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EL

EFECTO GRATITUD

JOHN F DEMARTINI


¿Qué es el Efecto Gratitud?

La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino la que engendra todas las demás.

Cicerón

Nací el día de Acción de Gracias. Según parece mi madre quería que fuera una persona agradecida.
Me destinó a que me implicara en lo que yo he denominado el Efecto Gratitud. Un día, cuando tenía unos
cuatro años, se sentó en mi cama, se inclinó sobre mí y me dijo: «Hijo, has de contar siempre tus
bendiciones, porque los que lo hacen y están agradecidos por su vida, reciben más oportunidades para
estarlo». Nunca he olvidado sus inspiradoras palabras. Esos fragmentos de sabiduría han regido mi vida
desde entonces. Fueron también esas palabras las que me iniciaron en el Efecto Gratitud.

Me sentiré agradecido cuando haya motivo para estarlo

Contamos detenidamente nuestras desgracias y aceptamos nuestras bendiciones sin reparar en


ellas.

Proverbio chino
Cualquier momento de nuestra vida que no seamos capaces de recordar con gratitud es porque no lo
hemos examinado detenidamente. De haberlo hecho, habríamos reconocido la grandeza del orden oculto
que algunos filósofos y teólogos denominan la obra secreta del plan divino. De hecho, sólo existe el amor,
ese orden superior o equilibrio sincrónico y mantenido, a menudo oculto, pero presente en toda la
naturaleza, no sólo en nuestra limitada realidad sensorial. Como Albert Einstein hubiera dicho: «Tras todo
trabajo científico de primer orden, inevitablemente existe una convicción de la racionalidad o
inteligibilidad del mundo, semejante al sentimiento religioso. Esta firme creencia, enraizada en un
sentimiento profundo, en una mente superior que se revela en el mundo de la experiencia, representa mi
idea de Dios».

He tenido la bendición de viajar ampliamente durante muchos años y en mis viajes he preguntado a
personas de todo el mundo: «¿Qué harías si sólo te quedaran veinticuatro horas de vida?» Y todas me han
respondido: «Si sólo me quedaran veinticuatro horas diría “Gracias” y “Te amo” a aquellas personas que
más me han aportado en la vida». También preguntaba: «¿Cómo te gustaría que te amaran y valoraran?»
Y todas me contestaron, independientemente de su raza, credo, edad, género o fe, que querían ser
amadas y valoradas por lo que realmente eran, por su verdadero ser.

¿Qué hay que no merezca ser amado y valorado? Yo he tenido la gran suerte de que he sido guiado
desde que nací hacia la misión de honrar este gran orden divino con humilde gratitud. Ésta es una de las
razones por las que escribo sobre el Efecto Gratitud.

Si los seres humanos querían ser amados y valorados por lo que realmente son, el amor y el aprecio
debían ser la esencia de nuestra existencia humana. Así que me propuse descubrir qué era ese estado de
gratitud. La gratitud surge cuando lo que deseamos y esperamos coincide con lo que tenemos o cuando
nuestra propia voluntad o intención humana coincide con lo que los teólogos han denominado la voluntad
divina o el orden oculto. Cuando sentimos humildad y agradecimiento por la divinidad, recibimos
seguridad y gratitud por la humanidad. Pero cuando nuestras percepciones y emociones no están
equilibradas y no reconocemos el bello equilibrio del orden divino, nuestra voluntad choca con la voluntad
divina y sentimos desprecio por lo que tenemos.

Muchas personas suponen que la verdadera gratitud surge cuando perciben que sus valores
individuales reciben apoyo y pueden contar sus bendiciones de una manera sencilla y superficial. Estas
mismas personas también suponen que la ingratitud surge cuando alguien desafía sus valores, cuando
pueden contar sus desgracias. Pero esto no es más que una imagen parcial, pues la gratitud profunda y
verdadera, la que hace brotar lágrimas de inspiración surge sólo cuando realmente despertamos al orden
oculto y al perfecto equilibrio que hay en nuestras vidas y en todo el universo, cuando nos damos cuenta
de que el apoyo y el reto y todos los opuestos complementarios tienen lugar al mismo tiempo. Éste es el
momento en que la verdadera gratitud surge espontáneamente dentro de nuestros corazones y cuando
accedemos a la más poderosa fuente de amor que da lugar al Efecto Gratitud.

Falta algo en mi vida. ¿Cómo puede ayudarme a encontrarlo la gratitud?

Sé agradecido. Cultiva una «actitud de gratitud», el agradecimiento depende mucho más de la


actitud (fue de las circunstancias. Cuando sientes la falta de lo que no tienes, ¡da gracias a Dios por lo que
tienes!

Jim Stephens

Observando mi propia vida y la de las personas con las que he tenido la oportunidad de trabajar, me
he dado cuenta de que todos buscamos algo. Todos tenemos el deseo de expandir nuestra conciencia y
potencial. Pero debido a que lo que percibimos a través de nuestros sentidos es limitado, sólo podemos
ver, oír, oler, saborear y sentir una parte infinitesimal de lo que realmente está a nuestro alcance en
nuestra existencia infinita. En otras palabras, experimentamos una realidad finita de la realidad infinita.
Por consiguiente, está la realidad infinita de la divinidad que permanece oculta y la «finitud» real de la
humanidad que es la que se revela. De modo que debido a nuestros interminables deseos nuestro viaje
por la vida nunca acaba de completarse, es decir, tal como yo lo califico está «inacabado».

Observamos el universo a través de telescopios y microscopios, pero su capacidad de aumento no


sobrepasa cierto nivel. De modo que la inmensidad y la infinitesimalidad de los planos superiores o
inferiores escapan a nuestro alcance. El universo es infinito, pero debido a nuestra conciencia limitada,
sólo podemos percibir este diminuto campo al que llamamos realidad. Lo que está más allá siempre es un
misterio. Lo que está dentro del mismo ya es historia. ¿Por qué historia? Porque bastan unos milisegundos
para sentir algo y registrarlo en nuestra conciencia y al momento pasa a formar parte del pasado.

Tenemos un misterio y una historia entre manos: una aproximación de lo infinito y la realización de
lo finito. Pero como siempre tenemos algo que no está al alcance de nuestra conciencia sensorial
inmediata sentimos este impulso por lo desconocido. Yo lo denomino el vacío que engendra el deseo de
investigar y expandirse. Nunca he visto a nadie que se levante por la mañana y diga: «No quiero ser tan
espiritual o quiero ser menos inteligente o sentirme fracasado en mi carrera. Quiero tener menos dinero
que ayer y reducir el número de miembros de mi familia. Quiero tener menos amigos y menos vitalidad».
Puede que haya momentos en los que se nos pone a prueba y que pensemos eso, pero, en general, son
transitorios.

Los momentos emocionales de desequilibrio y limitación siempre son transitorios. Pero el amor
verdadero y equilibrado es eterno y está cargado de fuerza. Es esta amorosa esencia expansiva la que
despierta nuestra conciencia y potencial para lo infinito. De hecho, todos sentimos el impulso eterno de
crecer en todas las áreas men-donadas, incluyendo nuestro cuerpo mortal. Pero también estamos
conectados con nuestro verdadero ser o alma inmortal, gracias al amor. Tenemos un anhelo, un impulso,
una visión y el mensaje interior de expandirnos hacia lo infinito. Ralph Waldo Emerson, en su ensayo
Círculos dice: «Nuestra alma nos conduce a círculos cada vez mayores, pero la mente nos atrapa con su
sistema de creencias, hasta que en nuestra conciencia aparece la idea expandida de una mente más
universal, y la frontera de nuestra mente amplía sus límites, y así sucesivamente, ad infinitum».

Nuestra mente es impulsada a explorar la infinitud de la divinidad en todos los aspectos de nuestra
vida, para expandir nuestra conciencia y despertar nuestra esencia. Debido al vacío que engendra el
deseo de investigar y expandirnos, sentimos el deseo de la búsqueda o al menos el de recordar lo que
sabemos de manera innata. Nuestros vacíos determinan lo que serán nuestros valores y lo que percibimos
como una carencia se convierte en lo más importante. Por ejemplo, si percibimos que nos falta una
relación sentimental, la buscamos. Si percibimos que tenemos menos dinero de lo que nos gustaría,
intentamos conseguir más. Si percibimos que nos falta conocimiento, lo buscamos. Aquello que más nos
parece faltarnos es lo que nos conduce a buscar lo que nos parece importante. Lo importamos para poder
subir el siguiente peldaño de la gran escalera de la conciencia. Nos estamos expandiendo constantemente
y nuestros vacíos en el infinito son los que rigen nuestros valores en lo finito, la propia palabra fulfillment
(«plenitud») significa «llenar la mente hasta rebosar». Henry James dijo: «Nada que provenga de los
sentidos satisfará al alma». Las únicas cosas que satisfacen al alma son la gratitud y el amor que siente el
corazón. Nuestros anhelos son los que guían nuestros valores y éstos dictan nuestro destino; a su vez,
nuestros destinos cambian cuando cambian nuestros valores; nuestro destino no es más que un destino en
el espacio y el tiempo a lo largo de nuestro viaje y nuestro viaje es la suma de nuestros destinos.

¿Puedes ver lo sagrado en las cosas que te parecen normales, como una calle asfaltada o una
lavadora? Si te concentras en hállenlo «bueno» de cada situación, descubrirás que la vida de pronto se
llena de gratitud, un sentimiento que nutre el alma.

Rabino Harold Kushner

Todos tenemos una escala de valores única, y lo que para mí puede ser más importante, para ti
puede ser irrelevante, por lo tanto vemos el mundo de maneras distintas. Imagina un matrimonio que está
paseando por un centro comercial. Para ella lo más importante son sus hijos, su ropa, salud, educación,
etc.; para él, su negocio. Mientras están en el centro comercial, ella se fijará en cosas que tengan relación
con los hijos y apenas prestará atención a lo que tenga que ver con el negocio de su marido. Ella tendrá
un «trastorno por exceso de atención» en la sección de niños y «trastorno por déficit de atención» en la
sección relacionada con el negocio de su marido. A su vez, él no se fijará en las cosas de la sección de
niños y lo hará en la que le interesa. Tendrá «trastorno por exceso de atención» cuando vea cosas que
tienen relación con su empresa y «trastorno por déficit de atención» con los objetos de la sección infantil.
La consecuencia será que, cuando él esté comprando, ella estará enfocada en otra cosa, y cuando compre
ella, él se aburrirá como una ostra. Para salvar esta situación, Dios ha enviado a Starbucks a la Tierra, a
los centros comerciales, para que las parejas puedan pasar el rato y apreciarse mutuamente.

Ésta es la paradoja. Lo que ocupa el lugar inferior en nuestra escala de valores suele ser nuestra
parte más repudiada. Y aquello que repudiamos es lo que atraemos continuamente a nuestra vida a través
de los demás, hasta que aprendemos a amarlo y a aceptarlo. Cuando algo apoya nuestros valores, nos
abrimos a ello y lo dejamos entrar. Pero cuando es al revés, lo apartamos. De modo que lo que él está
apartando, ella lo está aceptando y a la inversa. No es más que un juego. A él se le despierta la atención y
ve oportunidades en todo lo que puede serle útil para su negocio. Al igual que hacen los investigadores
cuando están investigando algo, aceptan toda la información que apoya sus valores o creencias, pero
tienden a cerrarse a las cosas que los ponen en peligro.

¿Es una trampa la evaluación?

El que es diferente de mí no me empobrece, sino que me enriquece.

Nuestra unidad se basa en algo superior a nosotros mismos,

en el Hombre...
Pues ningún hombre quiere escuchar su propio eco o verse reflejado en un cristal.

Antoinf. de Saint-Exupery

Mientras proyectamos nuestros valores en nuestro mundo inmediato y en el universo, evaluamos


todas las cosas y, en el proceso, polarizamos lo impolarizable y humanizamos lo divino infinito.
Proyectamos nuestros valores y damos por hecho que todos ven el mundo a través de nuestros ojos. De
igual modo, intentamos evitar la mitad de la ecuación, es decir, todo aquello que desafíe nuestros valores.
Cuando nos encontramos con alguien que los apoya, lo ponemos en un pedestal, y cuando sucede lo
contrario, lo enterramos en un hoyo. Con esto nos condenamos a vivir con favoritismos y admiración o con
resentimiento y desdén.

Pero cuando ponemos a una persona en un pedestal, ocupa nuestro tiempo y espacio en nuestra
mente. Si alguna vez te has encaprichado de alguien, observarás que te cuesta dejar de pensar en esa
persona. Esta percepción desequilibrada crea un vínculo esclavizante con el objeto que te gusta. Sólo
vemos lo positivo, nos sentimos atraído hacia ello y gobierna nuestra vida. Al mismo tiempo, si vemos algo
que realmente nos plantea un reto, lo etiquetamos como «malo» y procuramos evitarlo. Pero el hecho es
que aquello que no nos gusta también ocupa espacio y tiempo en nuestra mente.

La verdad del asunto es que siempre que evaluamos algo nos envuelve la ilusión de otra cosa que
está por encima o por debajo de nosotros. Si nos hemos encaprichado de alguien, anhelamos sacrificarnos
por esa persona. Damos prioridad a sus valores antes que a los nuestros. Queremos cambiar para
parecemos más a ella. Es justo en ese momento cuando dejamos de sentirnos agradecidos por quiénes
somos. Las personas a las que ponemos en un pedestal nos conducen a la ingratitud por nuestra propia
existencia. Puesto que percibimos que tienen algo que a nosotros nos falta, repudiamos ciertos aspectos
nuestros. Creedme, no tienen nada que a nosotros nos falte. Sólo lo tienen de una forma diferente.
Cuando nos menospreciamos y queremos cambiar para ser como la otra persona, estamos viviendo la vida
de otro. Estaremos llenando nuestra vida de «debería», «debo», «he de», «voy a», «se supone que», y de
todas las variedades de tiempos imperativos vinculados a la forma de actuar de otro.

Del mismo modo que, si otra persona pone nuestros valores en entredicho, fanfarroneamos, la
apartamos y le guardamos rencor. También vamos por ahí con todos esos imperativos y
condicionamientos, sintiéndonos orgullosos de los mismos. Imponemos nuestros convencimientos a otros
y queremos que sean como nosotros. En ese momento dejamos de sentir agradecimiento por esas
personas. Cada vez que menospreciamos a los demás, introducimos automáticamente la ingratitud en
nuestra vida. Queremos ser como otra persona o que los demás sean como nosotros, pero ¿cuántas
personas quieren ser amadas y apreciadas por lo que son?

No temas los errores: tío existen.

Miles Davis

Cuando queremos a las personas tal como son, se convierten en nuestros seres queridos. Sin
embargo, mientras mantengamos una visión distorsionada, gastaremos una tremenda cantidad de energía
construyendo pedestales o cavando hoyos. Lo curioso es que estamos totalmente seguros de que tenemos
razón. En estos casos es cuando la voluntad humana desafía a la divina. Todo este proceso de evaluación
surgió de la suposición de que nos faltaba algo. Mientras sigamos identificándonos con nuestro ser
sensorial mortal y finito, sentiremos este vacío y tendremos esa misma escala de valores. Cuando estamos
en un estado de ingratitud nos juzgamos a nosotros mismos y a los demás. Pero si nos rendimos al
potencial infinito que reside en nuestro interior, nos damos cuenta de que no nos falta nada. Sólo se
encuentra en una forma que todavía hemos de reconocer. Cuando lo hacemos, vemos que ese vacío era
ilusorio y que ya tenemos el valor que estamos buscando con todo su potencial.

No hay nada que juzgar, ni evaluar. Nuestra mente encuentra un equilibrio perfecto. Vemos que todo
está en orden, dejamos nuestra evaluación y entramos en el mundo del SOUL [alma], el Spirit Of
Unconditional Love (Espíritu del Amor Incondicional]. En ese estado no se juzga, sólo existe el
reconocimiento de la grandeza divina que hay en otros, a la vez que no negamos la divinidad que hay en
nosotros. En ese momento, experimentamos una plétora de amor y gratitud incondicionales y somos
capaces de ver lo que es, en vez de proyectar lo que no es, y podemos honrar la presencia del orden
divino que antes estaba oculto para nosotros.

¿Cuál es mi propósito en la vida y cómo vivo una vida con propósito?

La prueba para descubrir si tu misión en la Tierra ha concluido es sencilla: si estás vivo, no ha


terminado.

Richard Bach
Cuando tenía diecisiete años y vivía en una tienda de camping en 1 la-wái y surfeaba prácticamente
cada día, casi me muero por un envenenamiento con estricnina. Esta crisis inesperada se convirtió en una
gran bendición porque tuve la oportunidad de conocer a un sabio llamado Paul C. Bragg que me ayudó a
despertar a la inspiradora misión de mi vida. Esta misión o sueño era convertirme en un gran maestro,
sanador y filósofo. Quería viajar por el mundo y dedicar mi vida al estudio de la relación de las leyes
universales con el cuerpo, la mente y el espíritu, especialmente en lo que respecta a la sanación. Quería
visitar todos los países del mundo y compartir mis descubrimientos con los demás. Quería ayudar a las
personas a vivir con la mayor inspiración y grandeza posible. Eso es lo que me propuse a esa edad y llevo
treinta y cuatro años trabajando en ello. Todavía sigo con esa misión y pienso hacerlo mientras mi cuerpo
físico siga con vida. Tengo la bendición de haber podido compartir este mensaje con mil quinientos
millones de personas. He llegado a la convicción de que sólo existe el amor divino y que el resto es
ilusorio. Ahora siempre pregunto: «¿Dónde no hay amor y dónde no está Dios?» Todo lo que no podemos
describir como una expresión de la divinidad y del amor es porque todavía no lo hemos llegado a conocer.
Nos guía a través de sistemas de feedback para hacer que nuestras percepciones vuelvan a equilibrarse y
podamos reconocer el orden divino en las mismas.

Cuando tenía dieciocho años, tuve la gran suerte de leer el Discurso de metafísica del filósofo
alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. En él describía con suma belleza lo que denominaba perfección,
belleza, amor y grandeza divinas. Afirmaba que pocas personas llegan a conocer esa perfección divina,
pero que las que lo consiguen cambian sus vidas para siempre. Creo que las personas que están llamadas
a profundizar, a trascender sus evaluaciones iniciales y que tienen la humildad de escuchar a su voz y
tener en cuenta su visión interior, son las que pueden experimentar su naturaleza divina, el verdadero
espíritu amoroso que vibra dentro de cada uno de nosotros.

La tragedia de esta vida no es que termine tan pronto, sino que tardemos tatito en empezara vivirla.

W. M. Lewis

Desde los dieciocho años he querido ser una de esas personas de las que hablaba Leibniz. Quería
saber cómo despertar y tener una conciencia superior de ese amor y grandeza divinos. Los que no los
reconocen viven juzgando y echando cosas en falta. Debido a nuestra falta de gratitud nuestro cuerpo
responde con reacciones a las que denominamos estrés. Al final nuestros cuerpos se desintegran y sus
átomos los utilizan los que descubren esta gran verdad. Nuestros síntomas físicos no son más que un
sistema defeedback que tiene nuestro cuerpo para que nuestra conciencia despierte a la verdad de la
perfección divina y al amor omnipresente. Cuando hemos despertado y sabemos descifrar los signos,
regresamos a la verdad de nuestro corazón. La verdad no hace que evaluemos, sino que amemos y en ese
proceso podemos encarnar el amor en forma de luz.

Cuando tenemos una tendencia positiva o negativa, cuando tenemos un encaprichamiento o


sentimos resentimiento, pesan emociones sobre nosotros que nos hunden. Pero cuando esas tendencias se
equilibran, en un momento de iluminación divina integramos esas partes que habían roto nuestra
armonía. Esta radiación iluminadora se expande en círculos o esferas concéntricos cada vez mayores, a
medida que nuestra alma nos induce a un destino de mayor sabiduría y apertura. Si dominamos el arte de
vivir el maravilloso presente contemplando el equilibrio de la vida, despertamos nuestro conmovedor
principio divino que nos guía hacia la grandeza, despertamos el Efecto Gratitud.

El efecto onda expansiva

Si Dios es omnipotente y omnisciente, toda acción y reacción humana, toda aspiración y sentimiento
forma parte de esa divinidad.

Albert Einstein

Cuando ignoramos el principio de la gratitud y no contemplamos las cosas con profundidad,


enseguida lo juzgamos y calificamos todo. Pero al cabo de una semana, un mes, un año o cinco años, nos
damos cuenta de que lo que habíamos juzgado no era más que una ilusión descompensada.

Durante treinta y cuatro años he anotado diariamente las cosas por las que estaba agradecido. No
he dejado de hacerlo ni un solo día. Lo que quiero decir es que, si nos detenemos a observar, hay muchas
cosas a lo largo del día por las que podemos sentirnos agradecidos. Pero si sólo nos fijamos en lo que está
a nuestro favor y no agradecemos las cosas que nos plantean retos, perdemos la equilibrada grandeza de
todo lo que nos rodea. No podemos gozar de una verdadera plenitud, tenemos «media-plenitud»,
quedarnos sólo con la mitad de la ecuación es como quedarnos con un polo de un imán en vez de buscar el
magnetismo que nos ofrecen las oportunidades que se nos presentan en la vida. Si aceptamos ambos
aspectos, el apoyo y el reto, conseguimos disfrutar de nuestra verdadera integridad. Durante treinta y
cuatro años he procurado reconocer con agradecimiento lo que es. Ésa es la fuente del Efecto Gratitud.
Nuestro mundo cobra sentido por el valor de nuestras preguntas y por la profundidad de nuestras
respuestas.

Carl Sacan

Si no vemos el orden a simple vista, tenemos la responsabilidad de seguir buscando. Cuando nos
entregamos a la divinidad y en los momentos de gratitud, podemos ver la grandeza divina, somos
catapultados a un nuevo nivel cuántico por la fuerza del Efecto Gratitud. Nuestra voluntad nos transforma
para ser receptivos a la inteligencia y el orden divinos. Creo que nuestra realización personal, es decir, la
liberación de las ataduras de la percepción errónea se produce en el momento en que reconocemos
humildemente el orden divino y las leyes universales que nos guían. En ese instante de gratitud,
reconocemos nuestra propia grandeza en lugar de fijarnos en nuestra condición de mortales.

Llevo treinta y cuatro años de mi vida intentando desarrollar una ciencia reproducible para que las
personas puedan reconocerse a sí mismas en todos los seres humanos. Hace mucho me di cuenta de que
cualquier cosa que otra persona dijera de mí era cierta. Yo lo contengo todo. Soy agradable y mezquino;
bueno y cruel; doy, pero también tomo. No puedo negar esos otros aspectos y fingir que pertenecen a
otros, pero cuando soy sincero, soy consciente de que encierro todas las cualidades. Siempre había
pensado que quería desprenderme de la mitad de ellos. Luego me di cuenta de que era absurdo. Seguían
aflorando en mi vida una y otra vez. Al final, acabé aceptándolos. Y cuando lo hice, aprendí a usarlos con
sabiduría. Lo que quiero decir es que no es necesario que te deshagas de ninguno de tus aspectos para
quererte. Eres grande tal como eres. Todos somos fruto de la admiración. Si hubiera algo en ti que no
sirviera para algún fin, habría desaparecido. Pero ahí está. Y si no ves de qué modo te ayuda, tu deber es
seguir buscando. Que nunca abandonemos esta búsqueda; pues con este descubrimiento viene el Efecto
Gratitud.

Cuando estaba en primer curso de la escuela primaria, me dijeron que nunca aprendería a leer,
escribir o a comunicarme; Que nunca conseguiría nada, ni llegaría demasiado lejos en mi vida. Me lo creí.
Durante diez años, desde los siete hasta los diecisiete, estuve convencido de eso. A esa edad conocí a Paul
C. Bragg que creyó que yo era un genio y que podía aplicar mi propia sabiduría. Esa afirmación pudo más
que mis dudas. Su claridad transformó el concepto que tenía de mí mismo y mi destino. Desde que conocí
a ese sabio, he soñado con hacer lo mismo por los demás en todo el mundo. Estaba convencido de que
podía transformar sus vidas porque vi cómo esa creencia me transformó a mí.

Creo que es muy conveniente dedicar un momento cada día, antes de entrar en el reino de los
sueños, a dar las gracias por todo lo que has experimentado a lo largo del día. También es aconsejable
empezar el día con gratitud al despertar del mundo de los sueños y adentrarte en la aventura del soñar
despierto. Todo es un mundo de sueños y la gratitud es la esencia. La gratitud tiene un efecto de onda
expansiva en todas las áreas de nuestra existencia, nuestro verdadero poder se despierta a través de la
gratitud y su efecto se llama amor. Cuando no estamos agradecidos, nos encerramos en nosotros mismos
debido al miedo y al sentido de culpa, pero cuando estamos llenos de gratitud, suceden cosas que algunos
llaman milagros. En los capítulos siguientes me gustaría compartir contigo cómo puede influir la gratitud
en tu mente, en tu profesión y en tu economía. También me gustaría demostrarte lo que puede hacer por
tu familia, tus relaciones sociales y tu bienestar físico el Efecto Gratitud. Así que ponte el cinturón de
seguridad y empecemos el viaje.

Si la única oración que has dicho en tu vida ha sido «Gracias», es suficiente.

Maestro Eckhart

La gratitud y tu búsqueda espiritual

Dios es una metáfora para un misterio que trasciende todas las categorías del pensamiento humano,
incluido el ser y el no-ser.

Josf.ph Campbell

¿Cómo puedo sentirme agradecido cuando Dios me ha abandonado?

Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna.

Aristóteles

Me encantaría iniciar nuestra conversación sobre la espiritualidad con una historia sobre una
encantadora dama a la que llamo Linda y que conocí en uno de mis seminarios. Linda tenía un hijo al que
de adolescente le encantaban las minimotos y las carreras de motos. Tenía una dedicación completa a este
deporte, pero Linda estaba preocupada porque era bastante peligroso. Sin embargo, por otra parte se
sentía orgullosa de las hazañas de su hijo. Era realmente bueno en ese deporte, aprendió a hacer piruetas
sorprendentes sobre las minimotos, se convirtió en uno de los grandes aspirantes, ganó las competiciones
más importantes, hasta que un día tuvo un grave accidente. No murió, pero había muchas probabilidades
de que quedara parcialmente paralítico durante el resto de su vida.

Antes del accidente, Linda solía rezar para que su hijo destacara en su deporte y que no le pasara
nada. Tenía unas expectativas o fantasías exageradas respecto a lo que se suponía que su hijo iba a
conseguir y sobre lo que Dios debía hacer para protegerle. Le pedía a Dios (o a su concepto y proyección
del mismo en aquellos tiempos) a la vez que le decía lo que tenía que hacer.

Cuando su hijo sufrió el accidente, se quedó desolada. Se enfureció, se amargó y culpó a Dios del
accidente. Estaba indignada de que hubiera permitido que sucediera eso. Pasó de su gran expectativa
fantasiosa a una depresión profunda. Vivió varios años con esa depresión. Transcurrió bastante tiempo
hasta que su hijo y ella vinieron a uno de mis seminarios denominado La Experiencia Descubrimiento®.
En el seminario tuve la oportunidad de cambiar por completo su percepción del accidente y hacer que
experimentara el Efecto Gratitud. Así es cómo lo hice.

Cuando su hijo estaba probando distintos tratamientos para sus lesiones, fue a un quiropráctico con
el que experimentó una gran mejoría y recobró algunas de sus funciones. A raíz de ello decidió hacerse
quiropráctico. Se puso a estudiar y acabó graduándose en quiropraxia. Con el tiempo se convirtió en un
gran profesional. Volvió a ser una persona capaz de conseguir grandes logros, ayudó a muchos pacientes y
se hizo rico. Prácticamente se recuperó de todas sus lesiones, y se especializó en el tratamiento de
personas que habían sufrido accidentes con minimotos. Y, además, acabó abriendo su propia empresa de
motos de esta especialidad. De no haber sido por su accidente no habría sido médico quiropráctico, ni
habría encontrado este nuevo camino, ni se habría convertido en un sanador de gran corazón, ni habría
tenido suficiente dinero para montar una empresa de motos. Cuando Linda se dio cuenta de eso dijo:
«¡Oh, Dios mío, esto ha resultado ser una gran bendición!» De este modo, su ansiedad por que su hijo
pudiera tener otro accidente se transformó. Se dio cuenta de que sus lesiones le condujeron al
descubrimiento de su poder de sanación, que a su vez le condujo a mayores logros en la vida y a una
versión mejorada de su sueño de ser corredor de motos.

Al principio Linda estaba amargada y enojada con Dios y no podía ver el orden divino que obraba en
esa situación, pero las semillas de las bendiciones siempre estuvieron presentes. De modo que cerró el
círculo cuando se dio cuenta del diseño superior que había hecho realidad sus dos sueños. Cuando cambió
su visión sobre la experiencia de su hijo, sus ojos se inundaron con lágrimas de gratitud y dijo: «Ahora veo
las bendiciones. Estoy muy agradecida y doy gracias a Dios por permitir que sucediera todo esto. Me doy
cuenta de que había un orden oculto y no sé si hubiera querido pasar el resto de mi vida preocupándome
de si se iba a partir el cuello. He conseguido mis dos deseos y mis plegarias han sido escuchadas». Al
principio, después del accidente estaba enfadada con Dios, pensaba que había cometido un error, cuando
de hecho todo seguía un orden divino perfecto desde el principio. ¿Dónde no está el orden divino? ¿Dónde
no está el amor?

Hay personas que se quejan al saber que las rosas tienen espinas, yo doy las gracias al saber que las
espinas tienen rosas.

Alphonsk Karr

No importa lo que te suceda en la vida, asegúrate de que cuentas tus bendiciones porque toda crisis
siempre encierra una bendición oculta si te detienes a observarla. Cuando no puedes ver la bendición, es
porque así lo has elegido. Yo creo que jamás hay una crisis sin una bendición, ni una pérdida sin una
ganancia, nunca se cierra una ventana sin que se abra otra, y nunca ocurre una tragedia sin que luego
venga algo con lo que nos podamos reír, algún tipo de comedia. Buscar la bendición y estar agradecido
desde el principio es de sabios. En lugar de adquirir la sabiduría que nos da el cumplir años, os animo a
todos a que os abráis a la sabiduría eterna sin someteros al proceso de envejecimiento. El Efecto Gratitud
es tener la sabiduría de ver el orden oculto en el caos aparente de los acontecimientos de la vida y dar las
gracias cuando están sucediendo.

Cuando las personas se enfadan con Dios porque éste no responde a sus peticiones, están
proyectando en él sus propias fantasías y expectativas humanas. Aunque sólo lo concibamos como «Él», es
una idea que vale la pena tener en cuenta. Y si Dios no cumple con las expectativas de las personas y no
hace todo lo que éstas le piden, se enfadan. Creo que esto es estupidez, no sabiduría. La sabiduría es ver
la grandeza oculta y saber desde el principio que no hay nada que no esté en orden. La verdadera gratitud
es dar las gracias por el orden, por lo que es, tal como es. ¿Y por qué esperar? Búscalo, siempre está
presente. La sabiduría es el reconocimiento instantáneo de que una crisis es una bendición.

¿Existe un orden o plan superior?


Cuando el corazón logre la paz, se dirigirá hacia las cimas y las profundidades del conocimiento, y el
intelecto, una vez aquietado, escuchará cosas bellas de Dios.

Hesiquio, Mártir

Desde el comienzo de los tiempos los seres humanos han querido comprender el mundo que los
rodeaba. Las creencias mitológicas primitivas fueron los primeros intentos de satisfacer la curiosidad
humana y de dar sentido a lo que rodeaba a los hombres y mujeres. Posteriormente, la mitología dio pie a
la religión y a la ciencia. Al final las personas llegaron a reconocer el orden natural inherente de todas las
cosas. El asombro reverencial por este orden latente universal e inteligente fue el que en el pasado
proporcionó a las grandes mentes la fuerza y la convicción para explorar lo desconocido, hacer sus
grandes descubrimientos y perseverar en su búsqueda a pesar de los innumerables obstáculos y retos a
los que tuvieron que enfrentarse.

Como ya he dicho antes, cuando tenía dieciocho años, el Discurso de metafísica de G. W. Leibniz me
impresionó notablemente. En su inspirador texto, el gran matemático, teólogo y científico, hablaba de lo
que denominó la perfección divina y el orden subyacente en todas las cosas. Cuando leí sus palabras, se
me abrió el corazón y me sentí inspirado. Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas agradeciendo
este despertar. A partir de ese momento empecé a buscar formas de desvelar este orden oculto. Al
principio me parecía que había habido muy pocas personas que hubieran despertado al mismo. Cuanto
más investigaba el universo, más consciente era de este orden. Es inherente, aunque con frecuencia está
latente, en nuestra mente y corazón.

Muchas veces el método científico se queda corto al explicar los fenómenos complejos. En los casos
donde existe un gran número de posibilidades, las leyes invisibles del universo son casi inaccesibles. Sin
embargo, en medio del caos aparente, existe un orden oculto que suele escaparse a la percepción
humana. Cuando las mentes indagadoras ven este orden oculto, se fortalecen en su convicción de que hay
una inteligencia divina organizada qye gobierna el mundo.

En los últimos veinte años he ayudado a miles de personas a descubrir ese orden oculto en sus vidas.
Cuando son conscientes de esta hermosa perfección, experimentan la revelación y la humildad. Es como si
entraran en comunión con una inteligencia oculta que para ellas es el origen de este orden. Cualquiera
que haya tenido la intensa experiencia de descubrir este orden oculto siente un profundo respeto por el
Gran Diseño Organizado. Gracias a este poderoso entendimiento todas las personas pueden liberarse de
las cadenas de sus fantasías personales y deseos irrealistas, y adoptar la actitud humilde que nos permite
ser conscientes de la grandeza de la razón subyacente que mueve nuestra existencia. Esta actitud es la
esencia de la verdadera religiosidad; una valoración profunda de una inteligencia asombrosa e
inspiradora. Todas las personas a las que les debemos los mayores descubrimientos de la ciencia
compartían la convicción religiosa de que este universo es perfecto en su orden divino y que está abierto
al conocimiento y a la sabiduría. Saben que todo es amor. Este amor es la esencia del Efecto Gratitud.

Mi caja es mejor que la tuya

Discutir sobre la existencia de Dios es como si unas pulgas discutieran sobre la existencia del perro;
discutir sobre el nombre correcto de Dios es como si unas pulgas discutieran sobre el nombre del perro, y
discutir sobre qué noción de Dios es la correcta es como si unas pulgas discutieran sobre quién es la
dueña del perro.

Robert Fulc.hum

Hablemos de cajas. ¿Te estarás preguntando qué tienen que ver con la espiritualidad? Bueno,
muchos utilizamos nuestras cajitas para almacenar ideas y, por desgracia, también nuestros estereotipos
sobre la espiritualidad. Voy a contarte una historia.

En uno de mis seminarios se me acercó una mujer que me dijo: «Mi esposo no es espiritual».

—¿Qué quieres decir con eso? —le pregunté.

—Bueno, pues que no cree en Dios. No ve necesario ir a la iglesia. —¿Crees que tu marido es ateo?
¿Qué está negando a Dios? —Sí.

—Muy bien. Te voy a hacer una pregunta. ¿Qué significa exactamente para ti la espiritualidad? ¿En
qué crees que consiste?

—Pues en creer en Dios. ¡Tienes que creer!


—¿Tienes que creer? «Tienes que» suele implicar algo exterior que te dice lo que has de hacer. ¿De
dónde has sacado esa idea?

—Bueno, creo que me la han enseñado.

Empezamos a revisar su vida y se dio cuenta de que se había subordinado al sistema de autoridad de
su religión y a sus creencias. Esto no es ni bueno ni malo; simplemente es que no dedicó un tiempo a
preguntarse si esa creencia tenía algún significado para ella. Lo único que hacía era repetir como un loro
algo que le habían dicho. No se paró a reflexionar sobre lo que significaba para ella la palabra «Dios».
Entonces le pregunté:

—Aunque tu marido diga ser ateo, ¿qué hace que sea espiritual?

—Nada. No hace nada espiritual.

—¿No crees que puede que estés limitando tu creencia sobre la espiritualidad?, ¿que estés limitando
tus conceptos sobre la espiritualidad a los actos de rezar o ir a la iglesia? ¿Y qué me dices de antes de que
hubiera una Iglesia de tu fe y de que las personas conocieran esos rituales? ¿Cuáles podrían ser otras vías
alternativas y posiblemente más amplias de expresar la espiritualidad? ¿Va a trabajar? ¿Se gana la vida?

—Sí.

—¿Mantiene económicamente a la familia? ¿Es eso un servicio de amor que podría considerarse
espiritual?

—Pues, sí.

—Entonces, ¿es posible que él esté realizando sus propias acciones u objetivos que podrían
considerarse espirituales?

—Creo que se podría considerar así.

—¿Hace algún servicio al mundo?

—Sí.

—¿Ayuda a muchas personas?

—¡Oh, a millones!

—De modo que está ofreciendo un servicio a millones de personas... ¿Y eso no te parece una
contribución espiritual?

—Bueno... Creo que... Dicho de este modo, sí lo es.

—¿Le gusta su trabajo?

—Sí, está muy volcado en su profesión.

—¿Y no te parece que su dedicación y entusiasmo por lo que hace es un servicio espiritual? ¿Piensas
que una persona a la que no le gusta lo que hace pero que va a la iglesia es más espiritual que alguien a
quien le gusta su trabajo y ayuda a millones de personas con el mismo? ¿Es esto más o menos espiritual?

—Bueno, no me lo había planteado de ese modo. Creo que es igual de espiritual.

—¿Ama a su familia? ¿Le importan los niños?

—Sí.

—¿Es eso espiritual?

—Creo que sí.

—¿Los mantiene y les procura todo lo que necesitan?


—Sí.

—¿Les proporciona una educación?

—Sí.

—¿Es eso espiritual? ¿Tiene algún valor?

—Sí.

—Si muriera repentinamente hoy, ¿algunas de estas cosas supondrían un reto para ti? ¿Acaso no te
impedirían ir a la iglesia porque te verías obligada a enfocarte en todas esas oirás cosas que él ha hecho
como un acto de amor hacia sus hijos?

—Sí.

—¿Y eso sería espiritual?

—Sí.

—¿Estás segura de que no has encasillado el concepto de espiritualidad? Quizás él no cree en tu tipo
de espiritualidad, pero eso no significa que él no lo sea. Quizás él no se cree la proyección an-
tropocéntrica de lo que tú consideras Dios. Quizás él vea a la naturaleza o el orden del universo como algo
que se ha de valorar, adorar y honrar.

—Sí, eso es lo que hace, es científico. Estudia las leyes de la naturaleza.

—Entonces, ¿cómo sabes que eso no es tan espiritual como lo que tú haces?

El astrónomo Cari Sagan escribió: «En nuestra conciencia veo el surgimiento de un universo de
grandeza y de un intricado y elegante orden que está muy por encima de todo lo que nuestros
antepasados hubieran podido imaginar. Y si una gran parte de este universo se puede entender mediante
unas cuantas leyes simples, los que desean creer en Dios también podrán atribuirlas a una razón que
gobierna toda la naturaleza. Mi visión es que es mucho mejor entender el universo tal como es que
pretender que exista un universo como nos gustaría que fuera».

La visión de tu vecino es tan cierta para él como la tuya lo es para ti.

Miguel de Unamuno

Algunas personas tienen la creencia de que su concepto de la espiritualidad es el único válido, pero
¿y si resulta que la búsqueda espiritual de las personas no es ni correcta ni incorrecta? Gracias a Dios,
todos somos únicos. Por cierto, me encanta transformar la palabra GOD [Dios] en el acrónimo Grand
Organized Design [Gran Diseño Organizado] del universo o el Grand Organizing Designer |Gran
Diseñador Organizador] personal o posiblemente, el Great Organizing Director [Gran Director
Organizador], Nuestros conceptos sobre la espiritualidad acaban solapándose de forma colectiva y
estamos aquí para aprender a valorarlos todos, sin excepción. Cualquier persona a la que no seamos
capaces de amar o estarle agradecida nos está demostrando nuestras limitaciones.

Todos tenemos a alguien en este mundo con unos valores totalmente opuestos a los nuestros. Todos
estamos interconectados, como las partículas y las antipartículas o los positrones y «negatrones»
(electrones) están interconectados en la física cuántica como opuestos complementarios. Por cada dos
personas que tienen un sistema de valores opuesto, una es negativa y la otra positiva. El veneno para uno
es el alimento de otro. La suma de todos los valores en el mundo se equilibra para crear el orden divino
del amor. Ése es el amor del mundo. El amor de Dios, si es como prefieres llamarlo: el Gran Diseño
Organizado del amor en el mundo. Todas las personas que atraemos a nuestra vida, con valores similares
o diferentes, están aquí para enseñarnos a apreciarlos todos. Cualquier aspecto que no seamos capaces
de amar se queda estancado, nos limita y nos impide querer esa parte relegada de nosotros mismos. Los
seres humanos tienen todos los rasgos de la personalidad humana y aprender a querer a todas las
personas y todos los sistemas de valores es la vía para aprender a querernos a nosotros mismos. Estamos
aquí para aprender a amarlo todo.

Creo que independientemente de lo que hayas hecho o dejado de hacer, mereces amor, eres
partícipe de un equilibrio global que en última instancia es amor divino. Con el paso de los años he
desarrollado el Método Demartini®, cuyo objetivo es ayudar a las personas a estar receptivas para que
puedan ver la perfección oculta que hay en su vida, y que se den cuenta de que no tienen que cambiar
nada en ellas mismas ni en los demás. Todavía hemos de aprender a amar y a ser agradecidos. Esto no
significa que siempre estemos en un proceso de amor y gratitud. Significa que, cuando veamos el orden
en un aspecto, se nos incita a que también lo descubramos en el otro que nos desagrada. Cuando
aprendemos a amar eso, la vida nos pone en una situación para que pasemos al siguiente nivel y
aprendamos de nuevo. De este modo siempre estamos evolucionando, en todas las etapas, tenemos la
oportunidad de redescubrir el orden oculto que hay tras todas las cosas. Esto nos afecta a nosotros y a
quienes nos rodean porque libera el Efecto Gratitud.

¿Dónde no está Dios?

A lo largo de mi lento caminar por el mundo, siento un maravilloso misterio que crece y me
envuelve.

A. C. Benson

La siguiente historia te dirá si tu concepto de DIOS está encasillado. El fundador de la religión sij
fue un gran maestro llamado Gurú Nanak. Fue un ser que dedicó toda su vida al estudio de las religiones
del mundo. En su búsqueda, se marchó a Israel y estudió judaismo y cristianismo, viajó a La Meca y
estudió las enseñanzas de Mahoma. Fue a la Kaaba, que es un edificio con forma de cubo situado en el
centro de una gran plaza que hay en La Meca y en cuya cara este hay una piedra sagrada, un meteorito.

