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C o in p letas

POFSIAS

SOCIFDÄI> l. SISIN0

SELA
OU'S
Lg- Inquietud
dui
1916-
LA INQUIETUD DEL ROSAL

El rosal en su inquieto modo de florecer


Va quemando la savia que alimenta su ser.
iFijaos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirä de este mal!
El rosal no es adultD y su Vida impaciente
Se consume al clar flores precipitadamente.

VIDA
Mis nervios estån locos, en
venaslas
La sangre hierve, liquido de fuego
Salta a mis labios donde finge luego
Lo de todas las verbenas.

Tengo deseos de refr; las penas,


Que de domar a voluntad no alego,
Hoy conmigo no juegan y yo juego
Con la tristeza azul cle que estån Ilenas.

El mundo late; toda su armonfa


La siento tan vibrante que hago mia
Cuanto escancio en su trova de hechicera.

iEs que abri la ventana hace un momento


Y en las alas finfsimas del viento
Me ha trafdo su sol la Primavera!

11
Lo INACABABLE

No tienes tt la culpa si en tus manos


Mi amor se deshojö como una rosa:
Vendrå la primavera y habl'ä flores-
El tronco seco darå nuevas hojas.

Las lägrimas vertidas se harän perlas


De un collar nuevo: romperä la sombra
Un sol precioso que darä a las venas
La savia fresca, loca y bullidora.

Tli seguirås tu ruta; yo la mia


Y ambos, libertos, como mariposas
Perderemos polen de las alas
el
Y hallaremos mås polen en la flora.

Las palabras se secan como lifos


Y los besos se secan como rosas.
Pero por cada muerte siete vidas
Buscan los labios demandando aurora.

Mas...
que fue? iJamäs se recupera!
flo
iY toda primavera que se esboza
Es un cadåver mås que adquiere Vida
Y es un capullo mis que se deshoja!
con mis veintid6s de juventucl divi
Yo tendrfa que ser una planta lozana na Mirad c6mo se rien y c6mo me senalan
Porque 10 digo asf: (Las ovejitas balan
Que arraigada en la tierra fertilisima y Sana Porque ven que una loba ha entrado en el corral
Floreciera Cien rosas de ilusi6n cristalina
Y saben que Ias lobas vienen del matorral) .

Pero en la tierra sana que la mente imagina


Pobrecitas y mansas ovejas del rebafio!
(Mi Vida) Sombra rnaal que en seguirme se No temåis a la loba, ella no os harå dafio.
Pero tampoco riåis, que sus dientes son finos
Abono de dolores cargado de morfina. Y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!
Y es por eso tan por cso que
Yo sé que alguien 10 dijo y vosotras 10 creéis
Fingiéndome la planta en la tierra me expanclo No os robarå la loba al pastor, no os inquietéis;
Para brotar en flores de algün himno auroral, Pero sin fundamento, que no sabe robar
Esa loba; sus dientes son armas de matar!
con la gavia que robo me liegan las toxinas
Y en vez de florecer en blancas sonatinas Ha entrado en el corral porque sf, porque gusta
Florezco Ias absinthias de Ia planta fatal!. De ver cömo al Ilegar el rebafio se asusta,
Y c6mo disimula con risas su temor
Bosquejando en el gesto un extrßfio• esc6zor...

Id si acaso podéis frente a frente a la loba


Y robadle el cachorro! no vayäis en la boba
LA Lon A Conjunci6n de un rebafio ni Ilevéis un pastor..
ild solas! iFuerza a fuerza oponed el valor!

A la tnentoria de vni desdichada antiga J. C.P.


Ovejitas, mostradme los dientes. iQué pequefios!
porqtte éste fue su verbo.
No podréis, pobrecitas, caminar sin Ios duefios
Por la montafia abrupta, que si el tigre os acecha
"Yo soy como la loba.
No sabréis defenderos, moriréis en la brecha.
Quebré con el rebafio
y me fui a la montafia
Yo soy como la loba. Ando sola y me rio
Fatigada del llano.
Del rebafio. El sustento me 10 gano y es mfo
Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley, Donde quiera que sea, que yo tengo una mano
Que yo no pude ser como las otras, casta de buey Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.
Con yugo al euello; libre se eleve mi cabeza!
Yo quiero con mis manos apartar la maleza. La que pueda seguirme que se venga conmigo.
Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
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La Vida, y no temo su arrebato fatal
Porque tengo en la mano siempre pronto un
iOh, la forma del gato tras el crisfzl
Un gato negro espiaba con la pupila rubia
El hijo y después yo y después..
Y su fosforescencia brillaba entre la Iluvia
ilo que seal
alma como un dardo de
Aquello que me llame Metiéndose en

mäs pronto a la pelea el frfo.
A veces Ia ilusi6n de un capullo de amor
Que yo sé malograr antes que se haga flor. La loba en su si116n hechos sombra los Ojos,
Me escrutaba los Ojos, hechos sombra también,
Yo soy como la loba. iOh, la pobre sabfa —y
10 sabfa bien—
Quebré con el rebafio C6mo eran de traidores esos p6mu10s rojos.
y me fui a Ia montafia
"Mira, estoy tan tranquila,
Fatigada del llano."
Tan tranquila que acaso me comienzo a morir"
Y estaba itan tranquila! que hube de sonrefr
Para que no leyera su muerte en mi pupila.

