Está en la página 1de 16

. . . f 11 . . ,..,.

, /~'i•¡
bwlfat&l 11La bitJJvJp4080 ÍJll/}h ÍM ~que sobreviene en relación con un estado preexistente.
· Cuando las ciencias humanas re.cogen· esta noción para su
propio uso, le conceden supuestamente un sentido más técnico
y, por lo tanto, más preciso. En psicología clínica, su empleo
;iarece deberse .¡¡ J. Favez-Boutonier y M. Monod. Empleada a
;iartir de 1963, debe distinguirse del examen psicológico y de
los tests con los cuales a veces se combina. Con referencia 0 l?.s
LA !NTERVJ:~NCION: ¿IMAGINARIO DEL CAMBIO O hipótesis psicoanalíticas relacionadas sobre todo como ios fenó-
~;: C.!\11BIO DE LO Ilv!AGINARIO? menos transferenciales, esta noción distingue el acto mediante el
cual el psicólogo establece, entre él mismo y el sujeto, cierto ti-
1
au:let :l'~ff ;io de relaciones humanas que pueden inducir una dinámica,
que tiene ya un carácter terapéutico, en comportamientos. (2)
Para la psicología social, y más particularmente para Ja psico-
sociología, Ja intervención se convierte en u.n procedimiento clí-
:üco aplicado a las "comunidades prácticas" (3) más o menos
I. ¿DE DONDE VIENE LA 'INTERVENCION? grandes que, dependiendo del enfoque teórico con que se !as
~borde, pero también según sus especificidades funcionales y
A pesar de una práctica eiectiva de treinta años, la noción de in-
¡ ter-iencíón que busca designar este trc.yecto, sigue siendo V2.ga y
simbólicas,. se diferenciarár'i:- en grupos, organizaciones e institu-.
arríbigua. _.;demás, la etimologí~ _nos introduce en prinCipio en
1 cienes. Ciertamente el objetivo de tal práctica, cuyos caracte~es
profesional y oneroso se afirmarán con rapidez, es el "conoci-·
esta equivocidad. Intervenir (d.el"l8.tín interventio) es venir entre, 1
miento" de las situaciones estudiadas; pero lo .es todavía más
.interponerse. Por esta razón, en el lenguaje .corriente, esta pala-·
!a dinámica de la evoluciém y del cambío aue puedan derivarse
bra es si~1ónirno de mediación, de intercesión déOuerios oficios,
1
~e ella. · · ·-
de ayuda, de apoyo, de cooperación; pero también, al mismo
tiemj)o o en otros contéxtos, es siriónimo de intromisión: de.
, En este contexto· disciplinario en el que a partir. de ahora nos
injerencia, de ~ntrusión en las que la intención violenta: o cuando
. dtuaremos, sin excluir desbordamientos inevitables cuando és-·
rnenos co1Tectiva, se puede convertir en mecanismo regulador,
',tos nos parezcan necesarios, el concento lewiniano de investi-
1 gación-acción parece aportar un fundamento teórico y una ga-
puede asocia:· ¡,, coerción y la represión para el mantenimien-
1, rantía a la práctica de la intervención: La investigación y la prác-
to o el restabiecimiento del orden establecido. De esta forma,
':la interv_ención" de las iuerzas armadas, militares-.. o ·polic'f...:;.· ' tica, disociadas tradicionalmente, pueden encontrarse entonces .
acas, evoca, más que la asistencia y el auxilio que pueden de-· ventajosamente reunidas. Así, el mito de la objetividad, tan apre-
pender eventualmente de ellas (por ejemplo, en el caso de ciado en nuestras concepciones positivistas de la ciencia, ha si'
salvamento), 1a coerción y la ang\lstia que acarrean estas operacio-
'do recusado parcialmente. En lugar de verse repudiada como an-
n¡:s Qrutales. En ferina parecidái una "intervención quirúrgica" . :es, la implicación recupera un lugar central al convertirse ella
es sien1prc vivida con10 traumatizante, aun en el caso de que sea
: "1isma en objeto de estudio, siendo a_ia vez sesgo y factor re-
benigna o de que su necesidad vital no ofrezca duda alguna. (1) lativizado del conocimiento. Nuevas formas del análisis social
l\ estas prirr1eras acepciones se añaden aun, en el uso del tér~ se vuelven concebibles, rnientras que, hasta ahora, las in<·estigacio-
mino, las ideas de operación) de traiamientot de factores más o :ies tendían a ser una calca de las metodologías experimentales
menos determinantes o de causas inc-identes. En Derecno Ci~ de las ciencias nobles y maduras a las que las jóvenes ciencias
vil, es el acto que tiene lugd cu;mdo un tercero que no tomaba humanas buscaban asemejarse; De los laboratorios científi-
parte normalmente en una eón testación judicial, se presenta para cos y las experimentaciones reducidas a la manipulación de
participar en ella y hacer váler sus propios derechos o sostener variables'; en el seno de modelos hipotéticos para la administra-
los de una de- las partes pri:lcipales. Es notable que en todos es- ción de la prueba, se pasa a la perspectiva de una búsqueda de
tos· sentidos, la intervención aparezca como el acto de un ter- datos, incluyendo los testimonios obtenidos en "laboratorios" a
~
cielo abierto, que coincida con tal o cual .resquebrajamiento
13 < ~ -·

'{{-
de la realidad social. La entrevista, el cuestionario, la encuesta,
. . se
.
tra aauí con la historicidad, de la cronología. Esta traduce en
el análisis de contenido, -la restitución de la información ···bajo progr~ma y,-· consecuentemente: permite una cierta· sustitu~
1
la forma de "feedback" (F. Mann), forman parte naturalmente ción de sus diferentes módulos er/:re sí; aquélla) corno historia
de esta nueva teo~~;ugía del tratamiento_ de .la información. Pe· y como duración, se encuentra maceada fund2.mentalmente por
ro !a ·ct;i;~m1ca de los gn¡pos, entendida a la vez como modelo de la irreversibilidad. La i:1tervención se distingue pues de la forrna-
funcionamiento de un campo microsocial ("Teoría del campo") ción, sin por ello dejar de pertenecer a la colTiente psícosocioló-
y corno práctica.de formaCión-sensibilización (Grupo T), carac- gica de la que ha nacido. Este proceso de "oposición-rechazo-di-
teriza igualmente este procedimiento. Efectivamente. a~n ar.7,c.; ferenciación-conserv2.ción ··de lazos de parentesco" se ha· vuelto
de distinguirse como metodología de aproxirno.ción al seno de las característico en el campo de la psicología social durante el siglo
organizaciones, la intervención s~ c~-:.cuentra asociadaj ~gualmen~ XX. En efecto, los psicosociólogos mismos ercu1 ya los heredew
te en un sentido tér..:nico, pero n1ás restringido, a todas las prác~ ros de los organizadores. En este sentido, además, Taylor y los
ticas de formación. Se hablará así de las "intervenciones" del representantes de la organización científica del trabajo practica-
monitor o de tal Q cual participante en un grupo de diagnóstico, ban, rnucho antes de que se las reconociera como tales, "inter-
como se habla comúnmente de la intervención televisada del venciones" en las empresas donde operaban. (4) Pero estas in·
Presidente de la República o de la intervención de un líder de tervenciones eran más descriptivas, más explíciúµnente nonnati·
la oposición o de un parlamentario en la Asamblea Nacional. vas en nombre del método privilegiado por los organizadores.
En este sentido, el profesor interviene constantemente en su Como reacción, la COlTiente de las relaciones human.as, con Mayo
práctica educatirn v de enseñanza. Pero la inter"ención del con·· y Roethlisberger, cuestiona cierto número de postulados y de
sultor en una orga~iza~ión difiere también del rol dí?. . forn1ador axiomas de estas ideás de método y de Jos procedimientos que
en cierto númeró de 2.spectos, conservando sin embargo, con inspira. A partir de est~, todo un aporte en principio psicotera-
éste, lazos de parentesco que será necesario precisar brevemente. péutico (el counse!ing de C. Rogers) y posteriormente socio-
Aun cuando ambos tienen por objetivo el cambio personal o terapéutico (de Bion a Jaque), va a combinarse con la perspectiva
inter.personal en la situación grupal (rnicro-scicial) en la que se de Ja dinámica de campo elaborada por la escuela lewiniana, para
desarrollan, las acciones de formación en profundidad, que al los· fenómenos rnicrosocja1es. La eventu?.l rehabilitación de la
mismo tiempo conforman en· ciertos ·aspectos los procedimien· afectividad,· a partir- de la revelación psicoa-"1a!ítica de la econo-
tos educativos, y la aproximació"n psicoterapéutica -se definen mía libidinal inconsciente (pulsiones~transferencia), conducirá
por su carácter ad-hoc. Ya se trate de sesiones puntuales de una · a cierto punto de vista del funcíonar:iiento social y de reparación
o varias jornadas"";. o de largos ciclos extendidos en e! tiempo, los ' de los disfuncionamientos. En un caso, el método era la fuente
participantes son extraídos de su medio profesional habitual pa· del pensamiento aplicado correc;.c.ment.e a las dificultades de la
ra verse inscritos en el medio artificial de formación, en una si· acción y debía· evitar los errores; er1 el otro caso, un tratamiento
tuación de "cursillificación" (stagification) (J. Guigou). La in- psicoterapéutico pennitía a la.s org2nizaciones recuperar la salud
tervención psicosociológica pretende dirigirse a grupos naturales comprometida en las crisis. Cua..rido el anáiisis institucional (La-
cuya historia y estructuras no serán descuidadas. No obstante, passade, _Lourau) por un lado, y el psicosocioanálisis (Mendel)
conviene recalcar que el simple hecho de incorporar un "dispo- por el otro cuestionaron a ·su vez 12.S hipótesis de la psicosocio-
sitivo analizador", un grupo de intervinientes, e introducir con· logía de las relaciones humanas y de los grupos restringidos, sub-
diciones sistemáticas de análisis er1 grupos naturales acarrea una rayando la especificidad de la imeíigibilidad de lo macrosocial,
cierta artificialización d~ lo vividoA El fenómeno es aún más de las estructuras y las características fundamentales de la orga-
acentuado cuando ciertos estilos de intervención tienden a con- nización, de la·s significaciones y Jz.s funciones simbólicas de la
tentarse con ulnterve:nciones breves'', de nuevo puntuales y con institución y contribuyeron al poner en evidencia los fenóme-
frecuencia únicas, esperando ingenuamente efectos durables me- nos de poder y sus dimensiones políticv.s) no queda.rón por ello
diante esta especie de electro-shock micro-social. En la mayor al margen de Ja prolongación de los psicosociólogos, sobre todo
parte de.las prácticas, la temporalidad es un componente funda- en lo que respec-ta a la práctica clínica.
·~
mental de la intervención. .. :.·.· .. ·· ... " En un prirrier esfuerzo de sínt.é::is) pueden señalarse, con D.
Por supuesto, se debe distinguir la temporalidad que se en cu en- Anzieu, (5) tres grandes corrientes sobre las que se apoyan las

