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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión.

Enfoque semiopragmático (*)

mente segura: estableciendo que el texto incluso se jerarquizan? ¿Por qué se movi-

Arte y estética en el campo


está ahí y que no hay más que analizarlo, liza tal o cual modo o sistema de modos,
se induce un modelo comunicacional so- en tal o cual contexto?7
bre el modo de la simple transmisión de
un emisor a un receptor. Ahora bien, hoy, En el punto de partida de este artículo,

del cine y la televisión


después del desarrollo de la pragmática, una constatación: si el cine es considera-
no se puede aceptar más tal modelo. do hoy como algo concerniente al Arte;8 si
la gran mayoría de las publicaciones que
La semiopragmática plantea que no le son dedicadas – trabajos universitarios,

Enfoque semiopragmático (*)


hay nunca transmisión de un texto de un críticas, artículos de revistas e incluso
emisor a un receptor, sino un doble pro- obras para el público en general – lo toma
ceso de producción textual: uno en el es- en términos de arte o de estética, o al
pacio de la realización y otro en el espacio menos reivindica estas etiquetas, la tele-
de la lectura. Cuanto más las determina- visión es vista como perteneciente al es-
ciones que construyen los actantes de esos pacio de los medios y aunque se habla a
dos espacios se corresponden, más opor- propósito de ella de «cultura mediática»
tunidad hay para que las dos produccio- es escasamente algo aproximado en tér-
nes textuales (los dos textos) sean próxi- minos de arte o de estética. Me ha pareci-
mas. El objetivo de la semiopragmática do interesante ir viendo más de cerca a
ROGER ODIN consiste en proporcionar un marco teóri- qué correspondía todo esto desde un pun-
Profesor emérito en Ciencias de fiction, Bruxelles, De Boeck, Para comprender el enfoque semio- co que permita interrogarse sobre la ma- to de vista comunicacional.
la Información y de la 2000. Se interesa igualmente pragmático que intento desarrollar desde nera en que se construyen los textos tan-
Comunicación. Ha dirigido en la por el cine documental (L’âge
Universidad de París 3 - d’or du cinéma documentaire:
hace unos años,1 no es inútil quizás situar to en el espacio de la realización como en 1. Modo artístico y modo
Sorbonne Nouvelle el Instituto Europe années 50, 2 volumes, nuevamente este modelo en el contexto el de la lectura y sobre los efectos de esta
de Investigaciones sobre el Cine Paris, L’Harmattan, 1997) y por de la investigación francesa. En Francia, construcción. Se parte de la hipótesis de estético
y el Audiovisual desde 1983 producciones amateurs (Le film la semiología, y muy especialmente la se- que es posible describir todo trabajo de
hasta 2003. Teórico del enfoque de famille, Paris, Méridiens- miología del cine,2 se ha construido en la producción textual por la combinatoria de Incluso, si yo fuera conducido a tomar
semio-pragmático. Autor de Klincksieck, 1995, «Le cinéma en
Cinéma et production de sens, amateur», Communications N°
línea de Ferdinand de Saussure sobre ba- un número limitado de modos de produc- ciertas posiciones, mi intención no es en-
Paris, A. Colin, 1990 y De la 68, Paris, Seuil, 1999). ses inmanentistas. Incluso cuando la se- ción de sentido y de afectos los cuales con- trar en los debates que desde hace siglos
miología tiene en cuenta al espectador, ducen cada uno a un tipo de experiencia trabajan la cuestión estética o artística (no
es siempre aquel construido por el film.3 específica (experiencias vividas por el lec- tengo de ninguna manera la competencia),
Incluso cuando se pregunta sobre la enun- tor, pretendidas por el destinador), y que pero sí construir herramientas suscepti-
ciación, es siempre a partir de sus rastros el conjunto forma nuestra competencia bles de ayudar a dar mejor cuenta de los
en el texto. 4 Es cierto que este enfoque comunicativa:6 modo ficcionalizante, es- procesos de producción de sentido pues-
textual tuvo consecuencias positivas, en pectacularizante, fabulizante, documen- tos en práctica dentro de esta perspectiva.
particular la de invitar a observar las pelí- talizante, privado, etc. La semiopragmá- Dado que estético y artístico a menu-
Traducción: Mariel Ciafardo / Nora Minuchin culas y más generalmente las obras con tica se fija como objetivo describir estos do se confunden, mi opción es construir
Revisión técnica: Eduardo Russo mayor atención,5 pero una cosa es igual- modos y responder a cuestiones del tipo: dos modos: el modo estético y el modo ar-
¿cuándo se pone en práctica tal o cual tístico. La distinción no es nueva; no obs-
modo? ¿Cómo estos modos se articulan o tante, si los teóricos que la aceptan afir-
(*) El presente artículo ha sido publicado en alemán en el año 2002 bajo el título «Kunst und Ästhetik bei Film und Fernsehen.
Element zu einem semio-pragmatischen Ansatz», en Montage/AV, 11/2/02, «Pragmatik des Films», Schüren, pp. 42-57 y en fran-
cés en Une identité plurielle. Mélanges offerts à Louis Porcher, bajo la dirección de Dominique Groux y Henri Holec, L’Harmattan,
2003, pp. 219-232. 5
Raymond Bellour ve en esta ganancia de precisión el aporte esencial de la semiología como tal (L’analyse du film, Paris, Albatros,
1
Cf. R. Odin, «Pour une sémio-pragmatique du cinéma», Iris, vol. 1, n° 1, 1983, pp. 67-82; «Sémio-pragmatique du cinéma et de 1979, p. 21).
l’audiovisuel: modes et institutions», Toward a Pragmatics of the Audiovisual, NODUS, Münster, 1994, pp. 33-47 y sobre todo: De 6
Sobre este concepto, cfr. D. Hymes, Foundations in Sociolinguistics, University of Pennsylvania Press, 1974.
la fiction, De Boeke, Bruxelles, 2000. 7
En general, es aceptado considerar que un nuevo modelo anula todos los precedentes; tengo a la inversa que subrayar que el
2
Para una presentación y un debate general de este enfoque, cfr. Roger Odin, Cinéma et production de sens, Paris, A. Colin, 1990. enfoque semiopragmático no invalida de ninguna manera el enfoque semiológico tradicional: se limita a ubicarlo en una perspec-
tiva pragmática. Una vez explicada la construcción del texto, el análisis inmanentista conserva toda su validez y su eficacia. De una
3
Indiquemos dos obras ejemplares en este sentido: Francesco Casetti, D’un regard l’autre, le film et son spectateur, Paris, P.U.L., determinada manera, se podría decir que el enfoque semiopragmático hace aparecer los presupuestos del análisis inmanentista,
1990 (edición original: Dentro lo sguardo, 1986) y Daniel Dayan, Western graffiti. Jeux d’images et programmation du spectateur ya que todo análisis inmanentista trabaja sobre un texto construido bajo la presión de determinaciones contextuales, pero esto
dans La chevauchée fantastique de John Ford, Paris, Clancier-Guenaud, 1983. sin tener conciencia de esta construcción (inmanentismo naïf), o sea, sin querer preguntarse, la mayoría de las veces, por las
4
Christian Metz reivindica explícitamente este enfoque en L’énonciation impersonnelle ou le site du film, Paris, Méridiens- razones metodológicas o epistemológicas.
Klincksieck, 1991. 8
Signo institucional de este reconocimiento, en Francia: la enseñanza del cine está vinculada a las enseñanzas artísticas.

130 - La Puerta FBA La Puerta FBA - 131


Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

mente segura: estableciendo que el texto incluso se jerarquizan? ¿Por qué se movi-

Arte y estética en el campo


está ahí y que no hay más que analizarlo, liza tal o cual modo o sistema de modos,
se induce un modelo comunicacional so- en tal o cual contexto?7
bre el modo de la simple transmisión de
un emisor a un receptor. Ahora bien, hoy, En el punto de partida de este artículo,

del cine y la televisión


después del desarrollo de la pragmática, una constatación: si el cine es considera-
no se puede aceptar más tal modelo. do hoy como algo concerniente al Arte;8 si
la gran mayoría de las publicaciones que
La semiopragmática plantea que no le son dedicadas – trabajos universitarios,

Enfoque semiopragmático (*)


