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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA

PROCESO DE DUELO EN UN NIÑO DE NUEVE AÑOS, QUE


ASISTE AL INSTITUTO DE PSICOLOGÍA DR, JOSÉ PACHECO
MOLINA DE LA UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR AL
APLICARLE LA GUÍA CÓMO HABLAR CON NIÑOS Y JÓVENES
SOBRE LA MUERTE Y EL DUELO

SCARLETTE MARIBEL MUÑOZ ACEVEDO

CARNÉ NO. 2827403

Guatemala, febrero de 2007


UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA

PROCESO DE DUELO EN UN NIÑO DE NUEVE AÑOS, QUE ASISTE AL


INSTITUTO DE PSICOLOGÍA DR, JOSÉ PACHECO MOLINA DE LA
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR AL APLICARLE LA GUÍA CÓMO
HABLAR CON NIÑOS Y JÓVENES SOBRE LA MUERTE Y EL DUELO

Presentada al Consejo de la Facultad de Humanidades

Por:

SCARLETTE MARIBEL MUÑOZ ACEVEDO

CARNÉ NO. 2827403

Para Optar al título de:

PSICÓLOGA CLÍNICA

En el grado académico de:

LICENCIADA

Guatemala, febrero de 2007


UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD

RECTORA LICDA. GUILLERMINA HERRERA

VICERRECTOR GENERAL ING. JAIME CARRERA

VICERRECTOR ACADÉMICO LIC. ROLANDO ALVARADO, SJ

VICERRECTOR ADMINISTRATIVO LIC. JOSÉ ALEJANDRO ARÉVALO

SECRETARIO GENERAL DR. LARRY ANDRADE-ABULARACH

AUTORIDADES DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES

DECANO DR. RICARDO LIMA

VICEDECANA DRA. RUTH PIEDRASANTA

SECRETARIA LICDA. MYRIAM RENÉE CUESTAS

DIRECTOR DEPTO. PSICOLOGÍA DR. VINICIO TOLEDO

DIRECTOR DEPTO. EDUCACIÓN DR. BIENVENIDO ARGUETA

DIRECTORA DEPTO. CIENCIAS

DE LA COMUNICACIÓN LICDA. NANCY AVENDAÑO

DIRECTOR DEPTO. LETRAS Y FILOSOFÍA LIC. ERNESTO LOUKOTA

REPRESENTANTES DE CATEDRÁTICOS LICDA. LILLY SOTO VÁSQUEZ

ANTE CONSEJO DE FACULTAD LICDA. AURA MEJÍA ROSAL

REPRESENTANTES DE ESTUDIANTES

ANTE CONSEJO DE FACULTAD ISABEL MONTES

ASESOR DE TESIS
LICDA. SILVIA MOINO

REVISORA DE TESIS
LICDA. LAURA VILLEGAS
ACTO QUE DEDICO

A DIOS

A MIS PADRES: ERICK MUÑOZ OROZCO

SCARLETTE IVONNE ACEVEDO DE MUÑOZ

A MIS HERMANOS: ERICKA ANNELIESE MUÑOZ ACEVEDO

ERICK ROBERTO MUÑOZ ACEVEDO

A MI SOBRINO: CHIRSTIAN DAVID AGUILAR MUÑOZ


AGRADECIMIENTOS

A DIOS

A MI FAMILIA: A MIS PADRES

A MIS CATEDRÁTICAS: LICDA. KARINA ORTIZ

LICDA. CINTHIA BRENES

LICDA. LAURA VILLEGAS


INDICE

I. Introducción - 01

II. Planteamiento del problema - 19


3.1 Objetivo general - 20
3.2 Objetivos específicos - 20
3.3 Elementos de estudio - 20
3.4 Alcances y límites - 20
3.5 Aporte - 21

III. Método - 22
3.1 Sujetos - 22
3.2 Instrumento - 24
3.3 Procedimiento - 25
3.4 Tipo de investigación - 25

IV. Resultados - 27
4.1 Matriz de de análisis de resultados - 28

V. Discusión de resultados - 36

VI. Conclusiones - 42

VII. Recomendaciones - 44

VIII. Referencias bibliográficas - 45

IX. Anexos - 47
9.1 Matriz de criterios de registro - 48
9.2 Registros de sesiones - 50
RESUMEN

Con el objetivo de describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al
Instituto de Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle
la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. Se realizó un
trabajo de investigación de tipo cualitativo, en el cual se llevó a cabo un estudio de caso
de un paciente.

Se tomó a un niño de nueve años como sujeto de investigación, fue seleccionado ya


que el motivo de su consulta era una evaluación y tratamiento porque recientemente
falleció su madre.

El trabajo de investigación se llevó a cabo por medio de la aplicación de la guía sobre


cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte, la cual consiste en hojas de trabajo
que cubren los aspectos y fases del sentimiento de pérdida y proceso de duelo;
además, se utilizaron protocolo de registro de sesiones, que consiste en una
descripción detallada de cada sesión terapéutica.

Al concluir el trabajo de investigación, se determinó que el proceso de duelo en un niño


de nueve años al aplicarle la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el
duelo se caracterizó por emociones tales como enojo, aburrimiento, agresividad y
otras, mencionadas en la investigación. Se percibió una actitud colaboradora y de
interés en ciertas ocasiones, en otras fue indiferente, de negación, evitación y
aislamiento. Sus pensamientos y preocupaciones se relacionaron con culpa e
inseguridad.

Se recomendó, que durante el proceso de duelo se debe propiciar el espacio para que
el niño exprese sus emociones, preocupaciones, dudas, etc., en cuanto a la muerte y
la pérdida de una persona amada; además de brindarle información honesta y clara
acerca del tema, respetando sus creencias.
RESUMEN

Con el objetivo de describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al
Instituto de Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle
la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. Se realizó un
trabajo de investigación de tipo cualitativo, en el cual se llevó a cabo un estudio de caso
de un paciente.

Se tomó a un niño de nueve años como sujeto de investigación, fue seleccionado ya


que el motivo de su consulta era una evaluación y tratamiento porque recientemente
falleció su madre.

El trabajo de investigación se llevó a cabo por medio de la aplicación de la guía sobre


cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte, la cual consiste en hojas de trabajo
que cubren los aspectos y fases del sentimiento de pérdida y proceso de duelo;
además, se utilizaron protocolo de registro de sesiones, que consiste en una
descripción detallada de cada sesión terapéutica.

Al concluir el trabajo de investigación, se determinó que el proceso de duelo en un niño


de nueve años al aplicarle la guía cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el
duelo se caracterizó por emociones tales como enojo, aburrimiento, agresividad y
otras, mencionadas en la investigación. Se percibió una actitud colaboradora y de
interés en ciertas ocasiones, en otras fue indiferente, de negación, evitación y
aislamiento. Sus pensamientos y preocupaciones se relacionaron con culpa e
inseguridad.

Se recomendó, que durante el proceso de duelo se debe propiciar el espacio para que
el niño exprese sus emociones, preocupaciones, dudas, etc., en cuanto a la muerte y
la pérdida de una persona amada; además de brindarle información honesta y clara
acerca del tema, respetando sus creencias.
I. INTRODUCCIÓN

La vida y la muerte son interdependientes, son simultáneas, y parte de la realidad de todo


ser vivo. El nacimiento y la muerte son dos procesos naturales, el comienzo y el final de
la vida. Sin embargo, su significado personal e impacto psicológico varían; éste último
está relacionado con los varios significados que la muerte posee, debido en gran parte a
que está vinculada al contexto cultural.

Sin importar dicho contexto cultural, la muerte es una fuente primordial de angustia, que
no se presenta por primera vez en la edad adulta porque tiene su origen en la niñez.
Desde la infancia el ser humano suele preocuparse por el tema de la muerte, en especial
al experimentar la pérdida de alguien amado. La importancia del estudio del niño brinda
una oportunidad de analizar en su forma inicial la manera en que el ser humano afronta la
muerte, cuáles son sus temores, evasiones, defensas y desarrollo.

Relacionado a la muerte se encuentra el estado de pérdida de cualquier ser, objeto, parte


del cuerpo o función que es emocionalmente importante para la persona, este estado es
denominado duelo. De igual manera es importante investigar acerca del duelo infantil.

Como mencionó Montoya (1998), en ninguna otra situación como en el duelo, el dolor
producido es total, ya que es un dolor biológico, psicológico, social, familiar y espiritual. En
la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro.
Asimismo, el familiar que sobrevive una muerte no sólo sufre por la pérdida de alguien
importante, sino por haberse enfrentado a la posibilidad de perderse a sí mismo. Es por
esto que este estudio se enfoca en examinar el proceso de duelo de un niño de nueve
años, al aplicar una guía sobre cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el
duelo.

En Guatemala se encontró que con respecto a este tema, Lobo de León (2005) realizó un
estudio sobre el actual conocimiento de los estudiantes de Psicología clínica sobre el
proceso de la elaboración del duelo y apoyo psicológico para personas que han perdido a
un ser querido. Su muestra fue de 44 estudiantes, de ambos sexos, de quinto año de la
carrera de psicología clínica de la universidad Rafael Landívar. La investigadora creó y
usó un cuestionario de 28 reactivos divididos en preguntas de selección múltiple y

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dicotómica, con la finalidad de determinar cuál era el conocimiento actual sobre el tema y
sobre el apoyo necesario para personas que han sufrido una pérdida. Concluyó que los
estudiantes poseen conocimiento sobre el tema y de sus conceptos básicos, pero
desconocen cómo dar apoyo psicológico a estas personas.

Por otro lado, Arévalo (2006) estudió el proceso de duelo no resuelto en una paciente
diagnosticada con un trastorno depresivo, que asiste al Instituto de Psicología Dr. José
Pacheco Molina de la Universidad Rafael Landívar en la Ciudad de Guatemala; el objetivo
consistió en describir cómo un duelo no resuelto propicia la aparición y desarrollo de un
trastorno depresivo. Utilizó la muestra de una mujer de 46 años. El tipo de investigación
fue cualitativa y utilizó como instrumento la técnica narrativa de historia de vida y la
observación. Concluyó que la paciente a pesar de los años transcurridos no lograba
superar la muerte de su madre, lo cual la había mantenido en un estado de ánimo
crónicamente depresivo.

En relación al mismo tema, Cabrera (2005) analizó las características de las etapas del
proceso de duelo en los padres de hijos con retraso mental, sus similitudes y diferencias
en dos casos. El objetivo fue determinar las características y etapas del proceso de duelo,
que sufren los padres con hijos que sufren de retraso mental. Para ello utilizó una
muestra conformada por dos matrimonios, cuyos hijos fueron diagnosticados con este
padecimiento. Utilizó como instrumento de investigación una entrevista semiestructurada
y la observación. Los resultados que obtuvo mediante historias de casos y cuadro
comparativo del proceso de duelo fueron características en común como tristeza, culpa,
reacciones psicosomáticas, angustia, miedo y enojo. Sin embargo, se presentaron
diferencias en el tiempo en que se llevó acabo el proceso. Concluyó que todo proceso de
duelo lleva cinco etapas: negación, rabia e impotencia, negociación, depresión y
aceptación.

En cuanto a la importancia de la intervención ante la muerte, Roldan de la Rosa, (1995)


en su investigación sobre un programa de auto-desensibilización sistemática aplicada al
temor de la muerte, expuso los aspectos históricos, culturales, sociales y psicológicos
de ésta, así como aspectos teóricos de la técnica de desensibilízación sistemática. El
programa va dirigido a personas que manifiestan ansiedad o temor a la muerte desde un
nivel moderado hasta uno muy intenso. Estos niveles de ansiedad los mide con la

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Escala Multidimensional del Temor a la Muerte de Hoelter que incluye dimensiones de
temor al proceso de morir, a lo muerto, a ser destruido, temor por las personas
significativas y temor a una muerte prematura. Incluye 16 fichas con cada uno de los
reactivos de la escala. Además, una hoja de registro de relajación, una hoja de registro
del nivel de ansiedad y una hoja de lectura de toma de conciencia de la muerte. El
programa consta de tres fases: a) la construcción de la jerarquía de temor; b) el
aprendizaje de la relajación muscular profunda; c) la realización del proceso de
desensibilización. El objetivo de esta investigación fue propiciar una toma de conciencia
de la muerte a través de que la persona imagine, anticipe y contemple la propia muerte
o de la de una persona significativa.

Hernández (2006) en su estudio de tesis realizado en Guatemala, sobre las


consecuencias emocionales en el duelo de dos pacientes por la muerte de la madre,
comparó las consecuencias emocionales en dos sujetos, tras haber presenciado la
muerte de la madre durante la etapa de la adolescencia, para conocer a profundidad las
diferentes dinámicas ante una situación de esta magnitud. Para ello realizó sondeos de
información con mujeres involucradas en tratamientos terapéuticos por que vivieron este
hecho. Con base en los datos ofrecidos por los sujetos de la investigación, realizó
comparaciones en las cuales se visualizara detalladamente la situación que ha vivido
cada una de ellas y las consecuencias emocionales que esto les ha provocado. Los
resultados reflejaron que las personas que han experimentado la muerte de la madre,
presentaron distintas reacciones para afrontar la realidad de un hecho traumático, como el
duelo, desencadenándose diversos problemas emocionales debido al poco o nulo apoyo
para enfrentar el problema. Por lo tanto, este autor recomienda realizar futuras
investigaciones de carácter cualitativo por profesionales que deseen ahondar en el tema.

Polasek (1999), citada por Callejas (2000) en su tesis sobre la etapa final y el duelo,
manifestó que el estrés causado por la pérdida de un ser querido es tan severo que con
frecuencia desencadena una depresión reactiva; asimismo, se presenta irritabilidad y de
forma lenta, el doliente se va reincorporando a la vida diaria. Los periodos de paz y alivio
se prolongan en tiempo e intensidad, lo que se conoce como reorganización, después
viene la resignación de forma conciente.

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Como se puede observar, las investigaciones anteriores demuestran los estudiantes de
psicología poseen conocimiento sobre el tema y de sus conceptos básicos, pero
desconocen cómo dar apoyo psicológico a estas personas. Además, demuestran que el
duelo se presenta a través de un proceso, en cual es importante la toma conciencia de
la muerte como hecho real que se presentará en cualquier momento de la vida. También
se recomienda realizar investigaciones de tipo cualitativo para ahondar en el tema del
duelo.

En cuanto al tipo de intervención terapéutica, es importante mencionar que existen


varios enfoques como la escuela psicodinámica, la cognitivo-conductual, la humanista,
etc., que han tratado el tema de la muerte y el duelo, aunque las indicaciones específicas
para cada tipo de intervención no están claras y existen pocos estudios comparativos que
demuestren el beneficio de una intervención.

Con respecto a los enfoques terapéuticos que abordan la muerte está la escuela
humanista existencialista que considera los aspectos intrapsíquicos y culturales hacia la
muerte y los moribundos, la identidad de la persona vendrá determinada socialmente y se
creará, se mantendrá o cambiará en función de las interacciones con personas
significativas. El duelo llevará a profundos cambios sociales, incluyendo posición social,
estatus y roles. Para las corrientes existencialistas el duelo sería la consecuencia de la
vivencia de la ansiedad existencial, entendida ésta como la posibilidad de no ser
(Gutiérrez, Hortera y Benítez, 2001).

En la línea de psicoterapia existencial, Yalom (1984) manifestó que la muerte y la vida


son interdependientes, no son consecutivas, sino simultáneas; continuamente la muerte
late bajo la membrana de la vida. El autor determinó que la muerte es una fuente
primordial de angustia, y como tal es principio importante para la psicopatología. Se debe
considerar que la desaparición de las personas, animales, cosas, etc., produce temor y es
evidente que todo ser humano se ve obligado a vivir enfrentado tanto la desaparición
como el temor que experimenta. Sin embargo, existe una marcada diferencia entre la
importancia que tiene la muerte para el niño y la atención que se le presta a este tema en
la infancia. Yalom considera que la literatura al respecto es escasa y, sobre todo,
comparada con otros aspectos del desarrollo infantil.

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Dicho autor planteó que existe una preocupación generalizada de los niños sobre la
muerte; cualquier padre o adulto relacionado con niños habrá presenciado alguna vez con
sorpresa al planteamiento repentino de alguna duda de un niño sobre este tema.

Para comprender los pensamientos o dudas de los niños sobre la muerte se puede hacer
hincapié en el desarrollo cognoscitivo en la niñez intermedia. Piaget (1984) determinó
que los niños entre los siete y once años atraviesan por una etapa cognitiva denominada
la etapa de las operaciones concretas, durante dicha etapa los niños desarrollan
habilidades para pensar en forma lógica sobre el aquí y el ahora, pero no con abstracción;
es decir, un niño a esta edad utiliza operaciones mentales internas (pensamiento) para
solucionar problemas, comprende los conceptos de tiempo y espacio, también organiza
series o distribuye ítems según una dimensión particular (como longitud de lo más corto a
lo más largo) y comprende el principio de la conservación. Pero aún se limita a
situaciones reales y presentes, no puede pensar en términos hipotéticos, esta capacidad
se presenta hasta la adolescencia.

Piaget identificó que entre las capacidades cognitivas importantes que se poseen en esta
etapa está la conservación, la seriación, la inferencia transitiva y la clasificación. La
conservación consiste en la capacidad para reconocer que la cantidad de algo se
conserva igual aunque su forma cambie, siempre y cuando no se le haya agregado o
quitado nada, esta capacidad cognitiva implica que los niños comprenden el principio de
reversibilidad (sabe que algunas cosas pueden tener una forma diferente, revertir la
transformación y recuperar la forma original, como la plasticina); también implica la
capacidad de descentrar, lo cual consiste en que pueden enfocarse en más de una
dimensión importante. Al desarrollo de diferentes tipos de conservación en diferentes
edades (dentro de esta etapa) Piaget lo llama decalage horizontal; esto significa que un
niño puede conservar la sustancia (a los siete u ocho años) antes que el peso (a los
nueve o diez años), y la sustancia y el peso antes que el volumen (antes de los doce
años).

La seriación consiste en la capacidad para ordenar objetos de acuerdo con una o más
dimensiones relevantes como peso (del más pesado al más liviano) o color (del más
oscuro al más claro) (Piaget e Inhelder, 1984).

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La inferencia transitiva consiste en la capacidad para reconocer o comprender la relación
entre dos objetos, al conocer la relación entre cada una de ellos y un tercero. Mientras
que la clasificación es la capacidad de los niños para organizar objetos según atributos
particulares, una capacidad de clasificación es la inclusión de clase, es decir, la capacidad
de comprender la relación entre el todo y la parte.

Otro aspecto importante del desarrollo en la niñez intermedia es el desarrollo de la moral.


Moral se puede comprender como el resultado de la personalidad, las actitudes y las
influencias culturales; además, el juicio moral se desarrolla a medida que se da el
crecimiento cognoscitivo.

Piaget (1984) sostuvo que los niños pequeños no pueden emitir juicios morales sólidos
hasta que no alcanzan un nivel suficientemente elevado de madurez cognoscitiva para
apreciar las cosas como las ve otra persona. Selman, mencionado por Papalia y Wendkos
(1999) extendió este concepto afirmando que el desarrollo moral está vinculado con la
toma de roles.

Piaget (1984) además presentó que el razonamiento moral se desarrolla en dos etapas, la
primera es la moralidad de restricción y la segunda, la moralidad de cooperación. En la
primera el niño piensa con rigidez sobre los conceptos morales, es egocéntrico y no
puede imaginar más de una manera para ver algún tema de índole moral; cree que las
reglas no pueden cambiar, que el comportamiento es bueno o malo y que cualquier
ofensa merece castigo.

En la segunda etapa el niño posee flexibilidad moral, porque a medida que interactúa con
otras personas, madura y entra en contacto con un rango más amplio de puntos de vista,
incluso algunos llegan a contradecir lo que aprendieron en su hogar. Por lo tanto, llegan a
generar sus propios estándares morales y no consideran lo bueno y lo malo como
absolutos incambiables.