Í5 16
representaciones científicas y sociales del grupo. La primera, punto de vista refoimist.<i, la· aproximación sistémica tiene como.
ilustrada por la escuela de la dinámica de grupo~ (K. Lewi.n); función, frecuentemente, permitir que las descripciones de la
aplica al campo micro-social un modelo derivado de 12.s cien- sociología de las organizaciones se vuelvan "operacionales". (8)
. cías físico químicas (campo de fuerza electromagnético) tradu· Sin negar necesariamente la ·importancia de las fuerzas políticas
cido por formulacioLes matemáticas (álgebra topológica). La que estructuran el camp_o· social y atraviesan Jos grupos restrin-
segunda, inspirada en el psicoanálisis y partiendo de los tra- gidos, el interviniente se definirá naturalmente. como apolítico
bajos de W. R. Bien, S. R. Slawson, y S. H. Foulkes, tenderá en el ejercicio de sus funciones porque es, a.ntes que nada,
principaln1ente a mirar al grupo cOmo una utópica pro:yectada", técnico e investigador·práctico.
superficie proyectiva, y por tanto SB interesará de manera En el lado opuesto, pareciera que la intuición original del aná-
privilegiada en las producciones imaginarias. Finalmente, la lisis institucional, ele! socioaná!isis y del sociopsicoanálisis con-
'tercera se inspira en la tradición anarco·sindicalista que a fiere al desorden otro estatuto. En efecto, el cuestionamiento
partir de los acontecimientos de mayo de 68 en Francia ha crítico del orden establecido, cuando no su contestación mili-
adquirido vigor en los años finales· del decenio que termina. tante, constituye elfundamento ideológico de estas prácticas so-
A·clüerencia de los precedentes, su perspectiva es resueltamente ciales. En este sentido, el anáiisis institucional se define también
sociopolítica y radie~, si no es que revolucionaria. La proble- como contrasociologíay el sociopsicoanálisis subraya la importan-
mática teórica de lá. intervención· se alimentará entonces, de cia de lo político. Para los objetivos de la intervención es mucho
acuerdo más o menos con los estilos y las escuelas, ele estas menos interesante la rehabilitación ele los organismos· sociales-
tres corrientes a las que clebem.os añadir la integrada por quienes º el tratamiento de los· disfuncionamientos, que la inteno-
sostienen fa. aproximación 16gjca y tecnológ\ca de los organi- gación acerca del sentido, la puesta en evidencia y la elucidación
zadores. Pero es conveniente subrayar, al margen de un análisis de lo que hasta entonces quedaba oculto en los fenómenos insti'
ya "resueltamente político, que, a· pesar de sus diferencias tucionales debido al juego de los intereses y a su opacidad resul-
específicas, el .tu-te y el Método de los organiz~dores, la tecni: tante. Ya en la perspectiva precedente (desarrollo organizacional
. cidad ele ias relaciones humanas y la aproximación· terapéutica y socioterapia) el rol que se reconocía a -la implicación variaba
se combinan y se recor1ocen como complementarios en proc€di~ de acuerdo con el carácter más o· menos racionalista ele las
inientos. En éstos, ias intenciones de ayuda de asistencia, de
1 aproximaciones. Eri_tre más se.a to macla en cuenta la aiectividad ·
repai:ación o de cuidado constituyen un resorte permanente. profunda., menos es posible ilusionarse con la "objetividad" que
La ªvisión del mt1ndo,, en la que coinciden todas estas prácticas podría depender ele' precauciones metodológicas. Es preciso
es siempre la ele sistemas sociales regidos por leyes y reglas cuyo entonces reconoce? que ia implicación es un dato compl9jo que
buen funcionamiento puede verse entorpecido-por deiic.iencias, debe encontrar su lugar en la teorización que se esfuena por
degradacion"f y carencias que es preciso remediar. Ahí_ se hacer más inteligible la situación, ya que trazar su economía
alternan y mezcla11 más o menos confusamente los ''modelos~' parece una tarea imposible. Pero ahí se trataba únicamente de
de la coherencia lógica, de la homogeneidad mecánica o de la implicación libiclinal en relación con la determinación de ele-
cohesión biológica, Los clisfuncionamientos se consideran, ele mentos fantasmáticos, en mucho mayor medida de elementos
acuerdo con ella, efectos de errores (ele juicio, ele elecciones sociales que traducen el juego de las pulsiones y del imaginariQ
estratégicas debidas a insuficiencias ele conocimiento o a un mal personal. La intervención más militante (9) que asocia una
uso del Método), eiectos de crisis (acción de agentes patógenos perspectiva socioeconomicopolítica a sus procedimientos prác-
endógenos o exógenos a los organismos) o de descomposturas ticos asignará menos ímportanCia a esta implicación libidinal
·(deterioro o presencia de elementos defectuosos entre los que a h implicación institucional que se desprenderá ele la
componentes ele la máquina). El orden, racional o natural, se posición, las afiliaciones, los lazos de solidaridad y de trans-
postula como algo normal, mientras que el desorden reviste un versalidacl reconocidos en la situación, con respecto a posturas
carácter patológico. Así, las concepciones del desarrollo de las moduladas efectivamente de acuerdo con la manera en oue cada

- organizaciones (6) y de la socioterapia (7) se conjuntan y se


alían, clefinitivamente,:cpara la defensa de cierto orden social.
Como habremos ele precisarlo más adelante, si se adopta este
uno· las inviste. El análisis de los discursos, de los comp;nentes,"
pero ademis de todas las otras formas de manifestación institu-
. cional, entre las que se halla.n comprendidas el implícito y lo no
.i 17
·¡~~~·:·_::· :_ ·..... .
'.1~
dicho, lo reprimido y lo suprimido* desembocará en los fenó- identidad original perdida, corrompida por el uso. (13) Esta defi-
c nienos de poder. En esta toma de partido, el carácter deliberado, nición del cambio es evidentemente conservadora y tradicionalis-
metodológicamente des-ordenante (10) de la intervención, pre- ta y, si..'1 embargo, puede proclamarse, con cierta le¡,>itimidad,
domina sobre las funciones de adaptación, de regulación y de partidaria de la idea de revolución ya que esta última, en su po-
reducción de las tensiones que la ciínica psicosociológica llegó lisemia, contiene la imagen de la circularidad y la vuelta sobre sí
incluso a privilegiar sistemáticamente. Aunque el término "de- misma. El motor de la revolución, del golpe de estado, de la par-
sanollo" se halle sujeto a discusión, (11) es mucho ·rnás conve- tición separatista o fraccionalista, es·en ese caso la búsqueda del
niente para designar esta aproximación que las nociones de objeto perdido (¿imaginario o real?) percibido como constituti-
ayuda o de asistencia mencionadas más arriba. vo de la identidad. Como consecuencia, coincide con un regreso
Es preciso aún poner en evidencia las diferentes concepcio- al orden anterior juzgado como superior. Y recogeré aquí, sim-
nes del cambio social aue se encuentran en estas "visiones del plemente por placer, pero con otro sentido, la irase ya humo-
mundo". Aun cuando, ~n un intento por considerar lo más esen- rística de Montesquieu: ¿"Cómo se puede ser Persa" hoy?
cial, convengamos en dejar a un lado el problema, notable en b) -Otras intenciones, proversivas, animadas esencialmente por
nuestras sociedades de consumo, de las novedades intercambia- la búsqueda de lo que aún no es: de aquello que, por no haber
bles (innovaciones) que tienden a convertirse. en objetos mercan- sido creado de una vez por todas, se encuentra siempre en vías
tiles y, por lo tanto, en una trampa; y dejar también para otro de creación, se colocan decididamente bajo el signo del inaca-
párraf°'c{l:Z) ladistinción entre .el cambio como alteración sub- bamiento. Son concepciones progresistas. La alteración no se.
jetiva, personal (actitudes, opiniones, creencias) y el cambio so- define ya como degradación o entropía sino como negaentropía
cial (estructuras y significaciones de las organizaciones soci2.les, o enriquecimiento. La identidad es más bien una conquista y
sistemas colectivos e institucionales de valores, proyectos socio- el fruto de luchas necesarias, que un bien original. La historia, el
políticos implícitos o explícitos); debemos distinguir desde ahora hacer social histórico expresan, .sin duda para la ma:i:or parte, los
inteneiones políticas por completo opuestas unas a otras, a tra- nuevos brotes de una lógica conjuntadora que tiende a una iden-
vés de los e111nléos· triviales o~ rnás s·ofiSticados de ese térrrüno: tidad que estructura logos y praxis en términos de reproducción;
a) .AJgunas de entTe'estas intenciones son retroversivas: centra- pero produce también nuevas si.gnificaciones como manifesta-
. das en la necesidad de un regreso a la pureza de los orígenes, en ciones de ·un imagi~nario social creador para quien la invención
. un peregrinaje a las fuentes, no conciben la invención sino como es sorpresa y ruptura (14) con respecto a lo que ya estaba ahí.
. descubdmiento, 'es decir, revelació.n o mostración de lo que se Lo instituyente, en su calidad de creación y cambio, se define
encontraba oculto, aunque preexistente. El Tiempo, y la histo- entonces negativamente con relación a lo institu~do: Se com-
ria; no aparecen entonces más que como una espera necesaria prende. f2.cilmente que esta represen_tación del cambio supone
para el pasaje de la potencialidad al acto, de lo latente a lo mani- una forma dialéctica de proceder como un modelo de inteligibi-
fiesto, para el progreso en la afinación de los conocimientos o lidad de la realidad, tanto teórico c_omo práctico. La noción de
para el desarrollo de la toma de conciencia, más allá (o más bien negación debe ser entendida, aquí, en el sentido dialéctico del
más acá) de las ilusiones de la sensibilidad y de los errores del término y no debe ser confundida con la negació,n mágica, aque-
juicio, respecto a aquello que, supuestamente, está ya ahí de lla mediante la cual lo imaginario tiende a desembarazarse de
todas formas y para toda la eternidad. También aparecen úni- todo lo que le estorba o de lo que se le resiste, mediante el acto
camente como productores de entropía, factores de degrada- puro y simple de negarlo. (15)
ción, de alteración (solamente en. el sentido· peyorativo del Estas breves observaciones históricas y los elementos de una
término), de desnaturalización. El cambio deseado se convierte problem2tica todavía muy esquemática nos han parecido nece-
entonces, contra el peso del tiempo, en la reapropiación de una sarios para. "situar" las así llamadas u técnicas de intervención''
en un contexto más amplio que el de la metodología, donde las

