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Comunicando COVID-19: Metáforas con las que "sobrevivimos"1

El objetivo de este trabajo es descifrar el encuadre de la pandemia que el mundo soporta actualmente
durante la cuarentena obligatoria que tiene lugar en Argentina. Este estudio particular forma parte de un
corpus de investigación más amplio que investiga la relación entre los discursos de las empresas, los
políticos y los medios de comunicación en la era digital y cómo afecta a la comunicación en tiempos de
crisis. Se trata de un estudio cualitativo que explora el lenguaje metafórico emergente que se está
aplicando para comunicar de forma parcial los aspectos más destacados del fenómeno sin precedentes que
es la COVID-19. Es importante señalar que el análisis se realiza al mismo tiempo que se desarrolla la
crisis. Para desarrollar esta perspectiva, nos basaremos en un marco previo desarrollado para estudiar la
comunicación de crisis. Nuestra investigación nos ha llevado a identificar una "familia" de metáforas que
emergen de los titulares del corpus: la guerra, los cuidados y el tiempo. Identificar y comprender las
metáforas emergentes es el primer paso para evitar las contradicciones que pueden llevar a un doble
vínculo.
Palabras clave: crisis, pandemia, me-dia digital, metáforas, doble vínculo.
De la misma manera que las ciencias biomédicas aceleran el proceso de investigación básica y clínica
para descubrir y desarrollar una vacuna que inmunice a la población mundial, las ciencias de la
comunicación buscan la manera de generar conocimientos fiables para fomentar la comprensión general
de la pandemia. El reto de este enfoque es poner en práctica los pasos del método científico para entender
cómo los medios de comunicación intervienen en los procesos comunicativos que se producen.
Aun cuando la pandemia, por definición, afecta a todo el mundo, sus efectos se sienten de manera
diferente en todo el mundo. Las consecuencias en cada zona dependen de las características de la
población en general, su vinculación con los países donde se originó la enfermedad, el sistema sanitario
con el que se cuenta, el tiempo que se tardó en aplicar una política de distanciamiento social; entre otros.
Además, las diferencias se han agudizado según las estrategias comunicacionales implementadas por el
gobierno y el sector empresarial de cada país para desempacar la crisis y la forma en que se han manejado
los discursos tanto en los medios tradicionales como en los medios sociales. Desgranar la forma en que se
maneja la comunicación política, los medios digitales y la política sanitaria en Argentina es clave para
comprender la particularidad del caso. Estos aspectos son cruciales para circunscribir el objeto de estudio
y, en definitiva, comprender la relación entre la gestión de la pandemia y la administración de su
comunicación.
La hipótesis de trabajo del documento es que los marcos implementados por los medios de comunicación
locales pueden organizarse en "familias" de metáforas implementadas en la enunciación. Las tres
metáforas que han predominado a lo largo de esta pandemia son la guerra, los cuidados y el tiempo. Cada
una de estas metáforas es impulsada por un grupo particular de enunciadores que responde a un modelo
particular de comunicación y promueve un punto de vista particular del fenómeno que define las
relaciones políticas y sociales que la pandemia activa.
El presente estudio persigue los siguientes objetivos específicos:
- Reconocer el uso de los dominios léxicos más prevalentes que los medios digitales están adoptando en
Argentina para describir la situación planteada por el COVID-19.

1 Damián Fernández-Pedemonte Felicitas Casillo Ana Inés Jorge-ArtigauAustral University (Argentina). Tripodos 2020 | 47 | VOL. 2Tripodos,
number 47, vol. 2 | 2020 | 145-159
-Analizar el uso de metáforas como forma de abordar la pandemia, los actores involucrados y las
consecuencias sufridas.
-Descomponer los principales enunciadores y la tipología de lo enunciado en cada metáfora.
-Hipotetizar los efectos de sentido producidos por las metáforas utilizadas.
CONTEXTUALIZACIÓN DE LA PANDEMIA
En diciembre de 2019 se detectó un brote de neumonía en Wuhan, China. Lo que comenzó en un
mercado local se extendió rápidamente haciendo que el incidente mereciera la atención de la
Organización Mundial de la Salud (OMS): 27 personas habían sido diagnosticadas con neumonía de
origen desconocido. Esta noticia no detuvo la propagación de la enfermedad, ya que el 20 de enero del
año siguiente. La OMS declaró el estado de emergencia internacional ya que el COVID-19 se había
detectado en otros 15 países. Menos de dos semanas después, el 11 de marzo, la OMS reconoció la
enfermedad como pandemia.
