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ANTOLOGÍA DEL 27

RAFAEL ALBERTI

1. Los ángeles muertos


Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro. Rafael Alberti y dibujo del autor
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes.
Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.

(Sobre los ángeles, 1927-28)

2. Madrigal al billete de tranvía


Adonde el viento, impávido, subleva
torres de luz contra la sangre mía,
tú, billete, flor nueva,

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cortada en los balcones del tranvía.

Huyes, directa, rectamente liso,


en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.

Y no arde en ti la rosa, ni en ti priva


el finado clavel, si la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.

(Cal y canto, 1929)

3. Canción 8
Hoy las nubes me trajeron, Entré en el patio que un día
volando, el mapa de España. fuera una fuente de agua.
¡Qué pequeño sobre el río,
Aunque no estaba la fuente,
y qué grande sobre el pasto
la fuente siempre sonaba.
la sombra que proyectaba!
Y el agua que no corría
Se le llenó de caballos volvió para darme agua.
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo por su sombra (Baladas y canciones del Paraná, 1952)
busqué mi pueblo y mi casa.

4. Lo que dejé por ti


Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.  

Dejé un temblor, dejé una sacudida,


un resplandor de fuegos no apagados,  
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,


caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío,


dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
Dibujo de Gregorio Prieto
(Roma, peligro para navegantes, 1972)

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VICENTE ALEIXANDRE
5. Adolescencia
Vinieras y te fueras dulcemente, Muchacho que sería yo mirando
de otro camino aguas abajo la corriente,
a otro camino. Verte, y en el espejo tu pasaje
y ya otra vez no verte. fluir, desvanecerse.
Pasar por un puente a otro puente.
(Ámbito, 1928)
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.

6. Unidad en ella
Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
Vicente Aleixandre
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala, es todavía unas manos,
un repasar de tu crujiente pelo, un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

(La destrucción o el amor, 1932)

Nota. En este poema, perteneciente a la etapa inicial de Vicente Aleixandre, la pasión se concibe como una fuerza
irrefrenable. Sorprende la intensidad y la originalidad de las imágenes surrealistas.

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7. A ti, viva
Es tocar el cielo, poner el dedo como un amor feliz que escapa y vuelve.
sobre un cuerpo humano. Siento el mundo rodar bajo mis pies,
Novalis rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
Cuando contemplo tu cuerpo extendido que ni siquiera pide un mar en que doblarse.
como un río que nunca acaba de pasar, Todo es sorpresa. El mundo destellando
como un claro espejo donde cantan las aves, siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece. que es ese pecho enfebrecido y ávido
que sólo pide el brillo de la luz.
cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que La creación riela. La dicha sosegada
me llama], transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
canción de un fondo que sólo sospecho; como esa rápida ascensión del amor
cuando veo tu forma, tu frente serena, donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.
piedra luciente en que mis besos destellan, Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
como esas rocas que reflejan un sol que nunca se que esa cercana música que concierta a las aves,
hunde. a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en los
Cuando acerco mis labios a esa música incierta, labios.
a ese rumor de los siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde, (La destrucción o el amor, 1932)
cuerpo que húmedo siempre resbalaría

8. En la plaza
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.

Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,


y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también
transcurría.

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Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

Y era el serpear que se movía


como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.


Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,

no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes. Dibujo de Gregorio Prieto
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.


Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
para ser él también el unánime corazón que le alcanza!

(Historia del corazón, 1954)

9. Para quién escribo


[...] Esa niña que al pasar me mira, compañera de mi ventura, viviendo en el mundo.
Y esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida, paridora de muchas vidas, y manos cansadas.

Escribo para el enamorado; para el que pasó con su angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que al pasar no
miró; para el que finalmente cayó cuando preguntó y no le oyeron.

Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los pechos
y para las bocas y para los oídos donde, sin oírme, está mi palabra.

