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RETIROS SACERDOTALES 2020 - 2021

Lema: “Elegidos y convocados para ser piedras vivas de Cristo, la piedra


angular”
“También vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un
sacerdocio santo”. (1 Pe 2,5)

TEMAS
1. LA ALEGRÍA
4Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. 5Que vuestra mesura la conozca todo el
mundo. El Señor está cerca. 6Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en
la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. 7Y la paz de
Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús. Flp. 4, 4

8. Esta paradoja y esta dificultad de alcanzar la alegría parecen a Nos especialmente agudas
en nuestros días. Y ésta es la razón de nuestro mensaje. La sociedad tecnológica ha logrado
multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría. Porque la
alegría tienen otro origen. Es espiritual. El dinero, el confort, la higiene, la seguridad material
no faltan con frecuencia; sin embargo, el tedio, la aflicción, la tristeza forman parte, por
desgracia, de la vida de muchos. Esto llega a veces hasta la angustia y la desesperación que ni
la aparente despreocupación ni el frenesí del gozo presente o los paraísos artificiales logran
evitar. ¿Será que nos sentimos impotentes para dominar el progreso industrial y planificar la
sociedad de una manera humana? ¿Será que el porvenir aparece demasiado incierto y la vida
humana demasiado amenazada? ¿O no se trata más bien de soledad, de sed de amor y de
compañía no satisfecha, de un vacío mal definido?. Por el contrario, en muchas regiones, y a
veces bien cerca de nosotros, el cúmulo de sufrimientos físicos y morales se hace oprimente:
¡tantos hambrientos, tantas víctimas de combates estériles, tantos desplazados! Estas miserias
no son quizá más graves que las del pasado, pero toman una dimensión planetaria; son mejor
conocidas, al ser difundidas por los medios de comunicación social, al menos tanto cuanto las
experiencias de felicidad; ellas abruman las conciencias, sin que con frecuencia pueda verse
una solución humana adecuada. PABLO VI “Gaudete in domino” nº 8

El término « jubileo » expresa alegría; no sólo alegría interior, sino un júbilo que se manifiesta
exteriormente, ya que la venida de Dios es también un suceso exterior, visible, audible y
tangible, como recuerda san Juan (cf. 1 Jn 1, 1). Es justo, pues, que toda expresión de júbilo
por esta venida tenga su manifestación exterior. Esta indica que la Iglesia se alegra por la
salvación, invita a todos a la alegría, y se esfuerza por crear las condiciones para que las
energías salvíficas puedan ser comunicadas a cada uno. TMA nº 16

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Algunas ideas:
- La alegría en la Biblia. Las bodas de Caná
- Algunos manantiales de la alegría en el Nuevo Testamento:
o La presencia de Jesús: “se llenaron de alegría al ver al Señor” Jesús resucitado es
la causa de nuestra alegría. El gozoso camino de las bienaventuranzas.(Mt. 5)
o La revelación de Jesús a los pequeños; “Nada me produce tanta alegría como oír
que mis hijos son fieles a la verdad”.(3 Jn. 4)
o Una comunidad agradecida con Dios y con sus ministros (Flp. 4, 10)
o Encontrar la oveja perdida (Lc. 15, 5-7)
o La alegría en las pruebas y en las persecuciones: “Por parte vuestra seguisteis
nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la palabra en 6 medio de grandes
tribulaciones, pero con la alegría que viene del Espíritu Santo” (1 Tes. 1, 6); (2Pe. 4,
13-16)
- Obstáculos para la alegría del sacerdote
o La escasa respuesta a nuestros esfuerzos pastorales
o Sobrecarga de actividades
o Soledad
o Falta de oración y vida espiritual
o ……………
- Algunas constantes respecto a la alegría del sacerdote:
o La alegría es necesaria para el servidor del evangelio como fruto de la caridad
o La verdadera alegría es una alegría “difícil” que hay que pedir a Dios continuamente
o El sacerdote ha de ser servidor de la alegría en la comunidad cristiana y en la
sociedad
o La alegría exige unos ojos limpios
o La fuente de la alegría se encuentra en la Eucaristía