En todo el mundo se han hecho diferentes intentos de reducir el virus. Ha habido diferencias en cuanto al
distanciamiento social y las restricciones que cada país ha puesto en marcha y ha habido diferencias en
cuanto a la forma en que cada gobierno ha comunicado la enfermedad. En el caso de Argentina, la
cuarentena fue declarada por decreto durante una conferencia celebrada el 19 de marzo de 2020. Desde
entonces, el país se encuentra en un bloqueo obligatorio sin que se sepa con certeza cuándo terminará.
Independientemente de las diferencias en los comportamientos adoptados en todo el mundo, está claro
que todo ello ha conmocionado al mundo. Incluso cuando estamos en pleno desarrollo de COVID-19 el
análisis arroja luz sobre los muchos aspectos cotidianos de la vida que han sido remodelados. Según
Gideon Lichfield (2020), jefe de redacción del MIT Technology Review, el proceso de adaptación a una
nueva sensación de normalidad requerirá un esfuerzo compartido. En este contexto, el papel de la
comunicación será proporcionar información para minimizar la incertidumbre y también promover el
compromiso de los actores sociales para participar activamente en el camino hacia la recuperación.
METÁFORAS MÁS ALLÁ DE UNA PRÁCTICA DISCURSIVA
Las investigaciones demuestran que los medios de comunicación desempeñan un papel importante en la
elaboración del discurso público (Entman, 2007), incluyendo la representación de las catástrofes y
utilizando la metáfora como dispositivo principal (Wallis y Nerlich, 2005). Desde la segunda mitad del
siglo XX, un gran abanico de autores han dedicado sus trabajos a definir la metáfora como un mecanismo
textual que va más allá de una herramienta literaria y la entienden como una fuente productora de sentido:
Fauconnier, 1997; Gibbs, 1994; Glucksberg, 2001; Grady, Oakley y Coulson, 1999; Grice, 1991;
Johnson, 1981; Kövecses, 2002; Lakoff y Johnson, 2009; Lakoff, 1987, 1994, 2002; Lakoff y Turner,
1989; Ricoeur, 2001; Semino, 1997; Searle, 1979; entre otros.
Hay dos perspectivas diferentes cuando se trata de desentrañar cómo definimos las metáforas. Por un
lado, existe una perspectiva más clásica, que incluye la pragmática griceana que reconoce la metáfora más
allá de la literalidad del lenguaje (Sperber y Wilson, 2008). Dentro de esta perspectiva, las metáforas se
consideran "normales" en el sentido de que forman parte de nuestra forma de pensar. Por ejemplo, los
lingüistas cognitivos como George Lakoff, Len Talmy y Giles Fauconnier son claros representantes de
esta perspectiva. Por otro lado, psicolingüistas como Sam Glucksberg o Walter Kinstch, describen las
metáforas como un emergente del proceso de comunicación verbal (Sperber y Wilson, 2008: 84).
Desde un enfoque hermenéutico, Paul Ricoeur (2001) considera que las metáforas no enuncian la
semejanza, sino que la crean. Dentro de esta perspectiva, las metáforas se consideran un fenómeno
discursivo que resulta de la interacción. Según esta perspectiva, las metáforas no pueden reducirse a un
peón de las palabras, ya que afectan a nuestra forma de ser y actuar (2001: 116). En este sentido, las
metáforas pueden trascender la semántica y afectar a la pragmática. De hecho, el significado de las
metáforas no existe en los "diccionarios", sino en el "discurso" (2001: 132).
Desde una perspectiva diferente, pero con una conclusión similar, Lakoff y Johnson (2009) proponen que
las metáforas están arraigadas en nuestra forma de pensar y actuar y, por tanto, forman parte de nuestra
vida cotidiana. De hecho, se podría argumentar que, según esta perspectiva, pensamos en metáforas en la
medida en que éstas crean la realidad social en la que vivimos.
