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PRESENTACIÓN – ANTECEDENTES - LOS HECHOS - HECHOS POSTERIORES - ACCIONES LEGALES REALIZADAS - ACCIONES
INTERNACIONALES
PRESENTACION
El texto que entregamos a continuación constituye una síntesis de la investigación realizada respecto a los acontecimientos relativos al Caso de la
Cantuta consistente en despariciones forzadas y homicidio en agravio de estudiantes y un profesor de esa Universidad.
Fundamentalmente nos hemos basado para esta recopilación en la diversidad de la fuente periodística a todo nivel que se ha presentado en el país sobre
este caso. Hemos ordenado los acontecimientos tratando de conservar la secuencia cronológica y en base a un criterio de clasificación que distingue: los
hechos mismos, los antecedentes, las acciones legales, los hechos posteriores y los pronunciamientos internacionales.
El objetivo de esta presentación es suministrar el material documental de base para la elaboración de un proyecto de denuncia ante los organismos
internacionales de Defensa de los Derechos Humanos.
2. El Gral. Hermoza Ríos no asiste a la Comisión de Derechos Humanos del CCD, 13 de abril de 1993, aduciendo estar enfermo; sin emabrgo ese
mismo día oficia al Consejo Supremo de Justicia Militar para que abra instrucción contra los que resultaren responsables por los sucesos de la Cantuta. Al día
siguiente el Consejo Supremo excusa la asistencia de los militares por tener instrucción abierta.
3. El Gral. Nicolás Hermoza Ríos descalifica la investigación iniciada por la Comisión especial de Derechos Humanos del CCD en la reunión que
sostuvo Hermoza con los miembros de la Comisión el 20 de abril de 1993, concluyendo con una proclama contra el Congreso y sacando al día siguiente los
tanques a las calles.
4. Carta del General Rodolfo Robles, 5 de mayo de 1993. Denuncia en documento escrito de puño y letra que hay un grupo asesino en el ejército dirigido por
Vladimiro Montesinos y señala a los responsables de la matanza de la Cantuta, confirmando y ampliando implícitamente lo denunciado por "Leon Dormido".
5. Desde Buenos Aires el General Rodolfo Robles denuncia la existencia de un proyecto malévolo contra el Perú y promete regresar para acusar a los autores
de la matanza de la Cantuta. Señala que las acciones del grupo "Colina" se norman obligatoriamente por un plan de operaciones y debe haber una rendición de
cuentas.
6. El Ing. Fujimori reitera pleno y total respaldo a Hermoza y Montesinos y tratando de parecer imparcial al día siguiente 9 de mayo de 1993 pide se
aclaren las desapariciones de la Cantuta y dar con los culpabhles.
7. Mientras Fujimori trata de ganar a la población en defensa de las acciones de Hermoza y Montesinos, el CSJM enjuicia al Gral Robles y a sus hijos
por ultraje a la Nación y a las FF. AA.
8. El 11 de mayo el alto mando del Ejército, Generales y Coroneles piden se expulse al Gral Robles del Ejército por "cobarde y felón". Al día siguiente
el Gral Hermoza llama "cobarde, mentiroso y pertinaz" al Gral Robles y éste denuncia en el New York Times que Hermoza sobornó al Gral Picón Alcalde para
tapar la matanza de la Cantuta.
9. El 18 de mayo el Gral Robles ratifica su denuncia contra Hermoza Ríos y Vladimiro Montesinos ante la Comisión de Derechos Humanos del CCD.
10. La Sala de Guerra que investiga el caso La Cantuta desestima las pruebas que presentó el Gral Robles consistentes en un manuscrito redactado por el
Gral Willy Chirinos Chirinos, 3 de junio de 1993.
11. Hermoza Ríos admite la hipótesis de que militares sin control han participado en la desaparición de un profesor y nueve estudiantes de la Cantuta.
Anuncia asimismo que ningún otro miembro de las FF.AA. acudirá ante Comisión.
12. Con oficio nº 036-93-SIN.01 del 10 de junio de 1993 el Servicio de Inteligencia responde que Montesinos no acudirá a Comisión del CCD.
13. En Dictamen de Comisión Investigadora del CCD aprobado por mayoría piden separación del General Hermoza por encubrimiento en caso de la
Cantuta. Tiene responsabilidad penal por ocultar los sucesos.
