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Ruiz Gurillo L 1997 Aspectos de Fraseolo
Ruiz Gurillo L 1997 Aspectos de Fraseolo
FACULTAT DE FILOLOGIA
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
ISBN: 84-370-3327-6
Depósito legal: 1997
Págs.
ABREVIATURAS.....................................................................11
INTRODUCCIÓN ....................................................................13
2.0. Introducción...............................................................33
2.1. La fraseología como disciplina lingüística autónoma ...34
2.2. La fraseología como rama dependiente........................37
2.2.1. La conexión con la estilística .........................37
2.2.2. La conexión con la lexicología.......................39
2.2.3. Conexiones con la lexicografía
y la paremiología ...........................................40
2.3. ¿Ocupa la fraseología una posición interdisciplinar?...40
2.4. Conclusiones ...........................................................42
3.0. Introducción...............................................................45
3.1. En la periferia de la lengua.........................................47
3.1.1. Las unidades fraseológicas,
unidades de lengua ......................................47
3.1.2. De la unidad simple
a la unidad fraseológica.................................48
3.1.3. De la unidad fraseológica al sintagma libre....50
3.1.4. Hacia su estudio sistemático .........................52
3.1.5. Conclusiones.................................................54
3.2. En el núcleo de la periferia .........................................55
3.2.1. Concepciones anchas ....................................56
3.2.1.1. Algunos ejemplos..............................56
3.2.1.2. Conclusión: la concepción de la
fraseología de forma ancha................62
3.2.2. Concepciones estrechas.................................63
3.2.2.1. Algunos ejemplos..............................63
3.2.2.1.1. Polarización de las diferencias:
locuciones/unidades sintagmáticas .....67
3.2.2.2. Conclusión: la concepción de la
fraseología de forma estrecha...............69
3.3. Conclusiones: ¿concepción ancha
o concepción estrecha? ..............................................71
BIBLIOGRAFÍA.................................................................... 125
Abreviaturas
al. alemán
esp. español
ingl. inglés
it. italiano
fr. francés
DFEM VARELA, F. ; H. KUBARTH, (1994). Diccionario fraseológico
del español moderno. Madrid, Gredos.
DRAE RAE. (1992). Diccionario de la lengua española. Madrid, Espasa
Calpe.
DUE MOLINER, M. (1983). Diccionario de uso del español. Madrid,
Gredos.
GDLE Gran diccionario de la lengua española. Barcelona,
Larousse Planeta, 1996.
OD objeto directo
OI objeto indirecto
rum. rumano
UF unidad fraseológica
UFS unidades fraseológicas
USV unidad sintagmática verbal
USVS unidades sintagmáticas verbales
Introducción
Actualmente, los estudios sobre fraseología acotan el espacio que van a estudiar y
su terminología, puesto que en general se supone que la tradición precedente puede dar
una explicación suficiente del ámbito de trabajo y de la metodología seleccionada. Esta
circunstancia, que evidencian algunos lingüistas como G. Gréciano, puede constatarse en
países como la antigua Unión Soviética, Alemania, Austria, Francia, etc., pero no en
España, donde la escasez de trabajos generales sobre fraseología española dificulta tanto
la selección del objeto de estudio como la terminología o la metodología que ha de
emplearse.
Ciertas cuestiones teóricas de la fraseología no han sido hasta el momento
suficientemente tratadas y, en concreto, el carácter no discreto que presenta la misma.
Su observación como una categoría difusa con límites poco rígidos constituye el objeto
principal de este trabajo. Asimismo, se abordarán otros problemas, como la historia de la
fraseología o su posición interdisciplinar.
El capítulo 1 constituye un esbozo de la historia de la fraseología, de las diferentes
posturas e ideas que han sostenido diversos investigadores desde distintas tradiciones
lingüísticas. La ordenación del material responde tanto a criterios cronológicos o
espaciales, como a la adscripción de un autor a una determinada metodología lingüística.
De este modo, se revisan algunas de la recopilaciones paremiológicas más destacadas
desde el s. XVI hasta nuestros días, así como las diversas corrientes lingüísticas que han
abordado el análisis de las unidades fraseológicas (UFS), desde el estructuralismo hasta
algunas de las últimas tendencias en pragmática.
En el capítulo 2 se determina si la fraseología puede ser tratada como una
disciplina autónoma o depende de alguna o algunas de las disciplinas de la lingüística o
de otras ramas, problema que tiene su importancia por los inconvenientes que entraña
estudiar lingüísticamente las unidades que la componen.
Relacionado con este aspecto, en el capítulo 3 se explican los problemas inherentes
al análisis de las combinaciones fijas de palabras. La mayor parte de los lingüistas se han
referido de uno u otro modo a las dificultades que entraña abordar las UFS sirviéndose de
las herramientas que ofrecen la lexicología o la sintaxis. Por ello, se hará referencia
asimismo a las unidades que componen la fraseología, tanto desde una concepción ancha
como desde una concepción estrecha.
Una vez establecido el dominio de la fraseología y las combinaciones que la
integran, se está en disposición de configurar su prototipo, desde la certeza de que se
trata de unidades no discretas que estructuran un espacio categoríal difuso, tarea a la
que se dedicará el capítulo 4. Para lograr el objetivo final, se expondrán las propiedades
que definen las UFS, la fijación y la idiomaticidad, y los rasgos que las determinan.
El capítulo 5 constituye un complemento de los anteriores y va encaminado a
describir qué se entiende por fijación fraseológica, por idiomaticidad fraseológica y por
fraseologización, y qué semejanzas y diferencias guardan con otros fenómenos del
lenguaje.
La comprobación empírica del prototipo se expone en el capítulo 6, donde se
aplican los principios esbozados a tres clases de sintagmas fraseológicos: los nominales,
los verbales y los prepositivos. De este modo, se observan tanto las coincidencias como
las diferencias entre ellos y se obtiene una visión del centro y de la periferia de la
fraseología concebida de forma estricta.
Todos los capítulos vienen precedidos de una cita que resume, aclara o introduce
alguno de los aspectos que se van a tratar. Puesto que la fraseología incluye no sólo
locuciones, frases proverbiales o refranes, sino también, en un sentido más amplio, citas,
rezos, etc., se empleará esta forma de preámbulo. De igual manera, cada capítulo
contiene una introducción, que anuncia los temas que se abordarán y su estructuración,
y una conclusión, que resume y recapitula lo expuesto y en ocasiones aporta nuevos
argumentos.
Nuestro trabajo no se va a ocupar de los problemas términológicos que plantea este
campo de análisis, aunque se hacen necesarias ciertas precisiones terminológicas y
conceptuales. En lo sucesivo, se emplearán principalmente los términos de fraseología,
unidad fraseológica (UF), locución y unidad sintagmática verbal (USV). El primero de
ellos denomina el ámbito al que se adscriben las unidades que conforman el objeto de
estudio y se entiende como la disciplina que estudia las unidades fraseológicas (UFS)
desde un punto de vista sincrónico o diacrónico. La denominación unidad fraseológica
hace referencia a una combinación fija de palabras que presenta algún grado de fijación y
eventualmente de idiomaticidad. La elección de dicho término, frente a otros como
expresión fija o frase hecha, se debe a diversas razones, como su afinidad con la
denominación de fraseología, su alta frecuencia de aparición en ciertos estudios
lingüísticos o su mayor adecuación a la idiosincrasia de dichas combinaciones; a nuestro
modo de ver, se trata de unidades que se comportan como un lexema, aunque presentan
la forma de una combinación de palabras, esto es, de un sintagma o de una estructura
superior. Por otra parte, téngase en cuenta que, según la definición arriba expresada, las
UFS no son esencialmente idiomáticas, sino primordialmente fijas. Esta aserción tiene
ciertas repercusiones metodológicas, puesto que las combinaciones fijas de palabras
únicamente fijas y no idiomáticas también se tratarán como UFS y, por tanto, como
unidades pertenecientes a la fraseología. De este modo, constituyen UFS combinaciones
como a la buena de Dios, tomar el pelo, contigo pan y cebolla, dime con quién andas y te
diré quién eres o buenos días. En consecuencia, el término unidad fraseológica incluye
combinaciones muy diversas que frecuentemente se conocen con las denominaciones de
modismo, locución, frase proverbial, refrán y fórmula pragmática, aunque también
puede hablarse de otros grupos.
Como se irá delimitando, centran nuestro interés las locuciones, que se entienden
como UFS que son equivalentes al lexema o al sintagma. En esta definición no se toma en
consideración si tales combinaciones presentan anomalías extrañas que transgredan las
reglas gramaticales o no. Ello indica que las combinaciones con algún tipo de anomalía,
acotadas a menudo con el término de modismo, se tratarán como locuciones. El nombre
de modismo resulta relativamente ambiguo, pues, aunque en general la tradición
gramatical lo emplea para aludir a las combinaciones que muestran anomalías léxicas,
gramaticales, etc., otros lingüistas lo usan para referirse a las combinaciones que
también se acotan con la denominación de locución. Por otra parte, conforman nuestro
objeto de estudio las combinaciones que se denominarán unidades sintagmáticas
verbales, término de Martín Mingorance (1983) y traducción del francés propuesto por
Guilbert (1975), con el que se hace referencia a ciertas combinaciones fijas verbales, como
tomar nota, poner en tratamiento o hacer uso, que presentan cierto índice de regularidad y
que se sitúan en una zona periférica de la fraseología.
CAPÍTULO 1
1La mayor parte de estos datos han sido tomados de Tristá (1985) y Fernández-Sevilla (1985), aunque se han
incorporado otros de diversa procedencia.
2En este capítulo se ha procedido a una simplificación terminológica, debido a que este aspecto no constituye en
ningún caso el objetivo aquí perseguido. Ello significa que, con el fin de facilitar la exposición, aunque se
mencionen teorías particulares, se empleará generalmente el término unidad fraseológica, haya sido o no utilizado
materna, sino también hacia otras como el francés, el inglés o el español. Algunos
congresos, como la Primera Conferencia entre Repúblicas sobre los Problemas de la
Fraseología, celebrado en Samarkanda (Turquía) en 1959, y la Conferencia sobre
Problemas de Fraseología y de Compilación de un Diccionario Fraseológico Ruso, celebrado
en Leningrado en 1961 contribuyeron de forma positiva a aumentar ese interés. El
máximo investigador de la fraseología soviética, Viktor Vladimirovich Vinogradov,
miembro de la Academia de Ciencias de la URSS, manejó, según parece, la traducción al
ruso del manual de J. Casares, así como la interesante y temprana investigación del
ginebrino Charles Bally de 1909 o el artículo de Albert Sechehaye sobre locuciones y
compuestos de 1921. Buena parte de los autores de la antigua Unión Soviética y de los
países del Este remiten a V. V. Vinogradov y, gracias a él, conocen las aportaciones de
Ch. Bally y, en algunos casos, las de J. Casares.
Puede afirmarse, sin temor al error, que Ch. Bally es el fundador de la fraseología3.
Ya desde 1905, aunque principalmente en 1909, acuña el término y le da el valor con el
que lo se emplea habitualmente. Además presenta un esbozo de clasificación, señala
algunos indicios para el reconocimiento de estas unidades y aporta interesantes
observaciones sobre la existencia de homónimos entre UFS y combinaciones libres, sobre
las comparaciones en la lengua popular, etc. V. V. Vinogradov recoge su herencia y la
transmite ya desde los años 40, pero también con posterioridad a los 60.
Los estructuralistas soviéticos sembraron la semilla que dio lugar a una verdadera
escuela de fraseología en la URSS. A. A. Potebnia, Y. Y. Sreznev'skij, F. F. Fortunatov, N.
N. Amosova, M. M. Kopylenko, Z. D. Popova, V. L. Archangel'skij, A. M. Babkin, A. I.
Molotkov, S. I. Ozegov, M. M. San'skij, I. I. Cernyseva, V. P. Zukov o V. N. Telija son
algunos de estos autores4. Estos trabajos, publicados a menudo en obras dedicadas a la
lexicología, fueron fomentando paulatinamente la idea de que la fraseología debía recibir
una atención mayor de la que se le había dedicado hasta entonces.
La fraseología como disciplina lingüística analiza los rasgos de los fraseologismos,
su función y su origen. Según Jaksche et alii (Hrsg.) (1981:2) este análisis se efectúa en
las investigaciones soviéticas desde tres puntos de vista:
1. Se examinan las propiedades internas de la unidad fraseológica: las
peculiaridades fonéticas, morfemáticas, sintagmáticas y lexemáticas de sus
componentes y las relaciones que se establecen entre ellos.
2. Se observa el papel de la UF en el contexto, entendido éste de la forma más
amplia posible. En este caso los autores se preocupan por sus funciones como
clases de palabras, por su valencia tanto sintáctica como semántica, así como
por la descripción de sus propiedades expresivas y estilísticas, por su
dependencia respecto a ciertos tipos de texto, por sus posibilidades de variación
y por las referencias que manifiestan en cuanto a la edad, la profesión o la
formación cultural de los hablantes.
3. Por último, las UFS pueden interesar por las relaciones que manifiestan con
otros subsistemas de la lengua, ante todo con el sistema léxico y con el sistema
sintáctico y, por ello, con las combinaciones no fraseológicas, es decir, libres.
Además en esta línea se discute si la fraseología es un subsistema particular de
la lengua o si, por el contrario, los fenómenos fraseológicos se reparten entre los
ya existentes.
por el autor reseñado. En capítulos posteriores se introducirán los términos concretos empleados y se delimitará su
alcance. Por ello, el realce de términos en negrita sólo adquiere un mero valor simbólico.
3Aunque el término fraseología ya es empleado por Homero, no adquiere el carácter restringido y científico que
disfruta actualmente hasta Ch. Bally.
4Las referencias de estas obras, originariamente en ruso, han llegado a nosotros por medio de traducciones al
alemán o a través de las referencias aportadas por las autoras cubanas. Hoy en día resulta prácticamente
imposible conseguir aquellas primeras publicaciones rusas, desperdigadas muchas veces en revistas de escasa
tirada. Sin embargo, se ha considerado oportuno recoger estos trabajos, aun en los casos en que la información
llega a nosotros de segunda o de tercera mano.
el significado fraseológico como una síntesis semántica. Entre otros se
incluirían en esta línea N. N. Amosova, V. L. Archangel'skij y Y. A. Gvozdarev.
2. La de aquellos otros que piensan que el significado fraseológico no constituye
una categoría especial, sino que es una categoría que coincide con el significado
léxico. Estos autores niegan por tanto la complejidad semántica del significado
de las UF y prefieren determinar este significado por su función nominativa.
Entre otros cabría mencionar a V. P. Zukov, A. I. Molotkov y T. Z. Cerdantseva.
(Carneado, 1983 a:11)5.
3. Las investigaciones soviéticas fueron pronto conocidas en los países del Este de
Europa, sobre todo en la RDA. Los lingüistas empiezan a interesarse por la fijación de las
estructuras sintácticas y a evaluar la importancia del aspecto semántico del fenómeno. La
aplicación de modelos nuevos a las expresiones alemanas se efectúa durante los años 60,
de modo que se potencian clasificaciones funcionales y la distinción de grupos de UFS
según las clases de palabras por las que pueden conmutarse y según las
transformaciones que toleran.
Por lo que se refiere a la lingüística comparada, en un primer momento interesa el
análisis de los sistemas fraseológicos de dos o más lenguas, en concreto los aspectos
histórico-comparado, sincrónico-comparado y tipológico-estructural. Los años 70
constituyen un periodo importante para la investigación sincrónica. Preocupan
especialmente las UFS con alguna marca peculiar entre sus componentes, ya sea
semántica (somatismos, zoónimos, etc) o estructural (comparaciones fraseológicas,
fórmulas rimadas, etc). Durante los años 80 se insiste en estos aspectos y se perfeccionan
los análisis. En 1988 Dimitrij Dobrovol'skij publica un interesante trabajo sobre los
universales fraseológicos. En la primera parte se refiere a la clasificación de estos
universales y en la segunda aplica su tipología a los sistemas fraseológicos del alemán, el
inglés y el neerlandés. Queda patente la simbiosis entre la fraseología soviética y la de la
RDA y los logros conseguidos cuando en el prólogo declara aceptar las decisiones
adoptadas por la cátedra para el estudio de la lexicología y la estilística de la lengua
alemana en el Instituto Maurice Thorez, bajo la dirección de la profesora I. I. Cernyseva,
por el grupo de trabajo Fraseología, dirigido por A. V. Kunin, y por el Instituto de
Lingüística de la Academia de Ciencias de la URSS, además de dar las gracias a I. I.
Cernyseva y a W. Fleischer, éste último de la Academia de Ciencias de la RDA. Su trabajo,
habitualmente citado por los autores de habla alemana, sienta las bases para una
tipología de regularidades en los sistemas fraseológicos de las lenguas del mundo.
En otro orden de cosas, cabría mencionar ciertas investigaciones no
necesariamente contrastivas llevadas a cabo por estudiosos de la RDA. En 1982 se
publica en Leipzig un trabajo sobre la fraseología del alemán contemporáneo. Su autor,
Wolfgang Fleischer, miembro de la Academia de Ciencias de su país y profesor de la
Universidad Karl Marx, había orientado hasta ese momento sus investigaciones hacia la
morfología. En esta ocasión se preocupa por las singularidades de las UFS como
fenómeno lingüístico, por su clasificación, por las relaciones que mantienen con los
procesos de formación de palabras y por aspectos estilísticos y pragmático-comunicativos.
Con su manual establece un precedente que será tenido en cuenta por otros autores
alemanes, como Rosemarie Gläser, también de la Universidad de Leipzig, que encamina
su estudio hacia la fraseología inglesa. Esta autora insiste en aspectos habitualmente
abordados, como los tipos de UFS o su idiomaticidad, pero dedica una atención especial a
las fórmulas de rutina o a la función comunicativa de las UFS. Otros investigadores se
hallaban también en aquella Universidad trabajando en fraseología, como Gerhard Helbig,
que en 1979 publica un completo artículo sobre los Funktionsverbgefügen del alemán.
5En cuanto a los nombres rusos, algunos de los autores que los citan emplean la transcripción y otros la
transliteración del cirílico al alfabeto común. Aun empleando uno u otro método, las versiones no coinciden. En
este trabajo se ha optado por la transliteración, a pesar de los problemas de representación que pueden surgir en el
alfabeto común y la falta de signos en la fuente informática para representarlos, ya que es el método más usado en
las obras consultadas. Se advierte de esta circunstancia, pues algunos de los nombres mencionados por ejemplo
por Z. Carneado no coinciden con la transliteralización adoptada, por lo que han sido modificados en su forma. Por
otro lado, los nombres de autores rusos que aparecen en la bibliografía no se han variado en su representación, de
modo que en la mayor parte de casos se encontrará una transliteración, como ocurre por ejemplo con F. Cermak o
I. I. Cernyseva.
Este tipo de construcciones, muy frecuentes en alemán, sobre todo en el lenguaje
jurídico, aunque desprestigiadas por los puristas, recibieron atención desde antiguo. En
este sentido, hemos de mencionar la contribución de Hans-Jörg Busch que en 1985 lee
una Tesis Doctoral en la Universidad de Leipzig sobre algunas de estas construcciones en
español. En otro orden de cosas, Barbara Wotjak se interesa por el contexto de las UFS,
ya relacionado con la valencia gramatical (1985 y 1986), ya con su papel en diversos tipos
de textos (1992a). Gerd Wotjak, preocupado principalmente por su semántica, ha
contribuido al desarrollo de la fraseología del español con algunos de sus artículos (1983,
1984, 1985 y 1988).
