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FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA
Por:
PSICÓLOGA CLÍNICA
LICENCIADA
AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD
REPRESENTANTES DE ESTUDIANTES
ASESOR DE TESIS
LICDA. SILVIA MOINO
REVISORA DE TESIS
LICDA. LAURA VILLEGAS
ACTO QUE DEDICO
A DIOS
A DIOS
I. Introducción - 01
III. Método - 22
3.1 Sujetos - 22
3.2 Instrumento - 24
3.3 Procedimiento - 25
3.4 Tipo de investigación - 25
IV. Resultados - 27
4.1 Matriz de de análisis de resultados - 28
V. Discusión de resultados - 36
VI. Conclusiones - 42
VII. Recomendaciones - 44
IX. Anexos - 47
9.1 Matriz de criterios de registro - 48
9.2 Registros de sesiones - 50
RESUMEN
Con el objetivo de describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al
Instituto de Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle
la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. Se realizó un
trabajo de investigación de tipo cualitativo, en el cual se llevó a cabo un estudio de caso
de un paciente.
Se recomendó, que durante el proceso de duelo se debe propiciar el espacio para que
el niño exprese sus emociones, preocupaciones, dudas, etc., en cuanto a la muerte y
la pérdida de una persona amada; además de brindarle información honesta y clara
acerca del tema, respetando sus creencias.
RESUMEN
Con el objetivo de describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al
Instituto de Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle
la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. Se realizó un
trabajo de investigación de tipo cualitativo, en el cual se llevó a cabo un estudio de caso
de un paciente.
Se recomendó, que durante el proceso de duelo se debe propiciar el espacio para que
el niño exprese sus emociones, preocupaciones, dudas, etc., en cuanto a la muerte y
la pérdida de una persona amada; además de brindarle información honesta y clara
acerca del tema, respetando sus creencias.
I. INTRODUCCIÓN
Sin importar dicho contexto cultural, la muerte es una fuente primordial de angustia, que
no se presenta por primera vez en la edad adulta porque tiene su origen en la niñez.
Desde la infancia el ser humano suele preocuparse por el tema de la muerte, en especial
al experimentar la pérdida de alguien amado. La importancia del estudio del niño brinda
una oportunidad de analizar en su forma inicial la manera en que el ser humano afronta la
muerte, cuáles son sus temores, evasiones, defensas y desarrollo.
Como mencionó Montoya (1998), en ninguna otra situación como en el duelo, el dolor
producido es total, ya que es un dolor biológico, psicológico, social, familiar y espiritual. En
la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro.
Asimismo, el familiar que sobrevive una muerte no sólo sufre por la pérdida de alguien
importante, sino por haberse enfrentado a la posibilidad de perderse a sí mismo. Es por
esto que este estudio se enfoca en examinar el proceso de duelo de un niño de nueve
años, al aplicar una guía sobre cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el
duelo.
En Guatemala se encontró que con respecto a este tema, Lobo de León (2005) realizó un
estudio sobre el actual conocimiento de los estudiantes de Psicología clínica sobre el
proceso de la elaboración del duelo y apoyo psicológico para personas que han perdido a
un ser querido. Su muestra fue de 44 estudiantes, de ambos sexos, de quinto año de la
carrera de psicología clínica de la universidad Rafael Landívar. La investigadora creó y
usó un cuestionario de 28 reactivos divididos en preguntas de selección múltiple y
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dicotómica, con la finalidad de determinar cuál era el conocimiento actual sobre el tema y
sobre el apoyo necesario para personas que han sufrido una pérdida. Concluyó que los
estudiantes poseen conocimiento sobre el tema y de sus conceptos básicos, pero
desconocen cómo dar apoyo psicológico a estas personas.
Por otro lado, Arévalo (2006) estudió el proceso de duelo no resuelto en una paciente
diagnosticada con un trastorno depresivo, que asiste al Instituto de Psicología Dr. José
Pacheco Molina de la Universidad Rafael Landívar en la Ciudad de Guatemala; el objetivo
consistió en describir cómo un duelo no resuelto propicia la aparición y desarrollo de un
trastorno depresivo. Utilizó la muestra de una mujer de 46 años. El tipo de investigación
fue cualitativa y utilizó como instrumento la técnica narrativa de historia de vida y la
observación. Concluyó que la paciente a pesar de los años transcurridos no lograba
superar la muerte de su madre, lo cual la había mantenido en un estado de ánimo
crónicamente depresivo.
En relación al mismo tema, Cabrera (2005) analizó las características de las etapas del
proceso de duelo en los padres de hijos con retraso mental, sus similitudes y diferencias
en dos casos. El objetivo fue determinar las características y etapas del proceso de duelo,
que sufren los padres con hijos que sufren de retraso mental. Para ello utilizó una
muestra conformada por dos matrimonios, cuyos hijos fueron diagnosticados con este
padecimiento. Utilizó como instrumento de investigación una entrevista semiestructurada
y la observación. Los resultados que obtuvo mediante historias de casos y cuadro
comparativo del proceso de duelo fueron características en común como tristeza, culpa,
reacciones psicosomáticas, angustia, miedo y enojo. Sin embargo, se presentaron
diferencias en el tiempo en que se llevó acabo el proceso. Concluyó que todo proceso de
duelo lleva cinco etapas: negación, rabia e impotencia, negociación, depresión y
aceptación.
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Escala Multidimensional del Temor a la Muerte de Hoelter que incluye dimensiones de
temor al proceso de morir, a lo muerto, a ser destruido, temor por las personas
significativas y temor a una muerte prematura. Incluye 16 fichas con cada uno de los
reactivos de la escala. Además, una hoja de registro de relajación, una hoja de registro
del nivel de ansiedad y una hoja de lectura de toma de conciencia de la muerte. El
programa consta de tres fases: a) la construcción de la jerarquía de temor; b) el
aprendizaje de la relajación muscular profunda; c) la realización del proceso de
desensibilización. El objetivo de esta investigación fue propiciar una toma de conciencia
de la muerte a través de que la persona imagine, anticipe y contemple la propia muerte
o de la de una persona significativa.
Polasek (1999), citada por Callejas (2000) en su tesis sobre la etapa final y el duelo,
manifestó que el estrés causado por la pérdida de un ser querido es tan severo que con
frecuencia desencadena una depresión reactiva; asimismo, se presenta irritabilidad y de
forma lenta, el doliente se va reincorporando a la vida diaria. Los periodos de paz y alivio
se prolongan en tiempo e intensidad, lo que se conoce como reorganización, después
viene la resignación de forma conciente.
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Como se puede observar, las investigaciones anteriores demuestran los estudiantes de
psicología poseen conocimiento sobre el tema y de sus conceptos básicos, pero
desconocen cómo dar apoyo psicológico a estas personas. Además, demuestran que el
duelo se presenta a través de un proceso, en cual es importante la toma conciencia de
la muerte como hecho real que se presentará en cualquier momento de la vida. También
se recomienda realizar investigaciones de tipo cualitativo para ahondar en el tema del
duelo.
Con respecto a los enfoques terapéuticos que abordan la muerte está la escuela
humanista existencialista que considera los aspectos intrapsíquicos y culturales hacia la
muerte y los moribundos, la identidad de la persona vendrá determinada socialmente y se
creará, se mantendrá o cambiará en función de las interacciones con personas
significativas. El duelo llevará a profundos cambios sociales, incluyendo posición social,
estatus y roles. Para las corrientes existencialistas el duelo sería la consecuencia de la
vivencia de la ansiedad existencial, entendida ésta como la posibilidad de no ser
(Gutiérrez, Hortera y Benítez, 2001).
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Dicho autor planteó que existe una preocupación generalizada de los niños sobre la
muerte; cualquier padre o adulto relacionado con niños habrá presenciado alguna vez con
sorpresa al planteamiento repentino de alguna duda de un niño sobre este tema.
Para comprender los pensamientos o dudas de los niños sobre la muerte se puede hacer
hincapié en el desarrollo cognoscitivo en la niñez intermedia. Piaget (1984) determinó
que los niños entre los siete y once años atraviesan por una etapa cognitiva denominada
la etapa de las operaciones concretas, durante dicha etapa los niños desarrollan
habilidades para pensar en forma lógica sobre el aquí y el ahora, pero no con abstracción;
es decir, un niño a esta edad utiliza operaciones mentales internas (pensamiento) para
solucionar problemas, comprende los conceptos de tiempo y espacio, también organiza
series o distribuye ítems según una dimensión particular (como longitud de lo más corto a
lo más largo) y comprende el principio de la conservación. Pero aún se limita a
situaciones reales y presentes, no puede pensar en términos hipotéticos, esta capacidad
se presenta hasta la adolescencia.
Piaget identificó que entre las capacidades cognitivas importantes que se poseen en esta
etapa está la conservación, la seriación, la inferencia transitiva y la clasificación. La
conservación consiste en la capacidad para reconocer que la cantidad de algo se
conserva igual aunque su forma cambie, siempre y cuando no se le haya agregado o
quitado nada, esta capacidad cognitiva implica que los niños comprenden el principio de
reversibilidad (sabe que algunas cosas pueden tener una forma diferente, revertir la
transformación y recuperar la forma original, como la plasticina); también implica la
capacidad de descentrar, lo cual consiste en que pueden enfocarse en más de una
dimensión importante. Al desarrollo de diferentes tipos de conservación en diferentes
edades (dentro de esta etapa) Piaget lo llama decalage horizontal; esto significa que un
niño puede conservar la sustancia (a los siete u ocho años) antes que el peso (a los
nueve o diez años), y la sustancia y el peso antes que el volumen (antes de los doce
años).
La seriación consiste en la capacidad para ordenar objetos de acuerdo con una o más
dimensiones relevantes como peso (del más pesado al más liviano) o color (del más
oscuro al más claro) (Piaget e Inhelder, 1984).
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La inferencia transitiva consiste en la capacidad para reconocer o comprender la relación
entre dos objetos, al conocer la relación entre cada una de ellos y un tercero. Mientras
que la clasificación es la capacidad de los niños para organizar objetos según atributos
particulares, una capacidad de clasificación es la inclusión de clase, es decir, la capacidad
de comprender la relación entre el todo y la parte.
Piaget (1984) sostuvo que los niños pequeños no pueden emitir juicios morales sólidos
hasta que no alcanzan un nivel suficientemente elevado de madurez cognoscitiva para
apreciar las cosas como las ve otra persona. Selman, mencionado por Papalia y Wendkos
(1999) extendió este concepto afirmando que el desarrollo moral está vinculado con la
toma de roles.
Piaget (1984) además presentó que el razonamiento moral se desarrolla en dos etapas, la
primera es la moralidad de restricción y la segunda, la moralidad de cooperación. En la
primera el niño piensa con rigidez sobre los conceptos morales, es egocéntrico y no
puede imaginar más de una manera para ver algún tema de índole moral; cree que las
reglas no pueden cambiar, que el comportamiento es bueno o malo y que cualquier
ofensa merece castigo.
En la segunda etapa el niño posee flexibilidad moral, porque a medida que interactúa con
otras personas, madura y entra en contacto con un rango más amplio de puntos de vista,
incluso algunos llegan a contradecir lo que aprendieron en su hogar. Por lo tanto, llegan a
generar sus propios estándares morales y no consideran lo bueno y lo malo como
absolutos incambiables.
Papalia y Wendkos (1999) señalan que Selman indicó que la capacidad para asumir un
rol es la cualidad para asumir el punto de vista de otras personas, puesto que la moralidad
implica considerar el bienestar de los demás. Resulta razonable suponer que un aumento
en la capacidad para imaginar cómo podría pensar y sentir otra persona deberá
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relacionarse con la capacidad para emitir juicios morales. Selman dividió el desarrollo de
la capacidad para asumir un rol en cinco etapas: Etapa 0 (entre los cuatro y seis años) los
niños son egocéntricos, creen que su propio punto de vista es el único y juzgan de
acuerdo a ello. Etapa 1 (entre seis y ocho años) los niños comprenden que otras personas
pueden interpretar un situación de manera diferente. Etapa 2 (entre ocho y diez años) los
niños desarrollan la conciencia recíproca. Etapa 3 (entre diez y doce años) los niños
pueden imaginar la perspectiva de una tercera persona y toman en cuenta puntos de vista
diferentes. Finalmente, la etapa 4 (adolescencia hasta la adultez) la persona entiende que
la capacidad asumir un rol mutuo no siempre soluciona las disputas, aprende que la
comunicación no siempre puede resolver la rivalidad o discrepancias entre algunos
valores.
