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Palabras Clave: Sonidos de la ciudad, ciudad creativa, representación del espacio, flujos
comunicativos / Sounds of the city, creative city, representation of space, communication
flows.
Introducción
El significado de las ciudades en la representación creativa del habitar cotidiano
Cuando instalamos la mirada sobre las ciudades para entender los fenómenos y
problemáticas sociales, las respuestas emergen de manera intermitente. Los espacios
vacíos que se forman bajo la pregunta sociológica, son como agujeros de sobrevivencia;
invisibles antes del derrumbe, pero vitales al momento de asumir el colapso de las
estructuras. La pregunta sobre la ciudad es una pregunta ontológica. Recuerdan al mito
fundador, al origen trágico de su formación y al caudal de su historia. Pero la pregunta sobre
la ciudad también es un ejercicio epistemológico. Nos convence de la relación existenciaria
de los individuos en su relación con el mundo y su habitar cotidiano. Es el reconocimiento
del modelo espacial tras el complejo sistema de apropiación y significación de las modos y
costumbres de las personas.
Las ciudades son fuente de recursos discursivos que compiten de manera interna por la
apropiación del ejercicio político de significación. Los recursos naturales y materias primas
aparecen como un marco diferenciador en su posibilidad de explotación, que establece
demandas geo-políticas. Éstas buscan optimizar las capacidades del sistema y maximizar
sus utilidades. La explotación de un recurso deviene en sistemas de intercambio
comerciales y con ello en rutas que traspasan los territorios. En torno a ellas se asientan
grupos especializados, incorporando las innovaciones de las culturas que los transitan y
desarrollando nuevos bienes y modelos de intercambio (Jacobs, J. 1969). De esta manera
las ciudades se incorporan a otros flujos comunicacionales que los afectan y en ocasiones
los sustituyen.
La producción artística de las ciudades son formas de significación del espacio. Acompañan
los encuentros que producen el diálogo cultural de sus ciudadanos y en determinados
momentos lo dirigen como referentes de lo habitado en el origen de su creación. Los
fenómenos de la cultura no sólo corresponden a una práctica espontánea e inconsciente,
sino que responde a determinadas estructuras económicas y condiciones de producción (ya
sea como rechazo, en su oposición funcional o integrada). Las relaciones que se producen
entre los subsistemas forman los complejos culturales y se retroalimentan de la experiencia
acumulada. Es interesante por ello estudiar no sólo de qué manera las formas culturas y
artísticas son performadas en una determinada ciudad y en un determinado momento de su
desarrollo, sino también las tendencias evolutivas del arte bajo las actuales condiciones de
producción. (Benjamin, W. 1948).
Al analizar las formas de comunicación que se producen en las ciudades, los sonidos están
generalmente subordinados a los subsistemas del ruido y de la salud pública y al folclore
como práctica social. Al primero lo acompañan estudios, normas, estandarizaciones y
legislaciones, al segundo registros y descripciones estéticas. Pero los sonidos de la ciudad
comprenden a un fenómeno socio-territorial más amplio que visibiliza las prácticas sociales y
las formas de representación creativa sobre el espacio habitado.
El contexto del sonido es más complejo que la sola consideración del ruido como ejercicio
de valoración de la calidad de vida y la salud psicológica y fisiológica en la planificación y
diseño urbano. Pensar en los sonidos de las ciudades es pensar en paisajes sonoros
(soundscapes). Los sonidos existen y se crean en las ciudades. Se transforman con el
habitar de las personas y las personas tienen la capacidad además de transformarlos. Los
sonidos comunican y por ello tienen la capacidad de convocar y mezclarse en la memoria.
