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Budismo como Psicoterapia

por Venerable Madawela Punnaji

Traducido por Adrian Montoya

 Se piensa popularmente hoy en día que el Buddhismo es una religión que contiene
numerosos mitos, tradiciones y prácticas místicas. Y por lo tanto cuando hablo de
psicoterapia, ustedes deben preguntarse cosas. Sin embargo el expositor anterior que
habló de la naturaleza científica del Buddhismo, les dejó en claro que el Buddhismo no
es simplemente una religión dogmática o mística.

Para clarificar este punto, deseo llevar su atención a la diferencia entre las prácticas y
creencias del Buddhismo original y las del Buddhismo moderno. Es importante no
confundir el Buddhismo moderno como se practica en diferentes culturas y sociedades,
con lo que fue enseñado y practicado por Gotama el Buddha y sus discípulos. Lo que se
practica hoy en la mayoría de las culturas Buddhistas, sean Theravada o Mahayana son
principalmente rituales y ceremonias asociadas con dogmas tradicionales o visiones del
mundo y objetos de veneración, adoptados emocionalmente. Este tipo de Buddhismo no
es distinto a cualquier otra religión con diferentes dogmas, rituales y símbolos de
adoración, que sirven a la humanidad solo para reducir temporalmente las ansiedades y
preocupaciones de la vida, aquí y después.

Distinto a esto es el Buddhismo Original, el cual era una solución práctica al problema
básico de ansiedad que subyace a todas nuestras preocupaciones diarias, problemas y
tribulaciones. Sin entender esta diferencia, no es posible examinar este aspecto
psicoterapéutico del Buddhismo. Por lo tanto, quiero enfatizar en este momento que
cuando uso la palabra ‘Buddhismo’ en esta charla, me refiero a ese Buddhismo Original
y no a ninguna forma de Buddhismo moderno practicado por ninguna cultura de hoy.

Al hablar del aspecto psicoterapéutico del Buddhismo, he propuesto mi posición muy


ligeramente. Preferiría decir que el Buddhismo es completamente una psicoterapia.

Mi dubitación en hacerlo, es porque sería demasiado shock para el Buddhista cultural


devoto. Aun así, quisiera recordar a aquellos familiarizados con el Buddhismo, que en
los Nikayas Pali el Buddha era denominado el ‘Insuperable médico y cirujano’
(anuttaro bhisakko sallakatto) y además el insuperable entrenador de personas
(anuttaro purissa dhamma sarati). El Buddha además dice en el Anguttara Nikaya que
es posible que una persona diga haber sido libre de enfermedad física por cien años,
pero no es posible que una persona clame haber sido libre de enfermedad mental por un
solo día, excepto un Arahant o discípulo perfeccionado, o un Buddha. Es reconocido por
todos los eruditos Buddhistas que el propósito último del Buddha de acuerdo a los
Nikayas Pali era producir Arahants. El Arahant era la culminación de la Práctica
Buddhista Original. Esto significa que si el Arahant es la única persona con perfecta
salud mental, el propósito del Buddha era producir personalidades mentalmente
saludables. Esto significa que el Buddhismo es una psicoterapia o tal vez la psicoterapia
última.
Permitámonos examinar el Buddhismo en relación a los conceptos piscoterapéuticos
modernos para descubrir si es que ésta afirmación es correcta. Cuando examino la
historia de la evolución de los conceptos piscoterapéuticos modernos, encuentro que
todas las teorías y prácticas modernas se centran en un problema importante entendible
en términos de las hipótesis estructurales presentadas por Sigmund Freud (en 1923).
Casi todos los sistemas terapéuticos modernos pueden ser descritos en términos de esta
hipótesis estructural. Estos distintos sistemas podrían ser clasificados en dos grupos.
Aquellas terapias que se ocupan principalmente del Id (“Ello”) y sus expresiones, y
aquellas que se ocupan principalmente del Ego y sus funciones. Las psicologías del Id
pueden ser también vistas como terapias afectivas y las psicologías del Ego vistas como
terapias cognitivas. No nos es posible discutir en detalle estas diferentes terapias dentro
de los límites de esta presentación de media hora, y es además innecesario ya que fue
hecho por un expositor que es mucho más enterado que yo en ese campo. Sin embargo
quiero llevar su atención a este importante problema psicológico revelado a través de la
hipótesis estructural de Freud.