Papalia y Wendkos (1999) señalan que Selman indicó que la capacidad para asumir un
rol es la cualidad para asumir el punto de vista de otras personas, puesto que la moralidad
implica considerar el bienestar de los demás. Resulta razonable suponer que un aumento
en la capacidad para imaginar cómo podría pensar y sentir otra persona deberá

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relacionarse con la capacidad para emitir juicios morales. Selman dividió el desarrollo de
la capacidad para asumir un rol en cinco etapas: Etapa 0 (entre los cuatro y seis años) los
niños son egocéntricos, creen que su propio punto de vista es el único y juzgan de
acuerdo a ello. Etapa 1 (entre seis y ocho años) los niños comprenden que otras personas
pueden interpretar un situación de manera diferente. Etapa 2 (entre ocho y diez años) los
niños desarrollan la conciencia recíproca. Etapa 3 (entre diez y doce años) los niños
pueden imaginar la perspectiva de una tercera persona y toman en cuenta puntos de vista
diferentes. Finalmente, la etapa 4 (adolescencia hasta la adultez) la persona entiende que
la capacidad asumir un rol mutuo no siempre soluciona las disputas, aprende que la
comunicación no siempre puede resolver la rivalidad o discrepancias entre algunos
valores.

En síntesis, la teoría de Selman ilustra la manera como el avance en la capacidad para


asumir un rol se relaciona con los avances en el pensamiento moral, los cuales también
reciben el impulso de la interacción social.

Otro tema importante del desarrollo en la niñez intermedia es el procesamiento de


información. Durante la niñez intermedia lo niños más pequeños maduran en diferentes
áreas cognitivas, una de las cuales es la capacidad para prestar atención, que les permite
seleccionar puntos de información que son importante para lo que ellos tienen que hacer
en el momento. También pueden concentrarse por más tiempo y destacar información
irrelevante. Pueden planear su trabajo y diseñar, utilizar estrategias para organizar y
contar, capacidades que ayudan a aprender a recordar y solucionar problemas (Papalia y
Wendkos, 1999).

La memoria es un tema importante en el proceso de información, la capacidad para


recordar mejora en gran medida hacia la niñez intermedia y una capacidad que se
desarrolla es la metamemoria, el entendimiento de cómo funcionan los procesos de la
memoria.

La memoria es como un sistema de archivo que contiene tres pasos básicos: codificación,
almacenamiento y recuperación, de acuerdo con la teoría del procesamiento de
información. El primer paso consiste en clasificar, es decir, que después de percibir algo
el niño decide dónde lo va a archivar. El segundo es almacenar el material para que

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permanezca en la memoria. Por último, es necesario que la información pueda
recuperarse. El olvido puede ocurrir debido a un problema en alguno de estos tres pasos,
pero la memoria a corto plazo aumenta con rapidez durante la niñez intermedia (Papalia
y Wendkos, 1999).

Ahora que se ha hecho recuento de las capacidades de pensamiento que tienen los niños
entre siete y once años se puede analizar lo que Yalom (1984) explicó acerca de los
impedimentos para descubrir cuánto saben los niños al respecto de la muerte; él explicó
que debido a que el niño se encuentra en una etapa de operaciones mentales concretas y
apenas empieza a imaginar lo potencial o posible, y no posee habilidades de pensamiento
abstracto, es difícil que comprenda conceptos tales como muerte, el ser y el no ser, la
finalidad, la conciencia y el futuro, porque estos son conceptos abstractos.

Otro obstáculo que planteó Yalom (1984) como impedimento para averiguar lo que niño
sabe de la muerte son los prejuicios de los adultos, él considera que los adultos
generalmente se encuentran renuentes ha hablar de la muerte con los niños, evitan el
tema.

Lapouse y Monk, citados por Yalom, realizaron una encuesta para conocer los temores
de los niños, las autoras estudiaron una muestra muy extensa, de 482 de niños
normales entre los seis y los doce años, para determinar la naturaleza y la extensión
de los temores infantiles, pero, ante la dificultad de entrevistar a tantos pequeños, se
contentaron con preguntar a las madres. Éstas opinaron que los dos puntos
relacionados más de cerca con la muerte (enfermarse, tener un accidente o estar en
peligro de muerte; e inquietarse por la salud) apenas preocupaban a sus hijos; sólo
el 12 % de las madres juzgaron que el primer punto era importante, y el 16 %, el
segundo. En contraste con lo anterior, un 44 % de ellas señaló a las «serpientes»
como motivo de preocupación y el 38 %, las calificaciones escolares.

Entonces, las autoras seleccionaron una parte de la muestra (192 niños) y


entrevistaron a los niños y a las madres. Los resultados demostraron que, en
general, las últimas subestiman la frecuencia de los temores infantiles. Hubo
discrepancias especialmente notorias en los dos puntos relacionados con la muerte.
Sólo hubo acuerdo entre madre e hijo en el 45 % de los casos y de todos los

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desacuerdos, el 90% se debía a que las madres subestimaban la preocupación
del niño por la muerte. Dicha investigación pareciera demostrar que las madres
no se dan cuenta hasta qué punto les preocupa el tema a sus hijos.

Yalom está de acuerdo con Piaget, cuando manifiesta que las pruebas psicológicas por
muy refinadas que sean, suministran datos incompletos y decepcionantes y que la
manera más satisfactoria de estudiar un niño es mediante un examen general o entrevista
clínica. Sin embargo, en la literatura existen pocos informes, que resulten invaluables, de
entrevistas profundas con niños. Dicho autor afirmó que cualquier programa de estudio
que implicara preguntas directas sobre la muerte a niños pequeños, hallaría serias
discrepancias por parte de las autoridades investigadoras y oposición por parte de los
padres.

Otro obstáculo para averiguar los conocimientos infantiles relativos a la muerte es lo


que se le enseña al niño o aprende a través del modelamiento de la conducta de los
adultos; los adultos se angustian mucho cuando ven a los pequeños enfrentarse a la
idea de la muerte y corren a aminorar sus efectos. Estos por su parte, ven la angustia
de los adultos y descubren la necesidad imperiosa de suprimir la preocupación por el
tema; al mismo tiempo, los padres casi nunca aportan elementos genuinos que valgan
de ayuda, usualmente con la firme decisión de dar al niño una instrucción honesta,
muchos retroceden ante su angustia, aunque se trate de personas muy instruidas.

Es necesario comprender cuándo surge la primera conciencia de muerte; es decir, cuándo


se entera el niño de que existe la muerte. Para lograr dicha comprensión se han realizado
varios estudios, Yalom mencionó que un enfoque objetivo para este problema es
estudiar cómo se desarrolla en el niño el concepto de vivir o de la vida. Los más
pequeños a menudo confunden las propiedades de las entidades vivas, los niños
consideran vivas todas las cosas dotadas de un movimiento autónomo aparente, como
por ejemplo, el fuego y el humo. Piaget explicó que el animismo infantil (que a él le
parecía comparable con el del hombre primitivo) pasa por cuatro etapas. Al principio,
los pequeños creen que los objetos inanimados tienen vida y voluntad. A los siete
años, atribuyen vida sólo a lo que se mueve. Entre los ocho y los doce años, a lo que
se mueve por sí mismo, después las creencias infantiles se van pareciendo cada vez
más a las adultas.

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De acuerdo con Montoya, el niño mayor de seis años percibe la muerte como un “castigo
por malas acciones”; a esta edad comienzan a aparecer las consecuencias de su
educación religiosa, social y familiar. Sin embargo, la etiología de la muerte no es
consistente, sus respuestas van encaminadas a causas específicas más que a procesos
generales: flechas, pistolas, cuchilladas, explosiones, ataque al corazón, vejez, etc.
Durante este período hay una auténtica curiosidad por ver lo que ocurre después de la
muerte.

El mismo autor divide la niñez intermedia en dos, considerando que de los seis a los
nueve años las reacciones comunes a la muerte son la rabia, pelea, negación,
irritabilidad, culpa, variaciones en el humor; miedo a la separación, a estar solo o a que
recurran los hechos. Aislamiento, regresión, quejas físicas dolor de estómago o de
cabeza. Problemas escolares, ausentismo, dificultades académicas, dificultades de
concentración.

En esta edad lo que los niños saben y sienten acerca de la muerte es fascinación por los
detalles, ya que aumenta su vocabulario y su compresión de los conceptos. Asimismo,
tienen mayor comprensión respecto a la propia salud personal y seguridad. Sin embargo,
existe una relación dispareja entre las emociones y su comprensión de la muerte; aún
posee pensamiento mágico y es posible que se dé la presencia del “Síndrome del niño
perfecto” (el niño que previene o corrige la muerte) o del “Síndrome del niño malo” (ser
malo como castigo por muertes pasadas y anticipación de futuros castigos); también
presentan deseos de reunirse con el muerto.

Por otro lo lado, los niños de nueve a doce años reaccionan ante la muerte con llanto,
nostalgia, agresividad, irritabilidad, resentimiento, tristeza, soledad, aislamiento, miedos,
ansiedad, pánico; supresión emocional, negación, evitación, culpa, vergüenza; también
suelen presentar trastornos del sueño, preocupaciones acerca de su salud, quejas físicas,
problemas académicos, rechazo escolar, trastornos de memoria, pensamientos repetitivos
o hablar persistente con los compañeros, demanda exagerada de preocupación y
necesidad de ayuda.

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El mismo autor planteó que esta edad, el mismo autor planteó que lo que los niños saben
y sienten acerca de la muerte es comprensión madura de la muerte, ya que consideran
que es permanente, reversible, inevitable, universal y no funcional. Brindan respuestas
tipo adulto; sin embargo, realizan exagerados intentos por proteger o ayudar a los
cuidadores y miembros de la familia. Poseen un sentido de responsabilidad en los
conflictos familiares y deseo de continuar con el compromiso social, suelen sentirse
diferente a otros que no han experimentado una muerte.

En referencia al duelo Montoya mencionó que éste representa el estado de pérdida de


cualquier ser, objeto, parte del cuerpo o función que es emocionalmente importante para
la persona. Por lo tanto, el concepto de duelo alude a la reacción a la pérdida de una
persona amada y al proceso mental y emocional de elaboración psicológica de la pérdida.

Kübler-Ross, citada por Craig (1996), identificó cinco etapas en el proceso de duelo,
cuando éste tiene un proceso de desarrollo normal:
1) Negación: la persona rechaza la noticia o conciencia de muerte de alguien querido. 2)
Aislamiento: la persona se aleja y se presenta la tercera etapa. 3) Ira: una vez que
comprende que alguien ha muerto siente cólera y resentimiento. 4) Negociación: en esta
etapa es muy común encontrarse con preguntas dirigidas a Dios cuestionando la muerte;
la culpa es el principal sentimiento en esta etapa, la persona suele intentar recordar
eventos o decisiones propias que puedan haber contribuido a la muerte. 5) Depresión
o tristeza: la persona llora la pérdida que ha ocurrido, la muerte y separación inminentes.
6) Aceptación: la persona acepta la muerte y la incorpora como parte de su vida, en esta
etapa la persona ha llevado a cabo una adaptación a la pérdida, esto no significa que no
vayan a existir otros sentimientos, pero una vez que se llega a esta etapa la persona
suele sentirse más confiada para manejar su vida.

Los niños suele tener reacciones de aflicción que presentan síntomas variables que
usualmente incluyen tristeza, depresión, ansiedad (la ansiedad y la tensión interna
pueden adoptar la forma de hiperactividad o de un comportamiento excesivamente activo,
inquieto o agresivo); rabia, culpa, desorganización de su comportamiento que puede
llegar incluso a la delincuencia; un sentido de vulnerabilidad e inseguridad personal,
aislamiento. Pueden presentar problemas conductuales y trastornos disciplinarios en casa

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y en el colegio; trastornos del sueño, de la atención y de la concentración (Montoya,
1998).

Yalom consideró necesario hacer hincapié en la negación, ya que hay niños que suelen
considerar que la muerte es temporal, es una disminución, una animación suspendida o
un sueño. Esta opinión suele ser reforzada por los dibujos animados o historietas en los
cuales los personajes mueren drásticamente, mutilados, triturados, cortados en partes,
etc., y después aparecen de nuevo milagrosamente intactos.

A partir de esto, este autor planteó que al parecer los niños creen en la existencia de
varios niveles en la muerte, consideran que los muertos pueden sentir “un poquito”, pero
los que ya están completamente muertos no siente nada; por ejemplo, suelen dejar
comida junto a la tumba por si la persona fallecida siente hambre.

También manifestó que existe una equiparación entre el sueño y muerte, los niños suelen
considerar la muerte como temporal o la equiparán con un viaje o con el sueño. Pero se
debe tener presente que “no hay nada temporal o incompleto en la idea de que los
gusanos se comen al muerto, de que éste permanece para siempre en la tierra, de que
está completamente muerto y ya no siente nada” (Yalom, 1984).

El duelo en caso de muerte por suicidio es uno de los factores de riesgo más reconocidos
de duelo complicado en los niños, adolescentes e incluso en adultos. Montoya (1998)
consideró que uno de los aspectos más difíciles es decidir, el momento adecuado para
hablarle a un niño sobre el suicidio paterno; sin embargo el momento ideal para hacerlo
es en el de la muerte misma, antes de que los conflictos e inquietudes hayan adoptado la
forma de síntomas o problemas de comportamiento y antes de que otros niños lo
comenten. Si el padre superviviente opta por mantener el secreto o deformar la realidad
de los hechos, el niño se dará cuenta de que algo se le oculta o es incongruente con la
realidad que aprecia, lo cual levantará una barrera en la comunicación entre padre e hijo,
precisamente en un momento en que el niño necesita expresar sus ambivalentes y
difíciles emociones.

12
Montoya explicó que muchos niños creen que algunos incidentes previos al suicidio, como
quejas de sus padres por su mala conducta, no hacer lo que se les dijo que hicieran,
hacer mucho ruido, ser desordenados, etc. son la causa directa del suicidio.

El sentimiento dominante en el niño, originado por el suicidio de uno de sus padres, es el


de culpabilidad; esto es porque, como ya se mencionó, la forma de pensar de los niños
es concreta y caracterizada por un concepto deformado de la causa, egocentrismo, tienen
la impresión de que son el centro de todo lo que ocurre en el mundo y pensamiento
mágico al interpretar lo que ven y viven. En algunos casos el padre deprimido ha hecho
sentirse culpable y parcialmente responsable de su desesperación a los miembros de la
familia, por lo que estos se sienten aún más culpables del suicidio. De igual forma, dadas
las características de los trastornos que habitualmente se asocian a los actos de suicidio,
muchas veces se suele advertir reiteradamente al niño de que tenga cuidado de no
indisponer o preocupar a uno de ellos, con lo cual se deposita la responsabilidad del
bienestar psicológico del padre sobre el niño (Montoya, 1998).

Las implicaciones del suicidio paterno sobre los niños, y sus graves consecuencias a
largo plazo sobre su desarrollo psíquico, exigen una cuidadosa y continuada vigilancia a
todo lo largo del duelo por personal especializado.

Sipos y Solano (2001) manifestaron que es preciso tener presente que las experiencias
de pérdida son parte integrante del desarrollo infantil y la manera en que se resuelven
estas situaciones determinará la capacidad para afrontar y resolver futuras experiencias
de pérdida. Ellos explican que la muerte o pérdida de uno de los padres constituye uno de
los mayores problemas a los que un niño puede enfrentarse.

En cuanto a la educación de los niños sobre el tema de la muerte en relación a la cultura


occidental, la mayoría de los padres procuran acercar a sus hijos al tema de forma
gradual. Cuando son pequeños, les mantienen por completo al margen de él y no se
les brinda información, se implanta el mecanismo de negación y se les cuentan
historias sobre el cielo, el regreso de los muertos y la inmortalidad de los niños. Más
adelante, cuando los padres consideran que sus hijos están preparados para este
tema, aumentan poco a poco la dosis de realidad (Yalom, 1984)

13
En la cultura occidental existen claras directrices educativas para los padres en
algunos temas como el desarrollo físico, la adquisición de información, las aptitudes
sociales y la evolución psicológica; pero en cuanto a la educación sobre la muerte, los
padres no encuentran guías identificables.

De acuerdo con la psicología existencial, el trabajo de duelo quedaría resumido en la


confrontación con la negación que suele verse en casos de muertes súbitas y traumáticas
insistiendo, por ejemplo, en que se repita en voz alta frases que representen una situación
sin ambigüedad; estos comentarios se deberían hacer mientras el pariente siente el
contacto emocional y el apoyo de otra persona. La segunda tarea, que consiste en
trabajar sobre las emociones, es especialmente dura por la gran abundancia y cambio de
sentimientos que la persona tendrá que soportar. Autoras como Mary Turner propusieron
que para favorecer el proceso de duelo, con niños y adolescente, es importante hablar
sobre la muerte y el duelo, expresar un adiós hacia la persona fallecida, expresar los
miedos en cuanto a la muerte, etc.

La psicología existencial planteó, además, que el terapeuta deberá mantenerse activo,


flexible e imaginativo, aunque directivo, conocedor de las diferentes fases del duelo y con
la sensibilidad suficiente para intervenir según las necesidades y la tolerancia del paciente
en cada momento. La terapia debe ser planificada en etapas con diferentes tareas y
objetivos concretos; se debe contar con la participación activa del pariente. Será
importante mantener entrevistas con las personas de la familia más allegadas para
detectar reacciones de oposición al cambio y perjudico del proceso de la terapia, así como
para conseguir su colaboración y aportarles información que les ayude a ellos mismos,
que también estarán inmersos en el proceso de duelo. Finalmente, este enfoque trabaja al
mismo tiempo el aspecto intelectual, emocional y la adquisición de nuevas habilidades
para llegar a una etapa final de mayor profundidad de conocimiento y dominio propio
donde se reinvierte la energía del deudo de una forma nueva. (Gutiérrez Et al 2001).

Montoya planteó que con los niños entre los seis y nueve años es necesario proporcionar
información clara y honesta. Describir cómo sucedieron los hechos, con detalle, según
ello lo soliciten. Preguntar y conocer qué es lo que el niño piensa y sabe acerca de lo
sucedido, no emitir juicios sobre sus necesidades sin conocerlas, además ser concreto y,
si es necesario o apropiado, usar fotos o dibujos para explicar las cosas. También

14
preparar o anticipar al niño futuros cambios y hablarle acerca de lo que esto significa para
él.

Montoya consideró indispensable preparar al niño para cambios en sus rutinas o en el


funcionamiento de la casa. Animarlo a que comunique sus sentimientos confusos y no
placenteros. Validar y explicarle cuan normales son sus reacciones y dificultades en la
escuela, con los compañeros y en la familia. Permitirle la repetición de preguntas y la
búsqueda de respuestas. Además, ser sensible a los mensajes de culpa del niño y
corregir los mitos y concepciones erróneas. Animarlo a participar en actividades
recreativas familiares y sociales apropiadas a su edad. Favorecer que el niño se relacione
con otros. De igual forma es importante discutir sus preferencias respecto al deseo de
mantener sus pensamientos en privado.

Este autor también expresó que es necesario que el niño adquiera cinco conceptos
previos para poder comprender el abstracto concepto de muerte tal cual lo entendemos
los adultos, ideas que no son, por supuesto, adquiridas todas de una vez: 1. Criterio de no
funcionalidad: cuando el cuerpo se muere ya no funciona más, no tiene dolor, frío,
hambre, no tiene que ir al baño, no tiene que respirar o comer, etc. 2. Es permanente: la
muerte es para siempre. 3. Es inevitable: nadie puede evitar la muerte. 4. Es irreversible:
no se puede volver o devolverse a la vida después de la muerte. 5. Es universal: le
sucede a todo lo que está vivo, nadie escapa de ella.

Con los niños de nueve a doce años es importante animar una discusión más específica
acerca de la causa de la muerte e invitarle a hacer preguntas; permitirle que el niño
exprese su relato personal de los hechos. Buscar oportunidades para manejar
sentimientos cuando el niño esté listo o cuando una situación diferente se origine; dejar
que el niño escoja su propio ritmo. Apoyarlo y aceptar la expresión de todo tipo de
sentimientos. Educar al niño acerca de las reacciones comunes (tristeza, soledad, dolor,
rabia, etc.) y los riesgos involucrados al evitar los sentimientos difíciles. De igual forma se
debe ofrecer o identificar a otras personas o salidas que le ayuden a la expresión de sus
emociones, ya que el niño suele sentirse incómodo expresando emociones fuertes a sus
padres por miedo a provocarles problemas o lastimarlos (Montoya, 1998).