hay nunca transmisión de un texto de un críticas, artículos de revistas e incluso
emisor a un receptor, sino un doble pro- obras para el público en general – lo toma
ceso de producción textual: uno en el es- en términos de arte o de estética, o al
pacio de la realización y otro en el espacio menos reivindica estas etiquetas, la tele-
de la lectura. Cuanto más las determina- visión es vista como perteneciente al es-
ciones que construyen los actantes de esos pacio de los medios y aunque se habla a
dos espacios se corresponden, más opor- propósito de ella de «cultura mediática»
tunidad hay para que las dos produccio- es escasamente algo aproximado en tér-
nes textuales (los dos textos) sean próxi- minos de arte o de estética. Me ha pareci-
mas. El objetivo de la semiopragmática do interesante ir viendo más de cerca a
ROGER ODIN consiste en proporcionar un marco teóri- qué correspondía todo esto desde un pun-
Profesor emérito en Ciencias de fiction, Bruxelles, De Boeck, Para comprender el enfoque semio- co que permita interrogarse sobre la ma- to de vista comunicacional.
la Información y de la 2000. Se interesa igualmente pragmático que intento desarrollar desde nera en que se construyen los textos tan-
Comunicación. Ha dirigido en la por el cine documental (L’âge
Universidad de París 3 - d’or du cinéma documentaire:
hace unos años,1 no es inútil quizás situar to en el espacio de la realización como en 1. Modo artístico y modo
Sorbonne Nouvelle el Instituto Europe années 50, 2 volumes, nuevamente este modelo en el contexto el de la lectura y sobre los efectos de esta
de Investigaciones sobre el Cine Paris, L’Harmattan, 1997) y por de la investigación francesa. En Francia, construcción. Se parte de la hipótesis de estético
y el Audiovisual desde 1983 producciones amateurs (Le film la semiología, y muy especialmente la se- que es posible describir todo trabajo de
hasta 2003. Teórico del enfoque de famille, Paris, Méridiens- miología del cine,2 se ha construido en la producción textual por la combinatoria de Incluso, si yo fuera conducido a tomar
semio-pragmático. Autor de Klincksieck, 1995, «Le cinéma en
Cinéma et production de sens, amateur», Communications N°
línea de Ferdinand de Saussure sobre ba- un número limitado de modos de produc- ciertas posiciones, mi intención no es en-
Paris, A. Colin, 1990 y De la 68, Paris, Seuil, 1999). ses inmanentistas. Incluso cuando la se- ción de sentido y de afectos los cuales con- trar en los debates que desde hace siglos
miología tiene en cuenta al espectador, ducen cada uno a un tipo de experiencia trabajan la cuestión estética o artística (no
es siempre aquel construido por el film.3 específica (experiencias vividas por el lec- tengo de ninguna manera la competencia),
Incluso cuando se pregunta sobre la enun- tor, pretendidas por el destinador), y que pero sí construir herramientas suscepti-
ciación, es siempre a partir de sus rastros el conjunto forma nuestra competencia bles de ayudar a dar mejor cuenta de los
en el texto. 4 Es cierto que este enfoque comunicativa:6 modo ficcionalizante, es- procesos de producción de sentido pues-
textual tuvo consecuencias positivas, en pectacularizante, fabulizante, documen- tos en práctica dentro de esta perspectiva.
particular la de invitar a observar las pelí- talizante, privado, etc. La semiopragmá- Dado que estético y artístico a menu-
Traducción: Mariel Ciafardo / Nora Minuchin culas y más generalmente las obras con tica se fija como objetivo describir estos do se confunden, mi opción es construir
Revisión técnica: Eduardo Russo mayor atención,5 pero una cosa es igual- modos y responder a cuestiones del tipo: dos modos: el modo estético y el modo ar-
¿cuándo se pone en práctica tal o cual tístico. La distinción no es nueva; no obs-
modo? ¿Cómo estos modos se articulan o tante, si los teóricos que la aceptan afir-
(*) El presente artículo ha sido publicado en alemán en el año 2002 bajo el título «Kunst und Ästhetik bei Film und Fernsehen.
Element zu einem semio-pragmatischen Ansatz», en Montage/AV, 11/2/02, «Pragmatik des Films», Schüren, pp. 42-57 y en fran-
cés en Une identité plurielle. Mélanges offerts à Louis Porcher, bajo la dirección de Dominique Groux y Henri Holec, L’Harmattan,
2003, pp. 219-232. 5
Raymond Bellour ve en esta ganancia de precisión el aporte esencial de la semiología como tal (L’analyse du film, Paris, Albatros,
1
Cf. R. Odin, «Pour une sémio-pragmatique du cinéma», Iris, vol. 1, n° 1, 1983, pp. 67-82; «Sémio-pragmatique du cinéma et de 1979, p. 21).
l’audiovisuel: modes et institutions», Toward a Pragmatics of the Audiovisual, NODUS, Münster, 1994, pp. 33-47 y sobre todo: De 6
Sobre este concepto, cfr. D. Hymes, Foundations in Sociolinguistics, University of Pennsylvania Press, 1974.
la fiction, De Boeke, Bruxelles, 2000. 7
En general, es aceptado considerar que un nuevo modelo anula todos los precedentes; tengo a la inversa que subrayar que el
2
Para una presentación y un debate general de este enfoque, cfr. Roger Odin, Cinéma et production de sens, Paris, A. Colin, 1990. enfoque semiopragmático no invalida de ninguna manera el enfoque semiológico tradicional: se limita a ubicarlo en una perspec-
tiva pragmática. Una vez explicada la construcción del texto, el análisis inmanentista conserva toda su validez y su eficacia. De una
3
Indiquemos dos obras ejemplares en este sentido: Francesco Casetti, D’un regard l’autre, le film et son spectateur, Paris, P.U.L., determinada manera, se podría decir que el enfoque semiopragmático hace aparecer los presupuestos del análisis inmanentista,
1990 (edición original: Dentro lo sguardo, 1986) y Daniel Dayan, Western graffiti. Jeux d’images et programmation du spectateur ya que todo análisis inmanentista trabaja sobre un texto construido bajo la presión de determinaciones contextuales, pero esto
dans La chevauchée fantastique de John Ford, Paris, Clancier-Guenaud, 1983. sin tener conciencia de esta construcción (inmanentismo naïf), o sea, sin querer preguntarse, la mayoría de las veces, por las
4
Christian Metz reivindica explícitamente este enfoque en L’énonciation impersonnelle ou le site du film, Paris, Méridiens- razones metodológicas o epistemológicas.
Klincksieck, 1991. 8
Signo institucional de este reconocimiento, en Francia: la enseñanza del cine está vinculada a las enseñanzas artísticas.

130 - La Puerta FBA La Puerta FBA - 131


Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

man la autonomía del modo estético (se serie de cuestiones. Los modos, tal como los basa en la aplicación de un sistema com- seo de ir en busca de valores; a menudo se
puede observar un objeto natural bajo el concibo, son construcciones teóricas y las plejo de procesos, el modo estético, y ésta trata de un conjunto complejo de varias
modo estético, pero no bajo el modo artís- distinciones tienen una función puramen- es otra particularidad mayor, no se basa modalidades de puesta en relación.
tico) generalmente vinculan el modo ar- te heurística: me parece, simplemente, que en un conjunto de procesos específicos ni La segunda fase corresponde a la atri-
tístico al modo estético. «Si la experien- es planteando esta separación entre los tampoco en un proceso realmente identi- bución al Sujeto de los medios que van a
cia estética constituye a la vez un final modos que se puede dar mejor cuenta de lo ficable: todo lo que se puede decir es que el permitirle alcanzar sus fines (los adyuvan-
intrínseco al arte y una justificación sufi- que ocurre a nivel comunicacional. sujeto de esta lectura se interna en una tes): en semiótica narrativa se habla de
ciente, escribe Richard Shusterman, hay suerte de aventura, de búsqueda, algo que secuencia calificante. Queda claro, en efec-
quizás buenas razones para definir el arte La primera característica del modo esté- puede llamarse una búsqueda de valores. to, que el modo estético no funciona de
así (…)». 9 Rainer Rochelitz, por su parte, tico, tal como lo construyo, es negativa: el De hecho, el sujeto del modo estético se manera espontánea y que su movilización
plantea que «toda obra [de arte] no es en modo estético no se basa en la construc- comporta un poco como sujeto de un re- reclama, en particular, ciertas cualidades,
principio más que una pretensión de re- ción de un enunciador, ni siquiera en la de corrido narrativo teniendo como objeto la aunque nadie está verdaderamente de
conocimiento estético»10 y procura deter- un enunciador de la producción.15 El hecho búsqueda de valores estéticos. Que se me acuerdo sobre la nómina de esas cualida-
minar los «criterios estéticos» de lo artís- de que el objeto al cual se refiere la lectura comprenda bien: la narración no es un pro- des (sensibilidad, facultad de simbolizar,
tico.11 En cuanto a Gérard Genette, pen- estética tenga o no tenga enunciador (el ceso del modo estético como lo es del modo de imaginar, etc.) y que no ha terminado
sando al mismo tiempo que es imposible caso de un objeto natural vs. un arte facto) ficcionalizante –el objeto de la lectura es- de interrogarse sobre la manera de trans-
definir estos criterios, concibe toda pro- es indiferente: la cuestión de la construc- tética no es producir un relato–, el recurso mitirlas: ésta es toda una cuestión de la
ducción artística «como un arte facto (un ción del enunciador simplemente no se plan- a lo narrativo es, aquí, de nivel meta: es educación estética (una cuestión bien di-
producto humano) con función estética» tea. No hay que confundir esta situación con una manera de describir el recorrido del ferente de la de la educación artística con
12
y afirma que la existencia de una inten- lo que ocurre con el modo ficcionalizante: el sujeto que se interna en el modo estético. la cual muy a menudo se confunde).
ción estética (e incluso de una épsilon de lector ficcionalizante se compromete, cier- Así considerado, el modo estético se La secuencia principal consiste en el
intención estética) basta para hacer de tamente, a no hacer preguntas al enuncia- desarrolla según una sucesión de fases. descubrimiento (o no) por el Sujeto de
todo objeto una obra de arte. A causa de dor del texto (quien se convierte por tanto Es interesante tener en cuenta que esta valores estéticos. La atención a esos valo-
esto, comprueba, se corre el riego de ha- en un enunciador ficticio), pero la pregunta estructuración temporalizada difiere ra- res no se realiza sin haber vencido distin-
cer de «todo arte facto una obra de arte», del enunciador está completamente admi- dicalmente de la del modo ficcionalizante, tos Oponentes: se trata de todo lo que
pero añade: «Ese exceso, si es tal, apenas tida puesto que el lector es invitado a cons- que es estrictamente lógica (la narración pueda desviar, distraer al Sujeto de su
me molestaría, y en todo caso menos que truir dos: el enunciador del texto y el enun- presupone la diegetización, la puesta en búsqueda. Obviamente, el Sujeto puede
el exceso inverso».13 ciador de la producción. Con el modo estéti- fase se apoya sobre la narración, la cons- ser él mismo su propio Oponente en el
Mi posición será más radical: construi- co, nada de eso: el lector tiene en cuenta el trucción del enunciador ficticio domina sentido de que puede interesarse en otras
ré los dos modos como completamente se- objeto como se manifiesta en el presente el todo, etc.).16 cosas que en la búsqueda de los valores
parados (aunque, como todo modo, pueden de la lectura y el trabajo de producción de Examinemos rápidamente las distin- estéticos del objeto (en la información
combinarse). Esta posición no es una op- sentido y de afectos se efectúa sin pregun- tas fases del recorrido narrativo estético.17 vehiculizada, en la historia contada, en el
ción filosófica:14 para mí, las distinciones no tarse sobre el contexto de producción ni La primera fase es el momento del en- autor, etc.), sin contar que puede también
tienen por objeto caracterizar la naturale- sobre el enunciador y esto aunque el objeto cuentro entre el Sujeto y el Objeto. Este desinteresarse del objeto mismo. Desta-
za de los modos; no se trata ni de poner en al cual se refiere esta lectura sea un arte encuentro puede revestir diversas formas: quemos que los valores a alcanzar no son
evidencia propiedades específicas reales ni facto y tenga, de hecho, un enunciador a veces, es un tercero el que va a llamar la el mensaje de la obra (no son los valores
de describir lo que pasa en «nuestra cabe- (como es el caso de las películas). atención del Sujeto sobre el Objeto («¡mira vehiculizados por la historia contada, ni
za» (mi descripción de los modos no es Pero, ¿qué trabajo supone esta lectura? qué hermoso!»), otras veces es el propio los valores del discurso sostenido): los va-
cognitivista), pero permite plantear una Mientras que el modo ficcionalizante se sujeto quien se interna en la lectura esté- lores estéticos se construyen en el en-
tica instaurándose como su propio cuentro del sujeto con el objeto, en la ex-
Destinador (autocontrato); a veces, inclu- ploración que éste allí efectúa, en relación
9
Richard Shusterman, L‘art à l’état vif. La pensée pragmatiste et l’esthétique populaire, Paris, éditions de Minuit, 1992 (edición
so, es el Objeto el que funciona como con las emociones provocadas y el trabajo
original, Pragmatist Aesthetics , 1991), p. 77. Destinador, suscitando en el Sujeto el de- cognoscitivo que ellas suscitan.18
10
Rainer Rochelitz, Subversion et subvention. Art contemporain et argumentation esthétique, Paris, Gallimard, 1994, p. 36.
11
Ibid, capítulo VI.
12
Gérard Genette, L’œuvre d’art, Paris, Seuil, 1994, p. 10. 16
El hecho de que la instalación de la lectura ficcionalizante sea a menudo temporalizada —el espectador comienza por diegetizar,
13
Gérard Genette, La relation esthétique, Paris, Seuil, 1997, p. 271. luego por narrar, luego por ser puesto en fase… (cfr. «L’entrée du spectateur dans la fiction », en De la fiction, capítulo 7, con
14
Para Jean Marie Schaeffer, al contrario, la afirmación de que el concepto de obra de arte es lógicamente independiente de todo respecto a Une partie de campagne)— no contradice este análisis: cuando el espectador ficcionaliza, todos los procesos del modo
juicio estético es una posición filosófica. Cfr. J. M. Schaeffer, «L’œuvre d’art et son évaluation», en Ch. Descamps, Le beau ficcionalizante son convocados al mismo tiempo.
aujourd’hui, Paris, éd. du Centre Pompidou, 1993, pp. 28-31 y también, L’art de l’âge moderne. L’esthétique et la philosophie de l’art 17
Me incluyo en el modelo narrativo greimasiano; cfr. A. J. Greimas, Sémantique structurale, recherche et méthode, Paris, Larousse,
du XVIII° siècle à nos jours, Paris, Gallimard, 1992. 1966, en particular pp. 172- 256.
15
Retomo aquí la distinción entre «enunciador del texto» y «enunciador de la producción» introducida en mi obra: De la fiction, en 18
Incorporo, aquí, una idea de Nelson Goodman, para quien «dans l’expérience esthétique, les émotions fonctionnent
particular pp. 57-59 (esta terminología, y en especial la denominación «enunciador de la producción», no es seguramente muy cognitivement» [en la experiencia estética, las emociones funcionan cognoscitivamente] (Langages de l’art, Paris, éditions
satisfactoria, pero, hasta ahora, no encontré una mejor). Jacqueline Champion, 1990, p. 290; edición original, Languages of Art, 1976).