“EL SACERDOTE, SERVIDOR DE LA ALEGRÍA” Meditación en la Clausura del Año Santo


Sacerdotal, 30.6.2010. MANUEL SÁNCHEZ MONJE, Obispo de Mondoñedo - ferrol
http://www.mondonedoferrol.org/cms/media/articulos_archivos/articulos-141.pdf
“SEGUIDORES Y TESTIGOS” ed. Idatz. Juan María Uriarte. P. 37-38

2. LA ACCIÓN DE GRACIAS
11Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. 12Cuando iba a entrar
en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos 13y a
gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». 14Al verlos, les dijo: «Id a
presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron
limpios. 15Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes
gritos 16y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un
samaritano. 17Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros
nueve, ¿dónde están? 18¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este
extranjero?». 19Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado». Lc. 17,11.19

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21En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las
has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. 22Todo me ha sido
entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Lc. 10, 21-24

Algunas ideas:
- Jesús propone el ejemplo de aquel leproso que volvió a dar gracias a Jesús después de su
curación

- El agradecimiento nace de una actitud de alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo


que nos da pruebas constantes y cotidianas de su inmenso amor.

- Cuando uno descubre, lo grande que ha estado y esta, el Señor con uno, le viene a la
mente el Salmo: “¿cómo pagare al Señor todo el bien que me ha hecho?”, y lo único que
quiere y desea, es corresponder a su amor.

- Agradecimiento al Señor por haber sido llamado, escogido, consagrado y por haber sido
sostenido en la debilidad.

3. LA RECONCILIACIÓN
43Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu
enemigo”. 44Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os
persiguen, 45para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. 46Porque, si
amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también
los publicanos? 47Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? 48Por tanto, sed
perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.. Mt. 5,43- 48

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo,
y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.
2 Corintios 5:18-19

“Deseo pedir, además, una renovada valentía pastoral para que la pedagogía
cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y
eficaz la práctica del Sacramento de la Reconciliación. Como se recordará, en
1984 intervine sobre este tema con la Exhortación postsinodal Reconciliatio et
paenitentia, que recogía los frutos de la reflexión de una Asamblea del Sínodo
de los Obispos, dedicada a esta problemática. Entonces invitaba a esforzarse
por todos los medios para afrontar la crisis del « sentido del pecado » que se
da en la cultura contemporánea[23], pero más aún, invitaba a hacer descubrir
a Cristo como mysterium pietatis, en el que Dios nos muestra su corazón
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misericordioso y nos reconcilia plenamente consigo. Éste es el rostro de Cristo
que conviene hacer descubrir también a través del sacramento de la penitencia
que, para un cristiano, « es el camino ordinario para obtener el perdón y la
remisión de sus pecados graves cometidos después del Bautismo »[24]. Cuando
el mencionado Sínodo afrontó el problema, era patente a todos la crisis del
Sacramento, especialmente en algunas regiones del mundo. Los motivos que lo
originan no se han desvanecido en este breve lapso de tiempo. Pero el Año
jubilar, que se ha caracterizado particularmente por el recurso a la Penitencia
sacramental nos ha ofrecido un mensaje alentador, que no se ha de
desperdiciar: si muchos, entre ellos tantos jóvenes, se han acercado con fruto
a este sacramento, probablemente es necesario que los Pastores tengan mayor
confianza, creatividad y perseverancia en presentarlo y valorizarlo. ¡No
debemos rendirnos, queridos hermanos sacerdotes, ante las crisis
contemporáneas! Los dones del Señor —y los Sacramentos son de los más
preciosos— vienen de Aquél que conoce bien el corazón del hombre y es el
Señor de la historia”( NMI Nº 37)

“Nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de


la misericordia del Padre. Ser confesores no se improvisa. Se llega a serlo
cuando, ante todo, nos hacemos nosotros penitentes en busca de perdón.
Nunca olvidemos que ser confesores significa participar de la misma misión de
Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y
que salva. Cada uno de nosotros ha recibido el don del Espíritu Santo para el
perdón de los pecados, de esto somos responsables. Ninguno de nosotros es
dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios. Cada confesor
deberá acoger a los fieles como el padre en la parábola del hijo pródigo: un
padre que corre al encuentro del hijo no obstante hubiese dilapidado sus
bienes. Los confesores están llamados a abrazar ese hijo arrepentido que
vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado. No se cansarán
de salir al encuentro también del otro hijo que se quedó afuera, incapaz de
alegrarse, para explicarle que su juicio severo es injusto y no tiene ningún
sentido ante la misericordia del Padre que no conoce confines. No harán
preguntas impertinentes, sino como el padre de la parábola interrumpirán el
discurso preparado por el hijo pródigo, porque serán capaces de percibir en el
corazón de cada penitente la invocación de ayuda y la súplica de perdón. En
fin, los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada
situación y a pesar de todo, el signo del primado de la misericordia”.
MISERICORDIAE VULTUS n 17 Bula de convocatoria del año de la misericordia

Algunas ideas:
- El sacerdote, el hombre de la misericordia
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- El sacerdote es un canal del amor misericordioso de Dios y al mismo tiempo es alguien
que necesita beber primero en esa fuente.

- El sacerdote: confesor que nunca deja de ser penitente

- La misericordia; elementos constitutivos: comprensión, compasión, paciencia, ternura,


perdón, misericordia.

- El sacerdote penitente y confesor

- Del sentimiento de culpa a la conciencia de pecado.


Por si puede ayudar: AMEDEO CENCINI. El ladrón perdonado. Sal Terrae

4. LA SINODALIDAD
“Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que
donde estoy yo estéis también vosotros. 4Y adonde yo voy, ya sabéis el
camino». 5Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos
saber el camino?». 6Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida.
Nadie va al Padre sino por mí. “ Jn. 14,6

1Después, transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé,
llevando también a Tito. 2Subí por una revelación. Y les expuse el Evangelio
que predico entre los gentiles, aunque en privado, a los más cualificados, no
fuera que caminara o hubiera caminado en vano. 3Sin embargo, ni siquiera
obligaron a circuncidarse a Tito, que estaba conmigo y es griego. 4Di este paso
por motivo de esos intrusos, esos falsos hermanos que se infiltraron para
espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y esclavizarnos. 5Pero ni por un
momento cedimos a su imposición, a fin de preservar para vosotros la verdad
del Evangelio. 6En cambio, de parte de los más cualificados (lo que fueran o
dejaran de ser entonces no me interesa, que Dios no tiene acepción de
personas), los más representativos no me añadieron nada nuevo; 7todo lo
contrario, vieron que se me ha encomendado anunciar el Evangelio a los
incircuncisos, lo mismo que a Pedro a los circuncisos, 8pues el mismo que
capacita a Pedro para su misión entre los judíos, me capacita a mí para la mía
entre los gentiles; 9además, reconociendo la gracia que me ha sido otorgada,
Santiago, Cefas y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano en
señal de comunión a Bernabé y a mí, de modo que nosotros nos dirigiéramos a
los gentiles y ellos a los circuncisos. Gal 2,1-10

“Caminar juntos, es el camino constitutivo de la Iglesia; la clave que nos


permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios; la condición
para seguir al Señor Jesús y ser siervos de la vida en este tiempo herido”.
Papa Francisco.

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“Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos
los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia. En ella, la comunión ha
de ser patente en las relaciones entre Obispos, presbíteros y diáconos, entre
Pastores y todo el Pueblo de Dios, entre clero y religiosos, entre asociaciones y
movimientos eclesiales. Para ello se deben valorar cada vez más los organismos
de participación previstos por el Derecho canónico, como los Consejos
presbiterales y pastorales. Éstos, como es sabido, no se inspiran en los criterios
de la democracia parlamentaria, puesto que actúan de manera consultiva y no
deliberativa[29] sin embargo, no pierden por ello su significado e importancia.
En efecto, la teología y la espiritualidad de la comunión aconsejan una escucha
recíproca y eficaz entre Pastores y fieles, manteniéndolos por un lado unidos a
priori en todo lo que es esencial y, por otro, impulsándolos a confluir
normalmente incluso en lo opinable hacia opciones ponderadas y compartidas”.
NMI nº 45