15
También se deben discutir los cambios que ocurrirán en la casa, pedirles sugerencias
cuando se negocie nuevas formas de manejar la situación y evitar cambios innecesarios.
Animar la discusión acerca de cómo manejar nuevas responsabilidades y preguntarle al
niño cómo y qué quiere decirle a otros respecto a lo sucedido (compañeros, amigos,
profesores).

Es importante que los padres acepten la ayuda de otras personas. También animar y
permitir el compromiso en actividades externas, la conmemoración de la persona que
murió de forma que sea para el niño personalmente significativo (Montoya, 1998).

Mary Turner propone que para favorecer el proceso de duelo, con niños y adolescentes,
se puede realizar un trabajo en nueve pasos: 1) hablar sobre la muerte y el morir; 2) decir
adiós y pensar en los funerales; 3) hablar de alguien que ha muerto; 4) expresar
pensamientos y sentimientos; 5) trabajar los miedos y preocupaciones; 6) trabajar los
sueños y las pesadillas; 7) hablar de los amigos, la familia y la escuela; 8) expresar los
recuerdos y 9) alentar al niño a seguir adelante.

Establece dicha propuesta en una guía denominada “Cómo hablar con niños y jóvenes
sobre la muerte y el duelo” (2004). Manifiesta que el dolor y la pérdida para un niño o
una persona joven es compuesto a menudo por la naturaleza de la relación que tenían
con la persona que ha muerto, las circunstancias de la muerte; además, dicha
experiencia genera preocupaciones del presente y del futuro, por lo que, ella diseñó una
guía que permite explicar la muerte y el morir a niños y adolescentes.

Mary Turner se formó como psicoterapeuta y practica en labores de trabajo social en el


hospicio St. Richard Hospice, Estados Unidos; desarrolló esta guía como un cuaderno
de ejercicios, específicamente para que adultos ayuden a niños a superar la pérdida de
un ser querido. Es un medio efectivo para que niños y jóvenes comuniquen y entiendan
los pensamientos y las emociones, los cuales suelen ser confusos y dolorosos. También
puede ser la base para una reflexión de largo alcance, mediante una escritura que
resulta fácil a la lectura y un acceso sencillo para niños, esto consigue mantener la
atención del niño y propicia la comunicación.

16
Turner consideró que a partir de una sutil exploración del concepto de muerte, esta guía
cubre todos los aspectos y fases del sentimiento de pérdida, desde el dolor inicial por la
separación a la rabia, el miedo y los sueños que puede experimentar el niño,
culminando con palabras sobre el recuerdo y la superación.

Asimismo, esta autora manifestó que los ejercicios de la guía pueden ser utilizados con
niños y jóvenes de cualquier edad y pueden modificarse para el uso de las necesidades
individuales según las diferentes creencias y contextos culturales; debido a que no se
encuentran dos niños que tengan exactamente las mismas necesidades. También
estableció que es posible que sea necesario crear nuevas páginas que sustituyan o
sirvan de suplemento, si es conveniente.

Ella observó la necesidad de una guía como ésta a partir de su propio trabajo con niños
y jóvenes y sus familias; todos los niños lograban expresar miedos y preocupaciones
profundas cuando ella les permitía o facilitaba comunicarlo. Ella dijo que, normalmente,
no se puede poner remedio a la pérdida, pero es posible ayudar a que el niño exprese,
en alguna medida, la conmoción interna que está experimentando; también se puede
ayudar a que el niño encuentre respuesta a algunas preguntas, a clarificar
malentendidos y a calmar muchos miedos que pueda tener.

Dicha guía es considerada como un recurso terapéutico por profesionales en el sitio de


Internet Therapeutic Resources (Recursos Terapéuticos) en Estados Unidos, además,
es utilizado con la misma función en el Instituto de Psicología de la Universidad Rafael
Landívar Dr. José Pacheco Molina, Guatemala.

En síntesis, la muerte es un suceso que todo ser humano experimentará. Al


experimentar la muerte de un ser querido se atraviesa por un proceso denominado
duelo. Este proceso es importante para la toma de conciencia de la muerte, sobre todo
el la infancia, porque desde esta etapa de la vida el ser humano experimenta contacto
con la muerte y atraviesa dicho proceso. Existen diferentes tipos de enfoques que tratan
el tema de la muerte y el duelo, uno de estos enfoques lo brinda la escuela psicológica
humanista existencial, que manifestó que el duelo lleva profundos cambios sociales,
intrapsíquicos, familiares, etc. Además de comprender la perspectiva de la psicología
humanista existencial, se puede comprender que el concepto de muerte en un niño de

17
nueve años se caracteriza por fascinación por los detalles, mejor comprensión de su
propia salud y seguridad, aunque todavía poseen un pensamiento mágico y falta de
habilidades de pensamiento abstracto. Ante la muerte, los niños de esta edad reaccionan
con rabia, negación, irritabilidad, agresión, aislamiento, ansiedad, evitación, culpa,
vergüenza, problemas académicos, rechazo escolar, pensamientos repetitivos, regresión
y quejas físicas. Por ende, la psicología existencial expresó que el trabajo de duelo
consiste en confrontar la negación, brindar apoyo familiar, trabajar sobre las emociones,
etc. Es por ello que Mary Turner planteó favorecer el proceso de duelo en niños y
adolescentes, a través de una guía en cual se les permita conversar sobre la muerte y el
duelo, expresar sus temores, pesadillas o sueños, recordar a la persona fallecida, etc.

18
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La muerte es una realidad de todo ser vivo; tanto el nacimiento como la muerte son dos
procesos naturales, el comienzo y el final de la vida. Sin embargo, su significado personal
e impacto psicológico varían. El tema de la muerte casi siempre se evita. El impacto
psicológico que posee la muerte está relacionado con los varios significados que ésta
posee, debido en gran parte a que está vinculada al contexto cultural. Por lo tanto,
Guatemala al ser un país multiétnico tiene aún más variaciones que otros países del
concepto de muerte y cómo es afrontada.

La vida no puede existir sin la muerte, que es el último destino del ser humano. Todo ser
humano tiene algún tipo de relación con la muerte a lo largo de su vida, cuando muere
una planta, un animal, una persona, o un ser querido. Esta relación con la muerte es una
fuente primordial de angustia, dicha angustia no se presenta por primera vez en la edad
adulta, tiene su origen en la niñez. La forma cómo se enfrenta la muerte durante la
infancia es de mucha importancia, ya que permite conocer cuáles son sus temores,
evasiones, defensas y desarrollo. El duelo está vinculado con la muerte porque es el
proceso en el cual la persona se enfrenta a ésta.

El duelo es un conflicto significativo y complejo desencadenado por la pérdida de un ser


querido; posee características psicológicas, fisiológicas y conductuales específicas. El
duelo en los niños presenta características peculiares determinadas por las características
propias de la infancia. Se trata de una etapa en la que el carácter y los recursos
personales del niño están en proceso de desarrollo y existe, por tanto, una gran
dependencia del adulto para afrontar y resolver las situaciones problemáticas. En
consecuencia, la reacción de un niño frente a la pérdida, y el duelo, dependerá de la
etapa evolutiva en que se encuentre y también de circunstancias externas

Por lo mencionado anteriormente es necesario preguntarse: ¿Cuál es el proceso de duelo


en un niño de nueve años, que asiste al Instituto de Psicología Dr, José Pacheco Molina
de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle la guía sobre cómo hablar con niños y
jóvenes sobre la muerte y el duelo?

19
2.1. Objetivo general
Describir el proceso de duelo en un niño de nueve años, que asiste al Instituto de
Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar, al aplicarle la guía Cómo
hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo.

2.2. Objetivos específicos


• Realizar un estudio de caso del proceso de duelo en un niño de nueve años, que
asiste al Instituto de Psicología Dr, José Pacheco de la Universidad Rafael
Landívar.
• Determinar la reacción de un niño de nueve años ante la muerte y el morir al
aplicarle la guía Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo.
• Establecer la reacción de un niño de nueve años ante la pérdida de una persona
amada al aplicarle la guía Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el
duelo.

2.3. Elementos de estudio


Proceso de duelo

Definición conceptual
Duelo: “estado de pérdida de cualquier ser, objeto, parte del cuerpo o función que
es emocionalmente importante para la persona”. (Montoya, 1998)

Definición operacional
Duelo: se establecerá en protocolos de registro de sesiones el proceso de duelo
en un paciente de nueve años. Es decir, su reacción ante la muerte y el morir; su
conocimiento, emociones, actitud y pensamientos; su reacción ante la perdida de una
persona amada, en cuanto a sus emociones, pensamientos, sueños, actitud y
preocupaciones; y el desenvolvimiento social, en las relaciones interpesonales, en el
ámbito escolar y familiar.

2.4. Alcances y límites


El trabajo investigación tiene como alcance el caso de un niño de nueve años de edad
que asiste al Instituto de Psicología Dr. José Pacheco de la Universidad Rafael Landívar
que ha atravesado por la experiencia de la muerte de su madre. Se realizará una

20
descripción del proceso de duelo al aplicar una guía sobre cómo hablar con niños y
jóvenes sobre el duelo y la muerte.

En cuanto a los límites que se encuentran, uno de ellos consiste en la falta de control
sobre otras circunstancias que intervienen en el proceso de duelo, como el ambiente
social del niño. Además, no se posee el control sobre la asistencia que es necesaria para
llevar a cabo la aplicación de la guía; por lo tanto, otra limitación es la duración de la
aplicación de la guía.

2.5. Aporte
Los resultados de la investigación pueden ser utilizados para el beneficio de las personas
que atraviesan o atravesarán un duelo.

Esta investigación permitirá la experiencia, sentir, opinión con respecto a la muerte y el


duelo del sujeto de investigación. Es decir, proporcionará información cualitativa de un
tema de estudio que actualmente sólo cuenta con vasta información cuantitativa.

El aporte será práctico, ya que consistirá en datos narrativos, según el proceso individual
del niño, intentado destacar al mismo en el proceso de duelo, para que la experiencia de
él sirva de apoyo para aquellas personas que atraviesan o atravesarán por un duelo.

21
III. MÉTODO

3.1 Sujeto
El sujeto de estudio será un niño de nueve años, de sexo masculino, procedente de la
cuidad de Guatemala, cuyo lugar de residencia es el mismo lugar de procedencia. Es
estudiante de cuarto primaria. Su nivel socioeconómico es medio y asiste al Instituto de
Psicología Dr, José Pacheco Molina de la Universidad Rafael Landívar. Fue seleccionado
ya que el motivo de su consulta era una evaluación y tratamiento porque recientemente
falleció su madre.

Dicho niño experimenta un proceso de duelo que según los síntomas que presenta, el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) establece la
categoría de duelo, la cual puede usarse cuando el objeto de atención clínica es una
reacción a la muerte de una persona querida.

El niño vivía solamente con su madre y su abuela materna, ya que sus padres se
divorciaron cuando él tenía dos años de edad; la relación que tenía con su padre era
distante hasta la muerte de su madre, quien falleció el 9 de agosto del 2005. Después del
fallecimiento de su madre, el padre fue avisado de lo sucedido y desde entonces el padre
ha intentando establecer una relación cercana con su hijo y es su padre quien lo lleva al
Instituto. Asimismo, fue él quien refirió todos los datos de la historia personal del sujeto
de estudio, puesto que para obtener dichos datos no se contó con la colaboración de la
abuela materna, con quien aún convive.

El padre refiere que el niño presenció varias crisis emocionales de su madre, una de ellas
ocurrió el día que falleció. Al parecer ella se tomó varias pastillas de un frasco de
medicina y se desmayó en la sala de su casa; el niño observó estos sucesos y avisó a su
abuela y otros familiares que se encontraban en la casa, inmediatamente llamaron a los
bomberos, cuando estos llegaron, las personas que estaban en la casa se agruparon en
la sala para ver qué hacían los paramédicos, mientras tanto el niño les grito a todos:
“dejen a mi mamá” y corrió a recostarse en ella y abrazarla. Los bomberos la trasladaron
al hospital y allí falleció. Fue después de este suceso que la abuela materna llamó al
padre del niño para informarle que su exesposa había muerto y que ahora tenía que
hacerse cargo del niño, sugiriéndole que el niño debería recibir ayuda psicológica por lo
que había visto y vivido con su madre, sin darle ningún detalle. El padre se enteró de los

22
hechos por medio de una tía materna que le reveló lo mencionado. A pesar de que la
abuela materna le solicitó al padre hacerse cargo del niño, le pidió que lo dejara seguir
viviendo con ella. El padre accedió a su solicitud, pero ahora es constante en las visitas a
su hijo y se encarga de suplir sus necesidades económicas, alimenticias y de bienestar.

El padre indica que al poco tiempo de haberse casado con la madre del niño, ella fue
tratada psiquiátricamente por depresión; cuando resultó embarazada estaba en
tratamiento farmacológico y debido al embarazo suspendió dicho tratamiento, esto le hizo
caer en una crisis depresiva. El padre refiere que durante el embarazo la madre
manifestaba que no deseaba tener a su hijo y se golpeaba el vientre; además, tenía crisis
emocionales e intentos de suicidio.

Cuando el niño tenía dos años de edad la madre le fue infiel a su padre, el cual al saberlo
les abandonó, el caso llegó a tribunales, el fallo benefició a la madre y el padre se alejó de
ellos.

El padre considera que el niño es rebelde y desea que reciba ayuda psicológica antes de
llegar a la adolescencia, debido a lo que ha vivido y la historia familiar. De acuerdo con el
padre en el colegio señalan que es un alumno dedicado al estudio, es aplicado e
inteligente, después del fallecimiento de su madre el padre esperaba que sus notas
bajaran, pero al contrario, él se dedicó más en sus estudios y finalizó el año con
excelentes notas, mejores a las notas que obtiene comúnmente. El padre también
manifestó que la maestra le dijo que últimamente observaba que el niño era agresivo en
los juegos con sus compañeros, incluso a la maestra le había respondido de manera
agresiva, cuando ella le llamaba la atención.

El niño manifestó que le gusta estudiar e ir al colegio, también le gusta jugar fútbol,
nintendo o vídeo juegos, básquetbol y ver televisión.

Durante las primeras sesiones se pudo observar que el niño es observador e inteligente,
su discurso suele ser superficial, ya que le es difícil expresar su malestar y emociones, se
aburre y enoja con facilidad, quiere cambiar de actividades constantemente o incita a que
se haga lo que él desea. Muestra abundancia de ideas y es espontáneo.

23
Genograma:

72

36 (2005)

(1998)

En este genograma se puede observar que el niño vivía con su madre y abuela, ahora
solamente vive con la abuela. También se puede ver que la relación del niño con su
abuela es cercana, mientras que con su padre es distante. Se puede percibir que la
relación del padre con la abuela materna es distante.

3.2 Instrumento
Se utilizará el Protocolo de Registro de Sesiones que consiste en una descripción
detallada de cada sesión terapéutica. Esta herramienta cualitativa permitirá recabar los
datos necesarios para el estudio del tema.

Además, se utilizará la guía sobre Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte, la
cual consiste en hojas de trabajo que cubren los aspectos y fases del sentimiento de
pérdida, desde el dolor inicial por la separación a la rabia, el miedo y los sueños que
puede experimentar el niño, y culmina con palabras sobre el recuerdo y la superación.
Dicha guía se aplicará en sesiones terapéuticas de 50 min de duración cada una. Se
realizará un trabajo en nueve pasos: 1) hablar sobre la muerte y el morir; 2) decir adiós y
pensar en los funerales; 3) hablar de alguien que ha muerto; 4) expresar pensamientos y
sentimientos; 5) trabajar los miedos y preocupaciones; 6) trabajar los sueños y las
pesadillas; 7) hablar de los amigos, la familia y la escuela; 8) expresar los recuerdos y 9)
alentar al niño a seguir adelante. (Turner, 2004)

24
3.3 Procedimiento
Para llevar a cabo la investigación se siguieron los siguientes pasos:
• Se estableció contacto con los pacientes a través del inicio de un proceso
terapéutico.
• Se identificó el sujeto de estudio.
• Se seleccionó el tema, considerando la necesidad de una investigación de esta
índole.
• Se estableció la propuesta de investigación.
• Se realizó una revisión del tema y el planteamiento del problema para determinar
su trascendencia.
• Luego, se llevó a cabo la elaboración del marco metodológico, para establecer los
sujetos de estudio, el instrumento, procedimiento y tipo de investigación.
• Se hizo el marco teórico, recopilando antecedentes y teoría relacionada al tema de
investigación.
• Se elaboró la matriz de criterios de registro.
• Se aplicó la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la muerte”, en dieciséis
sesiones y después de cada sesión se llevó a cabo el registro de la sesión.
• Cada protocolo de registro de sesiones se pasó en limpio y computadora.
• Se analizó cada protocolo de registro de sesiones a través de la matriz de registro
y se establecieron los resultados.
• Se llevó a cabo la discusión de resultados en la cual se compararon los resultados
de esta investigación con la teoría establecida en el marco teórico.
• Se establecieron las conclusiones.
• Se formularon las recomendaciones.

4.4 Tipo de investigación


Al referirse a la investigación cualitativa no se habla de una forma específica de
recolección de datos, ni de un determinado tipo de datos, sino a determinados enfoques o
formas de producción o generación de conocimientos científicos que a su vez se
fundamentan en concepciones epistemológicas más profundas.

Buendía en 1998 estableció que “La investigación cualitativa supone la adaptación de


unas determinadas concepciones filosóficas y científicas, unas formas singulares de

25
trabajar científicamente y formuladas específicamente de recogida y análisis de datos, lo
que origina de nuevo lenguaje metodológico.” Por ello se realizará una investigación
cualitativa cuyo fin es comprender e interpretar el significado de un fenómeno y acción
social, como el proceso de duelo. Su objetivo es explicar y obtener un conocimiento
profundo del fenómeno de estudio, a través de la obtención de datos narrativos extensos.

El análisis de resultado se realizó por medio de una matriz descriptiva, de acuerdo con
Stake (1989) es una “herramienta que contiene las observaciones implícitas del
investigador, estas pueden ser juicios de diferentes procedencias, tales como estudiantes,
terapeutas, miembros de la comunidad, maestros, pacientes, etc.”

La matriz de esta investigación se elaboró de acuerdo con teoría que la misma presentó
previamente. Identificando los aspectos del sentimiento de pérdida que suelen presentar
los niños durante el duelo, de acuerdo con Turner (2004) y Montoya (1998); así mismo,
abarca las etapas del proceso de duelo que Kübler-Ross (1996) estableció.

26
IV. RESULTADOS

A continuación se presentan los resultados obtenidos en los protocolos de registro de


sesión. Los números al final de cada párrafo indican el número de sesión o sesiones
en la cual sucedió lo especificado en el párrafo.

En la presentación de resultados se pueden observar indicadores emergentes, los


cuales son elementos que aparecen en la investigación que no estaban considerados
en el marco teórico. Los indicadores emergentes que surgieron en esta investigación
son los siguientes:
• El juego es un escape de la realidad: el paciente expresó que le justa jugar
juegos como fútbol, juegos de mesa, etc., pues esto le permite pensar en otra
cosa que no sea la muerte de su madre.
• Colegio como refugio: a partir de la muerte de su madre el sujeto presentó
una mejoría en sus notas, manifestó que le gusta estudiar y asistir al colegio
porque allí no recuerda la muerte de su madre.
• Postura: los cambios de postura que el niño tenía constantemente, permitió
definir la actitud del mismo hacia la elaboración de la guía y la conversación
de los temas de ésta. Además fue a través de sus posturas que él manifestó
algunas de sus emociones.
• Falta de sueños: el niño manifestó que nunca tuvo pesadillas en relación con
la muerte de su madre, además que nunca recuerda soñar con ella.
• Acercamiento familiar: después de la muerte de su madre la relación con el
padre y su familia paterna se volvió más cercana y estrecha, lo cual le ha
agradado al paciente.