(En un vasto dominio, 1962)

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DÁMASO ALONSO

10. Insomnio
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la
ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

(Hijos de la ira, 1944)

Nota. Este poema abre el libro 'Hijos de la ira' , una de las obras más
originales en su época. Inaugura la poesía desarraigada, de corte existencial,
marcada por los horrores de la guerra y sus consecuencias inmediatas.

MANUEL ALTOLAGUIRRE

11. Separación
Mi soledad lleva dentro,
torre de ciegas ventanas.

Cuando mis brazos extiendo


abro sus puertas de entrada
y doy camino alfombrado Dámaso Alonso
al que quiera visitarla.

Pintó el recuerdo los cuadros


que decoran sus estancias.
Allí mis pasadas dichas
con mi pena de hoy contrastan.
¡Qué juntos los dos estábamos!
¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?
Nuestra separación última,
¡qué muerte fue tan amarga!  

Ahora dentro de mí llevo


mi alta soledad delgada.

(Ejemplo, 1927)

Derecha. Dibujo de Federico García Lorca

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12. El hombre
Mide la sal nuestro gusto,
mide el temblor nuestra oreja,
mide el calor nuestra mano,
miden mis ojos tu ausencia.
Eso es ser hombre: medir.
¿Para quién toda esta cuenta
de distancias? ¿Para quién
esta división de fechas?

(Poemas de las islas invitadas, 1944)


Manuel Altolaguirre

LUIS CERNUDA

13. Si el hombre pudiera decir lo que ama


Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
Dibujo de Gregorio Prieto para una
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
exposición de ilustraciones inspiradas
(Los placeres prohibidos, 1931) en Lorca. Noviembre de 1944

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14. Donde habite el olvido
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje


Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,


No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Luis Cernuda
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,


Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;


Donde habite el olvido.

(Donde habite el olvido, 1933)

15. Soliloquio del farero


Cómo llenarte, soledad, Olvidando en mi afán
Sino contigo misma. Cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra, Y al velarse a mis ojos
Quieto en ángulo oscuro, Con nubes sobre nubes de otoño desbordado
Buscaba en ti, encendida guirnalda, La luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
Mis auroras futuras y furtivos nocturnos, Te negué por bien poco;
Y en ti los vislumbraba, Por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
Naturales y exactos, también libres y fieles, Por quietas amistades de sillón y de gesto,
A semejanza mía, Por un nombre de reducida cola en un mundo
A semejanza tuya, eterna soledad. fantasma,
Fui luz serena y anhelo desbocado, En bocas de mentira y palabras de hielo.
Y en la lluvia sombría o en el sol evidente Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua
Quería una verdad que a ti te traicionase, persona

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Que yo fui, Por quienes vivo, aun cuando no los vea;
Que yo mismo manché con aquellas juveniles Y así, lejos de ellos,
traiciones; Ya olvidados sus nombres, los amo en
Por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos, muchedumbres,
Limpios de otro deseo, Roncas y violentas como el mar, mi morada,
El sol, mi dios, la noche rumorosa, Puras ante la espera de una revolución ardiente
La lluvia, intimidad de siempre, O rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
El bosque y su alentar pagano, Cuando toca la llora de reposo que su fuerza
El mar, el mar como su nombre hermoso; conquista.
Y sobre todos ellos, Tú, verdad solitaria,
Cuerpo oscuro y esbelto, Transparente pasión, mi soledad de siempre,
Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía, Eres inmenso abrazo;
Y tú me das fuerza y debilidad El sol, el mar,
Como al ave cansada los brazos de la piedra. La oscuridad, la estepa,
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje, El hombre y su deseo,
Oigo sus oscuras imprecaciones, La airada muchedumbre,
Contemplo sus blancas caricias; ¿Qué son sino tú misma?
Y erguido desde cuna vigilante Por ti, mi soledad, los busqué un día;
Soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a En ti, mi soledad, los amo ahora.
los hombres,
(Invocaciones, La Realidad y el Deseo, 1934-35)

