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Queridos padres:

La catequesis es fundamental en la vida


cristiana de los niños, es donde inician o
completan su proceso personal de fe
viviendo como cristianos. Y, para llevar a
su término este proceso la Iglesia se sirve
de dos medios principales:
• la Catequesis
• y la Liturgia (Misa)

Una Catequesis en la que, los niños van a ir conociendo y viviendo, con la ayuda del
catecismo, a Dios como Padre, a su Hijo Jesucristo como salvador, al Espíritu Santo como
Señor y dador de vida, y a la Iglesia como familia de los hijos de Dios. Es por ello, que el
compromiso y misión de la Iglesia, es la de transmitir la fe y educar en ella, iniciando en las
verdades reveladas (Credo), en la vida moral (Mandamientos y Bienaventuranzas), en la vida
litúrgica (Sacramentos), y en la vida de oración (Padrenuestro).
Una Liturgia en la que, semanalmente, sus hijos van a ir conociendo el significado de
los signos a través de los cuales Dios nos comunica su gracia por medio de los sacramentos.
Aprenderán a hablar con Dios y asistirán a la celebración de la Eucaristía del domingo.
También participarán en actividades, que les ayuden a preparar la celebración cristiana de la
Navidad, de la Semana Santa, de la Pascua y demás fiestas.
Agradecemos todo el esfuerzo que hacen por educar a sus hijos en la fe y les pedimos
que, libremente los acompañen en este proceso personal, participando en las reuniones que
convoque la parroquia; asistiendo con ellos a la Eucaristía dominical y demás celebraciones;
y, especialmente, siendo testigos de esa fe y modelos con su buen ejemplo.
La familia es un tesoro inmenso, una gracia particular para toda la Iglesia y para la
sociedad entera. Es el lugar donde los hijos se sienten amados, muchas veces sin
correspondencia alguna. Allí pueden refugiarse en los momentos de fracaso personal, laboral,
amoroso, pero en el fondo es el lugar donde pueden ser ellos mismos. Este es el tesoro de la
familia cristiana.
En la Iglesia se viven otros lazos más fuertes que los vínculos familiares y que nacen de
la fe, conformando también una familia de Iglesia, en la que, por la fe, viven en comunión los
que Jesucristo ha hecho un solo cuerpo, aun siendo muy diversos.
Hoy más que nunca la transmisión de la fe es una tarea es vital para las nuevas
generaciones, y para “el mundo presente que está gimiendo”, como dice San Pablo, “con
dolores de parto, aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”.
Para ustedes también, padres y madres es una grandísima bendición, el redescubrir las
riquezas que recibieron en su Bautismo, que afianzaron en su Primera Comunión y
Confirmación, ya que se han transformado en Testigos, a través de sus hijos e hijas, de la
certeza de ser amados por Dios de un modo único.

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