En países como Checoslovaquia, Hungría o Rumania se llevan a cabo también
algunos trabajos destacables sobre el tema. Uno de los más interesantes y tal vez uno de
los primeros es el de A. V. Isacenko (1948) de la Universidad de Bratislava en
Checoslovaquia. En su artículo, publicado en francés, incorpora las clases de UFS
diferenciadas por V. V. Vinogradov y se pregunta por el lugar que ocupa la fraseología.
Por otra parte, A. Suprun publica en 1966 en Moscú un manual de la fraseología
española en ruso y en 1968 un artículo en las Actas del XII Congreso Internacional de
Lingüística y Filogía Románicas, celebrado en Bratislava, sobre la locución idiomática y el
contexto que se basa en el español y que se inscribe, por tanto, en la segunda vertiente de
trabajos relacionados con la fraseología soviética de la que hablaban H. Jaksche et alii
(Hrsg.) (1981:2). También en Bratislava, pero bastante más tarde, ven la luz en la revista
Philogica algunos trabajos de Jozef Skultéty (1978 y 1990) sobre el español, y de Ján
Taraba (1990) sobre el francés. Josef Dubsky (1966 y 1974), de la Universidad de Praga,
orienta sus artículos hacia cuestiones de lexicografía y semántica de las UFS españolas.
Ladislav Zgusta (1967 y 1971), del Instituto Oriental de la Academia de Ciencias Checa en
Praga, se interesa también por estas unidades, partiendo fundamentalmente de una
concepción morfológica de la palabra. Frantisek Cermak (1988), miembro del Instituto de
Estudios Eslavos de la Facultad de Filosofía de Praga, incorpora los logros de la
fraseología soviética y americana para intentar determinar cuáles son sus rasgos
esenciales.
Gábor O. Nagy (1973), jefe de Departamento del Instituto Lingüístico de la
Academia Húngara de Ciencias en Budapest, publica una semántica funcional en la que
dedica un capítulo a estudiar diversos problemas de fraseología. Según nuestra opinión,
su mayor logro es haber intentado abarcar los diferentes tipos de UFS, junto con el
reconocimiento de que existen otras combinaciones de palabras con cierto grado de
fijación.
En 1957, Florica Dimitrescu publica en Bucarest un artículo en francés donde se
interesa por el concepto y los límites del término locución. Un año después se imprime
en rumano su manual sobre las locuciones verbales en esa lengua.
También la influencia de la fraseología soviética se deja sentir en otros países
comunistas como Cuba. Antonia María Tristá y Zoila Carneado trabajan durante algún
tiempo en la URSS y elaboran, a partir de 1976, varios trabajos en español que tienen
como objeto principal la variedad cubana. Fue el Instituto de Literatura y Lingüística de
la Academia de Ciencias de Santiago de Cuba el que publicó diversos libros y también
varios artículos sobre el tema en la revista Anuario L/L. En estas contribuciones dichas
lingüistas, junto a Graciela Pérez y Gisela Cárdenas, se interesan por los tipos de UFS
según diversos criterios, la función de la metáfora en la formación de estas unidades, las
fuentes de las que provienen, sus variantes, la presencia de elementos somáticos entre
sus componentes, su papel en el contexto, la fraseografía y la confección de un
diccionario cubano de fraseologismos, etc. La importancia de estas publicaciones para el
español es enorme, ya que incorporan las ideas y la tipología de los soviéticos y las
aplican a nuestra lengua. A veces se trata de una simple transliteración, pero otras
consiguen análisis muy provechosos.
6Casares (1950=1969:205-206).
orientados hacia el estudio de las UFS en el contexto. Gertrud Gréciano, de origen
austríaco, profesora primero de la Universidad de Metz y más tarde de la Universidad de
Estrasburgo II (1983, 1984a, 1984b, 1986a, 1986a, 1986b, 1986c, 1987), ha
profundizado en la semántica de las expresiones idiomáticas, en sus rasgos definitorios y
en los aspectos lógico-semánticos y epistemológicos, así como en el valor de la prueba de
la paráfrasis en su reconocimiento. Para ello, se ha basado fundamentalmente en un
corpus escrito de obras alemanas: cartas y discursos de músicos, novelas policíacas y
escritos sobre psicología del comportamiento y ha procedido a su verificación sirviéndose
de dos grupos de informantes, compuestos de estudiantes de habla alemana y de
lingüistas de las Universidades de Zurich y Klagenfurt. Uno de los fenómenos que más le
ha interesado ha sido la remetaforización, denominada desautomatización en otros
trabajos sobre fraseología. El mismo fenómeno ha recibido también la atención de B.
Wotjak (1992a) en un trabajo dedicado al papel de los fraseologismos verbales en el
sistema y en el texto. Por otra parte, J. Strässler investiga en 1982 el papel pragmático de
las expresiones idiomáticas en inglés a partir de un corpus oral que incluye
transcripciones terapéuticas, de las reuniones de la Casa Blanca y de juicios.
La culminación de esta tendencia fue la segunda edición del Congreso de
Europhras, celebrado en Aske (Suecia) en 1990 (Palm (Hrsg.), 1991). Este Congreso,
orientado a la investigación sobre la lengua alemana, se dedica al papel de la fraseología
en diferentes tipos de textos (literarios, científicos), a la problemática de la
intertextualidad, a aspectos pragmáticos, a cuestiones de fraseología contrastiva, de
universales lingüísticos, etc. En él participan algunos de los más destacados especialistas
en el tema: H. Burger, D. Dobrovols'kij, W. Fleischer, G. Gréciano, K. D. Pilz, etc. Sin
embargo, ya antes y también después se celebran otros Congresos dignos de mención en
Mannheim (1981), Zurich (1984), Oulu (Finlandia) (1986), Klingenthal-Estrasburgo
(1988), Berlín (1990), Turku (Finlandia) (1991) o Saarbrücken (1992).
En 1981 tiene lugar en Mannheim (Matesic (Hrsg.), 1983a) un Simposio
Internacional dedicado a la fraseología de las lenguas eslavas, aunque también se
abordaron problemas generales.
En el Congreso de Zurich de 1984 (Burger; Zett, (Hrsg.), 1987) se presentan
algunos artículos encaminados al estudio del papel de los fraseologismos en el texto,
como los de Annelies Häcki-Buhofer, de la Universidad de Zurich, sobre las actividades
metafóricas en relación con los fraseologismos, o el de Jürg Häusermann, sobre la
función de las UFS como elementos que colaboran en la argumentación y en la
formulación. También se leen otros relacionados con la fraseología contrastiva.
En el Simposio Internacional celebrado en Oulu en 1986 (Korhonen (Hrsg.), 1987),
se tratan temas de fraseología contrastiva alemán-finés, aspectos de fraseodidáctica, y se
analizan las posibilidades de la fraseología como mecanismo de constitución textual o
como base del juego lingüístico, entre otras cuestiones.
Por otra parte, el Congreso de Berlín de 1990 (Korhonen (Hrsg.), 1992b) se dedica a
la fraseología y la formación de palabras. Algunas de la comunicaciones se orientan hacia
aspectos de fraseología contrastiva alemán-finés. Otras insisten en temas más generales,
como las de Jarmo Korhonen o W. Fleischer.
En 1991 se celebran en Turku unas Jornadas Internacionales donde se abordan
aspectos propios de la fraseología alemana y cuestiones contrastivas con otras lenguas,
como el francés, el ruso, el húngaro, el finés o el sueco (Korhonen (Hrsg.), 1992c).
Tres años antes, en 1988, tiene lugar la primera edición del Congreso de Europhras
(Gréciano (éd.), 1989), que se destina a cuestiones de fraseología contrastiva. En él
participan conferenciantes de Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia,
Gran Bretaña, Hungría, Portugal, RDA, RFA, Suecia, Suiza y la URSS, entre los que se
encontraban Irina Ivanovna Cernyseva, W. Fleischer, G. Gréciano, J. Korhonen, B. Wotjak
y G. Wotjak. Este Congreso retomaba los logros de encuentros anteriores y marcaba la
pauta para Europhras 90.
Dos años después de la segunda edición, en 1992, se celebra en Saarbrücken un
nuevo encuentro, que corre a cargo de Barbara Sandig (Sandig (Hrsg.), 1994). La cuarta
edición de Europhras, que debía haberse celebrado en 1994 en alguno de los países
pertenecientes al ya desaparecido bloque del Este, tuvo lugar en septiembre de 1995 en
Austria. La celebración de estos Congresos, aunque a menudo orientados hacia la
lingüística y la lengua alemanas, fomentan el desarrollo internacional de una rama o
disciplina, la fraseología, que no ha recibido la atención que merecía por parte de los
lingüistas. De este modo, está cambiando actualmente la perspectiva que se tenía de las
UFS como unidades marginales que interesaban exclusivamente al folclore y a la
paremiología.
CAPÍTULO 2
2. 0. Introducción
Fue Bally (1909=1951) el autor que acuñó el término fraseología con el sentido
que recibe en nuestro trabajo. Este nombre será empleado por la lingüística soviética para
designar tanto el conjunto de fenómenos fraseológicos como la disciplina que los estudia.
Como se señalaba en el punto 2 del capítulo anterior al mencionar los diferentes puntos
de vista de la fraseología soviética de acuerdo con Jaksche et alii (Hrsg.) (1981:2), algunos
autores se ocuparon en sus investigaciones de determinar las relaciones que las UFS
manifestaban con otros subsistemas de la lengua, principalmente con el léxico y el
sintáctico. En este sentido, unos optaron por propugnar su independencia y otros por
hablar de interrelaciones con ciertos subsistemas.
Ya en 1967, en el Primer Congreso Internacional de Lingüística celebrado en
Bucarest, A. V. Kunin defendió que, debido a la gran riqueza de trabajos publicados en la
Unión Soviética, la fraseología ya no podía considerarse como dependiente de otras ramas
7"La fraseología, como disciplina lingüística, investiga las regularidades que ocasionan las combinaciones fijas de
palabras y sus significados, y describe, en este sentido, los tipos de combinaciones léxicas no libres en su estado
actual o en su desarrollo histórico".
8Véase nota 6.
de la lingüística, sino como independiente. También coincidieron en este juicio E. Mauer
en 1970, que opinó que el desarrollo de la investigación fraseológica en la URSS suponía
un punto culminante, o W. Eisman, que valoró en esos momentos las publicaciones sobre
fraseología en aquel país en unas 10.000 (apud Pilz, 1981).
Aparte de Kunin, Mauer o Eisman, otros autores como Potebnja o Eckert (1976)
defienden esta tesis. Este último reafirma que se trata de una disciplina independiente,
puesto que estudia un ámbito relativamente autónomo de la lengua y dispone de un
objeto independiente y de un método científico y descriptivo específico. De acuerdo con
las últimas tendencias, se situaría fuera de la soberanía de la lexicología, ya que el reflejo
de los fenómenos sociales en la fraseología se revela de forma más fuerte que en la
lexicología, especialmente en los fraseologismos comunicativos (kommunikative
Phraseologismen) (apud Pilz, 1981).
En su concepción autónoma no sólo han influido los rasgos que la separan de la
lexicología o el gran desarrollo de sus investigaciones, sino también la reducción de su
ámbito de estudio. Después de varios años, se ha pasado progresivamente de una
consideración amplia, que la consideraba como apéndice de la lexicología, a una
interpretación estricta o reducida de su volumen, que ha potenciado su independencia,
como afirman Eckert (1976) (apud Pilz, 1981) o Telija (1975).
Es decir, la reducción progresiva de su ámbito de estudio de los grupos
equivalentes a palabras, sintagmas, frases, etc., a una fraseología que presta atención en
general a las que son conmutables por palabras o sintagmas9, ha contribuido a que sea
observada como autónoma.
Si se desea determinar si la fraseología supone un sistema propio de la lengua
habrá que preguntarse, según Cernyseva (1973=1981), si puede hablarse de un
significado fraseológico, es decir, si sus unidades configuran su significado de forma
diferente a como lo hacen las unidades de la lexicología. Después de analizar diversas
posturas, la autora considera que los fraseologismos constituyen un significado que es el
resultado de la combinación de sus componentes semánticos. Tanto en la palabra como
en el fraseologismo debe existir un componente denotativo, un componente significativo y
un componente connotativo. Sin embargo, frente a las palabras, los fraseologismos
manifiestan un comportamiento diferente en cuanto a la connotación: mientras en las
primeras se produce un desplazamiento significativo debido a un cambio de los valores
denotativos, en los segundos se lleva a cabo, según el tipo de unidad resultante, o una
metaforización total o una motivación parcial a partir de la combinación libre de palabras
que sirve de base de la nueva creación.
En consecuencia, por lo que atañe a la semántica, se exige una delimitación. Lo
específico del significado fraseológico permite explicar los procesos de metaforización o
motivación, así como la polisemia, la homonimia, la sinonimia y la antonimia fraseológica.
Así pues, las unidades de la fraseología y las del léxico, como signos lingüísticos de
dos caras, se oponen de dos maneras según Cernyseva (1973=1981):
-externamente (materialmente): las primeras presentan una división de sus
miembros, las segundas una forma compacta.
-internamente (semánticamente): las primeras presentan un significado
fraseológico, las segundas, un significado léxico.
Por todo ello, según la autora, sería no sólo deseable sino también necesario
proceder a una separación y considerar la fraseología como sistema de la lengua
independiente del sistema léxico.
2. 4. Conclusiones
3. 0. Introducción
3. 1. En la periferia de la lengua
15Por ello, Zuluaga (1980:21) concluye que "las unidades fraseológicas pertenecen a la norma lingüística social".
3. 1. 2. De la unidad simple a la unidad fraseológica
A pesar de haber reconocido que las UFS son signos lingüísticos, a menudo se han
encontrado dificultades para describirlas y enmarcarlas dentro de la teoría lingüística.
Así por ejemplo, Greimas (1960) considera que la unidad sintagmática léxica por
excelencia es la palabra. Tomándola como base pueden crearse nuevas unidades léxicas
complejas, como por ejemplo, pomme de terre (‘patata’) o plancher des vaches (‘pisar tierra
firme’). Estas combinaciones no libres o fijas que adquieren la categoría de palabras se
llaman modismos (idiotismes). Existen modismos de carácter arcaico, ya sea léxico o
morfosintáctico, que constituyen un grupo diferenciado. Además, entre las combinaciones
libres y las fijas existen combinaciones semi-fijas, que pueden englobarse bajo los
términos de lugar común (dictons y proverbes), y que son unidades que pertenecen a
secuencias sintagmáticas largas como proposiciones o frases, y bajo el de cliché, que
recoge unidades que se ajustan a la estructura del sintagma.
La teoría de A. I. Greimas contribuyó al estudio de los hechos fraseológicos como
fenómenos de lengua y al establecimiento de conexiones entre signos lingüísticos simples
y complejos.
Desde una perspectiva fundamentalmente morfológica, Martinet (1968a) y
(1985=1987) ha hablado de unidades superiores al monema, diferenciando entre
sintagmas, complejos formados por monemas libres (ya se trate de amalgamas -
dominorum-, de palabras analizables -donnerons- o de combinaciones más libres -sur le
banc-) y sintemas (synthèmes), complejos formados por monemas conjuntos, esto es,
combinaciones de monemas que suponen en el discurso una elección única (chaise-
longue) y que, en consecuencia, manifiestan el mismo comportamiento que los monemas.
Aunque frecuentemente existen dificultades evidentes para diferenciar entre monema
único y sintema, no obstante, la oposición entre sintema y sintagma es, al menos en la
práctica, bastante clara.
A nuestro entender, esta conclusión se debe principalmente a que A. Martinet se ha
ceñido a ejemplos muy seleccionados que no manifiestan nítidamente las interrelaciones
reales que existen entre ellos.
Por este motivo, Mahmoudian (1975) examina las características que A. Martinet
ha definido para ambos complejos y llega a la conclusión de que se muestran
insuficientes. Como consecuencia, propone partir de otra hipótesis: la generalidad de las
construcciones sintagmáticas y la restricción de las combinaciones sintemáticas. Esto
implica, según nuestra opinión, que los sintemas vendrían a ocupar una posición
intermedia entre los sintagmas y los monemas.
Tal vez todo dependa, como se está observando, de la concepción del término
palabra. Zgusta (1967), discípulo de A. Martinet, intenta distinguir entre unidades
léxicas complejas (Multiword Lexical Units (MLU) y complejos similares como frases
proverbiales (sayings), refranes (proverbs), citas (quotations), etc. Desde la tradición
greco-latina las lenguas modernas se han visto influenciadas por la concepción de la
palabra como elemento central, de forma que su observación ha constituido el grueso de
los estudios lingüísticos, ocasionando de este modo que quedaran relegadas a un plano
secundario las unidades formadas por varias palabras. En realidad, las MLU son grupos
de morfemas; los morfemas se combinan dentro de las unidades léxicas de manera
variada, dando lugar a unidades monomorfémicas, bimorfémicas, trimorfémicas,
tetramorfémicas.
De igual manera, para Pottier (1975) existen íntimas relaciones entre la lexía y el
morfema, ya que las lexías se componen de palabras y las palabras de morfemas. Su
clasificación, estrictamente morfológica, va desde la lexía simple (árbol, salió) a la textual
(quien mucho abarca poco aprieta), pasando por la compuesta (matasellos) y la compleja,
que puede ser de dos tipos: estable (a horcajadas) o variable (un recién
nacido/casado/llegado).
Es decir, el concepto de lexía recoge tanto las unidades simples, las palabras, como
las formadas por varias unidades simples16.
16Véase también la explicación que llevan a cabo Loffler-Laurian et alii (1979) de las teorías que estructuran el
En suma, algunos de los más importantes estructuralistas han dedicado atención a
las unidades complejas, observándolas básicamente desde el punto de vista de otra
unidad, la palabra, y se ha puesto de manifiesto que existe una escala entre ambas. Para
algunos de ellos, como es el caso de B. Pottier, se puede afirmar que esta escala
constituye una verdadera progresión. Por el contrario, para otros, como A. Martinet, las
interrelaciones entre ambas clases no resultan tan nítidas, ya que se trata de grupos
bastante diferenciados.
Han sido numerosos los autores que han establecido una oposición entre la
sintaxis libre y la sintaxis fija, entre las combinaciones libres de palabras y las fijas. El
intento más conseguido es el de E. Coseriu, que establece una separación entre técnica
del discurso y discurso repetido. No obstante, el establecimiento de esta oposición no
significa que no puedan detallarse fluctuaciones e interrelaciones entre ambos grupos,
como han manifestado Ch. Bally o A. Rey entre otros. A nuestro juicio, esta constatación
aboga por una gradación entre ambos tipos de sintaxis.
La separación puede ejemplificarse con C. de Boer o a A. Blinkenberg. Boer (1933 y
1954) insiste en la distinción esencial entre sintaxis móvil o viva (syntaxe "mobile" ou
"vivante") y sintaxis fija (syntaxe "figée" ou "locutionnelle"). Las expresiones de
sintaxis fija tienen rasgos comunes con las palabras, ya que se emplean como si se
tratara de una sola, pero al mismo tiempo están compuestas de varias de ellas, por lo que
también manifiestan ciertas coincidencias con los sintagmas. La diferenciación entre
estos tipos supone que ambos grupos de combinaciones deben ser analizados con
procedimientos diferentes.
Por otra parte, Blinkenberg (1960) establece una separación entre sintaxis libre,
sintaxis fija y léxico (syntaxe libre, syntaxe figée, lexique). Esta postura nos ayudará a
considerar que la fraseología estaría situada en ese espacio intermedio, entre la sintaxis y
el léxico.