Y estaba itan tranquila! que como un pajarito


LA MI-JERTE DE LA LOBA Se durmi6 para siempre en Ia noche de frfo
Acariciando al hijo que en el regazo mfo
silencioso y quietito.
El cuarto estaba a oscuras; una misera vela Estaba silencioso...
Daba su luz pesada como de oro muerto;
Se qued6 como el libro, cargada de ternezas,
Cada objeto en la pieza era un fantasma incierto
Abriendo con su muerte la pägina final,
Bajo el pincel sombrfo de la pobre candela.
Una pägina blanca donde algün Iodazal
Quiso poner impfo el mal de sus tristezas.
Abierto estaba aün, donde su mejor verso,
Sobre la mesa el libro por ella preferido
Se qued6 como el lirio que morfa en el vaso..
Y una flor que no pudo ser la flor del olvido
Yacfa en las estrofas como recuerdo terso. Pålida y espectral, y sus manos
perfectas
Decfan no sé qué de las cosas selectas
Con la suave armonfa de su livido raso.
En un vaso temblaba la blancura de un lirio
Cansado de sorber el agua amarillenta
Y su pobre corola cafa macilenta —"iMamita! Oye mamita, ime comprarås soldadosQ
Mamita". —No la llames, se ha dormido mamita—
Con una gravedad enferma de martirio.
Y una pobre canci6n con Iåstima infinita
Fluctu6 pesadamente en mis llantos ahogados.
Por Ia calle pasaban las ruedas de algün coche
Con un pesado andar cargado de agonfa
De pronto hasta el pabilo se apag6 consumido,
Y la Iluvia de a poco su llanto dilufa La noche su sepulcro tendi6 sobre mi vena
Sobre el silencio enorme que fluctuaba en la noche.
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54
La belleza una forma
Y el (6vt110 una idea—
itl'rittnte el 6vulo!

Dentro de la mentir•a de la vi(la

Fl.xiste una verda(l


hay que seguirla.

La verdacl es que nada en la Natura


debe per(lerse.

La tievr•a que es povque procrea


Abre la entvafia a la simiente y brota
Dåndonos trigo.

El vientre que se da sin veticeneias


Pone un soplo de Dios en su peeado.

Son para rosas que abre el


él las sol.
101 vibrat•å •coulo una euevda loea
Que el Misterio estremece.

Fulvientre que se niegue set'å atado


A1 carro de la sed eternamente.

iMujeres! Sobr•e el grito de 10 bello


Grite el impulso fuerte de la raza.
iCada vientve es un cofre!

i,Qué seguarda en las células que tiene?


iCuåntos 6vulos viejos han rodado
Guardåndose el misterio que encerraban?

iEstaba en ellos quien hacia falta?

iMujeres! La belleza es una forma


el 6vulo una idea...

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El Dulce
'fez

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—_ 2.2

c, mis

.-•ce.ss
TUS DARDOS

Iba por la senda cargada de cardos,


Y cuando me hirieron, traidores, tus dardos,
Abejas doradas soltaron mis cardos.

Iba, por la senda, desnuda la espalda,


Y hundidos tus dardos, un manto esmeralda
Salpicado en oro me cubri6 la espalda.

Iba por la senda, negros los cabellos,


Y cuando tus dardos lanzaron destellos
Estrella de plata v016 a mis cabellos.

Iba por la senda blanqueada de sal,


Y cuando tus dardos me causaron mal
Le brotaron rosas al suelo de sal.

Iba por la senda cansada de sed,


Y cuando tus dardos tendiéronme red
Bebiendo mi sangre me curé la sed.

Iba por la senda, 10s Ojos sin luz,


Y cuando en tus dardos recibi mi cruz
De mi carne oscura revent6 la luz.

102
Tü ME QUIERES BLANCA Me pretendes blanca
(Dios te 10 perdone)
Me pretendes casta
(Dios te 10 perdone)
Tü me quieres alba, iMe pretendes alba!
Me quieres de espumas,
Me quieres de näcar. fluye hacia los bosqueg;
Que sea azucena Vete a Ja montafia;
Sobre todas, casta. Lfmpiate Ia boca;
De perfume tenue. Vive en las cabafias;
Corola cerrada. Toca con lag manos
La mojada;
tierra
Alimenta cuerpo
el
Ni un rayo de luna
Con rafz amarga;
Filtrado me haya. Bebe de las rocas;
Ni una margarita Duerme sobre escarcha;
Se diga mi hermana.
Renueva tejidog
Tü me quieres nfvea, Con salitre y agua;
Tü me quieres blanca, I-lablacon los påjaros
Tü me quieres alba. Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Tü que hubiste todas Te sean tornadas,
Las copas a mano, Y cuando hayas puesto
De frutos y mieles
En ellas el alma
Los labios morados. Que por las alcobas

Tü que en el banquete Se qued6 enredada,


Entonces, buen hombre,
Cubierto de påmpanos
Dejaste lag carnes
Preténdeme blanca,
Festejando a Baco.
Preténdeme nfvea,
Preténdeme casta.
Tü que en log jardines
Negros del Engafio
Ve;tido de rojo
Corriste al Estrago,
Tü que el esqueleto
Congervas intacto
No sé todavfa
Por cuåleg milagros,
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EL 0110 LA VIDA

De la corola negra de mi Vida


Suclo brotar, estambrecillo en oro.
Fecundo frutos, cierro el cåliz de oro,
Rfe mi Vida.

Vuelvo a ser negra. Pero en nueva Vida


Brota de nuevo estambrecillo en oro.
Rfe mi Vida
Cuando la tocan mariposas de oro.

Negrura, luego el oro


Precioso de la Vida.

i QUÉ D 1 R f A?

iQué dirfa la gente, recortada y vacfa


Si en un dfa fortuito, por ultrafantasfa,
Me tifiera el cabello de plateado y violeta,
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
Cantara por las calles al compås de violines,
O dijera mis versos recorriendo las plazas,
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?

mirarme cubriendo las aceras?


ilrfan a
iMe quemarfan como quemaron hechiceras?
o:Campanas tocarfan para llamar a misa?