16. Ser de Sansueña


Acaso allí estará, cuatro costados El amor junto alodio, y la caricia junto
Bañados en los mares, al centro la meseta A la puñalada. Allí es extremo todo.
Ardiente y andrajosa. Es ella, la madrastra
Original de tantos, como tú, dolidos La nobleza plebeya, el populacho noble,
De ella y por ella dolientes. La pueblan; dando terratenientes y toreros,
Curas y caballistas, vagos y visionarios,
Es la tierra imposible, que a su imagen te hizo Guapos y guerrilleros. Tú compatriota,
Para de sí arrojarte. En ella el hombre Bien que ello te repugne, de su fauna.
Que otra cosa no pudo, por error naciendo,
Sucumbe de verdad, y como en pago Las cosas tienen precio. Lo es del poderío
Ocasional de otros errores inmortales. La corrupción, del amor la no correspondencia;
y ser de aquella tierra lo pagas con no serIo
Inalterable, en violento claroscuro, De ninguna: deambular, vacuo y nulo,
Mírala, piénsala. Árida tierra, cielo fértil, Por el mundo, que a Sansueña y sus hijos desconoce.
Con nieves y resoles, riadas y sequías;
Almendros y chumberas, espartos y naranjos Si en otro tiempo hubiera sido nuestra.
Crecen en ella, ya desierto, ya oasis. Cuando gentes extrañas la temían y odiaban,
y mucho era ser de ella; cuando toda
Junto a la iglesia está la casa llana, Su sinrazón congénita, ya locura hoy,
Al lado del palacio está la timba, Como admirable paradoja se imponía.
El alarido ronco junto a la voz serena,

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Vivieron muerte, sí, pero con gloria
Monstruosa. Hoy la vida morimos Vivir para ver esto.
En ajeno rincón. Y mientras tanto Vivir para ver esto.
Los gusanos, de ella y su ruina irreparable,
crecen, prosperan. ( Vivir sin estar viviendo, 1949)

17. Peregrino
¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,


sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,


fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto. Dibujo de Federico García Lorca

(Desolación de la quimera, 1962)

Gerardo Diego
GERARDO DIEGO

18. Columpio
A caballo en el quicio del mundo
un soñador jugaba al sí y al no
Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores
Bandadas de flores
Flores de sí Flores de no
Cuchillos en el aire
que le rasguen las carnes
forman un puente
Sí No
Cabalga el soñador
Pájaros arlequines
cantan el sí cantan el no

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FEDERICO GARCÍA LORCA

19. Canción del jinete


En la luna negra Caballito negro.
de los bandoleros, ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
cantan las espuelas.
La noche espolea
Caballito negro. sus negros ijares
¿Dónde llevas tu jinete muerto? clavándose estrellas.

...Las duras espuelas Caballito frío.


del bandido inmóvil ¡Qué perfume de flor de cuchillo!
que perdió las riendas.
En la luna negra,
Caballito frío. ¡un grito! y el cuerno
¡Qué perfume de flor de cuchillo! largo de la hoguera.
En la luna negra, Caballito negro.
sangraba el costado ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
de Sierra Morena.
(Canciones, 1921-24)

20. La aurora de Nueva York


La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime


por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca


porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus


huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
Federico García Lorca
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

(Poeta en Nueva York, 1929-1930)

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JORGE GUILLÉN

21. Cima de la delicia


¡Cima de la delicia!
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.
¡Hueste de esbeltas fuerzas!
¡Qué alacridad de mozo
En el espacio airoso,
Henchido de presencia!
El mundo tiene cándida
Profundidad de espejo.
Las más claras distancias
Sueñan lo verdadero.
¡Dulzura de los años
Irreparables! ¡Bodas
Tardías con la historia
Que desamé a diario! Jorge Guillén
Más, todavía más.
Hacia el sol, en volandas
La plenitud se escapa.
¡Ya sólo sé cantar!