La memoria es como un sistema de archivo que contiene tres pasos básicos: codificación,
almacenamiento y recuperación, de acuerdo con la teoría del procesamiento de
información. El primer paso consiste en clasificar, es decir, que después de percibir algo
el niño decide dónde lo va a archivar. El segundo es almacenar el material para que
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permanezca en la memoria. Por último, es necesario que la información pueda
recuperarse. El olvido puede ocurrir debido a un problema en alguno de estos tres pasos,
pero la memoria a corto plazo aumenta con rapidez durante la niñez intermedia (Papalia
y Wendkos, 1999).
Ahora que se ha hecho recuento de las capacidades de pensamiento que tienen los niños
entre siete y once años se puede analizar lo que Yalom (1984) explicó acerca de los
impedimentos para descubrir cuánto saben los niños al respecto de la muerte; él explicó
que debido a que el niño se encuentra en una etapa de operaciones mentales concretas y
apenas empieza a imaginar lo potencial o posible, y no posee habilidades de pensamiento
abstracto, es difícil que comprenda conceptos tales como muerte, el ser y el no ser, la
finalidad, la conciencia y el futuro, porque estos son conceptos abstractos.
Otro obstáculo que planteó Yalom (1984) como impedimento para averiguar lo que niño
sabe de la muerte son los prejuicios de los adultos, él considera que los adultos
generalmente se encuentran renuentes ha hablar de la muerte con los niños, evitan el
tema.
Lapouse y Monk, citados por Yalom, realizaron una encuesta para conocer los temores
de los niños, las autoras estudiaron una muestra muy extensa, de 482 de niños
normales entre los seis y los doce años, para determinar la naturaleza y la extensión
de los temores infantiles, pero, ante la dificultad de entrevistar a tantos pequeños, se
contentaron con preguntar a las madres. Éstas opinaron que los dos puntos
relacionados más de cerca con la muerte (enfermarse, tener un accidente o estar en
peligro de muerte; e inquietarse por la salud) apenas preocupaban a sus hijos; sólo
el 12 % de las madres juzgaron que el primer punto era importante, y el 16 %, el
segundo. En contraste con lo anterior, un 44 % de ellas señaló a las «serpientes»
como motivo de preocupación y el 38 %, las calificaciones escolares.
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desacuerdos, el 90% se debía a que las madres subestimaban la preocupación
del niño por la muerte. Dicha investigación pareciera demostrar que las madres
no se dan cuenta hasta qué punto les preocupa el tema a sus hijos.
Yalom está de acuerdo con Piaget, cuando manifiesta que las pruebas psicológicas por
muy refinadas que sean, suministran datos incompletos y decepcionantes y que la
manera más satisfactoria de estudiar un niño es mediante un examen general o entrevista
clínica. Sin embargo, en la literatura existen pocos informes, que resulten invaluables, de
entrevistas profundas con niños. Dicho autor afirmó que cualquier programa de estudio
que implicara preguntas directas sobre la muerte a niños pequeños, hallaría serias
discrepancias por parte de las autoridades investigadoras y oposición por parte de los
padres.
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De acuerdo con Montoya, el niño mayor de seis años percibe la muerte como un “castigo
por malas acciones”; a esta edad comienzan a aparecer las consecuencias de su
educación religiosa, social y familiar. Sin embargo, la etiología de la muerte no es
consistente, sus respuestas van encaminadas a causas específicas más que a procesos
generales: flechas, pistolas, cuchilladas, explosiones, ataque al corazón, vejez, etc.
Durante este período hay una auténtica curiosidad por ver lo que ocurre después de la
muerte.
El mismo autor divide la niñez intermedia en dos, considerando que de los seis a los
nueve años las reacciones comunes a la muerte son la rabia, pelea, negación,
irritabilidad, culpa, variaciones en el humor; miedo a la separación, a estar solo o a que
recurran los hechos. Aislamiento, regresión, quejas físicas dolor de estómago o de
cabeza. Problemas escolares, ausentismo, dificultades académicas, dificultades de
concentración.
En esta edad lo que los niños saben y sienten acerca de la muerte es fascinación por los
detalles, ya que aumenta su vocabulario y su compresión de los conceptos. Asimismo,
tienen mayor comprensión respecto a la propia salud personal y seguridad. Sin embargo,
existe una relación dispareja entre las emociones y su comprensión de la muerte; aún
posee pensamiento mágico y es posible que se dé la presencia del “Síndrome del niño
perfecto” (el niño que previene o corrige la muerte) o del “Síndrome del niño malo” (ser
malo como castigo por muertes pasadas y anticipación de futuros castigos); también
presentan deseos de reunirse con el muerto.
Por otro lo lado, los niños de nueve a doce años reaccionan ante la muerte con llanto,
nostalgia, agresividad, irritabilidad, resentimiento, tristeza, soledad, aislamiento, miedos,
ansiedad, pánico; supresión emocional, negación, evitación, culpa, vergüenza; también
suelen presentar trastornos del sueño, preocupaciones acerca de su salud, quejas físicas,
problemas académicos, rechazo escolar, trastornos de memoria, pensamientos repetitivos
o hablar persistente con los compañeros, demanda exagerada de preocupación y
necesidad de ayuda.
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El mismo autor planteó que esta edad, el mismo autor planteó que lo que los niños saben
y sienten acerca de la muerte es comprensión madura de la muerte, ya que consideran
que es permanente, reversible, inevitable, universal y no funcional. Brindan respuestas
tipo adulto; sin embargo, realizan exagerados intentos por proteger o ayudar a los
cuidadores y miembros de la familia. Poseen un sentido de responsabilidad en los
conflictos familiares y deseo de continuar con el compromiso social, suelen sentirse
diferente a otros que no han experimentado una muerte.
Kübler-Ross, citada por Craig (1996), identificó cinco etapas en el proceso de duelo,
cuando éste tiene un proceso de desarrollo normal:
1) Negación: la persona rechaza la noticia o conciencia de muerte de alguien querido. 2)
Aislamiento: la persona se aleja y se presenta la tercera etapa. 3) Ira: una vez que
comprende que alguien ha muerto siente cólera y resentimiento. 4) Negociación: en esta
etapa es muy común encontrarse con preguntas dirigidas a Dios cuestionando la muerte;
la culpa es el principal sentimiento en esta etapa, la persona suele intentar recordar
eventos o decisiones propias que puedan haber contribuido a la muerte. 5) Depresión
o tristeza: la persona llora la pérdida que ha ocurrido, la muerte y separación inminentes.
6) Aceptación: la persona acepta la muerte y la incorpora como parte de su vida, en esta
etapa la persona ha llevado a cabo una adaptación a la pérdida, esto no significa que no
vayan a existir otros sentimientos, pero una vez que se llega a esta etapa la persona
suele sentirse más confiada para manejar su vida.
Los niños suele tener reacciones de aflicción que presentan síntomas variables que
usualmente incluyen tristeza, depresión, ansiedad (la ansiedad y la tensión interna
pueden adoptar la forma de hiperactividad o de un comportamiento excesivamente activo,
inquieto o agresivo); rabia, culpa, desorganización de su comportamiento que puede
llegar incluso a la delincuencia; un sentido de vulnerabilidad e inseguridad personal,
aislamiento. Pueden presentar problemas conductuales y trastornos disciplinarios en casa
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y en el colegio; trastornos del sueño, de la atención y de la concentración (Montoya,
1998).
Yalom consideró necesario hacer hincapié en la negación, ya que hay niños que suelen
considerar que la muerte es temporal, es una disminución, una animación suspendida o
un sueño. Esta opinión suele ser reforzada por los dibujos animados o historietas en los
cuales los personajes mueren drásticamente, mutilados, triturados, cortados en partes,
etc., y después aparecen de nuevo milagrosamente intactos.
A partir de esto, este autor planteó que al parecer los niños creen en la existencia de
varios niveles en la muerte, consideran que los muertos pueden sentir “un poquito”, pero
los que ya están completamente muertos no siente nada; por ejemplo, suelen dejar
comida junto a la tumba por si la persona fallecida siente hambre.
También manifestó que existe una equiparación entre el sueño y muerte, los niños suelen
considerar la muerte como temporal o la equiparán con un viaje o con el sueño. Pero se
debe tener presente que “no hay nada temporal o incompleto en la idea de que los
gusanos se comen al muerto, de que éste permanece para siempre en la tierra, de que
está completamente muerto y ya no siente nada” (Yalom, 1984).
El duelo en caso de muerte por suicidio es uno de los factores de riesgo más reconocidos
de duelo complicado en los niños, adolescentes e incluso en adultos. Montoya (1998)
consideró que uno de los aspectos más difíciles es decidir, el momento adecuado para
hablarle a un niño sobre el suicidio paterno; sin embargo el momento ideal para hacerlo
es en el de la muerte misma, antes de que los conflictos e inquietudes hayan adoptado la
forma de síntomas o problemas de comportamiento y antes de que otros niños lo
comenten. Si el padre superviviente opta por mantener el secreto o deformar la realidad
de los hechos, el niño se dará cuenta de que algo se le oculta o es incongruente con la
realidad que aprecia, lo cual levantará una barrera en la comunicación entre padre e hijo,
precisamente en un momento en que el niño necesita expresar sus ambivalentes y
difíciles emociones.
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Montoya explicó que muchos niños creen que algunos incidentes previos al suicidio, como
quejas de sus padres por su mala conducta, no hacer lo que se les dijo que hicieran,
hacer mucho ruido, ser desordenados, etc. son la causa directa del suicidio.
Las implicaciones del suicidio paterno sobre los niños, y sus graves consecuencias a
largo plazo sobre su desarrollo psíquico, exigen una cuidadosa y continuada vigilancia a
todo lo largo del duelo por personal especializado.
Sipos y Solano (2001) manifestaron que es preciso tener presente que las experiencias
de pérdida son parte integrante del desarrollo infantil y la manera en que se resuelven
estas situaciones determinará la capacidad para afrontar y resolver futuras experiencias
de pérdida. Ellos explican que la muerte o pérdida de uno de los padres constituye uno de
los mayores problemas a los que un niño puede enfrentarse.
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En la cultura occidental existen claras directrices educativas para los padres en
algunos temas como el desarrollo físico, la adquisición de información, las aptitudes
sociales y la evolución psicológica; pero en cuanto a la educación sobre la muerte, los
padres no encuentran guías identificables.
Montoya planteó que con los niños entre los seis y nueve años es necesario proporcionar
información clara y honesta. Describir cómo sucedieron los hechos, con detalle, según
ello lo soliciten. Preguntar y conocer qué es lo que el niño piensa y sabe acerca de lo
sucedido, no emitir juicios sobre sus necesidades sin conocerlas, además ser concreto y,
si es necesario o apropiado, usar fotos o dibujos para explicar las cosas. También
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preparar o anticipar al niño futuros cambios y hablarle acerca de lo que esto significa para
él.
Este autor también expresó que es necesario que el niño adquiera cinco conceptos
previos para poder comprender el abstracto concepto de muerte tal cual lo entendemos
los adultos, ideas que no son, por supuesto, adquiridas todas de una vez: 1. Criterio de no
funcionalidad: cuando el cuerpo se muere ya no funciona más, no tiene dolor, frío,
hambre, no tiene que ir al baño, no tiene que respirar o comer, etc. 2. Es permanente: la
muerte es para siempre. 3. Es inevitable: nadie puede evitar la muerte. 4. Es irreversible:
no se puede volver o devolverse a la vida después de la muerte. 5. Es universal: le
sucede a todo lo que está vivo, nadie escapa de ella.
Con los niños de nueve a doce años es importante animar una discusión más específica
acerca de la causa de la muerte e invitarle a hacer preguntas; permitirle que el niño
exprese su relato personal de los hechos. Buscar oportunidades para manejar
sentimientos cuando el niño esté listo o cuando una situación diferente se origine; dejar
que el niño escoja su propio ritmo. Apoyarlo y aceptar la expresión de todo tipo de
sentimientos. Educar al niño acerca de las reacciones comunes (tristeza, soledad, dolor,
rabia, etc.) y los riesgos involucrados al evitar los sentimientos difíciles. De igual forma se
debe ofrecer o identificar a otras personas o salidas que le ayuden a la expresión de sus
emociones, ya que el niño suele sentirse incómodo expresando emociones fuertes a sus
padres por miedo a provocarles problemas o lastimarlos (Montoya, 1998).