- * En el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, aparecen los


térr.iinos rcfoulcment y reprcssion traducidos como represión Y supresión;
en la versión actual de las Qb~as Completas de Freud, editadas por .!l..n10·
ITortu, estos términos (que corresponden a los alemanes Vcrdrringung Y
interrogaciones críticas sobre el sentido de lo que se hace no en-
cuentran fácilmente su lug,¡tr. Esto se debe a que el problema de
la instrumentación cori-esponde mucho más al "cómo" que al
Unterdrückung) son traducitfÜs como repr~sión y sofocación (N. del T.)": .. ''por qué~'-
Es necesario, sobre todo, comprender que dicha práctica se - ¿Quién encarga (y eventualmente paga) y, consecuente- .
encuentra, de hecho, atravesada, si no es que estructurada, de ::\ente, a quién el o los inten~nientes deberán rendir cuentas?
manera frecuentemente muy contradictoria, por Jos dist;ntos En este sentido, la demanda (expresión que s·e ha ya explici-
componentes que han marcado la historia de las ideas en las alter-. tado, pero que es siempre ambigua, en cuanto a.las necesidades
nativas de las ciencias humanas en la primera mitad del siglo XX. o las expectativas a las que, se supone, la intervención responde
Teniendo en cuenta este punto de vista, las prácticas (los es- a su manera) debe ser distinguida con frecuencia del encargo
tilos, las escuelas) que se diferenciarán en cuanto a sus detalles, (formulación más contractual y por Jo tanto mis jurídica y ad-
dependiendo de-sus alternativas profundas que han quedado, a ministrativa, el libio de cargos y la indemnización por la inter-
menudo, implícitas, presentarán en lo que respecta a su admi- ':ención). La demanda debe, más aún que el encargo, ser consi-
nistración clínica, algunos puntos en común. derada procedente y respetable para el o los practicantes de la
La intervención se da a conocer, ante todo, como implemen- L~tervención_ Hay pues aquí, en el momento de negociación pre-
. to. En este sentido, surge evidentemente de una metodología vio, en el umbral formal de la intervención y que constituye, sin
que ahora trataremos de identificar y de describir, especificando embargo, parte de ella, un trabajo de apreciación y de estimación
los procedimientos que constituyen su tecnología. Pero en las de la situación, de las fuerzas que la estructuran y las oport\mi-
páginas precedentes nos hemos esforzado por situar esta meto- dades de evolución. Conviene subrayar que si Ja metodología in-
dología, que es por sí mísma,una lógíca, un conjunto de nocio- siste justamente en la demanda del cliente (noción que con fre-
nes articuladas de manera más o menos coherente con referencia cuencia designa aquí un colectivo), deja en la sombra muchas
a los horizontes ideológicos que la han sostenido o inspirado más veces la existencia indudable, en los intervinientes, de una de-
o menos de manera explícita. Esteprocedimiento rebasa la cues- - manda ·de la demanda de fós clientes; En efecto; debe haber on:--
tión .-le la intervencíón y adquiere un alcance mucho más gene- ginalmente un deseo, motivaciones y además capacidades para
ral, Lo que especifica bien un método en relación con las técni- asumir la responsabilidad de demandas provenientes de clientes
cas que emplea es la definició.n del objeto al cual se va a aplicar, eventuales. Esto con el fin de contribuir, mediante la práctica de
.objeto que, por otra parte, presupone; esto ímplica ya una toma la intervención, a lo que la evolución de dichas demandas, tra-
de partido científica y con respecto a los modelos de.reíerencia. : das de esta forma, permite a los clientes hacer algo con ellas
Pero, en un segundo grado, el método se revela como producto por sí mismos. El juego subyacente de las pulsiones, de las mani-
de ideologías y de íilosofías subyacentes. Es esto, precisamente, festaciones transfere~iales y contratransferenciales, de las im-
lo que hernos querido mostrar para el caso particular de la in- plicaciones libidinales e institucionales debe ser entonces toma-
ter;ención. do en consideración, aun cuando se-trate de intervenciones que
no tienen como objetos explícítos sino Ja organización o el "cli-
ma" de los conjuntos sociales involucrados. Si las primeras for-
IL lvlETODOLOGIAS Y PROCEDIMIENTOS DE LA
mulaciones de la demanda, inevitablemente ambiguas, son bien
INTERVENCION enunciadas, en el curso de las negociaciones previas estas formu-
laciones se verán modificadas en la medida de su elucidación
lo. ¿Cómo se entrama la· interven_ción?
. -
Recordémoslo: la intervención. es- un derrotero clínico que va ha
parcial, a lo largo de Ja intervención. (16)
b) Estas negociaciones previas tienen ademis como objetiv'o
elaborar con los distintos compañeros de los intervinientes el
hacer actuar, al mismo tiempo que ciertos procedimientos, una
forma de presencia para asumir y tratar Jos procesos sociales, contrato metodológico, es decir, el conjunto de reglas prácticas
buscando su evolución. · - :-.-':. que regirán a partir de ese momento las relaciones entre los in-
a) El acto fundador de una intervención es la expresión-de una ter;inientes y los clientes. Estas reglas constituyen la parte más
demanda de un cliente. El cliente deberá ser identificado, es identificable de los instrumentos del inte1viniente y son, al rnis-
decfr, se tendrá Ja necesidad de encontrar una respuesta a las r;-,o tien.ipo, aspectos que condicionan su empleo. Deben por
··siguientes preguntas: consiguiente hacerse tan explícitos como sea posible, si es que el.
-·· - ¿Quién tiene el poder de originar la intervención y permitir interviniente no quiere utilizar el misterio como un instritmento
suplementario (que sería tanto más eficaz cuanto que su carác-
su desarrollo? · -·::-' ·~.,.p.

21 ,,. 22¡~t%c:i:.';=:o: <


ser. hUnca confiablen1ent€ determinada;. en este estadio se
ter clandestino y oculto lo colocaria al abrigo de cualquier. in~ . establecerá provisoriamente una cronología. Las condiciones
terrogación crítica). En la medida en que quiere diferenciarse de pago .deberán figurar igualmente. Conviene ,precisar aquí
del brujo, el practicante se define a partir de la utilización de que. la noción de contrato debe ser desembarazada del ea-
insb.~J.rnentos que pt1ede:p ser de uso corr1ún. Son éstos los que va rácter reificc._nte, por ser substancialista, que le ha dado rn1estro
a presentar a sus clientes, aun (y sobre todo) si sus compañeros l)erecho traciicional. Este último tiende a suponer inmL1table,
parecen "tenerle confiai-l"za" o no quieren saber nada de su téc- o cuando menos estable a io 1argo del período establecido en
nica ("cada quien su oficio")~ Inicialmente, el cliente debe ad- el contrato, Ja voluntad de las partes.
mitir,. y con frecuencia debe hacerlo en bloque, la legitimidad Aquí, la validez de los' acuerdÓs establecidos depende esen-
del conjunto de reglas prácticas; si no, la intervención no po- cialmente de la dinámica de la intervención. Es preciso, pues,
dría realizarse. Pero, a continuación, en el curso mismo de ia in- esperar que el contrato sea cuestionado periódicamente y modi-
tervención, se asistirá a un cuestionamiento ·progresivo y a la ficado, si no es que renegociado, a lo largo de Jas1 peripecias y
cont€stación de esas condiciones técnicas de funcionamiento, dependiendo de la progresión de la intervención. En el límite,
bajo una profunda marcá de ambivalencia. Esto se producirá a en la intervención socioanclítica, la regla fundamental se 01ien-
partir del surgimiento de· la conciencia de que estas condiciones tará hacia la autogestión del análisis. La proposición de esta
están sobrecargadas tanto por proyecciones fantasmáticas, como autogestión busca desmontar el orden estabtecido de los dispo-
por implicaciones ideológicas. sitivos anaiíticos tradicionales (psicoapalítico, psicosociológi-
c) Se habrá de determinar, en el curso de esta.misma_fase.ini-__ co, _organizacional e incluso sociopsicoanalítico). La propia
cial, las modalidades.de indemnización y las formas de cubrir los autogestión se convierte entonces en dispositivo analizador.
gastos del o de los -interv'mientes, al mismo tiempo que se H ...A... utoadministrar l~ intervención· significa reinventar perma~
precisarán la naturaleza y la duración de las prestaciones nen temen te el marco del análisis.el cual permanecía hasta .ahora
correspondientes. Esta rebción con el dinero. tomará signi- como lo impensado de este trabajo." (1_8) ·
ficaciones diversas según el tipo de intervención: en la inter-
vención psicosociológica clásica no constiti1irú, como tal, un·. 2o. Cómo se -desarrolla Ja inteivención
· objeto de análisis; se fijará solamente·. a partir de un análisis·
económico o deontológico ··en términos de "pre,cio justo". Recordemos qúe no se podría tratar aquí de un modelo al que
Si se trata de una intervención hecha según las reglas inspi- se plegaran y se conformaran los distintos tipos de intervención,
rad2.S en la práctica psicoanalítica; el pago s~rá igualmente - sino m~s bien_ de un· esquema que intenta perfilar un camino que
determinado to~a_ndo en cuenta lo que éste puede significar, perm-ita la intuición. · .
no sólo realmente sino también simbólicamente para los in~ a) Cuando no-se- trata específicamente de intervenciones bre-
teresados. Finalmente, en una inrervención socioanalítica, el ves (algunos días), (19) la aproximación a la organización cliente
problema con respecto al dinero es representativo de toda la va a comportar una fase de observación y de familiarización con
estructura de producción ambiente, y su significación está el medio. ¿Cuál es la naturaleza y cuáles son las actividades de la
ligada esencialmente a los fenómenos economicopolíticos. empresa, su tipo de organización~ sus estructuras? ¿Cómo se si-
Lo qu.e quiere decir 'que. la institución cliente negocia perw
1
túan respectivameñte en sus relaciones habituales y con respec-
1