Los escasos estudios locales sobre el sonido de las ciudades, se enfocan principalmente en
la medición y la percepción del ruido (Conama, 2000), lo que para el particular estudio de la
cultura en las ciudades no da cuenta de los fenómenos en el campo del sonido y la
musicalización. Un acercamiento a esta perspectiva la realizan Raimbault y Dubois, quienes
reconocen dos grandes categorías para clasificar los paisajes sonoros urbanos. La primera
categoría se refiere a los sonidos producidos por el transporte y el trabajo, como los “frenos
chirreando”, los “portazos”, el ruido de los trabajadores (con presencia de personas) y el
rugido de máquinas y motores (sin presencia de personas). Por el otro lado se encuentra la
categoría de los sonidos con presencia humana en los que se reconocen los sonidos
vivos/animados como la música, la conversación y personas caminando, gritando o
consumiendo. Además se reconocen los sonidos que producen relajo o naturales como
niños jugando y agua cayendo, cantos de pájaros y voces suaves (Raimbault, M., Dubois, D,
2005).
Mientras los sonidos urbanos se confunden con el ruido de las ciudades, las expresiones
culturales adoptan modelos organizativos como forma de recuperar su rol en la
interpretación discursiva del espacio habitado. Estas fracturas en las formas de
comunicación urbana en la medida que logran agrupar sus demandas, configuran una red
innovativa diseñada para estimular la circulación y difusión de los mensajes. Aunque la
construcción de mensajes –como expresiones de los contenidos comunicacionales- se
realiza generalmente a través de procesos creativos inconscientes o individuales, éstos en
su totalidad simbolizan una condición del espacio, ya sea en la forma que los contenidos son
representados en el contexto de un determinado sistema de organización productiva, como
en la experiencia social que se recrea al momento del encuentro comunicativo del mensaje
con su objetivo, en este caso el escucha o la audiencia.
Los lugares de comunicación local (nodos), compiten, se relacionan e interactúan con redes
de comunicación globales. En este sentido, los medios de comunicación en el capitalismo
avanzado del siglo XX establecen un liderazgo decisivo en la esfera cultural (Hall, S. 1981).
Éstos tienen la capacidad de intervenir los flujos de comunicación local, instalándose al
centro de la producción cultural. Pero la concentración de estos medios es un fenómeno
antiguo (Miège, B. 2008) y tiende a adoptar una forma vertical, en la que absorben desde los
recursos naturales (creadores), los medios de producción (estudios, editoriales) y los
espacios virtuales de comunicación (radio, televisión). La competencia en este aspecto
impone barreras de entrada, generalmente económicas, pero que en el fondo tienen que ver
con el modelo de producción de la industria musical.
La música popular entendiendo a esta como una particular forma de interpretación musical
urbana (Aránguiz Pinto, 2006), se fragmenta bajo el contexto industrial de producción
musical. Esto profundiza aún más la secularización discursiva de las ciudades, produciendo
una "una cacofonía de voces compitiendo, que lloran en el viento" (Beer, D. 2005). A
principios del siglo XX se establecieron las primeras industrias transnacionales del sonido
grabado en EEUU (Columbia Records [Washington], Capitol Records [California] y RCA
Victor [Nueva York]). Lo mismo sucedió en Inglaterra, posicionando no sólo las ideas
sonoras en el oído de las personas, sino que al inglés como el idioma internacional
(Bustamante, 2003). La grabación de sonidos en estudio, simulan las formas de consumo
musical que se masifican a partir del siglo XX. En el desarrollo de las ciudades el sonido se
retrae al interior de los edificios al igual que los flujos comunicacionales. La radio sintoniza
sonidos virtuales silenciados en ondas sonoras, lo que abre paso a que el ruido en su
representación más simbólica como en la construcción de autopistas y carreteras, se
apodere del paisaje sonoro. Poco a poco se eliminan los espacios sublimes en los que se
produce el encuentro comunicativo como síntoma y expresión de lo social.
En Chile a partir del año 1997 comienzan a liberarse los primeros informes de los sistemas
de registro sobre la actividad cultural y las comunicaciones impulsado por el Instituto
Nacional de Estadísticas. A partir de los datos entregados por los Informes de Cultura y
Tiempo Libre (1997-2008), es posible describir las transformaciones en distintos aspectos de
la actividad cultural del país. Además la desagregación regional de los datos permite
contextualizar cómo se desarrollan las prácticas culturales con una orientación hacia el
desarrollo en la Región de Valparaíso.