En verdad que pensarlo me da un poco de risa.

115
ASP ECTO

Vivo dentro de cuatro paredes matemåticas


con este dia oscuro el alma un barrot,e•,
Alineadas a metro. Me rodean apåticas
Elermética, egofsta, degrnier,te Ja divina
Almillas• que no saben ni un åpice siquiera Procedencia del hombre con rorrna rn%7411ina
De esta fiebre azulada que nutre mi quimera. Que no tiene una brizna siquiera de Ouijote.
Uso una piel postiza que me la rayo en
Cuervo que bajo el ala guarda una flor de gris.
lis. cuadrarfa al cuerpo cuatro rnznog de Simio
Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo
Que yo misma me creo para farsa y estorbo. Y un encéfalo pobre, rudimentario, nirnio,
Para que, por 10 rnenog, cumpliera vida
netozando en la selva bellamer.te florid-a?

UNA PARED
EL EXTRAfiO DESEO
Estån plenas mis ånforas del mås dulce licor,
Los pebeteros arden propiciando el amor Ser de oro, de una pieza trabajada al cincel,
Y los labios no mojo pese acaso a mi sed. Con Ojos de turquesas y rubfes por boca,
iNo sabéis que a momentos soy alguna pared Los dientes burilados sobre cristal de roca
Alargada y derecha, torpemente tenaz? Y en la frente esmeraldas imitando laurel.
Pero yo, como todos, suelo usar antifaz.
El todo de un aspecto fantåstico y cruel;
Algo como una estatua con aspecto de lcca;
Una mujer de oro, cuyo desnudo evoca
A1 Diablo contemplando telas de Rafael.
PARASITOS
Sin coraz6n, sin alma. Fria como el misterio.

Jamas pensé que Dios tuviera' alguna forma. Una muerta que nunca lograrå el cementerio.
Absoluta su Vida; y absoluta su norma. Una muerta que espera frente a Ia Eternidad.
Ojos no tuvo nunca: mira con las estrellas.
Manos no tuvo nunca: golpea con Ios mares. Cuyos Ojos de piedras, ciegos pero brillantes,
Lengua no tuvo nunca: habla con las centellas. Sean faros extrafios fijos y alucinantes
Te diré, no te asombres; Simbolos de Ia inc6gnita de Ia felicidad.
Sé que tiene paråsitos: las cosas y los hombres.

0120
Irremediablemente...
- 1920 -
ALMA DESNUDA Alma que nada sabe y todo niega
Y negando 10 bueno el bien propicia
Porque es negando como mas se entrega.
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma que suele haber como delicia
Alma desnuda que angustiada y sola
Palpar las almas, despreciar la huella,
Va dejando sus pétalos dispersos. Y sentir en la mano una caricia.

Alma que puede ser una amapola, Alma que siempre disconforme de ella,
Que puede ser un lirio, una violeta, Como Ios vientos vaga, corre y gira;
Un pefiasco, una selva y una ola. Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
Alma que como el viento vaga inquieta,
Y ruge cuando estå sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares, HOMBRE


Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares. Hombre, yo quiero que mi mal comprendas
Hombre, yo quiero que me des dulzura
Alma que fuera fåcil dominarla Hombre, yo marcho por tus mismas sendas;
Con solo un coraz6n que se partiera Hijo de madre: entiende mi locura...
Para en su sangre cålida regarla.

Alma que cuando estå en la primavera


Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera. SILENCIO
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por lag rosag Un dfa estaré muerta, blanca como la nieve,
Con que la primavera nog envuelve. Dulce como los suefios en la tarde que Ilueve.

Un dfa estaré muerta, fria como la piedra,


Alma que a ratog guelta mariposas
Quieta como el olvido, triste como la hiedra.
A campo abierto, gin fijar digtancia,
Y leg dice: libad 60bre lag cogag. Un dfa habré logrado el suefio vespertino,
El guefio bien amado donde acaba el camino.
Alma que ha de morir de una fragancia,
De un gugpiro, de un verso en que ge ruega,
Un dfa habré dormido con un suefio tan largo
Sin perder, a poderlo, gu elegancia,
Que ni tus besos puedan avivar el letargo.

127
120
Oh Vieja luna, descannado mundo
Que recorres el cielo en silencio profundo
VEN
Luna, ino tienes frfo?

Ven esta noche, amado; tengo el mundo


Sobre mi coraz6n... La Vida estalla...
Ven esta noche amado; tengo miedo
DULCE Y SOMBRtO De mi alma.

iOh no puedo Ilorar! Dame tus manos


Y verås c6moalma se resbala
el
iD6nde estaräs ahora? Eras tan dulce, nifio Tranquilamente; c6mo el alma cae
De los cabellos rubios y los Ojos de acero..
En una lågrima.
Nifio que a pesar mfo fuiste mi prisionero,
iOh mi pålido nifio!