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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

man la autonomía del modo estético (se serie de cuestiones. Los modos, tal como los basa en la aplicación de un sistema com- seo de ir en busca de valores; a menudo se
puede observar un objeto natural bajo el concibo, son construcciones teóricas y las plejo de procesos, el modo estético, y ésta trata de un conjunto complejo de varias
modo estético, pero no bajo el modo artís- distinciones tienen una función puramen- es otra particularidad mayor, no se basa modalidades de puesta en relación.
tico) generalmente vinculan el modo ar- te heurística: me parece, simplemente, que en un conjunto de procesos específicos ni La segunda fase corresponde a la atri-
tístico al modo estético. «Si la experien- es planteando esta separación entre los tampoco en un proceso realmente identi- bución al Sujeto de los medios que van a
cia estética constituye a la vez un final modos que se puede dar mejor cuenta de lo ficable: todo lo que se puede decir es que el permitirle alcanzar sus fines (los adyuvan-
intrínseco al arte y una justificación sufi- que ocurre a nivel comunicacional. sujeto de esta lectura se interna en una tes): en semiótica narrativa se habla de
ciente, escribe Richard Shusterman, hay suerte de aventura, de búsqueda, algo que secuencia calificante. Queda claro, en efec-
quizás buenas razones para definir el arte La primera característica del modo esté- puede llamarse una búsqueda de valores. to, que el modo estético no funciona de
así (…)». 9 Rainer Rochelitz, por su parte, tico, tal como lo construyo, es negativa: el De hecho, el sujeto del modo estético se manera espontánea y que su movilización
plantea que «toda obra [de arte] no es en modo estético no se basa en la construc- comporta un poco como sujeto de un re- reclama, en particular, ciertas cualidades,
principio más que una pretensión de re- ción de un enunciador, ni siquiera en la de corrido narrativo teniendo como objeto la aunque nadie está verdaderamente de
conocimiento estético»10 y procura deter- un enunciador de la producción.15 El hecho búsqueda de valores estéticos. Que se me acuerdo sobre la nómina de esas cualida-
minar los «criterios estéticos» de lo artís- de que el objeto al cual se refiere la lectura comprenda bien: la narración no es un pro- des (sensibilidad, facultad de simbolizar,
tico.11 En cuanto a Gérard Genette, pen- estética tenga o no tenga enunciador (el ceso del modo estético como lo es del modo de imaginar, etc.) y que no ha terminado
sando al mismo tiempo que es imposible caso de un objeto natural vs. un arte facto) ficcionalizante –el objeto de la lectura es- de interrogarse sobre la manera de trans-
definir estos criterios, concibe toda pro- es indiferente: la cuestión de la construc- tética no es producir un relato–, el recurso mitirlas: ésta es toda una cuestión de la
ducción artística «como un arte facto (un ción del enunciador simplemente no se plan- a lo narrativo es, aquí, de nivel meta: es educación estética (una cuestión bien di-
producto humano) con función estética» tea. No hay que confundir esta situación con una manera de describir el recorrido del ferente de la de la educación artística con
12
y afirma que la existencia de una inten- lo que ocurre con el modo ficcionalizante: el sujeto que se interna en el modo estético. la cual muy a menudo se confunde).
ción estética (e incluso de una épsilon de lector ficcionalizante se compromete, cier- Así considerado, el modo estético se La secuencia principal consiste en el
intención estética) basta para hacer de tamente, a no hacer preguntas al enuncia- desarrolla según una sucesión de fases. descubrimiento (o no) por el Sujeto de
todo objeto una obra de arte. A causa de dor del texto (quien se convierte por tanto Es interesante tener en cuenta que esta valores estéticos. La atención a esos valo-
esto, comprueba, se corre el riego de ha- en un enunciador ficticio), pero la pregunta estructuración temporalizada difiere ra- res no se realiza sin haber vencido distin-
cer de «todo arte facto una obra de arte», del enunciador está completamente admi- dicalmente de la del modo ficcionalizante, tos Oponentes: se trata de todo lo que
pero añade: «Ese exceso, si es tal, apenas tida puesto que el lector es invitado a cons- que es estrictamente lógica (la narración pueda desviar, distraer al Sujeto de su
me molestaría, y en todo caso menos que truir dos: el enunciador del texto y el enun- presupone la diegetización, la puesta en búsqueda. Obviamente, el Sujeto puede
el exceso inverso».13 ciador de la producción. Con el modo estéti- fase se apoya sobre la narración, la cons- ser él mismo su propio Oponente en el
Mi posición será más radical: construi- co, nada de eso: el lector tiene en cuenta el trucción del enunciador ficticio domina sentido de que puede interesarse en otras
ré los dos modos como completamente se- objeto como se manifiesta en el presente el todo, etc.).16 cosas que en la búsqueda de los valores
parados (aunque, como todo modo, pueden de la lectura y el trabajo de producción de Examinemos rápidamente las distin- estéticos del objeto (en la información
combinarse). Esta posición no es una op- sentido y de afectos se efectúa sin pregun- tas fases del recorrido narrativo estético.17 vehiculizada, en la historia contada, en el
ción filosófica:14 para mí, las distinciones no tarse sobre el contexto de producción ni La primera fase es el momento del en- autor, etc.), sin contar que puede también
tienen por objeto caracterizar la naturale- sobre el enunciador y esto aunque el objeto cuentro entre el Sujeto y el Objeto. Este desinteresarse del objeto mismo. Desta-
za de los modos; no se trata ni de poner en al cual se refiere esta lectura sea un arte encuentro puede revestir diversas formas: quemos que los valores a alcanzar no son
evidencia propiedades específicas reales ni facto y tenga, de hecho, un enunciador a veces, es un tercero el que va a llamar la el mensaje de la obra (no son los valores
de describir lo que pasa en «nuestra cabe- (como es el caso de las películas). atención del Sujeto sobre el Objeto («¡mira vehiculizados por la historia contada, ni
za» (mi descripción de los modos no es Pero, ¿qué trabajo supone esta lectura? qué hermoso!»), otras veces es el propio los valores del discurso sostenido): los va-
cognitivista), pero permite plantear una Mientras que el modo ficcionalizante se sujeto quien se interna en la lectura esté- lores estéticos se construyen en el en-
tica instaurándose como su propio cuentro del sujeto con el objeto, en la ex-
Destinador (autocontrato); a veces, inclu- ploración que éste allí efectúa, en relación
9
Richard Shusterman, L‘art à l’état vif. La pensée pragmatiste et l’esthétique populaire, Paris, éditions de Minuit, 1992 (edición
so, es el Objeto el que funciona como con las emociones provocadas y el trabajo
original, Pragmatist Aesthetics , 1991), p. 77. Destinador, suscitando en el Sujeto el de- cognoscitivo que ellas suscitan.18
10
Rainer Rochelitz, Subversion et subvention. Art contemporain et argumentation esthétique, Paris, Gallimard, 1994, p. 36.
11
Ibid, capítulo VI.
12
Gérard Genette, L’œuvre d’art, Paris, Seuil, 1994, p. 10. 16
El hecho de que la instalación de la lectura ficcionalizante sea a menudo temporalizada —el espectador comienza por diegetizar,
13
Gérard Genette, La relation esthétique, Paris, Seuil, 1997, p. 271. luego por narrar, luego por ser puesto en fase… (cfr. «L’entrée du spectateur dans la fiction », en De la fiction, capítulo 7, con
14
Para Jean Marie Schaeffer, al contrario, la afirmación de que el concepto de obra de arte es lógicamente independiente de todo respecto a Une partie de campagne)— no contradice este análisis: cuando el espectador ficcionaliza, todos los procesos del modo
juicio estético es una posición filosófica. Cfr. J. M. Schaeffer, «L’œuvre d’art et son évaluation», en Ch. Descamps, Le beau ficcionalizante son convocados al mismo tiempo.
aujourd’hui, Paris, éd. du Centre Pompidou, 1993, pp. 28-31 y también, L’art de l’âge moderne. L’esthétique et la philosophie de l’art 17
Me incluyo en el modelo narrativo greimasiano; cfr. A. J. Greimas, Sémantique structurale, recherche et méthode, Paris, Larousse,
du XVIII° siècle à nos jours, Paris, Gallimard, 1992. 1966, en particular pp. 172- 256.
15
Retomo aquí la distinción entre «enunciador del texto» y «enunciador de la producción» introducida en mi obra: De la fiction, en 18
Incorporo, aquí, una idea de Nelson Goodman, para quien «dans l’expérience esthétique, les émotions fonctionnent
particular pp. 57-59 (esta terminología, y en especial la denominación «enunciador de la producción», no es seguramente muy cognitivement» [en la experiencia estética, las emociones funcionan cognoscitivamente] (Langages de l’art, Paris, éditions
satisfactoria, pero, hasta ahora, no encontré una mejor). Jacqueline Champion, 1990, p. 290; edición original, Languages of Art, 1976).