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También se deben discutir los cambios que ocurrirán en la casa, pedirles sugerencias
cuando se negocie nuevas formas de manejar la situación y evitar cambios innecesarios.
Animar la discusión acerca de cómo manejar nuevas responsabilidades y preguntarle al
niño cómo y qué quiere decirle a otros respecto a lo sucedido (compañeros, amigos,
profesores).
Es importante que los padres acepten la ayuda de otras personas. También animar y
permitir el compromiso en actividades externas, la conmemoración de la persona que
murió de forma que sea para el niño personalmente significativo (Montoya, 1998).
Mary Turner propone que para favorecer el proceso de duelo, con niños y adolescentes,
se puede realizar un trabajo en nueve pasos: 1) hablar sobre la muerte y el morir; 2) decir
adiós y pensar en los funerales; 3) hablar de alguien que ha muerto; 4) expresar
pensamientos y sentimientos; 5) trabajar los miedos y preocupaciones; 6) trabajar los
sueños y las pesadillas; 7) hablar de los amigos, la familia y la escuela; 8) expresar los
recuerdos y 9) alentar al niño a seguir adelante.
Establece dicha propuesta en una guía denominada “Cómo hablar con niños y jóvenes
sobre la muerte y el duelo” (2004). Manifiesta que el dolor y la pérdida para un niño o
una persona joven es compuesto a menudo por la naturaleza de la relación que tenían
con la persona que ha muerto, las circunstancias de la muerte; además, dicha
experiencia genera preocupaciones del presente y del futuro, por lo que, ella diseñó una
guía que permite explicar la muerte y el morir a niños y adolescentes.
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Turner consideró que a partir de una sutil exploración del concepto de muerte, esta guía
cubre todos los aspectos y fases del sentimiento de pérdida, desde el dolor inicial por la
separación a la rabia, el miedo y los sueños que puede experimentar el niño,
culminando con palabras sobre el recuerdo y la superación.
Asimismo, esta autora manifestó que los ejercicios de la guía pueden ser utilizados con
niños y jóvenes de cualquier edad y pueden modificarse para el uso de las necesidades
individuales según las diferentes creencias y contextos culturales; debido a que no se
encuentran dos niños que tengan exactamente las mismas necesidades. También
estableció que es posible que sea necesario crear nuevas páginas que sustituyan o
sirvan de suplemento, si es conveniente.
Ella observó la necesidad de una guía como ésta a partir de su propio trabajo con niños
y jóvenes y sus familias; todos los niños lograban expresar miedos y preocupaciones
profundas cuando ella les permitía o facilitaba comunicarlo. Ella dijo que, normalmente,
no se puede poner remedio a la pérdida, pero es posible ayudar a que el niño exprese,
en alguna medida, la conmoción interna que está experimentando; también se puede
ayudar a que el niño encuentre respuesta a algunas preguntas, a clarificar
malentendidos y a calmar muchos miedos que pueda tener.
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nueve años se caracteriza por fascinación por los detalles, mejor comprensión de su
propia salud y seguridad, aunque todavía poseen un pensamiento mágico y falta de
habilidades de pensamiento abstracto. Ante la muerte, los niños de esta edad reaccionan
con rabia, negación, irritabilidad, agresión, aislamiento, ansiedad, evitación, culpa,
vergüenza, problemas académicos, rechazo escolar, pensamientos repetitivos, regresión
y quejas físicas. Por ende, la psicología existencial expresó que el trabajo de duelo
consiste en confrontar la negación, brindar apoyo familiar, trabajar sobre las emociones,
etc. Es por ello que Mary Turner planteó favorecer el proceso de duelo en niños y
adolescentes, a través de una guía en cual se les permita conversar sobre la muerte y el
duelo, expresar sus temores, pesadillas o sueños, recordar a la persona fallecida, etc.
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II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La muerte es una realidad de todo ser vivo; tanto el nacimiento como la muerte son dos
procesos naturales, el comienzo y el final de la vida. Sin embargo, su significado personal
e impacto psicológico varían. El tema de la muerte casi siempre se evita. El impacto
psicológico que posee la muerte está relacionado con los varios significados que ésta
posee, debido en gran parte a que está vinculada al contexto cultural. Por lo tanto,
Guatemala al ser un país multiétnico tiene aún más variaciones que otros países del
concepto de muerte y cómo es afrontada.
La vida no puede existir sin la muerte, que es el último destino del ser humano. Todo ser
humano tiene algún tipo de relación con la muerte a lo largo de su vida, cuando muere
una planta, un animal, una persona, o un ser querido. Esta relación con la muerte es una
fuente primordial de angustia, dicha angustia no se presenta por primera vez en la edad
adulta, tiene su origen en la niñez. La forma cómo se enfrenta la muerte durante la
infancia es de mucha importancia, ya que permite conocer cuáles son sus temores,
evasiones, defensas y desarrollo. El duelo está vinculado con la muerte porque es el
proceso en el cual la persona se enfrenta a ésta.
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2.1. Objetivo general
Describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al Instituto de
Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle la guía Cómo
hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo.
Definición conceptual
Duelo: “estado de pérdida de cualquier ser, objeto, parte del cuerpo o función que
es emocionalmente importante para la persona”. (Montoya, 1998)
Definición operacional
Duelo: se establecerá en protocolos de registro de sesiones el proceso de duelo
en un paciente de nueve años. Es decir, su reacción ante la muerte y el morir; su
conocimiento, emociones, actitud y pensamientos; su reacción ante la perdida de una
persona amada, en cuanto a sus emociones, pensamientos, sueños, actitud y
preocupaciones; y el desenvolvimiento social, en las relaciones interpesonales, en el
ámbito escolar y familiar.
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descripción del proceso de duelo al aplicar una guía sobre cómo hablar con niños y
jóvenes sobre el duelo y la muerte.
En cuanto a los límites que se encuentran, uno de ellos consiste en la falta de control
sobre otras circunstancias que intervienen en el proceso de duelo, como el ambiente
social del niño. Además, no se posee el control sobre la asistencia que es necesaria para
llevar a cabo la aplicación de la guía; por lo tanto, otra limitación es la duración de la
aplicación de la guía.
2.5. Aporte
Los resultados de la investigación pueden ser utilizados para el beneficio de las personas
que atraviesan o atravesarán un duelo.
El aporte será práctico, ya que consistirá en datos narrativos, según el proceso individual
del niño, intentado destacar al mismo en el proceso de duelo, para que la experiencia de
él sirva de apoyo para aquellas personas que atraviesan o atravesarán por un duelo.
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III. MÉTODO
3.1 Sujeto
El sujeto de estudio será un niño de nueve años, de sexo masculino, procedente de la
cuidad de Guatemala, cuyo lugar de residencia es el mismo lugar de procedencia. Es
estudiante de cuarto primaria. Su nivel socioeconómico es medio y asiste al Instituto de
Psicología Dr, José Pacheco Molina de la Universidad Rafael Landívar. Fue seleccionado
ya que el motivo de su consulta era una evaluación y tratamiento porque recientemente
falleció su madre.
Dicho niño experimenta un proceso de duelo que según los síntomas que presenta, el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) establece la
categoría de duelo, la cual puede usarse cuando el objeto de atención clínica es una
reacción a la muerte de una persona querida.
El niño vivía solamente con su madre y su abuela materna, ya que sus padres se
divorciaron cuando él tenía dos años de edad; la relación que tenía con su padre era
distante hasta la muerte de su madre, quien falleció el 9 de agosto del 2005. Después del
fallecimiento de su madre, el padre fue avisado de lo sucedido y desde entonces el padre
ha intentando establecer una relación cercana con su hijo y es su padre quien lo lleva al
Instituto. Asimismo, fue él quien refirió todos los datos de la historia personal del sujeto
de estudio, puesto que para obtener dichos datos no se contó con la colaboración de la
abuela materna, con quien aún convive.
El padre refiere que el niño presenció varias crisis emocionales de su madre, una de ellas
ocurrió el día que falleció. Al parecer ella se tomó varias pastillas de un frasco de
medicina y se desmayó en la sala de su casa; el niño observó estos sucesos y avisó a su
abuela y otros familiares que se encontraban en la casa, inmediatamente llamaron a los
bomberos, cuando estos llegaron, las personas que estaban en la casa se agruparon en
la sala para ver qué hacían los paramédicos, mientras tanto el niño les grito a todos:
“dejen a mi mamá” y corrió a recostarse en ella y abrazarla. Los bomberos la trasladaron
al hospital y allí falleció. Fue después de este suceso que la abuela materna llamó al
padre del niño para informarle que su exesposa había muerto y que ahora tenía que
hacerse cargo del niño, sugiriéndole que el niño debería recibir ayuda psicológica por lo
que había visto y vivido con su madre, sin darle ningún detalle. El padre se enteró de los
22
hechos por medio de una tía materna que le reveló lo mencionado. A pesar de que la
abuela materna le solicitó al padre hacerse cargo del niño, le pidió que lo dejara seguir
viviendo con ella. El padre accedió a su solicitud, pero ahora es constante en las visitas a
su hijo y se encarga de suplir sus necesidades económicas, alimenticias y de bienestar.
El padre indica que al poco tiempo de haberse casado con la madre del niño, ella fue
tratada psiquiátricamente por depresión; cuando resultó embarazada estaba en
tratamiento farmacológico y debido al embarazo suspendió dicho tratamiento, esto le hizo
caer en una crisis depresiva. El padre refiere que durante el embarazo la madre
manifestaba que no deseaba tener a su hijo y se golpeaba el vientre; además, tenía crisis
emocionales e intentos de suicidio.
Cuando el niño tenía dos años de edad la madre le fue infiel a su padre, el cual al saberlo
les abandonó, el caso llegó a tribunales, el fallo benefició a la madre y el padre se alejó de
ellos.
El padre considera que el niño es rebelde y desea que reciba ayuda psicológica antes de
llegar a la adolescencia, debido a lo que ha vivido y la historia familiar. De acuerdo con el
padre en el colegio señalan que es un alumno dedicado al estudio, es aplicado e
inteligente, después del fallecimiento de su madre el padre esperaba que sus notas
bajaran, pero al contrario, él se dedicó más en sus estudios y finalizó el año con
excelentes notas, mejores a las notas que obtiene comúnmente. El padre también
manifestó que la maestra le dijo que últimamente observaba que el niño era agresivo en
los juegos con sus compañeros, incluso a la maestra le había respondido de manera
agresiva, cuando ella le llamaba la atención.
El niño manifestó que le gusta estudiar e ir al colegio, también le gusta jugar fútbol,
nintendo o vídeo juegos, básquetbol y ver televisión.
Durante las primeras sesiones se pudo observar que el niño es observador e inteligente,
su discurso suele ser superficial, ya que le es difícil expresar su malestar y emociones, se
aburre y enoja con facilidad, quiere cambiar de actividades constantemente o incita a que
se haga lo que él desea. Muestra abundancia de ideas y es espontáneo.
23
Genograma:
72
36 (2005)
(1998)
En este genograma se puede observar que el niño vivía con su madre y abuela, ahora
solamente vive con la abuela. También se puede ver que la relación del niño con su
abuela es cercana, mientras que con su padre es distante. Se puede percibir que la
relación del padre con la abuela materna es distante.
3.2 Instrumento
Se utilizará el Protocolo de Registro de Sesiones que consiste en una descripción
detallada de cada sesión terapéutica. Esta herramienta cualitativa permitirá recabar los
datos necesarios para el estudio del tema.
Además, se utilizará la guía sobre Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte, la
cual consiste en hojas de trabajo que cubren los aspectos y fases del sentimiento de
pérdida, desde el dolor inicial por la separación a la rabia, el miedo y los sueños que
puede experimentar el niño, y culmina con palabras sobre el recuerdo y la superación.
Dicha guía se aplicará en sesiones terapéuticas de 50 min de duración cada una. Se
realizará un trabajo en nueve pasos: 1) hablar sobre la muerte y el morir; 2) decir adiós y
pensar en los funerales; 3) hablar de alguien que ha muerto; 4) expresar pensamientos y
sentimientos; 5) trabajar los miedos y preocupaciones; 6) trabajar los sueños y las
pesadillas; 7) hablar de los amigos, la familia y la escuela; 8) expresar los recuerdos y 9)
alentar al niño a seguir adelante. (Turner, 2004)
24
3.3 Procedimiento
Para llevar a cabo la investigación se siguieron los siguientes pasos:
• Se estableció contacto con los pacientes a través del inicio de un proceso
terapéutico.
