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Budismo como

Psicoterapia

Centro de meditación y estudios Budistas


Buddha Dhamma
www.buddhadhammachile.org
por Venerable Madawela Punnaji

Se piensa popularmente hoy en día que el Buddhismo es una religión que contiene
numerosos mitos, tradiciones y prácticas místicas. Y por lo tanto cuando hablo de
psicoterapia, ustedes deben preguntarse cosas. Sin embargo el expositor anterior que
habló de la naturaleza científica del Buddhismo, les dejó en claro que el Buddhismo
no es simplemente una religión dogmática o mística.
Para clarificar este punto, deseo llevar su atención a la diferencia entre las prácticas y
creencias del Buddhismo original y las del Buddhismo moderno. Es importante no
confundir el Buddhismo moderno como se practica en diferentes culturas y
sociedades, con lo que fue enseñado y practicado por Gotama el Buddha y sus
discípulos. Lo que se practica hoy en la mayoría de las culturas Buddhistas, sean
Theravada o Mahayana son principalmente rituales y ceremonias asociadas con
dogmas tradicionales o visiones del mundo y objetos de veneración, adoptados
emocionalmente. Este tipo de Buddhismo no es distinto a cualquier otra religión con
diferentes dogmas, rituales y símbolos de adoración, que sirven a la humanidad solo
para reducir temporalmente las ansiedades y preocupaciones de la vida, aquí y
después.
Distinto a esto es el Buddhismo Original, el cual era una solución práctica al problema
básico de ansiedad que subyace a todas nuestras preocupaciones diarias, problemas
y tribulaciones. Sin entender esta diferencia, no es posible examinar este aspecto
psicoterapéutico del Buddhismo. Por lo tanto, quiero enfatizar en este momento que
cuando uso la palabra ‘Buddhismo’ en esta charla, me refiero a ese Buddhismo
Original y no a ninguna forma de Buddhismo moderno practicado por ninguna cultura
de hoy.
Al hablar del aspecto psicoterapéutico del Buddhismo, he propuesto mi posición muy
ligeramente. Preferiría decir que el Buddhismo es completamente una psicoterapia.
Mi dubitación en hacerlo, es porque sería demasiado shock para el Buddhista cultural
devoto. Aun así, quisiera recordar a aquellos familiarizados con el Buddhismo, que en
los Nikayas Pali el Buddha era denominado el ‘Insuperable médico y cirujano’
(anuttaro bhisakko sallakatto) y además el insuperable entrenador de personas
(anuttaro purissa dhamma sarati). El Buddha además dice en el Anguttara Nikaya que
es posible que una persona diga haber sido libre de enfermedad física por cien años,
pero no es posible que una persona clame haber sido libre de enfermedad mental por
un solo día, excepto un Arahant o discípulo perfeccionado, o un Buddha. Es
reconocido por todos los eruditos Buddhistas que el propósito último del Buddha de
acuerdo a los Nikayas Pali era producir Arahants. El Arahant era la culminación de la
Práctica Buddhista Original. Esto significa que si el Arahant es la única persona con
perfecta salud mental, el propósito del Buddha era producir personalidades
mentalmente saludables. Esto significa que el Buddhismo es una psicoterapia o tal
vez la psicoterapia última.
Permitámonos examinar el Buddhismo en relación a los conceptos piscoterapéuticos
modernos para descubrir si es que ésta afirmación es correcta. Cuando examino la
historia de la evolución de los conceptos piscoterapéuticos modernos, encuentro que
todas las teorías y prácticas modernas se centran en un problema importante
entendible en términos de las hipótesis estructurales presentadas por Sigmund Freud
(en 1923). Casi todos los sistemas terapéuticos modernos pueden ser descritos en
términos de esta hipótesis estructural. Estos distintos sistemas podrían ser
clasificados en dos grupos. Aquellas terapias que se ocupan principalmente del Id
(“Ello”) y sus expresiones, y aquellas que se ocupan principalmente del Ego y sus
funciones. Las psicologías del Id pueden ser también vistas como terapias afectivas y
