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Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra

Recinto Santo Tomás de Aquino

Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades

Departamento de Ciencias Jurídicas

“Las Obras arquitectónicas y su protección por derecho de autor”

Sustentante:

Indhira N. Roedán Díaz

2007-5030

Memoria para optar al título de licenciado en derecho.

Asesora de contenido:

Licda. Wallis Pons Cardi.

15 de junio de 2012

Santo Domingo, R.D.


Hoja de evaluación.

__________________________
Calificación obtenida.

___________________ ____________________
Firma de Jurado Firma de Jurado.

____________________
Fecha

2
La presente memoria final es propiedad del
Departamento de Ciencias Jurídicas de la
Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra.
En tal virtud no puede ser publicada, ni
reproducida íntegra o parcialmente, sin el
consentimiento por escrito de la Universidad y
del Autor.

3
INDICE

AGRADECIMIENTOS..................................................................................................5

DEDICATORIA...............................................................................................................6

INTRODUCCION...........................................................................................................7

Capítulo I. Noción de la obra arquitectónica como objeto de derecho de autor y


titularidad de derechos de los arquitectos..................................................................11

A. Evolución de la protección del derecho de autor de las obras


arquitectónicas...........................................................................................................15

I.A El estudio comparativo de las diferentes legislaciones nacionales en derecho de


autor.............................................................................................................................15

I. B Estudio de las legislaciones sobre protección de derecho de autor de los países


de América y Europa...................................................................................................20

B. Protección por derecho de autor de las obras arquitectónicas.........................22

I.A. Elementos constitutivos de la obra arquitectónica...............................................34

I.B Los derechos morales y patrimoniales del arquitecto sobre su obra......................46

Capítulo II. La violación de los derechos autorales del arquitecto y su sanción.....78

A. Sanciones establecidas en la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor...................78

II. A. Acciones Administrativo....................................................................................80

II. B. Acciones penales y civiles..................................................................................99

B. Violaciones de los derechos autorales................................................................111

RECOMENDACIONES.............................................................................................129

CONCLUSION............................................................................................................133

BIBLIOGRAFIA.........................................................................................................136

ANEXO.........................................................................................................................144

4
AGRADECIMIENTOS

A DIOS
Porque a él todo le debo

MIS PADRES
Por darme tanto a cambio de nada

MIS HERMANOS
Por creer en mí y apoyarme

Prof. Edwin Espinal Hernández


Por ser inspiración del tema y ayudarme

Prof. Wallis Pons Cardi


Por haber sido una excelente asesora

Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM)


Por haber sido una excelente casa de Altos Estudios

Todos los que colaboraron

5
DEDICATORIA

A DIOS
Por permitirme llegar hasta aquí

MIS PADRES
Porque todo se los debo

MIS HERMANOS
Porque son mi ejemplo

6
INTRODUCCION

Desde el año 1986, cuando se promulgó la Ley No. 32-86 se estableció la protección
de las obras arquitectónicas bajo el amparo del derecho de autor, tanto en su
modalidad gráfica, como ya edificada. Y es como nuestra actual Ley No. 65-00
consagra de manera más eficiente esta protección, respaldado por el reglamento No.
362-01, el cual en su artículo 41, se pronuncia con relación a estos tipos de obras.

Pero, esta inclusión de las creaciones de los arquitectos, debe su protección a que en
el año 1908, con la revisión de Berlín, esta tutela autoral a la modalidad gráfica y
edificada se estableció expresamente en el artículo 2 del Convenio de Berna.

De los datos anteriormente expuestos, deducimos que trascurrió un amplio margen de


años, antes de que nuestros legisladores asumieran la desprotección que yacía en el
campo de las obras artísticas relativas al área arquitectónica. Ahora nos preguntamos,
¿cómo estos tipos de creaciones fueron víctimas de este vacío durante tanto tiempo,
entendiendo la relevancia de estas creaciones, tanto en el plano artístico, como
funcional?.

El presente trabajo a desarrollar, trata de realizar un análisis pormenorizado de las


modalidades de obras de arquitectura protegibles, las vías de acción en justicia que
tiene el titular de derechos perjudicado, hasta llegar a una crítica de las controversias
escenificadas en el marco de la protección de estos tipos de creaciones y su
especialidad característica.

Planteamiento del problema.

Es evidente que nuestra legislación relativa a la propiedad intelectual, específicamente


a los derechos de autor, ha evolucionado positivamente conforme a las disposiciones
internacionales, ratificadas en diferentes tratados bilaterales y multilaterales. Sin
embargo, en el caso de las obras arquitectónicas evidenciamos un amplio vacío, en
ocasión de los escasos artículos tendentes a regular la protección que recae sobre estos
tipos de creaciones.

7
Objetivo General.

Despejar los conceptos claves para distinguir cuales obras de arquitectura pueden ser
objeto de protección bajo la modalidad de derechos de autor, distinguir los titulares
de estos derechos, en virtud de los contratos que frecuentemente se pactan en este
campo; establecer los procesos y vías judiciales tendentes a la reclamación en justicia
y; finalmente analizar controversias suscitadas en referencia a este tópico.

Objetivos específicos.

1. Hacer un estudio comparativo de la evolución de las diferentes constituciones


y Leyes adjetivas de protección al derecho de autor, relativo a las obras
arquitectónicas, en el marco nacional.
2. Hacer un estudio comparativo de las diferentes legislaciones internacionales,
sobre derecho de autor en relación al tema a tratar.
3. Establecer las nociones básicas del derecho de autor.
4. Establecer los requisitos específicos de las obras arquitectónicas para ser
sujetos de derecho de autor.
5. Describir las nociones básicas de los derechos morales y patrimoniales del
arquitecto sobre su obra.
6. Analizar los tipos de transferencias de derechos autorales del arquitecto. Con
una enumeración de los tipos de contratos que se desarrollan en este campo.
7. Enumerar los tipos de violaciones y sus sanciones en el marco de los derechos
de autor de los arquitectos, sobre su obra.
8. Estudiar los procedimientos: administrativo, civil y penal.
9. Analizar la responsabilidad civil en virtud de las obras arquitectónicas.
10. Hacer un análisis de las situaciones controvertidas con relación a estos tipos de
creaciones protegidas y las posibles soluciones a adoptar.

8
Metodología.

1. Análisis comparativo sobre el marco legal de protección sobre derecho de


autor, en el ámbito nacional.
2. Análisis referencial de las legislaciones internacionales adoptadas en el
contexto de la protección de los derechos autorales.
3. Implementación del método analítico sobre los requisitos inherentes de estas
creaciones intelectuales para ser protegibles por el derecho de autor.
4. Adopción del método propositivo para rendir propuestas coherentes, capaces
de solucionar la problemática jurídica a analizar.

Organización del documento.

El presente trabajo está dividido en dos capítulos, los cuales a su vez se subdividen en
dos subcapítulos; todos secuencialmente conectados, de forma que el lector se vaya
introduciendo en la problemática abordada en las siguientes páginas. Se ha tratado de
mantener un lenguaje de fácil comprensión y un orden sistemáticos de los tópicos
desarrollados; hilvanando un conjunto de ideas que concluyen en unas situaciones
controvertidas, que deben ser solucionadas mediante la positivización de regulaciones
referentes a la protección de derecho de autor de las obras arquitectónicas.

9
Capítulo I.

Noción de la obra arquitectónica como objeto de


derecho de autor y titularidad de derechos de los
arquitectos.

10
“LAS OBRAS ARQUITECTONICAS Y SU
PROTECCION POR
DERECHO DE AUTOR”

Capítulo I. Noción de la obra arquitectónica como objeto


de derecho de autor y titularidad de derechos de los
arquitectos.

El ser humano se ha caracterizado por ser un ente de creación intelectual, ya sea con
fines meramente artísticos, así como con la finalidad de ser objeto de utilidad
industrial o en alguna empresa del sistema de productividad humana; es de dicha
causa que se deriva el interés que suscita la regulación y positivización de la
protección a este espíritu creador intrínseco del intelecto humano, el cual estuvo
acéfalo de marco normativo hasta el siglo XV con el apogeo de la época renacentista,
y es con la invención de la imprenta cuando surgen las primeras regulaciones. Esto
debido a que la imprenta logró facilitar la producción de copias y permitió que las
obras artísticas y literarias se incorporaran al comercio, lo que obligó el surgimiento
de Leyes especializadas con el objeto de regular y además reconocer y proteger el
derecho de autor e inventores1.

Con el paso del tiempo el derecho de autor ha estado permeado por los avances
tecnológicos, con lo cual se ha visto en la necesidad de adoptar nuevas formas
efectivas de protección al mismo.

En tal virtud la primera Ley de derecho de autor se promulgó en el año 1709


conocido como el Estatuto de Ana, por el Parlamento británico, en la cual se le

1
Cfr. BAUTISTA, M. (2009). La transferencia de derechos en el derecho de autor. Memoria para optar
al título de licenciado en derecho, Facultadde Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de
Ciencias Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República
Dominicana. Pág.7.

11
reconocían los derechos autorales al creador de la obra, bajo la protección del derecho
de autor.

A modo de síntesis, podríamos establecer que la historia del derecho de autor se


divide en épocas muy delimitadas y definidas: la primera con la aparición de la
imprenta en el siglo XV; la segunda hasta el Estatuto de la Reina Ana en el 1709, la
Constitución de los Estados Unidos y la Revolución Francesa y el simultáneo
desarrollo de la codificación; y la tercera en un período que abarca todo el siglo XIX
en el que se produce un aceleramiento de las comunicaciones y paralelamente de las
convenciones multilaterales de París de propiedad industrial en 1883 y de Berna de
1886, en la que siguen otras convenciones o tratados de similar estructura2.

Sólo a modo de ilustración se mencionarán algunos de los acuerdos internacionales


que fueron convenidos por diferentes naciones en el marco de regularizar la
protección de estos derechos intelectuales, los cuales serán desarrollados en la
presente memoria en lo relativo a la protección de las obras arquitectónicas., Los
mismos son:

1. El Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial del 20 de


Marzo de 1883, revisado en Bruselas el 14 de diciembre de 1900, en
Washington el 2 de junio de 1911, en La Haya el 6 de noviembre de 1925, en
Londres el 2 de junio de 1934, en Lisboa el 31 de octubre de 1958, en
Estocolmo el 14 de julio de 1967y enmendado el 28 de septiembre de 1979.

2. Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, del 9


de septiembre de 1886, completado en PARIS el 4 de mayo de 1896, revisado
en BERLIN el 13 de noviembre de 1908, completado en BERNA el 20 de
marzo de 1914 y revisado en ROMA el 2 de junio de 1928, en BRUSELAS el
26 de junio de 1948, en ESTOCOLMO el 14 de julio de 1967, en PARIS el 24
de julio de 1971 y enmendado el 28 de septiembre de 1979.

2
SATANOWSKY, Isidro. Derecho Intelectual”, Buenos Aires, Tipografía Editora Argentina, 1957, T.I.
Pág. 9, Ob. Cit. ALCEQUIEZ, R. (2004).Protección Civil del Derecho de Autor. Memoria para optar al
título de licenciado en derecho, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de
Ciencias Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República
Dominicana. Pág. 4

12
3. Convenio de Roma sobre la protección de los artistas intérpretes o ejecutantes,
los productores de fonogramas y los organismos de Radiodifusión, hecho en
Roma el 26 de Octubre de 1961.

4. Convención Universal sobre Derecho de Autor del 1952 en Ginebra y


revisada en París el 24 de Julio de 1971.

5. Tratado de la OMPI sobre Derecho de Autor (TODA por sus siglas en español
y WCT por sus siglas en inglés), adoptado en Ginebra el 20 de Diciembre de
1996.
6. Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual
relacionados con el Comercio (ADPIC), en el marco del Tratado de la
Organización Mundial del Comercio (OMG), concluido en diciembre de 1993.

Entre otros muchos acuerdos internacionales que se han pactado en la materia, con
diferentes objetivos para lograr estándares mínimos de regulación y protección en lo
que compete a esta rama del derecho.

Cabe destacar, que muchos de estos acuerdos y sus modificaciones son producto o
consecuencia de la declaración más importante de toda nuestra historia y con
relevante interés moral, La Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10
de diciembre de 1948, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, la
cual plantea en su artículo 27:

“1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida


cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso
científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y
materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas,
literarias o artísticas de que sea autora” (Hemos subrayado).
3

3
Ya en 1948 la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Art. XIII) reconocía
que: “Toda persona tiene el derecho de participar en la vida cultural de la comunidad, gozar de las
artes y disfrutar de los beneficios que resulten de los progresos intelectuales y especialmente de los
descubrimientos científicos. Tiene asimismo derecho a la protección de los intereses morales y
materiales que le correspondan por razón de los inventos, obras literarias, científicas o artísticas de
que sea autor” (ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001). Manual para la enseñanza virtual del derecho
de autor y los derechos conexos (Tomo I), Santo Domingo, Escuela Nacional de la Judicatura. Pág. 30.

13
Es debido a esto que Gaubiac comenta que se debe respetar los principios de
protección de los autores, incluidos los que viven en un territorio donde no se aplica
ninguna Ley o que no es parte de ningún Convenio en la materia . 4

Cabe destacar que todos aquellos países que se han adherido a estos pactos
internacionales sobre derechos humanos, están llamados de manera imperativa a la
adopción e implementación de medidas que garanticen el desarrollo de estos
derechos, dentro de los cuales se encuentra consagrado el derecho de autor, tanto en el
ámbito moral, como en el patrimonial5.

Ya de lo indicado anteriormente, se sientan las bases del reconocimiento


constitucional de este derecho fundamental inherente a los autores. Y en este sentido,
se pueden destacar las modalidades en que este derecho se ha consagrado en las
diferentes constituciones:

 Cuando el constituyente la ha adoptado de manera expresa en los dispositivos


constitucionales, incluso en las mismas disposiciones relativas al derecho de
acceso a la cultura y el derecho derivado de las producciones intelectuales.
 Aquellas en las que el constituyente ha institucionalizado el criterio de que
debe existir una sinergia entre los derechos civiles, políticos, sociales y
culturales incluidos en la Declaración Universal o los enunciados en las
diferentes declaraciones, pactos, convenios y demás instrumentos
internacionales a los que se hayan adherido y que se encuentren vigentes, con
los que reposan en la carta magna.
 Y aquellas en las que se enumeran los derechos fundamentales, pero que no se
plantean de manera limitada ni negando otros que no figuren en la misma.

4
Cfr. GAUBIAC, Yves. Dimensiones internacionales del derecho de autor: Nota sobre la preparación de
un libro, en Boletín de Derecho de Autor. Vol.XXII, Nos. 1-2. París, 1988. Pp. 117-124. Ob cit. Ibid.
5
Para ampliar este tema, v.: VASAK, Karel: “Pour une troisieme génération des droits de l homme”, cit.
por GARZON, Alvaro : « El derecho de autor ; los derechos conexos y el derecho a la cultura en el
marco de los Derechos Humanos y las garantías constitucionales: Planteamiento, panorámica y
perspectivas globales”, en el libro-memorias del I Congreso Iberoamericano de Propiedad Intelectual.
Ed. Ministerio de Cultura. Madrid, 1991. Tomo I. pp. 35-45. Ob. Cit. Ibid.

14
A. Evolución de la protección del derecho de autor de las obras
arquitectónicas.

I.A El estudio comparativo de las diferentes legislaciones


nacionales en derecho de autor.

En nuestro recorrido ilustrativo por la historia del derecho de autor en la República


Dominicana, nos percatamos de que la primera vez que se legisló en dicha materia fue
el 23 de Diciembre de 1854, consagrándose en el articulado de nuestra carta magna, el
artículo 8vo, el cual rezaba de la manera siguiente: “La constitución garantiza y
asegura los derechos naturales y civiles de libertad, de igualdad, de seguridad y
propiedad de todos los dominicanos, la propiedad intelectual”6.

En ese mismo tenor, se perfilaba el código penal francés, que fundamenta nuestro
actual código penal, en cuanto a que consagraba la propiedad intelectual en sus
artículos 425 al 429, con el asentamiento de medidas previsoras que buscaban darle
más relevancia al tema en cuestión y que persisten en la actualidad.

En el año 1865, se reforma la constitución y la protección de derecho de autor no


estuvo exenta de dicha evolución, en tal sentido se dispone en la 2da. Sección
denominada como “Las Garantías”, en los artículos 20 y 22, lo siguiente:

Artículo 20: La propiedad queda garantizada, y en consecuencia, ninguno puede ser


privado de ella sino por causa justificada de utilidad pública, con justa, previa y
segura indemnización a juicio de peritos.

6
Cfr. Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Oficina Nacional sobre Derecho de
Autor de la República Dominicana (ONDA), Delegación para América Latina de la CISAC y la Sociedad
General de Autores Compositores y Editores Dominicanos, (1998, Octubre). Gestión Colectiva del
derecho de autor y los derechos conexos [Versión electrónica]. Ponencia presentada por el Sr.
Máximo Rodolfo Paradas Vargas, presidente de la Sociedad General de Autores Compositores y
Editores Dominicanos (SGACEDOM) al Seminario Nacional de la OMPI sobre gestión colectiva del
derecho de autor y de los derechos conexos, Santo Domingo, Rep. Dom.

15
También queda asegurada la libertad de industria y la propiedad de los
descubrimientos o producciones, para los propietarios las Leyes asignarán un
privilegio temporal y la manera de ser indemnizados, en caso de convenir su autor en
su publicación.

Artículo 22: Los dominicanos pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin
previa censura ni caución, quedando garantizada la propiedad de las producciones
literarias.

Párrafo único: La calificación de los delitos de imprenta pertenece exclusivamente al


jurado.

Pero no es hasta la reforma constitucional de 1879 cuando se consagran las bases de


nuestro actual criterio de derecho de autor, al indicaren el capítulo III de las garantías
a los dominicanos sobre la propiedad de los descubrimientos y producciones
científicas, artísticas y literarias, Artículo 2 ordinal 9.

En 1907 y 1908, se producen dos grandes modificaciones constitucionales que


representan relevantes consecuencias sobre el Derecho de Propiedad Intelectual, en
las cuales se les reconoció derechos de titularidad sobre los inventos, descubrimientos
y producciones literarias, científicas y artísticas a los detentadores de la calidad de
autores, por un período de tiempo determinado.

En las posteriores reformas constitucionales, en su sección I, Título II titulada de los


derechos individuales y sociales, artículo 8 numeral 14, establece: “La propiedad
exclusiva por el tiempo y en la forma que determine la Ley, de los inventos y
descubrimientos, así como de las producciones científicas, artísticas y literarias”.
Esta configuración constitucional relativa al derecho de autor se mantuvo inalterable
durante las reformas de los años 1966, 1994 y 20027.

7
Cfr. Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Oficina Nacional sobre Derecho de
Autor de la República Dominicana (ONDA), Delegación para América Latina de la CISAC y la Sociedad
General de Autores Compositores y Editores Dominicanos, (1998, Octubre). Gestión Colectiva del
derecho de autor y los derechos conexos [Versión electrónica]. Ponencia presentada por el Sr.
Máximo Rodolfo Paradas Vargas, presidente de la Sociedad General de Autores Compositores y
Editores Dominicanos (SGACEDOM) al Seminario Nacional de la OMPI sobre gestión colectiva del
derecho de autor y de los derechos conexos, Santo Domingo, Rep. Dom.

16
El 26 de enero del año 2010, nuestra carta magna fue objeto de una nueva
reformación en donde finalmente se amplía el criterio en la materia, obedeciendo a
una denominación amplificada del alcance de dicha protección. En el Título II De los
derechos, garantías y deberes fundamentales, capítulo I de los derechos
fundamentales, Sección II de los derechos económicos y sociales, consagra en su
artículo 52 el derecho a la propiedad intelectual8, al indicar:

……En este mismo tenor de ideas, consideramos oportuno hacer el mismo recuento
histórico en el ámbito de las legislaciones internacionales adoptadas en razón de la
materia.

Nos iniciamos en el derecho de autor con la adopción de la legislación francesa, en


1854 se aseguró el derecho de propiedad intelectual; en el 1879 se consagra la
propiedad de los descubrimientos y producciones científicas, artísticas y literarias; en
el 1884 se le atribuye al poder ejecutivo otorgar los privilegios sobre la propiedad, en
1902 se ratifica el Convenio de México de 1892 y en 1912 se acoge a los términos de
la Convención de Buenos Aires de 19109. Y no es hasta el 24 de noviembre de 1914,
cuando el presidente provisional de la República dictó la Ley No. 5393 sobre registro
y protección de las obras literarias y artísticas10(…).

En el 1947 se derogó esta Ley y fue promulgada la Ley No. 1381 sobre registro y
protección de la propiedad intelectual que se mantuvo vigente hasta el 4 de julio del
1986; con la cual se crea la Oficina de Registro de Propiedad Intelectual adscrita a la
Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos. En ese mismo año, se
ratifica la Convención Interamericana sobre derecho de autor en obras literarias,
científicas, artísticas celebradas en la Unión Panamericana en Washington en 1946.

En el 1986 se elaboró un anteproyecto que luego se convirtió en la Ley 32-86 sobre


derecho de autor, donde la Oficina Nacional de Administración y personal (ONAP)

8
Ver artículo 52 de la Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero de 2010,
publicada en la Gaceta Judicial No. 10561, del 26 de enero del 2010. Que establece: Se reconoce y
protege el derecho de la propiedad exclusiva de las obras científicas, literarias, artísticas, invenciones
e innovaciones, denominaciones, marcas, signos distintivos y demás producciones del intelecto
humano por el tiempo, en la forma y con las limitaciones que establezca la ley.
9
Alcequiez, R. (2004).Protección Civil del Derecho de Autor. Memoria para optar al título de licenciado
en derecho, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Ciencias Jurídicas,
Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República Dominicana. Pág. 7.
10
Op. Cit.

17
del Secretariado Técnico de la Presidencia, con el asesoramiento de calificados
técnicos de la UNESCO, trabajó durante dos años en base a las opiniones de
representantes de los sectores afectados y las conclusiones vertidas en dos seminarios
efectuados en la materia; finalmente basándose esta nueva Ley en tres importantes
acuerdos: “La Convención Universal sobre Derecho de Autor”, La Convención
Internacional para la Protección de los Artistas, Intérpretes o ejecutantes, los
productores de fonogramas y los Organismos de Radiodifusión” y “La Convención
Interamericana sobre Derecho de Autor en obras literarias, científicas y artísticas “ 11.
Además de la elaboración de su reglamento de aplicación el 28 de marzo de 1993.

Es en esta Ley, en su artículo 2, donde se plantea con evidente precisión la protección


de las obras arquitectónicas bajo el amparo del derecho de autor, tanto en su
modalidad gráfica como en la de obra ejecutada12.

Finalmente, acorde con la necesidad de adecuación institucional y legislativa del


derecho de autor en consonancia con el acuerdo sobre “Aspectos de los Derechos de
la Propiedad Intelectual relacionadas con el Comercio (ADPIC)” que forman parte
integrar del acuerdo de Marrakech, que mediante la resolución No. 2-95, del 20 de
enero del 1995 la República Dominicana ratificó; por ello nos vimos en la imperante
necesidad de promulgar una nueva Ley sobre derecho de autor y de la
institucionalidad que garantice dicha protección de los detentores de los mismos. Es
así como se promulga nuestra actual Ley que rige la materia, la Ley No. 65-00 del 24
de Julio del 2000, modificada por la Ley No. 424-06, para la implementación del DR-

11
Op. Cit.
12
Ver ley No. 32-86 artículo 2, establece: “Los derechos autor y afines, comprenden las obras literarias
y artísticas, así como la forma literaria o artística de las obras científicas, incluyendo todas las
creaciones del espíritu en los campos indicados, cualquiera que sea el modo de fijación o
comunicación y cualquiera que sea su destino, incluyendo , pero no limitados a los libros, folletos,
anuncios de propaganda comercial, y otros escritos, las conferencias, alocuciones, sermones y otras
obras de la misma naturaleza, las obras dramáticas o dramático-musicales, las obras coreográficas y
las pantomimas, las composiciones musicales con letras y sin ellas, las obras cinematográficas, a las
cuales se asimilan las obras expresadas por procedimientos análogos a la cinematografía, incluye los
videogramas y las obras de dibujo, pinturas, arquitectura, escultura, grabado, litografía, las obras
fotográficas a las cuales se asimilan las expresadas por procedimiento análogo a la fotografía, las
obras de arte aplicada, las ilustraciones, mapas, croquis y obras plásticas relativas a la geografía, a la
topografía, a la arquitectura o a las ciencias, los programas de computadoras y las bases electrónicas
de datos, y en fin, toda producción del dominio literario o artístico o expresión literario o artística del
dominio científico que pueda reproducirse o fijarse por cualquier medio de impresión o reproducción,
por fonografía, radiotelefonía, fotocopia, microfilmación o cualquier otro medio conocido o por
conocerse.

18
CAFTA, y que a su vez es regulada por el reglamento de aplicación No. 362-01 del
año 2001 (G.O. No. 10076 del 14 de Marzo del 2001).

Y es en esta Ley en la cual se institucionaliza de manera más eficiente y concisa la


protección de derecho de autor que recae en las obras arquitectónicas en nuestro
marco nacional. Ya que su artículo 2, numeral 7 dispone de manera expresa que las
obras arquitectónicas se encuentran protegidas por derecho de autor, así como
también en su modalidad gráfica, en el numeral 1013.

Asimismo, esta protección se consagra en Art.41 del Reglamento de Aplicación de la


Ley, No.362-01, del 14 de marzo de 2001, en cual establece lo siguiente:
“comprende, entre otros, los proyectos, planos, minutas, croquis, informes o escritos
de carácter técnico, ejecutados personalmente o cuya ejecución hubiese dirigido el
profesional responsable”.

I. B Estudio de las legislaciones sobre protección de derecho de


autor de los países de América y Europa.

13
Ver. Art. 2. Ley No. 65-00 sobre protección al derecho de Autor. El derecho de autor comprende la
protección de las obras literarias y artísticas, así como la forma literaria o artística de las obras
científicas, incluyendo todas las creaciones del espíritu en los campos indicados, cualquiera que sea el
modo o forma de expresión, divulgación, reproducción o comunicación, o el género, mérito o destino,
incluyendo pero no limitadas a:1) Las obras expresadas en forma escrita, a través de libros, revistas,
folletos u otros escritos;2) Las conferencias, alocuciones, sermones y otras obras de la misma
naturaleza;3) Las obras dramáticas o dramático-musicales y demás obras escénicas;4) Las obras
coreográficas y las pantomímicas;5) Las composiciones musicales con letras o sin ellas;6) Las obras
audiovisuales, a las cuales se asimilan las expresadas por cualquier procedimiento análogo, fijadas en
cualquier clase de soportes;7) Las obras de dibujo, pinturas, arquitectura, escultura, grabado,
litografía y demás obras artísticas;8) Las obras fotográficas a las cuales se asimilan las expresadas por
procedimiento análogo a la fotografía;9) Las obras de arte aplicado;10) Las ilustraciones, mapas,
planos, croquis y obras plásticas relativas a la geografía, a la topografía, a la arquitectura o a las
ciencias;11) Los programas de computadoras, en los mismos términos que las obras literarias, sean
programas fuente o programas objeto, o por cualquier otra forma de expresión, incluidos la
documentación técnica y los manuales de uso;12) Las bases o compilaciones de datos u otros
materiales, legibles por máquina o en cualquier otra forma, que por la selección o disposición de sus
contenidos constituyan creaciones de carácter intelectual, pero no de los datos o materiales en sí
mismos y sin perjuicio del derecho de autor existente sobre las obras que puedan ser objeto de la
base o compilación;13) En fin, toda producción del dominio literario o artístico o expresión literaria o
artística del dominio científico, susceptible de divulgarse, fijarse o reproducirse por cualquier medio o
procedimiento, conocido o por conocerse. (Hemos subrayado).

19
En Europa

En este apartado sobre el estudio de las legislaciones que regulan la materia en los
países de Europa, nos enfocaremos con mayor detenimiento en España, por encontrar
en dicho estudio mayores aportes al tema tratado en el presente trabajo, además de
analizar las diferentes situaciones controvertidas que se han escenificado en dicho
país con relación al tema.

Sin embargo, se citarán las legislaciones de los otros países a modo de ilustración
referente al tópico tratado, además de confirmar la relevancia contenida en la
protección por derecho de autor sobre las obras arquitectónicas a nivel internacional.

Con la revisión de Berlín de 1908, quedaron consagradas expresamente en el artículo


2 del Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas, la
protección de las obras arquitectónicas, así como las ilustraciones, mapas, planos,
croquis y obras plásticas relativas a la arquitectura. En España, el texto refundido de
la Ley de Propiedad Intelectual, reformado posteriormente por la Ley 23/2006 el 7 de
julio del 2006, menciona a las obras de arquitectura en el artículo 10.1.f. según el cual
entre los objetos sujetos de propiedad intelectual se encuentran “(…) los proyectos,
planos, maquetas y diseños de obras arquitectónicas y de ingeniería”.

A lo largo de las páginas siguientes se citarán aspectos españoles sobre este asunto,
por ser esta una enriquecedora fuente en relación a la controversia que representa la
protección de derecho de autor de las obras arquitectónicas.

El derecho de autor en las constituciones y Leyes adjetivas de algunos países de


América y Europa.

Las actuales constituciones que consagran el derecho de autor como derechos


fundamentales de los ciudadanos, son: Portugal, España, Alemania, entre otras. En
tanto que en América, podemos enumerar las constituciones de Argentina, la de
República Bolivariana de Venezuela, entre otras.

En el apartado de las Leyes adjetivas de algunos países se establecen los siguientes


criterios, en relación a las obras arquitectónicas:

20
 En Francia, en el Código de la Propiedad Intelectual de 1992 (Code de la
Propiete Intellectuelle) consagra en el artículo L112-2 apartado 7 que son
consideradas como “obras del espíritu” las obras de diseño, de pintura, de
arquitectura, de escultura, de grabado, de litografía, así como los planos,
croquis y obras plásticas relativas a la geografía, a la topografía, a la
arquitectura y a las ciencias, en su apartado 12.

 En Inglaterra, The Copyright, Designs and Patents Act 1998, en su sección 4,


reconoce como Artistic Works, las obras de arquitectura (work of
arquitectura) y también protege la modalidad gráfica de la misma y las
denomina graphic work14.

 En los Estados Unidos, Copyright Law of The United States, circular 192,
relative a las Leyes contenidas en el título 17 del Código de los Estados
Unidos, Octubre 2009, consagra la definición de “architectural work”, en
cuanto expresa que: “Una "obra arquitectónica" es el diseño de un edificio
consagrado en cualquier medio tangible de expresión, incluyendo un edificio,
planos arquitectónicos, o dibujos. El trabajo incluye la forma general, así
como la disposición y la composición de los espacios y elementos en el
diseño, pero no incluye individuales características estándar”.

 En Argentina en el artículo primero de la Ley 11.723 del Régimen Legal de la


Propiedad Intelectual establece lo siguiente: Artículo 1°. — A los efectos de la
presente Ley, las obras científicas, literarias y artísticas comprenden los
escritos de toda naturaleza y extensión, entre ellos los programas de
computación fuente y objeto; las compilaciones de datos o de otros materiales;
las obras dramáticas, composiciones musicales, dramático-musicales; las
cinematográficas, coreográficas y pantomímicas; las obras de dibujo, pintura,
escultura, arquitectura; modelos y obras de arte o ciencia aplicadas al
comercio o a la industria; los impresos, planos y mapas; los plásticos,
fotografías, grabados y fonogramas, en fin, toda producción científica,

14
Cfr. M.F. FLINT “A user´s guide to Copyright” Ed. Butterwoths (p. 287-288. Cit. Cristina Troya Iñigo,
Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].