Se dirigió a la piedra y se estiró boca arriba para meditar con los pies en dirección a la misma. Pero
las normas del templo exigen que nunca se coloquen los pies en dirección a la piedra sagrada. Sólo
puedes inclinarte ante ella porque es un símbolo de Alá y los pies se consideran impuros. Todo el mundo
se arrodilla de frente formando un gran círculo y todo el que viole esta regla es un blasfemo. Al estirarse
de ese modo, los musulmanes se sintieron muy ofendidos

Empezaron a gritarle en su idioma: «¡Blasfemo! ¡Blasfemo! ¿Cómo te atreves a poner los pies en
dirección a la piedra sagrada?»

Le apartaron los pies, pero éstos giraron automáticamente y volvieron a apuntar de forma mágica
hacia la piedra. Le dieron patadas, pero él rodó y volvió a quedar en la misma posición, con los pies en
dirección a la piedra. Le arrastraron, pero los pies seguían dirigiéndose hacia la piedra. Por más que lo
intentaron, sus pies siempre apuntaban hacia ella como la aguja de una brújula. Nada de lo que hacían
podía impedirlo. Sus pies seguían en la misma dirección. Todos estaban a su alrededor. Al final les
preguntó:

—Hermanos, ¿Por qué os sentís tan ofendidos?

—¡Porque has puesto los pies en dirección a la piedra sagrada!

—¿Y por qué es eso tan terrible?

—Porque la piedra sagrada representa a Dios y no se ponen los pies en dirección a Dios. ¡Eso está
mal!

—Si podéis decirme dónde no está Dios, con gusto pondré mis pies en esa dirección.

Hay tres mil religiones, y la espiritualidad no tiene exclusivismos. No está limitada a una de ellas.
Por el contrario, las incluye a todas e incluso más. Aunque el ateísmo sea la negación del teísmo, éste no
puede existir sin primero reconocerlo. En ocasiones, las acciones de los creyentes son propias de un ateo.
Le dicen a Dios lo que tiene que hacer: «Esto es lo que quiero». Luego esperan que Dios siga sus órdenes.
Esto es ateísmo, cuando no estupidez total. Practiques la religión que practiques, formas parte de un
ámbito espiritual mayor.

Si quieres amarte a ti mismo y amar a los demás, así como a la experiencia de la vida, el
agradecimiento por el don de la existencia es uno de los pasos más importantes que puedes dar para
hacer realidad tus sueños. Y no importa si eres más o menos convencional en tus creencias espirituales,
puedes estar agradecido por el flujo de energía invisible que te rodea y forma parte de ti; la energía que
algunos llaman alma, otros Espíritu Santo y otros fuerza vital. No subestimes la profundidad de la gratitud
que experimentas al conectar con tus propias fuerzas superiores. No subestimes el poder del Efecto
Gratitud. Dar este gran paso puede tener un efecto sorprendente en las siete áreas de tu vida.

¿Cómo puedo sentir agradecimiento por el mal en el mundo?

Si sólo hubiera malas personas en alguna parte cometiendo insidiosamente malas acciones, bastaría
con separarlas del resto de nosotros y destruirlas. Pero la línea divisoria entre el bien y el mal está en el
propio corazón de todo ser humano.

Alexander Solzhenitsin

La mayoría de las personas estarían de acuerdo en que la gratitud funciona en casi todas las
situaciones de la vida, pero la cuestión del «mal» confunde a muchas. Así es como yo lo veo. Tus valores
más elevados son una expresión de tu espiritualidad. Por ejemplo, tus valores más elevados son tus hijos.
Sientes que el universo está trabajando para ayudarte a que te realices en este aspecto. Se convierte en tu
misión espiritual. Veamos la misión de Rose Kennedy: «Dedico mi vida a educar a una familia de líderes
mundiales». Pero una persona cuyo valor principal sea el fitness, puede adorar el cuerpo como el templo
del espíritu, practicar yoga, gimnasia, etc., ésta puede ser su búsqueda espiritual. Una persona a la que le
gusta ir a la iglesia puede creer que la tradición y la religión son su búsqueda espiritual. Para una persona
que valora el trabajo, ver cómo florece su empresa, que favorece a millones de personas, puede ser su
meta espiritual. Un filántropo crea riqueza y sirve al mundo de ese modo, considerándolo su meta
espiritual.

Nuestra espiritualidad se expresa a través de la jerarquía de nuestros valores, que son tan únicos
como nuestras huellas dactilares. Se basan en nuestras experiencias, y puesto que no puede haber dos
personas con las mismas experiencias, tampoco habrá dos que tengan la misma conciencia espiritual.
Debido a que todos somos únicos, lo que apoya nuestros valores, lo consideramos «bueno», y lo que los
desafía, «malo» o «negativo». Siempre estamos juzgando y etiquetando el mundo que nos rodea, filtrando
las cosas a través de nuestro sistema de valores. Bueno, eso es lo que hacen la mayoría de las personas.

La gran toma de conciencia llega lentamente, paso a paso. La senda del crecimiento espiritual es un
aprendizaje de toda la vida.

La experiencia del poder espiritual es gozosa en esencia.

M. Scott Peck

Realmente es una paradoja: los que más buscan a Dios suelen ser aquellos a quienes más se les
niega su presencia porque suponen que la Divinidad no está en todas partes. Al igual que un pez no es
consciente del agua en la que vive, con frecuencia no le damos importancia a la naturaleza divina de
nuestra existencia. Tenemos que ir más allá de nuestras ilusiones y mitos para hallar la verdad
subyacente. Es increíble cuántas personas buscan la divinidad, pero al final, cuando miran atrás, se dan
cuenta de que siempre ha estado presente a lo largo de su camino.

La luz radiante de la Divinidad trasciende todos los sistemas de creencias religiosas de este planeta.
Supera la interpretación o percepción de cualquier ser humano. Es una fuente de energía, literalmente,
un sistema de rayos de partículas cósmicas que nos bombardea como fotones procedentes del espacio
exterior. Ilumina y guía nuestra vida cuando estamos abiertos y receptivos. Es infinitamente poderoso y
nos impregna por completo. Esta extraordinaria e intensa fuerza espiritual nos inunda y gobierna tanto
física como metafíisicamente. Cuanto más equilibrada está nuestra mente, más abierto está nuestro
corazón y mayor es la frecuencia y energía de la misma. Esta fuerza ordenada es la energía equilibrada
del verdadero amor divino. Siempre está susurrando su grandeza despertando en nosotros el Efecto
Gratitud.

Los seres humanos, el mundo vegetal o el polvo cósmico bailamos al son de una melodía
interpretada por un gaitero en la distancia.

Albert Einstein

Creo que la espiritualidad es una expresión de nuestra SOUL [ALMA] o Spirit of Unconditional Love
[Espíritu de Amor Incondicional). Cuando gozamos de un momento de amor incondicional, cuando no
proyectamos nuestros valores limitadores y críticos y conseguimos disolverlos por un instante, vemos las
cosas tal como son y somos uno con nuestra alma. Somos uno con nuestra esencia colectiva, no con
nuestra existencia selectiva. En ese momento esta-mosrnás despiertos a nuestra versión espiritual.

Cuando juzgamos las cosas y las polarizamos, experimentamos el mundo terrestrial [terrenal]. Al
mundo terresTRIAL, lo denomino mundo trial [prueba o esfuerzo]. Cuando estamos en nuestra alma,
estamos en el mundo celestial, armonioso. Cuando nos sentimos agradecidos por la ordenada armonía,
tenemos la puerta abierta a la sabiduría instantánea de nuestra alma y seguimos creciendo y dando saltos
cuánticos. Siempre que sentimos agradecimiento nos expandimos y evolucionamos. Es un proceso
automático. Asimismo, cuando sentimos justo lo contrario, se produce un proceso de constricción. Hemos
venido aquí para aprender a apreciar todas las cosas. Y si nos resistimos a aceptar alguna, seguiremos
dándole vueltas y enfrentándonos a ella, hasta que lo aceptemos. Cuando lo conseguimos, volvemos a
evolucionar. De este modo, cuando no sentimos agradecimiento, atravesamos ciclos revolucionarios, y
cuando lo sentimos, damos saltos cuánticos.

Nuestra esencia es crecer. Es un anhelo que hay en nuestros corazones. Nuestra búsqueda espiritual
es única. Pero es lo mismo para el resto de las personas. Están aquí para enseñarnos a querer todos
nuestros aspectos. Y esto no se limita a las personas. Hemos venido para aprender a querer todas las
cosas: acontecimientos, sistemas sociales, clases, colores, razas, edades, géneros, etc. No hay nada que
no merezca amor. Si eres capaz de tener una visión lo bastante amplia, te darás cuenta de que la paz y la
guerra, la crueldad y la bondad encajan en ella. No podemos excluir nada. Debido a nuestra ignorancia, lo
hemos intentado, pero es absurdo porque eso es imposible. Todo aquello a lo que nos resistimos persiste.

Todo aquello que excluimos del orden divino se convierte en un misterio. Todo aquello en lo que
hemos percibido ese orden se convierte en historia. Estamos aquí para adentrarnos en los niveles más
profundos del misterio y descubrir la inteligencia universal con su orden divino en todas las cosas. Todo lo
que está equilibrado según nuestra perspectiva evoca gratitud. Al final acabamos aprendiendo que
cualquier desequilibrio no era más que una ilusión. Nos damos cuenta de que no había errores. Que
siempre había existido el orden divino.

Sólo hay amor. Todo lo demás es ilusorio.

Doctor Demartini

No hay milagros para los que no tienen fe en ellos

Da tu primer paso con fe, no es necesario que veas la escalera completa.

Martin Luther King, Jr.

Me gustaría contaros la historia de Mikey. Es la historia de una fe que fue puesta a prueba, pero que
se fortaleció y se volvió más profunda gracias a ese reto. Era mi primer año como quiropráctico, tras
haber finalizado la carrera. Vino un hombre que estaba de baja por un accidente laboral. Se había torcido
la columna en el trabajo. Padecía una lesión en la espina dorsal, había sufrido una distensión muscular y
tenía varias vértebras fuera de sitio. Empecé a ajusfárselas y se estaba recuperando bien. Al cabo de una
o dos semanas, volvió a moverse con normalidad. Estaba tan agradecido que me preguntó si podía traer a
su esposa para que la tratara.

—Por supuesto, y también puede traer a sus hijos, si lo desea. Estaré encantado de visitarles y
asegurarme de que sus columnas están bien alineadas y funcionan correctamente —respondí.

—Estupendo, pero uno de mis hijos tiene un problema y no creo que pueda hacer nada —me dijo.

—¿Qué quiere decir? —pregunté.

—Tuvo un grave accidente de coche cuando era un bebé y le quedaron lesiones y deformaciones
graves.

—¿Qué sucedió?

—Íbamos a ciento diez kilómetros por hora y chocamos de frente. El bebé salió proyectado en el aire
unos veinte metros y cayó sobre la calzada. Se le torció la pierna hacia dentro, se cortó la cara, se rompió
la pelvis y se quedó ciego del ojo derecho.

—¿Le han llevado alguna vez a un quiropráctico?

—No, pero va a un terapeuta ocupacional.

—Cuando venga mañana con su mujer, tráiganmelo, por si podemos hacer algo. Le haré un
reconocimiento.

Al día siguiente me trajo a su mujer y a su hijo. El niño se llamaba Mikey. A su esposa la estaba
examinando mi ayudante en la consulta contigua y Mikey y su padre estaban en la otra sala conmigo.

Al examinar al muchacho me di cuenta de que tenía muchas lesiones en el cuello, algunas vértebras
estaban fuera de sitio-y la pelvis también; tenía una gran cicatriz en la cara y no movía un ojo. Le estaba
palpando la parte posterior del cráneo con mis dedos y noté que las primeras vértebras estaban fuera de
sitio y que su pulso cerebral no estaba sincronizado. Siempre que me encuentro con un caso así, sé que el
cerebro no puede funcionar correctamente. Le ajusté las tres vértebras y me centré en sincronizar su
pulso cerebral. Le ajusté todo el cuello y cerré los ojos sosteniéndole el cuello en mis manos, a la espera
de que se produjera la sincronización.

El padre estaba a los pies de su hijo. De pronto gritó: «¡Dios mío! ¡Oh, Dios mío! ¡Sherry, Sherry!
¡Ven enseguida!» Su mujer se llamaba Sherry. Se levantó de la camilla y vino corriendo a la sala donde
estábamos nosotros. Mikey había movido el ojo. Se le había abierto y les estaba mirando directamente. A
todos se nos puso la piel de gallina. La pareja estaba sentada en el suelo a los pies de su hijo con lágrimas
de gratitud. Un segundo después, nos dimos cuenta de que acababa de recuperar la vista.

Empezamos a hablar y sus padres no paraban de decir: «Es un milagro, es un milagro. Si esto es
posible, ¿qué más puede ocurrir?» Me estaban preguntando si creía que podía volver a la normalidad, los
tres estábamos hablando sin prestarle atención a Mikey, que estaba estirado en la camilla. Puesto que
había estado paralizado toda su vida, no creíamos que fuera peligroso dejarle sobre la camilla sin
vigilarle.

Escucha esto. Mientras estábamos hablando, se giró en la camilla, puso en el suelo la pierna torcida
y se cayó dándose un golpe contra la pared. Pero antes de caerse, puso los dos pies en el suelo y se
mantuvo de pie unos segundos. Nunca lo había hecho antes.

Empecé a trabajar con el muchacho ajustándole la columna y la pelvis, y fue mejorando poco a poco
su movilidad y recuperó totalmente la visión en el ojo. Sus padres le pusieron coderas, rodilleras,
muñequeras y casco, como si fuera a montar en monopatín, para aprender a caminar. Después de tres
meses de visitas frecuentes a mi consulta, podía caminar por el pasillo él sólo sin caerse. Al poco tiempo,
Mikey podía caminar sin casco, sin rodilleras y sin coderas.

La fe es la sabiduría del corazón, trasciende toda prueba.

Khai.ii. Gibran

A los padres de Mikey les habían dicho que su hijo se quedaría tullido para el resto de sus días, que
no podría ver, ni caminar. Cada vez que hacíamos un progreso, brotaban lágrimas de gratitud de sus ojos
y de los míos. Todos nos sentíamos agradecidos por ser testigos de este milagro, y yo especialmente, por
formar parte de su recuperación. Aprendí a no darme nunca por vencido. Si alguien te dice que no puede
suceder, no significa que eso sea cierto. Has de tener expectativas razonables, pero en lo que respecta a la
curación no sé cuáles son. He visto muchas cosas que la gente denomina milagros.

Sólo sé que, mientras estábamos agradecidos por todo lo que iba .ucediendo, seguíamos avanzando.
Cuanto más agradecimiento sentíamos, más progresos hacíamos. Esa familia experimentó por sí misma el
Efecto Gratitud. Al principio no creían que fuera posible la recuperación de Mikey. Pero como les dije que
lo trajeran a mi consulta, se arriesgaron y confiaron en mí. Estoy agradecido por este caso porque me
enseñó a tener fe en los pacientes. Después de Mikey nunca más volví a rendirme. Después de Mikey
hubo cientos de pacientes a los que no les hubiera insistido en que sobrepasaran sus límites, de no haber
sido por él. Me niego a ver la imposibilidad de su recuperación y mi fe se traduce en la suya, entonces se
produce la recuperación, el asombro y la gratitud.

Tenemos que estar dispuestos a ir más allá y no rendirnos cuando nos dicen: «No puedes hacerlo».
El pequeño Mikey tenía cuatro años cuando vino a verme. Nunca había caminado, pero ese día en mi
consulta se puso de pie. Eso fue el comienzo de una nueva vida para él y para mí otra oportunidad de ver
el Efecto Gratitud en acción.

Un grano de mostaza

Cuando estás a punto de llegar a los límites de toda luz de lo conocido y al borde de caer en la
oscuridad de lo desconocido, la fe sabe que sucederán una de estas dos cosas: habrá algo sólido sobre lo
que puedas apoyarte o aprenderás a volar.

Patrick Overton

Ésta es otra historia de cómo nos ayudó la fe. Cuando vivía en Ha-wái, estuve con una comunidad
religiosa durante un tiempo. Vivíamos en la pequeña franja de playa entre PearI City y Makaha. Por la
noche dormíamos en la playa y durante el día nos dedicábamos a servir a los demás. Creíamos que, si
ofrecíamos nuestro servicio durante el día, de algún modo estaríamos protegidos durante la noche.
Trabajaba todo el día y no comía nada. Me pasaba el día limpiando la playa, colocando la basura en las
papeleras o ayudando en lo que fuera a las personas que iban allí. Por la noche, nos sentábamos y leíamos
la Biblia. Si conseguíamos algo para comer, comíamos, si no, ayunábamos.
Era bastante habitual que los extraños nos dieran de comer. Una vez, a eso de las ocho de la noche,
vino una persona y nos dejó un montón de comida, que devoramos en pocos minutos. Otra vez, había unas
personas que estaban cocinando cerca de donde estábamos nosotros. Nos preguntaron: «¿Dónde vivís?»
«Aquí mismo, en la playa», respondimos. «¿Cómo sobrevivís?» Les hablamos de nuestros servicios y
creencias y nos dijeron: «Bien, venid y comed algo». Esa noche comimos deliciosos perritos calientes y
hamburguesas y un montón de comida.

Esto me enseñó que si tienes fe, no importa cómo, siempre consigues lo que te propones. En la
comunidad en la que vivía, le dábamos las gracias a Jesús, pero ese agradecimiento no tiene por qué estar
restringido a él. Puedes darle gracias a la vida. Cuando hacía autostop y vivía en la playa o en la calle,
siempre había algo que cuidaba de mí y me hacía pensar que había un poder superior en alguna parte que
organizaba las cosas y velaba por mí. Podía haber sido la sincronicidad de mi mente, pero pensaba que
era algo más grande que eso. Sé que es así. Creo que aprendí muy pronto el Efecto Gratitud y que tengo
aptitud para el mismo.

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN A EXPERIMENTAR EL EFECTO GRATITUD

¿A quién puedo estarle agradecido hoy?

¿Quién me ha ayudado o puesto a prueba de tal manera que ha conseguido que se expandiera mi
espiritualidad?

¿Qué es lo más inspirador que he experimentado hoy?

¿Cuál ha sido la persona más inspiradora que he conocido hoy? ¿Qué experiencia ha fortalecido mi
comprensión espiritual?

¿Qué principio espiritual he visto hoy en acción?

¿De qué modo se me ha revelado hoy el amor y la gratitud? ¿Cuáles son las siete cosas por las que
puedo estar agradecido hoy en mi vida espiritual?

¿Qué me ha permitido expandir mi visión de la espiritualidad? ¿Qué me ha pasado hoy que ha hecho
que me sintiera más incluido en lugar de más excluido?

AFIRMACIONES QUE TE AYUDARÁN EN TU BÚSQUEDA ESPIRITUAL

Estoy eternamente agradecido por la maravillosa energía déla vida. Entiendo que todas las personas
expresan su espiritualidad de una forma única según sus valores.

Acepto la expresión individual de la espiritualidad de las demás personas.

Me encanta descubrir nuevas formas de espiritualidad que ensanchan mis horizontes.

Soy un ser espiritual en una misión de amor.

Esté donde esté o con quienquiera que esté, estoy cumpliendo mi misión espiritual.

Estoy agradecido por el apoyo y los retos, ambas cosas me ayudan, abren mi corazón y fortalecen mi
misión espiritual.

• Honro la perfección divina y tengo mi corazón abierto a su adorable belleza.

• Soy luz hasta que me juzgo y me oscurezco.

• Sé que todo es amor y el resto es ilusorio.

• ¡Qué maravilloso don es mi vida!

• Yo soy la visión, Dios es el poder y los dos somos un equipo.

• Mi voluntad y mi voluntad divina son una, pues son dos aspectos de una misma luz.

• Medito en silencio y escucho la voz divina.


• Me siento abrumado por la belleza y grandeza de todo lo que existe.

• Estoy inspirado. Entusiasmado. Iluminado. Soy inmortal.

• Soy un ser infinito que recuerda amar en un mundo finito.

• Soy afectuoso, agradecido y mi vida es una bendición.

• Soy una expresión de la divinidad y me respeto.

AHORA TE TOCA ATI

Ejercicio 1. Tanto si repites tus «agradecimientos», das gracias antes de las comidas, escribes una
lista de deseos, escuchas música relajante como si pasas un rato en silencio en contemplación o
meditación, dedicar un poco de tiempo cada día a algún ritual espiritual es increíblemente beneficioso
para el cuerpo, la mente y el espíritu.

Dedica unos minutos cada día a conectar con las fuerzas espirituales superiores. Es sorprendente
cómo te sientes cuando abres tu corazón y tu mente al mundo invisible y metafísico. La gratitud es la llave
que abre la puerta de tu corazón y permite que brille tu amor y tu inspiración.

Ejercicio 2. Cada día, cuando te levantes, cuando comas o por la noche al ir a acostarte, dedica un
momento a recordar todo aquello por lo que puedes estar agradecido. Llena el día de Efecto Gratitud.

¿Quién ha contribuido en algo en tu vida y a quién puedes darle las gracias hoy?

En el área espiritual:_

En el área mental:

En el área vocacional:

En el área económica:

En el área de la familia:

En el área social:

En el área física:

Cómo convertirte en un genio

Hacer lo que te gusta y que te guste lo que haces

Cómo conseguir una fortuna con el poder de la gratitud

Hogar dulce hogar

Si todos tiráramos en la misma dirección, el mundo volcaría

Sanar con la gratitud

Últimas reflexiones sobre la gratitud


Cómo convertirte en un genio

Creer en tu propio pensamiento, creer que lo que es cierto en el fondo de tu corazón es cierto para
todas las personas, eso es el genio.

Ralph Waldo Emerson

El Efecto Gratitud es la herramienta más poderosa que conozco. Del mismo modo que te guiará en
tu búsqueda espiritual, también te ayudará a ensalzar tu potencial mental. Entonces, ¿cómo puedes
convertirte en un genio? No tienes que hacerlo. Ya lo eres. Sólo que todavía no lo has descubierto. Deja
que te lo demuestre.

Imagina que te han invitado a una fiesta. Vas y te aburres hasta la saciedad. Cuando te marchas, el
anfitrión espera que le escribas una nota de agradecimiento. También tienes un aspecto de-tu
personalidad «socialmente atento», ¿qué vas a hacer? Está bien. Haces un esfuerzo y la escribes.
Empiezas a garabatear y a los pocos minutos dices: «Mmm... No, esto no es...» Comienzas de nuevo. La
escribes una y otra vez, pero no te sale porque no estás inspirado ni eres sincero. ¿Qué vas a hacer?
Sientes que has de escribir esa maldita nota. La tiras y vuelves a empezar, la reescribes un montón de
veces hasta que ai final te hartas, la dejas tal cual y la envías.

Luego vas a otra fiesta y conoces a personas sorprendentes, mantienes conversaciones inspiradoras,
aprendes algo fascinante, te olvidas del tiempo y no quieres que se acabe nunca. Cuando vuelves a casa,
escribes una nota de agradecimiento que te fluye con mayor rapidez de la que puedes escribirla. Escribes
de manera automática porque te fluyen las palabras. Estás verdaderamente inspirado.

La escritura inspirada es fluida y poética. Fluye directamente desde tu corazón. Es casi como una
fuerza que hay en tu interior o que te trasciende y que te guía a escribir. Cuando estamos agradecidos,
nuestra mente puede sorprendernos y no me estoy refiriendo sólo a la escritura. El Efecto Gratitud
despierta la genialidad. Despierta aptitudes mentales que jamás hubiéramos imaginado tener. Puede que
ya las tuviéramos, de acuerdo, pero estaban latentes y bloqueadas porque estábamos dispersando y
diluyendo nuestra energía con nuestros juicios y opiniones. Nuestra mente es muy poderosa y activa su
ingeniosa magia cuando se encuentra en un estado de gratitud.

Voy a compartir contigo uno de los sencillos pero eficaces trucos de aprendizaje que utilizo en mi
programa de lectura rápida y despertar de la genialidad. Antes de que intentes leer y aprender algo, haz
una pausa y plantéate la siguiente pregunta: «¿De qué forma me va a ayudar este material específico a
conectar con mis valores más elevados y a conseguir mis sueños más inspiradores?» Si consigues
responderte a esta pregunta una y otra vez, al final esta lectura te inspirará y querrás saber más respecto
a la misma. Si lo haces, potenciarás tu aptitud para leer y tu capacidad de retención de memoria.

Y si no has vinculado este material con tus valores más elevados y no has sentido agradecimiento
por haberlo leído, en el mejor de los casos estas ideas nuevas quedarán grabadas en tu memoria a corto
plazo, y antes de que te des cuenta habrán desaparecido.

Cuando asistes a un curso y no sientes que te está ayudando a conseguir tus metas más elevadas,
probablemente te resultará pesado y te costará sacar buena nota, o incluso terminarlo. Y cuando tengas
que hacer algún examen, probablemente será una tortura y te costará mucho recordar algo de lo que has
aprendido. A los cinco minutos de haber terminado la prueba, se te quedará la memoria en blanco.

Lo mismo sucede con la vida en general. Si no ves que lo que estás haciendo está en armonía con tus
valores más elevados y de qué modo te ayuda a cumplir tus metas, tu creatividad y tu productividad se
verán afectadas. La gratitud es la llave que te abre la puerta a tu mente y a tu corazón y permite que se
despierte el genio que hay en ti. Hace que tu genialidad alcance su máxima expresión cuando escribes,
haces trabajos artísticos, compones música, cantas, manejas tus negocios, o incluso en tu forma de actuar.
Cualquier cosa que implique a la mente se ve ensalzada por el Efecto Gratitud. La gratitud mejora nuestra
atención, retención e intención. Nuestra mente aumenta su potencial cuando experimenta un estado de
profundo agradecimiento. Escucha esta historia y observa el Efecto Gratitud en acción.

Cuida tu visión y tus sueños como si fueran los hijos de tu alma,

los proyectos de tus grandes logros.

NAPOLEON HlLL

Un día, en un avión, estaba sentado junto a un cantante famoso. No puedo revelar su nombre, pero
lideró un conocido grupo de rock durante las décadas de 1970, 1980 y principios de la de 1990. No me di
cuenta de quién era porque estaba leyendo algo en mi ordenador y no prestaba mucha atención a nada
más. Iniciamos una sencilla conversación, yo le pregunté: «¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas?, etc.» Me
dijo que componía música. «¿Qué tipo de música?» Me miró. No se dio cuenta de que yo no sabía quién
era. AI final me desveló su nombre y entonces vi que todo el grupo estaba sentado a nuestro alrededor en
primera clase.

—¿Qué hay de nuevo? ¿Qué es lo último que habéis sacado? No me he enterado de que hubiera
ningún álbum nuevo en el mercado —le dije.

—Bueno, hemos tenido un bajón, últimamente no nos ha ido muy bien —prosiguió.

—¿Habéis pasado alguna prueba difícil por la que no habéis dado las gracias? —le pregunté.

—¿Puedes repetirme eso?

—¿Qué os ha sucedido? —le pregunté de nuevo.

Y me contó que les había pasado esto y aquello, y algunas cosas más.

—¿Os habéis parado a pensar en los beneficios de todos estos hechos? Siempre son bendiciones
cuando los contemplas detenidamente.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que nada tiene un solo aspecto.

Empecé a aplicar mi Método Demartini® para sus problemas del pasado. Le ayudé a revisar sus
retos anteriores y a descubrir el orden divino y las bendiciones en todas las cosas que les habían sucedido.
Entendió que no se había perdido nada, sencillamente se había transformado, como lo hacen todas las
formas de energía. Estuvimos trabajando hasta que realmente pudo ver que había muchas cosas por las
que dar las gracias en lo que él había percibido como «desgracias» y que le habían conducido a su
estancamiento actual.

Luego sintió agradecimiento por todo lo que había sucedido, sus ojos empezaron a llenarse de
lágrimas, me miró y me dijo:

—¡Vaya tío! Todavía no me puedo creer que una persona a la que acabo de conocer en el avión haya
podido hacer todo esto.

—Bueno, yo tampoco me puedo creer que haya estado sentado al lado de un gran músico. Siempre
he sido vuestro fan —le dije. Nos lo pasamos muy bien charlando y dimos las gracias por esa experiencia
—. Si cierras los ojos ahora, te enfocas en todo aquello por lo que has de estar agradecido y pides
internamente que te venga la inspiración para componer una canción nueva, estoy seguro de que la
recibirás o al menos una parte de la misma.

Y lo hizo. De pronto le cayó una lágrima, sacó un trozo de papel y enseguida empezó a escribir una
canción. Había entrado en onda. Sencillamente tenía que dejarle tranquilo y esperar a que fluyeran sus
ideas inspiradoras y la letra de la canción. Cuando sintió el agradecimiento, de pronto, regresó toda su
creatividad musical. Le volvió la inspiración. Pero eso no sucedió hasta que fue cons-cíente de que era
toda su carga emocional del pasado lo que estaba interfiriendo en su don y genialidad musical. Su mente
estaba esperando para expresar su genialidad, pero se había bloqueado. Su bagaje emocional del pasado y
del presente le estaba asfixiando. El Efecto Gratitud le hizo salir a flote.

Pudo volver a expresar su genialidad a través de la música. Luego ». inclinó hacia sus compañeros
que estaban sentados justo detrás de nosotros y les dijo:

—Creo que tengo una canción nueva.

—¡Qué! —exclamaron.

—Este hombre inspirador que tengo sentado a mi lado me acaba de ayudar a componer una canción
nueva.

Cómo bloqueas la realización de tus mayores logros

Somos lo que pensamos.


Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos.

Con nuestros pensamientos creamos el mundo en que vivimos.

Buda

El músico del que os he hablado interrumpió de golpe su creatividad al elegir la actitud incorrecta.
Sin duda no es al único que le pasa. Hay muchas personas que no pueden expresar toda su capacidad
mental porque a su mente le falta claridad. Si revisamos nuestros pensamientos, podremos descubrir
cuáles son las personas, cosas o hechos por las que no sentimos agradecimiento y analizarlos. Podemos
revisar nuestros caprichos, ver dónde se ocultan nuestras debilidades y descubrir los beneficios de
nuestros resentimientos. Cuando encon-Iramos el equilibrio entre lo positivo y lo negativo, volvemos a
nuestro centro donde nuestra mente tiene la fuerza de la gratitud. La experiencia inmediata del Efecto
Gratitud es la claridad mental. Volvemos a la lucidez. Se nos abre la puerta a la visión clara y a la
inspiración. Y todo lo que hacemos, lo llevamos a un nuevo nivel. Somos más congruentes y estamos más
despiertos. Cuando reconocemos que la fuente de inspiración y poder mental es un estado de gratitud
equilibrado, nuestro poder mental es infinito. Es automático. Lo mejor de todo es que no hace falta que te
lo creas para comprobarlo. Te sugiero que no dejes pasar ni un momento más.

Nuestras facultades mentales no están tan limitadas por nuestra educación formal como lo están
nuestras percepciones y actitudes. He visto deportistas de elite con un gran entrenamiento físico y mental
que estaban bloqueando sus logros y se excusaban adoptando una postura de impotencia: «Me estoy
haciendo demasiado viejo para esto. Tengo casi treinta, cuarenta o cincuenta años. Ya no puedo seguir
practicando mi deporte. Me estoy haciendo mayor, estoy demasiado cansado, enfermo, demasiado de esto
o de lo otro». Estas personas no están realmente demasiado cansadas, enfermas o viejas: en la mayoría de
los casos, simplemente han cambiado, ya sea temporal o permanentemente, sus sueños y su visión
inspiradora original por alguna otra. Recuerdo a un deportista en particular que había sido un atleta de
élite, pero tuvo una racha de mala suerte y dejó de perseguir sus sueños. En realidad, no había previsto
abandonar tan pronto, pero tras una temporada especialmente difícil, se rindió.

Pasamos un tiempo juntos, obré un poco de mi magia, que es otra forma de describir el Método
Demartini® y conseguí devolverle a un estado de gratitud por su vida y por lo que le había sucedido
durante la denominada temporada «terrible». Se dio cuenta de que esa temporada no fue bien porque
estaba enfocado en su esposa, sus hijos, su casa y los acontecimientos familiares. No fue una «mala»
temporada como había dicho en un principio, ni había «perdido» nada como había supuesto inicialmente.
Sencillamente cambió el enfoque de su energía, se concentró en otras áreas de su vida, que es dónde se
produjeron sus logros. Allí es donde tuvo sus «éxitos» y «ganancias», donde recogió sus frutos. En cuanto
se dio cuenta de eso, me dijo con lágrimas en los ojos: «¡Oh, Dios mío! Ese año no fallé. Sólo cambió el
aspecto de mis logros».

—No, no has fracasado. No tuviste una mala racha. Has hecho grandes avances en otra área de tu
vida. Sencillamente no te habías dado cuenta de que tus energías se habían centrado en otra cosa —le
dije.

—Ahora que esas áreas de mi vida se han estabilizado, ¿crees realmente que puedo volver a rendir
en el deporte?

—Por supuesto, a pesar de todo, has podido mantenerte dignamente a la vez que atendías todas tus
responsabilidades familiares y has conseguido muchas cosas. Ahora que esas áreas se han estabilizado
puedes volver a dirigir tu energía hacia el deporte. No has «perdido» nada. Tus valores pueden volver a
centrarse en tu profesión.

Cuando dio las gracias por la forma que habían adoptado sus logros esa temporada «terrible», volvió
a sentirse bien por ser como era. Reemprendió su carrera. Su situación nada tenía que ver con su edad,
sino con sus valores, percepciones y acciones. Volvió a tener «éxito» en el deporte. Me recordó a Tiger
Woods, que tuvo una mala temporada después de casarse. Ahora que ya se ha estabilizado en su
matrimonio, ha vuelto a triunfar en el juego porque ha redirigido sus valores y su energía hacia el mismo.
Nuestros logros coinciden con nuestros valores, y cuando nos damos cuenta de ello, podemos despertar el
Efecto Gratitud.

La respuesta a todas las preguntas

Nos volvemos sabios cuando sabemos que el amor es la respuesta a todas las preguntas.

Doctor John E Demartini

Cuando estamos en un estado de verdadera gratitud y amor, nuestra mente puede crear lo que otros
llaman «milagros». Uno de estos aparentes «milagros» que veo todas las semanas en mi seminario
denominado La Experiencia Descubrimiento® es nuestra capacidad mental para comunicarnos al instante
con otras personas sin importar la distancia. Probablemente habrás observado por experiencia propia que
tenemos una conexión muy fuerte con las personas que amamos, aunque estén a miles de kilómetros de
distancia. Es casi como si estuviéramos sincronizados con lo que está sucediendo en su mente y sabemos
lo que piensan.

La comunicación local está limitada a nuestros sentidos y a la velocidad de la luz. Podemos ver y oír
a las personas con las que estamos hablando, oler su perfume o darles la mano. La comunicación no local
se produce en una esfera más amplia de nuestra conciencia que excede en mucho a nuestros sentidos. Es
instantánea, pues no tiene fronteras. Ésta es la esfera que utilizan los maestros de artes marciales que
son décimo dan y las personas más intuitivas. Aunque estén con los ojos vendados todavía se pueden
«proteger» cuando son atacados por varios agresores a la vez, pero, en realidad, para ellos es como
realizar un «baile» al son de la «invitación de sus atacantes». Pueden enfrentarse a sus agresores con los
ojos cerrados. En uno de mis seminarios en Estados Unidos, unos cuarenta alumnos míos y yo tuvimos la
oportunidad de participar en una demostración de artes marciales.

Cuando estamos en un estado de amor y gratitud verdaderos, nuestra conciencia se expande.


Sobrepasa nuestra conciencia sensorial. Nuestra esfera de influencia también se amplía. Significa que
podemos influir al momento en otras personas aunque se encuentren lejos y que nosotros a su vez
también podemos sentir su influencia si sintonizamos con ellas.

En un seminario en Houston, Texas, trabajé con un encantador caballero que hacía años que tenía
algunos problemas personales con su hermana, y tras completar el Método Demartini® le brotaron
sentimientos de amor y gratitud hacia ella. Lo más curioso es que, en el momento en que rompió su
desprecio, ella llamó por teléfono a la sala donde hadamos el seminario y treinta personas fueron testigos
de esta «coincidencia». Hacía once años que no le veía ni hablaba con él, pero llamó en el preciso
momento en que él superó su resentimiento hacia ella y estaba abrazando a la persona que había elegido
para interpretar el papel de su hermana.

La probabilidad de que se produjera esa llamada en ese momento en particular era muy baja,
porque estábamos celebrando el seminario en mi consulta de Houston, un sábado por la noche poco
después de las once. Fue muy interesante que esa señora pudiera localizarme, encontrar mi número y
llamar a la sala donde estábamos haciendo el seminario. Tuvo que llamar a su madre, averiguar dónde
podía encontrar a su hermano, con quién estaba, el lugar donde se hacía el seminario, el número, etc. Se
tomó muchas molestias para encontrarle, mientras todos estábamos allí sentados boquiabiertos
contemplando la sincronía.

Después nos enteramos de que, a medida que él encontraba más y más razones para darle las
gracias, ella lo estaba captando a distancia y empezó a pensar: «He de encontrarle y darle las gracias».
En el momento en que él sintió la necesidad de darle las gracias, ella también sintió la misma necesidad.
Conectaron. Éste es un ejemplo de la esfera de conciencia expansiva que actúa a distancia y que está a
nuestro alcance cuando sentimos agradecimiento y empezamos a aplicar el Efecto Gratitud. Podemos
influir en las personas por lejos que se encuentren. Nuestro potencial no tiene límite cuando estamos en
un estado de gratitud con el corazón abierto. Si no has experimentado esto nunca, vale la pena que lo
pruebes. Es alucinante, por decir algo, y sucede cada semana en mis seminarios de La Experiencia
Descubrimiento®.

Lo que otros pueden percibir como «milagros» son leyes naturales puestas en movimiento por el
poder de la gratitud. Cuando entiendes las leyes y las aplicas, pueden parecer milagrosas para alguien
que no las conoce. El Efecto Gratitud hace que la mente despierte y expanda su esfera de influencia y
conciencia. Son dones del corazón abierto.

¿Cuál es tu mentira favorita?

Todos los hombres creen que los límites de su propia visión

son los límites del mundo.

Arthur Schopenhauer

En vez de despertar su genialidad con el Efecto Gratitud, muchas personas eligen equivocadamente
creer en mentiras limitadoras y autoimpuestas respecto a ellas mismas: «Sólo puedo recordar esto, leer a
esta velocidad, aprender hasta aquí, hacer esto», lo cual no suele ser mucho. En estos casos, una mentira
representa una percepción exagerada o reducida de uno mismo. Cuando era pequeño elegí otro tipo de
mentira. Mi historia comienza a los siete años con la afirmación de mi maestra de primero, que le dijo a
mi familia que yo tenía limitaciones en la lectura y el aprendizaje. Creí que tenía razón, porque en
aquellos tiempos no sabía de ninguna alternativa, sólo tenía siete años y la maestra representaba la
autoridad que supuestamente sabía de lo que hablaba.

Así que a partir de ese día fui considerado como «no muy brillante» y «sin demasiadas expectativas
en cuanto a estudios». Me dijeron que, puesto que mi capacidad de aprendizaje era deficiente, sería más
acertado centrar mis energías en el deporte. Diez años después, con mucha persistencia y dedicación,
aprendí a leer y mejoré mis facultades de aprendizaje. La primera vez que pude leer un libro desde el
principio hasta el final, sentí un gran agradecimiento y me cayeron lágrimas de los ojos. Es una historia
que vale la pena contar.

Estaba a punto de cumplir los dieciocho. Una tarde cuando me marchaba de una pequeña tienda de
alimentos naturales que se llamaba Vim and Vigor en Haleiwa, Hawai, vi un librito verde-amarillo que se
llamaba Chico’s Organic Cardeningand You (El cultivo orgánico de Chico y tú) en un expositor circular. En
la portada había una foto de un granjero hippie llamado Chico con un enorme tomate en una horquilla. El
joven de la foto llevaba pelo largo y barba y era el autor del libro. Cuando vi la foto, pensé: «¡Vaya, se
parece a mí! Si este tío puede escribir este libro, estoy seguro de que yo puedo leerlo».

Ése fue mi primer libro, un libro escrito por un hippie que se parecía a mí. Me costó dos dólares y
setenta y cinco céntimos. Para alguien que no tuviera problemas para leer, este librito, que casi todo eran
fotos, no tenía la menor importancia. Pero para mí lo fue todo. Cuando terminé de leerlo (que en realidad
supuso mirar todas las fotos de los huertos y las leyendas que contenían muy poco texto), brotaron
lágrimas de gratitud de mis ojos. Fue uno de los momentos más felices de mi vida.

Durante diez años pensé que no podía leer, pero acababa de descubrir que no era así. Eso me
enseñó que lo que creí durante diez años no era cierto. Ese libro me dio mucho valor para seguir
avanzando en el camino del aprendizaje.

Si durante diez años has creído que no podías hacer algo y de pronto te das cuenta de que no era
verdad, ese instante se convierte en un momento transformador. Entonces alcanzas un nuevo nivel de
confianza.

Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser.

William Shakespeare

Después de leer mi primer libro, volví a la tienda de alimentos naturales para ver si encontraba algo
más para leer. Compré el libro de Adelle Davis Comamos lo correcto para mantenernos en forma. Tenía
muchas ganas de leerlo, pero fue demasiado. No lo conseguí. Lo aparté. Luego encontré el libro de Paul
Bragg El milagro del ayuno, y como algunas palabras eran difíciles, tampoco pude leerlo. Eso fue todo,
hasta que durante una meditación sentí la inspiración de regresar a Texas a ver a mis padres. Me fui a mi
casa porque el surf estaba flojo en el North Shore de Oahu esa primavera y porque quería ver a mis
padres. Tenía suficiente dinero para volar desde Honolulú hasta Los Ángeles y desde allí fui en autostop
hasta Texas.

Cuando regresé a casa de mis padres, le pedí a mi madre que me comprara un diccionario. Tenía el
deseo genuino de leer. AI principio sólo podía leer unas palabras. Tuve que utilizar diccionarios para
aprender a leer, primero las sílabas y luego las palabras más largas luego tuve que usar enciclopedias
para saber más sobre esas palabras. Tenía que ¡r paso a paso. Mi sistema de creencias en aquellos
tiempos todavía estaba un poco limitado. No sabía todo lo que podía hacer. Dudaba entre el «Quiero hacer
esto» y «No sé si podré hacerlo».

Mi madre se dedicó a ayudarme a alcanzar mi meta de aprender treinta palabras al día. Me


preguntaba los significados de las palabras nuevas. Cada día le pasaba una lista y me preguntaba su
significado, yo tenía que pronunciarlas correctamente y explicarlas. Era sorprendente ver que podía
hablar, leer y comunicarme. Seguí viviendo con el diccionario en la mano. Me levantaba y me acostaba
con él. Me enseñó a leer palabras y a construir frases. También estoy muy agradecido por la labor de mi
madre, por el tiempo que dedicó a preguntarme y a escucharme. Así pude entrenarme y me-morizar las
palabras. Me enamoré de leer. Fue una de las cosas más sorprendentes.