(Cántico, 1928-1950)

22. Beato sillón


¡Beato sillón! La casa saben. El mundo está bien
corrobora su presencia hecho. El instante lo exalta
con la vaga intermitencia a marea, de tan alta,
de su invocación en masa de tan alta, sin vaivén.
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven, (Cántico, 1928-50)

23. Perfección
Queda curvo el firmamento, A un sol en cénit sujeta.
Compacto azul, sobre el día. Y tanto se da el presente
Es el redondeamiento Que al pie caminante siente
Del esplendor: mediodía. La integridad del planeta.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa, (Cántico, 1928-1950)

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24. Amor a una mañana
Mañana, mañana clara:
¡Cuánto gozo a la flor deja
¡Si fuese yo quien te amara!
Preciosamente la abeja!
Paso a paso en tu ribera,
Y se zambulle, se obstina
Yo seré quien más te quiera.
La abeja. ¡Calor de mina!
Hacia toda tu hermosura
El grillo ahora acelera
Mi palabra se apresura.
Su canto. ¿Más Primavera?
Henos sobre nuestra senda.
Se pierde quien se lo pierde.
Déjame que yo te entienda.
¡Qué mío el campo tan verde!
¡Hermosura delicada
Cielo insondable a la vista:
Junto al filo de la nada!
Amor es quien te conquista.
Huele a mundo verdadero
¿No merezco tal mañana?
La flor azul del romero.
Mi corazón se la gana.
¿De tal lejanía es dueña
Claridad, potencia suma:
La malva sobre la peña?
Mi alma en ti se consuma.
Vibra sin cesar el grillo
A su Paciencia me humillo. (Cántico, 1950)()

25. Del transcurso


Miro hacia atrás, hacia los años, lejos,
Y se me ahonda tanta perspectiva
Que del confín apenas sigue viva
La vaga imagen sobre mis espejos.

Aun vuelan, sin embargo, los vencejos


En torno de unas torres, y allá arriba
Persiste mi niñez contemplativa.
Ya son buen vino mis viñedos viejos.

Fortuna adversa o próspera no auguro.


Por ahora me ahínco en mi presente,
Y aunque sé lo que sé, mi afán no taso.

Ante los ojos, mientras, el futuro


Se me adelgaza delicadamente,
Más difícil, más frágil, más escaso.

(Cántico, 1957-1963)

Dibujo de Federico García Lorca. 1927


 

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EMILIO PRADOS

26. Quisiera huir

Estoy cansado.
Un cuerpo padece mi agonía...
Un cuerpo o multitudes que mi piel no depone.
Un ser que vive y sueña la altitud de mis límites...
¡Quisiera huir: perderme lejos de su olvido!

estoy cansado de ocultarme en las ramas;


de perseguir mi sombra por la arena;
de desnudarme entre las rocas,
de aguardar a las puertas de las fábricas
y tenderme en el suelo con los ojos cerrados:
estoy cansado de esta herida.

Un amigo me dice:
"Hay cuerpos que aún se ofrecen
como jugosas frutas sin sentido"...

Emilio Prados
Otro amigo me canta:
"¡Vuelan las aves, vuelan!"...

Yo quiero huir, perderme lejos,


allá en esas regiones en que unas anchas hojas
tiemblan sobre el estanque de los sueños que inundan.

(Andando, andando por el mundo, 1931-35)


 
 
PEDRO SALINAS

27. Underwood girls


Quietas, dormidas están, Despiértalas,
las treinta redondas blancas. con contactos saltarines
Entre todas de dedos rápidos, leves,
sostienen el mundo. como a músicas antiguas.
Míralas aquí en su sueño, Ellas suenan otra música:
como nubes, fantasías de metal
redondas, blancas y dentro valses duros, al dictado.
destinos de trueno y rayo, Que se alcen desde siglos
destinos de lluvia lenta, todas iguales, distintas
de nieve, de viento, signos. como las olas del mar

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y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco en blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras sin sentido,
ese, zeda, jota, i...
 