La razón de llevar su atención a estas importantes  suposiciones del pensamiento


psicoterapéutico moderno es facilitar la introducción a los conceptos Buddhistas que
subyacen en la técnica terapéutica Buddhista. No sería capaz de hacer justicia a este
tema dentro del limitado tiempo permitido para mi charla. Aunque hay muchos aspectos
en la técnica terapéutica del Buddha, puedo resumir las enseñanzas del Buddha para
ponerlos al tanto de los principios básicos en los que se sostiene esta psicoterapia
Buddhista. No veo mejor forma de introducir estos principios básicos que discutir los
contenidos del primer sermón del Buddha llamado Dhammacakkapavattana Sutta,
traducido por mi como “La Revolución de La Rueda de la Experiencia”, que aparece en
el Samyutta Nikaya.

El primer punto elaborado en este Sutta es que hay dos modos extremos de vivir a ser
evitados. Uno es la búsqueda del placer sensorial, el cual se bipolariza en la búsqueda
de placer sensorial y el evitar dolor sensorial (Kamsukallikanuyoga). El otro extremo es
la auto-extinción a través de la auto-negación y el ascetismo (Attakilamatanuyoga).

Evitando estos dos extremos, el Buddha enseña un tercer modo intermedio de vivir
(Majjima patipada) llamado el Sublime Camino Óctuple  (Ariya Attangika Magga).
Esta  tercera vía intermedia consiste de una conciencia de la realidad, y se acompaña de
pensamientos, habla, actos, y vida en armonía con ella.

Esta enseñanza del Buddha puede ser entendida fácilmente  en términos de la hipótesis
estructural de Freud. La búsqueda del placer sensorial no es nada más que la actividad
del Id. El énfasis especial en el Buddhismo está en el hecho de que la gratificación del
Id, a través de la búsqueda de placeres sensoriales no lleva ni a la salud mental ni a la
felicidad.

Este concepto no está por entero en conflicto con el pensamiento Freudiano porque
Freud reconocía que la madurez emocional se obtiene a través de la superación del
“principio de placer” por el “principio de realidad”. Algunos sicólogos modernos aún
creen que la gratificación del Id de alguna forma es necesaria para la salud mental. Esto,
claro está, no es negado completamente en el Buddhismo como veremos más adelante.
La auto-extinción a través de la auto-negación es obviamente la actividad del Super
Ego. Ser guiado completamente por el Super Ego no conduce a la salud mental de
acuerdo al Buddhismo. Esto también es aceptable para el pensamiento psicoanalítico de
acuerdo a Freud: una represión completa del Id de esta forma lleva a la utilización de
toda la energía psíquica disponible del Ego en la tarea de represión y por lo tanto deja al
Ego incapaz de lidiar con la realidad externa.

El modo intermedio saludable de vivir recomendado por el Buddha, que es el alinear el


pensamiento y la vida en armonía con la realidad, es sin dudas la actividad del Ego,
DESDE UN PUNTO DE VISTA FREUDIANO. Ya que, de acuerdo a Freud, la
madurez consiste en ser dominado por el “principio de realidad”, esta vía intermedia del
Buddha calza con el concepto Freudiano de la salud mental, que es además aceptada
generalmente por todos los psicoterapeutas modernos.

Es reconocido generalmente también en la psicoterapia moderna que un sentido


adecuado de la realidad o la habilidad de distinguir entre el mundo externo y  el mundo
interno de deseos e impulsos es un indicio importante de salud mental. En enfermedades
mentales severas, esta habilidad está considerablemente dañada o totalmente perdida.
Este sentido de realidad está presente en mayor grado en el neurótico que en el sicótico.
Sin embargo los psicólogos modernos admiten que incluso la persona normal no es
perfecta en esta habilidad de distinguir la realidad,  concordando así con la posición
Buddhista.

Un aspecto importante del desarrollo de este sentido de la realidad, es la habilidad de


distinguir entre ‘sí mismo’ y ‘no sí mismo’, o lo que está bajo el control de uno, y lo que
no está bajo el control de uno. Freud reconoció (en 1911) que la frustración del Id
debido a la impermanencia de los objetos externos es el factor más significativo en el
desarrollo del concepto del sí mismo en el infante y la demarcación de los límites del
ego o la línea que separa el ‘sí mismo’ del ‘no sí mismo’.

El psicoterapéuta Buddhista, debe señalarse, no juega el rol de doctor en su práctica


terapéutica. Su rol es el de un profesor. Su técnica de terapia es un proceso de
educación. En términos Freudianos, su tarea es el fortalecimiento del Ego a través de la
educación. Podemos incluso ir tan lejos como para decir que el Buddhismo es una
forma de terapia de Ego o terapia cognitiva.

