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Nuevos paradigmas educativos: constructivismo

En el Perú, desde la última década del siglo pasado, se busca transformar el sistema
educativo de acuerdo a la realidad y los nuevos paradigmas educativos. En el campo
pedagógico, en principio se hizo y se hace cuestionamientos a la teoría y práctica
pedagógica tradicional – conductista. Sabemos que esta perspectiva se caracteriza por una
forma de enseñanza instruccional (estímulo – respuesta), y la enseñanza consiste en
proporcionar contenidos o información al alumno el cual tendrá que adquirir básicamente en
el arreglo adecuado de las contingencias de reforzamiento. Además, la participación del
alumno en los procesos de enseñanza-aprendizaje está condicionada por las características
prefijadas del programa por donde tiene que transitar para aprender, es decir es un sujeto
cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser arreglados desde el exterior (la situación
instruccional, los métodos, los contenidos), siempre y cuando se realicen los ajustes
ambientales y curriculares necesarios. En esta perspectiva el trabajo de los maestros
consiste en diseñar una adecuada serie de arreglos contingenciales de reforzamiento para
enseñar (c.f. Hernández 1993). En el marco de este enfoque, la función que cumple el
maestro es de transmisor de conocimientos y los alumnos son considerados como simples
receptores y depositarios de los conocimientos; por tanto, las acciones pedagógicas se
desarrollan en esa relación asimétrica y contradictoria ‘educador – educando’.
Frente a esta situación educativa, en la implementación de las nuevas política educativa
creció y acrecienta la idea de la teoría constructivista tanto en elaboración de los currículos
como en la implementación de los mimos o en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Este enfoque, tal como se sabe, se apoya fundamentalmente de los aportes de Piaget
(desde la psicología cognitiva) y Vigotsky (desde la psicología sociocultural). Según Piaget,
el individuo es una construcción propia que se va produciendo como resultado de la
interacción de sus disposiciones internas y su medio ambiente y su conocimiento no es una
copia de la realidad, sino una construcción que hace la persona misma. Esta construcción
resulta de la representación inicial de la información y de la actividad, externa o interna, que
desarrollamos al respecto. Esto significa que el aprendizaje no es un asunto sencillo de
transmisión, internalización y acumulación de conocimientos sino un proceso activo de parte
del alumno en ensamblar, extender, restaurar e interpretar, y por lo tanto de construir
conocimiento desde los recursos de la experiencia y la información que recibe. Ninguna
experiencia declara su significancia tajantemente, sino la persona debe ensamblar,
organizar y extrapolar los significados (c.f. Carretero, 1994).
Vigotsky (1979) enfatiza que el conocimiento es un producto de la interacción social y de la
cultura. Los procesos psicológicos superiores (comunicación, lenguaje, razonamiento, etc.)
se adquieren primero en un contexto social y luego se internalizan. En el desarrollo cultural
del niño, toda función aparece dos veces: primero, a escala social, y más tarde, a escala
individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño
(intrapsicológica). Un proceso interpersonal queda transformado en otro intrapersonal. En el
aprendizaje social los logros se construyen colectivamente en un sistema social, con la
ayuda de herramientas culturales (p.e. computadoras) y el contexto social en la cual ocurre
la actividad cognitiva es parte integral de la actividad, no simplemente un contexto que lo
rodea. Además, uno de los conceptos esenciales de Vigotsky es el de la zona de desarrollo
próximo. Esto no es otra cosa que la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado
por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo
potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o
en colaboración con un compañero más capaz.
Considerando el aporte de Piaget y Vigotsky, se puede decir que el constructivismo refiere a
la construcción del conocimiento mediante un proceso de interacción interpersonal e
intrapersonal en un contexto sociocultural. Por lo tanto, el aprendizaje es un proceso activo
(individual y social) de construcción de conocimientos desde las experiencias dentro de un
sistema social con el apoyo de instrumentos culturales. Respecto a los medios, se dice que
los elementos curriculares influyen y condicionan la organización del proceso de instrucción,
la relación profesor-alumno, la adecuación de espacios, la duración de las actividades, el
sistema de control y el desempeño por parte del profesor de determinadas funciones
didácticas y extradidácticas; los medios además de ser transmisores de información y
sistemas simbólicos se contemplan atendiendo a todos los elementos del contexto, ya que
pueden configurar nuevas relaciones entre profesores, alumnos y entorno (c.f.
Cabero,1991).
Se define también que el currículo es contextualizado ya que considerara los elementos
(incluido los medios) del contexto como instrumentos de pensamiento y cultura que
adquieren su significado en el análisis y en la reflexión crítica conllevando a la
transformación de las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Además, la dinámica social, la
interacción con el mundo que le rodea y las relaciones interpersonales, permite a los
actores la construcción del conocimiento y la conciencia a través de procesos dialécticos.
En esta perspectiva, se valora la producción de materiales por los profesores y alumnos, a
medida de sus circunstancias; se motiva a que los maestros y los estudiantes sean críticos,
reflexivos y capaces de adaptarse a las circunstancias cambiantes y se conviertan en
agentes activos e innovadores que reconstruyan el currículum en la práctica.
Antes de finalizar la presente breve descripción y reflexión sobre la política educativa
peruana y la perspectiva constructiva, es importante también resaltar las características más
sobresalientes de la perspectiva pedagógica constructivista; las que comunmente se
mencionan son las siguientes:
· El alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje.
· El alumno construye el conocimiento por sí mismo y nadie puede sustituirle en esta
tarea.
· El alumno relaciona la información nueva con los conocimientos previos.
· Establecer relaciones entre elementos potencia la construcción del conocimiento.
· El alumno da un significado a las informaciones que recibe.
· La actividad mental constructiva del alumno se aplica a contenidos que ya están
elaborados; es decir, son el resultado de un proceso de construcción a nivel social.
· Se necesita un apoyo.
· El profesor debe ser un orientador que guía el aprendizaje del alumno.