las psicologías del Ego vistas como terapias cognitivas. No nos es posible discutir en
detalle estas diferentes terapias dentro de los límites de esta presentación de media
hora, y es además innecesario ya que fue hecho por un expositor que es mucho más
enterado que yo en ese campo. Sin embargo quiero llevar su atención a este
importante problema psicológico revelado a través de la hipótesis estructural de
Freud.
La razón de llevar su atención a estas importantes suposiciones del pensamiento
psicoterapéutico moderno es facilitar la introducción a los conceptos Buddhistas que
subyacen en la técnica terapéutica Buddhista. No sería capaz de hacer justicia a este
tema dentro del limitado tiempo permitido para mi charla. Aunque hay muchos
aspectos en la técnica terapéutica del Buddha, puedo resumir las enseñanzas del
Buddha para ponerlos al tanto de los principios básicos en los que se sostiene esta
psicoterapia Buddhista. No veo mejor forma de introducir estos principios básicos que
discutir los contenidos del primer sermón del Buddha llamado
Dhammacakkapavattana Sutta, traducido por mi como “La Revolución de La Rueda
de la Experiencia”, que aparece en el Samyutta Nikaya.
El primer punto elaborado en este Sutta es que hay dos modos extremos de vivir a ser
evitados. Uno es la búsqueda del placer sensorial, el cual se bipolariza en la
búsqueda de placer sensorial y el evitar dolor sensorial (Kamsukallikanuyoga). El otro
extremo es la auto-extinción a través de la auto-negación y el ascetismo
(Attakilamatanuyoga).
Evitando estos dos extremos, el Buddha enseña un tercer modo intermedio de vivir
(Majjima patipada) llamado el Sublime Camino Óctuple (Ariya Attangika Magga).
Esta tercera vía intermedia consiste de una conciencia de la realidad, y se acompaña
de pensamientos, habla, actos, y vida en armonía con ella.
Esta enseñanza del Buddha puede ser entendida fácilmente en términos de la
hipótesis estructural de Freud. La búsqueda del placer sensorial no es nada más que
la actividad del Id. El énfasis especial en el Buddhismo está en el hecho de que la
gratificación del Id, a través de la búsqueda de placeres sensoriales no lleva ni a la
salud mental ni a la felicidad.
Este concepto no está por entero en conflicto con el pensamiento Freudiano porque
Freud reconocía que la madurez emocional se obtiene a través de la superación del
“principio de placer” por el “principio de realidad”. Algunos sicólogos modernos aún
creen que la gratificación del Id de alguna forma es necesaria para la salud mental.
Esto, claro está, no es negado completamente en el Buddhismo como veremos más
adelante.
La auto-extinción a través de la auto-negación es obviamente la actividad del Super
Ego. Ser guiado completamente por el Super Ego no conduce a la salud mental de
acuerdo al Buddhismo. Esto también es aceptable para el pensamiento psicoanalítico
de acuerdo a Freud: una represión completa del Id de esta forma lleva a la utilización
de toda la energía psíquica disponible del Ego en la tarea de represión y por lo tanto
deja al Ego incapaz de lidiar con la realidad externa.
El modo intermedio saludable de vivir recomendado por el Buddha, que es el alinear
el pensamiento y la vida en armonía con la realidad, es sin dudas la actividad del Ego,
DESDE UN PUNTO DE VISTA FREUDIANO. Ya que, de acuerdo a Freud, la
madurez consiste en ser dominado por el “principio de realidad”, esta vía intermedia
del Buddha calza con el concepto Freudiano de la salud mental, que es además
aceptada generalmente por todos los psicoterapeutas modernos.
Es reconocido generalmente también en la psicoterapia moderna que un sentido
adecuado de la realidad o la habilidad de distinguir entre el mundo externo y el
mundo interno de deseos e impulsos es un indicio importante de salud mental. En
enfermedades mentales severas, esta habilidad está considerablemente dañada o
totalmente perdida. Este sentido de realidad está presente en mayor grado en el
neurótico que en el sicótico. Sin embargo los psicólogos modernos admiten que
