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FE Y FIDELIDAD EN LA EVANGELIZACIÓN

Por: Yurledinson Hernández Cabarique

Con machete en mano, la ‘Chusma Comunista’ irrumpió en el Palacio de la Prefectura de


Barrancabermeja, con el firme objetivo de acabar con la vida de Bernardo Arango Henao. Asustado y
herido, el Prefecto Apostólico del Río Magdalena en el año de 1948, se escondió en uno de las piezas del
Palacio de la Prefectura, mientras se calmaba la turba enardecida tras la muerte del caudillo liberal Jorge
Eliécer Gaitan.

Ese día, 9 de abril, el dueño de la única funeraria que existía en el pequeño caserío, se enteró del suceso
y se dirigió al Palacio para ayudar a salvarle la vida al que años después, se convertiría en el primer
Obispo de la Ciudad. “El dueño de la funeraria supo que estaban atacando a Monseñor en su palacio y se
fue para allá, y lo sacó entre un ataúd y se lo llevó para la funeraria y allí lo tuvo escondido por varios
días hasta que se calmó la situación en la ciudad”, cuenta el padre Juvenal Martínez, quien en esa época
se preparaba para ser sacerdote.

La razón por la cual intentaron asesinar al Prefecto Apostólico nadie la sabe, sobre todo porque durante
su misión, Arango Henao había trabajado por las comunidades menos favorecidas. Sin embargo, este
episodio no acabó con la fidelidad a la doctrina eclesial y Monseñor siguió con su labor pastoral hasta
convertirse, años más tarde, en el personaje que más ha impactado en la Fe Católica de la Región.

Tierra de comunistas

Bernardo Arango Henao había llegado a Barrancabermeja pocos años antes, en 1947, cuando una
comunicación llegada de Roma lo nombraba Bela Vicario Apostólico del Río Magdalena. Hasta ese
entonces el sacerdote era el Rector del Colegio San José de Barranquilla, en dónde lo habían designado
después de su llegada de Dublín en 1940.

El pequeño caserío que le correspondía como sede, no contaba con más de 400 personas, pero sus
habitantes ya se habían ganado el estigma de comunistas por las luchas sindicales y obreras que se
realizaban allí, y que han formado parte de la historia revolucionaria de Colombia.

Sin importarle, se traslado a cumplir con la labor misionera que había sido escrita por San Ignacio: “
Hemos juzgado que lo más conveniente es que cada uno de nosotros, estemos ligados, además del
vínculo ordinario, con un voto especial, por el cual nos obligamos a ejecutar sin subterfugio ni excusa
alguna, inmediatamente, en cuanto de nosotros dependa, todo lo que nos manden nuestros romanos
pontífices, el actual y sus sucesores, en cuanto se refiere al provecho de las almas y a la propagación de
la fe; y a ir a cualquiera región a que nos quieran enviar, aunque nos envíen a los turcos, o a cualquier
otros infieles, incluso los que viven en las regiones que llaman Indias”.

A su llegada al pueblo estigmatizado de comunista, Arango Henao encontró un caserío sumido en


dificultades de tipo social y económico, y con una crisis de fe, que sólo él podía remediar. Y fue tan
insistente en su trabajo misionero, que muchos lo odiaron, pero fueron más los que lo quisieron, y así se
lo demostraron a tan sólo un año de haber llegado a Barrancabermeja, cuando el 9 de abril de 1948, por
poco pierde la vida.

Así que con su convicción de hombre fe y de ser fiel a la consigna de sus superiores, siguió su trabajo
evangelizador. Sus primeras obras fueron de tipo educativas, ayudó a fundar colegios y escuelas a lo
largo del margen del Río Magdalena, sin importar las condiciones climáticas o sociales que se
presentaban. Caños, ciénagas o ríos, no eran impedimento para que Bernardo Arango Henao, cumpliera
fielmente las disposiciones de la Iglesia Católica.