132 - La Puerta FBA La Puerta FBA - 133


Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

Por último, describiré la secuencia glo- lectura artística se trata del enunciador de en general saber más sobre su trabajo y que recubre el reconocimiento del cine
rificante que tradicionalmente cierra el la producción: esta construcción es, en efec- sobre el contexto en el que la obra ha sido como arte: para la gran mayoría de los es-
relato, como la atribución al Objeto de los to, independiente del estatuto ficticio o real producida; de ahí que las investigaciones pectadores se trata de una pura asigna-
valores puestos en evidencia en el trans- del enunciador del texto (hay produccio- biográficas e históricas apunten a «com- ción institucional. Se acepta ver en el cine
curso de la lectura. G. Genette describió nes artísticas ficcionales o documentales). pletar» el nombre dándole un contenido. un arte porque se nos ha dicho, porque se
bien esta operación de objetivación de lo Se tendrá en cuenta que esta definición Paralelamente, se ven las obras con la pre- ha enseñado (véase el cliché del cine como
subjetivo. El objeto es visto como teniendo rompe con la tradición que consiste en ver ocupación de poner en evidencia lo que «séptimo arte»), y no se va a buscar más
los valores que el Sujeto le asignó en el el arte en la obra: en la perspectiva pro- las vincula al nombre, es decir su propio lejos: esta asignación, la mayoría de las
transcurso de la lectura, pero el Sujeto no puesta aquí es el estatuto del enunciador sistema, sus estructuras temáticas y veces, no tiene efecto sobre la relación de
piensa que es él quien asignó los valores al el que determina el ingreso o no al espacio estilísticas específicas. los espectadores de las películas que se
objeto: cree que están en el objeto.19 del arte, un enunciador que puede por otra Por último, el modo artístico se desa- realiza sobre cualquier otro modo que no
Los valores se encuentran así ubicados parte revestir rostros diversos: un indivi- rrolla por la construcción de categorías y es el artístico. Se va al cine para divertirse
en el centro del modo estético, le dan su duo (Manet, Duchamp); un grupo (los im- la comparación con las producciones de (modo lúdico), por la estrella que actúa en
justificación última. El problema es que presionistas); una forma (la literatura) e otros enunciadores del espacio del arte, la película, por el espectáculo que ésta nos
estos valores no solamente no son fijos (be- incluso, como se verá más adelante, un sea en sincronía, sea en diacronía: se en- ofrece (modo espectacularizante), por vi-
lleza, fealdad, sublime, bien hecho, nuevo, medio (el cine). tra así en la Historia del arte. brar al ritmo de los acontecimientos rela-
autenticidad, fuerza de resistencia, capa- Esta operación de inscripción institu- tados (modo ficcionalizante), y cada vez
cidad para cambiar la vida, enriquecimien- cional basta para firmar la entrada en el 2. Arte y estética en el más a menudo para dejarse llevar por la
to de uno mismo y de la sociedad, etc.), sino espacio del arte de cualquier producción dinámica de las imágenes y los sonidos
que en tanto tales son muy difíciles de de- o incluso de cualquier objeto (véase los campo del cine y de la (modo energético23), más raramente se va
finir. No obstante, estas vacilaciones no po- ready made) y se puede sostenerla total- televisión al cine para conocer mejor el mundo
nen en peligro el funcionamiento del mente. Sin embargo, sólo cuando este pro- (modo documentalizante). Ahora bien, son
modo: es que lo esencial no está en el con- ceso es prolongado por otros es que se estos mismos modos los que son movili-
También someramente, me parece que
tenido de los valores movilizados, sino en puede verdaderamente hablar de lectura zados cuando se mira la televisión. Sola-
la descripción de estos dos modos ofrece
el movimiento de su búsqueda. artística: el reconocimiento institucional mente cambia la importancia concedida
las herramientas para permitir compren-
no es una lectura, no es más que un pro- a algunos modos: la televisión favorece la
der mejor lo que pasa en el campo del cine
A diferencia del modo estético, el modo ceso de asignación al espacio del arte. puesta en práctica del modo energético
y la televisión. ¿Qué hay, pues, de la corre-
artístico se deja construir como un con- La lectura artística comienza por la (debido a su estatuto de medium basado
lación del cine y de la televisión en el modo
junto de procesos identificables. Más exac- puesta en relación de un objeto y de un en flujo de imagen y sonido) y del modo
artístico y en el modo estético? Me conten-
tamente, el modo artístico se caracteriza nombre: el nombre del enunciador inscrip- documentalizante (debido a las relaciones
taré con algunas observaciones.
por la puesta en práctica de un proceso to en el espacio del arte que garantiza el privilegiadas que mantiene con la cons-
En lo que concierne al cine, se notará,
previo, obligatorio y de procesos facultati- estatuto artístico. Es eso lo que piensa Ben trucción de un enunciador real24).
en primer lugar, que existen espacios
vos. El proceso obligatorio es la construc- cuando afirma que »el arte es una cues- Así pues, a nivel comunicacional, en lo
donde obviamente el modo artístico y el
ción del enunciador real de la producción tión de nombre propio». Esta búsqueda que se refiere a la relación con el arte, si
modo estético no tienen nada que hacer:
como perteneciente a la institución Arte.20 de nombre como operador de la lectura se deja de lado el proceso de asignación,
es el caso de la investigación científica o
Se encuentra, aquí, una situación próxi- artística aparece de manera evidente en de la investigación aplicada o incluso de la diferencia entre cine y televisión dista
ma a la descripta en el modo documentali- los trabajos que apuntan a librar las pro- la utilización de la película como docu- mucho de ser tan grande como se dice.
zante que descansa igualmente sobre un ducciones primitivas del enfoque etnográ- mento.22 En tales contextos, el reconoci-
único proceso obligatorio: la construcción fico para hacerlas entrar en el arte: la bús- miento del enunciador tiene lugar en otro Conviene, por otra parte, preguntarse
del enunciador como un enunciador real queda del nombre del artista es una espe- marco institucional que la institución sobre este rechazo a inscribir la televisión
interrogable en términos de identidad y de cie de obsesión. Esta misma obsesión es arte (la ciencia, la práctica o la historia), y en el espacio del arte. Las tentativas que
verdad.21 Sin embargo, si en los dos casos el reconocible en los trabajos sobre el cine los valores convocados (objetividad, se han hecho para tratar de operar esta
proceso obligatorio se refiere a la construc- de los primeros tiempos. Si no se puede informatividad, eficacia práctica) no son inscripción, además de que se fundamen-
ción del enunciador, en el caso de la lectu- nombrar el autor de la película, parece que de ninguna manera valores estéticos. tan, la mayoría de las veces, sobre la asi-
ra documentalizante se trata del enuncia- falta siempre alguna cosa ... Por otra parte, es necesario ver bien lo milación de la televisión al teatro o al cine,
dor del texto, mientras que en el caso de la Una vez nombrado el artista se desea

22
Eso no quiere decir que las películas hechas para estos espacios no pueden ser leídas bajo el modo estético, sino supone que se los
19
Gérard Genette, La relation esthétique, op.cit., p. 117. sacó entonces del «marco» (Goffman) para el cual fueron hechas, como es el caso de algunas producciones experimentales de found
20
Esta definición se inscribe en el paradigma que da del arte una definición «institucional» (sobre esta cuestión, cfr. Morris Weitz, footage. Si el documento no reclama el método artístico, el documental, tal como se lo lee hoy, está al cruce del modo documentalizante
«Le rôle de la théorie en esthétique», en Danielle Lories (ed.), Philosophie analytique et Esthétique, Paris, Klincksieck, 1988, pp. 27- y del modo artístico. El documental es un documento realizado por un realizador que es reconocido como artista.
40 y sobre todo Georges Dickie, Evaluating Art, Temple University Press, 1988. 23
Sobre este modo, cfr. De la fiction , pp. 160-163.
21
Sobre este modo, cfr. el capítulo 12 de De la fiction. 24
Para una explicación de las relaciones entre televisión, enunciador real y lectura documentalizante, cfr. De la fiction, capítulo 12.