A pesar de ello, ha sido Coseriu (1964=1986), (1973=1986) y (1978a) quien ha
logrado resumir muchas de las aportaciones anteriores por medio de la oposición técnica
libre del discurso/discurso repetido17. La técnica del discurso sirve para hablar y
contiene las unidades léxicas y gramaticales (lexemas, categoremas, morfemas), junto a
las reglas para su modificación y combinación en la oración. En cambio, el discurso
repetido abarca todo lo que puede incluirse bajo los términos expresión, giro, modismo,
frase o locución. Los elementos constitutivos de estas combinaciones no pueden ser
reemplazables o recombinables siguiendo las leyes actuales de la lengua: tienen la
característica de ser unidades no analizables. Se conciben como trozos de discurso
insertados en nuevos discursos.
Según E. Coseriu, estas unidades significan en bloque. Esto indica, a nuestro
parecer, que constituirían elementos de la distaxia (Bally, 1932=1965) o de la no-
linealidad.
Por otro lado, la denominación de discurso repetido ha sido bien acogida por un
buen número de estudiosos; se ha retomado como término matriz que engloba todo lo que
se opone a combinación libre.
A pesar de los intentos mencionados que intentan sistematizar y diferenciar estos
dos grupos de expresiones, otros autores (Bally, 1909=1951, Jespersen, 1924=1975,
Dimitrescu, 1957, Frei, 1962, Rey, 1976) se han referido de un modo más evidente, de
una u otra manera, a la imbricación que existe entre ambas clases.
Bally (1909=1951) detalló las fluctuaciones continuas entre la asociaciones libres
de palabras y otras combinaciones que presentan una escala gradual de fijación. Las
material léxico a partir del concepto de palabra, en las que se emplean diversos términos para referirse a las
unidades superiores, como los de sintagma y sintema (A. Martinet), lexema (J. Perrot) o lexía (B. Pottier).
17A este respecto, Zuluaga (1980:77) indica que "la contribución de este autor al estudio de las expresiones
fraseológicas constituye, ante todo, una síntesis de numerosos trabajos anteriores al suyo: La distinción 'técnica
del discurso'/'discurso repetido' se remonta a las distinciones de Paul 'grupo productivo'/ 'fórmula', de Bally
'combinación libre'/ 'grupo fraseológico' o 'sintagma libre'/ 'grupo aglutinado', de C. de Boer "sintaxis viva'/
'sintaxis fija' o 'locucional’, y de Isacenko 'tipos productivos'/ 'tipos no productivos'".
palabras que forman la asociación pueden ser independientes o, a fuerza de ser
empleadas conjuntamente, pueden pasar a expresar una misma idea, por lo que
adquieren un carácter unitario. No es posible establecer límites rígidos entre unas
combinaciones y otras, y tampoco es la intención de Ch. Bally, que advierte que lo
importante es caracterizar el fenómeno en general, para lo que se fundamenta en casos
prácticos18.
Las asociaciones libres parecen presentar un grado alto de productividad, mientras
que las unidades fraseológicas (unités phráseólogiques) representan una escasa o nula
productividad. Entre estos dos extremos se encuentran combinaciones semifijas, que
comparten rasgos comunes a ambas. El mismo Bally declara que la existencia de grupos
intermedios no es en principio un obstáculo.
También Dimitrescu (1957) es consciente de la dificultad que se presenta a la hora
de intentar discernir entre grupos libres de palabras y grupos con algún grado de fijación.
Por ello propone una clasificación gradual que iría de los grupos libres de palabras19 a las
locuciones (locutions) pasando por las expresiones (expressions), de modo que el nivel
menos productivo representa un mayor grado de fijación ("[capable] de se comporter
comme un seul élément lexical et grammatical" ) e idiomaticidad ("capable de désigner un
seule notion")20 y concluye que "la distinction essentielle, qualitative entre locutions et
expressions, c'est que, tandis que ces dernières représentent exclusivement des faits de
lexique, les locutions sont aussi des faits de grammaire" (p. 289).
A conclusiones similares llega Rey (1976:831-832), que insiste en los
inconvenientes para diferenciar grupos fijos y libres y afirma que "la frontière entre 'lexie'
et 'énoncé libre' n'est pas nettement tracée; la phraséologie occupe un domaine
intermédiaire, selon un continuum allant de la suite lexicalisé (...) des séquences du type
au fur et à mesure, (forme libre minimale puisqu'elle contient l'élement fur qui n'existe pas
a l'état libre) au syntagme et à l'énoncé simplement fréquent -en discours- et prévisible -
en langue- (ex. sur le chemin du retour, se jurer une amitié éternelle...)".
No debe olvidarse que, ante todo, la UF es un tipo peculiar de combinación de
palabras, ya la observemos como surgida de colocaciones que en principio fueron libres,
ya desde su constitución sincrónica como sintagmas con rasgos independientes de los no
fijos. En consecuencia, las interrelaciones que se observan entre estos grupos dependen
directamente de esta consideración. Como los autores analizados hasta el momento han
puesto de relieve, se trata de un continuum que va desde la palabra a la combinación libre
y que, inevitablemente, pasa por combinaciones fijas, combinaciones con el estatuto de
unidades simples, pero con peculiaridades propias de los sintagmas o unidades
superiores. Esa dificultad manifiesta de segmentar el continuum es lo que ha contribuido
a que dichos complejos hayan quedado a menudo en un segundo plano de la
investigación lingüística y que, cuando se les ha dedicado atención, haya sido desde el
punto de vista de uno de los extremos, desde la palabra o desde el sintagma.
A pesar de las objeciones planteadas por unos y otros para estudiar este tipo de
combinaciones, se trata de un hecho de lengua que debe y puede ser observado
lingüísticamente. No constituyen únicamente irregularidades con respecto a otras
unidades, sino que contienen rasgos y propiedades que, aunque pueden encontrarse en
otros fenómenos, caracterizan lo fraseológico como hecho peculiar.
Así por ejemplo, Thun (1978) pone de manifiesto el carácter problemático de estas
unidades en oposición a otras combinaciones, lo que le lleva a considerar la existencia de
un continuum entre las combinaciones libres de palabras (freies Wortgefüge, FrWG) y
18Acude al instinto como método de apoyo: "C'est l'instinct qui doit guider la recherche" (Bally, 1909=1951:72). Es
frecuente en general recurrir a la intuición como recurso que es capaz de sancionar la pertenencia de grupos de
palabras a la fraseología.
19A pesar de que el término grupo de palabra parece emplearse a menudo como si se tratara de algo claramente
establecido, sin embargo es difícil de definir, pues suele responder a apreciaciones subjetivas y arbitrarias. Véase a
este respecto Phal (1960).
20Los términos fijación e idiomaticidad serán definidos con detalle más adelante.
las combinaciones fijas de palabras (fixiertes Wortgefüge, FWG). Ambas surgen de lo
que se denomina Mehrwortgefüge (MWG), o sintagma. A nuestro entender, el
establecimiento de una clase común supone la observación de los hechos desde una
perspectiva diferente, ya que ambos fenómenos se conciben sincrónicamente en el mismo
nivel. Desde el punto de vista diacrónico, una FWG tiene su origen, según H. Thun, en
una FrWG anterior, lo que corrobora sus íntimas relaciones. Por otra parte, tanto las
unidades libres como las combinaciones libres pueden presentar rasgos comunes a las
FWG, aspecto que demuestra que el supuesto aislamiento de las muy numerosas FWG no
es tan absoluto como para que no existan vínculos entre ambas.
Por otra parte, opina que la alta frecuencia de uso de estas combinaciones se debe
a que presentan un significado muy rico, mayor que el de los signos simples. En ello
coincide con otros autores.
Gréciano (1984a), en un trabajo dedicado a aspectos pragmáticos de las
expresiones idiomáticas (expressions idiomatiques) ha reconocido su carácter de signo
central, y no marginal y secundario, justificado por su frecuencia de uso y su gran
riqueza: "L' EI [expression idiomatique] ne s'explique pas par l'anomalie, par l'écart, par la
déviation ou la dérivation par rapport à une norme, à un sens lexical et littéral premier.
Vu sa constitution, sa fréquence et sa richesse, l'idiotisme ne peut pas être un signe
marginal et secondaire" (1984:109).
Desde una postura generativista, Newmeyer (1972) llega a la conclusión de que,
aunque las expresiones idiomáticas (idioms) presentan excepciones a determinadas
reglas, en general, se muestran más regularidades en el conjunto de las locuciones de
una lengua de lo que se cree. El tratamiento no-unitario, es decir, la inserción de las
locuciones en el lexicón al mismo nivel que sus homófonos literales, y su consideración
como unidades semánticas y no exclusivamente como unidades léxicas, puede resolver
muchos de los problemas planteados.
De forma diferente insiste en ello Bosque (1982). Retomando un término de Lázaro
(1978=1981), piensa que el lenguaje literal, que incluye un buen conjunto de fenómenos
entre los que se halla el del modismo, tiene sus propias reglas codificadas, tanto
sintácticas como morfológicas, semánticas o pragmáticas. Es lógico encontrar solamente
irregularidades en estas unidades si se abordan desde el punto de vista de un sistema
que se caracteriza por intentar establecer regularidades21. Su riqueza expresiva, su
frecuencia de uso, a pesar de la improductividad22 le llevan a concluir que se trata de un
subcódigo lingüístico bastante riguroso, con un esquema organizativo diferente al de las
combinaciones libres.
Asimismo, la gramática liminar ha dedicado atención a la fraseología. Como afirma
López (1984=1990:196), "la contraposición 'expresiones idiomáticas/expresiones libres'
sólo puede ser tratada correctamente si aceptamos para las primeras un estatuto
sistemático, correlativo, aunque no similar, al de las segundas". No se detallarán las
conclusiones a las que llega A. López, aunque la aparente defectividad de dichas unidades
queda superada, ya que el modelo y la estructura formal propuesta es capaz de dar
cuenta de ella. En el llamado Espacio de Integración Reducido representan una
categoría gramatical, es decir, de lengua, del nivel fraseológico en el dominio del
componente semosintáctico. Ello supone el establecimiento de una tipología desde el
modelo liminar para estas unidades que permite integrarlas en el sistema.
21No obstante, a veces la constatación del gran número de irregularidades y anormalidades que existen en una
lengua llevan a una reflexión diferente. Algunos autores han insistido en que la abundancia de anomalías no puede
considerarse como algo anormal. Resulta esclarecedor el caso de Benot (1910=1991:134), que ya era consciente de
la excepcionalidad de los fenómenos desviantes: "Poco habría que ampliar lo ya explicado si las normas generales
del hablar no experimentasen en la práctica desvíos, contrarreglas, excepciones y hasta caprichos del lenguaje en
tan gran número, que quien solamente fijase en ello su mirada podría admitir que lo normal en la lengua era la
anormalidad".
22Improductividad que está limitada por la frecuente creación analógica a partir de unidades fosilizadas
previamente.
3. 1. 5. Conclusiones
3. 2. En el núcleo de la periferia
3. 2. 1. 1. Algunos ejemplos
Una de las concepciones anchas que más eco ha encontrado entre los estudiosos
ha sido la de E. Coseriu que, como se veía más arriba, establece una oposición entre
técnica del discurso y discurso repetido.
A nuestro juicio, el concepto de discurso repetido es excesivamente amplio,
porque incluye tanto los sintagmas fijos como pequeños textos, citas, adivinanzas,
parodias, alusiones, plagios, etc. Por otro lado, una matización extraída del análisis
general conduce a la deducción de que los segmentos fijos deberían considerarse como
formantes de la técnica del discurso, esto es, como partes ya hechas que, como las
unidades simples, son capaces de construir nuevos sintagmas u oraciones, lo que viene a
demostrar sus interrelaciones. En cuanto a la clasificación de las unidades que integran
el discurso repetido, significa una progresión que iría desde las unidades equivalentes a
oraciones o textos a las equivalentes a morfemas.
Según la propuesta de Coseriu (1973=1986), que corrige en parte lo avanzado en
1964, se diferencian cuatro grupos:
1). Las unidades equivalentes a oraciones y textos o locuciones. Se incluyen en
este grupo las frases metafóricas, los proverbios, los dichos, las sentencias, los
refranes, etc. Constituyen documentos literarios, en unos casos, y elementos
procedentes del folclore, en otros. Cuando su origen se debe al folclore, resulta
frecuente encontrar una correspondencia entre diversas lenguas. (Así por
ejemplo, la expresión alemana hier liegt der Hund begraben se equipara
exactamente con la rumana aici e cinele ingropat, que significa ‘aquí está el
busilis’). El estudio de estas unidades no pertenece a la lexicología, sino a la
filología y a las ciencias literarias.
2). Las equivalentes a sintagmas o sintagmas estereotipados. Son expresiones
conmutables entre sí (fr. se moquer du tiers comme du quart --- se moquer de tout
le monde (‘burlarse de todo el mundo’)). Serán estudiadas por la sintagmática.
3). Las equivalentes a palabras o perífrasis léxicas funcionan como lexemas. Ésta
es la razón de que sean incluidas en la lexicología. Son unidades del tipo hacer
alarde (conmutable por alardear), hacer hincapié (insistir), etc.
En la práctica se observa una confusión entre los sintagmas estereotipados y
las perífrasis léxicas, ya que los primeros son también conmutables por
palabras. E. Coseriu opta por integrar ambos grupos en una sola clase, lo que
indica, a nuestro entender, la dificultad de establecer límites rígidos.
4). Las unidades equivalentes a morfemas (it. contento come una Pasqua ---
contentissimi (‘contento como unas pascuas’ --- ‘muy contento’)) tampoco son
analizadas por la lexicología; su estudio debería encuadrarse en el saber
idiomático.
23Las denominaciones en español que se proponen a continuación de los términos de V. V. Vinogradov, y que A. V.
Isacenko ha retomado, proceden de un autor ruso, A. Guitlitz (apud Tristá, 1976-77:157-158).
1). Unidades fraseológicas (unités phraséologiques). Están conformadas por
palabras que se emplean con un sentido figurado y en las que el grado de
idiomaticidad no es muy elevado, pues es posible descomponerlas
semánticamente: fr. donner un coup d'oeil (‘echar un vistazo’), empoisonner
l'atmosphère (‘envenenar la atmósfera). Algunas de ellas acaban convirtiéndose
en clichés literarios.
2). Adherencias fraseológicas (groupes phraséologiques soudés). Estos grupos
de palabras se emplean con significado idiomático y es bastante habitual
encontrarlas en la mayor parte de las lenguas24: fr. manger de la vache enragée
(‘sufrir privaciones’).
3). Combinaciones fraseológicas (assemblages phraséologiques). Esta última
clase incluye unidades con significado idiomático en las que alguno de sus
componentes aparece exclusivamente en esa combinación o en un escaso
número de combinaciones: al. baß erstaunt, schier unglaublich.
24Lo que no significa que su presencia sea absolutamente necesaria. A juicio de Zuluaga (1980:20) "es conveniente
observar que la presencia de tales unidades no es un rasgo esencial y necesario para la existencia (funcionamiento)
de la lengua sino un rasgo general que puede, seguramente, ser documentado empíricamente en cada lengua". Se
incidirá en la universalidad de los procesos fraseológicos en el capítulo 5.
25"El campo de la fraseología en este sentido abarcará además de las locuciones o expresiones idiomáticas, los
modismos y las frases o fórmulas proverbiales toda una serie de expresiones fijas, frases hechas y fórmulas
comunicativas (de texto repetido) que coinciden con las UF idiomáticas en que son unidades léxicas complejas,
compuestas de dos o más lexemas/lexías, pero que se diferencian de las primeras por el hecho de que carecen de
idiomaticidad, de un significado unitario idiomático, translaticio, metafórico, hermético o más o menos opaco que
no puede deducirse de los significados de los componentes de la UF. A las expresiones fijas o frases hechas no
idiomáticas pertenecen, por ejemplo, los estereotipos (de nominación), las fórmulas comunicativas (de salutación,
de cortesía, etc.) y metacomunicativas (de organización del discurso, elementos ilocutorios de diversa índole, etc.) y
colocaciones más o menos fijas e invariables consistentes de verbos+complemento directo o prepositivo del tipo dar
consejos, dar respuesta, poner en duda, poner en marcha, etc". (Wotjak, 1983:59).
estereotipos (de denominación)
_______________________________
(Wotjak, 1983:70).
26Simplificando mucho su análisis y sus presupuestos, las nominaciones son UFS que funcionan como sintagmas,
mientras que las proposiciones conforman estructuras superiores, como la proposición o la oración.
-un grupo de frases y proverbios totalmente fijos entre los que existen diferencias,
aunque poco relevantes;
-interjecciones, algunas de las cuales muestran un cierto grado de productividad;
-expresiones de sentido figurado;
-vocabulario técnico.
Sin embargo, no resulta tan sencillo diferenciar estos grupos. Por ejemplo, sería
realmente complicado discernir entre las formas fijas intuitivamente frecuentes y las
formas que no son fijas, pero que se consideran corrientes y familiares. De igual forma, en
las zonas limítrofes de las frases fijas se hallarían todo un conjunto de expresiones donde
entra a formar parte un verbo soporte (verb support). En ningún caso, cabría hablar de
fronteras nítidas, sino de interrelaciones, de casos intermedios entre los verbos ordinarios
(formantes de frases libres), los verbos compuestos (formantes de frases fijas) y los verbos
soporte (formantes de construcciones marginales entre las frases fijas y las libres).
Lo que queda claro es que se pueden establecer grados de fijación desde
construcciones totalmente fijadas a otras bastantes libres, pasando por las semifijas. De
cualquier manera, no es posible hablar de fijación total pues, incluso en estos casos, se
pueden admitir determinadas modificaciones. En términos generales, resultan
reveladoras para nosotros las consideraciones del léxico-gramática en cuanto a la
dificultad de hablar de fronteras nítidas entre los diversos grupos.
En el ámbito hispánico, Casares (1950=1969) diferencia, por un lado, la locución,
"combinación estable de dos o más términos, que funciona como elemento oracional y
cuyo sentido unitario consabido no se justifica, sin más, como una suma del significado
normal de los componentes" (p. 170) y, por otro, todo un conjunto de expresiones entre
las que resulta bastante complejo establecer límites: frases proverbiales, refranes,
muletillas, dialogismos y modismos. Las mayores dificultades se encuentran entre
locución, frase proverbial y modismo, y entre frase proverbial y refrán.
El modismo se define como una expresión pluriverbal; recubre en parte los
conceptos de frase proverbial y locución, ya que deja fuera las locuciones denominativas y
conexivas. Por otra parte, a pesar de que la frase proverbial alude a un hecho individual y
es espontánea, y el refrán formula una verdad abstracta de forma elaborada, resulta
bastante difícil diferenciarlos en la práctica. J. Casares opta por excluir los refranes de las
disciplinas lingüísticas y dejar que se ocupe de ellos la paremiología.
Por lo que hace referencia a las frases proverbiales, que a veces se ajustan a la
estructura del sintagma y en otras ocasiones la superan, podrán ser incluidas o no en las
disciplinas lingüísticas, aunque para determinarlo Casares no establece un criterio
definitivo. En cambio, resultan esclarecedoras sus palabras puesto que, aunque sin la
sistematización necesaria, alude a un centro y a una periferia: "Entre el campo de las
locuciones (...) y el terreno propio de los refranes, queda una zona amplia, de límites
borrosos, poblada de esas fórmulas pluriverbales que los diccionarios, con criterio
indeciso, llaman indistintamente "expresiones", "giros", "frases hechas", "frases
proverbiales" o simplemente "frases" " (Casares (1950=1969:185). También más tarde,
después de haberse ocupado de la frase proverbial y del refrán afirma: " Si en vista de ello
se libera a la lexicografía de los problemas antes mencionados, la frontera que andábamos
buscando para no salirnos del terreno lexicográfico quedaría establecida entre los
refranes, por la parte de afuera, y las frases proverbiales con un pie a cada lado" (p. 203)
(Los subrayados son nuestros).