14. Familiares de desaparecidos denuncian acosamiento de magistrados con notificacionjes extrañas, afirman al mismo tiempo que la justicia militar no
investiga el caso sino se preocupa por desnudar grupo COMACA.
15. Fujimori defiende a Hermoza y dice que ni el CCD puede pedir su cambio, exculpa al general en el caso de los desaparecidos de la Cantuta. El
mimso día 26 de junio Jaime Yoshiyama califica de "militar victorioso" a Hermoza Ríos.
16. Descubrimiento de 4 fosas clandestinas con restos humanos quemados a la altura del Km 14 de la carretera a Cieneguilla. La puesta al descubierto de
dichas fosas fue posible gracias a la colaboración de personas anónimas que dieron indicios de cómo llegar a la zona. El periodista Ricardo Uceda comunicó
previa verificación a los representantes de Derechos Humanos, luego presentó tres escritos al Fiscal Supremo Decano, al Fiscal Especial de Defensoría del
Pueblo y al Fiscal Provincial en lo Penal de Lima. 8 de julio de 1993.
17. Un autodenominado escuadrón de la muerte del ejército con una llamada anónima se responsabiliza de los asesinatos de la Cantuta; 9 de julio de
1993. El mismo día la Comisión de Derechos Humanos se pronuncia sobre las fosas y sostiene que Gobierno y FF.AA. ya no pueden negarse a esclarecer la
verdad planteando que la Comisión de Derechos Humanos del Congreso reabra las investigaciones, se garantice la intangibilidad del lugar del hallazgo, las
autoridades judiciales garanticen una investigación de los restos hallados.
18. La congresista del oficialismo Martha Chávez lanza amenaza a los periodistas de la revista "Sí", aduciendo que han incurrido en delito contra la
administración de justicia.
19. El director de la revista "Sí" entrega al Ministerio Público el mapa que ondujo al descubrimiento de las fosas comunes en Cieneguilla; asímismo
entregó aproximadamente 15 piezas de restos humanos de diversos tamaños y desecha las acusaciones de congresista Martha Chávez.
20. En torno a las fosas y restos óseos descubiertos en Cieneguilla DINCOTE acusa a Sendero de "montar una patraña" para desprestigiar al gobierno y
presenta documento requisado a senderistas el último sábado con croquis y texto similar al que recibió la revista "Sí". 12 de julio de 1993.
21. Siete días despuées del hallazgo de los restos calcinados el Ministerio Público declara intangible la zona donde se descubrieron las fosas clandestinas.
14 de julio de 1993. El mismo día Peter Archard de Amnesty International plantea al Congresista Róger Cáceres la urgencia de que peritos extranjeros analicen
los restos.
22. Gobierno no responde solicitud de Amnesty International y no permiten que expertos extranjeros investiguen restos de Cieneguilla.
23. Heriberto Benitez Rivas, abogado de los familiares, denuncia sistemáticas llamadas telefónicas en sus viviendas de Chaclacayo y San Isidro, maena-
zantes, injuriantes y agraviantes contra su persona. Ese mismo día Ricardo Uceda reitera que el mapa que recibió fue de una fuente respetable que y
notoriamente no tiene vinculaciones con S.L.
24. Los familiares de los desaparecidos de la Cantuta expresan su disposición para ser sometidos a estudio a fin de determinar la identidad de las
váctimas de Cieneguilla mediante el ADN.
25. Fiscal de la Nación declara que hará nuevas excavaciones en sector donde se hallaron las fosas clandestinas y reiteró la no participación de expertos
extranjeros en las investigaciones.
26. Fiscal revela que fueron quemados en otro lugar. Restos de fosas pertenecen por lo menos a cuatro personas. Las llaves halladas en las fosas serán
probadas en los armarios de estudiantes de la Cantuta. Conferencia de prensa del día 23 de julio de 1993.
27. Fiscal Gustavo Quiroz Vallejo anuncia que denunciaría a un grupo de militares quienes presuntamente tendrían responsabilidadf en la desaparición
de nueve estudiantes y un profesor. Posee el nombre completo de un teniente EP quien al parecer habría dirigido el operativo en la Cantuta.
