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TP N° 2: SUELOS Y ACTIVIDAD AGRARIA.

INTEGRANTES
- Antonella S. Refuto
- Osvaldo Baldi Oliva
- Carlos G. Barrio

Ley de Conservación de Suelos (Ley N° 22.428)

En el artículo tercero de la Ley de Conservación de Suelos Nº 22.428, estableciendo su


ámbito de aplicación, se define a los distritos de conservación como “toda zona donde sea
necesario o conveniente emprender programas de conservación o recuperación de
suelos y siempre que se cuente con técnicas de comprobada adaptación y eficiencia
para la región o regiones similares”. Por lo tanto, podemos decir que los distritos de
conservación comprenden todas aquellas zonas que deben ser protegidas o restauradas.

A su vez, en el artículo cuarto de la citada Ley, se definen a los consorcios de


conservación como agrupaciones o concentraciones que se gestan de manera voluntaria de
explotaciones que se encuentran dentro de los distritos de conservación. De esta forma, la
Ley crea el instituto del consorcio, el cual surge de las voluntades comunes en pos de un
objetivo de conservación de suelos, asistido por el Estado.

Estas agrupaciones voluntarias, que pueden solicitar la aprobación de los


mencionados consorcios, pueden estar compuestas por “propietarios, arrendatarios,
aparceros, usufructuarios y tenedores a cualquier título de inmuebles rurales que
se encuentren comprendidos en las zonas declaradas distritos de conservación”,
en virtud de lo que indica el artículo séptimo de la Ley Nº 22.428. Son voluntarios porque
es decisión de los “tenedores de inmuebles rurales” agruparse en los consorcios. La
aplicación de esta norma está a cargo de la autoridad provincial -la cual debe adherir a la
Ley tal como indica en el artículo 2- para poder crear los distritos y los consorcios. Dicha
decisión viene junto con una serie de beneficios a los que pueden acogerse y una serie de
obligaciones que deben cumplimentar, especificados por Ley.
Dentro de las obligaciones están comprendidos el deber de llevar a cabo prácticas
que sean indispensables para conservar la capacidad productiva del suelo y abstenerse de
realizar aquellas que la disminuyan. En cuanto a los beneficios, podrán ser favorecidos por
estímulos otorgados por las provincias, créditos bancarios y gozar de exenciones fiscales.
Recaerá en la autoridad de aplicación provincial el control del destino de los mismos.
Como excepción, un solo productor puede solicitar la conformación de un
consorcio de conservación, siempre que se encuentre dentro del distrito. Adicionalmente, si
un productor no se encuentra dentro del distrito pero por las características del suelo sea
necesario o conveniente iniciar prácticas conservacionistas, se le podrán hacer extensivos
los beneficios y obligaciones de un consorcio. Esto determinará el criterio adoptado por la
autoridad provincial de aplicación.

Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación en los países


afectados por la desertificación o sequía grave (UNCCD)

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación en los


países afectados por la desertificación o sequía grave (UNCCD) es un convenio firmado
por 197 países en donde se busca establecer estrategias para luchar contra la desertificación
y la sequía, como también los efectos que estas traen. La República Argentina suscribió el
tratado en 1994, y en 1996 lo aprueba mediante la ley 24701.

En esta convención se reconoce que varias regiones del mundo se ven azotadas por
estos fenómenos, y que acarrean graves consecuencias, desde lo económico hasta lo social.
Se define la desertificación como: “la degradación de las tierras de zonas áridas,
semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como la
variaciones climáticas y las actividades humanas” y la sequía como: “fenómeno que
se produce naturalmente cuando las lluvias han sido considerablemente inferiores
a los niveles normales registrados, causando un agudo desequilibrio hídrico que
perjudica los sistemas de producción de recursos de tierras”.

Es necesario resaltar que en el Código Rural de la Provincia de Buenos Aires,


también se clasifican los diferentes fenómenos en donde el suelo puede verse afectado. El
primero sería la erosión: “proceso de remoción y transporte notorios de las
partículas de suelo por acción del viento y/o del agua en
movimiento, que determinarán la pérdida de su integridad”, el segundo sería el
agotamiento: “disminución notoria de la aptitud productiva intrínseca del suelo por
excesiva extracción de nutrientes y sin la debida reposición de los mismos”, y por
último, se encuentra la definición de degradación: “ruptura del equilibrio de las
propiedades físico - químicas del suelo que condicionan su productividad,
particularmente originada por su explotación inadecuada o por el régimen
hidrológico.”

