subjetividad: en cada uno habita el mal. Y la paradoja de los seres hablantes es que cada uno tiende
activamente a buscar ese mal como si fuera su propio bien… El psicoanálisis propone una
definición del hombre que incluye la animalidad, lo no-civilizado, la pulsión de muerte…De ahí que
los saberes, la educación, la cultura, sean no solo el mejor medio sino el único modo de tratamiento
posible para hacer de la vida algo habitable…Descubriendo el psicoanálisis Freud legó a la
humanidad el instrumento para poder cambiar, uno por uno, algo en todo eso”. – págs. 122,123-
Pero no todo. Este “no todo”, este imposible bien podría haberse tomado como otro tema de
comentario, lo imposible que concierne a la tarea educativa, que comparte con el psicoanálisis y la
política.
Pero no ha sido el caso, aunque los que se acerquen a su lectura podrán encontrarlo.
Estos educadores que van a recibir a A. toman advertidos y orientados por el psicoanálisis que A. es
un sujeto que se hace representar, que se expresa, por estas conductas antisociales.
Volvamos a la segunda frase, “haciéndose expulsar y rechazar”.
Es decir, allá por donde va esta chica se coloca de manera que va a provocar que el Otro la expulse,
que la rechace.
La consecuencia es un estrepitoso “fracaso escolar”. Ella está absolutamente enfrascada en esta
dialéctica, no pudiendo ocuparse nada más que de hacerse expulsar y rechazar. Parafraseando a
María Zambrano, A. se encuentra encerrada dentro del laberinto primario que es la mente de todo
hombre originariamente, encerrada como el Minotauro, desbordante de ímpetu sin salida.
Con éstos previos es con los que llega a la nueva institución, diciendo sin palabras, con su
comportamiento,

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“yo soy una fracasada y merezco la expulsión”. Es su tarjeta de identidad, su DNI (Recordemos
que es una adolescente). Este era su destino y a lo que convocaba constantemente.
La acción educativa sostenida por un equipo advertido se orienta para que A. pueda entender que es
ella la que se hace rechazar, y que no es el mundo el que juega en su contra. De modo que tampoco
se la fija como chica problemática.
Espero que alguno de los presentes en la sala haya podido compartir mi entusiasmo realista cuando
comenzaba escogiendo este punto nodal que recorre el libro,
“lo que la educación tiene de antidestino, es decir, “cómo ir contracorriente de la maquinaria que
hace que un sujeto se presente siempre tropezando con la misma piedra”…En este sentido
podríamos decir que el proceso de apropiación de la cultura está del lado de la separación de ese
Otro previo
constituido por el sujeto. El acto educativo implica un movimiento de ruptura con un estado
anterior. Se consiente a una apropiación de saber, pero eso comporta una separación, pone en forma
un vacío y el educador trabaja con lo que viene al lugar de ese vacío: los saberes culturales”. – pág.
64.
Es para mí una lectura que reconforta y que permite ir más allá de la desidia, de la quemazón
profesional, del control de la conducta, etc.
“Reinventar el vínculo educativo, aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis” es toda
una apuesta realista y realizable. Se trata de devolvernos el amor por la pregunta y la conversación.
Un libro que nos advierte, nos orienta y nos pone a trabajar con lo que es nuestro quehacer de cada
día bien se merece una oportunidad. Espero que haya alguien en la sala que se la dé.
Muchas gracias.
Disponibles en: http.//www.ome-aen.org/actividades/2005/Aromi.htm

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