manenremente en el campo del análisis y no antes, al margen to a la intervención, (20) las distintas instancias de poder en la
o después, esta cuestión del dinero que debe ser, al mismo organización (la Dirección, Jos delegados sindicales y los repre-
tiempo, practicada y analizada". (17) sentantes elegidos, la jeraquía, el personal)? ¿Cuáles son los prin-
d) Se procederá finalmente a la redacción, a partir de los cipales problemas tal como se los representan los interesados en
datos precedentes, de un contrato jurídico entre las partes. el cursó de esta fase (o consideran aue pueden ser expresadá.S
En cierta forma, el contrato formalizará la demanda inicial indirectamer,re bajo" tal o tal forma)?. En efecto, no es raro que
del cliente (traduciéndola en un encargo) y la política (es se desplacen las dificult3.des reales en especial los conflictos, a
1
~
decir, las finalidades y no solamente los o':ljetivos). Enseguida cuestiones menores, más íáciles, de abordar, que juegan a la vez
se precisarán las grandes líneas de la estrategia, de la metodo- el ·rol de pa'1talla y de absceso donde ocurre la fijación. Este·
logía, el programa. La duración real de la intervención no puede_
OA
"aprendizaje del medio" se hará de manera más o menos ligera o ción. En detrimento propio (aun a riesgo de hacer abortar la inter-
pesada (en lo que hace al aparato de recolección de datos), más vención) el clienteintentarámanipula.r al consultor que interviene.
o menos flexible o sistemática, según los estilos y las escuelas. Positivos: Al mantenerse siempre, ·como finalidad de )a
Es frecuente que se empleen procedimientos de encuesta, cuan· intervención, el desarrollo de la autoi:10mía.del cliente, nmguna
titativa o cualitativa, hechos a partir de entre\~stas y cuestiona· exigencia metodológica podría . imponer una permanencia
rios. La información recogida es elaborada y, con frecuencia, indefinida bajo la dependencia áe,sus reglas. La conquista· de
distribuida de acuerdo con el esquema trazado por F. Mann '.a autonomía pasa siempre por el descubrimiento de la transgre-
(feedback). . '1ión. A diferencia del psicoanálisis, las diferentes formas de
Las entrevistas de grupo con análisis de contenido, el análi· . :ntervención en el medio organizacional o institucional no
sis de documentos de archivo, de organigramas y de diferentes pueden nunca excluir el p2.Saje al acto. Estos son legítimos y
textos que definen la política y Jos objetivos de la organización conservan su utilidad dentro del marco de la intervención. Por
'.pueden contribuir igualmente a esta colecta de información. Al otra parte, sobre todo cuando es "institucional", el ariálisis no
terminar esta fa.Se "de ar1álísis de la situación", la realización nuede excluir ni olvidar el principio de su propio cuestiona-
de un reporte escrito ·es algo aceptado por ciertos intervinien- :mento, como lo enfati2a muy bien G. Lapassade, (23) lo que
tes (mientras que. otros lo rech2,.zan sistemátitamente y des con· es analizable en primer lugar, en la intervención, es la precaria
fían del uso reificante que se podría hacer de él). El riesgo es, institución constituida por el dispositivo analizador y la fun-
en efecto, que se vea en este rer)orte un "diagnóstico" por ana~ ción de análisis. El análisis de la institución cliente Propiamente
logia con la situación médica (perspectiva socioterapéutica). Es· · _.óicho se hará indirectamente a través de la precedente. ·.._. ·-----··
te "punto" acerca de la situación no deberá pues ser fijado.. Ha En este estudio, la intervención tendrá como objeto y como.
sido ya rebasado, aunque sólo sea por las reacciones y la toma efecto poner a la luz procesos informp.lés que actúan más o me·
• de conciencia que suscita tan pronfo como ha sido emprendí.do. nos clandestinamente al margen de las estructuras formales. Los:
De cualquier manera, sea o no ádecuada Ja entrega de un reporte.· disfuncionamientos en las comunicaciones, la entropía de Ja in-
escrito, es particularmente importante que. la información re_cop·. formación, las zonas de ppder y ·de contrapoder, los ''territorios"
gida sea restítuida o redistribuida, ·sin restricciOiíes, en todos los reivindicados por unos y otros serán mejor advertidos; lo que
niveles ·(en especial a todos aquellos que han sido entrevistados) dará a veces la ilusión de una.mov.ilidad reencontrada. De paso,
de la orga.J?.ización cliente y no sola:rnente a la Dirección:
1 se revelarán las contradicciones en el seno mismo de la lógica orga--
b) Es prácticarnente irnposiblc determinar a priori la duración nizacional, o entre las diferentes políticas de la orga_riización. Se-
de una intervención. Esto depende, en efecto, de demasiados fac· rá posible igualmente inteesarse por los roles particulares de
tares tanto internos como e:Ktemos. En última instancia, aun con ciertos individuos. que ocupan situaciones da ves, que no coinci-
. U!)a metodología. relativamente consV,nte· y, por ello, estructu- .den necesariamente con la jerarquía evidente y con la influencia
rada, (21f no hay dos intervenciones que puedan aparecer de sus psicologías personales.
semejantes al ser comparadas. Las tornas de conciencia espera· ?e halle o no explicitado en el enunciado metodológico, así
ilas durante la intervención se efectúan antes aue nada a ritmos ' como en la práctica, la intervención se caracteriza siempre máe
propios de cada uno (y sin embargo, se halla'.n deformadas y, o menos por armar dispositivos analizadores construidos o por
hasta cierto punto, normalizadas por Jos reagrupamientos·profe· la utilización de lo que puede constituir un analizador natu-
sionales) .. El trayecto se caracterizará principalmente por las ral. (24) Toda metodología definida de intervención -constituye
reacciones que habrán de suscitarse positivas o negativas, o Jra, en sí misma, un dispositivo analizador. Son estos analiza-
alternadas. (22) dores los que provocarán el efecto de desenmascaramiento y
Negativos: Habrá, por el hecho de la ambivalencia señalada de toma de conciencia colectiva a oartrr de la cual se espera, a
más arriba, reacciones de huida y de rechazo ante las consecuen- continuación, el surgimiento de· capacidades reinstituyentes. En
cias de tomas de conciencia acarreadas por el análisis. No lo olvi· el esfuerzo de teorización de algunos inventores y utilizadores ·
demos, el interviniente es percibido como un tercero mediador· de la noción, el dispositivo analizador se destina además a fa-
que aporta sus buenos oficios; pero puede también, y lo hemos cilitar la popularización del análisis, la distribución del saber
._.. . visto, ser sospech'oso de intromisión, de injerenda y de intru· analítico, en lugar del monopolio. tradicional de los an.alistas

25. ~6

t~
patentados entre los cual.e~· uí~ caso particular sería el de los conocimiento de las políticas y en ia comprensión de la:s ·estra-
intervinientes. El analizador es pues, supuestamente, quien, tegias, en las comunicaciones y en la circulación de información
por sí mismo, llevará la praxis al punto de permitir a cada uno ¿p11eden ser advertidvsi puestos en evide:ncia, ."rnedidos"?
una-inteligencia acrecentada de las situaciones donde se encuen· ¿Por quién? ¿En qué r1iveles? ¿Las decisi.or1es se toman rnás
tra institucionalmente_ implicado. Estamos ante una visión un democráticamente? ¿Se trata entonces de una asociación con
poco ingenua e incluso mágica de la realidad. El punto de vista alternativas fundamentales o de una "participación" reducida
providencialista del prejuicio idealista humanista lo re.encen- a su porción congruente por los cálcu}os de la administración
tramos aquí curiosamente mezclado con alternativas más (Dirección por objetivos)?· ·
progres.istas y realistas. No es posible, desgraciadamenw, hacer Entrevistas 1 entrevistas grupales, cuestionarios, tests 1 escalas
la economía de los analistas, salvo, tal vez, en los raros casos de acti_tudes serán empleados a veces para intentar puntu2.r
de períodos candentes (25) de la historia (26) donde la po· "objetivamente" esos señalamientos. En especial, en el marco de
tencialidad propia del dinamismo del hacer social histórico una aproximación conductu·al (Behavioral Sciences), (30) estas
creado vuelve más perspicaz, lúcido y chuividente a cada parti- modalid~des de evaluación armada o estrncturada adquieren
cipante. (27) El problema real, desembarazado de sus fantasmas, enorme importancia. Además, estos "balances" permiten con
es pues el de un.conjunto triádico: los analistas (entre los cuales frecuencia extensiones: la amoliación de la intervención hacia
es preciso comprehender a los clientes, capaces de apropiarse de otros servicios, sectore·s, depar.tamentos o ramas de la organiza-
··las capacidade:l" de análisis.inducidas por los intervinientes), el. ción cliente.
dispositivo ar1alizador, histórico, natural o construido (28) y Habrá en la mayoría de los casos, en la empresa, "correspon-
el an~.lisís. que se encuentra especificcdo por el sistema de re- sales" privilegiados, formales o informales, que se identifiquen
ferencia que lo define. De hecho, será preciso un largo tiempo más estrechamente con los inteD'inientes en quienes se cargan
(29) para que los e1ernentos más determinantes de la situación las expectativas personale.s. (31.) J:~stas podrán, además, combi-
aparezcan anidados en. el vacío mismo de la historia de la narse con esperanzas colettivas de ta.les o tales categorí2:s de per-·
organizació11. La reco!1strucción de·· esta ''historian es ardua sonal asociadas por la toma de concie11cia de su transversalidad;
debido a que ha sido ignorc:da. ti olvid2.da por la mayoría, en Las distintas peripecias de la in·tervención que constituyen su
1

nombre de la lógica de la efkienci.a, que coincide en la mayoría historia, ir1corporada ª·partir de entor1ces a la historia de la or-
1 gan.izació11, 1nucho más profunda ésta, se convertirán, al misrno
de los casos con una c~ntración sobre el "aquí y a.hora". Los
verdaderos detentadores de una memoria histórica son frecuen· tiempo, en objeto de nna interpretación. Son sobre todo los sis·
ternente qt1ienes quieren resguardar, ocultar, si no es que · temas de referencia utilizados para esta interpretación lD que di·
monopolizar lo ·que saben que constituye "claves" para una ferencia a los distintos practicantes y los tipos de intervención.
lectura fina de la situación. · · - La perspectiva soc1óteraj'íéü fü:·a-se adli.erira sobre fOao· ál señala: ..
La 12resencia y los roles de los intervinientes se modularán miento de los procesos de defensa y a las manifestaciones de
de muy distintas maneras según los "terrenos" y la naturaleza oe un imaginario engañoso. La aproximación organizacional toma·
los problemas. Puede haber, en ciertos períodos en el curso rá en cuenta las distintas formas de resistencia al cambio y las
de la intervención~ sesiones de foi·macióri. o de sensibilizacióri con relaciones respectivas entre lo formal (estructuras) y lo. informal
respecto a problemas particulares. Comportamientos profesio- (intersticios y fallas respecto a la programación) con los dispen-
nales, formas de trabajar o de realizar las tareas pueden ser otr· . dios de energía que resulta de ello, en el seno de sistemas canee·
servados en la práctica, discutidos y comentados enseguida con bidos como conjuntos de funciones interdependientes. El aná-
los inte_resados. Un registro en video puede también ser utiliza· lisis institucional privilegiará, sobre todo, las relaciones de fuerza
dó. Estudios de pro ble mas previos a la decisión pueden ser he- socioeconómicas y la lógica de la dominación que atraviesan y
chos con los "consultores". estructuran .los microsistemas, más aún que las luchas internas
-~