A medida que estudiaba y leía, podía responder mejor a las preguntas que me hacían los demás y
poco a poco fui ganando confianza. Cuanto más elevado es el valor que tiene alguna cosa para ti, más te
concentras y te organizas al respecto. En ese momento, mi valor más elevado era aprender a leer y
conocer las leyes del universo. Aprendí a leer y cada vez lo hacía más rápido. Empecé a desarrollar mis
propias técnicas de lectura rápida, como sistemas ne-motécnicos y de taquigrafía. Cada noche me hacía
dos preguntas: qué era lo que me había funcionado y qué no me había servido para aprender a leer.
Siempre me hacía las mismas preguntas. Empecé a recopilar lo que había funcionado. Descubrí que había
cosas que siempre me habían ido bien. Una de ellas era asegurarme de vincular todo lo que leía con mis
metas y sueños de ser un gran maestro, sanador y filósofo. Quería entender la evolución de la conciencia
humana, expandir mi mente y ser más consciente de las leyes naturales que gobiernan el universo. Así
que todo lo que leía lo asociaba con la manera en que eso podría ayudar a la evolución de la conciencia
humana. También observé el efecto que tenía la gratitud en mi aprendizaje, es decir, el Efecto Gratitud. Si
me sentía agradecido, por la noche lo recordaba todo. Si estaba en un estado de gratitud, retenía mucho
mejor y tenía mis facultades mentales mucho más despiertas.

Esos descubrimientos diarios me permitieron desarrollar una velocidad supersónica de lectura. Un


día, después de muchos años de desarrollar técnicas de lectura, llegué a leer once mil páginas. Mientras
devoraba todos esos textos, observé algo muy profundo. Aunque no estaba seguro de recordar lo que
acababa de leer en ese momento, días, semanas o meses más tarde, posiblemente hablaría en una de mis
clases nocturnas o en alguna conferencia y saldría esa información. No sabía que la tenía dentro de mí,
pero aparecía cuando menos lo esperaba y cuando la necesitaba. Darme cuenta de que todo lo que leía
quedaba guardado de alguna manera, me dio confianza. No se perdía nada. Allí estaba cuando lo
necesitaba.

Dejé de cuestionarme mis facultades mentales. Di las gracias por todo el conocimiento que quedaba
almacenado en mi mente, sabiendo que estaría allí cuando lo necesitara. Mi nueva afirmación fue: «Soy
un maestro de lectura. Tengo memoria fotográfica y audiográfica, retengo todo lo que leo». Esto supuso
un gran cambio. Pude destacar gracias a esta afirmación. Pero todo empezó vinculando cosas a mi misión
de evolución continua, a mis valores más elevados, mis sueños más inspiradores y de sentirme agradecido
por la oportunidad de leer. Cuando leí mi primer libro y lo acabé, di las gracias por esa oportunidad.
Ahora que he leído veintiocho mil quinientos libros, cada vez que tomó un libro nuevo, sigo dando las
gracias por poder leer. Ahora, gracias a haber despertado esta habilidad, puedo compartir con personas
de todo el mundo el poder de la palabra escrita junto con el Efecto Gratitud.

El ser humano se yergue en su propia sombra y se pregunta por qué está oscuro.

Proverbio Zen

Lo que sucede cuando no escuchamos a nuestra intuición

La mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es su fiel sirviente. Hemos creado una
sociedad que venera al sirviente y que se ha olvidado del don.

Albert Einstein

Tras haber iniciado mi viaje en el aprendizaje de la lectura, mis padres pronto me presentaron una
colección de libros especial, cuyo autor era Norman Vincent Peal, y que trataban sobre el pensamiento
positivo. Cuando hube devorado esos libros, me propuse ser sólo positivo. Desde entonces, probablemente
he leído todos los libros de pensamiento positivo que he encontrado en inglés y he asistido a docenas de
seminarios y conferencias sobre el tema.

En todo momento mi voz interior me susurraba: «Pero no siempre eres positivo». Había una parte de
mí que no quería admitir que también tenía lo que parecía ser un aspecto positivo. La mayoría de las
veces me ponía una máscara positiva, una fachada, intentando ocultar mi otra cara negativa. Cuando me
enteré de que sólo debía ser positivo, no quería que nadie conociera mi aspecto negativo ilusorio. Adivina
lo que pasó. Mi otra parte denominada «negativa» se manifestaba cada vez más en mi vida privada.
Cuando no me encontraba bien o estaba de mal humor, quería estar solo, alejado de todos, tenía que
aislarla y guardarla para mí y para... las personas que más amaba, por supuesto. Entonces, me di cuenta
de que cuanto más intentaba lucir mi fachada positiva en público, más negativa se volvía mi vida privada.
Las personas que no eran tan importantes para mí se beneficiaban de la mayor parte o de todo mi aspecto
positivo, mientras que los más allegados y yo mismo recibíamos toda la negatividad. Era evidente que algo
no iba bien. Parecía que cuanto más intentaba tener un solo aspecto, más me auto-castigaba y castigaba a
mis seres queridos.

Me preguntaba qué estaba haciendo mal y por qué no podía ser siempre positivo. Al mismo tiempo,
sentía una especie de falta de agradecimiento por ese otro aspecto mío y me castigaba cuando no vivía de
acuerdo con esa fantasía unilateral. Mi intuición no dejaba de decirme: «En todo esto falta algo. Esto no
puede ser así. No ha de ser tan complicado ser humano. ¿Por qué intentas deshacerte de un aspecto de tu
vida?»

Entonces, pensé que quizás alguien lo había descubierto. De modo que fui a visitar a varios gurús de
la autoayuda y del pensamiento positivo (estoy hablando de personas que están en la cima de este campo).
Fui a sus seminarios, les conocí personalmente, hablé con ellos y descubrí que todos y cada uno de ellos
tenían las dos polaridades. Ninguno era siempre positivo. De hecho, pude observarlos en momentos de
gran negatividad. Fue una experiencia liberadora.
El mero hecho de observar no me bastaba para estar seguro. Así que decidí hacer mi propio análisis.
En un plazo de dos años, todos los días, cuatro veces al día, tomaba nota de mis estados de ánimo en las
siete áreas —espiritual, mental, vocacional, económica, familiar, social y física—, recopilando datos sobre
si estaba más o menos positivo en cada una de ellas. Utilicé una escala del -3 al +3, y descubrí que no
estaba más veces positivo que negativo. Estaba perfectamente equilibrado. Ni siquiera era un 51 respecto
a un 49 por ciento en un sentido o en otro, sino un justo y exacto 50 por ciento. De modo que llegué a la
conclusión de que «No puedo ser sólo positivo por más que me enfoque diligentemente en ello, estudie
sobre el tema, aprenda, vaya a seminarios, lea libros, compre cedés y haga todo lo que pueda hacer un ser
humano para conseguirlo. Si yo no puedo, lo más probable es que las personas a las que enseño tampoco
puedan. Sencillamente no puedo seguir enseñando esto. No puedo enseñar un estado unilateral. Yo no lo
he conseguido, debe ser un concepto incompleto. Es una mentira». Y no quería ir por ahí enseñando una
mentira.

Los seres humanos a veces tropiezan con la verdad, pero la mayoría se levantan deprisa como si no
hubiera sucedido nada.

SIR WINSTON CHURCHILI.

Mucho antes de realizar mi pequeño autoanálisis experimental, antes de ratificarlo intelectual


mente, en el fondo ya sabía la verdad. Mi intuición intentaba decirme que mi naturaleza era dual y que mi
búsqueda de la unilateralidad era incompleta y que sería infructuosa. Al final me contemplé con otros ojos
y a raíz de ello reconocí y acepté los dos aspectos de mi personalidad. Ése fue uno de los momentos más
liberadores de mi vida. Tenía un poco de miedo porque no sabía cómo iban a recibir los demás mi
descubrimiento y mi mensaje. Estaba nervioso por lo que mis colegas pensarían de mí cuando les dijera
que no estaba diseñado para ser siempre positivo. Me puse delante de un grupo y les dije que no iba a
enseñarles a ser unilaterales, es decir, a ser felices sin tristeza, a triunfar sin fracasar, o ni tan siquiera a
ser agradables sin ser desagradables a veces; setenta y cinco personas se levantaron y se marcharon.

Recuerdo que el momento en que la gente se empezó a levantar y a marcharse no fue uno de los
mejores de mi vida, pero no había nada que pudiera hacer. Hablé con el corazón en la mano y les dije: «Si
quieren marcharse lo entiendo, pero no puedo enseñar algo en lo que personalmente no creo». Las
personas que se quedaron escucharon mi recién descubierta verdad y cambié de público. Fue un día
terrible, pero cuando lo superé ya no tuve más problemas. Tenía que pasar por eso porque sabía que era
cierto. Fue ese análisis y descubrimiento personal, junto con muchos años de investigación con mis
pacientes y miles de demostraciones de este principio lo que me catapultó a compartir con un mayor
número de personas el Efecto Gratitud, que es lo que se produce cuando aceptamos la verdad de este
equilibrio y su extraordinaria completitud.

Casi todas las áreas de investigación y casi todas las disciplinas demuestran y enseñan este hermoso
equilibrio de opuestos, salvo las tres siguientes «ologías»: la psicología, la sociología y la teología. En ellas
se albergan fantasías perpetuadas impuestas a los seres humanos que les hacen pensar que son
unilaterales. Unas pocas disciplinas tienen ilusiones polarizadas. Este deseo de unilateralidad no dará
ninguna oportunidad a otras disciplinas, como la física, porque todo átomo tiene un polo positivo y otro
negativo. En geología aprendemos que la propia Tierra tiene un polo positivo y otro negativo. Nada en
este universo puede ser unilateral, salvo en la fantasía de la mente humana. Esta ilusión impregna las tres
«ologías» y creo que ha llegado el momento de actualizarlas y sintonizarlas con las leyes naturales del
universo.

En el mundo, veo la guerra y la paz, la cooperación y la compe-litividad, el apoyo y el desafío, los


amigos y los enemigos. ¿Has visto alguna vez sólo un aspecto? Si realmente hubieras eliminado tu aspecto
negativo, ¿habrías llegado hasta donde te encuentras hoy? La clave para desatar el Efecto Gratitud es
aceptar ambos aspectos de tu existencia, que son los que forman al ser completo que en realidad eres.
Todos merecemos que nos amen por los dos aspectos de nuestra naturaleza completa.

Existen muchas otras filosofías religiosas y culturales como el laoísmo, el budismo, que enseñan al
menos parcialmente un equilibrio completo. Al principio, me presentaron una enseñanza filosófica
incompleta en la que creí, pero que posteriormente tuve la oportunidad de trascender. La transición me
asustó, aunque sin embargo la hice. Estoy muy agradecido de haberlo hecho porque fue un gran
descubrimiento para mí. Me di cuenta de que las fantasías monopolares que con tanta frecuencia nos
esforzamos inútilmente por alcanzar son la causa de nuestras pesadillas monopolares y de nuestras
llamadas depresiones. Los pensamientos negativos surgen a raíz de nuestras expectativas poco realistas.
Los budistas dicen que el deseo de lo inalcanzable es el origen del sufrimiento humano. Albert Eins-tein
dijo que el idealismo religioso suele ser la fuente del sufrimiento humano, por supuesto, ambas teorías son
acertadas porque reconocen ésta y otras grandes leyes. Esta realización profunda es lo que al final me
ayudó a decidirme a enseñar la perfección del equilibrio completo y sincrónico. Y mi fisiología, intuición y
entorno me habían guiado hacia la misma. ¿No es cierto que cuando somos orgullosos nos humillan y que
cuando nos hundimos alguien nos ayuda a elevarnos? Nuestra intuición hace todo lo posible para
despertarnos a su extraordinaria perfección y equilibrio. Y en cuanto despertamos a la misma, sentimos
seguridad y gratitud.

El universo tiene sus leyes y algunos creen que ello implica algún tipo de inteligencia universal.
Quizás este gran principio organizativo nos guía a crecer y a evolucionar gracias a nuestro aprecio por la
vida. ¡Que todos seamos inteligentes y aprendamos a escuchar profundamente esta guía universal sutil y
grandiosa a la vez, y que todos compartamos el Efecto Gratitud!

Si pudiéramos comprender el orden del universo, descubriríamos que supera los deseos de los más
inteligentes y que es imposible hacerlo mejor de lo que es.

Leibniz

El universo rebosa grandeza y ésta es inherente en su perfecto sistema de organización. Lo que


solemos hacer es construir una fantasía de cómo el universo debería ser y luego nos torturamos porque no
coincide con esa fantasía. Ése es nuestro infierno. Creo que el infierno es una creación nuestra basada en
las expectativas no realistas que no se cumplen. Cuando no sentimos agradecimiento, experimentamos lo
que algunos teólogos denominan infierno. Y cuando estamos agradecidos, gozamos de un cielo interior.
Cuando al papa Juan Pablo II le preguntaron qué era el cielo, él respondió: «Gratitud».

Muchas personas son adictas a ilusiones o fantasías de unilateralidad, que se convierten en sus
opiáceos interiores. Una vez que han contraído la adicción, es probable que empiecen a notar los síntomas
del síndrome de abstinencia que se produce cuando sus ilusiones se vuelven inalcanzables. Ésta es una de
las razones por las que en algunas culturas existe la tendencia a la drogodependencia. Quieren placer sin
sufrimiento, felicidad sin tristeza, amabilidad sin mezquindad, etc. Puedes llegar a condicionarte a pensar
que, si no eres de ese modo, es porque te pasa algo. Pero déjame decirte una cosa: «No te pasa nada
malo». Eres perfecto tal como eres, con tu equilibrio perfecto de opuestos. Así que acéptate, libérate de tu
adicción ilusoria y conviértete en un maestro del Efecto Gratitud.

Pero no me lo merezco

Has de creer en ti mismo, ése es el secreto. Incluso cuando estaba en el orfanato, cuando vagaba por
la calle buscando algo que comer, incluso entonces estaba convencido de que era el mejor actor del
mundo.

Tenía que sentir la abundancia que surge de la máxima confianza en uno mismo. Sin ella, vas directo
al fracaso.

Charles Chaplin

Hay al menos tres estados en los que se puede encontrar el ser humano. Uno es desvalorizarnos,
machacarnos, empequeñecernos y autocriticarnos. Otro, enorgullecemos de nosotros mismos, pensar que
somos más grandes y mejores que los demás. Pero a mí me encanta el tercer estado. Estar equilibrados y
ver que todas las personas son un reflejo de nosotros mismos. Entonces no nos ponemos ni por debajo ni
por encima de nadie. Me he dado cuenta de que cada vez que sentimos vergüenza o creemos que no
somos dignos de algo, hay otra área de nuestra vida en la que somos orgullosos y pedantes. Quizás esto se
entienda mejor con una historia.

Hace poco una mujer encantadora me trajo a su hijo adolescente a la consulta y me dijo que tenía
problemas con sus notas. Era vergonzoso porque tenía acné en la cara, padecía de baja autoestima y
siempre se estaba desvalorizando.

Lo primero que le pregunté fue: «¿En qué aspectos te consideras mejor, superior y más inteligente
que la mayoría de los chicos de tu edad?»

Primero, dudó, luego miró a su madre y al final dijo: «En el skateboarding. Puedo hacer cosas sobre
el monopatín que nadie más puede hacer».

Entonces, no es que tuviera una falta de confianza en general. Estaba muy seguro de sí mismo en
aquello que le importaba, que era el skateboarding y sabía que no tenía rival. Pero era introvertido en un
área que no era importante para él, que resultaba ser la escuela. Su madre y otras personas
bienintencionadas proyectaban sus valores sobre él diciéndole que deberían importarle sus notas. Pero él
no tragaba con eso.

—¿Te aburres en la escuela y por eso no sacas buenas notas?


—Sí, siempre me están machacando.

—Imagina que estuvieras en una escuela especializada en skateboarding. ¿Serías el alumno más
destacado?

—Sin duda alguna.

—Bueno, desgraciadamente, no conozco ninguna escuela de ese tipo, pero mientras no puedas
encontrar alguna ventaja en ir a una escuela normal para tener éxito en el skateboarding, probablemente
te seguirás aburriendo y no pondrás toda tu energía.

—Pero no veo cómo puede ayudarme la escuela. Todo lo que se hace allí es aburrido.

Le ayudé a relacionar las cosas que sus padres esperaban de él con la forma en que eso le iba a
ayudar a conseguir lo que quería hacer: el skateboarding. Eso cambió su percepción y, al final, también su
autoestima respecto a la escuela.

Nos sentimos seguros en áreas que realmente nos importan y poco o nada en las que no nos
importan. Nadie se libra de eso. Unas nos dan confianza, las otras nos humillan y nos enseñan a aprender.
La clave está en dirigir nuestra vida y carrera hacia aquellos aspectos en los que nos sentimos seguros o
donde residen nuestros valores superiores, de este modo estaremos haciendo lo que nos inspira. De lo
contrario, sentirás la llamada baja autoestima, porque irás contra tus valores.

Decídete a ser tú mismo y no olvides que el que se encuentra

a sí mismo pierde su miseria.

Mattheyv Arnold

Tu confianza está en cabeza de tu lista de valores. Ahí es donde tienes orden y certeza. Si no te
sientes seguro, probablemente sea porque has intentado integrar los valores de otro en un área que no te
importa demasiado.

No hace mucho asistí a un importante congreso sobre informática en el larvis Center de Nueva York.
La informática es una de esas áreas con las que no estoy muy familiarizado. Utilizo el ordenador para
escribir mis libros, y eso es todo. Así que allí me sentía como un verdadero imbécil, con todos esos genios
presentando sus ingeniosos aparatos que estaban a años luz de mis conocimientos. De hecho, yo me
sentía como si viniera de la Edad Media. Cuando fui a hablar con dos de los participantes, casi no dije
nada, me comporté como un introvertido. Por sus caras se podía adivinar que pensaban que era idiota. Lo
cierto es que destaco en mi especialidad, pero en la suya reconozco mi ignorancia. No tengo confianza en
ese campo porque nunca me ha interesado, no ha estado entre los primeros de mi lista de valores. Cuando
estoy con informáticos, se me ve inseguro, incómodo y taciturno. Eso también tiene una finalidad. Me da
la oportunidad de enseñarme a escuchar. Me permite practicar la humildad, apreciar a otras personas y
aprender de ellas. Tanto la confianza como la duda tienen un fin y no es necesario que nos deshagamos de
ningún aspecto de nosotros mismos para amarnos. Todos los aspectos nos sirven y no hemos de descartar
nada.

La mejor noticia es que no tienes que quedarte estancado en tus valores actuales. Puedes cambiar si
te lo propones. Pongamos que los ordenadores y la escuela estén en un escalafón muy bajo de tu escala de
valores y que el skateboarding y los deportes estén entre los primeros de la lista. El secreto está en
vincular los valores no prioritarios con los prioritarios. Pregúntate de qué modo hacer aquello que no te
interesa te puede ayudar a destacar en lo que para ti es muy importante. Si 110 puedes ver ninguna
conexión, nunca destacarás en eso por la sencilla razón de que no se destaca en algo que no te interesa.
Pero en cuanto consigues ver la conexión entre tus metas y lo que no te gusta, cambias de actitud y te
viene la inspiración para hacerlo. La forma de añadir algo a tu lista de valores es revisar los beneficios
que te aportará hacerlo y escribir de qué forma te ayudará a conseguir tus objetivos principales. Cuando
empiezo a revisar, no descubro cinco o diez valores, sino cientos. Si lo haces, se te encenderá la bombilla
y exclamarás: «¡Oh, Dios mío! Puedo conseguir mis objetivos haciendo esto». De este modo, seguro que
aumenta tu autoestima en esa área y se convertirá en algo por lo que tendremos que estar agradecidos.

Coi i la gratitud, tu mente se convierte en el mejor lugar

para pasar el tiempo.

Doctor John Demartini


Es maravilloso tener una mente propia, que pueda reflexionar sobre los misterios de la vida, definir
prioridades, recopilar información para referencias futuras, ayudarnos a aprender nuevas habilidades,
fijar reglas, forjar relaciones, tener opiniones y darnos la opción de elegir cambiar nuestras mentes y
alterar esas opiniones. Nuestra mente crea nuestro mundo privado, esa parte secreta que 1 llevamos
dentro que suele ser un misterio para quienes nos rodean, pero que se convierte en nuestro amigo o
enemigo íntimo, dependiendo del grado de control que tengamos sobre nuestras percepciones mentales.
Muchas personas dan por hecho los diversos y maravillosos poderes de nuestra mente, así como sus
múltiples dones. El Efecto Gratitud te ayudará a expandir tu mente y a que trasciendan las limitaciones
impuestas por tus creencias actuales.

Cada vez que derramo una lágrima de gratitud, lomo nota. Me doy cuenta de que es un momento
especial en el que mi mente está en armonía con mis valores u objetivos más elevados. Mis lágrimas de
gratitud son una respuesta de mi cuerpo a mi mente, que indican que estoy en el camino, que estoy
haciendo lo que tengo que hacer. Dejo que mis lágrimas de inspiración me guíen. Nuestra intuición nos
guía hacia lo que nos inspira. Cuando exageramos, hay una parte dentro de nosotros que susurra: «¿Quién
te crees que eres?» Cuando nos infravaloramos, nos dice: «Sé que lo puedes hacer mejor». Nuestra
intuición está actuando, intentando por todos los medios que nos centremos y equilibremos, y lo más
importante, que seamos auténticos y nos sintamos agradecidos. Cuando nos sentimos así, nuestra mente
está inspirada y se sorprende de su propia genialidad. Eso es el Efecto Gratitud.

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN A DESCUBRIR TU GENIO

• ¿Qué he aprendido hoy por lo que puedo estar agradecido?

• ¿Qué me está revelando hoy mi intuición?

• ¿Qué le está queriendo decir ese aspecto que he relegado a mi aspecto apreciado?

• ¿Qué área me gustaría investigar y de qué modo llenará mi vida esa indagación?

• ¿Cómo puedo mejorar mi aprendizaje hoy y en qué me beneficiará hacerlo?

• ¿Qué estrategias he descubierto hoy que pueden ayudarme a mejorar mi vida y mi aprendizaje?

AFIRMACIONES QUE TE AYUDARÁN A DESARROLLAR TU GENIO

• Gracias intuición por guiarme hacia lo que realmente me inspira.

• Gracias por haberme ofrecido este reto que me ha servido para mejorar.

• Gracias por las personas que has puesto hoy en mi vida que me han ofrecido sus opiniones y me
han ayudado a expandir la mía.

• Gracias por la percepción que me ha sido revelada por mi intuición o por los demás.

• Soy un genio y aplico mi sabiduría.

• Tengo una mente impresionante. Me dirige e inspira con sabiduría y me siento agradecido por ello.

• Soy un alma increíble, con una mente increíble y cada día tengo ideas ingeniosas.

• Estoy presente, mi mente está clara, aguzada y concentrada.

• Escucho a la voz de mi alma y obedezco al instante.

• Cuando experimento sin juzgar, demuestro mi sabiduría.

• Soy inteligente, pues reconozco al instante que las crisis son bendiciones.

• Mis pensamientos más profundos que rigen mi vida se convierten en una realidad tangible.

• Entiendo todo aquello para lo que programo mi mente.

• Me enfoco en las flores, no en las malas hierbas.


• Veo mis sueños con tanta claridad que simplemente se manifiestan.

• Me elevo por encima de la media, mi visión es extraordinariamente clara.

DA EL PRIMER PASO

La forma más rápida de aprender algo es compartirlo. Encuentra a alguien con quien puedas
compartir la idea más inspiradora o el descubrimiento que has hecho hoy. Antes de acostarte, escribe un
e-mail, haz una llamada telefónica o comunícale directamente a otra persona lo que más te ha inspirado
hoy, de ese modo también ayudarás a que otros se inspiren. Si ayudas a los demás a inspirarse, esa acción
también te ayudará a inspirarte.
Hacer lo que te gusta y que te guste lo que haces

El trabajo es amor hecho visible. y si no podéis trabajar con amor sino sólo con disgusto, es mejor
que abandonéis el trabajo y que os sentéis a la puerta del templo a recibir la limosna de quienes trabajan
con alegría.

Khalil Gibran

¿Estás preparado para el equilibrio?

Puedes utilizar tu talento y servir a los demás con tu negocio. Hay dos verdaderas joyas que me
gustaría compartir contigo que pueden evitarte muchas frustraciones. Por cada trabajador excelente de tu
empresa puede que tengas al menos uno que no lo sea, y por cada persona sincera, habrá otra u otras que
ocultan lo que realmente quieren decir. En otras palabras, siempre habrá una complementaliedad de
opuestos. Cuando apreciamos este gran principio universal, podemos empezar a manejar con mayor
eficacia nuestras relaciones empresariales. Siempre que sentimos predilección por alguien de nuestra
empresa, también nos caerá mal quien sea opuesto a esa persona. Cuando podamos aceptarlas a las dos
de la misma manera y a un mismo tiempo, y ver que en realidad están intentando conducirnos a un punto
medio —que nos situará en un escalafón superior cuando realmente reconozcamos y apreciemos los pares
de opuestos—, nos sentiremos competentes y agradecidos. Cuando entendamos la necesidad de la
existencia de ambos polos y demos las gracias por ello, conseguiremos levantar nuestro negocio. Esto
influirá de una forma no local en ese par de opuestos y los transformará, permitiendo que el Efecto
Gratitud obre su magia.

¿Qué idioma hablas?

Se ha de ser un gran hombre para saber escuchar.

Calvin Coqlidge

Siempre que nos interesamos lo bastante en nuestros compañeros de trabajo o clientes como para
comunicarnos en el lenguaje de sus valores, abrimos la puerta a una comunicación clara y a un
intercambio justo, y sin duda nos apreciarán por ello. Ésta es una de las claves para dirigir un negocio
próspero y satisfactorio. Elige algo que te inspire, un producto, servicio o idea que quieras compartir con
el mundo y encuentra personas que tengan un vacío que quieran llenar. Estás intentando asociar lo que tú
puedes ofrecer con satisfacer sus necesidades. Si eres capaz de hacerlo con arte, esas personas sentirán
que están consiguiendo lo que quieren y tú que también has conseguido tu propósito. Es un intercambio
justo. Pero cuando las personas sienten que estás proyectando sobre ellas lo que crees que necesitan,
pero no lo que en realidad quieren, o si esperan que les des algo que no tienes o que no quieres dar, la
comunicación falla. En ese caso, el negocio se estanca o incluso empieza a desmoronarse.

Si no valoramos nuestro trabajo, no es fácil que consigamos un ascenso. Si no valoramos los


productos, servicios o ideas que proporcionamos, ¿por qué querría alguien comprarlos? Si no valoramos a
las personas con las que trabajamos, ¿por qué íbamos a disfrutar trabajando? Y si no apreciamos la causa
o la visión de la empresa para la que trabajamos, ¿por qué debería tener éxito esa empresa? Ninguna de
estas situaciones es de «ganar-ganar». En ninguno de estos escenarios podemos beneficiarnos del Efecto
Gratitud.

Peter Lynch un exitoso gestor de fondos de Wall Street cuyos aciertos le situaron entre uno de los
mejores inversores del mundo, creía que para seleccionar compañías para invertir lo más inteligente era
buscar las que contrataran a personas que valoran sus propias carreras, a los clientes y los productos de
la empresa. Si las personas no valoran eso y no van a trabajar a gusto, es arriesgado invertir en esas
firmas. Ése es uno de los principios más importantes para diagnosticar una inversión. Es más probable
que la empresa cotice alto en el mercado de valores si sus empleados están motivados.

Todos los productos tienen su propia energía. Si el producto no está fabricado con esmero y aprecio,
se nota. Imagina que vas a un restaurante y el chef no hace la comida con cariño. No le gusta cocinar. De
hecho, prefiere ser arquitecto y mientras cocina sueña con ir a la universidad y estudiar arquitectura.
Tiene la mente en otra parte. Estoy seguro de que podrías notarlo en el sabor de la comida. Pero si
cuando te sirven el plato, sale el chef y te pregunta: «¿Qué le parece?» Si ha estado inspirado mientras
cocinaba, será una obra de arte y podrás saborear el amor con el que ha preparado la comida.
Literalmente, habrá canalizado su adorable inspiración divina en los alimentos que ahora saben a gloria.

Dios te ha dado el don de 86.400 segundos.

¿Los has utilizado para dar las gracias?


Wll.I.IAM A. Ward

El agradecimiento se manifiesta como vibración en todas las áreas de una empresa, desde las altas
esferas hasta los subordinados, y eso la ayuda a elevarse o a hundirse. En los negocios, la gratitud es la
clave de la supervivencia. Si en una empresa no hay gratitud, carece de alma. Simple y llanamente, está
en decadencia y va directa al fracaso.

Una vez ayudé al propietario de una gran empresa maderera y papelera. Estaba harto de trabajar.
Quería aguantar un par de años más y jubilarse. Ya no se sentía agradecido por su negocio y había
perdido su inspiración por el camino. Cuando le conocí, su única meta era tener suficiente dinero para
jubilarse. La competencia extranjera era cada vez más fuerte. Estaba convencido de que no se podía
competir con los mercados estadounidenses y asiáticos. Primero, se sintió abrumado y luego se enfadó
con el mercado porque se sentía desvalorizado. No apreciaba a sus empleados y lo único que veía era lo
que le costaban a la empresa.

Las personas que me contrataron, técnicamente, eran sus empleados. Creían que su jefe estaba
interfiriendo en el éxito de la empresa. No podían deshacerse de él porque era el propietario, pero por
otra parte querían que el negocio siguiera adelante. Me pidieron que hablara con él para ver si podía
recuperar su antigua visión. Estuvimos todo el día trabajando en ese objetivo. Le dije que el hecho de que
la competencia se estuviera haciendo con el mercado no significaba que no pudiéramos crear una nueva
leyenda, una nueva historia, un nuevo plan de mercado que inspirara al personal y con el que pudieran
volver a ser líderes. Le pregunté: «¿Recuerda por qué empezó a trabajar en este sector? ¿Por qué lo hizo?
¿Qué le inspiró?»

Le hice rellenar el formulario del Método Demartini® para que limpiara su pasado y su presente que
llevaban la carga emocional de la responsabilidad de la empresa. Al final consiguió liberarse de ella y
volvió a ver con claridad para qué estaba allí y cuál era su misión. Recordó que, cuando era pequeño, en
su casa no había mucho dinero. El papel era algo especial y escaseaba. Al menos en su familia. Un día sus
padres le trajeron una gran resma de papel y por primera vez pudo dibujar libremente. Fue un día muy
especial para él. Fue tan inspirador que decidió que cuando fuera mayor se aseguraría de que hubiera
suficiente papel en el mundo.

Cuando este hombre de sesenta años redescubrió la misión perdida de su infancia, empezó a llorar.
Lo que le había sucedido de pequeño había influido mucho en su vida y lo recordó. Conectó con el sueño
de su niñez de tener papel para dibujar. Volvió a recordar su propósito de por qué vendía papel a la gente.

—Va a permitir que esta ilusión y percepción temporal de dificultad le impida cumplir con su misión
en la vida? —le pregunté—. El papel mueve al mundo. Dígame, ¿quién puede vender mejor este producto
que una persona que de pequeña tuvo el sueño de suministrar papel al planeta? No puede permitir que
nada se interponga en su camino.

—Tiene usted razón. Le he estado dando vueltas a la idea de que debía retirarme a cierta edad. He
ido quitando el pie del acelerador, pero no era lo que realmente quería hacer. No era mi verdadero sueño
—respondió secándose los ojos y aclarándose la garganta.

—Volvamos a lo que es auténtico. Vamos a crear una historia sobre niños, a comercializarla, a hacer
que la gente se sienta inspirada y a crear una nueva campaña para su producto. Creemos una imagen de
un producto nacional único y que las personas se sientan orgullosas de su país cuando lo compren.

Y así lo hicimos. En cuestión de meses le dimos un giro a su empresa. Ese hombre reivindicó su
visión y volvió a sentirse agradecido e inspirado. El Efecto Gratitud revitalizó su empresa. Estoy seguro de
que también le alargó la vida entre cinco y diez años-

Cómo aprender a que te guste un trabajo que detestas en diez minutos

Encuentra un trabajo que te guste y añade cinco días a la semana.

H. Jackson Brown, Jr.

El Efecto Gratitud en el mundo de los negocios surge del agradecimiento por lo que estás haciendo,
de la visión, de las personas con las que trabajas, de las que compran tu producto o servicio y de esperar
con entusiasmo a que llegue el día siguiente para seguir haciendo lo que te gusta. Así es como me siento
cada mañana. Cada día me levanto para investigar, escribir, viajar y hablar. Ésas son las cuatro cosas que
más me gustan. Estoy muy agradecido por esta oportunidad. Si no te sientes agradecido por lo que haces,
es como si fueras con el freno de mano puesto. Eso significa que no te has planteado las preguntas
correctas o que 110 has dado los pasos necesarios para hacer realidad tus sueños. No se trata de que
«cuando llegue allí, daré las gracias», sino de sentir ese agradecimiento por todos los pasos que das en el
camino.

Si la gente va a trabajar y no puede ver de qué modo les va a ayudar ese trabajo a cumplir sus metas
y a vivir según sus valores más elevados, nunca podrá sentirse agradecida. Querrán ganar más dinero,
tener más motivación exterior, más incentivos, más tiempo libre, más descansos y más vacaciones. Al
final, a la empresa le saldrá más caro. Una de las labores más importantes de una empresa es transmitir
su misión a sus empleados de tal forma que sientan que la organización se corresponde con sus valores
primordiales y que les ayuda a conseguir sus objetivos. De esta manera, la empresa se sentirá agradecida
por sus trabajadores y éstos, a su vez, también se sentirán agradecidos por trabajar en ella.

No conozco a nadie que no quiera trabajar y aprender cosas nuevas que sean importantes para él.
Es nuestra naturaleza. Pero cuando tenemos que hacer o aprender algo que no nos gusta, es des-
corazonador e insatisfactorio. La forma de darle la vuelta a esta situación es aprender a plantearse
preguntas importantes. A continuación cito un par de ejemplos. «¿De qué modo me va a ayudar lo que
estoy haciendo a cumplir mi misión? ¿Qué me gustaría hacer? ¿Cómo puedo ganar un buen sueldo
haciéndolo? ¿Cuáles son los siete pasos prioritarios que pueden ayudarme a obtener mis metas y que
puedo dar hoy?» Pero no te quedes con las preguntas. Da el primer paso, verás cómo de pronto te
encuentras haciendo aquello que te gusta. Cuando tu vocación coincide con tu vacación, es que has
empezado a tomar las riendas de tu vida. La gente me pregunta qué hago en vacaciones. ¡Sorpresa!
Investigo, escribo, viajo y hablo. Es mi vocación y mi vacación, es mi vida y no necesito tomar vacaciones.

He diseñado un formulario que he denominado Formulario Demartini sobre Motivación, Lealtad y


Productividad que utilizo siempre en las empresas que solicitan mis servicios. Este formulario contiene
una serie de preguntas que hago a los empleados. Resumiendo, les pido que escriban una descripción de
sus funciones y que lo hagan con todo detalle. Luego les pido que escriban una lista de sus valores o de lo
que más les importa en la vida. Después han de revisar los valores uno por uno y conectar cada una de
sus tareas con sus valores y metas más importantes. Tienen que escribir de qué modo lo que están
haciendo les está ayudando a realizar sus metas. Si no pueden ver ninguna conexión, no se van a sentir
realizados en su trabajo. Les hago preguntas hasta que encuentran una conexión. Tienen que responder a
una misma pregunta de formas diferentes unas veinte o treinta veces hasta que consiguen ver bastantes
conexiones. Cuando han terminado, se sienten agradecidos por su trabajo. Y cuando se sienten así, su
productividad, motivación, «lealtad» a su empresa e inspiración aumentan. Sacan mayor provecho de su
trabajo y la empresa saca mayor provecho de sus empleados.

Vale la pena hacer este inspirador ejercicio aunque pienses que en estos momentos no sabes lo que
vas a hacer respecto a tu carrera profesional. Si todavía no sabes lo que te gustaría hacer o no tienes una
estrategia; o si lo sabes, pero tienes miedo, es de locos no evaluar lo que estás haciendo ahora. Seguir
haciendo este ejercicio hasta que se consigue una perspectiva clara obra maravillas. Hacer este ejercicio
te dará más vitalidad y energía en tu vida. De lo contrario, es muy probable que acabes luchando contra ti
mismo todo el día. También es probable que critiques a la empresa para la que trabajas, que por esa razón
tu vida se haya quedado estancada y que incluso esa situación esté perjudicando tu salud. No es lo que
haces, sino cómo lo percibes. Cuando percibes suficientes beneficios como para compensar las
desventajas y ves cómo te va a ayudar a realizar tu propósito en la vida, de pronto te sientes agradecido
por lo que haces y te gusta hacerlo. Si posteriormente decides hacer otra cosa, también esta bien. Te
creas un plan y avanzas hacia él, pero entretanto, valora la oportunidad laboral de tu momento actual. El
Efecto Gratitud obra milagros tanto si estás haciendo lo que te gusta como si estás aprendiendo a que te
guste lo que haces. La siguiente historia ilustra lo que acabo de decir.

Cómo me ayudó la gratitud a conseguir mi primer ascenso

Da gradas por poco y obtendrás mucho.

Proverbio hausa (Nigeria)

Todavía no había cumplido los dieciséis años cuando me invitó a California una persona que había
conocido en Hawái. Hasta me ofreció pagarme el viaje. Me fui a California un tiempo. Me alojaba en el
garaje de uno de sus amigos, pero tenía que conseguir algún trabajillo para tener algo de dinero para mi
estancia.

Para poder trabajar en Estados Unidos hay que tener al menos dieciséis años. Mentí respecto a mi
edad y conseguí un puesto en la Posa Fuel Carburetor Company, que era una sucursal de Excel Tool and
Die Company. Era mecánico, y mi trabajo consistía en hacer carburadores para motos. Era uno de esos
trabajos con salario mínimo. También era bastante sucio. Todo el día iba manchado de grasa y aceite, pero
me sentía tan afortunado por haberlo conseguido sin tener la edad para trabajar que siempre decía:
«Muchas gracias por el trabajo. Lo valoro mucho».

Los otros trabajadores y mi supervisor no entendían nada. Nunca habían visto a un jovencito que
estuviera agradecido por ese tipo de trabajo. No era más que uno de los empleados que contrataban en
verano. Resumiendo, llegó el final del verano, se estaba terminando mi contrato y ya me estaba
preparando para regresar a mi vida de surfista en Hawái. El director de la fábrica me abordó y me dijo:
«Nos hemos preguntado si te gustaría seguir trabajando aquí. Queramos ascenderte». Yo sabía que iba a
regresar a Hawái para hacer surfing, que era mi sueño, así que le di las gracias y rechacé la oferta.

Realmente creo que me ofrecieron ese puesto porque yo estaba muy agradecido por el trabajo.
Trabajé duro porque no quería perder el trabajo, ganaba 2,75 dólares la hora. Además, todos los días les
daba las gracias por haberme contratado. Creo que aunque hubieran sabido mi edad no me habrían
despedido. Cuando estamos agradecidos por un trabajo, éste se vuelve más fácil, somos más eficientes y
tenemos más oportunidades para ascender. El Efecto Gratitud es un secreto sencillo para vivir una vida
satisfactoria. Las personas notan que irradias la energía de la gratitud. Es invisible, pero sus efectos son
muy reales.

¿Has encontrado a tu carpintero interior?

Aquello que puedas hacer o sueñas que puedes hacer. Comiénzalo.

La audacia es genialidad, poder y magia.

Johann Von Goethe

He de contaros esta historia sobre la importancia de seguir lo que te dice el corazón y animar a
otros a hacer lo que sienten. Hubo un tiempo en que tuve que contratar a un director para mi empresa.
Estaba en mi despacho haciendo entrevistas cuando entró un caballero con un maletín. Se le veía muy
seguro de sí mismo y muy entusiasta. Dejó su maletín, se sentó, se inclinó un poco hacia mí y me dijo
asertivamente: «Doctor Demartini, quiero que sepa que soy el hombre que está buscando».

—¡Oh, estupendo! Espero que no le moleste, pero tengo que hacerle un par de preguntas. Si le diera
cinco millones de dólares, ¿qué haría con su vida? —le pregunté.

No se esperaba eso. Tardó un segundo en aclarar sus ideas y responder.

—Bueno, si tuviera cinco millones de dólares y ya no tuviera que seguir trabajando, me dedicaría a
hacer muebles. Me encanta hacer muebles.

—Gracias, eso es todo —le dije.

Se levantó y le di la mano. Parecía asombrado.

—¿Ya hemos terminado la entrevista? ¿Tan rápido ha tomado su decisión?

—Sí, señor. Usted no es la persona que estoy buscando —le respondí.

—Pero sé que puedo ayudarle en su negocio... Sé dirigir bien... ¿Cómo ha tomado su decisión con
una pregunta semejante?

—Es muy sencillo. Si usted es un directivo tan bueno, ¿cómo es que no ha podido organizar su vida
para hacer lo que le gusta? Si le gusta hacer muebles, ¿por qué no ha convertido su afición en su
profesión? Y si no puede dirigir su vida, ¿cómo espera que le deje dirigir mi empresa?

—¡Vaya! Esa pregunta es muy fuerte. Reconozco que me ha pillado. Entiendo la razón por la que no
soy la persona adecuada para este puesto —me dijo mirándome atónito un momento.

Me dio las gracias y se marchó. Al cabo de unas pocas semanas, estaba en la consulta con un
paciente cuando mi ayudante me interrumpió y me dijo: «Ha venido un caballero que estuvo aquí hace un
par de semanas. Me ha preguntado si podía hablar contigo un momento».

Vino con una bolsa de papel marrón, se sentó en la misma silla y me dijo: «Doctor Demartini, quiero
darle las gracias por nuestro encuentro de hace unas semanas. Usted me planteó la pregunta más
sorprendente que hubiera podido imaginar y cambió mi vida».

—Cuénteme qué le ha sucedido —le dije.

—Pues bien, estaba convencido de que iba a conseguir el puesto en su empresa, pero su pregunta
fue como un jarro de agua fría. Hizo que me parara a pensar. Hacía meses que buscaba trabajo y la
entrevista en su oficina fue el momento crucial. Me pregunté: «¿Poiqué no puedo panarme la vida
haciendo lo que me gusta? Hace tres meses que busco trabajo, ¿qué puedo perder?» Así que decidí
probar. Me propuse montar una empresa de fabricación de muebles hechos a mano. Sentí la inspiración.
Fue como si iniciara una nueva vida. Por primera vez en mucho tiempo, sentí entusiasmo por mi vida, me
sentí vivo, y ya tengo clientes nuevos. Estoy haciendo muebles y todavía no me lo puedo creer. No sé cómo
darle las gracias. Espero que no le importe, pero la última vez que estuve aquí me fijé en todo el trabajo
en madera de esta consulta, en el estilo y el color y he fabricado unas cajas para poner pañuelos de papel
que puede colocar en todas las salas si lo desea. Estaré encantado de montárselas, si me lo permite. Me
gustaría ofrecérselo como regalo de agradecimiento por ayudarme a iniciar mi propio negocio.