27
4.1. Matriz de análisis de resultados

Elemento Indicadores Subindicadores


Reacción ante A. Conocimiento. Concepto de muerte: comprendió que el vivir y el morir forman parte de la naturaleza y de todo ser vivo.
la muerte y el (2) Él está seguro que las personas al morirse se van al cielo y se vuelven un ángel (4). Los funerales
morir. sirven para despedirse. El ataúd es grande para que la persona fallecida quepa. Aunque no entendía por
qué las personas llegan al funeral y entierro. (5)
Adquirió conocimiento: desconocía que las personas se pueden enfermar de la mente y lo comprendió.
(4) Expresó que en las primeras sesiones aprendió que las hojas al morir se vuelven polvo, y lo mismo
ocurre con todos los seres vivos. Aprendió que todo lo que vive algún día morirá. Corroboró que el funeral
y el entierro son el momento de la despedida. (6) Luego de explicarle por qué no puede ser culpable de
lo sucedido, él lo comprendió. (11) El paciente recordó que las hojas al morir se volvían polvo y ese polvo
le servía a la tierra como abono (16)
Comprensión madura de la muerte: comprendió que todos los seres vivos algún día morirán porque todo
lo que vive muere (16).

Reacción ante B. Emociones. Alegría: al iniciar la sesión felicidad y alegría (1, 3, 4). Al finalizar la sesión, después de hablar del tema y
la muerte y el dibujar, se alegró (2). Después de un juego el paciente se retiró alegre (5, 6).
morir. Enojo: durante los días que no asistió al colegio sintió enojo (4). Al elaborar las hojas de la guía dijo estar
enojado (3, 6).
Aburrimiento y desánimo: al iniciar la sesión se le observó aburrido y cansado(4). Al trabajar con la guía
dijo estar aburrido y se denotó desánimo y desgano (3, 6).
Culpa: expresó que él ha experimentado culpa (4).
Tristeza: manifestó estar triste (4). Expresó que en el funeral lloró y sintió tristeza, pero en el entierro fue
cuando más triste se sintió, igualmente lloró; en estos momentos deseó aislamiento (5).
Tranquilidad: al iniciar la sesión y durante ésta se mostró tranquilo (5).
Agresividad: durante el juego se comportó agresivo (5).

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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante C. Actitud. Atención e interés: prestó atención e interés (1, 2).
la muerte y el Aceptación y colaboración: mostró aceptación por leer en cuanto al tema, abierto a la conversación y
morir. colaborador, deseó leer las páginas él mismo (1). Al finalizar la lectura de la guía aceptó y colaboró con
el trabajo (2, 4). Accedió a conversar sobre la muerte (3).
Evitación: cambiaba y evadía el conversar sobre la muerte, además se mostró indiferente y renuente (2).
Evitaba expresar sus pensamientos y sentimientos (2, 4). Piensa que este tema es muy difícil de hablar
(5). Hablar de este tema es difícil y aburrido (6).
Aislamiento: no conversaba con la terapeuta y solamente veía hacia su escritorio o la pared, además se
alejaba, todo esto demostraba aislamiento (3).
Desinterés: demostró desinterés (6).
Postura (emergente): al iniciar la lectura de la guía cambió su postura, se sentó firmemente en la silla,
jaló la silla para acercarse al escritorio y acomodó sus brazos sobre el escritorio para ver las hojas (1). Su
postura era de hombros caídos, pero después se acomodó en la silla y leyó (2). Al sentarse en la silla se
recostó y se puso en reposo sobre la mesa, además dirigía su mirada hacia la pared (3). Se acomodó en
la silla y accedió a conversar acerca del tema. (4). Su postura fue con los brazos cruzados y sentado en
la orilla de silla, recostado en el respaldo, pero al iniciar un juego su postura cambió y colaboró en el
juego, pero intentó hacer trampa (6).

Reacción ante D. Pensamientos Confusión e inseguridad: considera que es mejor guardarse las cosas para sí mismo, porque así nadie lo
la muerte y el molesta por lo que dice (1). Piensa que este tema es muy difícil (3)
morir. Esperanza: piensa que la persona al morir se va al cielo y se convierte en un ángel (4)
Concretos: Piensa que el ataúd debe ser grande. Piensa que la despedida con la persona fallecida se
hace en el entierro. (5)
Culpa: cree que de alguna manera el tuvo la culpa que ocurriera lo que sucedió con su madre (3)

29
Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la A. Emociones. Enojo: se le observó enojado al invitarle a conversar acerca de su madre (7, 8). Al tener que
pérdida de una expresar más de sus emociones se enoja e irrita con facilidad (9). Se presentó aburrido y enojado
persona amada. al inicio de la sesión, además al terminar el juego se volvió a enojar (10). Expresó estar enojado
porque la semana anterior su abuela lo había regañado (11).
Agresividad: al jugar con la terapeuta se le notó agresivo (7, 13). Al jugar fútbol grita y contó que
la maestra le decía que era muy agresivo para jugar. (14)
Ansiedad: se mostró ansioso ante la conversación de la pérdida de una persona amada (7)
Tranquilidad: al iniciar la sesión expresó estar bien y tranquilo (8, 9, 11) Luego de conversar de la
culpa expresó sentirse mejor, tranquilo (11). Se sintió bien y tranquilo al hablar de su madre con
un tío (14). Después de leer las páginas de la guía él dijo sentirse tranquilo y calmado, se observó
que realmente estaba así (16).
Tristeza: expresó tristeza al conversar acerca de la persona amada que falleció (8)
Felicidad: después de un juego su humor fue feliz y entusiasta (10, 16). Manifestó estar contento
en el inicio de la sesión, durante ella se le pudo observar animado y se retiró de la clínica de igual
manera (12). Al iniciar la sesión se mostró feliz por haber pasado el fin de semana con sus primos,
así mismo durante la sesión, al hablar de los recuerdos de su madre, el paciente se mostró
contento y de buen humor (15). Se retiró de la sesión sonriendo y animado (16).
Aburrimiento: en algunas ocasiones por hablar del tema o leer las páginas de la guía (13). Al
iniciar la sesión expresó estar aburrido, solicitó jugar antes de leer (16).

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Elemento Indicadores Subindicadores

Reacción ante la B. Pensamientos. Inseguridad: No le gustan las cosas que le resultan difíciles (7). El paciente ya no quería hablar
pérdida de una del tema porque lo considera difícil (8).
persona amada. Esperanza: Piensa que si su abuela llega a morir su padre lo cuidará (11). Expresó que pensaba
que tal vez sí tendría un futuro tranquilo y calmado. (16)
Recuerdo positivo: recordó cosas buenas de su madre con un tío (14). Expresó tener varios
recuerdos de su madre. La mayoría de recuerdos que tiene son buenos. El paciente piensa que
un álbum de fotografías le permite recordar a su madre, posee uno con seis fotos. Recuerda que
a su madre le gustaba la música, como la de Luis Miguel; le gustaba comer lasaña y levantarse
temprano, además recuerda que ella lo quería mucho, que ella era feliz y buena. Para el paciente
recordar significa recordar los momentos felices. (15)
Recuerdo negativo: expresó poseer algunos recuerdos tristes de su madre, pero no los quiso
compartir. (15)

Reacción ante la C. Sueños. Falta de sueños (emergente): expresó que él no ha soñado con su madre, que sus sueños
pérdida de una siempre son buenos, no ha tenido sueños malos o pesadillas. Sus sueños buenos son aquello en
persona amada. los que él juega fútbol, aunque dijo que en la mayoría de ocasiones no recordaba lo que soñaba.
Problemas del sueño: el niño dijo que hace varios meses se sentía intranquilo por tener que irse a
dormir, por la oscuridad, entonces dormía con la luz encendida, pero ya lleva tres o dos meses de
que no es así (12). Después de la muerte de su madre expresó que soñaba despierto, pero no
recuerda qué soñaba y cree que no involucraban a su madre.(14)

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Elemento Indicadores Subindicadores
Reacción ante la D. Actitud. Evitación: al preguntarle si el sabía de alguna persona que hubiera muerto (especial para él) el
pérdida de una mencionó al abuelo (a quien nunca conoció) (7). Mencionaba a otras personas que han muerto(8).
persona amada. Cuando en el sesión debe expresar sus emociones se muestra renuente (10). Prefiere distraerse
con los trabajos del hogar, que pensar o recordar los sucedido (13). Durante la sesión expresó
que a él no gusta llorar y lo evita (9). Al iniciar la sesión denotó evitación, queriendo jugar (16).
El juego es un escape de la realidad (emergente): Sólo quería jugar y no hablar nada, ni trabajar
la guía (10, 12).
Colaboración y aceptación: En el inicio de la sesión se comportó colaborador, pidió leer el mismo
las páginas de la guía, aceptaba lo que se leía y comentaba con seguridad (7, 9, 12). Manifestó
que algunas veces se siente mejor después de conversar con la terapeuta y leer la guía (13).
Después de jugar el paciente se acomodó en la silla, colaboró con dibujar y se pudo observar
cómodo al hacerlo (16).
Postura: al iniciar la lectura del tema, se movía constantemente en la silla (7). Se colocaba con los
codos apoyados en el escritorio, sosteniéndose la cabeza con las manos y viendo hacia la
pared(8). La postura en el inicio de la sesión denotaba rigidez, pero cambió al acceder a continuar
con la lectura, se acomodó en la silla y prestó atención (11). Su postura denotó incomodidad y se
sentó con los brazos cruzados; pero luego aceptó el tema de conversación y acomodó su silla
junto a la de la terapeuta (12). Al iniciar la lectura de la guía el paciente se acomodó en la silla y
prestó atención (14). Su postura denotaba comodidad, sentado en la silla, con los brazos
apoyados en la mesa y la mirada hacia las hojas de lectura y hacia la terapeuta. (15)
Culpa: manifestó culpabilidad por el suicidio de su madre (11).
Indiferencia: durante la lectura se mostró indiferente (7, 8). Manifestó no tener ganas de hacer
nada, no quiso hablar y su actitud fue indiferente. (10) Al terminar el juego y decirle que se iba a
iniciar la lectura mostró desagrado en su expresión facial y expresó desinterés por leer la guía (16)
Aislamiento: expresó que cuando se siente triste prefiere estar solo (8). El paciente dijo que
cuando el llora (aunque casi no llora) no le gusta que nadie lo vea (9).

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Elemento Indicadores Subindicadores

Reacción ante la E. Preocupaciones Por lo que ocurre después de la muerte: le preocupa qué es lo que le ocurre a la persona después
pérdida de una de que muere. También saber si cuando abren una tumba, después de un tiempo, sólo
persona amada. encuentran polvo. (4)
Culpabilidad: le preocupa que probablemente fuera de alguna manera culpable de la muerte (11).
Le preocupaba no recordar algunas cosas de su madre, en especial lo que le decía (15).
Ausencia de preocupación esperada: no le preocupa que su madre lo esté viendo para
asegurarse que se porte bien, ni morirse o que alguien más en la familia muera, tampoco le da
miedo nada de lo que está relacionado con la muerte (11). No le preocupó quien cuidaría de él
ahora, ni le preocupó ver a otros familiares tristes (13).
Temores: expresó que le da miedo que lo asusten (11).
Involucrase en otros problemas: durante el recreo le preocupa quebrar un vidrio y durante las
clases le preocupa hacer bien las cosas (14).

Elemento Indicadores Subindicadores


Desenvolvimiento A. Relaciones Reacciones agresivas: la maestra lo ha regañado por ser agresivo y violento al jugar, además que
Social Interpersonales se enoja con mucha facilidad (13).
El juego es un escape de la realidad (emergente): le gusta jugar fútbol con sus compañeros y
molestar con ellos, expresó: “así no pienso en nada triste” (13, 14). Le gustó que sus amigos no
hablaran de este tema y que solo lo invitaran a jugar con ellos fútbol en los recreos (14). Le gusta
jugar con sus primos. (15) Cuando juegan fútbol todos gritan y esto le gusta (14).
Dificultades de comunicación: con sus amigos no hablan de la persona que ha fallecido, ni les
había hablado de ella y lo ocurrido, por lo que tal vez no está todo claro con sus amigos en cuanto
a la muerte de su madre. Le gusta jugar fútbol con sus amigos y evita meterse en problemas (14).

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Elemento Indicadores Subindicadores

Desenvolvimiento B. Ámbito escolar. Colegio como refugio (emergente): Le gusta ir al colegio y le molestó el día de la madre porque
Social ese día no pudo ir al colegio (3). Después del día de la madre le dio alegría asistir al colegio (4).
En el colegio todo ha sido normal (6). Expresó que para no tener que sentirse mal y llorar,
estudia (9). Manifestó agrado por conversar acerca del colegio, diciendo que el colegio es uno de
los lugares que más le gusta, expresó que le gusta estudiar y “cuando va al colegio siente que
entra a un refugio donde no tiene que recordar nada”, en especial le gusta el curso de
computación y jugar fútbol en el recreo. Ir al colegio le ayuda a sentirse mejor (13). Él considera
que el patio escolar es el lugar más divertido y alegre. Durante el recreo le gusta jugar fútbol y no
le gusta meterse en problemas con nadie y ahora evita que lo castiguen (14). El paciente realizó
un dibujo que representaba su vida, en cual aparece estudiando y jugando fútbol. (16)
Mejoría en su rendimiento académico: Le esta yendo bien en sus clases, más a finales del año
pasado, siempre gana sus clases y hace sus tareas, pero después de la muerte de su madre
mejoró notablemente en sus notas (5).
Conducta agresiva en el colegio: la maestra en los últimos meses del año pasado le decía que era
muy violento o agresivo para jugar y lo regañaba por esto (13).
Percepción de falta de comprensión: él considera que la maestra no lo podía ayudar, ni lo ayudó
cuando ocurrió la muerte de este ser querido, al contrario le daba quejas a su abuela y a su padre.
La maestra sólo la ayudaba en cosas relacionadas al estudio (14).
Problemas de concentración: después de la muerte de su madre le resultaba difícil concentrarse o
soñaba despierto al pensar en otras cosas (14).

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Elemento Indicadores Subindicadores
Desenvolvimiento C. Ámbito familiar. Peleas: su padre lo regaña porque le ha desobedecido y ha sido malcriado, le aburre tener que
Social escuchar a su padre (2). Los días que no asistió al colegio por la celebración del día de la madre,
su abuelita lo regañó constantemente, además ella estuvo llorando (4). En su casa, después de la
muerte de su madre, su abuela llora o se enoja con facilidad y lo regaña (8). Su abuela le dice que
es malcriado y lo regañó, en los días que su madre cumplió un año de haber fallecido (10). Su
abuela lo regaña con mucha frecuencia y llora con facilidad (11). Su abuela lo regañaba por
dormir con la luz encendida (12).
Disgustos: No le gusta que su abuela nunca le da permisos (3)
Apoyo: Aunque deseó aislamiento, durante el funeral y entierro su familia le apoyo; le abrazaban y
daban besos (5). Conversó con un tío de su madre, porque éste empezó a recordarla, se sintió
bien. (14)
Preocupación por proteger/ayudar a los cuidadores y miembros de la familia: Él pensó que
contarle a un ser querido, que también está triste por la muerte de su madre, aumentaría su
tristeza. Por ello escogió no contarle a nadie sus sentimientos, para no entristecer más a
nadie(13).
Dificultades de comunicación: nadie de la familia habló con él acerca de la muerte de su madre
(13). No había conversado con nadie de la familia de la muerte de su madre o de su madre, se le
motivó a hacerlo (13).
Cambio en las responsabilidades del hogar: a partir del fallecimiento de su madre él tiene que
hacer trabajos del hogar que antes no eran su responsabilidad y ahora siente mucho trabajo en la
casa (13).
Acercamiento familiar (emergente): el paciente expresó estar feliz por pasar el fin de semana con
su padre y sus primos, esto casi no le había pasado porque a su abuela no le gustaba y no le
dado permiso con facilidad, pero después de la muerte de su madre ve más seguido a su padre y
la familia de éste (15). Con sus primos paternos pasa momentos alegres porque juega con
ellos(15).

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V. DISCUSIÓN DE RESULTADOS

Los resultados de esta investigación permiten describir el proceso de duelo en un niño


de nueve años en tres elementos diferentes. Primero, la reacción del niño ante la muerte
o el morir; segundo, la reacción del niño ante la pérdida de una persona amada; y
tercero, el impacto de la pérdida en el desenvolvimiento social. Cada uno de estos
elementos se pudieron observar al aplicar la guía cómo hablar con niños y jóvenes
sobre la muerte y el duelo.

En relación al primer elemento, la reacción del sujeto ante la muerte o el morir, se puede
constatar que el conocimiento y el concepto de muerte que tiene el niño, está
relacionado con sus creencias religiosas y es un concepto de muerte concreto; es decir,
el niño cree que el morirse es ir al cielo y convertirse en ángel, pero no comprende lo
abstracto de la muerte. Se le dificulta comprender que la muerte es el final de la vida,
que el ser humano muerto deja de existir y no volverá. Tampoco comprendía que la
muerte y la vida tienen una relación directa, que son interdependientes. Otro
pensamiento que presentó el paciente consistió en creer que al no hablar del tema de
muerte ya no experimentaría las emociones que sintió. Estos resultados concuerdan con
lo que Piaget (1984) estableció acerca del desarrollo cognoscitivo, dicho autor explicó
que al pensamiento de un niño de nueve años se le denomina lógico, pues se
caracteriza por pensar en forma lógica sobre el aquí y ahora, pero no con abstracciones.
De igual manera se puede observar que este resultado se relaciona con lo señalado por
Montoya (1998), porque éste manifestó que después de la edad de seis años comienzan
a aparecer las consecuencias de la educación religiosa, social y familiar.

Con respecto a las emociones ante la muerte y el morir que el niño expresó, se
encontraron enojo, culpabilidad, tristeza, aburrimiento, aislamiento, soledad y
agresividad. El enojo lo estableció Polasek (1999) como un sentimiento que se presenta
ante la muerte y que después de un tiempo el doliente se reincorpora. El sentimiento de
culpabilidad coincide con el síndrome del niño malo que Montoya (1998) consideró se
puede presentar en niños de nueve años. El niño llega a creer que él es malo o
responsable de la muerte. Al aplicar la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte”, se pudo observar que el sujeto comprendió que él no pudo haber sido el
responsable de dicho suceso, asimismo comprendió que hay personas que están

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enfermas mentalmente y por dicha enfermedad algunos deciden quitarse la vida. Con
dicha guía, al explicarle esto se le brindó al paciente información clara y honesta, tal como
lo recomienda Montoya (1998), buscando corregir el mito de que él pudo haber sido el
culpable de la muerte de su madre. Según Kübler-Ross (1996) la culpa es un sentimiento
característico de la etapa de negociación del duelo, en esta etapa la persona suele
preguntarse qué pudo haber hecho para contribuir a la muerte, tal y como en este caso se
presentó; el sujeto dijo: “tal vez mi mamá se había enojado conmigo y por eso hizo lo que
hizo”.

Su actitud al conversar acerca de la muerte y el morir fue de aceptación, interés y


colaboración, teniendo la postura de estar sentado cómodamente en la silla, prestando
atención a la lectura y a la terapeuta. En otras ocasiones su actitud fue de evitación,
desacuerdo, renuencia e indiferencia, teniendo una postura rígida, con los brazos
cruzados, sentado el borde de la silla y recostado en el respaldo, o se colocaba en
reposo y no observaba ni las hojas de la guía, ni a la terapeuta. Dichas actitudes
Montoya (1995) las considera normales y por ello manifiesta la necesidad de animar al
niño a tener una conversación en la cual se valide sus reacciones y dificultades, se le
apoye y acepte cualquier tipo de expresión de su sentir, negación, indiferencia,
evitación, etc.

En relación al segundo elemento, reacción del niño ante la pérdida de una persona
amada, las emociones que en este caso se observaron fueron enojo, ansiedad,
agresividad, tristeza, aburrimiento y soledad. Dichas emociones Motoya (1998) las
determinó como las reacciones de aflicción que se presentan ante la pérdida de un ser
amado. Hernández (2006) indicó que las personas que han atravesado por la muerte de
la madre presentan distintas reacciones para afrontar la realidad. De igual manera
Yalom (1984) señaló que la muerte es una fuente de angustia, temor, tristeza, enojo,
etc. Por ende estas reacciones emocionales se pueden considerar normales. Kübler-
Ross (1996) manifestó que el aislamiento y soledad se presentan en la segunda etapa
del duelo, mientras que la ira y la tristeza se distinguen en la etapas tres y cinco.

En cuanto a la negación, Yalom (1984) estableció que los niños suelen considerar que
la muerte es temporal y ésta es una forma de negación de la muerte. Kübler-Ross (1996)
por su parte estableció que la primera etapa del duelo es la negación ante la muerte y la

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persona suele rechazar lo ocurrido. En este caso no se evidenció esta negación, más
bien, se observó una resistencia del niño a hablar de su madre, pues en lugar de hablar
de ella habló acerca de la muerte de su abuelo, a quien nunca conoció.