28. El Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del CCD demanda al Ministerio Público mayor celeridad en la investigación, exige no dilatar
mas el peritaje de llaves halladas con restos calcinados en fosas y que no se impida participación de forenses acreditados por la Comisión del CCD en el
proceso de investigación. 1 de agosto de 1993.
29. Norma Cecilia Espinoza Ochoa acepta salir de anonimato y presentarse como testigo pero pide garantías. Su testimonio es importante porque el día
del secuestro fue dejada al desmayarse y da descripciones que evidencian la intervención militar.
30. El titular de la 16º Fiscalia Provincial Penal de Lima informa que restos óseos de Cieneguilla son de dos mujeres y tres varones. Se trata de restos
humanos fragmentados, carbonizados que han sufrido efectos del calor en diferentes grados de intensidad y de explosión. 6 de agosto de 1993. Fiscal de la
Nación ordena sellar fosa para evitar depredación de tumbas clandestinas.
31. Presidente de la Comisión de DD.HH. y el Decano del Colegio de Abogados sugieren que el Fiscal formule la denuncia. Indican que los hallazgos
de las fosas y la prueba de las llaves ya son suficientes elementos para formular la denuncia correspondiente y recomiendan ya no dilatar.
32. Ministro de Defenza Víctor Malca Villanueva da a conocer en sesión de Consejo de Ministros nombres de cuatro oficiales del Ejército
comprometidos en la desaparición y posterior ejecución de los nueve estudiantes y un profesor de la Cantuta. Estos son: Mayor Santiago Martín Rivas, Capitán
Carlos Pichilingue Guevara, Mayor Bertile Carazas y Coronel Carlos Miranda Balarezo, quienes se encuentran detenidos en el Rímac. En comunicado de
"León Dormido" se desmiente la versión.
33. General Robles emplaza a Fujimori para llegar a la verdad y se ratifica en denuncias desde Argentina. 13 de noviembre de 1993.
34. Fiscal Cubas Villanueva denuncia a ocho militares por caso Cantuta, por los delitos de homicidio calificado.
35. Juez ordena detención de diez miembros del Ejército, el embargo de sus bienes y la prohibición de salir del país. El juzgado militar plantea contienda
de competencia. l8 de diciembre de l993. El General Hermoza y Montesinos son citados como testigos.
36. Juez cita a declarar a militares implicados. 20 de diciembre de 1993. Sin embargo los familiares recusan al Juez y el Fiscal pide que separen al juez
que investiga el caso La Cantuta. Juez responde que Fiscal hace maniobra dilatoria. Existe la probabilidad de que la Sala Penal designe al Juez para ver caso de
la Cantuta.
37. Juez inspecciona Huachipa. 30 de diciembre de 1993 y declara en reserva el proceso de Ia Cantuta.
38. Juez Chacón encuentra más restos calcinados en fosa de Cieneguilla. Testimonios de Malca y Hermoza serán posteriores a la instructiva de los
inculpados. Abogado de familiares de los desaparecidos afirma que eso es dilatar el proceso.
39. Presidente de Consejo de Justicia Militar asegura que ningún implicado ha fugado del país. Afirma que los militares siguen presos y que si la
Suprema ordena que pasen al fuero civil se respetará la decisión.
ACCIONES LEGALES REALIZADAS.
1. Acciones de Habeas Corpus entabladas por los familiares en el segundo semestre de 1992. Hay declaraciones de testigos presenciales del secuestro;
manifestaciones de autoridades: Nicolas Hermoza Ríos admite tener conocimiento de una incursión de miembros de las FF.AA en la residencia estudiantil de la
Cantuta.
2. Hermoza Ríos presenta denuncia penal ante el fuero privativo militar "contra el personal dei ejército Peruano que resulte res- ponsable de los delitos
de abuso de autoridad y contra la vida, el cuerpo y la salud en agravio de un profesor y estudiantes de Ia Cantuta". 15 de abril de 1993.
3. Inspección ocular en la Cantuta por Vocal Instructor militar en vivienda de hombres y mujeres. Entrevista con autoridades Universitarias.
Verificación de acceso y regularidad de los alumnos desaparecidos, Se habla de 40 testigos dispuestos a declarar.