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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

Por último, describiré la secuencia glo- lectura artística se trata del enunciador de en general saber más sobre su trabajo y que recubre el reconocimiento del cine
rificante que tradicionalmente cierra el la producción: esta construcción es, en efec- sobre el contexto en el que la obra ha sido como arte: para la gran mayoría de los es-
relato, como la atribución al Objeto de los to, independiente del estatuto ficticio o real producida; de ahí que las investigaciones pectadores se trata de una pura asigna-
valores puestos en evidencia en el trans- del enunciador del texto (hay produccio- biográficas e históricas apunten a «com- ción institucional. Se acepta ver en el cine
curso de la lectura. G. Genette describió nes artísticas ficcionales o documentales). pletar» el nombre dándole un contenido. un arte porque se nos ha dicho, porque se
bien esta operación de objetivación de lo Se tendrá en cuenta que esta definición Paralelamente, se ven las obras con la pre- ha enseñado (véase el cliché del cine como
subjetivo. El objeto es visto como teniendo rompe con la tradición que consiste en ver ocupación de poner en evidencia lo que «séptimo arte»), y no se va a buscar más
los valores que el Sujeto le asignó en el el arte en la obra: en la perspectiva pro- las vincula al nombre, es decir su propio lejos: esta asignación, la mayoría de las
transcurso de la lectura, pero el Sujeto no puesta aquí es el estatuto del enunciador sistema, sus estructuras temáticas y veces, no tiene efecto sobre la relación de
piensa que es él quien asignó los valores al el que determina el ingreso o no al espacio estilísticas específicas. los espectadores de las películas que se
objeto: cree que están en el objeto.19 del arte, un enunciador que puede por otra Por último, el modo artístico se desa- realiza sobre cualquier otro modo que no
Los valores se encuentran así ubicados parte revestir rostros diversos: un indivi- rrolla por la construcción de categorías y es el artístico. Se va al cine para divertirse
en el centro del modo estético, le dan su duo (Manet, Duchamp); un grupo (los im- la comparación con las producciones de (modo lúdico), por la estrella que actúa en
justificación última. El problema es que presionistas); una forma (la literatura) e otros enunciadores del espacio del arte, la película, por el espectáculo que ésta nos
estos valores no solamente no son fijos (be- incluso, como se verá más adelante, un sea en sincronía, sea en diacronía: se en- ofrece (modo espectacularizante), por vi-
lleza, fealdad, sublime, bien hecho, nuevo, medio (el cine). tra así en la Historia del arte. brar al ritmo de los acontecimientos rela-
autenticidad, fuerza de resistencia, capa- Esta operación de inscripción institu- tados (modo ficcionalizante), y cada vez
cidad para cambiar la vida, enriquecimien- cional basta para firmar la entrada en el 2. Arte y estética en el más a menudo para dejarse llevar por la
to de uno mismo y de la sociedad, etc.), sino espacio del arte de cualquier producción dinámica de las imágenes y los sonidos
que en tanto tales son muy difíciles de de- o incluso de cualquier objeto (véase los campo del cine y de la (modo energético23), más raramente se va
finir. No obstante, estas vacilaciones no po- ready made) y se puede sostenerla total- televisión al cine para conocer mejor el mundo
nen en peligro el funcionamiento del mente. Sin embargo, sólo cuando este pro- (modo documentalizante). Ahora bien, son
modo: es que lo esencial no está en el con- ceso es prolongado por otros es que se estos mismos modos los que son movili-
También someramente, me parece que
tenido de los valores movilizados, sino en puede verdaderamente hablar de lectura zados cuando se mira la televisión. Sola-
la descripción de estos dos modos ofrece
el movimiento de su búsqueda. artística: el reconocimiento institucional mente cambia la importancia concedida
las herramientas para permitir compren-
no es una lectura, no es más que un pro- a algunos modos: la televisión favorece la
der mejor lo que pasa en el campo del cine
A diferencia del modo estético, el modo ceso de asignación al espacio del arte. puesta en práctica del modo energético
y la televisión. ¿Qué hay, pues, de la corre-
artístico se deja construir como un con- La lectura artística comienza por la (debido a su estatuto de medium basado
lación del cine y de la televisión en el modo
junto de procesos identificables. Más exac- puesta en relación de un objeto y de un en flujo de imagen y sonido) y del modo
artístico y en el modo estético? Me conten-
tamente, el modo artístico se caracteriza nombre: el nombre del enunciador inscrip- documentalizante (debido a las relaciones
taré con algunas observaciones.
por la puesta en práctica de un proceso to en el espacio del arte que garantiza el privilegiadas que mantiene con la cons-
En lo que concierne al cine, se notará,
previo, obligatorio y de procesos facultati- estatuto artístico. Es eso lo que piensa Ben trucción de un enunciador real24).
en primer lugar, que existen espacios
vos. El proceso obligatorio es la construc- cuando afirma que »el arte es una cues- Así pues, a nivel comunicacional, en lo
donde obviamente el modo artístico y el
ción del enunciador real de la producción tión de nombre propio». Esta búsqueda que se refiere a la relación con el arte, si
modo estético no tienen nada que hacer:
como perteneciente a la institución Arte.20 de nombre como operador de la lectura se deja de lado el proceso de asignación,
es el caso de la investigación científica o
Se encuentra, aquí, una situación próxi- artística aparece de manera evidente en de la investigación aplicada o incluso de la diferencia entre cine y televisión dista
ma a la descripta en el modo documentali- los trabajos que apuntan a librar las pro- la utilización de la película como docu- mucho de ser tan grande como se dice.
zante que descansa igualmente sobre un ducciones primitivas del enfoque etnográ- mento.22 En tales contextos, el reconoci-
único proceso obligatorio: la construcción fico para hacerlas entrar en el arte: la bús- miento del enunciador tiene lugar en otro Conviene, por otra parte, preguntarse
del enunciador como un enunciador real queda del nombre del artista es una espe- marco institucional que la institución sobre este rechazo a inscribir la televisión
interrogable en términos de identidad y de cie de obsesión. Esta misma obsesión es arte (la ciencia, la práctica o la historia), y en el espacio del arte. Las tentativas que
verdad.21 Sin embargo, si en los dos casos el reconocible en los trabajos sobre el cine los valores convocados (objetividad, se han hecho para tratar de operar esta
proceso obligatorio se refiere a la construc- de los primeros tiempos. Si no se puede informatividad, eficacia práctica) no son inscripción, además de que se fundamen-
ción del enunciador, en el caso de la lectu- nombrar el autor de la película, parece que de ninguna manera valores estéticos. tan, la mayoría de las veces, sobre la asi-
ra documentalizante se trata del enuncia- falta siempre alguna cosa ... Por otra parte, es necesario ver bien lo milación de la televisión al teatro o al cine,
dor del texto, mientras que en el caso de la Una vez nombrado el artista se desea

22
Eso no quiere decir que las películas hechas para estos espacios no pueden ser leídas bajo el modo estético, sino supone que se los
19
Gérard Genette, La relation esthétique, op.cit., p. 117. sacó entonces del «marco» (Goffman) para el cual fueron hechas, como es el caso de algunas producciones experimentales de found
20
Esta definición se inscribe en el paradigma que da del arte una definición «institucional» (sobre esta cuestión, cfr. Morris Weitz, footage. Si el documento no reclama el método artístico, el documental, tal como se lo lee hoy, está al cruce del modo documentalizante
«Le rôle de la théorie en esthétique», en Danielle Lories (ed.), Philosophie analytique et Esthétique, Paris, Klincksieck, 1988, pp. 27- y del modo artístico. El documental es un documento realizado por un realizador que es reconocido como artista.
40 y sobre todo Georges Dickie, Evaluating Art, Temple University Press, 1988. 23
Sobre este modo, cfr. De la fiction , pp. 160-163.
21
Sobre este modo, cfr. el capítulo 12 de De la fiction. 24
Para una explicación de las relaciones entre televisión, enunciador real y lectura documentalizante, cfr. De la fiction, capítulo 12.