Respecto a la pérdida de la persona amada el niño expresó pensamientos sobre


recuerdos positivos, asociados con inseguridad y negación al tener que hablar de la
madre. Expresó pensamientos de esperanza hacia el futuro; Ploseck (1999) denominó
dichos pensamientos después de la muerte de un ser amado como normales, ya que
después de un tiempo prolongado llega un período de paz y alivio, lo que se conoce
como reorganización y después viene la resignación de forma conciente. Kübler-Ross
(1996) también considera que la última etapa del proceso de duelo es la aceptación o
resignación, en esta etapa la persona incorpora la muerte como parte de su vida. Esta
etapa no se pudo observar en el niño, pues él aun presento resistencia al hablar de su
madre, ira, culpa y tristeza, siendo todas estas emociones propias de las etapas uno, dos,
tres, cuatro y cinco del proceso de duelo, según Kübler-Ross (1996).

Durante la aplicación de la guía, el sujeto expresó que justo después de la muerte de su


madre, se sentía intranquilo por tener que irse a dormir en la oscuridad, y dejaba la luz
encendida. También solía soñar despierto y perder la concentración, pero no recuerda
qué soñaba. Tanto Motoya (1998) como Turner (2004) manifiestan que esto es parte
del proceso normal de duelo, ambos autores explicaron que los niños de nueve años
suelen presentar problemas del sueño después de la muerte de un ser amado. En
cuanto al sueño, el niño también comunicó no haber tenido sueños de su madre, ni
pesadillas, y aclaró que en la mayoría de ocasiones no recordaba lo que soñaba.

La actitud del paciente ante el pedido de la terapeuta de conversar sobre la pérdida de


su madre, fue indiferente, desinteresado, aislado, se resistió y evitó el tema. Dichas
reacciones Montoya (1998) las considera como las reacciones comunes ante la muerte
en niños de seis a nueve años. Estas reacciones se pudieron observar en su postura, ya
que se sentaba viendo hacia la pared, se movía constantemente en la silla o se sentaba
con los brazos cruzados. Después de realizar la lectura de la guía su actitud fue
colaboradora, su postura cambiaba, pues se acomodaba en la silla y prestaba atención.
Turner (2004) explicó que dicha actitud podía esperarse después de aplicar la guía,

38
porque con ésta, es posible ayudar a que el niño exprese, en alguna medida, la
conmoción interna que está experimentando.

Ahora bien, en las preocupaciones que el sujeto expresó en relación a la pérdida de una
persona amada se evidencio el temor a no saber qué le ocurre a la persona después de
la muerte y si la persona fallecida se convierte en polvo; también le preocupó si de
alguna manera fue él el culpable de la muerte de su madre; le preocupaba no recordar
algunas cosas relacionadas a ella, en especial lo que le decía. Finalmente, le preocupó
hacer las cosas correctamente en sus estudios y en casa. Durante la aplicación de la
guía, el niño tuvo la oportunidad de aclarar estas preocupaciones o dudas, pudo
expresarlas y encontrar una respuesta adecuada para sus intereses y edad. Tanto
Yalom (1984) como Montoya (1998) y Turner (2004) encuentran necesario brindarles
información clara y honesta a los niños acerca de la muerte, de acuerdo con lo que el
niño solicite; los autores mencionados opinan que es necesario conocer lo que el niño
piensa y sabe, para aclarar cualquier mal interpretación, como la culpabilidad.

El sujeto también expresó que no le preocupa que su madre lo observe desde el cielo
para asegurarse de que se porta bien, tampoco le preocupó quién cuidaría de él
después de la muerte de su madre. Según Turner (2004) son preocupaciones que se
esperan en niños que creen que la madre se va a cielo.

Durante la aplicación de la guía y al final de las sesiones se observó al niño animado,


entusiasta y alegre. Se espera que se dé esa conducta, ya que según Turner (2004), al
aplicar la guía se le permite al niño expresar sus sentimientos, preocupaciones,
temores, pensamientos, recuerdos, etc. Montoya (1998) afirmó que es necesario hacer
esto con niños que experimentan la pérdida de un ser amado y atraviesan por un duelo,
trabajando el aspecto emocional e intelectual.

En relación al tercer elemento, el área del desenvolvimiento social, se observó que el


sujeto en sus relaciones interpersonales no aclaró la perdida de su madre. Dijo que sus
amigos no le hablaron de la muerte de su madre, ni él les habló de ella. También
manifestó que le había agradado que sus compañeros no le hablaran del tema,
solamente jugaban y se divertían con él. Probablemente esta acción, el no hablar con

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sus amigos de lo sucedido, sea otra manifestación de resistencia a hablar de la muerte
de su madre.

Referente a sus actividades académicas, el paciente no presentó problemas escolares,


como ausentismo, dificultades de concentración, rechazo escolar, etc. El niño expresó
agrado por asistir al colegio y disgusto por no asistir, expresó que el asistir al colegio era
como refugiarse en un lugar dónde no tenía que recordar la muerte de su madre. Es un
buen estudiante y después de la muerte de su madre mejoró sus notas. Expresó que el
colegio es uno de los lugares que más le agradan porque le gusta estudiar y jugar, él
dijo que asistir al colegio le hizo sentirse mejor. Por lo tanto, en este caso no se
presentó lo que según Montoya (1998) y Yalom (1984) se da en niños que atraviesan un
duelo; dichos autores consideraron normal que los niños presenten problemas
académicos después de la muerte de la madre.

En sus relaciones con la maestra se presentaron ciertas dificultades porque ésta lo


regañaba constantemente y le decía que era muy agresivo o violento para jugar con sus
compañeros. El sujeto consideró que estos regaños y quejas de la maestra le
ocasionaron problemas con su abuela y su padre. Para Montoya (1998) la agresividad
es una reacción común ante la pérdida de un ser amado.

Con respecto a las relaciones del niño con adultos, Montoya (1998) y Yalom (1984),
definieron que usualmente se presentan ciertas dificultades. En el caso trabajado, tanto
la abuela materna del niño, como el padre y demás familiares adultos; optaron por
mantener silencio en cuanto a lo sucedido y no supieron cuándo hablarle al niño de la
muerte de su madre. Esto Yalom (1984) lo reconoció como una barrera en la
comunicación entre adulto y niño, porque sucede precisamente en el momento en el que
el niño necesitaba expresar sus ambivalencias y dificultades emocionales. El niño
percibía que tanto su padre como su abuela lo regañaban frecuentemente después de la
muerte de su madre. Con la guía se le invitó a conversar con alguien de la familia
acerca de su madre, el niño lo hizo y después de esto se había sentido bien.

En el área de relaciones familiares, el niño tenía la idea de que contarle su tristeza a un


familiar, que también está triste por la muerte de su madre, aumentaría la tristeza de
este familiar; por ende había decidido no conversar con ningún miembro de su familia

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sobre su madre o sus sentimientos. Yalom (1984) estableció que los adultos se
angustian mucho cuando ven a los niños enfrentarse a la idea de la muerte; mientras
que los niños, ven la angustia de los adultos y ven la necesidad de suprimir sus
emociones en cuanto a la pérdida. Yalom también manifestó que los padres casi
nunca aportan elementos genuinos que valgan de ayuda, por la firme decisión de dar
al niño una instrucción correcta y honesta de cómo responder ante la muerte de un ser
amado. Finalmente, Montoya (1998) expresó que generalmente los adultos se
encuentran renuentes a hablar de la muerte con los niños y evitan el tema.

Siguiendo en el área de las relaciones familiares, el sujeto afirmó que le agrada pasar
tiempo con sus primos, porque le gusta jugar con ellos. Montoya (1998) y Yalom (1984)
hacen hincapié en la importancia del soporte que la familia puede aportar después de la
pérdida de un ser amado.

Respecto a las tareas designadas al paciente, después de la muerte de su madre,


Montoya (1998) y Turner (2004) consideran normal que las tareas en el hogar cambien
después de que un miembro en la familia fallece. Los autores mencionados dijeron que
por ello es necesario prepararlos o anticiparlos acerca de los cambios que se darán
después de la muerte del ser amado. La guía permitió que el niño expresara su sentir y
pensar, aclarándosele que esto era normal. El niño expresó, que después de la muerte
de su madre, tiene que hacer mas trabajos del hogar que antes no tenía la
responsabilidad de hacer, pues su madre los hacía. Dijo que estas tareas le
desagradan, aunque lo entretienen y cree que le permiten pensar en algo diferente a la
muerte de su madre.

En síntesis, se pudo establecer que el proceso de duelo en el paciente trabajado, se


elaboró en los nueve pasos que Turner (2004) propone en su guía, cómo hablar con
niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo. En estos pasos se llevó al niño a hablar
sobre la muerte, exponer sus pensamientos, sentimientos, dudas o preocupaciones,
recuerdos, relaciones interpersonales y familiares. Con estos pasos se le permitió al
sujeto expresarse, mientras atravesó por cuatro de las etapas del proceso de duelo,
establecidas por Kübler-Ross (1996); estas etapas son las de aislamiento, ira, culpa y
tristeza.

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VI. CONCLUSIONES

1. El proceso de duelo en un niño de nueve años al aplicarle la guía cómo hablar con
niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo se caracterizó por ser un estado de
pérdida de una persona amada, en el cual se observó la presencia de emociones
tales como enojo, tristeza, aburrimiento, aislamiento, agresividad y soledad. Se
percibió una actitud colaboradora y de interés en ciertas ocasiones, en otras su
actitud fue indiferente, de negación, evitación y aislamiento. Sus pensamientos se
relacionaron con culpa e inseguridad, así como recuerdos positivos acerca de su
madre, sus preocupaciones giraron en torno a una curiosidad por saber qué pasa
con el cuerpo después de muerto, así como la preocupación de creer que fue el
culpable de la muerte de su madre.

2. La reacción del niño de nueve años ante la muerte y el morir, al aplicarle la guía,
consistió en la expresión de su concepto de muerte, el cual se relaciona con la
educación religiosa y familiar que ha recibido. Presentó emociones como tristeza,
aburrimiento, aislamiento, soledad, enojo y agresividad. Mostró culpabilidad e
inseguridad al sentirse responsable, de alguna forma, por la muerte de su madre;
también expuso esperanza hacia el futuro y lo que ha sucedido con su madre
después de muerta, porque piensa que ésta fue al cielo y se convirtió en ángel. En
algunas ocasiones tuvo una actitud colaboradora y mostró interés, en otras mostró
negación, intelectualización, indiferencia y desacuerdo.

3. La reacción del niño ante la pérdida de una persona amada al aplicarle la guía en
algunas oportunidades se caracterizó por la negación, ya que evitaba hablar de su
madre. Además, se presentaron sentimientos tales como agresividad, tristeza,
aburrimiento, soledad y enojo. Las preocupaciones consistieron en inquietud por lo
que le ocurre al cuerpo después de haber fallecido, así como intranquilidad por
haber sido responsable de la muerte de su madre. Manifestó que después de la
muerte de su madre se sentía intranquilo por tener que irse a dormir, por la
oscuridad y solía dejar la luz encendida, también solía soñar despierto y perder la
concentración. Las emociones que se notaron fueron agresividad, enojo, tristeza,
soledad y aburrimiento.

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4. En relación a las áreas de la guía observó una fuerte resistencia a conversar sobre
la muerte de la madre al no conversar acerca de esto con ningún amigo, ni familiar.
También se reconoció que después de la muerte de la madre el sujeto no presentó
ningún problema académico, aunque el niño indicó que la maestra le manifestaba
que su conducta era agresiva.

5. En las relaciones familiares después de la muerte de su madre se observó que el


niño no pudo comunicar sus emociones, pensamientos, preocupaciones, dudas,
etc. en relación a lo ocurrido, porque ningún adulto de la familia se lo permitió. El
niño pensó que era mejor no contarle a nadie de su familia su tristeza, para que la
tristeza de sus familiares no aumentara. Además, después de la muerte de su
madre hubo cambios en el hogar que no se le anticiparon, pero le gustan.

6. Al aplicar la guía se llevó a cabo una sutil exploración del concepto de muerte
cubriendo los aspectos y fases del sentimiento de pérdida y duelo; esto le permitió
al niño expresar sus dudas y preocupaciones, sus temores, sus sentimientos,
pensamientos, recuerdos, etc., tanto en relación a la muerte como a la persona
fallecida y su ámbito social.

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VII. RECOMEDACIONES

• Durante el proceso de duelo es importante propiciar el espacio para que el niño


exprese sus emociones en cuanto a la muerte y la pérdida de una persona amada.
Es necesario dejar que manifieste sus dudas, pensamientos y preocupaciones en
cuanto a la muerte; además de brindarle información honesta y clara acerca del
tema, respetando sus creencias.

• Considerar la guía como hablar con niños y jóvenes sobre la muerte y el duelo
como una herramienta terapéutica, porque permite que el terapeuta realice una
exploración de todos los aspectos que se presentan en un proceso de duelo infantil;
como hablar sobre la muerte y el morir; decir adiós y pensar en los funerales; hablar
de alguien que ha muerto; expresar pensamientos y sentimientos; trabajar los
miedos y preocupaciones; trabajar los sueños y las pesadillas; hablar de los amigos,
la familia y la escuela; expresar los recuerdos y alentar al niño a seguir adelante.

• Involucrar a los padres o encargados del niño en el proceso de intervención, para


que estos brinden el soporte necesario a nivel familiar; además, brindarles a estos
adultos cercanos al niño o involucrados en su crianza, las herramientas necesarias
para que puedan involucrarse en el proceso de duelo de manera asertiva y
beneficiosa para el niño.

• Realizar otras investigaciones cualitativas relacionadas al proceso de duelo en niños


en las cuales se incluya entrevistas a profundidad con los cuidadores y maestros del
niño, para conocer el desenvolmiento social del niño durante el proceso de duelo, a
partir de la percepción de estos.

44
VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arévalo, S. (2006). Tesis El proceso de duelo no resuelto en una paciente


diagnosticada con un trastorno depresivo que asiste al Instituto de Psicología
Dr. José Pacheco Molina de la Universidad Rafael Landívar en la Ciudad de
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Buendía, L. Et al (1998). Métodos de investigación en psicopedagogía. México:


Mc. Graw-Hill.

Cabrera, I. (2005). Tesis Análisis de las características de cada etapa del proceso
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Callejas, L. (2000). Tesis La etapa final y el duelo. Guatemala: Universidad San


Carlos de Guatemala.

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Gutiérrez, M. De Hortera, E. y Benítez, M. (2001). Modalidades terapéuticas en el


duelo. España (en red). Disponible en:
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Yalom, I. (1984). Psicoterapia existencial. España: Herder.

46
ANEXOS
MATRIZ DE CRITERIOS DE REGISTRO
Matriz de Criterios de Registro

Objetivo Orientar el registro de los protocolos de sesiones

Elemento Indicadores Subindicadores


A. Conocimiento. Concepto de muerte, comprensión madura de la
muerte (la considera universal, permanente a
inevitable), etc.
B. Emociones. Enojo, tristeza, ansiedad, agresividad, nostalgia,
Reacción ante la soledad, pánico, resentimiento, supresión emocional,
muerte y el morir. llanto, miedo, etc.
C. Actitud. Aceptación, negación, evitación, aislamiento, peleas,
trastornos de atención o concentración, etc.
D. Pensamientos. Culpa, confusión, vergüenza, esperanza,
preocupación, de aceptación, inseguridad, etc.
A. Emociones. Enojo, miedo, tristeza, ansiedad, agresividad,
nostalgia, soledad, pánico, resentimiento, supresión
emocional, alivio, etc.
B. Pensamientos. Recuerdo positivo o negativo, de culpa, de vergüenza,
de preocupación, de aceptación, de inseguridad, de
Reacción ante la
esperanza, pensamiento mágico, etc.
pérdida de una
C. Sueños. Pesadillas o de recuerdo positivo.
persona amada.
D. Actitud. Aceptación, negación, evitación, aislamiento, peleas,
trastornos de atención o concentración, etc.
E. Preocupaciones. De ser observado por la persona, hablar o escuchar del
tema, por los pensamientos que posee, acerca de su
salud etc.
A. Relaciones Aislamiento, peleas, reacciones agresivas, sentirse
Interpersonales diferente a otros que no han experimentado una
muerte, dificultades de comunicación, etc.
B. Ámbito escolar. Problemas académicos, rechazo escolar, hablar
persistentemente con sus compañeros, conducta
Desenvolvimiento agresiva en el colegio, necesidad de ayuda, mejoría en
Social su rendimiento académico (intelectualización), etc.
(Emergente) C. Ámbito familiar. Aislamiento, peleas, reacciones agresivas, exagerados
intentos o preocupación por proteger/ayudar a los
cuidadores y miembros de la familia, sentido de
responsabilidad en los conflictos familiares y deseo de
continuar con el compromiso social, empatía o falta de
empatía, dificultades de comunicación, etc.
REGISTRO DE SESIONES
Cronograma de Aplicación de la Guía Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo

La guía se aplicó en dieciséis sesiones, la aplicación consistió en leer y trabajar las


hojas de la guía, en los nueve pasos que Turner (2004) estableció:

1) Hablar sobre la muerte y el morir: estas hojas se aplicaron en las sesiones uno a la
cuatro.
2) Decir adiós y pensar en los funerales: se elaboró en las sesiones cinco y seis.
3) Hablar de alguien que ha muerto: este tema se trabajó durante la séptima sesión.
4) Expresar pensamientos y sentimientos: se llevó a acabo en las sesiones ocho y
nueve.
5) Trabajar los miedos y preocupaciones: se realizó en las sesiones diez y once.
6) Trabajar los sueños y las pesadillas: se efectuó durante la sesión doce.
7) Hablar de los amigos, la familia y la escuela: estas hojas se trabajaron en las
sesiones trece y catorce.
8) Expresar los recuerdos: se llevó a cabo en la sesión quince.
9) Alentar al niño a seguir adelante: esto se realizó en la sesión dieciséis.

Al aplicar las hojas de la guía se llevó al sujeto a conversar acerca de los temas de cada
paso de la guía, los cuales cubren los aspectos y frases del sentimiento de pérdida que
suelen presentar los niños durante el duelo, de acuerdo con Turner (2004) y Montoya
(1998). También abarca las etapas del proceso de duelo que Kübler-Ross (1996)
estableció.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 1 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se tenía planificado leer junto con el paciente la introducción de la guía “Cómo hablar con
niños y jóvenes sobre el duelo y la muerte” y explicarle que este sería un libro que el
terapeuta deseaba leer con él para conversar acerca de este y se le preguntaría si él
deseaba hacerlo.