Zuluaga (1980), que declara continuar las ideas expuestas por J. Casares, junto
con las propuestas de E. Coseriu y A. V. Isacenko, opta también por una concepción
amplia que incluye, por un lado locuciones, equivalentes a sintagmas, y, por otro
enunciados, equivalentes a frases (entre los que diferencia clichés, fórmulas y dichos) y
equivalentes a textos (refranes).
Por su parte, Tristá (1988b), buena conocedora de los postulados soviéticos, decide
tomar partido por el criterio amplio. Diferencia para el español, siguiendo a J. Casares,
entre locuciones, frases proverbiales y refranes.
Asimismo, Corpas (1997) dibuja tres esferas fraseológicas que se dedican a las
colocaciones, las locuciones y los enunciados fraseológicos (que incluyen paremias y
fórmulas rutinarias). La propuesta recoge los diversos tipos de fraseologismos españoles
y arroja luz sobre la concepción ancha de la misma.
3. 2. 1. 2. Conclusión: la concepción de la fraseología de forma ancha
Será Gläser (1986b) quien nos ayude a cerrar este apartado. Según esta autora, la
concepción de la fraseología en un sentido amplio se estructura jerárquicamente desde el
centro a la periferia. El centro lo componen las UFS con función nominativa (frases que
designan fenómenos, objetos, acciones, estados, relaciones, etc, en el mundo exterior). En
la periferia, las UFS con función proposicional semejantes a proverbios, frases célebres,
citas, eslóganes, fórmulas (come again?, my foot!, you are welcome, etc.). El área de
transición o frontera entre el centro y la periferia contiene UFS que constituyen
nominaciones, pero que incluyen partes de proposiciones, por ejemplo, de proverbios,
alusiones literales, fragmentos de citas, construcciones bimembres (irreversible
binomials)27.
Adoptando los conceptos de centro y periferia como hace R. Gläser y teniendo en
cuenta las opiniones de los autores que han ejemplificado la concepción ancha de la
fraseología, a menudo escasamente coincidentes, el sistema fraseológico en un sentido
amplio se concibe como una estructura jerárquica donde, en términos generales, el centro
está formado por unidades que muestran mayor estabilidad y que son equivalentes a la
palabra o el sintagma (locuciones), y la periferia por unidades que superan esas
estructuras, entre las que se pueden encontrar refranes, vocabulario técnico,
expresiones figuradas, alusiones literales, dialogismos, fórmulas, unidades
sintagmáticas, expresiones cuasi-libres, etc. En la frontera entre centro y periferia, en
ningún caso una frontera nítida sino maleable y de límites difusos, se situarían las
combinaciones de palabras que pueden estructurarse como un sintagma o hacerlo como
una oración o texto, es decir, las frases proverbiales.
Algunos de los autores que han servido para ejemplificar esta sección, entre los que
destaca J. Casares, han insistido en que lo que se denomina frase proverbial constituye
una clase difícil de delimitar, ya que en ocasiones mantiene la estructura de un sintagma,
mientras que otras veces supera dicha estructura. En este sentido, la frase proverbial se
diferencia del refrán porque alude a un hecho individual y es espontánea. Formalmente,
un gran número de estas frases manifiestan la misma estructura que un refrán, pero
otras se asemejan bastante a una locución.
De ello se deduce que la frase proverbial es una clase puente que en ocasiones se
acerca a la locución y en otras al refrán. Desde una visión en fondo y figura, la frase
proverbial subsume sus diferencias con la locución cuando se resalta el fondo. En este
caso, se consideran frases proverbiales de tipo 1 (armar la de San Quintín). Si lo que se
resalta es la figura, la frase proverbial manifiesta equivalencias con el refrán, por lo que se
hablará de frases proverbiales de tipo 2 (contigo, pan y cebolla).
El límite entre los diversos grupos realmente no existe: se observa una continua
interrelación y, aunque es posible mencionar unidades representativas de cada grupo, un
conjunto muy numeroso conforma la nutrida frontera que separa unos y otros.
3. 2. 2. Concepciones estrechas
3. 2. 2. 1. Algunos ejemplos
27Término de Malkiel (1959), al que corresponden otras expresiones como son sprichwörtliche Formeln (Seiler
(1922) (apud Nagy, 1973:84), Paarformeln (Gläser, 1986a) o phraseologische Wortpaare (Fleischer, 1982). Dentro
de ellos, se suele diferenciar un grupo específico, las Zwillingsformeln, en alemán, y las formules rimées
(Morawski, 1927) en francés, y que se traducirá por fórmulas rimadas adoptando la denominación del francés. Las
construcciones bimembres recubren combinaciones como ingl. bread and butter (‘el pan de cada día’), al. ab und an
(‘a veces’), esp. a troche y moche.
tomado en las investigaciones británicas, el modelo estratificacional o la gramática
transformacional como concepto de carácter superior para las UFS de todo tipo.
De este modo, puede justificarse que las concepciones estrictas privilegien el núcleo
de la fraseología como concepción amplia, esto es, que se apoyen en las combinaciones de
palabras idiomáticas que no superan la estructura del sintagma. Como se ha observado
con anterioridad, las combinaciones idiomáticas suponen para algunos autores el
prototipo de las UFS y, por ello, estos trabajos sólo acostumbran a prestarle atención a
ellas. Ya que constituyen el mayor número de nominaciones, la atención principal va
dirigida a las combinaciones fraseológicas conmutables por la palabra o el sintagma.
Desde el generativismo destacan dos propuestas dignas de mención por lo que al
establecimiento de una jerarquía gradual en sentido estrecho se refiere: la de Weinreich
(1966=1969) y la de Fraser (1970), ya que, especialmente esta última, establece una
jerarquía de fijación idiomática (Frozenness Hierarchy) capaz de clasificar las
locuciones según su grado de defectividad transformacional28.
El primero de ellos, Weinreich (1966=1969), como buen conocedor de la fraseología
soviética, lleva a cabo una detallada exposición. En primer lugar, separa las
construcciones libres (free-constructions) de las no libres, y diferencia las
construciones exclusivamente estables (merely stable and familiar expressions) de
las idiomáticas. Dentro de las propiamente idiomáticas enumera tres grupos:
1). Unidades fraseológicas (phraseological units), expresiones en las que sólo uno
de las componentes tiene sentido idiomático y, por tanto, la selección contextual
es unilateral (red hair tiene sentido idiomático pero, aunque red adquiere tal
sentido en combinación con hair, hair conserva su significado originario).
2). Expresiones idiomáticas (idioms), combinaciones que muestran todos sus
componentes con sentido idiomático (red herring (‘pista falsa’)). Algunas UFS son
expresiones idiomáticas, es decir, presentan un significado idiomático para
todos sus formantes, pero otras no.
3). Expresiones defectivas (ill-formed), combinaciones que representan un
sentido semántico y propiedades sintácticas diferentes entre la misma forma
con significado idiomático y con significado literal (en la frase they got the boy's
goat, the boy es considerado OD cuando la frase tiene sentido literal y se
considera complemento especificativo de goat cuando tiene un sentido
idiomático (get somebody's goat con sentido idiomático significa ‘fastidiar o
molestar a alguien’).
28Se ha de advertir que los estudios generativistas no distinguen suficientemente entre fijación e idiomaticidad. Así
por ejemplo, dentro del fenómeno de la idiomaticidad acostumbran a ocuparse de la defectividad que, desde
nuestro punto de vista, es fundamentalmente un proceso sintáctico, más relacionado con la fijación que con la
idiomaticidad.
ejemplo, intercambio del componente de la locución que funciona como OI por
otro complemento similar con la misma función).
L2-Insertion, que se caracteriza por la introducción en la expresión de algún
componente no idiomático previsto por su estructura, como puede ser un OI en
una expresión idiomática verbal.
L1-Adjunction, nivel en el que el rasgo definitorio es la adición de algún
componente no perteneciente a la expresión (por ejemplo, el morfema posesivo -
s para ciertas combinaciones).
Lø-Completely Frozen, nivel que se caracteriza por la imposibilidad de realizar
alguna operación transformativa. A él pertenecen las expresiones defectivas o
con malformaciones.
29En el primer trabajo generativista específico sobre las UFS (Katz y Postal, 1963), ya se establece una
diferenciación entre dos tipos básicos: expresiones idiomáticas sintácticamente bien formadas (como kick the
bucket, ‘estirar la pata’) y otras sintácticamente mal formadas (como beat about the bush, ‘andarse por las ramas’).
-z: verbalizaciones sintagmáticas (Pedro hizo mención de ti).
-B: verbo simple (dormir).
30También Dubsky (1966), por ejemplo, establece una diferenciación similar a la de Rose (1978).
31Adopta para el español un término acuñado para el francés por Guilbert (1975:249). Este autor diferencia entre
unidades sintagmáticas nominales (pájaro mosca) y unidades sintagmáticas verbales (tener en cuenta). En ambos
casos se trata de una forma de composición sintagmática o sináptica. Benveniste (1966=1977) define la sinapsia
como un tipo especial de composición en la que varios lexemas se unen en un sintagma con el fin de dar nombre a
un nuevo objeto o concepto.
32Retoma con ello la propuesta de Blinkenberg (1960) a la que se ha hecho referencia con anterioridad.
33Sobre este concepto, véase el punto 5. 3.
de regularidad). A pesar de que puede darse una explicación teórica de los fenómenos
fraseológicos, estos modelos suponen una idealización, ya que las lenguas naturales
muestran ambos procedimientos. Algunas lenguas tienden hacia la regularidad (L1), y
otras hacia la irregularidad (L2).
De todo ello se podría deducir que el modelo L2 vendría representada por las
locuciones, entendiendo la fraseología en sentido estrecho, mientras que los procesos
sistemáticos que muestra L1 se acercarían a la idea de unidad sintagmática. La
consideración del carácter mixto de la fraseología de las lenguas, por otra parte, es una
muestra de las relaciones entre grupos de palabras fijos y libres y de la dificultad de
segmentar el continuo fraseológico.
Como ocurrió con el apartado anterior, también Gläser (1986b) nos ayudará a
concluir esta sección. Según la autora, la concepción estrecha de la fraseología se apoya
en la idiomaticidad, la fijación y la conmutación. Se consideran, en este caso, las
combinaciones de palabras tenidas como más representativas de las UFS, es decir, las
expresiones idiomáticas (idioms) que incluyen los grupos equivalentes a nombres,
adjetivos, verbos y adverbios cuyo significado complejo no se deriva del significado de sus
constituyentes. En este sentido, la UF se define como grupo de palabras lexicalizado que
muestra una estabilidad sintáctica y semántica, que ha adquirido un significado
trasladado (es decir, idiomático) y que crea un efecto expresivo en un texto. No obstante,
idiomaticidad y expresividad son en realidad opcionales en la fraseología, ya que pueden
estar ausentes en otras UF, como clichés (an eloquent silence (‘un silencio elocuente’)),
frases con combinaciones léxicas que originan terminología (distilled water (‘agua
destilada’)), etc.
Adoptando los conceptos de centro y periferia como se hizo para las concepciones
anchas, y utilizando de las opiniones de R. Gläser, se puede afirmar que la progresión de
continuidad en las concepciones estrechas viene establecida fundamentalmente por la
fijación y la idiomaticidad: a mayor idiomaticidad suele corresponder una mayor fijación y
también un mayor acercamiento al núcleo (aunque ésta no es una ley absoluta). Las
unidades caracterizadas por grados de idiomaticidad o fijación menores conforman la
periferia y se interrelacionan con las colocaciones libres, situadas en zonas marginales.
Empleando la prueba de la conmutación, se ha de añadir que se hace referencia a
aquellas combinaciones conmutables por palabras o sintagmas.
Así pues, en el núcleo se encuentran locuciones o frases proverbiales de tipo 1
(es decir, frases que son conmutables por palabras o sintagmas como armar la de San
Quintín). El grado más alto de idiomaticidad entre estas unidades viene representado por
las combinaciones con palabras diacríticas, que muestran un perfecta fosilización de
estados arcaicos de la misma lengua histórica, de otras lenguas históricas, etc. (a troche y
moche, a la topa tolondro) (Zuluaga, 1980:18-19) o por aquéllas que presentan anomalías
estructurales ("ill-formed", Weinreich, 1966=1969:68), (Zuluaga, 1980:137), esto es,
casos de concordancia irregular, orden sintáctico anómalo, etc. (a la buena de Dios, de
armas tomar)34. A continuación se determina una escala que va de las locuciones con un
grado alto de idiomaticidad y fijación a las que se caracterizan únicamente por su
estabilidad o fijación, con un grupo especial constituido por combinaciones mixtas, por
ejemplo, con algunos miembros idiomáticos y otros no idiomáticos (quedarse para vestir
santos) o con miembros intercambiables o movibles (importar un pito, importar un bledo).
Así pues, en la frontera entre las combinaciones libres y las fraseológicas se sitúan
las unidades sintagmáticas ya sean nominales (martillo pilón) ya verbales (poner a
prueba)35. A pesar de la oposición de algunos autores como E. Coseriu o A. Zuluaga, debe
34Se expondrá más adelante con mayor detalle qué se entiende por palabra diacrítica y por anomalía estructural.
Por el momento, únicamente se apuntará que en algunos casos ambos recursos se superponen: una locución como
en volandas presenta los dos, ya que el componente volandas puede considerarse diacrítico y, además, no parece
existir ninguna razón sincrónica para que se halle en plural femenino.
35En la lingüística germánica han recibido un especial atención los denominados Funktionsverbgefüge (FVG),
que son combinaciones fijas de palabras de base verbal, pero que responden a procesos sistemáticos de creación,
por lo que deben diferenciarse de otras UFS. Véanse, entre otros, Herrlitz (1973), Rothkegel (1973), Thun (1978) y
considerarse como fenómeno fraseológico aunque constituyen procedimientos
sistemáticos de creación. En el continuum, estarían situadas entre la fraseología y la
sintaxis, como afirma Fleischer (1982), o dicho de otro modo, entre la sintaxis fija y la
sintaxis libre.
Tanto si se concibe la fraseología de forma ancha como de forma estrecha, deben
incluirse en ella, aunque en una zona periférica. Nuestra decisión viene justificada
porque, por un lado, constituyen procedimientos a menudo sistemáticos, esto es,
productivos, pero, por otro, conforman construcciones bastante estables, con funciones
diferentes de las unidades simples por las que frecuentemente pueden conmutarse, y
suponen una reestructuración de los valores sintácticos y semánticos de sus
componentes. Así, poner en poner a prueba se convierte en un soporte de los rasgos
morfológicos verbales, y el componente nominal recoge los rasgos léxico-semánticos de la
combinación. Estas construcciones tienen un papel fundamental en los procesos de
lexicalización, ya que suponen un puente de unión entre las combinaciones libres y las
fraseológicas. Asimismo, representan a menudo el germen de la creación de nuevas UFS.
Por otro lado, en el margen cabría disponer las combinaciones frecuentes, es
decir, los sintagmas que no manifiestan fijación sino tan sólo una afinidad entre sus
componentes. Estas construcciones se sitúan también en las zonas más marginales de la
fraseología, conforman su periferia y, por tanto, también la periferia de la categoría
sintagma.
Helbig (1979).
Todo ello revela el carácter no discreto de las UFS, su carácter cuantificable dentro
del grupo, su posición variable. Ya se conciba la fraseología de forma amplia, ya de forma
estricta, se hallarán problemas a la hora de establecer la pertenencia de una determinada
unidad compleja a la clase. Y si se tiene en cuenta su carácter progresivo, también
resultará difícil asignarle a cada unidad un lugar dentro de la categoría.
Resulta más acertado para nuestros propósitos partir de una concepción estrecha
que tenga en cuenta, fundamentalmente, las locuciones, las frases proverbiales del tipo
1 y las unidades sintagmáticas, es decir, aquellas estructuras complejas que son
equivalentes a la palabra o el sintagma, pero no a unidades superiores. Esta concepción
permitirá no sólo configurar un prototipo para dichas unidades, sino también observar las
interrelaciones que manifiestan con otras combinaciones de palabras, de modo que se
pueda observar, por ejemplo, los diversos vínculos que establecen las locuciones verbales
y las unidades sintagmáticas verbales, sin exceder por ello el ámbito de la fraseología, o
las relaciones de los compuestos, las colocaciones nominales y las locuciones nominales.
CAPÍTULO 4
"Las unidades del 'discurso repetido' son, como las citas explícitas, trozos de
discurso ya hecho introducidos como tales en nuevos discursos. Ellas pueden ser, en
parte, 'adaptables' (…). Pero, por otra parte, en cuanto 'citas' pueden contener
elementos 'incomprensibles' desde el punto de vista de la técnica actual (así, fr. 'au fur
et à mesure') o estar construidas según reglas ya sin vigencia (cf. fr. sans coup férir) y,
en este sentido, son restos de estados de lengua superados, una superviviencia de la
diacronía en la sincronía".
(Coseriu, 1964=1986:113-114).
4. 0. Introducción
4. 1. Propiedades y rasgos
36El objetivo es establecer un centro y una periferia para las UFS, de modo similar a como ha propuesto la Escuela
de Praga y a como se ha observado en algunos de los autores reseñados. El acercamiento más idóneo parece el de
la lingüística cognitiva por su grado de formalización. Véase a este respecto Kleiber (1990). No obstante, no se
descartan otras propuestas, como la visión gestáltica de la gramática liminar en fondo y figura (López, 1989), que
hasta el momento ha resultado muy útil para explicar la posición de las frases proverbiales, o la adoptada por el
praguense Neustupny (1966), que recoge la diferenciación propuesta del lógico T. Kubinski en centro (centre),
frontera (boundary), periferia (periphery) y margen (margin), diferenciación que supone una exacta división entre
ellos. Sin embargo, la lingüística, como explica J. V. Neustupny, necesita de una concepción gradual que refleje su
complejidad. Así pues, cabría señalar un núcleo y un margen, donde se distinguen elementos periféricos y
liminares, de transición, con escalas graduales entre ellos. Al fin y al cabo, las diversas propuestas no se
diferencian tanto unas de otras en cuanto al objetivo perseguido: manifestar el carácter no discreto de las
categorías lingüísticas.
aparezca en pasiva y, en consecuencia, reflejará un menor o mayor grado de fijación, pero
la misma prueba será irrelevante para una locución adverbial. Salvada dicha condición,
los miembros de esta categoría no discreta podrán manifestar ciertos rasgos, pero no
otros.
Seguidamente, se esquematizarán y clasificarán las propiedades y los rasgos con
los que se ha intentado caracterizar a las UFS en los diferentes estudios y trabajos. Se ha
de tener en cuenta que se ha actuado desde diferentes posturas y con objetivos muy
diversos, aunque la coincidencia en el recuento ha permitido la generalización. Por otra
parte, es innegable que los rasgos a los que se aludirá suelen funcionar de forma
conjunta en la práctica, lo que significa que se ha procedido a una separación a veces
artificial. Además, la esquematización que se presenta conlleva a menudo una reducción
de los matices, una simplificación. Considerando lo anterior, se procede a una
diferenciación de los rasgos según varios niveles: fonético-fonológico, morfológico,
sintáctico, léxico-semántico y pragmático37.
-Nivel fonético-fonológico.
-Nivel morfológico.
37Debido al carácter gradual del fenómeno fraseológico, la aplicación de determinadas pruebas podrá revelarse en
alguno casos factible e, incluso, podrá dar lugar a nuevas estructuras que recuerden a las anteriores, por medio de
lo que se conoce como desautomatización (Zuluaga 1980, 96) o remotivación (Gréciano 1983, Wotjak 1992a),
esto es, la conversión de la estructura fija en una combinación libre que se refiere de diversas maneras a la
fraseológica. En otros casos, dichas pruebas pueden ocasionar la desambiguación de la estructura en beneficio de
su homófona literal.