• Se identificó el sujeto de estudio.
• Se seleccionó el tema, considerando la necesidad de una investigación de esta
índole.
• Se estableció la propuesta de investigación.
• Se realizó una revisión del tema y el planteamiento del problema para determinar
su trascendencia.
• Luego, se llevó a cabo la elaboración del marco metodológico, para establecer los
sujetos de estudio, el instrumento, procedimiento y tipo de investigación.
• Se hizo el marco teórico, recopilando antecedentes y teoría relacionada al tema de
investigación.
• Se elaboró la matriz de criterios de registro.
• Se aplicó la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte”, en dieciséis
sesiones y después de cada sesión se llevó a cabo el registro de la sesión.
• Cada protocolo de registro de sesiones se pasó en limpio y computadora.
• Se analizó cada protocolo de registro de sesiones a través de la matriz de registro
y se establecieron los resultados.
• Se llevó a cabo la discusión de resultados en la cual se compararon los resultados
de esta investigación con la teoría establecida en el marco teórico.
• Se establecieron las conclusiones.
• Se formularon las recomendaciones.
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trabajar científicamente y formuladas específicamente de recogida y análisis de datos, lo
que origina de nuevo lenguaje metodológico.” Por ello se realizará una investigación
cualitativa cuyo fin es comprender e interpretar el significado de un fenómeno y acción
social, como el proceso de duelo. Su objetivo es explicar y obtener un conocimiento
profundo del fenómeno de estudio, a través de la obtención de datos narrativos extensos.
El análisis de resultado se realizó por medio de una matriz descriptiva, de acuerdo con
Stake (1989) es una “herramienta que contiene las observaciones implícitas del
investigador, estas pueden ser juicios de diferentes procedencias, tales como estudiantes,
terapeutas, miembros de la comunidad, maestros, pacientes, etc.”
La matriz de esta investigación se elaboró de acuerdo con teoría que la misma presentó
previamente. Identificando los aspectos del sentimiento de pérdida que suelen presentar
los niños durante el duelo, de acuerdo con Turner (2004) y Montoya (1998); así mismo,
abarca las etapas del proceso de duelo que Kübler-Ross (1996) estableció.
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IV. RESULTADOS
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4.1. Matriz de análisis de resultados
Reacción ante B. Emociones. Alegría: al iniciar la sesión felicidad y alegría (1, 3, 4). Al finalizar la sesión, después de hablar del tema y
la muerte y el dibujar, se alegró (2). Después de un juego el paciente se retiró alegre (5, 6).
morir. Enojo: durante los días que no asistió al colegio sintió enojo (4). Al elaborar las hojas de la guía dijo estar
enojado (3, 6).
Aburrimiento y desánimo: al iniciar la sesión se le observó aburrido y cansado(4). Al trabajar con la guía
dijo estar aburrido y se denotó desánimo y desgano (3, 6).
Culpa: expresó que él ha experimentado culpa (4).
Tristeza: manifestó estar triste (4). Expresó que en el funeral lloró y sintió tristeza, pero en el entierro fue
cuando más triste se sintió, igualmente lloró; en estos momentos deseó aislamiento (5).
Tranquilidad: al iniciar la sesión y durante ésta se mostró tranquilo (5).
Agresividad: durante el juego se comportó agresivo (5).
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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante C. Actitud. Atención e interés: prestó atención e interés (1, 2).
la muerte y el Aceptación y colaboración: mostró aceptación por leer en cuanto al tema, abierto a la conversación y
morir. colaborador, deseó leer las páginas él mismo (1). Al finalizar la lectura de la guía aceptó y colaboró con
el trabajo (2, 4). Accedió a conversar sobre la muerte (3).
Evitación: cambiaba y evadía el conversar sobre la muerte, además se mostró indiferente y renuente (2).
Evitaba expresar sus pensamientos y sentimientos (2, 4). Piensa que este tema es muy difícil de hablar
(5). Hablar de este tema es difícil y aburrido (6).
Aislamiento: no conversaba con la terapeuta y solamente veía hacia su escritorio o la pared, además se
alejaba, todo esto demostraba aislamiento (3).
Desinterés: demostró desinterés (6).
Postura (emergente): al iniciar la lectura de la guía cambió su postura, se sentó firmemente en la silla,
jaló la silla para acercarse al escritorio y acomodó sus brazos sobre el escritorio para ver las hojas (1). Su
postura era de hombros caídos, pero después se acomodó en la silla y leyó (2). Al sentarse en la silla se
recostó y se puso en reposo sobre la mesa, además dirigía su mirada hacia la pared (3). Se acomodó en
la silla y accedió a conversar acerca del tema. (4). Su postura fue con los brazos cruzados y sentado en
la orilla de silla, recostado en el respaldo, pero al iniciar un juego su postura cambió y colaboró en el
juego, pero intentó hacer trampa (6).
Reacción ante D. Pensamientos Confusión e inseguridad: considera que es mejor guardarse las cosas para sí mismo, porque así nadie lo
la muerte y el molesta por lo que dice (1). Piensa que este tema es muy difícil (3)
morir. Esperanza: piensa que la persona al morir se va al cielo y se convierte en un ángel (4)
Concretos: Piensa que el ataúd debe ser grande. Piensa que la despedida con la persona fallecida se
hace en el entierro. (5)
Culpa: cree que de alguna manera el tuvo la culpa que ocurriera lo que sucedió con su madre (3)
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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la A. Emociones. Enojo: se le observó enojado al invitarle a conversar acerca de su madre (7, 8). Al tener que
pérdida de una expresar más de sus emociones se enoja e irrita con facilidad (9). Se presentó aburrido y enojado
persona amada. al inicio de la sesión, además al terminar el juego se volvió a enojar (10). Expresó estar enojado
porque la semana anterior su abuela lo había regañado (11).
Agresividad: al jugar con la terapeuta se le notó agresivo (7, 13). Al jugar fútbol grita y contó que
la maestra le decía que era muy agresivo para jugar. (14)
Ansiedad: se mostró ansioso ante la conversación de la pérdida de una persona amada (7)
Tranquilidad: al iniciar la sesión expresó estar bien y tranquilo (8, 9, 11) Luego de conversar de la
culpa expresó sentirse mejor, tranquilo (11). Se sintió bien y tranquilo al hablar de su madre con
un tío (14). Después de leer las páginas de la guía él dijo sentirse tranquilo y calmado, se observó
que realmente estaba así (16).
Tristeza: expresó tristeza al conversar acerca de la persona amada que falleció (8)
Felicidad: después de un juego su humor fue feliz y entusiasta (10, 16). Manifestó estar contento
en el inicio de la sesión, durante ella se le pudo observar animado y se retiró de la clínica de igual
manera (12). Al iniciar la sesión se mostró feliz por haber pasado el fin de semana con sus primos,
así mismo durante la sesión, al hablar de los recuerdos de su madre, el paciente se mostró
contento y de buen humor (15). Se retiró de la sesión sonriendo y animado (16).
Aburrimiento: en algunas ocasiones por hablar del tema o leer las páginas de la guía (13). Al
iniciar la sesión expresó estar aburrido, solicitó jugar antes de leer (16).
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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la B. Pensamientos. Inseguridad: No le gustan las cosas que le resultan difíciles (7). El paciente ya no quería hablar
pérdida de una del tema porque lo considera difícil (8).
persona amada. Esperanza: Piensa que si su abuela llega a morir su padre lo cuidará (11). Expresó que pensaba
que tal vez sí tendría un futuro tranquilo y calmado. (16)
Recuerdo positivo: recordó cosas buenas de su madre con un tío (14). Expresó tener varios
recuerdos de su madre. La mayoría de recuerdos que tiene son buenos. El paciente piensa que
un álbum de fotografías le permite recordar a su madre, posee uno con seis fotos. Recuerda que
a su madre le gustaba la música, como la de Luis Miguel; le gustaba comer lasaña y levantarse
temprano, además recuerda que ella lo quería mucho, que ella era feliz y buena. Para el paciente
recordar significa recordar los momentos felices. (15)
Recuerdo negativo: expresó poseer algunos recuerdos tristes de su madre, pero no los quiso
compartir. (15)
Reacción ante la C. Sueños. Falta de sueños (emergente): expresó que él no ha soñado con su madre, que sus sueños
pérdida de una siempre son buenos, no ha tenido sueños malos o pesadillas. Sus sueños buenos son aquello en
persona amada. los que él juega fútbol, aunque dijo que en la mayoría de ocasiones no recordaba lo que soñaba.
Problemas del sueño: el niño dijo que hace varios meses se sentía intranquilo por tener que irse a
dormir, por la oscuridad, entonces dormía con la luz encendida, pero ya lleva tres o dos meses de
que no es así (12). Después de la muerte de su madre expresó que soñaba despierto, pero no
recuerda qué soñaba y cree que no involucraban a su madre.(14)
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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la D. Actitud. Evitación: al preguntarle si el sabía de alguna persona que hubiera muerto (especial para él) el
pérdida de una mencionó al abuelo (a quien nunca conoció) (7). Mencionaba a otras personas que han muerto(8).
persona amada. Cuando en el sesión debe expresar sus emociones se muestra renuente (10). Prefiere distraerse
con los trabajos del hogar, que pensar o recordar los sucedido (13). Durante la sesión expresó
que a él no gusta llorar y lo evita (9). Al iniciar la sesión denotó evitación, queriendo jugar (16).
El juego es un escape de la realidad (emergente): Sólo quería jugar y no hablar nada, ni trabajar
la guía (10, 12).
Colaboración y aceptación: En el inicio de la sesión se comportó colaborador, pidió leer el mismo
las páginas de la guía, aceptaba lo que se leía y comentaba con seguridad (7, 9, 12). Manifestó
que algunas veces se siente mejor después de conversar con la terapeuta y leer la guía (13).
Después de jugar el paciente se acomodó en la silla, colaboró con dibujar y se pudo observar
cómodo al hacerlo (16).
Postura: al iniciar la lectura del tema, se movía constantemente en la silla (7). Se colocaba con los
codos apoyados en el escritorio, sosteniéndose la cabeza con las manos y viendo hacia la
pared(8). La postura en el inicio de la sesión denotaba rigidez, pero cambió al acceder a continuar
con la lectura, se acomodó en la silla y prestó atención (11). Su postura denotó incomodidad y se
sentó con los brazos cruzados; pero luego aceptó el tema de conversación y acomodó su silla
junto a la de la terapeuta (12). Al iniciar la lectura de la guía el paciente se acomodó en la silla y
prestó atención (14). Su postura denotaba comodidad, sentado en la silla, con los brazos
apoyados en la mesa y la mirada hacia las hojas de lectura y hacia la terapeuta. (15)
Culpa: manifestó culpabilidad por el suicidio de su madre (11).
Indiferencia: durante la lectura se mostró indiferente (7, 8). Manifestó no tener ganas de hacer
nada, no quiso hablar y su actitud fue indiferente. (10) Al terminar el juego y decirle que se iba a
iniciar la lectura mostró desagrado en su expresión facial y expresó desinterés por leer la guía (16)
Aislamiento: expresó que cuando se siente triste prefiere estar solo (8). El paciente dijo que
cuando el llora (aunque casi no llora) no le gusta que nadie lo vea (9).
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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la E. Preocupaciones Por lo que ocurre después de la muerte: le preocupa qué es lo que le ocurre a la persona después
pérdida de una de que muere. También saber si cuando abren una tumba, después de un tiempo, sólo
persona amada. encuentran polvo. (4)
Culpabilidad: le preocupa que probablemente fuera de alguna manera culpable de la muerte (11).
Le preocupaba no recordar algunas cosas de su madre, en especial lo que le decía (15).
Ausencia de preocupación esperada: no le preocupa que su madre lo esté viendo para
asegurarse que se porte bien, ni morirse o que alguien más en la familia muera, tampoco le da
miedo nada de lo que está relacionado con la muerte (11). No le preocupó quien cuidaría de él
ahora, ni le preocupó ver a otros familiares tristes (13).
Temores: expresó que le da miedo que lo asusten (11).
Involucrase en otros problemas: durante el recreo le preocupa quebrar un vidrio y durante las
clases le preocupa hacer bien las cosas (14).
