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Todas las luchas son la misma lucha.

O tal vez podrían serlo. Vivimos en una sociedad muy numerosa donde, nos
guste o no, la mayoría tiene mucho peso. Importa más lo que la mayoría piense
que las ideas mejor argumentadas. Hay muchas luchas y muchas causas para
luchar. A veces nos sentimos tan identificados con la nuestra que nos volvemos
egoístas y desvalorizamos las demás. Es interesante buscar el verdadero
motor de nuestras luchas. Puede ser por moda o la necesidad de aceptación y
en estos casos es cuando la mayoría toma poder ya que estas personas no se
preocupan por los argumentos si no por ser parte del grupo mayoritario, al
menos de su contexto. Hay casos donde los individuos se pueden identificar
por experiencias propias o de gente cercana. En muchos de estos casos se
busca justicia y el motor muy fácilmente puede ser el odio, lo cual genera más
odio. Es importante destacar que no estoy juzgado de correcto o incorrecto las
decisiones y las causas de estas. Solo quiero que sean observadas. Volviendo
a las mayorías creo que podríamos usar esto a nuestro favor buscando puntos
de coincidencia entre luchas. Para esto que parece tan utópico es necesario
dejar de lado el ego, aceptar que nuestras ideas pueden estar erróneas,
escuchar las opiniones de manera objetiva sin importar de quien vengan y
entender que tal vez nuestra lucha no es la más importante ya que todas las
luchas lo son (de hecho no tiene sentido calificarlas). Al convencer a más
personas que estamos luchando a favor de ellos es más fácil tener su apoyo y
así conseguir la mayoría. Esto desvaloriza a las personas que son elitistas por
sus objetivos egoístas y va de acuerdo con el respeto e igualdad que muchos
dicen buscar. 
En mi opinión la mayoría de los problemas sociales tienen muchos puntos en
común que son desaprovechados y sus opositores se generan por la
radicalización y la incoherencia de ideales. Debemos de tener claro que hoy en
día, por la apertura de opiniones, los opositores van a aparecer siempre, al
igual que el radicalismo y el odio. Por eso es importante compartir esta idea de
entender por qué luchamos y de dónde viene esta motivación. Mirarse hacia
dentro. Generar autocrítica. Con la aceptación y confianza que nos dan
nuestras luchas individuales es muy fácil caer en justificaciones para no
cambiar nuestro comportamiento o no aceptar lo que hacemos mal
convirtiéndonos en víctimas. 
  Algo que puede ser solución a todos estos problemas es la educación.
Tenemos que mejorar la educación para que las futuras generaciones no
cometan los mismos errores y vivan en mejores condiciones. Eso parece obvio.
El problema aquí es que si buscamos cambiar la educación con estos ideales
individuales seguirá siendo incoherente y esteremos sembrando las semillas de
nuestros motores de lucha. Si tu motor es el odio sembrarás odio, si es la
necesidad de aceptación eso es lo que buscarás enseñar. Lo que podríamos
buscar es sembrar el autoconocimiento y la objetividad de nuestras decisiones,
las ganas de mejorar las cosas para todos y no solo para el círculo social que
me acepta, al que pertenezco o al que me conviene. Debemos enseñar
autocrítica objetiva apoyada por una buena salud mental y respeto a todos
buscando una lucha que englobe a las demás. 

Julio Raygoza.

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