38Las palabras diacríticas cuya función es constituir y distinguir signos, pueden provenir de estados arcaicos de
la misma lengua histórica (en calzas prietas), de otras lenguas históricas (dar en el quid), de otras lenguas
funcionales actuales de la misma lengua histórica (tener sus bemoles), de apócopes, onomatopeyas o formaciones
meramente fónicas requeridas por juegos de rima y/o de ritmo (que patatín que patatán) y de realizaciones
virtuales, posibles en el sistema léxico actual, pero que se consideran elementos únicos desde el punto de vista de
las realizaciones normales (moliente en corriente y moliente, polvorosa en poner pies en polvorosa) (Zuluaga,
1980:102-103). Otros autores se han referido a ellas, como García-Page (1990b) y (1991a), que las ha denominado
palabras idiomáticas. En este trabajo se ha optado por el término de A. Zuluaga porque no produce ambigüedad.
irregular, orden sintáctico anómalo, etc.: a troche y moche, por fas o por nefas, salirse
por la tangente; a la topa tolondro. A ojos vistas, de armas tomar.
(Bally, 1909=1951; Casares, 1950=1969; Dimitrescu, 1957; Greimas, 1960; Frei, 1962; Coseriu,
1964=1986; Weinreich, 1966=1969; Zgusta, 1967; Fraser, 1970; Zgusta, 1971; Zukov, 1975=1981; Thun,
1978; Tristá, 1979-80; Zuluaga; 1980; Fleischer, 1982; Bosque, 1982; García-Page, 1990b, 1991a; Sick ,
1992).
-Nivel sintáctico.
39Como podrá observarse, la mayor parte de estos rasgos, siempre que ha sido posible, han sido formulados de
forma negativa, puesto que la inversión de los indicios considerados tradicionalmente como anormalidades de los
fenómenos fraseológicos ofrece una visión diametralmente opuesta: dichos rasgos constituyen las verdaderas
particularidades de la fraseología frente a la sintaxis libre.
40Al hablar de invariabilidad de determinante se hace alusión a todas sus posibilidades: artículo (determinado,
indeterminado), posesivo, determinante cero, etc. Considerar como rasgo la invariabilidad de determinante en lugar
de la ausencia de determinante, término que algunos lingüistas han empleado, soluciona ciertos problemas.
Muchas estructuras sintácticas manifiestan ausencia de determinante, pero ello no indica que se hallen fijadas.
Busco criado es una construcción libre que, de acuerdo con la combinabilidad sintáctica, puede presentar o no un
determinante: busco criado que atienda las necesidades de mi hogar, busco al criado que trabajó para mí el año
pasado. En cambio, tener acceso, presenta invariabilidad de determinante, ya que no son posibles *tuve el acceso
que me prometiste o *tuve un acceso realmente emocionante. Sintagmas prepositivos como en definitiva o por si las
moscas tampoco permiten la variación de su determinante. Desde este punto de vista se trata, en consecuencia, de
la imposibilidad de intercambiar el determinante, sea éste ø o cualquier otro.
-Componentes léxicos no conmutables. Imposibilidad de conmutar, de forma libre, uno
de los formantes de la UF por otra unidad léxica equivalente): pagar el pato --- *pagar
la carne.
(Bally, 1909=1951; Jespersen, 1924=1975; Casares, 1950=1969; Sabrsula, 1966; Zgusta, 1967, 1971;
Nagy, 1973; Helbig, 1979; Zuluaga, 1980; Gross, 1984; Gläser, 1986b; Wotjak, 1986; Mendívil, 1990a; Sick,
1992).
-Nivel léxico-semántico.
-Nivel pragmático.
-Se aprenden de memoria. El hablante las aprende y las guarda en su cerebro como un
todo, lo que facilita tremendamente su identificación como unidades. Además, el
usuario es capaz de emplear o reconocer expresiones que son compartidas por la
colectividad más allá de su competencia individual (Lyons, 1981; Gross, 1984). Esto
viene corroborado por la posibilidad de elisión (o lo que se conoce como aposiopesis),
sobre todo de refranes y construcciones bimembres donde, a diferencia de lo que
ocurre con otras combinaciones en las que la elisión o supresión no es posible, el
componente elidido subyace en la estructura profunda: a buen entendedor..., cría
cuervos...
(Morawski, 1927; Casares, 1950=1969; Malkiel, 1968; Pottier, 1975; Zuluaga, 1980; Fernández Sevilla,
1983; García-Page, 1990c).
-Frecuencia de uso. Las UFS representan un alto porcentaje de las expresiones que
existen en una lengua. Es precisamente la frecuencia de uso la que actúa como
elemento fijador. Si existe una combinación homófona literal, se suele hablar de un
empleo más abundante de la expresión fraseológica que de la literal. Asimismo, la
aparición en contextos diferentes facilita la desambiguación.
(Jespersen, 1924=1975; Casares, 1950=1969; Dimitrescu, 1957; Greimas, 1960; Chafe, 1968;
Benveniste, 1970; Zgusta, 1971; Thun, 1978; Lyons, 1980; Pilz, 1981; Bosque, 1982; Carneado, 1983a; Tristá,
1983a; Gross, 1984, 1988; Gréciano, 1984a; García-Page, 1990c, 1991a; Mendívil, 1990a; Corpas, 1997).
Una vez definidas las propiedades fraseológicas y acotados los rasgos que las
determinan, resulta posible dibujar el propotipo de UF, partiendo de una concepción
estrecha de la fraseología. El mayor o menor acercamiento al núcleo vendrá determinado
por la presencia de los rasgos mencionados que, en conjunto, condicionan las
propiedades de fijación e idiomaticidad. Asimismo, se ha de tener presente que también
los rasgos son graduales. En este sentido, a menudo no es posible afirmar rotundamente
que una locución verbal, por ejemplo, no admite la prueba de la pasiva, sino que presenta
grados de extrañeza o de agramaticalidad diversos. Por otra parte, la locución y la frase
proverbial del tipo 1 son estructuralmente idénticas. La única diferencia destacable entre
ellas se debe a su origen, literario por ejemplo, en el caso de las frases proverbiales41. Por
ello, en cuanto al prototipo, elaborado desde una concepción estrecha de la fraseología,
deben recibir el mismo tratamiento. El mayor o menor acercamiento al núcleo de estas
unidades vendrá determinado por la presencia de los rasgos mencionados que, en
conjunto, condicionan las propiedades de fijación e idiomaticidad.
La locución prototípica presentará ambas propiedades. La fijación se manifestará
en su nivel más alto. La locución reflejará una estructura estable y con pocas
posibilidades de variación. Mostrará defectividad combinatoria o sintáctica, esto es, no se
podrán practicar en ella cambios que repercutan en su estructura, como la conmutación,
la permutación, la extracción de sus componentes, etc., especialmente si se trata de una
locución verbal, la clase funcional más versátil. En cuanto a la idiomaticidad, será
prácticamente total, es decir, la locución prototípica mantendrá un significado no
composicional. La semiidiomaticidad, del mismo modo que la motivación y la existencia
de homófonos literales, se reserva para casos con un índice de prototipicidad menor. De
igual manera, la locución prototípica será aquélla que, además de manifestar las
propiedades mencionadas, cuente entre sus componentes con alguna palabra diacrítica o
cierta anomalía estructural que actúe como índice de su fijación y de su idiomaticidad.
Por otro lado, la presencia de uno de estos elementos en una locución constituye, en
general, una prueba de su antigüedad.
Por ello, el grupo nuclear de la fraseología estará formado por las llamadas
locuciones con palabras diacríticas o anomalías estructurales que manifiestan fijación e
idiomaticidad total42: a la bartola, de bruces, a mansalva, a pie juntillas, a la topa
41Aunque en la exposición inmediata aparecerán juntos ambos términos, en lo sucesivo se optará por hablar
únicamente de locución entendiendo que ambas se hallan incluidas, ya que no presentan diferencias sustanciales.
42De este modo se llama la atención sobre el hecho de que pueden hallarse locuciones con palabras diacríticas, por
ejemplo, que presentan una fijación y/o idiomaticidad parcial. Esta circunstancia se presenta fundamentalmente
tolondro, a ojos vistas, a trancas y barrancas, a troche y moche, agua de borrajas, salir de
naja, tomar las de villadiego, ...
Los restantes complejos que se han dado en incluir en la fraseología concebida de
forma estricta, como son las locuciones meramente fijas, semiidiomáticas, idiomáticas,
unidades sintagmáticas o combinaciones frecuentes, representan índices de
prototipicidad menores. Por lo común, se caracterizan por su fijación, si bien a menudo
parcial, como demuestra que puedan presentar, por ejemplo, variación numérica o
genérica entre sus componentes o huecos funcionales. La idiomaticidad no será tampoco
absoluta. Podría hablarse de varios índices de idiomaticidad, así como de grados
diferentes de motivación, de presencia de diversos recursos tropológicos, etc.
En suma, teniendo en cuenta el núcleo formado por las locuciones totalmente fijas
e idiomáticas con palabras diacríticas o con anomalías estructurales podría establecerse
una escala gradual que iría de las locuciones con un grado alto de idiomaticidad a
aquéllas otras caracterizadas exclusivamente por su fijación, pasando por las
combinaciones semifijas. En la zona fronteriza entre las UFS y las combinaciones libres
se encontrarían tanto las unidades sintagmáticas, que muestran cierto índice de fijación,
a pesar de no presentar idiomaticidad y de estar sujetas a procedimientos de formación
regulares, como las combinaciones de palabras simplemente frecuentes con una escasa
estabilidad que no repercute, por lo común, en su estructura sintáctica.
Como se ha venido defendiendo, el fenómeno fraseológico presenta un carácter
gradual. Por este motivo, se ha de tomar con cautela cualquier segmentación que se
proponga de la escala. No obstante, ello no impide que puedan mencionarse ciertos
grupos graduales, como los que a continuación se proponen del centro a la periferia:
-Locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías
estructurales.
-Locuciones idiomáticas.
-Locuciones semiidiomáticas.
-Locuciones meramente fijas.
-Locuciones semifijas (se incluyen, por ejemplo, los esquemas fraseológicos43 y
las combinaciones con miembros movibles o con casillas vacías).
-Unidades sintagmáticas.
-Combinaciones frecuentes.
en aquéllas que proceden de otra lengua funcional de la misma lengua histórica, es decir, en combinaciones como
meter un gol, echar balones fuera, casarse de penalti, construcciones que tienen, generalmente, un homófono literal
y manifiestan cierta motivación.
43Siguiendo la propuesta de Zuluaga (1980, 111), un esquema fraseológico es una estructura sintáctica rígida
"cuyo 'relleno' o realización en el hablar está sometido a limitaciones de la libertad de combinación, sólo
'explicables' mediante el concepto de fijación fraseológica".
CAPÍTULO 5
5. 0. Introducción
Hasta el momento se han ido desgrananado aquí y allá opiniones diversas y hasta
cierto punto enfrentadas relativas a los conceptos de fijación e idiomaticidad. Ambos
fenómenos han sido definidos como propiedades de la fraseología que permiten
identificarla de forma específica frente a otros procesos lingüísticos, y que desencadenan
un buen número de rasgos, como la defectividad transformacional de las UFS, su
reproducción en bloque o su escasa motivación. Se ha defendido, por otra parte, el
carácter no discreto de estas combinaciones, lo que permite concebirlas como camino de
fronteras difusas, de límites maleables y movibles.
El carácter difuso de las UFS se halla estrechamente relacionado con otros
fenómenos generales del lenguaje, puesto que tanto la fijación como la idiomaticidad son
procesos naturales que pueden localizarse en un buen número de mecanismos
lingüísticos. Por ello, este capítulo se dedicará a la delimitación y definición de las
propiedades identificadoras del fenómeno fraseológico frente a las similitudes y
diferencias que las relacionan con otros mecanismos.
En el punto 5. 1. se hará referencia a la propiedad de la fijación. A fin de
comprenderla (punto 5. 1. 2.), resulta obligado detenerse en recursos como la repetición
(punto 5. 1. 1. 1.) o el concepto de colocación en la lengua (punto 5. 1. 1. 2.). La
idiomaticidad ocupará la segunda parte del capítulo. Este concepto conecta con
denominaciones como el idioma, lo idiomático o la lexicalización. La delimitación de
procesos generales como éstos y del fenómeno fraseológico propiamente dicho conformará
el contenido del punto 5. 2. 1. Ello contribuirá a definir lo que se entiende por
idiomaticidad fraseológica (punto 5. 2. 2.). Aunque se tratará de caracterizar la fijación
y la idiomaticidad por separado debe quedar claro que la subdivisión propuesta, una vez
más, responde a una reflexión básicamente metalingüística. En consecuencia, una
meditación final sobre ambas puede contribuir al discernimiento del fenómeno estudiado
(punto 5. 3.).
5. 1. La fijación fraseológica
5. 1. 1. 2. El concepto de colocación
44Véase también García-Medall (1992). Sobre procedimientos expresivos en francés resulta especialmente
interesante consultar Frei (1929=1982:277 y ss.).
45Por ello, han sido incluidos en algunos trabajos como mecanismos de repetición, sin tener generalmente en
cuenta su valor fraseológico. (Véanse entre otros González Ollé, 1979 y García-Medall, 1992).
escuela, se empleará el término colocación, traducción del acuñado por Firth
(1957=1969), collocation46.
La frecuencia de aparición conjunta de los componentes de la combinación
desencadena una relación significativa compleja, en la que, generalmente, uno de los
términos especifica al otro. Es decir, en colocaciones como elefante africano o buque
escuela es el segundo componente, llamado colocativo, el que especifica o delimita el
significado del primer componente o base. Según Aguilar-Amat (1993), constituyen
combinaciónes preferentes con un significado composicional deducible del significado de
sus miembros, frente a lo que ocurre con algunas de las combinaciones fijas, las
idiomáticas, cuyo significado no es a priori composicional.
Ahora bien, las diferencias entre unas combinaciones y otras, entre colocaciones y
UFS estrictas no resultan en la práctica rígidamente establecidas. Una vez más cabría
hablar de una relación gradual entre las combinaciones libres, las colocaciones y las UFS.
Si se observa en ellas el fenómeno de la fijación, tanto las colocaciones como las UFS se
reproducen, es decir, se repiten con la misma forma. Se trata, por consiguiente, de
combinaciones estables. Pese a ello, no se pueden aplicar a las colocaciones los mismos
principios, mencionados en el capítulo 4; en concreto los referentes a la idiomaticidad:
una colocación es un procedimiento regular de creación, por lo que no se muestran
generalmente irregularidades léxicas o gramaticales.
Han sido precisamente los métodos automáticos los que más han profundizado en
la diferenciación entre ambos mecanismos. Un método automático debe predecir la
aparición de secuencias multilexicales entre cuyos miembros se pueden establecer
relaciones diversas. Por ello, se hace necesario discernir entre secuencias regulares e
irregulares, con el objeto de no producir agramaticalidades. En este sentido, Aguilar-Amat
(1993) intenta comprobar si ciertas estructuras Nombre+Adjetivo son colocaciones o
idiomatismos. Si el adjetivo se revela como independiente del nombre, se tratará de una
colocación. Si no es así, de un idiomatismo. Para conseguirlo, aplica las pruebas de la
elisión del nombre, de la pronominalización y del intercambio del adjetivo por una oración
de relativo, de manera que diferencia entre dos estructuras como ángulo recto y números
rojos:
46Como advierte Aguilar-Amat (1993) la traducción al castellano del término inglés collocation suele desatar
polémica. A veces se prefiere conlocación, otras coocurrencia o co-ocurrencia. Según parece, estos dos últimos
hacen referencia a una construcción de mayor independencia sintáctica. En consecuencia, se preferirá el término
colocación para aludir a relaciones sintagmáticas frecuentes o preferentes.
En otro orden de cosas, Thun (1978) da el nombre de bevorzugte Analysen a ciertas estructuras similares en
diversas lenguas que manifiestan una herencia cultural, social, etc., común, como it. lavarsi i dienti, esp. lavarse
los dientes, rum. a se spala pe dinti, al. sich die Zähne putzen. Como el mismo autor declara, este concepto tiene
bastante relación con el de collocation de J. R. Firth.
léxica, sino que constituye una implicación recíproca: trochea-y moche/mochea
troche y- (García-Page, 1990a:223).
En suma, existen amplias coincidencias entre sintagmas frecuentes y otros más
estables, fijos. Su estabilidad, la frecuencia de aparición conjunta de sus formantes, se
opone a la regularidad léxica (significado composicional) y gramatical (ausencia de
defectividad) de los primeros frente a los segundos. Desde una posición no discreta,
ambos fenómenos, las colocaciones y otras UFS, quedan englobados bajo una misma
categoría.
47No siempre el término elegido es el de fijación: otras veces se prefiere el de estabilidad, el de congelación o el de
petrificación. Así, por ejemplo W. Fleischer, aunque habla de fijación, emplea en ocasiones los términos de
estabilidad (Stabilität -Fleischer, 1982-) o de congelación (como adjetivo, eingefroren -Fleischer, 1992-). Lyons
(1977=1980) prefiere el de petrificación, que toma de G. Leech. Detengámonos un momento en dicho concepto. La
petrificación se entiende como solidificación y como contracción. La solidificación depende directamente de la
frecuencia con que se utilice un lexema sintáctico y del valor fijado o no fijado que adquiera en la mente de los
hablantes. La contracción depende de la restricción de sentido y denotación de los lexemas simples que forman
parte de un lexema, ya sea compuesto o sintáctico. También la institucionalización de un lexema sintáctico
contribuye a su establecimiento como unidad autónoma. Así pues, la solidificación parece equivaler a la fijación y
la contracción a la idiomaticidad.
La fijación constituye una propiedad diferencial de la fraseología. Como matriz,
actúa a través de un serie de rasgos (defectividad, reproducción en bloque, aprendizaje de
memoria) en la constitución de complejos fijos de palabras, que se enfrentan a otros
complejos precisamente por ese carácter. Asimismo, es un fenómeno de reproducción
lingüística que se halla íntimamente ligada a otra propiedad, la idiomaticidad.
5. 2. La idiomaticidad fraseológica
Valorar qué relaciones existen entre lo peculiar de una lengua dada y los
resultados concretos de esas peculiaridades, en primer lugar, y el papel que lo
fraseológico desempeña en este proceso, en segundo, va a constituir el objetivo de esta
sección.
La palabra griega era utilizada en la antigüedad para referirse a la manera
concreta de expresión de algunos autores literarios, así como para formas literarias
específicas. El resultado particular de la expresión lingüística era designado por medio del
término , que con el tiempo se emplearía también para referirse a estructuras
familiares o vulgares, a ciertas formas de expresión incultas y a formaciones peculiares de
una lengua. La palabra latina idioma recogerá los sentidos del griego y se
referirá, en consecuencia, tanto a la forma de expresión como a los resultados concretos
de esa forma de expresión. Se encuentran derivados de la latina tanto en lenguas
románicas como en otras de diverso origen (inglés, alemán, ruso, etc.). Según Thun
(1978:8), tras el análisis de la terminología surgida en dichas lenguas, se puede decir que
no se detecta entre ellos una diferencia clara entre la forma de expresión
(Ausdrucksweise) y el resultado de esa forma de expresión (Produkt der
Ausdrucksweise) que a menudo recubre una misma designación48. La dificultad que
entraña esta separación repercute en nuestra delimitación, ya que el segundo concepto
puede incluir las combinaciones fijas de palabras resultantes de ese modo de hablar, así
como otros productos que le dan a una lengua un carácter propio. Por otra parte, la
expresión de un idiotismo recibe denominaciones propias en cada lengua: italianismo,
galicismo, anglicismo49.