De ti.empo en tiempo, o de etapa en etapa, serán establecidos por el poder. .


algunos "puntos". ¿Dónde se está respecto de ios proyectos iní- Lo que nos parece fundamel)tal, aquí, es el empleó de múlti·
. ciales? Los cambios, los mejoramientos en el funcionamiento, ples sistemas de referencia que cTen la posibilidad de realizar una
en las relaciones, e~. la definició_n de tareas, en el clima, en _el lectura suficientemente· fina de las situaciones, dadas su riqueza
sea de i1na o de Otra parte·. De todas maneras) una-intervención~
y su complejidad. Los problemas de la o.rg~~ización son, en efec- es y debe ser limitada en el tiempo, si no, se convierte en para-
to, coloreados y modulados por las historias personales, los in- sitismo. Por su parte, la institución se defiende y, si alguna maní·
tereses, los deseos y las necesidades de. cada uno. Pero existen festación del espíritu crítico la cuestiona exageradamente, le
también ·condiciones. más objetivas,· ni en os· subjetivas, en las
pone fin. En el doble sentido del térmirio, el fin de la interven-
cuales se expresan estas expectativas, estas pulsiones, estos fan- ción es pues su (¿rminación, cuando lo.s procesos de cambio han
tasmas. El marco organizaci.onal, aun cuando logre tender, en el
podido emerger del encuentro mediador o provocador que se
límite, hacia otro tipo de fantasmática (tecnocrática), se define
propone ser la inten>ención. Freud señalaba ya profes\ones im-
lógicarnente no sólo en términos ·psicológicos. Finalmente, las
posibles (la educación, la terapia, y el gobierno)*, la interven-
ideologías, los sistemas de valores, las políticas implícitas o
ción es parte de ellas. En el límite; no hay intervención satisfac-
explícitas, las intenciones generalmente inconfesadas de la ins-
toria o exitosa. Por naturaleza, la intervención se ubica bajo el
titución constituyen además los lineamiéntos de la trama más signo del inacabanúento.
profunda de la cual el tejido social observado será el producto
siempre sobredeterminado. La interpretación de lo "vivido" 4o, Las consecuencias científicas de la inte1-vención
aferente a la intervención, así como .Jas diferentes "representa-
ciones" que los protagonistas involucrados se harán del funcio-
. En la medida en aue Ja, intervención se quiere investigación-ac·
namiento de la organización, dependerá pues, según nuestro
ción, se ve la gran.importancia de que se dé una relación; o bien
punto de vista, de un análisis multirreferencial de las situa-
al término d"l..eíla, o durante su curso, r.uando aquélla, _es. de larga.
ciones (32) en el que los_princip.ales polos estaráD; constitui-
duración. Pero esta ambición científica ( jy/o publicitarial) pue-
dos pox las interrelaciones,' Jos procesos de grupo;· Jos mode- de plantear algunas dificultades jurídicas y prácticas cuando no
los de or¡¡anización y las si¡,-nificaciones institucionales. ha sido prevista en las negociaciones previas y en el contrato. El
Por. lo que hemos expuesto precedentemente,.. es 'posible
punto de ,vista del cliente es totalmente diferente. Ha alquilado
ver la importancia que puede tener la duración, como una di- servicios y retribuido las· prestaciones. Considera que es pues le-
mensión esencial,· para una práctica de la intervención. Más allá
de su carácter de provocación espectacular, las "intervenciones
gítimo propietario de la experiencia y que la divulgación que
podría hacerse de ella debe quedar sometida a sti ap!obación.
breves'' del socioanálisis no han contribuido en mayor medida
1
¿No se encuentra _cl. consultante comprometido por el secreto
al d·esarrollo d2 la psicosociología clínica. Por el contrario, es
profesional? Para tener en cuenta este aspecto del asunto y, a
posible obsen·ar en el curso de las intervenciones de una dura-
ción mayor cierta fagocitosis del o de los intervinientes. El he- veces, las peticiones del-cliente, la relación de la experiencia pue-
ch·o de trabajar en ;quipo, con un colectivo de intervinientes de ser traspuesta. Los lugares y los nombres propios son enton-
ces transformados deliberadamente. Pero esto debilita mucho el
(staff), disminuye parcialmente ese riesgo, alcance científico y el interés despertado por dichos reportes.
No hemos abordado en absoluto, en el curso de estas páginas,
el· problema de la intervención interna (y con frecuencia "in· Es preferible prever, desde el principio, que la intervención po-
drá ser, deberá ser, el objeto. de comunicaciones científicas;~o
temada") en u:oa organización. El caso sé presenta cuando un
servicio especializado se constituye en el interior de la empre- negociar con los compañeros que esta divulgación se hará cuan-
. sa o del organismo para disponer de "consultores" o de inter- do el interés de una publicación sea común a unos y a otros.
vinientes asalariados de tiempo completo, para el beneficio de Pero, prácticamente también, esta eventualidad debe ser previs·
otros servicios que realizarí.an la demanda. Remitimos por lo ta desde el principio. Es necesario que los datos se hayan regis-
tanto a la obra de otro miembro de la ANDSHA (33) cuyo trado en ciertas condiciones precisas, coherentes de acuerdo con
el conjunto de la metodología. Los "protocolos" de experiencia
objeto fue tratar precisamente ese punto. no pueden ser el producto de recuerdos conjuntados con toda
, >
simplicidad. Los dispositivos de registro, de búsqueda de datos, de·
3o. El fin de la intervención
-Se pone fin a la intervención ya sea por la convención mutua * La frase a que se refiere fue citada por :!\1. !Ylanoni, La educación
-~
de las partes, o por la decisión unilateral de darle término ya · imposible, Siglo XXI, México, 1979, (N_ del T.)

29 30
O.
desarrollo;· el modelo de ·la. investigaci"ón-acción elaborado
trntamiento de· las informaciones recogidas, los '.'modelos" por la psicología social ha secretado nuevas ambigüedades. (3&)
de interpretación (referenc.ia\es) utilizados para encontrarles Ciertamente,· 1a corriente de la investigació11-acció11 ha cuestio~
tina significación,. forman parte del "protocolen y deberi ser ·nado ventajosamente la. distinción· c1ásicarne11tc tajanté entre
expuestos con el conjunto del material. (34) investigadores y practicantes, pero ¿ha logrado con ello re-
solver la difícil cuestión de una articuiación inteligible entre teo-
ría y práctica, conocimiento y acción? La práctica de las teorías
IIL ¿DECLÍNACION O DESMISTIFICACION DE LA
así como la teorización de las prácticas deja subsistir aún
INTERVENCION? muchas zonas de sombra o de "puntos ciegos" como para que
se pueda considerar el problema científicamente resuelto.
En un universo donde las certidumbres más arraigadas estallan
a) En principio debemos distinguir entre el cuestiona.miento
fácilmente en pedazos, la intervención sufre hoy una declina-
acerca de la práctica (la práctica que se interroga de paso, de al-
ción, tanto corno las conientes pedagógicas y terapéuticas que
guna manera) y la investigación que se caracterizará, antes que
han inspirado su metodología. En efecto, las expectativas se han
nade., por el aparato de refina.miento de los datos que babrá sa-
visto qefraudadas, si no es que burladas, en dos puntos cardinales:
bido elaborar. En este sentido la investigación, toda ínvestiga-
lo. La investigación-acción no aporta, definitiVamente, al
ción, conserva la intención principal de probar, de establecer,
conocimiento más que una contribución modesta y tanto más
de verificar, más que de encontrar. La función heurística queda
contestable cuanto que los procedimientos de control y d_e ad- siempre subordinada a la función de control. En el límite, el
ministración de la prueba, c•oandó han sido instituidos, no pue-
precio exorbitante pagado para satisfacer esta exigencia de co-
den tener el carácter de rigon' cohereilcia-i:¡ue ·¡loseeri-en-
ofr:i.s herencia será la insignificancia de los enunciados y, co11seéuente-
disciplinas por eLhecho mismo de las exigencias específicas de mente, la esterilización del trabajo de investigación, :¡;ero, el
la práctica clínica. otro-lír:ill.te~ e1 de la incoh.·erincit:. y la la.xiiu_d de los epunciados
2o. El -cambio que se éspera en la práctica permanente ina- no es menos dudoso tanto en lo que respecta a la práctica como
sible, y por lo tanto indefinible, fuera de los límites del campo a la teoría. Este deslinde entre e.l cuest=tonamiento y la investiga-
clfoico en el cual ·es considerado como el fruto--de una perla- ción, con la identiíicación necesariz. por parte cie- todos aquellos
1

boración (perlaboration) particular. En otros términos, las que deben conocerla de un aparato crítico distinto (cuale-squíe~
1
trar1sfor1naciones experim.ents.de.s, apreciadas, l{medidasn, en ra que pueda_n ser _los sesgos inevitables que 'ígualmente se debe
el seno. de las· práctíca.s, cumdo no aparecen como francmnente intentar reconocer), permiten ya comprender que eso.que se ha
n1íti~,_,as, no pueden ser asimiladas a carnbios en la orgarü_ zación~ comprobac1o e iritercambiado en algo vivido·, tan importante y
institución, la cual resulta generalmente intacta. enriquecedor corno~pueda serlo para laformáción p€rsonal) queda 1