En los primeros informes entre 1997 y el 2001, el enfoque de los datos se concentra en los
registros de uso e infraestructura de bibliotecas y medios de comunicación. En los informes
posteriores, los datos son extraídos de distintas encuestas y relacionan principalmente las
dinámicas económicas al interior del sector cultura y comunicaciones. En ellos se reconoce
a la industria audiovisual, fonográfica, de espectáculos y medios de comunicación.
El aporte que realiza la música al total de los espectáculos no-deportivos es importante. A
nivel nacional el aporte es en promedio 22,9%. En Valparaíso esta importancia aumenta en
un 31,7%. Mientras el aporte nacional fluctúa entre 17,7% (2001) y 26,4%, (2007) en
Valparaíso la fluctuación tiene su mínimo de 20,8% en el año 2001 y su máximo de 45,3%
en el año 2005.
Fuente: Elaboración Propia en base a “Anuario de Cultura y Medios de Comunicación” (1997-2002) y “Anuario de
Cultura y Tiempo Libre” (2003-2008). CNCA, Chile
50,0%
40,0%
30,0%
20,0%
10,0%
0,0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Valparaíso Nacional
Fuente: Elaboración Propia en base a “Anuario de Cultura y Medios de Comunicación” (1997-2002) y “Anuario de
Cultura y Tiempo Libre” (2003-2008). CNCA, Chile
Fuente: Elaboración Propia en base a “Anuario de Cultura y Medios de Comunicación” (1997-2002) y “Anuario de
Cultura y Tiempo Libre” (2003-2008). CNCA, Chile
18,0%
17,0%
16,3% 16,2%
16,0% 15,8%
15,3% 15,2%
14,4% 14,3%
14,0% 14,0%
13,3% 13,3%
12,9% 12,8%
12,7%
12,0% 11,8%
11,5% 11,4%
10,9%
10,6% 10,7% 10,5%
10,3% 10,4% 10,3% 10,1%
10,0% 9,7%
9,5% 9,4% 9,5%
9,1%
8,8% 8,7% 8,7%
8,5%
8,0% 7,9%
7,6%
7,1% 7,4%
6,9% 7,0%
6,6% 6,5%
6,0% 6,2%
6,0%
5,5%
4,8% 5,0%
4,3%
4,0%
2,0%
0,0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
Fuente: Elaboración Propia en base a “Anuario de Cultura y Medios de Comunicación” (1997-2002) y “Anuario de
Cultura y Tiempo Libre” (2003-2008). CNCA, Chile
Al analizar los componentes de la música popular, estos indican un modelo de organización social en torno al sistema de la música y los
sonidos. Las estadísticas nacionales sobre la música popular, indican que la mayor concentración de prácticas musicales se realiza en torno a
agrupaciones y a las actividades de intérpretes, lo que se confirma en el análisis regional. Sin embargo al analizar la participación de cada
componente en el total del país, se puede reconocer una relevancia para los cantautores y los compositores. El porcentaje total del aporte de
las prácticas musicales de Valparaíso al total nacional es de 10,9%, lo que coincide con el aporte de los espectáculos
musicales de la región al total del país.
% %
Música % del % del % del
Nacional Valparaíso Metropolitana Valparaíso / Metropolitana
Popular 1999 total total total
Nacional / Nacional
Agrupaciones 545 40,37% 51 34,7% 144 35,6% 9,4% 26,4%
Escuelas Y
139 10,30% 14 9,5% 35 8,7% 10,1% 25,2%
Talleres
En el caso de las prácticas musicales en la música folklórica, los datos indican que la mayor concentración está en las agrupaciones y
cantores. El análisis regional indica la importancia de los compiladores y compositores para el total del país.