En español, idioma tiene dos acepciones, según el DRAE (1992): ‘1. Lengua de un
pueblo o nación, o común a varios./ 2. Modo particular de hablar de algunos o en
algunas ocasiones. En IDIOMA de la corte; en IDIOMA de palacio’. El resultado concreto de
las peculiaridades de un idioma es lo que se conoce como idiotismo: ‘Giro o expresión
contrarios a las reglas generales de la gramática, pero propios de una lengua. v. gr. a ojos
vistas’. En nuestra lengua, dicho producto se denomina hispanismo50.
48El término alemán Ausdrucksweise también podría traducirse como modo de hablar. Aunque se considera más
acertado el primero, a lo largo de la exposición ambos se usarán como sinónimos.
49Para un desarrollo pormenorizado del concepto idioma y su familia léxica, véase Thun (1978:2-16).
50Según el DRAE, hispanismo tiene cuatro acepciones: ‘1. Giro o modo de hablar propio y privativo de la lengua
española./ 2. Vocablo o giro de esta lengua empleado en otra./ 3. Empleo de vocablos o giros españoles en distinto
idioma./ 4. Afición al estudio de las lenguas, literaturas o cultura hispánicas’. La primera de ellas hace referencia a
la forma de expresión, mientras que la segunda y la tercera, entre las que realmente no existe una diferencia
sustancial, aluden al resultado de esa forma de expresión.
Otro término se une a los de idiotismo e hispanismo: es el de modismo, que circula en español, según Casares
(1950=1969) desde la segunda mitad del siglo XVIII. Recubre un concepto poco claro y no se corresponde con una
figura linguística, aunque viene definido por lo que se entiende por idiotismo. Surge de la expresión modo de hablar
y, según nuestro lexicógrafo, "es una expresión compleja de carácter estable en la que entran por lo menos dos
De estas definiciones se deduce que lo idiomático constituye un modo de hablar
que da lugar a términos o expresiones reconocidas como propias de una lengua. Entre
ellas, las UFS ocupan un lugar privilegiado, ya que se construyen en algunos casos sobre
reglas no reconocidas como tales en la sincronía actual de una lengua. Ahora bien, todo
lo idiomático en una lengua no es fraseológico o, lo que es lo mismo, las singularidades de
una lengua están presentes no sólo en combinaciones fijas de palabras, como son las
UFS, sino también en otras unidades o complejos, por ejemplo en construcciones
expresivas, en formas elegantes o literarias, etc. Por ello conforma una exigencia
importante la definición de las propiedades del fenómeno fraseológico, la fijación y la
idiomaticidad, y su diferenciación frente a otros fenómenos lingüísticos.
La aparición de peculiaridades en todos los sistemas lingüísticos, la presencia de
idiotismos, tanto en el sentido de un modo de hablar como de su resultado, ha llevado a
proponer su carácter universal. Algunos autores, como Isacenko (1948) o Weinreich
(1966=1969), han declarado que existen estructuras fraseológicas en todas las lenguas
del mundo. En este sentido, Makkai (1969:49) admite como universal lingüístico la
existencia de la idiomaticidad (Idiomaticity) en todas las lenguas, a excepción de algunos
ejemplos aislados, como en ciertos idiomas americanos. La idiomaticidad se estructura en
dos áreas, de acuerdo con el siguiente esquema:
Sememic SECOND
Stratum [Semon Sememe] IDIOMATICITY
| AREA
|
Lexemic [Lexon Lexeme] FIRST
Stratum IDIOMATICITY
AREA
palabras" (p. 212). Por tanto, es una expresión pluriverbal, de modo que buena parte de las expresiones
pluriverbales, es decir, de las locuciones y las frases proverbiales, son modismos. La definición dada en el DRAE
(1992) no aclara mucho: ‘expresión fija, privativa de una lengua, cuyo significado no se deduce de las palabras que
la forman, v. gr. a troche y moche/. 2. idiotismo, expresión o sintagma privativo de una lengua, contrario a las
reglas gramaticales, v. gr., a ojos vistas’. Puede afirmarse que idiotismo y modismo coinciden parcialmente en su
concepción. La aparición del segundo término no soluciona los problemas existentes. Así pues, mientras idiotismo
hace referencia tanto al modo de hablar, entendido de forma general, como a los resultados de ese modo de hablar,
el modismo, a nuestro entender, recubre únicamente el producto del modo de hablar, las formas concretas propias
de una lengua, sin tener en cuenta si dichas expresiones son agramaticlaes o no y, en principio, sin atender a si
esos resultados pueden considerarse fraseológicos o no.
51Por consiguiente, en esta área se incluyen tanto secuencias propiamente fraseológicas como otras que no
responderían estrictamente a nuestra definición, como los Pseudo-Idioms.
antes, aunque determina con mayor claridad los dos tipos de expresiones idiomáticas
(Idioms) existentes:
-Las léxicas (Lexemic Idioms), ligadas a la estructura superficial, se caracterizan
universalmente por ser una parte del discurso: hot potato (‘patata caliente’)
(función nominal), to and fro (‘de aquí para allá’) (función adverbial).
-Las sémicas (Sememic Idioms), generadas a través de la estructura profunda, se
caracterizan universalmente por constituir formas superiores a la cláusula:
don't count your chickens before the're hatched (‘no hagas las cuentas de la
lechera’).
Diferencia también un grupo intermedio, conformado por las expresiones
idiomáticas verbales expandidas (Expanded Verbal Idioms) que pueden constituir
tanto una parte del discurso como una estructura oracional: kick the bucket (‘estirar la
pata’)52.
También Dobrovol'skij (1988) coincide en afirmar que los universales lingüísticos,
en concreto los fraseológicos, pueden detectarse en todas las lenguas. En primer lugar, se
ve en la necesidad de separar dos tipos de universales fraseológicos:
1. Los externos, referentes al nivel cognitivo-gnoseológico, que se incluyen entre los
universales semántico-conceptuales y que detallan las categorías de
pensamiento universales referentes a la fraseología: espacio, tiempo, cantidad,
proceso y ciertos conceptos abstractos como propiedades, emociones y acciones
humanas. El inventario de estas categorías es universal o casi universal, porque
se apoya en el reflejo de la realidad. La fraseología, pese a ello, se reparte de
forma desigual sobre dichos ámbitos referenciales. Así, actúa especialmente
sobre el antropocentrismo o la evaluación negativa.
2. Los internos, referentes al nivel lingüístico, que se cuentan entre los universales
léxico-semánticos y donde se distinguen dos grupos:
2. a. Universales léxico-fraseológicos. En ellos intervienen los procesos
lexicológicos, como la polisemia, la homonimia, la antonimia.
2. b. Universales fraseológicos propiamente dichos, que comprenden las
regularidades internas del sistema fraseológico Estos universales no han
sido muy estudiados, por lo que tienen un carácter hipótetico.
De la experimentación de sus hipótesis de trabajo en tres lenguas germánicas
(inglés, alemán y neerlandés), deduce que los universales fraseológicos pueden hallarse
presentes en todas las lenguas del mundo, aunque la comprobación de esta tesis exigiría
un estudio empírico en cada una de ellas.
D. Dobrovol'skij, a diferencia de A. Makkai, se ha centrado de forma más exclusiva
en uno de los resultados del modo de hablar: la fraseología. Desde nuestra perspectiva,
su tesis resulta más clarificadora de la universalidad del fenómeno fraseológico. Teniendo
en cuenta ambas posturas, deduce que lo idiomático es universal en las lenguas. Puede
concebirse tanto como modo de hablar o como resultado concreto, específico de un modo
de hablar. Uno de esos resultados, la fraseología, presenta ese carácter. Por otra parte,
cabría considerarlos productos secundarios porque, como advierte D. Dobrovol'skij, los
constituyentes fraseológicos se extraen del conjunto léxico de una lengua como partes ya
acabadas. Configuran signos lingüísticos de la nominación secundaria, propia de los
lexemas no simples, es decir, de la formación de palabras y de la fraseología. Además, se
especializan en la denominación de objetos o en la predicación, aportando en este último
caso valores estilísticos.
52A. Makkai, como otros muchos autores americanos, parte del concepto de Idiom de Hockett (1956:222): "An
Idiom is a grammatical form-single morpheme or composite form-the meaning of which is not deducible from its
structure. By this definition, every morphem is an idiom, since a morpheme has no grammatically relevant
structure, but so are vast numbers of composite forms". Así, cualquier morfema es una estructura idiomática a no
ser que se halle formando parte de otra más amplia. Como se ve, su concepto es excesivamente amplio: recubre
tanto la idiomaticidad que se defiende en nuestro trabajo, que afecta sólo a combinaciones fijas de palabras, como
la que atañe a combinaciones de morfemas y a morfemas simples. A nuestro entender, el logro de A. Makkai
consiste en haber conseguido separar lo propiamente idiomático de una lengua, el modo de hablar, de los procesos
lingüísticos que originan unidades, el resultado de ese modo de hablar. No obstante, se echan en falta ciertas
precisiones en cuanto a las combinaciones fraseológicas resultantes de ese modo de hablar, como la enunciación de
sus rasgos propios y las cualidades que los oponen a otros productos idiomáticos, incluso en formulaciones como
la de 1978.
Recapitulando, tanto el modo de hablar como el resultado del modo de hablar
particular, lo que se ha englobado bajo el concepto de idiotismo, ha preocupado a lo
largo de la historia más por sus connotaciones culturales y sociales que por su
repercusión lingüística. No obstante, no nos interesan todas las acepciones del mismo,
sino tan sólo uno de sus sentidos, ya que todo lo idiomático no es fraseológico. La
fraseología reúne únicamente combinaciones fijas de palabras y deja al margen maneras
peculiares de expresarse y unidades que no cumplan dicha propiedad sintáctica.
53Como se desarrollará seguidamente, la lexicalización implica fusión de varias unidades en una sola. Ello significa
que el conglomerado resultante se concibe como una unidad léxica que se reproduce como algo terminado, como
algo fijado. La referencia a este problema desde el punto de vista de la idiomaticidad viene justificado por la
especialización significativa que a menudo sufren tanto las lexicalizaciones como las combinaciones idiomáticas.
54Por ello, se relaciona claramente con el concepto de aglutinación de Bally (1932=1965), ejemplificado en casos
como aujourd'hui o peut-être. La aglutinación equivale a los fenómenos de la no-linealidad de la lengua, es decir, a
los fenómenos de la distaxia (distaxie). La no-linealidad se encuentra cuando un significante contiene varios
significados o cuando las partes de un mismo signo aparecen separadas. Así, la aglutinación se manifiesta como
una discordancia entre significante y significado y es un fenómeno general. Uno de los tipos de aglutinación
aparece en las locuciones donde "la répartition d'un signifié unique sur plusieurs faux signifiants qui n'ont un sens
que dans leur ensemble" (Bally, 1932=1965:146). Tout à coup equivale a soudain.
A veces lexicalización e idiomaticidad se superponen, otras discurren por caminos
paralelos. Nuestra concepción restringida de lexicalización se opone a otras más amplias
del fenómeno. Por ello, sólo en un sentido amplio, sólo teniendo en cuenta esa relación
causal, puede concebirse el fenómeno fraseológico como incluido en el de la lexicalización.
Así lo entiende Mendívil (1990a) que considera que, entre los diversos fenómenos de
lexicalización de las relaciones verbo-nominales, el de la locución constituye el más
alejado del sintagma y el más cercano a la unidad léxica, debido a que comparte
propiedades de ambas categorías y no puede asignarse a una de ellas con total rigor.
Desde este punto de vista, la locución es una estructura sintagmática en proceso de
lexicalización. También habla de ello Bosque (1982:104), para quien constituyen
unidades lexicalizadas aquéllas que no responden a las leyes del idioma. En este sentido,
la lexicalización recubre tanto unidades simples y colocaciones como modismos o
refranes.
No obstante, no nos interesa sobremanera este concepto amplio de lexicalización,
que se ocuparía de todas aquellas construcciones que no cumplen las leyes del idioma, es
decir, de todas las construcciones idiomáticas, ya sean éstas unidades sintácticas, léxicas
o de otro tipo. El concepto de lexicalización se restringe bastante en nuestro trabajo y
alude, únicamente, al resultado de la fusión en una sola palabra de dos o más unidades
léxicas, sabiendo que esa fusión conlleva a menudo transformaciones en el significado de
los componentes55.
Si se entiende la lexicalización como la pérdida de caracteres gramaticales en
beneficio de la fusión o amalgamiento, se comprenderá por qué autores como W. Fleischer
o I. Bosque hablan de lexicalización al referirse a las UFS: dichos sintagmas fijos
constituyen un estado intermedio hacia procesos de lexicalización más consolidados,
como la derivación (mesón, pañuelo, ventanilla) o la composición (paraguas, salvavidas),
ya que mantienen su complejidad sintagmática. Ahora bien, los resultados de la
lexicalización deben separarse de los mecanismos idiomáticos, presentes en buena parte
de las UFS. Como advierte Zuluaga (1980:125), casos de lexicalización en la formación de
palabras, concretamente en la composición, podrán interpretarse como combinaciones
idiomáticas, ya que son formas léxicas cuyo sentido no se deduce a partir de sus
componentes.
Esto ocurre, por ejemplo, con cortapisa en dos de sus acepciones (‘condición o
restricción con que se concede o se posee una cosa. / Obstáculo, dificultad’, DRAE),
aunque se trata de una sola palabra. Y aquí nos interesan, única y exclusivamente, las
combinaciones de dos o más palabras. Las UFS representan un estado intermedio en el
proceso de lexicalización. La consecuencia última es la fusión de un sintagma fijo en una
sola unidad léxica y su comportamiento como tal. Pero mientras esto no suceda se deberá
mantener el concepto de UF.
Esa doble dualidad de las UFS, situadas entre el sintagma y la unidad léxica
simple, hace necesaria esta distinción, esta separación. Con todo, no resulta apropiado
establecer límites rígidos entre las unidades de la fraseología y otras unidades, sobre todo
si se tienen en cuenta ciertos ejemplos: ¿es una combinación fija de dos o más palabras
enseguida, que puede encontrarse escrita como en seguida y enseguida? ¿Constituyen
ejemplos de lexicalización total estructuras que se observan como locucionales, pero que
G. Correas escribía en 1627 como aderechas, atuertas, atontas i alocas o debalde? ¿Puede
estudiarse apenas como unidad simple lexicalizada o todavía se ha de tratar como una
UF? En consecuencia, se habrá de considerar que la relación entre las UFS y las
unidades plenamente lexicalizadas es gradual.
55A este respecto, Fleischer (1982) menciona tres criterios para caracterizar los fraseologismos: la estabilidad, la
idiomaticidad y la lexicalización. La idiomaticidad y la estabilidad contribuyen a hacer el fraseologismo equivalente
a la palabra, llevan a su lexicalización, esto es, a su almacenamiento en el lexicón como un todo. La lexicalización
supone que dicha construcción sintáctica ya no reproduce un modelo estructural productivo, sino que es
reproducida como una unidad léxica terminada. Por ello las UFS situadas en el centro manifestarán, según W.
Fleischer, las tres características mencionadas.
5. 2. 2. La idiomaticidad fraseológica
Una vez definida la idiomaticidad como fenómeno general del lenguaje, puede
acotarse el espacio destinado a la idiomaticidad como propiedad fraseológica56.
Del mismo modo que la fijación se revela como una propiedad fundamentalmente
sintáctica, la idiomaticidad se concibe como un fenómeno básicamente semántico. Un
buen número de autores se ha referido a ella y ha elaborado definiciones desde los más
diversos posicionamientos teóricos: funcionalismo, generativismo, lingüística
estratificacional, léxico-gramática. No obstante, en esencia, todas las definiciones
coinciden: una expresión idiomática es aquélla cuyo significado no se puede deducir del
significado de sus partes, tomadas por separado o en conjunto57.
Pongamos un ejemplo: el significado de echar raíces no es el resultado de la suma
de sus miembros tomados por separado “echar+raíces”, ni tampoco de sus componentes
en conjunto. En consecuencia, el significado de la locución verbal echar raíces,
‘establecerse en un lugar’, debe buscarse en recursos tropológicos, como la sinécdoque o
la metáfora58. Repárese en que dicha expresión también tiene un significado literal, que
es igual a la suma de sus componentes: “echar+raíces”. La gran mayoría de las UFS
poseen un homófono literal, es decir, una expresión formalmente idéntica con un
significado no figurado59. Ahora bien, la frecuencia de uso es bastante escasa por lo que
a la homófona literal se refiere, y en muchas ocasiones su empleo se justifica por razones
retóricas diversas (juegos de palabras, doble sentido, etc.). Como contrapartida, la
homófona idiomática disfruta, en general, de un uso relativamente frecuente.
Normalmente, su significado idiomático es el resultado de un proceso histórico en
el que el significado literal y el figurado fueron alejándose progresivamente. Como
consecuencia de ello, hoy en día se encuentran un gran porcentaje de expresiones
idiomáticas no motivadas60. En cambio, desde un punto de vista sincrónico, la
motivación siempre es el resultado de una reflexión a posteriori: ciertos fraseologismos
evocan claramente su significado literal, otros lo insinúan y algunos sólo guardan una
mínima relación con su sentido originario.
Por otro lado, cuando la expresión no tiene un homófono literal, puede afirmarse
que su idiomaticidad es total, del mismo modo que su falta de motivación. A mayor
idiomaticidad corresponde una menor motivación: la expresión pierde su transparencia.
Por ello, las expresiones con palabras diacríticas o con anomalías estructurales, sin
homófonos literales, presentan el mayor índice de idiomaticidad y el menor de motivación.
En cuanto a la motivación, Zuluaga (1980:126-128) opina que las expresiones
idiomáticas gozan de una doble arbitrariedad:
56En este sentido, Korhonen (1992a:2) propone el empleo del término Idiom única y exclusivamente para un uso
fraseológico, y los de Idiomatisierung, Idiomatizität o construcciones idiomáticas (idiomatische
Konstruktionen) para la formación de palabras.
57Por ello, "los componentes de la unidad idiomática, aunque presentan estructura material propia de significantes
lingüísticos autónomos, no funcionan como verdaderos signos sino como figuras, para decirlo con un término de
Hjelmslev (...); así las palabras componentes de la unidad idiomática tirios y troyanos (= "todos"-los miembros de un
grupo humano dividio en bandos-) funcionan en ella como las sílabas li-tro o los fonemas /l/, /i/, /t/, /r/, /o/ en
el lexema litro". (Zuluaga, 1980:124).
58El principio de Frege dice que el significado de una secuencia compleja se sigue del significado léxico de sus
partes individuales. Sin embargo, aunque nos hallamos ante secuencias complejas, no existe esta correspondencia
en las UFS. (véase Coulmas, 1979). La metáfora en concreto se convierte en uno de los recursos fundamentales en
la constitución de su sentido. Los componentes de una UF aparecen metaforizados en conjunto, ya que no puede
hablarse de una correspondencia entre el significado de las partes tomadas aisladamente y del total.
59En general, los generativistas definen el idiom de acuerdo con la presuposición de que siempre existe
isomorfismo entre la organización sintáctica de la expresión idiomática y su análisis semántico, ya que se ha
llevado a cabo una selección contextual entre los componentes del idiom, de los sentidos idiomáticos, que ha
convertido la expresión en otra estructura formada por otras unidades semánticas, antes de ser codificada en
sonidos. Esto quiere decir que todos los idioms son literalizables, es decir, que cuentan siempre con una expresión
homófona literal. No obstante, muchas expresiones no tienen un homófono literal, especialmente si en ellas se
encuentra alguna palabra diacrítica o cierta anomalía estructural, como ocurre con a troche y moche o a la topa
tolondro.