La presente investigación se basó en la definición de metáfora de Lakoff y Johnson, pero desde el
enfoque discursivo de Ricoeur. Analizar las metáforas en los textos es un reto: desde la perspectiva
hermenéutica de Ricoeur, el significado de la metáfora no se limita a la palabra o la frase, sino que una
metáfora desencadena connotaciones en la instancia de recepción del texto. De este modo, Ricoeur supera
el análisis decimonónico que consideraba la metáfora sólo como parte de la clasificación de tropos
literarios, cuyo efecto de significado terminaba en la frase.
Ciertamente, los sistemas connotados forman parte de la virtualidad del signo y son inalcanzables en un
texto. Esto plantea el problema del origen de estos significados. La solución de Ricoeur supera esta
dificultad:
Sólo es posible una respuesta: hay que considerar al oyente o al lector, y con-siderar la novedad de un
significado emergente como obra instantánea del lector (Ricoeur, 2001: 134).
La definición de Lakoff y Johnson nos permite recuperar el modelo de producción de los textos
periodísticos, los marcos interpretativos de los periodistas. La definición de Ricoeur nos permite
considerar los efectos de significado de las metáforas en la audiencia y analizar los significados creados
por esas metáforas.
PENSAR A TRAVÉS DE LAS METÁFORAS
Según Gregory Bateson (Bateson, 2011) los principales problemas del mundo se atribuyen a la brecha
que existe entre la forma en que pensamos y cómo es realmente el mundo. Nuestras ideas a veces nos
llevan a olvidar la complejidad que caracteriza a nuestro mundo. Si nuestra forma de pensar en las cosas
nos quita la esencia de los objetos, entonces Bateson utiliza el arte como una forma de captar la
complejidad del objeto. Como explica Charlton (2008: 96)
es la naturaleza metafórica del arte la que puede convertirse en la herramienta con la que, aún así,
podemos buscar la "gracia", la reconocida capacidad de vivir de forma compatible con el resto del mundo
natural.
Gruber y Davis (1988) también estarían de acuerdo con la importancia de las metáforas como forma de
pensar. Las metáforas son un aspecto clave del trabajo creativo como fuente de conocimiento de la forma
en que una persona construye su punto de vista. A través del método de estudio de casos se puede
considerar una diversidad de metáforas. Se parte de la base de que cada persona creativa aplicará la
metáfora de diferentes maneras para desarrollar su punto de vista único.
Bateson (1972) consideró que las relaciones, en general, son la clave de la comprensión. No hay una
esencia que desvelar en nada por sí sola; somos lo que somos en relación con algo. Quizá por eso las
metáforas son tan importantes para él como proceso de desarrollo de ideas. Una metáfora
compara las cosas sin detallar la comparación (...) toma lo que es cierto de un grupo de cosas y lo aplica a
otro (Bateson, 1972: 56).
Según Bateson, lo que falta es la relación detallada entre los dos objetos. La complejidad de las metáforas
puede llevar a resultados contradictorios. En el mejor de los casos, su complejidad y no linealidad, nos
permite captar mejor la esencia del mundo. Si entendemos que sólo podemos definir las cosas en relación
con otras, entonces las metáforas son una forma crucial de hablar del mundo. Sin embargo, en el peor de
los casos, el hecho de que la relación pueda ser implícita allana el camino a la confusión. Bateson (1972)
comprendió muy bien la complejidad de la esquizofrenia al analizar el doble vínculo. De hecho, Bateson
fue capaz de definir esta patología a través de metáforas:
La esquizofrenia tenía algo que ver con la metáfora -no saber que las metáforas son metáforas, o tomar
cosas literales y manejarlas como si fueran metáforas, o algo raro en esa región (Bateson y Bateson, 1987:
125).
No parece haber forma de escapar del paradigma de pensamiento que hemos adoptado.
METODOLOGÍA
El método de análisis que nos permitirá alcanzar los objetivos es el análisis del discurso. Para ello, se
combina la teoría de la enunciación planteada por la tradición francesa (Maingeneau, 1976; Ducrot, 1984;
Kerbrat-Orecchioni, 1986) junto con el uso de las metáforas, desarrollado por una perspectiva
anglosajona, como dispositivo de encuadre del discurso público. El enunciado de la enunciación (Bajtín,
1979) contenido en cada titular de la noticia es la unidad de análisis y las categorías de Sujeto, Acción o
Efecto y Actores sirven para reconstruir la representación mediática de los acontecimientos (Vasilachis de
Gialdino, 1997).