Tabla 4: Prácticas música folklórica 1999 (Valparaíso/Nacional)
Música % %
% del % del % del
Folklórica Nacional Valparaíso Metropolitana Valparaíso / Metropolitana /
total total total
1999 Nacional Nacional
Compiladores 110 4,56% 16 5,2% 29 6,0% 14,5% 26,4%
Otro componente importante en el análisis de la música en la región, es la capacidad que tiene el sistema para organizar y transmitir el
conocimiento y los discursos que significan al espacio. El análisis indica que la música popular se aprende de manera autodidáctica, mientras
que la música folklórica a través de la transmisión familiar o local. Las formas de apropiación del conocimiento a través de la academia,
maestros o talleres, es similar en ambas formas musicales dadas en la región.
“El que un 63% de las agrupaciones de este tipo de música tenga una
antigüedad inferior a 10 años, expresa la vigencia de la actividad. Mientras el
31% tiene una trayectoria que fluctúa entre los 11 y 24 años. Las
agrupaciones que suman más de 25 años en el oficio (6%), provienen de
algunas de las comunas donde esta práctica es más frecuente como Los
Andes, Quilpué, San Antonio y Villa Alemana” (CNCA, “Atlas Cultural” 2000
p.134 y s.)
Un indicador importante para entender las formas de adaptación del sistema de sonidos de
la ciudad como forma de compensar las desiguales condiciones de representación en un
modelo global de comunicaciones, es la oferta académica. A este aspecto las cifras del año
2007 indican la importancia de la región al total del país.
Oferta Académica de
Carreras Artísticas Total Carreras % Música en el % de Participación
Artes Musicales
en la Educación Artísticas Total Nacional
Superior
Valparaíso 36 10 27,8% 18,2%
Fuente: Elaboración Propia en base a “Informe de Diagnóstico de la Oferta Académica de Carreras Artísticas en
la Educación Superior Chilena” (2007), CNCA
Al analizar los incentivos para el sector de la música, los fondos de fomento a la música
nacional indican una elevada participación en el total nacional. Sin embargo esta
participación ha ido disminuyendo. De 17% de monto y 20,9% de proyectos en el 2005 a un
15,2% de monto y un 16% de proyectos en 2008.
Gráfico 3: % Participación de la región de Valparaíso en el Fondo de Fomento a la
Música Nacional (2005-2008)
25,0%
20,9%
20,0% 17,0% 18,1%
16,1% 15,9% 15,2% 16,0%
14,0%
15,0%
10,0%
5,0%
0,0%
2005 2006 2007 2008
Montos N° Proyectos
La distribución promedio de los fondos en los años analizados, indican una fuerte
concentración de éstos en la zona central del país en los ejes de Valparaíso y la región
Metropolitana, alcanzando un 63% en cuanto a montos y 59% en nº de proyectos. Aunque
considerable, la comparación entre ambas regiones indica que Valparaíso no alcanza a
recibir la mitad de los aportes que recibe Santiago.
En este sentido, las industrias musicales locales (que actúan en un territorio definido) o
independientes (que actúan en oposición funcional al sistema transnacional), han logrado
mantenerse y descubrir nichos específicos de la producción que han motivado
emprendimientos innovadores, que han generado nuevos espacios para que la
comunicación se produzca.
El modelo digital es importante como forma de saltar las restricciones y barreras de entrada
de los canales y tuberías informacionales que se encuentran concentradas de manera
transnacional. Lograr integrarse a los canales comunicativos globales potenciando las
iniciativas locales, permite internacionalizar las producciones y generar un sistema de
comunicación basado en los medios globales de comunicación pero enfocado a públicos
muy específicos. Por otro lado el sistema territorial, ha simulado los procesos de desarrollo
de las ciudades globales a la escala que el territorio lo permite. En Valparaíso ambos
modelos se encuentran en una etapa de desarrollo, generalmente opacados por las
iniciativas de la región Metropolitana que actúan como plataforma para los creadores y
músicos locales cuando logran cierto reconocimiento por sus pares en la capital.