(Fábula y signo, 1931)

Pedro Salinas

28. Qué alegría, vivir


Qué alegría, vivir La vida -¡qué transporte ya!- ignorancia
sintiéndose vivido. de lo que son mis actos, que ella hace,
Rendirse en que ella vive, doble, suya y mía.
a la gran certidumbre, oscuramente, y cuando ella me hable
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
me está viviendo. recordaré
Que cuando los espejos, los espías, estrellas que no vi, que ella miraba,
azogues, almas cortas, aseguran y nieve que nevaba allá en su cielo.
que estoy aquí, yo, inmóvil, Con la extraña delicia de acordarse
con los ojos cerrados y los labios, de haber tocado lo que no toqué
negándome al amor sino con esas manos que no alcanzo
de la luz, de la flor y de los nombres, a coger con las mías, tan distantes.
la verdad trasmisible es que camino Y todo enajenado podrá el cuerpo
sin mis pasos, con otros, descansar, quieto, muerto ya. Morirse
allá lejos, y allí en la alta confianza
estoy besando flores, luces, hablo. de que este vivir mío no era sólo
Que hay otro ser por el que miro el mundo mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
porque me está queriendo con sus ojos. otro ser por detrás de la no muerte.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio; (La voz a ti debida, 1933)
y es que también me quiere con su voz.

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29. Cuando tú me elegiste
Cuando tú me elegiste se echó a rodar, prendido
-el amor eligió- a tu ser, en tu pulso.
salí del gran anónimo Posesión tú me dabas
de todos, de la nada. de mí, al dárteme tú.
Hasta entonces Viví, vivo. ¿Hasta cuándo?
nunca era yo más alto Sé que te volverás
que las sierras del mundo. atrás. Cuando te vayas
Nunca bajé más hondo retornaré a ese sordo
de las profundidades mundo, sin diferencias,
máximas señaladas del gramo, de la gota,
en las cartas marinas. en el agua, en el peso.
Y mi alegría estaba Uno más seré yo
triste, como lo están al tenerte de menos.
esos relojes chicos, Y perderé mi nombre,
sin brazo en que ceñirse mi edad, mis señas, todo
y sin cuerda, parados. perdido en mí, de mí.
Pero al decirme: “tú” Vuelto al osario inmenso
a mí, sí, a mí, entre todos-, de los que no se han muerto
más alto ya que estrellas y ya no tienen nada
o corales estuve. que morirse en la vida.
Y mi gozo

30. Razón de amor


¿Serás, amor, Cada beso perfecto aparta el tiempo,
un largo adiós que no se acaba? le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
Vivir, desde el principio, es separarse. donde puede besarse todavía.
En el primer encuentro Ni en el llegar, ni en el hallazgo
con la luz, con los labios, tiene el amor su cima:
el corazón percibe la congoja es en la resistencia a separarse
de tener que estar ciego y solo un día. en donde se le siente,
Amor es el retraso milagroso desnudo, altísimo, temblando.
de su término mismo; Y la separación no es el momento
es prolongar el hecho mágico, cuando brazos, o voces,
de que uno y uno sean dos, en contra se despiden con señas materiales.
de la primer condena de la vida. Es de antes, de después.
Con los besos, Si se estrechan las manos, si se abrazan,
con la pena y el pecho se conquistan nunca es para apartarse,
en afanosas lides, entre gozos es porque el alma ciegamente siente
parecidos a juegos, que la forma posible de estar juntos
días, tierras, espacios fabulosos, es una despedida larga, clara.
a la gran disyunción que está esperando, Y que lo más seguro es el adiós.
 
hermana de la muerte o muerte misma. (Razón de amor, 1936)