Al iniciar la sesión el paciente se presentó feliz a su sesión, en un principio se le saludó y


él paciente deseaba contarle a la terapeuta que había asistido a un parque de diversión
llamado “Aquaventura”, comentó que la había pasado muy bien y que había estado
contento. No quiso decir con quién había asistido, pero se le observó feliz.
Luego de que el paciente terminará de contar lo que deseaba hablar, la terapeuta le
explicó que deseaba iniciar la lectura de un libro que le ayudaría a comprender y
expresarse sobre la muerte y el duelo. El paciente cambió su postura, se sentó
firmemente en la silla, jaló la silla para acercarse al escritorio y acomodó sus brazos sobre
el escritorio para ver las hojas que la terapeuta tenía allí, la terapeuta continuó hablando y
le explicó que en esta sesión iban a empezar a leer la introducción, entonces el paciente
prestó atención, la terapeuta leyó con él la introducción del libro (la guía).
La introducción consistió en iniciar a hablar sobre cómo puede ser difícil hablar sobre la
muerte y el morir, además se le explicó, cómo es posible que se tengan muchas
preguntas, miedos y preocupaciones acerca de este tema cuando se tiene la experiencia
de la muerte de alguien querido.
Se leyó acerca de cómo muchas veces las personas no saben si deben hablar sobre
cómo se sienten o sobre lo que piensan, o si es mejor guardarse todo para sí mismos y no
contárselo a nadie. Ante esto el paciente hizo una interrupción y dijo que él creía que era
mejor guardarse las cosas para sí mismo, porque así nadie lo molestaría por lo que dijera.
Se explicó que es por eso que las páginas de este libro, él las podría leer o dibujarlas o
pintarlas. Se le mostró que con estas páginas se le enseñaría mucho acerca de los
pensamientos y sentimientos, miedos y preocupaciones que él pueda tener acerca de la
muerte, ya que en algunas estas páginas se le sugieren ideas sobre las cosas de las que
le gustaría hablar y otras, simplemente, serán buenas para colorear o para que se
exprese dibujando. Durante este tiempo la postura del paciente denotaba atención e
interés observaba las páginas mientras se leía y seguía la lectura con la vista.
Al finalizar la lectura se le preguntaba al paciente si deseaba leer estás páginas con quien
estaba leyéndolas en ese momento, el paciente manifestó que sí deseaba leer el resto de
las páginas de este libro con la terapeuta, dijo: “Sí me interesa leer este libro contigo”;
para asegurarse que el paciente no deseaba leer estas páginas con alguien más se le
pregunto si pensaba que mejor las leía con alguien mas, el paciente respondió que no,
dijo: “Quiero leerlas contigo, porque no tengo con nadie más con quien leerla, porque de
eso no es de algo que hablan con él”. El paciente continuó con un estado de ánimo
alegre, lo cual se podía notar en su postura (normal, interesado, abierto a la conversación
y colaborador). Para finalizar la sesión se le permitió hacer un dibujo en el cual expresará
cómo se sentía en ese momento, después de haber realizado la lectura de la introducción
del libro (guía), él paciente dijo sentirse bien y dibujo el centro de diversión “Aquaventura”,
unas piscinas con mucha gente y él jugando en una de ellas.
Al finalizar el dibujo el paciente le expresó a la terapeuta lo siguiente: “¿Eso quiere decir
que de ahora en adelante sólo voy a venir a leer estas hojas contigo?”, la terapeuta le
respondió que no sólo iban a leer, algunas veces también iban a dibujar y otras iban a
conversar. Entonces el paciente dijo: “ah bueno, pero también podré leer yo las páginas,
¿Verdad?”, la terapeuta le dijo que sí, que cada vez que él deseara leer solamente le
tenía que decir a ella.
Luego la terapeuta le preguntó al paciente sino tenía otra duda, él paciente le respondió
que no. Entonces la terapeuta se despidió del paciente y le expresó que lo esperaba la
otra semana. El paciente también se despidió, éste se retiro de la clínica con el mismo
estado de ánimo que ingreso, feliz.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 2 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se tenía planificado explicar al paciente la muerte y su relación con la vida con el ejemplo
de ¿Cómo mueren las hojas? Además explicar a partir de este ejemplo que todo ser vivo
en la naturaleza algún día morirá y que la muerte es algo normal.

Al ingresar a la clínica se saludo al paciente y se le preguntó cómo estaba y cómo le había


ido en la semana, el paciente manifestó estar bien, pero un poco aburrido, y dijo que él
quería jugar algún juego de mesa; se le explicó que primero se leerían las páginas del
libro que se había empezado a leer la sesión pasada y que después sí podían jugar el
juego que él escogiera entre los que habían, el paciente encogió los hombros y accedió a
la indicación de la terapeuta, pero no pareció de acuerdo; entonces la terapeuta le dijo si
quería contarle la causa de su aburrimiento antes de empezar la lectura, el paciente le
expresó que estaba cansado y que no tenía ganas de hacer nada, nada más eso, el
terapeuta le pregunto: ¿conoces lar razón por la cual estas aburrido?, el paciente le dijo
que no, pero tal vez era porque su papá le había hablado, en lo que venían en el carro, de
por qué tenía que obedecerle y no ser malcriado, la terapeuta le dijo: “entonces sentiste
aburrimiento por tener que escuchar lo que tu papá te decía”, él paciente dijo que tal vez
sí, pero que ya no tenía ganas de hablar de eso y que mejor empezaran a leer.
La terapeuta le dijo que estaba bien y saco las hojas que leerían en la sesión, aunque el
paciente se mostró un poco renuente al principio de la lectura, con los hombros caídos y
una expresión no verbal de desacuerdo, después de leer las primeras líneas, inició a
colaborar y solicitó leer él mismo las páginas, su postura cambio, se acomodo en la silla y
leyó él las páginas, su actitud cambio de ser indiferente a una actitud de aceptación y
colaboración.
En esta sesión se habló acerca de la muerte y su relación directa con la vida, para
comprender esta relación la lectura consistió en una explicación sobre cómo mueren las
hojas de los árboles y qué pasa con ellas después de haber muerto.
Se le explicó que todo lo que tiene vida, algún día llega a morir y que la muerte es algo
normal. Se habló acerca de que vivir y morir forman parte de la naturaleza y que los seres
humanos también forman parte de ella, aunque es muy triste que las personas o los
animales mueran.
También se utilizó como ejemplo a las hojas y cómo estas cuando mueren después de
pasar un tiempo en el suelo se vuelven parte de el. Al hablar acerca de esto se le motivo a
imaginar que él tiene un bosque especial y se le pidió que dibujara cómo sería este
bosque, el paciente dibujo unos árboles y un rió. Durante la lectura el paciente movió
varias veces su cabeza en señal de que comprendía lo que se estaba leyendo y se
observó que su estado de ánimo ya no era aburrido, sino que mostraba interés. Además
expresó que él no sabía que las hojas volvían a la tierra.
Para terminar la lectura se le preguntó al paciente qué sentía al pensar en todo esto,
aunque al paciente dice que no le gusta decir lo que siente, porque le es difícil saber qué
emoción siente, expresó que sentía tristeza y se le permitió que dibujara su sentimiento,
dibujo un niños llorando. Para terminar la sesión se le condescendió al paciente escoger
un juego y se jugo “Luisa”, durante el juego su estado de ánimo cambio de tristeza a
alegría y él expresó deseos de ganarle a la terapeuta. Al finalizar el juego se terminó la
sesión y se despidió al paciente, este se fue con un estado de ánimo alegre.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 3 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se tenía planificado leer el concepto de la muerte, qué es, qué pasa con la persona que
muere, etc. Así como las causas de la muerte como las enfermedades, los accidentes, el
suicidio, etc.

Al iniciar la sesión el paciente se mostró desanimado, sin deseos ni de conversar, con


una actitud indiferente hacia la terapeuta, al sentarse en la silla se recostó
inmediatamente en el escritorio, y se colocó en un estado de reposo, viendo a la
terapeuta. Se le explicó lo que se iba a realizar en la sesión, pero se pudo observar que
seguía desanimado. Así que se le preguntó si deseaba leer lo que se le había dicho y dijo
que le daba igual, por ello se sacaron las hojas de lectura y junto con él se inició a leer.
Sin embargo, el paciente no prestaba atención, su actitud continuaba indiferente y cuando
la terapeuta le preguntó si realmente deseaba hablar del tema, o no, o le daba igual, él
expreso que “no quería hablar de eso porque era muy difícil ese tema”, además dijo que
se sentía aburrido para hablar de eso. La terapeuta le pregunto si le podía explicar la
causa de su aburrimiento, el paciente le expresó que estaba aburrido sólo porque sí,
siendo esta última respuesta con una actitud de enojo, entonces la terapeuta le preguntó
si su aburrimiento era enojo y el paciente se volteo y le dijo que talvez, pero que no tenía
ganas de nada, eso era todo.
La terapeuta no lo obligo a continuar y le preguntó qué deseaba hacer, él paciente dijo
que prefería jugar, juegos de mesa.
Por ello se suspendió la lectura del tema y se jugaron varios juegos, Luisa, kitaketecomo y
damas chinas; al iniciar el primer juego la postura del paciente cambia, se sentó recto en
la silla y ayudo a colocar el tablero del juego, las fichas y el dado. Durante el primer juego
la terapeuta le preguntó al paciente, qué era lo que hoy lo tenía “tan aburrido”, el paciente
contó que los días restantes de la semana él tendría feriado en el colegio, y que a él le
gusta ir al colegio, pero en esta semana prefería no ir porque iba a ser día de la madre e
iban a estar preparando los regalos de la madre y él no quería tener que hacer esas
cosas, ni ir el día de la madre, porque para qué. Se le explicó que era normal que él no
quisiera hacer o participar en esas actividades y que en los días que no asistiría al
colegio, sería bueno que realizará lo que al más le gusta hacer en casa, como jugar fútbol,
y que si se sentía mal, como enojado, aburrido o triste, dibujara su emoción o la
compartiera con alguien. El paciente dijo que esas cosas no le quietaban lo aburrido,
bueno jugar fútbol sí, pero que su abuela no le daba permiso de salir a jugar, además en
la mañana todos iban a estar en el colegio y ni modo que jugara solo, entonces la
terapeuta le dijo que si jugaba solo podía practicar tiros a la portería o tecniquitas; el
paciente dijo que eso sí lo podía hacer, pero que de todas formas su abuela no le daba
permiso, entonces la terapeuta le dijo que si deseaba ella le podía decir a su padre que le
dieran permiso de jugar, el paciente dijo que no (esta respuesta fue con un tono de enojo),
que lo único que iba a hacer era ver televisión, la terapeuta le dijo que también podía
dibujar o jugar algún video juego que le gustara, entonces la terapeuta le dio una hoja
para que en ella expresara lo que sentía el día que peor se sintiera. El paciente la colocó
debajo del escritorio y continuó el juego. Durante los juegos de nuevo se comportó con
una actitud competitiva y expresaba su deseo de ganarle a la terapeuta. Al terminar el
tiempo de la sesión la terapeuta le dijo que ya podía finalizar el juego porque ya no tenía
tiempo suficiente, el paciente demostró desagrado y dijo querer terminar el juego, la
terapeuta le explicó que no podían, porque otro paciente ya estaba esperando entrar con
ella, entonces el paciente con desgano ayudo a guardar los materiales del juego y tomo la
hoja que se la había dado, entonces la terapeuta le dijo que tomara más hojas para que
en ellas, por medio de dibujos, se desahogara, el paciente tomo solamente una hoja más
y se despidió molestó.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 4 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se tenía planificado retomar la lectura de la sesión anterior; es decir, leer el concepto de


la muerte, qué es, qué pasa con la persona que muere, etc. Así como las causas de la
muerte como las enfermedades, los accidentes, el suicidio, etc.

Al iniciar la sesión se le preguntó al paciente cómo estaba, él dijo estar “bien” y se le pidió
que explicara un poco acerca de ese bien, dijo estar alegre y que esta semana ya había
asistido al colegio. Se le preguntó cómo había pasado la semana anterior que no había
asistido a clases, qué había hecho en casa, cómo se había sentido, expresó que en la
semana había estado muy bien, porque se pudo despertar muy tarde, cuando él quisiera,
además dijo lo habían dejado salir a jugar fútbol, pero un día que su abuelita se pudo triste
él se sintió muy enojado porque su abuelita había estado llorando y ese mismo día lo
regañó por no ordenar su cuarto. Se le preguntó si ese día había usado la hoja que se le
había dado, él dijo que sí y enseño su dibujo de un niño jugando fútbol enojado y expresó
que el niño del dibujo pateaba la pelota muy duro y que no le gustaba perder.
Se le dijo que esta sesión se iba a realizar la lectura que la sesión pasada no se había
podido realizar, se le preguntó si deseaba y él accedió, se acomodó en la silla y se acercó
a la mesa para leer las páginas que allí se encontraban.
Se le explicó al paciente que la muerte acontece cuando un cuerpo es demasiado viejo o
está demasiado enfermo o deteriorado para seguir adelante, la muerte se presenta
cuando la energía de la vida abandona el cuerpo. Así mismo, se le explicó que todos los
seres humanos alguna vez en su vida experimenta la muerte y que esta experiencia suele
ser triste. Se le preguntó si el sabía ¿Qué sucede cuando las personas o animales
mueren? Expresó que no estaba seguro, pero que creía que se iban al cielo. Además se
le preguntó si le preocupaba o le daba miedo que le ocurría a la persona cuando muere, él
expreso que esto sí le preocupaba. Por ello se le pidió que dibujara su propia idea sobre
lo que le pasaba a la persona cuando moría, él dibujo un ángel y expresó que de seguro
eso era que le pasaba a la persona, se va al cielo.
Se le explicó que como ninguna persona ha regresado a la tierra, después de muerta, no
se sabe con realidad qué es lo que ocurre; lo único seguro es que un ser humano al morir
deja de sentir, pensar, saber, hablar, etc. deja de existir, y su cuerpo, al igual que hoja que
ya se había mencionado, se vuele polvo con el tiempo, entonces el paciente preguntó ¿Si
abren una tumba encuentran polvo?, la terapeuta le explicó que con el tiempo sí,
solamente se encuentra polvo, el paciente expresó con una movimiento de la cabeza
comprensión, asentó con la cabeza de arriba hacia abajo.
Además se le explicó que hay diferentes causas de la muerte, algunas persona mueren
porque ya son muy grandes de edad y su cuerpo está muy cansado, otras personas
mueren porque tienen una enfermedad grave que les ocasiona la muerte, otros muere en
un accidente, también hay personas que deciden quietarse la vida, se le explicó que el
problema con estas personas es que la enfermedad está en su mente y a causa de esta
enfermedad la persona ya no quiere seguir viviendo y la persona siente que estaría mejor
muerta y en paz, en estos casos la persona decide quietarse la vida y esto es a lo que
llamamos suicidio. Se le explicó que este tipo de muerte suele crear sentimientos en
aquellos que se quedan con vida y experimentan lo sucedido, muchas veces
experimentan culpa, pero estas personas deben saber que NUNCA es su culpa, entonces
se le preguntó si él había experimentado culpa en algún momento, el expresó que sí
diciendo: “tal vez mi mamá se había enojado conmigo y por eso hizo lo que hizo”, se
explicó de nuevo que no había sido su culpa. Dijo que no sabía que las personas se
enfermaran de la mente, entonces se le explicó (otra vez) que esto solía pasarle a algunas
personas y que estaban tan enfermas de su mente que decidían quitarse la vida y aunque
esto no es una solución a lo que ocurre alrededor estas personas así lo hacían, el
paciente acento con la cabeza, en señal de comprensión.
Para finalizar la sesión se le pidió que dibujara cómo se sentía o pensaba después de lo
que se había hablado, el paciente dibujo una gota de tristeza y a la gota le dibujo un a
cara triste. La terapeuta le dijo que di tenía alguna duda o algo no le había quedado claro,
el paciente le dijo que no y de nuevo se acomodo en la silla y le preguntó a la terapeuta si
ya habían terminado, ella le respondió que sí, entonces el paciente se puso en pie y se
despidió diciéndole que la próxima semana sí tenían que jugar algún juego.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 5 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

En esta sesión de trabajó el tema de los funerales y las despedidas, para qué sirves los
funerales o por qué los realizan, cómo la persona que queda con vida se puede despedir
de aquella que ha muerto.

Para iniciar la sesión se saludó al paciente y se le permitió que relatará lo que él deseara
de la semana, dijo que no tenía nada especial que contar, que todo estaba bien, porque
estaba tranquilo y que él así se sentía. Se le preguntó que a qué se refería que todo
estaba tranquilo, él entonces manifestó que le estaba yendo bien en sus clases, no tan
bien como a finales del año pasado, pero que sí le estaba yendo bien, porque ganaba sus
clases y siempre hacía su tarea.
Cuando el paciente terminó de explicar lo anterior, se le dijo que en esta sesión se leería
acerca de los funerales y las despedidas, el paciente dijo que seguía pensando que este
tema era muy difícil de hablar y su actitud cambió hacia una actitud apática, aunque
conforme se iba leyendo colaboró en la lectura, en los dibujos y con las preguntas que se
le hacían.
Se le explicó que el funeral le sirve a las personas para despedirse de la persona que ha
fallecido, se le preguntó si él había asistido al funeral de la persona especial en su vida
que recientemente había muerto, expresó que sí y dibujó cómo se había despedido en el
funeral de su mamá (el dibujo era una persona en un ataúd y otra afuera diciendo adiós y
llorando), además manifestó que el ataúd era grande y él piensa que debe ser grande
para que la persona que esté adentro quepa.
Además se habló de los cementerios y se le pidió que expresara cómo es el cementerio
donde él ha estado, contó que era un cementerio grande, con muchas tumbas, flores,
jardines y barrancos al final del cementerio.
Después de hablar del funeral y el cementerio, se le pidió al paciente que dibujara cómo
se sentía y dibujó un río con unos árboles, porque él se sentía tranquilo. También expresó
que ahora se siente tranquilo en cuanto a estos temas, pero que cuando sucedió el
entierro fue cuando más triste se sintió y él piensa que la despedida fue en el entierro,
esto también lo expresó en un dibujo en el cual dibujó el entierro y a él llorando. Además,
expresó que ahora entendía para qué era el funeral, pero que no entendía porque toda la
gente llegaba y lo abrazaba. La terapeuta le explicó que la gente había hecho eso para
expresarle el cariño que le tienen y para darle apoyo en ese momento de tristeza, y la
terapeuta la preguntó si creía que hubiera sido mejor pasar por el funeral y el cementerio
él sólo, el paciente movió la cabeza expresando una respuesta de no, pero no expresó
verbalmente nada.
Para concluir la sesión se le permitió que él escogiera lo que deseaba hacer con la
terapeuta en los últimos minutos, solicitó jugar pelota en uno los pequeños pateos internos
del Instituto, y eso se realizó. Durante el poco tiempo de juego el paciente tiraba la pelota
con fuerza y su estado de ánimo se tornó alegre y gritaba que él iba a ser el ganador, con
las manos cada una tenía un turno para echar un gol y el paciente fue el ganador, al
retirase del Instituto el paciente se fue alegre.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 6 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se planificó retroalimentar los temas discutidos en las sesiones anteriores.

El paciente ingreso a la clínica desganado y sin deseo de haber llegado ese día, aunque
manifestó estar tranquilo porque durante la semana “nada” había pasado, todo estaba
normal en el colegio y en su casa.
Cuando se le dijo que ese día no se iba leer ninguna hoja nueva, sino que sólo se iba a
conversar sobre los temas que ya se habían leído en las sesiones anteriores. Entonces se
acomodo en su silla y dijo que estaba bien lo que se iba a hacer, pero que antes de
terminar él quería diez minutos para jugar bancopoli, la terapeuta accedió e inició la
conversación preguntándole al paciente qué recordaba que le sucedía a las hojas cuando
morían, el paciente expresó que recordaba que las hojas regresaban a la tierra, porque se
volvían polvo. La terapeuta lo motivo a seguir explicando más, pero lo único que dijo fue
que él había entendido que lo mismo le pasaba todos los seres vivos, hasta a las
personas.
También se le pidió que explicara qué relación había entendido que tenían la muerte con
la vida, manifestó que todo lo que está vivo se va a morir algún día, la terapeuta le dijo
que así era, que por eso la vida y la muerte tienen una relación directa.
La terapeuta le preguntó qué había comprendido la sesión anterior, cuando se habló de
los funerales, cementerios y despedidas, el paciente expresó que había comprendido que
eso era la despedida de la persona que había muerto y que los ataúdes eran grandes
para que la persona cupiera allí. Su postura denotaba desinterés, pues tenía los brazos
cruzados y estaba sentado en la orilla de la silla y recostado en el respaldo.
Se le explicó al paciente que hablar de esto era bueno para él porque así podía expresar
lo que sentía y pensaba, además el expresar lo que se siente hace que las personas se
sientas más tranquilas. El paciente dijo que de todas formas él seguía sintiendo que
hablar de esto era muy difícil y a veces aburrido.
Entonces se le dijo que para terminar la conversación dibujara algo que significará lo que
estos temas le hacían sentir, el paciente manifestó que no sabía cómo dibujar eso y que
no quería, que lo que quería era jugar. La terapeuta no o obligo, pero le puso la hoja en
blanco en el escritorio, en lo que iba a traer el juego, cuando la terapeuta regreso había
dibujado una hoja similar a las hojas de la carátula del libro y dijo sentirse bien, aunque un
poco enojado. Se le preguntó si podía explicar su enojo y dijo que hablar de esas cosas
era difícil, porque muchas veces no sabia qué decir, pero lo bueno es que al menos con la
terapeuta lo podía hablar. Luego de eso se jugo en los últimos minutos de la sesión.
Al iniciar el juego la postura del paciente cambio y empezó a colaborar con colocar el
tablero del bancopoli, además dijo que él quería repartir el dinero. La terapeuta se lo
permitió, durante el juego el paciente quería hacer trampa y la terapeuta le dijo que eso no
era justo, ni correcto, el paciente se río y dijo que ya lo sabía que entonces no lo iba a
hacer. Durante el juego se pudo observar que el ánimo del paciente cambió y gritaba con
entusiasmo que él iba a compara todo y que él iba a cobrar mucho dinero por pasar por
sus propiedades, tanto el paciente como el terapeuta rieron y terminaron el juego porque
el tiempo de la sesión ya había terminado, el paciente se retiro alegre.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 7 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó hablar de alguien que ha muerto, es decir, que el paciente
hablará de su madre y recordará a esa persona especial que ha muerto.