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Elemento Indicadores Subindicadores
Desenvolvimiento B. Ámbito escolar. Colegio como refugio (emergente): Le gusta ir al colegio y le molestó el día de la madre porque
Social ese día no pudo ir al colegio (3). Después del día de la madre le dio alegría asistir al colegio (4).
En el colegio todo ha sido normal (6). Expresó que para no tener que sentirse mal y llorar,
estudia (9). Manifestó agrado por conversar acerca del colegio, diciendo que el colegio es uno de
los lugares que más le gusta, expresó que le gusta estudiar y “cuando va al colegio siente que
entra a un refugio donde no tiene que recordar nada”, en especial le gusta el curso de
computación y jugar fútbol en el recreo. Ir al colegio le ayuda a sentirse mejor (13). Él considera
que el patio escolar es el lugar más divertido y alegre. Durante el recreo le gusta jugar fútbol y no
le gusta meterse en problemas con nadie y ahora evita que lo castiguen (14). El paciente realizó
un dibujo que representaba su vida, en cual aparece estudiando y jugando fútbol. (16)
Mejoría en su rendimiento académico: Le esta yendo bien en sus clases, más a finales del año
pasado, siempre gana sus clases y hace sus tareas, pero después de la muerte de su madre
mejoró notablemente en sus notas (5).
Conducta agresiva en el colegio: la maestra en los últimos meses del año pasado le decía que era
muy violento o agresivo para jugar y lo regañaba por esto (13).
Percepción de falta de comprensión: él considera que la maestra no lo podía ayudar, ni lo ayudó
cuando ocurrió la muerte de este ser querido, al contrario le daba quejas a su abuela y a su padre.
La maestra sólo la ayudaba en cosas relacionadas al estudio (14).
Problemas de concentración: después de la muerte de su madre le resultaba difícil concentrarse o
soñaba despierto al pensar en otras cosas (14).
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Elemento Indicadores Subindicadores
Desenvolvimiento C. Ámbito familiar. Peleas: su padre lo regaña porque le ha desobedecido y ha sido malcriado, le aburre tener que
Social escuchar a su padre (2). Los días que no asistió al colegio por la celebración del día de la madre,
su abuelita lo regañó constantemente, además ella estuvo llorando (4). En su casa, después de la
muerte de su madre, su abuela llora o se enoja con facilidad y lo regaña (8). Su abuela le dice que
es malcriado y lo regañó, en los días que su madre cumplió un año de haber fallecido (10). Su
abuela lo regaña con mucha frecuencia y llora con facilidad (11). Su abuela lo regañaba por
dormir con la luz encendida (12).
Disgustos: No le gusta que su abuela nunca le da permisos (3)
Apoyo: Aunque deseó aislamiento, durante el funeral y entierro su familia le apoyo; le abrazaban y
daban besos (5). Conversó con un tío de su madre, porque éste empezó a recordarla, se sintió
bien. (14)
Preocupación por proteger/ayudar a los cuidadores y miembros de la familia: Él pensó que
contarle a un ser querido, que también está triste por la muerte de su madre, aumentaría su
tristeza. Por ello escogió no contarle a nadie sus sentimientos, para no entristecer más a
nadie(13).
Dificultades de comunicación: nadie de la familia habló con él acerca de la muerte de su madre
(13). No había conversado con nadie de la familia de la muerte de su madre o de su madre, se le
motivó a hacerlo (13).
Cambio en las responsabilidades del hogar: a partir del fallecimiento de su madre él tiene que
hacer trabajos del hogar que antes no eran su responsabilidad y ahora siente mucho trabajo en la
casa (13).
Acercamiento familiar (emergente): el paciente expresó estar feliz por pasar el fin de semana con
su padre y sus primos, esto casi no le había pasado porque a su abuela no le gustaba y no le
dado permiso con facilidad, pero después de la muerte de su madre ve más seguido a su padre y
la familia de éste (15). Con sus primos paternos pasa momentos alegres porque juega con
ellos(15).
35
V. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
En relación al primer elemento, la reacción del sujeto ante la muerte o el morir, se puede
constatar que el conocimiento y el concepto de muerte que tiene el niño, está
relacionado con sus creencias religiosas y es un concepto de muerte concreto; es decir,
el niño cree que el morirse es ir al cielo y convertirse en ángel, pero no comprende lo
abstracto de la muerte. Se le dificulta comprender que la muerte es el final de la vida,
que el ser humano muerto deja de existir y no volverá. Tampoco comprendía que la
muerte y la vida tienen una relación directa, que son interdependientes. Otro
pensamiento que presentó el paciente consistió en creer que al no hablar del tema de
muerte ya no experimentaría las emociones que sintió. Estos resultados concuerdan con
lo que Piaget (1984) estableció acerca del desarrollo cognoscitivo, dicho autor explicó
que al pensamiento de un niño de nueve años se le denomina lógico, pues se
caracteriza por pensar en forma lógica sobre el aquí y ahora, pero no con abstracciones.
De igual manera se puede observar que este resultado se relaciona con lo señalado por
Montoya (1998), porque éste manifestó que después de la edad de seis años comienzan
a aparecer las consecuencias de la educación religiosa, social y familiar.
Con respecto a las emociones ante la muerte y el morir que el niño expresó, se
encontraron enojo, culpabilidad, tristeza, aburrimiento, aislamiento, soledad y
agresividad. El enojo lo estableció Polasek (1999) como un sentimiento que se presenta
ante la muerte y que después de un tiempo el doliente se reincorpora. El sentimiento de
culpabilidad coincide con el síndrome del niño malo que Montoya (1998) consideró se
puede presentar en niños de nueve años. El niño llega a creer que él es malo o
responsable de la muerte. Al aplicar la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte”, se pudo observar que el sujeto comprendió que él no pudo haber sido el
responsable de dicho suceso, asimismo comprendió que hay personas que están
36
enfermas mentalmente y por dicha enfermedad algunos deciden quitarse la vida. Con
dicha guía, al explicarle esto se le brindó al paciente información clara y honesta, tal como
lo recomienda Montoya (1998), buscando corregir el mito de que él pudo haber sido el
culpable de la muerte de su madre. Según Kübler-Ross (1996) la culpa es un sentimiento
característico de la etapa de negociación del duelo, en esta etapa la persona suele
preguntarse qué pudo haber hecho para contribuir a la muerte, tal y como en este caso se
presentó; el sujeto dijo: “tal vez mi mamá se había enojado conmigo y por eso hizo lo que
hizo”.
En relación al segundo elemento, reacción del niño ante la pérdida de una persona
amada, las emociones que en este caso se observaron fueron enojo, ansiedad,
agresividad, tristeza, aburrimiento y soledad. Dichas emociones Motoya (1998) las
determinó como las reacciones de aflicción que se presentan ante la pérdida de un ser
amado. Hernández (2006) indicó que las personas que han atravesado por la muerte de
la madre presentan distintas reacciones para afrontar la realidad. De igual manera
Yalom (1984) señaló que la muerte es una fuente de angustia, temor, tristeza, enojo,
etc. Por ende estas reacciones emocionales se pueden considerar normales. Kübler-
Ross (1996) manifestó que el aislamiento y soledad se presentan en la segunda etapa
del duelo, mientras que la ira y la tristeza se distinguen en la etapas tres y cinco.
En cuanto a la negación, Yalom (1984) estableció que los niños suelen considerar que
la muerte es temporal y ésta es una forma de negación de la muerte. Kübler-Ross (1996)
por su parte estableció que la primera etapa del duelo es la negación ante la muerte y la
37
persona suele rechazar lo ocurrido. En este caso no se evidenció esta negación, más
bien, se observó una resistencia del niño a hablar de su madre, pues en lugar de hablar
de ella habló acerca de la muerte de su abuelo, a quien nunca conoció.
38
porque con ésta, es posible ayudar a que el niño exprese, en alguna medida, la
conmoción interna que está experimentando.
Ahora bien, en las preocupaciones que el sujeto expresó en relación a la pérdida de una
persona amada se evidencio el temor a no saber qué le ocurre a la persona después de
la muerte y si la persona fallecida se convierte en polvo; también le preocupó si de
alguna manera fue él el culpable de la muerte de su madre; le preocupaba no recordar
algunas cosas relacionadas a ella, en especial lo que le decía. Finalmente, le preocupó
hacer las cosas correctamente en sus estudios y en casa. Durante la aplicación de la
guía, el niño tuvo la oportunidad de aclarar estas preocupaciones o dudas, pudo
expresarlas y encontrar una respuesta adecuada para sus intereses y edad. Tanto
Yalom (1984) como Montoya (1998) y Turner (2004) encuentran necesario brindarles
información clara y honesta a los niños acerca de la muerte, de acuerdo con lo que el
niño solicite; los autores mencionados opinan que es necesario conocer lo que el niño
piensa y sabe, para aclarar cualquier mal interpretación, como la culpabilidad.
El sujeto también expresó que no le preocupa que su madre lo observe desde el cielo
para asegurarse de que se porta bien, tampoco le preocupó quién cuidaría de él
después de la muerte de su madre. Según Turner (2004) son preocupaciones que se
esperan en niños que creen que la madre se va a cielo.
39
sus amigos de lo sucedido, sea otra manifestación de resistencia a hablar de la muerte
de su madre.
Con respecto a las relaciones del niño con adultos, Montoya (1998) y Yalom (1984),
definieron que usualmente se presentan ciertas dificultades. En el caso trabajado, tanto
la abuela materna del niño, como el padre y demás familiares adultos; optaron por
mantener silencio en cuanto a lo sucedido y no supieron cuándo hablarle al niño de la
muerte de su madre. Esto Yalom (1984) lo reconoció como una barrera en la
comunicación entre adulto y niño, porque sucede precisamente en el momento en el que
el niño necesitaba expresar sus ambivalencias y dificultades emocionales. El niño
percibía que tanto su padre como su abuela lo regañaban frecuentemente después de la
muerte de su madre. Con la guía se le invitó a conversar con alguien de la familia
acerca de su madre, el niño lo hizo y después de esto se había sentido bien.
40
sobre su madre o sus sentimientos. Yalom (1984) estableció que los adultos se
angustian mucho cuando ven a los niños enfrentarse a la idea de la muerte; mientras
que los niños, ven la angustia de los adultos y ven la necesidad de suprimir sus
emociones en cuanto a la pérdida. Yalom también manifestó que los padres casi
nunca aportan elementos genuinos que valgan de ayuda, por la firme decisión de dar
al niño una instrucción correcta y honesta de cómo responder ante la muerte de un ser
amado. Finalmente, Montoya (1998) expresó que generalmente los adultos se
encuentran renuentes a hablar de la muerte con los niños y evitan el tema.
Siguiendo en el área de las relaciones familiares, el sujeto afirmó que le agrada pasar
tiempo con sus primos, porque le gusta jugar con ellos. Montoya (1998) y Yalom (1984)
hacen hincapié en la importancia del soporte que la familia puede aportar después de la
pérdida de un ser amado.
41
VI. CONCLUSIONES
1. El proceso de duelo en un niño de nueve años al aplicarle la guía cómo hablar con
niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo se caracterizó por ser un estado de
pérdida de una persona amada, en el cual se observó la presencia de emociones
tales como enojo, tristeza, aburrimiento, aislamiento, agresividad y soledad. Se
percibió una actitud colaboradora y de interés en ciertas ocasiones, en otras su
actitud fue indiferente, de negación, evitación y aislamiento. Sus pensamientos se
relacionaron con culpa e inseguridad, así como recuerdos positivos acerca de su
madre, sus preocupaciones giraron en torno a una curiosidad por saber qué pasa
con el cuerpo después de muerto, así como la preocupación de creer que fue el
culpable de la muerte de su madre.
2. La reacción del niño de nueve años ante la muerte y el morir, al aplicarle la guía,
consistió en la expresión de su concepto de muerte, el cual se relaciona con la
educación religiosa y familiar que ha recibido. Presentó emociones como tristeza,
aburrimiento, aislamiento, soledad, enojo y agresividad. Mostró culpabilidad e
inseguridad al sentirse responsable, de alguna forma, por la muerte de su madre;
también expuso esperanza hacia el futuro y lo que ha sucedido con su madre
después de muerta, porque piensa que ésta fue al cielo y se convirtió en ángel. En
algunas ocasiones tuvo una actitud colaboradora y mostró interés, en otras mostró
negación, intelectualización, indiferencia y desacuerdo.