incluso la persona normal no es perfecta en esta habilidad de distinguir la realidad,
concordando así con la posición Buddhista.
Un aspecto importante del desarrollo de este sentido de la realidad, es la habilidad de
distinguir entre ‘sí mismo’ y ‘no sí mismo’, o lo que está bajo el control de uno, y lo que
no está bajo el control de uno. Freud reconoció (en 1911) que la frustración del Id
debido a la impermanencia de los objetos externos es el factor más significativo en el
desarrollo del concepto del sí mismo en el infante y la demarcación de los límites del
ego o la línea que separa el ‘sí mismo’ del ‘no sí mismo’.
El psicoterapéuta Buddhista, debe señalarse, no juega el rol de doctor en su práctica
terapéutica. Su rol es el de un profesor. Su técnica de terapia es un proceso de
educación. En términos Freudianos, su tarea es el fortalecimiento del Ego a través de
la educación. Podemos incluso ir tan lejos como para decir que el Buddhismo es una
forma de terapia de Ego o terapia cognitiva.
A través de la educación, el sentido de realidad del paciente mejora. El conflicto entre
el Id y el Super Ego así como también entre el Id y la realidad se resuelve a través de
la educación del Ego. Esta educación se hace primero a través de la comunicación
verbal por el uso de la razón y segundo a través de la práctica de meditación donde el
paciente, o más correctamente, el estudiante, es asistido en el volverse conciente de
su experiencia interna, que observa como movimientos físicos internos y tensiones,
sensaciones y emociones, y como imágenes mentales y conceptos.
Lo primero que el estudiante aprende es que la bondad y felicidad no son opuestas
entre sí, dado que la bondad es felicidad. Para ponerlo en términos Freudianos, la
búsqueda de placer del Id no es erróneo o malo sino que el verdadero placer no es la
sensación placentera sino la felicidad interna. Esta felicidad interna se logra a través
de la relajación y la calma en vez de a través de la estimulación de los sentidos,
excitación, tensión y relajo de tensión. La felicidad se logra a través de la respuesta
relajada. En otras palabras, el estudiante es educado sobre la necesidad de buscar la
meta de la calma para así satisfacer las tres partes de la personalidad, es decir el Id,
el Super Ego y el Ego. El Id es satisfecho porque la calma es la vía a la felicidad. El
Super Ego, que busca hacer lo que es bueno y correcto, es satisfecho porque la
calma es la vía para ser bueno.
El Ego es satisfecho porque la calma es la vía realista para ser feliz y bueno y por lo
tanto la calma es realista. La calma además ayuda al estudiante a estar en contacto
con la realidad sin la interferencia de los deseos e impulsos. De esta forma el Ego,
que busca ser realista, es satisfecho.
La búsqueda de esta meta armonizadora de la calma que resuelve el conflicto interno
y externo se llama la Búsqueda Sublime (Ariya Pariyesana) y esta forma de vida se
llama la Vía Sublime (Ariya Magga) o la Vía Armoniosa (Samma Magga). Es además
la vía a la salud mental (Arogya). Esta explicación de la enseñanza del Buddha en
términos de conceptos psicológicos modernos no es para obtener el apoyo a la
posición Buddhista de parte de la psicología moderna sino para hacer que la posición
Buddhista sea inteligible a la mente moderna que dispone de conceptos de psicología
moderna, y para mostrar que la técnica psicoterapéutica Buddhista no es solo
relevante en el mundo moderno sino también una contribución constructiva para el
pensamiento psicoterapéutico moderno.
El primer sermón del Buddha, que estamos discutiendo, introduce el tema en la forma
anterior, y procede luego a discutir el problema básico de ansiedad llamado Dukkha.
Esta ansiedad, de acuerdo al Buddha, es experimentada en relación a siete
situaciones básicas:
1) nacimiento;
2) vejez;
3) enfermedad;
4) muerte;
5) encuentro con personas y circunstancias desagradables;
6) separación de personas y circunstancias placenteras;
7) frustración de deseos.