4. Fiscal de la Nación declara que hará nuevas excavaciones en el sector de Cieneguilla donde.se hallaron las fosas clandestinas.
5. El Fiscal Cubas Villanueva precisa que los restos encontrados en dos tumbas clandestinas son de dos mujeres y tres varones. Una de las victimas
presenta orificio de bala. Fiscal de la Nación ordena sellar fosas.
6. Extracción en la primera fosa de Huachipa de los restos de un individuo completo, Análisis de antropóloga física y reconocimiento de hermana. Se
identifica a Luis Enrique Ortiz Perea.
7. Diligencia de reconocimiento de ropa. 25 de noviembre de l993
8. Análisis y pericia balística en el cráneo hallado con perforaciones de bala en el occipital.
9. Remisión de la muestra de sangre de los familiares para la prueba de ADN de parte de 13º Fiscalía de la Naci6n al London Hospital College
Departament of Haemogtology de Inglaterra.
10. Testimonio del dentista Juan Vásquez que atendió a Bertila Lozano.
11. Diligencia de reconocimiento de ropa por los familiares de los desaparecidos.
12. Vocal militar hace inspección ocular en el campo de tiro de Huachipa. 10 de noviembre de 1993.
13. En segundo reconocimiento en laboratorio policial confirman los familiares que los restos son de cuatro estudiantes.
La Masacre de La Cantuta, en la que un profesor universitario y nueve estudiantes de la limeña Universidad Nacional de Educación
Enrique Guzmán y Valle (conocida como La Cantuta debido al nombre de la zona donde se encuentra) fueron secuestrados y
desaparecidos por una escuadra paramilitar, pertenecientes al Ejército Peruano. Tuvo lugar en el Perú el 18 de julio de 1992 durante la
presidencia de Alberto Fujimori. El incidente es notable no sólo por las violaciones a los derechos humanos que implicó, sino por la
subsecuente impunidad que disfrutaron sus perpetradores. Fue uno de los crímenes que el gobierno peruano estableció en su pedido de
extraditación de Fujimori frente el gobierno de Japón el 2003 y es uno de los que también presentó al gobierno de Chile por el mismo
motivo.
Contexto
La Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle fue fundada como un centro de preparación de docentes en 1822,
logrando el estatuto de universidad en 1965. Fue cerrada por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas del Perú en 1977 y
reabierto en 1980.
Debido a su remota ubicación, lejos del centro de la ciudad de Lima, la mayoría de sus estudiantes provienen de zonas empobrecidas del
interior del país que buscaban tener la profesión de educadores, profesión que tenía un alto nivel de politización. De esa forma La Cantuta
se ganó la reputación de ser un centro de cultivo de políticas radicales desde los años 1950. Fue justamente una serie de protestas
estudiantiles en el campus; incluyendo el bloqueo de la línea ferroviaria que une Lima con el interior del país – lo que llevó a la
suspensión de sus actividades en 1977.
Con el retorno a la democracia en 1980, el presidente Fernando Belaúnde Terry reabrió la universidad. Los elementos radicales entre los
estudiantes regresaron rápidamente y, a mediados de los años 1980, las principales organizaciones terroristas del país, Sendero Luminoso
y el MRTA, tuvieron una fuerte presencia en dicho campus. A inicios de los años 1990, debido a un retiro estratégico del MRTA y a la
fragmentación de los otros grupos izquierdistas en el campus (tanto legales como ilegales) Sendero Luminoso logró tener un rol
predominante. Esto se logró a pesar de las operaciones policiales como la que se llevó a cabo el 13 de febrero de 1987 cuando 4.000
policías llevaron adelante una redada nocturna en los dormitorios de La Cantuta y otras dos universidades nacionales, el 20 de abril de
1989 cuando una fuerza conjunta de la Policía Nacional del Perú y el Ejército del Perú intervinieron a La Cantuta y a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, arrestando a más de 500 estudiantes bajo cargos de subversión; o el 22 de mayo de 1991 cuando, en
respuesta a la toma de rehenes y a los rumores de bomba en el campus, Fujimori ordenó que el ejército intervenga para restablecer el
orden en la universidad. Gran cantidad de graffiti alusivo a Sendero Luminoso y a su líder, Abimael Guzmán Reynoso, fue remplazado
por el ejército con slogans patrióticos; los estudiantes entraban a la universidad pasando varios puntos de control y bajo estricta
supervisión de las fuerzas armadas, y el campus se mantuvo bajo control militar por varios años.