3. La reacción del niño ante la pérdida de una persona amada al aplicarle la guía en
algunas oportunidades se caracterizó por la negación, ya que evitaba hablar de su
madre. Además, se presentaron sentimientos tales como agresividad, tristeza,
aburrimiento, soledad y enojo. Las preocupaciones consistieron en inquietud por lo
que le ocurre al cuerpo después de haber fallecido, así como intranquilidad por
haber sido responsable de la muerte de su madre. Manifestó que después de la
muerte de su madre se sentía intranquilo por tener que irse a dormir, por la
oscuridad y solía dejar la luz encendida, también solía soñar despierto y perder la
concentración. Las emociones que se notaron fueron agresividad, enojo, tristeza,
soledad y aburrimiento.
42
4. En relación a las áreas de la guía observó una fuerte resistencia a conversar sobre
la muerte de la madre al no conversar acerca de esto con ningún amigo, ni familiar.
También se reconoció que después de la muerte de la madre el sujeto no presentó
ningún problema académico, aunque el niño indicó que la maestra le manifestaba
que su conducta era agresiva.
6. Al aplicar la guía se llevó a cabo una sutil exploración del concepto de muerte
cubriendo los aspectos y fases del sentimiento de pérdida y duelo; esto le permitió
al niño expresar sus dudas y preocupaciones, sus temores, sus sentimientos,
pensamientos, recuerdos, etc., tanto en relación a la muerte como a la persona
fallecida y su ámbito social.
43
VII. RECOMEDACIONES
• Considerar la guía como hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo
como una herramienta terapéutica, porque permite que el terapeuta realice una
exploración de todos los aspectos que se presentan en un proceso de duelo infantil;
como hablar sobre la muerte y el morir; decir adiós y pensar en los funerales; hablar
de alguien que ha muerto; expresar pensamientos y sentimientos; trabajar los
miedos y preocupaciones; trabajar los sueños y las pesadillas; hablar de los amigos,
la familia y la escuela; expresar los recuerdos y alentar al niño a seguir adelante.
44
VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Cabrera, I. (2005). Tesis Análisis de las características de cada etapa del proceso
de duelo en los padres de hijos con retraso mental, sus similitudes y
diferencias: análisis de dos casos. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.
45
Montoya, J. (1998). El niño y la muerte. (En red) Disponible en:
http://www.homestead.com/montedeoya/duelos.html
Sipos, L. y Solano, C. (2001). El duelo en los niños. España (en red). Disponible en:
http://www.psiquiatria.com/psicologia/revista/20/1935/?++interactivo
46
ANEXOS
MATRIZ DE CRITERIOS DE REGISTRO
Matriz de Criterios de Registro
1) Hablar sobre la muerte y el morir: estas hojas se aplicaron en las sesiones uno a la
cuatro.
2) Decir adiós y pensar en los funerales: se elaboró en las sesiones cinco y seis.
3) Hablar de alguien que ha muerto: este tema se trabajó durante la séptima sesión.
4) Expresar pensamientos y sentimientos: se llevó a acabo en las sesiones ocho y
nueve.
5) Trabajar los miedos y preocupaciones: se realizó en las sesiones diez y once.
6) Trabajar los sueños y las pesadillas: se efectuó durante la sesión doce.
7) Hablar de los amigos, la familia y la escuela: estas hojas se trabajaron en las
sesiones trece y catorce.
8) Expresar los recuerdos: se llevó a cabo en la sesión quince.
9) Alentar al niño a seguir adelante: esto se realizó en la sesión dieciséis.
Al aplicar las hojas de la guía se llevó al sujeto a conversar acerca de los temas de cada
paso de la guía, los cuales cubren los aspectos y frases del sentimiento de pérdida que
suelen presentar los niños durante el duelo, de acuerdo con Turner (2004) y Montoya
(1998). También abarca las etapas del proceso de duelo que Kübler-Ross (1996)
estableció.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 1 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Se tenía planificado leer junto con el paciente la introducción de la guía “Cómo hablar con
niños y jóvenes sobre el duelo y la muerte” y explicarle que este sería un libro que el
terapeuta deseaba leer con él para conversar acerca de este y se le preguntaría si él
deseaba hacerlo.
Se tenía planificado explicar al paciente la muerte y su relación con la vida con el ejemplo
de ¿Cómo mueren las hojas? Además explicar a partir de este ejemplo que todo ser vivo
en la naturaleza algún día morirá y que la muerte es algo normal.
Se tenía planificado leer el concepto de la muerte, qué es, qué pasa con la persona que
muere, etc. Así como las causas de la muerte como las enfermedades, los accidentes, el
suicidio, etc.
Al iniciar la sesión se le preguntó al paciente cómo estaba, él dijo estar “bien” y se le pidió
que explicara un poco acerca de ese bien, dijo estar alegre y que esta semana ya había
asistido al colegio. Se le preguntó cómo había pasado la semana anterior que no había
asistido a clases, qué había hecho en casa, cómo se había sentido, expresó que en la
semana había estado muy bien, porque se pudo despertar muy tarde, cuando él quisiera,
además dijo lo habían dejado salir a jugar fútbol, pero un día que su abuelita se pudo triste
él se sintió muy enojado porque su abuelita había estado llorando y ese mismo día lo
regañó por no ordenar su cuarto. Se le preguntó si ese día había usado la hoja que se le
había dado, él dijo que sí y enseño su dibujo de un niño jugando fútbol enojado y expresó
que el niño del dibujo pateaba la pelota muy duro y que no le gustaba perder.
Se le dijo que esta sesión se iba a realizar la lectura que la sesión pasada no se había
podido realizar, se le preguntó si deseaba y él accedió, se acomodó en la silla y se acercó
a la mesa para leer las páginas que allí se encontraban.
Se le explicó al paciente que la muerte acontece cuando un cuerpo es demasiado viejo o
está demasiado enfermo o deteriorado para seguir adelante, la muerte se presenta
cuando la energía de la vida abandona el cuerpo. Así mismo, se le explicó que todos los
seres humanos alguna vez en su vida experimenta la muerte y que esta experiencia suele
ser triste. Se le preguntó si el sabía ¿Qué sucede cuando las personas o animales
mueren? Expresó que no estaba seguro, pero que creía que se iban al cielo. Además se
le preguntó si le preocupaba o le daba miedo que le ocurría a la persona cuando muere, él
expreso que esto sí le preocupaba. Por ello se le pidió que dibujara su propia idea sobre
lo que le pasaba a la persona cuando moría, él dibujo un ángel y expresó que de seguro
eso era que le pasaba a la persona, se va al cielo.
Se le explicó que como ninguna persona ha regresado a la tierra, después de muerta, no
se sabe con realidad qué es lo que ocurre; lo único seguro es que un ser humano al morir
deja de sentir, pensar, saber, hablar, etc. deja de existir, y su cuerpo, al igual que hoja que
ya se había mencionado, se vuele polvo con el tiempo, entonces el paciente preguntó ¿Si
abren una tumba encuentran polvo?, la terapeuta le explicó que con el tiempo sí,
solamente se encuentra polvo, el paciente expresó con una movimiento de la cabeza
comprensión, asentó con la cabeza de arriba hacia abajo.
Además se le explicó que hay diferentes causas de la muerte, algunas persona mueren
porque ya son muy grandes de edad y su cuerpo está muy cansado, otras personas
mueren porque tienen una enfermedad grave que les ocasiona la muerte, otros muere en
un accidente, también hay personas que deciden quietarse la vida, se le explicó que el
problema con estas personas es que la enfermedad está en su mente y a causa de esta
enfermedad la persona ya no quiere seguir viviendo y la persona siente que estaría mejor
muerta y en paz, en estos casos la persona decide quietarse la vida y esto es a lo que
llamamos suicidio. Se le explicó que este tipo de muerte suele crear sentimientos en
aquellos que se quedan con vida y experimentan lo sucedido, muchas veces
experimentan culpa, pero estas personas deben saber que NUNCA es su culpa, entonces
se le preguntó si él había experimentado culpa en algún momento, el expresó que sí
diciendo: “tal vez mi mamá se había enojado conmigo y por eso hizo lo que hizo”, se
explicó de nuevo que no había sido su culpa. Dijo que no sabía que las personas se
enfermaran de la mente, entonces se le explicó (otra vez) que esto solía pasarle a algunas
personas y que estaban tan enfermas de su mente que decidían quitarse la vida y aunque
esto no es una solución a lo que ocurre alrededor estas personas así lo hacían, el
paciente acento con la cabeza, en señal de comprensión.
Para finalizar la sesión se le pidió que dibujara cómo se sentía o pensaba después de lo
que se había hablado, el paciente dibujo una gota de tristeza y a la gota le dibujo un a
cara triste. La terapeuta le dijo que di tenía alguna duda o algo no le había quedado claro,
el paciente le dijo que no y de nuevo se acomodo en la silla y le preguntó a la terapeuta si
ya habían terminado, ella le respondió que sí, entonces el paciente se puso en pie y se
despidió diciéndole que la próxima semana sí tenían que jugar algún juego.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 5 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
En esta sesión de trabajó el tema de los funerales y las despedidas, para qué sirves los
funerales o por qué los realizan, cómo la persona que queda con vida se puede despedir
de aquella que ha muerto.
Para iniciar la sesión se saludó al paciente y se le permitió que relatará lo que él deseara
de la semana, dijo que no tenía nada especial que contar, que todo estaba bien, porque
estaba tranquilo y que él así se sentía. Se le preguntó que a qué se refería que todo
estaba tranquilo, él entonces manifestó que le estaba yendo bien en sus clases, no tan
bien como a finales del año pasado, pero que sí le estaba yendo bien, porque ganaba sus
clases y siempre hacía su tarea.
Cuando el paciente terminó de explicar lo anterior, se le dijo que en esta sesión se leería
acerca de los funerales y las despedidas, el paciente dijo que seguía pensando que este
tema era muy difícil de hablar y su actitud cambió hacia una actitud apática, aunque
conforme se iba leyendo colaboró en la lectura, en los dibujos y con las preguntas que se
le hacían.
Se le explicó que el funeral le sirve a las personas para despedirse de la persona que ha
fallecido, se le preguntó si él había asistido al funeral de la persona especial en su vida
que recientemente había muerto, expresó que sí y dibujó cómo se había despedido en el
funeral de su mamá (el dibujo era una persona en un ataúd y otra afuera diciendo adiós y
llorando), además manifestó que el ataúd era grande y él piensa que debe ser grande
para que la persona que esté adentro quepa.
Además se habló de los cementerios y se le pidió que expresara cómo es el cementerio
donde él ha estado, contó que era un cementerio grande, con muchas tumbas, flores,
jardines y barrancos al final del cementerio.
Después de hablar del funeral y el cementerio, se le pidió al paciente que dibujara cómo
se sentía y dibujó un río con unos árboles, porque él se sentía tranquilo. También expresó
que ahora se siente tranquilo en cuanto a estos temas, pero que cuando sucedió el
entierro fue cuando más triste se sintió y él piensa que la despedida fue en el entierro,
esto también lo expresó en un dibujo en el cual dibujó el entierro y a él llorando. Además,
expresó que ahora entendía para qué era el funeral, pero que no entendía porque toda la
gente llegaba y lo abrazaba. La terapeuta le explicó que la gente había hecho eso para
expresarle el cariño que le tienen y para darle apoyo en ese momento de tristeza, y la
terapeuta la preguntó si creía que hubiera sido mejor pasar por el funeral y el cementerio
él sólo, el paciente movió la cabeza expresando una respuesta de no, pero no expresó
verbalmente nada.
Para concluir la sesión se le permitió que él escogiera lo que deseaba hacer con la
terapeuta en los últimos minutos, solicitó jugar pelota en uno los pequeños pateos internos
del Instituto, y eso se realizó. Durante el poco tiempo de juego el paciente tiraba la pelota
con fuerza y su estado de ánimo se tornó alegre y gritaba que él iba a ser el ganador, con
las manos cada una tenía un turno para echar un gol y el paciente fue el ganador, al
retirase del Instituto el paciente se fue alegre.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 6 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
El paciente ingreso a la clínica desganado y sin deseo de haber llegado ese día, aunque
manifestó estar tranquilo porque durante la semana “nada” había pasado, todo estaba
normal en el colegio y en su casa.