La muestra utilizada fue teórica (Glaser y Strauss, 1967), intencional y cualitativa. Este corpus incluía
283 titulares de periódicos digitales de Argenti-na. Se realizó un primer muestreo piloto para detectar
metáforas sobre la pandemia en los medios digitales. Los diarios digitales elegidos para la muestra final
fueron: La Nación, Clarín, Infobae y Perfil.
Se decidió analizar sólo los titulares por varias razones. En primer lugar, el titular es una instancia de
enunciación periodística en la que existe un acuerdo entre el escritor y el lector respecto de la relevancia
de la información presentada (Dijk, 1990; Vasilachis de Gialdino, 1977). En segundo lugar, y en relación
con el primer punto, los titulares elegidos corresponden a noticias en las que también se encontraron
enunciados metafóricos. Debido a la limitada magnitud del presente estudio, se asumieron los titulares
como instancias representativas de piezas completas de textos. Y en tercer lugar, tomando la noción de
"cierre" de un texto (Ducrot y Todorov, 2011), se consideró todo el corpus discursivo como un texto y los
titulares como indicadores textuales.
Estos periódicos son los de mayor alcance, con el mayor número de visitantes mensuales: 26.180, Clarín;
19 589, Infobae; 16.177, La Nación; 7.300, Perfil, en febrero de 2020. Infobae es un medio nativo digital,
que genera más interacción en sus posts en las redes sociales que cualquier otro diario online: Se
detectaron 221.387 apariciones de las palabras coronavirus y/o COVID-19 en las redes sociales. Las
noticias seleccionadas para el análisis incluían las palabras coronavirus y/o COVID-19, además de las
palabras clave war, care y time, con sus sinónimos y antónimos, en cualquier parte del texto, aunque
posteriormente se incorporaron al corpus sólo los titulares.
Esta extracción automática se corrigió manualmente para evitar falsos positivos y noticias repetidas del
mismo periódico. El periodo cubierto por la muestra fue de un mes, desde el 20 de marzo de 2020, fecha
en la que comenzó la cuarentena obligatoria.

La muestra es agregativa no comparativa: todos los enunciados recogidos son in-dicadores de la


representación de los medios de comunicación sin distinción de políticas editoriales o au-dades.
RESULTADOS DEL ANÁLISIS
Metáforas de la guerra
La guerra aparece como un sustantivo intercambiable con COVID-19. Es una guerra sin precedentes, que
se suma a guerras preexistentes como la disputa comercial entre Estados Unidos y China.
Tema: Hay una serie de enunciados que describen o definen la pandemia en términos de guerra tanto en
sentido afirmativo como negativo. Algunas de ellas son afirmaciones esenciales, ya sea porque afirman
que la pandemia es una guerra o porque la niegan.
Por ejemplo: Coronavirus: Evo Morales dice que China ganó la tercera guerra mundial sin disparar, La
Nación, 14 de abril.
Un titular de un artículo de opinión de Perfil afirma:
La tercera guerra mundial está aquí, Perfil, 24 de marzo.
Hay otros casos en los que los enunciados de los titulares se confunden explícitamente con la metáfora de
la guerra. El 8 de abril, La Nación hace la pregunta directa:
Coronavirus: esto no es una guerra, ¿qué es?
De hecho, el 25 de marzo, el diario ya había hecho una afirmación similar preguntando a nuestros
generales ya que la pandemia parecía más un acto de guerra que una enfermedad:
Si esto es una guerra, ¿dónde están nuestros generales?
Otros periódicos hicieron preguntas similares. Por ejemplo, Infobae, el 31 de marzo, preguntó
abiertamente: ¿Estamos en guerra? ¿Estamos en guerra?
E incluso Clarín, el 25 de marzo, comparó la pandemia con las guerras:
La lucha contra el coronavirus y las guerras tienen una prioridad diferente.
Hay un caso de intertextualidad con una novela, Diario de la Guerra del Cerdo, del escritor argentino
Adolfo Bioy Casares, que narra una situación de violencia contra los ancianos. Estos titulares describen
medidas discriminatorias contra las personas mayores.
Por ejemplo, el 17 de abril, Perfil: Pandemia, vejez y discriminación: ¿Buenos Aires vive la Guerra del
Cerdo?