Secuestro de julio de 1992
En la madrugada del 18 de julio de 1992, 2 días luego de la explosión del coche bomba en la céntrica calle miraflorina de Tarata,
miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército así como de la Dirección de Inteligencia del Ejército, muchos de los cuales
supuestamente pertenecían al recientemente establecido Grupo Colina, entraron a las residencias de la Universidad Enrique Guzmán y
Valle.
Una vez dentro, las tropas forzaron a todos los estudiantes a salir de sus habitaciones y echarse boca abajo en el piso. Nueve estudiantes,
sospechosos de estar conectados a la explosión de Tarata, – Bertila Lozano Torres, Dora Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz Perea,
Armando Richard Amaro Cóndor, Robert Édgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Felipe Flores Chipana, Marcelino Rosales
Cárdenas, y Juan Gabriel Mariños Figueroa – fueron separados de los demás y llevados aparte. Mientras tanto, en las residencias de los
profesores, un grupo de soldados irrumpió a la casa del profesor Hugo Muñoz Sánchez. Luego de registrar su dormitorio, se llevaron al
profesor. Ninguna de las diez víctimas fue vuelta a ver.
Juicios y amnistía
En abril de 1993, un grupo de oficiales militares peruanos liberaron anónimamente un documento detallando los eventos en La Cantuta.
Su documento señalaba que el escuadrón de la muerte había secuestrado, torturado y asesinado a las víctimas enterrándolas rápidamente
luego. Posteriormente, tal como se señaló durante una investigación iniciada por el Congreso, las fuerzas armadas exhumaron,
incineraron, y volvieron a enterrar los cuerpos en otra ubicación. Los "soplones" militares nombraron a los miembros del Grupo Colina
que participaron en el incidente, identificando al jefe de las operaciones – May. Santiago Martin Rivas – y señalaron que el grupo operaba
bajo órdenes directas de Vladimiro Montesinos, la cabeza del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y asesor del presidente Fujimori.
El 6 de mayo, el Teniente General Humberto Robles Espinoza, el tercer oficial de mayor rango del ejército, denunció públicamente varias
violaciones a los derechos humanos cometidas por el SIN y las fuerzas armadas, incluyendo la matanza de La Cantuta. (Posteriormente
fue dado de baja del ejército y fue víctima de amenazas de muerte. Finalmente huyó del país logrando el asilo político en Argentina.
En Junio de 1993, Justo Arizapana Vicente, un reciclador que trabajaba , y su amigo Guillermo Cataroca, entregaron un plano al
congresista Roger Cáceres Velásquez y al periodista de Radio Comas Juan Jara Berrospi 1 . Cáceres compartió luego el plano con la
revista Sí que lo publicó en Julio de ese año. Una investigación en el sitio indicado en el plano por el fiscal reveló cuatro fosas
clandestinas. Los análisis forenses llevados en los restos, y en otro grupo de huesos encontrados en otro sitio, revelaron que pertenecían a
Muñoz Sánchez y a varios de los estudiantes, y que al menos algunos de ellos fueron torturados antes de ser ejecutados mediante un
disparon en la nuca. (Barreto fue asesinada algunos años después– su cuerpo decapitado y desmembrado, con muestras de haber sido
torturada, se encontró en marzo de 1997.)
Las autoridades militares iniciaron una investigación de las matanzas en mayo de 1993. Adicionalmente, en diciembre de 1993, un fiscal
levantó cargos contra varios miembros del ejército. Un conflicto de jurisdicción se motivó entre los fueros militar y civil. La controversia
se ventiló ante la Corte Suprema de la República la que, el 3 de febrero de 1994, decidió que no era capaz de determinar qué fuero debía
aplicarse. Consecuentemente, la noche del 7 de febrero, el Congreso aprobó una ley según la cual la Corte Suprema podía decidir ese tipo
de materias mediante la existencia de mayoría simple, en vez del voto unánime que se exigía. En un voto de tres a dos, la Sala Penal de la
Corte Suprema decidió que el caso debía ventilarse bajo la jurisdicción militar.