Tan humilde era el beso que besaba mis plantas,


Con tan honda delicia, con tan limpida queja,
Que a medida que el tiempo va pasando y se aleja
Lo desean mis plantas. EL HOMBRE SERENO
Te quedabas callado en las tardes de oro
Cuando un en las manos nos ponfa
libro tristeza, Entre los hombres pasa dadivoso y prudente.
Y luego en mis rodillas cafa tu cabeza Nada perturba el ritmo de su Vida serena;
Como un copo de oro. Sin inmutarse escucha la voz de la sirena:
Mira, conoce... luego, sonrfe dulcemente.
Entonces de tu alma ascendfan perfumes
Hasta el alma cansada que agobiaba mi pecho...
Es mar en calma augusta, bellfsima, su frente,
iOh tu alma!. .. Tan fresca como rama de helecho
Las manos son de hierro con guantes de azucena,
Ascendfa en perfumes.
La boca es una amarga melancolfa... Pena
Nifio que yo adoraba... Oh tus lägrimas blancas Trasunta su mirada tranquila y
Que regaban copiosas la palabra imposible.
Fui tu hermana discreta, nifio triste y sensible Cuando 10 miro pierdo todo afån, todo empefio,
De las Iägrimas blancas. Cuando 10 miro siento Ia beatitud del suefio
Y caigo entre sus manos pequefia como el ave.
Como a no amé a nadie, nifio dulce y sombrfo
ti

Que Iloraste en mis brazos mi desvfo prudente.


Te amarå mi recuerdo inacabadamente,
Con sus palabras hablo, su ventura es la mia,
Nifio dulce y sombrfo. Me infundo en sus deseos, me pierdo en su energfa,
Porqué t'odo 10 puede, porque todo 10 sabe.
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MODERN A
Yo danzaré en alfombra de verdura,
Ten pronto el vino en el cristal sonoro,
Nos beberemos el licor de oro
Celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como la tierra pura,


Como la tierra yo seré un tesoro,
Y en darme pura no hallaré desdoro,
Que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides


Y habré de darte la embriaguez que pides
Hasta que Venus pase por los cielos.

Mas algo acaso te serä escondido,


Que pagana de un siglo empobrecido
No dejaré caer todos los velos.
HOMBRE PEQUENITO

Hombre pequefiito, hombre pequefiito,


Suelta a tu canario que quiere volar...
No soy el canario, hombre pequefiito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequefiito,


Hombre que jaula me das.
pequefiito
Digo pequefiito porque no me entiendes,
Ni me entenderås.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto


Åbreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequefiito. te amé media hora,
No me pidas mås.
Languidez
- 1920 -
1 earnes prietas

Te el que no Elemog cornido junt.ag en la pieta


Pero entiendes y miras Mås tibia de la caga.
Con mueho disimulo,
Y le sueitas para rnirarlo
Como quien no quisiera Fueron
Cielo abiertag todag lag vent.anas.
prirnaveral

sobre sus rizos de oro, una


mientras convers{'.barnog tranquila;
De tantas cosas Viejas y olvidada.},
Mi hermana, la menor, ha interrumpido•.
niläo, entonces, de suburbio, luce
—Las golondrinas pasan...
La corona divina. No la siente
Porque nada le pesa
como un Eros, haraposo, canta
Y corriendo se ale,ia.

A1 lado de la gran ciudad se tiende


HAN V ENID O
El rfo. Cieno
Muy Parece
liquido.
Hoy han venido a verme
Que no se mueve, que estå muerto, pero
Mi madre y mis hermanas. Se mueve.

ya tiempo que yo estaba sola


I-lace
Justamente como es cieno
Con mis versos, mi orgullo... casi nada. Se va buscando el mar azul y limpio,
Y hacia él, muy pesado, mueve el cuerpo,
Mi hermana, la mås grande, estå crecida, Sin detenerse nunca; siempre Otro
Es rubiecäta; por sus Ojos pasa Aunque parezca el mismo.
El primer suefio. He dicho a la pequefia:
—La Vida es dulce. Todo mal acaba... Rio muerto,
Desde esta torre, mientras muere el dia,
Mi madre ha sonrefdo como suelen Ensofiando 10 veo
Aquellos que conocen bien las almas; Que se ensancha en un vasto semicirculo
Ha puesto sus dos manos en mis hombros, Y se pierde allå lejos
Me ha mirado muy fijo... Bajo la bruma gris, cortada a ratos.
Y han saltado mis Iågrimas. Por un triångulo blanco.

201
EL 0B RERO

Mujer al fin y de mi pobre siglo,


Bien arropada bajo pieles caras
Iba por la ciudad, cuando un obrero
Me arroj6, como piedras, sus palabras.

Me volvf a sobre su hombro puse


él;
La mano mfa: dulce la mirada,
Y la voz dulce, dije lentamente:
—iPor qué esa frase a mi? Yo soy tu hermana.
Era fuerte el obrero, y por su boca
Que se hubo puesto sin quererlo, blanda,
Como una flor que vence las espinas
Asom6, dulce y tfmida, su alma.

La gente que pasaba por las calles


Nos vio a los dos las manos enlazadas
En un solo perd6n, en una sola
Como infinita comprensi6n humana.

204
VAN PASANDO MUJERES Alrna rnfa, la sola; tu limpieza, escondiåa
Con orgullo sornbrfo, nadie Ia arc-ullarå;
Si en müsica divina fuera el alma zåorrni=åa,
Cada dia que pasa, mås duena de rni rnisrna, comprendiendo, no desp€l±ara ya.
Sobre mi misma cierro mi morada interior; El alma,
En medio de los seres la soledad me abisrna. Tengo suefio mujeres, tengo
Ya ni domino esclavos, ni tolero seior. Oh hurnanos, en puntillas el vaso deslizad•,
coraz6n susurra: me haga silencio el zzzåo,
Ahora van pasando mujeres a mi lado Y mi alma musita fatigada: •jcallaål...
Cuyos Ojos trascienden la divina ilusi6n.
El fåcil paso Ilevan de un cuerpo aligerado:
Se ve que poco o nada les pesa el coraz6n.