Acciones o efectos
Hay ejemplos de enunciados que clasifican la pandemia por acciones (mediante el uso de la voz activa) y
otros por los efectos en los actores implicados (mediante el uso de la voz pasiva). La pandemia crea
situaciones que recuerdan a las guerras, como las cancelaciones de eventos importantes como el US Open
o Wimbledon que, en el pasado, sólo se habían cancelado debido a una guerra. De hecho, hay quienes
declaran que la recuperación económica tras la COVID-19 puede ser peor que una guerra.
De un modo u otro, la guerra parece filtrar la conversación a través de la pandemia. Por ejemplo, cuando
las autoridades nacionales, como las de Estambul, niegan que se haya iniciado una guerra con Turquía
debido a la pandemia. Una declaración similar se hizo en China al negar que se hubiera iniciado una
guerra de propaganda con la guerra. Incluso hay ejemplos de un alto el fuego en La Nación, el 8 de abril,
afirmando que la pandemia provocó una tregua en la guerra:
Coronavirus: la pandemia detiene la guerra en Yemen.
Infobae, el 8 de abril, también hizo referencia a la misma noticia:
La coalición liderada por Arabia Saudí declaró un alto el fuego en Yemen por el coronavirus.
Actores
Hay una serie de enunciados que hacen una referencia directa a los actos de guerra en la pandemia. En
varios titulares hay referencias a veteranos que han sobrevivido tanto al acto de guerra como a la
pandemia. En otros, hay referencias a búnkeres, armas tecnológicas, helicópteros de las Fuerzas Armadas
argentinas, drones, presupuestos de guerras, entre otros.
Metáforas del cuidado
Esta familia metafórica tiene una característica especial. Esta metáfora funciona tácitamente como
gobierno materno o sistema de salud materno y aparece en el texto mediante el uso de isotopías
semánticas. En otras palabras, el léxico utilizado es coherente con el uso de una metáfora ausente pero
significativa. Este fenómeno fue descrito en parte por Lakoff cuando se refirió a los partidos demócrata y
republicano desde la metáfora de un gobierno maternal o paternal (2002). La definición de Lakoff y
Johnson (2009) de metáforas conceptuales, metáforas que se encuentran no sólo en el texto sino también
en el pensamiento, nos permite considerar la hipótesis de una metáfora tácita extratextual en un discurso
donde ya se han encontrado otras metáforas textuales. En este sentido, la metáfora del cuidado materno
sería una metáfora ya utilizada habitualmente pero aplicada en este caso a una situación nueva, la
atención médica de una pandemia en Argentina.
Las metáforas del cuidado se asocian a la prevención y a la comunicación del riesgo que realiza el
departamento de salud y que difunden los medios de comunicación. Por un lado, es la estrategia para
enfrentar el virus y el reconocimiento de que hay ciertos grupos de la población que son más susceptibles
que otros. La metáfora toma forma en la forma de hogar que nos recuerda a diario el hashtag
#QuedateEnCasa. Las condiciones de fragilidad de ciertos sectores de la población se ven agravadas por
la pandemia.
Sujeto/ Sustantivo
El lenguaje utilizado en los cuidados describe la forma en que tenemos que cuidarnos a lo largo de la
pandemia. Dado que aún no hemos desarrollado una vacuna que nos prepare mejor en este brote, nuestra
única fuente de inmunidad es una actitud activa de cuidarnos. Al igual que la metáfora de la guerra
apareció en la comunicación de la crisis, la metáfora del cuidado surge a través de la comunicación del
riesgo.
Hay titulares que se refieren a las estrategias de cuidado tomadas por el Ministerio de Sanidad, otros con
el seguimiento del distanciamiento social y otros con las pro-visiones (camas de hospital, mascarillas,
protocolos para médicos, pruebas, desinfectantes) que el sistema toma para afrontar el pico de la
enfermedad. El cuidado de nuestra salud está presente en los titulares analizados a través del uso de
palabras como unidad de cuidados intensivos o poblaciones de riesgo.
Hasta el presidente tiene que cuidarse, como decía Clarín, el 3 de abril:Coronavirus en Argentina: cómo
cuidan al presidente para evitar un posible contagio.Y, en otros titulares, hay una mención directa a la
salud por parte de los expertos citados. Por ejemplo, el 9 de abril, La Nación: Natalia Gherardi: 'La crisis
sanitaria puso en primer plano el tema del cuidado'.El 4 de abril, Perfil: Robert Chuit: 'Es una enfermedad
para cuidarse, pero no para paralizarse'.