A través de la educación, el sentido de realidad del paciente mejora. El conflicto entre el


Id y el Super Ego así como también entre el Id y la realidad se resuelve a través de la
educación del Ego. Esta educación se hace primero a través de la comunicación verbal
por el uso de la razón y segundo a través de la práctica de meditación donde el paciente,
o más correctamente, el estudiante, es asistido en el volverse conciente de su
experiencia interna, que observa como movimientos físicos internos y tensiones,
sensaciones y emociones, y como imágenes mentales y conceptos.

Lo primero que el estudiante aprende es que la bondad y felicidad no son opuestas entre
sí, dado que la bondad es felicidad. Para ponerlo en términos Freudianos, la búsqueda
de placer del Id no es erróneo o malo sino que el verdadero placer no es la sensación
placentera sino la felicidad interna. Esta felicidad interna se logra a través de la
relajación y la calma en vez de a través de la estimulación de los sentidos, excitación,
tensión y relajo de tensión. La felicidad se logra a través de la respuesta relajada. En
otras palabras, el estudiante es educado sobre la necesidad de buscar la meta de la calma
para así satisfacer las tres partes de la personalidad, es decir el Id, el Super Ego y el
Ego. El Id es satisfecho porque la calma es la vía a la felicidad. El Super Ego, que busca
hacer lo que es bueno y correcto, es satisfecho porque la calma es la vía para ser bueno.

El Ego es satisfecho porque la calma es la vía realista para ser feliz y bueno y por lo
tanto la calma es realista. La calma además ayuda al estudiante a estar en contacto con
la realidad sin la interferencia de los deseos e impulsos. De esta forma el Ego, que busca
ser realista, es satisfecho.

La búsqueda de esta meta armonizadora de la calma que resuelve el conflicto interno y


externo se llama la Búsqueda Sublime (Ariya Pariyesana) y esta forma de vida se llama
la Vía Sublime (Ariya Magga) o la Vía Armoniosa (Samma Magga). Es además la vía a
la salud mental (Arogya). Esta explicación de la enseñanza del Buddha en términos de
conceptos psicológicos modernos no es para obtener el apoyo a la posición Buddhista
de parte de la psicología moderna sino para hacer que la posición Buddhista sea
inteligible a la mente moderna que dispone de conceptos de psicología moderna, y para
mostrar que la técnica psicoterapéutica Buddhista no es solo relevante en el mundo
moderno sino también una contribución constructiva para el pensamiento
psicoterapéutico moderno.

El primer sermón del Buddha, que estamos discutiendo, introduce el tema en la forma
anterior, y procede luego a discutir el problema básico de ansiedad llamado Dukkha.
Esta ansiedad, de acuerdo al Buddha, es experimentada en relación a siete situaciones
básicas:

1) nacimiento;
2) vejez;
3) enfermedad;
4) muerte;
5) encuentro con personas y circunstancias desagradables;
6) separación de personas y circunstancias placenteras;
7) frustración de deseos.

La ansiedad toda es presentada además como un “agregado” (khanda) o cuerpo (kaya).


La suma total de todo fenómeno experimentado, analizado en cinco agregados es
personalizado por uno, para formar así la experiencia de “un sí mismo en el mundo”.
Este agregado quíntuple de fenómenos personalizados se llama  Pancupadanakkhanda.
Se le llama a veces también Sakkhaya, que significa “cuerpo personal”. Esto puede ser
comparado con el concepto de “auto-imagen” o “concepto de sí mismo” que se
encuentra en la psicología moderna. Esta “auto-imagen”, que es el resultado de la
personalización de los fenómenos (de la experiencia) es vista como un “montón de
ansiedad” por el Buddha y esta ansiedad es “amontonada” a través del proceso de
personalización que a su vez resulta en la noción de “ser un sí mismo” (Bhava). Toda
preocupación, ansiedad, miedo y sentimientos de inseguridad, que son básicas en la
vida, son resultados de este proceso  de personalización (Upadana). Este proceso de
personalización se asocia además con la sensación de poder sobre lo que ha sido
personalizado. Por lo tanto, la personalización es vista también como el ejercer poder
sobre aquello (vasavatti). Desde este punto de vista, para remover la ansiedad básica
que subyace en la existencia humana, es necesario despersonalizar (Upadana nirodha) el
agregado quintuple de fenómenos y remover el “concepto de sí mismo” de acuerdo al
Buddhismo. Por lo tanto, el propósito último del Buddhismo es producir un individuo
libre de la experiencia del sí mismo dentro. Este es el individuo que es perfecto en salud
mental y que es llamado Arahant, el Merecedor. Aunque este estado último es
raramente alcanzado, la salud mental de un individuo se mide de acuerdo al grado en
que el individuo ha perdido su experiencia de sí mismo.