El 21 de febrero de 1994, el Consejo Supremo de Justicia Militar sentenció a diez de los autores a sentencias de prisión entre 1 y 20 años.
Luego de la reelección de Fujimori en abril de 1995, en otra sesión noctura del 14 de junio de 1995, el Congreso aprobó la Ley Nº 26749
conocida como la "ley de amnistía", que ordenaba la liberación de todos los oficiales policiales, soldados y civiles presos o acusados por
crímenes civiles o militares durante la lucha antiterrorista. El 15 de julio, el Consejo Supremo de Justicia Militar ordenó la liberación de
todos los individuos presos por la matanza de La Cantuta
Derogación de la Ley de Amnistía
La Ley de Amnistía fue abrogada luego del final del gobierno de Fujimori en 2000 y, el 21 de marzo del 2001, la Fiscal de la Nación,
Nelly Calderón, presentó cargos contra Fujimori acusándolo de ser uno de los "coautores" de esta masacre y de Masacre de Barrios Altos
de 1991. Presentó evidencias de que Fujimori, actuando en conjunto con Vladimiro Montesinos, ejerció control sobre el Grupo Colina.
Los cargos alegaban que el Grupo no hubiera cometido crímenes de esa magnitud sin las órdenes expresas de Fujimori o su
consentimiento, y que la formación y el funcionamiento del Grupo Colina fue parte de una política integral contrasubversiva que implicó
violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos.
Juicio a Fujimori: Senderistas entre las víctimas
Durante el juicio al ex presidente Alberto Fujimori, nueva evidencia habría dejado al descubierto que al menos uno de los estudiantes fue
identificado como miembro de Sendero Luminoso. [1] Sin embargo, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia finalmente
determinó ninguno de los estudiantes, ni el profesor del caso la cantuta tenían vínculos con algún grupo subersivo. [2] Fujimori recibió, el
7 de abril de 2009 una pena de 25 años de prisión efectiva, por considerarse estos asesinatos selectivos, delitos de lesa humanidad. El día
02 de enero del 2010 la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema confirmó la sentencia de 25 años de prisión a Alberto
Fujimori por los casos Barrios Altos y La Cantuta, y el secuestro de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer.
Documental 'En la boca del diablo'
En la conmemoración de los 19 años del Autogolpe de 1992, el diario La República distribuyó gratuitamente el documental 'En la boca
del diablo', el cual relata como se realizó la investigación periodística que denunció la masacre. El documental es protagonizado por el
experimentado reportero Edmundo Cruz, quien fue miembro del equipo periodístico que denunció el luctuoso hecho, en el filme él
reconstruye la investigación de 1993 con el objetivo de escribir un libro que recopile lo sucedido. La película recorre los distintos
escenarios vinculados a la masacre, así como la obstrucción a la investigación por parte del gobierno de Alberto Fujimori.
En la madrugada del 18 de julio de 1992, miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y de la Dirección de Inteligencia del
Ejército (DINTE) irrumpieron en las viviendas de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, La
Cantuta. Los militares se retiraron llevándose con ellos al profesor Muñoz Sánchez y a nueve estudiantes: Lozano Torres, Oyague Fierro,
Ortiz Perea, Amaro Condor, Teodoro Espinoza, Pablo Meza, Flores Chipana, Rosales Cárdenas y Mariños Figueroa.
El 12 de julio de 1993 la revista "Sí" dio a conocer el lugar en que habían sido enterrados parte de los restos humanos pertenecientes a los
secuestrados de la Cantuta. La Fiscalía realizó entonces las diligencias de constatación respectivas, descubriendo varias fosas clandestinas
que contenían restos óseos, tejidos humanos, restos de cabello, restos de ropas, dos juegos de llaves, además de casquillos, proyectiles de
bala y restos de cal.
En horas de la madrugada del 18 de julio de 1992, miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y de la Dirección de
Inteligencia del Ejército (DINTE), entre ellos, Santiago Martín Rivas y otros integrantes -en su mayoría del denominado Grupo Colina-
irrumpieron, encapuchados y armados, en las viviendas de estudiantes y profesores de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle,
La Cantuta.
