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Mayor
1) El Padre JOSÉ RAMÓN BUITRAGO DURAN. Nació en Santa Rosa de Cabal el 21 de febrero
de 1864; hizo sus estudios en el Seminario de Medellín y allí mismo fue ordenado sacerdote el 3 de
Septiembre de 1893. Fue nombrado Rector del Seminario el 29 de Enero de 1902; ejerció su cargo
durante un año: seis meses en Aranzazu y seis meses en Manizales. El 15 de Agosto de 1903 fue
nombrado Vicario General de la diócesis y el 11 de Marzo de 1926 el Papa Pío XI le concedió el
título de Monseñor como Prelado Doméstico. Murió el 25 de Febrero de 1931 en Santa Rosa de
Cabal. Fue siempre un sacerdote piadoso, discreto, amante del Clero, recto y transparente en
todos sus actos.
2) El Padre DARÍO MÁRQUEZ HENAO. Nació en Manizales el 6 de abril de 1877; hizo sus
estudios en el Seminario de Medellín, donde fue muy destacado y admirado alumno, por su vida
espiritual y sus dotes intelectuales; allí mismo recibió su ordenación sacerdotal el 22 de
Septiembre del año 1900. Fue Vice¬rector del Seminario desde su fundación en Aranzazu. Sólo
tres años después de ordenado sacerdote fue nombrado Rector, cargo que desempeñó desde el 20
de Agosto de 1903 hasta el 18 de Agosto de 1927: para un total de 24 años, tiempo en el cual
fueron ordenados más de setenta sacerdotes, en un promedio de tres por año, lo cual era bastante
bueno, aunque nunca suficiente para la época y para las dimensiones de la diócesis. En 1928 fue
nombrado párroco de la Parroquia de la Inmaculada en Manizales, cargo en el cual recibió el título
de Monseñor y en el cual falleció el 28 de Febrero de 1935. Fue un sacerdote de destacada
ilustración, de sólida ciencia religiosa y líder admirado entre los sacerdotes de su tiempo. Se le ha
llamado "el más grande formador del clero de Caldas".
5) Padre JOSÉ ANTONIO MARÍN LÓPEZ. Nació en Villamaría, municipio donde ahora está
ubicado el Seminario Mayor, el 22 de Febrero de 1888. Ingresó al Seminario en el año 1902 y fue
ordenado sacerdote el 11 de abril de 1920 por Monseñor Gregorio Nacianceno Hoyos, a la edad de
32 años, debido a que una grave enfermedad de su padre y dificultades económicas en su familia
lo obliga¬ron a suspender su formación para el sacerdocio por cerca de nueve años. Estando
ejerciendo el cargo de párroco en Calarcá recibió, el 9 de Febrero de 1934, por parte de Monseñor
Juan Manuel González Arbeláez, el nombramiento como Rector del Seminario. Estuvo al frente de
esta institución durante once años: desde 1934 hasta el 5 de Enero de 1944, cuando le fue
aceptada su renuncia por el ya entonces Obispo de la diócesis, Monseñor Luis Concha. Fue
nombrado párroco de Chinchiná donde permaneció hasta su muerte ocurrida el día 4 de
Septiembre de 1949. Fue un rector insigne, sobresaliente, altamente apreciado por quienes fueron
sus alumnos. En el homenaje que ellos le celebraron en el año 1945 con motivo de sus Bodas de
Plata de Sacerdocio, entre otras cosas, le escribieron estas palabras en un pergamino que le
ofrecieron: "Sesenta y un sacerdotes por usted formados, serán la joya más preciada de su corona
y el título más excelso de su inmortalidad".
6) Monseñor PEDRO JOSÉ RIVERA MEJÍA. Nació en Neira el 27 de Abril de 1906. Realizó
estudios en este Seminario donde fue ordenado Presbítero el 24 de Junio de 1929, por el segundo
Obispo de la diócesis Monseñor Tiberio de Jesús Salazar y Herrera. Desde el 5 de Enero de 1944,
por decreto de Monseñor Luis Concha, fue designado Rector del Seminario, cargo que desempeñó a
lo largo de seis años, hasta finales de 1949, cuando ya habían llegado a la Diócesis los primeros
sacerdotes sulpicianos para recibir la dirección del Seminario. Siendo párroco de Santa Rosa de
Cabal fue elegido Obispo el 25 de Junio de 1951. Fue primero Auxiliar de la diócesis de Santa Marta
durante cerca de dos años; y luego Obispo titular de Socorro y San Gil, desde 1953 hasta 1975.
Sus últimos años de vida los pasó retirado en Manizales su diócesis natal. Murió el 16 de Junio de
1987.
Era apenas justo hacer este recuerdo junto con una brevísima exaltación de las virtudes de esta
serie de seis esclarecidos rectores que a partir del segundo semestre del año 2004 son sucedidos
nuevamente por sacerdotes diocesanos, que tenemos el grave deber de no ser inferiores a la
medida de generosidad, responsabilidad, santidad y amor a la Iglesia que ellos marcaron.
Durante cincuenta y cuatro años y medio, los Sacerdotes de la Compañía de San Sulpicio dirigieron
con altura, competencia y eficacia comprobada este Seminario Mayor de Nuestra Señora del
Rosario. Fueron quince rectores que se fueron sucediendo ininterrumpidamente y que ofrecieron lo
mejor de sí mismos, de sus capacidades y habilidades para que éste fuera uno de los mejores
Seminarios del país. Cuando, por ejemplo, San Sulpicio decidió recibir el Seminario Mayor de
Bogotá, éste fue provisto con Sacerdotes que estaban o que estuvieron o que iban haciendo sus
primeras experiencias en este Seminario Mayor de Manizales, lo que significa que se trató siempre
de un Seminario grande, rico en valores humanos, cristianos y sacerdotales; un Seminario cantera
de formadores, que podía ofrecer y compartir con otros del tesoro su experiencia y de su
comprobada calidad.
Fueron ellos:
El Padre Emilio Goulet -hoy Arzobispo de la diócesis de San Bonifacio en el Canadá- (1971-
1976);
El Padre Luis Pablo Gauvreau (1977-1980);
El Padre Héctor Epalza Quintero -hoy Obispo titular de la diócesis de Buenaventura- (Enero de
2000 a Junio de 2004).
Por esta razón, al comienzo de esta nueva etapa en la historia de esta importante Institución
Eclesial, lo primero que debemos hacer todos los miembros de la comunidad: Rector, Directores y
alumnos es un reconocimiento agradecido a la muy querida Sociedad de los Sacerdotes de San
Sulpicio, por su obra abnegada y generosa entre nosotros. La inmensa mayoría de los actuales
sacerdotes de la Arquidiócesis fuimos formados por los Padres Sulpicianos con quienes debemos
estar eternamente agradecidos.
Rector
Alfredo Botero – Hervé Amel