21
literaria, artística o didáctica sea cual fuere el procedimiento de reproducción.
(Hemos subrayado).

Este breve estudio comparativo, se ha realizado con el objetivo de ilustrar al lector


sobre la protección que se ha adoptado en relación al derecho de autor en las
diferentes legislaciones internacionales, y muy especialmente las obras
arquitectónicas que es el objeto de estudio de esta investigación.

B. Protección por derecho de autor de las obras arquitectónicas.

Antes de seguir embarcándonos en el desarrollo de este controvertido tema sobre


derecho de autor específicamente en materia de protección a las obras arquitectónicas,
nos gustaría que el lector comprenda las nociones básicas de este derecho, a grandes
rasgos.

Como planteó el famoso filósofo Griego, Platón “El cuerpo humano es el carruaje; el
yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los
caballos”. El hombre se ve orientado a dejarse llevar por sus pensamientos e ideas,
que por ser estas tan relevantes para su correcto desarrollo social, son protegidas de
vejaciones de terceros, mediante el amparo de lo que conocemos como la Propiedad
intelectual. Pudiendo definir este último término como, los derechos de la propiedad
sobre creaciones de la mente, como invenciones, dibujos y modelos industriales, obras
literarias y artísticas, símbolos, y nombres e imágenes15.

Es importante destacar que el término de “Propiedad Intelectual” es de carácter


genérico, ya que abarca dos categorías principales que tratan de concentrar todos los
ámbitos de creación humana que pueden emanar del intelecto; estas son:

 La Propiedad Industrial, que es la expresión usada para designar el derecho


exclusivo de uso de un nombre comercial, marca, patente de invención, dibujo
o modelo de fábrica y, en general, cualquier medio especial de atraer a la
clientela16. Cabe mencionar que en nuestro país este renglón de la Propiedad
Intelectual está regulado por la Ley Sobre Propiedad Industrial, No. 20-00, del
15
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI, Conocimientos tradicionales: necesidades
y expectativas en materia de propiedad intelectual, Edición Abril de 2001, Ginebra, Pág. 31.
16
Potentini, Salvador, Diccionario Jurídico, Editora Dalis, 2004, Pág. 533.

22
8 de Mayo del año 2000, modificada por la Ley No. 424-06, para la
implementación del DR-CAFTA de fecha 20 de Noviembre del 2006.

 El Derecho de autor que comprende la protección de las obras literarias y


artísticas, así como las formas literarias o artísticas de las formas científicas,
incluyendo todas las creaciones del espíritu en los campos indicados,
cualquiera que sea el modo o forma de expresión, divulgación, reproducción o
comunicación, o el género, mérito o destino (…); según el artículo segundo de
la Ley Sobre Derecho de Autor, No. 65-00 del 24 de Julio del 2000,
modificada por la Ley No. 424-06, para la implementación del DR-CAFTA.

La propiedad intelectual es definida como un “espacio jurídico”17dentro del cual


caben diferentes sistemas normativos que tienen por objeto la protección de bienes
inmateriales de diferentes órdenes: industriales, comerciales, técnicos, artísticos,
científicos y literarios18.

Por otro lado, según Delia Lipszyc, se entiende por Propiedad Intelectual “a un
amplio espectro de derechos de distintas naturalezas: mientras algunos se originan
en un acto intelectual y son reconocidos para estimular y recompensar la creación
intelectual, otros, medie o no creación intelectual, se otorgan con la finalidad de
regular la competencia entre productores”19.

En este mismo tenor se pronuncia el Convenio de la Organización Mundial de la


Propiedad Intelectual (OMPI), en cuyo artículo 8, numeral 8vo20. Reza:

“Se entenderá por Propiedad Intelectual los derechos relativos: a las obras
literarias, artísticas y científicas, a las interpretaciones de los artistas
interpretes y de los artistas ejecutantes, a los fonogramas y emisiones de
17
Expresión utilizada por Antonio Delgado Porras, en “Propiedad Intelectual”,, Documento
OMPI/CNR/PAN/94/1 presentado en el Curso de la OMPI sobre derecho de autor y derechos conexos
y su protección en el Convenio de Berna
y en la Convención de Roma, Panamá, 1994, p.2. Cit. Por ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001),
“Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los derechos conexos”, Tomo I, Escuela
Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, 2001, p. 3.
18
Ibidem.
19
LIPSZYC, Delia, “Derechos de Autor y Derechos Conexos”, Ob. Cit., p. 123.
20
Suscrito en Estocolmo, Suecia, el 14 de Julio de 1967. En fecha 27 de Junio del 2000, la República
Dominicana suscribió y ratificó dicho tratado.

23
radiodifusión, a las invenciones en todos los campos de la actividad
humana, a los descubrimientos científicos, a los dibujos y modelos
industriales, a las marcas de fábrica, de comercio y de servicio, así como los
nombres y denominaciones comerciales, a la protección de la competencia
desleal y todos los demás derechos relativos a la propiedad intelectual en
los terrenos industrial, literarios, científicos y artísticos”.

Cabe hacer la acotación, de que no todos los bienes inmateriales están protegidos por
la “propiedad intelectual”, sino únicamente algunos: inventos, modelos, marcas,
lemas, obras literarias y artísticas, prestaciones artísticas, producciones fonográficas y
emisiones radiofónicas21

El presente trabajo está enmarcado en el ámbito de derecho de autor, el cual ha sido


definido en varias ocasiones por la doctrina, siendo una de ellas: “Derecho exclusivo
de explotación, que pertenece a las personas sobre toda creación original de su
espíritu que lleve el sello de su personal temperamento, en el dominio de las letras,
las ciencias y las artes, cualquiera sea su forma, hablada, escrita, gráfica, plástica,
musical, mímica o coreográfica, y aunque se trate de una simple reproducción por un
procedimiento científico, a condición de que esa creación pueda manifestar la
personalidad intelectual de quien la pone en acción”22.

Así como la Doctora Delia Lipszyc define el derecho de autor, en su obra “Derecho
de Autor y Derechos conexos”, como: “…la rama del derecho que regula los
derechos subjetivos del autor sobre las creaciones que presentan individualidad
resultante de su actividad intelectual, que habitualmente son enunciadas como obras
literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas y audiovisuales”.

Pero antes de seguir el desarrollo sistemático del tema a tratar en las próximas
páginas, es conveniente que se conceptualice el término de “creación u obra” sobre
las cuales, según las definiciones supra indicadas recae este derecho de autor. Una
obra puede definirse como “toda creación intelectual original, en el dominio
literario, artístico o científico, susceptible de ser divulgada o reproducida por

21
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los
derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, 2001, p. 5.
22
CAPITANT, Henry, “Vocabulario Jurídico”. Editora De palma. Buenos Aires, Argentina, 1977. Pp. 206-
207. Cit. Lic. Rodríguez, Delfín Enrique. Propiedad Intelectual en la República Dominicana. Ponencia
presentada en el marco del curso de Propiedad Intelectual en República Dominicana, Santo Domingo,
República Dominicana. (Versión electrónica).

24
cualquier medio o procedimiento23”. Esta definición es la adoptada por la mayoría de
los marcos legislativos que regulan esta rama del derecho, sin embargo en la misma se
pueden apreciar algunos requisitos sine qua non, una obra no puede estar amparada
bajo esta protección y beneficiarse de los privilegios morales y patrimoniales que le
son adjudicados al titular responsable de la reproducción de la referida obra.

En el Glosario de la OMPI sobre derecho de autor y derechos conexos, se define la


obra como “toda creación intelectual original expresada en una forma reproducible”.

Es de esta observación que nos permitimos desglosar algunas características


fundamentales que tiene que reunir una obra para ser considerada ente de protección
por derecho de autor, a saber:

 Que se enmarque en el plano literario, artístico o la forma literaria o artística


de las obras científicas.
 Debe ser una obra original del intelecto humano.
 Debe estar reproducida por cualquier medio o procedimiento.
 Puede tener cualquier forma o modo de expresión.
 La licitud de la obra.

Plano literario, artístico o la forma literaria o artística de las obras científicas.

La Ley hace esta precisión con el objetivo de limitar el marco de aplicación


característico de las obras protegidas por el derecho de autor, para que no sean
confundidas por aquellas creaciones intelectuales producidas en el entorno puramente
laboral, como los colaboradores técnicos o las invenciones industriales que son el
objetivo de protección de la Propiedad Industrial.

23
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los
derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 85.

25
Todo aporte creativo que se encuentre impregnado del espíritu humano, debe
considerarse como obra y ser susceptible de protección por derechos autorales,
siempre y cuando dicha producción responda a los campos de la literatura, artístico u
obras científicas en cuanto a la forma de expresión de las ideas. Simplificando esta
definición, podemos citar el concepto aplicado a “obras” según el Convenio de Berna
para la protección de las obras literarias y artísticas, ratificado en 1997 y la Decisión
351 del Acuerdo de Cartagena sobre Derecho de Autor y Derechos Conexos, que rige
los Estados miembros de la comunidad andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela), pero que ha servido de guía para nuestra legislación interna:

Los términos « obras literarias y artísticas » en el Convenio de Berna, comprenden


todas las producciones en el campo literario, científico y artístico, cualquiera que sea
el modo o forma de expresión, tales como los libros, folletos y otros escritos; las
conferencias, alocuciones, sermones y otras obras de la misma naturaleza; las obras
dramáticas o dramático-musicales; las obras coreográficas y las pantomimas; las
composiciones musicales con o sin letra; las obras cinematográficas, a las cuales se
asimilan las obras expresadas por procedimiento análogo a la cinematografía; las
obras de dibujo, pintura, arquitectura, escultura, grabado, litografía; las obras
fotográficas a las cuales se asimilan las expresadas por procedimiento análogo a la
fotografía; las obras de artes aplicadas; las ilustraciones, mapas, planos, croquis y
obras plásticas relativos a la geografía, a la topografía, a la arquitectura o a las
ciencias. (Hemos destacado).

Obra: Toda creación intelectual original de naturaleza artística, científica o literaria,


susceptible de ser divulgada o reproducida en cualquier forma. Decisión 351 del
Acuerdo de Cartagena sobre derecho de Autor y Derechos Conexos.

Obra de arte aplicado: Creación artística con funciones utilitarias o incorporada en un


artículo útil, ya sea una obra de artesanía o producida en escala industrial. Decisión
351 del Acuerdo de Cartagena sobre Derecho de Autor y Derechos Conexos.

Obra Plástica o de bellas artes: Creación artística cuya finalidad apela al sentido
estético de la persona que la contempla, como las pinturas, dibujos, grabados y
litografías. No quedan comprendidas en la definición, a los efectos de la presente

26
Decisión, las fotografías, las obras arquitectónicas y las audiovisuales. Decisión 351
del Acuerdo de Cartagena sobre Derecho de Autor y Derechos Conexos.

Aunque cabe mencionar que esta concepción varía en el derecho comparado, por
ejemplo: en países como Bélgica, México Paraguay y otros se alude a “obras literarias
y artísticas”; en Francia e Italia se conocen como “obras intelectuales” en general.
También existen variaciones a la definición de obras protegidas por derecho de autor,
como en Cuba donde se agregan las obras “educacionales”, las “artesanales” en
Nicaragua y las “didácticas” en Argentina y Panamá.

Obra Original del intelecto.

Como se describió en el acápite anterior, la originalidad es un requisito elemental para


que una obra intelectual goce de las prerrogativas contenidas en la normativa sobre
protección de derecho de autor. Continuando con el mismo orden de ideas de los
tratados citados anteriormente, en la decisión 351 del Acuerdo de Cartagena sobre
Derecho de Autor y Derechos Conexos, se plantea claramente en su definición de
obra, como “toda creación intelectual original (…)”.

En el convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, en el


artículo 2. 5 referente a las colecciones de obras literarias o artísticas, plantea el
término de “creaciones intelectuales” que se originan en la capacidad inventiva y
creadora del ser humano que intuye el carácter de originalidad propio de las obras
creadas en la mente humana.

Este requisito de originalidad está plasmado en el derecho comparado, en diferentes


países como son: Perú, Paraguay, Colombia, México, Bolivia, El Salvador, Cuba,
Costa Rica, Guatemala, Honduras y Venezuela (por vía reglamentaria).

La originalidad es concebida como la expresión de la personalidad del autor 24. Es


decir, la originalidad hace alusión a la “individualidad” de la obra protegible, lo que
se fundamenta en que dicha obra debe presentar suficientes elementos característicos
propios que permitan distinguirlo de cualquier otra de mismo género de concepción.

24
Espinal, Edwin. (Abril, 2011). Las obras arquitectónicas y su protección por derecho de autor.
Revista Gaceta Judicial, Año 15, No. 293, p. 20.

27
Esta originalidad podría entenderse o derivarse de la intervención de materiales,
colores y formas, que en su combinación identifiquen la impronta personal del artista,
con lo cual diferenciaría su creación de las demás en el mismo campo de aplicación.

También este requisito de originalidad debe fundamentarse en que dicha obra presente
“cierta novedad respecto de todo aquello que se conoce hasta el momento de su
aparición25. Aunque la novedad es un concepto aplicable en materia de propiedad
industrial, se puede hacer un símil de este elemento indispensable para la protección
en el marco de la propiedad intelectual; tanto en el campo del derecho de autor como
en el de propiedad industrial.

Sobre el tema apunta Colombet26: “La originalidad se aprecia subjetivamente: es la


marca de la personalidad que resulta del esfuerzo creador, mientras que la novedad
se mide objetivamente, puesto que se define como la ausencia de homólogo en el
pasado”.

Sólo a modo ilustrativo, cabe hacer la salvedad de que este concepto de originalidad
ha tenido dos visiones a lo largo de la historia, una objetiva (novedad) y otra subjetiva
(reflejo de la personalidad del autor), según destaca Colombet supra. La originalidad
objetiva se asimila como el hecho de haber creado algo nuevo, que sea inexistente
hasta el momento, mientras que la subjetiva, se relaciona con la manifestación de la
personalidad del autor en su obra.

En tal sentido se presenta una disyuntiva en cuanto a cuál de las concepciones de


originalidad entiende el legislador cuando adopta este término para determinar la
protección de la obra bajo el derecho de autor. DESBOIS afirma que “es suficiente,
para que una obra dé lugar a derechos de autor, con que ésta sea original, en el sentido
subjetivo del término; no es, en modo alguno, necesario que sea nueva, en sentido
objetivo (…)”27

Pero según los criterios actuales, no siempre es fácil deducir los rasgos de la
personalidad del autor en la obra protegible, por lo que muchas doctrinas han

25
ORTEGA DOMÉNECH. J. (2000), Obra plástica y derechos de autor. Edición Reus, Madrid, P. 83.
26
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los
derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 90.
27
“Le droit d´auteur en France” Ed. Dalloz, París, 1978, p. 5-9. Cit. Cristina Troya Iñigo, Derechos de
autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].

28
planteado que la originalidad que debe ponderarse a la hora de enmarcar una creación
en los criterios del derecho de autor, debe ser la originalidad objetiva, con lo que se
entiende que la novedad debe ser absoluta y suficientemente clara como para
diferenciar dicha creación intelectual de otras preexistentes.

Pero de la disyuntiva anterior, en un criterio personal, se debe adoptar las palabras de


R. Bercovitz, que intenta equilibrar ambas opiniones entre la objetiva y la subjetiva al
afirmar que “la originalidad no está condicionada por los valores estéticos alcanzados.
(…) La originalidad debe valorarse de modo distinto en cada tipo de obra, de acuerdo
con los elementos relevantes, con la opinión del colectivo al que vaya dirigida la obra
y con los expertos”28

La originalidad tiene el carácter de presunción iuris tantum, lo que se entiende como


que la misma se presume y quien la niega debe probarlo29.

Finalizando con la concepción de originalidad propia de las obras sujeto de protección


por derecho de autor; no se puede confundir este criterio con el de obra originaria, que
es como se denomina a aquellas creaciones del intelecto humano que no tienen
relación de dependencia con otra preexistente, al contrario de las “obras derivadas” o
de “segunda mano”.

Debe estar reproducida por cualquier medio o procedimiento.

En el artículo 2 de nuestra Ley sobre Derecho de Autor, No. 65-00 citado supra,
indica que: “(…) cualquiera que sea el modo o forma (…) de reproducción (…)”. Es
decir que la obra debe haber sido exteriorizada por cualquier medio o procedimiento
de reproducción o divulgación.

Luigi Sordelli afirma en este sentido que “… la idea en sí misma permanece sólo
como una expresión interior o una representación de la mente precedente a cualquier
valoración del derecho; sólo cuando la idea viene expresada en una forma exterior y
ha tomado consistencia en una determinada expresión individual manifiesta

28
“Comentarios a la ley de Propiedad Intelectual”, ed. Tecnos, Madrid 1997, p. 179. Cit. Cristina Troya
Iñigo, Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].
29
Satanowsky, Isidro: “Derecho Intelectual”. Ed. TEA. Buenos Aires, 1954. Tomo I. p. 470. Cit.
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los
derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 90.

29
concretamente, puede asumir relevancia para el ordenamiento jurídico, que debe
referirse a las obras y no a las ideas30

Solo con la exteriorización de la obra, la misma puede ser perceptible a los sentidos
de los terceros y esto solo se logra con la materialización de la misma en un soporte.
Es decir, mientras la obra se encuentre sólo en el pensamiento de su creador no estará
amparada por la protección de autor.

Esta divulgación de la que debe ser objeto la obra, se define de la manera siguiente:
Hacer accesible la obra, interpretación o producción al público por primera vez con el
consentimiento del autor, el artista o el productor, según el caso, por cualquier medio
o procedimiento, conocido o por conocerse31. Salvo que sea una obra inédita, pero la
misma debe estar contenida en un soporte material.

En este mismo tenor, este acápite se refiere a que la obra es tutelada


independientemente de su destino, ya que la misma puede ser divulgada o
permanecer inédita; como también puede ser utilizada para expresar un contenido
estético o promocionar un producto comercial; puede ser con fines educativos o
utilitarios32. En conclusión lo que se exige es que la obra se haya exteriorizado y no
solo exista en la mente del creador de la misma.

Conviene destacar que no importa la manera de exteriorizarse, la cual puede ser


mediante sonidos, palabras, imágenes, signos o algún otro medio o procedimiento. De
esta concepción se deriva la distinción entre el “corpus misticum” que es la obra y el
material tangible que la contiene, denominado “corpus mechanicum”. Como se
encuentra expresamente contenido en muchas Leyes. La protección por derecho de
autor es independiente de la propiedad del objeto en el cual está incorporada la
creación intelectual33.

Es así como también es adoptado por nuestra legislación en cuanto plantea: “El
derecho del autor es un derecho inmanente que nace con la creación de la obra y es

30
“Opere ed idee nel diritto di autore”Riv, Dir, Ind., 1952. P. 198. Cit. TROYA IÑIGO, Cristina, Op. Cit. P.
20.
31
Reglamento de aplicación de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor, No. 362-01.
32
Cfr. ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y
los derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 88.
33
Ver artículo 2. 2. Convenio de Berna para la protección del derecho de autor y los derechos
conexos.

30
independiente de la propiedad del soporte material que la contiene (…)”. (Artículo 3
de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor). Lo que se traduce en que la enajenación
de dicho soporte no implica la cesión de los derechos al adquiriente, es así como se
plantea: “De conformidad con el artículo 3 y el Párrafo del artículo 77, ambos de la
Ley, el objeto del derecho de autor es independiente del soporte material que
contiene la obra, cuya enajenación no confiere al adquirente la titularidad de
derechos sobre la creación, salvo disposición legal o contractual expresa en
contrario” (Artículo 5 del Reglamento No. 362-01de aplicación de la Ley No. 65-00
sobre derecho de autor).

Puede tener cualquier forma o modo de expresión.

Tal como se citó supra, el artículo 2.1 del Convenio de Berna para la protección de las
obras literarias y artísticas establece “(…) cualquiera que sea el modo o forma de
expresión (…)”, de donde se deriva que la protección recae únicamente sobre la forma
en las que el autor incorpora las ideas, no así sobre la idea misma; ya que de una
misma idea pueden surgir diversas obras con su propia originalidad.

Es así como lo adopta nuestra normativa cuando plantea: “A los efectos del artículo 7
de la Ley, la protección se refiere exclusivamente a la forma mediante la cual las ideas
del autor son descritas, explicadas, ilustradas o incorporadas a las obras”, 34 (Hemos
destacado). Es importante detallar que esta disposición es la adoptada por la Decisión
351 del Acuerdo de Cartagena sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos, la cual
en su artículo 7, reza: “Queda protegida exclusivamente la forma mediante la cual las
ideas del autor son descritas, explicadas, ilustradas o incorporadas a las obras, (Hemos
destacado). No son objeto de protección las ideas contenidas en las obras literarias y
artísticas, o el contenido ideológico o técnico de las obras científicas, ni su
aprovechamiento industrial o comercial”.

Del mismo modo, señala el artículo 9. 2 del Acuerdo sobre los ADPIC y también en el
artículo 2 del Tratado de la OMPI sobre Derecho de Autor (TODA), “la protección
del derecho de autor abarcará las expresiones pero no las ideas, procedimientos,
34
Artículo 4, Reglamento de aplicación de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor, No. 362-01.

31
métodos de operación o concepto matemático en sí”. En el derecho comparado, este
criterio es adoptado por algunas legislaciones, como: Brasil, Guatemala, Nicaragua,
México, Ecuador, Paraguay y Perú.

“Una misma idea, una misma investigación, un mismo tema son retomados infinidad
de veces. En su desarrollo, cada autor aporta la impronta de su personalidad, su
individualidad. En ocasiones el resultado es altamente enriquecedor, en otros trivial,
pero lo que permite que cada generación impulse el lento avance de la civilización es
la
posibilidad de trabajar sobre lo existente, de proseguir el camino sin tener que
rehacerlo35”, es de esta forma que se expresa la ilustre Delia Lipszyc.

La licitud de la obra.

Este requisito responde a la necesidad de que la obra no nazca de un estado de


ilicitud, es decir en cuanto la misma no atente contra el derecho de otras personas, ni
contra los principios fundamentales de la sociedad, la misma será sujeto de protección
bajo el marco de las prerrogativas contenidas en el Derecho de Autor.

Es decir, la obra debe respetar la moral y el orden público para ser considerada
protegible. Sin embargo en la actualidad, la única limitación que podría tener una obra
contraria a la moral y el orden público es el derecho de explotación, no así puede ser
excluida de la protección de derecho de autor.

Sólo se puede restringir por medio de disposiciones de orden público, que de la


misma circulen ejemplares o que sea comunicada públicamente.

Esa es la única limitación permitida, así se encuentra establecido en el Convenio de


Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, en su artículo 17 expresa:
“… no podrán suponer perjuicio, cualquiera que sea, al derecho que corresponde al
gobierno de cada país de la Unión de permitir, vigilar o prohibir, mediante medidas
legislativas o de policía interior, la circulación, la representación, la exposición de

35
LIPSZYC, Delia: “Derecho de Autor y Derechos Conexos”, Ob. Cit. P. 62. Cit. ANTEQUERA PARILLI,
Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los derechos conexos”,
Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 88.

32
cualquier obra o producción, respecto a la cual la autoridad competente hubiere de
ejercer este derecho”.

I.A. Elementos constitutivos de la obra arquitectónica .

Como ha quedado demostrado, este es un tema que ha sido tratado en diversos marcos
legislativos a nivel nacional e internacional. Pero para que esta obra sea considerada
como objeto de derecho de autor, debe presentar los elementos constitutivos
establecidos en nuestra Ley No. 65-00 sobre Derecho de Autor.

Pero antes de desarrollar estos elementos constitutivos que deben poseer las obras
arquitectónicas para estar sujeta a la protección por Derecho de Autor, se debe
destacar la dualidad que presentan estos tipos de creaciones del intelecto. En primer

33
lugar la creación a partir de los bocetos, planos y proyectos; y en segundo lugar la
obra ya edificada.

El concepto de “obras de arquitectura”, según lo establece el reglamento de aplicación


de la Ley No. 65-00, sobre derecho de autor en su artículo 41, reza: “Para los efectos
del numeral 7) del artículo 2 de la Ley, el término obras de arquitectura comprende,
entre otros, los proyectos, planos, minutas, croquis, informes o escritos de carácter
técnico, ejecutados personalmente o cuya ejecución hubiera dirigido el profesional
responsable”.

López Quiroga plantea que “la obra arquitectónica es tan obra de arte como cuando se
encuentra en proyecto, en planos y croquis, y es ilógico proteger éstos y no la obra
edificada36.

En ese mismo plano Colombet apunta que en las creaciones arquitectónicas no sólo
están protegidos los planos, croquis y maquetas, sino también las obras propias de la
arquitectura como son las construcciones realizadas a partir de esos planos, y aunque
algunas legislaciones guardan silencio al respecto, la solución parece imponerse
razonablemente37.

A esta concepción se adhiere Moraes, en cuanto entiende que en la obra de


arquitectura, antes de existir la cosa construida, hay una definición gráfica y
dimensional de concepción pura: los planos, esbozos, plantas, croquis, muestras,
anteproyectos, proyectos y maquetas que, en tanto obras, gozan de la protección del
derecho de autor; pero que la creación arquitectónica es, en sí, una edificación, un
cuerpo que materializa una conjugación de formas y funciones de habitabilidad,
ideadas por una mente creadora38.

De las anteriores concepciones sobre la obra arquitectónica, deviene la dualidad de los


modos de presentación de la misma. Por un lado, la exteriorización de la concepción
creativa del autor mediante la conclusión de los planos y la otra, cuando la obra es

36
“La propiedad intelectual en España”, Madrid, 1918. Cit. Cristina Troya Iñigo, Derechos de autor en
la obra arquitectónica [Versión electrónica].
37
Cit. ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y
los derechos conexos”, Tomo II, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p. 25.
38
MORAES, Walter: “Questoes de direito de autor”. Ed. Revista dos Tribunais. Sao Paulo, 1977. Pp. 44-
45. Cit. ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor
y los derechos conexos”, Tomo II, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p.25.

34
ejecutada, siendo susceptible de ser conocida por el público en general a través de la
construcción.

Protección de las obras arquitectónicas en su modalidad gráfica.

En el ya citado artículo 2.1 del Convenio de Berna para la protección de derechos de


autor y derechos conexos, se estipula la protección de la que son sujetas las obras
arquitectónicas en su modalidad gráfica, al mencionar a “las ilustraciones, mapas,
planos, croquis y obras plásticas relativas… a la arquitectura”.

Nuestra legislación en la materia, adopta este criterio en su artículo 2. 10: “las


ilustraciones, mapas, planos, croquis y obras plásticas relativas a la geografía, a la
topografía, a la arquitectura o a las ciencias”. Por su parte, este mismo concepto es
asumido por el reglamento de aplicación de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor,
previamente citado.

Esta estipulación yace su razón de ser en que a diferencia de las obras literarias donde
los ensayos carecen de sentido propio; en las obras plásticas, los bocetos previos
tienen naturaleza independiente con relación a la obra final, estando caracterizados
por la impronta de su autor. Además de que en cada boceto, plano, croquis o proyecto
arquitectónico su autor puede crear diversas obras intelectuales independientes, al
darle una forma, color y matices diferentes, por lo que deben ser protegidas de forma
individual. Cabe destacar que estos bocetos, ensayos y planos, entre otras
modalidades gráficas de las obras arquitectónicas de naturaleza autónomas, deben
cumplir con los requisitos que han sido anteriormente detallados y que serán
ampliamente tratados con relación a la protección de las obras arquitectónicas.

Es importante ejemplificar, que las obras de arquitectura demandan de un proceso


antes de ser ejecutadas, por lo general, comienzan con el diseño de los planos y un
estudio previo, para posteriormente realizar un anteproyecto, un proyecto básico y un
proyecto de ejecución final, mientras que a lo largo de esta labor se van realizando
bocetos y maquetas.

Es por este complejo proceso que antes de la ejecución de las obras arquitectónicas es
necesario su protección en esta etapa, pero luego de haber cumplido con el requisito

35
de exteriorización descrito anteriormente. En este sentido se ha planteado el concepto
de “concepción” de la obra de arquitectura, mediante el cual la obra se concreta de un
modo suficiente para ser identificable, pero sin llegar a la ejecución. Así se expresa
Germán Bercovitz, cuando sostiene que “las ideas elaboradas pero llevadas a punto tal
de concreción formal, que no pueden decirse que ya no sean expresión particular,
concreta, aunque todavía meramente conceptual, de un tema plástico.

La protección de los derechos de autor sobre los planos, proyectos, bocetos y croquis
es contemplado en derecho comparado por otras legislaciones como son: en el Código
de propiedad intelectual francés en su artículo L112-2. 12, en la Ley Alemana de
Copyright en su artículo 23 UrgG, en el artículo 102 de la Ley de Derecho de Autor
de Estados unidos39, en el artículo 10. F del Texto Refundido de la Ley de Propiedad
Intelectual, modificada; en América el Art. 4. K de la Decisión 351 del Acuerdo de
Cartagena sobre Derecho de Autor y derechos Conexos, entre otros.

Pero surge aquí otra polémica, mantienen su condición individual sujeto de protección
por derecho de autor esta modalidad gráfica de la obra de arquitectura o pierde esas
prerrogativas una vez, la obra es ejecutada?;

En este sentido, surgen opiniones encontradas entre los expertos en la materia, como
Henri Debois que entiende que esbozos y bocetos son “materialmente
independientes” de la obra final; mientras que por el contrario, Bercovitz considera
como “integrada en la obra arquitectónica o de ingeniería final la protección de los
planos, proyectos o maquetas, a no ser que la ejecución haya implicado una
transformación”.

Pero aunque ambas posturas pueden tener una crítica razonable de la controversia y
todavía no se ha adoptado una postura firme en cuanto a cuál sería la solución más
viable, podría aplicarse el principio de “la duda favorece al sub judice”, y en tanto que

39
Un diseño original de un edificio creado en cualquier medio de expresión tangible, incluida la construcción de
un edificio o de los planos arquitectónicos, modelos o dibujos, están sujetos a la protección de los derechos de
autor como una "obra arquitectónica" en virtud del artículo 102 de la Ley de Derecho de Autor (título 17
del Código de los Estados Unidos), modificada el 1 de diciembre 1990. La protección se extiende a la forma
general, así como la disposición y composición de los espacios y elementos en el diseño, pero no incluye
indicación características estándar individuales o elementos de diseño que son funcionalmente necesario.
[Versión electrónica] http://translate.google.com.do/translate?
hl=es&sl=en&u=http://www.copyright.gov/circs/circ41.pdf&ei=E2W5T47gDZDnggen3rHWCg&sa=X&oi=translate&ct=result&re
snum=2&sqi=2&ved=0CFkQ7gEwAQ&prev=/search%3Fq%3DCopyright%2BClaims%2Bin%2BArchitectural%2B%2BWorks.
%2Bespa%25C3%25B1ol%26hl%3Des%26biw%3D1024%26bih%3D456%26prmd%3Dimvns

36
la normativa deja un vacío, podría interpretarse que los planos, bocetos y toda
modalidad gráfica de la obra arquitectónica debe mantener su protección aún cuando
la misma haya sido edificada.