—Por supuesto. Me alegra ver que está encauzando su vida —le dije.

Así que puso las cajas en todas mis consultas y ése fue el bonito final de la historia. De haberle
contratado como director, probablemente ni habría estado agradecido por el trabajo, ni yo habría estado
contento de que trabajara aquí. Estoy casi seguro de que ninguno de los dos estaríamos satisfechos. He
aprendido que es más inteligente contratar a personas que les gusta lo que hacen,pues eso alimenta el
Efecto Gratitud.

¿Y si todavía no sé cuál es mi vocación?

Tu visión se esclarecerá cuando mires en tu corazón.

Quien mira fuera sueña; quien mira dentro despierta.

Cari. Gustav Juno

Muchas personas dicen: «No sé lo que me gustaría hacer en la vida». Pero yo no me creo esa
historia. Sencillamente me niego a creerlo.

Estoy convencido de que en el fondo todos los seres humanos conocen cuál es su misión y sus
sueños. No lo admiten porque viven con uno o más de los siete miedos. Puede que tengan miedo de
transgredir alguna norma espiritual o moral; de no ser lo bastante inteligentes; puede que les paralice el
miedo al fracaso, a perder dinero o a la familia, al rechazo, a la enfermedad, o todos ellos juntos
silenciando la voz de su intuición. Mientras estén presentes esos miedos, se seguirán autoengañando y
diciendo: «No sé lo que quiero». Pero si esos miedos no estuvieran presentes, ¿serían capaces de decir
abiertamente lo que les gustaría hacer?

Lo saben. Lo sabes. Nuestra alma siempre nos está llamando desde dentro para que hagamos lo que
realmente nos gusta. La gratitud es la llave que nos abre la puerta a una vida sin temores. Como no
podemos experimentar gratitud y miedo a la vez, cuando sentimos gratitud, vemos cómo se alejan los
miedos y podemos percibir las posibilidades. Somos seres con un propósito. Nuestra misión y nuestra
vocación están en nuestro corazón a la espera de que el Efecto Gratitud le abra la puerta.

Es importante que nos demos cuenta de la diferencia entre perseguir fantasías e intentar hacer
aquello que la vida nos demuestra que es lo que nos dicta nuestro corazón. La vida te indica lo que es
importante para ti y no se equivoca. Todo lo que haces apunta hacia alguna parte. Mira a tu alrededor.
Analiza tu vida un momento. ¿Qué te ha demostrado sobre tu misión y hacia dónde te esta encauzando? Si
no tuvieras ninguno de esos siete temores, ¿qué te gustaría hacer y tener?

Abre tu corazón pensando en todo aquello por lo que te sientes agradecido y luego hazte las
siguientes preguntas: ¿En qué pasas tu tiempo? ¿Qué es lo que puedes hacer durante horas sin mirar el
reloj? Al prestar atención a esos momentos en los que te sientes inspirado, entusiasmado, amable y
agradecido, puedes descubrir tu vocación y desvelar los sueños que son más queridos para ti. Estos
cuatro sentimientos mágicos son indicativos de que estás en el camino para cumplir la misión de tu vida.
Cuando nuestros corazones se abren, nuestras mentes se vuelven firmes y claras. Sin la guía interior de
nuestro corazón, siempre estaríamos dudando entre multitud de opciones y navegando en un mar de
incertidumbre. La clave es escuchar la verdadera voz interior que nos habla a través de nuestro corazón.

Cuando puedas oír el mensaje con claridad, no subestimes la fuerza que tiene escribirlo. No sé de
otras personas, pero hablo por experiencia propia, tengo un libro lleno de objetivos muy específicos
relacionados con la forma exacta en que quiero que sea mi vida, y se van haciendo realidad. Soy muy
claro y específico, pero también flexible y tengo suficiente capacidad de adaptación como para refi-nar
mis objetivos si aparece algo más inspirado y poderoso. Dedico tiempo a planificar mi vida. Literalmente,
paso horas enfocándome en lo que quiero ser, hacer o tener.

Escribo lo que creo que me dice mi corazón, lo tamizo y lo leo cada día. Depuro lo que escribo hasta
que se aclara por completo y estoy seguro de algo, entonces tengo el control y puedo seguir
perfeccionándome. El paso final para desvelar los deseos que alberga mi corazón es una meditación
silenciosa pasiva, respaldada por una oración de gratitud activa por lo que es, tal como es, que practico
todos los días. Luego espero a que se me revele algün detalle. Cuando está claro, actúo y observo la magia
del Efecto Gratitud.

Cómo transformar tu vocación en una vacación

Allá a lo lejos, a la luz del sol, se encuentran mis mayores aspiraciones, puede que no las alcance,
pero puedo mirar hacia arriba y contemplar su belleza, creer en ellas e intentar ir hacia donde quieren
guiarme.

Louisa May Alcott

Cuando hemos descubierto lo que desea nuestro corazón, sentirse productivo es uno de los
sentimientos más inspiradores que puede experimentar una persona. Ser productivo y sentirse realizado
no es algo que se limite al horario laboral convencional de nueve a cinco. Tanto si eres ama de casa, como
estudiante o atleta, o si estás de vacaciones, es importante que te sientas productivo en todas las
actividades que realizas a lo largo del día (cualquiera que sea la forma en que la productividad te haga
sentirte realizado). Por ejemplo, si te gusta pescar, puedes sentirte realizado después de un día de pesca.
Un empresario o una empresaria pueden sentirse realizados tras haber cerrado unos cuantos tratos. Un
ama de casa puede sentirse útil preparando la cena para su familia; el caso es que sentirse útil y estar
agradecido por tu propia forma de productividad es lo que pone el broche a tu vida. Sin ello, cada día
perderás un alto grado de realización personal. El Efecto Gratitud da propósito a tu vida, satisfacción y
realización personal.

Prefiero el término «realización personal» a la palabra «éxito». ¿Por qué? El éxito y el fracaso van
unidos. En el momento en que empezamos a pensar que tenemos éxito, estamos emprendiendo el camino
hacia el fracaso, y viceversa. El sentido de realización personal recoge ambas cosas. Todas las personas
que conozco que han logrado algo en su vida han experimentado los dos sentimientos. Ambos se deben a
percepciones parciales. El sentimiento temporal de éxito no es más que parte del juego. A veces, cuando
tenemos éxito, se nos suben los humos, dejamos de hacer lo que nos gusta y hacemos cosas que nos
distraen y que tienen baja prioridad. Cuando nos sentimos fracasados, puede que tengamos el impulso de
volver a la esencia y hacer lo que considerábamos de alta prioridad. Necesitamos la polarización de las
dos percepciones falsas para centrarnos en nuestro verdadero yo, que es de donde surge la verdadera
realización. Cuando planificamos nuestros logros, se nos despierta el talento para pensar SMART
[Inteligente], que significa tener metas Específicas Mensurables que estén Alineadas con nuestros
valores, que sean Realistas y estén Temporizadas —SMART.

Imagina que viene a visitarte la persona más importante del mundo para ti. ¿Cambiarías algo en tu
casa o en tu horario para preparar su llegada? Si no es así, estupendo, pero la mayoría de las personas
dirían que cambiarían algunas cosas. Ahora viene el truco de la pregunta: «¿Por qué no te tratas como si
fueras la persona más importante del mundo? ¿Por qué no te tomas tu tiempo para planificar tu vida?»
Quiero vivir al máximo y descubrir todo lo que realmente puedo hacer. Personalmente, al final de mi vida
me gustaría poder decir: «He vivido una vida extraordinaria». Quiero poder decir que he vivido
plenamente. He sacado el máximo provecho de todos los días. He conseguido todo lo que he podido
imaginar y me siento muy agradecido por la vida. Sé que si yo lo hago, estoy dando permiso a otras
personas para que hagan lo mismo y eso es mi fuente de inspiración.

Cómo estar agradecido por las distracciones, la confusión y la falta de decisión

La gratitud nos abre a la plenitud de la vida.

Convierte lo que tenemos en su ficiente y más. Convierte la negación en aceptación, el caos en


orden, la confusión en claridad... Transforma los problemas en dones, los fracasos en éxitos, lo inesperado
en lo que llega en el momento perfecto y los errores en acontecimientos importantes.

La gratitud da sentido a nuestro pasado, nos da paz en el presente y crea una visión del mañana.

MELODIE REATTIE

La primera pregunta que me hacen en todo el mundo es: «¿Cómo puedo mantenerme enfocado en
algo?» Creo que es tan importante estar agradecido por estar enfocado como por las distracciones.
También creo que cuando tenemos dificultades en concentrarnos, intentamos vivir según los valores de
otros. Nadie ha de despertarme por la mañana para que me ponga a hacer lo que me gusta. Nadie ha de
convencerme para que me concentre en lo que me gusta. Me encanta lo que hago. Es mi valor más
elevado si me fijo objetivos que están en la misma línea de mis valores, la concentración se produce de
manera automática. Si persigo objetivos que no están en la misma línea de mis valores, siempre me
distraigo. Eso significa que al menos parcialmente estoy intentando vivir la vida y los valores de otro.

Me gustaría compartir una breve historia sobre una encantadora adolescente llamada Verónica. Es
muy sociable y le encantan las fiestas, estar con sus amistades, hacer cosas divertidas y salir de compras.
Le gustan las tiendas de marca, porque eso le permite estar a la última en sus círculos sociales y, por
supuesto, porque se siente más guapa. Aunque a su padre le impresionan sus aptitudes sociales, también
le encanta la idea de que reciba una educación secundaria básica, de modo que ella sabe cómo
administrarse el dinero cuando va de compras. Pero la importancia de una educación más formal es, sin
duda, un valor externo que le ha inculcado su padre. Como las actividades sociales y la belleza eran sus
valores principales, cada vez que intentaba concentrarse en sus estudios se distraía con cualquier evento
social que se interpusiera en su camino. Se decía a sí misma: «Sé que es importante estudiar», pero se iba
directamente a la fiesta. Por más que lo intentara, no conseguía enfocarse en su educación.

Entonces su madre y su padre encontraron otra universidad que incluía asignaturas de moda y de
venta al por menor. Ir de compras es su segunda prioridad después de ir de fiestas. Ahora que puede ver
cómo las asignaturas que ella misma ha elegido la van a ayudar a conseguir lo que desea, le encanta ir a
la universidad y se siente agradecida por su especialización. Su mente empezó a despertar al valor de sus
clases porque éstas coincidían con sus valores. Puede recordar mejor lo que aprende, asimilarlo, aplicar
su conoci miento y compartirlo con los demás. Ahora que ha realizado la conexión entre su educación y
sus principales intereses, tiene más ganas de ir a la universidad y le cuesta menos concentrarse porque al
final está trabajando para conseguir lo que desea. Simplemente estaba distraída de sus estudios porque
no veía de qué modo la iban a ayudar a conseguir sus propósitos. En realidad, no estaba distraída,
simplemente intentaba vivir según sus valores. Ahora que la universidad está vinculada con lo que le
interesa, le encanta.

Cuando algunas personas experimentan lo que perciben como una distracción, puede ser que su
intuición esté intentando comunicarles cuáles son sus principales valores. Así que, cuando estás distraído,
es aconsejable dar las gracias a tu intuición por indicarte que no estás viviendo como te gustaría.
Nuestras supuestas distracciones pueden ser meros indicativos de que intentamos vivir según los valores
de otras personas. Cuando escuchamos con atención y sabemos responder, podemos dar las gracias por
ese estímulo interno.

La aritmética más difícil de dominar es la que nos permite

contar nuestras bendiciones.

Eric: Hoffer

La confusión es otro don. Cuando estamos confundidos, pretendemos hacer muchas cosas a la vez o
algo de lo que sabemos muy poco, que no es importante para nosotros o que es ajeno a nuestros valores.
También puedes tener un exceso de seguridad y ser engreído y pensar que no necesitas ayuda. Cuando
tengo dudas, pido ayuda. Hace poco tenía dudas respecto a qué hacer con el programa de formación que
había distribuido por el mundo. Había contratado facilitadores y maestros y a mí me tocaba dirigir todo
eso. Los países tienen leyes y normas distintas. Quería hacerlo, pero no sabía cómo. Me puse en contacto
con unas cuantas personas especializadas en el desarrollo de programas de formación a nivel global.
Algunas tenían treinta años de experiencia. Me reuní con ellas, les planteé la situación, escuché sus
sabios consejos y les delegué algunas cosas. Contrataron a otros profesionales y ahora mi programa de
formación global está empezando a prosperar. Así terminé con mis dudas, hice nuevos contactos, conocí
personas que sabían lo que tenían que hacer en ese campo en el que yo no tenía experiencia y aprendí a
delegar. Eso me permitió enfocarme para seguir haciendo lo que me gusta. Ahora ya sabré cómo manejar
una situación semejante en el futuro. La confusión puede ser un buen sistema de feedback. Lo que
importa no es lo que te sucede, sino cómo lo interpretas.

Las personas que toman decisiones con rapidez y claridad generalmente consiguen más que las que
110 pueden hacerlo. Realizar una acción inmediatamente no es tan duro como parece. Una acción puede
ser tan sólo planificar o pensar con detenimiento en algo, conseguir ayuda o crear una estrategia. Pasar a
la acción y superar la inercia es muy gratificante. Hay tres cosas que frenan a las personas a actuar. Un
objetivo poco claro, que no esté fragmentado, ni vinculado con tus principales valores. Si está claro,
fragmentado y vinculado, actúas. Cuando das los pasos necesarios para cumplir tus objetivos, incrementas
las probabilidades de experimentar el Efecto Gratitud.

Ves cosas y dices: «¿Por qué?» Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo: «¿Por qué no?»

George Bernard Shaw

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN A QUE TE GUSTE LO QUE HACES


• ¿De qué modo va a servirme lo que estoy haciendo para cumplir mi misión?

• ¿Qué me gustaría ser, hacer o tener?

• ¿Cómo puedo ganarme bien la vida haciéndolo?

• ¿Cuáles son los siete pasos prioritarios que debo dar para conseguir mis metas?

• ¿Cuáles son los siete pasos prioritarios que puedo dar hoy?

Si hoy tienes un mal día en tu trabajo, tu percepción de las cosas será parcial, tendrás más
pensamientos negativos que positivos. Hazle las siguientes preguntas para regresar a tu centro con
gratitud.

• ¿A quién he ayudado hoy?

• ¿Qué he hecho bien hoy?

• ¿A qué clientes he ayudado con gusto?

Si algún día te sientes especialmente eufórico en tu trabajo y quieres recuperar el equilibrio,


plantéate las siguientes preguntas.

• ¿A quién se me olvidó ayudar hoy?

• ¿Qué he hecho que no ha funcionado?

• ¿A qué clientes no he ayudado con gusto?

AFIRMACIONES QUE TE AYUDARÁN A SEGUIR EN EL CAMINO

• Doy las gracias por la oportunidad de descubrir mis talentos y ver cómo los expreso.

• Doy las gracias por la oportunidad de estar en una situación en la que puedo innovar, crear y
expresarme.

• Doy las gracias por ganarme bien la vida y mantener a mi familia y a mis seres queridos.

• Doy las gracias por todas las personas que han querido ayudarme, así como por las que me han
planteado retos.

• Doy las gracias por las personas que crean servicios, productos o ideas que me ayudan a llevar a
cabo mi misión.

• Doy las gracias por que haya necesidades en el mundo y por la oportunidad que me brindan de
contribuir para cambiar las cosas.

• Tengo un propósito y estoy aquí para cumplirlo.

• Tengo una misión y estoy aquí para manifestarla.

• Tengo una visión y estoy aquí para darle fuerza.

• Tengo un mensaje y estoy aquí para compartirlo.

• Tengo un plan maestro y estoy aquí para seguirlo.

• Todas mis experiencias me sirven para cumplir mi propósito.

• Sigo creciendo porque tengo un propósito más grande que yo mismo.

• Tengo el poder de transformar mis ideas inspiradoras en realidades.

• Hago lo que me gusta y me gusta lo que hago.


• Tomo decisiones rápidamente y soy paciente cuando las sigo.

• Estoy en el lugar y momento adecuados para conocer a las personas adecuadas, con las que haré
el negocio adecuado.

• Ayudo a otras personas a ensalzar sus talentos, a la vez que ensalzo los míos.

• Sé exactamente lo que me gusta y lo hago.

• Soy un maestro de la persistencia y hago lo que sea necesario. No dejo que ni los placeres ni las
penurias interfieran en la consecución de mi propósito.

• Mi propósito es muy claro y estoy enfocado.

• Estoy totalmente seguro de que me llegarán oportunidades sorprendentes.

• Doy prioridades a mis acciones cotidianas y me ciño a las mismas. Cada día actúo teniendo en
cuenta mis prioridades. Sigo la A, la B y la C, en lugar de la X, la Y y la Z.

• Mi gran valor es que me gusta servir y doy las gracias por tener la oportunidad de ayudar.
DEBERES

Ejercicio 1. Cuando empecé mi carrera como quiropráctico, cada noche daba las gracias a todos mis
pacientes. Cada día, cuando terminaba con el último paciente, rellenaba un formulario de gratitud (véase
una muestra a continuación). Cuando fui teniendo más pacientes, era más difícil, pero seguía haciéndolo
cada noche. Escribía una línea de agradecimiento para cada uno. Pruébalo y disfruta observando el Efecto
Gratitud en acción. Atraes aquello en lo que piensas y por lo que das las gracias.

Formulario de agradecimiento para mis clientes Fecha

Nombre del cliente

Lección que me ha dado el cliente

Bendición del cliente por la que he de estar agradecido

Ejercicio 2. Al levantarte cada mañana, márcate siete prioridades que has de llevar a cabo a lo largo
del día para garantizar tu productividad. Haz estas acciones antes de que se produzca cualquier
distracción no productiva, y si sigues estos siete pasos prioritarios regularmente, puedes estar seguro de
que acabarás la semana sintiéndote agradecido por lo que has conseguido. (Por descontado que tu vida
también dará un salto cuántico económicamente.)

Ejercicio 3. Haz una lista de todas las personas, incluidos tus proveedores, abogados, clientes y
banqueros, que influyen en tu negocio, y a quienes puedes darles las gracias. Todos trabajan para ti. En
esta lista también puedes incluir a tu competencia que te está ayudando a crecer y a mantenerte en
guardia para no quedarte estancado, y al Estado, que también te desafía para que seas más creativo e
innovador. Todos forman parte de la perfección divina, todos son recordatorios del Efecto Gratitud.
Cómo conseguir una fortuna con el poder de la gratitud

La riqueza es el resultado de la capacidad del hombre para pensar.

Ayn Rand

Sentirnos agradecidos por nuestra situación económica a veces puede ser un auténtico reto. Pero
para conseguir una verdadera riqueza hemos de dominar la «actitud de la gratitud». Para la mayoría de
las personas, administrar su dinero es una fuente constante de preocupación y de presiones. Pocas
personas pueden decir realmente que se sienten agradecidas por sus situaciones económicas. No
obstante, cuanto más agradecidas están, con mayor facilidad sintonizan con las energías que atraen la
abundancia. Hay muchísimas personas que tienen el hábito de sentir que no tienen suficiente dinero. Esta
actitud de «no tengo bastante dinero» puede convertirse en una profecía de autoderrota y hacer que
tengan una vida miserable. En innumerables ocasiones se pierden muchas riquezas que están a su alcance
porque están demasiado ocupadas o sienten que tienen «menos» que los demás.

Por otra parte, hay personas que parecen haber nacido con un pan bajo el brazo y consideran que
110 han hecho nada especial para conseguir todo lo que tienen. Puesto que han logrado con facilidad su
patrimonio, éste parece tener menos importancia para ellas. Puede que hasta hayan mostrado ingratitud
al recibirlo. Pero si no apreciamos la riqueza que ya tenemos, es muy probable que nos perdamos la
plenitud que puede ofrecernos la vida. Nuestra «vida» es directamente proporcional a la gratitud que
mostramos. Si no la apreciamos, si no valoramos lo que tenemos, pierde su sentido para nosotros y
sencillamente se vuelve desordenada. Para superar este sentimiento empieza a hacer una lista de todas
las cosas por las que estás agradecido: piensa que ya tienes cosas como dinero y otros bienes, y
oportunidades para producir más, así que también recibes más. El Efecto Gratitud puede traer
abundancia y una vida más plena.

Busca y encontrarás, lo que no se busca permanece oculto.

Sófocles

Todos tenemos riqueza. Si crees que no la tienes es que todavía no la has reconocido porque está en
una forma que te elude. Tu riqueza puede manifestarse en la forma de tus hijos, amigos, negocios,
espiritualidad, tu cuerpo o cualquier otra cosa. Adoptará la forma de lo que encabece la lista de tus
valores personales. Si son tus hijos, tu riqueza y tus inversiones adoptarán la forma de tus hijos. Cuando
tengas sesenta, setenta u ochenta años y te hayas jubilado, probablemente cuidarán de ti. Tu inversión
dará su fruto con sus múltiples recompensas. Si tu valor principal es tu Iglesia y tu religión, ésta
posiblemente te ayudará cuando seas mayor. Una vez más, tu inversión se verá recompensada. Si tu valor
principal es tu cuerpo, puede que vivas mucho y con buena salud y que sea tu cuerpo el que responda a
todo lo que has hecho por él. Si tu valor principal es el dinero, es muy probable que tus inversiones
económicas te aseguren tu futuro. Si tu valor principal son tus amistades y tu círculo social,
probablemente sean éstas las que cuiden de ti cuando ya no te valgas por ti mismo.

Si tuvieras que quedarte con sólo un concepto de este capítulo, que sea el de que no te falta riqueza.
Seguro que hay algo por lo que puedes dar las gracias. Pero si quieres que tu riqueza sea en forma de
dinero en efectivo, deberás valorar esa forma de riqueza. Deberás darle un lugar prioritario en tu lista de
valores o el dinero no aparecerá en tu vida. La palabra riqueza tiene más relación con el bienestar que
con el dinero. Todos poseemos riqueza y abundancia, pero a cada uno se nos manifiesta de una forma
diferente. Sin embargo, si te gustara que fuera en forma de dinero, sigue leyendo.

He observado que las personas que aprecian el valor del dinero y la oportunidad de «recibirlo y
darlo» son las que consiguen crear una gran riqueza económica. También he trabajado con personas que
tienen muy pocos recursos y siempre dicen: «Bueno, el dinero no me importa demasiado. No es una de
mis prioridades. Ésa no es la razón por la que hago lo que hago. Si gano bastante, estupendo, si no,
trabajaré en lo primero que encuentre».

Las personas ricas lo son por algo, tienen el talento para administrar sus bienes y les gusta hacer
cosas sorprendentes con ellos. La libertad económica personal no es su único propósito. Tienen una causa
superior a ellas mismas, una visión de servicio que puede aportar beneficios a su comunidad, país o
incluso a todo e] planeta. Aprecian y valoran el dinero. Estudian y concentran su energía en crearlo.
Saben que son responsables de lo que hacen con él y les encanta esa responsabilidad.

Bill Gates se hizo multimillonario porque encontró un producto que utiliza casi todo el mundo en el
planeta. Yo he desarrollado el Método Demartini®, una herramienta que creo que puede serle útil a todas
las personas. Tú también tienes algo en tu interior que puede beneficiar a todo el mundo. Búscalo. Sólo
tienes que descubrirlo y serás un millonario en potencia.
Voy a contarte un secreto, pero no se lo digas a nadie

Todo el que valora recibe. Doctor John Demaktini

La gratitud es la herramienta más importante que conozco para conseguir riqueza. Hay dos
principios fundamentales para lograr dinero. Primero te has de valorar. Segundo, has de valorar el dinero.
El dinero fluye automáticamente hacia aquella persona que lo valora.

El dinero es como las personas. Quiere cariño y aprecio. Si no aprecias a las personas, se van a otra
parte donde las valoren más. Para demostrar nuestro aprecio por el dinero, podemos estudiar, aprender,
enfocarnos y controlarlo. Pregunto miles de veces a la gente: «¿Quién quiere ser rico?» Todo el mundo
levanta la mano. Luego pregunto: «¿Quién es rico?» En la segunda respuesta hay sólo unas pocas manos
levantadas. Eso se debe a que el dinero ocupa un lugar muy bajo en su escala de valores. Nuestra
jerarquía de valores dicta nuestro destino económico.

Si compras una propiedad y el mercado sube, la propiedad se revaloriza. Si baja el mercado, se


desvaloriza. Creo que todo nuestro ser se revaloriza si somos agradecidos. Si somos desagradecidos, nos
desvalorizamos. Creo que la autoestima y el patrimonio están muy relacionados. Si no estamos
agradecidos por nuestra existencia, por la oportunidad de recibir dinero o proporcionar un servicio, si no
valoramos a nuestros clientes o tenemos en cuenta sus necesidades, si no valoramos el dinero, éste se
esfuma. Para forjar prosperidad, has de valorarte y valorar el dinero. Apreciarse a uno mismo, que a veces
se denomina autoestima, y apreciar tus recursos económicos o patrimonio son los dos poderosos
resultados del Efecto Gratitud.

El dinero está siempre, sólo cambia de bolsillo.

Gertrud. Stein

Empecé a dar conferencias de una forma no profesional cuando tenía dieciocho años y como
profesional a los veintitrés. Di mis primeros seminarios cobrando en la sala de estar de mi apartamento de
una habitación y solía colocar un cuenco para donativos que decía «Donativos de amor». Daba el
seminario a quince, veinte y hasta treinta personas, y sólo una o dos me dejaban algo en el cuenco. Al
final cobraba unos cinco dólares por dos horas. Era evidente que no funcionaba, así que cambié el cartel y
puse: «Mínimo para el donativo de amor: cinco dólares». Seguía obteniendo entre cinco y diez dólares por
dos horas de charla. La semana siguiente cambié el cartelito y puse: «Mínimo para el donativo de amor:
veinte dólares», y me pusieron veinte dólares. Al final, me enfadé y puse un cartel que ponía «Precio
mínimo: veinte dólares». ¿Sabes qué sucedió? Casi todos los asistentes pusieron veinte dólares; al final lo
entendí. Aprendí mi lección. Me di cuenta de que hasta que yo no me valorara no podía esperar que nadie
más lo hiciera. Lias de valorarte, si no te consideras digno de recibir dinero, 110 lo recibirás, así de claro.

El universo está esperando a que te valores, eres un gran ser. Prueba esta afirmación y observa si te
sientes diferente: «Soy un ser espléndido, tengo un servicio único y excepcional que ofrecer, me merezco
una compensación sorprendente por mi gran servicio».

Así sabrás si te valoras económicamente. Si te valoras, primero cobras tú, si no, eres el último de la
lista. Automáticamente, realizarás tus pagos según tu escala de valores. Durante años he pagado a todos
antes que a mí y apenas me salían las cuentas, hasta que adquirí un poco más de sentido común en el
campo de las finanzas y se lo debo a mi adorable ayudante. Ella llevaba sólo unas semanas trabajando
para mí, cuando un fin de semana se marchó a Las Vegas y se casó en una de esas pintorescas capillas. Al
lunes siguiente vino a la oficina y me dijo que se marchaba y que quería su finiquito antes del día de
cobro. En ese momento se me encendió la bombilla. Me di cuenta de mi inversión de tiempo y energía en
mi negocio y lo comparé con el suyo. Pensé que no era justo que ella fuera recompensada por su actitud
antes de que yo recibiera mi salario por mi duro trabajo. Así es como aprendí a ser yo el primero en
cobrar, y hasta el día de hoy le sigo dando las gracias por enseñarme esa lección.

Gestioné en el banco un plan de ahorro para que cada mes me traspasaran automáticamente cierta
cantidad desde la cuenta de mi negocio a una nueva cuenta. Al principio fue bastante difícil. Me ponía
muy nervioso pensar si podría ahorrar cien dólares al mes, pero quise probarlo. En el momento en que
recibía dinero, hacía un traspaso a mi cuenta de ahorros, después pagaba los impuestos, luego otra parte
iba destinada a mis gastos fijos, a continuación presupuesté y prioricé las facturas que tenía que pagar, y
así sucesivamente, según el orden de importancia. Ése fue el comienzo de mi bienestar económico.

Todas las riquezas tienen su origen en la mente.

La riqueza está en las ideas, no en el dinero.

Robert Collier
Las personas que no se valoran tienden a servir y al altruismo, pensando que es mejor dar que
recibir. Piensan que los demás son más importantes que ellas mismas y que merecen más atención, así
que suelen trabajar para otros. Las personas que se sobrevaloran pretenden recibir más de lo que dan, así
que consiguen que otras personas trabajen duro para ellas. Ambos tipos de personas proporcionan un
servicio al mundo, y ambas experimentan sufrimiento y placer, éxitos y fracasos. La pregunta es: ¿en qué
bando quieres jugar este juego económico? A mi entender, el lugar más ventajoso es el centro, donde
recibirás un justo intercambio, en lugar de intentar dar o recibir algo por nada. Das un servicio y cobras,
simple y llanamente.

Atraemos personas a nuestra vida que nos sacan el dinero hasta que tenemos el valor y la sinceridad
suficientes para levantarnos y reivindicar nuestra dignidad. Mientras no nos valoremos seguiremos
atrayendo a esos vampiros. Deberíamos darles las gracias porque nos están sirviendo para que
despertemos y digamos: «¡Yo me merezco algo más!» Valorarse a uno mismo es la primera parte de la
ecuación. La segunda es comprender que el dinero sólo te llegará si lo aprecias. Si no es así, ¿por qué ha
de manifestarse?

Imagina esto. Estás en una galería de arte y ves que uno de los artistas está cerca de su obra. Te
acercas a su pintura, te encoges de hombros desenfadadamente y te vas. ¿Crees que este artista seguirá
con la misma inspiración si todas las personas que se acercan para ver su obra lo hacen con esa misma
actitud? ¡Probablemente, no! Pero ¿qué sucedería si al contemplar su obra exclamaras: «¡Guau!»,
llamaras a tus amigos y todos le dijerais que os gusta su cuadro? Eso le inspiraría a crear otra obra
maestra. En la vida sucede lo mismo. Si alguien nos hace un regalo y nosotros lo valoramos, ¿qué sucede?
Es muy probable que recibamos más. Asimismo, la riqueza va donde más la aprecian.

Hace un tiempo mi esposa y yo fuimos a casa de un amigo en Nueva York. Mientras estábamos
hablando con él y su mujer, recibió una importante llamada de Alemania. Se excusó y se fue a la otra
habitación a responder al teléfono. Su esposa estaba charlando con la mía, así que yo me dediqué a mirar
su biblioteca, que era enorme. Observé que toda una pared de tres metros de altura por seis de ancho
estaba llena de estantes con archivadores de color Burdeos repujados en oro. Vi que se trataba de un
catálogo de todos sus bienes. Cogí un archivador y lo miré. Era el que correspondía a un candelabro:
doscientos setenta y cinco mil dólares, el recibo, la póliza del seguro y otros documentos. Al lado había
otro para la chimenea: egipcia: trescientos ochenta mil dólares, su descripción, dónde lo compró, el
recibo, su correspondiente póliza de seguro, etc. Toda la documentación de cada uno de sus bienes estaba
perfectamente ordenada y archivada con cada uno de sus detalles. También tenía copia de todo ello en su
ordenador y en su caja fuerte. Si se rompía o le robaban algo, sabía qué hacer exactamente y dónde tenía
que buscar la información. Todo estaba en orden. Donde hay orden, hay claridad y allí es donde fluye el
dinero.

Por qué no puedes ser millonario

No sé mucho sobre cómo convertirme en millonario, pero estoy segura de que sería buena.

Dorothy Parker

No quiero que ninguna persona joven vuelva a luchar por ser millonaria. Quizás hace veinte años
hubiera bastado, pero no hoy. Un millón ya no es una suma importante. Voy a explicarme mejor.

Si vives hasta los cien, ¿no te parece que sería una buena idea planificar tu patrimonio teniendo en
cuenta esta edad, por si acaso llegas a cumplir esos años? Según el índice de precios al consumidor, en los
últimos cien años el promedio de inflación anual ha sido de un cinco por ciento. Eso significa que cada
catorce o quince años el coste de la vida se duplica. Imagina que tienes veinticinco años y que tus
ingresos actuales son equis miles de dólares, para simplificar digamos que son cincuenta mil. Supongo
que querrás tener el mismo estilo de vida o mejor cuando te retires, pero en catorce o quince años
necesitarás al menos cien mil dólares para mantenerlo. Algunos inversores recomiendan que planifiques
que tu futura inversión pasiva sea igual a lo que has ganado activamente. Quince años más nos llevan a
doscientos mil dólares y eso sólo en treinta años a partir de ahora. En otros quince años, tendrás que
generar cuatrocientos mil dólares, y en sesenta necesitarás ochocientos mil para mantener tu estilo de
vida actual. Así que si tienes veinticinco y quieres vivir hasta los cien, eso es lo que vas a necesitar. Cuesta
imaginarlo, pero es así.

Vamos a hacer unos cuantos números más. Si para cuando te jubiles has conseguido ahorrar
ochocientos mil dólares, con un índice de interés del 6 por ciento, tendrás casi catorce millones, y si no te
encaminas a conseguirlo, estás viviendo una fantasía, si piensas que vas a conseguir ese capital sin un
plan de ahorros o de acción. Estoy seguro de que esto no te sube la moral, pero una vez que te has dado
cuenta, puede que ahorrar dinero sea una de tus prioridades. Lo que quizá te ayude a poner al dinero en
uno de los primeros puestos de tu lista de prioridades es escribir unas doscientas razones o incluso miles
de ellas por las que ahorrar y conseguir un buen patrimonio es importante para ti, para tus seres
queridos, para tu comunidad y para el mundo. Puede que tardes tres meses, pero vale la pena porque va a
cambiar tu vida para siempre. Ésa es la razón por la que quiero que seas al menos decamillonario. ¿Por
qué no? Sólo se trata de tener la intención. Necesitas la misma energía para crear diez millones que para
crear uno. Todo está en tu mente. Cuando ha comenzado el Efecto Gratitud, se manifiesta inspirándote un
plan de acción para tus finanzas.

Las cosas no cambian. Cambiamos nosotros.

Henry David Thoreau

Si no generas suficiente dinero o no consigues ahorrar, significa que no tienes una razón de peso
para hacerlo. ¿No me crees? Imagina que tienes hijos a los que adoras y que son tu prioridad. Si alguien
se los llevara y te dijera: «Me llevo a tus hijos y los voy a esconder; tienes treinta días para traerme cien
mil dólares o los mataré». Su-pón que no tienes ahorros y que nadie te va a prestar el dinero. Tienes que
ganar cien mil dólares y sólo tienes treinta días. ¿Conseguirías el dinero? ¿Idearías una forma de lograrlo?
Pues claro que sí, y yo también, porque de pronto tienes una motivación para hacerlo. Así que quiero que
pienses en esta pregunta: «¿Hay carencia de oportunidades para hacer dinero o lo que falta es la
voluntad, la visión y las ganas de conseguirlo?» Cuando aplicas el Efecto Gratitud para generar dinero,
éste empieza a fluir hacia ti. En realidad, tu situación económica no mejorará hasta que valores el dinero.
Escucha la siguiente historia.

Ahorrar o no ahorrar: ésa es la cuestión

El dinero habla... pero el mío lo único que dice es adiós.

Anónimo

Tuve la oportunidad de aconsejar a un doctor establecido en la región del Medio-Oeste. Hacía ocho
años que ejercía, y después de ese tiempo, todavía tenía deudas. No podía encontrar la manera de
ponerse al día con sus cuentas. Su esposa estaba histérica y harta de esa situación. Vinieron los dos a mi
consulta.

—¿Qué lugar ocupa el dinero en tu escala de valores? —le pregunté.

—¿Qué me quieres decir con eso?

—¿Qué es más importante para ti? Veamos cómo pasas tu tiempo y en qué enfocas tu energía.
Veamos qué nos dice tu vida respecto a tus valores.

—Bueno, una de las cosas que me gusta hacer es leer y estudiar textos espirituales. Me encantan los
temas metafísicos y de sanación. Me gusta relacionarme con mis amigos y hablar de estos temas.

—¡Estupendo! Ya hemos descubierto lo que más te interesa. Cuando tienes dinero, ¿en qué te lo
gastas?

—En libros.

—¿Qué más haces con el dinero?

—Asisto a seminarios sobre sanación.

—¿Tienes algún plan de ahorros?

—No.

—Eso significa que valoras más aprender y leer que ahorrar. ¿Estás de acuerdo?

—Creo que sí.

—Bueno si no valoras el dinero lo suficiente como para ahorrarlo, probablemente no se quede


contigo. Va a pasar directamente de tus manos a un nuevo libro, seminario o a los bolsillos de algún
maestro que lo valore. Distribuirás el dinero según tu escala de valores. Dime sinceramente qué piensas
del mismo.

De pronto empezó a hablar de todos los conceptos y creencias que había aprendido de pequeño, «El
dinero no es importante, es puro capitalismo, no es bueno, no es espiritual y no lo quiero».
¡Ahá! Tenía todos estos programas en su cabeza. Tenía que ayudarle a ver las cosas de un modo
distinto y a que reconociera los beneficios del dinero. Me costó un poco.

—¿Cuánta ayuda espiritual podrías proporcionar al mundo si tuvieras mucho dinero?

—Probablemente más que ahora.

—Así que ¿vas a impedir realizar ese servicio espiritual negándote a tener dinero?

—Quizá... sí.

—¿Estás bloqueando el servicio espiritual que podrías ofrecer al mundo porque no sabes
administrarte?

—Sí.

—¿Está eso evitando que tu clínica avance?

—Ya entiendo.

Agrupé los inconvenientes de su falta de aprecio por el dinero y él cambió sus valores. Ese mismo
día superó su sentido de culpa y empezó a apreciar el dinero. Entonces puso en marcha el Efecto Gratitud
con relación al dinero.

No te creas todo lo que piensas.

Jenny Bogarr

La sesión tuvo lugar durante el fin de semana y le pedí que el lunes siguiente fuera al banco, abriera
una cuenta y empezara a ahorrar. Miró a su esposa para ver qué opinaba y ésta dijo: «Hace años que
intento decírtelo». Hila llevaba tiempo dispuesta a generar riqueza, pero sentía que no podía hacerlo sola.

Empezó a ahorrar. Al principio sólo podía ahorrar ochenta dólares al mes. Todo el mundo piensa que
un médico puede ahorrar más, pero ochenta dólares no estaba mal para empezar. Es más prudente
comenzar a sanear tu economía aportando una cantidad que no sea inferior a un uno por ciento y que
preferiblemente sea el 10 por ciento de la cantidad que ahorras cada trimestre. Hablé con él al cabo de
medio año y ya estaba ahorrando trescientos dólares al mes. El año que viene he de volver a verle, y si
sigue con el plan de ahorro progresivo que diseñé para él, ahorrará al menos mil dólares al mes y creará
un capital real y duradero.

Este médico no pudo empezar a ahorrar hasta que valoró realmente el dinero y lo que representaba.
Tampoco sentía gratitud por el dinero. Se estaba desvalorizando. No podía progresar en su vida porque su
economía le estaba frenando. Las personas que ahorran hacen que el dinero trabaje a su favor. Se
convierten en los amos del dinero. Las personas que no sienten gratitud por el dinero y no ahorran
trabajan toda su vida para conseguirlo y se convierten en sus esclavas. Es muy sencillo. De ti depende ser
el rey de las finanzas o su esclavo. La única diferencia está en el valor que le des al dinero y a ti mismo.

Un poco tarde es demasiado tarde

Las mentes son como paracaídas; trabajan mejor cnando están abiertas.

Lord Tomas Dewar

Cuanto antes empieces a ahorrar y a invertir, mayor será la probabilidad de generar un magnífico
patrimonio neto. ¿A qué esperas? No corres ningún riesgo. Lo más arriesgado que te puede pasar es que
sientas (en un momento de incertidumbre emocional) que has de sacar el dinero e invertirlo para pagar
algunas facturas. Pero cuando valoras el dinero, lo administras bien y te enfocas en ofrecer un servicio, te
llega más capital para administrar. Cuando tienes unos ahorros de diez dólares, andas con «diezarios»;
cuando tienes cien, con «cie-narios»; cuando tienes mil, con «milarios»; cuando tienes un millón, con
millonarios y un billón, te llevará al círculo de los billonarios. Cuando te relacionas con los «diezarios»,
tienes ideas, oportunidades y asociaciones de diez dólares, pero cuando te relacionas con billonarios,
tienes ideas, oportunidades y asociaciones de billonarios.

Las personas albergan toda clase de temores equivocados respecto al ahorro y la inversión. Una de
esas ideas equivocadas es que ahorrar de alguna manera bloquea el flujo universal de dinero, te convierte
en un tacaño y te estanca. Posiblemente, este concepto cobre algún sentido si escondes monedas en un
cojín o las entierras en una caja.

Es aconsejable invertir en inmuebles, en negocios con futuro, crear puestos de trabajo y


oportunidades, y nuevos servicios y productos. De este modo haces que el dinero se mueva. No hay
acaparamiento. Si lo ingresamos en un banco, vuelve a circular; si lo invertimos, también se mueve, está
vivo. La palabra currency [moneda] viene de curretit [corriente]. Yo lo veo como una corriente de espíritu
que fluye a través de la vida. Igual que la electricidad, el dinero tiene una corriente. La electricidad da
energía a las cosas y a nosotros nos da la luz, mientras que el dinero nos trae la vida.

¿Te gustaría dar el salto de los cincuenta mil al millón de dólares, o prefieres seguir sintiéndote
atrapado?

La prosperidad es una forma de vivir y de pensar, y no sólo cosas y dinero. La pobreza es una forma
de vivir y de pensar, y no sólo la falta de cosas y de dinero.

Eric Butterworth

A veces las personas rompen esta corriente de espíritu y se sienten estancadas o atrapadas en la
vida cuando se les acaban las estrategias para conseguir lo que realmente les gustaría, cuando sienten
que se han tenido que subordinar a una autoridad externa, cuando intentan ser otra persona y cuando se
sienten impotentes. Están estancadas sólo porque han perdido de vista su poder y sus opciones. En
realidad, tienen mucho más poder y opciones de lo que piensan, pero no los han utilizado porque no
pueden verlos. La ingratitud nubla su mente. El Efecto Gratitud aporta claridad de visión, nos abre a
nuevas oportunidades e infunde poder a la vida de la gente.

No hace mucho, cuando estaba presentando uno de mis seminarios de La Experiencia


Descubrimiento®, un hombre me dijo: «Sencillamente, no sé cómo ganar más de cincuenta mil dólares al
año».