La gran cantidad de cultores y creadores no explican el desarrollo de una plataforma
sustentable de la creatividad. Estas deficiencias han sido reconocidas por los actores
locales, quienes han impulsado iniciativas de fomento a la gestión cultural. En este aspecto
existen distintos ejemplos a partir del año 2002, como la carrera de Gestión Turística y
Cultural de la Universidad de Valparaíso, el Diploma en Gestión Cultural impulsado por la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y especialmente en la música la Escuela de
Managers impulsada por Escuelas de Rock, organización ligada al Consejo Nacional de la
Cultura y las Artes.
Las ciudades no son sólo medios para la explotación de recursos escasos. Son territorios
que se habitan, donde se producen fenómenos sociales ricos en ideas, sin los cuales no se
originaría el desarrollo. La importancia histórica de la música en Valparaíso, por donde
ingresaban los instrumentos y aparatos de música que se distribuían al resto del continente
se mantiene en su actualidad. La base productiva por la que se sostenía originalmente
(importación y puerto) ha cambiado, pero así mismo la naturaleza de su necesidad.
Distintos autores han puesto atención en el rol de las ciudades como forma de atraer a
personas talentosas. Entre estos, Richard Florida ha argumentado que el crecimiento de una
economía creativa basada en las industrias de publicación, software, TV y radio, diseño,
música, cine, juegos, publicidad, arquitectura entre otros, ha potenciado el surgimiento de un
nuevo tipo de clase social a la que llama the creative class (Florida, R. 2002).
En este sentido Florida reconoce dos elementos para esta clase que define como Super-
Creative Core y Creative Profesionals. A los primeros corresponde el trabajo de resolver y
crear nuevos problemas. A los segundos, realizar complejas labores técnicas que permitan
desarrollar estas ideas.
En el año 2003 –dando un reconocimiento a la ciudad- durante la 27ª Reunión Ordinaria del
Comité del Patrimonio Mundial realizada en Paris se “resolvió inscribir un Sector del Área
Histórica de la ciudad-puerto de Valparaíso en la Lista del Patrimonio Mundial, bajo el
criterio iii) de valor universal de bienes culturales, con el fundamento de que “Valparaíso es
un testimonio excepcional de la fase temprana de globalización de avanzado el siglo XIX,
cuando se convirtió en el puerto comercial líder de las rutas navieras de la costa del Pacífico
de Sudamérica” (Cuadernos del Consejo de Monumentos Nacionales, 2004, p17). A partir
de esta designación, Valparaíso comenzó una serie de reestructuraciones de su
institucionalidad como de su paisaje urbano, lo que se reflejó de inmediato al instalarse el
mismo año el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, transformándose así en la Capital
Cultural del país.
La conurbación del Gran Valparaíso, formado por las ciudades de Valparaíso (puerto), Viña
del Mar (costa), Concón (costa), Quilpué (interior) y Villa Alemana (interior) comienzan a
recibir más turistas y más universitarios cada año. El INACER (Índice de Actividad
Económica Regional) muestra este crecimiento entre los años 2002 y 2007. El gráfico
además evidencia un fuerte crecimiento en el trimestre estival (Octubre-Diciembre).
Esto se debe por un lado al componente nacional que visita las ciudades costeras con alta
frecuencia a partir de la década de 1960 y a una gran cantidad de turistas de las ciudades
vecinas como Mendoza en Argentina. El atractivo turístico de la región ha aumentado poco a
poco el interés internacional, potenciando en los últimos años al puerto como terminal de
cruceros.