Cuando se le dijo que ese día no se iba leer ninguna hoja nueva, sino que sólo se iba a
conversar sobre los temas que ya se habían leído en las sesiones anteriores. Entonces se
acomodo en su silla y dijo que estaba bien lo que se iba a hacer, pero que antes de
terminar él quería diez minutos para jugar bancopoli, la terapeuta accedió e inició la
conversación preguntándole al paciente qué recordaba que le sucedía a las hojas cuando
morían, el paciente expresó que recordaba que las hojas regresaban a la tierra, porque se
volvían polvo. La terapeuta lo motivo a seguir explicando más, pero lo único que dijo fue
que él había entendido que lo mismo le pasaba todos los seres vivos, hasta a las
personas.
También se le pidió que explicara qué relación había entendido que tenían la muerte con
la vida, manifestó que todo lo que está vivo se va a morir algún día, la terapeuta le dijo
que así era, que por eso la vida y la muerte tienen una relación directa.
La terapeuta le preguntó qué había comprendido la sesión anterior, cuando se habló de
los funerales, cementerios y despedidas, el paciente expresó que había comprendido que
eso era la despedida de la persona que había muerto y que los ataúdes eran grandes
para que la persona cupiera allí. Su postura denotaba desinterés, pues tenía los brazos
cruzados y estaba sentado en la orilla de la silla y recostado en el respaldo.
Se le explicó al paciente que hablar de esto era bueno para él porque así podía expresar
lo que sentía y pensaba, además el expresar lo que se siente hace que las personas se
sientas más tranquilas. El paciente dijo que de todas formas él seguía sintiendo que
hablar de esto era muy difícil y a veces aburrido.
Entonces se le dijo que para terminar la conversación dibujara algo que significará lo que
estos temas le hacían sentir, el paciente manifestó que no sabía cómo dibujar eso y que
no quería, que lo que quería era jugar. La terapeuta no o obligo, pero le puso la hoja en
blanco en el escritorio, en lo que iba a traer el juego, cuando la terapeuta regreso había
dibujado una hoja similar a las hojas de la carátula del libro y dijo sentirse bien, aunque un
poco enojado. Se le preguntó si podía explicar su enojo y dijo que hablar de esas cosas
era difícil, porque muchas veces no sabia qué decir, pero lo bueno es que al menos con la
terapeuta lo podía hablar. Luego de eso se jugo en los últimos minutos de la sesión.
Al iniciar el juego la postura del paciente cambio y empezó a colaborar con colocar el
tablero del bancopoli, además dijo que él quería repartir el dinero. La terapeuta se lo
permitió, durante el juego el paciente quería hacer trampa y la terapeuta le dijo que eso no
era justo, ni correcto, el paciente se río y dijo que ya lo sabía que entonces no lo iba a
hacer. Durante el juego se pudo observar que el ánimo del paciente cambió y gritaba con
entusiasmo que él iba a compara todo y que él iba a cobrar mucho dinero por pasar por
sus propiedades, tanto el paciente como el terapeuta rieron y terminaron el juego porque
el tiempo de la sesión ya había terminado, el paciente se retiro alegre.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 7 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Para esta sesión se planificó hablar de alguien que ha muerto, es decir, que el paciente
hablará de su madre y recordará a esa persona especial que ha muerto.
Para esta sesión se planificó hablar de los pensamientos y sentimientos que se pueden
tener cuando un ser querido fallece y cuáles fueron los que el paciente tuvo.
Se saludo al paciente y se le preguntó cómo estaba, el paciente expresó estar “bien”, dijo
que durante la semana y este día, todo había sido normal, tanto el colegio como el su
casa y con su papá.
Luego del saludo y la pequeña conversación, se le explicó al paciente que se iba a
terminar lo que la sesión pasada no se había terminado, el paciente accedió y pidió leer
las páginas él mismo. La terapeuta le dijo que antes de continuar con la lectura deseaba
terminar la conversación acerca de sus pensamientos, el paciente mostró desacuerdo con
una expresión facial de desagrado y dijo que él ya no quería hablar de eso y preguntó por
qué no sólo podían seguir leyendo. La terapeuta le dijo que ella ya sabía que a él no
gustaba conversar de lo que pensaba, pero que era bueno para él hacerlo de vez en
cuando, pero a la vez respetó lo que él paciente decía y le pidió sino podía explicarle por
que no le gustaba hablar de lo que pensaba; el paciento dijo que era muy difícil explicar
por qué pensaba lo que pensaba, la terapeuta le dijo que con explicar que para él era
difícil ya estaba hablando de lo que pensaba, entonces el paciente le dijo, igual no quiero,
mejor sólo leamos y ya.
La terapeuta accedió y se inició la lectura, en ella se le explicó al paciente que todas las
emociones son normales y que todas las personas tienen derecho a sentir cada emoción
que existe, por ello cuando muere una persona querida es normal sentir tristeza y deseos
de llorar, sobre todo llorar, porque esto ayuda a la persona dejar salir sus sentimientos, se
le explicó que llorar y hablar de nuestra tristeza ayuda a la persona a no sentirse tan sola;
para que el paciente expresara su tristeza se le pidió que realizara un dibujo de él mismo
cuando llora o se siente triste. El paciente dibujo un niño con ojos grandes y llorando, le
salían muchas lágrimas, pero el paciente dijo que para eso tenía un papel en la mano
para limpiarse y que nadie le viera llorar y dijo: “De todas formas yo casi no lloro”, la
terapeuta le pregunto si tenía una razón para no llorar y él dijo porque no quiero, no me
gusta; la terapeuta le explicó que llorar en algunas ocasiones el bueno y le puede ayudar
a sentirse mejor, el paciente asentó con la cabeza.
Luego se habló acerca del enojo o rabia que se suele sentir cuando alguien a quien se
quería muere, también se le explicó que era normal sentir esta emoción. Después se le
leyó acerca de las cosas que puede hacer el paciente para sentirse mejor, si siente
cualquier emoción de estas u otra relacionada a la muerte, se le explicó que puede hace
ejercicio, hablar con alguien de confianza, gritar en un lugar dónde sea posible, darle
patas a una pelota, etc. el expresó que lo que él suele hacer es jugar y/o estudiar y que
cuando estudia es cuando mejor se siente porque no piensa en nada más que lo que está
haciendo. La terapeuta le dijo que era bueno que él sintiera que estudiar era lo mejor
porque no tenía que pensar en nada más, pero que también era bueno confrontar lo que
se siente y hacer algo con el sentimiento y no evadirlo, por ejemplo si está enojado puede
hacer que su enojo salga de él si patea una pelota o si grita donde nadie le escuche, el
paciente dijo que la próxima vez intentaría hacer eso.
Para finalizar se le pidió que dibujar su enojo y se le recordó que, sienta lo que sienta él
no es malo, además sus pensamientos y sentimientos no lo pueden hace daño a nadie,
estos si son negativos mejorarán, además se le motivo a no culparse, a ser feliz y a ser
amable consigo mismo.
El paciente se mostró atento a la lectura, pero en los momentos dónde debía expresar sus
emociones se mostraba renuente e indiferente, a pesar de esto colaboró durante la
sesión, pero se le pudo observar incluso enojado en algunas ocasiones, como al tener
que expresarse.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 10 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Para esta sesión se planificó hablar acerca de los miedos y preocupaciones que se suelen
tener cuando alguien muere.
El paciente ingresó a la clínica sin deseos de ingresar, manifestó que estaba aburrido y se
le podía observar que estaba enojado, la terapeuta lo motivo a expresar o relatar qué era
lo que le provocaba el sentirse aburrido, no quiso responder y dijo que no tenía ganas de
nada, ni hablar, ni de leer, ni escribir, ni de jugar, de nada. Se intento motivarlo, diciéndole
que si se comprometía tan solo a conversar, de lo que él deseara, se le iba con
compensar con lo que pidiera y fuera posible, por ejemplo que se terminara más temprano
la sesión o que se jugara su juego preferido. El paciente se ruso y expreso que no quería
hacer nada.
La terapeuta respeto la actitud del paciente y no hicieron nada durante los primeros
minutos de la sesión, al cabo de diez minutos el paciente le pidió que mejor sí jugaba lo
que él escogiera y que terminará más temprano la sesión, la terapeuta acepto y jugó con
el paciente Luisa, el juego que el paciente escogió, durante el juego la terapeuta intento
que el paciente expresara cuál era su malestar, qué era lo que le provocaba ese
sentimiento, pero el paciente no quiso hablar nada más que lo relacionado al juego. Se
mostró competitivo y con deseo de ganar, jugo con rapidez y sin decir casi nada, solo
decía frases como “te voy a ganar” y le echaba suerte al dado soplándolo y diciéndole el
número que deseaba.
Durante el juego su estado de ánimo cambio y al terminar el juego se pudo observar al
paciente feliz, porque por primera vez este juego que suele ser largo, lo habían terminado
con la terapeuta en muy poco tiempo, el paciente se mostró entusiasta y decía que había
batido un record. Debido a lo rápido que se terminó el juego se jugo de nuevo, el paciente
solamente le decía constantemente a la terapeuta que tirará el dado rápido para batir el
nuevo record de él.
Al terminar la sesión, en la salida se le pidió al padre que se alejaran un momento del niño
y se le preguntó si sabía si algo había ocurrido en el colegio o en casa con la abuela
materna, el padre le contó a la terapeuta que hacía aproximadamente una semana o
menos que el paciente se mantenía enojado, y la abuela le había dicho que el paciente
estaba “muy malcriado”, él padre dijo desconocer la causa, pero que probablemente
coincidía con que su madre cumplió un año de haber fallecido. Después de esta
explicación del padre la terapeuta se despidió del paciente y el padre. Además, la
terapeuta comprendió el comportamiento del paciente y decidió suspender la aplicación
del guía, por lo menos una sesión, pues pareció que lo que estaba experimentado el
paciente es difícil para él.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 11 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Después de haber suspendido la aplicación de la guía por una sesión, para esta sesión se
planificó realizar lo que no se pudo llevar a cabo la sesión anterior de la aplicación de la
guía, o sea, hablar acerca de los miedos y preocupaciones que se suelen tener cuando
alguien muere.
Para esta sesión se planificó hablar acerca de los sueños y pesadillas que se suelen tener
cuando alguien muere querido.
Al iniciar la sesión el paciente saludo al terapeuta contándole que estaba contento, pero
que podría ponerse más contento si sólo jugaban en esta sesión, la terapeuta le dijo que
se imaginara que si solo jugaran todas las sesiones que han tenido y que van a tener, la
terapeuta le dijo: ¡Qué te parece!, hubiera sido bueno o no, el paciente sonrió y respondió
que él se divertiría, pero que “de plano” no sería buen porque no aprendería nada, su
postura denotó incomodidad, pues se sentó con los brazos cruzados. Por lo tanto, la
terapeuta lo motivo a trabajar esta sesión lo que se tenía preparado y para terminar
podrían jugar un juego él escogiera.
El paciente acepto, se paro y colocó la silla a la par de la terapeuta, frente a la mesa,
entonces se inició la lectura hablando de los sueños, de que existen sueños que son
agradables como sueños que no son agradables y se llaman pesadillas, se le manifestó
que hay sueños que parecen tan reales que al despertase la persona piensa mucho en
ese sueño y tiene muy presente lo que sintió y experimentó en el sueño. También sucede
que algunas veces se sueña con la persona que ha muerto y se le preguntó al paciente si
esto le había sucedo a él, el dijo que no, él no ha soñado con su mamá, además
manifestó que sus sueños siempre son buenos, dijo que nunca ha tenido sueño malos y
que sus sueños son buenos cuando sueña que juega fútbol, aunque en la mayoría de
ocasiones no recuerda lo que sueña. La terapeuta le preguntó que si él pensaba que si
sueña alguna vez con su mamá sería un mal suelo, el paciente respondió que no, pero
dijo que no había soñado con su mamá, pero si llega soñar con ella no sabe si sería un
sueño bueno o malo, la terapeuta le preguntó: “¿Para ti de que dependerá para que sea
un buen o mal sueño?”, el paciente dijo, si sueño algo feo es un mal sueño, pero que de
todas formas él no ha tenido sueños mal y repitió, además casi nunca recuerdo lo que
sueño.