Por esta razón el número de las intervenciones disminuye al sin embargo; por establecer en el orden del conocimiento. (37)
mismo tiempo que los "'terrenos" (y, como consecuencia, las Si es preciso admitir que existe un lugar para una uciencia de
((clientelas") se renuevan. Después de las empresas indt1striales, lo particular" y de lo cualitativo, al margen de las ambiciones
comerciales o administrativas y las administraciones públicas clásicas en términos de universalidad y curu1tificación, la candi·
(nacionales o loceles), quienes han hecho un llamado a los ción epistemológica que subsiste pira permitir especificar un co·
intervinientes o a consultores externos han sido sobre todo, nacimiento en su calidad de investigación.es la de,.~'entregar el
en Francia al menos, los sectores del trabajo social y de la producto" junto con las modalidades de su fabricación, para.
salud. P"demás la práctica de las ..·"intervenciones inten1as" perrnitir a otros rehacer, menta.\ o cori.cretamente, las operacio·
(35) se ha generalizado y sus objetos se limitan en la ma- nes sobre las que pretende apoyarse para Ja producción de tales
yoría .de lo~ casos a los problemas de organización de "re- enunciados. Dicho de otra manera, la "construcción" debe ser
laciones humanas" y de formación, es decir, a la búsqueda presentada a la crítica (aquí, a la vez científica y política) con

- de "un mejoramiento de ks condiciones de trabajo" 'y a la


optimización del funcionamiento soci?l.
. .· l. Al querer paliar las dificultades epistemológicas enfren-'
-:•.
sus fundamentos, con todo su andamiaje 1 con sus planos y no
con el misterio con el que se gusta rodear ia obra de arte .
b) ¿No e.s necesario a contipuación distinguir'"Hfor1nas"
. ... de in·
tadas por las ciencias sociales,·. en el curso·
. .
de su· .·rec_iente -.
. .. ~--:.:~
~estigación-acción sensibiemente diferentes unas de 6t;;;;~~¿j¿¡f;~ datos;-conclusiones o enunciados científicos. ·
. . '
objetivos, sus materiales privilegiados y sus metodologías? (38) ~ · Eri segundo lugar, la misma ambición praxiológica debe ser
. "La investigación-acción más conienternente realizada desde· señalada como dobie. La referencia a la práctica condiciona a la
. Le"i\in es praxiológica, es decir, ciencia de acción o m2.s exacta- - vez la implicación (y Ja servidumbre) (3:9) del sujeto y derobje-
mente !Ogica de la acción, orientada esencialmente hacia el co- to. Si el refmamiento del conocimiento figura ahí, es casi siem-
nocimiento refinado, para la optimización de la práctica, arti- pre para lograr una optimización de los procedimientos y la efi- ·
culando para ello, en el seno de un mismo modelo, las intenciones · cacia. Es por ello que la investigación-acción queda marcada· por
de la política, los cálculos de la estrategia y los riesgos de la . el carácter utilitario que caracterizaba ya en su tiempo los tra-
táctica. Su universo conceptual es siempre más o menos el de . bajos de K. Lewin. El riesgo que resulta de ello es que la preo-
la teoría de los juegos, Ja investigación de operaciones y el aná- cupación por la eficacia y la urgencia de las soluciones ligadas al
_lisis de sistemas. Por supuesto, los objetivos se hallarán siempre carácter productivo, desplazan la intención de conocimiento y
privilegiaaos respecto de las finalidades, las intenciones y el la calidad en el tratamiento de la información.
proye~. . Aun cuando la referencia a la acción no se halle nunca ex-
El camin·o seguido por la praxiología tiene como objeto es- cluida por completo, la investigación científica, a la inversa,
tablecer un conocimiento general y ordenado de los comporta- privilegia siempre el conocimiento. Con respecto a los proce-
mientos, de las conductas y las situacfones, todos los elementos dimientos precedentes, las ponderaciones respectivas de los dos ·
dinámicos y dialécticos, temporales, es decir, existenciales e factores que hemos considerado parecen invertirse;_,_ · · - -- -----·-- ·
hi.stóiicos, -de una praxis. l\umerosas características· de la 1
Las concepciopes tradicionales de la ciencia suponen, inde-
aproximación científica a los fenómenos han sido por supuesto pendientemente de la distinción entre sujeto de conocimiento y
empleadas por ella y pueden ser ennumeradas fácilmente: '.objeto de conocimiento, un proceso a través del cual los datos
acotamiento de un campo y especificációri de un objeto, co- 'bmtcs sensibles (los fenómenos ya implícitamente construidos
lección-clasificación y construcción de~· "hechos", elaboración 'y frutos de una segregación perceptiva) son tra.-isformados por
de conceptcs y de nociones, utilización de una lógica acotadora- una constmcción explícita, a partir del empleo de una metodo-
',dentificadora, elección y justificación de tllla metodología, · logía apropiada, en hechos científicos. .
tratanUento sistemático de }a información oue desemboca ¡ . Estos, .a su vez-, se
convierten en la materia prima de un tra-
en la exhibición de relaciones constantes e ¡¡;variantes, pro- tamiento sistemático, cuando no matemático, de la información,
yecciories e inducciones de "modelos" a través de una teori- gracias a nuevas intervenciones metodológicas. Se llega así a
zación cuya int€nción es acrecentar la inteligibilidad. . la determinación de constantes, de invariantes y de leyes.
Se siente el impulso de pasar del carácter más o menos rigu- · Estos procedimientos, en su mayor parte inductivos, funda-
roso de Ja praxiología a su carácter científico. Es una conclu- rán en un tercer estadio un seguimiento deductivo que permite
sión precipitada que con-e el riesgo de enmascarar otros aspec- la generalización, extrapolaciones y predic_ciones, cuando los
tos importantes. · - -- -.. .._ - modelos formalizados y las teorías hayan constituido el resul-
Primeramente, aun cuando la aventura de una investigación- . tado provisorio de este seguimiento hipotético-deductivo. ,No
acción con una intianción esencialmente p=iológica establecie- se puede, por supuesto, hoy, acantonar a la ciencia en este mo-
ra dé manera incontestable su cientificidad, ello no conferiría delo clásico. Diferentes formas de cientificidad tienden efecti-
de ninguna manera, ni en ningún sentido, un carácter científico vamente a confrontarse dependiendo de la variedad de las "Epis-
a la práctica misma en cuyo seno se realiza esta investigación-ac- temes" _ Pero, aun si es conveniente repensar las condiciones de
ción. En cambio, esta práctica saldría enriquecida.evidentemen- validez del conocimiento a partir de las dimensiones de un "nue-
te en el plano de la calidad de la acción. Es pues perfectamente vo espíritu científico" (Bachela¡d) o de una "scienza nuova"
absµrdo hablar, como se hace todavía con frecuencia, de forma- (Morin), y si queda la urgente tarea de establecer la validez y la
ción, ¡je pedagogía o de educación científicas; como si éstás, que legitimidad epistemológica de ciertos derroteros de la clínica, re-
son antes que nada prácticas, poseyeran desde ese momento, ii;- habilitando en especial los componentes d'ectivos e íniaginarios

- trínsecamente, el carácter científico que se les añade. Se podr1a


solamente, cuando más, hablar d_e prácticas que se apoyan sobre
"
habitualmente repudiados por la ortodoxia científica establecí,
~a;_ no se podría sustentar, sin grave peligró, la confusión que

.. ,...34,-· ..,.,.
33
. ,..• , w. ··-.·.' ·-· ·-
tratamos de denuriciar aquí, e11tre las investigaciones·acciones
1. que a la metodología. Desde el punto de '~sta de las investiga·
con intenciones praxiológicas, y otras investigaciones-acCiones ciones que puede inspirar, este objeto, descuartizado entre los
cuyo objeto principal sería el cuestionamiento acerca del sentido. "campos" de la psicologíe., de Ja sociología y de la psicología
De hecho, para que sus enunciados y conclusiones alcancen social, sigue siendo huidizo puesto que se halla inscrito en 12.
el nivel de un conocimiento científico, las investigaciones-accio- temporalidad y es susceptible de alteración (lo que constituye
nes con intenciones praxiológicas deben constituirse en el obje- precisamente una de las intenciones orá.cticas de la intervención:
to de un re-trataniíento de Ja información recogida, ¡os decir, de ,la alteración). . ·
Ja relectura de antiguos datos y, tal vez, de la obtención de Por una parte, la aproximación clínica oscila constantemen~
nuevos datos en relación con un nuevo plan de investigación y te, incluso en la investigación-acción~ entre la orientación psiv
de tratamiento probatorio de información. cológica o socioterapéutica que privilegia la maduración de los
En este sentido, un trabajo de investigación puecle á la vez,
1 compañeros a través de la evolución de hs relaciones (y el tra-
presentar un material de elatos con una per$pectiva·praxioló- t2n1iento ·de los disfunciona1nientos de la comunicación), con-
gi.ca y con una Perspectiva de investigación científica, siendo lo duciendo a ttna_ sensibilización o a u11a concient~ación y a un
_esencial que estos dos derroteros sean señalados, distinguidos y cuestionamiento más que a una investigación, y la ir1tención
especificados como tales. Ahora bien, en el campo práctico que más pra:dolpgica de experimentaciones y de innovaciones
aquí nos interesa.: el de la intervención, y en especial cuc.lldo se que desemb6can en el ar1álisis micro-organizacior12J y de optiv
trata de investigaciones-acciones, de encuestas,_ de- estudios· de - mización del funcionamiento social.
caso, de experirr1entaciones, se perma..riece común.rnente.,en el En un buen ·número de casos, el aparato experimental, el
estadio de elaboración primera que es coufundida con: el producto dispositivo de tratamiento de la información no podrá diso-
ímal eventual y que es considerado como tal, diciendo de ciarse fácilmente del proceso principal de formación que cons-
rri..anera u11 poco _at1tosugestiva que se trata de nuev2s _Íormas tituye, a la vez, su pretexto y su soporte. La eva1u2ción como
de cientificidad. funciónvprocesO .secundario, inherente 2J· proceso principal de
Es preciso todavía recouocer y distinguir en el campo de las_ formación, en la medid.a e11 ·que se ve favorecida en una situa~
práctic2.S sociales tln tercer tipo Pe investíg.aciór1 que ll2maremoS · ción educativa por su carácter de productora de sentido, desva-
histórico-práctico, bier1 ilustrado por las investigaciones-accio- nece, cuc_ndo n.o lo relega~ el procedimiento de control c:.rya.s
nes de tipo clínico, que no pueden ser confundid;cs con los funciones son completan1ente diferentes. ( 4-0) Los productos
procedimientos prnxiológicos, en la medidil. en que la espe· de tales investigaciones, si sor1 importantes para el acrecer1~
cüicidad de lo clínico reside en la consideración de una dimen- tamiento curu1tit2~tivo y cualitativo del saber social ya constiti. .li~
sión ten1poral irreductible y singular que se designa generalmente do, y no solamente para el enriquecimiento personal de los
mediar1te el término implicación y que recogen para su. desci- participa.'1.tes ·en -1á situa'ción· ·educativa ·en su Calid.iid de apro-
ITamiento un proce.d.irillcnto hermenéuticoi analítico e in- piación de una experiencia o de un saber vi'~dos, corren el
terpretativo. riesgo de verse afectados manteniéndose penosamente discerr1i·
Aun cuando las investigaciones exnerime11tales v las inves· bles, difíciles de evidenciar y aún más difícilmente comunicables
tigaciones-a.cciones praxiofógicas les ;porten igual~ente una y objetivables en el nivel de las investigaciones.
gran contribt1ciór1, serán. sobre todo las aproximaciones de ti- 2. El cambio que la intervención se da como objeto y a la vez
po clínico las que estudiarán. las ínter-acciones soci2.ies y ex- como efecto que busca provocar o facilitar no es de ninguna
perimentarán ·eventualmente la posibilidad de instaurar cam· manera aquel al que aspiran profundamente los miembros más
bios en el seno de las organizaciones. , insatisfechos (y con frecuencia los más numerosos) de las colecti-
Se ,.ve con claridad que, por supuesto, :'el objeto" más o me· vidades involucradas. Cuando los ar1álisis econórnicos o políticos
nos faritasmático de la intervención no es el mismo según las utilizan la noción ~de cambio, es con una perspectiva global