Primero le pregunté si sentía que ganar dinero ocupaba un lugar importante en su escala de valores.
Respondió que probablemente no. Luego le pregunté qué estrategias había empleado para remediar esa
situación. Me dijo que no sabía qué hacer. Le pregunté si conocía a alguien que ganara bastante más que
eso. Si había preguntado alguna vez a ese tipo de personas cómo lo habían conseguido y qué estrategias
habían utilizado.

—No, simplemente me sentía incómodo.

—Vamos a hablar con alguien —le dije tomándole de la mano.

Le puse en el centro de la sala y pedí a todos los asistentes que le dieran ideas sobre cómo ganar
más dinero y compartieron sus historias sobre cómo pasaron de ganar cincuenta mil dólares a doscientos
o quinientos mil, o lo que quiera que estuvieran ganando. Le dieron tantas ideas que se emocionó y se
puso a llorar al ver todas las nuevas oportunidades que se le brindaban. Se dio cuenta de que siempre las
había tenido a su alcance, pero que las había bloqueado porque tenía miedo de humillarse y pedir ayuda.
Ésa es la razón por la que el aspecto de la baja autoestima puede sernos útil. Nos permite pedir ayuda y
con frecuencia la conseguimos. Si pen-sanios que siempre tenemos razón y que ya conocemos todas las
respuestas, a veces no podemos crecer.

Tampoco hay razón para que dejes de ganar cincuenta mil dólares al año. Probablemente quieras
fijarte metas más altas. ¿Por qué no pensar en uno o dos millones o mucho más?

Cómo sentirse agradecido por las deudas

De todas las actitudes que podernos adoptar, la gratitud, sin duda es la más importante y la más
transformadora.

ZlG ZlGLAR

Ahora que hemos hablado de valorar, ganar, ahorrar e invertir dinero, hablemos de otro asunto algo
más engañoso: las deudas. Las deudas se pueden manejar de un modo especial, para que desaparezcan de
tu mente como por arte de magia. Puedes reconfigurarlas de manera que, si debes dinero a alguien o a un
banco, pienses en ellos como tus inversores y les des las gracias por creer en ti. Es tu oportunidad de dar
las gracias por ello. Quizá creyeron en ti más que tú mismo. ¿No merece eso gratitud?

La prosperidad tiene mucho que ver con la gratitud. Hace muchos años leí un libro que se titulaba
Las leyes dinámicas de la prosperidad, de Catherine Ponder, de quien aprendí a sentirme feliz cada vez
que pagaba con un cheque. Empecé a hacer eso y me di cuenta de que si estaba escribiendo un cheque
era porque había recibido algo a cambio. Por experiencia propia sé que si doy las gracias por la
oportunidad de escribir un cheque me resulta más fácil pagar. Es una bonita costumbre incluir una nota
de agradecimiento junto con el cheque. Las personas que lo reciban se sorprenderán, y sin duda alguna
les alegrará el día. Puede que ellas a su vez hagan lo mismo. La gratitud puede provocar una reacción en
cadena. Yo lo llamo el Efecto Gratitud.

Los estudios han demostrado que si tras un divorcio los cónyuges están furiosos y amargados el uno
con el otro la probabilidad de que se cumplan los pagos para la manutención de los hijos es muy baja. Si el
matrimonio se separa amistosamente y se sienten agradecidos por lo que han vivido, no suele haber
problemas en los pagos. Si te sientes agradecido por la oportunidad de pagar impuestos, es más fácil
pagarlos. Si te sientes agradecido por el servicio que te ha hecho alguien o por un préstamo, te resultará
más fácil ganar dinero para pagar a esa persona o entidad. Si estás agradecido por la inversión, es más
fácil que te beneficies de ella. El Efecto Gratitud cambia la energía y permite que ganes más dinero para
saldar tus deudas.

La gratitud es magia en acción

Cuando sientes más gratitud por el dinero, generas más dinero.

Doctor John Demartini

Hablando de energía, tengo que compartir contigo la siguiente historia. Una mañana me desperté
sin sentir agradecimiento. Peor que eso, estaba muy irritado. Cuando llegué a mi despacho, ya estaba
exasperado con mis empleados, pacientes, familia y un montón de pequeñas cosas, resumiendo, con todos
y con todo lo que me rodeaba. Esa mañana padecía lo que yo llamo una «rectolitis digito-cra-neal». Dicho
simple y llanamente, tenía el pulgar en la boca y la cabeza en el... bueno, ya te puedes imaginar a qué
parte del cuerpo me refiero. En otras palabras, tenía una actitud de desagradecimiento. Cuando entré en
mi despacho, me sentía como si estuviera rodeado por una nube y todas mis visitas se fueron cancelando
una a una. Era como si el universo se estuviera asegurando de que mis pacientes no vinieran, así que no
interferí en su desorden. Ese día no tenía ninguna energía, ni sentía gratitud. Me autocompadecía, sentía
desidia, hastío y sólo tenía pensamientos negativos.

Había una parte de mí que estaba tan centrada en autocompa-decerse que casi estaba contenta de
que mis pacientes hubieran cancelado la visita. Me fui a mi despacho privado con ganas de acurru-carme
y hacerme una bolita. Realmente estaba hecho polvo. No quería pensar en nada ni en nadie. Sólo quería
un momento de tranquilidad para mí. Toda la consulta se paró.

Estaba deprimido y enfadado con el mundo. Sentía que mis empleados no cumplían bien con sus
funciones; estaba furioso porque mis pacientes habían anulado sus visitas y porque mi esposa no quería
entender mi ilusión. La cosa empeoró porque mis hijos habían hecho mucho ruido esa mañana. Al final mi
voz interior me habló: «Hasta que no des las gracias por lo que tienes, no esperes recibir más». ¡Debió ser
un pequeño susurro de mi madre!

No puedes «tomar» aire, el aire es un don que recibes.

Shiva Rka

La ingratitud es pesada, te hunde como la fuerza de la gravedad, pero la gratitud es justamente todo
lo contrario, la irradias y expande todo tu ser. Lo que hice cuando escuché esa vocecita fue una gran
bendición. Salí del despacho por mi puerta privada, bajé a la calle y me fui a una pequeña floristería
cercana. Compré un montón de flores para todos mis empleados, para algunos de los pacientes que tenían
hora más tarde y para mi familia. Quizá compré cuatro docenas de rosas. Cuando volví a la consulta
empecé a repartir las flores a mis empleados. Le di unas cuantas a mi secretaria, Kelly, para que las
pusiera en un jarrón hasta que me las llevara a casa por la tarde. Les di a todos una flor y les dije: «Tenía
una actitud negativa, no era realista y estaba enfadado, estaba inmerso en mi propio drama y los
pacientes se estaban alejando de mí porque no tenía energía para ayudarlos, pero ahora estoy preparado.
Gracias por haber tenido paciencia hoy conmigo. Sé que no ha sido fácil». Fui por toda la consulta
dándoles las gracias y abrazándolos. Se quedaron boquiabiertos, por decir algo, y simplemente me
respondieron: «No pasa nada, todos tenemos días así». Me sentía agradecido por tenerlos, y ellos por
trabajar para mí, y de pronto, la energía empezó a fluir. El teléfono empezó a sonar. Hubo una radiación
de amor y gratitud en la empresa. Era palpable. Algunas de las personas que habían cancelado la hora por
la mañana vinieron por la tarde, y al final fue uno de esos días abarrotados de visitas. Hasta aparecieron
personas que no tenían cita.

El Efecto Gratitud cambió la energía. Mi ingratitud había cerrado las puertas a la energía, pero mi
gratitud las había vuelto a abrir. Ese día aprendí que un poco de gratitud llega muy lejos. Quizá me gasté
unos cien dólares en flores, pero gané miles de dólares en mi consulta. El Efecto Gratitud te compensa.

Da las gracias por adelantado

Lo único que vemos de una persona en cualquier momento es una instantánea de su vida, ya sea de
su riqueza o pobreza, felicidad o desesperación. Las instantáneas no muestran el millón de decisiones que
la condujeron a ese momento.

Richard Bacii

Tengo un amigo bastante interesante que es de Nueva York. Mi esposa y yo salíamos a cenar con él y
su mujer. íbamos a Bice en la calle Cincuenta y tres, entre Madison y la Quinta Avenida. Cuando
entrábamos en el restaurante, le daba una buena propina a la persona que estaba en la puerta, luego otra
al camarero antes de que tomara nota del pedido y le decía: «Gracias por el fantástico servicio que nos
vas a dar». Pagaba con antelación, daba las gracias con antelación. ¿Qué servicio crees que recibía? El
camarero y el resto del personal se desvivían por nosotros. Lo hacían todo por él. Sus propinas no eran
excesivas, simplemente las daba con antelación y les agradecía su servicio por adelantado. Realmente se
esmeraban en servirnos. El Efecto Gratitud era visible porque todo el mundo podía ver los detalles que
tenían con él, y por esas atenciones, la gente le veía como a una persona importante.

Yo lo denomino «dar las gracias por adelantado» y lo considero una estrategia brillante. El año
pasado mi negocio me reportó suficientes beneficios como para adelantar algunos pagos. Hicimos los
pagos del 2007 en el 2006, y con ello recibimos algunos beneficios. Si das las gracias por adelantado por
un servicio, recibes más beneficios. Adelántate y da las gracias. El destino final del viaje de la gratitud es
la realización personal y el crecimiento en todas las áreas.

Es bueno tener un destino cuando se viaja, pero al final lo que importa es el viaje.

Ursula K. Leguin

Si no aprecias la idea de ahorrar, gastar con mesura y administrar el dinero, si no valoras lo que éste
puede hacer por ti y por otras personas, no esperes obtener mucha riqueza en tu vida. Una de las cosas
más importantes que puedes hacer, si quieres tener riqueza, es aprender a apreciar lo que ésta puede
ofrecerte. La riqueza, combinada con una visión y una causa poderosas, puede crear obras maestras de
servicio para el mundo. Se puede utilizar para metas positivas o negativas, según los valores del que la
posea. La riqueza es neutra hasta que alguien juzga el uso que se hace de ella. Hemos de valorarla antes
de que llegue a nuestras manos. Asegúrate de que aplicas el Efecto Gratitud para conseguir riqueza y
verla crecer.

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN A SEGUIR ENFOCADO EN TU CAMINO HACIA LA


PROSPERIDAD

• ¿Qué riqueza posees por la que ya puedes estar agradecido?

• ¿Qué forma de riqueza te gustaría manifestar?

• ¿Qué he hecho que me permite sentirme digno de obtener más riqueza?

• ¿Qué servicio puedo ofrecer del que se pueda beneficiar todo el mundo?

• ¿Cómo puedo convertir este servicio en una gran fortuna?

• ¿Qué servicio puedo ofrecer que aportará riqueza a otros?

• ¿Cómo me ayudará ahorrar?

AFIRMACIONES QUE TE GUIARÁN EN TU VIAJE

• Estoy agradecido por la abundancia económica que me rodea y que está a mi alcance.

• Gracias por la abundancia que poseo hoy.

• Gracias por las formas de abundancia presentes y por las que están a punto de manifestarse.

• Gracias por la oportunidad de servir. Cuanto más doy, más recibo.


• Doy las gracias por el servicio que ofrezco que puede proporcionarme millones.

• Valoro el dinero por el servicio que da.

• Valoro el dinero y la forma en que mejora mi calidad de vida.

• Valoro el dinero porque da oportunidades a las personas.

• Me encanta ir a trabajar. Me gusta ofrecer mis servicios y recibir una recompensa económica por
ellos.

PASOS QUE ACELERARÁN LA LLEGADA DE LA RIQUEZA QUE ESTÁ EN CAMINO

Paso 1. Hoy o mañana por la mañana, abre una cuenta personal de ahorro. Destina cada mes una
cantidad fija para ingresar en esa cuenta. Elige la cantidad basándote en lo que aprecies tu negocio, a ti
mismo, a tus clientes o a tus servicios. Cuanto más los valores, más alta será la cantidad. Observa cuánto
puedes ahorrar basándote en el grado de gratitud que sientes. Observa si puedes aumentar tu gratitud y
tus ahorros cada trimestre. Cuando reúnas un poco de capital, te darás cuenta de que el dinero se siente
atraído hacia dondequiera que se acumula. Cada vez que escribas una nota de agradecimiento, pon un
dólar en tu cuenta. Es una inversión inspiradora. Si puedes escribir veinte notas por la noche, pon veinte
dólares en tu cuenta. Diez notas, diez dólares. Observa si con el Efecto Gratitud puedes atraer más
riqueza.

Paso 2. Revisa mentalmente tu vida y escribe todas las cosas que has hecho y que has considerado
erróneas o «meteduras de pata» por las que nunca has dado las gracias. Revisa esa lista y, por cada
acción que no puedas apreciar, escribe veinticinco beneficios que te proporcionarán esas acciones a ti o a
los demás. No tiene por qué limitarse a veinticinco. Puedes escribir cientos. Esto puede llevarte algún
tiempo, pero vale la pena. Te ayudará a limpiar todo sentimiento de vergüenza y de culpa asociado a
aquellas cosas que te parecieron equivocaciones, pero que no eran más que percepciones poco
equilibradas. Este ejercicio te ayudará a valorarte tal como eres, sin la carga de las percepciones de
desvalorización. Cuando lo hagas, estarás más dispuesto a recibir dinero. Este ejercicio te servirá para
sentirte digno.

Paso 3. Piensa en tus deudas y da las gracias mentalmente a los inversores que han creído en ti.
Luego desglosa tu deuda y planifica cuánto quieres pagar cada mes, semana, día, hora, convierte estos
pagos en unidades de servicio y enfócate en servir a los demás. Si te enfocas en el servicio, tu deuda
desaparece. Si te enfocas en la deuda, tu servicio desaparece.

Paso 4. El dinero fluye automáticamente hacia el lugar o la persona que lo valora. Este ejercicio
pretende aumentar el flujo de dinero en tu vida. Escribe la forma en que ahorrar y forjar riqueza puede
serte útil a ti, a tus seres queridos y al mundo. Escribe lo que puedes hacer con el dinero y por lo que
puedes estar agradecido. ¿Cómo te servirá a ti, a tus seres queridos y al mundo? Escribe de qué forma es
valioso, así podrás apreciarlo.

No te quedes sólo con tres cosas. Escribe cien razones y cien beneficios sobre cómo te beneficiará a
ti y al mundo la riqueza que llegue a tus manos. Cuantas más conexiones veas entre el dinero y seguir tus
valores, más rápido llegará a ti. ¡Valora la vida! ¡Valora la riqueza! ¡Y observa que con el Efecto Gratitud
el dinero valorará estar en tus manos!


Hogar dulce hogar

Cómo hacer que una persona que te resulta insoportable se convierta en la persona de tus sueños

Si juzgas a las personas, no tienes tiempo para amarlas.

Madre Teresa

¿Has intentado alguna vez decirle a una persona allegada que cambie? ¿Te ha funcionado? Lo único
que hemos de hacer para que cambie otro y se convierta en la persona de nuestros sueños es adaptar
nuestra visión en la medida de lo posible. Nunca me canso de repetir que todos los seres humanos
queremos que nos amen y nos respeten por lo que somos. Todas las personas viven según sus valores, y
para dar las gracias por su existencia, conviene conocer cuáles son. Si queremos que vivan según
nuestros valores, al final no los apreciaremos en lo que valen y te garantizo que también te sentirás
frustrado. Cuando entiendas por qué actúan como lo hacen porque conoces sus valores, te será más fácil
ver de qué modo te va a ayudar eso. Hagan lo que hagan, vale la pena que te preguntes: «¿De qué forma
me ayuda esto?» Cuanto más nos hagamos esta pregunta, más agradecidos estaremos por su existencia.

Si quieres que una relación con tu pareja se convierta en algo especial, es aconsejable que no
proyectes tus expectativas sobre ella sin antes tener en cuenta sus valores y necesidades. Comunícale el
resultado que te gustaría ver según sus valores, explicándole cómo le va a beneficiar. Tu pareja apreciará
tu esfuerzo y te sentirás agradecido por su respuesta. El secreto está en saber comunicarse en términos
de los valores del otro. Las personas no nos aprecian cuando proyectamos nuestras expectativas poco
realistas sobre ellas. Al hacer esas proyecciones, recibimos respuestas que a menudo nos frustran o
provocan que no sintamos agradecimiento. Y si acabamos sintiendo esa falta de agradecimiento por esa
persona o por nosotros mismos, probablemente acabaremos proyectando esa insatisfacción a más
personas.

Si diariamente haces una lista de agradecimientos para cada miembro de tu familia, te harás el
regalo de facilitar la comunicación en tu casa. Te concederás el regalo del Efecto Gratitud. Empezarás a
ver cómo te están sirviendo tal como son. Esto incluye los retos que te plantean. Si tu marido deja los
calcetines tirados en el suelo, pregúntate qué te está enseñando con eso. Si ves de qué modo te sirve una
cosa en lugar de considerar que esas acciones condicionan tu vida, te sentirás libre. La gratitud tiene
lugar cuando la mente está en equilibrio. Cuando vemos más beneficios que inconvenientes, somos
capaces de apreciar las cosas. Cuando vemos más inconvenientes que beneficios, sentimos resentimiento.
Cuando estamos equilibrados, sentimos gratitud y amor.

Eres la persona perfecta para mí

Ama toda la creación de Dios, la totalidad y cada grano de arena.

Ama cada hoja, cada rayo de la luz de Dios. Ama a los animales, a las plantas, a todas las cosas. Si lo
amas todo, percibes el misterio

divino en las cosas. Cuando lo percibes, empiezas a comprenderlo mejor todos los días. Y al final
llegarás a amar al mundo entero

con un amor incondicional.

FIODOR DOSTOIEVSKI

Con frecuencia las personas más allegadas a nosotros son las que más nos cuesta amar y apreciar.
Hablemos de la familia. Todos tenemos en algún momento de nuestras vidas un padre y una madre, un
hermano, una hermana, un hijo, una hija, un abuelo, una abuela. Y con eso quiero decir todos sin
excepción. Aunque tus padres y abuelos hayan fallecido, otra persona llenará ese vacío. Si tu hijo se
marcha a la universidad y desaparece de tu vida, otra persona desempeñará su papel. Nunca falta nada.
Sólo cambian las cosas. Valdría la pena que diéramos las gracias por las múltiples formas en que
evoluciona nuestra familia. En nuestra dinámica familiar inmediata, así como en nuestra «familia
cósmica» extendida, siempre hay todo un despliegue y equilibrio de opuestos. Cuando somos capaces de
ver esto, se despierta una verdadera gratitud.

Estoy muy agradecido por mis padres. Mi padre fue un filósofo que nunca descubrió la manera de
ganarse la vida a tiempo completo con ello, así que acabé haciéndolo yo. Mi madre era sanadora de la
Ciencia Cristiana. Ella no supo ganarse la vida con ello, yo sí. Doy las gracias por la combinación de
ambos. Eran unos padres perfectos para conducirme adonde estoy ahora. Me ofrecieron su apoyo y
también me desafiaron. Si mi padre no me hubiera planteado desafíos cuando era adolescente, no me
habría marchado de casa y no sería tan independiente como lo soy ahora.
Tenía trece años y un día estaba a punto de salir cuando mi padre me dijo: «Esta noche no sales. Te
quedas en casa». He de contaros un secreto, mi novia me estaba esperando en una ciudad cercana y
deseaba besarla más que ninguna otra cosa en el mundo, para mí ésa era la oportunidad que no quería
perder. Así que le respondí: «No, papá, voy a salir». No iba a dejar pasar esa ocasión para estar con mi
novia. No quería contárselo a mi padre, pero tampoco quería quedarme en casa. Tuvimos una pequeña
discusión y me dijo: «Si te marchas ahora, no vuelvas». No creo que lo dijera en serio, pero pretendía
probarme como lo hubiera hecho cualquier otro padre. «Muy bien», recogí mis cosas y me marché. No se
lo esperaba. En cuanto a mí, sólo quería abrazar y besar a mi novia.

Ése fue el comienzo de mi independencia. Después de eso, mi padre y yo pasamos a un nivel


totalmente distinto. Se dio cuenta de que su hijo había crecido. A partir de ese día, me trató de un modo
completamente diferente. Pero para conseguirlo tuve que plantearle el desafío de mi independencia.

Él, a su vez, también me desafió para que pudiera crecer. Con poco más de veinte años, tuve que
conseguir un préstamo para abrir mi consulta. Me avaló, pero me exigió un 4 por ciento de interés,
además del 7,5 que me cargaba el banco. Así que tenía que pagar un 11,5 por ciento de intereses. Mi
padre sólo quería asegurarse de que aprendía las consecuencias de pedir préstamos, pero también me
apoyó. Hizo ambas cosas. Fue un padre perfecto para mí. Su presencia fue esencial en mi despertar del
Efecto Gratitud.

Más personas perfectas por descubrir

Todos los seres humanos tienen sus locuras y con frecuencia son lo más interesante que poseen.

JOSFI BlLLINGS

No hace mucho vino a mi consulta una señora que tenía cáncer de mama. Consideraba a su padre el
cabrón más violento y despreciable que había sobre la faz de la tierra. Pero, por mi experiencia de
trabajar con miles de personas, sé de sobra que no puede existir una sola polaridad. Así que le pregunté:
«¿Quién la apoyó y sobreprotegió en su familia?» Me dijo que su madre, su abuela y su tía siempre habían
sido muy dulces y que siempre habían intentado cubrir todas sus necesidades.

—De haberse quedado en ese entorno, ¿cree que habría sido muy dependiente? ¿Se da cuenta de
que su padre, al ser como era, la obligó a crecer y a convertirse en una persona independiente capaz de
valerse por sí misma?

—Creo que tiene razón.

—¿A qué se dedica?

—Asesoro a altos ejecutivos de grandes empresas.

—¿Cree que su padre pudo haberle enseñado a no sentirse intimidada, a ser firme, a confrontar las
cosas, a ser luchadora y a saber estar en su sitio?

— I'iene toda la razón. Ahora me doy cuenta.

—¿Le ha dado alguna vez las gracias por haber podido hacer una carrera que le gusta y haber
aprendido sus dotes de liderazgo?

—Nunca me lo había planteado de ese modo.

—¿Cómo sabe que ése no fue su regalo?

—Bueno, estoy empezando a pensar que sí lo es.

—Cuando era pequeña, ¿tuvo alguna amiga cuya familia a usted le pareciera mejor que la suya?

—Sí, tenía una amiga que tenía un padre que a mí me encantaba. Parecía muy amable y la apoyaba
mucho.

—¿Se cambiaría ahora por ella?

—¡No! De hecho, casi tiene cuarenta años y todavía vive en casa de sus padres.

—Si su padre estuviera ahora aquí, ¿qué le diría?


—Bueno, también tengo otras cosas contra él. A veces era despreciable y maltrataba a mi madre.

—¿Era su madre una persona sumisa, pasiva, le faltaba fuerza, se subestimaba y era incapaz de
defender sus valores?

—Sí.

—¿Y consiguió al final la actitud de su padre frustrarla lo suficiente como para que fuera capaz de
defenderse, cobrar fuerzas y madurar?

—Eso es justamente lo que hizo. Al final llegó a un punto en que estaba dispuesta a romper con él y
recuperó su seguridad.

—¿Y entonces él se calmó?

—Justo cuando cumplió los cincuenta, y mi madre se volvió más agresiva desde entonces.

—¿Ha estado rodeada de personas que han apoyado su fantasía?

—Sí, todas mis amistades están convencidas de que mi padre era un tirano.

—No hay padre o madre que no quiera a sus hijos. Ni hijo o hija que no quiera a sus padres. Ésa es
la verdad. Su padre interpretó un papel en su vida y gracias a él ahora usted es independiente y ha tenido
éxito.

Al final vio el carácter de su padre como un don y no podía contener sus lágrimas. Ése fue un gran
descubrimiento para ella. Al día siguiente le llamó. Las vidas de ambos notaron el Efecto Gratitud.

La vida no tiene ninguna obligación de darnos lo que esperamos.

Margaret Mitchell

Siempre hay un equilibrio perfecto en tu dinámica familiar. Lo más inteligente es aceptar el papel de
todos sus componentes, los desagradables y los amables, los que te apoyan y los que te desafían, todos los
opuestos. Uno puede estar trabajando, otro haciendo el mantenimiento de la casa, otro cocinando o
podando el césped. Todas esas personas equilibran tu dinámica familiar, y si te detienes un poco a
reflexionar, es fácil sentir agradecimiento por el papel que desempeña cada uno.

Por ejemplo, mis padres no viajaban, pero yo viajo por todo el mundo. Por lo tanto, estoy agradecido
de que ellos estuvieran tan confinados en su casa porque eso me ha permitido viajar. Me siento
agradecido de que algunos miembros de mi familia fueran tan sociables, porque así yo puedo ser el
intelectual. Puedes interpretar los opuestos en la dinámica familiar y pensar en cómo puedes dar las
gracias por los mismos. Busca la dinámica de expresión-represión en tu familia. Siempre que alguien de la
familia esté reprimiendo algo, otro lo está expresando. Puedes dar las gracias a la otra persona por
interpretar el papel opuesto, para que puedas ser quien realmente eres. La familia nos enseña
constantemente las múltiples formas en que podemos vivir el Efecto Gratitud.

Las tres personas a las que les estoy más agradecido

Dentro de cien años no importará cuánto tenía en mi cuenta bancaria, lo grande que era mi casa o el
coche que conducía. Pero el mundo puede que sea un poco mejor, porque fui importante en la vida de un
niño.

FORFST WlTCRAFT

Relacionarnos con nuestros hijos nos aporta las lecciones más difíciles, pero también te puede
proporcionar algunos de los momentos más gratificantes de tu vida. Yo he tenido mucha suerte porque
mis hijos no me han planteado grandes desafíos. No han seguido ninguno de mis pasos, así que no
importa la razón, pero sabía que era una etapa más de su vida. Otro año o un par más y ya la habrían
superado. Al fin y al cabo yo vivía en la calle cuando era adolescente.

Mi preciosa hija, Breccia Aurora Demartini, es la líder de la familia en relaciones públicas, le


encantan las fiestas, es decidida y extrovertida. Tiene el valor de decirle a la gente lo que piensa y cómo
se siente. Sus iniciales irónicamente son B.A.D. [mala]. AI principio no me di cuenta de la palabra que
formaban sus iniciales, pero ella me lo hizo ver, y de vez en cuando lo remarcaba. Supe muy pronto que
sería como Albert Einstein, el gran desafiador. También sabía que probablemente sería una gran
empresaria y líder, que no se amilanaría ante las figuras de autoridad y que probablemente se convertiría
en una de ellas. De hecho, cuando yo ejercía mi autoridad, ella me plantaba cara. A veces me resultaba
frustrante porque no siempre quería hacer lo que yo le decía y me impacientaba. Cuando intentaba hacer
las cosas a su manera, me retaba. Eso solía sacarme de quicio, pero nunca hizo nada grave. Yo estaba
aprendiendo a comunicarme mejor según sus valores, y ella se aseguraba de que yo la amara de un modo
más profundo. Sabía que probablemente llegaría muy lejos. No cabe duda de que está motivada. Tiene
determinación y no dejará que nada la detenga. Sus formas creativas de conseguir lo que desea son
numerosas y sorprendentes. Es inspirador verla madurar y florecer como mujer.

Mi otra maravillosa hija, Alana Joy Demartini, es escritora y estudia fotografía, filosofía, marketing,
periodismo y empresariales. También es una fuente de inspiración para mí. Cuando tenía dieciocho años,
sabía lo suficiente sobre mis enseñanzas como para ayudarme en uno de mis seminarios y ser facilitadora
del Método Demartini®. Fue en Toowoomba, Queensland, Australia. Había unas cuarenta y cinco
personas en el seminario y esa tarde me retrasé. Alana empezó a guiar a los participantes con el Método.
Hizo un trabajo sorprendente, ayudándoles a que abrieran su corazón a la experiencia de gratitud y amor
a pesar de sus múltiples obstáculos. Se puso a trabajar con cuatro de los asistentes. Había asistido a
algunas de mis clases anteriormente, me había visto trabajar y sabía lo que tenía que hacer. Aunque era
adolescente, estaba ayudando a personas que le doblaban o triplicaban la edad a disolver sus dramas y
tragedias personales y a dar las gracias por sus vidas. Ese día realmente me sorprendió.

Tener hijos no te hace más padre que un piano pianista.

Michael Levinf.

Los padres viven indirectamente a través de sus hijos. Todo lo que los padres reprimen, lo expresan
los hijos. Mi guapo hijo adolescente, de pelo largo, Daniel David Demartini, está expresando
recientemente algunas de mis represiones musicales y en algunos aspectos es ciento ochenta grados
diferente a mí. Le encanta escribir letras para canciones y componer música rock para su grupo de heavy
metal. Sueña con ser una estrella del rock. Para componer sus letras adopta muchos de los conceptos,
ideas y palabras que utilizo en mis enseñanzas, les da la vuelta o utiliza antónimos. Creo que es ingenioso.
Yo era como él cuando tenía su edad. Me sorprende su vocabulario y su grado de intensidad e inteligencia.

Doy las gracias de que sea mi hijo porque está expresando algunos de los deseos que yo reprimí o
relegué. Está viviendo algunos de mis sueños de adolescente, que nunca llegué a realizar. Estuve un
tiempo en un pequeño grupo de rock, pero no llegué muy lejos. Ahora él está llevando a cabo ese sueño.
Me alegra poder delegar en mis hijos aspiraciones que yo no pude realizar, incluidos algunos de mis
sueños de adolescente.

Creo que es inspirador ser capaz de expresar abiertamente tu amor y gratitud por cada miembro de
tu familia. Como no los veo todos los días, los siento muy cerca. Sin embargo, hay otros momentos en los
que me gustaría estar con ellos para ayudarles, pero no puedo. Hagas lo que hagas, les agradarás y les
desagradarás, y eso son las dos caras del amor y lo que ayuda a despertar el Efecto Gratitud.

Cada mañana reviso mi lista de agradecimientos y me siento afortunado por todas mis bendiciones,
siempre empiezo por mis hijos. Doy las gracias por haberlos tenido y dedico mi vida a ayudarles a que
encuentren su misión y a que realicen sus sueños. Me siento muy agradecido por la oportunidad de
aprender de ellos y ayudarles a que vivan al máximo.

Sobre padres, osos de peluche y adolescentes autostopistas

Todos nacemos del amor.

Es el principio de la existencia y su único fin.

Benjamín Disraeli

Los adultos pueden tener ideas fijas sobre cómo es el mundo, pero los niños nos pueden enseñar
algunas cosas porque captan intuitivamente las sencillas verdades de la vida. Estuve trabajando con un
niño de cuatro años cuyo padre acababa de fallecer. Toda su familia estaba preocupada por su bienestar,
porque se volvió muy introvertido. Solía esconderse en su habitación y apenas hablaba con nadie.

—¿Qué piensas de tu papá? —le pregunté.

—Se ha ido.

—Pero ¿dónde está ahora? ¿En qué forma? Los papás no se van. Simplemente cambian de forma.
¿Quién te hace de padre ahora? ¿Tienes algún tío? ¿Tu hermano te hace de papá? ¿Actúa mamá como si
fuera papá? ¿Quién?

—Mi oso de peluche —respondió.

—¿Has estado hablando con tu osito de peluche?

—Sí.

—¿De qué habéis hablado?

—Mi osito me dice lo que tengo que hacer. «Ya es hora de irte a la cama; de que arregles la
habitación», me dice y más cosas.

Me contó que su padre le había regalado ese peluche, pero que no había jugado mucho con él hasta
que él murió.

—Entonces, ¿tu papá se ha convertido en tu oso y ahora puedes tenerle en tus brazos por la noche?

Asintió con la cabeza. Ya estaba de otro humor. Ya había aprendido la forma de compensar su
pérdida y su familia estaba más preocupada que él mismo. Cuando salimos de su habitación, le dijo a su
madre: «Papá me ha estado hablando a través de mi osito».

Ella me miró como pidiéndome una explicación. Le conté que desde que su padre había fallecido su
hijo había estado hablando con su oso como si fuera su padre, y que éste le respondía como tal, dándole
consejos y contestando a sus preguntas. El oso hacía todo lo que el padre solía hacer. Le decía que se
cepillara los dientes, que hiciera la cama, etc.

Le dije que había ayudado a su hijo a descubrir las partes que le faltaban de su padre en ella, en la
familia, en los amigos y en su oso. También le conté que habría todo un grupo de personas que
representarían la figura del padre en la vida de su hijo. Puede que en el futuro un tutor o un profesor, o su
nuevo esposo o su viejo amigo desempeñaran ese papel, porque los padres nunca se marchan, sólo
cambian de forma. Darse cuenta de esta transformación despertó en su hijo y en toda la familia el Efecto
Gratitud.

Hay una palabra que nos libera de todo el peso y el sufrimiento de la vida, esa palabra es amor.

Sófocles

Cuando mis padres me soltaron en la autopista, se empezaron a manifestar varias madres y padres
adoptivos en mi viaje. Cuando hacía autostop, muchas veces me encontraba con figuras paternas y
maternas. A veces me recogía toda una familia que me ayudaba durante dos o tres días. La vida me
proporcionaba personas que cuidaban de mí o que me ponían a prueba, me compraban comida y me
ayudaban, intuitivamente me sentía muy agradecido de que estuvieran representando sus papeles de
padres.

Nunca sabemos de qué modo nuestro sincero agradecimiento va a afectar a otros. El Efecto Gratitud
tiene un gran alcance. Estaba a punto de cumplir los diecisiete y acababa de aprender a meditar gracias a
Paul Bragg. Un día, durante mi meditación, recibí un mensaje muy claro: «Ya es hora de que vayas a ver a
tus padres. Tienes que ayudarles, pues tienen problemas de salud». Siempre tenía una suma de dinero en
un pequeño banco de Hawái para un billete de avión por si tenía que regresar a casa en caso de alguna
emergencia. Una vez allí, lo único que necesitaba eran ochenta y seis dólares.

Hice autostop hasta Honolulu y volé hasta California. Cuando llegué, mi viejo amigo lackie vino a
buscarme al aeropuerto. Fuimos a su casa y conocí a sus padres. Me quedé tres días con ellos.

Como en aquellos tiempos comía alimentos naturales, ayunaba y practicaba yoga, les invité a que
comieran alimentos crudos y naturales. Al principio tuvieron muchos problemas de gases y retortijones
por comer todas esas ensaladas frescas que les preparaba, pero los superaron, y además nos dio buenos
motivos para reírnos. Les preparaba una gran ensalada y nos sentábamos a hablar de temas de salud y de
surfing, yo compartía todo lo que había aprendido con Paul Bragg con Jackie y sus padres. Durante esos
días fueron mi familia.

Cuando estuve preparado para hacer autostop hasta Texas, la madre de lackie me llevó hasta la
autopista. Era principios de primavera y una gran tormenta procedente del norte estaba cruzando el
sureste de California y el resto de Estados Unidos. Me llevó hasta el borde de la tormenta, justo donde
empezaba a llover y me dejó en la autopista igual que habían hecho mis padres hacía varios años.

El primero que paró fue un coche de policía. «Estupendo. Ahora tendré que oír un sermón sobre las
leyes del autostop por parte de la policía. Me van a dar la bulla», pensé. Pero para mi sorpresa un
paternal agente me condujo hasta las afueras de la ciudad para que no me mojara. Me llevaron a varias
millas de distancia de la tormenta. Y cada vez que la veía acercarse, alguien paraba. Fui escapando de ese
frente frío de un estado a otro. Parecía que milagrosamente alguien se ofrecía a llevarme justo antes de
que empezara a llover. Me pararon todo tipo de personas sorprendentes, y así es como me di cuenta de
que de algún modo el universo cuidaba de mí. Así lo sentía y estaba agradecido. Esta sincronicidad
repetida que experimenté fue debida al Efecto Gratitud.

Nuestro primer maestro es nuestro corazón. Proverbio nativo americano

Llegué a casa sano y salvo y decidí escribirle una nota de agradecimiento a la madre de Jackie. Tenía
buena letra porque había practicado mucho en la escuela, pero no sabía mucha gramática ni demasiadas
palabras, por lo que me ayudó mi madre. La envié y eso fue el final de la historia, o eso creía yo.

Hace tres años, me devolvieron esa carta. En esos momentos estaba en Texas, me marchaba a
Australia y pasaba por California. Dos días antes de mi vuelo, )ackie, mi amigo surfista me llamó y me dijo:
«John, tengo algo para ti. ¿Cuándo vienes a California?» «Dentro de dos días», le respondí. «Mi madre
acaba de fallecer y antes de morir tenía algo en la mano que quería que te diera.» Ja-ckie vino al
aeropuerto de Los Ángeles y me dio la carta que yo le había escrito a su madre hacía treinta y dos años.
Murió con mi carta en la mano. La carta decía:

Quiero darle las gracias por todo lo que hizo por mí cuando estuve en su casa, sobre todo que fueran
tan naturales y que me permitieran estar en su casa. Espero que mis ideas sobre la nutrición no
trastornara mucho a su familia. Soy un poco insistente. Bueno, en realidad, mucho. Pero nunca abandono
mi dieta y me ha demostrado ser muy buena para mí después de mi intoxicación con estricnina. Llegué
sano y salvo a mi casa y me lo estoy pasando bien. Tengo pensado quedarme algún tiempo. Bueno, no
tengo mucho más que decir, sólo me queda volver a darle las gracias por todo. Dios siempre está con
nosotros.

Cuídese.

Afectuosamente,

John

P.S.: Le agradezco que me llevara hasta la autopista. Fue una gran ayuda.

¿Por qué no puedes dejar de ser como eres?

Cuando mires atrás, te darás cuenta de que cuando realmente has vivido ha sido en aquellos
momentos en que has hecho cosas con el espíritu del amor.

Hf.nry Drummond

Hemos hablado de los hijos, de los padres y de las figuras paternas, ¿por qué dejar fuera al resto?
Conocí a una señora que estaba «comprometida» con su matrimonio. Cuando se casó, hizo el voto de:
«Esto es para siempre. Voy a morir casada. Fase lo que pase. Así lo enseña la Iglesia. Y si no sigo casada,
iré al infierno». Ella creía que si mantenía su compromiso iría al cielo, y que si no lo hacía... bueno, nunca
lo sabremos porque la última vez que supe de ella todavía mantenía su promesa. Entretanto, su marido ha
tenido múltiples romances, no trabaja y es alcohólico; ella ha pasado las pruebas más duras en su
matrimonio. Va a seguir casada porque cree que el sufrimiento del infierno es peor que lo que está
viviendo ahora. Tiene cáncer y otros problemas de salud, ha vivido la mayor parte de su vida
reprimiéndose, pero tiene un compromiso con su sistema de creencias. Es con su escala de valores con lo
que mantiene su compromiso, 110 con su matrimonio.

Compromiso no es la palabra más adecuada, porque sólo te «comprometes» con tus valores más
elevados —consciente o inconscientemente— y comprometerse con otra cosa que no sea eso
probablemente será frustrante, cuando no inútil. Lo más curioso es que cuando sintonizas con lo que de
verdad es importante, no necesitas «comprometerte» de forma consciente. Lo vives. Cuando alguien te
dice: «Voy a casarme contigo. Me comprometo contigo», no es cierto. Esa persona no se está
comprometiendo contigo, sino con sus propios valores, y siempre y cuando tú los compartas,
probablemente estará contigo. Si pusieras a prueba sus valores durante el tiempo suficiente, lo más
probable es que se marchara de tu lado.
Las personas se comprometen sólo con los valores que son más importantes para ellas, y si resulta
que una relación encaja con ellos, se comprometen, pero siempre que esa relación refleje esos valores.
Las personas serán fieles a sus valores. Ésa es la razón por la que no espero que las personas se
comprometan conmigo, sino con sus valores. Puede que éste sea uno de los aspectos más difíciles del
Efecto Gratitud, pero no por ello es menos cierto. Si yo quiero a alguien, estoy dispuesto a amar y a
apreciar sus valores. Siempre que ayudo a los demás a vivir de acuerdo con sus valores más elevados,
actúan como si estuvieran comprometidos conmigo.

No vemos las cosas como son. Las vemos como somos nosotros.

Anais Nin

Una encantadora dama llamada Tina me pidió que visitara a su hijo, al que le encantaban la
informática y los videojuegos. Estaba frustrada porque, aunque a su edad ya debería estar trabajando, no
tenía la menor intención de hacerlo, o al menos según su concepto de trabajo. Para ella, él estaba todo el
día delante del ordenador sin hacer nada. «Me vuelve loca», me dijo.

Resultó que su hijo era un genio de la informática. Charlando con él, me enteré de que había
aprendido a crear programas él solo y que había abierto una empresa de software y de websites online.
Su madre no tenía ni la menor idea. Estaba muy anticuada, probablemente debido a su represión y a sus
temores asociados a la informática. Su hijo era extraordinario. Actualmente, está muy bien situado.
Cuando empezó a ganar dinero con su negocio, Tina se dio cuenta de que «estar sentado todo el día
delante del ordenador sin hacer nada» era la formación que estaba recibiendo para sus posteriores logros,
pero en aquellos tiempos ella no lo sabía.

A veces en la dinámica familiar, no vemos los beneficios de las acciones de algunos de sus miembros.
No vemos de qué modo nos están sirviendo. Deberíamos darnos cuenta de que las personas viven según
sus valores y no según los nuestros. Cuando proyectamos nuestros valores sobre otros, no los valoramos
por lo que son y perdemos la oportunidad de agradecérselo. El Efecto Gratitud se despierta cuando
podemos apreciar la grandeza y la singularidad de los valores ajenos.

Muchas veces olvidamos que todos tenemos valores distintos, que los demás no ven el mundo de la
misma manera y seguimos proyectando nuestra visión sobre ellos, y cuando el modo de ver la vida de los
otros no se corresponde con el nuestro, nos enfadamos. Es una forma de ignorancia porque desconocemos
sus valores. ¿Te sorprende que choquemos con reacciones emocionales? Cada vez que esperamos que las
personas abandonen sus valores y adopten los nuestros, estamos predispuestos a que nos traicionen.

Se nos ha enseñado a creer que tenemos razón, pero no a ser agradecidos y amables. Cuanto menos
entrenamiento tenemos para amar, más razón querremos tener. Es igual que en las ventas, si no sabemos
vender, proyectaremos lo que creemos que necesita la gente. En vez de intentar descubrir sus
necesidades. Se requiere cierta formación. Iodo se resume en la vieja regla de oro: trata a los demás como
te gustaría que te trataran a ti. Nos gusta que alguien nos pregunte lo que necesitamos antes de intentar
vendernos algo. Si nosotros hacemos lo mismo, evolucionaremos.

Y vivieron felices para siempre

El verdadero amor nunca vive feliz para siempre, el verdadero amor no tiene fin.

K. KNICHT

Mi esposa murió hace tres años. Descubrimos demasiado tarde que padecía cáncer, y por cuestiones
personales prefirió mantenerlo en secreto porque 110 quería que la noticia trascendiera a los medios.