De esta manera comenzó obras de gran importancia para la ciudad, como lo fue la creación del Asilo
Santa Inés, apoyado por las hermanas de Barranquilla, pues estaba convencido de que las niñas que
vivían situaciones difíciles, debían ser ayudadas y educadas en la fe. Buscó nuevos sacerdotes en la
juventud del ya naciente municipio y por esta razón creo el Colegio San Luis Beltrán.

Un Santo Barón

Tres años después de ser nombrado Prefecto, desde Roma llegó una comunicación que lo convertía en
Obispo titular de Bela Vicario Apostólico del Río Magdalena, un reconocimiento que ratificaba su trabajo
pastoral. Justo en esa época, Monseñor Arango Henao comenzaba a nombrar profesoras para las
escuelas rurales, sin embargo, su preocupación iba mucho más allá de impartir educación en la región,
su preocupación era mantener la Fe de la Iglesia Católica en cada uno de los corazones de los
Barranqueños, fue por esta razón que impulsó el Seminario San Pedro Claver, de donde salieron los
primeros sacerdotes que servirían luego para componer en 1962, la estructura de la Diócesis de
Barrancabermeja, de la cual Bernardo Henao, se convirtió en el primer Obispo.

En 1955, en un viaje de Bogotá a Girardot, Monseñor tuvo un accidente que le impidió estar en la
ordenación sacerdotal de ese año, por esa razón Barrancabermeja tuvo la posibilidad de tener, por
primera vez, al Nuncio Apostólico del Papá, Monseñor Paolo Bertoli, tras un llamado del máximo jerarca
de la iglesia en Barranca, quien, por más que quiso participar de la ceremonia, tuvo que guardar reposo,
y por esta razón quedarse en Bogotá.

Después de su recuperación continuó con la labor misionera que le encomendaba la Iglesia, la de


evangelizar, así fue como creó la Casa Episcopal, lugar de residencia de los Obispos de la ciudad, y lugar
en donde se desarrollan las diferentes labores pastorales de la Iglesia católica en Barrancabermeja. Y fue
así también como creó la Catedral de la Inmaculada, reemplazando, de esta manera, el palacio de la
Prefectura, lugar que había servido de Diócesis hasta esa fecha.

Después de que Barrancabermeja se convirtiera en Diócesis, Monseñor continuó promoviendo


sacerdotes para servir en ella, entre estos sacerdotes, dos que hoy son obispos. Monseñor Nel Beltran
Santamaría, actual obispo de Sincelejo, y Monseñor José Figueroa Gómez, obispo de Granada (Meta).

Bernardo Henao Jaramillo era un hombre que infundía mucho respeto en la Iglesia, por esa razón asistió
a las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II, y ocupó cargos en la Conferencia Episcopal,
siendo vicepresidente en uno de los periodos.
Ya en 1984, a la edad de 81 años, Monseñor Bernardo Arango presentó renuncia a su cargo, siendo
reemplazado por Juan Francisco Sarasti. Murió en la ciudad de Bogotá, en el Colegio Máximo de la S.J,
en 1993, sin embargo, sus restos fueron traídos a Barrancabermeja, a petición del pueblo, hasta la
Catedral que él mismo construyó.

Fechas importantes
1903: Nace en Sonsón (Antioquia) un 21 de agosto.
1925: Ingresó a la Compañía de Jesús el 11 de febrero.
1938: Fue ordenado sacerdote el 6 de septiembre en Inglaterra.
1947: Nombrado Prefecto Apostólico de la Misión del Río Magdalena.
1950: La Prefectura pasó a ser Vicariato Apostólico y él fue nombrado Primer Vicario. Y el 11
de Junio lo ordenan Obispo.
1962: El 27 de Octubre, el Vicariato fue elevado a Diócesis de Barrancabermeja y se convirtió
en el primer Obispo de la Diócesis.
1984: Renuncia a su cargo y es reemplazado por Monseñor Juan Francisco Sagasti.
1993: Muere en la ciudad de Bogotá un 4 de febrero.

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