Efectos
El hilo conductor en todos los medios de comunicación cubiertos en el presente estudio, son las secciones
dedicadas a difundir información útil que cubre cómo el COV-ID-19 puede afectar a individuos, grupos o
instituciones. Los periodistas explican estos de-tails a los ederiles, a las parejas, a las mascotas, a los
niños con necesidades especiales, entre otros.
Las situaciones de la vida cotidiana que se han visto afectadas por la pandemia son: los recados
cotidianos, las relaciones sexuales, las enfermedades y dolencias mentales, el embarazo y el parto, el
sueño, los tratamientos médicos y la rehabilitación, el transporte público, el acceso al agua, entre otros.
Los artículos que se encuentran dentro de esta categoría ofrecen consejos al público en general.
Por ejemplo, el 2 de abril, La Nación: Recomendaciones para asmáticos contra el coronavirus: ¿Cómo los
afecta la enfermedad? Y el mismo medio, el 14 de abril, explicó el paso a paso para hacer una mascarilla
casera. Cómo hacer una mascarilla casera para salir a la calle durante la cuarentena por coronavirus.Otros
artículos dan consejos sobre cómo actuar ante la enfermedad. Por ejemplo, el 26 de marzo, Perfil:
Consejos nutricionales para fortalecer el sistema inmunológico en la cuarentena.Y el 14 de abril, Clarín se
preguntaba: ¿Son los anteojos una barrera o una fuente de transmisión de la enfermedad? O, el 15 de
abril, en el mismo medio, si poner a la gente boca abajo podría ayudarla a salvar la vida.
Actores
Los actores involucrados en esta categoría son los miembros de las instituciones de salud, las enfermeras,
las personas que cuidan de los animales, las emergencias, las personas que contrajeron la enfermedad y
las que se recuperaron, los médicos que vieron la enfermedad desde la primera línea, los ancianos, entre
otros. En estas metáforas predominan las personas que trabajan en los sectores de la salud, los médicos y
los científicos y especialistas consultados por los medios de comunicación.
Metáforas del tiempo
Dentro de esta categoría, lo que predomina son los lugares comunes que hacen referencia al tiempo, a la
gestión del tiempo y al proceso que implica la crisis de la pandemia. Algunas frases que hacen referencia
al tiempo: tiempo de reacción, gestión del tiempo, recuperar el tiempo perdido, todavía tenemos tiempo,
que son todas frases que hacen referencia a la gestión del tiempo. Además, hay frases relacionadas con la
medición del tiempo, por ejemplo: el tiempo se acaba, no hay limitación de tiempo, mucho tiempo.
Además, hay referencias a la calidad del tiempo: tiempo de oscuridad, buen tiempo. Y por último, la
bomba de tiempo hace una combinación entre una metáfora del tiempo y la guerra.
Lo que aparece en esta categoría es todo el vocabulario que hace referencia a la medición del tiempo:
años, meses, días, cuarentena, ciclos, antes, después, fase, poste, pico, entre otros. Otras palabras
implementadas en esta categoría están relacionadas con el proceso: aceleración, duración, carrera contra
el tiempo, etc. Parece necesario aclarar que en algunos casos la metáfora del tiempo también funciona
como una metáfora tácita que aparece a través del vocabulario relacionado con el tiempo.
Las metáforas del tiempo que se relacionan con la pandemia pueden dividirse en dos grupos de
enunciación.
Temas
En las enunciaciones que hacen referencia a las etapas, a las medidas del tiempo, a la du-ración de la
pandemia; todas tratan a la pandemia como sujeto. La pandemia implica una aceleración de la historia de
duración desconocida y que afecta a la per-cepción del tiempo. Los titulares se preguntan cuánto tiempo
tardaremos en volver a la vida que antes conocíamos y se preguntan si el tiempo se ha detenido del todo.
Efectos sobre otros temas
La temporalidad de la pandemia afecta a la experiencia subjetiva del tiempo. Por ejemplo, la gestión del
tiempo de los niños, las regiones que aún tienen tiempo para reaccionar, el presidente que tomó la
decisión en el momento oportuno, los profesionales que tienen que recuperar el tiempo perdido, la
educación como acelerador del tiempo y la agenda política ahora que el periodo electoral ha cambiado.