60Téngase en cuenta que siempre se puede hablar de grados, tanto por lo que se refiere a la idiomaticidad como
por lo que afecta a la motivación.
1. Como en todo signo lingüístico, la relación entre significante y significado no
viene motivada de forma natural.
2. Frente a otros signos, como los derivados y los compuestos, no presentan la
motivación relativa propia de éstos: los compuestos y derivados evocan los
términos de los que se componen, vienen motivados desde el punto de vista
lingüístico. En cambio, la no composicionalidad de las expresiones idiomáticas,
su falta de conexión entre el significado de la expresión en conjunto y la de sus
miembros, les niega también la motivación secundaria.
No ha resultado fácil llegar hasta aquí sin mencionar las implicaciones mutuas
entre las propiedades que se considera definitorias del fenómeno fraseológico. Aunque
practicar una separación metodológica no siempre resulta provechoso, ha sido útil hasta
el momento examinar ambas por separado, definirlas y acotarlas frente a otros recursos
generales. Ahora ha llegado el momento de probar la evidente imbricación entre ellas.
Si se parte de la idea de que "toda expresión idiomática es fija" (Zuluaga,
1980:124), la idiomaticidad presupone la fijación, lo que significa que una UF con
significado no composicional será al mismo tiempo fija o, lo que es lo mismo, presentará
estabilidad formal y, posiblemente, alguno de los defectos transformacionales ya
mencionados. Dicho de otro modo, una expresión con un alto grado de idiomaticidad
también presentará un grado elevado de fijación.
De esta manera se comprende que otros autores puedan afirmar que "en las
unidades sintagmáticas verbales la especialización semántica trae consigo una serie de
restricciones en su estructura y comportamiento sintáctico" (Martín Mingorance,
1983:217), o que pueda deducirse de las palabras de G. Wotjak (1983) que las
peculiaridades semánticas influyen en la suspensión de las reglas gramaticales en
combinaciones a priori libres.
Detengámonos en algunos ejemplos. Una locución adverbial idiomática como a pie
juntillas (con dos acepciones significativas, ‘1. Con los pies juntos./ 2. Firmemente, con
gran porfía y terquedad’, DRAE) presenta una palabra diacrítica, juntillas, y anomalías
estructurales como la falta de concordancia entre sus componentes en género y en
número62. Estos índices, por otra parte, anuncian de forma indirecta su evidente
61"Siempre y cuando se pueda disipar el carácter llamado cerrado, opaco, hermético y translaticio, típico de las UF
idiomáticas y se pueda buscar una motivación acertada al significado metafórico, translaticio de estas UF,
descifrando lo que quiere denominarse con la metáfora utilizada a partir de los significados extrafraseológicos de
los componentes de la UF idiomática, estaremos frente a un grado menor de idiomaticidad". (G. Wotjak, 1983:60).
Por otra parte, Gréciano (1983) insiste en que la expresión idiomática representa la clave para el funcionamiento de
la remetaforización (rémetaphorisation), esto es, la expresión idiomática no motivada puede recuperar en el texto
parte de sus valores metafóricos de una forma total o parcial.
62La anomalía estructural es prueba de su irregularidad sintáctica y, como consecuencia de ello, de su fijación,
que se manifiesta en rasgos como componentes léxicos no conmutables (*a pie recto), no separables (pues no
idiomaticidad; por ejemplo, constituye una expresión no motivada puesto que no existe la
posibilidad de mencionar un compañero homófono literal y, en consecuencia, la falta de
motivación es patente. Es decir, en este caso la anomalía estructural es un rasgo evidente
de su fijación, pero contribuye inevitablemente a su idiomaticidad, debido a que la unidad
presenta ausencia de homófono literal y falta de motivación. Ambas propiedades
desencadenan en unidades prototípicas como ésta una simbiosis sorprendente63.
Pagar los platos rotos es una locución verbal con homofóno literal. Su significado
idiomático puede evocarse en parte a través del significado regular. Carece de anomalías
estructurales o de palabras diacríticas que funcionen como índices de su fijación e
idiomaticidad. Ahora bien, su significado locucional comporta restricciones gramaticales
que repercuten en su fijación, como la invariabilidad de número, pues no admite más que
el plural de su componente nominal (pagar el plato roto es un sintagma libre), la
invariabilidad de determinante que se presenta como artículo determinado (la aparición
de otro determinante destruye el sentido idiomático de la expresión, pagar unos platos
rotos) o la conmutación de sus componentes (*pagar las vajillas rotas), aunque sí se
permiten otras variaciones, como la posible permutación de sus formantes en ciertos
contextos (si sigues actuando así, los platos rotos te tocará pagar) o la separación de sus
componentes por medio de la modificación (pagar caro los platos rotos). De este modo, es
la idiomaticidad la que influye en su forma fija, proceso que en ningún caso está presente
en la homófona literal, de comportamiento sintáctico regular.
Así pues, las expresiones idiomáticas, que pueden presentar diferentes grados de
esta propiedad, son básicamente fijas. A una mayor idiomaticidad corresponde
habitualmente una mayor fijación.
Ahora bien, si se observa dicha correspondencia desde el enfoque opuesto, esto es,
desde la fijación, la correlación no se cumple: la fijación no siempre implica idiomaticidad.
Hay expresiones de estructura y comportamiento fijo, pero que no son idiomáticas; en
concreto o en breve, por ejemplo, constituyen conglomerados adverbiales fijos de escasa o
nula idiomaticidad. Una prueba de la ausencia de idiomaticidad es su conmutación por
adverbios en -mente formados a partir del mismo lexema: concretamente, brevemente.
De todo ello puede concluirse que la fijación es la propiedad que vertebra el
concepto de UF: las expresiones fraseológicas son principalmente complejos
sintagmáticos fijos, lo que indica cierta estabilidad, escasa o nula productividad de sus
esquemas sintácticos y/o defectividad transformacional. A menudo, la fijación se
acompaña de la propiedad léxico-semántica conocida como idiomaticidad. En otras
ocasiones dicha propiedad está ausente. Por otro lado, estos conceptos, recordémoslo,
son términos matrices de todo un conjunto de rasgos enumerados anteriormente (véase
punto 4. 1.) y que repercuten en el funcionamiento de las UFS como pertenecientes a una
categoría no discreta, la fraseología. Principalmente, la manifestación de un grado mayor
o menor de fijación e idiomaticiad indicará su lugar en el continuum fraseológico.
Teniendo todo ello en cuenta, puede definirse la fraseologización como el proceso
por medio del cual, gracias a la fijación en algún grado y en ocasiones a la idiomaticidad,
parcial o total, se constituye una unidad fraseológica 64.
admite, por ejemplo, la modificación de uno de sus componentes, *a pie corto juntillas) o la invariabilidad de
determinante (*a los pies juntillas). A pesar de estas evidencias, se observa con frecuencia una tendencia analógica
a la regularidad. Por ello no es extraño que en medios de comunicación, orales fundamentalmente, se emplee la
variante regularizada de aquélla a pies juntillas, o que el mismo diccionario admita las variantes a pie juntillo y a
pies juntillas. Entre otros, Zukov (1975=1981) ha hablado de la influencia normalizadora del sistema lingüístico
sobre los complejos fraseológicos.
63Es evidente, no obstante, que no siempre la presencia de palabras diacríticas conlleva un alto índice de fijación.
Cuando se trata de componentes pertenecientes a otras lenguas funcionales, las fluctuaciones pueden ser varias.
Así, en la expresión idiomática actual meter un gol (a alguien) es cierto que la especialización semántica, ‘vencer a
alguien en una discusión o en el mundo de los negocios’ (DFEM), conlleva restricciones sintácticas, como podría ser
la invariabilidad de determinante, ya que no admite, por ejemplo, un artículo determinado. Pese a ello, su carácter
de creación reciente todavía no consolidada permite variaciones como podría ser la modificación: Le ha metido un
buen gol. Le han metido los goles que se merecía. Por consiguiente, su fijación es menor que la que presentan otras
unidades como a pie juntillas.
64Otros autores han empleado también el término fraseologización (Phraseologisierung) (Cernyseva,
1973=1981:37; Dobrovol'skij, 1991:32; Fleischer, 1992), u otros cercanos como Phraseologizität (Telija, 1975), con
un sentido en general similar a como se utiliza en este trabajo.
CAPÍTULO 6
6. 0. Introducción
65 Parte de este capítulo se publicará en la recopilación de artículos de fraseología, editada por G. Wotjak (1998).
66"Teniendo en cuenta la composición heterogénea del material fraseológico como parte del vocabulario, resulta
oportuno y razonable diferenciar una zona central y una zona periférica de la fraseología".
-Por ello, también algunos compuestos pueden mostrar diferentes índices de
motivación.
67Con todo, la fraseologización frente a los procedimientos de formación de palabras, como ponen de relieve la
mayor parte de los lingüistas, tiene la facultad de manifestar cualidades estilísticas, es decir, de presentar una
connotación. Esta doble posibilidad de los signos de nominación secundaria fraseológicos, es decir, la denotación o
pura designación y la connotación referida a efectos estilísticos, expresivos, etc., llevó a Carneado (1983a) a
proponer para el español una diferencia entre fraseologismos con función identificadora y fraseologismos con
función predicativa.
por Guilbert (1975). La sinapsia es un tipo de composición especial donde los lexemas
aparecen ligados por procedimientos distintos, formando en su totalidad una designación
específica. Constituye un recurso de creatividad léxica con incidencia en ciertos lenguajes
de la comunicación lingüistica, que responde a una necesidad de definición, de
clasificación, de nomenclatura de nuevos objetos y conceptos. En la medida en que estas
unidades sintagmáticas se convierten en partes constituyentes de una nomenclatura, su
difusión en el léxico viene determinada por su función, puesto que se transforman en
términos de uso obligatorio en un dominio particular. Pueden ser tanto nominales (diario
de navegación, leche condensada, gobierno parlamentario) como verbales (poner a prueba,
tomar en consideración, hacer uso). La tradición anglófona ha denominado a estas
combinaciones colocaciones (Firth, 1957=1969).
Los problemas planteados en torno a la diferenciación entre compuestos,
colocaciones y locuciones nominales se resuelven desde una consideración no discreta de
la categoría fraseológica que acoge tanto a las colocaciones como a las locuciones. Los
compuestos gráficos, por otro lado, forman parte de otra categoría, la de la unidad léxica,
de la que queda al margen la fraseología por incluir combinaciones sintácticas de dos o
más palabras. Así pues, los compuestos podrán presentar rasgos idénticos a los de las
colocaciones o las locuciones, como idiomaticidad o motivación, pese a pertenecer a otro
dominio. Asimismo, podrán acercarse a las zonas limítrofes de la fraseología o
encontrarse alejados de la misma.
En cuanto a las combinaciones fraseológicas, cabría mencionar, en primer lugar,
las colocaciones nominales, esto es, las combinaciones frecuentes de palabras que
ofrecen como resultado un sintagma nominal. El procedimiento de creación de las
mismas es regular, lo que ocasiona cadenas sintagmáticas basadas en un lexema
idéntico, como por ejemplo agua bendita, agua de azahar, agua de coco, agua de colonia,
agua de mesa, agua de nieve, agua dura, agua blanda, agua potable; o reloj de pulsera,
reloj de péndulo, reloj de pesas, reloj de sol, reloj despertador, reloj digital, reloj eléctrico,
reloj magistral. En ambos casos se trata de tipos de agua o de relojes: la base mantiene su
significado, aunque se ve especificado por el colocativo, que constituye un adjetivo (agua
bendita) o un sintagma prepositivo, normalmente encabezado por de (agua de coco).
Tales construcciones han de considerarse periféricas, puesto que, aunque
manifiestan cierta cohesión entre sus formantes y presentan rasgos como la no
conmutación de sus formantes en algunas ocasiones (se dice rebanada de pan, pero no
rebanada de chocolate), no evidencian ningún grado de idiomaticidad, lo que implica que
el significado de sus formantes es recto, del mismo modo que el de la mayor parte de los
compuestos: sacapuntas, paraguas, guardamuebles.
No obstante, otras construcciones formalmente idénticas, como agua de borrajas,
caballo de batalla, mano dura, manos sucias, mesa redonda, talón de Aquiles habrán de
considerarse locuciones nominales. Dichas UFS, a diferencia de las anteriores, son
idiomáticas en algún grado, tal y como ocurre con compuestos como correveidile o
pelagatos. Así por ejemplo, caballo de batalla significa ‘punto conflictivo’ y manos sucias,
‘retribuciones que se perciben en un empleo de forma ilegal’ (GDLE). El grado de
idiomaticidad que presentan las acerca al núcleo de la fraseología, así como su mayor
nivel de fijación: para estas UFS es imposible llevar a cabo la conmutación de sus
formantes, puesto que esta modificación supondría también la modificación de su
significado. Tan sólo se permiten ciertas sustituciones previamente fijadas como agua de
borrajas/ cerrajas, pero no otras libres.
Algunas de estas unidades constituyen el prototipo de UF para el sintagma
nominal fraseológico: son aquellas locuciones nominales totalmente fijas e idiomáticas
con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales. Esta anomalía constituye un índice
de su fijación e idiomaticidad, como ocurre con agua de borrajas/cerrajas o Alma Mater.
En el primer caso, se trata de dos palabras que aluden a sendas plantas, pero que
resultan de baja frecuencia como independientes; en el segundo, las palabras diacríticas
provienen de otra lengua histórica, el latín.
Por otra parte, sería conveniente dedicar un nivel intermedio entre las colocaciones
y las locuciones a aquellas combinaciones que, aunque mantienen el significado recto de
sus formantes, presentan el colocativo en uso trasladado, como dinero negro, lista negra o
punto negro. En las tres UFS, es el adjetivo negro el que presenta una acepción figurada
en combinación con estos sustantivos que mantienen su significado literal, lo que las
convierte en construcciones diferentes a colocaciones similares, pero también a
locuciones idiomáticas. Cabría hablar en estos casos de locuciones nominales mixtas, es
decir, con una parte meramente fija y otra idiomática68.
En definitiva, es la propiedad complementaria de la idiomaticidad, la que permite
discernir entre colocaciones y locuciones nominales. Las colocaciones nominales
(rebanada de pan) constituyen UFS periféricas que han sido creadas empleando
procedimientos regulares, propios de la sintaxis libre. Sin embargo, la cohesión que
manifiestan sus formantes permite hablar de combinaciones fraseológicas. En un nivel
intermedio se sitúan las UFS que presentan una parte fija (la base) y otra idiomática (el
colocativo) (dinero negro). Por otro lado, las locuciones nominales (manos sucias) son UFS
nucleares que evidencian algún grado de idiomaticidad y grados mayores de fijación, lo
que imposibilita la sustitución de sus formantes sin que la unidad pierda sus cualidades.
Algunas de ellas han de considerarse como prototípicas, debido a su alto grado de fijación
e idiomaticidad y a la presencia de palabras diacríticas y/o anomalías estructurales (agua
de borrajas)69.
Los sintagmas verbales fraseológicos vienen representados por unidades como ser
un lince, cortar el bacalao, dar gato por liebre, soltar la mosca, perder el tiempo, vivir como
un rey, hacer uso o salir de naja. Estos sintagmas representan UFS de distinta
complejidad que se sitúan en diversos lugares de la escala fraseológica que va del centro a
la periferia. Algunos de ellos pueden ser considerados, gracias a las propiedades de
fijación e idiomaticidad y a los rasgos que manifiestan, como unidades prototípicas de la
fraseología. Otros, en cambio, representan grados de fijación escasos y nula
idiomaticidad, por lo que habrán de adscribirse a la periferia.
Si se hace referencia a esta última, cabría mencionar, en primer lugar, las
colocaciones verbales como estallar una guerra, zarpar un barco o zanjar una polémica.
En ellas sus componentes manifiestan una alta coaparición conjunta que en algunas
ocasiones se debe a razones semánticas como la solidaridad léxica: guiñar un ojo. En
otros casos las posibilidades de combinación se hallan muy determinadas, como conciliar
el sueño o acariciar una idea, o se limitan a un mismo campo semántico: zanjar un
desacuerdo/una polémica/una discusión (Corpas, 1997).
En un segundo nivel, se encontrarían las llamadas unidades sintagmáticas
verbales70 (USVS). Debido a su configuración, manifiestan una mayor cohesión entre
sus formantes que las del grupo anterior. Son UFS que se caracterizan formalmente por
las estructuras V+SN o V+SPrep: hacer uso, tomar un baño, ponerse en tratamiento.
Funcionalmente, constituyen conglomerados donde el componente verbal ha perdido sus
valores léxicos y soporta los morfológicos del conjunto. El componente nominal, en
cambio, representa los valores léxicos de toda la unidad. Por ello, la mayor parte de estas
USVS pueden ser conmutadas por un lexema simple procedente de la misma base que su
componente nominal: hacer uso=“usar”; tomar un baño=“bañarse”; ponerse en
tratamiento=“tratarse”. En este sentido, el componente verbal constituye un verbo
soporte; las lenguas disponen de un conjunto de verbos desemantizados que pueden ser
aptos en determinados contextos para desempeñar estas funciones, como esp. hacer,
tomar, poner o dar. Ello origina la creación de una serie de cadenas sintácticas que llevan
a considerar el resultado sintagmático como altamente regular.
68 Para estas locuciones nominales mixtas, Zuluaga (1980:152) recoge ejemplos como pintor de brocha gorda, frase
de cajón, victoria pírrica o tiro al blanco.
69 Al margen de estos grupos habría que situar otras UFS formalmente idénticas como el cuento de nunca acabar,
que no constituyen colocaciones ni locuciones, sino enunciados de valor espefíco (Corpas, 1997:137), es decir, UFS
con forma de enunciado que presentan autonomía textual, pero que, a diferencia de los refranes, no conservan un
valor de verdad general.
70 Las unidades sintagmáticas verbales han sido estudiadas en español por Martín Mingorance (1983), Busch
(1985), Pastor (1990) o Mendívil (1990c). En otras lenguas cuentan con una larga tradición de estudio, como en
alemán, donde han sido denominadas Funktionsverbgefüge (Rothkegel, 1973; Herrlitz, 1973; Helbig, 1979) o en
francés, donde se emplea, entre otros, el nombre de phrases à verbe support (Guilbert, 1975; Björkman, 1978;
Lipshitz, 1981; Danlos, 1988).
En cuanto a su grado de fraseologización, se trata por lo común de unidades no
idiomáticas y en las que no resulta relevante, por consiguiente, la aplicación de rasgos
como la motivación o el uso de tropología en su formación. Por otra parte, su fijación es
diferente según la unidad considerada. Así, algunas de ellas presentan componentes
léxicos invariables, mientras que otras permiten ciertas modificaciones, como la
variabilidad de determinante o de número. Son unidades como tomar un baño o hacer
una foto (tomar el/los baño(s), hacer la(s) foto(s)) frente a lo que ocurre con otras USVS que
sí presentan este rasgo fraseológico: hacer uso, tomar nota, poner en conocimiento, entrar
en escena. Por lo general, la invariabilidad de determinante coincide con la presencia del
determinante ø. En cuanto a la posibilidad de conmutar sus componentes, son las
mismas unidades las que permiten esta variación en algunos casos: hacer/tomar una foto,
siendo imposible para las unidades que presentan el rasgo fraseológico anterior de
componentes invariables. Otro rasgo relevante para la consideración de las USVS como
UFS es el de componentes léxicos no separables. Tan sólo algunas de ellas admiten la
separación de sus formantes, por ejemplo, por medio de la modificación, pero únicamente
en casos previamente establecidos como tomar muy buena nota o hacer buen uso. Por
último, la transformación pasiva resulta cuanto menos extraña para aquellas USVS que
podrían admitirla: ?Buena nota ha sido tomada de todo por las autoridades, aunque sí
resulta posible la pasiva refleja: se ha tomado buena nota de todo.