- formas que acabamos de distinguir. La ambigüedad y la po· .


lisemia de· Ja noción de la cual hemos oartido no son wlarnente
peripecias de lenguaje que podría remediar un código exigente.;,,
Aluden más bien· a la complejidad y Ja movilidad_ del _objeto_,:,
ele la dinámicó. de las fuerzas colectivas, considerando una trans·
formación más o menos radical de las estructuras,. de las institu-
ciones y de las ideol.ogías que organizan los distintos tipos de
relaciones sociales en una escala nacional o mundial. Cuando los
'.-¡
. .-.· - ~~-:~·-: ·;::...~:.);_~:::
.·.: . ,.,·~·-. 36
·:::~":- .::?-=--:.
cambiada en lo esencial. Se produce en esta confusión semánti•.
diferentes protagonistas de la intervención mencionan lo qu~ d~·· ca (que es también un juego de mancis) un escamoteo-político,
bería cambiar se refieren, en la mayor parte de Jos casos implí- ~· un funcionamiento imaginario de la intervención. Los socioana-
citamente, a esta última acepción. Pero cuando hablan de lo aue · listas, ya se trate de M. y de J. Van Bockstaele o de G. Lapassa-
· ha podido "moverse" en el curso de la intervención, de aquéllo de, habían reconocido además Ja importancia .de'este imaginario
en lo que, por ejemplo, se sienten diferentes a partir del trabajo ya que, en el límite, querían domesticarlo, literalmente, para
especifico efectuado durante la experiencia, designan, de hecho0 fines pedijgÓg;\cos. centrando el análisis ·de sus clientes en el
ot'ta cosa. Esta vez se trata del marco micro-social de las orga.'1i- funcionamiento del equipo de intervención. Por su parte, D.
zacicines y de los grupos. Sin duda, estos microcosmos se hallan Anzieu y R. Kaes han subrayado el rol especular del imaginario
atravesados y eshucturados por las relaciones de fuerza y Jos en los grupos terapéuticos restringidos. Finalmente, M. Pages, M.
sistemas de valores que ordenan el campo social, pero si en Bonetti, V. de Gaulejac y D. Descendre ( 43) insisten en Ja em-
'el límite es posible aprehender tales factores y su peso en el presa ideológica a través de los juegos regresivos de los incons-
seno de las situaciones de trabajo, e.s imposible, no obsta,-ite, ac- cientes en el·seno (materno) de· las organizaciones. (44)
tuar sobre ellos y contrabalancear su influencia. Y sin embargo Toda la cuestión es saber si este ·imaginario va a desembocar
esa es la confusión que tiende a establecerse implícikmente den- en una invocación ritual de un cambio social, que no se encuen· ·
tro del perímetro de Ja intervención: (41) de una empresa de tra nunca donde se lo evoca, o en la intención de transformación
identificación de factores de fl1erza, más o menos determinantes, de los imagina.ríos individuales y colectivos a través de un traba- -
a.rticulados en relaciones compl.ejas que tienden en el extremo jo .dé educaéión y de formación crítica.'Según nuestra visión de
hacia tomas de conciencia (sensibilización o concien_ti.zación), se. las cosas, las matrices sociales más determinantes de las relacio-
pasa, bastante insensiblemente (¿qué coartada s.;; bus~ con esta . nes sociales de producción no se vuelven más accesibles, más
ilusión?), a la hipótesis de un cambio social en dos.is homeopá- vulnerables (más que intelectualmente), por ias capacidades de
ticas. Para· esto h<i sido necesario postular un .contiJ'.luo eniTe lo análisis desarrolladas en el curso de la interveneión. Quedan fue-
macro~social y lo micro-social. Es la ilusión.psico-sociológica por i:a de alcance. Se evoca o se invoca lo institucional en los grupos
excelencia la que funda una "estrategia de fallas y de intersti- ' restringidos. No se lo convoca ni se lo revoca. Pero el pesarrollo
ciosª (espacios supuestamente dejados aún libres) es decir no o:r- del espíritu critico;- en el nivel de cada uno, como en el· de los.
de11ados y progra.mados por el genio organizador, en los cuales · reagrupamientos orgánicos y de lazos de solidaridad, constituye
puede intentuse actuar) para esperar la obtención final de resul- una adquisición que no es ni con mucho cl,j,spreciable. Es preciso
tados más globales, a partir de una generalización (o de una mul- pues conservar este objetivo realizándolo !o mejor posible. No
tiplicación) de aceiones "suaves" y de alcance más limitado. ( 42) obstante, es esencial no confundir este· trabajo necesario y legí-
Tal vez, lo que realmente cambia en el curso de Ja intervención timo con otra.S acepciones de la palabra cambio. La lectura fina
es la mirada que los actores dirigen hacia la situación que su- de situaciones, y especialmente el análisis de la propia condición,
frían hasta entonces sin poderla comprender muy bien, por el es una de las condiciones necesarias, pero no suficientes, para la
hecho de su complejidad y de su opacidad. El trabajo de eluci- acción política que implica otras alternativas, otros Jugar.es Y
dación, aun cuando sea parcial} modiiica pues, en cierta medi- otros medios. Saber lo mejor posible lo que se hace con respecto
da, la relación de cada uno (o de comunidades prácticas donde a un proyecto, saber lo que se puede hacer para no convertirse
los individuos se reagrupan debido a su transversalidad) con la en la propia víctima á fin de poder, a continuación, victimar más
situación. En este sentido se puede decir que Ja economía li- cómodamente a los demás, constituye a partir de ese momento
bidinal de las relaciones se ha modificado efectivamente. La lec- una parte del cuestionamiento acerca de toda práctica social. ( 45)
tura de los fenómenos se enriquece v se vuelve más exigente. Ahora tal vez se. comprenda mejor que la· declinación de Ja e·
Hay un desarrollo de las capacidades -críticas. Pero la situación práctica de la intervención es sin duda sólo provisoria. Más allá
en sí misma, en Ja medida en aue se halla determinada por fuer-
- zas externas, en la medida en· que constituy_e la traducción de
modelos más generales que la trasc.ienden Y. ·que quedon fue-
ra del alcance del poder real de Jos protagonistas (al menos .en_ la
del entusiasmo de los comienzos y de las facilidades que suscita-
ba, el afinamiento de la metodología es algo posible y necesario.
Es un esfuerzo de desmistificación que hoy escruta e .interroga
la práctica de la intervención, sus presupuestos y las ambigüeda-
situación de la intervención), se mantiene fundamentalmem.e m-
'> N
38
des que de ella se desprenden. Pero el desanollo del espíritu (8) Cf. los trabajos de 11. Crozier, en especial Le.phen~rntne Bureaucrati-
crítico que tiende a una cierta elucidación de lo vivido cotidia- que1 S~uil, l)ai:~s, 196_?,.. ·· .·. .:"":.:.. ·: ... ~
no y de las formas repetitivas de lo que termina, debido a su (9) Cf. O. Luderñ3.U y J. Dubcs.t, en Ccnn~xion.s, núr.n. 21, E:pi, París,
ininteligibilidad, por ser~percibido como fatalidad es algo ne- 1977. ''· .. -
cesario y posible, una vez podadas ciertas ilusiones, ingenuida- (10) Cf. P. Ville} ··tesis de doctorado de Ser. ciclo, Universidad de París,
des y supercherías. Con esta perspectiva, la intervención vuelve VIII·Vincenne_<;., 1977.
a surgir explícitamente como algo que nunca, sin duda, ha deja-
{ll)Cf. S. Arnin, Le dé·>-'elopement inégil., f.;ditions de 11int~it, París, 1976.
do de ser: un trabajo educativo.
(12) Cf. infra.
Diciembre de 1979
(13) R.ecordemos que i:l movimlento religioso de 1a reforma se definía a
veces Corno la búsqueda del restablecimiento, en su pureza prirnitiva,
de una regla c-orrompid.a por el uso.