El asunto parece ser de frontera del sí mismo o frontera del Ego  desde un punto de vista
Freudiano. Esto es, el grado con que una persona identifica las cosas del mundo como
pertenecientes  a él/ella o como parte de él/ella. La frontera del sí mismo de la persona
anormal es mayor en  circunferencia que la del normal. La frontera del sí mismo de la
persona normal es mayor en circunferencia que la del supernormal. La frontera del sí
mismo de la persona supernormal es mayor en circunferencia que la de el sublime. El
Buddha por lo tanto reconoce dos niveles por sobre el nivel normal; el supernormal 
(uttari manussa) y el sublime  (Ariya).

El proceso de personalización es dependiente de lo que llamamos Tanha, que en


traducción literal es sed, que es similar al ansia (en inglés: “Urge”)  Freuidiano. Esta
sed, o Tanha, es triple: La sed de placer, la sed de existencia y la sed de no-existencia.

Es interesante notar que el concepto Freudiano de impulsos que incluía el sexual y el


preservación de sí mismo primero, y luego propuso como  los impulsos de vida y
muerte, parecen coincidir con este concepto Buddhista de Tanha. Parece ser como si los
psicólogos estuviesen redescubriendo lo que el Buddha descubrió hace 25 siglos. Aún
así el propósito del Buddhismo va más allá del propósito de la psicología moderna
puesto que una completa desaparición de Tanha es la meta. De acuerdo al Buddhismo,
la salud mental perfecta no se logra hasta que esta sed a sido completamente
desenraizada. Aunque la psicología moderna parece estar satisfecha con hacer de una
persona anormal en normal, el Buddhismo apunta a remover incluso la incomodidad e
infelicidad mental normal trayendo a escena la  perfección en salud mental. Es
interesante notar que el Buddha reconoce nueve niveles de salud  mental
experimentadas en nueve etapas de desarrollo de la mente por sobre el estado normal.

Esto es discutido en detalle en un Sutta en el Anguttara Nikaya (A IV 44). Acerca de los


nueve niveles supernormales  (uttari manussa) de salud mental, el noveno, llamado el
nivel sublime  (Ariya bhumi) es posteriormente analizado en cuatro niveles de
personalidad:

1) el que entra en la Corriente (Sotapanna);


2) el que Vuelve una vez (Sakadagami);
3) el que No-Retorna (Anagami); y
4) el Digno (Arahant).

La psicología moderna, claro, parece no pensar que es posible remover esta sed o
impulso por completo.  Aún así Erich Fromm apunta que la meta última de Freud era
remover el Id por completo y cita a Freud diciendo, “en lugar del Id debe estar el Ego.”
Esto parece apoyar la posición Buddhista.

El primer sermón del Buddha que estamos discutiendo comienza a explicar la técnica
con la cual esta sed es removida. Esta técnica se llama el Sublime Camino Óctuple que
discutimos anteriormente como la forma intermedia de vivir que evita  los dos
extremos: la búsqueda de placeres sensoriales, y la auto-extinción a través de la “auto
negación”. Este Camino Óctuple comienza con lo que se llama Samma Ditthi, que es la
conciencia de la realidad con la comprensión de tres aspectos importantes de la vida:

1) Inestabilidad (Anicca),
2) Incomodidad o Ansiedad (Dukkha),
3) Impersonalidad (Anatta).

Anicca, o inestabilidad, es la naturaleza transitoria de todo fenómeno experimentado a


los cuales nos apegamos y personalizamos, pensando “esto es mío”, “esto es yo”, “esto
soy yo o mi mismo”.

Dukkha o Ansiedad es lo que se experimenta debido a la Inestabilidad de lo que ha sido


personalizado. Esta ansiedad es el resultado de un choque entre el deseo de
permanencia  y la realidad de la inestabilidad. Aquí comenzamos a distinguir entre el
deseo de permanencia y el hecho de que no tenemos ningún poder sobre nada porque no
podemos hacer permanente lo que es impermanente. Es este reconocimiento del hecho
de que no tenemos poder, no solo sobre objetos externos sino también sobre lo que está
dentro del cuerpo que es identificado como ‘sí mismo’. En otras palabras, si la
apropiación es vista como liderazgo o ejercicio de poder sobre lo que es hecho propio,
entonces no tenemos nada en el mundo, ni siquiera lo que llamamos “mi mismo”. Por lo
tanto, no hay base para el concepto “mío” o “mi mismo”. En otras palabras, el
“concepto de sí mismo” es también visto como algo inventado por nuestros deseos o
impulsos. Esto es, en términos Freudianos, comprobación de la realidad o distinguir
entre realidad y un deseo. De esta manera obtenemos el sentido saludable de realidad,
que remueve toda ansiedad.