En cuanto a su protección, en nuestra legislación se contempla en el artículo 11,


capítulo IV de la Ley 62-00, del ejercicio de la ingeniería, la arquitectura, la
agrimensura y profesiones afines lo siguiente: “los documentos técnicos tales como
los anteproyectos, planos, mapas, cálculos, croquis, minutas, dibujos, informes o
escritos, son propiedad del profesional autor de ellos. Por consiguiente, ninguna
persona natural o jurídica podrá hacer uso de los mismos sin consentimiento escrito
del autor, salvo estipulación o acuerdo en contrario”. Con lo cual se visualiza una
protección especial de estos ante la ejecución o no de la obra de arquitectura.

Protección de las obras arquitectónicas ejecutadas.

La obra arquitectónica ya edificada ha sido objeto de estipulaciones ya citadas con


anterioridad, tanto en derecho comparado, como en nuestro marco legislativo de
derecho de autor. El Convenio de Berna en su artículo 4,2, b, plantea que estarán
protegidos por las disposiciones del mismo, “los autores de obras arquitectónicas
edificadas en un país de la Unión o de obras de artes gráficas y plásticas
incorporadas a un inmueble sito en un país de la Unión”.

En tal sentido, si la modalidad gráfica está protegida, con más razón debe estarlo la
obra edificada, puesto que esta se encuentra más vulnerable por encontrarse en el
entorno público. Es por ello que existe una estipulación al respecto en la Ley No.
424-06 de implementación DR-CAFTA, en su artículo 39 reza: “Se podrá reproducir
para uso personal por medio de pinturas, dibujos, fotografías o fijaciones
audiovisuales, las obras que estén colocadas de modo permanente en vías públicas,
calles o plazas. En lo que se refiere a obras de arquitectura; esta disposición es sólo
aplicable a su aspecto exterior.”

Elementos constitutivos de las obras arquitectónicas.

37
Tal y como se ha descrito detalladamente en las páginas anteriores, la obra intelectual
para ser considerada como sujeto de protección de derecho de autor debe presentar
ciertos elementos constitutivos ya mencionados up-supra.

Pero en este acápite nos dedicaremos a estudiar los elementos constitutivos que debe
presentar las obras arquitectónicas para gozar de dicha protección, tanto en su
modalidad gráfica como de obra ejecutada.

Para ello nos guiaremos del concepto de obra establecido en el artículo 16. 12 de la
Ley No. 65-00 sobre derecho de autor y en artículo 2.19 del reglamento No. 362-
01“Toda creación intelectual original, de carácter artístico, científico o literario,
susceptible de ser divulgada o reproducida en cualquier forma, conocida o por
conocerse”. De aquí se derivan los elementos constitutivos de estas creaciones
intelectuales, a saber:

 Originalidad.
 Carácter artístico.
 Susceptible de ser reproducida, por cualquier medio o reproducción.

Originalidad.

Como bien apunta Ramón Casas Vallés: “Que la legislación de propiedad intelectual
proteja la arquitectura y sus resultados como forma o lenguaje expresivo no
significa, sin embargo, que toda construcción deba reconocerse como obra, con los
consiguientes derechos de autor, morales y económicos. Una obra, como queda
dicho, es una expresión formal original de la creatividad humana. La forma sin
originalidad no es nada”40.

Ya fue tratado este elemento constitutivo en párrafos anteriores, pero ya con esta base,
debemos aclarar que este criterio no es fácil de descubrir en las obras arquitectónicas,
puesto que a diferencia de las demás creaciones intelectuales, estas obras de

40
ESPINAL, Edwin, (2011). Las obras arquitectónicas y su protección por derecho de autor. Manuscrito
no publicado de referencia para artículo de la Gaceta Judicial. Op cit.

38
arquitectura deben respetar ciertas limitaciones técnicas y cumplir con ciertas
exigencias de construcción o urbanísticas.

Es decir, en estas obras debe convivir la utilidad y su toque artístico. En este sentido,
se exige que la originalidad no sea producto de una exigencia técnica y que el motivo
de la forma estética del edificio o de una parte de él no sea exclusivamente el hecho
de que así se aporta una solución a un problema técnico 41. Sin embargo cabe
mencionar, que la originalidad puede existir aún en la solución de un problema de
construcción, siempre y cuando la forma adoptada no haya sido la única posible para
ese resultado.

De lo anteriormente expuesto se deriva la posibilidad de otorgarle una nueva visión y


categorización a las obras arquitectónicas, bajo el concepto de una obra de arte
aplicado, según es concebida por el reglamento de aplicación No. 362-01, el cual la
define de la forma siguiente: Creación artística con funciones utilitarias o incorporada
en un artículo útil, ya sea una obra de artesanía o producida en escala industrial; este
es la misma concepción adoptada por la Decisión 351 del Acuerdo de Cartagena sobre
Derecho de Autor y Derechos Conexos, aún cuando en la misma no haga referencia a
las obras arquitectónicas.

La utilidad de las obras de arquitectura deviene de su función, que es albergar un


contenido; dado que su fin último es servir para la habitabilidad del ser humano o
remozamiento de una estructura de utilidad pública o privada, como museos, iglesias,
puentes, escuelas, viviendas entre otros.

Así como también el requisito de originalidad es independiente de la utilidad que


tendrá dicha obra, como fue decidido en España: “Al margen de la protección de
proyectos, planos, maquetas y diseños, la obra ya erigida podría venir amparada por
la norma si reúne las exigencias legales, aunque su funcionalidad sea procurar
vivienda, facilitar un lugar de trabajo, fomentar la espiritualidad, ofertar un espacio
cultural o servir a las comunicaciones”42

41
TROYA IÑIGO, Cristina. Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].
42
Sentencia 543/2007 del 23 noviembre 2007, Juzgado de lo Mercantil No.1 de Bilbao en
http://www.cerlalc.org/derechoenlinea/dar/index.php?mode=archivo&id=1459, consultada el 1 de
febrero de 2011. Cit. ESPINAL, Edwin. Op. Cit.

39
A veces es tan relevante y está revestido de tanta importancia el diseño arquitectónico
de la edificación, que la utilidad que el mismo tendrá; para ilustrar esta concepción
podríamos citar el Museo Guggenheim en la ciudad de Bilbao del cual deviene un
beneficio palpable para el crecimiento del turismo hacia ese destino, llamado por la
impresionante y original arquitectura que alberga dicho museo.

Según Michael Huet expresa en este sentido: “la obra debe ser de creación: imaginar
nuevas líneas, proporciones fuera de lo corriente, combinaciones de volúmenes y
materiales… toda una serie de características que, aunque condicionadas por los
cálculos técnicos, otorguen singularidad a la obra43. Es decir, dicha obra debe
presentar una singularidad marcada, donde aunque no sea totalmente nuevo, no pueda
ser equiparable a ninguna otra obra arquitectónica preexistente.

Aún cuando sea una tarea difícil, no es imposible; puesto que cada día surgen nuevas
obras innovadoras en el campo de la arquitectura.

En ese mismo tenor de ideas, es importante aclarar que el derecho de autor protege las
obras de arquitectura originales, no el estilo personal del arquitecto. Es decir, aunque
en ciertas obras se pueda determinar a simple vista la impronta de su autor, por las
técnicas y elementos comunes utilizados por este, la doctrina ha sido militante en que
“lo protegible por derecho de autor es la ejecución concreta, no el modo de ejecutar de
un artista”44. Esto así con el fin de no monopolizar la actividad creativa, a razón de
que todos los autores toman elementos de su entorno para crear formas nuevas y
originales de las ya existentes.

Así lo plantea certeramente Casas Vallés: “El estilo – quede claro – carece de
protección; pero un estilo original puede ayudar a identificar la originalidad de las
concretas obras que lo expresan”45.

En ese mismo sentido, tampoco es protegible el procedimiento o método para


combinar, aunque estos tengan resultados distintos. Es así como nuestra Ley protege

43
Architecture et droit d´auteur” RIDA 2/1976. Cit. TROYA IÑIGO, Cristina. Derechos de autor en la
obra arquitectónica [Versión electrónica].
44
BERCOVITZ, Germán. Obra plástica y derechos patrimoniales de su autor, ed. Tecnos, Madrid 1997,
p. 129. Cit. TROYA IÑIGO, Cristina. Op Cit. P. 19. [Versión electrónica].
45
Casas Vallés, Ramón “El caso Calatrava……”, p.14. Cit. ESPINAL, Edwin. Op Cit.

40
la forma como el arquitecto describe, explica, ilustra o incorpora las ideas en la obra
de arquitectura, pero no así las ideas, procedimientos, métodos matemáticos o de
operación en sí46.

¿Dónde reside la originalidad de la obra de arquitectura, en su concepción (modalidad


gráfica) o en su ejecución?. En este tenor de ideas, podría decirse que se encuentra en
la modalidad gráfica, toda vez que la misma presenta una naturaleza equiparable a la
ejecución en sí, sin embargo, si a la hora de la obra ser edificada consiente diferencias
de impronta original que la diferencien de la modalidad gráfica, entonces aquí yacería
la originalidad requerida, independientemente de la existente en su etapa de
concepción.

Esta tendencia se manifiesta en algunas resoluciones judiciales de tribunales


españoles, como en el caso de la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona
del 4 de Mayo de 2004, la cual establece que:

“La originalidad de la obra arquitectónica, necesaria para que la creación intelectual


merezca la conceptuación de obra protegida, ha de identificarse con la novedad
objetiva, ya sea radicada en la concepción, ya en la ejecución de la misma, o en
ambas, mas no con la mera novedad subjetiva. Lo decisivo a estos efectos es que
aquélla incorpore la nota de la singularidad, lo que exige cierto nivel o altura creativa,
materializada en alguna novedad objetiva”.

De aquí se deriva lo aclarado por el ilustre experto en la materia, Casas Vallés en


cuanto propone, entre otros, que la creación sea valorada a la luz de los siguientes
criterios: impronta de la personalidad, altura creativa, esfuerzo personalizado,
creación propia del autor y novedad objetiva47.

Es importante dilucidar esta disyuntiva, puesto que dependiendo si la obra es una


reproducción fiel del proyecto o los planos en los que se basa o, por el contrario, es
una obra derivada de los mismos se podrá establecer a quien pertenece la titularidad
de los derechos sobre la misma, esto así cuando el arquitecto que diseña los planos no

46
Artículo 7 de la ley No. 65-00, sobre derecho de autor y Artículo 3 del Reglamento No. 362-01 sobre
la aplicación de la ley No. 65-00.
47
Casas Vallés, p.10. Cit. ESPINAL, Edwin. Op. Cit.

41
es el mismo que ejecuta la obra; siempre y cuando estas modificaciones no sean
producto de exigencias técnicas o urbanísticas.

Cabe destacar que la originalidad exigida no comprende la protección de las obras


creadas o diseñadas íntegramente por un dispositivo informático.

Por otro lado, la originalidad de las obras de arquitectura puede derivarse de


diferentes partes de la misma, por ejemplo su fachada o expresión externa, como de la
combinación de ciertos elementos (por ejemplo, la forma de distribución de los
espacios). Es decir, en una obra de esta naturaleza pueden convivir tanto elementos
originales como no originales, siendo sólo susceptibles de protección los primeros. La
originalidad de la obra arquitectónica “puede radicar en la forma de construcción, en
el diseño o en los ornamentos”48.

Carácter artístico.

Este le es adjudicado a las obras arquitectónicas por las mismas estar contenidas en el
artículo 2 de nuestra Ley No. 65-00 sobre derecho de autor y en artículo 3 del
reglamento No. 362-01 de aplicación de la Ley No. 65-00. Este criterio, requisito o
delimitación que adopta nuestra normativa en la materia, fue ampliamente explicado
en páginas anteriores.

Pero la obra arquitectónica despierta nuevas inquietudes, por la complejidad y


especialidad que supone su protección. Por ejemplo, en España, en principio, todos
los parlamentarios aceptaron la necesidad de considerar las obras de arquitectura
como protegibles, dado su carácter artístico, el grado de originalidad que presentan y
la posibilidad de que las mismas puedan ser reproducidas por cualquier medio o
procedimiento. Sin embargo, surgieron divergencias a la hora de incluirla en la
redacción de la Ley, ya que subsistía la voluntad de remitir su regulación a una Ley
especial. Es decir, se pretendía que estas obras intelectuales, pertenecientes a la
arquitectura y la ingeniería fueran protegibles mediante normas contenidas en una Ley
de edificación, dada su complejidad y especialización.

48
Lipszyc, p.79. Cit. ESPINAL, Edwin, Op. Cit.

42
Cabe mencionar la definición que se ha adoptado en relación a lo que es asimilado
como obra de arquitectura, el Glosario de Derecho de Autor y Derechos Conexos de
la OMPI se refiere a esta en los siguientes términos: “Es una creación en el sector del
arte relativo a la construcción de edificios. Se entiende normalmente que estas
creaciones comprenden los dibujos, croquis y modelos, así como el edificio o
estructura arquitectónica completa”49. Así como, se ha mencionado anteriormente, el
Artículo 2 del Convenio de Berna al enunciar las obras protegidas por derecho de
autor, incluyendo las obras arquitectónicas en sus dos modalidades; otorgándole un
carácter artístico intrínseco a estas obras, clasificándolas como obras de arte, en
muchas ocasiones.

De esta definición, asumida por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual


(OMPI) se deriva el reconocimiento de la obra arquitectónica tanto en su aspecto
bidimensional (dibujos, cuadros, etc.), como tridimensional (esculturas, estatuas,
obras arquitectónicas, etc.), lo cual representa una solución al estado de incertidumbre
que se suscita entre los autores de estas obras.

En este mismo tenor se expresan diferentes figuras versadas en la materia, como


López Quiroga quien entiende que “la obra arquitectónica es tan obra de arte (…)”
(Citado supra). Es decir, la obra de arquitectura es una obra plástica aplicada, ya que
se trata de objetos de uso con forma artística, distinguiéndose de las demás por su
finalidad de uso. En el caso concreto de la obra arquitectónica, ésta se refiere siempre
a la construcción50. Por otro lado, Hermenegildo Baylos Carroza entiende que la
finalidad de la obra de arquitectura no “interfiere en su existencia como obra de
arte”. Mientras que otros se enfocan en la percepción de estas obras como plásticas,
como es el caso de Lacruz Berdejo, para quien son obras plásticas, no en cuanto a los
procedimientos técnicos de realización, sino en relación con su aspecto formal y
artístico51.

Como señala Sáenz de Oiza: “hay una confusión entre la arquitectura y lo que no es
arquitectura, y tal confusión surge de creer que es arquitectura todo lo que se levanta

49
Glosario de Derecho de Autor y Derechos Conexos, OMPO, 1980. Definición No. 10.
50
TROYA IÑIGO, Cristina. Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].
51
“Elementos de Derecho Civil” Tomo III, Vol. 1ro., Ed. Bosch, Barcelona 1989 (p.27). Cit. TROYA
IÑIGO, Cristina. Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].

43
construido. Eso será construcción y edificación. Yo llamo arquitectura a lo que se
define como tal entre los entendidos; hay otras cosas que se levantan y que son
utilitarias pero no tienen nada de arquitectura. Es algo que no depende del tamaño ni
del material; depende de que, positivamente, tenga un contenido que sea capaz de
conmover al hombre al igual que lo puede hacer la poesía, la pintura y todo lo que es
arte”52.

Susceptible de ser reproducida, por cualquier medio o reproducción.

En este apartado que ha sido ampliamente detallado en páginas anteriores, nos


referimos a la necesidad de que la obra arquitectónica sea reproducida tanto en su
modalidad gráfica como ya edificada, por cualquier medio o procedimiento. Bercovitz
apunta que “las obras plásticas son creaciones que se manifiestan por medio de la
forma y el color. Se le da forma y color a materiales preexistentes. De ahí la
importancia de las líneas, los planos, las dimensiones, los volúmenes, la intensidad y
variedad de los colores y sus tonalidades”53.

Es importante destacar que esta es una característica constitutiva inherente de toda


creación del ser humano, pero que en el caso de las obras de arquitectura es una
condición sine qua non, puesto que es necesario que la obra sea plasmada mediante
cualquier medio o procedimiento durante su modalidad gráfica y en cuanto a su etapa
de ejecución toda obra de esta naturaleza es exteriorizada. Es decir, para que la obra
sea ejecutada, la misma se va reproduciendo mediante planos, bocetos o proyectos
durante su etapa preparatoria, dado que es imposible erigir una obra de esta magnitud
sin antes haberla exteriorizado.

Es irrelevante en qué tipo de soporte se exteriorice este tipo de obras, pudiendo ser en
papel, en un soporte de almacenamiento de datos digitales o en la misma edificación.
Lo cual está consagrado en los artículos 2 y 16.12 de nuestra Ley autoral No. 65-00 y
Artículos 2.19 y 3 del Reglamento de aplicación No. 362-01.

52
Vid. Diario de Navarra, día 10 de septiembre de 1989, pág. 46. Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y
PONS GONZALEZ, Manuel, Derecho de la Construcción, aspectos administrativos y civiles, Granada,
2006, Editorial Comares, S.L. p.262.
53
Comentarios a la ley de propiedad intelectual. Ed. Reus Madrid 2000. P. 27. Cit. TROYA IÑIGO,
Cristina. Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].

44
I.B Los derechos morales y patrimoniales del arquitecto sobre
su obra.

El derecho de autor tiene una estructura compleja (o, como lo denomina Colombet, un
derecho “bi-frontal” o también un derecho “híbrido”), pues en él se integran
facultades de orden moral que tutelan los intereses afectivos del autor y derechos
patrimoniales, los cuales reconocen al creador la facultad exclusiva de autorizar el uso
de su obra por cualquier medio o procedimiento y de obtener por ello un beneficio54.

Para desarrollar este acápite es menester delimitar la figura del arquitecto, cual será el
titular de estos derechos morales y patrimoniales en materia de derecho de autor.
Según hemos venido estudiando el valor de la obra radica en la concepción de la

54
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo (2001), “Manual para la enseñanza virtual del Derecho de Autor y los
derechos conexos”, Tomo I, Escuela Nacional de la Judicatura, Santo Domingo, p.129.

45
misma, por lo que el sujeto titular de estos derechos será el autor de dicha concepción,
entendiendo que dicho autor debe ostentar el titulo de arquitecto o ingeniero por
tratarse de un área tan especializada, aunque en la normativa no se especifica.

El arquitecto es aquella persona física, que es el único que puede crear una obra
arquitectónica o profesional responsable encargado de dirigir la ejecución de los
planos, minutas, etc…55. Pudiendo ser el Estado o una persona moral titulares
derivados de estos derechos autorales en caso de que se efectúe una cesión de los
mismos, sin embargo siempre responderán a la calidad de titulares derivados y no
primigenios56. En este principio se destacan algunas excepciones como es el caso de
Ecuador y los países bajo el sistema del copyright, los cuales reconocen la titularidad
originaria sobre personas jurídicas o distintas al creador, mediante una fictio iuris57

Esto así, si partimos de la definición básica que se le da a la denominación de autor,


en nuestra Ley sobre derechos de autor, la cual lo define en su artículo 16.1 como:
“La persona física que realiza la obra”, como es adoptado en la Decisión 351 del
Acuerdo de Cartagena sobre Derecho de Autor y Derechos Conexos, que rige los
Estados miembros de la comunidad andina en su artículo 3.

Es en este tenor de ideas en las que se pronuncia la Ley No. 62-00 sobre el ejercicio
de la ingeniería, la arquitectura, la agrimensura y profesiones afines, haciendo
obligatorio la firma de este profesional, con el número de inscripción de éste en el
Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), en
cualquier documentación técnica referente a la obra arquitectónica, para que estos
puedan ser sometidos en cualquier dependencia de la Administración pública, o para
que su contenido pueda ser ejecutado en todo o parcialmente, por cualquier persona o
entidad pública o privada58. Por otro lado, esta misma Ley establece en su artículo 11
que estos documentos técnicos, son propiedad del profesional autor de los mismos,
55
Ver. Artículos 5 de la ley sobre Derecho de Autor y Artículo 41 del Reglamento de aplicación No.
362-01.
56
Ver Artículo 5 de la ley sobre derecho de autor, No. 65-00 y Artículo 41 del Reglamento de
aplicación No. 362-01.
57
Figuereo, Y. (2006). Titulares del Derecho de Autor en las Obras creadas en el ámbito del Contrato
de Trabajo”. Memoria para optar al título de licenciado en derecho, Facultadde Ciencias Sociales y
Humanidades, Departamento de Ciencias Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra,
Santo Domingo, República Dominicana. Pág.52.
58
Ver. Artículo 12 de la ley sobre el ejercicio de la ingeniería, la arquitectura, la agrimensura y
profesiones afines, No. 62-00.

46
por lo tanto, ninguna persona física o jurídica podrá hacer uso de los mismos sin su
consentimiento por escrito, salvo que se haya estipulado lo contrario (Citado supra).
Aunque la falta de estas formalidades establecidas por la Ley, no implican en modo
alguno un perjuicio para el goce o el ejercicio de sus derechos autorales.

Sin embargo, en virtud de lo adoptado en el artículo 12 de la Ley No. 6200, se


presumirá como titular original, salvo prueba en contrario, al arquitecto cuyo firma y
número de inscripción en el CODIA aparezca en el proyecto o planos en cuestión. En
el caso de la obra ejecutada, está misma presunción se adopta en virtud del artículo 16
de la misma Ley, el cual establece que: “Durante el tiempo de ejecución de una
construcción, instalación o trabajo es obligatorio para el empresario o profesional la
colocación en la obra, en sitio bien visible al público, un cartel que contenga el
nombre de la empresa, del profesional o profesionales responsables junto con el
número de inscripción de éstos en el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos
y Agrimensores de la República Dominicana, a los efectos de lo dispuesto en el
artículo anterior”.

Por otro lado, como se ha desarrollado en páginas anteriores, según lo planteado por
Germán Bercovitz: “La autoría variará en función del momento dónde radica la
originalidad de la obra”, en tal sentido, si la ejecución de la obra arquitectónica ha
sido totalmente delimitada por su modalidad gráfica, el autor de la misma será el
arquitecto que diseñó los planos en cuestión; si en cambio, en su etapa de ejecución la
misma ha adoptado una originalidad autónoma con relación a su modalidad gráfica,
entonces su autor será el arquitecto que dirigió la construcción de la obra.

Debido a que como está consagrado en el reglamento de aplicación No. 362-01, en el


artículo 9: “El autor de una obra tiene por el solo hecho de la creación, la titularidad
originaria de un derecho exclusivo y oponible a terceros, que comprende, a su vez,
los derechos de orden moral y patrimonial determinados en la Ley”. Los cuales serán
detallados a continuación.

Derechos morales del arquitecto.

47
Los derechos morales se podrían definir como el conjunto de poderes jurídicos del
autor que no tienen significación patrimonial, según Delgado Porras; por otro lado,
para Uchtenhagen estos derechos son aquellos relativos a la protección de la
personalidad del ser humano en cuanto relacionado con su actividad como autor de
obras literarias y artísticas.59

Antes de detallar los derechos morales propios del arquitecto, debemos sentar las
características de los mismos, a saber:

 Absoluto, oponible a terceros (erga omnes): Debe ser respetado y no ser


transgredidos por todos los demás sujetos, esto incluye al propietario del
soporte material que contiene la obra o el cesionario que ostenta el derecho
exclusivo de explotación.
 Inalienable: permanecen con el autor aun cuando hayan sido objeto de
transferencia, por acto entre vivos, total o parcialmente, en su aspecto
patrimonial.
 Irrenunciable: No se considerará como pactada toda cláusula contractual en la
que el autor se obligue a renunciar del ejercicio de ese derecho.
 Inembargable: por el hecho de que estos derechos no contienen un aspecto
patrimonial directamente, sino que se derivan de ellos.
 Inexpropiable: a consecuencia de su condición de no ser transferibles entre
vivos de forma voluntaria, entonces su transferencia forzosa sería
incongruente.
 Imprescriptible: Estos derechos no se pierden por la abstención de su ejercicio
durante un prolongado periodo de tiempo, por lo que no se obtienen por
usucapión ni se pierde por prescripción extintiva60.
 Transmisible por causa de muerte: Según el artículo 6bis 2 del Convenio de
Berna: “serán mantenidos después de su muerte, por lo menos hasta la
extinción de sus derechos patrimoniales, y ejercidos por las personas o
instituciones a las que la legislación nacional del país en que se reclame la
protección reconozca derechos”. Hacemos la salvedad, de que los derechos

59
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo, Op. Cit. P. 131.
60
Op. Cit. p. 135.

48
morales que son transmisibles a los sucesores son únicamente, los de
paternidad e integridad.

En lo que concierne al arquitecto este tiene derechos a:

 Derecho de paternidad: que se reconozca como autor de su obra de


arquitectura.
 Derecho al inédito y al anónimo: el autor puede decidir si mantiene su obra
fuera del conocimiento del público o si la divulga sin vincularla a su nombre.
 Derecho de integridad: el cual permite al arquitecto velar por la integridad de
su obra y que la misma no sea deformada, mutilada o modificada por cualquier
otro método, cuando tales actuaciones puedan causarle un perjuicio a su honor
o reputación profesional.

Derecho de paternidad

Como es consagrado en el Convenio de Berna en el artículo el cual nos referimos up-


supra: “Independientemente de los derechos patrimoniales del autor, e incluso
después de la cesión de estos derechos, el autor conservará el derecho de reivindicar
la paternidad de su obra”.

Su designación con el término “paternidad” hace alusión a lo que plantea de forma


certera Colombet: “la vinculación de parentesco y filiación existente entre el ser
humano y el fruto de su actividad espiritual”61.

El artículo 11 del Reglamento de aplicación No. 362-01 establece que: “… el autor


tiene el derecho a ser reconocido como tal, determinando que la obra lleve las
indicaciones correspondientes y de resolver si la divulgación ha de hacerse con su
nombre, bajo seudónimo o en forma anónima”. El mismo es contemplado por el
artículo 17. 1 de la Ley sobre derecho de autor No. 65-00.

En el caso de los arquitectos, este derecho se traduce en la facultad que les asiste por
mandato de la Ley de exigir en todo momento ser reconocidos como el autor de la

61
Cit. Op. Cit. p. 142.

49
obra arquitectónica. Según R. Bercovitz este derecho supone por un lado, la mención
a nivel formal del “nombre, firma o signo del autor” y, por el otro, “el reconocimiento
de la condición de autor62. Esto se mantiene aún cuando la obra arquitectónica sea
ejecutada por encargado, donde el comitente podrá decir que es el propietario del
edificio o soporte material que contenga la obra, pero bajo ninguna circunstancia
podrá afirmar que es el autor de la misma.

Este derecho es vulnerado tanto cuando se omite la mención del nombre del autor de
la obra sin su consentimiento, como cuando la misma se le atribuye su autoría a otra
persona que no es el verdadero autor. Cabe destacar, que según es consagrado en el
artículo 4 de nuestra Ley sobre derecho de autor,”se tendrá como autor de una obra,
salvo prueba en contrario, a la persona cuyo nombre, seudónimo, iniciales o
cualquier otras marcas o signos convencionales que sean notoriamente conocidos
como equivalentes al mismo nombre, aparezcan en dicha obra o en sus
reproducciones, o se enuncien en la comunicación o cualquiera otra forma de
difusión pública de la misma”. Es por ello la relevancia que se deriva de este derecho
y facultad de reivindicación de la paternidad; en este sentido, señala la sentencia de la
Audiencia Provincial de Barcelona de 4 de mayo de 200463:

“Tratándose de edificaciones, resultado de la ejecución de su proyecto, el


arquitecto proyectista podrá exigir la mención de la autoría cuando la
misma deba constar en atención a las circunstancias del caso concreto y,
desde luego, cuando el proyecto arquitectónico se atribuye a otra
persona”.

Esta facultad de reivindicación de paternidad ha sido objeto de varios procesos, que


sientan las bases de la importancia de dicho derecho moral reconocido a los
arquitectos. Es así como en Argentina, por sentencia de la Suprema Corte de Justicia
del 23 de Noviembre de 1989, la provincia de La Rioja fue condenada a reconocer
que el proyecto utilizado para la construcción del hospital “Presidente Plaza” de la
ciudad de La Rioja – usado indebidamente además- era el mismo diseñado para el

62
“Comentarios a la ley de propiedad intelectual”, ed. Tecnos, Madrid 1997. p. 225. Cit. TROYA IÑIGO,
Cristina. Derechos de autor en la obra arquitectónica [Versión electrónica].
63
JUR 2004/221419.

50
hospital “Oscar Arias” de la provincia de Jujuy, por los arquitectos Félix Casiraghi,
Ricardo Cassina y Roberto Roque Frangolla, mediante la publicación de la sentencia
condenatoria en los medios especializados indicados en este64.

Nuestro país no ha estado excepto de estos tipos de violaciones, en este particular se


estudiará en el segundo capitulo el proceso de demanda en reivindicación de derechos
de autor y reparación de daños y perjuicios, incoada por el señor Jesús Osiris García
Pérez, contra el Ayuntamiento de Santo Domingo Este, por ante la Segunda Sala Civil
y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, en fecha 17 de
Febrero del 2011, como parte de las lecciones a los derechos de autor.

Derecho al inédito y al anonimato.

Definiciones de estos tipos de obras son consagradas por nuestra normativa sobre
derecho de autor y en su reglamento de aplicación.

 Obra anónima: Aquella en que no se menciona el nombre del autor por


voluntad del mismo. (Art. 16.14 Ley No. 65-00) y no es obra anónima aquella
en que el seudónimo utilizado por el autor no deja duda alguna acerca de su
verdadera identidad (Art. 2.20 del Reglamento No. 362-01).
 Obra inédita: Aquella que no ha sido dada a conocer al público con el
consentimiento del autor o sus causahabientes (Art. 16.19 Ley No. 65-00 y
Art. 2.29 del Reglamento No. 362-01).

En virtud de este derecho el arquitecto tiene la facultad de divulgar o no su creación


(modalidad gráfica) y a exigir que no se vincule su nombre con la obra, ya ejecutada o
divulgada, hasta su fallecimiento o después de él, cuando lo haya dispuesto por
testamento. Del mismo modo, por medio de su voluntad testamentaria u otra forma de
manifestación auténtica el arquitecto puede manifestar su deseo de que su obra se
mantenga inédita mientras se encuentre en el dominio privado (Art. 13 Reglamento
No. 362-01).

64
Sentencia civil No. 187-2009 del 10 de marzo de 2009, Audiencia Provincial de Vizcaya, Secc. 4ta.,
en http://www.cerlalc.org/derechoenlinea/index.php?mode=archivo&id=1458, consultada el 1 de
febrero de 2011. Cit. ESPINAL, Edwin, (2011). Las obras arquitectónicas y su protección por derecho
de autor. Manuscrito no publicado de referencia para artículo de la Gaceta Judicial. Op cit.

51
En el caso de las obras de arquitectura, su divulgación se producirá en el momento en
que esta es concebida, aún no se haya ejecutado, pudiendo el autor decidir si dicha
obra será comunicada públicamente en el futuro, admitiendo que la misma sea
ejecutada posteriormente o no, procediendo en caso afirmativo a la redacción de un
proyecto de futura ejecución.

Este derecho es considerado integrado en el derecho de paternidad, puesto que este


último se presenta en un doble aspecto: uno positivo, que es la facultad del autor de
reclamar que su nombre u otra indicación se asocia a la obra, y un aspecto negativo,
de exigir que su identidad no sea vinculado en el acceso de la obra al público, a razón
de que no indique su nombre o que desea utilizar un seudónimo.

Derecho de integridad.