El paciente entró a la clínica entusiasta, pero molestó porque en la clase de inglés no le


está yendo bien, y que esa es la clase que menos le gusta. La terapeuta le preguntó que
significaba que en inglés no le estaba yendo bien, que si eso significaba que estaba
perdiendo y él dijo que no estaba perdiendo, pero que era muy difícil y que no le gustaban
las cosas difíciles.
Después de esta conversación de saludo e inició, se le explicó al paciente que se iba a
conversar acerca de alguien que muerto. Él paciento solicitó leer él mismo las páginas y la
terapeuta se lo permitió, se inició con lectura con el ejemplo de Candy, la mascota de
Roberto que había muerto y cómo él para recordarla guardaba una foto de ella, entonces
se le preguntó al paciente si el sabía de alguna mascota que hubiera muerto, el respondió
que sí; luego se le preguntó si él sabía de alguna persona que hubiera muerto y dijo que
sí, cuando se le preguntó quién era esta persona él dijo que era su abuelito, dijo que se
llamaba Enrique y que él era el único que conocía que se había muerto, negó por
completo la muerte reciente de la madre. Su actitud cambio de entusiasta a indiferente y
se pudo observar que se puso ansioso, se movía constantemente en la silla e inició a leer
rápido y sin prestar atención. Se le preguntó si deseaba parar la lectura y continuar otro
día, dijo que sí, pero que terminaran con la siguiente página.
En la siguiente página se le explicaba al paciente que nunca se olvida a las personas que
han muerto y que algunas veces es difícil o duro recordarlas y que por eso era importante
que estuviera seguro si quería seguir leyendo esas páginas con quien las leía o si
deseaba leerlas con alguien más, el paciente respondió que quería seguir leyéndolas con
quien las leía (la terapeuta). Luego se le preguntaba al paciente qué sería lo que más le
gustaría hacer en ese momento y se le pedía que lo dibujara, el paciente dijo que le
gustaría jugar fútbol y dibujo un niño echando un gol en una portería, mientras dibujaba su
ansiedad disminuyo, dejo de moverse en la silla y su entusiasmo volvió.
Se finalizó la sesión jugando elevadores y escaleras, durante el juego el paciente gritaba
con emoción porque parecía que iba a ganar, pero cuando cayó en un casilla que lo hacía
regresar y no ganar, se enojo y quiso hacer trampa, la terapeuta le dijo que no siempre se
gana y que no era correcto, ni justo hacer trampa, el paciente se molestó y regresó a la
casilla que le había tocado, luego a la terapeuta también le tocó regresar su ficha y el
estado de ánimo del paciente de nuevo fue entusiasta y gritaba que él iba a ser el
ganador, se terminó el juego cuando él gano. Al terminar el juego la actitud y emociones
que el paciente expresaba cambiaron, se retiro de la clínica contento y motivo a regresar
la próxima semana. Sin embargo, durante la sesión y la lectura de la guía el paciente se
negó a hablar de su madre y solamente mencionó a su abuelo, a quien nunca conoció y
del cual sólo a oído historias que su padre o abuela materna le han contado. Además al
tener que recordar alguien que había muerto su actitud cambio de colaborar a ser
indiferente y su estado de animo fue ansioso.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 8 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó hablar de los pensamientos y sentimientos que se pueden
tener cuando un ser querido fallece y cuáles fueron los que el paciente tuvo.

Al entrar a la clínica el paciente expresó que se encontraba bien. Se le preguntó si


recordaba lo que se había hablado la sesión anterior (retroalimentar), el paciente dijo que
recordaba que habían hablado de Candy y que él había hablado de su abuelito, la
terapeuta le preguntó si no había olvidado hablar de algo o si quería mencionar algo o
alguien más que estuviera relacionado al tema, el paciente respondió que no, que sólo de
eso deseaba hablar. La postura del paciente denotaba indiferencia, con los codos
apoyados en el escritorio, sosteniéndose la cabeza con las manos y viendo hacia la
pared.
Se le explicó lo que se iba hablar esa sesión, el paciente se acomodo en la silla y se puso
recto con un brazo apoyado en el escritorio el otro abajo (a la par de él). Se inició la
lectura con las páginas en las cuales se explican que existen muchos sentimientos y
pensamientos que se pueden tener cuando un ser querido muere, como la culpa, el enojo,
la tristeza, preocupaciones, etc. entonces se le preguntó qué sería lo que le había pasado
a él, qué había sentido, a lo cual él respondió que lo que había sentido era tristeza.
Entonces se le pidió que expresara su sentimiento dibujándolo y realizó un dibujo de él
mismo solo, de pie y llorando; entonces la terapeuta le dijo que también era normal el
deseo de la soledad en esos momentos, él dijo que cuando él se siente triste siempre
quiere estar solo y no quiere hablarle a nadie, prefiere no tener que explicar nada.
Cuando se habló acerca de los pensamientos que el paciente había tenido, éste expresó
que lo que había pensado era que, después de la muerte de su madre todo iba a estar
mal en su vida, también pensó que era injusto lo que estaba pasando, pensó que su
madre se iba ir al cielo y pensó que la iba volver a ver, después del entierro, pensó que
ella volvería. La terapeuta le explicó que era normal que él tuviese esos pensamientos y
tomo cada uno de ello para conversar. Primero se habló acerca de que era normal que él
pensara que ahora todo iba a estar mal, pero la terapeuta intento llevar al paciente a
pensar que no era así y él paciente hizo una lista de las cosas que no están mal después
de esta experiencia y de las que él cree que sí están mal, después de la muerte de su
mamá; expresó que nada está mal en el colegio, pero que en su casa sí porque su
abuelita llora o se enoja con mucha facilidad. Al terminar la conversación de este
pensamiento, el paciente dijo que ya no deseaba seguir hablando de eso, que “lo
dejáramos para la siguiente semana”, dijo que se había empezado a sentir molesto y
enojado, su postura de nuevo fue indiferente, colocó los codos sobre la mesa y vio hacia
la pared, además dijo que no tenía “ganas de seguir”, después de decir esto su postura
cambio se colocó con los hombros caídos y dirigió su vista hacia otra dirección, además
su actitud se cambio a indiferencia y negación. La terapeuta respeto el deseo del
paciente, pero le recordó que hablar de sus pensamientos y sentimientos es bueno para
él, le preguntó si estaba seguro que no quería hablar de lo que estaba sintiendo, él dijo
que no quería, lo único que quería era ya no tener que hablar.
En el tiempo que quedaba de la sesión se jugo con el paciente un juego en el cual él debe
identificar cómo siente su cuerpo, es decir cómo siente su corazón, cómo siente su
estómago, cómo siente sus pulmones y expresar qué emoción cree que siente cada parte
de su cuerpo. En un inicio dijo que él creía que ese juego era muy difícil para él, además
tonto porque nadie ganaba, pero la terapeuta lo motivo a tan solo intentar, una vez
comprendidas las instrucciones e iniciado el juego, el paciente gozo el juego y su estado
de ánimo se volvió alegre y su actitud colaboradora, se reía de cómo decía la terapeuta
que sentía su estómago y él decía que el estómago no lo podía sentir. Expresó que su
corazón lo sentía lento y cansado quizás triste, pero que su intestino lo sentía ocupado y
se río diciendo que de seguro estaba lleno de pedos. Luego del juego el estado de ánimo
del paciente se mantuvo alegre y de esa manera se retiro de la clínica.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 9 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Se planificó finalizar la lectura acerca de los pensamientos y sentimientos que se pueden


sentir cuando muere un ser querido.

Se saludo al paciente y se le preguntó cómo estaba, el paciente expresó estar “bien”, dijo
que durante la semana y este día, todo había sido normal, tanto el colegio como el su
casa y con su papá.
Luego del saludo y la pequeña conversación, se le explicó al paciente que se iba a
terminar lo que la sesión pasada no se había terminado, el paciente accedió y pidió leer
las páginas él mismo. La terapeuta le dijo que antes de continuar con la lectura deseaba
terminar la conversación acerca de sus pensamientos, el paciente mostró desacuerdo con
una expresión facial de desagrado y dijo que él ya no quería hablar de eso y preguntó por
qué no sólo podían seguir leyendo. La terapeuta le dijo que ella ya sabía que a él no
gustaba conversar de lo que pensaba, pero que era bueno para él hacerlo de vez en
cuando, pero a la vez respetó lo que él paciente decía y le pidió sino podía explicarle por
que no le gustaba hablar de lo que pensaba; el paciento dijo que era muy difícil explicar
por qué pensaba lo que pensaba, la terapeuta le dijo que con explicar que para él era
difícil ya estaba hablando de lo que pensaba, entonces el paciente le dijo, igual no quiero,
mejor sólo leamos y ya.
La terapeuta accedió y se inició la lectura, en ella se le explicó al paciente que todas las
emociones son normales y que todas las personas tienen derecho a sentir cada emoción
que existe, por ello cuando muere una persona querida es normal sentir tristeza y deseos
de llorar, sobre todo llorar, porque esto ayuda a la persona dejar salir sus sentimientos, se
le explicó que llorar y hablar de nuestra tristeza ayuda a la persona a no sentirse tan sola;
para que el paciente expresara su tristeza se le pidió que realizara un dibujo de él mismo
cuando llora o se siente triste. El paciente dibujo un niño con ojos grandes y llorando, le
salían muchas lágrimas, pero el paciente dijo que para eso tenía un papel en la mano
para limpiarse y que nadie le viera llorar y dijo: “De todas formas yo casi no lloro”, la
terapeuta le pregunto si tenía una razón para no llorar y él dijo porque no quiero, no me
gusta; la terapeuta le explicó que llorar en algunas ocasiones el bueno y le puede ayudar
a sentirse mejor, el paciente asentó con la cabeza.
Luego se habló acerca del enojo o rabia que se suele sentir cuando alguien a quien se
quería muere, también se le explicó que era normal sentir esta emoción. Después se le
leyó acerca de las cosas que puede hacer el paciente para sentirse mejor, si siente
cualquier emoción de estas u otra relacionada a la muerte, se le explicó que puede hace
ejercicio, hablar con alguien de confianza, gritar en un lugar dónde sea posible, darle
patas a una pelota, etc. el expresó que lo que él suele hacer es jugar y/o estudiar y que
cuando estudia es cuando mejor se siente porque no piensa en nada más que lo que está
haciendo. La terapeuta le dijo que era bueno que él sintiera que estudiar era lo mejor
porque no tenía que pensar en nada más, pero que también era bueno confrontar lo que
se siente y hacer algo con el sentimiento y no evadirlo, por ejemplo si está enojado puede
hacer que su enojo salga de él si patea una pelota o si grita donde nadie le escuche, el
paciente dijo que la próxima vez intentaría hacer eso.
Para finalizar se le pidió que dibujar su enojo y se le recordó que, sienta lo que sienta él
no es malo, además sus pensamientos y sentimientos no lo pueden hace daño a nadie,
estos si son negativos mejorarán, además se le motivo a no culparse, a ser feliz y a ser
amable consigo mismo.
El paciente se mostró atento a la lectura, pero en los momentos dónde debía expresar sus
emociones se mostraba renuente e indiferente, a pesar de esto colaboró durante la
sesión, pero se le pudo observar incluso enojado en algunas ocasiones, como al tener
que expresarse.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 10 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó hablar acerca de los miedos y preocupaciones que se suelen
tener cuando alguien muere.

El paciente ingresó a la clínica sin deseos de ingresar, manifestó que estaba aburrido y se
le podía observar que estaba enojado, la terapeuta lo motivo a expresar o relatar qué era
lo que le provocaba el sentirse aburrido, no quiso responder y dijo que no tenía ganas de
nada, ni hablar, ni de leer, ni escribir, ni de jugar, de nada. Se intento motivarlo, diciéndole
que si se comprometía tan solo a conversar, de lo que él deseara, se le iba con
compensar con lo que pidiera y fuera posible, por ejemplo que se terminara más temprano
la sesión o que se jugara su juego preferido. El paciente se ruso y expreso que no quería
hacer nada.
La terapeuta respeto la actitud del paciente y no hicieron nada durante los primeros
minutos de la sesión, al cabo de diez minutos el paciente le pidió que mejor sí jugaba lo
que él escogiera y que terminará más temprano la sesión, la terapeuta acepto y jugó con
el paciente Luisa, el juego que el paciente escogió, durante el juego la terapeuta intento
que el paciente expresara cuál era su malestar, qué era lo que le provocaba ese
sentimiento, pero el paciente no quiso hablar nada más que lo relacionado al juego. Se
mostró competitivo y con deseo de ganar, jugo con rapidez y sin decir casi nada, solo
decía frases como “te voy a ganar” y le echaba suerte al dado soplándolo y diciéndole el
número que deseaba.
Durante el juego su estado de ánimo cambio y al terminar el juego se pudo observar al
paciente feliz, porque por primera vez este juego que suele ser largo, lo habían terminado
con la terapeuta en muy poco tiempo, el paciente se mostró entusiasta y decía que había
batido un record. Debido a lo rápido que se terminó el juego se jugo de nuevo, el paciente
solamente le decía constantemente a la terapeuta que tirará el dado rápido para batir el
nuevo record de él.
Al terminar la sesión, en la salida se le pidió al padre que se alejaran un momento del niño
y se le preguntó si sabía si algo había ocurrido en el colegio o en casa con la abuela
materna, el padre le contó a la terapeuta que hacía aproximadamente una semana o
menos que el paciente se mantenía enojado, y la abuela le había dicho que el paciente
estaba “muy malcriado”, él padre dijo desconocer la causa, pero que probablemente
coincidía con que su madre cumplió un año de haber fallecido. Después de esta
explicación del padre la terapeuta se despidió del paciente y el padre. Además, la
terapeuta comprendió el comportamiento del paciente y decidió suspender la aplicación
del guía, por lo menos una sesión, pues pareció que lo que estaba experimentado el
paciente es difícil para él.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 11 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Después de haber suspendido la aplicación de la guía por una sesión, para esta sesión se
planificó realizar lo que no se pudo llevar a cabo la sesión anterior de la aplicación de la
guía, o sea, hablar acerca de los miedos y preocupaciones que se suelen tener cuando
alguien muere.

Se saludo al paciente y abrió la sesión con una pequeña conversación, en la cual se


valido los sentimientos de enojo del paciente, recordándole que es normal sentir enojo, y
que recordara que era bueno que su enojo lo expresara a través del dibujo, el juego, el
deporte, o con alguien en quien confiara. Así que se le preguntó cómo estaba, el
manifestó estar bien, dijo que ya se sentía tranquilo, la terapeuta le preguntó qué era lo
que antes no le permitía sentirse tranquilo, él expreso que su abuelita lo regañaba mucho
y que eso lo enojaba, además también le molestaba que ella llorará, la terapeuta le
recordó que era normal que las personas llorarán y que todos tenían derecho a llorar,
entonces el paciente le dijo que eso ya lo sabía y que por eso ya estaba mejor, además
que su abuelita ya había estado mejor estas dos últimas semanas.
Se le explicó al paciente que por todo esto que le había ocurrido en las últimas dos
semanas era bueno que se hablara acera de los miedos y preocupaciones que se suelen
tener cuando muere alguien querido, él accedió, su postura cambio porque se acomodó
en la silla y prestó atención a la lectura. Se inició la lectura, la cual explicaba cómo
muchas personas o niños o niñas suelen ponerse de mal humor cuando muere un ser
querido porque les preocupa que de alguna manera fueron o son culpables de que
sucedió, se le preguntó al paciente se esto le ocurría a él o le preocupaba eso, el
manifestó que sí, dijo: pensé que ella no estaba contenta conmigo; entonces la terapeuta
se le recordó que no es el culpable de lo sucedido y que era normal sentirse culpable,
pero que tuviera presente que él no lo era, se le explicó que nada de lo que hizo influyo en
lo que pasó y nada de lo que él pudiera haber hecho o cambiado, podría haber influido en
lo ocurrido. También se le preguntó qué otra preocupación tenía y él expresó que no le
preocupaba que su madre lo estuviera viendo para asegurase cómo se comportaba;
manifestó que tampoco le preocuparse morirse o que alguien cercano muera, lo único que
le preocupaba era lo menciona anteriormente, por ello se le volvió a explicar de ninguna
manera él podía ser responsable de lo ocurrido, que eso no era cierto de ninguna manera,
por ello podía sentirse más tranquilo y se le preguntó si comprendía y cómo se sentía, el
dijo que si entendía y que le hacía sentirse un poco mejor, o sea, no tener esa idea.
También habló acerca de los posibles miedos que se pueden tener cuando se
experimenta la muerte de un ser querido y él manifestó que lo único que le daba miedo
era que lo asusten, pero nada más que eso y nada en relación a la muerte. Se le preguntó
quién lo asusta y él expresó que sus primos lo asustan y eso sí le da miedo, pero sólo
eso.
Se finalizó la sesión agradeciéndole por ser colaborador y expresar lo que había
expresado, además se le motivo continuar así.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 12 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó hablar acerca de los sueños y pesadillas que se suelen tener
cuando alguien muere querido.

Al iniciar la sesión el paciente saludo al terapeuta contándole que estaba contento, pero
que podría ponerse más contento si sólo jugaban en esta sesión, la terapeuta le dijo que
se imaginara que si solo jugaran todas las sesiones que han tenido y que van a tener, la
terapeuta le dijo: ¡Qué te parece!, hubiera sido bueno o no, el paciente sonrió y respondió
que él se divertiría, pero que “de plano” no sería buen porque no aprendería nada, su
postura denotó incomodidad, pues se sentó con los brazos cruzados. Por lo tanto, la
terapeuta lo motivo a trabajar esta sesión lo que se tenía preparado y para terminar
podrían jugar un juego él escogiera.
El paciente acepto, se paro y colocó la silla a la par de la terapeuta, frente a la mesa,
entonces se inició la lectura hablando de los sueños, de que existen sueños que son
agradables como sueños que no son agradables y se llaman pesadillas, se le manifestó
que hay sueños que parecen tan reales que al despertase la persona piensa mucho en
ese sueño y tiene muy presente lo que sintió y experimentó en el sueño. También sucede
que algunas veces se sueña con la persona que ha muerto y se le preguntó al paciente si
esto le había sucedo a él, el dijo que no, él no ha soñado con su mamá, además
manifestó que sus sueños siempre son buenos, dijo que nunca ha tenido sueño malos y
que sus sueños son buenos cuando sueña que juega fútbol, aunque en la mayoría de
ocasiones no recuerda lo que sueña. La terapeuta le preguntó que si él pensaba que si
sueña alguna vez con su mamá sería un mal suelo, el paciente respondió que no, pero
dijo que no había soñado con su mamá, pero si llega soñar con ella no sabe si sería un
sueño bueno o malo, la terapeuta le preguntó: “¿Para ti de que dependerá para que sea
un buen o mal sueño?”, el paciente dijo, si sueño algo feo es un mal sueño, pero que de
todas formas él no ha tenido sueños mal y repitió, además casi nunca recuerdo lo que
sueño.
También se le preguntó y se conversó acerca de la ocasiones en que es posible que se
sienta intranquilo o inseguro por tener que irse a dormir, ante esto él expresó que en
algunas noches si le había ocurrido esto y que lo que hacía era encender la luz y dormir
con la luz encendida. La terapeuta le pregunto cuándo se ha sentido inseguro por ir a
dormir, él paciente dijo que hacía varios meses se sentía inseguro casi todas las noches y
no tenía ganas de irse a dormir, pero su abuela lo regañaba y se iba a dormir, hasta que
se le quito. Se le preguntó: ¿Hace unos meses cuándo?, el paciente dijo no recordar, pero
que tal vez a principios del año. Al conversar acerca de este tema el paciente se mostró
colaborador, aceptaba compartir su experiencia, también se le pudo observar seguro en
cuanto a lo que compartía.
Al terminar de leer y hablar acerca de los sueños y pesadillas, se le permitió al paciente
escoger un juego y jugarlo en los últimos minutos de la sesión, él paciente escogió el
juego kitaketecomo, durante el juego se le pudo observar animado y se burlaba de la
terapeuta cuando le salían números bajos, como uno o dos, en el dado; mientras que
cuando le salían números altos decía que la terapeuta hacía trampa. El paciente se
divierte durante los juegos y se retiró de la clínica con un estado de ánimo feliz.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 13 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó iniciar a leer y conversar acerca de los amigos, la familia y la
escuela, después de que ha experimentado la muerte de un ser querido.