Esta visión se llama el Samma Ditthi o Perspectiva Armoniosa, por que está en armonía
con la realidad. Este entendimiento resulta en un estado emocional de calma, felicidad,
y amabilidad. Dicho estado emocional lleva al buen comportamiento externo, verbal y
físico, que es considerado bueno socialmente. Una vida basada en esta perspectiva y
este estado emocional y comportamiento es una vida armoniosa.

Y esta vida armoniosa debe ser mantenida y perfeccionada por medio de la Práctica
Armoniosa.

Al discutir la Práctica Armoniosa llegamos a otro aspecto de la terapia Buddhista que


está alineada con diferentes tipos de técnicas psicológicas que hemos discutido. La
técnica psicológica moderna que se alinea con ésta práctica se clasifica bajo lo que
llamamos las Terapias Conductistas. Esta práctica puede ser descrita usando términos
como desensibilización, condicionamiento operante, y también la teoría de aprendizaje.
El Buddha considera incluso los procesos mentales como hábitos de pensamiento que
han sido aprendidos y que podrían ser des-aprendidos al detener concientemente su
repetición, y constantemente practicando pensamientos saludables. Se consideran
pensamientos saludables aquellos pensamientos que son calmantes. Aquellos que
excitan la mente y producen tensión se consideran perjudiciales.

El Buddhismo además reconoce que los procesos mentales afectivos o excitaciones


emocionales tienen su raíz en procesos mentales cognitivos, tales como la formación de
conceptos o interpretación de experiencias. De acuerdo a cómo interpretas la situación,
o te excitas emocionalmente o te calmas y relajas. Estas interpretaciones que producen
excitación son siempre asociadas con un “concepto de sí mismo” o “auto-imagen”. Si
habitualmente mantenemos auto-imágenes malas, nos volvemos individuos
habitualmente infelices. Practicando buenos pensamientos comenzamos a eliminar estas
auto-imágenes malas y cultivamos imágenes de calma. La mente calma es capaz de
observar la experiencia subjetiva objetivamente y esto nos lleva al próximo paso, que es
la Conciencia Armoniosa. En esta Conciencia Armoniosa, uno se vuelve conciente de la
experiencia subjetiva objetivamente y por la práctica constante de esta conciencia, uno
comienza a despersonalizar la experiencia subjetiva. De esta forma, la perspectiva de
personalidad  (Sakkaya Ditthi) es gradualmente removida, seguida de una remoción
gradual de todo pensamiento de “Yo” y “mío”. Este proceso gradual de
despersonalización calma aún más la mente y lleva a la experiencia progresiva de
niveles más y más profundos de tranquilidad y felicidad, llevando a la perfección en
salud mental con la completa erradicación de la experiencia de un sí mismo interior y el
des-enraizamiento de nuestra sed, y la desaparición de toda ansiedad por siempre. Este
estado último de salud mental es raramente logrado en la práctica moderna Buddhista,
pero es la meta final del Buddhismo como fue enseñado hace 25 siglos.

Estos principios de psicología Buddhista podrían ser usados en el mundo moderno y


podrían ser constructivamente usados por psicoterapeutas modernos. No tengo el tiempo
para discutir en detalle los variados casos donde el Buddha ha usado estos principios en
su tiempo. Tampoco tengo el tiempo de discutir algunos de los casos en mi propia
experiencia donde he usado estos principios. Lo más importante de todo es el uso de
estos principios en mí mismo. Aunque no tengo el tiempo de discutir esto tampoco en
detalle, me gustaría declarar que he probado en mi propia experiencia la validez de estos
principios.

Al discutir de esta manera el Primer Sermón del Buddha llamado la Revolución de la


Rueda de la Experiencia, como el proceso de  transformación de la personalidad de un
individuo desde lo no-saludable a lo saludable, puede parecer que me haya desviado del
Theravada Ortodoxo, Mahayana o cualquier otro tipo  de tradición Buddhista. Pero
como apunté previamente, no estoy discutiendo ninguna forma de punto de vista o
práctica Buddhista moderna.  Estoy discutiendo la Enseñanza y Práctica Original del
Buddha como se encuentra en las fuentes más antiguas reconocidas por todos los
eruditos, que no pertenecen a ninguna escuela moderna de pensamiento. Espero que este
esfuerzo encienda su interés, damas y caballeros, en explorar aún más las primeras
enseñanzas del Buddha. Creo que si los psicólogos modernos hacen un estudio serio de
estas primeras enseñanzas del Buddha, será un punto de quiebre y una revolución
significativa en el pensamiento y práctica psicoterapéutica moderna.

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