La ansiedad toda es presentada además como un “agregado” (khanda) o cuerpo


(kaya). La suma total de todo fenómeno experimentado, analizado en cinco agregados
es personalizado por uno, para formar así la experiencia de “un sí mismo en el
mundo”. Este agregado quíntuple de fenómenos personalizados se llama
Pancupadanakkhanda. Se le llama a veces también Sakkhaya, que significa “cuerpo
personal”. Esto puede ser comparado con el concepto de “auto-imagen” o “concepto
de sí mismo” que se encuentra en la psicología moderna. Esta “auto-imagen”, que es
el resultado de la personalización de los fenómenos (de la experiencia) es vista como
un “montón de ansiedad” por el Buddha y esta ansiedad es “amontonada” a través del
proceso de personalización que a su vez resulta en la noción de “ser un sí mismo”
(Bhava). Toda preocupación, ansiedad, miedo y sentimientos de inseguridad, que son
básicas en la vida, son resultados de este proceso de personalización (Upadana).
Este proceso de personalización se asocia además con la sensación de poder sobre
lo que ha sido personalizado. Por lo tanto, la personalización es vista también como el
ejercer poder sobre aquello (vasavatti). Desde este punto de vista, para remover la
ansiedad básica que subyace en la existencia humana, es necesario despersonalizar
(Upadana nirodha) el agregado quintuple de fenómenos y remover el “concepto de sí
mismo” de acuerdo al Buddhismo. Por lo tanto, el propósito último del Buddhismo es
producir un individuo libre de la experiencia del sí mismo dentro. Este es el individuo
que es perfecto en salud mental y que es llamado Arahant, el Merecedor. Aunque este
estado último es raramente alcanzado, la salud mental de un individuo se mide de
acuerdo al grado en que el individuo ha perdido su experiencia de sí mismo.
El asunto parece ser de frontera del sí mismo o frontera del Ego desde un punto de
vista Freudiano. Esto es, el grado con que una persona identifica las cosas del mundo
como pertenecientes a él/ella o como parte de él/ella. La frontera del sí mismo de la
persona anormal es mayor en circunferencia que la del normal. La frontera del sí
mismo de la persona normal es mayor en circunferencia que la del supernormal. La
frontera del sí mismo de la persona supernormal es mayor en circunferencia que la de
el sublime. El Buddha por lo tanto reconoce dos niveles por sobre el nivel normal; el
supernormal (uttari manussa) y el sublime (Ariya).
El proceso de personalización es dependiente de lo que llamamos Tanha, que en
traducción literal es sed, que es similar al ansia (en inglés: “Urge”) Freuidiano. Esta
sed, o Tanha, es triple: La sed de placer, la sed de existencia y la sed de no-
existencia.
Es interesante notar que el concepto Freudiano de impulsos que incluía el sexual y el
preservación de sí mismo primero, y luego propuso como los impulsos de vida y
muerte, parecen coincidir con este concepto Buddhista de Tanha. Parece ser como si
los psicólogos estuviesen redescubriendo lo que el Buddha descubrió hace 25 siglos.
Aún así el propósito del Buddhismo va más allá del propósito de la psicología
moderna puesto que una completa desaparición de Tanha es la meta. De acuerdo al
Buddhismo, la salud mental perfecta no se logra hasta que esta sed a sido
completamente desenraizada. Aunque la psicología moderna parece estar satisfecha
con hacer de una persona anormal en normal, el Buddhismo apunta a remover incluso
la incomodidad e infelicidad mental normal trayendo a escena la perfección en salud
mental. Es interesante notar que el Buddha reconoce nueve niveles de salud mental
experimentadas en nueve etapas de desarrollo de la mente por sobre el estado
normal.
Esto es discutido en detalle en un Sutta en el Anguttara Nikaya (A IV 44). Acerca de
los nueve niveles supernormales (uttari manussa) de salud mental, el noveno,
llamado el nivel sublime (Ariya bhumi) es posteriormente analizado en cuatro niveles
de personalidad:

1) el que entra en la Corriente (Sotapanna);


2) el que Vuelve una vez (Sakadagami);
3) el que No-Retorna (Anagami); y
4) el Digno (Arahant).

La psicología moderna, claro, parece no pensar que es posible remover esta sed o
impulso por completo. Aún así Erich Fromm apunta que la meta última de Freud era
remover el Id por completo y cita a Freud diciendo, “en lugar del Id debe estar el Ego.”
Esto parece apoyar la posición Buddhista.
El primer sermón del Buddha que estamos discutiendo comienza a explicar la técnica
con la cual esta sed es removida. Esta técnica se llama el Sublime Camino Óctuple
que discutimos anteriormente como la forma intermedia de vivir que evita los dos
extremos: la búsqueda de placeres sensoriales, y la auto-extinción a través de la “auto
negación”. Este Camino Óctuple comienza con lo que se llama Samma Ditthi, que es
la conciencia de la realidad con la comprensión de tres aspectos importantes de la
vida:
1) Inestabilidad (Anicca),
2) Incomodidad o Ansiedad (Dukkha),
3) Impersonalidad (Anatta).

Anicca, o inestabilidad, es la naturaleza transitoria de todo fenómeno experimentado a


los cuales nos apegamos y personalizamos, pensando “esto es mío”, “esto es yo”,
“esto soy yo o mi mismo”.
Dukkha o Ansiedad es lo que se experimenta debido a la Inestabilidad de lo que ha
sido personalizado. Esta ansiedad es el resultado de un choque entre el deseo de
permanencia y la realidad de la inestabilidad. Aquí comenzamos a distinguir entre el
deseo de permanencia y el hecho de que no tenemos ningún poder sobre nada
porque no podemos hacer permanente lo que es impermanente. Es este
reconocimiento del hecho de que no tenemos poder, no solo sobre objetos externos
sino también sobre lo que está dentro del cuerpo que es identificado como ‘sí mismo’.
En otras palabras, si la apropiación es vista como liderazgo o ejercicio de poder sobre
lo que es hecho propio, entonces no tenemos nada en el mundo, ni siquiera lo que
llamamos “mi mismo”. Por lo tanto, no hay base para el concepto “mío” o “mi mismo”.
En otras palabras, el “concepto de sí mismo” es también visto como algo inventado
por nuestros deseos o impulsos. Esto es, en términos Freudianos, comprobación de la
realidad o distinguir entre realidad y un deseo. De esta manera obtenemos el sentido
saludable de realidad, que remueve toda ansiedad.
Esta visión se llama el Samma Ditthi o Perspectiva Armoniosa, por que está en
armonía con la realidad. Este entendimiento resulta en un estado emocional de calma,
felicidad, y amabilidad. Dicho estado emocional lleva al buen comportamiento externo,
verbal y físico, que es considerado bueno socialmente. Una vida basada en esta
perspectiva y este estado emocional y comportamiento es una vida armoniosa.
Y esta vida armoniosa debe ser mantenida y perfeccionada por medio de la Práctica
Armoniosa.
Al discutir la Práctica Armoniosa llegamos a otro aspecto de la terapia Buddhista que
está alineada con diferentes tipos de técnicas psicológicas que hemos discutido. La
técnica psicológica moderna que se alinea con ésta práctica se clasifica bajo lo que
llamamos las Terapias Conductistas. Esta práctica puede ser descrita usando
términos como desensibilización, condicionamiento operante, y también la teoría de
aprendizaje. El Buddha considera incluso los procesos mentales como hábitos de
pensamiento que han sido aprendidos y que podrían ser des-aprendidos al detener
concientemente su repetición, y constantemente practicando pensamientos