Los objetivos de esta Convención se centran en que se adopten medidas integrales


para lograr el desarrollo sostenible de las áreas afectadas y mitigar los efectos. Al mismo
tiempo, dichas medidas tienen que ser ideadas para funcionar a largo plazo, y que se
enfoquen simultáneamente en el aumento de la productividad de las tierras, la
rehabilitación, la conservación y el aprovechamiento sostenible de sus recursos, entre otros
aspectos.

En la Convención, se encuentran Anexos divididos por regiones en donde habrán


disposiciones y directrices particulares a cada una. Las regiones son: África, América
Latina y el Caribe, Asia, Mediterráneo Norte y Europa Central y Oriental. A pesar de esto,
en toda la Convención se realiza un mayor énfasis en el Continente Africano.

Se establece que los países en desarrollo afectados y los países que comprendan los
Anexos de la Convención deberán realizar planes de acción nacionales (PANs). Estos
planes tienen el fin de investigar los factores que causan la desertificación, ver las medidas
necesarias para luchar contra ello y optar por medidas de prevención. Deberán también
determinar los actores, los recursos y otras circunstancias particulares de cada estado e
inclusive pueden reglar factores adyacentes que tengan relación con la desertificación,
como, por ejemplo, la educación, la pobreza, o la seguridad alimentaria, entre otros.
Logrando así que toda la sociedad, desde agricultores hasta organizaciones, participen en la
realización de las PANs.

Al mismo tiempo, los países pueden realizar planes de acción subregionales o


regionales cuando corresponda, para optimizar la aplicación de los PANs.

En el aspecto institucional de la Convención, se encuentra la Conferencia de las


Partes (COPs). Este es el órgano supremo de la Convención y buscará que se haga efectiva.
Sus otras funciones, son: promover el intercambio de información sobre las medidas
adoptadas por la partes, formar órganos subsidiarios, examinar los informes, aprobar
enmiendas a la Convención, como
también aprobar programas y presupuesto para las actividades. La COPs sesiona para tomar
estas decisiones, en un principio las sesiones ordinarias se ejecutaban anualmente, pero a
partir de la cuarta sesión es cada dos años. Al mismo tiempo, está la posibilidad de realizar
sesiones extraordinarias cuando la COPs lo decida o una de las Partes lo soliciten con la
aprobación de un tercio de los Estados. La COPs está compuesta por los Estados que han
ratificado la Convención y organizaciones regionales de integración. Al mismo tiempo la
COPs tendrá una Secretaría Permanente, compuesta por un presidente y nueve
vicepresidentes, en donde se organizará los períodos de sesiones de la COPs, coordinará
actividades, se encargará de los aspectos administrativos, preparará informes, entre otros.
Tampoco hay que olvidar el Comité de Ciencia y Tecnología en donde como órgano
subsidiario, se encargará de brindar asesoramiento científico y tecnológico a la COPs. 2

Decreto Ley 8912/1977 de la Provincia de Buenos Aires

Los municipios se encuentran facultados, en concordancia con la autonomía


municipal establecida en el artículo 123 de la Constitución Nacional, para regir libremente
el ordenamiento de su territorio, regular el uso, ocupación, distribución de la densidad
poblacional, subdivisión y equipamiento del suelo a los fines de preservar y mejorar el
medio ambiente promoviendo la conciencia comunitaria, creando las mejores condiciones
para satisfacer las necesidades de la comunidad, a través de un proceso ininterrumpido
regido y adecuado a una normativa provincial y una distribución del esquema territorial y
clasificación de sus áreas con criterio racional.

La Provincia de Buenos Aires a través de este decreto establece la delimitación de


los territorios municipales en áreas rurales, urbanas (destinadas a asentamientos humanos
intensivos) y complementarias, adyacentes al área urbana (estas dos últimas conforman los
centros poblacionales). En cada área podrán establecerse zonas de uso específico
respetando las características particulares y necesidades de cada una, las que serán
delimitadas según su uso y podrán ser divididas en distritos y subdistritos

Cada municipio podrá fijar las metas poblacionales sobre las que se regulará la
ocupación del suelo para cada espacio en base a las densidades poblacionales, con el
objetivo de vincular e integrar los distintos espacios e interconectarlos con un trazado
vehicular pertinente respetando la distribución de los espacios verdes o libres públicos
necesarios en cada uno, y los factores de
ocupación total y del suelo que determinarán los volúmenes edificables, dejando centros de
manzanas libres de edificación.