Al iniciar la sesión se saludo al paciente y se le explicó que en este día iban a leer y
conversar acerca de la familia, los amigos y la escuela (éste último si alcanza el tiempo)
después de que se ha experimentado la muerte de un ser querido, el paciente manifestó
agrado por conversar del colegio, pues dijo que eso era una de los lugares “que más le
gustan”, el terapeuta le dijo que si deseaba conversar más del colegio en ese momento o
después de la lectura relacionada con este tema, sin responder a la pregunta el paciente
relato que el colegio le gusta, que le gusta estudiar, y que la materia que más le gusta es
computación, también le gusta jugar fútbol durante el recreo y divertirse con sus
compañeros molestando, porque así no pienso en nada triste; la terapeuta prestó atención
a todo lo que el paciente expresaba y le demostró agrado por el gusto del paciente hacia
el colegio, le dijo: ”que bueno que te guste tanto el colegio, estudiar, jugar, etc., eso es
bueno para ti y me imagino que ir al colegio, cuando todo anda mal en lo demás de tu vida
te ayuda a sentirte mejor, ¿O no?”, el paciente respondió que sí, que cuando va al colegio
él se siente mejor, expresó: “cuando voy al colegio siento que entro a un refugio donde no
tengo que recordar nada”; aunque en los últimos meses del año pasado, la maestra le
decía que era muy violento o agresivo para jugar o que se enojaba mucho y muy rápido y
por esto lo regañaba, el paciente manifestó que hasta este año su maestra lo había
regañado por esto. La terapeuta le pregunto qué pensaba él de lo que decía su maestra,
tenia razón algunas veces, cómo le hacía sentir esto… el paciente expresó que cuando la
maestra le decía esto él sentía mucho enojo y que tal vez, a veces, se porto un poco mal.
Después de esta conversación se inició la lectura de acerca de la familia después de
haber experimentado la muerte de un ser querido, dicha lectura llevaba al paciente a
pensar en que algunas veces cuando muere un ser querido solemos pensar que el
contarle a alguien de la familia que también está triste por la muerte de este ser querido,
aumentara su tristeza y por ello escogemos no contarle a nadie nuestros sentimientos,
luego se le preguntaba si esto le había ocurrido a él y él respondió que sí; se le explicaba
en la lectura que el decir cómo se siente no le causaría daño a nadie y que recuerde que
lo mejor es expresar nuestros sentimientos, porque el callarlos puede hacernos daño.
También se conversó, por medio de la lectura, de que suele suceder que cuando una
persona especial ha muerto a los niño o jóvenes les preocupa quién cuidará de ellos
ahora, se le preguntó al paciente si esto le había ocurrido, él respondió que no, porque su
abuelita vivía con él y su mamá, además que él pensaba que si su abuelita se muriera su
papá se haría cargo de él.
Otro aspecto que se leyó consistió en la posible preocupación que el paciente pudiera
tener porque observa que otros familiares están tristes por la pérdida, él comentó que esto
no le preocupaba a él. Así mismo, manifestó que a él no le había ocurrido que otros
miembros de la familia se enojaran, en especial contra él, después la muerte de su madre.
Luego de comentar esto hizo una pausa de silencio, después dijo: “Aunque mi abuelita si
me regaña mucho”. Se le explicó que a todas las personas les puede pasar que cuando
están tristes expresan enojo o a cualquier persona le puede pasar que en situaciones
difíciles se enoja; lo que él puede hace en este caso (como con su abuelita) es intentar
comprenderla y nunca culparse a sí mismo por los sentimientos de las demás personas.
Finalmente se leyó que algunas veces cuando muere un ser querido de familia significa
que los demás tienen que hacer otros trabajos del hogar que ésta persona hacía. El
paciente expresó que esto le había ocurrido a él, ahora él tiene que hacer trabajos del
hogar que antes no eran su responsabilidad y que ahora sentía mucho trabajo en la casa,
pero que esto a veces le gustaba porque así se distraía.
Para terminar la sesión la terapeuta le dijo al paciente que hablar de esa persona especial
que ha muerto con otro miembro de la familia puede resultarle difícil, pero que al final de
la conversación puede sentirse mejor, por ejemplo como cuando conversa con la
terapeuta, ella le pregunto: ¿Te sientes mejor después de que conversamos y leemos
estas páginas o consideras que no?, el paciente dijo: “algunas veces sí, la mayoría sí,
pero hubieron otras veces que no tenía ganas de hablar de esto, me parecía aburrido”. La
terapeuta lo motivo a hacer el intento de conversar de esta persona que muerto con
alguien de la familia y que probara si se sentía mejor. Luego se despidieron.
Protocolo de Registro de Sesiones
Sesión No. 14 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

El objetivo de esta sesión consistió en finalizar la lectura y conversación sobre acerca de


los amigos y la escuela, después de que ha experimentado la muerte de un ser querido.

Al iniciar la sesión y saludar al paciente éste se presentó alegre y motivado por haber
llegado a la sesión, la terapeuta le expresó su agrado por observarlo tan motivado y
aprovecho para preguntarle si había hecho el intento de conversar de se mamá con
alguien de la familia, él paciente respondió que sí lo había hecho y que le había platicado
a un tío, porque cuando estaba junto a este tío viendo un programa de televisión, su tío
recordó que a su mamá (madre del paciente) le gustaba el artista que estaban viendo,
entonces empezaron a hablar de la madre del paciente; él paciente le contó a la terapeuta
que se había sentido bien hablando de su mamá con su tío porque recordaron cosas
“buenas” de ella. La terapeuta felicitó al paciente por haber hecho el intento y con esta
experiencia del paciente lo motivo a continuar practicando esto con sus familiares y con
quienes él deseara hacerlo. También le preguntó si había sido difícil hacerlo, el paciente le
dijo que no había sido difícil porque su tío fue el que primero la mencionó (a su madre), la
terapeuta le dijo que él también puede ser el primero en mencionarla y le dijo que podía
hacer el intento para ver su esto le resultaba difícil, el paciente le dijo a la terapeuta que
tal vez podía ser difícil porque a nadie en su casa le gusta hablar de su mamá, la
terapeuta le dijo: “¿Nadie?, supongo que tú ya hace una excepción y de seguro más de
alguien más puede contribuir a la excepción”; el paciente asentó con la cabeza.
Luego la terapeuta le dijo al paciente que iban a leer las hojas que no habían terminado la
semana anterior, las cuales hablan de los amigos y la escuela después de que ha muerto
de un ser querido, la terapeuta pudo observar que el paciente se acercó al escritorio, se
acomodo en la silla y prestó atención. La lectura inició con la pregunta ¿Te hablan tus
amigos de la persona que ha muerto?, a lo cual el paciente respondió que no, entonces se
le preguntaba si él les había hablado de la persona que ha muerto, el paciente dijo que
no, luego se le preguntó ¿Está todo aclarado entre tus amigos y tu? El paciente primero
respondió que sí, pero luego de hacer un pequeño momento de silencio dijo: “tal vez no”.
En la lectura se le decía que muchas veces les resulta muy difícil a nuestros amigos saber
qué decirnos o qué hacer cuando una persona querida por nosotros a muerto; incluso a
nosotros nos resulta difícil hablar de esto con ellos, pero que de una o de otra forma es
posible lograr comunicarse con ellos y sentirnos más tranquilos, el paciente interrumpió la
lectura y dijo que a lo que le había gustado es que sus amigos no le dijeron nada, pero sí
lo invitaban a jugar con ellos todos lo recreos.
Se le preguntó si el creía que su maestra o profesor lo podía ayudar o lo ayudó cuando
ocurrió la muerte de su ser querido, él dijo que no, al contrario la maestra le daba quejas a
su abuela o a su papá de que él era mal portado y lo castigaba con dejarlo sin recreo, dijo
que esto le caía muy mal. La terapeuta le preguntó si sabía qué era lo sucedía para que la
maestra dijera que él se portaba mal, él dijo que no estaba seguro, sólo una vez la
maestra le dijo a él no fuera agresivo para jugar o responderle a sus amigos, pero sólo
eso le dijo en una ocasión. La terapeuta repitió: agresivo, sí dijo el paciente eso me dijo,
pero no se por qué, yo estaba jugando igual que todos, además cuando se juego fútbol se
grita, todos gritan. La terapeuta le preguntó si eso aún ocurría y él dijo que no que no, que
eso había pasado antes, a finales del año pasado y a principios de este. Entonces se le
pregunto que si después de estas experiencias se le ocurre cómo podría ayudarlo su
maestra, él respondió que no sabía, que creía que su maestra sólo le ayudaba con las
cosas del colegio.
Se continuó la lectura, en la cual decía que muchas veces, después de que ha muerto un
ser querido, resulta difícil concentrarse o suele pasar que se sueña despierto al pensar en
otras cosas y se puede concentrar cuando se tiene mucho que hacer, se le preguntó al
paciente si esto le ocurría o le había ocurrido y él respondió que sí, que lo que le pasaba
era que se ponía a soñar despierto, se le preguntó qué soñaba y él dijo que no recordaba.
También se leyó acerca del patio escolar y cómo este puede ser un lugar alegre y
divertido, pero también puede ser muy solitario. Se le preguntó cómo lo veía él y dijo que
lo veía como un lugar alegre y divertido, expresó que le gustan los recreos y lo que suele
hacer siempre es jugar fútbol y ese momento lo pasa o comparte con todos sus
compañeros a los que le gusta jugar fútbol. También manifestó que a él no gusta meterse
en problemas con nadie y ahora evita que lo castiguen. En la escuela a la hora del recreo
lo único que le preocupa es quebrar un vidrio con un pelotazo y durante las clases le
preocupa hacer las cosas bien.
Antes de despedirse del paciente la terapeuta le anticipó que la siguiente sesión iban a
hablar de los recuerdos que él tuviera de su madre y que si deseaba traer algo que le
recordara su madre lo podía hacer.

Protocolo de Registro de Sesiones


Sesión No. 15 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

En esta sesión se planificó hablar acerca de los recuerdos que se tienen de una persona
querida después de que ha fallecido, tanto los bueno recuerdos como los malos recuerdos
que se pueden tener.

Al iniciar se saludo al paciente y se le preguntó cómo estaba, él expresó estar bien, la


terapeuta le dijo: “qué significa que estas bien”, el paciente respondió que significaba que
estaba feliz porque había pasado un buen fin de semana con su papá sus primos, su
padre se lo había llevado con él todo el fin de semana y casi no hacían eso porque a su
abuela no le gusta y lo da permiso, pero este fin semana sí se fue con su papá y el
sábado en la casa de una tía se juntaron todos a almorzar, pero lo que más le gustó a él
fue que pudo jugar con sus primos. Además dijo que con su abuela los fines de semana
no eran tan alegres. La terapeuta lo escucho atentamente y le expresó que entendía su
felicidad y que estaba alegre por él y su buen fin de semana.
Luego de esta pequeña conversación la terapeuta le dijo si recordaba esta sesión se iba
hablar de los recuerdos que él tiene de su madre, él paciente dijo que sí se recordaba y
qué traía algo que le recordaba a su madre, entonces la terapeuta le dijo que primero
leerían las hojas de lectura del libro (guía) y después él podía enseñarle lo que traía.
La lectura iniciaba diciendo que cuando una persona muere nos deja su recuerdo a través
de lo hizo o dijo o por su forma de ser y solamente es así como la persona que ha muerto
vive, en nuestros recuerdos; se le preguntó si él tenía recuerdos de su madre y dijo que sí,
dijo que tenía varios recuerdos.
Se leyó que existen varios tipos de recuerdos, hay recuerdos tristes, hay recuerdos
alegres, hasta recuerdos que nos enojan… entonces se le preguntó su deseaba hablar de
sus recuerdos. El paciente expresó que la mayoría de recuerdos que tenía de su madre
son bueno, aunque alguno que otro también era triste, pero dijo que no deseaba
contarlos, por lo que la terapeuta continuó la lectura porque esta explicaba que quizás
algunos recuerdos quisiera guardárselos para sí mismo durante un tiempo, se le explicó
(por medio de la lectura) que algunas personas quieren hablar inmediatamente de esa
persona especial que ha muerto, pero también hay otras personas que necesitan esperar
un poco antes de empezar a hablar de sus recuerdos, pero que algún momento lo ideal es
llegar a hablar de los recuerdos, así como de los sentimientos y pensamientos.
También se leyó que algunas veces las personas se preocupan porque no pueden
recordar cómo era la persona que ha muerto, cómo hablaba, cómo olía o qué decía, etc. y
se le preguntó al paciente si esto le había ocurrido a él, el paciente expresó que sí le
preocupaba, algunas veces, no poder recordar algunas cosas de su mamá, en especial lo
que decía. Se continuó leyendo, pues en la lectura se le explicaba al paciente que cuando
esto ocurre lo mejor es confiar en que los recuerdos volverán cuando se esté preparado,
así mismo se leyó que al hablar de esa persona puede ayudarle a sentirse un poco mejor
y a surjan los recuerdos.
Después se leyó acerca de que existen muchas formas de ayudarnos a recordad a
alguien que ha muerto y se le decía que algunas ideas son hacer una caja de recuerdos
donde se guarden todas las cosas que le recuerden a la personas que ha muerto, otro
idea el guardas las cartas que la personas nos habías escrito, hacer dibujos de la
persona, grabar un casete de la música preferida de esa persona, hablar con la gente que
guarde otros recuerdos de la persona para que te los proporcione, etc., entonces se le
preguntó al paciente qué se le ocurría que más se podía hacer para recordar, el paciente
dijo que se podía hacer un álbum de fotografías y dijo que eso era lo que llevaba para
enseñarle a la terapeuta, por lo tanto la terapeuta le dijo que ahora era el momento ideal
para que se lo enseñara.
El paciente saco un álbum con seis fotos de su madre, por cada foto la terapeuta le dijo
que sería bueno, si deseaba, compartir algo que recordaba de su madre, el paciente dijo
que recordaba que le gustaba la música de Luis Miguel, que le gustaba comer lasaña y
levantarse temprano, además recordó que ella lo quería mucho y que era buen y feliz; la
terapeuta le prestó atención y agrado por escuchar al paciente.
Finalmente le leyó la última pregunta de la lectura, la cual decía: ¿Qué significa “recordar”
para ti?, el pacientes respondió que significaba recordar los momentos felices.
La terapeuta se despidió del paciente y este se retiró de la clínica contento, con una
actitud de buen humor. Durante la sesión la postura del paciente fue siempre la misma,
presto y poniendo atención tanto a la lectura como a lo que se conversaba, estaba
sentado cómodamente en la silla, tenía los brazos apoyados en la mesa y la mirada hacia
las hojas de lectura y hacia la terapeuta cuando ella hablaba.

Protocolo de Registro de Sesiones


Sesión No. 16 de la aplicación de la guía “Cómo hablar con niños y jóvenes sobre la
muerte y el duelo”

Para esta sesión se planificó hablar acerca de cómo seguir adelante después de que una
persona querida ha muerto y se retroalimentó todo lo hablado.

Se saludo al paciente y se le preguntó cómo estaba, él respondió que estaba aburrido


porque había llegado muy temprano al Instituto y ya llevaba mucho tiempo esperando y le
pidió a la terapeuta si podían sólo jugar para que se quietara lo aburrido. La terapeuta le
explicó que ese día iba a ser su último día de lectura del libro que habían estado
leyendo… el paciente le dijo, pero si jugamos primero y después leemos, la terapeuta
accedió a la petición del paciente y le dijo que podían jugar un vez el juego que quisiera y
que después leerían y platicaría acerca de la muerte y el morir.
El accedió y se acomodó en la silla con emoción por jugar, eligió jugar el juego de
elevadores y escaleras, durante el juego su ánimo de aburrimiento se volvió a felicidad y
entusiasmo por ganar y competir, incluso su postura cambiaba constantemente porque se
paraba y se sentaba una y otra vez, tiraba el dado con ánimo y lo soplaba para “echarle
suerte” y ganar. Al terminar el juego el estado de ánimo del paciente era alegre.
La terapeuta le recordó que ahora iban a leer lo que se tenía preparado para esa sesión,
el paciente hizo una expresión facial de desagrado, pero dijo que estaba bien, pero pidió
que lo hicieran rápido para pudieran jugar otra vez este juego. La terapeuta le dijo que si
queda tiempo podía jugar.
Se le preguntó al paciente si recordaba lo que le pasaba a las hojas y lo que había
hablado de ellas, el paciente manifestó que recordaba que las hojas al morir se volvían
polvo y ese polvo le servía a la tierra como abono, la terapeuta le preguntó si recordaba
algo más, él paciente dijo que recordaba que todos los seres vivos algún día morirán
porque todo lo que vive muere, la terapeuta le explicó que la muerte es algo normal, nada
más normal, no se puede decir que es buena o mala. Sin embargo, cuando muere un ser
que queremos mucho duele la pérdida, por eso la lectura de hoy nos dice… (Se continuó
leyendo) el invierno parece muy largo y muy oscuro en esos días nublados, así como la
tristeza perece muy larga y muy oscura, pero la luz siempre vuelve, la felicidad también
vuelve, quizás no exactamente sea la misma, pero te llegará de nuevo, así como lleva la
primavera o el verano. También se leyó que dentro de la tristeza el puede encontrar
personas que le darán seguridad y tranquilidad, la tristeza se desvanecerá y algo que te
puede ayudar a ese el tener presente que tú persona especial vivirá en tus recuerdos y
estos recuerdos te ayudarán a ser la magnifica personas que eres. Además hay algo muy
particular ahora en ti, tienes una vida especial y un futuro especial también. Entonces se
le pidió que hiciera un dibujo que representara su vida y el paciente dibujo un niño
estudiando y jugando fútbol.
Se continuó la lectura con unas frases alentadoras que dicen:
En la oscuridad siempre existirá una estrella o una luz o una vela o la luna.
En la sombra, el sol nunca está lejos.
En nuestros miedos y preocupaciones también esta nuestra fuerza para superarlos.
En nuestra tristeza y nuestras lágrimas también habrá sonrisas y risas.
Cuando te sientas solo y perdido, recuerda que puede encontrar la esperanza y la gente que está a
tu alrededor te confortará si lo pides.
Recuerda que decir lo que sientes y piensas no le hará daño a nadie, al contrario te ayudará a
sentirte mejor.
También recuerda que después de la tormenta siempre viene la calma.

Después de leer estas frases se le preguntó al paciente cómo se sentía y éste dijo
sentirse tranquilo, muy tranquilo, entonces se le pidió que dibujara un dibujo que
representará su futuro, el paciente dibujo unos árboles junto a un río y tituló su dibujo la
tranquilidad y la calma. La terapeuta le preguntó si el veía que iba a tener un futuro
tranquilo y calmado, el paciente movió lo hombros en señal de no saber, pero dijo: “Tal
vez sí”, la terapeuta le dijo que así podría ser, pero que recordará que aunque hayan
momentos difíciles, estos pasarán.
Se pudo observar que el paciente se encontraba tranquilo y con un estado de ánimo
alegre, porque tenía una sonrisa en sus labios mientras terminaba su último dibujo. Se le
preguntó si deseaba pintarlo y el paciente manifestó que sí, entonces se le proporcionaron
crayones y el paciente se acomodo sentado correctamente en la silla apoyando un brazo
y pintando con la mano del otro brazo. Al terminar de pintar la terapeuta se despidió de é y
le dijo que esperaba que aprovechara la calma que esta viniendo después de la tormenta,
el paciente sonrió y se retiro animado de la sesión.

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