134 - La Puerta FBA La Puerta FBA - 135


Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

fracasaron globalmente. La existencia de ca, editando casetes o DVD etiquetados el modo estético. Por un lado, porque se responsable de los valores de la obra.
una cadena denominada Arte no debe «arte» de las emisiones-faro, 27 organizan- puede hacer análisis de películas desde
causar ilusión: Arte difuso por cierto de do festivales anunciados como dependien- perspectivas que no tienen nada que ver Los que leyeron mis trabajos previos
las emisiones sobre el arte así como de tes del espacio del arte (y no solamente con lo estético (análisis históricos, socioló- no se asombrarán de verme dedicar aquí
las películas de autor y de las emisiones como de los mercados), etc. Si esto no se gicos, psicoanalíticos, etc.); por otro lado, algunas líneas a la película familiar. Es, en
culturales, pero no es por ello que es reco- hace es porque asignar a la televisión (e porque no es indispensable ir en búsque- efecto, un caso interesante, en el sentido
nocido en sí mismo como un enunciador incluso a una parte de ella) un estatuto da de valores para evidenciar las figuras y que si el modo artístico no tiene obvia-
perteneciente al espacio del arte. Con artístico aparece como «menos rentable» la estructura de la película que se estudia; mente nada que hacer allí (la película fa-
todo, es cierto que el reconocimiento de (o al menos no aparece como «más renta- se puede completamente sólo permane- miliar no implica que el presentador esté
la televisión como arte –o al menos de una ble») que su estatuto generalista actual. cer en el análisis formal. Pierre Sorlin opo- construido como perteneciente a la esfe-
parte de la televisión (incluso el cine, he- Pero la causa no es la televisión como tal. ne justamente este tipo de análisis, que ra del arte, sino como un miembro de la
mos visto, tiene sectores que escapan al califica de «estilístico» o de «sistémico», a familia29), en cambio, moviliza un autén-
estatuto de arte)– es una operación total- Volvamos al cine. Existen, en efecto, la aproximación estética.28 Así, incluso los tico enfoque estético, y esto se da tanto a
mente posible. La supuesta dificultad de espacios comunicacionales donde el cine análisis que se anuncian como «estéticos» nivel de la realización como de la lectura.
encontrar en las emisiones de televisión no funciona como yo lo he descripto: el no están incluidos siempre en el modo es- Contrariamente a lo que pude dejar en-
a un «autor», a menudo citada para justi- espacio de la cinefilia, el espacio de la crí- tético. Más generalmente, la lectura artís- tender en mis anteriores artículos sobre el
ficar esta denegación de reconocimiento, tica, el espacio de los estudios sobre cine. tica, con lo que supone de investigación tema, el cineasta familiar no está solamen-
no se sostiene: por fuera del hecho de que En ellos, no solamente el realizador en documental, de movilización de herra- te movido por «una intención en acción»,
esta observación no tiene sentido para las tanto que enunciador reconocido por el mientas y de métodos, apenas favorece el sino también por una «intención previa»:30
series (que como las películas tienen rea- mundo del arte está en el centro de la paso al modo estético: es necesario aun el realizador de una película de familia está
lizadores a quienes nada impide recono- relación de las películas, no solamente la más disponibilidad para internarse en esta animado por la búsqueda de la belleza. Este
cer como «autores») no sería difícil insti- lectura que se hace de las películas movi- aventura. La manera en que se enseña el programa estético se manifiesta en el pro-
tuir como «autores» a los inventores de liza el modo artístico en toda su ampli- cine en la escuela o en la universidad me ceso de selección de lo que es filmado («No
«dispositivos»:25 los que conciben la for- tud (estudios biográficos, estudios histó- parece favorecer todavía más el modo ar- filmo más que lo que es bello») y en una
ma en que las emisiones (de variedades, ricos, análisis de las obras, comparacio- tístico que el modo estético. determinada manera de filmar: todo plano
de estudio, etc.) se dan a ver, o la forma en nes), sino que se reivindica de buen gra- Mi propósito no es hacer reproches a de una película de familia dice «mira qué
que son filmados los partidos, las carreras do un enfoque estético. Me parece que si estos enfoques por no promover el modo bello es el mundo». Precisemos: este movi-
ciclísticas y de automóviles, etc. La prue- la movilización del modo artístico es in- estético: allí no está el problema. Quería miento de «asignación de belleza»31 no tie-
ba de que esto sería posible es que se pro- discutible, la del modo estético demanda solamente señalar que el recurso al modo ne nada que ver con la búsqueda de una
dujo al menos una vez en la televisión fran- ser examinada seriamente. estético está menos vinculado al modo ar- calidad cinematográfica; el hecho de que
cesa: con Jean-Christophe Averty. Recono- La práctica cinéfila, por ejemplo, tiene tístico de lo que se podía pensar y que la la toma de vistas sea estable o no, nítida o
cido como el autor de un dispositivo incluso más a menudo que ver con la prác- relación entre estos dos modos no es siem- no, expuesta correctamente o no, bien
específicamente televisivo, Averty es uno tica del coleccionista que con la búsqueda pre pacífica. encuadrada o no, no importa, lo que cuen-
de los pocos realizadores de televisión en de valores estéticos. Se trata de ver todas Obviamente, el modo estético puede ta es la operación de designación destina-
haber sido aceptado en el espacio del las películas de tal o cual autor o todas las también articularse con el modo artísti- da a mostrar que se muestra algo hermo-
arte.26 Se podría, sin duda, pretender cons- que pertenecen a tal o cual género, al lí- co. En este caso, a diferencia de lo que pasa so. De ahí los golpes de zoom incesantes,
truir otros «autores» televisivos como, por mite, todas las películas de la historia del cuando se produce de manera aislada, la los movimientos de cámaras que intentan
ejemplo, los presentadores: tienen cada cine. En otros casos, se limita a la búsque- lectura estética instaura al autor como captar en un mismo movimiento toda la
uno su estilo. De hecho, lo que falta real- da de información: se dedica a saber todo
mente para que la televisión haga su en- sobre tal o cual realizador, sobre el con-
trada en el espacio del arte es que un gru- texto en el cual la película ha sido hecha, 28
Pierre Sorlin, Esthétique de l’audiovisuel, Paris, Nathan Université, 1992, pp.210-212. La concepción de la estética desarrollada
po (propietarios de canales, críticos, polí- sobre los efectos especiales, etc. Muchos por Pierre Sorlin se acerca a la desplegada aquí pero, sin silenciarla, insiste menos sobre la búsqueda de valores que sobre la
ticos) encuentre interés en el cambio del trabajos sobre historia del cine me pare- sensibilidad a la obra (la «fuerza de sobrecogimiento», p. 214).
29
Existen sin duda «películas familiares» hechas por artistas para inscribirse en el espacio del arte (Brackhage, Mekas, Warhol),
estatuto institucional de la televisión y lo cen muestras de estos dos enfoques acu- pero no son verdaderamente películas de familia, en el sentido que he dado a esta categoría: una película familiar es una película
tome entre manos (como se ha hecho en mulados. hecha por un miembro de una familia para los miembros de esa familia con respecto a la vida de esa familia (cfr. mi artículo: «Le
el caso de la fotografía), creando revistas Contrariamente a lo que podría creer- film de famille dans l’institution familiale», en Le film de famille, usage privé, usage public, R. Odin dir., Paris, Méridiens-Klincksieck,
destinadas a promover la lectura artísti- se, el análisis fílmico no implica movilizar 1995, pp. 27-42). Las películas de Brackhage, Mekas, Warhol son hechas para ser vistas por los espectadores y para ser leídas en
términos artísticos (vs. privados).
30
Se encuentra esta distinción en mi artículo: «La question de l’amateur dans trois espaces de réalisation et de diffusion», en
Sobre este concepto, cfr. Hermès n°25, «Le dispositif», Paris, CNRS éditions, 1999.
25 Communications n° 68, «Le cinéma en amateur» (R. Odin dir.), Paris, Seuil, 1999, pp. 47-83. La distinción entre «intención previa»
26
Este reconocimiento culminó en una exposición en el espacio Électra en París. e «intención en acción» es tomada de Searle (John R. Searle, L’Intentionnalité, Essai de philosophie des états mentaux, Paris,
27
La edición en casetes o DVD de emisiones de televisión existe, pero se refiere a series cultas o emisiones documentales, no Editions de Minuit, 1985; edición original, 1983, Cambridge University Press, pp. 107-109).
pretende promover emisiones con la etiqueta «arte».
31
Hubert Damish, Le jugement de Paris, p. 18, citado por J. Aumont, De l’esthétique au présent , Bruxelles, De Boeck, 1998, p. 84.

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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