Los municipios a partir de ordenanzas van a poder determinar qué zonas del suelo
urbano pueden encontrarse total o parcialmente inactivas, como por ejemplo por la
edificación necesaria, la provisión prioritaria de servicios y los equipamientos
comunitarios, etc. En cada zona se permitirán todos los usos compatibles entre sí,
localizando los nocivos o peligrosos en distritos especiales.

El decreto 8912/1977 reconoce la zona residencial y residencial extraurbana, la


zona comercial y administrativa, la zona de esparcimiento, la zona industrial, la zona de
reserva y de reserva para ensanche urbano, la zona de recuperación y recuperación de
dunas o médanos vivos, y la zona de usos específicos.

Según establece dicho decreto existe la posibilidad de crear nuevas zonas, siempre
que sean propuestas por los municipios, aprobadas por el Poder Ejecutivo Provincial y
cuando respondan a una necesidad debidamente fundada mediante un estudio que tome en
cuenta las orientaciones y previsiones del Plan Regional imperante, donde se justifiquen los
motivos y necesidades de estas nuevas creaciones, especificando las funciones que
cumplirán, analizando las ventajas de la localización elegida, demostrando la existencia del
correcto abastecimiento de agua potable y la dotación de los servicios esenciales que
garanticen las necesidades de la población a la que deberá servir, justificando sus
dimensiones asignadas, la trama circulatoria, las normas de uso, ocupación, subdivisión,
equipamiento y edificación del suelo y la localización de espacios verdes. Estos últimos serán
dimensionados en base a la población potencial tope de los núcleos urbanos establecida por el
Plan de Ordenamiento, adoptando un mínimo de diez metros cuadrados de área verde o libre
por habitante, dentro de las que deberán existir plazoletas, plazas (a razón de 3,5m2/hab),
parques urbanos (a razón de 2,5m2/hab) y parques públicos, ya sean comunales o regionales
(a razón de 4m2/hab).

Pueden también realizarse modificaciones a los Planes de Ordenamiento territorial


mediante ciertas reestructuraciones de núcleos urbanos readecuando el trazado de sus áreas
con un cambio sustancial en la normativa de sus usos. Para estos cambios podrán haberse
delimitado previamente zonas de reserva, siempre teniendo en cuenta las necesidades y no
afectación del terreno y el medio
ambiente. Se realizan de forma progresiva y gradual respetando lo establecido por las
normas provinciales. La denominación de estos nuevos núcleos será fijada por el Poder
Legislativo Provincial.

La responsabilidad del ordenamiento territorial y sus sanciones a los posibles


incumplimientos recaen en el nivel municipal mediante sus Oficinas de Planeamiento y en
el nivel provincial mediante el Ministerio de Obras Públicas, la Secretaría de Planeamiento
y Desarrollo y la Secretaria de Asuntos Municipales.

El proceso de planeamiento físico es el conjunto de acciones técnico-político-


administrativas para realizar estudios, propuestas y adoptar medidas para organizar el
territorio adecuándose a las políticas y objetivos establecidos, considerando especialmente
el sistema de transporte y las vías de comunicación. Este proceso deberá ser aprobado por
el Poder Ejecutivo previo dictamen de los organismos provinciales competentes una vez
analizada la concordancia con los objetivos provinciales, regionales y nacionales. El mismo
comenzará con la etapa de delimitación preliminar de áreas (con el fin de reconocer la
situación física del territorio, delimitar áreas y zonas para encauzar y controlar los cambios
de uso), luego la de la zonificación según usos (cubriendo las necesidades mínimas del
ordenamiento físico territorial, determinando su estructura general, estableciendo normas
de uso, ocupación y subdivisión del suelo y la dotación necesaria de infraestructura),
seguirá con la etapa de realización de planes de ordenamiento municipal (organizando
físicamente el territorio, estructurando en áreas, subáreas, zonas y distritos vinculados por
la trama circulatoria y programando su desarrollo, estos podrán también ser
intermunicipales) y luego finalizará con la aplicación de planes particularizados para el
ordenamiento y desarrollo físico parcial o sectorial de áreas y subáreas, zonas o distritos.

Decreto - Ley 10.081/83, mod. por Ley 10.462, 11.477, 12.063 , 12.257 y 12.608 -
Código Rural de la Provincia de Buenos Aires.

La Unidad Económica es la porción mínima de un predio rural que puede ser


productivamente rentable y que asegure el equilibrio económico de la empresa para su
subsistencia y desarrollo. Es aquella superficie que se utiliza para la explotación
agropecuaria. Se encuentra tipificada desde el art. 43 al 46 del Código Rural de la
Provincia de Buenos Aires.