También se le preguntó y se conversó acerca de la ocasiones en que es posible que se
sienta intranquilo o inseguro por tener que irse a dormir, ante esto él expresó que en
algunas noches si le había ocurrido esto y que lo que hacía era encender la luz y dormir
con la luz encendida. La terapeuta le pregunto cuándo se ha sentido inseguro por ir a
dormir, él paciente dijo que hacía varios meses se sentía inseguro casi todas las noches y
no tenía ganas de irse a dormir, pero su abuela lo regañaba y se iba a dormir, hasta que
se le quito. Se le preguntó: ¿Hace unos meses cuándo?, el paciente dijo no recordar, pero
que tal vez a principios del año. Al conversar acerca de este tema el paciente se mostró
colaborador, aceptaba compartir su experiencia, también se le pudo observar seguro en
cuanto a lo que compartía.
Al terminar de leer y hablar acerca de los sueños y pesadillas, se le permitió al paciente
escoger un juego y jugarlo en los últimos minutos de la sesión, él paciente escogió el
juego kitaketecomo, durante el juego se le pudo observar animado y se burlaba de la
terapeuta cuando le salían números bajos, como uno o dos, en el dado; mientras que
cuando le salían números altos decía que la terapeuta hacía trampa. El paciente se
divierte durante los juegos y se retiró de la clínica con un estado de ánimo feliz.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 13 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Para esta sesión se planificó iniciar a leer y conversar acerca de los amigos, la familia y la
escuela, después de que ha experimentado la muerte de un ser querido.
Al iniciar la sesión se saludo al paciente y se le explicó que en este día iban a leer y
conversar acerca de la familia, los amigos y la escuela (éste último si alcanza el tiempo)
después de que se ha experimentado la muerte de un ser querido, el paciente manifestó
agrado por conversar del colegio, pues dijo que eso era una de los lugares “que más le
gustan”, el terapeuta le dijo que si deseaba conversar más del colegio en ese momento o
después de la lectura relacionada con este tema, sin responder a la pregunta el paciente
relato que el colegio le gusta, que le gusta estudiar, y que la materia que más le gusta es
computación, también le gusta jugar fútbol durante el recreo y divertirse con sus
compañeros molestando, porque así no pienso en nada triste; la terapeuta prestó atención
a todo lo que el paciente expresaba y le demostró agrado por el gusto del paciente hacia
el colegio, le dijo: ”que bueno que te guste tanto el colegio, estudiar, jugar, etc., eso es
bueno para ti y me imagino que ir al colegio, cuando todo anda mal en lo demás de tu vida
te ayuda a sentirte mejor, ¿O no?”, el paciente respondió que sí, que cuando va al colegio
él se siente mejor, expresó: “cuando voy al colegio siento que entro a un refugio donde no
tengo que recordar nada”; aunque en los últimos meses del año pasado, la maestra le
decía que era muy violento o agresivo para jugar o que se enojaba mucho y muy rápido y
por esto lo regañaba, el paciente manifestó que hasta este año su maestra lo había
regañado por esto. La terapeuta le pregunto qué pensaba él de lo que decía su maestra,
tenia razón algunas veces, cómo le hacía sentir esto… el paciente expresó que cuando la
maestra le decía esto él sentía mucho enojo y que tal vez, a veces, se porto un poco mal.
Después de esta conversación se inició la lectura de acerca de la familia después de
haber experimentado la muerte de un ser querido, dicha lectura llevaba al paciente a
pensar en que algunas veces cuando muere un ser querido solemos pensar que el
contarle a alguien de la familia que también está triste por la muerte de este ser querido,
aumentara su tristeza y por ello escogemos no contarle a nadie nuestros sentimientos,
luego se le preguntaba si esto le había ocurrido a él y él respondió que sí; se le explicaba
en la lectura que el decir cómo se siente no le causaría daño a nadie y que recuerde que
lo mejor es expresar nuestros sentimientos, porque el callarlos puede hacernos daño.
También se conversó, por medio de la lectura, de que suele suceder que cuando una
persona especial ha muerto a los niño o jóvenes les preocupa quién cuidará de ellos
ahora, se le preguntó al paciente si esto le había ocurrido, él respondió que no, porque su
abuelita vivía con él y su mamá, además que él pensaba que si su abuelita se muriera su
papá se haría cargo de él.
Otro aspecto que se leyó consistió en la posible preocupación que el paciente pudiera
tener porque observa que otros familiares están tristes por la pérdida, él comentó que esto
no le preocupaba a él. Así mismo, manifestó que a él no le había ocurrido que otros
miembros de la familia se enojaran, en especial contra él, después la muerte de su madre.
Luego de comentar esto hizo una pausa de silencio, después dijo: “Aunque mi abuelita si
me regaña mucho”. Se le explicó que a todas las personas les puede pasar que cuando
están tristes expresan enojo o a cualquier persona le puede pasar que en situaciones
difíciles se enoja; lo que él puede hace en este caso (como con su abuelita) es intentar
comprenderla y nunca culparse a sí mismo por los sentimientos de las demás personas.
Finalmente se leyó que algunas veces cuando muere un ser querido de familia significa
que los demás tienen que hacer otros trabajos del hogar que ésta persona hacía. El
paciente expresó que esto le había ocurrido a él, ahora él tiene que hacer trabajos del
hogar que antes no eran su responsabilidad y que ahora sentía mucho trabajo en la casa,
pero que esto a veces le gustaba porque así se distraía.
Para terminar la sesión la terapeuta le dijo al paciente que hablar de esa persona especial
que ha muerto con otro miembro de la familia puede resultarle difícil, pero que al final de
la conversación puede sentirse mejor, por ejemplo como cuando conversa con la
terapeuta, ella le pregunto: ¿Te sientes mejor después de que conversamos y leemos
estas páginas o consideras que no?, el paciente dijo: “algunas veces sí, la mayoría sí,
pero hubieron otras veces que no tenía ganas de hablar de esto, me parecía aburrido”. La
terapeuta lo motivo a hacer el intento de conversar de esta persona que muerto con
alguien de la familia y que probara si se sentía mejor. Luego se despidieron.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 14 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”
Al iniciar la sesión y saludar al paciente éste se presentó alegre y motivado por haber
llegado a la sesión, la terapeuta le expresó su agrado por observarlo tan motivado y
aprovecho para preguntarle si había hecho el intento de conversar de se mamá con
alguien de la familia, él paciente respondió que sí lo había hecho y que le había platicado
a un tío, porque cuando estaba junto a este tío viendo un programa de televisión, su tío
recordó que a su mamá (madre del paciente) le gustaba el artista que estaban viendo,
entonces empezaron a hablar de la madre del paciente; él paciente le contó a la terapeuta
que se había sentido bien hablando de su mamá con su tío porque recordaron cosas
“buenas” de ella. La terapeuta felicitó al paciente por haber hecho el intento y con esta
experiencia del paciente lo motivo a continuar practicando esto con sus familiares y con
quienes él deseara hacerlo. También le preguntó si había sido difícil hacerlo, el paciente le
dijo que no había sido difícil porque su tío fue el que primero la mencionó (a su madre), la
terapeuta le dijo que él también puede ser el primero en mencionarla y le dijo que podía
hacer el intento para ver su esto le resultaba difícil, el paciente le dijo a la terapeuta que
tal vez podía ser difícil porque a nadie en su casa le gusta hablar de su mamá, la
terapeuta le dijo: “¿Nadie?, supongo que tú ya hace una excepción y de seguro más de
alguien más puede contribuir a la excepción”; el paciente asentó con la cabeza.
Luego la terapeuta le dijo al paciente que iban a leer las hojas que no habían terminado la
semana anterior, las cuales hablan de los amigos y la escuela después de que ha muerto
de un ser querido, la terapeuta pudo observar que el paciente se acercó al escritorio, se
acomodo en la silla y prestó atención. La lectura inició con la pregunta ¿Te hablan tus
amigos de la persona que ha muerto?, a lo cual el paciente respondió que no, entonces se
le preguntaba si él les había hablado de la persona que ha muerto, el paciente dijo que
no, luego se le preguntó ¿Está todo aclarado entre tus amigos y tu? El paciente primero
respondió que sí, pero luego de hacer un pequeño momento de silencio dijo: “tal vez no”.
En la lectura se le decía que muchas veces les resulta muy difícil a nuestros amigos saber
qué decirnos o qué hacer cuando una persona querida por nosotros a muerto; incluso a
nosotros nos resulta difícil hablar de esto con ellos, pero que de una o de otra forma es
posible lograr comunicarse con ellos y sentirnos más tranquilos, el paciente interrumpió la
lectura y dijo que a lo que le había gustado es que sus amigos no le dijeron nada, pero sí
lo invitaban a jugar con ellos todos lo recreos.
Se le preguntó si el creía que su maestra o profesor lo podía ayudar o lo ayudó cuando
ocurrió la muerte de su ser querido, él dijo que no, al contrario la maestra le daba quejas a
su abuela o a su papá de que él era mal portado y lo castigaba con dejarlo sin recreo, dijo
que esto le caía muy mal. La terapeuta le preguntó si sabía qué era lo sucedía para que la
maestra dijera que él se portaba mal, él dijo que no estaba seguro, sólo una vez la
maestra le dijo a él no fuera agresivo para jugar o responderle a sus amigos, pero sólo
eso le dijo en una ocasión. La terapeuta repitió: agresivo, sí dijo el paciente eso me dijo,
pero no se por qué, yo estaba jugando igual que todos, además cuando se juego fútbol se
grita, todos gritan. La terapeuta le preguntó si eso aún ocurría y él dijo que no que no, que
eso había pasado antes, a finales del año pasado y a principios de este. Entonces se le
pregunto que si después de estas experiencias se le ocurre cómo podría ayudarlo su
maestra, él respondió que no sabía, que creía que su maestra sólo le ayudaba con las
cosas del colegio.
Se continuó la lectura, en la cual decía que muchas veces, después de que ha muerto un
ser querido, resulta difícil concentrarse o suele pasar que se sueña despierto al pensar en
otras cosas y se puede concentrar cuando se tiene mucho que hacer, se le preguntó al
paciente si esto le ocurría o le había ocurrido y él respondió que sí, que lo que le pasaba
era que se ponía a soñar despierto, se le preguntó qué soñaba y él dijo que no recordaba.
También se leyó acerca del patio escolar y cómo este puede ser un lugar alegre y
divertido, pero también puede ser muy solitario. Se le preguntó cómo lo veía él y dijo que
lo veía como un lugar alegre y divertido, expresó que le gustan los recreos y lo que suele
hacer siempre es jugar fútbol y ese momento lo pasa o comparte con todos sus
compañeros a los que le gusta jugar fútbol. También manifestó que a él no gusta meterse
en problemas con nadie y ahora evita que lo castiguen. En la escuela a la hora del recreo
lo único que le preocupa es quebrar un vidrio con un pelotazo y durante las clases le
preocupa hacer las cosas bien.
Antes de despedirse del paciente la terapeuta le anticipó que la siguiente sesión iban a
hablar de los recuerdos que él tuviera de su madre y que si deseaba traer algo que le
recordara su madre lo podía hacer.
En esta sesión se planificó hablar acerca de los recuerdos que se tienen de una persona
querida después de que ha fallecido, tanto los bueno recuerdos como los malos recuerdos
que se pueden tener.
Para esta sesión se planificó hablar acerca de cómo seguir adelante después de que una
persona querida ha muerto y se retroalimentó todo lo hablado.
Después de leer estas frases se le preguntó al paciente cómo se sentía y éste dijo
sentirse tranquilo, muy tranquilo, entonces se le pidió que dibujara un dibujo que
representará su futuro, el paciente dibujo unos árboles junto a un río y tituló su dibujo la
tranquilidad y la calma. La terapeuta le preguntó si el veía que iba a tener un futuro
tranquilo y calmado, el paciente movió lo hombros en señal de no saber, pero dijo: “Tal
vez sí”, la terapeuta le dijo que así podría ser, pero que recordará que aunque hayan
momentos difíciles, estos pasarán.
Se pudo observar que el paciente se encontraba tranquilo y con un estado de ánimo
alegre, porque tenía una sonrisa en sus labios mientras terminaba su último dibujo. Se le
preguntó si deseaba pintarlo y el paciente manifestó que sí, entonces se le proporcionaron
crayones y el paciente se acomodo sentado correctamente en la silla apoyando un brazo
y pintando con la mano del otro brazo. Al terminar de pintar la terapeuta se despidió de é y
le dijo que esperaba que aprovechara la calma que esta viniendo después de la tormenta,
el paciente sonrió y se retiro animado de la sesión.