El reglamento de aplicación en su artículo 12 señala que: “… el autor tiene, incluso


frente al propietario del soporte material que contiene la obra, el derecho de
oponerse a cualquier deformación, mutilación y otra modificación de la misma o
cualquier otro atentado que cause perjuicio a su honor o a su reputación”. Sin
embargo, en el caso del arquitecto la legislación hace una acotación, en cuanto plantea
en su artículo 43 de la Ley No. 65-00, que: “El autor de un proyecto arquitectónico
no podrá impedir que el propietario introduzca modificaciones en el, pero tendrá la
facultad de prohibir que su nombre sea asociado a la obra alterada”.

En este acápite creo pertinente realizar un estudio comparativo, con relación a la


modalidad adoptada por los diferentes países al respecto del derecho de integridad:

CHILE65 MEXICO
Ley No. 17336 de 1970, Ley sobre Ley Federal del Derecho de Autor de
propiedad intelectual. Artículo 71 G. En 1996.
las obras de arquitectura el autor no podrá Artículo 92. Salvo pacto en contrario, el
impedir la introducción de autor de una obra de arquitectura no
modificaciones que el propietario decida podrá impedir que el propietario de ésta

65
Bogotá, D.C., Colombia, Sala Plena de la Corte Constitucional, Sentencia del 4 noviembre de 2010
[Versión electrónica].

52
realizar, pero podrá oponerse a la le haga modificaciones, pero tendrá la
mención de su nombre como el autor del facultad de prohibir que su nombre sea
proyecto. asociado a la obra alterada.
HONDURAS COLOMBIA
Decreto 4-99-E. Ley del Derecho de Ley 23 de 1982, Sobre derechos de
Autor y de los derechos conexos de 1999. Autor.
Artículo 57. Quien tenga los derechos Artículo 43. El autor de un proyecto
sobre una obra arquitectónica puede arquitectónico no podrá impedir que el
alterar los planos y proyectos, así como propietario introduzca modificaciones en
disponer en cualquier momento su él, pero tendrá la facultad de prohibir que
demolición total o parcial, la ampliación su nombre sea asociado a la obra alterada.
o reducción o cualquier otra
modificación. Cuando el autor del plano
y proyecto original no haya dado su
consentimiento a esas modificaciones,
podrá exigir la supresión de su nombre, si
éste apareciera consignado a la obra
modificada.
PERU
Decreto Legislativo 822 de 1996, la Ley sobre el derecho de autor.
Artículo 80. El autor de obras de arquitectura no puede oponerse a las modificaciones
que se hicieren necesarias durante la construcción o con posteridad a ella, o a su
demolición.
Si las modificaciones se realizaren sin el consentimiento del autor, éste podrá repudiar
la paternidad de la obra modificada y quedará vedado al propietario invocar para el
futuro el nombre del autor del proyecto original.

En ese mismo tenor se expresan las legislaciones de El Salvador, Venezuela y


Panamá, incluyendo el elemento de la preferencia del arquitecto ante cualquier
modificación a realizarse en su obra.

PANAMA66 VENEZUELA
Ley 15 de 1994, Ley de Derecho de Ley Sobre Derecho de Autor de 1993.
Autor y Derechos conexos. Artículo 20. El autor tiene, incluso frente
66
Bogotá, D.C., Colombia, Sala Plena de la Corte Constitucional, Sentencia del 4 noviembre de 2010
[Versión electrónica].

53
Artículo 19. El autor de la obra de diseño al adquiriente del objeto material de la
de arquitectura o diseñador no puede obra, el derecho de prohibir toda
oponerse a las modificaciones que se modificación de la misma que pueda
hicieren necesarias durante la poner en peligro su decoro o reputación.
construcción de la obra o con su El autor de la obra de arquitectura no
posteridad, pero el autor de la obra de puede oponerse a las modificaciones que
arquitectura debe ser consultado sobre las se hicieran necesarias durante la
modificaciones que se hicieren necesarias construcción o con posteridad a ella. Pero
durante a construcción o con si la obra reviste carácter artístico, el
posterioridad a ella y tendrá preferencia autor tendrá preferencia para el estudio y
para el estudio y realización de ésta. realización de las mismas.
En cualquier caso, si las modificaciones En cualquier caso, si las modificaciones
se realizaren sin el consentimiento del de la obra arquitectónica se realizaren sin
diseñador, éste podrá repudiar la el consentimiento del autor, éste podrá
paternidad de la obra modificada y repudiar la paternidad de la obra
quedará vedado el propietario, para modificada y quedará vedado al
invocar en el futuro el nombre del autor propietario invocar para el futuro el
del proyecto original, sin perjuicio de la nombre del autor del proyecto original.
aplicación de las sanciones en la presente
Ley.
EL SALVADOR
Decreto No. 604 de 1993, Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Intelectual.
Artículo 34. El autor de obras de arquitectura no puede oponerse a las modificaciones
que se hicieren necesarias durante la construcción o con posteridad a ella, pero tendrá
preferencia para el estudio y realización de las mismas, salvo pacto en contrario.
En cualquier caso, si las modificaciones se realizaren sin el consentimiento del autor,
éste podrá repudiar la paternidad de la obra modificada y quedará vedado al
propietario invocar para el futuro el nombre del autor del proyecto original, quedando
el autor exento de responsabilidad por los desperfectos o fallas que surgieran con
motivo de las modificaciones realizadas.
Los interesados podrán pactar condiciones diferentes a las establecidas en este
artículo.

54
Finalmente, es en la legislación Ecuatoriana donde el autor puede oponerse a la
alteración de su obra.

ECUADOR67
Ley 83 de 1998, Ley de Propiedad Intelectual.
Artículo 36. El autor de las obras de arquitectura podrá oponerse a las modificaciones
que alteren estética o funcionalmente su obra.
Para las modificaciones necesarias en el proceso de construcción o con posterioridad a
ella, se requiere la simple autorización del arquitecto autor del proyecto, quien no
podrá negarse a concederla a no ser que considere que la propuesta modificatoria
altera estética o funcionalmente su obra.
La adquisición de un proyecto de arquitectura implica el derecho del adquiriente para
ejecutar la obra proyectada, pero se requiere el consentimiento escrito de su autor en
los términos que él señale y de acuerdo con la Ley del ejercicio profesional de la
Arquitectura, para utilizarlo en otras obras.

Una vez que se ha consagrado la definición de este derecho moral inherente a los
profesionales de la arquitectura y se ha hecho un estudio comparado del mismo a
nivel de América latina, procederemos a analizar las violaciones suscitadas en el
marco de este derecho en el capítulo siguiente.

Derechos patrimoniales de los arquitectos.

Es el derecho o facultad que le asiste a todo autor de autorizar o prohibir el uso de su


obra68. Siendo características propias del mismo:

 Exclusividad: solo puede ser ejercido por el autor o sus derechohabientes,


siendo este derecho oponible a todos, incluyendo al adquiriente del soporte
material que contiene la obra, siempre que no se haya estipulado una norma
expresa o una cláusula contractual que disponga lo contrario.
 Derecho de contenido ilimitado: comprende todo tipo de explotación de la
obra.
67
Bogotá, D.C., Colombia, Sala Plena de la Corte Constitucional, Sentencia del 4 noviembre de 2010
[Versión electrónica].
68
Cfr. Op. Cit. 155.

55
 Las modalidades de explotación contenidas en el derecho exclusivo de
explotación son independientes entre sí: Lo que se entiende en que una
autorización para una modalidad no implica el consentimiento para ninguna
otra forma de uso.
 Es un derecho disponible por acto entre vivos.
 Este derecho puede ser fraccionado en su validez temporal y espacial en el
contrato.
 Expropiable.
 La autorización concedida por el autor implica una remuneración para el
creador de la obra.
 Temporal.
 Inembargable.

En el caso del arquitecto, este tiene el derecho exclusivo de autorizar o no la


reproducción de su obra por cualquier procedimiento y en cualquier forma 69. En base
a nuestra Ley de derechos de autor No. 65-00 se le reconoce al arquitecto la facultad
de disponer de su creación a título gratuito u oneroso, así como: autorizar o prohibir
su reproducción por cualquier forma o procedimiento y todo acto que implique el uso
de la obra sin el consentimiento de su autor, con carácter erga omnes, incluyendo al
adquiriente de la obra en cualquiera de sus modalidades. Es así como queda de igual
forma establecido en nuestra Ley que: “es ilícita la reproducción, distribución,
comunicación pública u otra forma de utilización parcial o total de la obra sin el
consentimiento del autor o, cuando corresponda, de sus causahabientes u otros
titulares reconocidos en la presente Ley”70.

En relación a los planos y bocetos que integran la modalidad gráfica de lo obra de


arquitectura, su titular debe autorizar la reproducción de los mismos en los distintos
soportes. Sin la autorización previa del arquitecto estos planos y bocetos no podrán
ser utilizados para la ejecución de la obra edificada.

Como se planteó en líneas anteriores, tales formas de explotación son independientes


entre sí, limitándose únicamente a lo que ha sido expresamente previsto en los

69
Artículo 9.1. Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas-
70
Ver Artículo 20 de la Ley sobre Derecho de Autor No. 65-00.

56
contratos de cesión o licencia que ha consentido el arquitecto 71. Enmarcándose este
derecho por excepciones de interpretación restrictivas que nunca podrán atentar contra
la explotación normal de la obra o que causen un perjuicio injustificado al titular del
respectivo derecho (Art. 30 de la Ley No. 65-00).

El derecho patrimonial más destacado en el ámbito de la arquitectura es el de


reproducción, que conforme a las tendencias legislativas se define, como la fijación de
la obra en cualquier soporte o medio que permita su comunicación, así como la
obtención de copias o parte de ella.

Según Lipszyc, este derecho se rige por los principios siguientes:

 Se extiende sobre el todo y cada parte o fragmento de la obra.


 Se aplica sobre todas las formas de reproducción.
 No importan ni la finalidad de la reproducción (comercial, cultural, benéfica),
ni el ámbito en que se utilice (público o privado).
 Cada reproducción debe ser expresamente autorizada por el autor o titular del
derecho.
 Se protege al autor contra el hecho de hacer copias de la obra.
 La falta de mención en la Ley de determinado medio técnico no puede
interpretarse como excluido de la protección72.

La reproducción en el caso de las obras de arquitectura, señala la experta en la materia


Delia Lipszyc, “Comprende tanto la construcción de otra obra de arquitectura que se
le asemeje en algunos o en todos sus elementos originales como la preparación de
planos, maquetas, etc…, sobre la base de aquellas. A su vez, la reproducción de estos
últimos incluye la confección de copias así como su utilización para la reproducción
de edificios”73. En consecuencia, toda reproducción debe ser autorizada por el
consentimiento expreso y previo de su autor, en caso contrario resultaría ilícita, salvo

71
Ver Artículo 80 de la ley sobre Derecho de Autor No. 65-00, modificado por el Artículo 44 de la ley
424-06.
72
Ver. LIPSZYC, Delia: “La protección de las obras literarias y la política cultural del libro”, en el libro-
memorias del IV Congreso Internacional sobre la protección de los Derechos Intelectuales.
Guatemala. 1989. Pp. 19-47. Cit. Op. Cit. P. 161.
73
Lipzyc, op. Cit., p. 79. Cit. ESPINAL HERNANDEZ, Edwin, Op. Cit.

57
excepción legal. Esto es fortalecido por las disposiciones del artículo 11 de la Ley No.
62-00 de 1963, previamente citada.

Sin embargo, cabe mencionar que en la especie que nos ocupa y como se ha
desarrollado anteriormente las obras arquitectónicas están compuestas de dos
modalidades, en la primera fase, Alarcón plantea: “En la práctica casi ningún
arquitecto encuentra serios obstáculos que le impidan ejercer sus derechos de autor
durante la fase en la que la obra no es más que un simple bosquejo descriptivo puesto
sobre un trozo de papel”. Pero por otro lado, en cuanto a su modalidad ejecutada, este
mismo continua diciendo: “Los mayores problemas suelen aparecer después, ya
terminada la obra y emplazada en el terreno, cuando de repente (…) todo el mundo
se siente con derecho a copiarla en reedificaciones sucesivas o a captarla, cabe
agregarse, en cualquier rodaje cinematográfico”74.

Pero esta facultad de reproducción tiene sus excepciones, como la establecida en el


artículo 39 de Ley sobre derecho de autor No. 65-00, modificada por la Ley No. 424-
06, para la implementación del DR-CAFTA, que dispone: “Se podrá reproducir para
uso personal por medio de pinturas, dibujos, fotografías o fijaciones audiovisuales,
las obras que estén colocadas de modo permanente en vías públicas, calles o plazas.
En lo que se refiere a obras de arquitectura esta disposición es sólo aplicable a su
aspecto exterior” (Citado previamente). De lo que podríamos deducir que la
reproducción de la fachada de obra arquitectónica para uso comercial, es ilícita si no
tiene la autorización previa del arquitecto que la diseñó, o en su defecto, de sus
herederos, o del titular de los derechos sobre la misma, toda vez que la obra no haya
pasado a manos del dominio público. Este tema será tratado en el siguiente capítulo
más detalladamente.

Finalmente, cabe destacar que en el artículo 21 de la Ley de derecho de autor,


modificado por el artículo 36 de la Ley No. 424-06, se refiere a la duración de los
derechos patrimoniales de los que gozará el autor y sus herederos, conyugues y
causahabientes. El autor gozará de estos derechos durante su vida y a su muerte los
titulares derivados por transmisión “Mortis causa”, les corresponderán los mismos
por un periodo de 70 años, contados a partir de la muerte del autor. En caso de no

74
ALARCON, p. 143. Cit. ESPINAL HERNANDEZ, Edwin, Op. Cit.

58
existir estos titulares derivados, entonces los derechos patrimoniales pasarán al
Estado. Se hace la acotación de que en una obra en colaboración, el término de los 70
años comienza a contar a partir de la muerte del último coautor.

Transferencia de derechos autorales del arquitecto.

Estos pueden ser transmitidos a título universal, por causa de muerte, o a título
parcial, por acto entre vivos. El derecho de autor que comprende su naturaleza dual
(derechos morales y patrimoniales) es transmisible a los herederos o causahabientes
conforme a la normativa sucesoral correspondiente. Para comenzar a desarrollar este
tema es importante que se delimite claramente los tipos de titularidad que existen en
derecho de autor y el concepto de autoría.

Solamente la persona física que crea la obra es a quien se le reconoce con la


titularidad originaria de todos los derechos (morales y patrimoniales), como se indicó
en páginas anteriores. Esta queda claramente definida en el artículo 2.45 del
Reglamento No. 362-01 de aplicación de la Ley sobre derecho de autor que establece:
“La que emana de la sola creación de la obra”.

En el caso de la titularidad derivada, esta es la que deviene de una transferencia por


acto entre vivos, sólo concerniente al orden patrimonial, ya que los derechos morales
son inalienables e irrenunciables como se desarrolló up-supra. En este mismo tenor se
establece en el reglamento No. 362-01 en su artículo 2. 46: “La que surge por
circunstancias distintas de la creación, sea por mandato o presunción legal, o bien
por cesión mediante acto entre vivos o transmisión sucesoral”.

Esta titularidad derivada, total o parcial, es consecuencia de75:

1. Un contrato de cesión de derechos patrimoniales, regido por lo pactado por las


partes y dentro de los límites de la Ley.
2. Una presunción legal, “iuris tantum”, de cesión total o parcial de estos
derechos en beneficio de un tercero.
3. Una titularidad de derechos pecuniarios atribuida directamente por la Ley a
una persona distinta del autor.
75
Cfr. ANTEQUERA PARILLI, Ricardo, Op. Cit. P. 111.

59
Esta titularidad derivada es como se le denomina a la transmisión de los derechos de
autor a los herederos u otros causahabientes, por causa de muerte. Pero en este
particular, es un caso distinto y se transmiten además de los derechos patrimoniales,
algunas facultades morales del autor.

Pero la determinación de titularidad se complica cuando la obra no es de naturaleza


individual, dado que si la creación es individual, su único autor y titular originario de
los derechos es el creador de la misma.

En cambio, si la obra es denominada compleja, es decir, realizada por varios


individuos, pudiendo ser colectiva o en colaboración, entonces la atribución de
titularidad originaria es susceptible de diferentes elementos a tomar en consideración.

En el ámbito de la arquitectura, dada la complejidad en la etapa gráfica o preparativa,


como en la ejecución de la obra definitiva, se entiende que normalmente intervengan
varios sujetos. En principio, el titular originario de la obra de arquitectura será el
arquitecto que ha elaborado el diseño o que haya dirigido la ejecución de la obra.

Obras en colaboración.

Son aquellas creadas por dos o más personas conjuntamente, es decir, que trabajan de
común acuerdo y bajo una inspiración común76. Esta puede ser divisible, cuando las
contribuciones pueden ser explotadas en forma autónoma; o indivisible, cuando los
aportes no pueden ser separados. Esta está definida en nuestra normativa autoral en el
artículo 16.17 de la Ley No. 65-00 y el artículo 2.23 del reglamento No. 362-01, que
reza: “La que es producida, conjuntamente, por dos o más personas naturales”.

Las obras arquitectónicas realizadas mediante colaboración, serán aquellas que han
sido creadas por varios arquitectos que han colaborado creativamente, en un nivel de
relativa igualdad, con el objetivo de realizar dicha obra. En este caso se entiende que
la misma puede ser divisible o indivisible, siempre y cuando exista un acuerdo de

76
V.: LIPSZYC, Delia: “Derecho de Autor y Derechos Conexos”. Cit. ANTEQUERA PARILLI, Ricardo, Op.
Cit. P. 112.

60
colaboración y una contribución efectiva, principal y original. Cabe destacar que
existen ocasiones en que la obra en colaboración puede ser distinguible, pero resultan
inseparables “por carecer de todo sentido y valor las unas sin las otras”77, es el caso de
que un arquitecto haya diseñado la fachada del edificio y otro haya confeccionado el
revestimiento de la misma y las ventanas. En este sentido se protegerán tantas obras
como la cantidad de aportes que sean susceptibles de explotación por separado.

En cuanto a la titularidad en estos casos, la legislación en materia de derecho de autor


ha sido muy definida al establecer que: “En las obras en colaboración divisibles,
cada colaborador es titular de los derechos sobre la parte de la que es autor, la que
puede explotar separadamente, salvo pacto en contrario. En las obras en
colaboración indivisibles, los derechos pertenecen en común y proindiviso a todos los
coautores, a menos que entre ellos se hubiese acordado disposición contraria”.

En el caso de modificar la obra arquitectónica se necesitará el acuerdo unánime de


todos los coautores, siempre que esté bajo su dominio privado, una vez la misma haya
sido concedida a un tercero, entonces se regirá por el artículo 43 de la Ley No. 65-00
relativo al derecho de integridad de la obra.

En el particular de que la obra en colaboración con las aportaciones sean distinguibles


y explotables, entonces los autores podrán servirse de este derecho, siempre y cuando
no perjudiquen la obra en su conjunto o no exista una cláusula en contrario.

Obras colectivas.

Son aquellas producidas, dirigidas, editadas o divulgadas bajo la responsabilidad de


una persona natural o jurídica que la publica bajo su nombre, donde por el elevado
número de los participantes es difícil o imposible la identificación de cada uno de los
autores y sus respectivos aportes, y en las cuales las correspondientes contribuciones
se funden en el conjunto, con vista al cual fue concebida, sin que sea posible atribuir a
cada uno de los coautores un derecho autónomo sobre su contribución o sobre el
producto realizado78

77
R. BERCOVITZ Y OTROS “Manual de Propiedad Intelectual”. Ed. Tirant lo Blanch, Valencia 2001 (p.
76). Cit. Troya Iñigo, Cristina. Op. Cit.
78
ANTEQUERA PARILLI, R. Op. Cit. Pp. 113-114.

61
En el caso de las obras colectivas, la Ley consagra una presunción “juris tantum” en
cuanto a que los autores han cedido en forma exclusiva la titularidad de los derechos
patrimoniales a la persona natural o jurídica que la pública o divulga con su propio
nombre, según criterio adoptada en el artículo 15 de la Ley No. 65-00 sobre Derecho
de Autor.

Las obras arquitectónicas colectivas son aquellas en las que el carácter de colectividad
se efectúa al momento de la concepción de la obra, donde las aportaciones de los
diferentes arquitectos se funden en una creación única y autónoma. La diferencia de
estos tipos de obras con las en colaboración, es que las aportaciones no se realizan en
un plano de relativa igualdad, sino en una relación de subordinación con respecto a la
persona natural o jurídica que asume la coordinación de los trabajos, que es el mismo
que toma la iniciativa de la creación de la obra, asumiendo la responsabilidad
consecuente de esta actividad.

La originalidad en este tipo de obras se deriva de la selección y coordinación de estas


aportaciones79. En este mismo tenor, se expresa R. Bercovitz al afirmar que “la
decisión de insertar una obra en la colectiva, la composición de la estructura compleja
de las distintas aportaciones es en sí misma una labor creativa, y será su grado de
originalidad lo que determine el nivel de protección80.

En el caso de las obras de arquitectura, este tipo de colectividad es muy difícil


encontrarla en la práctica, sin embargo, se le asemeja aquella relación que suscite
entre los arquitectos asalariados adscritos a un estudio de arquitectura, donde la
persona jurídica será las que paute las directrices laborales, al mismo tiempo que
coordina las aportaciones de sus trabajadores y las explota en su nombre, siempre
entendiendo que se tendrá como autor aquel que haya firmado los planos según se ha
establecido anteriormente; pero esta relación jurídica es entendida como un contrato
laboral y no una obra colectiva, según la doctrina.

79
GERMAN BERCOVITZ “Obras plásticas y derechos patrimoniales de su autor”, ed. Tecnos, Madrid
1997 (p. 147) Cit. Troya Iñigo, Cristina. Op. Cit.
80
“Comentarios a la ley de Propiedad Intelectual” ed. Tecnos, Madrid 1997 (p. 149).

62
Finalmente, cabe citar la siguiente sentencia con el objetivo de ilustrar al lector en
relación a estos dos tipos de obras que acabamos de explicar; la sentencia de la
Audiencia Provincial de Madrid del 25 de Febrero de 2005 calificó como “obra en
colaboración, y no colectiva, el proyecto arquitectónico realizado por varios
arquitectos en un plano de relativa igualdad y firmado por todos ellos, por más que la
iniciativa partiera de un estudio de arquitectura fundado en su momento por dos de los
arquitectos implicados y que se hubiera realizado a partir de ideas y estudios propios
de uno de ellos”. De ella se deriva que un proyecto arquitectónico constituirá una obra
colectiva cuando se pruebe la subordinación de los arquitectos al estudio.

Obras derivadas.

La cual se encuentra definida en el artículo 16.16 de nuestra Ley No. 65-00 y el


artículo 2. 27 de su reglamento de aplicación, la cual es definida como: “Aquella que
resulta de la adaptación, traducción, arreglo u otra transformación de la obra
originaria, siempre que constituya una creación independiente”.

En ocasión de las obras de arquitecturas, estas pueden ser calificadas de derivadas


cuando sean el resultado de una transformación o modificación de una obra
preexistente, siempre que esta última constituya una creación independiente y
original. En este caso, podría un arquitecto crear una obra derivada de la obra
arquitectónica de otro arquitecto?, según los artículos 9 y 21 del Texto Refundido de
la Ley de Propiedad Intelectual de España, es posible, siempre que tenga autorización
del titular del derecho de transformación sobre la obra originaria y que respete los
derechos morales de su autor.

En nuestra normativa autoral no se ha estipulado en este sentido, lo cual evidencia una


necesidad de modificación de la misma. Sólo pudiendo regularse, a modo de
interpretación, por los artículos 6 y 20 de la Ley No. 65-00 y el artículo 12 de su
reglamento de aplicación.

Transmisión “Mortis Causa”.

63
Esta ocurre cuando el autor transmite todos sus derechos morales como los
patrimoniales a sus causahabientes universales según las reglas sucesorales del
derecho común81. Esto es así, en virtud de vía testamentaria o “ab intestat” o
mediante legado.

Según Bercovitz, la transmisión de los derechos no sólo puede ser posible a favor de
los herederos universales, sino que también puede haber transmisión mortis causa a
favor de legatarios y cesionarios del autor82.

Aunque en este caso se consagra una sustitución absoluta de los sujetos en la relación
jurídica, también presenta características especiales, a saber:

 La transferencia de los derechos morales de paternidad e integridad a los


herederos u otros sucesores del autor, sólo se plantea para el ejercicio de la
defensa de la obra ante terceros que pretendan transformarla o mutilarla, o
bien pretendan usurpar la autoría de la misma. No estando facultados para
adoptar la paternidad de la obra o modificar su integridad.
 Los causahabientes del autor estarán facultados para ejercer el derecho de
divulgación de la obra, aún cuando la misma haya permanecido inédita
durante la vida de su creador, siempre que este no haya prohibido su
divulgación mientras se encuentre en el dominio privado.
 También los causahabientes del autor podrán autorizar la modificación o
transformación de la obra. Siempre y cuando la misma no atente contra el
decoro de la obra y la reputación de su creador.
 En caso de conflicto entre los sucesores del creador de la obra, la solución le
es conferida a la autoridad judicial, sin perjuicio de la facultad conciliatoria o
arbitral que corresponde a la autoridad administrativa competente83

Este tipo de transmisión está consagrada en el artículo 18 de la Ley No. 65-00, “A la


muerte del autor, corresponde a su cónyuge y herederos legales el ejercicio de los

81
BAUTISTA GOMEZ, Mavelyn. Op. Cit. P. 62.
82
Espinal Hérnandez, Edwin, Cátedra sobre la Transmisión de los Derechos Morales y Patrimoniales
del Autor de la Obra, PUCMM, Presentado en Power Point en fecha 27/05/2008, Dispositivo No. 2. Cit
por BAUTISTA GOMEZ, Mavelyn. Op. Cit. P. 62.
83
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo. Op. Cit. Pp. 212-213.

64
derechos indicados en los numerales 1) y 2) del artículo precedente. A falta de
herederos legales, corresponde al Estado, a través de las instituciones designadas,
garantizar el derecho moral del autor”. Este artículo se refiere a los derechos de:

1. Reivindicar en todo tiempo la paternidad de su obra y, en especial, para que se


indique su nombre o seudónimo, cuando se realice cualquiera de los actos
relativos a la utilización de su derecho;
2. A oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación de la obra,
cuando tales actos puedan causar o causen perjuicio a su honor o a su
reputación profesional, o la obra pierda mérito literario, académico o
científico. El autor así afectado, podrá pedir reparación por el daño sufrido;

En caso de conflicto entre los herederos, son los Tribunales de la República, los
llamados a decidir la solución del mismo, aún cuando los herederos pueden optar por
una vía alternativa, como la mediación, conciliación o arbitraje, pudiendo hacerlo ante
una institución privada o por ante la Oficina Nacional de Derecho de Autor,
Organismo llamado a dirimir estos conflictos de forma alternativa.

Los herederos del autor, bajo las condiciones antes descritas, quedan facultados para
transformar o modificar la obra, limitándose únicamente a las condiciones legales
establecidas y respetando los derechos de paternidad e integridad de la obra.

Transmisión por Acto entre Vivo.

Las licencias y las cesiones son las modalidades establecidas por nuestra normativa
autoral para permitirle al autor una creación, ceder o conceder por tiempo
determinado, con carácter oneroso o gratuito, de manera exclusiva o no, que terceros
puedan explotar su obra, salvo que alguna disposición legal o acuerdo entre las partes
disponga lo contrario84.

En las cesiones de derecho de autor, el cesionario recibe únicamente la facultad de


ejercer el derecho de explotación sobre la obra en cuestión, bajo la modalidad
acordada, pero siempre respetando los derechos de paternidad e integridad de la

84
Cfr. BAUTISTA GOMEZ, Mavelyn. Op. Cit. P. 65.

65
misma, ya que estos últimos siempre pertenecerán a su autor o el cedente en caso de
que no sean los mismos.

En tal virtud, las cesiones se realizan bajo la forma, el tiempo y el espacio geográfico
acordado por las partes en el contrato, ya que las mismas están delimitadas por un
carácter restrictivo, al igual que los derechos morales y patrimoniales del autor. De
aquí se colige que se le permite la libertad al autor o a sus herederos el poder ceder a
terceros la obra en modalidades diferentes a las ya pactadas en el primer contrato. En
base al artículo 80 de la Ley No. 65-00 y el artículo 47 del reglamento 362-01, que
establecen lo siguiente: (Modificado art. 44 Ley 424-06) “(…) La autorización para
una forma de utilización no se extiende a las demás. Párrafo.- En cualquier caso, los
efectos de la cesión o de la licencia, según los casos, se limitan a los derechos
expresamente cedidos o licenciados, y al tiempo y ámbito territorial pactados
contractualmente”. Y en el artículo 47 reza: “Toda cesión entre vivos se presume
realizada a título oneroso, a menos que exista pacto expreso en contrario, y revierte
al cedente al extinguirse el derecho del cesionario. Salvo pacto expreso en contrario,
los efectos de la cesión de derechos patrimoniales, conforme al Párrafo del artículo
80 de la Ley, se limitan a los modos de explotación previstos específicamente en el
contrato y al plazo y ámbito territorial pactados”.

Existen diferentes tipos de cesiones, unas en las que los derechos patrimoniales son
cedidos en su totalidad o parcialmente de manera exclusiva o no exclusiva. De lo cual
se induce que si la cesión es de carácter no exclusivo, los cesionarios pueden realizar
nuevas cesiones sobre los mismos derechos de explotación ya cedidos; en cambio, si
se trata de una cesión con carácter exclusivo, entonces los mismos quedan limitados a
los derechos cedidos al cesionario y en tal virtud sólo este estará facultado para
concederlos a terceros. En el ámbito de las obras arquitectónicas el cesionario no
exclusivo no puede impedir que el arquitecto ceda los derechos sobre la misma obra a
otros.

Cabe destacar, que en caso de las cesiones de carácter exclusivo, el cesionario debe
responsabilidad para con el cedente, de realizar todo lo que esté a su alcance para que
la obra se explote por todos los medios conocidos, y en cambio, el cedente debe

66
garantizarle al cesionario un disfrute pasivo de los derechos de explotación cedidos.
En el particular de que el arquitecto ceda de manera exclusiva a un promotor el
derecho de construir su obra diseñada, éste estará compelido a promover la ejecución
de la misma, en caso contrario el arquitecto estará facultado a resolver el contrato, si
en el plazo estipulado o en el que el tribunal considere razonable no se ha iniciado o
construido la obra. (No existe normativa nacional con referencia a este particular). En
esta situación el proyecto volverá a la disponibilidad del arquitecto para este gestionar
su explotación o cederlos a terceros; pudiendo demandar al promotor en
indemnización de daños y perjuicios por incumplimiento de contrato.

De igual modo, en la modalidad exclusiva de la cesión, el cesionario queda facultado


de perseguir a todo aquel que considere está violentado sus derechos de explotación
sobre la obra. Además de que puede otorgarle a terceros licencias o cesiones no
exclusivas de la obra.

Como el cesionario ha recibido poderes y derechos tan amplios pero limitados como
los que gozaba el cedente, se le permite ceder los derechos que ha obtenido a terceros,
sin necesidad de previa autorización del autor o cedente para transmitirlos. Pudiendo
ser transmitidos por modalidad gratuita u onerosa; pero se presumirá con carácter de
onerosidad (presunción “jutis tantum”). Es así como se establece en el artículo 79,
párrafo de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor: “(…) Párrafo I.- La cesión de
derechos patrimoniales puede celebrarse a título gratuito u oneroso, en forma
exclusiva o no exclusiva. Salvo pacto en contrario o disposición expresa de la Ley; la
cesión se presume realizada en forma no exclusiva y a título oneroso”.