Poco antes de su fallecimiento, tuvimos una conversación muy especial. Estábamos en casa y
pasamos una maravillosa tarde recordando todos los momentos maravillosos que habíamos compartido y
todas las cosas que tuvimos la oportunidad de hacer durante nuestra vida en común. Los dos nos
sentíamos llenos de gratitud el uno por el otro. Repasamos nuestros sorprendentes doce años y medio
juntos. Viajamos, vivimos en un barco de lujo y en áticos suntuosos por todo el mundo, conocimos a
personas extraordinarias, muchas de ellas celebridades, hasta conocimos a la realeza. Los dos habíamos
escrito libros y tuvimos la bendición de haber hecho lo que nos gustaba, nos hicieron entrevistas, dimos
conferencias juntos y apoyamos muchas causas comunes... Habíamos vivido muchas cosas. Esa tarde
estuvimos recordando y dejando pasar las horas. Se llamaba Athena Starwoman (Mujer de las estrellas) y
al final me dijo: «Me siento muy agradecida de haber encontrado a mi Starman antes de morir».

Por la noche tenía un compromiso para dar una conferencia y tenía que tomar un avión, así que tuve
que marcharme al poco rato de nuestra conversación. Cuando me acosté esa noche, lo hice en otro lugar,
alejado de ella. A las dos horas de haberme quedado dormido, me «despertó». De pronto, la vi con toda
claridad y escuché su voz muy nítidamente: «Quisiera que cuando me vaya le des las gracias a estas
cuatro personas», y me mencionó detalladamente lo que quería decirles a cada una porque no podía
contactar con ellas. Para mi gran sorpresa, el día en que falleció, esas cuatro personas llamaron y pude
darles las gracias a cada una de ellas.

Cuando estamos en un estado de gratitud, tenemos acceso a un sistema de comunicación superior.


Éste fue un ejemplo del Efecto Gratitud cuántico, telepático y a distancia. Mi esposa era una persona muy
intuitiva y el día que se marchó «sucedió» que llamaron esas cuatro personas que ni siquiera sabían que
estaba enferma.

La gente me pregunta: «¿Cómo pudiste dar las gracias cuando murió tu esposa?» Sentí mucho
agradecimiento por los años que pasamos juntos. Estaba agradecido porque su muerte fue tranquila y
rápida, y porque no tuvo que enfrentarse a muchos de los grandes retos a los que se enfrentan otras
personas que están en su misma condición. Su muerte estuvo colmada de gracia divina. Quiso vivir de un
modo hermoso y murió de la misma manera. La gratitud todavía me conecta con ella a través del amor.

A veces el corazón ve lo que el ojo no puede ver.

H. Jackson Brown

Athena y yo habíamos hablado de la muerte antes de que falleciera y se transformara. Los dos
estábamos de acuerdo en que el primero que se fuera querría que la otra persona siguiera con su vida y la
disfrutara al máximo. Seis semanas antes de su marcha, nos tomamos las manos, nos miramos a los ojos y
me dijo: «Ha llegado el momento en que tendrás que encontrar a una nueva, joven y estupenda Stargirl».
En esos momentos eso era lo último que se me pasaba por la cabeza, pero a las tres semanas de su
fallecimiento sucedió algo que merece la pena contar.

Di una conferencia para una gran audiencia en Las Vegas, y cuando terminé, estuve firmando libros
durante tres horas. Hubo un momento en que la persona que tenía delante era una encantadora dama.
Llevaba un gran sombrero, parecía una experta en moda y tenía aspecto de modelo. Se acercó a mí y le
pregunté: «¿Cómo se llama?» Y me respondió: «Starr».

Enseguida levanté la mirada y recordé lo que me había dicho mi esposa antes de morir. Tardé un
segundo en procesarlo y luego le dije: «¿Le importaría quedarse unos minutos más por aquí? Me gustaría
hablar con usted respecto a su nombre». Me dijo que Starr era su verdadero nombre. Pasamos toda la
tarde charlando y no volví a verla hasta dos meses después. Luego quedamos un día para comer, y
transcurrido otro mes, volvimos a comer juntos. Entonces le pregunté si le gustaría venir de viaje conmigo
a Australia y ahora hace tres años que estamos juntos.

En el momento en que experimentes en tu corazón esa cosa extraordinaria denominada amor y


sientas su profundidad, deleite y éxtasis, descubrirás que el mundo se ha transformado para ti.

J. Krishnamurti

Esta historia no acaba aquí. Cuando Starr y yo nos fuimos a Australia, fuimos al ático que teníamos
Athena y yo. No había estado allí desde su fallecimiento, así que todo estaba tal como lo dejé. Al poco de
llegar me fui al baño a colocar mis cosas de aseo y ella se fue a poner las suyas en el armario de la
habitación. Entonces vi que Starr se apartaba rápidamente del armario y se sentaba en el borde de la
cama con una mirada extraña. Se la veía un poco perpleja y sorprendida.

—¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

—Sólo necesitaba sentarme un momento.

—¿Qué te ha pasado?

—Bueno, he ido al armario y he visto algunos de los vestidos de tu esposa y trece prendas son
idénticas a las mías. La misma marca, color, talla, todo igual. Hay quince pares de zapatos idénticos a los
míos. Tengo exactamente las mismas prendas y zapatos, y eso me ha impresionado.

Noté un escalofrío en la columna. Luego fuimos al cuarto de baño y tenía los mismos maquillajes,
accesorios para el pelo y demás cosas de aseo. Fuimos a la planta baja y ella tenía la misma vajilla y
cristalería que nosotros. Nosotros teníamos un Rolls Royce blanco y dorado y ella un Jaguar Classic
blanco y dorado. Athena y yo vivíamos en un apartamento en un barco llamado The World que da la vuelta
al mundo, y Starr solía vivir en el QM con su antiguo novio. Según parece esos barcos atracan en los
mismos puertos, así que mi anterior esposa y Starr debieron ir a las mismas tiendas y eligieron las mismas
prendas y complementos. Allí nos quedamos intentando asimilar esa sorprendente sincronicidad.

Estoy abierto a la guía de la sincronicidad y no dejo que mis expectativas interfieran en mi camino.

Dai.ai Lama

Nunca hay una perdida, sino una transformación, y cuando amas a alguien, nunca pierdes a esa
persona y puedes sentir su presencia. Doy las gracias por los doce años y medio que pasé con Athena y
también por Starr, que ha estado conmigo desde entonces. Pasé de una Starwoman a una Stargirl. Starr
también escribe libros como hacía mi esposa y la sincronicidad no termina aquí. Creo que, porque yo
estaba agradecido y sentía ese amor no-presencial, el universo transformó esa energía de amor y la
manifestó en una nueva forma vital. El Efecto Gratitud te abre el corazón a nuevas posibilidades que no
experimentarías de otro modo. El paso siguiente en mi vida siempre se manifiesta cuando estoy
agradecido por lo que tengo. Entonces obtengo algo todavía más grande.

La gratitud nos permite entrar en un estado que el filósofo y teólogo santo Tomás de Aquino
denominó sincronicidad y nos permite ver oportunidades que de otro modo se nos pasarían por alto.
Cuando no sientes agradecimiento, 110 las ves y no puedes actuar al respecto.

Actualmente, Starr tiene fotos de mi anterior esposa, Athena, y yo juntos, en su apartamento de


Llouston, Texas. Cuando va gente a visitarnos a su casa y ven esas fotos, se sorprenden y nos preguntan
por qué están ahí. Starr simplemente les responde: «Porque todos estamos conectados. Él ahora me ama a
mí, pero antes amó a esta persona, y eso es importante para mí».

Cuando conocí a Athena, tuve una sincronicidad similar. Me enteré de que había estado casada con
un hombre que se llamaba Bob, que había hecho surfing con uno de mis amigos de Hawái. De hecho, era
el mejor amigo de mi colega de surfing. Aunque ella vivía en Australia teníamos amigos comunes en
Hawái. Aparentemente estuvimos conectados durante veinte años a través de esas personas sin
conocernos.

Con gratitud, el mundo entero se convierte en tu amigo y tu familia.

Doctor John Demartini

La familia tiene un significado distinto para cada uno de nosotros. Algunas personas tienen familias
clásicas, con cónyuge, hijos y abuelos, mientras que otras tienen estructuras familiares menos comunes.
Algunas personas ven a los que residen en una ciudad, país o incluso el mundo entero como su familia
extendida. Tu concepto personal de familia puede adoptar cualquier forma. Y aunque te consideres una
persona solitaria, seguro que tienes alguna relación más personal o parecida a una familia con alguna
persona. Nunca estás solo, al fin y al cabo todos formamos parte de una familia cósmica. En parte eres
como eres a raíz de tu participación en tu familia global dinámica. Y todos los miembros de tu familia,
tanto los inmediatos reales como los globales de la extendida, quienesquiera que sean, te ayudan a formar
tu carácter. Vale la pena dar las gracias por ello. Y, por supuesto, ¡date las gracias por el maravilloso papel
que desempeñas en tu propio y grandioso carácter!

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN A VER A TU FAMILIA DE UNA FORMA DIFERENTE

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mi madre?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mi padre?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mis hermanos y hermanas?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mi abuela?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mi abuelo?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mi pareja?

• ¿Qué es lo que más agradezco de mi relación con mis hijos?

AFIRMACIONES QUE ABRIRÁN TU CORAZÓN A LA GRATITUD

• Mi gratitud es la llave que abre la puerta a mi corazón amoroso.


• Me quiero tal como soy. Soy perfecto tal como soy.

• No importa lo que haya hecho o dejado de hacer, me merezco amor.

• Amo a los miembros de mi familia, pues son mi equilibrio perfecto.

• Mi amor por los demás y por mí mismo es la respuesta a todas mis preguntas.

• Al igual que yo demuestro mi amor a través de mis valores únicos, los demás también lo hacen.

• Cuanto más amor doy, más amor recibo.

• Amo incondicionalmente con todo mi corazón.

• Pase lo que pase, sé que es una lección de amor.

• En mi interior y a mi alrededor sólo hay amor.

• Mi amor reina sobre todas mis emociones.

• Me concentro en el amor porque sé que todo lo que no amo gobierna mi vida.

• Me concedo a mí mismo y a los demás espacio y tiempo suficiente para amar.

• Mi amor atrae a las personas que amo a mi presencia.

• Dedico tiempo a las personas que amo.

• Respeto los dos aspectos de las personas a las que quiero.

• Me gusta ver lo mejor de las personas que quiero.

• Si estuviera libre, me pediría para salir.

• Quiero a mis familiares tal como son.

• Escucho mi corazón y experimento las relaciones más hermosas y personales que puedan existir.

• Mi corazón me guía a decir cosas apropiadas y afectuosas.

EJERCICIOS QUE TE AYUDARÁN A APRECIAR A LOS DEMÁS Y A TI MISMO

Ejercicio 1. Carta de agradecimiento

Escribe una carta de agradecimiento a todas aquellas personas a las que nunca les hayas dado las
gracias. Llámalas o mándales un correo electrónico.

Ejercicio 2. Versión abreviada del Método Demartini®

• ¿Qué conducta te saca de quicio cuando la ves en otras personas?

• ¿Quién ve en ti esa conducta? Escribe los nombres de al menos veinte personas. No pienses o
digas que no tienes esa conducta. Eso sería negación. Todos tenemos todas las conductas, que se
manifiestan de forma única en cada uno. Búscala hasta que la encuentres.

• ¿Cuándo la manifestaste? Piensa al menos veinte ocasiones.

• ¿A quién iba dirigida?

• ¿De qué forma ayuda a los demás esta actitud tuya?

• ¿De qué forma te ayuda a ti esta actitud en los demás?

Ejercicio 3. Es muy divertido para hacerlo en familia, sentados a la mesa del comedor. Pide a todos
que escriban siete cosas por las que estén agradecidos a cada uno de los presentes y luego diles que se
dirijan palabras de agradecimiento. Pregunta a tus hijos: «¿Por qué puedes darle las gracias hoy a tu
hermana o hermano?» No siempre es fácil y te garantizo que alguien dirá: «No se me ocurre nada». Sólo
has de seguir pidiéndoles que piensen. Si no se os ocurren siete cosas, podéis conformaros con cinco o
con tres. Intentadlo y podréis sentir la magia en la mesa del comedor, a medida que se vaya abriendo la
puerta hacia una comunicación más sincera.
Si todos tiráramos en la misma dirección, el mundo volcaría El mundo es un rompecabezas, o no
subestimes el valor de tus supuestos enemigos Es el enemigo el que realmente nos puede enseñar a
practicar las virtudes de la compasión y la tolerancia.

Dailai Lama

El mundo está compuesto de todo un abanico de opuestos. Por cada pro esto, hay un pro aquello. Por
cada antiesto, hay un antiaquello. El mundo mantiene un equilibrio inherente y siempre que nos
encontramos con un supuesto opuesto, esa persona nos está enseñando que posiblemente nos hayamos
vuelto un poco rígidos en nuestra manera de pensar o que nos hemos encerrado en un sistema de
creencias limitado. Si nuestros líderes políticos se vuelven demasiado rígidos o fundamentalistas en sus
ideologías y pensamientos, predeciblemente atraerán sus correspondientes opuestos. Si pensamos que él
o ella ganará la batalla y se librará del estúpido pensamiento de su oponente, este último se alzará en
oposición y compensación. Lo cierto es que nunca podemos conquistar la oposición porque fomentamos lo
que condenamos. Lo único que atraemos siendo testarudos y rígidos es que nos humillen. Ésa es la
grandeza del equilibrio de la vida.

Vamos a atraer a nuestros supuestos opuestos hasta que nos demos cuenta de que no son más que
seres humanos con sus propios valores que intentan dar un servicio al mundo como lo hacemos nosotros.
Los opuestos se apoyan y retan, construyen y destruyen. Los opuestos son necesarios en el mundo, y
nuestros llamados oponentes son tan necesarios como nosotros. La sociedad es como un rompecabezas
donde cada pieza es única e irreemplazable. Si todas las piezas fueran iguales, lo llevaría a la tienda para
que me devolvieran el dinero. Necesitamos nuestros opuestos para que encajen todas las piezas y
podamos ver la imagen. El Efecto Gratitud se produce cuando aceptamos a nuestros opuestos de todo
corazón.

Las oportunidades de liderazgo tienen mucho que ver con nuestros valores. Si creemos que sólo
cierto tipo de personas son buenas, nos limitaremos a las que son como ellas para que sean nuestras
seguidoras. Si creemos que sólo son buenas las personas de tal o cual sitio, nos ceñiremos a esas personas
para que nos sigan. Si vemos que todas las personas del mundo tienen dos aspectos que no son ni mejores
ni peores, habremos descubierto que tenemos más posibilidades de ser líderes. Recuerda un principio que
ya he dicho antes: «Todo aquello que te produce una emoción fuerte es lo que gobierna tu vida. Todo lo
que amas hace que seas tú quien dirija». De este modo aumenta nuestra capacidad de liderazgo de
manera que podemos valorar y amar a las personas que estén en cualquiera de los dos bandos.

No podemos dirigir a los empleados de una empresa o a los afiliados de un partido político si somos
incapaces de apreciar sus funciones y valores. 'Iodos los trabajos necesitan un sistema de valores. Una
persona que quiere trabajar de obrera en una fábrica tiene un conjunto de valores distinto a la que quiere
trabajar de directiva. Se necesitan todos los valores para rellenar todos los huecos en todos los niveles
corporativos o de la sociedad. Debemos dar las gracias por todas las piezas del rompecabezas. El mundo
de los negocios y la sociedad no podrían funcionar si todos tuviéramos los mismos valores.

La tínica anormalidad es la incapacidad de amar.

Anais Nin

Sería como un episodio de la serie Dimensión desconocida en el que un hombre se levanta por la
mañana y todas las personas que le rodean son idénticas a él. Cuando sale de su casa, no le gusta la
persona que ve en el ascensor ni el portero de su edificio. «Me gustaría que todo el mundo se pareciera
más a mí», dice. Luego sale a la calle y dice: «Me gustaría que todo el mundo se pareciera más a mí».
Después se va a la cafetería y el camarero también le pone nervioso y vuelve a decir: «Me gustaría que
todo el mundo se pareciera más a mí». Según él, todos le tratan mal y el mundo sería un lugar mejor si la
gente se pareciera más a él.

A la mañana siguiente se despierta en la Dimensión Desconocida y todas las personas que le rodean
son igual que él, sólo van vestidas de forma diferente. Ahora el conserje tiene su mismo rostro, el
ascensorista también, el camarero de la cafetería es idéntico a él, todos sus compañeros de trabajo
también lo son. Todo el día está rodeado de él mismo y al final exclama: «¡Dios mío, sólo deseo que todo el
mundo vuelva a ser como antes!»

Existe un orden superior y equilibrado en la sociedad. La ignorancia es ver sólo un aspecto y la


sabiduría es ver los dos opuestos en todos los acontecimientos y personas. En la sociedad por toda
persona cruel hay otra amable, por cada reprimenda, un halago. Si buscas el equilibrio, lo encontrarás.
Verás la perfección divina a tu alrededor y te sentirás querido. Al final, sólo hay amor. Existe un equilibrio
perfecto entre el apoyo y los desafíos, y necesitas ambos. Los contratiempos y el amor duro te hacen
independiente, el amor blando te hace dependiente. Los dos juntos te hacen completo. Cuando aprecias
esta compleción, experimentas el Electo Gratitud.
Pobre del hombre cuyo corazón no ha aprendido de joven a tener esperanza, a amar y a confiar en la
vida.

JOSEPH CONRAD


Nuestra vida social no se limita a los grupos a los que pertenecemos, a nuestro barrio y amigos. Los
forasteros también son importantes. Conocí a un vagabundo en una calle de El Paso, Texas, que cambió mi
vida. Me llevó a la biblioteca pública, me mostró algunos libros sorprendentes de Platón y Aristóteles y me
enseñó el valor del amor y de la sabiduría. Era un extraño especial. Otra vez una mujer desconocida me
encontró en mi tienda de campaña en un bosque cercano a una playa, donde yo llevaba tres días
inconsciente y estuve a punto de morir por una intoxicación. Se quedó conmigo, limpió la tienda y empezó
a curarme. Eso lo hizo una extraña. No creo en alejarse de las personas que no conoces. Toda mi vida de
adolescente giró en torno a desconocidos. Tuve muchas experiencias y oportunidades muy valiosas
gracias a ellas. Me ayudaron a entender el Efecto Gratitud.

Los encuentros fortuitos, aunque sólo duren dos segundos, pueden cambiar tu vida. Cuando choco
contra alguien, no digo: «Lo siento», sino «¡Vaya, hola! Me has parecido una persona tan atractiva que he
chocado contra ti. ¿Cómo te llamas?» ¿Quién puede decir que ha sido una equivocación? Eso no lo
sabemos.

¿Por qué no le gusto a la mitad del mundo?

La felicidad (gratitud) no es una cuestión de intensidad, sino de equilibrio, orden, ritmo y armonía.

THOMAS MILTON

Cuando dominas el Efecto Gratitud, te das cuenta de que tus preocupaciones y ansiedades no son
más que ilusiones. Se producen de los supuestos de que en el futuro vas a experimentar más sufrimiento
que placer, más pérdidas que ganancias, más cosas negativas que positivas, más retos que apoyo y más
agitación que paz, debido a otra persona o a ti mismo. En realidad, ese desequilibrio no puede suceder
nunca. Nunca hay nadie que nos desafíe sin que haya otra persona que nos apoye, nunca nos critican sin
que haya otros que nos alaben. Siempre hay alguien para compensar la polaridad imaginada. Pueden
estar cerca o lejos, pero siempre existen. Quiero hacer hincapié en la palabra «imaginada». Ésa es la
clave en todo esto. Nunca experimentamos sólo un aspecto de la vida. Todo está perfectamente
compensado. Ésa es la razón por la que no le gustaré a la mitad del mundo, porque le gusto a la otra
mitad. El Efecto Gratitud implica aceptar este prodigioso equilibrio que nos abre el corazón.

Escucha estas tres sorprendentes historias de equilibrio en mi vida. En 1988, me concedieron el


premio del Quiropráctico del Año. Se organizó una gran fiesta, parcialmente en mi honor, y colegas de
todo el mundo reconocieron mis méritos delante de miles de personas. Al mismo tiempo, había miles de
personas con carteles y pancartas delante de una gran iglesia baptista de Texas diciendo que yo era el
propio antiCristo. En el mismo día recibí un reconocimiento por parte de miles de personas y fui
condenado por ofras tantas. Ése es el equilibrio de la vida. Si no quieres ser venerado ni crucificado, es
que no estás dispuesto a cumplir con el gran propósito de tu vida. Hagas lo que hagas, recibirás críticas y
alabanzas. Has de estar preparado para ambas cosas. La persona más agradecida es la que está dispuesta
a aceptar los dos opuestos y a darse cuenta de que son necesarios. Si sólo obtenemos alabanzas, nos
enorgullecemos y creemos que somos más de lo que somos. Si sólo obtenemos críticas, nos hundimos y
nos consideramos menos de lo que somos. Cuando obtenemos las dos cosas, somos nosotros mismos.

Esta siguiente experiencia de humilde equilibrio tuvo lugar en Nueva York, donde fui a dar una
conferencia a un grupo de unas ciento cincuenta personas. Después de la charla se me acercó un hombre
muy agradable y me dijo: «Me he sentido como si estuviera en presencia de Sócrates, Platón, Aristóteles,
Spinoza o Emerson». Citó los nombres de cinco filósofos a los que admiro mucho y me puso a su misma
altura. Me estaba alabando y ensalzando. Al mismo tiempo, y quiero decir exactamente eso, que fue al
mismo tiempo (después comprobé la hora), recibí un e-mail de un profesor que había leído alguno de mis
libros y que opinaba que eran terribles y enfermizos. En su correo me decía: «No eres mejor que los
talibanes, jerry Falwell, George Bush, Hitler o Sadam Hussein». Me estaba considerando una especie de
religioso fundamentalista y citó cinco nombres de personas a las que odiaba, colocándome a su misma
altura. Así que en su e-mail ese hombre me comparó con cinco personas totalmente opuestas a las cinco
con las que me había comparado la persona que había escuchado mi charla. Sonreí y dije: «Gracias,
universo, por este maravilloso equilibrio». Esa sincronicidad fue muy poderosa e inició el Efecto Gratitud.

La palabra «felicidad» perdería su sentido si no estuviera compensada con la tristeza.

Gustav Jung

Mi tercera historia de perfección divina nos lleva a Suráfrica. No hace mucho, cuando estuve en
Johannesburgo, algún empleado del hotel entró en mi habitación y me robó unos seis mil dólares.
Mientras tanto yo estaba abajo negociando unos asuntos y me ofrecieron dar una conferencia. ¿Cuál crees
que fue la suma que me ofrecieron? Lo has adivinado, ni más ni menos que seis mil dólares. Cuando me di
cuenta de esa sincronicidad, me reí.
Muchas personas sólo quieren estar rodeadas de personas tranquilas y positivas, colaboradoras y
amables. Cuando intentamos evitar a las personas que nos desafían y somos adictos a las que nos alaban,
nos volvemos bipolares. Es un juego inútil. De lo que no nos damos cuenta es que si siempre recibimos
apoyo, no crecemos. Son los retos los que nos hacen crecer. Norman Vincent Peale dijo una vez: «Si
alguna vez te despiertas sin un problema, arrodíllate y reza para tener alguno, porque de lo contrario
estás muerto».

La persona que se libera de esta fantasía de la parcialidad y tiene una visión completa, da las
gracias por cada etapa del juego y se sitúa en la cima, realizada y llena de fuerza. Todas esas etapas
forman parte de la ecuación, pero el pináculo de la misma es la gratitud y el amor. El pináculo aporta el
Efecto Gratitud.

Gracias a Dios por los bravucones

Los retos de la vida no han de paralizarte, se supone que te han de ayudar a descubrir quién eres.

Bernicf. Johnson Reagon

Estaba dando una charla en Houston, Texas, y había una mujer que no paraba de hacer preguntas.
Cada dos minutos, planteaba una. Empezaba a ser un poco molesta porque yo intentaba crear un ritmo en
mi exposición, pero ella me interrumpía con su siguiente pregunta. En vez de corregir la situación, opté
por no hacerle taso porque quería observar la dinámica de la clase. No dije nada a propósito para ver si
alguien se quejaba. Siempre que hay una persona que domina, los demás se callan y no levantan la voz. Ni
preguntarán, ni expresarán lo que sienten.

Aquella mujer seguía haciendo preguntas y al final otra mujer se levantó y dijo: «Dios mío, ¿podría
cerrar la boca? Todos hemos pagado para escuchar al doctor Demartini, y estamos aguantando un diálogo
entre ustedes dos». Así que la mujer preguntona se calló durante unos quince minutos. Transcurrido ese
tiempo volvió a la carga.

Alguien le dijo: «Pensaba que ya habíamos hablado de esto», y al final les dije a todos: «Si estáis
pensando en hacer preguntas, pero no las hacéis porque os da vergüenza, ella las hará por vosotros. Está
expresando lo que el resto del grupo estáis reprimiendo y no tiene miedo de preguntar. Si todos hicierais
preguntas cada dos minutos, se calmaría». Fue una demostración perfecta de los principios de la dinámica
de grupo en acción. El número de preguntas fue el mismo en comparación con otros seminarios, sólo que
esta vez en lugar de proceder de diversas fuentes venían sólo de una.

Lo mismo sucede en nuestra dinámica familiar y en nuestro entorno social. Si hay una persona
callada, habrá otra muy expresiva. Si tienes miedo de que te juzguen, si tienes miedo de hablar en voz alta
e ir tras lo que quieres, acabarás trabajando para otro y haciendo lo que te dicen.

Doy las gracias hasta por los bravucones que nos enseñan a reforzar todas las áreas de nuestra vida
y a despertar nuestro equilibrio inherente. Éste es un ejemplo de mi vida. Cuando era adolescente, los
surfistas y los coxvboys no se llevaban demasiado bien. Un día iba por la calle en El Faso, Texas, luciendo
mi pelo largo y mi tabla de surf, cuando se me cruzaron tres cowboys y me cortaron el paso. Sabía
exactamente lo que estaban pensando. Iba a haber una pelea.

Al principio no sabía qué hacer. Si me metía en una tienda, estaría atrapado. Si cruzaba la calle, me
atropellarían, y si intentaba huir, no podría dejarles atrás cargando con mi tabla de surf. Sabía que tenía
que pasar por eso. Entonces mi voz interior me dijo: «Ruge». Empecé a rugir y a gruñir a esos muchachos,
¡y quién lo iba a decir!, se apartaron. En vez de correr o esconderme, me enfrenté a ellos y los sorprendí.
Encontrarse con un hippie surfista que les atacaba como un perro o un lobo loco les rompió los moldes.
Esos bravucones me ayudaron a tener más confianza en mí mismo. Aprender a enfrentarme a mis temores
fue el beneficio de sentirme atrapado. Los bravucones me ayudaron a crecer. Esa situación fue algo por lo
que dar las gracias. Salí de ella tan sorprendido como los cowboys, pensando: «¡Vaya, puedo enfrentarme
a situaciones como ésta!» Y durante una de mis grandes crisis se produjo otra de las grandes bendiciones
en mi vida. Apareció mi mentor, pero eso es otra historia.

Los retos son la salsa de la vida: superarlos es lo que le da sentido.

Joshua J. Marine

Cuando era adolescente, también sufrí acosos. Eso me condujo a hacer ejercicio y bodybuilding, y
nadie volvió a molestarme. Cuando alguien te está molestando, significa que hay algún área en la que
podrías destacar que le falta fuerza. Entonces, aparece alguien en tu vida y te ayuda a reforzarla, ya sea
física, económicamente o de cualquier otro modo.
Existe otro escenario posible. Quizá te molesten en el patio de recreo porque tú molestas a los otros
en clase con tu inteligencia. No pueden estar a tu altura y se sienten humillados porque acaparas la
atención y las mejores notas. Así que puede que Ies estés machacando sin darte cuenta. Si no refuerzas
ciertas áreas de tu vida, ésta se asegura de que en algún momento te den una patada en el culo para que
despiertes y la refuerces.

Cuando alguien sufre acoso y se siente presionado, es posible que tenga carencias disciplinarias. Si
no la imparten los padres, lo hará la policía. Si los padres son demasiado protectores, aparecerá un
bravucón y lo espabilará. Cuando tenía unos seis años, había un niño que vivía en la esquina. Tenía algún
problema con el sistema inmunológico. Yo era demasiado joven para saber cuál era, pero estaba enfermo.
Sus padres eran demasiado protectores con él, no le dejaban salir a la calle, ni jugar al sol. La
consecuencia era que estaba apartado de todos. Los otros niños le empujaban, pasaban en bicicleta por su
lado y le daban patadas o le tiraban los libros. Siempre se estaban metiendo con él. Cuanto más
intentaban protegerle sus padres, más intentaban liberarle los otros niños de esa protección. Los
bravucones estaban presentes para compensar esa protección excesiva de los padres. En la vida, cuando
tienes una cosa, también consigues lo opuesto. Ver los dos aspectos es la clave del entendimiento. La
gratitud es una perspectiva equilibrada. No es sólo el aspecto que te respalda el que te ayuda. El desafío
también forma parte de la totalidad. Doy las gracias por las dos caras de la moneda.

Cuando todo parece ir a nuestro favor, decimos: «¡Oh, gracias, gracias, gracias!» Cuando las cosas
parecen ir en nuestra contra, decimos: «¡Oh, maldita sea, maldita sea, maldita sea!» Cuando existe un
equilibrio entre lo que tenemos a favor y lo que tenemos en contra, decimos: «Gracias», y sentimos
verdadero agradecimiento, el orden divino, normalmente oculto, se revela. Éste es el verdadero Efecto
Gratitud.

Toda historia tiene dos versiones

No hay errores, ni coincidencias. Todos los acontecimientos son bendiciones que se nos dan para
aprender.

Elizabeth Küblf.-Ross

Cuando estemos preparados para reconocer el orden oculto y el equilibrio de las cosas, veremos
claramente que no hay acontecimientos negativos. Tampoco existen los puramente positivos. Simplemente
hay acontecimientos. Todas las cosas son neutras hasta que las juzgamos y etiquetamos. Por ejemplo, si
llueve, un granjero dará las gracias porque la lluvia termina con la sequía, pero una hermosa novia se
quedará con el corazón destrozado si la lluvia le arruina el día más importante de su vida. La lluvia no es
buena ni mala, pero si no nos gusta, cuando llueve, la odiamos. Si la hemos estado esperando, alabaremos
a los cielos por haber escuchado nuestros ruegos. Comprender esto te permitirá ver que si una situación
te ha hecho daño es porque todavía no has visto sus beneficios y has de seguir buscando hasta que
encuentres el equilibrio inherente con su correspondiente gratitud.

El tsunami que hubo en el sureste de Asia tuvo tantos beneficios como inconvenientes. Pero el
sensacionalismo, la ansiedad y el miedo venden más. Los medios de comunicación lo monopolizan todo y
ésa es la razón por la que no nos enteramos de los beneficios. Empecé a conocerlos justo después de que
el tsunami tuviera lugar. Por ejemplo, tal como sabemos, el área fue completamente devastada, pero
cuando por fin se retiró el agua, el maíz crecía más rápido que nunca y estaba lleno de nutrientes. El
negocio de las bicicletas se disparó y lo mismo sucedió con el sector de la construcción, incluso había
personas que decían: «Gracias a Dios que ha pasado esto. Es lo mejor que podía haber sucedido». A unas
personas les arruinó la vida, a otras se las mejoró. Sólo oímos los aspectos negativos de una historia.
Oímos hablar de la devastación, pero tal como dice un proverbió irlandés, toda historia tiene dos
versiones.

Gracias a esta tragedia se produjo la mayor movilización de ayuda solidaria a nivel mundial. Miles de
personas que estaban sentadas en sus butacas sin saber qué hacer ahora tenían algo por lo que luchar. Se
motivaron e inspiraron para hacer su aportación al mundo. Descubrieron que eran capaces de llevar a
cabo cosas que jamás hubieran imaginado.

Me niego a ver una crisis sin una bendición. Sólo porque las personas la cataloguen de terrible, no
significa que en realidad lo sea. Simplemente no han dedicado tiempo a descubrir la grandiosidad que se
oculta tras ello. Eso no significa que no hayamos de responder a estos llamados «desastres» o
emergencias. Las personas que reaccionen ante estas situaciones irán a rescatar a los supervivientes y a
resolver el aparente e inmediato «problema». Eso es importante y valioso, pero no olvidemos el otro
aspecto. Si ves los dos, no reaccionas, actúas con sabiduría. Lo cual es algo muy diferente.

Cada nube tiene un interior plateado u otra forma de ver el I l-S


Todo lo que es ha sido dado gratuitamente por el Dios del amor.

Todo es gracia. La luz y el agua, el techo y la comida, el traba jo y el tiempo libre, los hijos, los
padres, los abuelos, la vida y la muerte; todo nos ha sido dado. ¿Por qué? Para que podamos dar las
gracias: gracias a Dios, gracias los unos a los otros, gracias a todos y cada uno de nosotros.

Henri Nouwen

El 11 de septiembre de 2001, yo me encontraba volando a Sydney, Australia. De pronto, el


comandante del avión se dirigió a los pasajeros y nos informó sobre los atentados del World Trade Center
y del Pentágono. Mi primera reacción fue de suspense e intriga. Cuando llegué al salón del Qantas Club,
en el aeropuerto de Sydney, junto a otros cientos de viajeros, todos miramos las repeticiones de los
choques de los aviones en las pantallas de los televisores. Como las líneas de teléfono estaban colapsadas,
no pude comunicarme con Estados Unidos en un par de días. Mi hermosa mujer Athena estaba en nuestra
residencia de la Trump Tower de Nueva York cuando sucedieron estos hechos, pero no le pasó nada,
aunque sí se quedó un poco traumatizada y preocupada.

Como se retrasó mi vuelo a Perth, Australia, tuve un momento para reflexionar sobre lo ocurrido y
empecé a escribir una lista de las bendiciones que suponía este acontecimiento que cambió el mundo. Se
me acabó la batería del ordenador, y como se me había olvidado llevarme un adaptador australiano en mi
maleta, seguí escribiendo en un sobre.

A simple vista este acontecimiento pre-meditado puede parecer una pérdida sin ganancias, guerra
sin paz, muerte sin vida, oscuridad sin luz y destrucción sin construcción. Pero ésa no es toda la verdad,
pues no hay crisis sin bendiciones. Algunas de ellas son tan profundas que sólo un hecho de esa magnitud
podía haberlas iniciado. A continuación cito algunas de las múltiples bendiciones que escribí en el sobre:

• Unificación dentro de las familias estadounidenses.

• Fortalecimiento del aprecio mutuo entre las familias estadounidenses.

• Unificación global de las personas en actos de solidaridad.

• Reconstrucción y transformación de la ciudad de Nueva York.

• Aumento de actos heroicos que compensaron los actos de los denominados «villanos cobardes».

• Reducción del número de homicidios y suicidios de personas furiosas o deprimidas al verse


afectadas por sucesos ajenos a sus vidas.

• Reducción del tráfico y de los accidentes de tráfico en la ciudad de Nueva York.

• Reducción de la violencia doméstica debido a que se pudieron expresar externamente las iras,
ansiedades y tensiones reprimidas.

• Baja del número de divorcios.

• Baja del número de disputas familiares.

• La gente hizo más el amor y hubo más nacimientos debido a que muchas personas se tuvieron que
quedar en sus casas y tuvieron tiempo para amarse y valorarse.

• Unificación a nivel mundial para compensar ese momento intenso de división local.

• Oraciones a nivel mundial.

• Abrazos a nivel mundial.

• Amabilidad global.

• Aumento de las conversaciones globales.

• Aumento de meditaciones y silencios por la paz en todo el mundo.

• Flujo global de amor verdadero.


• Aprecio global por Estados Unidos.

• Servicios religiosos en todo el mundo.

Mayor aprecio por el Ejército.

Mayor aprecio por el FBI y la CIA.

Mayor aprecio por los bomberos.

Mayor aprecio por la policía.

Mayor aprecio por la Guardia Nacional.

Mayor aprecio por las organizaciones de servicios sociales.

Mayor aprecio por la Cruz Roja.

Mayor aprecio por los equipos de rescate, y más puestos de trabajo. Mayor aprecio por los servicios
de ambulancias.

Mayor aprecio por los servicios de urgencias médicas.

Mayor aprecio por los servicios de equipos médicos.

Mayor aprecio por los servicios hospitalarios.

Mayor aprecio por los equipos de demolición y limpieza. Mayores medidas de seguridad en todo el
mundo.

Mayor control del tráfico aéreo.

Mayor comprensión del «terrorismo».

Mayor despliegue del patriotismo estadounidense (mayor despliegue de la bandera estadounidense).

Mayor interés y comprensión de los valores y necesidades de otros países.

Despertar a la realidad de la vulnerabilidad estadounidense. Humillar a Estados Unidos condujo a la


autorreflexión y autoindagación. Se corrigieron los precios de las viviendas que estaban sobrevaloradas.

Corrección y recuperación de los mercados financieros estadounidenses.

Disminución de los precios de los vuelos que estaban inflados. Mejor servicio en las líneas aéreas.

Reducción de los precios inflados de los hoteles.

Aumento del uso de telefonía móvil y de las telecomunicaciones. Aumento de audiencia en los
medios de radio y televisión. Aumento de ventas de libros, revistas, periódicos y demás publicaciones y de
su distribución.

Aumento de la venta de instrumentos para la respiración asistida en la ciudad de Nueva York.

Prosperidad de las empresas de pompas fúnebres, entierros y servicios conmemorativos.

Prosperidad de las floristerías en la ciudad de Nueva York. Prosperidad de los fabricantes de


ataúdes en Nueva York. Prosperidad de la industria del acero en Nueva York.

Prosperidad de la industria cementera en Nueva York. Prosperidad de la industria del vidrio en


Nueva York.

Prosperidad de las empresas dedicadas al tratamiento de desechos en Nueva York.

Prosperidad de la industria maderera y de replantación forestal. Aumento de las ventas de tarjetas


de felicitación.
Más negocio para los arquitectos de Nueva York.

Mayor conciencia de las estructuras arquitectónicas y revisión de las normativas de construcción.

Aumento de los medios de transporte alternativos en Estados Unidos.

Mayor dedicación a las causas mundiales.

Mayor comprensión de la psicología humana.

Más negocio para los psiquiatras y psicólogos.

Más negocio para las empresas farmacéuticas.

Un momento en la historia que recordará el mundo entero. Futura producción de la película más
vista en todo el mundo. Futura fama mundial y conmemoración histórica de Nueva York, aumento del
turismo.

Fiesta nacional.

Revalorización del Método Demartini® para la reducción del estrés...

En el cielo hay sufrimiento, pues donde hay potencial para el placer también lo hay para el dolor.

WlLLIAM BLAKE

La lista no termina aquí, pero creo que ha quedado claro lo que quería decir. Todo acontecimiento
tiene dos aspectos. En toda crisis hay una bendición, y todo momento de agitación va acompañado de una
calma renovadora. Ésa es la razón por la que 110 veo los hechos del 11 de septiembre como sólo
destructivos. Los veo transformadores. Simplemente me dieron la oportunidad de ver a Dios [Gran Diseño
Organizado) en acción, pues la voluntad de Dios es el equilibrio.

Por una parte hay destrucción y guerra y, por la otra, reconstrucción y paz. La división y la
reunificación, la separación y la unión caminan de la mano. Es como si las leyes divinas universales
pretendieran lograr ese humilde equilibrio. Si no prestamos atención, podríamos equivocarnos. Así que
veámoslo de nuevo y esta vez con mayor profundidad. De cada gran reto surge una oportunidad aún
mayor. ¿Qué necesitaremos para tener la visión completa? ¿No es la vida una obra maestra? Miremos a
través de nuestro corazón y abramos los ojos al don del equilibrio que tenemos delante. Entreguemos
nuestras opiniones a la majestuosidad del Gran Diseño Organizado.

¿Qué tienes en el ojo?

Si ves la paja en el ojo de tu hermano, mira primero si tienes una viga en tu propio ojo; quizás esa
paja en el ojo de tu hermano no sea más que un reflejo de la viga que tienes en el tuyo.

David Watson

Si vives en Estados Unidos, oirás principalmente una versión de los hechos del 11 de septiembre, la
de que fueron terribles y no provocados. Puede que también consideres que el grupo radical de afganos
son el propio diablo. Pero es evidente que los individuos que colisionaron contra el World Trade Center y
sus seguidores consideraron muy positiva esta hazaña y que para ellos los norteamericanos son el propio
diablo. Celebraron este hecho considerándolo «fantástico» y que América se lo merecía por todo lo que
había hecho antes.

En mis viajes por todo el mundo he escuchado las dos versiones del 11 de septiembre. Muchas de las
personas tenían sentimientos negativos o mixtos respecto a la forma de vida estadounidense o su «sistema
capitalista y codicioso de consumo de recursos» como lo han denominado algunos. Muchos europeos
detestan el poder de Estados Unidos para dominar y aterrorizar. Yo veo ambos aspectos y puedo dar las
gracias por ambas visiones, pues perfilan mi mente para ver la equilibradora verdad. En las dos versiones
hay algo de cierto. Ambas tienen luz y oscuridad.

Hemos de contemplarnos profundamente antes de reaccionar de manera irracional a estos


acontecimientos que cambiaron nuestro mundo porque a lo que estamos reaccionando no es más que un
reflejo de lo que todavía hemos de amar en nuestro interior. Atraemos a nuestra vida experiencias de esas
partes que negamos en nosotros, individual y socialmente. Producimos más cambios cuando amamos que
cuando intentamos reprimir por la fuerza bruta. Lo que intentamos cambiar en los demás se nos resiste.
Lo que nos gusta de los demás da la vuelta y viene en nuestra ayuda. Nuestro enemigo siempre somos
nosotros mismos. ¡Que todos despertemos al poder del Efecto Gratitud!

Una persona amable vive en un mundo amable.

Una persona hostil vive en un mundo hostil.

Todas las personas que conoces son tu propio espejo.

Ken Keys

Norteamérica se está enfrentando a su propia sombra. Sin embargo, está recurriendo a las tácticas
que ella misma había condenado. Lo que decimos que no haremos nunca es lo que atraemos. Lo que
condenamos, lo fomentamos o nos convertimos en ello. Estamos aquí para aprender a amar y a valorar, y
Dios tiene muchas formas de enseñarnos la gracia.

Cada vez que señalamos a alguien, hay otros dedos que nos señalan a nosotros. Si reaccionamos mal
contra cualquier cultura, religión, subcultura o pequeño grupo social es porque no hemos aprendido a
querer algunos de nuestros aspectos. Sólo son un reflejo de nosotros. Cuando admiramos a alguien,
solemos mirarle desde abajo y relegar humildemente ciertas características admirables en nosotros.
Cuando detestamos a alguien, solemos mirarle desde arriba y con orgullo rechazando esos rasgos en
nosotros. Sin embargo, están los rasgos que permanecen ocultos a nuestra visión inicial. Es necesario
realizar una sincera evaluación para descubrirlos, pero al hacerlo nos liberamos para amar esos rasgos en
los demás y en nosotros mismos. Esos rasgos no se han de eliminar ni condenar, sólo entenderlos y
amarlos.