Algunas tienen Ojos azules e inocentes;


Van sonando embriagadas, Ios pasos al azar•
La claridad del Cielo se aposenta en sus frentes
Y como son muy finas se las oye sonar.
Sonrfo a su belleza, tiemblo por sus ensuefios, Mafana, bajo el peso de ICS aios,
EI fino tul de su alma iquién 10 recogerå? Las buenas gentes me vez•ån pasar,
Son pequefias criaturas, mafiana tendrån duenos, Mas bajo el pafio oscuro y la piel mate
Y ella pedirå flores... y él no comprenderå. Algo del muerto fuego asomarå.

T.es Ilevo una ventaja que place a mi conciencia: Y oiré decir: iquién es esa que ahora
Los suefios que ellas tejen no los supe tejer, Pasa? Y alguna voz contestarå:
Y en manos ignorantes no perdi mi inocencia. —Allå en sus buenos tiempos,
Como nunca la tuve, no la pude perder. Hacia versos. Hace mucho ya.

Naci yo sin blancura; pequefia todavfa Y yo tendré mi cabellera blanca,


El pequefio cerebro se puso a combinar; Los Ojos limpios, y en mi boca habrå
Cuenta mi pobre madre que, como comprendia, Una gran placidez, y mi sonrisa
Yo aprendf muy temprano la ciencia de Ilorar. Oyendo aquello no se apagarå.

Y el nanto fue la llama que sec6 mi blancura Seguirémi camino lentamente,


En las rafces mismas del årbol sin brotar, Mi mirada a los Ojos mirarå,
Y el alma estå candente de aquella quemadura. Irå muy hondo la mirada mia,
iHierro al rojo mi Vida! iC6mo pude durar? Y alguien, en el mont6n, comprenderå.

206 207
LA ARMADURA bajo cl Cielo limpio
La ronda cantarå:
—Dioses, og darnog gracias
Mujer: tü la virtuosa, y tt la cinica De como nos tratåi3.
y tt la indiferente o la perversa•
Mirémonos sin miedo y a 10s Ojos:
Desde Viejas edades,
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas •Quién se puede quejar?
Bajo armadura andamos: si nos sobra Nos crian muy rosadas
El alma, la cortamos; si no Ilena Para el buen gavilån.

Por mengua, la armadura, pues la henchimos.


Con la armadura andamos siempre a cuestas
iArmadura feroz! Mas conservadla.
Sialgün dfa destruirla pretendiérais,
Del solo esfuerzo de arrojarla lejos
Os quedarfais como yo, bien muertas.
LA MISERIA

—Coraz6n mfo, dime: o•qué es aquello


que asi defiendes de la humana feria
A1 esconderlo tanto? iUn suefio bello?
LA RONDA DE LAS MUCHACHAS el coraz6n responde: —Mi
miseria.

—Oh, con tanto fiero empefio no 10 escondas:


Venid, muchachas bellas,
Los seres que circulan a tu lado
Te robarån acaso dichas hondas
El parque alegre estå,
Formemos una ronda Y todo suefio te serå robado.
Y demos en cantar.
Mas tu miseria, no: cese tu lidia;
Venid, el cuerpo envuelto Muestra tranquilo el fondo que Ia encierra.
En un blanco sayal, Tu miseria es un bien que no se envidia;
Venid, los Ojos bajos Nadie te 10 disputarå sobre la tierra.
En divina humildad.
Cegaremos fauno
el
Todos celan su bien, pues por sus obras
Que curioseando estå, Temen con el temor de Ias abejas,
Tü, mås feliz, ya puedes, sin zozobras,
Y luego rodearemos
Lucir tu solo bien, ide qué te quejas?
El mårmol Castidad.

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BUENOS A1 n L' S Entonces sus durag manos
Se crispan, vacilan, tiernblan,
iA igual distancia tendidag
Buenos Aires es un hombre De los pies y la cabeza!

Que tiene grandes las piernas,


Grandes los pies y las manos Sorda esta lucha por dentro
Y pequefia la cabeza. Le estå restando sus fuerzas,
Por eso sus Ojos miran
Todavfa con pereza.
(Gigante que estå sentado
Con un rfo a su derecha,
Los pies monstruosos movibles Pero tras ellos, velados,
Y la mirada en pereza). Rasgufia la inteligencia
Y ya se le agranda el cråneo
Pujando de adentro afuera.
En sus dos Ojos, mosaicos
De colores, se reflejan
Como de mujer encinta
Las cüpulas y Ias luces
No ffes en la indolencia
De ciudades europeas.
De este hombre que estå sentado
Con el Plata a su derecha.
Bajo sus pies, todavfa
Estån calientes Ias huellas Mira que tiene en la boca
De los viejos querandfes Una sonrisa traviesa,
De boleadoras y flechas. Y abarca en dos golpes de Ojo
Toda la costa de América.
Por eso cuando los nervios
Se le ponen en tormenta Ponle muy cerca el oido;
Siente que los muertos indios Golpeando estån sus arterias:
Se le suben por Ias piernas. iAy, si algün dia le crece
Como Ios pies, la cabeza!

Choca este soplo que sube


Por sus pies, desde la tierra,
Con el mosaico europeo
Que en los grandes Ojos Ileva.

226
soy Porque mi alma es try-la fantå;tica, viajera,
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al Cielo azulino.
Sov suave y triste si idolatro, puedo
el eielohasta mi mano euando
El de otro al alma mia enredo. gusta, si el mar abre sus fuertes pebeteros,
alguno no hallarås més blando. Arrullada en un Claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destizo.

Ningana eemo yo Ias manos besa,


Xi se aeurruea tanto en un ensuefio,
Xi cupo ea Otro euerpo, asi pequefio,
alma humana de mayor terneza.