Licencias.

A diferencia de las cesiones, las licencias son autorizaciones de uso85, que siempre
tendrán la características de ser no exclusivas e intransferibles; quedando incapacitado
el licenciatario de otorgar sub-licencias a terceros, ya que este no recibe la titularidad

85
Ver, Artículo 79. Párrafo II de la ley No. 65-00 sobre derecho de Autor. Párrafo II.- El autor puede
también sustituir la cesión por la concesión de una simple licencia de uso, no exclusiva e
intransferible, que no transfiere titularidad alguna al licenciatario, sino que lo autoriza a la utilización
de la obra por las modalidades previstas en la misma licencia. Además de sus estipulaciones
específicas, las licencias se rigen, en cuanto sean aplicables, por los principios relativos a la cesión de
derechos patrimoniales.

67
de la obra, simplemente se le confiere una autorización a utilizar la obra por el medio
pactado en el contrato mediado entre las partes. En virtud de este carácter de no
exclusividad el autor podrá otorgar varias licencias sobre las mismas modalidades o
distintas a diferentes personas simultáneamente.

En este caso, a diferencia de las cesiones, el licenciatario no posee ningún derecho de


persecución cuando su derecho está siendo vulnerado por terceros; esto debido a que
este no le es conferida la titularidad de los derechos patrimoniales de los que goza el
autor o causahabiente.

Al igual que las características antes mencionadas de las licencias, estas se presumen
como onerosas al igual que las cesiones, percibiendo el autor o herederos una
remuneración equitativa a los ingresos que perciba el licenciatario por el uso de la
obra según lo pactado, salvo restricciones legales.

Dado que tanto las licencias como las cesiones son de carácter restrictivas, las mismas
deben constar por escrito, según lo establecido por la Ley, salvo que la misma haya
pactado una presunción86.

En el derecho de explotación consagrado en una cesión puede ser limitada o ilimitada,


en virtud de determinada modalidad de explotación, temporalidad o espacio
geográfico, pero también dicha cesión puede pactarse adoptando todos los modos de
explotación, por tiempo indeterminado y que transcienda el territorio donde se ha
producido el contrato de cesión.

Tipos de contratos celebrados por los arquitectos.

El contrato celebrado por el arquitecto es definido por López Mora y De La Cámara


Mingo, en los siguientes términos: “Como un contrato en virtud del cual el arquitecto
se obliga con otra persona (comitente, cliente o propietario), mediante un precio en
dinero, a elaborar un proyecto y a asumir la dirección técnica con el objeto de
construir o refaccionar un edificio en conformidad a las condiciones pactadas y
86
Ver, Artículo 79. Párrafo II de la ley No. 65-00 sobre derecho de Autor. Párrafo III. Párrafo III.- Los
contratos de cesión de derechos patrimoniales y los de licencia de uso deben constar por escrito,
salvo que la propia ley establezca, en un caso concreto, una presunción de cesión de
derechos.

68
reglas generales de la construcción, pudiendo quedar limitada su actuación a uno de
los extremos anteriormente señalados”.87

En tal virtud los contratos celebrados por los arquitectos responden a diferentes
naturalezas dependiendo del régimen jurídico aplicable en cada situación. Se ha
configurado dicha relación jurídica como: contrato de trabajo, de mandato, de
servicios, de obra o como contrato mixto o complejo.

Contrato de Trabajo.

En el caso de las obras creadas bajo una relación de dependencia laboral, se presentan
ciertas incertidumbres para el autor, en este caso el arquitecto, en cuanto a quien le
pertenece la titularidad de los derechos morales y patrimoniales que hemos explicado
en páginas anteriores. En relación a la autoría de la obra arquitectónica en sus dos
modalidades se podría asumir que el trabajador está recibiendo órdenes de su
empleador, resultando únicamente las ordenes ejecutadas y en consecuencia se podría
entender que el verdadero autor es el empleador.

Pero como se ha establecido up supra la creación es un acto personal y aunque el


arquitecto en relación de dependencia debe acatar instrucciones y respetar el género
de la obra y particularidades de la misma, el estilo y forma de expresar sus ideas es
propia del mismo, en consecuencia no se le puede negar la titularidad de su obra.

Es arquitecto asalariado, aquel que crea un diseño o supervisa la ejecución de una


edificación, por medio de la prestación de un servicio en favor de su empleador,
donde se presenta una subordinación jurídica a cambio del pago de una
remuneración88. Esta situación de relación entre trabajador y empleador, se consagra
el contrato de trabajo establecida en el artículo 15 del Código de Trabajo de la

87
“Los contratos relacionados con la construcción”, Tomo IV, pág. 467, de la obra Tratado Práctico del
Derecho referente a la construcción y a la arquitectura. Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y PONS
GONZALEZ, Manuel, Derecho de la Construcción, aspectos administrativos y civiles, Granada, 2006,
Editorial Comares, S.L. p.284.
88
ANTEQUERA PARILLI, Ricardo: “Derecho de Autor”. Tomo I. Servicio Autónomo de la Propiedad,
Caracas, Venezuela, 1998. Pa. 177. Cit. Figuereo, Y. (2006). Titulares del Derecho de Autor en las
Obras creadas en el ámbito del Contrato de Trabajo”. Memoria para optar al título de licenciado en
derecho, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Ciencias Jurídicas, Pontífice
Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República Dominicana. Pág.44.

69
República Dominicana, reza: “Se presume, hasta prueba en contrario, la existencia del
contrato de trabajo en toda relación de trabajo personal”.

En nuestra Ley de derecho de autor No. 65-00 se adopta un criterio en cuanto a las
obras creadas bajo una relación laboral, en este sentido se establece que la titularidad
de los derechos patrimoniales transferidos es cuando se ha pactado expresamente en el
contrato entre empleador y trabajador, consagrando en el artículo 12: “En las obras
creadas bajo relación laboral, la titularidad de los derechos patrimoniales
transferidos se regirá por lo pactado entre las partes”. Y a falta de esta estipulación
contractual entonces la Ley otorga una presunción “juris tantum” a favor de los
titulares de la obra.

Como contrato de trabajo, es aquel en el que la actividad arquitectónica del


profesional, se presta estando adscrito a una determinada compañía o empresa, en
condiciones de dependencia y subordinación con respecto a la misma.

Aunque en nuestro código de trabajo no se contempla ninguna estipulación con


relación a los derechos de autor, se puede asumir como deber de los arquitectos, la
fidelidad consagrada en el artículo No. 44, inciso 7. Estando obligado a asegurar el
cumplimiento con la creación de la obra encargada y permitirle al empleador el libre
ejercicio de la titularidad originaria de la misma, muy especialmente al disfrute del
ejercicio de los derechos patrimoniales inherentes a esta. En este caso los deberes del
arquitecto son:

 No hacer competencia desleal al empleador. Mediante la transferencia de los


mismos diseños a otros estudios de arquitectura;
 No divulgar lo relacionado con la creación sin consentimiento del empleador;
etc…

Sin embargo, cabe destacar la opinión de Blanco Soler con relación a este tipo de
contratos, “que la dependencia que pueda significar la cualidad de empleado para el
técnico por el hecho de su inclusión en la nómina de una empresa no desplaza en
absoluto la figura del contrato de servicios, ya que el repetido técnico conservará
siempre total autonomía en el desenvolvimiento de su cometido. Los elementos

70
directores de quien dependa no podrán marcarle de una manera inmediata y directa
los límites de su actividad, como podría hacerlo un maestro de taller con relación a
los obreros que tuviera a su cargo”89.

Como contrato de mandato.

En este caso, parte de la doctrina que entiende la participación del arquitecto como un
intermediario entre el propietario y el constructor. Sin embargo, es difícil encasillar la
actividad arquitectónica en este tipo de contratos, porque en este caso el mandante
sería el promotor quien se encuentra supeditado a la voluntad que se haya pactado en
el contrato. Tomando como base el artículo 1984 del Código Civil el cual consagra
que: “el mandato o procuración es un acto por el cual una persona da a otra poder
para hacer alguna cosa por el mandante y en su nombre”. Pero en la relación del
arquitecto con su cliente, este último no le otorga poder alguna al arquitecto para que
actúe en su representación.

Sin embargo, en virtud de las funciones llevadas a cabo por el arquitecto, como son:
verificación, aprobación de la obra ejecutada por el contratista, así como sucesivas
certificaciones parciales de la obra, certificación final de la obra ejecutada y
aprobación de la recepción definitiva, convierten al arquitecto en consejo cualificado
de las partes del contrato de obra, que se podría asimilar con la figura del mandatario
o gestor del comitente o del contratista.

Como contrato o relación de servicios.

La doctrina también lo podría calificar como contratos de servicios o arrendamiento


de servicios, por los arquitectos pertenecer a las personas que ejercen profesiones
liberales. Es así como se pronuncia la jurisprudencia española en cuanto entiende: “El
contrato oneroso concluido por un arquitecto por el que se obliga a la dirección
facultativa de las obras de construcción de un edificio ha de ser calificado, conforme
a la doctrina precedente, de arrendamiento de servicios, puesto que mediante él no
promete ni debe un resultado, sino solamente la actividad de dirección de las obras

89
Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y PONS GONZALEZ, Manuel, Derecho de la Construcción, aspectos
administrativos y civiles, Granada, 2006, Editorial Comares, S.L. p.287.

71
precisas al efecto, calificación que persiste, aunque dicha actividad se oriente
inmediatamente hacia aquel resultado y que es la que ha sido acogida en la
jurisprudencia de esta sala, y artes liberales en general”90

“Es arrendamiento de servicios el contrato concluido por el propietario de la obra


con el arquitecto, que se compromete a una actividad de dirección de las obras
precisas”91.

Contrato de Obra.

En cuanto a las obras creadas por encargo, la Ley establece que la titularidad de los
derechos patrimoniales se regirá por lo pactado entre las partes, solamente por los
medios de difusión expresamente autorizados por el autor o autores que en ellas
intervinieron.

La obra realizada por encargo según la Dra. Delia Lipszik es: “la que se ejecuta
mediante un acuerdo, en el que una persona, autor, recibe la encomienda de realizar
una obra determinada, a cambio del pago de una remuneración por su trabajo, con
el entendido de que la obra a ser realizada será utilizada en la forma y medida que se
estipule en el contrato de encargo”92.

Y es que en el ámbito de la arquitectura, a diferencia de las otras áreas plásticas, el


arquitecto normalmente diseña una obra arquitectónica a partir del encargo recibido
por un tercero. En este sentido el arquitecto debe diseñar la obra “dentro de las
instrucciones dadas por el comitente”93.

En el caso de que las instrucciones recibidas por el arquitecto de su comitente estén


caracterizadas por una elevada precisión, que de las mismas se pueda deducir que las
90
S. TS 10 jun. 1975. Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y PONS GONZALEZ, Manuel, Derecho de la
Construcción, aspectos administrativos y civiles, Granada, 2006, Editorial Comares, S.L. p.289.
91
S. TS 2 oct. 1975. Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y PONS GONZALEZ, Manuel, Derecho de la
Construcción, aspectos administrativos y civiles, Granada, 2006, Editorial Comares, S.L. p.289.
92
Delia Lipszyc. Cit. Mireles Díaz y Blanco Castillo. (2000). El derecho de autor en la obra realizada por
encargo y en la obra del asalariado. Memoria para optar al título de Magister en Derecho Empresarial
Legislación Económica, Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas, Departamento de Ciencias
Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República Dominicana.
Pág. 50
93
J. ORTEGA DOMENECH “Obra plástica y derechos de autor”, Ed. Reus Madrid 2000 (p. 126). Cit.
Troya Iñigo, Cristina. Op. Cit.

72
ideas del diseño son propias del comitente, entonces el arquitecto, no sería el autor,
por el mismo no participar en el proceso creativo.

Esta es la calificación con mayor índice de aprobación en la doctrina, asumiendo la


actividad realizada por arquitecto como una obligación de resultado, la fijación de
honorarios con referencia al valor de la obra, sin tomar en cuenta la duración de la
elaboración de la misma, lo que se asemeja al contrato de obra. Esto así si nos
fundamentamos en el artículo 1710 del Código Civil que establece: “La locación de
obra es un contrato por el cual una de las partes se obliga a hacer una cosa por la
otra, mediante un precio convenido entre ellas”.

Esto es adoptado por la jurisprudencia española, en cuanto plantea: “La doctrina


jurisprudencial, al calificar la naturaleza de la relación jurídica surgida entre el
arquitecto y su cliente, la conceptúa como de obra o empresa, en cuanto que el
profesional, mediante remuneración, se obliga a prestar al comitente más que una
actividad, el resultado de la misma, prestación ligada a la finalidad de perseguida
por los contratantes, consistente en el opus constituido por el proyecto…” (Cfr. SS.
TS, 4 Feb. 1950, 23 nov. 1964, 10 jun. 1975, 19 jun. 1982, 3 nov. 1983, 24 sep. 1984,
27 oct. 1986 y 12 may. 1995). “El negocio jurídico por el que se encarga a un
arquitecto la realización de un proyecto de edificación debe calificarse como
arrendamiento de obra o empresa, y no de servicios, en cuanto su objeto lo constituye
el resultado concreto producido por el profesional, pasando a segundo término la
actividad o trabajo dirigido a dicho fin” (TS, Ss. 3 nov. 1983, 29 jun. 1984 y 29 may.
1987)94.

Muchos autores modernos han querido tipificarlo de manera independiente al contrato


de obra, por el mismo adoptar ciertas peculiaridades que lo hacen digno de una
nomenclatura jurídica aparte en nuestro cuerpo legislativo, sin embargo, nuestro
Código Civil sigue adoptando la denominación romana de locatio operis o Locación
de obra.

94
Cit. ARCO TORRES, Miguel Ángel y PONS GONZALEZ, Manuel, Derecho de la Construcción, aspectos
administrativos y civiles, Granada, 2006, Editorial Comares, S.L. pp. 289-290.

73
Josserand define este tipo de contratos como aquel “por el cual una de las partes se
compromete, sin entrar al servicio de la otra, a efectuar un trabajo determinado
mediante una remuneración…”95.

En las obras por encargo, aquel que encarga la realización del diseño al arquitecto,
puede reservarse la facultad de introducir modificaciones en los planos; este criterio
es compartido por R. Bercovitz, quien entiende que por razones de “gusto” personal o
cuestiones de índole financiera los planos del arquitectos pueden ser limitados en
cuanto a su integridad, siempre y cuando no se le produzca un perjuicio al mismo o un
menoscabo a su reputación. En cualquier caso el arquitecto siempre será el que habrá
concebido la obra, incluso en el caso en que la propuesta aceptada sea totalmente
distinta a la inicialmente concebida, el autor será reconocido como el creador de esta
concepción96.

Y es que una vez el arquitecto entrega el diseño de la obra por encargo, puede que el
desarrollo del proyecto lo lleven a cabo terceras personas, pudiendo ser un estudio de
arquitectura, por encargo del mismo comitente. Siendo en este estudio donde se
elaborarán todos los demás instrumentos gráficos necesarios para la correcta
ejecución de la obra.

También se presentan las situaciones en las que el arquitecto es extranjero y concibe


por encargo, los diseños y proyectos de la obra de arquitectura, y cuando las entrega
al comitente, la realización de la obra diseñada le es designada a un estudio
arquitectónico autóctono de la ciudad donde será construida la obra.

Finalmente, una vez redactado el proyecto arquitectónico, por lo general este es


encargado posteriormente a una empresa constructora por el cedente, para que sea
esta la que ejecute la construcción de la edificación diseñada por el arquitecto. En este
sentido se expresa Baylos Carroza en cuanto entiende que: “la construcción del
edificio (…) precisa la autorización del autor97, lo cual debe estar expresado

95
Cit. AQUINO, José Ángel, Derecho de la Construcción, Instituto Tecnológico de Santo Domingo
(INTEC), (2001), Santo Domingo, República Dominicana. P. 29.
96
Troya Iñigo, Cristina. Op. Cit.
97
“Tratado de Derecho Industrial. Propiedad Industrial. Propiedad Intelectual. Derecho de la
competencia económica. Disciplina de la competencia desleal”. Madrid 1978. Cit. Troya Iñigo, Cristina.
Op. Cit.

74
claramente en el contrato de encargo firmado entre el arquitecto y el comitente, según
las disposiciones adoptadas en el artículo de la Ley No. 6200, ya citado. Por otro lado,
en estos contratos de encargo se estipulará la prohibición del creador “de ejecutar
ulteriormente una construcción idéntica”98.

Contrato Mixto.

La doctrina española ha consagrado que la actividad del arquitecto como director


técnico de la obra, ha producido un contrato que denominan mixto, donde se
entrelazan el contrato de mandato y el de obra, rigiéndose por ambas normas
jurídicas.

En caso de que el arquitecto se les violente sus derechos autorales, la Ley consagra en
su artículo 168 la facultad de elegir la vía por la cual desea encaminar su acción en
justicia. Existiendo sanciones de tipo penal, civiles y por último recurso
administrativo. Y en este particular la Ley no contempla la vía laboral para someter a
la justicia a los causantes de perjuicios a los arquitectos.

98
GERMAN BERCOVITZ. “Obra plástica y derechos patrimoniales de su autor”, ed. Tecnos, Madrid
1997 (p.43). Cit. Troya Iñigo, Cristina. Op. Cit.

75
Capítulo II.

La violación de los derechos autorales del


arquitecto y su sanción.

76
Capítulo II. La violación de los derechos autorales del
arquitecto y su sanción.

A. Sanciones establecidas en la Ley No. 65-00 sobre


derecho de autor.

En los artículos 168 al 185 de la Ley autoral, se consagra un sistema de acciones


tendentes a la represión de las violaciones relacionadas con las facultades conferidas a
los titulares de derechos de autor o derechos afines o conexos, así como sus
respectivas sanciones.

Esta Ley enlista una serie de actuaciones que considera como violatorias del derecho
de autor o de los titulares de derechos afines o conexos referentes a las obras
literarias, artísticas o científicas y en relación a la interpretación o ejecución artística,
producción fonográfica o emisión de radiodifusión99, incluyendo a las obras de
arquitectura en sus dos modalidades, como se ha estudiado.

Según nuestra normativa en derecho de autor, el uso no autorizado de los derechos


protegidos bajo el marco de la Ley No. 65-00; en la que se consagran como
violaciones: las modificaciones, reproducciones, publicaciones, distribución,
usurpación, abuso, etc, que infrinjan los derechos morales y patrimoniales del autor o
titular de los mismos, serán considerados como hechos punibles.

La responsabilidad de las violaciones se extiende a quienes dispongan su


materialización (autores intelectuales), a los representantes legales de personas
jurídicas y a todos los que faciliten o encubran los hechos violatorios a la Ley 100
. En
virtud de lo establecido en el artículo 171 de esta Ley: “La responsabilidad por los
hechos descritos en los artículos anteriores, se extiende a quienes ordenen o
dispongan su realización, a los representantes legales de las personas jurídicas y a

99
Cfr. PEREZ, Miguel Esteban, (2005), Manual de los Derechos Intelectuales en la República
Dominicana. Estudio en perspectiva del capital intelectual y las diversas instituciones que lo
constituyen, especialmente los activos de Propiedad Intelectual. Primera Edición. Ediciones Jurídicas
Trajano Potentini. P. 66.
100
PEREZ, Miguel Esteban. Op. Cit. P. 66.

77
todos aquellos que, conociendo la ilicitud del hecho, tomen parte en él, lo faciliten o
lo encubran”.

Según el artículo 168 de la Ley No. 65-00 sobre derecho de autor se derivan las
diferentes vías de derecho que les son conferidos, por la Ley, al autor para
instrumentar su acción en justicia, ya que establece:

“Art. 168.- (Modificado art. 55 Ley 424-06) El titular del derecho de autor o de un
derecho a fin, sus causahabientes, o quien tenga la representación convencional de los
mismos, tiene derecho de opción para decidir por cual vía, entre la civil, represiva o
administrativa, enunciadas en la presente Ley, va a iniciar y proceder en el ejercicio
de los derechos conferidos por la Ley. Ninguna excepción o dilación procedimental
con respecto al derecho de opción será admitida como prevención para la
continuación del proceso iniciado.

Párrafo I.- Las resoluciones judiciales finales o decisiones administrativas de


aplicación general se formularán por escrito y contendrán los elementos de hecho
relevantes y los fundamentos legales en que se basan las resoluciones y decisiones.
Dichas resoluciones o decisiones, serán publicadas o, cuando dicha publicación no sea
factible, serán puestas a disposición del público de alguna otra manera.

Párrafo II.- En los procedimientos civiles, penales y administrativos relativos a los


derechos de autor y derechos conexos, en ausencia de prueba en contrario, se
presumirá que la persona cuyo nombre es indicado como el autor, productor,
intérprete o ejecutante o editor de la obra, interpretación o ejecución o fonograma de
la manera usual, es el titular designado de los derechos sobre dicha obra,
interpretación o ejecución o fonograma. Asimismo se presumirá, salvo prueba en
contrario, que el derecho de autor o derecho conexo subsiste en dicha materia.

Párrafo III.- Las autoridades judiciales deberán estar facultadas para ordenar al
infractor que proporcione cualquier información que posea respecto a cualquier
persona involucrada en cualquier aspecto de la infracción y respecto de los medios de
producción o canales de distribución para los productos o servicios infractores,
incluyendo la identificación de terceras personas involucradas en su producción y/o

78
distribución y sus canales de distribución, y proporcionarle esta información al titular
del derecho. Las autoridades judiciales impondrán sanciones, cuando fuere apropiado,
a una parte en un procedimiento que incumpla sus órdenes válidas.
Párrafo IV.- Las autoridades judiciales, salvo en circunstancias excepcionales,
deberán estar facultadas para ordenar, al concluir los procedimientos civiles judiciales
en el marco de esta Ley que la parte perdidosa pague a la parte gananciosa las costas
procesales y los honorarios de los abogados que sean procedentes”

II. A. Acciones Administrativo.

La potestad sancionadora de la administración en materia de derecho de autor, le es


conferida a la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA) en virtud de la Ley No.
65-00 y el reglamento No. 362-01.

De la creación de esta sede administrativa de derecho de autor, se deriva la atribución


del estado de tutelar por la protección de los mismos en nuestro país, a consecuencia
de la suscripción de diversos acuerdos internacionales, con el objetivo de lograr el
desarrollo de la cultura inventiva del intelecto humano y armonizar los intereses
particulares del autor con los de la colectividad; ya que no cabe duda del impacto que
supone para la economía y la cultura del estado la debida protección de los derechos
autorales.

La tutela de estos derechos esta edificada en una modalidad dual, por un lado la
jurisdicción judicial compuesta por los tribunales, y por el otro la Administrativa,
conformada por las instituciones del Poder Ejecutivo, cuyas decisiones se manifiestan
en actos administrativos impugnables por ante el Tribunal Superior Administrativo.

El artículo 106 del Reglamento de aplicación de la Ley No. 65-00 estipula que: “La
Oficina Nacional de Derecho de Autor es la autoridad nacional competente
responsable de cautelar y proteger administrativamente el derecho de autor y los
derechos afines y resuelve en primera instancia, en sede administrativa, las causas
que le sean sometidas a su jurisdicción, por denuncia de parte o por acción de
oficio”.

79
La ONDA tiene funciones administrativas y jurisdiccionales, donde se consagra la
potestad sancionadora. Es un organismo de la Administración Pública con rango de
Dirección General, adscrito al Ministerio de Estado de Cultura, goza de jurisdicción
nacional y sus atribuciones están consagradas en la Ley No. 65-00 y Reglamento No.
362-01101.

Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA)

En este apartado describiremos brevemente esta dependencia que es de sumo interés


para la protección de los Derechos de Autor, y de relevante importancia para los
arquitectos sujetos principales de esta investigación.

Su dirección es ejercida por un abogado, el cual debe ser de nacionalidad dominicana


y tener un mínimo de 5 años de haber obtenido su exequátur que le avale para el
ejercicio de la profesión.

Esta Unidad de Derecho de Autor adscrita a esta Oficina está facultada a las
siguientes atribuciones:

Según el artículo 187 de la Ley No. 65-00.

1. Organizar y administrar el Registro del Derecho de Autor;


2. Ejercer la función de autorización, inspección y vigilancia de las sociedades de
gestión colectiva;
3. Intervenir por vía de conciliación, aun de oficio, y de arbitraje, cuando así lo
soliciten las partes, en los conflictos que se presenten con motivo del goce o el
ejercicio de los derechos reconocidos en la presente Ley;
4. Aplicar, de oficio o a petición de parte, las sanciones administrativas para las
cuales tenga competencia, en conformidad con esta Ley y su reglamento;
5. Ejercer, de oficio o a petición de parte, funciones de vigilancia e inspección
sobre las actividades que puedan dar lugar al ejercicio del derecho de autor o
los derechos afines;

101
Ver Artículo 104 del Reglamento No. 362-01.

80
6. Desarrollar programas de difusión, capacitación y formación en materia de
derecho de autor y derechos conexos;
7. Dictar y practicar inspecciones, medidas preventivas o cautelares, inclusive
para la recolección de pruebas, pudiendo actuar por reclamación expresa y
fundada del titular del derecho, sus representantes o causahabientes
debidamente autorizados, o la sociedad de gestión colectiva correspondiente, e
inclusive de oficio;
8. Las demás que le establece esta Ley y lo que disponga el reglamento;

En el artículo 107 del Reglamento No. 362-01.

1. Orientar, coordinar y fiscalizar en sede administrativa la aplicación de las


Leyes, tratados o convenciones internacionales de los cuales forme parte la
República, en materia de derecho de autor y derechos afines, y vigilar su
cumplimiento.
2. Organizar y administrar el Registro del Derecho de Autor y el Depósito
Legal.
3. Ejercer la función de autorización, inspección y vigilancia de las
sociedades de gestión colectiva y, en su caso, aplicar las sanciones
correspondientes.
4. Intervenir por vía de conciliación, aun de oficio, y de arbitraje, cuando así
lo soliciten las partes, en los conflictos que se presenten con motivo del
goce o el ejercicio de los derechos reconocidos en la Ley.
5. Ejercer, de oficio o a petición de parte, funciones de vigilancia e
inspección sobre las actividades que puedan dar lugar al ejercicio del
derecho de autor o los derechos afines, estando obligados los usuarios a
brindar todas las facilidades necesarias a los fines de la fiscalización y
proporcionar toda la información y documentación que le sea requerida.
6. Presentar, si lo considera pertinente, denuncia penal, cuando tenga
conocimiento de un hecho que constituya presunto delito.
7. Emitir informe técnico no vinculante en los procesos civiles y penales que
se ventilen sobre el goce o el ejercicio del derecho de autor o los derechos
afines, cuando así sea requerido por el Juez, de oficio o a petición de parte.
8. Desarrollar programas de difusión, capacitación y formación en materia de

81
derecho de autor y derechos conexos.
9. Dictar y practicar inspecciones, medidas preventivas o cautelares,
inclusive para la recolección de pruebas, pudiendo actuar por reclamación
expresa del titular del derecho, sus representantes o causahabientes
debidamente autorizados, o la sociedad de gestión colectiva
correspondiente, e inclusive de oficio.
10. Aplicar, de oficio o a petición de parte, las sanciones administrativas para
las cuales tenga competencia, en conformidad con la Ley y este
Reglamento, pudiendo amonestar, multar, incautar o decomisar, así como
disponer el cierre temporal o definitivo de los establecimientos infractores.
11. Ordenar, mediante resolución motivada y luego de ofrecer a las partes el
derecho a presentar alegatos y pruebas, la destrucción de los ejemplares
que constituyan una infracción y, en caso necesario, de los moldes,
planchas, matrices, negativos y demás elementos destinados a la
producción de tales ejemplares, levantando previamente a esos efectos un
acta donde se deje constancia pormenorizada de los bienes objeto de la
destrucción.
12. Promover la ejecución forzosa o cobranza coactiva de sus resoluciones.
13. Requerir la intervención de las autoridades competentes y el auxilio de la
fuerza pública para ejecutar sus resoluciones.
14. Fijar por resolución los derechos sobre formularios, certificados,
inscripciones, copias, extractos o documentos que tramite o expida.

Además de estas atribuciones, la Ley le confiere facultades a sus funcionarios, con el


objetivo de que puedan velar por la debida protección de los derechos consagrados en
la referida Ley, siendo estas102:

1. Ingrese libremente y sin previa notificación en los lugares en los cuales


puedan ser objeto de violación de uno cualquiera de los derechos
reconocidos en la presente Ley, o se presuma su violación;

102
Ver Artículo 188, Ley No. 65-00.

82
2. Proceda a cualquier examen, comprobación o investigación que considere
necesarios para tener la convicción de que se observan las disposiciones
legales vigentes en la materia, en particular:

 Interrogue, solo o ante testigos al personal de la empresa y ejecutivos


sobre cualquier asunto relativo a la aplicación de la presente Ley o sus
reglamentos;

 Solicite la presentación de registros, licencias, autorizaciones o


documentos referentes a esta materia y a la comercialización de los
productos reproducidos ilícitamente;

 Levante acta de la situación anómala encontrada en esta materia;

 Ordene la suspensión inmediata de la actividad ilícita;

 Retenga todo material ilícito, inclusive los equipos utilizados para la


utilización no autorizada y los documentos pertinentes.

Además de estas atribuciones, la Oficina Nacional de Derecho de Autor está facultada


para ordenar el cese inmediato de la actividad ilícita del infractor, en sede
administrativa, de oficio o a solicitud de los titulares de derechos reconocidos o sus
representantes103.

Con este fin, la Oficina Nacional de Derecho de Autor, como autoridad


administrativa, tendrá la facultad para ordenar medidas preventivas o cautelares
rápidas y eficaces para:

1. Evitar una infracción de cualquiera de los derechos reconocidos en la Ley y,


en particular, impedir la introducción de los circuitos comerciales de
mercancías presuntamente infractoras, incluyendo medidas para evitar la
entrada de mercancías importadas.
2. Conservar todas las pruebas pertinentes y relacionadas con la presunta
infracción.

103
Ver artículo 111. Reglamento No. 362-01.

83
Se ha consagrado el Departamento de Inspección y Operativos, el cual tiene la labor
de observar el fiel respeto de los derechos consagrados en la Ley. Diariamente, su
personal, a solicitud de parte o de oficio realiza actuaciones de dos tipos:
inspecciones, que se realizan en los lugares en los que se presume una violación a la
Ley No. 65-00, y operativos, dirigidos a personas y lugares en los cuales existe una
certeza de infracciones a la Ley.

En la realización de estas actuaciones, los funcionarios de la ONDA, solicitan el


auxilio de miembros de la Policía Nacional, un representante del Ministerio Público y
un técnico del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), este
último en caso de realizar pesquisas relacionadas al servicio de radiodifusión,
respectivamente.

En caso de que la actuación se realice a requerimiento de parte interesada, la visita se


efectúa guardando la confidencialidad del origen de la denuncia (denunciante)104, y se
levantará un acta en doble original, donde conste de si es una simple inspección o
hubo retención de material ilícito. Muchas de las veces en que se efectúan estas
actuaciones, la parte denunciada solicita la apertura de un proceso de conciliación
para conversar con el denunciante; estos procesos concluyen con el levantamiento de
un acta de acuerdo o no acuerdo entre las partes.