Lo que percibimos en los demás está en nuestro interior. Todas las personas son nuestro espejo. El
vidente, el acto de ver y lo visto son lo mismo. El mundo exterior refleja nuestro interior. Al principio
nuestras mentes quieren rechazar lo que ven. Pero una visión más profunda desvela la verdad.

¿Cómo has podido hacerme esto?

No sabemos quiénes somos hasta que vemos lo que podemos hacer.

Martha GRIMES

La mayoría de las veces lo que divide y enfrenta a las personas es la lucha de poder. Un exceso de
poder supone tanto desafío como no tenerlo. En la dinámica de la familia, las personas que sólo se centran
en sus metas familiares y espirituales, que sólo quieren la paz, tienen más facilidad para atraer a personas
violentas. Los que no tienen estudios, trabajo, dinero, ni contactos sociales o carecen de la habilidad de
defenderse, es más probable que sean víctimas de la violencia de otros. Esa situación es para que se
revelen y crezcan. Han de ser fuertes y saber qué es lo que quieren. Por cualquier área de nuestra vida
que descuidemos, vendrá otra persona que intentará dominarla.

Lo mismo sucede en diferentes culturas —una cultura que ha descuidado siete áreas de su vida—
cuando la mayoría de su gente persiguen un fin espiritual y profesan devoción a la familia, pero no han
desarrollado su mente a través de los estudios, no hacen una gran contribución al mundo en el aspecto
económico, no tienen mucho dinero per cápita, carecen de interacciones sociales avanzadas y de redes de
comunicaciones con otros países, están aisladas y no tienen un buen ejército ni sistemas sanitarios
adecuados, en estos casos tienen grandes probabilidades de que les gobierne un dictador. Los dictadores
no son demonios. Son un subproducto de un país que no tiene fuerza. La gente siempre habla de que
Hitler mató a seis millones de judíos, pero dudo de que un solo hombre pudiera salir a la calle y matar él
solo a seis millones de personas. Dio órdenes y miles de personas le obedecieron.

La gente suele tener percepciones erróneas de la historia y gran parte de la misma está escrita de
manera muy parcial. Si aprendemos a ver los dos aspectos de cualquier acontecimiento, podremos
transformar y adaptar nuestras falsas percepciones. Siempre que una cultura se desarrolla y sus
componentes se consideran los elegidos, los únicos y piensan que todos los demás están equivocados,
generalmente, acaban siendo atacados. Este patrón se ha repetido durante siglos. Esto es lo que sucede
en algunas culturas, incluso en nuestros días. Siempre les atacan porque se consideran los elegidos. Los
australianos lo denominan el síndrome amapola, pues las amapolas grandes son las que se cortan. Las
personas egocéntricas que se creen especiales, únicas y no entendidas sufren ataques con mayor
frecuencia que las otras. Se le llama el orgullo antes de la caída.

Hace un tiempo tuve la oportunidad de tratar a una joven sura-fricana de unos veinte años cuyo
novio pertenecía a Al-Qaeda. Le tenía tanto miedo que mostraba algunos signos de esquizofrenia. Según
parece, los dos eran un poco bipolares. Eran una pareja perfecta. Fue un poco arriesgado trabajar con
ella. Temía por su vida si su novio se enteraba de que me estaba hablando de él.

Al trabajar sobre sus percepciones de la situación víctima-agresor, recobró su fortaleza. También


recuperó su confianza. Al no tener fuerzas había atraído a este tipo de persona. Como cabía esperar de
acuerdo con el equilibrio inherente, también estaba rodeada de personas que intentaban ayudarla y que
querían protegerla, pero su novio la estaba desafiando. Tuvo que integrar los dos aspectos. Cuando lo
consiguió, cambió su vida. Le plantó cara y le dijo: «No voy a salir más contigo. Si vas a matarme, hazlo».
Prosiguió con su vida y no volvió a tener problemas con él. Fue su seguridad en sí misma la que produjo el
cambio.

He visto esto muchas veces en los casos de violencia doméstica. Me critican mucho por esta
creencia, pero creo firmemente que las llamadas «víctimas» indefensas forman parte de la misma
ecuación. Las personas indefensas atraen sus circunstancias. Las personas fuertes no tienen o no atraen
las mismas experiencias. El Efecto Gratitud puede darte esa fuerza y desarmar a los demás.

Muchas veces damos a nuestros enemigos las armas para que nos destruyan.

Esopo

El concepto de víctima da a entender que alguien nos ha hecho algo. Yo no lo creo así. Si no me
crees, ven a uno de mis seminarios de La Experiencia Descubrimiento®, donde experimentarás por ti
mismo el Método Demartini® para disolver la mentalidad de víctima-violador. La primera pregunta que te
voy a plantear es: «¿Qué te han hecho que es tan terrible para ti?» Luego te preguntaré, «¿Cuándo has
hecho tú lo mismo de alguna manera?» Aceptarás todos los aspectos que detestas en ti, porque todos ellos
los llevas dentro y todos actúan para ti. Todos y cada uno de ellos, sin excepción. Te darás cuenta de que
no has de perdonar a nadie, sino que tienes un mundo entero para amar.

Hace un par de años trabajé con una mujer de High Valley Ranch, California, a la que habían
golpeado con una botella en la cabeza y había sido apuñalada dieciocho veces y... Al cabo de una hora de
haber empezado la sesión con el Método Demartini®, su sufrimiento se transformó en una profunda
gratitud y amor. Vimos el orden en que le sucedieron las cosas y dio las gracias por ello. Ya no era una
víctima. Fue a un programa de radio conmigo y compartió su historia con miles o millones de oyentes.
Pudo volver a enfocarse en su vida que sufrió un cambio radical.

Lo que importa no es lo que te sucede, sino cómo lo percibes. He visto incestos, asesinatos,
violaciones y también he visto disolverlos con amor y gratitud por el poder del Método Demartini y su
subproducto, el Efecto Gratitud. Es muy inspirador ser testigo de este proceso. He conseguido estos
resultados cientos de miles de veces. Si quieres transformar tu sentido de culpa o vergüenza en gratitud,
hazlo a través de La Experiencia Descubrimiento®. No hay razón para que sigas acarreando tu
mentalidad de víctima porque no le va a dar fuerza a tu vida, ni te va a dejar crecer. Cuando creemos en
algo ilusorio, hace falta valor para descubrir la verdad.

SOS. Mi realidad no encaja en mi fantasía

Hemos de aprender a recortar nuestros conceptos para que encajen con la realidad, en lugar de
intentar hacer encajar la realidad en nuestros conceptos.

Víctor Daniels

¿Por qué no podemos ser siempre felices? La respuesta es muy sencilla, porque la máscara de un
solo aspecto denominada felicidad es una fantasía, una ilusión. La adicción a esta pequeña ilusión da pie a
toda una gama de preocupaciones sociales: estrés, dolor de cabeza, desesperanza, ira, resentimiento,
sentido de culpa, depresión e ¡incluso suicidio! Existen doce fantasías o ilusiones mayores bajo las cuales
viven las personas, que suponen grandes obstáculos en la senda hacia la gratitud y que son la causa de
nuestras pesadillas. ¿Cómo podemos dar las gracias por la vida cuando en nuestro mundo de fantasía
sabemos exactamente cómo han de ser las cosas? Voy a compartir contigo un gran secreto. La vida es
como es. Si queremos que se corresponda con nuestras fantasías, nos estamos preparando para la
derrota, la ira, la frustración, la negatividad y la ingratitud.

La primera fantasía es esperar que los demás vivan fuera de las leyes universales. A veces sólo
queremos a la mitad de nuestra pareja, amigos, hermanos, vecinos, compañeros de clase o extraños.
Queremos que las personas siempre sean agradables sin que sean desagradables, que siempre sean
amables sin que sean crueles, que cooperen, pero que no sean competitivas, etc. Sólo queremos «lo
bueno». Esperar que la gente sea unilateral es como esperar encontrar imanes con un solo polo. ¿Sabes
de alguno?

La segunda fantasía es esperar que los demás vivan sin guiarse por sus valores. Si esperamos que
abandonen sus valores y vivan según los nuestros, la decepción y frustración están garantizadas. La ira no
es más que una proyección de nuestros propios valores en otras personas y consecuencia de esperar a
que los prefiera a los suyos.

La tercera fantasía es la combinación de las dos primeras y se manifiesta cuando queremos que las
personas sean algo que no pueden ser porque va contra las leyes del universo y no se encuentra dentro de
sus valores.

Lo mismo nos sucede a nosotros. Si esperamos vivir fuera de las leyes universales, estamos tratando
de vivir nuestra fantasía número cuatro. Sólo queremos ser felices, no estar nunca tristes; estar siempre
dispuestos a ayudar, nunca a desafiar; ser siempre positivos, nunca negativos. Pero no podemos vivir
según los valores de otra persona, y esperar eso es otra fantasía. Las dos últimas fantasías juntas
producen otra aún mayor. La número seis. Y la siguiente gran fantasía (¡que suenen los tambores, por
favor!) es hacer eso a los demás y a nosotros simultáneamente. Ésta incluye a todas las fantasías juntas.
¿Cómo podemos estar agradecidos por el mundo o por nosotros mismos si estamos intentando cambiarlo
todo y a todos?

Las fantasías ocho y nueve son las expectativas no realistas que tenemos sobre la imagen de Dios
(en general, alguna proyección antropomórfica de nuestros seres mortales), y vivir fuera de las leyes del
universo y de los valores humanos que hemos proyectado.

La décima fantasía es la combinación de la octava y la novena.

La undécima y duodécima son las expectativas no realistas de los objetos mecánicos que desafían las
leyes de la física que los gobiernan y utilizarlos de alguna manera para algo diferente para lo que no han
sido diseñados.

La realidad no duele, más bien es nuestra percepción de la misma la que nos hiere.

Anthony J. D’Angelo El mayor descubrimiento es que tenemos el poder para alterar nuestras
percepciones sensoriales y nuestras funciones motoras. Esto significa que podemos cambiar nuestra
forma de percibir el mundo o la forma en que respondemos al mismo. Si no estamos satisfechos con el
curso de los acontecimientos de nuestra vida, siempre tenemos estas dos opciones. Por lo menos, cuando
parece que la vida va en dirección contraria a nuestras metas y sueños, al menos nos da una respuesta
para corregir nuestras percepciones o trayectoria. Fijar nuestras metas según las leyes universales y
nuestros propios valores es la mejor forma de controlar nuestro destino y transformar nuestro mundo.

Estoy convencido de que no podemos sentirnos realizados huyendo de la mitad de nuestra vida hacia
un mundo de fantasías donde todas las personas son agradables y parecen supermodelos, donde se vive
en una eterna luna de miel y no hay estrés. Estas fantasías son la fuente de nuestro sufrimiento mental y
de nuestras depresiones. Personalmente, desistí de la felicidad porque me ponía muy triste. Prefiero el
auténtico y equilibrador poder del Efecto Gratitud.

La realidad de la vida es que nuestras percepciones —correctas o no— influyen en todo lo que haces.
Cuando tengas la perspectiva correcta de tus propias percepciones, te sorprenderá ver que hay muchas
otras cosas que encajan en su lugar.

Rocer Birkman

PREGUNTAS QUE TE OTORGARÁN EL DON DE UNA NUEVA VISIÓN

• Todos somos líderes en algún área. ¿En cuál te gustaría serlo a ti?

• ¿Cuáles son los aspectos de la naturaleza y la sociedad por los que puedes dar las gracias?

• ¿Adonde te gustaría ir?

• ¿Qué te gustaría hacer socialmente?

• ¿A quién te gustaría conocer?

• ¿Cómo es la persona que parece ser tu enemiga, pero que en realidad te está ayudando?

• ¿Cuál es la creencia cultural o religiosa que consideras que no aporta nada bueno al mundo?

• ¿Cómo puedes estar agradecido por la existencia de alguien con un sistema de creencias religiosas
totalmente distinto al tuyo?

• ¿Cómo puedes dar las gracias porque haya personas con valores totalmente distintos a los tuyos?

• ¿Qué aportan al mundo?

• ¿Cómo puedes estar agradecido por lo que parece que no produce más que pérdida y destrucción
en el mundo? ¿Qué aportan estas cosas al mundo?
AFIRMACIONES DE AGRADECIMIENTO

• No importa quién seas, mereces amor. Te amo tal como eres.

• No importa cuál sea tu fe, raza, sexo, color, edad o religión, eres un reflejo de mí y te amo.

• No importa si eres rico o pobre, eres un reflejo de mí y te amo.

• Sirves al mundo siendo exactamente como eres.

• Gracias por ser rico.

• Gracias por ser pobre.

• Gracias por tus kilos de más.

• Gracias por tu delgadez.

• Gracias por tu piel oscura.

• Gracias por tu piel blanca.

• ¿Has captado la idea? Continúa rellenando esta lista de agradecimiento en tu cabeza.

PRÁCTICA PARA TRANSFORMAR TUS PERCEPCIONES DEL MUNDO

Ejercicio 1. Piensa en algo que esté sucediendo en el mundo y que te parezca terrible. Elije una
situación que realmente te saque de tus casillas. Busca su lado opuesto y escribe de qué forma está
aportando algo positivo al mundo. Trata de hallar las máximas cosas positivas posibles hasta que veas esa
situación como un acontecimiento más. Es neutra y tiene los dos aspectos por los que puedes estar
agradecido. Analízala desde ambas perspectivas y sigue trabajando en ella hasta que sientas gratitud, de
lo contrario dominará tu vida. ¿De qué modo puede ayudarte este hecho a ti, a tus seres queridos y al
mundo?

Ejercicio 2. ¿Qué hay en tu vida por lo que nunca hayas dado las gracias? Revisa tu existencia.
Vuelve a tu infancia. Elige un acontecimiento y pregúntate: • ¿De qué forma me está sirviendo para
cumplir mi misión?

• ¿Cómo me está ayudando en mi vida espiritual?

• ¿Cómo me ayuda mentalmente?

• ¿Cómo me ayuda en el aspecto económico?

• ¿Cómo me ayuda en mi vocación?

• ¿Cómo me ayuda en mi vida familiar?

• ¿Cómo me ayuda en mi vida social?

• ¿Cómo me ayuda en el aspecto físico?

• ¿Cómo ayuda a los demás y al mundo?

Ejercicio 3. Haz un esfuerzo por adaptarte y abrirte a las personas nuevas, deja de actuar como de
costumbre y procura desarrollar una comunicación que enriquezca tu vida tanto como la de los demás.
Esto puede suponer que no esperas a que los demás te inviten para ir a un sitio; sino que eres tú quien
toma la iniciativa y organizas los encuentros. Esfuérzate todos los días para ampliar tu círculo social y de
comunicaciones, y explora por ti mismo nuevas oportunidades. Llamar por teléfono o enviarle una tarjeta
a alguien que te gustaría tener como amigo o dedicar tiempo a conocer a personas puede poner en
marcha toda una rueda de nuevas relaciones.
Sanar con la gratitud

¿Y si ya fueras perfecto?

Cuida de tu cuerpo. Es el único lugar donde has de vivir.

Jim Rohn

La mayor obra de arte que existe en este planeta es el cuerpo humano. ¡Qué templo de arquitectura
sagrada magníficamente estructurado es nuestro cuerpo! ¿Estamos agradecidos por tenerlo? Algunas
personas sí, pero la mayoría consideran este maravilloso don como algo normal. Muchas personas se
quejan de su forma: estoy muy gordo, demasiado delgado, soy bajo o demasiado alto. Pasan mucho tiempo
delante del espejo fijándose en lo que consideran sus imperfecciones, en lugar de hacerlo en su
maravillosa y equilibrada perfección.

Cuando nos miramos al espejo, todos veremos cosas que nos gustan y cosas que no nos gustan de
nuestro cuerpo. Al trabajar con miles de personas he llegado a la conclusión de que por cada parte de
nuestro cuerpo que no nos gusta, hay otra que admiramos. Si te infravaloras en un aspecto, te garantizo
que te sientes orgulloso de otro. Puede que no te gusten tus muslos, pero te encantan tus ojos. Puede que
no te guste tu pelo fino, pero te gusta tu piel. Puede que no te guste la forma de tu cuerpo, pero te gusta
la forma de tus labios y tu sonrisa, y así sucesivamente.

Una de las razones por la que las personas se obsesionan por ciertas partes de sus cuerpos es
porque se comparan con una fantasía de alguna portada de revista que les hace suponer que han de ser
así. Necesitamos esa parte de nuestro cuerpo para que no se nos suban los humos y poder seguir
creciendo. Si nos gustara todo de nosotros, nos hincharíamos como un globo y seríamos demasiado
orgullosos, lo cual nos alejaría de otras personas adorables. ¿Has conocido alguna vez personas que
pensaban que eran todo eso, que eran fantásticas en todos los aspectos y que no necesitaban crecer o
evolucionar? Sí, tienes razón, probablemente has deseado alejarte de ellas lo antes posible. Si alguna vez
sentimos que hemos alcanzado la perfección, puede que no queramos relacionarnos con otras personas y
que nos aislemos del mundo. Por otra parte, si sólo vemos lo que nos desagrada de nosotros, nos
sentiremos demasiado humillados y tampoco querremos relacionarnos con los demás.

Trabajé con una mujer que no se podía decir que fuera guapa, según los cánones clásicos de belleza,
pero le encantaba su pelo, sus cejas y sus dientes. Tenía una piel muy suave porque nunca iba a la playa
como hacía el resto de la gente. A sus cuarenta y cinco años tenía una piel de bebé, mientras que las
personas que vivían al sol tenían la piel quemada y llena de manchas, me dijo: «Me encanta mi piel.
Cuando algún hombre me toca, me dice que la tengo muy suave».

Trabajé con una top modelen Canadá, que para mi gusto era bella desde los pies hasta la cabeza,
pero ella no pensaba lo mismo. Se enfocaba justo en esa mitad de su cuerpo que no le gustaba. ¿Qué era
lo que no le gustaba? Bueno, creía que uno de sus ojos se iba hacia un lado si la mirabas desde cierto
ángulo, sus pechos no estaban en línea, una de sus cejas tenía menos pelo que la otra, uno de sus dientes
estaba torcido o al menos eso le parecía a ella, el pelo siempre se le doblaba hacia un lado... Bueno, ya me
entiendes. Su cuerpo tenía el equilibrio de cosas que le gustaban y desagradaban, al igual que todo el
mundo.

No importa quién seas, tienes cosas que te gustan y otras que no te gustan, o que admiras y
detestas. Todos practicamos la misma ecuación: cincuenta-cincuenta, justo en la mitad. Tanto lo que te
gusta como lo que no te gusta te va a ayudar en la vida, la sabiduría es valorar este equilibrio y dar las
gracias por el mismo. El Efecto Gratitud también incluye un cuerpo perfectamente equilibrado. Amar es
apreciar lo que se supone que es atractivo y repulsivo.

La perfección es otro nombre para la realidad.

Baruch Spinoza

Nuestro cuerpo físico es verdaderamente grandioso. Es una sorprendente maravilla diseñada según
los principios que rigen la energía y la materia. Nuestros sentidos han llegado a la conclusión de que el
cuerpo físico es sólido, pero en realidad está formado de muchos componentes, los más pequeños son
ondas y partículas en continuo movimiento.

Vamos a repasar rápidamente nuestra constitución física. Nuestro cuerpo puede dividirse en
sistemas, como el sistema nervioso, cardiovascular, genitourinario, muscular, etc. Estos sistemas están
compuestos por órganos, por ejemplo, el corazón, el cerebro, el estómago, el hígado, etc. Los órganos
están compuestos de tejidos que a su vez están hechos de células; las células, de moléculas, y estas
últimas, de átomos. Los miles de millones de átomos que conforman nuestro cuerpo están compuestos de
partículas subatómicas.

Según la física cuántica, cada partícula subatómica puede describirse como una onda. Los protones,
electrones y neutrones de los átomos de nuestras células y las partículas más pequeñas de los núcleos de
estos átomos son ondas. Todo nuestro cuerpo está formado por ondas resonantes electromagnéticas y
partículas o luz.

En el fondo de las vibraciones sutiles de los átomos de nuestro cuerpo, las partículas subatómicas
vibran a trillones y trillones de ciclos por segundo. Los ladrillos que componen nuestro cuerpo están
vibrando con una energía extraordinaria. En el plano más fundamental, somos un fenómeno de ondas
vibratorias, armonizado y en perfecto equilibrio. Ksto tiene un profundo significado porque indica que los
principios que rigen las ondas de luz también rigen sobre nosotros.

En última instancia, somos seres humanos brillantes e iluminados que mantienen un orden oculto.
Vibramos y sintonizamos con distintos niveles de energía vibratoria u ondas, desde frecuencias muy bajas
hasta otras muy altas. Resonamos y nos relacionamos con todas las frecuencias que existen desde las
longitudes de ondas subatómicas hasta las astronómicas. De hecho, estamos siendo bombardeados
constantemente por ondas y partículas de diferentes frecuencias, tanto si nos damos cuenta como si no.
Cuando eliges sintonizar conscientemente con pensamientos e ideas que están en una frecuencia más
elevada, aumenta exponencialmente tu comprensión y aprecio por tu equilibrada perfección y vuelves a
descubrir tu propia magnificencia. Dar las gracias por tu cuerpo y por la multitud de sus extraordinarios
dones puede suponer la diferencia entre experimentar bienestar o enfermedad. Con el Efecto Gratitud
damos vida a nuestra forma.

Tu cuerpo es un regalo

La vida es el regalo primordial, el amor es el segundo, y el entendimiento, el tercero.

Marg. Piercy

Cuando te animo a que des las gracias por tu cuerpo, me refiero a todo tu cuerpo tal como es. A
algunas personas les costará dar las gracias si ellas o alguien de su familia han nacido con alguna
deformidad o discapacitación, pero estoy convencido de que todos tenemos alguna ventaja
independientemente de la condición de nuestro cuerpo o de lo que nos haya pasado. Y la llamada
discapacitación también es un don.

Tuve una joven paciente que padecía una lesión cerebral. La mayor parte del tiempo se reía y
salivaba. Nunca la vi llorar. Su familia expresaba su tristeza, pero ella casi siempre se reía. Decían: «¡Dios
mío! ¿Cómo puede estar siempre tan feliz y juguetona?» Tenía una grave deficiencia mental y
prácticamente lo único que hacía era reír y jugar. Parecía incapaz de experimentar emociones negativas.
¿No es eso un regalo compensatorio para la familia?

También traté a una joven que había tenido la polio y sus piernas eran muy pequeñas. Pero atrajo a
un hombre que era un gigante, medía casi dos metros, pesaba unos ciento cincuenta kilos y cargaba con
ella a todas partes. Literalmente, la cogía con un solo brazo e iban a todas partes juntos, y todo el mundo
pensaba: «¡Vaya, qué pareja más bonita!» El universo unió a estas dos personas en su inesperado
despliegue de amor. Según los cánones de belleza convencionales, su cuerpo era deforme, pero tenía unos
bellos ojos, un pelo precioso, una cara muy bonita, una hermosa sonrisa y unos modales adorables. La
naturaleza nos da a todos algunas ventajas. Sólo tienes que buscarlas.

Yo también nací con algunas deformidades físicas. Tenía un pie y una mano torcidos hacia dentro,
tuve que llevar aparatos ortopédicos, pero quería correr y enderezar mi pierna. Cuando era pequeño, me
iba hasta la esquina de la calle a esperar a mi padre que volvía a casa a las seis de la tarde para poder
echarle una carrera y enseñarle que ya podía correr bien.

También quería jugar al béisbol. Legalmente, a los siete años, se suponía que no podía jugar; tenía
que haber cumplido los ocho. Pero supliqué a los entrenadores de la Pee Wee League [Liga de los
Mocosos] que me dejaran jugar y hacer de batboy para salir corriendo en cuanto dejaran el bate eirá
recogerlo, así podría lucirme. Estaba decidido a correr. Me dejaron practicar, jugar y correr con niños más
mayores y eso significó mucho para mí. Bateaban la bola, soltaban el bate, y yo corría a recogerlo. Me
sentía muy agradecido por la oportunidad de ser el recogedor de bates.

Cuando tenía ocho años, empecé a jugar en la Little League, y cuando cumplí los diez, mis
entrenadores rompieron las reglas y me dejaron jugar en el partido de los All Star con niños de once y
doce años. Fui el único que lo conseguió y creo que fue porque me sentía tan agradecido por la
oportunidad de correr que trabajé más que el resto y corrí la milla extra. Corría más, lanzaba más lejos,
atrapaba más bolas, bateaba más y practicaba más porque deseaba jugar más que nadie y estaba muy
agradecido por poder hacerlo, por eso me dieron más oportunidades. Al final fui el lanzador de la Little
League de los All Stars, aunque ni siquiera pertenecía a ese grupo de edad. Me llamaban el Rey del
Strikeout porque fui el lanzador más constante que habían tenido. Lo que quiero decir es que el Efecto
Gratitud me permitió conseguir las ventajas y promociones que no habría logrado de otro modo. No pude
destacar en los estudios, pero lo hacía en el deporte, y daba las gracias por ello. Creo que ya desde muy
joven intuitivamente incluí el Efecto Gratitud en mi vida.

Busquemos los motivos ocultos o a todos nos gustan las novelas de detectives

Nuestros cuerpos son nuestros jardines, nuestras voluntades nuestros jardineros.

William Shakespeare

Hay muchas personas que parece que se salten las reglas conscientemente para destruir esta
magnífica estructura corporal fumando, comiendo alimentos poco saludables o no haciendo ejercicio.
Muchas no parecen darse cuenta de que sus propias acciones les están conduciendo a desarrollar
enfermedades en potencia. Por ejemplo, cuando trabajo con personas obesas, inevitablemente veo los
motivos subconscientes. Pueden ser cientos de cosas.

Una de mis clientes ha convertido el acto de comer en un ritual de recibir amor porque, cuando era
pequeña, se sentaba en la falda de su padre y él le daba de comer; ése era el único momento en que sentía
amor por su padre. Inconscientemente siguió comiendo porque había asociado la comida al cariño de su
padre. Iras utilizar el Método Demartini® para sanar sus emociones sobre este tema y otros relacionados,
empezó a perder peso.

Otra cliente que había sido muy delgada y atractiva, debido a que su marido estaba muy ocupado y
no pasaba mucho tiempo con ella, consiguió la atención que necesitaba por otra parte y tuvo una relación
extraconyugal. Casi la descubren y se arrepintió. Entonces se cortó el pelo y engordó mucho,
principalmente para asegurarse de que ya no era atractiva, porque no se fiaba de ella misma y no quería
perder a su familia y su seguridad.

En otra ocasión visité a una mujerona en Miami a la que no le gustaba nada su cuerpo y que pensaba
que le sobraban entre trece y dieciocho kilos. Cuando las personas están obesas, suele haber un motivo
oculto. Así que le pregunté: «¿Qué beneficios tienes por ser obesa?» Al principio le chocó mi pregunta,
pero poco a poco se fue haciendo consciente de algunas razones que hasta ese momento habían estado
ocultas. Esto es lo que descubrió.

Era abogada y cuando empezó a trabajar era muy delgada y atractiva. Pero muchos de sus clientes
eran hombres y sus esposas se sentían amenazadas por su belleza y conseguían que éstos dejaran de
solicitar sus servicios. En segundo lugar, se dio cuenta de que inconscientemente había engordado, se
había puesto gafas y había hecho todo lo posible para no ser tan atractiva o suponer un riesgo para otras
mujeres y poder conservar su negocio.

Al principio fue algo sutil. Pero cuando le abrí los ojos entendió que había engordado aposta. Eso le
ayudaba a mantener a su familia, a seguir progresando en su carrera, etc. Vio muchas razones por las que
estar agradecida. Cuando comprendió el propósito de su gordura, buscamos formas alternativas para que
su aspecto no supusiera un riesgo y pudiera recuperar su cuerpo atractivo. En cuanto las encontramos,
empezó a perder peso. Todo estaba en su mente.

Hace ya algún tiempo trabajé con un doctor en California que se había lesionado la columna. Su
primera reacción fue hundirse. Eso iba a suponer el fin de su carrera. Pero lo cierto es que ya estaba
quemado e inconscientemente pensaba: «No sé si podré continuar con mi práctica mucho tiempo más». A
raíz del accidente aprendió a contratar a otros médicos, a delegar y a crear estructuras administrativas.
Ahora su carrera se ha expandido mucho más que antes. Ha contratado a otros médicos, recibe
porcentajes y es más eficiente que nunca. Cuando mira atrás, dice: «Gracias a esa lesión me hice
millonario».

Recientemente, visité a una mujer que tenía cáncer. Le pedí que escribiera doscientos beneficios que
le había aportado su enfermedad, cuando lo hizo pudo ver el otro aspecto de la misma y las lágrimas de
gratitud corrieron por sus mejillas. «No tenía idea de todos los beneficios que me está aportando esta
enfermedad. He reunido de nuevo a la familia, me estoy dedicando tiempo, he aprendido a delegar cosas y
a tener prioridades. Ha hecho que me diera cuenta de lo útil que soy. Me ha abierto los ojos a lo que
realmente importa en la vida. Me he dado cuenta de que le importo a la gente. He aprendido a decir cosas
que nunca me había atrevido a decir antes. Me he dado cuenta de toda la energía que he malgastado
juzgando cosas triviales.» Se dio cuenta de que muchas de las cosas que le habían sucedido no le habrían
pasado de no haber sido por el cáncer. Tenía un motivo inconsciente para su enfermedad porque le
aportaba beneficios. A veces las personas manifiestan enfermedades para conseguir lo que quieren sin
darse cuenta de que son ellas mismas las que las están provocando. Sé consciente de lo que deseas y
estratégicamente selectivo con la forma en que te gustaría manifestarlo. Puede que tu deseo se haga
realidad.

Los accidentes y cómo los atraemos

Tu cuerpo es un templo, pero sólo si lo tratas como tal.

ASTRID Alauda

Existen dos tipos de sanadores: cuando estamos deprimidos, las comedias pueden actuar como tales,
pero cuando estamos frenéticos, obsesionados o eufóricos, la tragedia también puede sanarnos. «Injuria»
significa herir desde dentro, y cuando atraemos una injuria a nuestra vida, junto con su denominado
trauma y tragedia, simplemente puede significar que hay algún aspecto de nuestra vida que no está
equilibrado y que lo estamos reajustando. Hace un tiempo un director ejecutivo de una gran corporación
vino a verme a mi consulta de Houston. Había sufrido dos accidentes de aviación en un año y en el
segundo se salvó por los pelos.

—Hábleme del momento en que falló el motor del avión antes del choque. ¿Qué estaba pasando
exactamente? ¿Estaba usted excitado, eufórico o nervioso?

—Es gracioso que me pregunte esto, pero curiosamente estábamos celebrando algo y el tapón de la
botella de champán saltó en el momento en que falló el motor. Estábamos en la parte trasera de nuestro
jet privado. Acababa de cerrar un negocio de cuarenta millones de dólares, de los cuales me iba a
embolsar once, descorché la botella y le dije al piloto: «Ponlo a tope». Y cuando lo hizo, el motor estalló.

Estaba eufórico, exagerando y ensalzándose y atrajo una circunstancia que compensara ese estado:
el orgullo antes de la caída.

—¿Qué pasó en el primer accidente?

—Sí, también fue después de haber cerrado otro negocio. Estábamos excitados.

Si todavía dudas de que atraemos los accidentes y los traumas a nuestra vida, la siguiente historia
posiblemente acabe de persuadirte. Cuando todavía trabajaba de quiropráctico, solía observar los
patrones de las lesiones entre las personas que tenían muchos accidentes en cortos períodos de tiempo.
Tuve una paciente que había tenido cuatro accidentes de coche en un año. Esta recurrencia me hizo ver
un patrón subyacente y un motivo para sus lesiones. Quiero decir que, bueno, ¿cómo pudo tener cuatro
accidentes casi seguidos? Pero lo descubrí; así es cómo le sucedió.

Los provocó viviendo en su mundo de fantasía. Según ella, sus padres adoraban a su hermana, que
tenía más éxito en todo, y casi no le prestaban atención a ella. Se sentía como la «inútil» de la familia.
Pero cuando tuvo el primer accidente sus padres le prestaron una atención especial. También consiguió
una indemnización. Obtuvo todas esas cosas, y el mismo día en que le dije que su columna ya estaba bien
y que ya podía dejar de venir a la consulta, tuvo otro accidente por la tarde y volvió enseguida.

Esto le sucedió cuatro veces seguidas, cada vez que le decía que ya podía dejar de venir. Luego me
di cuenta de que tenía un motivo inconsciente para provocar esos accidentes. Mientras creyera que éstos
le acercarían a sus padres y que la convertirían en el foco de atención, seguiría teniendo un accidente tras
otro.

Tras el cuarto accidente, les dije a sus padres: «No voy a volver a tratar a su hija a menos que
apliquemos un nuevo enfoque a su recuperación. Es muy probable que su hija acabe destrozando
irreversiblemente su cuerpo si sigue con esa actitud, y yo no voy a ayudarla a hacerlo. Se está
acostumbrando a tener accidentes para recibir dinero y atención por parte de ustedes. Quizá sería una
buena idea que le comunicaran cuánto la quieren y se lo expresaran de otra manera que no fuera durante
la recuperación de sus lesiones. De cualquier modo, no es aconsejable seguir rescatándola y
recompensando su desesperación y su patrón de generar lesiones. Les sugiero que se centren en
reconocerla por sus valores y sus puntos fuertes en las áreas que elija destacar. Ella siente que ustedes
han estado ensalzando los logros académicos y profesionales de su hermana, pero que no han valorado ni
su creatividad ni sus otros talentos artísticos y sociales. Siente que ustedes indirecta e inconscientemente
le han estado demostrando su decepción y han convertido a su hermana en una heroína». Cuando
hubieron reconocido los motivos subyacentes a la dinámica de su hija, estuvieron más atentos y
aprendieron a valorar los talentos únicos de su hija. El resultado fue que mejoró la imagen que tenían de
su hija y la autoestima de ésta. Al año siguiente sólo tuvo un accidente poco grave y no la he vuelto a ver.
También se estabilizó en su carrera, que le proporcionaba unos ingresos moderados, pero que le
permitían vivir por su cuenta.
Atraía los traumatismos a su vida para obtener más atención de su familia. Cuando ya no necesitó
hacerlo, dejó de utilizar esa estrategia inconsciente.

No tiene mucho sentido tratar los síntomas físicos si permanece intacta la causa interna de la
enfermedad y no se entienden o se disuelven los motivos inconscientes. Si compartes tus síntomas con un
médico, puede que te diga: «Necesitas tomar medicación para equilibrarlos». Si vas a un naturópata, te
dirá: «Tienes que tomarte esta hierba». Si vas a un quiropráctico, te dirá: «Hay que ajustar estas
vértebras». Si vas a un dietista, te dirá: «Has de tomar un suplemento alimenticio».

Todos estos expertos tienen sus métodos para devolverle al cuerpo su equilibrio. Pero, aun así el
método más potente y el más eficaz es el Efecto Gratitud, que se deriva de dominar tus propias
percepciones y utilizar tu poder interior con tu mente agradecida. Puedes despertar el equilibrio
inherente que existe dentro de ti, eso será lo que tendrá mayor impacto en tu cuerpo. Y sobre tu mente
eres tú quien tiene el control. Si quieres controlar tu vida, despierta el verdadero y eterno equilibrio que
proporciona el agradecimiento y recobrarás el control de tu cuerpo. Esto no significa excluir los distintos
métodos de sanación. Sólo que también trabajes con el poder de tu mente. La mayoría de las personas no
quieren responsabilizarse de sus problemas de salud y buscan ayuda en otra parte. Quieren que otro
cuide de ellas, pero una mente equilibrada con la gratitud y el amor por la vida y por el cuerpo es la mejor
sanadora.

¿No escuchas nunca?

Nuestro cuerpo posee una sabiduría que nosotros, que vivimos en él, no tenemos. Le damos órdenes
que no tienen sentido.

Henry Miller

El bienestar incluye los dos conceptos etiquetados como salud y enfermedad. Si te comes una pizza
entera por la noche y luego te encuentras fatal al día siguiente, ¿denotan alguna enfermedad esos
síntomas o es tu cuerpo que te está guiando hacia la salud? Algunos médicos pueden pensar que se trata
de una enfermedad denominada indigestión, pero un quiropráctico o un naturópata puede que te digan
que tu cuerpo está intentado hacerte ver que has comido demasiado. Entonces, ¿cuál es la cuestión? La
salud y la enfermedad actúan a tu favor según tu interpretación y yo veo razones para estar agradecido
por ambas cosas.

No cabe duda de que tu cuerpo está creando síntomas que nos indican lo cerca o lo lejos que nos
encontramos del equilibrado estado de gratitud y amor. Cuando las personas se aferran a expectativas
poco realistas o ilusiones que pueden desembocar en odio o rabia, pueden deprimir su sistema
inmunológico. No es ninguna novedad que el cáncer suele estar relacionado con los sentimientos de ira,
pérdida, estrés elevado, etc. Siempre que conseguimos el equilibrio de nuestras percepciones por el
agradecimiento, aportamos plenitud y bienestar.

El Efecto Gratitud aporta descanso fisiológico, orden y bienestar. Refuerza nuestro sistema
inmunológico y devuelve el equilibrio al sistema nervioso. Hace que trabajen nuestras células, que vibren
las moléculas de agua y que el cuerpo entero vuelva a funcionar de manera óptima. Creo que el amor y la
gratitud son los más grandes sanadores. Cuando logramos la gratitud, nos liberamos de las tensiones
reprimidas en nuestro cuerpo y dormimos mejor. Cuando nuestras percepciones se decantan hacia la
ingratitud, nuestros cuerpos crean signos y síntomas que nos devuelven al equilibrado estado de gratitud
y amor. Estoy verdaderamente convencido de que nuestro ecosistema externo (círculo social), nuestra
intuición y nuestro cuerpo nos ofrecen los indicativos que despiertan en nosotros la perpetua presencia
del amor. Nuestro cuerpo es un organismo que busca básicamente el amor y la gratitud. Quiere que
sintamos aprecio y amor.

El cuerpo nunca miente.

Martha GRAHAM

He visto a muchos pacientes y participantes de mis seminarios que han experimentado


sorprendentes y transformadoras «curaciones» porque han despertado su gratitud al omnipresente poder
del amor. Una vez visité a un hombre en San Francisco que padecía psoriasis. Tenía dificultades para
manifestar externamente su amor por su padre y estaba angustiado porque pensaba que nunca podría
cumplir con sus expectativas. Disolvió estas emociones con el Método Demartini® y al día siguiente su
piel empezó a mejorar, al cabo de unas semanas su enfermedad había remitido por completo. He visto
remediarse calvicies parciales, al volver a crecer el pelo, cuando las personas han abierto sus corazones al
poder del Efecto Gratitud. He visto cómo se han curado gripes y resfriados y he visto desaparecer
bruxismos y trastornos de la articulación temporomandibular. He visto sistemas inmunológicos volver a la
normalidad cuando las personas han eliminado sus resentimientos o rabia.
Todo empieza con la gratitud. Entonces es cuando nuestro cuerpo funciona a su más alto
rendimiento. Si vemos un trastorno fuera, creamos un trastorno dentro. Tanto si tenemos un dolor de
espalda porque sentimos que hemos «perdido» algo, como si nuestros hombros nos están indicando que
tenemos una carga, todo ello son indicadores de nuestras percepciones desequilibradas. En el momento
en que nos equilibramos con el agradecí-miento, nuestro cuerpo responde. Cuando nuestra mente siente
un verdadero agradecimiento, nuestra fisiología también empieza a cambiar.

Tu misión no es buscar el amor, sino descubrir todas las barreras que has creado en tu interior para
no verlo.

Jalal Ad-Din Rumi

Tu intuición te está empujando a descubrir los retos de compartir y recibir amor y aprecio. Hace
sólo un par de días, recibí un e-mail de un joven que acababa de romper con su novia y había desarrollado
una grave enfermedad. Sin embargo, pudo cambiar su perspectiva sobre su estado y ahora se está
curando. Éste es un fragmento de la carta que me envió desde el hospital: «Últimamente, la vida me ha
presentado un reto, he estado enfermo estos dos últimos meses. Fui a que me visitaran cuatro médicos y
me mandaron al hospital. Estoy buscando amor a través de esta enfermedad. Estoy utilizando esto para
obligarme a crecer y a hacer cosas que hace años que quiero hacer. En realidad, son muchos los
beneficios que me está aportando».

Nos asustamos y deprimimos nuestro sistema inmunológico. El estrés tiene lugar cuando ampliamos
o reducimos la verdad. Cuando mentimos, tenemos tensiones y contracturas en el cuerpo, pero el Efecto
Gratitud elimina el estrés y los trastornos. Abre nuestros corazones a la verdad de que todo es amor, tal
como es.

He visto patrones en los que las personas tienen todas sus lesiones principales en el lado derecho, y
por ejemplo, resulta que tienen problemas con su padre. Otras tienen todos sus problemas en el lado
izquierdo: quizás un problema valvular, o bien la pierna izquierda o la clavícula o el hombro izquierdo
rotos. Algunas personas creen en las correlaciones con los problemas con la madre o el padre, y yo he
visto algunos casos donde las personas jurarían: «Jamás querría ser como mi padre», y terminan teniendo
todos sus trastornos físicos en el lado derecho. Pero a la gratitud no le importa. Ayuda a curar ambas
cosas y las equilibra. Te ayuda a estar más seguro porque ya no percibes el trastorno externo. Tu des-
orden se disuelve y estás más presente. Ya no vives en el pasado o en el futuro con dichos desequilibrios,
gracias al Efecto Gratitud despiertas al «ahora».

Las emociones pueden matar, pero no tiene por qué ser así

La emoción siempre tiene sus raíces en el inconsciente y se manifiesta en el cuerpo.

Irene Claremont de Castillejo

Las dos emociones básicas, miedo y culpabilidad, son las más alarmantes para nuestro bienestar
físico y emocional. Estas dos percepciones desequilibradas pueden afectar negativamente a nuestra
vitalidad y fisiología y trastornar nuestra actitud interior. Literalmente, pueden provocar la
autodestrucción gradual de nuestros cuerpos vinculándolos a una serie de enfermedades graves. Pero
¿qué son exactamente?

El miedo no es más que una imaginación distorsionada sobre el futuro que surge cuando suponemos
de manera irreal que vamos a sufrir más pérdidas que ganancias, más inconvenientes que beneficios, más
experiencias negativas que positivas o más dolor que placer. Procede de una proyección desequilibrada
del futuro cuando nos negamos a ver la armonía y el equilibrio de la vida con antelación.