“Los diferentes componentes en los que la parroquia se articula están


llamados a la comunión y a la unidad. En la medida en que cada uno, habiendo
recibido su propia complementariedad, la pone al servicio de la comunidad,
por un lado, se puede apreciar la plena realización del ministerio como
pastores tanto del párroco como de los sacerdotes que colaboran y, por otro,
emerge la peculiaridad de los diversos carismas de los diáconos, las personas
consagradas y los laicos, para que cada uno trabaje en la construcción del
único cuerpo (cfr. 1 Cor 12,12).” LA CONVERSIÓN PASTORAL DE LA
COMUNIDAD PARROQUIAL. Congregación para el clero. 20-07-2020

Algunas ideas:
- El camino de la iglesia apostólica, bajo la acción del Espíritu

- El camino sinodal del Pueblo de Dios peregrino y misionero

- Caminar juntos, expresión de la eclesiología de comunión

- La escucha y el diálogo para el discernimiento comunitario

- Sacerdotes, religiosos y laicos haciendo camino juntos


- Organismos e instrumentos de comunión

- Conversión pastoral de las comunidades crsistianas

5. EL EJERCICIO DE LA CARIDAD
30Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en
manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se

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marcharon, dejándolo medio muerto. 31Por casualidad, un sacerdote bajaba
por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32Y lo mismo hizo
un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 33Pero
un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se
compadeció, 34y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino,
y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35Al
día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de
él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. 36¿Cuál de estos
tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los
bandidos?». 37Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo». Lc. 10, 25-37

“El panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente, si a las


antiguas añadimos las nuevas pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y
grupos no carentes de recursos económicos, pero expuestos a la desesperación
del sin sentido, a la insidia de la droga, al abandono en la edad avanzada o en
la enfermedad, a la marginación o a la discriminación social. El cristiano, que
se asoma a este panorama, debe aprender a hacer su acto de fe en Cristo
interpretando el llamamiento que él dirige desde este mundo de la pobreza. Se
trata de continuar una tradición de caridad que ya ha tenido muchísimas
manifestaciones en los dos milenios pasados, pero que hoy quizás requiere
mayor creatividad. Es la hora de un nueva « imaginación de la caridad », que
promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la
capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto
de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir
fraterno.
Por eso tenemos que actuar de tal manera que los pobres, en cada comunidad
cristiana, se sientan como « en su casa ». ¿No sería este estilo la más grande y
eficaz presentación de la buena nueva del Reino? Sin esta forma de
evangelización, llevada a cabo mediante la caridad y el testimonio de la
pobreza cristiana, el anuncio del Evangelio, aun siendo la primera caridad,
corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras al
que la actual sociedad de la comunicación nos somete cada día. La caridad de
las obras corrobora la caridad de las palabras.” NMI nº 49

“A menudo, la comunidad parroquial es el primer lugar de encuentro humano y


personal de los pobres con el rostro de la Iglesia. En particular, los sacerdotes,
los diáconos y las personas consagradas son quienes deben mostrar compasión
por la “carne herida”[37] de los hermanos, visitándolos en la enfermedad,
apoyando a las personas y familias sin trabajo, abriendo la puerta a todos
cuantos pasan alguna necesidad. Con la mirada puesta en los últimos, la
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comunidad parroquial evangeliza y se deja evangelizar por los pobres,
redescubriendo así la implicación social del anuncio en sus diferentes
ámbitos[38], sin olvidar la “regla suprema” de la caridad, en base a la cual
seremos juzgados[39]. LA CONVERSIÓN PASTORAL DE LA COMUNIDAD
PARROQUIAL. Congregación para el clero. 20-07-2020. Nº 33

Algunas ideas:
- El ministerio de la caridad pertenece a todo sacerdote por su bautismo, porque la caridad
es tarea de todo fiel en la Iglesia. Pero además, pertenece al sacerdote por su
configuración con Cristo Cabeza y Pastor.