En el entendido, de que en el acta se constate un delito, la ONDA procederá a


presentar una denuncia penal por ante la Procuraduría Fiscal correspondiente,
quedando el asunto a cargo del Ministerio Público. En caso de que esta denuncia
derive de la solicitud de un autor o titular interesado, generalmente éste se constituye
en parte civil para reclamar la indemnización de los daños y perjuicios sufridos por el
ilícito sometido. Quedando la Oficina a la disposición de ser citada en calidad de
informante por ante el Ministerio Público.

En cuanto a los materiales retenidos se mantienen en el depósito de la ONDA y son


remitidos al Ministerio Público cuando estos los requieran o son entregados al titular

104
Ver Artículo 189. Ley No. 65-00.

84
de los derechos lesionados, cuando sea ordenado mediante sentencia con la autoridad
de la cosa irrevocablemente juzgada105.

Registro de obras y depósito legal.

El registro es la declaración a cerca de la existencia, divulgación o publicación de un


acto contentivo de un derecho de autor o derecho afines, por ante la sede
administrativa, para que dicho derecho sea registrado por el organismo competente,
siendo en la República Dominicana la Oficina Nacional de Derecho de Autor
(ONDA)106.

El depósito legal es el hecho material de entregar a la sede administrativa, uno o


varios ejemplares del acto a registrar para fines de archivo, los cuales podrán servir de
prueba en caso de litigio 107. Este depósito se realiza en la Biblioteca Nacional, con el
fin de preservar el acervo cultural de la nación, mediante un ejemplar de la obra o
producción literaria, artística o científica que se somete al registro.

Cabe destacar que en nuestro país ambas figuras antes descritas no son constitutivas
de derecho, sino declarativa y facultativa de los mismos; es decir, esta formalidad está
revestida de un carácter probatorio (ad probationem) y no solemne (ad solemnitatem).
Esto es así según lo establecido en el reglamento de aplicación de nuestra Ley sobre
derecho de autor, en su artículo 54: “los derechos sobre las obras del ingenio y los
correspondientes a los derechos afines a que se refiere la Ley, están protegidos por el
solo hecho de la creación, interpretación o ejecución, producción o emisión, según
corresponda y su goce y ejercicio no están subordinados al cumplimiento de ninguna
formalidad.

105
Ver Anexo (Febrero, 2004). Situación actual del Derecho de Autor en República Dominicana.
Ponencia presentada en la Reunión Regional de Directores de Oficinas de Propiedad Industrial y de
Oficinas de Derecho de Autor de América Latina, Guadalajara, México.
106
Cfr. Martínez, W. (2002). La protección del Derecho de Autor en sede Administrativa y la potestad
Sancionadora de la OfiCIna Nacional de Derecho de Autor (ONDA). Memoria para optar al título de
Magister en Derecho Empresarial Legislación Económica, Facultad de Ciencias Sociales y
Administrativas, Departamento de Ciencias Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra,
Santo Domingo, República Dominicana. Pág. 38.
107
Martínez, W. (2002). Op. Cit. Pág. 38.

85
En consecuencia del carácter meramente facultativo de estas figuras se colige que:

1. El arquitecto no está obligado a registrar o depositar su obra.


2. La omisión del ejercicio de estas facultades no le impiden al arquitecto el
disfrute y ejercicio de los derechos que le son reconocidos en la Ley.
3. Esta omisión no es condición de inadmisibilidad del recurso.
4. Y los derechos de los terceros estarán salvaguardados con esta inscripción.

En los artículos 149 y 150 de la Ley No. 65-00 sobre derechos de autor se enumeran
los actos que están sujetos a registro ante la Oficina Nacional de Derecho de Autor
(ONDA).

Aunque en los artículos anteriores no se hace referencia al registro de los


instrumentos que representan la modalidad gráfica de la obra arquitectónica, somos
del criterio que las mismas deben ser registradas mediante el depósito de una memoria
explicativa donde se detalle minuciosamente la obra, así como dibujos, planos y otros
medios como fotografías de maquetas y demás108.

En el Artículo 151 de la misma Ley, se describen los objetivos que se persiguen con
dicho registro a saber:

1. Dar publicidad al derecho de los titulares y a los actos y contratos que


relativos a esos derechos;
2. Dar garantía de autenticidad y seguridad a los titulares del derecho de autor y
derechos afines, así como a los actos y documentos que a ellos se refieren;
3. Dar publicidad a la constitución de las sociedades de gestión

El procedimiento para el registro de estas obras está consagrado en el artículo 65 del


Reglamento de aplicación de la Ley 65-00, pero en relación a las obras de arquitectura
se consagran sus requisitos en el artículo 69, a saber: “Si se trata de obras de artes
plásticas, de fotografías, de planos o proyectos arquitectónicos u otras obras
análogas, deberán indicarse los elementos que faciliten su identificación y, de

108
TROYA IÑIGO, Cristina. Op. Cit.

86
encontrarse exhibida permanentemente, publicada o edificada, según corresponda, el
lugar de su ubicación o los datos atinentes a la publicación”; (Hemos destacado).

Por otro lado, la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA) está facultada para
rendir experticias e informes técnicos no vinculantes en materia civil y penal en caso
de sometimientos con relación a violaciones a los derechos de autor o a los derechos
afines a petición de la parte interesada, pudiendo a su vez el juez apoderado ordenarla
de oficio, en virtud de lo dispuesto en el Artículo 107 inciso 7 del Reglamento No.
362-01.

Esta facultad o deber conferido a la ONDA, es en virtud de la especialidad que


revierte la materia de que se trata, ya que se requiere del grado de profesionalidad
adecuada para comprobar las ilicitudes cometidas por terceros que han logrado un alto
nivel de similitud con la obra sujeta a controversia.

También le es conferido a la ONDA, la potestad de vigilancia e inspección sobre las


actividades de ejercicio del derecho de autor y los derechos afines, tanto en su
carácter moral como patrimonial; en virtud de los artículos 185, inciso 5 de la Ley No.
65-00 y 107 incisos 5 del Reglamento No. 362-01.

Este deber conferido a la ONDA, es realizado por el Departamento de Inspecciones y


Operativos de Antipiratería del organismo, y sus facultades están contenidas en el
artículo 188 de la Ley.

Conciliación y arbitraje.

La ONDA está facultada para dirigir los procesos de arbitraje y conciliación en caso
de conflicto en materia de derechos de autor, como un medio alternativo para la
resolución de los conflictos jurídicos.

En este apartado citaremos la decisión No. 12-02, de fecha 5 de Julio del año 2002,
dictada por la ONDA, que establece:

Considerando: Que de conformidad con lo prescrito por el artículo 168 de la


Ley 65-00, el titular del derecho de autor o de un derecho afín, tiene la facultad

87
de decidir por cuales de los procedimientos que la Ley pone a su disposición,
iniciará y llevará su reclamación; a saber, por la vía represiva, por la vía civil
o por la vía administrativa.

Considerando: Que acudiendo por la vía administrativa, el titular de los


derechos puede solicitar la celebración de un proceso de conciliación, que
puede incluso ser ordenado de oficio, o, en caso de que ambas partes en
conflicto así lo solicitaren, un procedimiento de arbitraje.

Considerando: Que esta facultad, otorgada a la ONDA por el artículo 187


numeral 3) de la Ley y el artículo 107 numeral 4) del reglamento de aplicación,
de intervenir en los conflictos que se susciten por el goce o ejercicio del
derecho de autor o derechos conexos, ya fuere a petición de parte, o de oficio
ofrece a las partes en conflicto la posibilidad de dirimir sus controversias de
manera rápida, sin necesidad del ministerio de abogados, y sin incurrir en
gastos. Tres resultados pueden derivarse de la celebración de un proceso de
conciliación o mediación: que una de las partes no acuda a la fecha fijada para
la celebración del proceso, consecuencia de lo cual se levantará acta de no
comparecencia; que las partes lleguen a un acuerdo, lo que será consignado en
un acta de acuerdo en conciliación que deberá ser firmado y respetado por
ambas partes; y que no lleguen a un acuerdo ante el conciliador, en cuyo caso
se levantará acta de no acuerdo.

Considerando: Que la autoridad administrativa o la persona que intervenga


como conciliador deberá desplegar sus mejores esfuerzos para que las partes
lleguen a una solución amigable, evitando así que el reclamante tenga que
acudir a la vía judicial para dirimir sus conflictos, bajo el entendido que, de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 168 de la Ley 65-00, el derecho de
opción de una vía podrá ser admitido como excepción o dilación procedimental
para la continuación del proceso iniciado.

Medidas cautelares.

88
Son medidas cautelares las medidas provisionales que pueden ser adoptadas en
ausencia de cualquier controversia o en el transcurso de una diferencia entre
particulares, y aun de oficio109.

En el artículo 50 de los Acuerdos del ADPIC se establece que:

“Las autoridades judiciales estarán facultadas para ordenar la adopción de medidas


provisionales rápidas y eficaces destinadas a:
a) evitar que se produzca la infracción de cualquier derecho de propiedad intelectual
y, en particular, evitar que las mercancías ingresen en los circuitos comerciales de la
jurisdicción de aquéllas, inclusive las mercancías importadas, inmediatamente
después del despacho de aduana;
b) preservar las pruebas pertinentes relacionadas con la presunta infracción.
2. Las autoridades judiciales estarán facultadas para adoptar medidas provisionales,
cuando ello sea conveniente, sin haber oído a la otra parte, en particular cuando
haya probabilidad de que cualquier retraso cause daño irreparable al titular de los
derechos, o cuando haya un riesgo demostrable de destrucción de pruebas.
3. Las autoridades judiciales estarán facultadas para exigir al demandante que
presente las pruebas de que razonablemente disponga, con el fin de establecer a su
satisfacción con un grado suficiente de certidumbre que el demandante es el titular
del derecho y que su derecho es objeto o va a ser objeto inminentemente de
infracción, y para ordenar al demandante que aporte una fianza o garantía
equivalente que sea suficiente para proteger al demandado y evitar abusos.
4. Cuando se hayan adoptado medidas provisionales sin haber oído a la otra parte,
éstas se notificarán sin demora a la parte afectada a más tardar inmediatamente
después de ponerlas en aplicación. A petición del demandado, en un plazo razonable
contado a partir de esa notificación se procederá a una revisión, en la que se le
reconocerá el derecho de audiencia, con objeto de decidir si deben modificarse,
revocarse o confirmarse esas medidas.
5. La autoridad encargada de la ejecución de las medidas provisionales podrá exigir
al demandante que presente cualquiera otra información necesaria para la
identificación de las mercancías de que se trate.

109
Martínez, W. (2002). Op. Cit. Pág. 51.

89
6. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 4, las medidas provisionales adoptadas
al amparo de los párrafos 1 y 2 se revocarán o quedarán de otro modo sin efecto, a
petición del demandado, si el procedimiento conducente a una decisión sobre el
fondo del asunto no se inicia en un plazo razonable que habrá de ser establecido,
cuando la legislación de un Miembro lo permita, por determinación de la autoridad
judicial que haya ordenado las medidas, y que a falta de esa determinación no será
superior a 20 días hábiles o 31 días naturales, si este plazo fuera mayor.
7. En los casos en que las medidas provisionales sean revocadas o caduquen por
acción u omisión del demandante, o en aquellos casos en que posteriormente se
determine que no hubo infracción o amenaza de infracción de un derecho de
propiedad intelectual, las autoridades judiciales estarán facultadas para ordenar al
demandante, previa petición del demandado, que pague a éste una indemnización
adecuada por cualquier daño causado por esas medidas.
8. En la medida en que puedan ordenarse medidas provisionales a resultas de
procedimientos administrativos, esos procedimientos se atendrán a principios
sustancialmente equivalentes a los enunciados en esta sección”.

Esta facultad contenida en este artículo, fue adoptada por el artículo 187, numeral 7 de
la Ley No. 65-00 que reza: “Dictar y practicar inspecciones, medidas preventivas o
cautelares, inclusive para la recolección de pruebas, pudiendo actuar por
reclamación expresa y fundada del titular del derecho, sus representantes o
causahabientes debidamente autorizados, o la sociedad de gestión colectiva
correspondiente, e inclusive de oficio”.

El procedimiento a seguir por la sede administrativa para la adopción de estas


medidas cautelares, no fue consagrado ni en la Ley de derecho de autor ni en su
reglamento de aplicación, por lo cual las mismas se rigen por las normas establecidas
en el ADPIC, en virtud de que nuestro país es signatario del mismo.

Las medidas cautelares son solicitadas por la parte interesada y en el artículo 50. 3 del
ADPIC se plantean los requisitos antes de su adopción. (Citado up-supra).

90
Aunque en la Ley No. 65-00 no se anuncian las medidas cautelares que puede adoptar
la ONDA, el Reglamento No. 362-01 en su artículo 111, parte in fine, establece los
objetivos para las cuales son adoptadas (Citado up-supra).

En el artículo 113 del Reglamento se establece una excepción a la aplicación de las


medidas cautelares, como en el caso del adquiriente de buena fe, siempre que el
mismo esté destinado al uso exclusivo y personal del adquiriente.

En el caso de la potestad sancionadora de la Oficina Nacional de Derecho de Autor


(ONDA) ejerce sus funciones administrativo-jurisdiccionales cuando suspende un
acto ilícito de comunicación pública de una obra, a solicitud del titular del derecho, y
en virtud de las disposiciones del artículo 114 del Reglamento No. 362-01. Mientras
que ejerce su potestad sancionadora cuando impone una multa, ordena la destrucción
de los materiales o ejemplares ilícitos, publica la resolución que impone una sanción
al infractor, ordena el cierre del establecimiento infractor, o aplica cualquiera de las
sanciones contempladas en el artículo 116 del Reglamento110.

Sanciones administrativas.

En la Ley No. 65-00 de Derecho de Autor se consagra la potestad de la Oficina


Nacional de Derecho de Autor para imponer sanciones de carácter administrativo, en
virtud del artículo 187 inciso 4 que establece: “Aplicar, de oficio o a petición de
parte, las sanciones administrativas para las cuales tenga competencia, en
conformidad con esta Ley y su reglamento”.

Sin embargo, en esta Ley no se especifican cuáles son las sanciones administrativas a
imponer y en cuales situaciones antijurídicas habrá de ejercer esta potestad. En este
apartado, podría afectarse el grado de legalidad de estas sanciones, ya que de
conformidad con la Administración Pública, sólo se debe actuar cuando lo Ley
previamente lo ha estipulado.

En este caso la ONDA, está revestida de las tres potestades del estado; al poder
legislar vía reglamentaciones en atribuciones administrativas, al poder juzgar en

110
Martínez, W. (2002). Op. Cit. Pág. 58.

91
virtud de la potestad sancionadora de la misma y ejecutar sus decisiones en base al
principio de autoejecutoriedad de los actos de la administración.

Las sanciones administrativas que puede imponer la ONDA, están consagradas en el


artículo 116 del Reglamento No. 362-01, que establece: “la Oficina Nacional de
Derecho de Autor podrá imponer conjunta o indistintamente, de acuerdo a la
gravedad de la infracción, las siguientes sanciones:

1. Amonestación.
2. Multa, de cinco a doscientos salarios mínimos.
3. Reparación de las omisiones.
4. Cierre temporal hasta por treinta días del establecimiento donde se produjo
la infracción.
5. Cierre definitivo del establecimiento.
6. Incautación o decomiso definitivo de los ejemplares ilícitos o de los aparatos,
equipos utilizados para la comisión de la infracción.
7. Destrucción de los ejemplares ilícitamente reproducidos y, en caso necesario,
de los moldes, planchas, matrices, negativos y demás elementos destinados a
la producción de tales ejemplares.
8. Publicación de la resolución a costa del infractor.

Las conductas que son susceptibles de ser sancionadas por la adopción de alguna de
las modalidades enumeradas en el párrafo anterior, son las tipificadas como ilícitas,
enunciadas en los artículos 169 y 170 de la Ley No. 65-00 y el artículo 119 del
Reglamento No. 362-01, que establecen:

1. Vulnerar cualquiera de los derechos morales reconocidos en la Ley.


2. Obrar con ánimo de lucro o con fines de comercialización, u obtener un
beneficio económico con la ilicitud, sea éste directo o indirecto.
3. Presentar declaraciones falsas en cuanto a certificaciones de ingresos,
repertorio utilizado, identificación de los titulares del respectivo derecho,
autorización supuestamente obtenida; número de ejemplares o toda otra
adulteración de datos susceptibles de causar perjuicio a cualquiera de los
titulares protegidos por la Ley.

92
4. Realizar actividades propias de una entidad de gestión colectiva sin contar con
la respectiva debida autorización de funcionamiento.
5. Repetir la realización de actos prohibidos, en los términos del artículo 113 de
este Reglamento.

Cabe mencionar que estas mismas conductas ilícitas son susceptibles de ser sometidas
tanto por vía administrativa, como por vía penal.

Personas sancionable.

En el sistema administrativo dirigido a la protección de derechos de autor, son


responsables por la comisión de ilícitos administrativos, tanto las personas físicas
como las personas jurídicas o morales111.

La reincidencia.

En el artículo 117 del Reglamento No. 362-01 se consagra que: “En caso de
repetición de un acto ilícito de similar naturaleza en un lapso de dos años, se podrá
imponer el doble de la multa de manera sucesiva e ilimitada”.

Esta disposición persigue establecer una sanción más gravosa para el infractor que
repite en la comisión de un acto antijurídico, por éste tener una mayor responsabilidad
y culpabilidad. Cabe destacar que en la sede administrativa no están consagradas las
excusas eximentes, atenuantes y circunstancias agravantes de responsabilidad.

Prescripción.

Esta debe recaer sobre dos aspectos fundamentales en sede administrativa, a saber,
sobre el ilícito como sobre la sanción administrativa. En este sentido, nuestra
legislación no ha consagrado ningún plazo para las mismas, sólo limitándose a lo
estipulado en el artículo 190 de la Ley: “Los derechos sobre las obras protegidas de
conformidad con las prescripciones de la Ley núm. 1381, de 1947 y de la Ley 32-86,

111
Martínez, W. (2002). Op. Cit. Pág. 89.

93
del 4 de julio de 1986, gozarán de los períodos de protección más largos fijados por
la presente Ley”; por lo que en base a la necesidad imperante de seguridad jurídica y
la tranquilidad de los ciudadanos, se podría adoptar la prescripción del artículo 2262
del Código Civil Dominicano en ocasión del carácter supletorio de este, que
establece: “Todas las acciones, tanto reales como personales, se prescriben por
veinte años, sin que esté obligado el que alega esta prescripción a presentar ningún
título ni que pueda oponérsele la excepción que se deduce de la mala fe (…)”.

Procedimiento Administrativo sancionador por ante la ONDA.

Competencia.

Nuestra Ley autoral, solo contempla dos tipos de competencias en materia


Administrativa, en razón del territorio y en razón a la atribución.

La ONDA, en virtud de la competencia en razón del territorio, como se estableció en


páginas anteriores, tiene potestad sancionadora administrativa a nivel nacional para
conocer de las infracciones en la materia, cometidas por los particulares o
administrados, en virtud de lo consagrado en el artículo 116 del Reglamento No. 362-
01.

En cuanto a la competencia de Atribución, la ONDA está facultada para imponer las


sanciones administrativas detalladas up supra, en virtud de lo establecido en el
artículo 106 del Reglamento.

Apoderamiento.

Según el artículo 107 inciso 10 del Reglamento No. 362-01, se le faculta a las partes a
dirigirse directamente o mediante sus representantes, ante la Oficina Nacional de
Derecho de Autor para reclamar la protección de los derechos que se le han vulnerado
y de los que sean titulares; con el fin de que esta atribuciones administrativas,
interponga las sanciones correspondientes.

94
Pero del mismo modo, aún en ausencia de conflicto, la ONDA puede de oficio iniciar
la persecución de las faltas administrativas cometidas por los administrados.

Aunque la Ley no establece las formalidades a cumplir para el apoderamiento de la


Oficina Nacional de Derecho de Autor, en la práctica se realiza mediante instancia
motivada dirigida a la misma y se le anexa las pruebas que demuestren las violaciones
denunciadas de los derechos de los titulares o sus representantes.

Procedimiento.

En nuestra Ley autoral se estipulan escasas reglas relacionadas al procedimiento en


sede administrativa. Sólo encontrando en el artículo 107 inciso 11 del Reglamento de
aplicación, lo citado up-supra.

En ocasión de la falta de normativa consagrada en relación a la materia, debemos


remitirnos a acuerdos internacionales, como las reglas de procedimientos contenidas
en los artículos 42 al 49 del Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de la Propiedad
Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), a saber:

 En los artículos del 42 al 43 se establecen las obligaciones de la


administración, las cuales podemos sintetizar en:

1. Poner al alcance de los titulares de derecho los procedimientos civiles


para lograr la protección de los derechos de propiedad intelectual.
2. Los demandados tienen derecho a recibir aviso por escrito de manera
oportuna y con suficientes detalles, incluyendo el fundamento de la
reclamación.
3. Las partes podrán estar representadas por ministerio de abogado y no
será obligatoria la comparecencia personal.
4. Todas las partes están facultados para presentar las pruebas que
fundamenten sus alegaciones.
5. Se protegerá la información confidencial, salvo que sea contraria a las
prescripciones constitucionales existentes.

95
El artículo 43 hace referencia a las pruebas en el procedimiento.

 En cambio en los artículos del 44 al 48 se reconocen los derechos de los


administrados, siendo estos: los planteados anteriormente, en conjunto con la
resarción de daños y perjuicios al titular de los derechos violentados, el
derecho de información y la indemnización del demandado por causa de abuso
de procedimiento.

Pruebas.

En tanto que nos encontramos en sede administrativa, nos regimos por el principio de
la libertad probatoria, en virtud de la disposición del artículo 42 del Acuerdo sobre
Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio
(ADPIC), según se detallo en páginas anteriores.

La decisión administrativa.

En el artículo 107 inciso 11 del reglamento, se establece la obligación de motivar las


resoluciones administrativas, además de estar revestida por un carácter de
transparencia en consonancia con el 63 del Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos
de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC).

En cuanto a su ejecutoriedad, la ONDA en virtud de las disposiciones contenidas en el


mismo artículo 107, inciso 12 y 13 del Reglamento No. 362-01 tiene: “a) Promover
la ejecución forzosa o cobranza coactiva de sus resoluciones y b) Requerir la
intervención de las autoridades competentes y el auxilio de la fuerza pública para
ejecutar sus resoluciones”.

En cuanto a la ejecución de las multas impuestas por la Oficina Nacional de Derecho


de Autor estas están reguladas por el artículo 107.10 del reglamento “Aplicar, de
oficio o a petición de parte, las sanciones administrativas para las cuales tenga
competencia, en conformidad con la Ley y este Reglamento, pudiendo amonestar,
multar, incautar o decomisar, así como disponer el cierre temporal o definitivo de los
establecimientos infractores”.

96
Recursos contra las decisiones administrativas de la ONDA.

Los actos emitidos en sede administrativa no tienen el carácter de la autoridad de la


cosa juzgada, por lo que son susceptibles de recursos administrativos; y las
resoluciones dictadas por la ONDA, no están exentas de esta regla.

En este caso, el arquitecto o administrado que haya sido sancionado, o parte


interesada que entienda que la resolución dictada por la ONDA no ha sido conforme a
la Ley, podrá solicitar directamente a la ONDA que revise la misma y que la revoque,
a través de un recurso gracioso.

Si agotada esta fase, la ONDA emite una respuesta negativa ante el recurso gracioso,
el arquitecto estará facultado a elevar un recurso jerárquico o de alzada ante el
Ministerio de Estado de Cultura, que representa el último peldaño de la sede
Administrativa en materia de derecho de autor.

Aunque no se han establecidos las pautas normativas que rigen este último recurso
jerárquico ante el Ministerio de Estado de Cultura, su decisión se le impone a la
ONDA, por esta emanar de una autoridad jerárquica. En caso del arquitecto interesado
no encontrarse conforme con esta última podrá recurrir por ante el Tribunal Superior
Administrativo, adoptando un recurso jurisdiccional, una vez agotado el recurso
jerárquico.

Finalmente la decisión que adopte el Tribunal Superior Administrativo sólo es


susceptible del recurso de casación, por ante la Suprema Corte de Justicia, la cual
ejerce el control jurisdiccional sobre los actos de la administración.

97
II. B. Acciones penales y civiles.

Acción penal.

Las infracciones que se derivan de las violaciones a los derechos de autor están
consagradas en el artículo 169 de la Ley No. 65-00.

En ese mismo tenor de ideas, la Ley enumera de forma limitativa las violaciones que
le son atribuibles al infractor en el artículo 170 de la misma Ley.

Acción penal pública.

La Ley de derecho de autor y su protección es de interés público por los mismos ser
intereses tanto individuales como colectivos, cuando afecten a la sociedad en su
vulneración. En este tenor de ideas la acción penal puede ser ejercida por cualquier
persona y aún de oficio aunque no medie querella o denuncia de parte, 112 en virtud del
artículo 175 de la Ley No. 65-00. El Ministerio Público está llamado a realizar las
investigaciones del proceso, por ser este el garante del Estado de derecho, según la
Ley No. 78-03, sobre el Estatuto del Ministerio Público.

Actualmente existe en ejercicio la unidad de Delitos contra la Propiedad Intelectual,


ubicada en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva que tiene como objetivo la
investigación y sometimiento de estos ilícitos en materia de propiedad intelectual.

El Ministerio Público en tal virtud, debe perseguir todos los hechos punibles de los
que tenga conocimiento, siempre que existan suficientes elementos fácticos para
verificar su concurrencia (…)113, está atribución que se le confiere al MP le es dada de
lo adoptado en el artículo 63 de la Ley No. 424-06: “Las atribuciones conferidas al
Ministerio Público y a la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA) en los
Artículos 173, 184, 185, 188 y 189, de la Ley 65-00 deberán ser ejercidas de
112
Ríos, A. (2005). La Propiedad Intelectual en el Derecho Procesal Penal. Memoria para optar al título
de licenciado en derecho, Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas, Departamento de Ciencias
Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República Dominicana.
Pág. 62.
113
Artículo 30, Código Procesal Penal Dominicano.

98
conformidad con las disposiciones previstas en el Código Procesal Penal, la
Constitución de la República Dominicana y las disposiciones del Derecho
Internacional Público, que tutelan los derechos de los justiciables respecto del
debido proceso de Ley”.

De lo anterior se deriva que el Ministerio Público debe perseguir de oficio todos los
hechos punibles relativos a la violación de los derechos de autor de los que tengan
conocimiento, siempre que existan suficientes elementos fácticos para verificar su
ocurrencia.

Procedimiento para incoar acción penal en materia de derecho de autor.

Calidad para ejercer la acción.

Como se estipuló en el artículo 168 de la Ley 65-00, citado previamente, “El titular
del derecho de autor o de un derecho a fin, sus causahabientes, o quien tenga la
representación convencional de los mismos, tiene derecho de opción para decidir por
cual vía, entre la civil, represiva o administrativa, enunciadas en la presente Ley, va
a iniciar y proceder en el ejercicio de los derechos conferidos por la Ley”.

La víctima, o en esta ocasión el arquitecto, que elija la vía represiva para proceder al
ejercicio de los derechos que les son conferidos por la Ley, tiene dos opciones:

1. Si desea actuar conjuntamente con el Ministerio Público y someter una


acusación contra el infractor, debe constituirse en querellante114.
2. Si además de someter la acusación desea ser resarcido por los daños
civiles derivados sufridos por el hecho punible, entonces debe
constituirse en actor civil115.

Entendiendo que ambas opciones pueden realizarme mediante el mismo acto.

Sólo a modo de ilustración al lector, se explicarán sucintamente estas dos figuras:


querella y actor civil.

114
Ver Artículo 85 del Código Procesal Penal.
115
Ver Artículo 118 del Código Procesal Penal.

99
Querella.

La querella es el acto por el cual las personas autorizadas por este código promueven
el proceso penal por acción pública o solicitan intervenir en el proceso ya iniciado por
el ministerio público, en virtud del artículo 267 del Código Procesal Penal.

Requisitos de forma y contenido.

Esta debe presentarse por escrito ante el Ministerio Público y debe contener los
siguientes datos mínimos:

1) Los datos generales de identidad del querellante;


2) La denominación social, el domicilio y los datos personales de su
representante legal, para el caso de las personas jurídicas;
3) El relato circunstanciado del hecho, sus antecedentes o consecuencias
conocidos, si es posible, con la identificación de los autores, cómplices,
perjudicados y testigos;
4) El detalle de los datos o elementos de prueba y la prueba documental o la
indicación del lugar donde se encuentra.

El querellante está facultado de desistir de la querella en cualquier estado de caso,


pero está compelido a resarcir las costas que ha causado116. En este caso, el arquitecto
que desestime su querella, no está impedido de incoar contra el imputado una acción
civil de manera principal, ante los tribunales ordinarios117.

En la acción penal privada, consagrada en el artículo 32 del Código Procesal Penal se


enuncia la violación de la Propiedad industrial, sin embargo, aunque la Ley no
consagra la violación a la Ley de derecho de autor en este tipo de acción penal, en
casos excepcionales, la misma puede ser objeto de una única persecución por parte de
la víctima118.
116
Ver Artículo 271. Código Procesal Penal.
117
Ver Artículo 125. Código Procesal Penal.
118
Ríos, A. (2005). La Propiedad Intelectual en el Derecho Procesal Penal. Memoria para optar al título
de licenciado en derecho, Facultad de Ciencias Sociales y Administrativas, Departamento de Ciencias
Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, República Dominicana.
Pág. 68.

100
Conciliación y mediación.

En los casos de violación de la Ley de derecho de autor, la primera fase es la


conciliatoria o de mediación, cabe hacer la distinción entre ambos términos, a saber:

 Conciliación: No es más que la facultad que se le da a la víctima y al acusado


de llegar a un acuerdo voluntario con relación a ciertas infracciones penales,
en donde el imputado se compromete a cumplir con determinadas
obligaciones, las cuales, si se cumplen de forma satisfactoria, producirían la
extinción de la acción penal, o por el contrario, se proseguirá el proceso119.
 Mediación: Constituye un procedimiento de resolución de disputas, flexible y
no vinculante, en el cual un tercero imparcial facilita las negociaciones para
ayudarlas a llegar a un acuerdo120

Según estas definiciones, se entiende que la mediación se lleva a cabo por ante un
mediador designado por el Ministerio Público o alguno seleccionado por las partes
interesadas a sugerencia del MP (instancia privada), en virtud de lo establecido en el
artículo 38 del Código Procesal Penal. El término de conciliación se utiliza con el
mismo sentido que el de mediación, a excepción de lo estipulado en el artículo 361
del Código Procesal Penal, la cual procede luego de admitida la acusación, donde el
juez convoca una audiencia de conciliación, donde las partes están facultadas a
designar un mediador (acción pública a instancia privada).

En el caso de las violaciones a la Ley de Derecho de Autor y Derechos afines, la


conciliación procede por tratarse de una infracción que admite el perdón condicional
de la pena 121
. El perdón condicional de la pena o suspensión condicional de la pena,
establecido en el artículo 341, del Código Procesal Penal, dispone que: El tribunal
puede suspender la ejecución parcial o total de la pena, de modo condicional,
cuando concurren los siguientes elementos: 1) Que la condena conlleva una pena
119
LOPEZ POLANCO, Laura, La Extinción de la Acción Penal a la Luz del Nuevo Código Procesal Penal,
Tesis de Grado, PUCMM, 2003, P. 39 Cit. Ríos, A. Op. Cit. P. 73.
120
GLADYS ALVAREZ et al, Mediación y Justicia, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1996, Pág. 131,
citado por MARTINEZ LOPEZ, Vera Rocio, Medios de Solución Alternativa al Conflicto Penal en el
Código Procesal Penal Dominicano, Tesis de Grado, UNIBE, 2005, Pág. 54. Cit. Ríos, A. Op. Cit. 73.
121
Ríos, A. Op. Cit. P. 75.

