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ECONOMIA DE LAS DESIGUALDADES.

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CAPITULO 3

Las desigualdades en los ingresos del trabajo.

Las ganancias del capital y su desigual distribución como el principal


causante de las desigualdades de ingreso estas son desde hace un tiempo
explicadas mayormente por las diferencias en los ingresos del trabajo. Esta
desigualdad en los salarios ha aumentado en los últimos tiempos e incluso es la
causa de la inversión de la curva de Kuznets. Por eso es necesario desechar la
idea de que el trabajo es homogéneo y que la fuente que la provocaba era la
desigualdad entre capital y trabajo. El foco debe estar puesto en la creación de
la desigualdad en los ingresos del trabajo.

La teoría del capital humano

La teoría del capital humano de Becker sostiene que dada la distribución de la


población en distintos niveles de capital humano (la oferta de trabajo) y la
demanda de bienes, servicios y capital humano necesarios para producirlos
(la demanda de trabajo), la interacción entre estas dos dará lugar a los
salarios y a la desigualdad entre los mismos.

Poder predictivo de la teoría del capital humano

Durante la primera mitad del siglo XIX la creciente mecanización aumentó la


demanda de trabajo calificado e hizo crecer así la brecha. Esto se dio en
simultáneo con el aumento de la oferta de trabajo no calificado debido al
éxodo rural. Sin embargo, cuando esta migración del campo a la cuidad se
estabilizó, sumado al aprendizaje que llevaron a cabo los mismos, hizo
aumentar la oferta de trabajo calificado y la brecha comenzó a descender.

Una vez que vemos que la teoría puede tener poder explicativo para las brechas
de ingreso cabe preguntarse si también es capaz de explicar el crecimiento de las
desigualdades salariales observada a partir de 1970. Desde fines de los 60 en los
Estados Unidos se empezó a dar un proceso de desindustrialización y un viraje
hacia nuevos sectores que tienen una gran necesidad de trabajo altamente
capacitado. Se da un cambio tecnológico sesgado en provecho de los individuos
más calificados. Mirando datos para Estados Unidos a partir de 1980 se puede ver
como las desigualdades ligadas al nivel de calificación han aumentado. Sin
embargo, el problema es que gran parte de esta desigualdad se dio entre
individuos con mismas características observables como los años de
educación. Esto se debe según el autor a que, en años de educación, por
ejemplo, no se observa la universidad ni el título obtenido. Entonces se puede
estar dando que hayan aumentado las desigualdades según los títulos obtenidos
para una misma cantidad de años de estudio. Esto indica que las diferencias entre
capital humano siguen siendo importantes para explicar las brechas, pero son
difíciles de medir.

¿Cómo redistribuir los salarios?

Una cuestión importante es conocer la elasticidad de sustitución entre los


distintos tipos de trabajo, es decir, qué tanto varía la demanda de trabajo
poco calificado con respecto a la de trabajo calificado ante aumentos en
relación entre el costo de trabajo calificado y poco calificado. Si esta
elasticidad no es significativa, esto significa que en la economía se utilizan
proporciones fijas de los diferentes tipos de trabajo. Si es ese el caso, una
redistribución directa- que en este caso consistiría en forzar a las empresas a
disminuir la brecha salarial entre los distintos trabajos- es equivalente a una
redistribución fiscal- gravar los salarios elevados para transferirlos a los
salarios bajos o para rebajar sus impuestos.

Sin embargo, si la elasticidad de sustitución mencionada es significativa, por


lo que, la redistribución fiscal pasa a ser la mejor alternativa, ya que se evita
aumentar el precio del trabajo poco calificado para las empresas. Además, el
hecho de que el trabajo calificado sea más caro genera incentivos a las
empresas a orientarse hacia bienes y servicios intensivos en trabajo poco
calificado; la redistribución fiscal preserva esta función asignativa del sistema de
precios.

¿De dónde viene la desigualdad del capital humano?