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Actividades
1. RAFAEL ALBERTI. Poema 3. Canción 8
a. El tema de la nostalgia es muy representativo de la generación del 27. ¿De qué manera expresa Alberti
ese motivo en el poema?
b. ¿Cuál es el valor simbólico de "la fuente"? ¿Cómo se representa el sentimiento de vacío y ausencia en los
últimos seis versos?
c. Fijémonos ahora en el ritmo métrico. El metro y la rima de este poema ¿a qué tradición nos remite: a la
poesía culta o a la poesía popular española?
d. ¿Qué recursos estilísticos aparecen en este poema?
e. ¿Encuentras en el poema alguna personificación que tenga un valor expresivo?
f. El paralelismo es un recurso fundamental en esta composición. ¿Qué palabras forman apareamientos y
que sentido tienen dentro de la estructura?
g. ¿Cómo se ejemplifica en este poema la situación de disgregación y alejamiento de las raíces, propia de la
generación del 27 tras la Guerra Civil?
h. EXTRA. Explica mediante una paráfrasis (comentario ampliado y con palabras distintas a las empleadas
en el texto original) las imágenes poéticas de Alberti.

2. VICENTE ALEIXANDRE. Poema 5. Adolescencia


a. Explica qué importancia tiene el tiempo en esta poesía.
b. Analiza las formas verbales de la primera estrofa.
c. ¿Qué recursos estilísticos encuentras en el poema?
d. EXTRA. Intercambia opiniones con tus compañeros sobre los problemas propios del adolescente.

3. VICENTE ALEIXANDRE. Poema 6. Unidad en ella


a. ¿Qué elementos surrealistas aparecen en el texto?
b. ¿Cuántas partes podríamos distinguir en el poema?
c. ¿Qué valor rítmico tiene el paralelismo en el poema?
d. Comenta el carácter semántico del los adjetivos calificativos, tan abundantes en este poema, y
relaciónalos con el tema de la composición.
e. ¿De qué manera se expresa la concepción romántica del amor en esta composición?

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4. VICENTE ALEIXANDRE. Poema 7. A ti, viva
a. Relaciona la cita con que se abre el poema con su contenido.
b. EXTRA. De cantar a la persona amada, el poeta pasa a centrarse en la comunión amorosa del mundo
unitario [...], fuerza erótica universal, asumidora del mundo. Explica esta comparación

5. VICENTE ALEIXANDRE. Poema 8. En la plaza


a. ¿Qué sentido simbólico adquiere "la plaza" en esta composición?
b. Señala las comparaciones más significativas que aparecen en el poema.
c. En la poesía social hay un cambio en el destinatario del poema. ¿A qué tipo de lectores va dirigido En la
plaza?
d. EXTRA. ¿Cómo resuelve Aleixandre la dicotomía entre el "yo" y el "nosotros", entre el individuo y la
masa? / ¿Cómo se conforma el estilo coloquial propio del lenguaje de este poema?

6. VICENTE ALEIXANDRE. Poema 9. ¿Para quién escribo?


a. Este fragmento de Aleixandre pertenece a la poesía social. ¿Qué relación tiene su tema con la forma en
que está escrito?
b. El autor utiliza la repetición de la palabra para a lo largo del fragmento. ¿Qué efecto crees que logra con
este recurso?
c. Juan Ramón Jiménez afirmaba que sus poemas estaban destinados a la inmensa minoría. Escribe un
breve texto en el que compares esta afirmación con lo que dice Aleixandre en este texto.

7. DÁMASO ALONSO. Poema 10. Insomnio


a. ¿Cuál es el tema del poema? ¿Qué actitud adopta el autor ante el mundo?
b. ¿Por qué crees que el poema se titula Insomnio?
c. Explica cuál es la visión del mundo que se desprende de él y el sentido de la increpación a Dios. ¿Es
justificable un poema así en 1944? Razona tu respuesta.
d. Al no existir rima, ¿de qué modo se consigue el ritmo? ¿Ayudan las figuras retóricas de tipo
morfosintáctico? ¿Cuáles?
e. El texto tiene un fondo profundamente amargo. ¿Qué campos semánticos aparecen? Escoge las ideas
más expresivas relacionadas con las ideas de muerte y de desesperación.

8. LUIS CERNUDA. Poema 13. Si el hombre pudiera decir lo que ama


a. Aunque Los placeres prohibidos se encuentra en la órbita del surrealismo, se trata de una poesía que no
cede a la arbitrariedad. Esto puede comprobarse en su estructura. Analízala.
b. Estudia la métrica de la composición. ¿En qué recurso se basa el ritmo poético?
c. El poema se puede considerar un manifiesto. ¿Qué se exalta?