Estrategias Focalizadas
En cuanto al patrimonio, las principales estrategias que se han adoptado han sido la
renovación urbana, abriendo paso a edificaciones y fomentando las actividades comerciales
hacia el consumidor turista o elites locales. Esto se explica sobre todo en el paisaje que ha
adquirido el Cerro Alegre y Concepción, con una alta densidad de restaurantes, bares,
hoteles, bed&breakfast y tiendas de diseño. El enfoque apunta a un consumidor exigente y
que reconoce el valor creativo. Sin embargo, en cuanto a la creación la estrategia no
focaliza esfuerzos por la recuperación de espacios culturales para el desarrollo de las artes
interpretativas y performativas como la música. Esto indica que las estrategias patrimoniales
de resignificación del espacio han estado más dirigidas a las etapas de comercialización y
servicios, siendo las actividades de distribución desplazadas del consumidor objetivo. Es
importante para ello generar incentivos para la apropiación no sólo de espacios abiertos
para la realización de eventos o actividades, sino también el posicionamiento de escenarios
y espacios comerciales para el desarrollo creativo de los intérpretes y la distribución de
productos creativos distintos al diseño.
En cuanto a las universidades, en ellas se concentra gran parte del sector creativo y su
público/audiencia. El desarrollo y profesionalización de las actividades creativas se produce
desde el año 2000 en adelante. Si bien, la existencia de escuelas de bellas artes y
conservatorios de música se producen con anterioridad, la profesionalización de un sector
involucrado en los procesos de producción es un fenómeno nuevo. Destacan las carreras de
ingeniería en sonido, música y gestión, cine y audiovisual, diseño (de productos, industrial,
de vestuario y gráfico), fotografía y periodismo. Esto indica que a partir del año 2007
aproximadamente comenzaron a egresar los primeros gestores artísticos y culturales
formados en la región. La presencia de la música en el sector universitario, ha estado
fuertemente ligada a los espacios comerciales con un fuerte énfasis en las discotecas, el
casino (en Viña del Mar) y otros escenarios en bares y pubs. Esto indica que las formas de
financiamiento para los intérpretes están muy ligados a la vida nocturna, la bohemia y por
ello a los productos de consumo nocturno. El trabajo de extensión de las universidades es
de suma importancia para lograr un desarrollo social de la música que sea autosostenible.
Para ello las universidades deben reconocer no sólo los sistemas creativos que crecen al
interior de ellas, sino que también aquellas que la rodean, generalmente formadas en ellas
pero desligadas al momento de entrar en la vida laboral. A su vez, el fortalecimiento de los
flujos comunicativos que mantienen las universidades puede permitir recobrar canales y
tuberías de comunicación e integrarse en una red asociativa de organizaciones culturales.
Evidentemente la música popular tiene una relevancia importante dentro del sistema local de
sonidos. Su desarrollo más ligados a los procesos industriales de producción y relacionados
a la vida urbana de las ciudades, generan recursos para el sistema general de la música. En
este sentido se puede ver un crecimiento en el número de estudios de grabación, servicios
de imprenta y producción de eventos que no existía hace una década. Esto permite no sólo
que la música se beneficie, sino también las actividades relacionadas que permiten generar
nuevos modelos de negocio. La publicidad sustenta a los estudios de grabación mientras las
radios reproducen jingles. Así mismo los creadores acceden a nuevas formas de
masificación de su música, con lo que el sector audiovisual encuentra recursos para la
sincronización.
En este sentido, la industria del turismo aparece como un eje conector entre estas
actividades y otro tipo de necesidades. Con ello se deben repensar los conceptos d
sonorización tradicionales de la región, como el paso de la música para entretener, a la
música para ambientar. Con ello, la música de raíz folklórica por ejemplo marca el paso del
turista para el encuentro con la ciudad. A si mismo, la industria del turismo permite generar
fuentes de salida para las producciones musicales. Si bien el contacto con los países que
visiten desde el mar la ciudad es más escaso, el intercambio de experiencias puede producir
zumbidos fructíferos en los oídos de visitantes más cercanos. Con ello es posible generar
circuitos de intercambio y de apoyo local entre distintas ciudades. Un ejemplo de ello es el
Carnaval Cultural de Valparaíso que recibe como invitada a una ciudad distinta cada año. La
generación de plataformas de exportación con aquellas ciudades es difícil de detectar con el
análisis de los datos existentes.