fracasaron globalmente. La existencia de ca, editando casetes o DVD etiquetados el modo estético. Por un lado, porque se responsable de los valores de la obra.
una cadena denominada Arte no debe «arte» de las emisiones-faro, 27 organizan- puede hacer análisis de películas desde
causar ilusión: Arte difuso por cierto de do festivales anunciados como dependien- perspectivas que no tienen nada que ver Los que leyeron mis trabajos previos
las emisiones sobre el arte así como de tes del espacio del arte (y no solamente con lo estético (análisis históricos, socioló- no se asombrarán de verme dedicar aquí
las películas de autor y de las emisiones como de los mercados), etc. Si esto no se gicos, psicoanalíticos, etc.); por otro lado, algunas líneas a la película familiar. Es, en
culturales, pero no es por ello que es reco- hace es porque asignar a la televisión (e porque no es indispensable ir en búsque- efecto, un caso interesante, en el sentido
nocido en sí mismo como un enunciador incluso a una parte de ella) un estatuto da de valores para evidenciar las figuras y que si el modo artístico no tiene obvia-
perteneciente al espacio del arte. Con artístico aparece como «menos rentable» la estructura de la película que se estudia; mente nada que hacer allí (la película fa-
todo, es cierto que el reconocimiento de (o al menos no aparece como «más renta- se puede completamente sólo permane- miliar no implica que el presentador esté
la televisión como arte –o al menos de una ble») que su estatuto generalista actual. cer en el análisis formal. Pierre Sorlin opo- construido como perteneciente a la esfe-
parte de la televisión (incluso el cine, he- Pero la causa no es la televisión como tal. ne justamente este tipo de análisis, que ra del arte, sino como un miembro de la
mos visto, tiene sectores que escapan al califica de «estilístico» o de «sistémico», a familia29), en cambio, moviliza un autén-
estatuto de arte)– es una operación total- Volvamos al cine. Existen, en efecto, la aproximación estética.28 Así, incluso los tico enfoque estético, y esto se da tanto a
mente posible. La supuesta dificultad de espacios comunicacionales donde el cine análisis que se anuncian como «estéticos» nivel de la realización como de la lectura.
encontrar en las emisiones de televisión no funciona como yo lo he descripto: el no están incluidos siempre en el modo es- Contrariamente a lo que pude dejar en-
a un «autor», a menudo citada para justi- espacio de la cinefilia, el espacio de la crí- tético. Más generalmente, la lectura artís- tender en mis anteriores artículos sobre el
ficar esta denegación de reconocimiento, tica, el espacio de los estudios sobre cine. tica, con lo que supone de investigación tema, el cineasta familiar no está solamen-
no se sostiene: por fuera del hecho de que En ellos, no solamente el realizador en documental, de movilización de herra- te movido por «una intención en acción»,
esta observación no tiene sentido para las tanto que enunciador reconocido por el mientas y de métodos, apenas favorece el sino también por una «intención previa»:30
series (que como las películas tienen rea- mundo del arte está en el centro de la paso al modo estético: es necesario aun el realizador de una película de familia está
lizadores a quienes nada impide recono- relación de las películas, no solamente la más disponibilidad para internarse en esta animado por la búsqueda de la belleza. Este
cer como «autores») no sería difícil insti- lectura que se hace de las películas movi- aventura. La manera en que se enseña el programa estético se manifiesta en el pro-
tuir como «autores» a los inventores de liza el modo artístico en toda su ampli- cine en la escuela o en la universidad me ceso de selección de lo que es filmado («No
«dispositivos»:25 los que conciben la for- tud (estudios biográficos, estudios histó- parece favorecer todavía más el modo ar- filmo más que lo que es bello») y en una
ma en que las emisiones (de variedades, ricos, análisis de las obras, comparacio- tístico que el modo estético. determinada manera de filmar: todo plano
de estudio, etc.) se dan a ver, o la forma en nes), sino que se reivindica de buen gra- Mi propósito no es hacer reproches a de una película de familia dice «mira qué
que son filmados los partidos, las carreras do un enfoque estético. Me parece que si estos enfoques por no promover el modo bello es el mundo». Precisemos: este movi-
ciclísticas y de automóviles, etc. La prue- la movilización del modo artístico es in- estético: allí no está el problema. Quería miento de «asignación de belleza»31 no tie-
ba de que esto sería posible es que se pro- discutible, la del modo estético demanda solamente señalar que el recurso al modo ne nada que ver con la búsqueda de una
dujo al menos una vez en la televisión fran- ser examinada seriamente. estético está menos vinculado al modo ar- calidad cinematográfica; el hecho de que
cesa: con Jean-Christophe Averty. Recono- La práctica cinéfila, por ejemplo, tiene tístico de lo que se podía pensar y que la la toma de vistas sea estable o no, nítida o
cido como el autor de un dispositivo incluso más a menudo que ver con la prác- relación entre estos dos modos no es siem- no, expuesta correctamente o no, bien
específicamente televisivo, Averty es uno tica del coleccionista que con la búsqueda pre pacífica. encuadrada o no, no importa, lo que cuen-
de los pocos realizadores de televisión en de valores estéticos. Se trata de ver todas Obviamente, el modo estético puede ta es la operación de designación destina-
haber sido aceptado en el espacio del las películas de tal o cual autor o todas las también articularse con el modo artísti- da a mostrar que se muestra algo hermo-
arte.26 Se podría, sin duda, pretender cons- que pertenecen a tal o cual género, al lí- co. En este caso, a diferencia de lo que pasa so. De ahí los golpes de zoom incesantes,
truir otros «autores» televisivos como, por mite, todas las películas de la historia del cuando se produce de manera aislada, la los movimientos de cámaras que intentan
ejemplo, los presentadores: tienen cada cine. En otros casos, se limita a la búsque- lectura estética instaura al autor como captar en un mismo movimiento toda la
uno su estilo. De hecho, lo que falta real- da de información: se dedica a saber todo
mente para que la televisión haga su en- sobre tal o cual realizador, sobre el con-
trada en el espacio del arte es que un gru- texto en el cual la película ha sido hecha, 28
Pierre Sorlin, Esthétique de l’audiovisuel, Paris, Nathan Université, 1992, pp.210-212. La concepción de la estética desarrollada
po (propietarios de canales, críticos, polí- sobre los efectos especiales, etc. Muchos por Pierre Sorlin se acerca a la desplegada aquí pero, sin silenciarla, insiste menos sobre la búsqueda de valores que sobre la
ticos) encuentre interés en el cambio del trabajos sobre historia del cine me pare- sensibilidad a la obra (la «fuerza de sobrecogimiento», p. 214).
29
Existen sin duda «películas familiares» hechas por artistas para inscribirse en el espacio del arte (Brackhage, Mekas, Warhol),
estatuto institucional de la televisión y lo cen muestras de estos dos enfoques acu- pero no son verdaderamente películas de familia, en el sentido que he dado a esta categoría: una película familiar es una película
tome entre manos (como se ha hecho en mulados. hecha por un miembro de una familia para los miembros de esa familia con respecto a la vida de esa familia (cfr. mi artículo: «Le
el caso de la fotografía), creando revistas Contrariamente a lo que podría creer- film de famille dans l’institution familiale», en Le film de famille, usage privé, usage public, R. Odin dir., Paris, Méridiens-Klincksieck,
destinadas a promover la lectura artísti- se, el análisis fílmico no implica movilizar 1995, pp. 27-42). Las películas de Brackhage, Mekas, Warhol son hechas para ser vistas por los espectadores y para ser leídas en
términos artísticos (vs. privados).
30
Se encuentra esta distinción en mi artículo: «La question de l’amateur dans trois espaces de réalisation et de diffusion», en
Sobre este concepto, cfr. Hermès n°25, «Le dispositif», Paris, CNRS éditions, 1999.
25 Communications n° 68, «Le cinéma en amateur» (R. Odin dir.), Paris, Seuil, 1999, pp. 47-83. La distinción entre «intención previa»
26
Este reconocimiento culminó en una exposición en el espacio Électra en París. e «intención en acción» es tomada de Searle (John R. Searle, L’Intentionnalité, Essai de philosophie des états mentaux, Paris,
27
La edición en casetes o DVD de emisiones de televisión existe, pero se refiere a series cultas o emisiones documentales, no Editions de Minuit, 1985; edición original, 1983, Cambridge University Press, pp. 107-109).
pretende promover emisiones con la etiqueta «arte».
31
Hubert Damish, Le jugement de Paris, p. 18, citado por J. Aumont, De l’esthétique au présent , Bruxelles, De Boeck, 1998, p. 84.

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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

belleza de un paisaje, de ahí las repeticio- término: la búsqueda de belleza, obsesiva no moviliza el modo artístico. Pero, ¿qué ocu- ción con la vida del artista y del especta-
nes (el mismo paisaje filmado varias veces en el espacio de la realización, no está, rre con el modo estético?36 dor.40 Sin hacer de la televisión un arte,
bajo el mismo ángulo como si aquél que seguramente, tan presente en el espacio Me parece que no se ha visto cuánto ella pone de manifiesto que la televisión
filma no pudiera dejar de filmarlo de tan de la lectura. Es que el modo de lectura el contexto de visionado de la televisión puede funcionar como un catalizador que
bello que lo encuentra), de ahí también los privado conduce a constataciones que fa- podría ser favorable a la puesta en prác- permite al modo estético desarrollarse.
estereotipos, ya que el estereotipo (la tar- vorecen apenas esta lectura: todo el mun- tica de este modo, puede ser más que el
jeta postal) es la garantía de la belleza (si do ha cambiado, envejecido, los cuerpos cine, al menos que el cine que se va a ver Conclusión
se hicieron tarjetas postales de este pai- se han deteriorado, la vida ha pasado con en sala. Ir al cine, en efecto, es siempre
saje, es que es bello). su parte de dificultades, desdichas y dra- salir de la propia casa para ir a ver un
Al término de este breve recorrido,
Las personas filmadas manifiestan mas… El modo estético no está menos en espectáculo , mientras que la televisión
aparece claramente que no es posible
igualmente este deseo de hacerse ver práctica en este espacio. Es que la pelícu- se ve en el domicilio, cuando se lo desea,
atenerse a la doxa que nos ha servido de
como bellas en la película (la novia da vuel- la familiar, como forma a completar33 exi- mientras se quiera, en condiciones en el
punto de partida. Desde una perspecti-
tas como una modelo delante de la cáma- ge una respuesta que cada espectador fondo bastante próximas a la película fa-
va comunicacional, falta mucho para que
ra, un hombre solicita esperar que tenga debe producir él mismo activamente. Se miliar. Como para esta última, se podría
la relación entre el arte y la estética esté
bien hecho el nudo de su corbata para puede hablar al respecto de una verdade- decir que si la televisión no propone obra,
también presente en el espacio cinema-
dejarse filmar) y participan con sus ges- ra exigencia hermenéutica que apela a son los espectadores quienes la produ-
tográfico lo cual podría explicar el núme-
tos en el movimiento de «asignación de una iniciativa colectiva e individual. Jun- cen. Al menos (ya que, de hecho, no se
ro de publicaciones y de trabajos que
belleza» (filmada por su marido ante las tos los miembros de la familia construyen trata verdaderamente para el especta-
anuncian esta relación, y cuando esta
Cataratas del Niágara, una mujer no para el texto fílmico (se habla mucho durante dor de producir una obra), el espectador
relación está presente, no es siempre allí
de hacer grandes gestos con los brazos el visionado de la película de familia). Se es incitado a explorar su propia vida y a
donde se lo esperaría (ver la película fa-
para mostrar a la cámara «cómo es de be- efectúa una performance que une a los ir en busca de valores. Por cierto, no es
miliar y la estética). Lo mismo sucede
llo»). En un artículo apasionante, Karl miembros de la familia en la comunión cuestión de dejarse engañar y de subes-
para la relación privilegiada de la televi-
Sierek puso bien en evidencia cómo tales con el mito familiar. La constitución de timar lo que Louis Porcher llama
sión con el modo estético. En cuanto a la
gestos operan un movimiento reflexivo una «comunidad afectiva» («El estar jun- graciosamente (para discutirlos) «los
ausencia de relación de la televisión con
destinado «a hacer visible el hecho de ver» tos»)34 es el valor perseguido en esta bús- pecados mortales de la televisión» 37 pero,
el arte, se trata ciertamente de una elec-
las cosas como bellas: «se deshacen los queda. Paralelamente, la película de fami- quizá, se podría tener un poco más de
ción económico-comunicacional, no de
paquetes de regalos de Navidad, se los lia nos «trabaja» el interior, obligándonos confianza en el espectador38 y admitir
una fatalidad «innata». Esto cambia un
mira y se los retiene delante de la cámara, a volver sobre nosotros mismos y sobre que si la televisión tiene tanto éxito no
poco las ideas previas, esto incluso con-
repitiendo el gesto de alegría; sabiéndose nuestra relación con los otros. Desde este es solamente por su facilidad (por lo de-
tradice algunas de mis afirmaciones an-
en el centro de la imagen, se muestra el punto de vista, mirar una película de fami- más bien real), sino también porque el
teriores, pero investigar ¿no es también
fuera de campo, se imita su propia mira- lia es siempre una aventura, una aventura espectador encuentra ahí una satisfac-
cambiar de parecer?
da, que ha recaído sobre algo hermoso». a veces riesgosa porque el film puede arras- ción profunda. Pues por poco que se esté
Luego Karl Sierek añade, en referencia a trar a una confrontación con lo vivido difí- dispuesto, la televisión ofrece posibilida-
una observación de Robert Musil, en un cil de asumir. Así descripta, la experiencia des de encuentros hasta allí imposibles
texto precisamente titulado «C’est beau de la película de familia es muestra de esta y contribuye a abrir cuestionamientos
ici»: 32 cuando comienzan a filmar los gran estética que implica todo el ser y pone inéditos; ella puede ser una especie de
cineastas aficionados se orientan según en juego la totalidad del sujeto en su rela- fuente importante de enriquecimiento
criterios futuros y piensan, «aquí, eso será ción con el otro y el mundo.35 personal, incluso inducirnos a cambiar
bello ». Así, en lugar de fijar la presencia Volvamos ahora a la televisión. Pienso, nuestra vida. Esta concepción de la esté-
en el instante, la película de familia «cons- en efecto, que este análisis de la película de tica en conexión directa con la vida39 acer-
truye para el futuro un estado que será familia puede ayudar a comprender mejor ca a la televisión (y a la película familiar)
experimentado como bello». lo que pasa en este espacio. Aceptemos el a algunas producciones del arte contem-
En general, este proyecto no llega a su hecho de que, por el momento, la televisión poráneo que presentan objetos en sí
mismos sin valor estético, pero que con-
ducen a una lectura estética por su rela-
32
R. Musil, «Hier ist es schön », en Prosa un Strück, Reinbek, 1978, p. 523, citado por K. Sierek, «C’est beau ici. Se regarder voir dans
le film de famille», en Le film de famille, op.cit., pp. 63-78.
33
La película familiar funciona menos como un conjunto de representaciones que como una colección de índices o estímulos que 36
Si existen innumerables trabajos de estética del cine, en mi conocimiento los trabajos consagrados a la estética de la televisión
incitan a la producción de sentido. Sobre este punto, cfr. «Le film de famille dans l’institution familiale», en Le film de famille, op. son extremadamente escasos. En el espacio cultural francés, titular una obra Esthétique de l’audiovisuel, como lo ha hecho Pierre
cit., pp. 27-42. Sorlin (lo audiovisual englobando al cine y a la televisión) es recibido como realmente audaz y casi como una provocación por parte
34
Hermann Parret, L’esthétique de la communication. L’au-delà de la pragmatique, Bruxelles, Ousia, 1999. de los cinéfilos.
35
Jean Caune, Pour une éthique de la médiation. Le sens des pratiques culturelles, Grenoble, PUG, 1999, pp. 219-220. 37
Louis Porcher, Télévision, culture, éducation, Paris, A. Colin, 1994, Parte III, Capítulo 2, p. 127 y ss.