Todas estas enunciaciones describen los efectos de la pandemia en términos de gestión, percepción y
determinación del tiempo de los actores afectados por la pandemia. En comparación con las metáforas del
cuidado analizadas, en este caso, los ejemplos que predominan provienen de sectores institucionales como
el gubernamental, el asistencial, el político y/o el empresarial.
CONCLUSIÓNES
El análisis ha mostrado la aparición de tres grupos metafóricos: guerras, cuidados y tiempo. Cada uno de
estos grupos respondió a tipos particulares de "reverberaciones" (Lakoff y Johnson, 2009). La idea de
"reverberación" es similar a la afirmación teórica de Paul Ricoeur (2001), descrita anteriormente:Las
reverberaciones coinciden con los significados emergentes asignados por el lector y forman parte de las
implicaciones interpretativas de las metáforas, pero también de cualquier signo utilizado en la
comunicación humana.
El primer grupo de metáforas hacía referencia a escenarios de violencia y competencia que hacían
referencia específica a guerras del pasado (Guerras Mundiales y Malvinas), el segundo grupo se centraba
en una retórica propia del sector sanitario y el tercer grupo trataba del conflicto que es el tiempo durante
la pan-demia. Teniendo esto en cuenta es más fácil ver que mientras el primer grupo, la guerra, gravitaba
hacia una perspectiva más negativa definida por la violencia; el segundo, los cuidados, tendía hacia una
perspectiva más positiva que destacaba hacia un sub-tema a proteger y; el tercero, el tiempo que parecía
quedarse en una zona más neutral que destacaba sobre todo las formas de medirlo.
La metáfora de la violencia se impone con la presencia de las guerras a través de las preguntas que los
medios de comunicación plantean: ¿se trata de un nuevo tipo de guerra o cuánto durará? Hay otros
titulares que describen el tema de la guerra, como los palos y las piedras definidos por un médico en
Estados Unidos o como un enemigo invisible en palabras del presidente local. La perspectiva económica
habla de una economía de guerra o de que el presidente ha creado enemigos económicos.
Además, hay una guerra discursiva que surge a través de la lucha contra el coronavirus. China y EE.UU.
mantienen una guerra de perspectivas, la información re-sponde a la lucha contra el virus, el Big Data que
se implementa para tomar decisiones o, por el contrario una guerra contra la falta de información; por
último, la batalla sostenida entre los sectores de la salud que va en contra de los intereses de los sectores
económicos.
Las metáforas que han impulsado los cuidados han sido conformadas por el sector sanitario, el discurso
público y las medidas necesarias para tomar en nuestra vida cotidiana. Este tipo de metáforas permiten
imaginar a la audiencia como un ciudadano normal que sigue ansiosamente las noticias que los medios de
comunicación se han comprometido a proporcionar. Esto crea un nuevo tipo de relación que parece más
cercana a la que mantienen dos vecinos. Aquí también podemos encontrar titulares que empoderan a las
audiencias para explicar cómo, que promueven la solidaridad para hacer frente a la pandemia. En este tipo
de noticias, las acciones solidarias son promovidas por los medios de comunicación a partir de hashtags
como #YoAyudoDesdeCasa publicados en las redes sociales.
La metáfora del tiempo crea un puente entre la temporalidad de la evolución del virus con la
temporalidad de las instituciones sanitarias que se esfuerzan por encontrar una cura y el resto de sectores
que evolucionan en un esfuerzo por sobrevivir en este nuevo escenario que es el mundo. La temporalidad
del virus es central en su con-trol, trata de esclarecer cuánto tiempo sobrevive el virus en las superficies,
especulando que efectivamente sobrevive más tiempo del que se pensaba.Las dudas que plantea son
también temporales: el tiempo de inmunidad que pueden tener las personas infectadas o si 14 días son
suficientes para la cuarentena. El big data permite hacer descubrimientos científicos en tiempo real, hasta
el punto de que mientras escribimos este artículo se están desarrollando unos 70 tipos de vacunas
diferentes. Algunos países pueden incluso hacer un seguimiento de los casos positivos en tiempo real. La
crisis en sí se sitúa en un ahora y un después, aunque algunos expertos aseguran que tendremos que
convivir con las secuelas del virus durante mucho tiempo.