El sentimiento de culpa es un recuerdo distorsionado del pasado, que surge cuando suponemos de
manera irreal que nos hemos provocado a nosotros mismos o a los demás más pérdidas que ganancias,
más inconvenientes que beneficios, más experiencias negativas que positivas o más sufrimientos que
placeres. Surge de un rechazo del pasado cuando no podemos ver en él la armonía y el equilibrio
retrospectivamente.

Nuestras emociones fluctúan con nuestras percepciones mentales. Cuando no reconocemos el


perfecto equilibrio de las cosas, podemos sentir que somos víctimas de las circunstancias personales y de
la enfermedad, o regresar al bienestar cuando descubrimos esta armonía inherente. Depende
enteramente de nosotros. Cuando volvemos a despertar al equilibrio, iniciamos y experimentamos el
Efecto Gratitud.

Nuestra fisiología responde al miedo y a la culpa inmediatamente. Cualquier percepción


desequilibrada provoca un trastorno en las respuestas neurológicas y hormonales. Las respuestas
desequilibradas son otro nombre para el estrés, que puede terminar con nuestro sistema inmunológico y
hacernos vulnerables a cualquier condición psicosomática.

Hay muchas otras emociones como la frustración, la ira, la depresión y la apatía que no son más que
distintos grados de estas respuestas. Las expectativas no realistas, las ilusiones o fantasías mentales
pueden conducirnos a la percepción desequilibrada inicial. Salvo que estas expectativas se plasmen en la
realidad, el resultado pueden ser las enfermedades basadas en el estrés, el miedo y la culpa.

Las personas que dicen que no tienen tiempo para cuidarse pronto descubrirán que pasan todo su
tiempo estando enfermas.

Patricia Alexander

Algunas escuelas de psicología insisten en que hemos de soltar, expresar o liberarnos de las
emociones reprimidas. Dicen que hemos de expulsar nuestra ira. Yo creo que éste no es el enfoque más
inteligente. Considero que es más sensato intentar descubrir qué representan realmente estas emociones
y qué intentan enseñarnos. Ver el orden oculto subyacente de las mismas y acceder a un estado de
gratitud entendiendo las lecciones que nos enseña la ira es un proceso mucho más poderoso.

Creo que compartir una gratitud equilibrada es más importante que compartir emociones negativas.
No considero que la gratitud sea una emoción. La euforia y la depresión, la atracción y la repulsión, las
polaridades negativa y positiva sí lo son. Llamo a las EMOCIONES Energía en MOVIMIENTO. Son seudo-
percepciones. Si veo más aspectos positivos que negativos, o más negativos que positivos, estoy siendo
gobernado por una percepción errónea y experimento emociones. Cuando veo las dos a un mismo tiempo,
siento amor y gratitud.

La gratitud se encuentra en el centro junto con el amor, el entusiasmo y la inspiración. Son los
cuatro sentimientos cardinales, pero no los considero emociones. Las emociones hacen que busquemos o
evitemos algo. La verdadera gratitud es liberarse de estas polaridades. Cuando nos sentimos agradecidos,
abrimos nuestro corazón. Nuestro amor reside en el corazón, cuando lo manifestamos, nuestra mente se
inspira y nuestro cuerpo se enardece.

Cuando estamos agradecidos por algo, eso deja de gobernar nuestra vida, somos libres. Existe la
verdadera gratitud y la falsa. Cuando nos sentimos agradecidos sólo por las cosas que están a nuestro
favor, la gratitud es incompleta o falsa. La verdadera gratitud tiene lugar cuando aceptamos por igual
tanto lo que apoya nuestros valores como lo que los desafía. El reconocimiento simultáneo de lo que está a
nuestro favor y de lo que está en nuestra contra despierta el Efecto Gratitud.

Algunos pacientes atraen a sus cuerpos los pensamientos enfermizos de sus mentes.

Zacharty Bkrcovitz

Plantearnos preguntas equilibradas emocionalmente puede despertar un revitalizador estado de


gratitud. La gratitud puede disolver hasta las emociones más difíciles, como la desesperación. Si nos
sentimos desesperados, es que no sabemos qué hacer o adonde ir, que estamos comparando nuestra
realidad actual con alguna ilusión, y el resultado es que el reconocimiento se aparta sin ver los beneficios.
Nos reprimimos, pero hay una solución —la has adivinado— y es la gratitud. No importa lo que te suceda
en la vida, haz una pausa y pregúntate: «¿De qué forma me está ayudando esto a alcanzar mis grandes
objetivos?» Sigue preguntándote, sigue respondiéndote y sigue buscando más respuestas hasta que
descubras el equilibrio oculto y la perfección.

El mundo está en un perfecto equilibrio y el corazón sólo se abre cuando la mente es consciente de
esta armonía perfecta. Las emociones desequilibradas lo cierran. Aunque hay sitio para toda la gama de
modalidades de curación y tratamientos para mejorar nuestra salud y relajarnos, es esencial que nos
demos cuenta de que el verdadero bienestar empieza en la mente y actúa a través del corazón.

Qué hacer cuando tienes un milagro en tus manos

La entrega es fe en que el poder del amor puede conseguir cualquier cosa.incluso cuando no puedes
prever el resultado.

Deepak Chopra

Voy a contarte una historia increíble de sanación. Al poco tiempo de haber abierto mi primera
consulta, me mandaron a un paciente al que nunca olvidaré, y cuando hayas leído esta historia, tú
tampoco. Cuando tenía trece años, estaba jugando en la parte superior de la escalera de su edificio en
México y uno de sus amigos le empujó. Se cayó y se abrió el cráneo. Había estado en coma desde
entonces. Cuando sus padres le trajeron a mi consulta, tenía dieciséis años.

Sus padres no hablaban mucho inglés, pero me contaron que le habían llevado a innumerables
hospitales de Texas y de México y el diagnóstico siempre fue el mismo: lesiones cerebrales —incurables—
con encefalitis y rigidez descerebrada. Ningún médico lo quería como paciente. No sabían dónde ir. En
aquellos tiempos se me conocía en la comunidad de sanadores de Houston como un «muchacho atrevido»,
porque aceptaba los casos que nadie quería. Así es como llegaron hasta mí.

El día de la primera visita vi a los padres de este adolescente que se acercaban por el pasillo hacia
mi consulta con algo envuelto en una sábana blanca. No estaba seguro de qué se trataba. Su cuerpo
estaba tan rígido (debido a la rigidez descerebrada) que los dedos de las manos y los dedos de los pies
estaban enroscados. Llevaba un tubo por la nariz que le llegaba al estómago, estaba muy desnutrido, pues
su familia le había estado alimentando con arroz y frijoles. Llevaba un pañal y utilizaban supositorios para
que limpiara su cuerpo. Con dieciséis años, pesaba menos de veintisiete kilos. Una parte de su barbilla
estaba ulcerada debido a que sus muñecas y puños se le clavaban y le faltaba parte del cabello. Los ojos
no se movían.

No sabía por dónde empezar. Estaba temblando, ya que no era un caso sencillo. Le examiné lo mejor
que pude, le hice una radiografía de toda la columna y me llamó la atención el hecho de que su cráneo
estuviera engarzado en su médula espinal. Pensé que quizás, al caerse por la escalera, debió aterrizar
sobre él y lo había comprimido. No dormí en toda la noche. Me preguntaba qué pasaría si le levantaba el
cráneo para sacárselo de lo que le quedaba de columna. Esa noche no pude pensar en otra cosa.

A la mañana siguiente, curiosamente, la mayoría de mis pacientes llamaron para cancelar su visita,
así que me quedé libre para enfocarme por completo en mi paciente en coma. El muchacho estaba
estirado sobre la mesa y yo me estaba preparando para empezar a hacerle los ajustes. Estaba rodeado de
gente que esperaba ansiosa ver qué iba a pasar. Había cuatro internos, otro médico, mi ayudante, los
padres del muchacho y siete de sus hermanos. Me perseguía la imagen de su cráneo atrapado en su
médula espinal. Levantarlo era lo único que se me ocurría para ayudar a ese adolescente. Antes de
empezar a trabajar, miré a sus padres y les dije: «No sé si podré curar a su hijo, pero he pensado en algo
que creo que le va a ayudar, ajustaré su cráneo y lo desengarzaré de su columna».

Su madre me miró y lo que me dijo cambió mi vida. «Doctor Demartini, si vive, nos alegraremos. Si
muere, lo aceptaremos. Pero no tenemos dónde ir. Por favor, ayúdenos.»

Volví a darme cuenta del poder del amor incondicional. Con sus palabras me dio permiso para que su
hijo viviera o muriera en mis manos. Tenía que estar dispuesto a correr el riesgo. Y lo hice. Entré en una
especie de estado de trance y me sentí muy presente, le levanté el cráneo de la columna con una fuerza
que no había sentido jamás, noté como si el universo estuviera actuando a través de mí. De pronto sus
dedos se desenroscaron, se le abrieron las manos, levantó la cabeza y abrió los ojos. Empezó a temblar y a
llorar como un recién nacido, todo su cuerpo comenzó a moverse por la mesa.

En una décima de segundo, toda la familia estaba de rodillas llorando. Necesité un momento para
asimilar todo eso. Me fui a la consulta adyacente, y el otro médico me siguió, nos sentamos en una mesa el
uno frente al otro, nos cogimos las manos y empezamos a llorar. Nunca habíamos presenciado un ajuste
quiropráctico como ése. Fue como un milagro. Vimos la fuerza que devolvió la vida a un cuerpo inerte.
Vimos que cuando una columna no está bien alineada puede bloquear la expresión de la fuerza vital que
anima al cuerpo, al espíritu, al cerebro y al sistema nervioso.

Empecé a trabajar cada día con ese muchacho. En cuestión de meses, engordó diez kilos. Ya no
necesitaba el tubo para alimentarse porque estaba aprendiendo a masticar y a tragar. Tampoco necesitaba
supositorios. Empezó a cobrar consciencia y sus ojos recobraron el movimiento. Un día, estaba
terminando de hacerle los ajustes y lenta e inesperadamente giró la cara hacia el final de la camilla donde
sus padres le estaban sujetando por los pies, su boca empezó a moverse y a temblar, su deseo más
profundo de comunicarse volvió a manifestarse a través de las palabras «mamá» y «papá». Por primera
vez en tres años y medio habió a sus padres.

Aprendí mucho sobre el amor incondicional y la gratitud con este caso. También aprendí lo que era
vivir con miedo. Tuve la bendición de haber sido el elegido para ayudar a ese desahuciado, el don de tener
esa oportunidad porque nadie más se había atrevido a tocarle hasta entonces. Fui testigo de la victoria de
la visión de la posibilidad ante un sistema de creencias limitado. Cada día mi equipo de ayudantes
recitaba una plegaria de agradecimiento antes de ponerse a trabajar con este adolescente especial,
porque todos nos sentíamos muy agradecidos de tenerle. Todos los quiroprácticos tienen pacientes que
son regalos. Este adolescente fue uno de los míos. Consiguió despertar más si cabía el Efecto Gratitud en
mi mente y en mi corazón.
Libera al sanador que llevas dentro

La cura para todos los males, las preocupaciones, las penurias y los crímenes de la humanidad
reside en una sola palabra: «amor». Es la vitalidad divina que produce y restaura la vida en todas partes.

Lydia María Child

Todos tenemos el poder de curar en nuestra mente y nuestro corazón. Al igual que el desequilibrio
emocional puede conducirnos a la enfermedad, el amor y el aprecio pueden reconducirnos al bienestar.

El Efecto Gratitud tiene el poder de cambiar tu vida y la de aquellos que entran en contacto con él.
Es la llave para la curación, el crecimiento y la realización. Un terapeuta que trabaje desde el amor y la
gratitud del corazón, y la seguridad y la presencia de la mente, curará a todo el que recurra a él. De
hecho, cualquiera que practique las artes de la sanación y que aplique estos cuatro pilares cardinales se
convertirá en un maestro sanador, del mismo modo que se curará cualquier persona que desee curarse y
que aplique estos cuatro principios.

No hay fuerza más grande en este planeta para sanar que sentir amor. El amor es el resultado de un
corazón abierto gracias a la gratitud y que no está distorsionado por las emociones creadas por las
percepciones negativas.

Hace años fui presidente de la Asociación para la Prevención y el Control del Cáncer de Houston,
Texas. En aquel tiempo daba conferencias sobre lo que yo creía que eran las causas de esa enfermedad.
La mayor parte de mis ideas ahora son casi populares, pero en aquella época eran consideradas
progresistas y poco ortodoxas. En aquellos días un médico llamado Cari Simington abogaba por la técnica
de visualizar los leucocitos atacando y destruyendo a las células cancerígenas y escribió sobre sus efectos
para derrotar al cáncer. Esto supuso un gran salto en cuanto a la comprensión del poder de la mente
sobre el cuerpo. Sin embargo, ahora se considera más saludable para los pacientes que visualicen su
cuerpo sano y vital y que den las gracias porque su enfermedad les ha despertado a una nueva conciencia
sobre la importancia del amor y ha llevado su atención hacia los aspectos de su vida que han repudiado.

Cari llegó a la conclusión de que todo sirve para el fin de enseñar el amor. Yo defino la enfermedad
como la ilusión de la salud y la enfermedad, y el bienestar, como la síntesis. Puesto que la enfermedad
puede ser simplemente el otro aspecto de la curación. Todo lo que observemos que no queremos
representa una distorsión de nuestras percepciones y en última instancia es nuestra mentira. Crea
incertidumbres, y nuestro deseo de arreglar y cambiar las cosas es una dispersión de la energía a la que
denominamos enfermedad. Toda emoción tiene su correspondiente manifestación en el cuerpo, que
intenta hacer que nos demos cuenta de la mentira que estamos viviendo.

El segundo pilar es la gratitud, un aprecio total por el equilibrio de la vida tal como es. Si no somos
agradecidos, nos cuesta crecer. El agradecimiento es un componente esencial para el crecimiento y el
mantenimiento del cuerpo. De hecho, el cuerpo nos dará síntomas y creará enfermedades para que
aprendas a valorarlo y a valorar la vida.

Todos tenemos lo que algunos han denominado misiones espirituales. Estamos aquí con el fin de
aprender lecciones de gratitud y amor. Todo lo que hacemos en las siete áreas de la vida nos enseña
justamente eso, y en el grado en que aprendamos esas lecciones, desplegaremos todo nuestro potencial
físico y mental. Cuando damos gracias por la vida, le abrimos la puerta al corazón y permitimos que el
amor que siempre nos está esperando se exprese en forma de luz o de iluminación de nuestra conciencia.
Esta luz aporta organización y orden a la fisiología humana. Se ha demostrado científicamente que el
amor y el aprecio organizan y ordenan las estructuras celulares en un plano molecular.

La certeza es el tercer pilar. Es un subproducto de la gratitud y el amor. Cuando estás seguro, no


flaqueas con el recuerdo de sentimientos de culpa del pasado o con miedos imaginarios respecto al futuro,
es decir, con las emociones. Por el contrario, estás presente, y de ahí que el cuarto pilar sea la presencia.
El amor, la gratitud, la certeza y la presencia son los cuatro pilares que soportan la cúpula de la sanación,
y todo sanador que los posea puede curar a cualquier persona. ¿Sabes una cosa? Todos tenemos ese
potencial de curar, así que libera al sanador que llevas dentro despertando el Efecto Gratitud.

PREGUNTAS QUE TE AYUDARÁN AVER TU EQUILIBRIO PERFECTO

• ¿Cómo me está (ha) sirviendo (servido) mi enfermedad en las siete áreas de la vida?

• ¿Cuáles son los beneficios subyacentes por los que puedo estar agradecido?

• ¿Cómo me (ha) ayuda (ayudado) en mi misión?


• ¿Cómo me (ha) ayuda (ayudado) a sentirme pleno y bien?

Vuelve a cada enfermedad, lesión o accidente que has tenido y por el que nunca has sido capaz de
dar las gracias y plantéate las preguntas anteriores.

AFIRMACIONES QUE TE AYUDARÁN A APRECIAR TU CUERPO Y A SANARLO

• Mi cuerpo es un organismo que busca el amor y que me está guiando para asegurarse de que amo
realmente.

• Doy las gracias por mi cuerpo, porque me da una respuesta inmediata. Antes de que yo lo sepa
conscientemente, él ya lo sabe. No me miente. Me hace saber lo que en realidad pienso.

• Doy las gracias por mi pelo.

• Doy las gracias por mi piel.

• Doy las gracias por el latido de mi corazón.

• Doy las gracias por la respiración.

• Doy las gracias por la sorprendente capacidad de regeneración que tiene mi cuerpo.

• Doy las gracias porque mi cuerpo funciona. Doy las gracias a los billones y trillones de células que
trabajan todos los días. Doy las gracias por la inteligencia que rige mi cuerpo.

• Mi amor es el mayor sanador.

• Me encanta mi aspecto. Estoy fantástico.

• Me siento de maravilla. Me siento agradecido y amado.

• Soy sincero conmigo mismo, simplemente brillo.

• Mi cuerpo es pura inspiración para trabajar con él.

• Estoy inspirado y mi respiración profunda lo demuestra.

• Utilizo mi cuerpo con inteligencia.

• Duermo profundamente.

• Mantengo mi cuerpo limpio por dentro y por fuera.

• Como alimentos saludables para potenciar mi vida.

• Como la cantidad exacta de comida para mantenerme bien, delgado y joven.

• Mi energía es infinita, pues reconozco su fuente.

• Tengo un cuerpo, una mente y un alma flexibles.

• Mi cuerpo es un templo que irradia luz y amor.

• Me encanta estar rodeado por los milagros sanadores de la naturaleza.

• Me siento joven aunque se supone que me hago mayor.

• Todas las células de mi cuerpo vibran de amor.

• Mi vitalidad, resistencia y tono son estupendos.

• Tengo resistencia y vibro.


• Soy moderado, rítmico y coherente.

• He organizado mi vida de maravilla.

EJERCICIOS PARA VOLVER A INTRODUCIRTE EN TU PROPIA MAGNIFICENCIA

Ejercicio 1. Piensa en tu cabeza. ¿Cómo puedes dar las gracias por tenerla? ¿Cómo te sirve? ¿Cómo
te sirven tu pelo, tu cuero cabelludo, tus ojos, piel, nariz, labios? Revisa mentalmente tu cuerpo desde la
cabeza hasta los pies y piensa cómo puedes darle las gracias por cada una de sus partes por dentro y por
fuera. Reconoce su grandeza y busca una forma de verlo con nuevos ojos, con asombro y gratitud.

Ejercicio 2. Sé consciente de tu cuerpo, no esperes que mantenga su bienestar sin ninguna


contribución o esfuerzo por tu parte. Considéralo un don que se te ha dado a través del cual puedes
experimentar la vida. Cuida tu cuerpo como cuidarías de un jardín.

Últimas reflexiones sobre la gratitud

Por lo que estaba agradecido cuando no tenía nada

Si no tuviéramos invierno, la primavera no seria tan agradable; si a veces no saboreáramos la


adversidad, la prosperidad no sería tan bien recibida.

Ann Dudley Bradstreet

Muchas personas, cuando ven mi estilo de vida actual, me dicen: «Pues claro, es fácil estar
agradecido cuando viajas por todo el mundo haciendo lo que te gusta, sin tener que preocuparte por el
dinero». Es cierto. Ahora tengo una vida maravillosa. Pero incluso cuando vivía en la calle y no tenía nada,
o dormía detrás de los contenedores de basura para resguardarme o encima de las rejillas de ventilación
para no tener frío, pude encontrar muchas cosas por las que dar las gracias.

Algo por lo que estaba especialmente agradecido eran las cenas, porque en más de una ocasión
evitaban que me pasara el día entero sin comer. Una vez, de camino hacia California haciendo autoestop,
me dejaron en una parada de camiones. El conductor iba a dormir en su vehículo y me pidió que saliera.
Le di las gracias por llevarme y salí a cenar. «Está abierto toda la noche. Puedes sentarte allí, pero no
puedes dormir o apoyar la cabeza sobre la mesa. Tienes que salir a la calle para eso.»

Entré en el restaurante y me di una vuelta para ver si quedaba algo de comida en los platos. Me
senté y me comí todo lo que encontré, trozos de pan, salchichas o tomates. Todo lo que se podía comer,
me lo comía. Intentaba hacerlo con discreción para que no me echaran. Me cambié de mesa un par de
veces, hasta que al final me vio la camarera que estaba detrás del mostrador y me llamó.

«Oh, no, me va a echar», pensé. Sin embargo, me dijo: «Ven aquí y siéntate. ¿Qué quieres? Paga la
casa. Pago yo». Me dio de comer como lo hubiera hecho mi madre. Pagó unos dos dólares por mi comida.
En aquellos tiempos eso era mucho. Una tostada apenas valía veinte céntimos. Me sentí bendecido por
esa comida y le di las gracias. De algún modo, siempre había alguien que me cuidaba. Justo después de
comer, descubrí algo más por lo que estar agradecido, alguien me paró.

—¡Eh! ¿Adonde vas, muchacho? —me preguntó un hombre.

—A California —respondí.

—Bueno, yo voy a Blythe, y si te va bien hacer conmigo esa parte del camino, te llevo.

—Estupendo. Claro que me va bien. ¿Le importa si duermo en su coche, no he dormido en toda la
noche?

—Ningún problema. Estaré despierto hasta el amanecer. Ya te avisaré cuando lleguemos a Blythe.

Le di las gracias y me puse a dormir, agradecido de que alguien me llevara. Llegamos a Blythe y allí
encontré a otra persona. Un hombre me preguntó si tenía dinero para pagarle y le dije que tenía trece
pavos.

—Bueno, tienes más de lo que me imaginaba, pero no lo suficiente para mí. Si me ayudas a arreglar
el coche, te llevo hasta Idyllwild —me dijo.

—Fabuloso. Se lo agradezco —le dije.


Sabía lo suficiente de coches como para cambiar una rueda. Así que le ayudé, me llené de grasa y
me ensucié, pero el hombre me llevó. Me dio las gracias y yo se las di a él.

—¿Tienes hambre? —Me preguntó al cabo de unas horas.

—Sí —respondí.

—Vamos a comer unos dátiles.

Compró una bolsa de dátiles por dos dólares y fui comiendo el dulce manjar todo el camino hasta
llegar a Idyllwild, donde me apeé. Idyllwild en aquellos tiempos no era grande. Era una bonita ciudad de
montaña, pero cuando llegué allí estaba en medio de la nada. No podía encontrar a nadie que me llevara
porque estaba lejos de la autopista. Debía haberme bajado antes de salir de la misma, así que tuve que
caminar por la ciudad buscando a alguna persona que me llevara. Al final, alguien me llevó a la autopista,
volví a estar en ruta.

Daba las gracias a todas aquellas personas que me llevaban y por todo lo que me encontraba por el
camino. Creo que mi madre me enseñó a estar agradecido, así que me resultaba natural encontrar cosas
por las que dar las gracias. Cuando sentía que tenía la muerte cerca, sencillamente daba las gracias por
estar vivo. No es más que una cuestión de perspectiva. Cada acontecimiento de tu vida intenta despertar
en ti el Efecto Gratitud.

Las cosas más difíciles por las que estar agradecido _

La única gran equivocación es aquella de la que no aprendemos nada.

John Powell

Por mi experiencia al trabajar con decenas de miles de personas en todos estos años, he descubierto
que a mucha gente lo que más les cuesta es dar las gracias por lo que denominan sus propios «errores» y
las llamadas «pérdidas» de sus seres queridos. Me gustaría compartir algunas ideas sobre estos dos
fantasmas que acechan a muchos corazones, cerrándoles a la inspiradora experiencia del amor y la
gratitud.

A veces imaginas que es necesario perdonar a alguien, puesto que consideras que ha cometido un
error. Pero en realidad no hay equivocaciones. Sólo percibimos ciertas acciones como equivocaciones
cuando no las hemos contemplado profundamente y nos hemos dado cuenta de que los demás
simplemente están actuando de acuerdo con sus valores, no según los nuestros. A veces, también nos
imaginamos que hemos de perdonarnos por las cosas que hemos hecho. De nuevo, eso es porque no
hemos profundizado lo suficiente en la acción como para ver un orden oculto y equilibrado. En realidad,
no hay nada que perdonar, sólo algo que descubrir de un orden superior. Los errores se basan en las
ilusiones de percepción. Si crees que has cometido un error, puede que estés pensando demasiado en ti y
suponiendo que puedes alterar el equilibrio ocul to del universo. Te aseguro que todo lo que hayas hecho
o dejado de hacer te ha servido de alguna manera.

No hace mucho un amable joven me dijo que sentía haber sido desagradable con su madre.

—Cuando tú la desafiabas, ¿quién era agradable con ella y la apoyaba?

—Nadie.

—Piénsalo bien.

—Vale, mi hermana.

—¿Tenían algunas diferencias tu madre y tu hermana y estrecharon su relación gracias a ti?

—Sí, así fue.

—Al ser desagradable con tu madre, ¿te sentiste más independiente de ella?

—Sí.

—¿Era eso lo que tu madre quería para ti, que te valieras por ti mismo?

—Sí, creo que ya me doy cuenta.


—Permíteme que te pregunte una cosa. Cuando la rechazaste, ¿de quién estuviste más cerca?

—De mi novia.

—¿Quién es ahora tu nueva figura materna? Nunca falta nada, sólo cambia de forma.

—La madre de mi novia y yo tenemos mejor relación.

—¿Ves el equilibrio del amor en esta situación? Luego, ¿dónde está el error?

—Ya no lo veo.

—Nunca lo hubo.

El único «error» es no ver el equilibrio y el orden oculto de la vida. Las cosas que consideramos
extraordinariamente positivas pueden convertirse en adicciones y ser objetos de deseo. Si nos parece que
las perdemos, sentimos la pérdida. Si las cosas que no nos gustan, desaparecen de nuestra vida, nos
alegramos. Ni siquiera tenemos el sentimiento de pérdida por las cosas que no nos gustan. Sólo aquello
de lo que estamos encaprichados nos produce síntomas de duelo, remordimiento, pesar, tristeza, etc.

Temer la pérdida de algo no es un signo de amor, sino de adicción. Tu síndrome de abstinencia te


está indicando que todavía no has amado eso y que sigue controlando tu vida. Un corazón roto te libera.
No tienes que ser adicto a otra persona y considerarte menos que ella. Puedes volver a ser tú mismo.
Cuando amas a alguien o alguna cosa, no temes perderlo. Tanto si va como si viene, lo amas de todos
modos y sientes su presencia en tu interior.

Otro indicativo de sabiduría es darse cuenta de que en cuanto algo desaparece de nuestra vida,
vuelve a aparecer de otra forma diferente. Por ejemplo, puede que tengas un novio nuevo, pero tres de tus
mejores amigos o amigas desaparecen de tu vida. Tu novio rompe contigo y en ese momento vuelves a
tener a tus amigos, que te aportarán amor y atención. Nunca hay una pérdida o una ganancia, sólo
transformación. Y si puedes darte cuenta inmediatamente, es porque has empezado a controlar tu vida. El
estrés es la incapacidad para adaptarnos a un entorno siempre cambiante. El Efecto Gratitud expresa
nuestra capacidad de adaptación.

No hace mucho trabajé con una mujer cuyo marido había muerto hacía un mes. Estaba de duelo y
tenía un gran sentimiento de pérdida.

—¿Qué es lo que más echa de menos? —le pregunté.

—Le añoro.

—No cabe duda, pero no echa de menos todo de él. Estoy seguro de que no echa de menos su ropa
sucia en el suelo, ni sus pelos en el lavabo, ni cuando se enfadaba o era descuidado.

—Bueno, eso es cierto —me dijo.

—Así que sólo echa de menos algunas partes de él. ¿Cuáles son?

—Echo de menos su seguridad.

—De acuerdo. Cuando se marchó, ¿quién ha aparecido en su vida que tenga esa forma de seguridad
en sí mismo?

—Mi hermano ha vuelto a aparecer en mi vida y mi padre también ha dado muestras de mucha
confianza. Los esposos de dos amigas mías me han aportado mucha seguridad en este trance. Mi hijo ha
crecido de pronto y está más seguro de sí mismo que nunca.

—¿Se da cuenta de que la confianza se ha manifestado de otra forma a través de distintas personas?

—Sí, ahora lo veo.

—¿Cuál ha sido el inconveniente de la confianza de su esposo? —le pregunté.

Tuvo que pensarlo un momento.


—Bueno, era grosero porque creía que lo sabía todo. A veces se frustraba y era impaciente porque
yo era más lenta captando las cosas.

Tuve que romper su adicción a su fantasía haciéndole ver el mismo número de inconvenientes de la
confianza de su marido, de modo que 110 hubiera más aspectos positivos que negativos. Ahora era
neutro. También le señalé su nueva forma de confiar en su vida y le pregunté por sus beneficios.

—Me encanta ver que mi hijo tiene más confianza en sí mismo. Nunca lo había demostrado antes —
me dijo.

Le hice ver que la confianza de su marido tenía beneficios e inconvenientes, y que las nuevas formas
en que ésta se manifestaba estaban presentes y que eran igualmente grandes. Después de esto le
pregunté: «¿Echa de menos la confianza de su marido en sí mismo?»

—Creo que ya no —respondió.

—¿Qué más echa de menos?

Tuvimos que utilizar el Método Demartini® y, con una serie de preguntas, equilibramos su mente y
acabamos con una serie de fijaciones, adicciones e ilusiones para que fuera capaz de apreciar las viejas y
las nuevas formas. Estuvimos trabajando unos treinta minutos y revisamos cinco cosas que creía haber
perdido. Cuando hubimos terminado, le pregunté: «¿Echa de menos algo de él en estos momentos?»

—No. Siento que de algún modo está conmigo. Es como si estuviera presente en todos mis amigos y
en mi hijo.

—Tiene razón, así es. Honre su presencia. Cuando usted muera, ¿querría que sus seres queridos
sintieran remordimiento?

—No. Quisiera que vivieran felices.

—Entonces, ¿por qué siente remordimientos por él? Así no está honrando su memoria. Él querría
que usted viviera plenamente.

—Eso es justo lo que él decía cuando hablábamos de ello.

—Valore su presencia de distintas formas y rompa su adicción a una forma física. Nos apegamos a la
forma y luego sentimos la pérdida.

Limpiamos ese sentimiento y desapareció su malestar. El Efecto Gratitud transformó su duelo en


comprensión y amor.

Sólo existe el amor

Detrás de todo esto sin duda hay una idea tan simple, hermosa y convincente que cuando —al cabo
de una década, siglo o milenio— la comprendamos nos preguntaremos cómo podía ser de otro modo.

¿Cómo hemos podido estar tan ciegos durante tanto tiempo?

John Wheeler

Los seres humanos, como especie, nos hemos desarrollado y evolucionado con la ayuda del apoyo y
del reto, de la amabilidad y la crueldad, de la paz y de la guerra. Estamos rodeados por el crecimiento y la
decrepitud, la construcción y la destrucción, la vida y la muerte, la unión y la división. Estamos destinados
a vivir con este grandioso equilibrio para estar completos. Aunque el bello color de las flores en primavera
eleve nuestro espíritu, también nos deprime la fealdad y la monotonía de las hojas caídas. Nuestras
emociones atraviesan ciclos de frío y calor, al igual que la Tierra atraviesa las cuatro estaciones.
Cantamos de alegría y sollozamos de tristeza; nos agradan los demás y los admiramos, al igual que nos
desagradan y los despreciamos. Nos acercamos y nos marchamos, nos juntamos y nos separamos. Nos
vanagloriamos de nuestra paz interior y nos retiramos a nuestra agonía interna. Por una parte se hacen
tratados de paz y, por otra, hay declaraciones de guerra.

Aunque generalmente buscamos un aspecto sin su opuesto, ambos son inseparables. Estamos
destinados a la totalidad, no a la parte. No tenemos que deshacernos de la mitad de nuestra naturaleza
para amar a nuestro verdadero yo. Despejado y con bruma, soleado y nublado ambos sirven para nuestra
evolución. Buscamos estúpidamente una cara de la moneda de la vida sólo para despertarnos de nuestro
sueño con el opuesto, ambos son maestros para nuestra alma.

En la naturaleza no existe la idea descabellada de la unilatera-lidad, sólo en nuestra mente. Cuando


aparece un aspecto, también lo hace su opuesto, siempre van juntos. ¿Cuándo abandonaremos nuestras
tonterías y despertaremos a los equilibradores medios de la naturaleza? ¿Cuándo reconoceremos la
armonía universal de los opuestos? Mi enemigo es mi amigo y mi amigo mi enemigo. Apóyame y seré
dependiente, rétame y me harás libre. ¿Por qué no podemos ver la armonía del dos como el uno y la
necesidad de ambos para suavizarnos y fortalecernos en nuestro viaje por la senda del orden divino y la
gracia? El amor es un baile de opuestos. Ambos son necesarios para nuestra existencia y desarrollo. De
esta comprensión más profunda surge el Efecto Gratitud.

La sabiduría secreta de tu voz interior

Las palabras son la voz del corazón.

CONFUCIO

Puedes adquirir un mayor entendimiento del Efecto Gratitud, una mayor sabiduría y descubrir tu
genialidad dedicando cada día un rato a entrar en comunión con tu voz interior. ¡Qué mejor que crear una
vida más gratificante que dominar el arte de sintonizar con tu yo más inspirado e ingenioso, tu voz
interior! Esta voz es la guía de las guías hacia una vida de grandeza. No puedes sintonizar con esta
inspiradora voz sin vivir de un modo más inspirado. La genialidad, la creatividad y el poder silencioso
surgen de tu mente y de tu corazón cuando lo pones en práctica.

El secreto de sintonizar con sus extraordinarios mensajes es tener el corazón lleno de gratitud.
Cuando tu corazón está abierto por la gratitud, tu voz interior se vuelve alta y clara y los mensajes más
inspiradores llegan a tu vida de forma natural. Si tu corazón está plagado de gratitud, es casi imposible
que acalles los mensajes de sabiduría de tu voz interior.

A medida que esa voz interior va adquiriendo claridad y fuerza, también lo hará tu inspiración
cuando escuches. Empieza a sintonizar con esa poderosa emisora interior. Escúchala y te irá guiando
hacia nuevos niveles de creatividad y de acciones inspiradas. Tu voz interior no te pondrá muchas o
ninguna limitación a tu vida. Sólo lo harán las múltiples voces exteriores de la mediocridad. Decide ahora
expandir tu sabiduría y realización personal escuchando atentamente.

Cuando estás de verdad agradecido, recibes mensajes sorprendentes e inspiradores desde tu


interior. Estos mensajes serán más poderosos e intensos de lo que pueda parecerte en un principio. El
maestro, el genio, es el que escucha con atención. Estas valiosas gemas de revelación te ayudarán a vivir
una vida llena de grandeza.

Asegúrate de actuar de acuerdo con tus inspiraciones lo antes posible. Cuando no sigues las
inspiraciones e intuiciones de tu voz interior con rapidez, corres el riesgo de acumular demasiadas
emociones y de venirte abajo. Pero eso también forma parte del gran diseño de la evolución de la
conciencia. No importa lo que suceda, al final aprenderás a desarrollar tu misión espiritual interior, tus
talentos y tu destino, porque los acontecimientos de la vida te obligarán a escuchar a esa voz sabía que te
habla desde dentro.

Hoy tienes la oportunidad de expandir tu grandeza. Cuando la poderosa e inteligente voz interior se
vuelva más fuerte que las múltiples vocecitas del exterior y se imponga el Efecto Gratitud, podrás vivir
una vida de plenitud, sabiduría y genialidad.

Observa tus pensamientos, pues se convierten en palabras.

Observa tus palabras, pues se convierten en acciones.

Observa tus acciones, pues se convierten en hábitos.

Observa tus hábitos, pues se convierten en carácter.

Observa tu carácter, pues se convierte en tu destino.

Frank Outlaw

Escuchar la voz interior es muy importante, pero también lo es hablar contigo mismo. ¿Sabías que
todas las palabras que pronuncias dejan una huella en tu mente, sobre todo cuando están
armoniosamente sintonizadas con tus valores superiores? ¿Y sabías que toda afirmación que repites,
verdadera o falsa, para ti mismo o para los demás, queda integrada en tus sistemas de creencias
conscientes e inconscientes? ¿Qué tipo de conversaciones mantienes contigo mismo?, ¿qué te estás
diciendo?

Cuando te dices algo, ni siquiera es necesario que te lo creas para desencadenar las reacciones en el
cerebro. Pero una vez que éstas han empezado, se crean unas impresiones mentales que te conducen a
creer y vivir según esas afirmaciones. La repetición es la clave para forjar cualquier hábito, por eso es
aconsejable empezar a incluir en tu vocabulario diario palabras que te inspiren para la realización de tus
sueños.

En primer lugar, puedes escribir las frases más inspiradoras imaginables, las que te gustaría decirte
cada día para el resto de tu vida. Cuando utilizas frases claras, definidas y específicas, éstas liberan un
poder tremendo en tu interior que te ayuda a transformar tu vida y a sintonizar con lo que deseas hacer.
Cuando escribo estos poderosos mensajes, ello me ayuda a utilizarlos en el presente. Suelo utilizar
afirmaciones que inspiren sentimientos entrañables y que describan realidades viables. Ya has visto
muchos ejemplos en los capítulos anteriores.

Si empiezas a repetirte estas afirmaciones interna y externamente al menos tres veces al día,
observarás un cambio en tu sistema de creencias. Repítelas con entusiasmo y seguridad, como si ya
fueran ciertas y las estuvieras viviendo.

También es una buena idea grabarlas con tu propia voz o pedirle a alguien que te las grabe en
cualquier sistema de grabación portátil del que dispongas, así puedes escucharlas todas las veces que
quieras. Puedes poner tu música favorita de fondo mientras preparas la grabación.

Todo lo que te dices a ti mismo tiene un efecto. Tus conversaciones diarias contigo mismo pueden
fortalecerte o destruirte. Las palabras tienen el poder de remodelar tu destino. Empieza hoy a cambiar tu
vida en la dirección de tus metas con palabras inspiradoras y de fuerza. Repítete cualquier cosa que sea
capaz de despertar en tu interior el Efecto Gratitud.
Cómo empezar hoy tu viaje con gratitud

Un viaje de mil millas empieza con un paso.

CONFUCIO

¿Por qué no empiezas tu viaje de gratitud hoy mismo? El agradecimiento tiene mucha fuerza en las
siete áreas de la vida. La gratitud eleva nuestro estado de ser, enciende nuestra conciencia e inspira
nuestras mejores acciones. Por otra parte, la ingratitud te hunde. Nuestro sistema inmunológico se
deprime, nuestra vida espiritual se vuelve un infierno y nuestra mente se nubla. Cuando estamos en ese
estado, ¿quién quiere hacer negocios con nosotros? Nuestra situación económica tiende a estancarse y a
devaluarse. Probablemente nos aislemos más de la gente porque nadie quiere estar con alguien que no les
valora.

La gratitud nos ofrece momentos de realización y amor por la vida, por nuestra existencia y por lo
que tenemos ahora, tal como es. La gratitud es la herramienta principal para crecer. El Efecto Gratitud es
el efecto expansión para todos los seres humanos del planeta. Nelson Mandela dijo una vez que servimos
al mundo brillando, no encogiéndonos.

Tuve un gran maestro que dijo: «Si hay algún día en el que no puedas estar agradecido por algo,
revísalo y contémplalo desde otra perspectiva, con otros ojos, hasta que veas su propósito y sientas
gratitud. De lo contrario, acarrearás ese día al día siguiente. En el futuro nunca podrás estar del todo
presente porque te habrás quedado estancado en ese día». Seguí su consejo y me ha sido tan útil que te
invito a que hagas lo mismo. Vuelve a los primeros recuerdos de tu vida y revisa todos aquellos por los
que no hayas sentido agradecimiento y pregúntate: «¿De qué forma me ha servido a mí y a los demás?»

Hazte esta pregunta una y otra vez hasta que estés agradecido por aquello. Cuando ya estés al día,
conviértelo en tu rutina cotidiana. Todas las cosas por las que no puedes estar agradecido se convierten
en una carga. Cuanta más ingratitud acumulamos, más anclados nos quedamos en el pasado, y eso, a su
vez, nos crea temores respecto al futuro y sentimientos de culpa respecto al pasado, lo que impide que
sintamos inspiración y vivamos en el presente.

Revisa tu vida y escribe notas de agradecimiento a todas las personas implicadas, incluida tú.
Intenta hacerlo cada mañana y cada noche. Empieza un diario de gratitud. He empezado uno para ti al
final de este libro. Las investigaciones han demostrado que las personas que tienen diarios de gratitud
consiguen más cosas, sienten más y se curan mejor. Se sienten más realizadas en general. Madura los
beneficios de estar agradecido y haz que tu vida sea sorprendente aplicando el Efecto Gratitud.

Darse cuenta

Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.

Platón

Quiero concluir con unas palabras de sabiduría que captaron mi atención navegando por Internet.
Desconozco el origen de esta carta, pero su sabiduría llega a los corazones de todo el mundo. Espero que
las disfrutes tanto como yo.

Para conocer el valor de un año, pregúntale a un estudiante que ha suspendido el examen final.

Para conocer el valor de nueve meses, pregúntale a la madre que ha dado a luz a un mortinato.

Para conocer el valor de un mes, pregúntale a la madre que ha dado a luz a un prematuro.

Para conocer el valor de una semana, pregúntale a un editor de una publicación semanal.

Para conocer el valor de una hora, pregúntale a los amantes que están esperando para encontrarse.

Para conocer el valor de un minuto, pregúntale a la persona que ha perdido el tren, el autobús o el
avión.

Para conocer el valor de un segundo, pregúntale a la persona que ha sobrevivido a un ataque.

Para conocer el valor de un milisegundo, pregúntale a la persona que ha ganado una medalla de
plata en los Juegos Olímpicos. Para conocer el valor de un ser querido, haz que se marche.

El tiempo no espera a nadie.

Valora cada momento que tengas.

¡Gracias!

Gracias por seguirme en este viaje hacia la gratitud.

Que se revele el profundo poder que hay en tu interior.

Que el amor de tu corazón y la sabiduría de tu mente te guíen en tus acciones hacia tu más alta
realización.

Que despiertes al poder de tu equilibrio y armonía interiores.

Que hagas lo que te gusta y que te guste lo que haces.

Que tus dones internos inspiren tus poderes externos.

Que la claridad de tu visión desencadene una vitalidad ilimitada. Eres un genio y aplicas tu
sabiduría.

El diario de la gratitud

En mi diario de la gratitud, empiezo cada frase de agradecimiento con palabras como: «Hoy he
tenido la oportunidad de...» Quizá quieras empezar cada frase de esta manera, o bien crea tu propio
formato, o no uses ninguno. El formato no es lo más importante. Lo más importante es desarrollar el
hábito diario de dar las gracias por los múltiples acontecimientos que llenan tu vida. Te propongo que
intentes adoptar esta costumbre durante un mes y que no dejes ni un solo día de hacerlo. Estoy seguro de
que experimentarás un gran cambio en tu manera de pensar, en tus sentimientos y en tus acciones y te
sorprenderá hasta qué punto el Efecto Gratitud puede inspirar y transformar tu vida.

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