101
privativa de libertad igual o inferior a cinco años; 2) Que el imputado no haya sido
condenado penalmente con anterioridad. En estos casos se aplican las reglas de la
suspensión condicional del procedimiento. La violación de las reglas puede dar lugar
a la revocación de la suspensión, lo que obliga al cumplimiento íntegro de la
condena pronunciada.

Aunque existen infracciones que no son susceptibles de serles aplicado el criterio de


oportunidad, en virtud del artículo 34 numeral 1 del Código Procesal Penal, se puede
conciliar, con lo que una vez se llegue a levantar acta de la misma, tiene fuerza
ejecutoría y provoca la extinción de la acción penal122.

En las violaciones a la Ley Derecho de Autor, la conciliación procede en cualquier


momento, dado el carácter de acción pública de la misma, previo a que se ordene la
apertura a juicio. En caso de que se haya instrumentado una conversión de acción
penal pública a privada, entonces procede la conciliación en todo estado de causa123

Finalmente el proceso de conciliación en materia penal concluye con la redacción de


un acta revestida de fuerza ejecutoria, creadora de obligaciones, cuyo cumplimiento
desinteresa de pleno derecho a la parte persiguiente, lo cual es equiparable al acta
conciliatoria en materia laboral, que una vez es firmada por los miembros del Tribunal
y por el secretario, produce los efectos de una sentencia irrevocable124.

Medidas de coerción.

En relación a la violación de los derechos de autor, por tratarse de una acción penal
pública, se pueden imponer todas las medidas de coerción personales, excluyendo
aquellas infracciones cuya sanción sea una multa de 10 a 50 salarios mínimos, es
decir, acciones que no conlleven pena privativa de libertad; a razón de que la medida
de coerción sería más gravosa que la pena misma.

Medidas cautelares reales en materia de derecho de autor.

122
Ver Artículo 39 Código Procesal Penal.
123
Ver. Artículo 37 Código Procesal Penal.
124
Cfr. Ríos, A. Op. Cit. P. 77.

102
En el artículo 173, párrafos I y II de la Ley No. 65-00, se consagra que en todo estado
de causa y antes de iniciarse el proceso penal, el representante del Ministerio Público
competente en la jurisdicción donde radiquen los bienes y previa solicitud del titular
de los derechos infringidos, podrá incautar conservatoriamente todos los efectos
mobiliarios utilizados para la comisión del hecho punible.

Cabe mencionar que aunque en el artículo anterior prevé la autorización del titular de
los derechos infringidos; por esta ser una acción pública, el Ministerio Público está
facultado para realizar la incautación conservatoria los efectos utilizados para
materializar el hecho.

Sanciones penales.

En base a las sanciones adoptadas en nuestra Ley autoral, en el orden penal, la


reproducción, en forma total o parcial, por cualquier medio o en cualquier forma de la
obra arquitectónica, en las dos modalidades que la componen, sin la autorización
expresa de su autor, de sus herederos o causahabientes, o del titular de los derechos de
autor por medio de un contrato, será sujeto de la imposición de prisión correccional de
seis meses a tres años y multas de cincuenta a mil salarios mínimos mensuales, en
virtud de los artículos 169 y 170 de la Ley No. 65-00.

También estas penas son imponibles cuando la reproducción de la obra sea en un


número mayor al autorizado en forma expresa y cuando la misma se realice después
del vencimiento del término de la cesión o licencia concedida.

Acción civil.

En virtud de la facultad de elección que tiene el arquitecto o su titular derivado de


elegir la vía por la cual quiere encausar su reclamación en justicia, en base a lo
establecido en el artículo 168 de la Ley 65-00 sobre Derecho de Autor, en este
apartado estudiaremos los elementos fundamentales de la acción civil en esta materia.

Esta acción civil de derecho de autor, se refiere tanto a la ejercida de manera principal
como a la accesoria a la acción pública. En estos procesos los demandados tendrán

103
derecho de recibir aviso por escrito, en tiempo oportuno y con los detalles de la
reclamación. Además las partes estarán autorizadas de ser representadas por abogados
independientes y no se les exigirá la comparecencia personal de manera estricta, así
como también, estarán facultados a presentar todas las pruebas que entiendan
pertinente125.

El artículo 176 de la referida Ley se consagra que: “Se procederá con las reglas de
derecho común para las acciones civiles y la competencia la tendrá el juzgado de
primera instancia del domicilio del demandado o del lugar donde haya ocurrido la
infracción, observándose las reglas de procedimiento ordinario salvo competencia
especial que determine la Ley”.

La Ley prevé trabar medidas conservatorias, como el embargo conservatorio de obras,


títulos y producciones que hayan sido objeto de reproducción ilícita, así como del
producto de su venta, donde el autor puede iniciar la acción civil, sin necesidad de
llamar a la contra parte y con autorización del juez, según lo establecido en el artículo
179. Así como también puede solicitar la suspensión inmediata de la actividad
ilegítima.

Responsabilidad civil en materia de derecho de autor.

Se define como: la carga obligacional que tiene una persona de reparar el daño
causado a otro, siempre que, en principio, haya cometido una falta 126. Cabe destacar
que en la materia de los derechos intelectuales, con énfasis en los derechos de autor de
los arquitectos, sostiene Carlos Villalba que: “Cuando se violan los derechos
individuales de los titulares de derechos intelectuales, no sólo se lesionan los
intereses de cada persona y del grupo profesional al que pertenecen, sino que se
ocasiona un daño y se crea un peligro público mucho más extenso”127.

125
Ver artículo 101 del Reglamento No. 362-01 y Artículo 42 del ADPIC.
126
HERNANDEZ, Gloria María, Derecho de la Responsabilidad, 2da. Edición, Editora Centenario, Santo
Domingo, 2006, p. 31. Cit. Grullón, N. (2010). La Responsabilidad Civil en Materia de Derecho de
Autor. Memoria para optar al título de licenciado en derecho, Facultad de Ciencias Sociales y
Administrativas, Departamento de Ciencias Jurídicas, Pontífice Universidad Católica Madre y Maestra,
Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Pág. 5.
127
VILLALBA, Carlos, La represión penal en la dimensión internacional. El derecho penal internacional
de autor, Boletín Derecho de Autor, Vol. XXVI, No. 3, UNESCO, París, 1992, p. 20. Cit. GRULLON, Op.
Cit. P. 9.

104
En nuestra Ley autoral, el artículo 177 es el que nos sirve de base para sustentar la
obligación indemnizatoria de daños y perjuicios que recae sobre el infractor de los
derechos morales o patrimoniales del autor o sus titulares derivados. Con lo cual,
además de los artículos consagrados a la responsabilidad civil en nuestro código civil,
nuestra Ley adjetiva busca reforzar la protección de la que gozan los autores y
titulares derivados sobre su creación.

De la lectura de dicho artículo, se derivan dos actuaciones según las cuales el


legislador entiende que se le lesiona los derechos autorales al creador de la obra, en
este caso al arquitecto, estas son:

1. Las infracciones que atentan contra los derechos morales o patrimoniales del
autor.
2. Las infracciones que son consideradas como violaciones en la Ley No. 65-00.

Para establecer la responsabilidad civil del infractor, se deben ponderar los siguientes
requisitos:

 Que se haya violentado un derecho de autor.


 Que el derecho haya sido ejercido por su titular.
 Un tercero no titular de estos derechos lo haya ejercido sin el consentimiento
del autor o de sus titulares derivados.
 Que ese derecho no se haya ejercido amparado por una limitación del derecho
de autor. (Derechos patrimoniales)
 Que se encuentre vigente el plazo de protección de dicho derecho. (Derechos
patrimoniales)

Ya luego de enmarcar la infracción en los requisitos detallados, el daño es un aspecto


fundamental en materia de responsabilidad civil, incluso en relación al derecho de
autor. Santos Cifuentes expresa que: “la sola violación del derecho exclusivo del
autor de una obra intelectual causa un daño susceptible de apreciación pecuniaria,
que se extiende a la lesión tanto de los derechos morales como de los patrimoniales,
pues se debe acentuar la protección efectiva del titular de la obra intelectual y en,

105
consecuencia condenar al plagiario a reparar el daño ocasionado por la comisión
del hecho ilícito”128.

Es importante destacar, que en materia de la responsabilidad civil que surge del


derecho de autor, se debe analizar la base en la cual ésta se erige, es decir, si es una
falta cometida bajo el imperio de contrato entre las partes, o si por el contrario ésta se
presenta en el entorno extracontractual.

Muchos tratadistas entienden que desde que una persona adquiere una obra protegida
bajo el marco de los derechos autorales, se perfecciona un contrato entre las partes,
donde se le obliga a este último a un uso debido de la misma, sin incurrir en las
violaciones tipificadas en la Ley de derecho de autor y su reglamento de aplicación.

Sin embargo, la jurisprudencia comparada se ha pronunciado en base a esta discusión,


al establecer que: “En cuanto a la naturaleza de la responsabilidad emergente de la
violación de los derechos de autor corresponde consignar que el Tribunal considera
que la cuestión planteada infolios se asienta dentro del ámbito de la responsabilidad
aquiliada (…) habida cuenta que no existe un vínculo obligacional preexistente entre
las partes. Lo que si existe es un deber jurídico de no lesionar los derechos del autor
y en caso de violación nace la obligación de reparar el perjuicio. De donde
corresponde acreditar los elementos constitutivos de la responsabilidad
extracontractual, es decir, hecho ilícito, daño y nexo causal”129.

Este daño en materia de derecho patrimonial debe cumplir con los siguientes
requisitos, según han sido comentados por el Dr. Subero Iza:
 El perjuicio debe ser cierto y actual.
 E perjuicio no debe haber sido reparado.
 El perjuicio debe ser de carácter personal y directo.

128
CIFUENTES, Santos, Daños. Cómo evaluar el Resarcimiento por la utilización no autorizada de
obras. Su incidencia en la jurisprudencia (desde la perspectiva del magistrado), en ANTEQUERA,
Ricardo, V Congreso Internacional sobre protección de los Derechos Intelectuales, Buenos Aires, 1990,
pp. 303-305. Cit. GRULLON, Op. Cit. 45.
129
Juzgado letrado de Primera Instancia en lo Civil de 8vo. Turno, Sentencia No. 71/001 del,
13/11/2001. Extracto de fallo extraído de la base de datos sobre jurisprudencia, CERLALC. Cit.
GRULLON, Op. Cit. Pp. 10-11.

106
Por otro lado, en cuanto nos referimos a daño material debemos ponderar sus dos
modalidades: daño emergente y lucro cesante.

1. El daño emergente en materia de derecho de autor, en relación a las obras de


arquitectura, podría tipificarse a consecuencia del plagio de los planos de una
obra, donde su autor se ve imposibilitado a ofrecerla para su edificación, lo
cual le causaría un daño para a último, calculado en base al lucro obtenido por
el infractor, en perjuicio del arquitecto autor original. (Ver plagio
arquitectónico)
2. El lucro cesante del arquitecto, podría ser cuando no se reconozca la autoría
(derecho de paternidad) de una obra de arquitectura a su creador original,
resultando para este unos daños calculados en base al lucro que se pudiesen
haber traducido en enriquecimiento económico para él.

En este mismo tenor de ideas, se ha consagrado el daño moral como aquel relativo a
los daños de naturaleza no patrimonial y que por su gravedad merecen la tutela de su
derecho, según el Tribunal de Lisboa, Portugal, Proceso No. 0040961, de fecha 5 de
Julio del año 2000. Se podría categorizar en 2 lineamientos estos daños: 1) los que
afectan el honor y reputación del autor y 2) los que afectan al individuo en sus
emociones.

Como se ha establecido anteriormente las violaciones a los daños morales inherentes


al autor, tienen una repercusión en el disfrute del ejercicio de sus derechos
patrimoniales, provocándoles daños patrimoniales directos o simplemente morales.

En cuanto a la reparación del daño causado, si nos referimos a un daño moral se


reparará mediante una suma de dinero equiparable al dolor y angustia ocasionada al
autor; si en cambio, nos referimos al daño patrimonial, se buscará restablecer los
valores perdidos o dejados de percibir.

Para el ejercicio de la acción, Edwin Espinal establece que los requisitos básicos son:
“Solo podrá emprender quien este legitimado para ello-lo que se llama legitimación

107
activa- en contra de una determinada persona- lo que se llama legitimación pasiva-
que haya incurrido en una infracción objetiva y subjetiva de los derechos del autor130.

Finalmente cabe enfatizar en que el arquitecto, autor o titular derivado, de la obra


violentada debe aportar las pruebas de que tales daños efectivamente se han
materializado, en virtud del artículo 1315 del Código Civil.

Cálculo del daño patrimonial.

El Tribunal pondera a la hora de establecer las indemnizaciones que merece el autor o


titular derivado de la obra que haya sufrido la infracción los siguientes elementos, en
virtud del artículo 177 de la Ley No. 65-00:

1. El beneficio que hubiera obtenido presumiblemente el perjudicado en caso de


que no mediara violación;
2. La remuneración que el titular del derecho hubiera recibido de haber
autorizado la explotación.
3. El valor del bien o servicio objeto de la violación con base al precio al detalle
sugerido u otra medida legítima de valor que presente el titular del derecho.

Estos requisitos son acumulables, por lo que el arquitecto podrá fundamentar sus
alegatos con los tres en conjunto.

Cálculo del daño moral.

En el reglamento de aplicación de la Ley sobre Derecho de Autor No. 362-01,


se establece los requisitos a ponderar para la evaluación de este daño, en su artículo
102: “El derecho moral del autor se entenderá lesionado a los efectos de las acciones
civiles previstas en la Ley, salvo prueba en contrario, además de por la violación de
algunas de sus facultades, por la infracción de cualquier derecho de explotación
sobre la obra.

Sin perjuicio de la condena que proceda por daños patrimoniales, se ordenará


indemnización por daños morales, sin necesidad de prueba de la existencia de
perjuicio económico. Para su valorización se atenderá a las circunstancias de la
130
ESPINAL HERNANDEZ, Edwin, Legislación Sobre Propiedad Intelectual, Anotada, Concordada y
Comentada, Gaceta Judicial, Santo Domingo, 2009, p. 327. Cit. GRULLON. Op. Cit. 65.

108
violación, la gravedad de la lesión y el grado de difusión ilícita de la obra”. (Hemos
destacado).

Cabe destacar que es criterio de nuestros tribunales que: Para quienes infrinjan los
derechos de autor, que prevén los artículos 20 y 177 de la citada Ley que: Siempre
que la Ley no dispusiere otra cosa, es ilícita la reproducción, distribución,
comunicación pública u otra forma de utilización parcial o total de la obra sin el
consentimiento del autor; y toda persona que sin el consentimiento del titular efectúe
cualquiera de los actos que conformen uno cualquiera de los derechos morales y
patrimoniales reconocidos en la presente Ley, es responsable frente a dicho titular de
los daños y perjuicios ocasionados por la violación cometida por él. Los daños y
perjuicios en ningún caso serán inferiores al mínimo de la multa establecida como
sanción penal para la infracción respectiva, en relación con cada violación. 131.
(Hemos destacado).

En el caso particular de las obras por encargo o bajo un contrato laboral, los daños y
perjuicios ocasionados por falta de pago son computados en base a un interés de la
suma adeudada, a partir de la fecha de la demanda, en virtud del artículo 1153 del
Código Civil Dominicano.

B. Violaciones de los derechos autorales.

En el siguiente título se analizarán algunas situaciones controvertidas que se


escenifican en materia de las obras de arquitectura con relación a contraposiciones de

131
Sentencia civil No. 01470-2007, dictada por la Tercera Sala de la Cámara Civil y Comercial del
Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santiago, en fecha 31 de Julio del 2007.

109
derechos morales y patrimoniales de los arquitectos o los terceros titulares derivados,
a saber:

1. El plagio arquitectónico.
2. Contrato de imagen de las obras de arquitectura.
3. Caso de calatrava, contraposición de los derechos morales del autor con el
carácter de utilidad pública de la obra.
4. Excepción legislativa en referencia al derecho de integridad del arquitecto.

El plagio arquitectónico.

Este es un fenómeno que afecta a todas las obras sujetas a protección por las
normativas de derecho de autor y derechos afines. Antes de desarrollar estas
actuaciones violatorias a las creaciones en materia de arquitectura, debemos cimentar
el término y los elementos básicos para su correcto tratamiento.

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en su glosario de


derechos de autor y derechos conexos, define el plagio como: “es el acto de ofrecer o
presentar como propia, en su totalidad o en parte, una obra de otra persona, en una
forma o contexto más o menos alterado”132

La palabra plagio proviene del griego “plagios”, que significa dolo o fraude y se
adapta muy bien a los que cometen “hurto” intelectual con medios fraudulentos 133. En
el Derecho Romano, el hurto de hijos o esclavos ajenos para servirse de ellos como
propios, o para venderlos y lucrarse con el producto. En materia de propiedad
literaria, científica o artística, la copia o imitación que no confiesa el modelo o el
autor seguido134.

132
Glosario de Derechos de Autor y Derechos afines (1988), Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (OMPI). P. 182.
133
Latorre, 1994, p. 173. Cit. MARTINEZ RINCONES, J. “La Regulación Penal del Plagio en la Ley sobre
Derecho de Autor Venezolana”, p. 115. [Versión electrónica]
134
POTENTINO, S. Diccionario Jurídico, (2004) Primera Edición. Editora Dalis, Moca, R.D. P. 511.

110
Esta figura jurídica es de tan antigua data, que en el año 25 A.C., Marcos Vitrubio, en
su libro Séptimo de Arquitectura, expresa lo siguiente: “Ahora bien, así como hay que
tributar merecidas alabanzas a éstos, incurren en nuestra severa condenación
aquellos que, robando los escritos a los demás, los hacen pasar como propios, Y de
la misma manera, los que no sólo utilizan los verdaderos pensamientos de los
escritores, sino que se vanaglorian de violarlos, merecen represión, incluso un severo
castigo como personas que han vivido de una manera impía”135

Según Vega Vega, el plagio afecta tanto a los derechos patrimoniales como a los
derechos más íntimos del autor, lo cual, en el último caso debe entenderse como la
afectación tanto de la posibilidad de explotación de la obra como de aquellos derechos
personalísimos que se reconocen a todo autor y que se califican legalmente como
derechos morales, entre los que deben destacarse la exclusividad para decidir sobre la
divulgación de su obra; del reconocimiento de la autoría, el cual debe plasmarse en la
obra en un lugar destacado; el de incolumidad de la obra, como principio de
prohibición de toda modificación del contenido de la obra, sin autorización del autor;
y, el derecho de preservación del título único de la obra, cuando tal titulación sea
original.

En este mismo tenor de ideas se expresa el Tribunal Supremo de España (27 de Abril
de 1978) que establece: “Hay plagio cuando se suprime y prescinde del creador de la
obra, poniendo a otro en su lugar, siendo la persona más que la cosa la que sufre el
atentado perpetrado por el plagiario, al ser esa personalidad la que desaparece,
permaneciendo la obra más o menos incólume”.

Luego de estas definiciones, soy de criterio que el plagio es el hecho fraudulento por
medio del cual una persona busca beneficiarse de la creación intelectual de otra
persona, mediante la presentación de la misma o de la idea original como propia, en
desmedro de los derechos morales y patrimoniales de su autor.

En nuestro aparato normativo en materia de derecho de autor no se consagra el


término de plagio, sin embargo, se podría entender que el artículo 169 numerales 1 y

135
Adames, Janet. (Abril, 2009). La Propiedad intelectual como derecho fundamental. Revista Gaceta
Judicial, Año 13, No. 269, p. 6.

111
5, y el numeral 3 del artículo 170 de la Ley No. 65-00 se consagra este hecho ilícito y
atentatorio al derecho autoral de los autores. En este último se sanciona a quien
“usurpe” una obra adoptándose ese término como “apoderarse con violencia o engaño
de un derecho, poder o pertenencia de otra persona”.

En el caso específico de las obras arquitectónicas existen varias sentencias en alusión


a demandas interpuestas por arquitectos que acusan a otros de haber plagiado su obra,
tanto en la modalidad gráfica como en la ejecutada. A modo de ilustrar esta situación,
en la Sentencia en Audiencia Provincial, SAP de Granada No. 510/1997, de fecha 30
de junio de 1997136, el demandante acusa al demandado de haber plagiado un croquis
suyo que reproduce un edificio de viviendas y en base a ese proyecto arquitectónico
haber desarrollado la obra. En la sentencia se analizan dos aspectos fundamentales a
este tenor, a saber:

1. La calificación como obra intelectual del esbozo presuntamente plagiado en


base al Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual de España, ya que
“se trata de un esquema muy primario que carece del rigor mínimo a un
trabajo por el cual se pueda devengar unos honorarios profesionales” y en base
al cual se puede construir un proyecto.
2. La determinación de la existencia de plagio, que se establecerá sólo en el caso
que la obra plagiada y la obra original coincidan en lo sustancial y compartan,
fuera de ornamentos secundarios, una total similitud.

En este caso, el Tribunal falló a favor del demandado, por entender que el esbozo del
demandante era un esquema primario con un mayor grado de ideas generales de
arquitectura, que de originalidad; y por otro lado, porque no se probó que el
demandado se haya apropiado materialmente del croquis en cuestión.

En otro caso, la Sentencia en Audiencia Provincial, SAP de Sevilla No. 192/2001, de


fecha 4 de abril del 2001, se plantea una querella por plagio sobre un proyecto
arquitectónico para la construcción de viviendas. En este caso, se platea que el plagio
puede ser de la totalidad de la obra creativa o de un “aspecto determinado de ésta”,
adoptándose los criterios siguientes para dilucidar la controversia:

136
TROYA IÑIGO, C. Op. Cit.

112
Para determinar si las coincidencias existentes entre uno y otro proyecto se debe
analizar: a) elementos esenciales de los mismos, b) si son casuales, y tienen entidad y
originalidad propia y c) Si el resultado es impuesto por las normativas arquitectónicas
o si ha habido apropiación ilícita del proyecto.

Así luego de desestimar las coincidencias entre ambos proyectos propios de la


normativa urbanística preexistente, se adopta la postura de que ningún
condicionamiento urbanístico pudo haber llevado a que de “manera espontánea y
original, uno y otro (proyecto) tengan exactamente la misma distribución de viviendas
y habitaciones”. En este caso en particular, el Tribunal falló a favor del querellante,
por existir, a parte de las coincidencias no causales y sustantivas entre ambas obras,
un ánimo de lucro y perjuicio a un tercero.

Este doble estudio es utilizado tanto en los países de tradición jurídica Latina, como
anglosajona. En los Tribunales de los Estados Unidos hacen uso del examen de
similitud sustancial (substancial similarity test), donde es el demandante quien tiene a
cargo el fardo de la prueba tendente a probar la similitud sustantiva o las medidas
violatorias al derecho de autor, además de probar que el demandado tuvo acceso a la
creación.

Tal como expresó certeramente Edison Alarcón, la obra arquitectónica emplazada en


el terreno, es susceptible de ser plagiada más fácilmente; para dirimir estos casos sera
necesario la adopción de los mismos requisitos anteriormente señalados.

Cabe destacar que del plagio resulta un daño para el arquitecto que deriva en una
responsabilidad civil imputable al infractor, a causa de la disminución del patrimonio
del autor de la obra plagiada, toda vez, que un elemento esencial para que se
configure el hecho punible es la divulgación, lo cual lesiona los derechos de
explotación de la obra. Así como también, este hecho ilícito lesiona los derechos
morales del arquitecto, en cuanto a la paternidad, integridad y el honor o reputación
del mismo.

El experto profesor de Derecho de Autor, Ricardo Antequera Parilli, se expresa en


este sentido al indicar que: “…Es evidente que se ha producido una violación a su

113
derecho moral de paternidad, y que esa infracción le puede haber causado una lesión
efectiva, indemnizable como daño moral, pero además, la reproducción y circulación
no autorizada de esos ejemplares constituye una lesión a los derechos patrimoniales
de reproducción y distribución, y generan un perjuicio derivado de la puesta en
comercio (…)”.

Tal como se planteó en páginas anteriores, en el contexto nacional se han suscitado


estos tipos de hechos punibles, tal es el caso de la sentencia No. 00168/11 de fecha 17
de Febrero del año 2011 dictada por la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial
del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, en ocasión de la demanda en
reivindicación de derechos de autor y reparación de daños y perjuicios incoada por el
señor Osiris García Pérez contra la Compañía Víctor Durán y Asociados, S.A.
(VIDSA) y el Ayuntamiento de Municipio Santo Domingo Este.

Los alegatos del demandante se fundamentaban en que los demandados le violentaron


los derechos de autor sobre el diseño del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, por
los mismos no haber respetado su derecho de paternidad, indicando en dicho diseño
como autor al mismo. Ya que el señor Jesús Osiris García procedió en fecha 17 de
Septiembre del 2002, a registrar por ante la Oficina Nacional de Derecho de Autor el
diseño titulado “Ayuntamiento de Santo Domingo Oriental”, constituyendo el mismo
el trabajo de su tesis de grado, idealizando una obra para la construcción de esta sede
gubernamental. A que tiempo después, este se entera de la publicación de la
construcción de la obra, en el rotativo “Avanza Santo Domingo Este”, percatándose
que el diseño elegido tenía grandes similitudes con su proyecto de tesis.

En esta ocasión, el demandante por medio de acto de advertencia y de oposición a la


ejecución de la obra anunciada, intima al Ayuntamiento de Santo Domingo Este, a los
que estos le dirigieron a la compañía Víctor Duran & Asociados, S.A. los cuales
tenían a su cargo la construcción de la misma.

El Tribunal en dicha ocasión, ordenó la celebración de un peritaje a cargo de un


ingeniero arquitecto designado por el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos
y Agrimensores (CODIA), con el objetivo de que determine si existe similitud entre
los proyectos arquitectónicos en controversia y cualquier situación que resulte

114
relevante para la solución del asunto. En tal virtud, en informe resultó lo siguiente:
“Certifico que después de haber evaluado, inspeccionado, revisado y verificado los
documentos y datos relativos a los proyectos antes descritos, encontré que aunque no
son 63,000 las similitudes, hay una marcada semejanza, un gran parecido y una
aplicación de la ingeniería técnica sobre el estudio del proyecto “Diseño
arquitectónico de la Obra proyecto del Palacio Municipal del Ayuntamiento Santo
Domingo Este”, en relación con el proyecto de Tesis de Grado para optar por el
Título de Arquitectura, con el tema: “Acción Arquitectónica ante el Desarrollo de las
Ciudades”, y fundamentada sobre el organismo “Ayuntamiento Santo Domingo
Oriental”. Por lo que, como la litis está fundamentada en la laceración del Derecho
de Autor y como este es un derecho inminente que nace con la creación de la obra y
es independiente de la propiedad del soporte material que la contiene donde su autor
no es más que la persona física que realiza la creación, se presenta la figura del
plagio. He concluido que hay un plagio, caso violatorio de la Ley 65-00, sobre
derecho de autor”. (Hemos destacado).

Finalmente el Tribunal condenó a la compañía demandada al pago de 5 millones de


pesos Dominicanos en provecho del demandante, en razón de la reparación de daños y
perjuicios; por la misma haber lesionado los derechos morales y consecuentemente
los patrimoniales en ocasión de plagiar la obra del demandante.

Ya luego de analizar esta sentencia en la materia, podemos traer a colación el artículo


titulado “Voz de alerta por el Plagio Arquitectónica”, publicado en el diario de
circulación nacional, Diario Libre, en fecha 2 de Julio del 2007. En dicho articulo la
Oficina Nacional de Derechos de Autor (ONDA) alerta sobre los ataques de piratería
de los que son víctimas los arquitectos en cuanto al plagio de planos, maquetas o
croquis. Es menester hacer la anotación de que piratería y plagio no es lo mismo, la
primera consiste en la reproducción no autorizada de la obra y la segunda la hemos
definido up-supra.

Para esa fecha, la ONDA había registrado 3 casos de copia de trabajos arquitectónicos
y en el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) se
habían denunciado 7, conforme declaró su presidente. Este último en caso de tener

115
conocimiento de una violación, tiene la obligación de perseguirlo, y rendir un informe
técnico a los jueces en caso de que se requiera.

En el CODIA, las denuncias que se realicen ante esta dependencia, se transmitirán a la


ONDA, y servir de técnico para determinar la veracidad de las infracciones.

Según declaraciones del expresidente del CODIA, “Los casos son muy particulares y
cuando llegan, uno designa las comisiones que hacen el trabajo con las partes
involucradas. Pero siempre los fallos han sido conforme a las evaluaciones y
recomendaciones del Colegio y de las comisiones designadas para ello”. Además de
que actualmente el CODIA cuenta con el departamento de Comisión de Defensa
donde se trata de dirimir estos conflictos.

Contrato de imagen de las obras de arquitectura.

Tal como se citó en páginas anteriores, en este título se desarrollará y analizará el


artículo 39 de la Ley de Derecho de Autor No. 65-00, modificada por el artículo 38 de
la Ley No. 424-06, el cual establece que: “Se podrá reproducir para uso personal por
medio de pinturas, dibujos, fotografías o fijaciones audiovisuales, las obras que estén
colocadas de modo permanente en vías públicas, calles o plazas. En lo que se refiere
a obras de arquitectura; esta disposición es sólo aplicable a su aspecto exterior”.
(Hemos destacados).

Como se ha destacado, esta facultad legislativa de ejercer el derecho de reproducción


exclusivo del autor, o en su defecto de sus herederos, o del titular de los derechos
sobre la creación intelectual; de la fachada de una obra arquitectónica por medio de
pinturas, dibujos, fotografías o fijaciones audiovisuales, es sólo permitido para uso
personal, por lo que se deduce que la reproducción de la obra con usos comerciales
debe estar autorizada previamente y por escrito por el arquitecto, como ocurre en las
cesiones y licencias tratadas up-supra. Sin embargo cabe destacar que en virtud del
artículo 40, numeral 15 de nuestra carta magna: “Nadie se le puede obligar a hacer lo
que la Ley no manda ni impedírsele lo que la Ley no prohíbe (…)”, este análisis
deductivo no tendría asidero jurídico en nuestro aparato normativo.

116
Sin embargo, comparto el criterio del profesor Edwin Espinal Hernández, en cuanto
entiende que: “la modificación operada en este artículo por la Ley No. 424-06, si
bien se corresponde con el carácter tuitivo o protector del derecho de autor y que
pone en manos de los arquitectos una provechosa fuente de recurso y un nuevo
reconocimiento a su creatividad, para unos no refleja un equilibrio entre, por un
lado, la protección de sus derechos, y por otro lado, el interés general”. Realmente
este criterio es arriesgado toda vez que se contraponen intereses de orden particular y
general; por lo que su análisis debe ser pormenorizado.

Si entendemos que las obras de arquitectura edificadas, pueden ser reproducidas


mediante estas formas o modalidades enunciadas en el artículo 39 de nuestra Ley,
entonces si las mismas son explotadas con fines comerciales estarían en franca
violación del artículo 20 de la misma Ley, citado en páginas anteriores.