Los aspectos más destacados del estudio pueden resumirse así:
El resto del trabajo se dedicará a hacer hipótesis sobre la diversidad de efectos que producen las metáforas
y la relación que tiene con sus audiencias. El hecho de que la lucha contra el virus implique una
declaración de guerra dice mucho de su singularidad, justifica los medios drásticos y una centralización
del poder que pone el heroísmo en el centro. Como todas las metáforas, la guerra ilumina ciertos aspectos
mientras que opaca otros. La gente coopera cuando se enfrenta a una enfermedad que se cobra vidas y
crea consecuencias irreparables. El lado oscuro de la metáfora de la guerra reside en el hecho de que el
enemigo invisible se infiltra en los cuerpos de nuestros amigos, no de nuestros enemigos.
Una de las consecuencias discursivas del uso de la metáfora de la guerra consiste en referirse a temas
relacionados con la violencia en lugar de la protección. Como consecuencia, lo que comienza como una
guerra contra el virus se transforma rápidamente en una guerra entre diferentes sujetos, ya sean países o
empresas. Al mismo tiempo, hay un fuerte vínculo con el poder ya que son los más representados en las
noticias. El resto queda reducido a diferentes grados de víctimas.
Las contradicciones internas que plantea la interpretación de las metáforas mencionadas pueden llevar a
situaciones de doble vínculo para las personas que están al otro lado de las noticias. Los medios de
comunicación ofrecen tanto explicaciones de los hechos como formas de interacción delictivas entre los
agentes implicados. Por ejemplo, el personal sanitario puede ser visto a la vez como heroico según
algunos titulares y como una clara referencia a los tiempos de guerra según otros. De este modo, se
convierte en una situación imposible de entender para el implicado. Un claro ejemplo de esto viene de La
Nación, el 5 de abril:
El heroísmo de las enfermeras, primera línea en la lucha contra el coronavirus.
Otra, el 16 de abril, en el mismo diario: Coronavirus en Argentina: analizarán la salud de los trabajadores
de Buenos Aires para detectar casos asintomáticos
La retórica de la guerra llegó antes que el COVID-19 pero, desde su gran entrada, no hace más que
empeorar. Según Manrique (2020): "Una visión nada extraña en una so-ciedad que entiende la relación
entre el yo y el otro en términos de aniquilación recíproca: como la immunitas llevada al extremo
destruye la communitas". En cambio, Manrique sugiere: "Todo podría ser diferente si se optara por un
lenguaje y un imaginario que promoviera la comunidad de la inmunidad, no la lucha contra la
inmunidad".
El discurso de los cuidados ha proporcionado otro tipo de oferta a la población en estos tiempos de
cuarentena. Se ha planteado un sentido de "hospitalidad ética" (Innerarity, 2001) hacia nuestros hogares,
hacia las poblaciones de riesgo e incluso hacia el personal sanitario. Parece que la incertidumbre que ha
traído la pandemia allana el camino de la hospitalidad hacia ella. Derrida (2006) explica que la
hospitalidad se ofrece al extranjero, al otro, a la persona que cuestiona nuestras creencias.
No obstante, el tiempo del discurso es un representante más exacto de la aceleración del tiempo que
implica la guerra contra el COVID-19 y las opiniones que buscan "reducir la alteridad en la mismidad:
confinándola en los parame-tros de lo propio, en la órbita del yo, de lo conocido". Este tiempo
institucional se ocupa del objetivo capitalista de "mantener vivo el nivel productivo" y "las subjetividades
modeladas para mantenerlo" (Manrique, 2020). El tiempo del cuidado, sin embargo, es diverso. Nos
exige ralentizar el tiempo para pasarlo con los demás. La tecnología ha diluido la diferencia entre la
esfera laboral y el frente doméstico (Wajcman, 2017). Pero al mismo tiempo, la cuarentena, como espacio
de recepción del discurso mediático, ha representado una excepcional "provincia finita de sentido" del
mundo de la vida (Schütz y Luckmann, 1977). Al igual que propone Bateson, la única forma de salir del
doble vínculo es aspirar a un nivel superior de abstracciones. No se trata de las contradicciones que crean
las metáforas, sino del paradigma del nuevo mundo en el que existen estas metáforas. Es aquí donde
tomarse el tiempo es clave para el reencuentro y para dar sentido a este nuevo mundo en el que vivimos
(Han, 2015). Las diferentes metáforas nos llevan a diferentes formas de sobrevivir.

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