Asimismo, algunos estudiosos de esta materia coinciden en señalar que desde la


perspectiva constructivista se promueve los siguientes aprendizajes:

- Aprendizaje activo: el estudiante esta activamente comprometido; esto implica una


activación y regulación de factores como la motivación, las creencias, el conocimiento
previo, las estrategias... ; también requiere la formulación de metas, la organización del
conocimiento, la utilización de estrategias y la comprensión significativa.
- Aprendizaje cognoscitivo: significa que el aprendizaje tiene como base el conocimiento
previo y en el establecimiento de relaciones con este.
- Aprendizaje constructivo: lo aprendido se integra en redes de conceptos o esquemas.
- Aprendizaje como proceso significativo: el aprendizaje se logra al poner en relación el
conocimiento que se va a aprender con el ya adquirido.
- Aprendizaje como proceso socialmente mediado: el proceso de aprendizaje debe ser
facilitado por el input de profesores o compañeros; es en la ZDP (Zona de Desarrollo
Próximo) donde se construye el aprendizaje.
- Aprendizaje como proceso auto - regulado: Los sujetos participan activamente tanto desde
el punto de vista metacognitivo, como motivacional o conductual; se busca mejorar su
autonomía; en este sentido la instrucción debe ser:
· Instrucción constructivista: debe posibilitar la construcción de conocimientos; el
conocimiento debe ser aplicable a la realidad.
· Instrucción cognitiva: el aprendizaje debe partir de conocimientos previos.
· Instrucción estratégica: se debe ofrecer la posibilidad de desarrollar habilidades
generales que faciliten el aprendizaje, se debe transferir gradualmente la responsabilidad
del aprendizaje.
· Instrucción situada: el contexto o situación influye en los aprendizajes; los
conocimientos deben estar vinculados a los ambientes en los que se practican; esta práctica
contextualizada es necesaria para unir esas estrategias y el conocimiento a su ambiente de
uso.

