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ceptos, imágenes de la memoria, conceptos), nada nas dice acerca del ritu humano en todas sus manifestaciones, que obliga al discurso cine-
modo en que pasamos de uno a otro. Por esa razón Eisenstein no tardó en matográflco a conformarse al paso del pensamiento, pero sin hacer de él
necesitar una hipótesis más sólida, la del «pensamiento prelógico», ese un instrumento de pensamiento.
modelo de pensamiento donde los enunciados literales y los metafóricos
(<<en imágenes»)* son estrictamente equivalentes e intercambiables.
LENGUAJE, PENS¡!MIENTO, SUJETO
construcción para ser ya un edificio', sin que por fuerza deba ser un pala- Es, por ejemplo, la célebre actitud frente a la banda sonora, o más
cio (a veces una humilde cabaña da para mucho). Lo esencial es que uno bien frente a la relación entre la banda de imágenes con la banda sonora:
no haya erigido un laberinto. «Imágenes y sonidos como gentes que se conocen en el camino y ya no
En este sentido, me gustaría volver ahora a las propuestas de Robert pueden separarse» (pág. 45). Las imágenes por un lado, los sonidos por
Bresson. Ya he señalado la paradoja de ese delgado volumen, únicamen- otro, deben ser.1o bastante autónomos, actuar cada uno en su registro sin
te constituido por aforismos desconectados, sin capítulos ni encabeza- pretender usurparse sus poderes recíprocos (para Bresson las imágenes
mientos de capítulos, sin teoremas ni grandes principios disciplinarios, y son más externas y los sonidos más internos; estos últimos tienen un pri-
cuya lógica parece emanar ante todo de una gran tendencia a la obsesión. vilegio de naturaleza). Pero, a la inversa, la película debe ser la organi-
Además de por su inventiva, la labor teórica de Bresson destaca por su zación de las relaciones entre esas entidades autónomas -la organiza-
normatividad -rasgo característico de su sistema: Bresson prescribe, ción de su colaboración, de su buen entendimiento- para llegar a un
excluye, creando una teoría cerrada- y por la proximidad con sus pelí- auténtico reparto de tareas expresivas (<<No se puede ser a la vez todo
culas, que en cierto modo garantizan la posibilidad y el alcance de la teo- ojos y todo oídos», pág. 61).
ría. Puede que sea ésta la razón de la influencia, subterránea pero pro- Es la actitud frente a la imagen, que en el cinematógrafo es forzosa-
funda, que ha ejercido en el cine francés (teorema: todo cineasta francés mente asignificante (y no demasiado expresiva en sí misma). El gran
de interés debe algo a Bresson). enemigo de Bresson es la «imagen bella», que llama la atención por sus
La teoría del cinematógrafo abarca, en su concisión elíptica, los prin- cualidades como imagen, y la metáfora, que llama la atención sobre su
cipales dominios de la teoría del cine: la creación de la imagen, los me- artificialidad. En uno y otro caso tales imágenes son demasiado «imáge-
dios disponibles y el objetivo esencial de esa imagen, aunque, como en nes» y pierden lo esencial, su ~apacidad de comunicación y de intercam-
todo autor profundamente clásico (en sentido literal, el del clasicismo es- bio con otras imágenes. Como es una escritura, y no un espejo ni un di-
tético), el objetivo sea lo que determina la creación y ambos defman los bujo ni un jeroglífico, el cinematógrafo sólo puede emplear imágenes
medios aceptables. Ya apuntamos que el objetivo del cinematógrafo es carentes de valor absoluto (pág. 28), Y cuyo valor y poder provienen úni-
decir la verdad sobre lo real, o, más exactamente, permitir que lo real camente de su capacidad de relacionarse con otras, que las transfor-
diga la verdad, al provocar las condiciones de su encuentro por parte del marán. Al igual que escribir es emplear palabras que se transforman al
espectador; en esta operación, el cineasta actúa como una especie de me- colocarse en sintagma, actualizando algunas de sus posibilidades en de-
diador inspirado. trimento de otras, la película de cinematógrafo hace salir de cada imagen
una parte elegida de su. potencial. Será necesario, pues, que la imagen no
haya dicho por SI misma cuanto tenía por decir.
Los MEDIOS DEL CINEMATÓGRAFO Por último, es la actitud frente al montaje. Si la película es el esta-
blecimiento de relaciones entre imágenes en sí asignificantes e inexpre-
Bresson defme el cinematógrafo como «una escntura con imágenes sivas, quiere decir que el montaje es la herramienta principal que tiene el
en movimiento y sonidos» (pág. 12), defmición de engañosa simplici- poder de hacer surgir el sentido y la expresión. Si la imagen no tiene nin-
dad en la que cada término debe subrayarse cuidadosamente. El cinema- gún poder, el montaje lo tiene todo, igual que en pintura, por ejemplo, no
tógrafo se opone al cine, que «busca la expresión inmediata y definitiva cuenta la mancha de color aislada sino la relación y proporción de colo-
mediante mímica, gestos, entonaciones de voz» (pág. 44), es decir, que res sobre la tela, o, como en literatura, el sep.tido cambia dependiendo del
se contenta con reproducir una realidad dramática sin agregar nada por lugar de las palabras en la frase (pág. 17). Esta creación de relaciones por
su parte; por el contrario, el cinematógrafo busca una expresión no in- el montaje tiene un aspecto formal, subrayado a placer por Bresson para
mediata (sino mediata: sus medios no se pasan por alto) y no defmitiva distanciarse al máximo de la preocupación dramática (<<Ve tu película
(sino constantemente desplazada, relanzada, contradicha); el cinemató- como una combinación de líneas y de volúmenes en movimiento al mar-
grafo es una cuestión de «escritura», esto es, de puesta en relación de ele- gen de lo que representa y significa», pág. 92). Pero lo esencial es el as-
mentos discretos. pecto sintáctico, gramatical incluso, que asegura la corrección de los en-
56 LAS TEORÍAS DE LOS CINEASTAS LA TEORÍA DE LOS TEÓRICOS 57
cadenamientos mediante el respeto a un pequeño número de principios obra; pero es una intención general que sobre todo no debe entrañar in-
generales. Cada cosa en su sitio, el que le asegurará eficacia y funciona- tenciones demasiado concretas, las cuales engendrarían una obra muerta
lidad (<<Una cosa equivocada, si la cambias de sitio, puede ser una cosa antes de empezar. La obra resulta de una colaboración entre el artista,
acertada», pág. 51), un sitio que no es definido por la continuidad dra- que tiene una línea primera -su proyecto-, y lo real, que proporciona
mática u ordinaria; en concreto, la causalidad debe ser alterada e incluso la sorpresa permanente de los encuentros; el cinematógrafo es la escritu-
invertida (es mejor, desde el punto de vista del «-grafo», dar el efecto an- ra (la organización) de esos momentos de encuentro de modo que acre-
tes que la causa). Por último, y sobre todo, el motor de los encadena- cienten mutuamente su valor. A menudo Bresson se ve tentado por la
mientos es la mirada, para la cual Bresson inventó, como se sabe, una se- versión más inflexible de la maestría, la de la certa idea rafaelesca, que
rie muy reducida de ángulos de toma, insistiendo en la relación entre quiere que el artista tenga la obra totalmente preparada en mente y sólo
planos y evitando situarse «desde el punto de vista» de un personaje. tenga que manifestarla materialmente. Pero cuando dice: «Soñé que mi i
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