- Esta ofrenda de la propia vida se expresa de manera sacramental en la Eucaristía y de


manera existencial en el servicio a los pobres. Los sacerdotes en la Eucaristía ofrecen al
Padre la vida entregada de Jesús para la salvación del mundo y, junto con Jesús, ofrecen
su propia vida entregada para la salvación de los hombres.

- El sacerdote, enraizado en la caridad pastoral de Cristo, está llamado a promover


relaciones de servicio con todos los hombres, «de manera especial con los pobres y los
más débiles»

- Si propio del sacerdote es el ministerio de la comunión en la comunidad, y no hay


comunidad sin kerygma, sin liturgia y sin diaconía; no hay ministerio completo de la
comunidad sin el ejercicio y animación de la caridad.

6. LA ORACIÓN
Ciertamente, los fieles que han recibido el don de la vocación a una vida de
especial consagración están llamados de manera particular a la oración: por su
naturaleza, la consagración les hace más disponibles para la experiencia
contemplativa, y es importante que ellos la cultiven con generosa dedicación.
Pero se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede
conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida.
Especialmente ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba la fe,
no sólo serían cristianos mediocres, sino « cristianos con riesgo ». En efecto,
correrían el riesgo insidioso de que su fe se debilitara progresivamente, y
quizás acabarían por ceder a la seducción de los sucedáneos, acogiendo
propuestas religiosas alternativas y transigiendo incluso con formas
extravagantes de superstición. Hace falta, pues, que la educación en la oración
se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda
programación pastoral. Yo mismo me he propuesto dedicar las próximas
catequesis de los miércoles a la reflexión sobre los Salmos, comenzando por los
de la oración de Laudes, con la cual la Iglesia nos invita a « consagrar » y
orientar nuestra jornada. Cuánto ayudaría que no sólo en las comunidades
religiosas, sino también en las parroquiales, nos esforzáramos más para que
todo el ambiente espiritual estuviera marcado por la oración. Convendría
valorizar, con el oportuno discernimiento, las formas populares y sobre todo
8
educar en las litúrgicas. Está quizá más cercano de lo que ordinariamente se
cree, el día en que en la comunidad cristiana se conjuguen los múltiples
compromisos pastorales y de testimonio en el mundo con la celebración
eucarística y quizás con el rezo de Laudes y Vísperas. Lo demuestra la
experiencia de tantos grupos comprometidos cristianamente, incluso con una
buena representación de seglares.(NMI nº 34)

Enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le


adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46Y
después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. 47Llegada la noche,
la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. (Mc. 6, 46)

Algunas ideas:
- La oración en la vida de Jesús
o Jesús está seguro de ser escuchado por el padre: (Jn. 11,42)
o Jesús llega al cúlmen de su intimidad filial con el Padre: (Jn. 8, 16)
o En la oración de Jesús se manifiesta su conciencia de Hijo (Lc. 2, 49)
o En la oración es donde se consuma la ofrenda total, permanente: (Lc. 22, 44)
o Es necesario orar siempre y sin desfallecer Lc. 18,1
o Se retiraba a lugares solitarios para orar Lc. 5, 16
o Pasaba las noches en oración Lc. 21, 37
o Vida ajetreada, pero siempre buscaba un momento para la oración (Mc. 6,46
o “velad, pues y orad en todo tiempo (Lc. 31, 36)
o Jesús oró desde la cumbre de su gozo,( Lc. 10,21) hasta el pozo de su angustia
total (Lc. 23, 46)
o Oración privilegiada de Jesús: los SALMOS

- La oración en la vida del presbítero y la comunidad


o Oración desde la fe, la esperanza y la caridad pastoral
o Estilo sacerdotal de oración:

 Oración especialmente vinculada a la Palabra de Dios


 Orar con la liturgia de las horas
 La oración apostólica
 La lectura creyente de la propia vida.
 La oración que trae junto a Jesús los rostros y la vida de la gente

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