c. Reflexiones finales

Considerando los apuntes anteriores se puede concluir que en el Perú, las actuales políticas
educativas muestran una inclinación por los nuevos paradigmas educativos, como es el
constructivismo; ésto deja entrever que en términos ideales se está avanzando, o por lo
menos se hace el esfuerzo de idealizar la educación peruana de acuerdo a las
transformaciones y las exigencias globales. Sin embrago, en términos reales, los hechos
demuestran que dicha idealización expresada en políticas educativas (conjunto de leyes,
decretos, directivas, otras) no son operativizadas; ya que son muchos los factores que
inciden en la no puesta en práctica de los nuevos paradigmas educativos. Entre otros se
puede subrayar formáción básica de los docentes; aquí persisten las estrategías
metodológicas tradicionale (docente transmisor de conocimientos y estudiante receptor del
conocimiento); por supuesto esta tradición, en muchos casos, posteriormente es repetida en
las instituciones o escuelas donde se forman los nuevos ciudadanos y profesionales.

También se puede señalar que la práctica educativa actual sigue siendo enmarcándose en
aquella educación tradicional; en consecuencia, se ignora la riqueza física, estética,
característica del niño, la psicología del desarrollo, también no se establece nexos entre la
motivación y el aprendizaje, sigue siendo magistrocéntrica. Frente a este modelo educativo
asentado en una estructura piramidal, fundamentado por el formalismo y la memorización,
en el dialectismo y competencia, en el autoritarismo y disciplina; se requiere una
transformación donde se enfatice el desarrollo del pensamiento crítico; lo que implica el
desarrollo de la significación, centrarse en los intereses espontáneos de los niños, potenciar
su actividad, libertad y autonomía, en lugar de métodos pasivos usar métodos activos como
el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje significativo y promover los grupos de aprendizaje
y los grupos de interaprendizaje (Cf. Palacios 1997).
En la educación clásica tradicional, tal como se indicó, desconocemos al niño, su
naturaleza, características y necesidades; por lo tanto, nos equivocamos, en por lo menos,
en dos cosas: la primera se refiere a los conocimientos de los niños, a quién se le atribuyen
conocimientos que no posee y se razona o discute con él sobre cosas que no está
capacitado para comprender e incluso con razonamientos incomprensibles del hombre y
que, por lo tanto, se desarrolla tardíamente, es utilizada en las escuelas para hacer
evolucionar esas facultades anteriores a ella. La segunda, se refiere al significado e
intensionalidad del aprendizaje. El adulto se engaña cuando pretende que el niño preste
atención a consideraciones para él indiferentes: el interés por el futuro, la felicidad de que
de disfrutará cuando sea mayor o la estima social de que gozará al ser hombre; nada de
esto tiene significado para el niño y como él no es capaz de previsión no le queda otra
alternativa que someterse al yugo sin estar seguro de que tantos sufrimientos vayan a tener
alguna utilidad. La edad de la alegría de pasa entre llantos, castigos, amenazas y
esclavitudes (Cf. Palacios 1997).
Finalmente, es necesario recuperar los planteamiento de Freire (1970), quién calificó a la
educación tradicional como bancaria y planteó que la educación debe ser liberadora. Ello,
debemos comenzar con la superación de esa contradicción educador – educando. Eso se
funda en la conciliación de los polos, de tal manera que ambos seamos simultáneamente
educadores y educandos. De este modo, el educador ya no es sólo el que educa sino aquel
que, en tanto educa es educando a través del diálogo con el educando, quien al ser
educado también educa. Además, en una educación innovadora y nueva no se puede
seguir considerando a los niños como seres “vacíos” a quienes el mundo y los adultos
llenarlos con contenidos; la educación ya no debe ser acto de depositar, de narrar, de
transferir o de transmitir conocimientos y valores a los educandos, sino ser un acto
cognoscente, es decir, debe ser mediatizador entre el educador y educando considerando
como sujetos cognoscentes, es decir, como personas que descubren y conocen su entorno
y el mundo.

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