Análisis Espacial
Aunque los datos territoriales son pocos es posible identificar algunas características en la
conformación espaciales del campo musical de la región. Entre las comunas que concentran
más del 62% del total de actividades caracterizadas en la Cartografía Cultural de 1999,
destacan San Antonio, Valparaíso y Viña del Mar. Estos centros de agrupaciones, creadores
e intérpretes de música, moldean de alguna forma los flujos sónicos. Mientras la música
docta y las escuelas se manifiestan con más fuerza en las comunas de Valparaíso y Viña
del Mar, la música popular y folklórica tiene su mayor expresión en San Antonio
(agrupaciones, cantores e intérpretes). La Ligua realiza un aporte sobre todo en las áreas de
agrupaciones e interpretación y San Felipe destaca en la música popular, al igual que Viña
del Mar y Valparaíso. Llay Llay concentra una gran cantidad de agrupaciones y cantores de
música folklórica al igual que Villa Alemana.
Música
Música Popular % % Música Docta % Escuelas % Totales %
Folklórica
San Antonio 37 27,8% 60 21% 5 3% 0 0% 102 17,3%
Valparaíso 10 7,5% 15 5% 52 35% 4 29% 81 13,8%
Viña del Mar 10 7,5% 5 2% 40 27% 2 14% 57 9,7%
La Ligua 10 7,5% 17 6% 13 9% 1 7% 41 7,0%
San Felipe 10 7,5% 15 5% 5 3% 1 7% 31 5,3%
Llay Llay 2 1,5% 23 8% 2 1% 1 7% 28 4,8%
Villa Alemana 5 3,8% 17 6% 6 4% 0 0% 28 4,8%
Quilpué 2 1,5% 16 5% 7 5% 1 7% 26 4,4%
Calera 9 6,8% 13 4% 2 1% 0 0% 24 4,1%
% Acumulado 84 63% 152 52% 123 84% 9 64% 368 63%
Total 133 100% 291 100% 147 100% 14 100% 588 100%
Por la morfología de la región, existen 3 direcciones lógicas por las que transita la música.
La música docta está fuertemente concentrada en Valparaíso, Viña del Mar y La Ligua. En el
caso de la música folklórica se produce una línea que va desde el sur en la costa de San
Antonio hacia Quilpué, Villa Alemana, Olmué, La Calera, La Ligua y Cabildo. Y desde el
centro como formando una cruz, se expande a la costa por Valparaíso y hacia el este por
Llay Llay, San Felipe y Los Andes. En el caso de la música popular, esta se extiende desde
la costa al sur en San Antonio hacia Valparaíso, Viña del Mar, La Calera, Nogales y la Ligua.
A través de San Felipe se extiende hasta Los Andes.
Tabla 9: Distribución agrupada por tipo de música a nivel comunal
Mientras la música de raíz folklórica se encuentra más dispersa en los centros más alejados
del Área Metropolitana del Gran Valparaíso, la música popular sigue un trazo similar, pero
concentrada en menor cantidad de ciudades. Al contrario, la música docta se concentra
fuertemente en comunas específicas.
Mientras San Antonio concentra un 17% de las actividades musicales, el enlace La Ligua
Calera, Llay Llay y San Felipe concentran alrededor del 21%. En tanto el enlace conformado
por Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana concentra más del 32%. Las ventajas
comparativas del primer sector de San Antonio, tiene que ver con la posibilidad de importar
productos a través del puerto. El intercambio con los países del Asia Pacífico permitirían
bajar los costos de hardware y así fomentar una reconversión tecnológica en el área de la
producción. Además la cercanía con Santiago permitiría comercializar a gran escala. En el
enlace que se forma hacia el noreste, es posible potenciar un circuito que tienda a
extenderse hacia Argentina a través de Los Andes y Mendoza. Aunque tradicionalmente
esta zona comparte características rurales, la gran minería ha impulsado un desarrollo a
través de nuevos profesionales. La zona costera de Valparaíso y Viña del Mar junto a las
ciudades de Quilpué y Villa Alemana hacia el interior, concentran cerca del 58% de los
jóvenes de la región (en base a datos del Censo 2002).
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