Nuero sobre los Ojos, si los siento


CüAXDO A LA VIDA...
Como péjaros vivos, un momento,
Aletear Bajo mis dedos blancos.

Sé la irase que encanta y que comprende, Vela sobre mi Vida,mi grave amor inmenso:
sé callar cuando la luna asciende Cuando Ilegué a la Vida yo taia en susperso,
Enorme y roja sobre los barrancos. En el alma y la came, Ia locura enemiga,
EI capricho elegante y el deseo que hostigz.

Me encantaban los viajes por las almas huzzas,


La luz, los extranjeros, Ias abejas livianas,
PALABRAS A MI MADRE El ocio, las palabras que inician el idilio,
Los cuerpos armoniosos, los verscs de Sir-ilio.

-No lasgrandes verdades yo te pregunto, que,


Cuando sobre tu peeho mi alma fue apacicuada,
No solamente investigo
las contestarfas;
Si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Y la dulce criatura, tuya y mia, deseada,
Yo puse entre tus manos toda mi fantasia
Por los oscuros patios en flor, paseåndose.

Y si, cuando, en tu seno de fervores latinos, Y te dije humillada por estos pensamientos:
Yo escuchando dormfa, un ronco mar sonoro —iVigilame los Ojos! Cuando cambian los vientos
Te adormeci6 las noches, y miraste, en el oro EI axma femenina se trastorna y varia-
Del crepüsculo, hundirse Ios påjaros marinos.
241
240
LA v A LACTEA
f

Hay quien dice feliz: —La Vida es bella.


I-lay quien tiende su mano hacia una estrella

Blanco polen de mundos, dulce leche del Cielo


Y Ia espera con dulce arrobamiento.
iQuién fuera una gigante mariposa divina
Para hundir la cabeza en aquella tu harina
Yo me vuelvo de espaldas. Desde un quiosco
Impalpable y libarte como a cosa del suelo! Contemplo el mar Iejano, negro y fosco,
Ir6nica Ia boca. Ruge el viento.
Ya de nuevo en los Ojos quema la primavera
Mas mi pasi6n humana yace, roto el peciolo,
Y agotada mi alma, estä el mundo tan solo
Que camino y retumban mis pasos en la esfera.

Y en las noches nevadas,cuando a pesar de quietos


Siento moverse arriba los blancos esqueletos INDOLE NC IA
De las estrellas muertas, me acomete como uno

Deseo de los cielos, y no sé qué ofreciera


Por que sobre mi frente miserable cayera A pesar de mf misma te amo; eres tan vano
Una gota tan s610 de la leche de Juno. Como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
"iPara esto elegfas? Gusto bajo es el tuyo;
No te vendas a nada, ni a un perfil de romano".

Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,


FIESTA De abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
Vital fuera colando... S610 muerto mi arrullo
dulce te envolviera, buscando boca y mano.
Junto a la playa, nübiles criaturas,
Dulces y bellas, danzan, las cinturas *Salomé rediviva? —Son mäs pobres mis gestos.
Abandonadas en el brazo amigo. Ya para cosas trågicas malos tiempos son éstos.
Y las estrellas sirven de testigo. Yo soy la que incompleta vive siempre su Vida.

Visten de azul, de blanco, Plata, verde..


Y la mano
pequefia, que se pierde
Pues no pierde su Ifnea por una fiesta griega

Entre Ia grande, espera. Y


la fingida,
Y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
Vaga frase amorosa, ya es crefda.
Con 10s Ojos lejanos y •el alma distrafda.

247
246
En el largo crepüsculo de lag tardes serranas
Aquellos bultog pétrcog tornan forrnag humanag
Y animates: un indio, una lanza, algün potro.
Recuetdo el dulee tiempo de sierras cordobesas
Pasado eon el alma sin un solo deseo,
los nervios tirantes, Ios Ojos y el ofdo,
Vagando entre las matas de menta y de poleo, Miedosamente esperan verj de un momento a otro,
Los cielos deslumbrantes, los dias sin sorpresas.
Levantarse Ias piedras, volar el alarido.

de voluptuoso olor!
iOh, el poblado espinillo
De noehe, en Ias hamaeas, 10s grupos familiares
Itiråbamos los gruesos raeimos estelares.
Sonaba, adentro, un tango y se hablaba de amore

Éramos todos j6venes, y muehos eran belles. ODIO


Las sierras simulaban jorobas de camellos,
a su vera, del brazo. por la senda oportuna,

Volviamos, cantando, en una sola hilera, Conozco tu secreto, cuerpo mio: tü%iste
A1 caer de las tardes. Y era Ia primavera. Una imagen latente en tu rojo nmaje:
se asomaba a vernos el disco de Ia luna. Detr&s de Ias pupilas, entre la carne triste-
La imagen realizaba su callado tatzaje:

Te penetrö en el pecho con tan viva agudeza,


Que el corazön de ceca. celoso de
CAMINO A LOS PAREDONES Para mejor cefiirla, para mejor
Llegö a tomar Ia forma de la amada easeza.

En la greda reseea ni una sola gramilla.


A un lado el alto nudo de las sierras y enfrente Si ya el amor es odio, y verguenza, y despeehov
Otro muro de piedra, oxidada y callente. A riesgo de morirte, la arranear:is del peeho
el Cielo casi verde. Y
la tierra amarilla. Como Sansön, un dia, Ios pilares-

EI espino. Palmeras negras, rotas, quemadas,


Sobre el plano arenoso. No hay aves. Un profundo quedaran rastros de sus dos Ojos bellos
si
Silencio. En grandes piedras echadas,
las laderas Te vaeiarås Ios vasos sar.guineos y por enos
Y algo del primitivo eataelismo del mundo. Haras correr el agua salada de Ios mares.