saludables. Se consideran pensamientos saludables aquellos pensamientos que son
calmantes. Aquellos que excitan la mente y producen tensión se consideran
perjudiciales.
El Buddhismo además reconoce que los procesos mentales afectivos o excitaciones
emocionales tienen su raíz en procesos mentales cognitivos, tales como la formación
de conceptos o interpretación de experiencias. De acuerdo a cómo interpretas la
situación, o te excitas emocionalmente o te calmas y relajas. Estas interpretaciones
que producen excitación son siempre asociadas con un “concepto de sí mismo” o
“auto-imagen”. Si habitualmente mantenemos auto-imágenes malas, nos volvemos
individuos habitualmente infelices. Practicando buenos pensamientos comenzamos a
eliminar estas auto-imágenes malas y cultivamos imágenes de calma. La mente calma
es capaz de observar la experiencia subjetiva objetivamente y esto nos lleva al
próximo paso, que es la Conciencia Armoniosa. En esta Conciencia Armoniosa, uno
se vuelve conciente de la experiencia subjetiva objetivamente y por la práctica
constante de esta conciencia, uno comienza a despersonalizar la experiencia
subjetiva. De esta forma, la perspectiva de personalidad (Sakkaya Ditthi) es
gradualmente removida, seguida de una remoción gradual de todo pensamiento de
“Yo” y “mío”. Este proceso gradual de despersonalización calma aún más la mente y
lleva a la experiencia progresiva de niveles más y más profundos de tranquilidad y
felicidad, llevando a la perfección en salud mental con la completa erradicación de la
experiencia de un sí mismo interior y el des-enraizamiento de nuestra sed, y la
desaparición de toda ansiedad por siempre. Este estado último de salud mental es
raramente logrado en la práctica moderna Buddhista, pero es la meta final del
Buddhismo como fue enseñado hace 25 siglos.
Estos principios de psicología Buddhista podrían ser usados en el mundo moderno y
podrían ser constructivamente usados por psicoterapeutas modernos. No tengo el
tiempo para discutir en detalle los variados casos donde el Buddha ha usado estos
principios en su tiempo. Tampoco tengo el tiempo de discutir algunos de los casos en
mi propia experiencia donde he usado estos principios. Lo más importante de todo es
el uso de estos principios en mí mismo. Aunque no tengo el tiempo de discutir esto
tampoco en detalle, me gustaría declarar que he probado en mi propia experiencia la
validez de estos principios.
Al discutir de esta manera el Primer Sermón del Buddha llamado la Revolución de la
Rueda de la Experiencia, como el proceso de transformación de la personalidad de
un individuo desde lo no-saludable a lo saludable, puede parecer que me haya
desviado del Theravada Ortodoxo, Mahayana o cualquier otro tipo de tradición
Buddhista. Pero como apunté previamente, no estoy discutiendo ninguna forma de
punto de vista o práctica Buddhista moderna. Estoy discutiendo la Enseñanza y
Práctica Original del Buddha como se encuentra en las fuentes más antiguas
reconocidas por todos los eruditos, que no pertenecen a ninguna escuela moderna de
pensamiento. Espero que este esfuerzo encienda su interés, damas y caballeros, en
explorar aún más las primeras enseñanzas del Buddha. Creo que si los psicólogos
modernos hacen un estudio serio de estas primeras enseñanzas del Buddha, será un
punto de quiebre y una revolución significativa en el pensamiento y práctica
psicoterapéutica moderna.

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