De acuerdo a la teoría de las inversiones del capital humano propuesta por Gary
Becker y sus colegas de Chicago, la adquisición del capital humano se
desarrolla de la misma manera que una inversión típica: estudio si el costo de
la inversión (el costo total del estudio) es menor a la ganancia de la inversión.
Implicancias:

 redistribución fiscal perjudicial porque reduce las ganancias esperadas de un


trabajo calificado y por lo tanto también reduce los incentivos a invertir en capital
humano.

 la decisión de la inversión se debe a las preferencias individuales, y el Estado


no debería interceder e

 es inútil una redistribución eficaz, esto es, que el Estado intervenga en el


proceso de formación de la desigualdad del capital humano, porque las personas
ya están maximizando la rentabilidad de su inversión en el mercado, por lo que
cualquier distorsión generaría una asignación ineficiente.

Justificación de políticas públicas educativas:

 intervención “paternalista” del Estado.

 imperfección del mercado de crédito: hace imposible para algunos la posibilidad


de invertir en aprendizaje, aunque pueda ser una inversión más que rentable.

Hay una influencia determinante de los orígenes sociales. No se puede esperar


disminuir las desigualdades de capital humano con políticas públicas
educativas. Si la financiación de los estudios fuese el factor explicativo
fundamental, se debería observar en los países con mayor financiación
pública de los estudios una mayor movilidad intergeneracional en términos
de niveles educativos, sin embargo, esto no es lo que sucede.
El papel de la familia y de los gastos en educación

Es en el papel central de la familia donde la desigualdad encuentra su


persistencia inevitable. Es atendible que el efecto de los gastos de
educación sea débil no solo porque el entorno familiar de origen determina
las posibilidades de éxito escolar, sino también porque el efecto de la
composición social de los alumnos de la escuela y del barrio donde viven es
mucho más importante que el efecto de los gastos de educación. Las
posibilidades de éxito escolar dependan más de la calidad de sus compañeros
de clase que de la calidad de los docentes. Por lo tanto, se sugiere la
necesidad de recurrir a herramientas de redistribución más radicales, como
el reparto geográfico del alumno.

Sindicatos

En un modelo económico tradicional los sindicatos tienen un poder de


monopolio a la hora de fijar el salario. Los sindicatos trataran de exigir salarios
altos, con el riesgo de bajar el nivel de empleo.

Teniendo en cuenta esto, las herramientas utilizadas por los sindicatos para
aumentar el nivel general de los ingresos y disminuir la desigualdad entre
asalariados no son eficaces para mejorar la redistribución. El problema con el
accionar de los gremios es que manipulan la relación capital trabajo. Su
accionar hace que las empresas utilicen más capital que trabajo y, además,
más trabajo calificado que no calificado, lo que aumenta la desigualdad.
Siempre es posible financiar con mayor eficacia la misma redistribución si se
utilizase la redistribución fiscal, gravando los salarios altos y que estos
financien a los salarios bajos.

Sindicatos, ¿sustitutos de la redistribución fiscal?

La redistribución del ingreso solo mejorara si los métodos que remplacen al


sindicato sean métodos eficientes realizados por el estado. Empíricamente las
redistribuciones fiscales fueron pocas, lentas y nunca redujeron realmente la
brecha salarial. Donde la política fiscal de redistribución es pobre, los
sindicatos pueden tener un rol.

Poder monopsonio de los empleadores

Los empleadores que se encuentren en situación de monopsonio pondrán


un salario inferior al salario de mercado, a riesgo de desalentar algunos
asalariados, y así disminuir el nivel del empleo. Esto puede combatirse con un
salario mínimo legal. En este caso, la redistribución directa es superior a la
fiscal. En el análisis empírico el monopsonio de los empleadores es poco
relevante a la hora de explicar la desigualdad.

Qué pasaría si lo único que determinase los salarios fueran la oferta y la demanda.
Empíricamente vemos que los salarios acordados son mayores que los que
saldrían de la teoría económica. Esto ocurre porque los asalariados cooperan más
si consideran que lo que les pagan es justo, por ende, las empresas prefieren
pagar más para que estos hagan el trabajo mejor. Como los salarios son mayores
que los de equilibrio habría desempleo. Generado como una consecuencia de un
conflicto distributivo. Para mejorar la eficiencia entonces la redistribución fiscal
debe acercarse a la redistribución percibida como justa para evitar aumentar la
ineficiencia de la redistribución directa. Se debe gravar menos a los salarios bajos
y más a los beneficios de las empresas y a los salarios altos.

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