248
Por donde acorna, a un cjcJO
Sug fachüdag CJ (JcJ zucJo
Me apagaron Jog tibio;; prjrnavcral'%$.

Cuånto vagué por eJlag, di%trafda, crnpapada


En CJ vaho grj%åcco, que Jag dC'Tvora.
Jcnto,
De gu rnonotonfa mi aJrna padcce ahora,
—iAJfongjna! —No Jlarnc;. Ya no regpondo a nada.

Si una (Je tug cagag, T3ucnog Aireg, me rnuero


Vjendo cn diag de otofio tu cicJo prigioncro
No rne gcrå gorprega Ia lapida pegada.

Que entre tug calJcg rcctag, untadag de su rio


Apagad0/ brumogo, degolante y gornbrfo,
Cuando vagué por cllag, ya cstaba yo enterrada.

255
Las muehaehas lefdas
De de hervor
este siglo
Se mueren de aburridas Tengo la tierra encirnu y no Ia siento,
Sin un coseehador. Llega el invierno y no me ezfria el viento.

ÄIås que nunca preciosas El verano mis suefios no rnadura,


Oh gran goloso, estän. La primavera el pulso no me apura.
Mas no ceden sus rosas.
No despiertes, don Juan. El coraz6n no tiembla, salta o late,
Fuera estoy de la linea de combate.
Que no ha parado en vano
La aventurera luna:
Tu castigante mano •Qué dice el ave aquélla, caminante?
No hallaria fortuna. Tradüceme su canto perturbante:

Y hasta hay alguna artera, " Nace la luna nueva, el mar perfuma,
Juguetona mujer, " Los cuerpos bellos båfianse de espuma.
Que toma tu manera
Y ensaya tu poder. " Va junto al mar un hombre que en la boca
" Lleva una abeja libadora y loca:

Bajo la blanca tela el torso quiere


" El otro torso que palpita y muere.

EPITAFIO PARA MI TUMBA " Los marineros suefian en las proas,


" Cantan muchachas desde las canoas.

Aqui descanso yo: dice Alfonsina " Zarpan los buques y en sus claras cuevas
El epitafio claro, al que se inclina. " Los hombres parten hacia tierras nuevas.

Aquf descanso yo, y en este pozo,


" La mujer, que en el suelo estå dormida,
Pues que no siento, me solazo y gozo.
' 'Y en su epitafio rie de la Vida,

Los turbios Ojos muertos ya no giran,


Los labios, desgranados, no suspiran. " Como es mujer, grab6 en su sepultura
" Una mentira aün: Ia de su hartura"
Duermo mi suefio eterno a pierna suelta,
Me llaman y no quiero darme vuelta.

272
Mundo de sitte pozos
-1934 -
Lie

Lie celeste,

-021 el
Retrocedfa, f)ccüs ho '10 pudricron.
ahuccada,
Baja a buscarlo
la pared del horizonte
e iban a echarse a danzar cl sol,
prccipitåndose cn llamas
las rocas ncgras.
entre bosqucs violåcco.g,
Me desnivclaban ya
y al tocarle la frente
abre puertas dc oro
log cfrculos de arriba
empujåndome hacia ti que calan --—tünelcs—
como hacia rafz lejana espaciog desconocidos.
de la que brotara.
Escalinatag lentag
Pero s610 .1a tarde descicndcn al agua
bcbi6, lentå, y Ilegan, desvanccidas,
la cicuta a mis pies.
dc tu boca.
Por cllas
ascenderé
un dfa
hasta internarme
CREPüSCULO måg allå del horizonte.

Paredes de agua
El mar inm6vjl, me harån cortejo
dcsprcndido de sug •mandfbulas, en la tarde
exhala un alma nueva. resplandeciente.

No ticne rondo,
buqueg hundidog,
almas, abrazadas
a gug algag,

Reclén nacfdo,
Ja cara de Dim,
pålfda,
Jo mfra,

Buqucg no Jo egcribieron,
Hombrcg no 10 dcgcifraron.

zoo
Y en mis pårpados, de pies;
anclo en tus Ojos:
una lågrima més antigua
que mi cuerpo, mar negro..
crece. Desciendo afin:
toco el coral de tus venag.

Ahora reposo
y me afirmo.

He aqui que el Rfo,


arafia ponzofiosa ahora,
DE MI CIUDAD A TU CIUDAD
arafia
de agua,
levanta sus patas terrosas
En la Otra margen del Rfo, para romperla.
estås...
Como escarabajos
Rozando las cabezuelas
Ios buques
estelares se cuelgan de sus hilos,
mi pensamiento, se balancean;
baba de luna, •Ivan a destruirla!
de mf a ti.
Teje su tela. De mi coraz6n a tu coraz6n
la tela invisible
Tela mvisible
ondea intacta...
que entolda
mi ciudad y tu ciudad La luna le hunde su cabezuela:
y da sombra
bosteza...
a las cüpulas...

Sombra que podrfa


abrir las piedras
jen hongos de amor!

De mi coraz6n a tu coraz6n,
larga y ancha,
la criba, va...