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d. Las paradojas y los juegos de palabra dan a los versos una profundidad y un tono característicos.
Coméntalos.

9. LUIS CERNUDA. Poema 14. Donde habite el olvido


a. ¿Qué relación tienen para Cernuda el amor y la muerte? Su visión del amor, ¿es trágica o dulce?
b. ¿Qué concepción del deseo transmite el poema?
c. Se dice que un texto tiene una estructura circular cuando comienza y termina de manera semejante. ¿Es
circular la estructura de este poema? ¿Por qué?
d. Aunque está escrito en verso libre, el poema tiene un ritmo muy marcado. Localiza las anáforas que
aparecen en el texto y cópialas en tu cuaderno.
e. Fíjate en que el poema carece de oración principal y está formado por una serie de oraciones
subordinadas. ¿Cuál podría ser la oración principal elidida?
f. El poema presenta dos ejes de referencia: un lugar (donde..., allá) y un "yo" poético. Elabora una lista de
las características asociadas con cada uno de estos ejes.
g. Analiza el uso de la metáfora en el texto.
h. EXTRA. Busca el poema de Bécquer en el que se inspira Donde habite el olvido. Indaga en los motivos
que hicieron a Cernuda recrearlo.

10. GERARDO DIEGO. Poema 18. Columpio


a. ¿Tiene algo que ver el movimiento de vaivén de los versos de este poema con su título? Explica cómo se
representa este movimiento.
b. Te habrás fijado en que no hay signos de puntuación. ¿Cómo se marcan las pausas que hay que hacer al
leer estos versos?
c. ¿A qué tendencia de la generación del 27 crees que corresponde este poema? ¿Por qué?

11. FEDERICO GARCÍA LORCA. Poema 20. La aurora de Nueva York


a. Comprueba en este poema la presencia de elementos surrealistas.
b. Interpreta los significados de juegos sin arte, sudores sin fruto y ciencia sin raíces. Vincúlalos con el
sentido del poema.
c. En el manuscrito que se conserva de este texto aparecen dos títulos tachados: Obrero parado y
Amanecer. Explica la intención del poeta con cada uno de los tres títulos y justifica la elección del
definitivo.

12. JORGE GUILLÉN. Poema 23. Perfección


a. Comenta la idea del tiempo que subyace en estos versos.
b. Analiza el léxico y relaciónalo con el sentido del poema. ¿Te parece adecuado su título?
c. Explica cómo el autor consigue el ritmo.

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13. JORGE GUILLÉN. Poema 25. Del transcurso
a. Comenta las diferencias de léxico entre los poemas Cima de la delicia y Del transcurso. A partir de la
comparación, reflexiona sobre la evolución poética y personal de Jorge Guillén.

14. JORGE GUILLÉN. Poema 30. Razón de amor


a. ¿Se produce en este texto la fusión entre lo intelectual y lo sentimental, una de las características básicas
de la poesía de Pedro Salinas?
b. Comenta la concepción del amor que se desprende de estos versos. ¿Qué crees que pesa más en el ánimo
del poeta: la experiencia gozosa del momento amoroso o el incierto futuro?
 

León Felipe

En paralelo a la generación del 27 se produjo el exilio de otros escritores. Terminemos esta unidad con
un bello poema de León Felipe, quien reflexiona sobre el valor de la literatura y de la belleza ante la derrota:

Hay dos Españas: la del soldado y la del poeta. La de la espada fraticida y la de la canción
vagabunda. Hay dos Españas y una sola canción. Y esta es la canción del poeta vagabundo:

Soldado, tuya es la hacienda,


la casa,
el caballo
y la pistola.
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo y me dejas desnudo y errante por el mundo…
Más yo te dejo mudo… ¡mudo!
Y ¿cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?
León FELIPE. Español del éxodo y del llanto, 1939
 
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