Previo a la subdivisión de la misma, deberá aprobarse su extensión por el organismo


competente. Sin este requisito, no procederá a efectuarse las
inscripciones correspondientes en las dependencias provinciales. Por lo tanto, los titulares
que deseen llevar a cabo la explotación de la Unidad, deberán acompañar la documentación
establecida en el art. 44 del Código Rural de la Provincia de Buenos Aires para que luego
se eleve al Poder Ejecutivo para su aprobación.
El propio art. 43 del Código Rural de la Provincia de Buenos Aires, establece que la
superficie mínima de la Unidad va a ser reglamentada por el Poder Ejecutivo y deberá
efectuarse teniendo en cuenta diferentes características: la zona, la calidad de tierra, tipo de
cultivo y la existencia o falta de riego . En cuanto a la zona, esta es la superficie acotada, es
decir, aquello que rodea a la Unidad Económica (árboles, montañas, lagos, etc.). La calidad
de tierra se refiere al estado del suelo, del agua y la vegetación. El tipo de cultivo hace
referencia a que especie será sembrada y, por último, si hay o no existencia de riego
artificial para los cultivos.

A través de la resolución 194/2012, sancionada el 10/04/2012, el Ministerio de


Agricultura actualizó los criterios para la determinación de la extensión de las Unidades
Económicas en zonas rurales. La nueva reglamentación dispone que las parcelas con
explotación agropecuaria intensiva deberán contar con una superficie mínima de cinco
hectáreas y mejoras atinentes a los trabajos, aquellas destinadas a la explotación ganadera,
con mejoras, la superficie mínima será de
30 hectáreas, las parcelas destinadas a una explotación agrícola extensiva deberán contar
con una superficie mínima de 15 hectáreas y, finalmente, en los predios sin mejoras, la
superficie mínima será de 100 hectáreas. Anteriormente sólo se tomaba en cuenta el tipo de
suelo y la superficie del establecimiento para determinar la rentabilidad, pero ahora hay que
poner en consideración variables como la incorporación de tecnología, el riego por goteo,
los químicos, calidad de tierra y la intensificación de algunas actividades agropecuarias,
etc.

Unidad Económica y divisibilidad de las cosas en el art. 228 del CCyCN.

La similitud principal entre ambos conceptos radica en que ambos deben ser entendidos
como las porciones reales mínimas en las que se puede dividir la cosa para su
aprovechamiento económico. Es decir, prevén que al momento de evaluar la
divisibilidad de una cosa, como el caso de un predio rural, se tenga en cuenta que esa división
no torne antieconómico su uso y goce y que cada una de las partes tenga la misma calidad que
el todo.

Ambos conceptos pueden entenderse como complementarios ya que, dentro de la


definición que efectúa el artículo 228 del CCyCN, se encuentran contempladas a nuestro
entender las Unidades Económicas Rurales.

Respecto a la determinación de su extensión y retomando la idea del párrafo anterior,


tanto Código Rural de la Provincia de Buenos Aires como el artículo 228 del Código Civil y
Comercial de la Nación, delegan la reglamentación en materia de UE y su fraccionamiento
parcelario en cabeza de las jurisdicciones locales, en consonancia con lo establecido en el
artículo 124 de nuestra Constitución Nacional. Esto encuentra su razón de ser en que
naturalmente no se puede fijar una superficie uniforme para todo el país porque serán muy
distintas las unidades económicas en las distintas provincias dependiendo de las
características particulares de sus suelos, clima, entre otros.

Siguiendo esta línea de ideas, el artículo 256 del CCyCN del Capítulo 3°- Vivienda, que
habla del inmueble rural al establecer “Las disposiciones de este Capítulo son aplicables al
inmueble rural que no exceda de la unidad económica, de acuerdo con lo que establezcan las
reglamentaciones locales”, reafirma la idea de que serán las reglamentaciones locales las que
determinen la extensión de las UE. A su vez, podemos establecer que se considerará vivienda
a aquel inmueble que no exceda la UE y por tal motivo, podría ser considerado como bien de
familia.

Por último, el artículo 2330 del CCyN toma el concepto de unidad económica rural
(porción mínima de un predio rural productivamente rentable) y lo traspola incluyendo otro
tipo de unidades económicas mencionadas en el inciso B tales como establecimientos
comerciales, industriales, agrícolas, ganaderos, mineros, entre otros. A su vez, este artículo
extiende como acto de última voluntad la indivisibilidad de estos por un plazo de hasta 10
años. Es por estos motivos que podemos hablar de una Unidad Económica Ampliada.

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