Ato Ias puntas de sus redes


a Ias puntas de tus cabellos;
atrapo el ovillo
817

316
BANZA IRREGULAR
de Luna,
mi corazbn.
En la punta de un låtigo
Ya pot' hilo de odio,
danza una danza ya por Hilo de arnoc,
en tirabuz6n; trompo a siete colores
en la punta de un låtigo,
zumba mi corazön.
mi coraz6n.
Remolinea el låtigo,
sigue el balÖa,
En la punta de un triångulo, no descansa la vara
mi coraz6n,
ni el surtidor,
rebota por el césped
grufie zumb6n;
como balön; pero forzad la danza
un pie y otro de mi coraz6n.
10 manda
a mi coraz6n. De uno en Otro picar,do
su rebote es mayor:
Vertiginosamente, iatajadme!
sobre la vara que me alza
del chino mi coraz6n.
prestidigitador,
bola de oro y acero
gira que gira
mi Corazon.
UNO
Flor helada y desnuda
mi coraz6n,
Viaja en el tren en donde viajo. iViene
en las ramas de agua
del Tigre, por ventura?
del surtidor, Su carne firme tiene
baja y sube la moldura
a destiempo,
mi coraz6n. de los varones idos y en su boca
como qn prieto canal,
Alrededor del mundo se le sofoca
hace cord6n el bermejo caudal. , .

de baba
323
322
CfRCULOS SIN cnfirrno

Esponja del cielo,


carne verde del mar,
por tus carriles blandos
hube de andar.

Macia adelante se partfan


los caminos para avanzar•,
a los costados se abl'fan
las carreteras para navegar;
y hacia atrås se dirigfan
las rutas para desandar.

Largas noches y dias


una proa te cort6 sin parar
y tu centro no cambiaba nunca,
cfrculo verde del mar.

Sobre tu esmeralda fria


mi carne no querfa quemar,
mi coraz6n se volvia
verde como la carne del mar.

Le decia a mi
cuerpo: irenace!
A mi coraz6n: •uno te quieras parar!
Mi cuerpo queria echar rafces,
raices verdes en la carne del mar.

El barco que me conducia


No sabia mås que zarpar,
pero cuerpo que me contenfa
el
se qued6 eståtico sobre el mar.

Circulos circulaban arriba


y subian del fondo del mar;
peces levantaban las cabezas
y se daban a aullars
Mascarilla y Trébol
- 1938 -
A EROS

He aquf que te cacé por el pescuezo


a la orilla del mar, mientras movfas
las flechas de tu aljaba para herirme
y vi en el suelo tu floreal corona.

Como a un mufieco destripé tu vientre


y examiné sus ruedas engafiosas
y muy envuelta en sus poleas de oro
hallé una trampa que decfa: sexo.

Sobre la playa, ya un guifiapo triste,


te mostré al sol, busc6n de tus hazafias,
ante un corro asustado de sirenas.

Iba subiendo por la cuesta albina


tu madrina de engafios, Dofia Luna,
y te arrojé a la boca de las olas.

359
LA COLONIA 31EDIAXOCRE
Sus venenosas aguas, viboreando
hilos de sangre; y Ia hacinada cueva;
.4 Sofia Rusrro'z y Ios bloques de fåbricas mohosas,
Abre una brecha en mi pesado sueäo
echando alientos, por las chimeneas,
largo puial de luna; Ias estrellas
alucinadas, rotas, desparraman de pechos devorados; machacaban
contorsionados su obsedido llanto.
una harina de magia sobre el campo

del lecho me empuja haeia el sendero


de encapuchados y me Ileva al rio
que aterrori±a el blanco
campanario?
Alza Colonia, allå, su negra punta
LAS EUMÉNIDAS BONAERENSES
que hiende el agua y mi callado paso
el sumergädo canto no perturba
de las aves; tqué circulos, Dios mfo!
Con el viento que arrastra Ias basuras
Ay, ya rompe su cåscara Ia tierra van a dar al suburbio y se deslizan
y camifian insomnes a mi lado, amarillas por cafios de desagüe
lunados brotes, los conquistadores. y se amontonan en las negras bocas.

Alzan sefiales en los paredones


y cuelgan, en las largas avenidas,
de los årboles bajos, como arafias,
y en el verdfn del puente se esperezan.
DANZöN PORTE NO
iGuarda! En baldfos, sobre pies pluviales
si loscruzas al alba te persiguen
Una tarde, borracha de tus uvas
y mueven el bot6n que se te cae.
amarillas de muerte, Buenos Aires,
que alzas en sol de otofio en las laderas
iNo alces la chapa! Estän agazapadas
enfriadas •del oeste, en los tramontos,
con el rostro cruzado de Ojos grises
vi plegarse tu negro Puente Alsina y hay una que se escurre por tu sexo .

como un gran bandone6n y a sus compases


danzar tu tango entre havaposas luces
a las barcazas rotas del Riachuelo:

364
365
AUTORRETRATO BARROCO

Una måscara griega, enmohecida


en las romanas catacumbas, vino
cortando espacio a mi calzante cara.
El cråneo un Viejo mårmol carcajeante.

El Nuevo Continente sop16 rachas


de tr6pico y de sud y abri6 sus soles
sobre la testa que cambi6 su acanto
en acerados bucles combativos.

En un cuerpo de luna, tan ligero


que acunaban las rosas tropicales,
un 6rgano, tremendo de ternura,

me dob16 el pecho. Mas, wor qué sus sones


contra el cråneo se helaban y expandian
por la burlesca boca acartonada?
U L T JIATDJufgFC)NO

iCon I-Joracio? — Ya 86 que cn Ja vejiga


ticncgahora un nido de palomag
y tu motociclcta dc crißtalcg
vuela sin hacer ruido por el cielo.

. — I-Ie que tu damajuana


gofiado
cstå crecida como el Tupungato;
aün contiene tu c61era y mis versos.
Echa una gota. Gracias. Ya estoy bucna.

Iré a veros muy pronto; recibidme


con aquel sapo que maté en la quinta
de San Juan iP0bre sapo! y a pedradas.

Miraba como buey y mis dos primos


10 remataron; luego con sartenes
funeral tuvo; y rosas 10 segufan.

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