Todas estas unidades tienen un carácter periférico en la fraseología. Presentan
regularidades junto a ciertas restricciones. Suponen una transición desde las
colocaciones hasta las locuciones nucleares. Ahora bien, resultaría imposible segmentar
este continuum en compartimentos estancos, por lo que la propuesta anterior debe
comprenderse exclusivamente como un intento de integrar ciertas unidades con respecto
al prototipo fraseológico.
Los sintagmas verbales fraseológicos que permiten ciertas alteraciones se situarían
en el límite entre la periferia y el núcleo. Aunque las variaciones se encuentran
previamente fijadas, puesto que la propiedad de la fijación actúa como reguladora de tales
alteraciones, la existencia de variantes sobre una misma invariante crea una cadena
paradigmática de la que el usuario selecciona la unidad más adecuada en cada caso, ya
que éstas manifiestan el mismo significado denotativo, pero pueden suponer cambios
connotativos. Estas UFS no presentan el rasgo de componentes léxicos no conmutables,
puesto que precisamente admiten la posibilidad de variar, por lo general, el núcleo del
SN: dar en el clavo / blanco / busilis / diana; no importar un pimiento / pito / leche /
carajo. Pese a las posibilidades de variación, éstas vienen limitadas por la fijación, puesto
que no se admite cualquier tipo de conmutación: *no importar un tomate 71.
Un primer estrato del núcleo fraseológico lo rellenan las locuciones verbales
meramente fijas como hacerse el loco o correr mundo. Se ha de recordar que muchos
investigadores excluyen del dominio de la fraseología las expresiones exclusivamente fijas
que no presentan idiomaticidad. Sin embargo, en la propuesta descrita se inscriben en la
fraseología, aunque en la frontera con su zona nuclear. Estas locuciones son unidades
con un grado de cohesión alto y que permiten alguna variación de sus formantes, como la
de género (hacerse la loca), pero no otras como la de determinante (*hacerse un loco,
*correr el mundo); no admiten la permutación de sus componentes (*hacerse el
perturbado, *correr la tierra), su permutación (?el loco se ha hecho esta mañana Pedro), su
extracción (*el loco que se ha hecho) o su separación (*hacerse el gran loco, *correr el ancho
mundo).
En un segundo escalón se habrán de situar las locuciones que contienen una parte
fija y otra idiomática como vivir del aire, vivir del cuento o vivir como un rey. Constituyen
UFS con un grado de fijación elevado, pero que presentan la peculiaridad de que sólo una
parte es idiomática. En cuanto a su fijación, son combinaciones con rasgos fraseológicos
como invariabilidad de componentes (*vivir de los cuentos) o la no conmutación de sus
componentes (*vivir del viento). Por lo que a su idiomaticidad se refiere, es el sintagma
prepositivo en los ejemplos el que adquiere un significado trasladado gracias a recursos
como la metáfora (vivir del aire: ‘vivir sin recursos conocidos y seguros’ [DRAE]).
71 Sobre las variantes fraseológicas en español, véase especialmente Zuluaga (1980), Carneado (1985) y García-
Page (1996a).
Se incluyen en este nivel un buen número de las locuciones formadas con ser como
ser un lince, ser un fiera, ser un diablo, ser un tigre, etc., cuyo formante verbal conserva su
significado y cuyo formante nominal presenta un uso trasladado que alude a alguna
propiedad atribuida a ese referente.
Un espacio aparte quedaría reservado para las locuciones como perder el tiempo,
perder la cabeza, perder la chaveta que, por un lado, manifiestan ciertas cadenas
sintácticas y un grado alto de cohesión entre sus formantes, y por otro conforman
expresiones idiomáticas con un nivel alto de motivación: estas unidades se construyen
por medio de un metáfora ontológica (Lakoff y Johnson, 1980=1991) que tiene como base
la consideración de un proceso como una entidad física.
Las locuciones verbales semiidiomáticas están muy relacionadas con estas últimas.
Por lo general, constituyen unidades con un nivel alto de fijación, aunque con grados
altos de motivación que evidencian su escasa idiomaticidad. Son locuciones como cortar
el bacalao, soltar la mosca, echar raíces, ver las estrellas, hacérsele la boca agua (a
alguien), caérsele el alma a los pies (a alguien). Algunas de ellas, como las tres últimas,
son tremendamente plásticas. La intervención de recursos como la metáfora y la
hipérbole en el proceso de creación contribuyen a su motivación. Así por ejemplo, echar
raíces alude a una metáfora que tiene su origen en la evolución de las plantas y que en
sentido figurado se aplica a los seres humanos que se establecen en un lugar.
Las locuciones con un alto grado de idiomaticidad constituyen un nivel muy
próximo al prototipo. Estas unidades presentan un grado escaso de motivación, lo que las
diferencia de las pertenecientes al nivel anterior: hacerse el sueco, dorar la píldora.
Resulta poco probable establecer el lazo con su creación a partir de los elementos
formantes de la combinación, tal y como se conoce en el momento actual. Su grado de
fijación es igualmente elevado: invariabilidad de sus componentes (*dorar las píldoras),
componentes léxicos no conmutables (*dorar la cápsula), no permutables (* la píldora la
están dorando), no extraíbles (*la píldora que doraste no ha servido de nada),
imposibilidad de transformación pasiva (*la píldora fue dorada) o de nominalización (*el
dorar de la píldora).
El prototipo lo ejemplifican los sintagmas verbales fraseológicos que presentan
fijación e idiomaticidad total y contienen alguna palabra diacrítica y/o anomalía
estructural72, como tomar las de villadiego o salir de naja. La primera de ellas presenta
una anomalía estructural que tiene que ver con la aparición en femenino plural de uno de
sus formantes sin razón aparente; la segunda, contiene una palabra diacrítica que
proviene del caló. Tanto en el primer ejemplo en el segundo, se trata de locuciones
idiomáticas, aunque el formante verbal conserva parte de sus semas de movimiento que
se reflejan en el significado locucional, principalmente en el segundo caso: ‘marcharse
precipitadamente’ (DRAE). En consecuencia, son unidades idiomáticas, aunque revelan
algún índice de motivación. Ello implica que los ejemplos ofrecidos para el prototipo de
los sintagmas verbales fraseológicos no ilustran debidamente la teoría propuesta, frente a
lo que ocurre con las otras dos clases de sintagmas analizados.
Por consiguiente, el núcleo para los sintagmas verbales fraseológicos viene
rellenado por locuciones con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales y que
presentan un grado de fijación e idiomaticidad alto (tomar las de villadiego). Las
locuciones totalmente idiomáticas (dorar la píldora), semiidiomáticas (echar raíces),
escasamente idiomáticas (perder el tiempo), con una parte meramente fija y otra
idiomática (vivir del cuento) y las locuciones fijas (correr mundo) conforman asimismo el
núcleo de la categoría. En un espacio intermedio se sitúan las locuciones con variantes
(no importar un pimiento/un bledo) y en la zona periférica las unidades sintagmáticas
verbales (hacer uso, tomar un baño) y otras colocaciones (guiñar un ojo).
72 No obstante, se ha de señalar una vez más que la presencia de una palabra diacrítica o una anomalía
estructural no es garantía del carácter prototípico de la locución, puesto que estas UFS pueden exhibir un grado
parcial de idiomaticidad, como dar en el quid o dar en el busilis. Este hecho manifiesta que las anomalías léxicas o
estructurales constituyen un rasgo no excluyente y de naturaleza transversal que puede encontrarse reflejado en
diversas clases de la categoría.
6. 3. Los sintagmas prepositivos fraseológicos
73El procedimiento de formalización seguido para estos sintagmas se inspira en el léxico-gramática propugnado
fundamentalmente por M. Gross. El símbolo C representa una constante, que puede ser un sustantivo o cualquier
otro elemento sustantivado. De este modo, se recoge la gran diversidad categorial de los componentes que rellenan
el núcleo del sintagma nominal regido por preposición.
En cuanto a los aspectos léxico-semánticos, la conmutación de uno de estos
sintagmas por un adverbio en
-mente o por otro adverbio podrá revelar una proximidad menor de la unidad al núcleo
prototípico. La posible conmutación depende directamente del contexto de uso, lo que
influye más aún, si cabe, en su valor lingüístico, debido a que posibles alteraciones de
discurso podrían repercutir en la configuración de lengua de tales unidades. De este
modo, a la vez conmuta por simultáneamente; de momento, sin embargo, no siempre es
conmutable por momentáneamente. Si la locución no puede ser conmutada, ya en el
discurso, ya en la lengua, se entenderá como un signo de la transformación que ha
sufrido el conglomerado para constituirse en UF o, dicho de otro modo, ante un índice de
su fraseologización: en cualquier caso o de todas maneras se han convertido en el
discurso en conectores pragmáticos, por lo que la supuesta conmutación por un adverbio
en -mente o por otro adverbio que manifieste su equivalencia con complementos
circunstanciales ha quedado sin efecto74.
También los rasgos de idiomaticidad y de motivación, junto a la posible metáfora, la
hipérbole, etc., que haya intervenido en su formación, facilitan su consideración como
UFS. Dos unidades formalmente idénticas, en plata y en pie son diametralmente
diferentes en cuanto a su configuración significativa. En la primera de ellas la metáfora
ha actuado para dar lugar a una expresión idiomática. Aunque la segunda es
parcialmente idiomática, conserva parte de su motivación, mientras la primera ha
anulado las referencias a su origen. Así pues, se entiende que una unidad será más
idiomática cuanto menos motivado esté su significado.
Una vez examinados de forma sucinta los rasgos que contribuyen a la fijación y la
idiomaticidad de una combinación de palabras, se puede dibujar algunos de los estratos
que constituyen la categoría fraseológica. Un grado alto de fijación y a su vez de
idiomaticidad permitirán la adscripción de una unidad al núcleo. Un grado menor de
fijación, esto es, la respuesta negativa de las pruebas fraseológicas detalladas, indicará
que la unidad se acerca al sintagma libre.
En primer lugar, cabe mencionar la existencia de algunos sintagmas que no
constituyen UFS en ningún sentido, sino combinaciones frecuentes que revelan libertad
sintáctica: por la mañana, por la tarde, por la noche, pueden aparecer en plural cuando se
habla de un hecho repetido o continuado, o mantenerse en singular; constituyen, por lo
general, modos adverbiales de expresión de un contenido que podría tener un referente
simple. Por otra parte, no son idiomáticas. Éstas u otras combinaciones podrían llegar a
solidificarse como locuciones, pero en el momento actual no pueden ser contempladas
como tales, por lo que se habrán de situar en una zona marginal.
En cuanto a la periferia, ciertas combinaciones de palabras responden a procesos
sistemáticos de creación, lo que las aleja de las restricciones propias de las UFS. Por
ejemplo, se permite la conmutación de sus componentes, dando lugar, bajo ciertas
circunstancias, a cadenas sintácticas. También se admiten en ocasiones otros
determinantes o variaciones de número.
En primer lugar, la mayor parte de los esquemas fraseológicos constituyen
estructuras regulares que admiten, por ejemplo, la conmutación de sus componentes (de
uno en uno, de dos en dos), aunque siempre dentro de un mismo esquema sintáctico. Esto
significa que la fijación viene marcada no tanto por la admisión de pruebas sintácticas
como por la solidificación de un esquema que puede ser reproducido con otros formantes.
Así, el esquema C a C se reproduce siempre de igual manera y lleva incorporado un
conjunto de restricciones como la repetición de la constante y su aparición en singular y
sin artículo: cara a cara, día a día, sorbito a sorbito. A veces se permiten ciertas
alteraciones en la constante dentro de la fijación: existen las combinaciones poco a poco,
poquito a poquito o poquito a poco, pero es imposible *poco a poquito.
También la gradación es evidente dentro de un mismo esquema. El análisis formal
practicado ha permitido vislumbrar ciertas diferencias entre diversos rellenos de la misma
estructura. Así por ejemplo, algunas de las secuencias que completan el esquema de C a
C manifiestan, cuando la constante no se repite, un mayor grado de idiomaticidad: de la
noche a la mañana, de uvas a peras, de cabo a rabo, de pe a pa. Tomemos esta última: se
75Algunos autores han mencionado, de una u otra manera, esta posibilidad, como Benot (1910=1990), Bally
(1905), Coseriu (1964=1986) o Cuervo (1867-1872=1955). El primero de ellos reconocía que "expresiones
anormales, una vez admitidas, establecen bases de nuevas anormalidades que obligan á otras clasificaciones de las
palabras y á construcciones de naturaleza especial que, como es consiguiente, no se ajustan á las primitivas, por
constituir ya verdaderas reglas organizadoras de tales construcciones" (Benot 1910=1991, 134).
76No obstante, también pueden encontrarse con un sufijo aumentativo en singular, combinación que recuerda a la
estructura con casillas vacías descrita por Zuluaga (1980) a -azo limpio: a tortazo limpio.
77Es de destacar que esta estructura ya había sido descrita por Fernández Ramírez (1951=1986) como una
fórmula. Según el autor, todo se emplea en la conversación como término secundario para crear fórmulas
todo+sustantivo: toda clase (orden, género, etc.) de + sustantivo singular o plural. Con nombres de cosas
numerables, pero sobre todo con nombres abstractos, se utilizan diversos giros preposicionales. "Entonces expresa
el grupo un grado de intensidad máxima en la acción verbal del predicado que rige estas locuciones" (Fernández
Ramírez 1951=1986, 438). De esta manera, surgen fórmulas con la preposición a, como a todo trapo, a todo lujo, o
con otras, como con todo brío, de toda confianza.
78De este modo, quedan incluidas en la fraseología ciertos fraseologismos ocasionales que constituyen a veces
creaciones personales, problema que ha preocupado a lingüistas como Fleischer (1982) y (1992) o Cernyseva
(1984), o determinadas formaciones analógicas que, como indica Burger (1991), no han sido estudiadas
tradicionalmente por la fraseología, pese a que conforman estructuras fraseológicas.
manifiesta la existencia de variantes, éstas se hallan previamente fijadas, por lo que el
usuario sólo dispone de libertad para seleccionar la más adecuada en cada caso. La
prueba de la evidente conexión entre las clases periféricas y el presente grupo está en que
algunas de las creaciones locucionales analógicas podrían considerarse variantes, como
por ejemplo a toda prisa y a toda velocidad o hasta el gorro y hasta el pirri. De igual
manera, otras construcciones aceptan, por ejemplo, la variación morfológica de su
constante: a la marcha/a la marcheta; o su modificación: de buen grado/de muy buen
grado, de cuidado/de mucho cuidado.
Las combinaciones meramente fijas forman un segundo estrato. Tomemos algunas
de las locuciones adverbiales: en concreto, en general, en público, en parte o en privado
constituyen locuciones fijas fácilmente conmutables por adverbios en -mente equivalentes
(concretamente, generalmente, públicamente, parcialmente, privadamente), que muestran
restricciones como la invariabilidad de determinante (en el público es un sintagma libre;
*en este público una transformación imposible para la construcción fija) o de número (*en
públicos). La posibilidad de ser conmutadas indica que no han adquirido el grado de
fraseologización de las locuciones no conmutables; sus restricciones, que se trata de
unidades no libres.
En otras locuciones interviene, junto a la fijación, la propiedad de la idiomaticidad.
Los grados de fijación e idiomaticidad pueden ser diversos, por lo que estas dos
propiedades se combinan entre sí, dando lugar a expresiones totalmente fijas e
idiomáticas, parcialmente fijas e idiomáticas, totalmente fijas y parcialmente idiomáticas,
… Constituye un esfuerzo inútil, al menos para los sintagmas prepositivos fraseológicos,
establecer niveles en el continuum atendiendo a la asociación de las propiedades de
fijación e idiomaticidad. Se indica únicamente que algunas unidades pueden mostrar
diversos grados de tales propiedades, de manera que podría constituirse una progresión
desde las locuciones meramente fijas a las totalmente fijas e idiomáticas79.
Los sintagmas prepositivos que presentan conjuntamente los rasgos antes
mencionados (componentes no conmutables, no separables, invariabilidad de
determinante y de número y, eventualmente, invariabilidad de género y componentes no
permutables) y que además son idiomáticos en un grado alto, se encuentran muy
próximos al prototipo. Sus restricciones impiden las variaciones propias de la sintaxis
libre y la idiomaticidad contribuye de forma directa a la pérdida de motivación e
indirectamente a su asentamiento como expresión fija. Así, unidades como a lo mejor, por
lo menos, a menudo80, etc., se encuentran muy próximas al núcleo.
De estas locuciones al prototipo sólo media un rasgo: que la construcción fija e
idiomática presente alguna anomalía estructural y/o léxica, como manifiestan a la virulé,
en un plis plas, a rajatabla, etc. Tales anomalías actúan en este nivel como índices de la
fijación y de la idiomaticidad. De la fijación, porque las restricciones son mayores en la
unidad, como demuestra a la virulé, que no permite ni la variación de determinante (*a su
virulé) ni de género (*al virulé) ni de número (*a las virulés), y tampoco la conmutación de
sus componentes (*a la manzana81) o su separación (*a la buena virulé). De la
idiomaticidad, porque las anomalías impiden la existencia de un homofóno literal libre
que recuerde cómo fue creado82.
Por lo tanto, el núcleo de los sintagmas prepositivos fraseológicos viene
representado por locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o
anomalías estructurales (a la virulé). Otros estratos del núcleo son completados por las
79Recuérdese que un grado alto de fijación no garantiza un nivel similar de idiomaticidad; aunque a mano, al
hombro, a bombo y platillo o en blanco son construcciones con un nivel alto de fijación, las dos primeras son
parcialmente idiomáticas, mientras que las dos últimas expresan un grado mayor de idiomaticidad.
80 En ellas, un hablante nativo podría vislumbrar un cierto grado de motivación que no suele remitir a su origen
real, sino al que de forma intuitiva puede suponerse.
81En este caso resulta totalmente inadmisible, puesto que dicho componente, dicha palabra diacrítica, no dispone
en la lengua de un posible sinónimo.
82Téngase en cuenta que las unidades fijas e idiomáticas con anomalías estructurales o palabras diacríticas
constituyen el núcleo, ya que la aparición de una anomalía no es garantía por sí misma de su adscripción nuclear.
Por ejemplo, algunas unidades presentan anomalías, pero no son idiomáticas, como a malas; otras son
parcialmente idiomáticas, como de rechupete; determinadas locuciones sólo muestran idiomaticidad en uno o
alguno de sus componentes, como para más inri.
locuciones totalmente idiomáticas (a menudo), fijas e idiomáticas en diversos grados (a
mano) y las meramente fijas (en público). La zona de transición entre el núcleo y la
periferia la rellenan las locuciones con variantes (de (muy) buen grado) que constituyen
un espacio muy próximo a las unidades periféricas: las locuciones con casillas vacías (a
mi (tu, su, etc.) juicio), las creaciones locucionales analógicas (a gritos, a golpes) y los
esquemas fraseológicos (día a día, cara a cara).
6. 4. Conclusiones
Desde una posición estrecha de la fraseología, resulta posible trazar una zona
nuclear y una zona periférica para las UFS, si bien entre unos estratos y otros los límites
resultan en extremo difusos. Las clases periféricas revelan en general gran creatividad y
viveza; las nucleares, debido a su mayor fijación, permiten escasas variaciones. El
continuum podría quedar como sigue, del centro a la periferia:
Para los sintagmas nominales fraseológicos:
-Locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías
estructurales: agua de borrajas.
-Locuciones idiomáticas en diversos grados: caballo de batalla.
-Locuciones mixtas: dinero negro.
-Colocaciones: agua de colonia.