Una vez que los militares ingresaron a las residencias estudiantiles, obligaron a todos los estudiantes a salir de sus dormitorios y a echarse
al piso en posición de cúbito ventral. Uno de los efectivos procedió a levantar la cabeza de cada uno de los estudiantes, tomándolos por el
cabello y apartando a los que finalmente fueron detenidos, siendo éstos: Bertila Lozano Torres, Dora Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz
Perea, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert Edgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Felipe Flores Chipana, Marcelino
Rosales Cárdenas y Juan Gabriel Mariños Figueroa.
Después de efectuar estas acciones, los militares ingresaron en forma violenta en la vivienda del profesor Hugo Muñoz Sánchez, trepando
por la pared que da al patio y destrozando la puerta de servicio. Luego amordazaron al profesor Muñoz Sánchez y le cubrieron la cabeza
con un pantalón negro. Algunos de los atacantes revisaron el dormitorio del profesor Muñoz y a la vez impidieron que su esposa saliera
de dicho dormitorio. Los efectivos militares procedieron a llevarse a viva fuerza al profesor Muñoz Sánchez, quien al momento se
encontraba descalzo y con el torso desnudo. El operativo fue filmado por uno de los captores. En el camino de la casa del profesor Muñoz
Sánchez a la puerta de ingreso a las residencias de los docentes, algunos testigos, entre ellos el señor Octavio Mejía Martel y su esposa,
intentaron intervenir en su favor, pero fueron encañonados y obligados a retirarse.
Los militares se retiraron de la universidad, llevándose con ellos al profesor Muñoz Sánchez y a los nueve estudiantes mencionados
anteriormente.
Los cadáveres de las víctimas fueron enterrados clandestinamente, y recubiertos con cal en tres fosas en la zona denominada Cerro Santa
Rosa, Km. 1.5 de la autopista Ramiro Prialé, propiedad de Sedapal. Posteriormente, y a raíz de una denuncia pública formulada por el
congresista Henry Pease, los autores materiales del asesinato procedieron a desenterrar los cuerpos, a incinerarlos y a trasladarlos a
nuevas fosas clandestinas, ubicadas en Chavilca, Cieneguilla.
El 12 de julio de 1993 la revista "Sí", dirigida por Ricardo Uceda, publicó un croquis en el cual se indicaba el lugar en que habían sido
enterrados parte de los restos humanos pertenecientes a los secuestrados de la Cantuta. La Fiscalía realizó entonces una diligencia de
constatación en la quebrada de Chavilca, en la localidad de Cieneguilla. En dicha diligencia se constató la existencia de cuatro fosas
clandestinas que contenían restos óseos -la mayoría calcinados- en dos de ellas, dos juegos de llaves, un proyectil de bala, restos de ropas,
cabellos, etc. También por denuncia del Director de la Revista "Sí", la Fiscalía realizó diligencias de constatación en el Km. 1.5 de la
autopista Ramiro Prialé, en un paraje dentro de los terrenos de la Planta de Tratamiento de La Atarjea, de la empresa Sedapal, que fue
usado hasta ese momento como campo de prácticas de tiro por la Policía Nacional. Ahí se hallaron nuevas fosas clandestinas que
contenían restos óseos (un esqueleto humano completo con ropa, medio esqueleto, tejidos humanos, restos de cabello y ropas), además de
casquillos, proyectiles de bala y restos de cal.
Las pruebas obtenidas por la Fiscalía se pudo concluir, en resumen, que los restos hallados en Cieneguilla y en el Km. 1.5 de la autopista
Ramiro Prialé correspondían por lo menos a tres de los agraviados, los estudiantes Luis Enrique Ortiz Perea, Armando Amaro Cóndor y
Juan Gabriel Mariños Figueroa. También se determinó con certeza que uno de los restos hallados en Cieneguilla corresponde a Bertila
Lozano Torres, atendiendo al reconocimiento hecho por el Técnico Dental Juan Miguel Vásquez Tello. Se determinó igualmente que
varios de los restos hallados en Cieneguilla corresponden a los estudiantes Robert Teodoro Espinoza y Heráclides Pablo Meza,
atendiendo al reconocimiento de los restos de ropas efectuado por sus familiares. Se estableció también que algunos de los restos hallados
en Cieneguilla correspondían al profesor Hugo Muñoz Sánchez.
Barrios altos