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Graciela nace el 16 de mayo de 1942 en la Ciudad de México.

Siendo la mayor de 13
hermanos, su principal compañía en la infancia fue la lectura, ya que fue educada en un
internado de monjas católicas, como correspondía a una hija de familia acomodada, destinada
a ser esposa y madre, rodeada de referentes europeos, lejos de la cultura popular. A los 11
años su padre le regala una cámara Kodak Brownie con la que inicia su relación con la
fotografía.

En 1969, siendo esposa y madre, ingresa al Centro Universitario de Estudios


Cinematográficos(CUEC), de la UNAM interesada en el guionismo, dada su cercanía y afición
al mundo literario. Desde el comienzo se enfoca en el lenguaje fotográfico, oficio afín a su
forma de trabajo pausado en el tiempo y de caracter inntrospectivo e individual. Manuel
Álvarez Bravo, quien enseñaba en la misma universidad, fue su tutor y mentor. También a
finales de 1969, Graciela trabaja durante un año como ayudante de su primer maestro don
Manuel, acompañándolo en viajes a través de la república mexicana, aprendiendo de él mas
que la técnica fotográfica, la dimensión artística, intelectual y el reconocimiento de las culturas
y tradiciones ancestrales de su país.

Lo particular de su sello
Se casó cuando tenía veinte años y tuvo tres niños. Su única hija mujer, Claudia, murió a los
seis años. Esa pérdida marcó a Iturbide para siempre y determinó su trabajo como fotógrafa.
La muerte y el dolor se transformaron en una obsesión que quedó impresa en muchas de sus
imágenes de ataúdes, procesiones, velos y pájaros, que para ella son autonomía, libertad y
consuelo. 

 Los trabajos de esta artista que observa sin afán, registran las culturas desde sus
expresiones, oficios y rituales, especialmente de pueblos indios mexicanos, donde las
personas, especialmente las mujeres, son miradas en clave de honra y complicidad. Es la
fotógrafa larinoamericana más reconocida en el mundo y es considerada la doña o señora de
la fotografía mexicana. 

Graciela trabaja proyectos durante largos períodos, por ello sus series fotográficas pueden
tomarle ocho o diez años. Más que la urgencia del tiempo, le interesa relacionarse con los
lugares y sus gentes, la detenida observación y la composición.
Honestidad y y respeto por la condición humana y la cultura, complicidad en el
relacionamiento con sus modelos e intensidad en la vivencia de sus aventuras temáticas, han
permitido a Graciela crear una obra sin utilitarismo ni moralismo, trascendiendo la mirada
documental antropológica.
Para esta artista la composición, el detalle, el gesto, la luz como símbolo, los contrastes y una
minuciosa edición, son los elementos claves en el logro de sus fotografías en blanco y negro
que proyectan estados de contemplación, a la vez que intensidad; poesía, asentada en la
realidad y un halo o fulgor inquietante, conmovedor, revelador.

Su trayectoria como fotógrafa contiene series de carácter antropológico, entre las que
destacan las imágenes de los seri, pescadores nómades que viven en el desierto de Sonora, y
las del pueblo de Juchitán, donde habitan descendientes de la cultura zapoteca, de ahí
proviene el libro “Juchitan de las mujeres”. En 1986 fue invitada a colaborar en el proyecto “Un
día en la vida de los Estados Unidos”, para lo cual retrató a White Fence, una pequeña
comunidad mexicana asentada en de Los Ángeles, California. En un ámbito más intimista, la
serie fotográfica realizada al baño de la artista Frida Kahlo y sus implementos personales
también representan parte importante del espíritu de su obra.

Al día de hoy se define como feminista y politizada, aunque separa la ideología de su trabajo.
Graciela Iturbide ha expuesto individualmente en el Centre Pompidou, en el San Francisco
Museum of Modern Art y en la Fundación MAPFRE, en Madrid, entre muchos otros museos y
galerías, además de recibir decenas de premios y reconocimientos internacionales.

Esta artista, en su viaje de 45 años por la fotografía, ha conformado un portafolio extenso,


coherente, inspirado, liberador, que constituye un patrimonio cultural y humano. Continúa
viviendo y trabajando en la Ciudad de México a la edad de 79 años.

Ha expuesto individualmente en el Centre Pompidou (1982), el San Francisco


Museum of Modern Art (1990), el Philadelphia Museum of Art (1997), el Paul
Getty Museum (2007), la Fundación MAPFRE, Madrid (2009), el Photography
Museum Winterthur (2009) y la Barbican Art Gallery (2012), entre otros. 

1990; el premio Rencontres Internationales de la Photographie, Arles, 1991; el


premio Hasselblad, 2008; el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ciudad de
México, 2008; el Doctor honoris causa en Fotografía por el Columbia College
Chicago en 2008; y el Doctor honoris causa en Artes por el San Francisco Art
Institute en 2009.
 

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