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Desde los años noventas el Perú incorporó una de las corrientes pedagógicas más
importantes del siglo XX (por no decir la más importante), el constructivismo educativo, el
cual tiene como figura emblemática al investigador suizo Jean Piaget, así como al psicólogo
ruso Lev Vygotsky. Una teoría que pone al centro al estudiante dentro de la dinámica de
enseñanza-aprendizaje. O sea, redirige la mirada, la cual se concentraba antes
principalmente en el maestro y las materias a impartirse.
Sin embargo, esta interesante corriente pedagógica ha tenido un impacto muy desigual en
nuestro medio educativo. El entusiasmo por este novedoso paradigma (en realidad tiene
más de medio siglo), se tradujo en un conocimiento más que simplista de este modelo de
enseñanza-aprendizaje. De tal manera que aconteció en el mundo pedagógico peruano lo
siguiente:
Hace un tiempo el sociólogo peruano Hugo Neira, ha señalado esta problemática de una
escuela sin asignaturas y sin libros. En un artículo del 2015, manifiesta: “Sobre el tema de la
educación. Qué bueno que se tenga cursos de matemáticas, español o castellano, lengua
extranjera, biología, química, ciencias naturales, historia, geografía, estudios sociales, artes,
música, drama, educación cívica y militar y religión. Y física, trigonometría y filosofía y
computación digital. Qué bueno. Hay que felicitar al Ministro de Educación. ¿Se la creyó el
lector? A quien hay que felicitar es al de Educación del Ecuador. La lista está en Internet.
Eso es la secundaria en Ecuador y en el resto de América Latina y del mundo. Unos tontos,
curso por curso. Aquí inventamos lo de “áreas”. Juntas disciplinas y te ahorras libros,
profesores y horas de estudio. Y el conocimiento normal ha sido reemplazado por las
“habilidades”. La estructura curricular por áreas y no por asignaturas es un tema que Hugo
Neira ha tocado anteriormente en:
http://elmontonero.pe/columnas/la-estrambotica-secundaria-peruana (2014). Un análisis
profundo sobre el curriculum por áreas y por asignaturas, lo ha desarrollado el ex decano de
la facultad de Educación de la Universidad San Marcos, el doctor Carlos Barriga.
Recomiendo mucho su lectura atenta:
http://xa.yimg.com/kq/groups/20706319/2005887080/name/00._Barriga-Areas_o_asignatura
s%5B1%5D.pdf.
Es incuestionable el valor del constructivismo como modelo pedagógico. Representa el
paradigma vigente en el mundo, aunque no exento de algunas críticas (1). Lo que se pone
en cuestión acá es como se redujo este complejo modelo a unos cuantos preceptos
simplistas e incluso falaces. Esta suerte de constructivismo criollo, ha ocasionado un
profundo daño a la educación peruana y por extensión a todo el país. Son más de dos
décadas de esta perversa práctica pseudo-pedagógica. Ello sumado a un abandono de las
universidades e institutos y la popularización de innovaciones curriculares carentes de
sentido.
La educación es un tema demasiado serio para solo dejarlo a la libre voluntad de los
técnicos-pedagógicos del MINEDU. En ese sentido, la destacada psicóloga educativa y
experta en constructivismo, Susana Frisancho ha señalado que: “¿Cómo alguien puede
decirse constructivista sin Piaget y sin Vygotsky? He visto muchas personas que se
autodenominan así y que sin embargo no han integrado en su visión del constructivismo los
modelos fundamentales de estos dos autores. Al parecer no lo saben, pero es imposible ser
constructivista sin ellos… para colmo de males muchas de estas ideas distorsionadas
vienen “de arriba”, de personas con poder de decisión dentro -por ejemplo- del propio
Ministerio de Educación. Lamentablemente muchas de estas personas, que a mi juicio
tienen un enredo conceptual en la cabeza, tienen también la capacidad de influir en las
políticas educativas del país, en los materiales que se dan a los niños, y en los que se
preparan para los docentes. Creo yo que parte de la tragedia educativa de nuestro país se
debe a que no tenemos consensos básicos sobre principios psicopedagógicos
fundamentales”.http://blog.pucp.edu.pe/blog/SusanaFrisancho/2007/07/10/el-constructivism
o-mal-entendido/
Hace 50 años en las escuelas peruanas se estudiaba casi el triple de horas que hoy. La
terrible creación del turno mañana y turno tarde (cada uno de cinco horas e interrumpidos
constantemente), redujeron las posibilidades de los estudiantes de recibir una formación
más sólida. La pauperización del magisterio y el abandono de las escuelas, sumado a la
incorporación de un constructivismo criollo han terminado por liquidar nuestra educación.
Alguien podría decir que se cae en un síndrome de la edad de oro (todo tiempo pasado fue
mejor), pero no. Solo es la constatación de que jamás hubo tantos alfabetos en el Perú, y la
vez tan mediocre educación pública. Recordemos que una democracia requiere
ciudadanos, y que sólo existe ciudadanía donde hay educación (personas razonables y
capaces de pensamiento crítico).