(14) "La socialización es en principio ruptura" Cf. el" punto" exceler1te de


C. Claí'iet en Imaginaire et Education, Toulose, 1978.

KO'f.AS: ·>- (15) Como bien lo ha mostrado R. Lourau .en l.'analyse institutionelle, la
d'b.léctica, 2. partir de I1egel~ supone la afu:mación d~ un enunciado univer·
~l) Es irr,portante hac:Qr notar dos é~nn·o·taciones de la inter.:ención, en el sal, la negación p1ui.icular de este enunci::.Co y la n~gación sing-u1ar de esta
u:r;:iral cie todo análisis que la toine por objeto: a) La intervención está negación.· L-a negación mágica pertenece al es~zdio de la negación del
ligada a la autoridad; ya sea porque quieri interviene sóio se autoriza a sf primer género que opone, .simp1ernente, el mom<;:nto d-e particu1arid'-ld a!
mismo, s·,~ trata entonces de la problemática de la autoriz.ación; ya sea de la. univers;Ji<lad, olvldando, ·ignorando o releg:;.ndo el momento de la
porque su aci:o se baJlé. iundado sÜbre el _ejercicio de un de-recho o sobte la si.ngulai-id;H.L ·
conse--ceencia de un cst-at'uto, er-~ este c:e1so la autorldad deriva de un poder y
h. cuestión de la legitimid2rl. pt'."'.""lY;2..nece como algo central. b) i~u.n cuando (16) Para dar aquí un ejemplo de la evohic~ón de una Pe;T;2r::da 2 partir de
Ja ir..t;:rvención se dé explicit2.;-nentcc como objetivos lz. clatíÜ.cación Y la intercz::nbios desiinados a ex:p1icitarla, en el curso de negociaciones P!evic.s,
elucidación ele los datos compl~jos de una sit11t.ción, sigue siendo funda~ ~Haré una intervención en una gran cmp:es.s., cuya duración se extend)ó a
rnent.2.lr:;ente px:oductora de malentendidos 1 puesto que, a partir de cierto cerc~ de once años, cu<~ndo la formulación inicial contemplaba "dos o tres
número de expectativ2S, genera necesariamente consecuencias inesperada:>. conferencias acerca de los nuevos estilos Ge dirección". En las orirner.as
reuniones con la Dirección General; estar.Ca claros los objetivos de dicha-
(2) F2,-et-Boutonier: "Origines et pen:pectives de la notíon d'inten'ention acción para el cuadro directivo quien D~'.Jíz tomado la iniciativa, hice una
psycholcgiq_ue", en "Ls dynamique de l1intervention psycbologique", contrapropqsíción que incluía un aná.tis;Ls y:.reliminar de Ja situación, men·
Bullefin C:e Psychologie, Psychologie clinique IIl, 339, XXXlI. 1 1978·1.979, i'- cionando 1a posibilidad de un.a. acción a lcrgo plazo que se extendiera
3·7, enero-febrero 1979, pp. 133·136. durante dos o tres años. Fueion necesa:ias nuevas discusiones, pero el
proyecto fue f1nalmente aceptado. 11ás tzrde, a lo largo de los afios, otras
(3) Cf. J. P. Sartre, Critique de la" raison dialectique, Gallimard, 1960. (I·Iay divisiones y departamentos de esta emprex. fueron sucesivamente engloba·
trad. al español: Editorial Losada, Bs. Í">..S. 1963). dos en el carnpo ¿~ la intervención. La rr;éyor parte de las intervenciones
(una cincuentena) a las que estuve asociado durablemente tuvieron lugar
( 4) En otro tiempo, como lo subrayan G. Dahan y U. R. Loub2t (lv!emoría en el marco de lz.s actividades del IPSIC1\ (Instituto de Psicosociología
de maestría en Sociología, niín1_eografiada, 1979) se quería, de igual Industrial, Cornercial y Adminlstratíva) o· de la l"'.i.NDSH.A,, (.4sociación
rnaner2, ]í'::ierar a los "poseídos•i de los demonios que los invadían, mediaü~ Nacional paia el Desarr'ollo de ]as Ciencias Humanas), pero adernás 1 otras
te la intervención del exorcista. me han sido solicitadas a título per·sonal.

(5)_.P-.nzieu, D., "Groupes, psychologie socia.le. et psychoanalyse", intrO· (17) Cf. G. Lz.passade, "Analyse institutionelle et socioanalyse'\ en
ducción al número especial del Bulletin de Psychologie, 197 4. Connexions, núm. 7, septiembre 197 3.

... (6) Cf,-1o; ttabajos norteamericanos (Or¡;anizational Development).: (18) !bid .

.(7) El t,íP~ de intervención descrito por E. 'Jaques· ·constituye un bue~ . · (19) E inclÜso las intervenciones breves son con frecÚencia portadora's, en
ejemplo ae esta. · _,... :.·.: ~·.:: . ~·,:.-:..:2', ;...., "-~·_::.,.c .. };..::;;:.·.¿ su misma ambigüedad, de las ambiciones de su prolongación.
(20) ;,Quién ha sido consultado? ¿Córno se tomó la decisión? ¿Qué infor-
mación ha sido proporcionada al respecto? (34) Cf. in¡'rc.

( 21 )-Cf. 1<1,S lnvestigaciones~acciones de J. 11isumí en e1 Japói1. Consultar en (35) Con sus lirnites específicos, cf. supra.
esnecíal 'fhe Behavioral science of leadership, Yuhikahu, Tokio, 197 8; y
".Á.ction research on the developmcnt of Ieadership, decision making and (36) J. lvL Vincent, en: Connexions 1 uRemarques critiques sur l'analyse
organizational perfomance in a Japanese shipyard", comunicación, al instítutionelle", núm. 6, Epi, París, 1973. Cf. igualmente C. Orsóni en
simposiun1 del 18avo. Congreso Internacional de Psicología Aplicada, L'intervention da1.1s les organis_ations et les institutions, op .. cit.
J\-iontreal, 1974. Cf finalmente J. Ardoino, Education et Relations 1 Gau~
thier· Villars Unesco, París,1980. (3;·) P~r··:l· ~on~~;io, los sab·~:~~· i~-~Ítuidos ~~~·fizarán
para su propio be-
neficio un .?.nálisis de este tipo pan cerrar las puertas a todo aquello que
(22) -cr. .IJ,.. Levy, "Dire de lá loiº, en Connexions, núm. 21, 9p. cit. podría venir a importunarlos.

(23) G. Lapa~de, "Analyse institutionelle et socioanalyse 11 , Conne:dons, (38) Estas cuantas páginas que SÍJfUen, cuyo.tema ha sido elaborado a pro·
núm.7, septiembre 197.3. pósito de un coloquio francófono acerca de la evaluación en la Universidad
de J.... ieja 1 fig-ur-an ya en Educations et P~elations (Unesco·Gauthier· 'Villars).
(24) Cf. sobre este puntq los trabajos de la escuela de análisis institucional Ofrecemos aquí los extractos con la autorlzación de los editores a quienes
(R. Lourau, G. Lap_assade, P. Ville). Otros hab1arán, en el mLsmo sentidoi damos nuestro agradecimiento.
de "reveladores" (G. J\.1endel), de "indicadores", etc.
(39) La paradoja es también que esta serddurnbre-implicación caracteriza
(25) Puesto que lo mas frecuente es contentarse con períodos tibios, la riqueza específica del "campo clínico" y de la investigacjón que le. es
especialmente en estos últirnos afios. propia;·~---·----··-··--······---" ·- -·- -·--···-

(2D) El mon1ento del apocalipsis, ei ngrupo en fusión" en Sartre; Cf. (40) Cf. J. Ji.-..rdoino, "l•.ufiligraned'un di.scours, la problé1nalique de; l'éva·
igua1mente J. Giligou. iuation et du controle", prefacio en ?vL Morin, L'irnaginaire dans la forma·
tion permanente, Gauthier·Viliars, Pc.rís, ~976.
(27) Existen; tal vez, umoment0s" en lo.s que el aniifsis se bar.e solo, para
caCa uno come para todos, pero esto no constituye sino momeritos ·excep~ (41) Y en buen·número de acciones de formación.
cion;-iles oue "romanticismo$ nolíticos" auerrían convertir en seguida en la
ley de las .revo1ucíones penn;i.~entes. .
e42) Ilusión. de la cual tanto psico~soéiólogos, así como fonnadores ·y so-
cioterapeutas tienen esencialmente necesidad para recobrar una buena:c-on~
(2S) Hemos señalado en otra parte (Education et politique) la tendencia ci~ncia política.
e:o:cesiva a hzcer de cualquier cosa un dispositivo analizador¡ se puede
hablar en ese c<:so, con F~. Hes.se, de analizador·gadget.
( 43) J.L. 1foreno ha ilustrado muy bien este punto de vista en los Estados
(29) Largo tiempo, en el propio 1narco-·de la inter.·ención~·en relaci6n con.'lo'· Unidos (Cf. J. Dubost, "Recherche et action chez J. L. 11oreno" en Con"
su duración, pero tarnbién largo tiempo en la vida profesional de cada prac· nexions 1 núm. 24 1 Epi, París, 1977). Cf. igualmente en Francia, A. de Pe~
retti y todavía rnás generalmente, toda la corriente innovacionista.
ticante, en el ciesarrollo de su forma clínica.
(44) L'emprise de l'organisat,ion, PUF, París, 1979,
(30) Cf. su.pro los trabajós ya citados de J. Misumi en el J;apón.

(31) No es raro que 1a intervención arranque de 1a iniciativa de alguien que (45) · Cf. P. Bordieu: " ... es la interrogación misma lo que es preciso, in-
no pertenece a los niveles miis altos de la jerarquía y que .suscita la jnter· terrogar es decil', la relación con la cultura que ella privilegia tácitamente,
a fin de estabiecer si una rnodific2.ción del contenido y de la forma de inte-
vención, ya sea para servirse de ella como máquina de guerra contra sus
rrogación no bastará para determinar una transformación de las relaciones
.. rivales, ya sea para expresarse por delegación a través de lo que espera que observadas,", en La distinction, Editions de Minuit, París, 1979.
los intervinientes pongan al descubierto.

(32) Cf. J...\rdoino, ~ducation et P01itiq_ue, Gauthier·'lillars, París, 1977,


y Education et Relations, Gauthier· \íjlJars· Unesco, París, 1980.

(33). C{. R. Fouchard 1 Le piége de l'intc~·ention interne 1 Epi, París,


,_, 19í5. Cf. igualmente L'intervention dans les organisations et les insti·
tutions 1 Protocoles 1 y 2, París,197 4.

>I 41
42
1 <'.

También podría gustarte