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Odin Roger Arte y estética en el campo del cine y la televisión. Enfoque semiopragmático (*)

belleza de un paisaje, de ahí las repeticio- término: la búsqueda de belleza, obsesiva no moviliza el modo artístico. Pero, ¿qué ocu- ción con la vida del artista y del especta-
nes (el mismo paisaje filmado varias veces en el espacio de la realización, no está, rre con el modo estético?36 dor.40 Sin hacer de la televisión un arte,
bajo el mismo ángulo como si aquél que seguramente, tan presente en el espacio Me parece que no se ha visto cuánto ella pone de manifiesto que la televisión
filma no pudiera dejar de filmarlo de tan de la lectura. Es que el modo de lectura el contexto de visionado de la televisión puede funcionar como un catalizador que
bello que lo encuentra), de ahí también los privado conduce a constataciones que fa- podría ser favorable a la puesta en prác- permite al modo estético desarrollarse.
estereotipos, ya que el estereotipo (la tar- vorecen apenas esta lectura: todo el mun- tica de este modo, puede ser más que el
jeta postal) es la garantía de la belleza (si do ha cambiado, envejecido, los cuerpos cine, al menos que el cine que se va a ver Conclusión
se hicieron tarjetas postales de este pai- se han deteriorado, la vida ha pasado con en sala. Ir al cine, en efecto, es siempre
saje, es que es bello). su parte de dificultades, desdichas y dra- salir de la propia casa para ir a ver un
Al término de este breve recorrido,
Las personas filmadas manifiestan mas… El modo estético no está menos en espectáculo , mientras que la televisión
aparece claramente que no es posible
igualmente este deseo de hacerse ver práctica en este espacio. Es que la pelícu- se ve en el domicilio, cuando se lo desea,
atenerse a la doxa que nos ha servido de
como bellas en la película (la novia da vuel- la familiar, como forma a completar33 exi- mientras se quiera, en condiciones en el
punto de partida. Desde una perspecti-
tas como una modelo delante de la cáma- ge una respuesta que cada espectador fondo bastante próximas a la película fa-
va comunicacional, falta mucho para que
ra, un hombre solicita esperar que tenga debe producir él mismo activamente. Se miliar. Como para esta última, se podría
la relación entre el arte y la estética esté
bien hecho el nudo de su corbata para puede hablar al respecto de una verdade- decir que si la televisión no propone obra,
también presente en el espacio cinema-
dejarse filmar) y participan con sus ges- ra exigencia hermenéutica que apela a son los espectadores quienes la produ-
tográfico lo cual podría explicar el núme-
tos en el movimiento de «asignación de una iniciativa colectiva e individual. Jun- cen. Al menos (ya que, de hecho, no se
ro de publicaciones y de trabajos que
belleza» (filmada por su marido ante las tos los miembros de la familia construyen trata verdaderamente para el especta-
anuncian esta relación, y cuando esta
Cataratas del Niágara, una mujer no para el texto fílmico (se habla mucho durante dor de producir una obra), el espectador
relación está presente, no es siempre allí
de hacer grandes gestos con los brazos el visionado de la película de familia). Se es incitado a explorar su propia vida y a
donde se lo esperaría (ver la película fa-
para mostrar a la cámara «cómo es de be- efectúa una performance que une a los ir en busca de valores. Por cierto, no es
miliar y la estética). Lo mismo sucede
llo»). En un artículo apasionante, Karl miembros de la familia en la comunión cuestión de dejarse engañar y de subes-
para la relación privilegiada de la televi-
Sierek puso bien en evidencia cómo tales con el mito familiar. La constitución de timar lo que Louis Porcher llama
sión con el modo estético. En cuanto a la
gestos operan un movimiento reflexivo una «comunidad afectiva» («El estar jun- graciosamente (para discutirlos) «los
ausencia de relación de la televisión con
destinado «a hacer visible el hecho de ver» tos»)34 es el valor perseguido en esta bús- pecados mortales de la televisión» 37 pero,
el arte, se trata ciertamente de una elec-
las cosas como bellas: «se deshacen los queda. Paralelamente, la película de fami- quizá, se podría tener un poco más de
ción económico-comunicacional, no de
paquetes de regalos de Navidad, se los lia nos «trabaja» el interior, obligándonos confianza en el espectador38 y admitir
una fatalidad «innata». Esto cambia un
mira y se los retiene delante de la cámara, a volver sobre nosotros mismos y sobre que si la televisión tiene tanto éxito no
poco las ideas previas, esto incluso con-
repitiendo el gesto de alegría; sabiéndose nuestra relación con los otros. Desde este es solamente por su facilidad (por lo de-
tradice algunas de mis afirmaciones an-
en el centro de la imagen, se muestra el punto de vista, mirar una película de fami- más bien real), sino también porque el
teriores, pero investigar ¿no es también
fuera de campo, se imita su propia mira- lia es siempre una aventura, una aventura espectador encuentra ahí una satisfac-
cambiar de parecer?
da, que ha recaído sobre algo hermoso». a veces riesgosa porque el film puede arras- ción profunda. Pues por poco que se esté
Luego Karl Sierek añade, en referencia a trar a una confrontación con lo vivido difí- dispuesto, la televisión ofrece posibilida-
una observación de Robert Musil, en un cil de asumir. Así descripta, la experiencia des de encuentros hasta allí imposibles
texto precisamente titulado «C’est beau de la película de familia es muestra de esta y contribuye a abrir cuestionamientos
ici»: 32 cuando comienzan a filmar los gran estética que implica todo el ser y pone inéditos; ella puede ser una especie de
cineastas aficionados se orientan según en juego la totalidad del sujeto en su rela- fuente importante de enriquecimiento
criterios futuros y piensan, «aquí, eso será ción con el otro y el mundo.35 personal, incluso inducirnos a cambiar
bello ». Así, en lugar de fijar la presencia Volvamos ahora a la televisión. Pienso, nuestra vida. Esta concepción de la esté-
en el instante, la película de familia «cons- en efecto, que este análisis de la película de tica en conexión directa con la vida39 acer-
truye para el futuro un estado que será familia puede ayudar a comprender mejor ca a la televisión (y a la película familiar)
experimentado como bello». lo que pasa en este espacio. Aceptemos el a algunas producciones del arte contem-
En general, este proyecto no llega a su hecho de que, por el momento, la televisión poráneo que presentan objetos en sí
mismos sin valor estético, pero que con-
ducen a una lectura estética por su rela-
32
R. Musil, «Hier ist es schön », en Prosa un Strück, Reinbek, 1978, p. 523, citado por K. Sierek, «C’est beau ici. Se regarder voir dans
le film de famille», en Le film de famille, op.cit., pp. 63-78.
33
La película familiar funciona menos como un conjunto de representaciones que como una colección de índices o estímulos que 36
Si existen innumerables trabajos de estética del cine, en mi conocimiento los trabajos consagrados a la estética de la televisión
incitan a la producción de sentido. Sobre este punto, cfr. «Le film de famille dans l’institution familiale», en Le film de famille, op. son extremadamente escasos. En el espacio cultural francés, titular una obra Esthétique de l’audiovisuel, como lo ha hecho Pierre
cit., pp. 27-42. Sorlin (lo audiovisual englobando al cine y a la televisión) es recibido como realmente audaz y casi como una provocación por parte
34
Hermann Parret, L’esthétique de la communication. L’au-delà de la pragmatique, Bruxelles, Ousia, 1999. de los cinéfilos.
35
Jean Caune, Pour une éthique de la médiation. Le sens des pratiques culturelles, Grenoble, PUG, 1999, pp. 219-220. 37
Louis Porcher, Télévision, culture, éducation, Paris, A. Colin, 1994, Parte III, Capítulo 2, p. 127 y ss.

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