Y es que el arquitecto tiene derecho a ser remunerado, tanto por las autorizaciones
que otorgue a terceros para el uso de su obra, como toda reproducción de la misma,
aún cuando esta sea total, parcial o secundaria dentro de la reproducción de que se
trate. Este derecho de explotación se centrará en torno a las diferentes formas de
reproducción de una obra, su distribución, su comunicación pública (a través de
representaciones y ejecuciones, proyección pública en salas de cine, radiodifusión por
satélite y cable o medio análogo, emisión o transmisión en lugar accesible al público,
exposición pública de obras de arte, bases de datos) o por la transformación de dicha
creación por tercero137.

Cabe destacar que la fotografía de una obra protegida por derecho de autor es como
reproducirla138. Muchas legislaciones contemplan la fotografía para usos comerciales
como una infracción a los derechos patrimoniales del autor de la obra, por lo que en
dicho caso el fotógrafo es pasible de indemnizar al titular de los derechos.

137
MARTINEZ GARCIA, E. (2002), El Arbitraje como solución de conflictos en propiedad intelectual.
Tirant lo Blanch. Valencia, España, p. 35.
138
VERBAUWHEDE, L. Problemas jurídicos que plantea tomar o utilizar fotografías de marcas,
personas y material protegido por derecho de autor. [Versión electrónica].

117
La infracción es cometida cuando en la fotografía se presenta sólo una parte de la obra
o si sólo ocupa una pequeña porción de la misma. Es decir, siempre que en la
fotografía aparezca una parte distintiva de la obra protegida, se cometerá la violación,
entendiendo que no hay reglas especiales en dichos casos, los mismos deben ser
estudiados de manera particular.

En este tenor de ideas presentaremos algunas situaciones en las que se ha presentado


la disyuntiva de la facultad o no de reproducir las obras arquitectónicas en fotografías
con objetivo comercial y sin la previa autorización de su creador y titulares derivados.

En el año 2008, el Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA)


de Egipto, propuso una Ley de derecho de autor que le permita al gobierno, solicitar
indemnizaciones a los creadores de reproducciones de las pirámides, la esfinge y
demás monumentos antiguos. Es decir, los artistas egipcios y extranjeros no podrían
beneficiarse económicamente de sus reproducciones de dichos monumentos, mediante
dibujos e ilustraciones, siempre que no sean reproducciones exactas. De lo cual
podemos deducir que se prohibían las fotografías de estas obras, por considerarlas
violatorias al derecho de autor.
En el caso particular del Auditorio de Tenerife se vislumbra una situación similar, con
respecto al derecho de imagen. Desde el 2003, la fotografía o la ilustración que
reproduzca este auditorio está consagrada en la regulación de la legislación vigente en
España, en materia de marcas. La imagen fotográfica como ilustrada de alguna parte o
de la totalidad de esta obra de arquitectura está registrada como una marca. Es por ello
que se han estipulado precios para el uso de los espacios exteriores de la edificación
con miras a ser reproducidos por fotografías o realización de anuncios publicitarios,
además de la necesidad de la autorización previa del departamento correspondiente. Y
como si fuere poco, es obligatoria la entrega de una fianza para asegurar el buen uso
de las imágenes.

En el caso de la Froralis Generica, que es como se denomina uno de los monumentos


más famosos de Argentina, presenta el mismo dilema. Según la Ley 11723, es un
delito publicar su imagen sin la autorización por escrito del arquitecto creador de la
obra.

118
Lo mismo ocurría con la obra Cloud Gate, ubicada en el Parque del Milenio, en
Chicago, Estados Unidos, donde el municipio cobraba entre 50 y 350 dólares para
poder reproducirla en fotografía. Esta obra estaba protegida por copyright al igual que
la Froralis Generica, pero esta medida terminó por los efectos tan negativos que
provocaba en la población.

La Torre Eiffel presenta un caso muy curioso, dicha obra arquitectónica se encuentra
en dominio público, dado que su autor murió en el año 1923, por lo que la misma no
se encuentra bajo la protección del derecho de autor; sin embargo, la iluminación
realizada por la Societé nouvelle d”explotation de la tour Eiffel, está protegida por
derecho de autor. Es decir, cualquier foto que se le tome a la Torre Eiffel en la noche
no se permite sin el previo pago de los correspondientes impuestos, para la
autorización de los derechos de publicación.

Por último, debemos destacar la obra arquitectónica denominada Atomium, que es una
obra erigida en Bruselas, que representa los átomos del cristal de hierro, compuesto
por 9 esferas metálicas y mide 100 metros de altura. En la página Web del Atomium,
se establece que: “La imagen del Atomium está protegida. Toda utilización, difusión,
y/o reproducción debe ser obligatoriamente notificada a la ASBL Atomium o a la
SABAM scrl soc civ, Société Belge des Auteurs, Compositeurs et Editeurs”. Es decir
que para divulgar la foto del Atomium es necesario un permiso previo y luego el pago
de los derechos correspondientes; por lo que se estima que los herederos del
arquitecto de esta obra percibe alrededor de 25,000 euros anuales por la misma.

Por otro lado, en la página de la SABAN se establece lo siguiente: “Tomemos por


ejemplo una foto del Atomium. Estamos en presencia de una foto protegida en la que
su contenido (obra arquitectónica) está también protegida por los derechos de autor.
Contrariamente a lo que se piensa, esta foto no se puede reproducir sin autorización
de sus autores (fotógrafo y arquitecto) o de los que posean sus derechos. De la misma
manera que la reproducción íntegra de la foto, la reproducción de un detalle, su
adaptación o cualquier manipulación están prohibidas sin la autorización de todos
los poseedores de derechos”. Sin embargo cabe señalar, que se encuentran muchas

119
fotos en internet de esta obra, las cuales no se está claro si pagaron o no los
correspondientes impuestos.

En fin, según criterio del experto en la materia, profesor Edwin Espinal Hernández, la
“Ley no admite matizaciones: no favorece la exclusión del consentimiento previo aun
cuando la imagen de la obra tenga un carácter secundario dentro de la reproducción
de que se trate, se difunda una parte no sustancial de la misma, tenga un fin cultural
o didáctico o se promuevan para su venta como bienes raíces. La disposición se
aparta pues de la libertad que existe en la mayoría de los países de fotografiar un
edificio y publicar y distribuir su imagen sin permiso previo de su autor (…)”139.

En razón de la controversia desarrollada, soy del criterio de que la reproducción


fotográfica de una obra de arquitectura está permitida y sin necesidad de autorización
previa del arquitecto, toda vez que la misma sea para uso personal, como bien
consagra nuestra legislación autoral. En el caso de que esta fotografía sea sujeto de
distribución sin fines de lucro, entiendo necesario que se cumpla con el derecho de
paternidad inherente al arquitecto sobre su obra, reconociendo el nombre del mismo
en la imagen reproducida. Y finalmente, en caso de que esta fotografía sea distribuida
con fines de lucro, entonces si entiendo pertinente que el autor o sus titulares
derivados se vean beneficiados con un porcentaje del enriquecimiento del reproductor
de su obra y que el ejercicio de derechos patrimoniales exclusivos del arquitecto sean
transferido mediante cesión o licencia a terceros, el cual se denominaría contrato de
imagen sobre la obra arquitectónica en cuestión.

Caso de Calatrava, contraposición de los derechos morales del autor con el carácter de
utilidad pública de la obra.

En este apartado nos encontramos nuevamente con un punto controvertido en la


protección de los derechos de autor sobre la obra arquitectónica. Ya sabiendo el
concepto de los derechos morales y cuáles son los mismos, lo único que nos falta por
dilucidar son los límites de los mismos.

139
ESPINAL, Edwin. Op. Cit.

120
En nuestra legislación se establecen los supuestos en los que se puede explotar
válidamente una obra ajena, sin que sea estimada como una infracción, de
conformidad al artículo 30 y siguientes de la Ley No. 65-00 modificada. Sin embargo,
en el caso de las obras arquitectónicas se plantean dos limitaciones: la estudiada en el
acápite anterior y la consagrada en el artículo 43, relativo al derecho de integridad de
su obra, siendo esta última limitación analizada en el presente apartado.

Tal como plantea la licenciada Aurora Tactuk, en su artículo titulado “El uso de
creaciones ajenas”, publicado en la revista Global: “Los límites a los derechos de
exclusiva de los autores son supuestos de autorización de uso de las obras para
determinadas finalidades específicas. No obstante, el resto de las facultades que no
se vean afectadas por estos límites permanecen indemnes, de forma que tales
preceptos han de entenderse siempre sin perjuicio del derecho de autor sobre su
obra. Esto es lo que en nuestro derecho se conoce como “usos honrados”. Es decir,
que a fin de mantener un justo equilibrio entre los intereses públicos y los del autor,
las limitaciones y excepciones al derecho de este último son de interpretación
restrictiva y no podrán aplicarse en forma tal que atenten contra la explotación
normal de la obra o causen un perjuicio injustificado a los intereses del titular del
respectivo derecho”.

Para entender esta problemática, es necesario el estudio del caso Calatrava el cual ha
sido de relevante importancia en la materia, y que desarrollamos en el presente
trabajo.

El Caso Calatrava o Caso Zubi Zuri, se trata de una demanda interpuesta por el
afamado arquitecto Santiago Calatrava en defensa del derecho de integridad del
puente Zubi Zuri. En esta ocasión la demanda es contra el Ayuntamiento de Bilbao y
dos empresas que construyeron y promovieron la construcción de la obra que generó
el conflicto.

En los hechos se plantea que, es una ciudad situada al norte de España, donde el
ayuntamiento tenía el propósito de construir un puente que comunicara a una

121
población ubicada en la margen izquierda y la Alameda de Mazarredo; es por ello que
en el 1994, se contrata al arquitecto Santiago Calatrava para el diseño de la obra en
cuestión. El resultado de dicha contrata, fue el puente Zubi Zuri, en forma de arpa con
dos pasarelas peatonales, muy característico del afamado arquitecto.

Pero esta estructura no le permitía a los peatones llegar al centro de la ciudad, por lo
cual tenían que bajar del puente y posteriormente subir a Mazarredo. En la entrada del
centro se construyó un proyecto inmobiliario, diseñado por el también afamado
arquitecto Arata Isozaki y promovido por las dos empresas demandadas.

Es por ello que en 1997, se le adhirió una pasarela provisional, que le facilitara al
transeúnte poder ir al centro y al proyecto de Isozaki directamente desde el puente de
Calatrava; sin embargo, el Ayuntamiento y las dos compañías entendieron pertinente
construir una pasarela directa desde el afamado puente hasta el complejo inmobiliario.

Una vez el Ayuntamiento autorizó a estas empresas a construir la pasarela y adherirla


a la obra arquitectónica de Calatrava; esta última sufrió una transformación, puesto
que hubo que eliminar una de sus barandillas para anexarle la pasarela en cuestión.

Es por ello que el Arquitecto Calatrava interpone una demanda en justicia solicitando
al Ayuntamiento y a las dos referidas empresas que se declarase la vulneración del
derecho de integridad de su obra, que se restituyera el estado original de su obra y al
pago de una indemnización por daños morales. Así como también la publicación de la
sentencia en 4 diarios de circulación nacional y dos revistas especializadas. Y
finalmente, en caso de que no se ordenara la restitución de su obra al estado original,
solicitaba la indemnización por daños morales, ascendente al monto de 3 millones de
euros.

En primera instancia, la sentencia dictada por el Juzgado de lo Mercantil, No. 1 de


Bilbao de fecha 23 de noviembre del 2007, consagró lo siguiente: Desestimó la
demanda de Calatrava, pero en cuanto a la obra arquitectónica entendió que la misma
gozaba de la originalidad necesaria para ser susceptible de protección de derechos de
autor.

122
Incluso reconoció que se le había vulnerado el derecho de integridad, en tanto que se
pronunció: “El Zubi Zuri ha dejado de ser una obra que acaba en sí misma. Ahora
tiene un añadido que altera su indudable personalidad. […] se ha unido a otro objeto
que nada tienen que ver con la obra preexistente. Era un puente acabado, ligero, que
resolvía los seguramente complejos problemas de apoyo de forma imperceptible, sin
la densidad con la que otros muchos puentes de Bilbao han abordado la
comunicación entre ambas márgenes. […] Ahora se aprecia, sin embargo, que tiene
una prolongación cuya sujeción debe calificarse de rotunda: unos soportes de
hormigón de diámetro apreciable que sustentan la pasarela son la continuación de
un puente en el que los apoyos casi no se notan (…)”.

Pese a ese reconocimiento, la demanda fue desestimada por entender que aún
violentando la integridad de su obra de arquitectura, la misma no le había ocasionado
ningún perjuicio, ni un daño a su reputación. Además de lo anterior, la sentencia falló
de la forma en que lo hizo ponderando el interés colectivo o utilidad pública de la
obra en cuestión (un puente que comunicaba a dos comunidades) con los intereses
particulares de su autor. Como decía la sentencia: “La alteración se ha producido,
pero el derecho a la integridad de la obra no se ha violentado porque el autor está
obligado a sufrirla en atención al servicio público que su obra atiende” (FJ 10°
SJMER). A partir de ahí, la conclusión es inmediata “Pese a la alteración de la obra,
no se considera vulnerado el derecho a la integridad que asiste el autor conforme al
art. 14.4 LPI, por lo que se desestima la demanda”140.

No conforme con la sentencia en primer grado, el arquitecto apeló la misma y en


fecha 10 de marzo del año 2009 dictada por la Audiencia Provincial de Vizcaya falló
en los siguientes términos (según resumen del profesor Casas: “Su puente, Sr.
Calatrava, ha sufrido un atentado que, sin duda, constituye una infracción de su
derecho moral. Aun así la pasarela adosada al mismo y el paso franco entre ambas
construcciones se van a mantener. No obstante, vamos a compensar sus sufrimientos
pasados, presentes y futuros 30.000 Euros, dando asimismo difusión de la
sentencia”.

140
CASAS VALLES, R. El Caso de Calatrava o Zubi Zuri. [Versión electrónica].

123
En esta sentencia se argumentaron diversos elementos de interés que ya han sido
desarrollados en este trabajo, sin embargo desarrollaremos aquellos que se relacionan
con el acápite desarrollado en esta parte, a saber:

1. El Zubi Zuri satisfacía plenamente el interés público que determinó su encargo


y ejecución.

Ya que el Ayuntamiento había seleccionado los puntos que quería conectar con el
referido puente, y estos son los mismos que la obra del arquitecto Calatrava unía. La
sentencia de primera instancia incurrió en una desnaturalización de los hechos, al
añadirle un objetivo ajeno a la obra y por anteponiendo en virtud de ello el interés
público ante los del autor.

2. El Ayuntamiento puedo hacer desde el principio un encargo diferente y, sin


embargo, consciente y deliberadamente no lo hizo.

En este caso la sentencia reprocha el comportamiento poco serio del mismo, al haber
podido demandarle al arquitecto Calatrava desde un principio realizar su obra para
que cumpliera con toda la necesidad visible de la zona, evitando su posterior
modificación.

Además de que el Ayuntamiento tenía la facultad de encargar al propio Calatrava la


modificación de su obra, mediante otras alternativas menos lesivas a la creación
original.

Por otro lado, al momento de ponderar el monto al cual ascendería la indemnización


percibida por Calatrava, el Tribunal valoró que la infracción fue cometida en razón de
un servicio a la colectividad, no por el capricho de causar un daño a su autor.

3. Gravedad de la lesión.

124
En este caso, el Tribunal entendió, que aún cuando se lesionó la integridad de la obra
arquitectónica en cuestión y se confunde el estilo de su autor; la misma (lesión) no fue
causada en la mayor parte de su obra, por lo cual la misma sigue gozando de la
majestuosidad que la caracteriza.

Además de que en virtud del interés general que representaba la pasarela adherida a
puente de Calatrava, la misma fue respetada y no destruida, por ser necesaria a la
comunidad.

Finalmente una vez estudiado este caso es importante destacar que los arquitectos
Dominicanos, no están facultados a interponer este tipo de acciones, sólo pudiendo
limitarse a prohibir que su nombre sea asociado a la obra alterada, según el artículo 43
de nuestra Ley.

Sin embargo soy del criterio particular de que esta restricción al derecho de integridad
inherente al autor sobre su obra arquitectónica, es una discriminación con relación a la
igualdad que debe prevalecer sobre todos los creadores de obras intelectuales
protegidas por derecho de autor. En este sentido, soy del criterio que se debe velar por
que el artículo 6 bis. 1 del Convenio de Berna, el cual ratificamos, sea respetado en
todas las obras protegibles, incluyendo la del arquitecto. Y por ello estudiar cada caso
en particular, ponderando los elementos analizados en la sentencia de Calatrava,
manteniendo la modificación si es de interés general, pero indemnizando al arquitecto
por habérsele violentado su derecho exclusivo de integridad.

En este punto existen diversas opiniones encontradas, que se desarrollarán en la


última controversia a estudiar.

Excepción legislativa en referencia al derecho de integridad del arquitecto.

Esta última controversia es una continuación de la anterior en cuanto al derecho de


integridad, sin embargo en esta ocasión este derecho moral del arquitecto se
contrapone al derecho de propiedad del adquiriente de la obra, no al interés colectivo.
Aún cuando ya se ha establecido la excepción del artículo 43 de la Ley.

125
En este sentido, la tratadista argentina Delia Lipszyc establece que: “Los autores de
obras de arquitectura gozan de derechos morales y patrimoniales. En relación con
los derechos morales, pueden exigir que su nombre figure en la fachada del edificio y
en las obras relativas a este (derecho de paternidad). En cuanto al derecho a la
integridad de la obra, se trata de una cuestión muy delicada. Por un lado, es
razonable que el propietario del edificio pueda realizar algunas modificaciones de
orden práctico o técnico que sean necesarias para su utilización. Por otro lado es
igualmente razonable que el autor de la obra tenga derecho a prohibir toda
deformación, mutilación, modificación o atentado a la misma que resulten
perjudiciales a su honor o reputación. Igualmente razonable es que si a pesar de la
prohibición del autor de la obra o sin su consentimiento se ejecuta la modificación o
atentado, la persona responsable puede ser obligada, según las circunstancias, a
restablecer las cosas a su estado anterior o bien a indemnizar los daños. En este
último supuesto, el autor tiene derecho a exigir que su nombre se desvincule de la
obra. Lo decisivo de la cuestión residirá en la relación que exista entre el carácter y
la entidad de las modificaciones y el derecho de autor a la integridad de la obra”141.

Se destaca la sentencia No. 153, de fecha 11 de Mayo del año 2011, dictada por la
Suprema Corte de justicia, contra la sentencia No. 645-2008 de fecha 7 de noviembre
del 2008, dictada por la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de
Apelación del Distrito Nacional. En la cual se condenó a la Lotería Nacional, a la
Secretaría de Estado de Hacienda y al Estado Dominicano, a pagar solidariamente la
suma de 5 millones a favor del señor Fernando Silvestre Lemoine, como justa
reparación de los daños y perjuicios que este sufrió, como consecuencia de la
destrucción, sin autorización, de una obra de su autoría denominada “Por Ellos”.

En esta ocasión, nuestro más alto Tribunal se encontraba en “una confluencia de


derechos, entre el derecho moral del autor y el del propietario del soporte material en
que se plasmó la obra, ambos consignados en la constitución, lo que representa un
verdadero conflicto entre el interés legítimo del autor a preservar su obra y el interés

141
LIPSZYC, Delia. Cit. Sentencia C-871/10, de fecha 4 de noviembre del 2010, dictada por la Sala Plena
de la Corte Constitucional, Bogotá, Colombia.

126
del propietario de ejercer las prerrogativas propias del derecho de propiedad del que
es titular”.

A que, aún en virtud de lo establecido en el artículo 43 de la Ley, la Suprema


estableció los criterios que determinan si se ha violentado o no el derecho moral a la
integridad, a saber:
1. Comprobar la modificación, transformación o destrucción de la obra
artística.
2. La afectación negativa de la reputación del creador de la obra o daño a su
imagen ante la opinión pública.

A que finalmente la Suprema casó con envío la sentencia en cuestión, sin embargo
adoptó el siguiente criterio: “en nuestro sistema jurídico el derecho de propiedad se
impone, gracias al reconocimiento de un poder de disponibilidad total y absoluto
sobre el bien, sobre el derecho moral del autor, cediendo éste su lugar ante el
legítimo nacimiento del derecho de propiedad, cuando sea necesario a los fines de
una normal realización de los intereses que típicamente son protegidos por dicho
derecho, tal como el evitar el deterioro del inmueble que se produce a consecuencia
de las inclemencias climáticas y del paso del tiempo, como aconteció en la especie;
no así cuando el propietario quiere destruir la obra de manera arbitraria y sin
justificación alguna”.

Este criterio se torna un tanto ambiguo, puesto que la Suprema no toma en cuenta lo
establecido por la Ley No. 65-00, y en cambio plantea ciertos criterios, que en caso de
haber sido probados por el autor, hubieran resultado en una sentencia a su favor.

Cabe destacar, que la sentencia citada No. C-871/10, dictada por la Sala Plena de la
Corte Constitucional de Colombia, se adopta un criterio similar al consagrado por
nuestra Suprema Corte, ya que entiende: “En relación con la normal explotación de
la obra, la Corte advierte que dada la naturaleza de la creación arquitectónica es
corriente que su explotación por parte del autor se agote una vez proyectado,
diseñado y construido el bien mueble. En efecto, la labor de creación del arquitecto
no tiene vocación de propiedad sobre la construcción. Por lo tanto, en principio, la

127
explotación normal de la obra arquitectónica se circunscribe por parte del arquitecto
al trabajo como creador de una obra bidimensional o tridimensional y por parte del
titular a la explotación de los derechos patrimoniales, incluido el de transformación.
Es precisamente, esa naturaleza especial de la obra arquitectónica donde cobra
sentido la limitación propuesta por el legislador. Esto, entendiendo que se protege al
arquitecto en tanto autor de la obra y de forma simultánea se garantiza el ejercicio
del derecho de propiedad del destinatario de la construcción”.

Finalmente, en este apartado, la conclusión es de difícil definición, toda vez que se


contraponen dos derechos fundamentales, consagrados en nuestra carta magna. En
este sentido, es necesario un estudio más profundo de las posiciones, aunque es
evidente la adoptada por nuestra legislación.

RECOMENDACIONES

Finalmente, ya concluido el presente trabajo de grado que ha sido un esfuerzo


humilde de analizar y encontrar posibles soluciones al desarrollo adecuado de la
acción creativa del arquitecto, en cuanto a la protección efectiva de su obra, de
posibles vejaciones morales o patrimoniales, no justificadas por restricciones
legislativas, tanto en su modalidad gráfica, como en la obra ya edificada.

128
Entiendo que existen ciertas necesidades de regulación y de posturas firmes por parte
del legislador en la materia. Es evidente, que con el desarrollo económico de la
sociedad el campo de la construcción será afectado positivamente, por lo que la
actividad creadora de los arquitectos e ingenieros será demandada masivamente. Es
este sentido, se le debe garantizar a este grupo de profesionales una mayor seguridad
y eficacia a la hora de sus obras ser protegidas, en favor de sus derechos exclusivos
que le son reconocidos por la legislación.

Como dijo el célebre Winston Churchill: “Nosotros damos forma a los edificios y
después ellos nos dan forma a nosotros”. Desde sus inicios, la necesidad inherente
del ser humano de cobijarse, ha incentivado el desarrollo de impresionantes obras de
arquitectura, que además de sus características de funcionalidad, han permitido el
desarrollo del acervo cultural e incluso han aportado al crecimiento de la economía, a
través del turismo que es atraído por estas majestuosas creaciones del hombre.

Pero pareciera, que en estas líneas sólo se le está dando el crédito a la obra edificada,
sin embargo, como pudimos constatar en páginas anteriores, estas obras cuentan con
una modalidad gráfica sujeta a la misma protección e independiente de la obra
edificada, bajos los requisitos ponderados.

Y es que si acaso, el lector no está convencido de la majestuosidad y por ende, la


inminente necesidad de legislar de manera más especializada en la materia; sólo es
necesario mencionar algunas obras arquitectónicas famosas en el mundo:

1. The Crooked House (Sopot, Polonia).


2. Forest Spiral – Hundertwasser Building (Darmstadt, Alemania).
3. The Basket Building (Ohio, Estados Unidos).
4. Biblioteca Pública (Kansas city, Estados Unidos).
5. Wonderworks (Orlando, Estados Unidos).
6. Habitat 67 (Montreal, Canadá).
7. Cubic Houses (Rotterdam, Países Bajos).
8. Crazy House (Vietnam).

129
9. La biblioteca Nacional (Minsk, Bielorrusia).
10. Grand Lisboa (Macao, Región Administrativa Especial de China).

Estas son sólo una muestra de la gran diversidad de obras creativas en materia de
Arquitectura, y que si no se establece una apropiada regulación, se desmotivarán estos
profesionales.

En este sentido y pretendiendo que nuestros legisladores sean precavidos y no


permitan que se sigan suscitando polémicas entre los arquitectos, o entre estos y
terceros que les vulneren los derechos, creo pertinente la creación de un reglamento o
código sobre la protección de los derechos de autor de los arquitectos, como ya se ha
consagrado en Perú, por el Colegio de Arquitectos de dicho país.

El Código de derecho de Propiedad Intelectual de los Arquitectos, promulgado en


Septiembre del 2003, como se denomina en Perú, es una compilación de las normas
vigentes sobre Derecho de Autor de las obras de arte, entre las cuales se consideran
las obras de arquitectura. Además de aclarar conceptos y posturas en la materia.

Este código, busca establecer las regulaciones pertinentes en derecho de autor que
protejan tanto a los arquitectos, como a sus causahabientes. Este tipo de cuerpos
normativos es importante adoptarlos en nuestro país, en virtud de las situaciones
controvertidas estudiadas en páginas anteriores.

Así como también, considero necesario que se establezcan políticas de práctica de


arbitraje como vías alternativas de resolución de conflicto, ya débilmente adoptada
por nuestra legislación, como una vía de conciliación reconocida a la Oficina
Nacional de Derecho de Autor (ONDA). Es decir, establecer las bases para que los
procesos surgidos entre los arquitectos o sus titulares derivados, o estos con terceros
se puedan resolver, de la manera siguiente:

 Por medio de un tercero independiente frente a las partes.


 Que el Estado le reconozca esta facultad al ciudadano.
 La positivización de un conjunto de normas que regulen el proceso arbitral.

130
De esta forma, se le reconoce una vía de acción alternativa al arquitecto, con lo cual
se obtiene los siguientes beneficios:

1. Es una alternativa a las deficiencias presentadas por el sistema


jurisdiccional del estado.
2. Al tratarse de una materia compleja, resulta de vital importancia la
especialización del juzgador.
3. Es un proceso más ágil y eficaz.
4. En ocasiones intervienen partes nacionales e internacionales. Carácter
transfronterizo.
5. Entre otros grandes beneficios.

CONCLUSION

“Es una creación en el sector del arte relativo a la construcción de edificios. Se


entiende normalmente que estas creaciones comprenden los dibujos, croquis y
modelos, así como el edificio o estructura completa”, es de esta forma que la

131
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) adopta la concepción de
obras arquitectónicas como sujetos de propiedad intelectual, siempre que las mismas
reúnan los requisitos constitutivos inherentes a toda creación intelectual protegible por
derechos autorales.

Sin embargo, entendemos que nuestra legislación de derecho de autor y su reglamento


de aplicación no adoptan las medidas necesarias para garantizar una efectiva
protección y tutela de los derechos que le asisten a los arquitectos o sus titulares
derivados, en cuanto al disfrute pleno de su espíritu inventivo y al desarrollo de este
campo del arte-funcional.

Y es que este tipo de obras, presentan un caso suis generis con respecto a las demás,
en virtud de: la dualidad en las que se puede presentar, a la atribución de titularidad de
la misma y a la contraposición de derechos fundamentales; ya explicados
ampliamente en páginas anteriores.

Las obras de arquitectura adoptan dos modalidades en su proceso de exteriorización


final, la gráfica y la ejecutada, sin embargo nuestra legislación sólo se limita a
consagrar ambas como sujetos de protección; sin pronunciarse sobre la disyuntiva que
se suscita en el caso de que el autor de los planos y bocetos, no sea el mismo que la
ejecuta o construye. En lo particular, somos del criterio de que ambas modalidades
son objeto de protección por derecho de autor; pero en el caso de que la obra edificada
a partir de los planos de otro arquitecto presente modificaciones originales; entonces
se podría establecer que existe una obra originaria y otra derivada; o que existen dos
titulares de derechos autorales, sobre dos obras diferentes?. Además de que el
arquitecto que diseñó los planos, podría denunciar la violación de su derecho de
integridad, al arquitecto que supervisó la ejecución de la obra, siempre que este último
introduzca cambios, no causados por necesidades técnicas. Finalmente en este
particular, nuestra normativa es víctima de un amplio vacío.

Siguiendo con los resultados arrojados por la investigación realizada, se puedo


establecer que no toda obra de arquitectura es susceptible de estar protegida por
derechos de autor, ya que para ser beneficiaria de esta tutela, debe presentar los

132
elementos constitutivos: Originalidad, carácter artístico y ser susceptible de ser
reproducida, por cualquier medio o reproducción.

En este tenor de ideas, nos dirigimos a nuestra normativa de derechos de autor y no


encontramos una estipulación, que nos permita establecer en cuál de las modalidades
de la obra de arquitectura, es necesario que se presenten estos requisitos. Ya que
dependiendo de si existiese esta estipulación, tendríamos una respuesta para la
situación denunciada en el párrafo anterior.

En cuanto a los derechos morales y patrimoniales que le asisten al arquitecto sobre su


creación; establecimos que los primeros son: el derecho de paternidad, al inédito, al
anonimato y el de integridad. En tanto que, los patrimoniales son: el derecho
exclusivo de autorizar o no la reproducción de su obra; el cual es transferible por acto
entre vivos o por causa de muerte.

De lo anterior, se derivan diversas situaciones controvertidas inherentes al doble


carácter de las obras de arquitectura, funcional y artístico. Y es en este sentido que
repetimos nuestra alerta, del vacío que yace en la legislación de referencia, en cuanto
a las normas que deben regir en estos casos, para garantizar la tutela efectiva de los
derechos de autor de los arquitectos y titulares derivados.

Por otro lado, estas obras son susceptibles de violaciones recurrentes, cuando las
mismas son edificadas e incluso en su modalidad gráfica. De ahí que es necesario,
consagrar de manera definitiva y específica la figura del plagio arquitectónico en
nuestra normativa autoral. Ya que, aunque existen ciertos articulados que de una
manera indirecta adoptan esta figura, los mismos son muy generales y debe
especializarse en este tipo de obras, dada la relevancia de las mismas, tanto para su
autor, como para el desarrollo de la economía del país.

Es así como también, no encontramos justo la excepción adoptada por el legislador en


cuanto al derecho de integridad de los arquitectos; entendemos las causas que
generaron la misma; sin embargo soy del criterio que se le puede adherir la facultad

133
de demandar en daños y perjuicios a favor del arquitecto, toda vez que dicha
modificación reúna los requisitos explicados en el presente trabajo.

Finalmente, se hizo un análisis exhaustivo de las diferentes vías de derecho de las que
goza el arquitecto para demandar la violación de sus derechos autorales, sobre su
creación, tomando como base el artículo 168 de la ley No. 65-00, sobre Derechos de
Autor. Las mismas son la vía administrativa, y las acciones penales y civiles, por ante
las jurisdicciones correspondientes.

Sin embargo, en este último apartado, aunque lo adopta de manera muy sucinta,
somos del criterio de que los procedimientos arbitrales, también aportan una
alternativa más eficiente y rápida, para encontrarle soluciones adecuadas a los
conflictos denunciados.

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ANEXO

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